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Globalizacion

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TEMA:

Globalización
PROFESOR(A):
Jorge Sánchez
Materia:
Comercio internacional
ALUMNO:
Brisa Kritzeli Pinto Almanza
(19020339)
CARRERA:
Licenciado en administración de empresa
GRUPO:
B- 34

Los Mochis Sinaloa, Octubre 2021


Introducción
La globalización financiera tiene efectos positivos sobre la eficiencia con la que
los sistemas financieros domésticos desempeñan sus funciones básicas. A
pesar de las crisis financieras, parte importante de la literatura económica
argumenta teórica y empíricamente que la globalización favorece al sistema
financiero doméstico, porque reduce el poder de grupos de interés, permite la
adecuación del marco institucional, favorece que las mejores prácticas e
innovaciones financieras se extiendan por todo el globo, y en general, porque lo
anterior permite que el sistema financiero desempeñe de mejor manera sus
funciones básicas.
En realidad, esta globalización viene acompañada tanto de oportunidades
como de enormes riesgos, dado que la interdependencia de los mercados se
da en condiciones de incertidumbre en cuanto a la estabilidad de las tasas de
cambio entre unas monedas y otras, así como en medio de una creciente
desigualdad en cuanto al ritmo de crecimiento y desarrollo económico que
alcanzan los diferentes países del mundo.
La misma globalización financiera resulta mucho menos impresionante,
analizada como flujo de capital neto, que cuando se mide como movimiento
bruto de capital o como inventario financiero
Globalización y su efecto en el sistema financiero
internacional y mexicano

El fenómeno de la globalización consiste en una creciente interdependencia


económica de las naciones, que ha venido dándose a escala mundial y que
abarca las 28 economías que el Fondo Monetario Internacional considera
avanzadas, 128 países en desarrollo, y 28 que se hallan en transición de
economías socialistas que eran a economías de mercado.
Esta interdependencia se manifiesta en la forma de volúmenes crecientes de
transacciones extrafronterizas de bienes y servicios y de movimientos de
capital, y en una cada vez más amplia difusión de la tecnología. Se supone que
mientras menos obstáculos arancelarios o institucionales existan para los
movimientos de esos tres componentes -mercancías y servicios no factoriales,
capital y tecnología-, mayores serán los beneficios para el bienestar de los
países, ya que la globalización es esencialmente un sinónimo de
especialización y de ampliación de los mercados a través del comercio.
En teoría, una mayor integración de las economías nacionales en la economía
global, lograda a través del comercio internacional de bienes y servicios, y del
libre flujo de capitales, haría que cada nación se especializara en producir
aquello para lo cual tiene mayores ventajas comparativas, y el capital se
canalizaría hacia las actividades más rentables y atractivas a través de las
fronteras nacionales. En ausencia de una movilidad internacional del trabajo y
el factor tierra, todo esto tendría que llevar a una mejor asignación de los
factores productivos, a la elevación de los ingresos de las poblaciones, y a la
convergencia económica entre países pobres y ricos, tanto en cuanto a niveles
de ingreso per cápita, como de empleo, rentabilidad y fortaleza económica.

Por último, sólo una minoría de países en desarrollo ha podido adecuarse a la


globalización del comercio y ha convertido sus exportaciones en el instrumento
para fomentar el crecimiento económico. En América Latina , el caso mas
notable de inserción en el comercio internacional ha sido el mexicano, cuyas
exportaciones de mercancías crecieron vertiginosamente en los últimos cuatro
años, hasta llegar en 1998 a 117.5 mil millones de dólares, lo que hace de
México el octavo mayor exportador del mundo (2.9% de las exportaciones
totales). Pero también las importaciones se dispararon, siguiendo la tendencia
secular de la economía mexicana, de una muy elevada elasticidad del ingreso
de las compras de bienes al exterior; en el mismo año de 1998, México fue,
según datos de la Organización Mundial de Comercio.
INTEGRACIÓN DE LOS MERCADOS DE CAPITAL
Desde principios de la década de los setenta, las relativamente estrictas
regulaciones financieras que existían en los mercados de los países avanzados
comenzaron a eliminarse, lo cual se sumó a la reducción ocurrida en los costos
de las transacciones de dinero y capital, causada por la revolución de la
informática y las telecomunicaciones. Los flujos de capital comenzaron a crecer
en forma sostenida, como lo prueban indicadores tales como el monto de las
transacciones extra fronterizas de bonos y acciones efectuadas entre
residentes y no residentes en las siete economías más industrializadas del
mundo.

MÉXICO: PAÍS DEUDOR SECULAR


Desde la obtención de su independencia, el Estado mexicano ha cargado con
el fardo de una permanente deuda externa, que lo hizo vulnerable en el siglo
XIX a presiones e intervenciones de potencias extranjeras. Durante los 30 años
del porfiriano, el país combinó el manejo de préstamos externos al gobierno
con una política de atracción de inversiones extranjeras directas en
ferrocarriles, minería y petróleo, principalmente, lo que permitió una era de
crecimiento económico sostenido. El estallido de la Revolución interrumpió los
ingresos de capital extranjero y agravó el endeudamiento
externo del erario, debido a las indemnizaciones exigidas por los gobiernos de
otros países, especialmente el de los Estados Unidos, por daños que la guerra
civil y las expropiaciones habían causado a sus ciudadanos y empresas
radicados en México.
Con el reconocimiento del gobierno de Álvaro Obregón, a partir de los llamados
tratados de Bucareli, el endeudamiento público externo que venía
arrastrándose desde antes de 1910-1920 quedó consolidado, y se abrió una
nueva etapa de convivencia con el capital internacional, al tiempo que se
iniciaba la construcción del México contemporáneo, con la creación del banco
central en 1925, las primeras grandes obras públicas en caminos, presas y
otros proyectos de infraestructura. El capital externo volvió a fluir, tanto en la
forma de préstamos bancarios comerciales y públicos, como de inversiones
extranjeras directas en minería, petróleo, construcción y servicios tales como
telefonía, electricidad y comercio.
NEGOCIACIÓN DE LA DEUDA Y AJUSTE ECONÓMICO
La crisis de la deuda pública externa mexicana de. 1982 contaminó a la
mayoría de los mercados emergentes y afectó sobre todo a las economías
latinoamericanas. Todo el resto de la década hubo una grave retracción de los
créditos bancarios a la región y el flujo de capital privado extranjero fue mínimo.
En septiembre de 1983 se efectuó en Caracas, Venezuela, una conferencia
regional sobre deuda externa, auspiciada por la OEA, en la que se hizo un
claro diagnóstico de la situación financiera de América Latina y el Caribe: la
deuda externa total llegaba a 330 000 millones de dólares, con obligaciones por
servicio de esa deuda de unos 45 000 millones. La falta de confianza en
Latinoamérica significó que los prestamistas internacionales cargaran
márgenes extra a las tasas de interés de referencia, las cuales subieron
considerablemente en los ochenta; así, por ejemplo, a mediados de 1983, los
créditos a Brasil pagaban sobre la tasa Libor (tasa interbancaria de oferta de
Londres), México 17/8, Argentina y Chile 21/8, etcétera.

De esa conferencia regional surgió la idea de una acción colectiva de los


países deudores para presionar a la comunidad internacional con el objeto de
establecer condiciones de operación diferentes, pues de otra manera las
moratorias de pagos se volverían costumbre más que excepción. Venezuela,
Perú, Brasil, Argentina y México crearon un grupo informal que postuló varios
criterios y objetivos, entre los más importantes, que la razón deuda/servicios
debería establecerse de acuerdo con la capacidad de pago de cada país; que
se estimulara a las instituciones financieras estadounidenses a otorgar
financiamiento para exportaciones de los países americanos, y que los
organismos internacionales colocaran mayores recursos y en condiciones más
flexibles en los países de la región.

Los Estados Unidos buscó soluciones a la crisis financiera de los países en


desarrollo, en combinación con el FMI y otras instituciones afines, tanto
internacionales como regionales. El primer esquema de rescate colectivo lo
planteó el secretario del Tesoro, James Baker, en la reunión conjunta FMI
Banco Mundial del otoño de 1985; la idea original era aportar recursos a los
PED de ingreso medio (léase los más endeudados) por 20000 millones de
dólares, en un periodo de tres años, a condición de que los beneficiarios
efectuaran cambios estructurales a sus economías nacionales, entre otros:
"aumentar la dependencia en el sector privado y reducir la del sector público;
acciones del lado de la oferta para aumentar empleo, producción y eficiencia;
medidas orientadas al mercado para estimular la inversión directa y las
entradas de capital extranjero; tipos de cambio y tasas de interés orientadas
por el mercado; políticas monetarias y fiscales sólidas para reducir
desequilibrios, inflación y liberar recursos para el sector privado

LA INSERCIÓN DE MÉXICO EN LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA


Hasta la crisis financiera mexicana de 1982, que fue seguida de seis años de
estancamiento económico, el país había dependido básicamente de
contrataciones de créditos gubernamentales con bancos comerciales,
instituciones financieras internacionales —FMI, Banco Mundial, BID, etc.- y
gobiernos extranjeros, principalmente el de los Estados Unidos, para financiar
el déficit externo (en los ochenta este déficit también se corrigió temporalmente
mediante devaluaciones y políticas económicas de recesión) .
En los años noventa se produjo un cambio radical en cuanto a la forma de
captar capitales del exterior, al abrirse la economía nacional a los movimientos
internacionales de dinero y capital, reducirse las trabas a las inversiones
extranjeras directas e indirectas, simplificarse las condiciones para la
participación de capitalistas extranjeros en las inversiones en México,
privatizarse muchas empresas estatales (notoriamente los bancos que habían
sido nacionalizados en 1982 y Teléfonos de México) y expandirse las
operaciones bursátiles de empresas privadas radicadas en el país, tanto en la
Bolsa de Valores de México como en bolsas del extranjero, principalmente la
de Nueva York.

En la década de los noventa se produjo en México una radical transformación


en materia de política económica. Se privatizaron los bancos comerciales
nacionalizados en 1982, así como diversas empresas estatales, la
más importante de ellas, Teléfonos de México. Al mismo tiempo se aceleró la
apertura al exterior, comercial y financiera, y se concluyó el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte, entre México, los Estados Unidos y Canadá.
Las exportaciones comenzaron a crecer y a diversificarse, con un aumento
notable de las ventas de manufacturas y una reducción relativa del componente
petrolero del total exportado.
Conclusión
Las ventajas que ofrecen los crecientes flujos de inversiones extranjeras,
directas y en cartera, a los países o economías receptoras son muchas, como
también los riesgos, toda vez que desde los años setenta ha desaparecido el
virtual patrón de cambio dólar y los tipos de cambio relativamente fijos, para dar
lugar a regímenes flotantes con diverso grado de libertad. Es justamente esa
coexistencia de un flujo libre de recursos monetarios y de capital, y una
inestabilidad e incertidumbre en cuanto a los medios internacionales de pago,
lo que ha dado lugar a la especulación, las operaciones de protección, de
futuros y de derivados y la elevada volatilidad del mercado mundial de capital.
México ha tenido una economía secularmente deficitaria y deudora, que a partir
de mediados de los años setenta entró en una era de crecimiento inflacionario
cuyo desenlace fue una primera gran crisis devaluatoria en 1982. El resto de
esa década fue de estancamiento y de inflación, pero también de reajustes
estructurales, que se profundizaron en los años noventa.
Fue también en esta década cuando se realizó una dramática apertura
comercial y financiera que trajo como consecuencia un cambio en la estrategia
de
crecimiento: las exportaciones y la captación de inversiones extranjeras
privadas directas y en cartera se volvieron, respectivamente, la principal
variable de impulso a la economía y el principal medio para financiar el
desequilibrio externo y cerrar la brecha ahorro/inversión.

Bibliografía

 Banco Mundial, Entering the 21st Century, publicado para el BM por


Oxford University Press, agosto de 1999.
 Véase la parte sustantiva del discurso de James Baker, del 8 de octubre
de 1985, en Keesing's 1986, p. 34139.
 El FMI contabilizó 158 crisis cambiarías en el mundo, además de 55
desplomes monetarios y 54 crisis bancarias, en el lapso 1975-1997; de
las primeras, 42 crisis ocurrieron en países avanzados y 116 en
mercados emergentes (Perspectivas de la economía mundial, mayo de
1998, p. 89).
 Timothy Heyman, Inversión en la globalización", BMV-UAM, México,
1998, p. xxi.

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