Diego Gracia - Ética Médica
Diego Gracia - Ética Médica
Diego Gracia - Ética Médica
D. Gracia
(Capítulo del Libro Medicina Interna, Farreras Rozman, 13ª ed)
que cometen con mayor frecuencia quienes se inician en el
piadosa”. La mentira piadosa no puede justificarse más manejo de estas técnicas consiste en mezclar en la discusión
que como una “excepción” a la norma, impuesta por las unos problemas con otros, de modo que al final no se sabe
circunstancias. Creemos que en esa situación con creta sobre cuál de ellos se está realmente discutiendo. Cada pro
los males que seguirían al decir la verdad son tales que blema moral debe someterse al mismo proceso analítico. De
se impone hacer una excepción. La excepción la igual modo que los problemas biológicos se estudian siempre
justificamos en el mismo principio de siempre, el de con la misma pauta, la propia de la historia clínica biológica,
que todos los hombres merecen igual consideración y para el estudio de los problemas morales debe seguirse tam
respeto. Lo que sucede es que en esa situación concreta bién un procedimiento siempre idéntico, que en esencia es el
descrito con anterioridad. Primero hay que contrastar el caso
pensamos que el decir la verdad no es tratar a esa per
con los principios deontológicos, tanto de nivel 1 como de
sona con consideración y respeto y que, por lo tanto, el nivel 2. Es fundamental tener en cuenta que la relación clíni
principio general de la moralidad nos permite saltar por ca es siempre y por principio de nivel 2, ya que está consti
encima de la norma, que en ese caso no es adecuada o tuida por un individuo que cree tener una necesidad sanitaria
correcta. Este momento tiene una enorme importancia y que de forma autónoma acude a un médico en busca de
en bioética. No en vano ésta es una disciplina nacida ayuda cualificada. El principio ético que hace presente el
para resolver situaciones particulares y, por tanto, con enfermo en la relación es el de autonomía, y el del médico es
el de beneficencia. Lo que ambos quieren es llegar a un
vocación de convertirse en un procedimiento de toma de
acuerdo privado, en el que converjan la autonomía del pa
decisiones. Por todo lo ya dicho, este procedimiento debe ciente con la beneficencia técnica del médico. El modo de
constar de varios pasos, que están esquemáticamente lograrlo es mediante la puesta en práctica del consentimiento
representados en la tabla 1.8. informado (que debe estar protocolizado en hojas especiales
de la historia clínica). El médico informa al paciente lo que
tiene y los procedimientos terapéuticos existentes, y el en
fermo decide de forma autónoma sobre ellos, es decir, sobre
si consiente o no consiente en su realización. En principio,
pues, la relación clínica es una típica relación de nivel 2. Si el
paciente no es competente para decidir (un modelo de eva
luación de competencia es el que refleja la tabla 1.9), enton
ces deberán hacerlo en su lugar sus familiares y allegados y,
Método de la bioética clínica
A partir de estos procedimientos puede elaborarse un mé todo
específico de análisis de las cuestiones éticas en la prác tica
clínica. Este método habrá de partir, naturalmente, del estudio
de casos concretos y, por tanto, de historias clínicas. De ahí la
importancia de un modelo de historia clínica sufi cientemente
amplio para dar cabida a los problemas morales. Uno muy
recomendable es la historia clínica por proble mas de
WEED, ya que permite identificar los distintos pro blemas de
un paciente, ya sean éstos biológicos, humanos o éticos, y
seguir la evolución de cada uno de ellos. La expe riencia
demuestra que no puede abordarse el análisis de los
problemas éticos de una historia clínica si antes no se han
estudiado bien los problemas biológicos. Así, por ejemplo, no
tiene sentido plantearse si a un paciente se le pueden extraer
órganos para trasplante si antes no hay certeza de que se halla
en muerte cerebral, ni es posible discutir los problemas éticos
del estado vegetativo permanente si no se ha procedido antes
a un cuidadoso diagnóstico del caso. De ahí que la primera
parte de cualquier método de bioética clínica haya de estar
constituida por la historia clínica del paciente. Sin una buena
historia clínica en la que se analicen los problemas biológi
cos, su etiología y su previsible evolución, no es posible el
ulterior análisis ético. Es necesario que en la historia clínica
El médico
se identifiquen no sólo los problemas biológicos, sino tam
nunca debe tomar la decisión, salvo en los ca sos de extrema
bién los éticos. La experiencia demuestra que en las historias
urgencia. Puede suceder que el paciente quie duda de que si así lo hacen, sus decisiones serán correctas y
ra algo que está tipificado en esa sociedad como maleficente buenas, es decir, éticas, lo cual servirá para varias cosas. En
o como injusto, es decir, como contrario a los preceptos de primer lugar, para educar al personal sanitario en la toma de
nivel 1. En este caso, el médico no puede acceder a los de seos decisiones morales; en segundo lugar, para evitar que los
del enfermo, ya que se hallan fuera de su competencia. conflictos se incrementen y acaben ante los tribunales de
Cuando el enfermo quiere algo que va en contra de la ley justicia; y, en tercer lugar, para proteger a los sanitarios en
caso de que al final lleguen a los tribunales. Cuando un CAE,
tras una reflexión madura y teniendo en cuenta las diferentes
pública, el médico no sólo no puede colaborar en el acto, sino 6
que muchas veces debe comunicarlo al juez. Tal es lo que
sucede, por ejemplo, en el caso de malos tratos a los niños. perspectivas de los hechos, ha tomado una decisión, es muy
Otra posibilidad es que el paciente quiera algo que la ley no difícil que el juez no la asuma como propia. De todos modos,
prohibe y que, por tanto, en esa sociedad no está tipificado los métodos propios de la ética clínica y los CAE ayudan a
como maleficente o injusto, pero que el médico considera incrementar la calidad de la asistencia sanitaria, tanto subjeti
inmoral. En este caso, éste debe abstenerse de actuar, salvo va como objetiva, es decir, contribuyen al logro de una medi
en caso de urgencia, alegando objeción de conciencia y deri cina mejor.
vando al paciente hacia otro profesional. El respeto de la
libertad moral de las personas exige también el respeto del
disenso racional sobre las cosas que un sociedad considera
Conclusión
maleficentes (o no maleficentes) y justas (o injustas). De esos Los actos médicos han de cumplir siempre dos condicio
disensos ha dependido, en buena medida, el progreso moral nes básicas que son la corrección y la b ondad. Un acto es
de las sociedades, como lo demuestran los procesos de aboli incorrecto cuando no está técnicamente bien realizado. Si un
ción de la esclavitud, la pena de muerte, etc. Los principios médico no sabe utilizar en forma adecuada los procedimien
de nivel 1 fijan el marco dentro del cual se establece la rela tos diagnósticos o terapéuticos, decimos que los usa “inco
ción médico-paciente. Este marco está gobernado por los rrectamente”. La incorrección implica siempre falta de sufi
principios de no maleficencia y de justicia, que detentan, ciencia técnica. Por eso al médico que practica su arte de
respectivamente, el juez y los gestores sanitarios. Dentro de modo incorrecto se le califica de “mal médico”. Hay malos
este marco, la autonomía del enfermo y la beneficencia del médicos, como hay también malos conductores de automóvi
médico definen en cada caso el contenido concreto de esa les o malos pintores. Los malos médicos no se identifican con
relación. los “médicos malos”. Mal médico es el que posee una capa
cidad técnica insuficiente o incorrecta, en tanto que el médico
malo es aquel que la utiliza mal porque es moralmente malo.
Comités institucionales de ética Un buen médico puede ser a su vez un médico malo, dado
Es muy probable que los actos medico-sanitarios sean que la suficiente técnica no implica necesariamente la bondad
hoy mejores que los de cualquier otra época de la historia de moral, por lo que al médico se le deben exigir ambas caracte
la medicina, no sólo desde el punto de vista técnico, sino rísticas. Por ello, desde los tiempos de la Antigüedad romana
también desde el punto de vista moral. Sin embargo, también se viene definiendo al médico como vir bonus medendi
son, como ya señalamos, mucho más conflictivos. La conflic peritus, es decir, hombre bueno, perito en el arte de curar. La
tividad no es en sí mala o negativa, sino una característica pericia en el arte de curar define la “corrección técnica” del
inherente a la condición humana, que, eso sí, debe reducirse ejercicio médico y convierte a quien lo realiza en “buen
en cuanto sea posible. En el marco de la relación sanitario médico”; la bondad humana, por su parte, define la “bondad
paciente, hay veces en las que el conflicto es tan agudo que moral” del profesional y hace de él un “médico bueno”. Son
ya no existe posibilidad de resolverlo desde dentro de la dos factores imprescindibles, que se reclaman mutuamente: la
propia relación. Por eso conviene que las instituciones sanita falta de uno de ellos resulta incompatible con el ejercicio
rias tengan instancias específicas de resolución de conflictos adecuado de la profesión. No todas las actividades humanas
morales, que además eviten que éstos traspasen los límites del exigen de quien las practica tanta elevación moral como la
ámbito sanitario y lleguen a los tribunales. A tal efecto se han medicina. Ello se debe a que los médicos trabajan con lo más
creado los comités institucionales de ética (CIE) o comi tés preciado que tienen los seres humanos, su vida y su salud. De
asistenciales de ética (CAE), compuestos por representan tes ahí la importancia que la ética profesional ha tenido siempre
de los diferentes estamentos sanitarios y por algunos en medicina, al menos desde los orígenes de la tradición
miembros de la comunidad. La función de tales comités, que médica occidental, en tiempo de los hipocráticos. De hecho,
por lo general tienen carácter consultivo, no decisorio, es la ética del Juramento no ha sido sólo el santo y seña de la
mediar en los conflictos éticos y ayudar a la toma de decisio moral médica durante 25 siglos, sino también el canon de
nes en aquellos casos en los que se les pida consejo. La razón todas las demás éticas profesionales. Las profesiones se
de que no estén compuestos sólo por médicos, ni sólo por diferencian de los oficios en que en estos últimos basta el
personal sanitario, sino que incluyan también a representantes control jurídico, es decir, la penalización a posteriori de las
de los usuarios, es porque, según hemos dicho, las decisiones faltas o los delitos. En las profesiones, por el contrario, es
éticas sólo son correctas si tienen en cuenta los puntos de preciso un estricto control previo, a priori, precisamente
vista de todos, y no sólo los de algunos. No hay duda de que, porque lo que está en juego es un valor tan fundamental como
en principio, los comités abiertos y plurales son más adecua la vida humana. Y este control previo no puede ser más que
dos para tomar decisiones éticas que los que no lo son. Por ético. Por eso la ética nunca puede ser considerada por el
eso el problema de los CAE no es que sean plurales, sino que médico como algo externo a su actividad profesional, sino
no lo sean suficientemente. Por muy amplios que sean, nunca como un elemento intrínseco y constitutivo suyo. Sólo el
podrán estar compuestos más que por un pequeño grupo de médico bueno puede ser buen médico.
personas. De ahí el peligro de que éstas actúen teniendo en
cuenta sólo los intereses de unos pocos (los grupos que direc
tamente representan), y no los intereses de todos (de acuerdo
con los principios de no maleficencia y de justicia). Para
Bibliografía especial
evitar esto, es necesario que los CAE procedan siempre de BEAUCHAMP TL, MCCULLOUGH LB. Ética médica. Las respon
forma metódica en el análisis de los casos, por ejemplo, sabilidades morales de los médicos. Barcelona, Labor, 1987.
utilizando el método que hemos propuesto antes. No hay BRODY H. Ethical decisions in medicine, 2. a ed. Boston, Little
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