In Certi Dumb Res
In Certi Dumb Res
In Certi Dumb Res
Los libros de CLACSO pueden descargarse libremente en formato digital o adquirirse en versión impresa
desde cualquier lugar del mundo ingresando a www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión
CCcualquier
en BY-NC-NDforma4.0
o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor.
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusiva-
© Consejo
mente Latinoamericano
a los autores firmantes, y sudepublicación
Ciencias noSociales | Quedarefleja
necesariamente hecholoselpuntos
depósito quedeestablece
de vista la Ejecutiva
la Secretaría Ley 11723.de
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones
CLACSO.
incumbe exclusivamente a los autores firmantes, y su publicación no necesariamente refleja los puntos de
CLACSO
vista de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO.
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - Conselho Latino-americano de Ciências Sociais
Estados Unidos 1168 | C1023AAB Ciudad de Buenos Aires | Argentina
CLACSO
Tel [54 11] 4304 9145 | Fax [54 11] 4305 0875 | <clacso@clacsoinst.edu.ar> | <www.clacso.org>
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - Conselho Latino-americano de Ciências
Sociais
Estados Unidos 1168 | C1023AAB Ciudad de Buenos Aires | Argentina
Tel [54 11] 4304 9145 | Fax [54 11] 4305 0875 | <clacso@clacsoinst.edu.ar> | <www.clacso.org>
Índice
Prólogo.......................................................................................................................................11
Carolina Jiménez Martín y Jaime Zuluaga
14
Prólogo
15
Carolina Jiménez Martín y Jaime Zuluaga
16
Prólogo
17
Primera parte
Los significados sociales y políticos del
Acuerdo Final de Paz
Capítulo 1
Más allá del Acuerdo de Paz
La potencia de la resistencia social
23
Víctor Manuel Moncayo C.
1
Recientemente J. M. Santos, ante la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad
(CEV), sostuvo que su criterio durante el gobierno de Uribe (del cual fue ministro de
Defensa), no era la del exterminio a ultranza, inclusive utilizando sistemas por fuera
de la ley, sino el del debilitamiento para favorecer una negociación.
24
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
25
Víctor Manuel Moncayo C.
Fue así como, ya avanzado el período del gobierno de Santos (en los
comienzos de 2012), poco a poco, sobre todo en la medida en que fue-
ron acentuándose las diferencias estratégicas con el expresidente
Uribe, se abrieron canales de comunicación con los siempre califi-
cados como “terroristas”, para explorar caminos orientados a poner
término a la política guerrerista de exterminio, seguramente tenien-
do en cuenta las urgencias del orden capitalista por hallar condi-
ciones de “normalidad”, que favorecieran las políticas de desarrollo
capitalista, con énfasis en el sector minero-energético y en el de la
apropiación de los recursos naturales y la biodiversidad, adecuándo-
se a los patrones que venían imponiéndose en la dimensión global,
como ya lo hemos advertido.
El gobierno de Santos reveló y aceleró la divulgación de los resul-
tados ya alcanzados en sus conversaciones con las FARC-EP, recono-
ciendo la existencia de un conflicto interno armado, con las obvias
consecuencias que ello tenía en cuanto a la aplicación de las reglas
propias del Derecho Internacional Humanitario. En efecto, como es
bien sabido, es importante recordar de nuevo que la negación del
conflicto coincidió en el caso colombiano con una tendencia genera-
lizada en el mundo, que surgió especialmente a partir de los hechos
del 11 de septiembre de 2001, que lograron encontrar el enemigo en el
llamado terrorismo, lo cual les ha permitido a los gobiernos del pla-
neta, encabezados obviamente por las grandes potencias, encontrar
un enemigo que les licencia para deslegitimar y criminalizar todos
los movimientos sociales de controversia del orden social vigente. De
alguna manera, calificar toda expresión crítica o de protesta, o todos
los movimientos organizados que discuten el orden existente, como
expresiones de bandidos, bandoleros, terroristas, bandas armadas,
26
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
27
Víctor Manuel Moncayo C.
2
Espacio geográfico donde se desarrolló entre 1998 y 2002 un proceso de negociacio-
nes de paz, bajo el gobierno de Andrés Pastrana.
28
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
29
Víctor Manuel Moncayo C.
3
Coloquialmente se decía que lo importante era “cambiar las balas por los votos”.
30
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
4
Al respecto se han producido numerosos informes por parte de Naciones Unidades,
el Instituto Kroc, la Secretaría de la Comisión de notables y Cepdipo, entre otros.
31
Víctor Manuel Moncayo C.
32
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
33
Víctor Manuel Moncayo C.
5
Ver al respectos las numerosas publicaciones de Cepdipo.
34
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
36
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
6
Nos referimos a este poema de B. Brecht: “Estoy sentado al borde de la carretera /
el conductor cambia la rueda / No me gusta el lugar de donde vengo. / No me gusta el
lugar adonde voy / ¿Por qué miro el cambio de rueda con impaciencia?”.
38
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
7
En Bogotá los más destacados han sido los organizados alrededor del monumento
a Los Héroes, de la Estación Las Américas, y en Suba, Kennedy y Usme. En Cali hay
más de doce puntos, algunos resignificados en sus nombres: Puerto Resistencia era
conocido antes como Puerto Rellena, El Puente de los Mil Días ahora recibe el nombre
de Puente de las Mil Luchas, La Loma de la Cruz fue rebautizada como La Loma de la
Dignidad. Consultar CIDSE (2021).
39
Víctor Manuel Moncayo C.
8
Las “primeras líneas”, como principio organizativo de las manifestaciones, están
constituidas por grupos de líderes que las encabezan y orientan su curso de acción,
que han adelantado diálogos con las autoridades locales. La asamblea nacional po-
pular es una nueva organización reunida por primera vez en Bosa los días 7, 8 y 9 de
junio, que ha sesionado de nuevo en Cali el 18, 19 y 20 de julio.
9
Se trata de los Concejos municipales, locales y distritales de juventud, regulados
por las leyes 1.622 de 2013 y 1.885 de 2018, que en lo fundamental sirven para formular
propuestas a las autoridades y cuerpos de esos niveles y dialogar con ellos, pero sin
ninguna competencia decisoria propiamente dicha.
40
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
42
Capítulo 1. Más allá del Acuerdo de Paz
47
Víctor Manuel Moncayo C.
Bibliografía
48
Capítulo 2
¿Infraestructuras para la paz?
La dimensión organizacional en la construcción
de la paz y el Acuerdo Final en Colombia*
49
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
50
Capítulo 2. ¿Infraestructuras para la paz?
1
Para un examen crítico sobre la violentología y la nueva violentología, ver Estrada
(2015, pp. 304-308) y G. Puello-Socarrás y J. Puello-Socarrás (2017).
2
Esta alusión no pretende, como bien lo anota Víctor M. Moncayo (2011), recrear una
apología ni revivir una especie de estigmatización frente a los estudios que vienen
realizando contribuciones en los tópicos del conflicto armado y, especialmente, en
perspectiva de paz. Simplemente, recuerda la designación que, en alguna oportuni-
dad, advirtiera Jesús Antonio Bejarano en relación con las dinámicas idiosincráticas
de la generación de conocimiento sobre este particular en Colombia y que deslizó
como “pazología”. Ese llamado parece haber tenido resonancia y vendría siendo re-
frendado con el paso “(…) de la ‘violentología’ a la ‘pazología’, es decir, de los análi-
sis y descripciones sobre la realidad de la violencia a la articulación de propuestas
socialmente válidas y viables que sean alternativas a la misma” (1998, p. 2; cit. por
Ruiz, 2019, p. 22). Incluso, algunos académicos justifican las “ciencias de la pazología”
(Lesmes, Duque y Sánchez, 2018).
51
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
3
En el prólogo de La violencia en Colombia, Fals Borda señalaba: “(…) Un esfuerzo más
sistemático fue el encabezado por José Francisco Socarrás y la Sociedad Colombiana
de Psiquiatría durante el mismo año de 1959, mediante un ciclo de conferencias que
llevó por título: ‘Radiografía del odio en Colombia’, y que logró por primera vez enfo-
car científicamente el problema de la violencia” (Fals Borda, 2010, p. 50).
52
Capítulo 2. ¿Infraestructuras para la paz?
4
Excepcionalmente, existen investigaciones atentas a profundizar con algún grado
de rigor las dinámicas administrativas y organizacionales en perspectiva de la imple-
mentación del Acuerdo de Paz (ver Riveros, 2020). Generalmente, el tópico ha estado
dominado por la influencia del nuevo institucionalismo económico y la noción de
capacidades institucionales. Sin embargo, bajo esta elección se tienden a fundir y con-
fundir las capacidades institucionales con las capacidades estatales, las capacidades
de “gestión”, etc., sin llegar a desarrollar el significado propiamente organizacional de
las instituciones, es decir, la diferencia crucial entre las instituciones (y sus expresio-
nes) y las organizaciones institucionales.
53
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
5
Nos referimos a la noción de “prácticas no-gerenciales de organizar” propuesta por
Misoczky (2010).
55
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
56
Capítulo 2. ¿Infraestructuras para la paz?
6
La escogencia de esta noción por parte de nuestra perspectiva de análisis también
se justifica a partir de su inclusión en el léxico y visión oficiales. Entre otros, el De-
partamento Administrativo de la Función Pública (DAFP, 2019, p. 13), se refiere a in-
fraestructuras de la paz, con base en Pfeiffer (2014), como: “la creación de múltiples
espacios e instituciones, relacionados con las diferentes fases y objetivos frente al
conflicto, tales como: la negociación con un grupo armado, la prevención y protec-
ción, la ejecución de programas de asistencia humanitaria, cambios estructurales
hacia una paz duradera o actividades relacionadas con el post-conflicto” y en la cual
59
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
incluye los “ajustes institucionales para implementar el Acuerdo de Paz” (DAFP, 2019,
p. 17).
60
Capítulo 2. ¿Infraestructuras para la paz?
61
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
Solución al Tratamiento penal Ajuste normativo Busca la “extinción de la sanción penal contra
problema de las diferencial los pequeños agricultores y agricultoras que
drogas ilícitas estén o hayan estado vinculados con el cultivo
de cultivos de uso ilícito” (AF, 2016, p. 108).
Conocimiento en Ajuste de política Desarrollar investigaciones, estudios, análisis,
materia de consumo sobre el consumo de spa, además de buscar
de drogas ilícitas medios para su reproducción (AF, 2016, p. 119).
Detección, Ajuste “Desarrollar un nuevo estatuto de
control y reporte institucional prevención y lucha contra las finanzas
de operaciones ilícitas, que permita, entre otros, adecuar
financieras ilícitas donde sea necesario, o definir y articular
la normatividad referida a esta materia,
haciendo énfasis en la persecución de los
eslabones fuertes del narcotráfico como son
las organizaciones” (AF, 2016, p. 121).
Implementación Ajuste “Cualificar y fortalecer las capacidades de las
efectiva de la institucional entidades del Estado competentes en materia
extinción de dominio de identificación de activos, investigación y
judicialización, para la implementación de
una estrategia integral de lucha contra la
corrupción” (AF, 2016, p. 122).
Acuerdo sobre Planes nacionales de Ajuste normativo Garantizar la participación de las víctimas,
las Víctimas del reparación colectiva individual y colectivamente consideradas,
Conflicto y la no repetición de lo ocurrido (AF, 2016,
p. 181).
Adecuación y Ajuste de política “Adecuar la Política a lo acordado en el
fortalecimiento sub-punto de reparaciones; garantizar
participativo de la la articulación con la implementación
Política de atención y de los planes y programas a nivel local e
reparación integral a interinstitucional que se deriven de la firma
víctimas del Acuerdo Final; superar las dificultades
y aprovechar las oportunidades que supone
el fin del conflicto; y hacer los ajustes a las
prioridades de ejecución de recursos, a los
planes de ejecución de metas, y a los criterios
de priorización poblacional y territorial para
su ejecución” (AF, 2016, p. 185).
Prevención y Ajuste normativo “Garantías plenas para la movilización y
protección de los la protesta social, como parte del derecho
derechos humanos constitucional a la libre expresión, a la
reunión y a la oposición, privilegiando el
diálogo y la civilidad en el tratamiento de este
tipo de actividades” (AF, 2016, p. 185).
Ajustes organizacionales
63
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
15 Fin del conflicto Zonas Veredales Transitorias Garantizar el inicio del proceso de
de Normalización (ZVTN) reincorporación a la vida civil de los
excombatientes.
16 Centro de Pensamiento y Promover la creación del futuro partido
Diálogo Político o movimiento político y la formación de
pensamiento y política de este.
17 Consejo Nacional de Planear actividades y hacer seguimiento al
Reincorporación proceso de Reincorporación, el AFP planteó.
18 Nuevo Partido Político Garantizar la reincorporación política.
19 ECOMUN Promover la reincorporación colectiva,
económica y social de las FARC-EP.
20 Comisión Nacional de Diseño y seguimiento a la política pública
Garantías de Seguridad criminal en materia de organizaciones
criminales.
21 Unidad Especial de Realizar investigación, persecución y acusación
Investigación para el de organizaciones criminales que coloquen en
desmantelamiento de ORG riesgo del proceso de paz.
criminales
22 Subdirección especializada de Diseño y seguimiento a las acciones de
Seguridad UNP protección.
23 Cuerpo de seguridad y Garantizar la seguridad del Nuevo Partido
protección Político.
24 Solución al Comisiones municipales de Articular, priorizar, validar y articular las
problema de las planeación participativa diferentes propuestas de las asambleas en un plan
drogas ilícitas municipal de sustitución y desarrollo alternativo.
25 Asambleas Desarrollar propuestas para la construcción
comunitarias del plan municipal integral de sustitución y
desarrollo alternativo para las zonas afectadas
por cultivos de uso ilícito.
26 Consejos municipales de Desarrollar el seguimiento y evaluación de
evaluación y seguimiento de la ejecución y cumplimiento de los planes
los planes de sustitución y municipales, de manera periódica.
desarrollo alternativo
27 Sistema Nacional de Atención Mejorar la atención a los consumidores y las
a las Personas Consumidoras consumidoras que requieran de tratamiento y
de Drogas Ilícitas rehabilitación de manera progresiva.
28 Grupos interinstitucionales Reconocer y comprender las dinámicas locales,
para adelantar investigaciones regionales, nacionales y trasnacionales de la
estructurales criminalidad en todas sus dimensiones y prevenir
la aparición de nuevos grupos dedicados al
crimen organizado.
29 Acuerdo sobre Jurisdicción Especial para la Satisfacer el derecho a las víctimas a la Justicia.;
las Víctimas del Paz (JEP) Ofrecer Verdad a la Sociedad Colombiana;
Conflicto Proteger los derechos de las Víctimas; Contribuir
al logro de la paz estable y duradera; Adoptar
decisiones en Plena seguridad jurídica.
30 Unidad de Búsqueda Coordinar, Dirigir, y contribuir a la
de Personas Dadas por Implementación de las acciones humanitarias de
Desaparecidas en el Contexto búsqueda y la localización de personas dadas por
y debido al Conflicto Armado desaparecidas en el contexto y debido al conflicto
(UBPD) armado.
31 Comisión para el Contribuir al Esclarecimiento de lo ocurrido;
Esclarecimiento de la Verdad, Promover y Contribuir al reconocimiento;
La Convivencia y la No Promover la convivencia en los territorios.
Repetición.
64
Capítulo 2. ¿Infraestructuras para la paz?
65
Gráfico 1. Infraestructuras mínimas de paz según el AFP
66
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
67
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
7
Esta es una cuestión que no resulta menor al tratarse de un proceso que, como
el exdirector del Instituto Kroc, D. Cortright (2017) lo caracterizó en diferentes opor-
tunidades: “El caso de Colombia es único”, resulta inexcusable en la construcción ex
novo de metodologías ajustadas a esta impronta excepcional. Este desafío sigue sien-
do una deuda no saldada, máxime cuando el texto del AFP y el mismo proceso de
implementación muestran una perspectiva que podríamos ratificar de complejidad
organizacional.
68
Capítulo 2. ¿Infraestructuras para la paz?
Bibliografía
69
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
70
Capítulo 2. ¿Infraestructuras para la paz?
García, Mauricio. (1998). La paz como tarea y la paz como pasión. Revista
de Estudios Sociales, 2, pp. 1-5.
Moncayo, Víctor Manuel (2011). ¿La llave de la paz está perdida? Revista
Izquierda, 10, pp. 4-9.
71
José Francisco Puello-Socarrás y Juan Sebastián Martínez
72
Capítulo 3
Esta guerra también es capacitista*
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo,
Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
73
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
1
Sería necesario profundizar al interior de las fuerzas armadas, de los grupos in-
surgentes, de excombatientes, exparamilitares, neoparamilitares y disidencias de las
FARC, de las instituciones privadas de rehabilitación, de los movimientos sociales y
asociativos, en la prensa y los medios de comunicación, en los empresarios y agremia-
ciones, en las comunidades indígenas y afrodescendientes, entre otros. Es urgente,
pues, distinguir y correlacionar las narrativas de la discapacidad y de la guerra entre
1958 y 2019, con sus hitos, desplazamientos, matices y reconfiguraciones en las perio-
dizaciones del conflicto armado interno (Grupo de Memoria Histórica, 2013). El infor-
me La guerra escondida del Centro Nacional de Memoria Histórica y la Fundación Pro-
longar (2017) nos otorga un primer acercamiento de conjunto, desde la perspectiva de
las minas antipersonas y los remanentes de guerra.
75
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
79
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
2
Para acercarse a algunas actividades realizadas durante 2020, recomendamos con-
sultar el Boletín Dis-críticas en Tránsito (CLACSO, 2020).
80
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
83
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
3
Nos parece necesario recordar que en el Acuerdo de Paz de Colombia constatamos
la invisibilidad del enfoque, campo y temática de la discapacidad, que aparece sola-
mente 10 veces como palabra, en tanto que es una enumeración de la diversidad en
la sociedad (Biel-Portero y Hernández-Silva, 2018). Sabemos y confiamos en que no
ocurrirá lo mismo en el Informe Final de la Comisión de Verdad.
84
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
85
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
Imagen 1
Análisis
situado
Develar Identificación de
intersecciones ejes de desigualdad
particulares
ǣ
×
ǦǦÓȋʹͲͳͻǡǤͳͲȌǤ
Fuente: Elaboración propia con base en Balanta-Cobo y Padilla-Muñoz (2019, p.
Inicio:
106). Descripción de la imagen
À
Ǥ
À
×ǣ ȋȌǡ
×
ȋ
Ȍǡ
×ȋ
Ȍǡ
Inicio: Descripción de la imagen
ȋȌ
ȋȌǤ
En el centro aparece un círculo en el que se lee Discapacidad en cla-
ve interseccional.
Dimensión: Análisis situado Hacia
sus lados se desprenden unos círculos que
×
ǣǬ
86
ï
ǫ
±×
À
Ǥ
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
87
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
88
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
90
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
91
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
94
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
95
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
Bibliografía4
4
La bibliografía atiende los acuerdos de CLACSO sobre el enfoque de género. Por
tanto, retomamos las Normas APA y ponemos el nombre completo de las autoras y los
autores.
96
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
Danel, Paula M.; Pérez Ramírez, Berenice y Yarza de los Ríos, Alexander
(Comp.). (2021). ¿Quién es el sujeto de la discapacidad? Exploraciones, confi-
guraciones y potencialidades. Buenos Aires: CLACSO; UNLP.
97
Alexander Yarza de los Ríos, Paola Balanta-Cobo, Elizabeth Ortega Roldán y Ximena Cardona Ortíz
98
Capítulo 3. Esta guerra también es capacitista
Yarza de los Ríos, Alexander; Sosa, Laura Mercede y Pérez Ramírez, Bere-
nice. (Coord.). (2019). Estudios críticos en discapacidad. Una polifonía desde
América Latina. Buenos Aires; México: CLACSO; UNAM.
99
Capítulo 4
Lecciones aprendidas del proceso
gobierno – FARC *
Víctor de Currea-Lugo
Introducción
101
Víctor de Currea-Lugo
102
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
103
Víctor de Currea-Lugo
104
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
105
Víctor de Currea-Lugo
Se suele decir que estamos en los tiempos del derecho, debido tanto
a la proliferación de normas como a la conciencia colectiva de tal
proceso. Mientras la anterior frase es aplicable por lo menos a los
últimos dos siglos; en el caso del derecho a la paz, este concepto es de
las últimas décadas.
De hecho, el concepto de víctima se formula en el sistema de Na-
ciones Unidas solo en los años noventa. Con la creación de la Corte
Penal Internacional (CPI), los posteriores procesos de paz se vieron
afectados, positivamente, al tener que incluir estándares internacio-
nales en materia de derechos humanos y del llamado Derecho Penal
Internacional.
Colombia es parte de la CPI y además reconoce su competencia
en los siguientes términos: “El Estado colombiano puede reconocer
la jurisdicción de la CPI en los términos previstos en el Estatuto de
Roma adoptado el 17 de julio de 1998 por la Conferencia de Plenipo-
tenciarios de las Naciones Unidas y, consecuentemente, ratificar este
tratado de conformidad con el procedimiento establecido en esta
Constitución. La admisión de un tratamiento diferente en materias
sustanciales por parte del Estatuto de Roma, con respecto a las ga-
rantías contenidas en la Constitución tendrá efectos exclusivamente
dentro del ámbito de la materia regulada en él”.1
“Una norma internacional no se puede cambiar por la institucio-
nalidad colombiana; pero si la institucionalidad decide incumplir la
norma institucional tampoco hay ningún mecanismo coactivo que
los obligue al cumplimiento más allá de la sanción política interna-
cional” (Entrevista a Santiago, 2018).
La formulación, en general, de derechos es percibida como un
paso positivo de protección y garantía. Pero, como decía Aristóteles,
el derecho no tiene que ver con la justicia sino con la injusticia. Es
1
Adicionado por el Acto Legislativo 02 de 2001 al Artículo 93 de la Constitución Polí-
tica de Colombia.
106
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
107
Víctor de Currea-Lugo
108
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
El reloj de la negociación
El tiempo que toman los procesos de paz, aunque suene a una verdad
de Perogrullo, es el tiempo que necesitan tomar. Es decir, aunque se
recomienda tener unas perspectivas y unos potenciales cronogra-
mas de trabajo, la experiencia demuestra que ponerle cronómetro
a un proceso de negociación no lo mejora, sino que lo deteriora al
someterlo a una presión a veces innecesaria.
Las fases tienen su propia dinámica. Los acercamientos prelimi-
nares se pueden demorar tanto por razones logísticas como de falta
de confianza. Esa es una fase, por definición, de medición de fuerzas
del contrario y, por tanto, su duración también dependerá de la agili-
dad para ceder sin por ello mostrarse débil.
Pero hay otros tiempos que inciden en la Mesa, como son la
temporalidad del gobierno de turno, los calendarios electorales, el
desgaste de la legitimidad, el agotamiento de las personas que ha-
cen parte de las delegaciones, el lugar que otorgan los medios de
109
Víctor de Currea-Lugo
La sociedad necesaria
Como dice Iván Cepeda, la lectura del proceso mismo exige una
lectura más compleja. No se trata de ganadores y de perdedores, ni
siquiera de un proceso acabado. “Es posible que haya diseños ma-
quiavélicos y de hecho los hemos visto, pero también hay trabas
burocráticas, clientelares y todo hace parte de la complejidad del
asunto, no todo se puede deducir que las FARC fueron y pactaron un
acuerdo totalmente chimbo, y encima de eso que la oligarquía los
engañó, no. Es un proceso mucho más complejo, hay muchas con-
tradicciones que no se alcanzan a percibir y se dan de lado y lado,
contradicciones que se dan desde la lucha de poder” (Entrevista a Ce-
peda, 2018).
El proceso de implementación no solo depende de lo que se acuer-
de en la Mesa, sino también de la real voluntad política de las partes
para cumplir lo acordado. Pero, además, depende en buena medida
del país real donde se va a producir dicha implementación.
Si la sociedad y el régimen de gobierno fueran cercanos a lo
ideal para hacer posible la implementación, es muy probable que
ni si quiera allí hubiera tenido lugar un conflicto armado. Dicho de
otra manera, hay que tener siempre en cuenta que un acuerdo no
se implementa en una abstracción jurídica llamada Estado, sino en
una realidad concreta que contiene, todavía, las variables que fue-
ron causas del conflicto armado. Desde esta realidad es que debe
110
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
111
Víctor de Currea-Lugo
112
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
113
Víctor de Currea-Lugo
114
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
2
Este informe muestra la inexistencia de un capítulo específico de paz en el plan de
desarrollo, lo que desvirtúa la supuesta voluntad de paz del gobierno.
115
Víctor de Currea-Lugo
Partir del dogma de que “fue el mejor acuerdo posible” es tan inge-
nuo como decir que los actos humanos no pueden ser perfectibles.
No se trata de una narrativa ingenua, se trata de que otros procesos
de paz hayan mostrado mayores avances que el de La Habana, por
ejemplo, las normas sobre distribución de recursos naturales que se
dio en Indonesia y Filipinas, o la participación política en Sudán.
El Acuerdo firmado en Cartagena y luego ajustado en Bogotá, fue
la paz que se pudo parir en ese momento y por esos negociadores, un
acuerdo para un país con décadas de guerra y millones de víctimas.
Pero esa realidad no puede ser puesta, desde una moral lacrimógena,
como un obstáculo que impida manifestar desacuerdo alguno.
Ahora, ya por dentro del acuerdo firmado, también hay por lo me-
nos dos miradas: la de quienes creen que la paz es solo una firma y
un acuerdo en un papel, y las que insistimos en la implementación.
Como me decía un líder social, parafraseando uno de los principios
de la negociación: “nada está acordado hasta que todo esté imple-
mentado”. Y la discusión sobre los fallos, evidentes y probados de la
implementación, no pueden evadirse usando los verbos del acuerdo
en futuro, como si el tiempo de cumplir estuviera a años luz y no en
el ahora. Si la implementación no es parte del proceso, entonces la
paz es solamente notarial.
De igual manera, dentro de los acuerdos hay una serie de pro-
mesas, no para las FARC sino para la sociedad colombiana, que van
desde participación política hasta la red de electrificación rural. Esas
promesas tienen varios problemas, primero: no tienen presupuesto
adecuado. Y eso no es culpa del gobierno de Duque solamente, sino
que cabe una responsabilidad por falta de previsión del equipo ne-
gociador de Santos. Un segundo problema, es que hay una perversa
priorización en lo que debe ser cumplido y en lo que se asume (¡de
entrada!) que no podrá cumplirse. Entonces, ¿para qué tantos meses
discutiendo y puliendo un texto que no tendría ninguna aplicación?
Y tercero, una clara y explícita agenda para la dejación de armas y la
reincorporación de la insurgencia, pero no así para los otros puntos
del acuerdo, por ejemplo, en materia rural.
117
Víctor de Currea-Lugo
118
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
119
Víctor de Currea-Lugo
Creo que los enemigos de la paz se frotan las manos, como diabli-
llos traviesos, cada vez que toda crítica al proceso de paz es presen-
tada como un apoyo frontal a las disidencias, todo cuestionamiento
a la implementación es visto como un reclamo desde la ingenuidad
política, y todo matiz a los alcances de la negociación como si fuera
una crítica a los negociadores. Así, pasamos de ser activistas críticos
de la paz a comité de aplausos, a riesgo de ser presentados como radi-
cales, colaboradores de las disidencias y enemigos de la paz.
Bibliografía
120
Capítulo 4. Lecciones aprendidas del proceso gobierno – FARC
Marx, Karl. (1995). Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. El diecio-
cho brumario de Luis Bonaparte. Madrid: Espasa Calpe.
121
Víctor de Currea-Lugo
122
Segunda parte
La implementación del Acuerdo de Paz
en Colombia a 5 años de su firma
Capítulo 5
Un lustro en el complejo camino
de la implementación del Acuerdo de Paz
en Colombia
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
Introducción
125
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
126
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
1
La ST, desde su inicio en noviembre de 2017, ha publicado 9 informes generales,
5 con enfoque de género y 2 con enfoque étnico. Desde el 7° informe general se ha
incluido una verificación territorial de tres subregiones PDET: Catatumbo, Sur de
Córdoba y Pacífico Medio. Todos estos disponibles en las páginas web de CINEP ht-
tps://www.cinep.org.co/Home2/temas/secretaria-tecnica.html y CERAC https://www.
verificacion.cerac.org.co
2
Como referente para realizar la priorización se siguen los seis puntos del AF, los
18 temas, 74 subtemas y las 558 disposiciones que el Instituto Kroc ha identificado al
interior de los acuerdos. La priorización, hecha por la ST, varía al interior de cada uno
de los 18 temas y en cada uno de los informes, respondiendo al contexto.
127
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
Contexto
128
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
129
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
130
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
131
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
Tras el fin del conflicto con las FARC en 2016 y la dejación de ar-
mas de la extinta guerrilla en 2017, se inició un marcado ascenso en
el número de combates sin identificación de ninguna de las partes
enfrentadas. También se presentó un aumento del número de accio-
nes ofensivas (sin enfrentamientos armados) en las que no se logró
identificar a los grupos responsables. Si bien de manera reciente se
ha reducido este tipo de violencia, es notorio el aumento desde 2016.
Es probable que estemos asistiendo a un fenómeno de descomposi-
ción del conflicto armado, en el que grupos con mayor estructura (in-
cluido al grupo guerrillero ELN) pierden la capacidad de comando y
control de sus acciones violentas, lo que permite que se multiplique
el número de disputas en las que cada grupo se ve envuelto. Recien-
temente se ha presentado un aumento sustancial de eventos de des-
plazamiento masivo forzado y de confinamiento de comunidades,
principalmente asociado a estos combates y acciones violentas de
grupos armados.
La violencia de los grupos armados que tienen algún tipo de rela-
ción con excombatientes de las FARC, que no se acogieron al Acuerdo
(16 en total), ha sido utilizada para denunciar una falta de efectividad
del Acuerdo. Vale la pena señalar que esta violencia, si bien creció rá-
pidamente tras la dejación de armas, ha estado contenida desde me-
diados de 2018 en términos de las acciones ofensivas unilaterales y,
desde comienzos del 2020, en términos de combates. Así, en términos
nacionales, la firma del Acuerdo no solamente genera una reducción
de la violencia directamente relacionada con el conflicto armado
interno con esa guerrilla, sino que el proceso de transformación de
la violencia en el cual los excombatientes que desertan del Acuerdo
se mantienen en actividades criminales y usando la violencia como
instrumento fue limitado tanto en alcance territorial como en la es-
cala de la violencia, comparado con la escala y alcance que ejercía
las FARC en su momento. La naturaleza de la violencia también es
diferente: es más letal por cada acción, es mucho más indiscrimi-
nada en sus objetivos y, aun cuando no es típicamente guerrillera o
132
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
3
La línea de pobreza a nivel nacional fue de $331.688, lo que significó un crecimiento
de 1,2% respecto a la línea de 2019, que fue de $327.674. Mientras que la línea de pobre-
za extrema es de $145.004, cuando en 2019 era de $137.350.
135
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
ese país en Colombia así lo expresó: “es necesario que exista una ali-
neación estrecha entre la implementación de la paz, la seguridad y
la reducción de la coca. Esencialmente nuestra idea es que la trans-
formación territorial que llegaría de la plena implementación de los
acuerdos es la mejor estrategia de seguridad a largo plazo y la salida
más prometedora y sostenible al problema de los cultivos ilícitos” (El
Tiempo, 2021, 3 abril, § 6).
Así, el principal giro en esta política, dar primacía al enfoque de
salud pública en su punto 4, buscando afectar la demanda por dro-
gas ilícitas en el mediano plazo, reduce el énfasis anterior a acciones
de reducción de la oferta: en la nueva política no se anuncia que se
dará prioridad o que se darán recursos a la erradicación de cultivos,
sino que por el contrario busca profundizar la cooperación con una
mirada más integral, en la medida en que incluye aspectos tales
como la presencia estatal, el desarrollo de infraestructura, el enfo-
que de salud pública y la protección de los derechos humanos. En
efecto, la nueva política también afirma que “la ONDCP coordinará
con los socios en el hemisferio occidental, como México y Colombia,
para diseñar una estrategia integral y colectiva para responder a la
producción ilegal de drogas y se profundizará la cooperación bilate-
ral en enfoques de salud pública, la expansión de la presencia esta-
tal efectiva y el desarrollo de infraestructura. Esto asegura que las
actividades para frenar la producción y el tráfico de drogas ilícitas
se adhieran al estado de derecho y respeten los derechos humanos”
(Gómez Maseri, 2021, 5 de abril, § 8).
La cooperación bilateral en la presencia estatal efectiva y el de-
sarrollo de infraestructura permitirían impulsar la implementación
del punto 4 del Acuerdo Final de Paz, que propone estrategias como
la sustitución voluntaria de cultivos; lo que permite impulsar el desa-
rrollo rural y la transformación productiva de las regiones afectadas
por cultivos de uso ilícito. Además, reconoce explícitamente que la
persistencia de estos cultivos está ligada en parte a la existencia de
condiciones de pobreza, marginalidad, débil presencia institucional
y a la existencia de organizaciones criminales ligadas al narcotráfico.
138
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
140
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
4
Particular atención recibe la Costa pacífica: “En el Chocó, la Iglesia y la sociedad
civil han exigido que cesen los ataques y el confinamiento de las comunidades indí-
genas y afrocolombianas. El presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la
Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CEV) ha reiterado la gravedad de la crisis
social e institucional que enfrenta Buenaventura y Tumaco y, junto con las entidades
que componen el Comité Interinstitucional del Sistema Integral de Verdad, Justicia,
Reparación y No Repetición (SIVJRNR) exigieron la presencia integral del Estado y la
implementación del Acuerdo Final en estos territorios” (I.K., bimestre enero-febrero).
141
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
143
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
144
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
A manera de conclusión
145
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
147
Consuelo Corredor Martínez y Jorge Restrepo
Bibliografía
Gómez Maseri, Sergio. (14 de marzo de 2021). EE. UU. ve una relación
directa entre la paz y erradicar narcocultivos. El Tiempo.
148
Capítulo 5. Un lustro en el complejo camino de la implementación del Acuerdo de Paz en Colombia
Jaramillo, Sergio. (2018, 24 de julio). Lo que hizo posible la paz con las
FARC. El Tiempo.
149
Capítulo 6
Pobreza, tierra y territorio
A propósito del punto agrario y de la sustitución
de los cultivos ilícitos del Acuerdo de Paz*
Introducción
151
Darío Fajardo Montaña
153
Darío Fajardo Montaña
154
Capítulo 6. Pobreza, tierra y territorio
155
Darío Fajardo Montaña
Dos puntos del Acuerdo Final de Paz, la Reforma Rural Integral (pun-
to 1) y la Sustitución de Cultivos ilícitos (punto 4) guardan estrecha
relación con respecto al diagnóstico anteriormente expuesto. En
efecto, la vinculación de Colombia con la producción y el comercio
de narcóticos, tema de incidencia central en las relaciones económi-
cas y políticas de la nación, se encuentra vinculado con las decisio-
nes sobre el acceso a la tierra; en particular, la ubicación de las zonas
de producción está relacionada directamente con la ausencia de una
reforma agraria, la cual fue sustituida por las colonizaciones en los
bordes la frontera y en donde precisamente se encuentran los culti-
vos proscritos.
La magnitud de esta economía y su proyección en el conjunto de
la sociedad colombiana han sido objeto de abundante literatura y
cuenta con varios estimativos, en particular los referidos a los ingre-
sos repatriados (Kalmanovitz, 2020). Según Kalmanovitz, los prime-
ros cálculos, fechados hacia 1977 ascendían a US $500 millones, cifra
que iniciaba entonces un ascenso sostenido gracias a sus precios cre-
cientes y un estímulo para la ampliación de la producción. Su segui-
miento arroja un ingreso para los traficantes de US $4.500 millones
(Gaviria y Mejía, 2011) lo cual evidencia la tendencia ascendente de
los precios, sostenidos a pesar del ajuste hacia la baja de las áreas
sembradas, explicable gracias a los incrementos en la productividad
de los cultivos en medio de la aplicación de políticas antidrogas que,
por decir lo menos, fracasaron. A pesar de los descensos de las áreas
sembradas ocurridos a partir de 2000, la recuperación desde 2013
y la tendencia del comportamiento de los precios (gráficos del com-
portamiento del área sembrada 1999-2018 y de los precios 1991-2018)
156
Capítulo 6. Pobreza, tierra y territorio
120.000
Hectáreas
100.000
100.000
80.000
80.000
60.000
60.000
40.000
40.000
20.000
20.000
0
0 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Año
Año
Fuente: Elaboración de L. Arango con base en reportes
ǣ
×Ǥ
ǦȋʹͲͳͻȌǤ
ǣ
×Ǥ
ǦȋʹͲͳͻȌǤ
anuales
de SIMCI-UNODC (2019).
Gráfico 2. Precio de clorhidrato de cocaína 1991-2018
Gráfico 2. Precio de clorhidrato de cocaína 1991-2018
Gráfico 2. Precio de clorhidrato de cocaína 1991-2018
6.000.000
6.000.000
5.000.000
5.000.000
4.000.000
4.000.000
COP/kg
COP/kg
3.000.000
3.000.000
2.000.000
2.000.000
1.000.000
1.000.000
0
0
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
Año
Año
Fuente: Elaboración de L. Arango con base en reportes anuales
ǣ
×Ǥ
ǦȋʹͲͳͻȌǤ
ǣ
×Ǥ
ǦȋʹͲͳͻȌǤ
de SIMCI-UNODC (2019).
À
À
ǡ
×
En esteámbito
ǡ
de análisis
× adquieren
relevancia las relaciones
À
ǡ
ǡ
ǡ±
entre
À
ǡ
ǡ
ǡ±
la economía del
narcotráfico, en particular
la producción
ͳ Ͷǡ
×
ͳ Ͷǡ
×
Ǥ À
y procesa-
Ǥ À
miento primario de estos cultivos y las políticas
ǡ
ǡ
agrarias, en particu-
“”
lar de tierras y ambientales, lo cual, en términos del AFP establece un
“”
157
Darío Fajardo Montaña
PNUD, 2011; DNP, op. cit.) varios procesos convergentes como son: la
existencia de un sostenido proceso de concentración de la propiedad
de la tierra; la subutilización de esta en condiciones que han estado
acompañadas por el uso de la violencia y el desplazamiento forzado
de más de 7 millones de campesinos.
Como lo han advertido dos estudios en particular, el Informe de
Desarrollo Humano (PNUD, 2011) y el Informe de la Misión para la
Transformación del campo (DNP, 2014) pesar de los procesos de ur-
banización de la población y de los espacios urbano-rurales del país,
continúa existiendo una proporción relativamente elevada de habi-
tantes en las áreas dispersas. Estas áreas están caracterizadas por ba-
jas dotaciones de infraestructuras y la población asentada en ellas se
encuentra afectada por mayores limitaciones en su calidad de vida y
una mayor prevalencia de condiciones de pobreza (ibid.). Es precisa-
mente en estas áreas en donde se han localizado los cultivos de hoja
de coca, de manera sostenida, con pocas alteraciones, representadas
por el afianzamiento de algunos núcleos y la exploración de posibili-
dades de ampliación (UNODC, 2019).
El Informe de la Misión para la Transformación del campo (op.
cit.) advierte en su introducción, cómo durante la década pasada la
economía colombiana mantuvo un crecimiento sostenido, el cual,
junto con “la expansión de la oferta pública social” incidió en “una
mejora de los ingresos de la población”. Anota, no obstante, que
estas circunstancias no condujeron a un mejor estar de las gentes
del campo, las cuales se mantienen en las condiciones de pobreza
registradas de tiempo atrás junto con las carencias de servicios del
Estado, las deficiencias de su calidad de vida y en general su acceso
a lo que se ha denominado “oportunidades de desarrollo”. Ante es-
tas circunstancias, la propuesta de los analistas es la orientación de
la acción estatal hacia medidas que, a través de la superación de las
políticas asistencialistas, de la inclusión social y productiva apunte
hacia un “cambio estructural” logrado a través la inclusión social y
productiva que permita superar los mecanismos de reproducción
166
Capítulo 6. Pobreza, tierra y territorio
168
Capítulo 6. Pobreza, tierra y territorio
Reflexión final
172
Capítulo 6. Pobreza, tierra y territorio
Bibliografía
Berry, Albert. (2002). ¿Colombia encontró por fin una reforma agraria
que funcionara? Revista de Economía Institucional, (4), enero, Universidad
Externado de Colombia, Bogotá.
DNP. (2018). Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022. Bogotá: DNP.
Junguito B., Roberto et al. (2017). Acuerdo de Paz: Reforma Rural, Culti-
vos Ilícitos, comunidades y costo fiscal. Cuadernos FEDESARROLLO, 55,
(Bogotá).
173
Darío Fajardo Montaña
174
Capítulo 7
Injusticias territoriales
y la búsqueda por la construcción de paz
Colombia: entre las geografías del despojo
y la esperanza
Presentación
176
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
1
El geógrafo brasileño Milton Santos conceptualiza el espacio como “a geografía po-
deria ser construída a partir da consideração do espaço como um conjunto de fixos e
fluxos. Os elementos fixos, fixados em cada lugar, permitem ações que modificam o
propio lugar, fluxos novos ou renovados que recriam condições ambientais e as con-
dições sociais, e redefinem cada lugar. Os fluxos são um resultado direto ou indireto
das ações e atravessam ou se instalam nos fixos, modificando a sua significação e o
seu valor, ao mesmo tempo em que, também se modificam (…). O espaço é formado
por um conjunto indissociável, solidário e também contraditório, de sistemas de ob-
jetos e sistemas de ações, nao considerados isoladamente, mas como o quadro único
no qual a história se dá. (…). O espaço é hoje um sistema de objetos cada vez mais arti-
ficiais, povoado por sistemas de ações igualmente imbuídos de artificialidade, e cada
vez mais tendentes a fins estranhos ao lugar e a seus habitantes. Os objetos não têm
realidade filosófica, isto é, não nos permitem o conhecimento, se os vemos separados
dos sistemas de ações. Os sistemas de ações também não se dão sem os sistemas de
objetos” (2008, pp. 61-63). De esta manera, el espacio involucra una dimensión mate-
rial y social. Se trata de un sistema relacional físico, cognitivo y emocional. De ahí
la insistencia en una relación orgánica entre los fijos (objetos/recursos) y los flujos
(acciones/relaciones de poder).
2
Edgar Novoa propone la categoría de espacialidad para el análisis de las formacio-
nes espaciales existentes en un momento histórico específico: “La espacialidad no es
un producto dado y final, tampoco es un mero reflejo o producto de las transforma-
ciones sociales, es un constante proceso social antagónico de producción y reproduc-
ción, por lo tanto, ella es ‘a la vez resultado/encarnación y medio/ presuposición de
relaciones sociales’, dentro de una dinámica social que “debe ser vista a la vez como
formadora de espacio y como espacio contingente, un productor y un producto de la
espacialidad” (Soja, 1989, p. 129; Novoa, 2016, p. 65).
177
Carolina Jiménez Martín
3
Al respecto se propone recuperar la categoría de geografías de la acumulación pro-
puesta por el geógrafo David Harvey: “Marx reconocía que la acumulación de capi-
tal se produce en un contexto geográfico y que a su vez produce tipos específicos de
estructuras geográficas (…) la acumulación de capital está avocada a ser geográfica-
mente expansiva, y a serlo mediante reducciones progresivas de los gastos en comu-
nicación y transporte (…) la emergencia de una estructura espacial específica con el
ascenso del capitalismo no es un proceso libre de contradicciones. Para superar los
obstáculos espaciales y aniquilar el espacio mediante el tiempo, se crean estructuras
espaciales que acaban por convertirse ellas mismas en obstáculos para la nueva acu-
mulación” (2001, pp. 255, 262, 265).
178
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
4
El territorio nacional tiene una superficie de 207.040.800 hectáreas, de las cuales
92.866.000 corresponden a la superficie marina. El uso de la superficie del área con-
tinental tiene una orientación especialmente rural y con destinación prioritaria de
conservación ambiental, aproximadamente un 60%. El 23% tiene una destinación de
uso para producción (IGAC, 2012).
180
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
5
La población rural remota es del 11% y se encuentra ubicada en 60% del territorio
nacional. Mientras que la predominante urbana es el 53% y se concentra en el 3% de
la superficie (DNP, 2019; DANE, 2019; DNP- RIMISP, 2018).
6
“En 1965, debido al proceso de industrialización y el avance en la infraestructura de
transporte, la población urbana del país superó a la rural. En 2010, la población urba-
na (34,8 millones) triplica a la rural (11,5 millones). Se proyecta además que para 2050,
la población urbana sume 54 millones de personas frente a unos 8,8 rurales” (Ramírez
y Para, 2013, p. 10).
181
6 18 41 64 69
habitantes
ȋȌǤ À
×
úmero de ciudades con más de 1 millón de
0 2 4 5 7
×Ǥ
habitantes
Ǧ Ǥǡ
Fuente: Datos 1951-2010: DANE. Proyecciones 2035-2050: Pachón (2012).
Carolina Jiménez Martín
ȋ
las cosas, se evidencia una profundización del fenómeno de la urbanización. La urbanización en
Ǥ
Desarrollo
ombia ha venido acompañada con deEnfoque Territorial
diversos efectos, dentro de(PDET)
los cualesessejustamente lograr
resalta que cuando un
aumentan
asas de urbanización
se reducen las tasas de pobreza (figura 1); también se encuentra evidencia que
relacionamiento equitativo entre el campo y la ciudad.
zonas con mayores ingresos en el país son las que presentan mayores tasas de urbanización (figura 2).
Gráfico 1.
resultados mencionados Nivel
están de urbanización
alineados con los existen en vs. IPM (Banco Mundial, 2009).
la literatura
N ivel de urbanización ( %)
ǣȋʹͲͳͺȌǤǡʹͲͲͷǤ
Ǥ
Fuente: DNP
Fuente: (2018).
DANE, Basado
Censo General en datos
de 2005. Cálculos:del
DNPDANE,
- Direccióncenso general
de Desarrollo
Urbano.de 2005. Cálculos
DNP.
esar de que los indicadores mostrados son positivos, Colombia no ha aprovechado totalmente los
eficios de la urbanización y persisten retos para aumentar la productividad de las ciudades y mejorar la
dad de vida deTal como
͵ʹsus
“ lo
ͳͻͷǡ advierten
habitantes. Garay
El principal de y entender
ellos
es Espitiaque
(2019),
× el grueso
de
las externalidades lalos
de muni-
urbanización
×Àó
cienden los límites políticos administrativos y, comoǤʹͲͳͲǡ
×ȋ͵ͶǡͺȌ
tales deben afrontarse; de ahí la importancia de que
cipios del país tiene una escasa o inexistente autonomía financiera,
municipios se ȋͳͳǡͷȌǤ
piensen como un
sistema para en
generar eficiencias ʹͲͷͲǡ
×
el territorio
y no como islasͷͶ
dentro
país. de ahía unos
frente que 8,8
norurales”
puedan impulsar
(Ramírez propuestas
y Para, 2013, p. 10). de desarrollo territo-
rial que les permitan atender las necesidades más sentidas de sus
comunidades.7
ͳʹͳ
7
“La producción nacional no se genera de manera simétrica en el territorio. Esa dis-
tribución espacial/territorial impacta diferencialmente la generación de empleo, in-
gresos y recursos fiscales, afectando la provisión de bienes y servicios locales que las
entidades territoriales deberían proveer a sus conciudadanos (…) El producto Interno
Bruto en 2017 ascendió a 957 billones de pesos de 2018, lo que equivale a un nivel 489
medio de aproximadamente 19.4 millones de pesos de 2018 por habitante. A su vez,
el valor agregado representó aproximadamente el 91% del PIB, al haber ascendido
en 2017 a 870 billones de pesos de 2018 (…) 11 municipios –de los 1.122– concentran
cerca de la mitad del valor agregado, entre ellos Bogotá (26%), Medellín (7%), Cali (4%),
Barranquilla (3%), Cartagena (2,4%), Bucaramanga (1,6%), Barrancabermeja (1,2%)
y Villavicencio, Yumbo, Pereira e Ibagué con el 1% cada uno. En otros términos, en
1.111 municipios se genera prácticamente la mitad del valor agregado en Colombia,
182
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
en comparación con la ciudad Capital que aporta por si sola el 26%” (Garay y Espitia,
2019, pp. 217-218).
183
Carolina Jiménez Martín
8
El gobierno de Juan Manuel Santos ubicó al sector minero-energético como mo-
tor de la estrategia de desarrollo rural, de ahí que generó ampliaciones para explo-
tación de yacimientos no convencionales, implementó tecnologías de recobro para
yacimientos existentes, promocionó la articulación interinstitucional entre el minis-
terio de minas y ambiental para optimizar los tiempos de licenciamiento, entre otras
medidas.
184
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
188
Ǧ
× À
× À
× ï
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
×
pública y el combate a los narcotraficantes y redes de acción
que
ǡ
no incluyen los campesinos
ǡ cultivadores À
y recolectores.
À
El Acuerdo
entonces,
Final significa, una
À
oportunidad
política tran-
para Ǥ
×À
ǤÀ
sitar de unas geografías del despojo hacia unas nuevas geografías de la
paz.
×
La fase de implementación
sugería recorrer esecamino.
͵ͷ
De ahí que
ͳͲ
ǣ ͵
entre las primeras acciones se destaca la definición de los territorios
priorizados9 para la paz que comprende 16 regiones y 170 municipios:10
Fuente: Elaboración propia con base en datos disponibles.
189
Carolina Jiménez Martín
en estos cinco años resulta a todas luces desalentador. Los avances son
precarios y en muchos casos se distancian significativamente de lo
acordado. De ahí que centros de estudio que hacen seguimiento a la
implementación del Acuerdo, como es el Centro de Pensamiento y Diá-
logo Político (CEPDIPO, 2019), han formulado tesis referentes a: la per-
fidia, la ausencia, la desfinanciación, la simulación y la postergación de
la paz. Elementos que bien podrían recogerse en lo que magistralmente
Adolfo Pérez Esquivel caracterizó como la “paz negada”.
En una reciente elaboración sobre el balance de la implementa-
ción territorial advertimos que,
190
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
191
Carolina Jiménez Martín
192
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
4 Catatumbo 9 3 0 0 1 2 1 4
5 Chocó 2 1 0 0 1 2 0 0
6 Cuenca del Caguán y 11 4 2 3 5 8 3 12
Piedemonte Caqueteño
7 Macarena - Guaviare 4 1 1 1 12 19 3 12
8 Montes de María 0 0 0 0 1 2 0 0
9 Pacífico Medio 4 1 0 0 2 3 0 0
10 Pacífico y Frontera 31 10 7 9 2 3 1 4
Nariñense
11 Putumayo 22 7 3 4 8 13 2 8
12 Sierra Nevada - Perijá 4 1 2 3 0 0 0 0
13 Sur de Bolívar 3 1 1 1 1 2 0 0
14 Sur de Córdoba 13 4 1 1 0 0 0 0
15 Sur de Tolima 0 0 1 1 1 2 0 0
16 Urabá Antioqueño 1 0 1 1 1 2 0 0
Total regiones PDET 203 65 38 51 40 63 16 62
Total Nacional 310 100 74 100 64 100 26 100
Fuente: Estrada et al. (2021b), con base en datos de INDEPAZ (2020, 2021).
193
Carolina Jiménez Martín
194
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
y las familias políticas en vastas regiones del país; así como consoli-
dar condiciones para que el campesinado, los pueblos étnicos y los
trabajadores rurales tengan condiciones dignas para permanecer en
sus territorios.
Es importante insistir en que una implementación efectiva del
Acuerdo Final de Paz (AFP) puede generar condiciones de integra-
ción y transformación regional para avanzar en el cierre de brechas
entre el campo y la ciudad y mejorar las condiciones de vida de las co-
munidades étnicas y campesinas que habitan los territorios rurales.
11
Harvey contribuye a esta discusión a través de su reflexión sobre las geografías de
la libertad. El geógrafo británico se interroga por ¿qué clase de conocimiento geográ-
fico y ecológico se precisa para formular adecuadamente un proyecto cosmopolita?
“La respuesta solo puede venir de la adopción de un enfoque dialéctico, procesual e
interactivo (…) si queremos concebir alternativas, debemos preguntarnos qué clase de
vida cotidiana, de relación con la naturaleza, de relaciones sociales, de procesos de
producción, de concepciones mentales y de tecnologías serían capaces de satisfacer
las necesidades y deseos del ser humano (…) Una teoría geográfica revolucionara tie-
ne que incorporar en su núcleo más profundo esta concepción dialéctica” (2017, pp.
283-284).
196
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
Para el caso específico que nos ocupa, es posible señalar que una im-
plementación efectiva de la dimensión territorial del AFP se enfrente
a posiciones reaccionarias en la institucionalidad y otros actores que
controlan (económica, política y militarmente) los territorios; y a su
vez encuentren en las comunidades campesinas y étnicas los sujetos
que demandan su exigibilidad. Pues, tal como lo advierte Lefebvre
(2013, p. 398), una “práctica espacial destruye la práctica social; y la
práctica social se autodestruye mediante la práctica espacial”.
Lo acontecido en estos 5 años denotan porque el territorio se
constituye en un eje central de la disputa. En las formas espaciales
se juega buena parte del proceso de dominación y acumulación en
crisis. De ahí la centralidad dada en La Habana al enfoque territorial
y la territorialización de la paz.
Como se ha mencionado a lo largo de este escrito las diferentes fi-
guras, diseños institucionales y programas políticos contenidos en el
AFP buscan mellar las geografías opresoras y abrir caminos para el
despliegue y fortalecimiento de las formas comunales de organiza-
ción de los territorios. Formas que se orientan por principios contra-
hegemónicos como son: la defensa de los bienes comunes, el vector
de lo comunitario como principio organizador, el reconocimiento
del trabajo de la mujer en el proceso productivo y reproductivo de la
comunidad, el valor multidimensional (material y afectivo) del terri-
torio (ambiental, cultural, educativo, político), las habilidades comu-
nales de gobierno (gobiernos desde abajo y autonomías colectivas),
entre otros asuntos. Y justamente esto explica la reacción sistémica
a figuras como los PDET.
197
Carolina Jiménez Martín
Así las cosas, la disputa por una implementación efectiva del AFP
implica una apuesta por generar condiciones institucionales y ma-
teriales que permitan organizar el territorio de otra manera. Se tra-
ta de recuperar la capacidad de hacer que ha sido enajenada por las
dinámicas moleculares de acumulación del capital y situar nueva-
mente las habilidades comunales para preservar el vivir-en-común,
el con-vivir (Jiménez y Puello, 2017).
Bibliografía
Cairo, Heriberto. (2013). Espacio y Política: Por una teoría política situa-
da. Dados. Revista de ciencias sociales, pp. 762-802, (Rio de Janeiro).
198
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
199
Carolina Jiménez Martín
Harvey, David. (2001). Espacios de capital. Hacia una geografía crítica. Ma-
drid: Akal.
200
Capítulo 7. Injusticias territoriales y la búsqueda por la construcción de paz
201
Capítulo 8
Conflicto armado y construcción de paz
territorial en el Gran Urabá
Una aproximación desde los actores locales*
Introducción
203
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
205
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
13
Así se reconoce en la promulgación de la Ley 1.448 de Víctimas y Restitución de
Tierras.
208
Capítulo 8. Conflicto armado y construcción de paz territorial en el Gran Urabá
14
Para el año 2021 el valor designado para la implementación que contemplaba el
proyecto de PGN es de $10,7 billones, que si bien representa un aumento del 9% con
respecto al 2020 es menor que el aumento global del presupuesto que fue del 15,5%.
Por otro lado, en la ley aprobada no se incluye el anexo del Trazador Presupuestal
para la Paz, lo cual hace difícil tener claridad sobre la asignación definitiva y su distri-
bución (CINEP y CERAC, 2021). Otro aspecto para tener en cuenta es la optimización
y adecuada ejecución del recurso asignado por parte de instituciones clave en la im-
plementación, pues en el 2020 tanto la Agencia de Desarrollo Rural como la Agencia
Nacional de Tierras reportaron tan solo un 43,6% y 65,5% de ejecución (Congreso de
la República, 2021). Una forma más de desfinanciación es a través del cambio de las
prioridades y focalización de las inversiones, tal como ha ocurrido desde el 2017 con
una de las fuentes de financiación del OCAD Paz “Asignación Paz”, donde del total
de los recursos de esta fuente de financiación, el 68% se invirtieron por fuera de los
municipios priorizados para la implementación del Acuerdo de Paz (ibid.).
15
“En 2020 las hectáreas erradicadas de coca aumentaron en un 38%, las toneladas
de cocaína incautada en un 18% y las inmovilizaciones e incautaciones de insumos
209
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
Siguiendo a García (2007, 2) cuando plantea que “no solo tratamos con
realidades móviles, dinámicas y cambiantes, sino que trabajamos con
conceptos construidos para viabilizar la comprensión de los procesos,
y como tales, los conceptos están referidos siempre a una determina-
da selección de supuestos y criterios”, aquí se plantea al Gran Urabá
como una macrorregión que expresa una heterogeneidad socioes-
pacial, un sistema abierto y complejo, caracterizado por una amplia
red de conexiones entre formaciones espaciales, relaciones escala-
res, así como procesos sociales y temporales.
210
Capítulo 8. Conflicto armado y construcción de paz territorial en el Gran Urabá
cipios: Apartadó, Arboletes, Carepa, Chigorodó, Murindó, Mutatá, Necoclí, San Juan de
Urabá, San Pedro de Urabá, Turbo y Vigía del Fuerte. Se suman los municipios chocoa-
nos de Riosucio, Carmen del Darién, Unguía y Acandí (Chocó) y los municipios del Sur
de Córdoba Tierralta, Valencia, Montelíbano, Puerto Libertador y San José de Uré.
211
Mapa 1. Espacialidades del Gran Urabá
212
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
213
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
17
El Decreto Ley 885 de 2017, en cumplimiento del segundo punto del acuerdo final
“Participación Política: Apertura democrática para construir la paz”, ordenó la rees-
tructuración de los CTPRC para que acompañen y asesoren a los gobiernos locales en
la definición e implementación de iniciativas que contribuyan a la reconciliación, la
convivencia y la no estigmatización como aportes a la realización de la paz territorial.
214
Capítulo 8. Conflicto armado y construcción de paz territorial en el Gran Urabá
18
Este apartado se refiere a los CMPRC de Apartadó, Mutatá, Carmen del Darién, Tie-
rralta y Valencia.
215
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
19
Además de estos espacios grupales de mayor tamaño, a lo largo del cañón de la
Llorona entre Mutatá y Dabeiba, y hacia la Serranía de Abibe en San José de Apartadó,
se han ubicado varios excombatientes que adelantan su proceso de reincorporación y
desarrollo de proyectos productivos.
20
Es nombrado por los excombatientes, como Silver Vidal Mora.
217
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
21
Ha sido acusada como ocupante de mala fe, además de supuestamente financiar los
grupos paramilitares en la región. Al respecto ver Sánchez (2021).
218
Capítulo 8. Conflicto armado y construcción de paz territorial en el Gran Urabá
219
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
22
La situación de municipios como Dabeiba, Vigía del Fuerte, Murindó y Mutatá es
particularmente crítica, ya que allí es donde se concentran la mayor cantidad títulos
mineros vigentes que tienen incidencia sobre territorios de comunidades negras e
indígenas que, sumado a la disputa territorial entre las AGC y el ELN por el control
territorial del medio y bajo Atrato, genera mayores retos para la materialización de
las iniciativas de paz.
220
Capítulo 8. Conflicto armado y construcción de paz territorial en el Gran Urabá
221
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
Bibliografía
222
Capítulo 8. Conflicto armado y construcción de paz territorial en el Gran Urabá
Galtung, Johan. (1969). Violence, Peace and Peace Research. Journal of Pea-
ce Research, 6(3), 167-191.
Jaramillo, Sergio. (2014). La paz territorial. Equipo de paz del gobierno, pre-
sidencia de la República. En http://equipopazgobierno.presidencia.gov.co/
prensa/declaraciones/Paginas/paz-territorial-sergio-jaramillo-alto-co-
misionado-paz-proceso-paz.aspx
223
Alejandro Pimienta Betancur, Andrés García Sánchez y Ever Estyl Álvarez Giraldo
Quintero, Tatiana; Guerrero, Juan P.; García, Julián y Salazar, Julián. (s.f.).
Violencia, racismo y conflictos socioambientales: el despojo de tierras en el
Consejo Comunitarios de los ríos La Larga y Tumaradó. Bogotá: CINEP.
224
Capítulo 8. Conflicto armado y construcción de paz territorial en el Gran Urabá
Posada, José; Zhuang, Qianlai y Dukes, Jeffrey. (2018). The ecology of pea-
ce: preparing Colombia for new political and planetary climates. Front
Ecol Environ, 16(9), 1-7.
225
Capítulo 9
Colombia: transición a la paz
o recomposición de violencias mafiosas
y totalitarias
Camilo González Posso
227
Camilo González Posso
228
Capítulo 9. Colombia: transición a la paz o recomposición de violencias mafiosas y totalitarias
229
Camilo González Posso
230
ǡʹͲͳͻʹͲʹͳǤ
80.000
70.000
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
0
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
Series1
231
ï
Ǥ
À
ǡ
× ǡ ǡ
͵ͺȋ ǡʹͲʹͲȌǤ
ǣǣȀȀ
Ǥ
ǤǤ
ȀȀ
Fuente: https://cifras.unidadvictimas.gov.co/Home/Vigencia
ͳͷͶ
Fuente: Elaboración propia con base en datos disponibles en https://cifras.
unidadvictimas.gov.co/Home/Vigencia
ǤǤ
ȀȀ
ͳͷͷ
Fuente: https://cifras.unidadvictimas.gov.co/Home/Vigencia
ǣǣȀȀ
Ǥ
ǤǤ
ȀȀ
233
×
±
±
×ǣ
Camilo González Posso
Una situación más incierta se presenta para los grupos disidentes del
proceso de paz con las FARC-EP. El llamado Frente 1 del Bloque Su-
roriental, comandado por Gentil Duarte, decidió en julio de 2016 no
apoyar el Acuerdo de Paz negociado en La Habana, y desde entonces
ha venido ampliando su radio de acción con nuevos reclutamientos
que en su mayoría no tienen formación política ni militar, también
han generado acuerdos con pequeños grupos residuales que que-
daron al margen o se rearmaron con efectivos reincidentes reagru-
pados tras la dejación de armas. Tiene su centro de operaciones en
Guaviare y se ha expandido a zonas vecinas, en los departamentos de
Caquetá, Meta, Vichada y Putumayo; también ha ampliado su ámbi-
to hacia el Pacífico nariñense y hacia la frontera con Venezuela.
En 2021 dicho Frente cuenta con nueve estructuras y aproxima-
damente 1.700 efectivos armados que hacen presencia permanente
en zonas de 54 municipios, e incursiona en otros para disputar terri-
torios o mantener rutas de movilidad. Carece de mandos con proyec-
ción política nacional, de planteamientos estratégicos de poder, o de
capacidad de convocatoria para impulsar un programa de reformas
democráticas al estilo de lo que tuvieron en su momento las FARC-
EP. En lo militar estas estructuras no despliegan ofensivas en contra
de las Fuerzas Militares y se limitan a la defensa de territorios de alta
influencia y de sus negocios ilícitos en minería y narcotráfico de los
cuales depende su existencia.
Por su parte, la llamada Segunda Marquetália es el grupo disi-
dente que se formó a partir de la ruptura de Iván Márquez y Jesús
Santrich con el proceso de paz que encabezaron en La Habana. Tiene
235
Camilo González Posso
Fuente: Elaboración propia con base en datos disponibles.
ǣ
×
Ǥ
237
±
À
Ǧ ǡ
À
Ǥ
Camilo González Posso
AGC 25 237
EPL - Pelusos 4 27
Los Rastrojos 9 25
Los Caparros 3 19
Los Pachenca 5 15
La Oficina de Envigado 1 10
Los Puntilleros 2 9
La Constru 1 8
Los Pachelly 1 7
Los Contadores 1 4
La Cordillera 4 3
Libertadores del 1 3
Nordeste
La Empresa 1 1
La Local 1 1
Otros grupos* 8 10
240
Capítulo 9. Colombia: transición a la paz o recomposición de violencias mafiosas y totalitarias
que tiene mínimas reformas, las cuales en ningún caso alteran los
intereses de las multinacionales ni los modelos neoliberales/neocon-
servadores que han dominado en Colombia. Las medidas de reforma
rural y apertura democrática son vistas desde esas instancias como
requisitos mínimos para la estabilización del Estado de Derecho y
para asentar las condiciones de convivencia desarmada y garantías
para la inversión. Y la justicia transicional que se ha instituido como
Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No
repetición ha sido avalada como una novedad acorde con los están-
dares internacionales y con los principios y normas de la Corte Penal
Internacional.
Estas posturas y compromisos desde la comunidad internacional
tienen especial significación en el gobierno y Congreso de los Esta-
dos Unidos, que consideran el AFP un logro para superar conflictos
armados y guerras en el continente, y lo abonan como fruto del Plan
Colombia/Estados Unidos. Como han señalado congresistas demó-
cratas y republicanos, en Colombia se concretó uno de los pocos lo-
gros de la presencia de Estados Unidos en una situación de guerra y
de inminencia de quiebre de un gobierno aliado.
Esas visiones consideran que la amenaza subversiva o terroris-
ta dejó de ser de alto nivel y, sobre todo, de estar encadenada con la
radicalización de la revolución bolivariana. Para el Plan Colombia y
para el Comando Sur de los Estados Unidos, al final de los noventa e
inicio del siglo XXI, el gran peligro para sus intereses estratégicos en
el continente era la alianza entre las FARC-EP y el gobierno chavista,
que abría posibilidades de integrar el oriente y sur de Colombia a un
proyecto de república federal bolivariana. El desmonte de las FARC-
EP, en Colombia, y la crisis del gobierno de Maduro, en Venezuela,
significan, para los estrategas de Washington, que el riesgo ha queda-
do superado y se mantienen solo amenazas menores a su hegemonía
y geopolítica.
Para los más importantes actores internacionales con presencia
en Colombia, lo estratégico de los acuerdos de paz es la estabilidad
regional e interna y la seguridad para las inversiones. Esta realpolitik
243
Camilo González Posso
El Plan de Paz con legalidad reduce al mínimo todo aquello que fue
bandera del NO en el plebiscito y la oposición al AFP, lo que a cinco
años de su aprobación ha conducido a negar los componentes de-
mocráticos indispensables para un avance cierto en la transición al
postconflicto y la superación de las violencias armadas, entre ellos
los siguientes:
248
Capítulo 9. Colombia: transición a la paz o recomposición de violencias mafiosas y totalitarias
Balances y desbalances
249
Camilo González Posso
ǣ
ȋʹͲʹͳȌǤ
Fuente: Instituto Kroc (2021).
ʹͲʹͳÀ
ï
Ó
El informe presentado en julio de 2021 por la Contraloría General de
×
À
la ʹ
República ͵Ͷ que
señala Óal
ritmo actual
de
asignaciones presupuesta-
×ï
×
ȋÀǡʹͲʹͳȌǤ
les y ejecución de los acuerdos de paz se tardaría entre 26 y 34 años
más cumplir con lo establecido en el Plan Marco de Implementación
Lo mínimo en reforma rural y en acceso a tierras
y según lo estimado para la ejecución completa (Contraloría, 2021).
ǡ
ȋʹͲʹͲȌǡ
À ʹͲͲǡ
ǡ
Lo mínimo en reforma rural y en acceso a tierras
ʹͲͳǡ
ÀÓʹͳ͵ͲǤ
En otros
×À
×ǡ
×
informes, como el de Open Democracy (2020), se indica que
al ritmo actual algunas
ǡ metas
ǡ se lograrían
enÀ
el 2070, y en
Ͷ͵ Ó proyectos
productivos,
sin ampliar la
À
cobertura
contratada en
2017, la meta
ͲǡͲͺΨ se
251
Camilo González Posso
252
Capítulo 9. Colombia: transición a la paz o recomposición de violencias mafiosas y totalitarias
253
Camilo González Posso
254
Capítulo 9. Colombia: transición a la paz o recomposición de violencias mafiosas y totalitarias
257
Camilo González Posso
258
Capítulo 9. Colombia: transición a la paz o recomposición de violencias mafiosas y totalitarias
Gráfico
Gráfico 8.8.Masacres
Masacres
ͳͶ
259
Mapa 2. Asesinatos de excombatientes de FARC-EP
Camilo González Posso
260
Capítulo 9. Colombia: transición a la paz o recomposición de violencias mafiosas y totalitarias
Bibliografía
263
Camilo González Posso
Kroc Institute for Peace Studies, Notre Dame University. (2021). Informes
de implementación del acuerdo de paz 2017 2021. Notre Dame: Kroc Institu-
te. En https://peaceaccords.nd.edu/barometer
Open Democracy. (2020). Cuatro años después del acuerdo de paz, Colombia
a paso de tortuga. Bogotá: Open Democracy.
264
Capítulo 10.
La centralidad contextual de lo político
en la consolidación de la paz en Colombia
Sergio de Zubiría Samper
265
Sergio de Zubiría Samper
267
Sergio de Zubiría Samper
Premisas hermenéuticas
271
Sergio de Zubiría Samper
274
Capítulo 10. La centralidad contextual de lo político en la consolidación de la paz en Colombia
279
Sergio de Zubiría Samper
280
Capítulo 10. La centralidad contextual de lo político en la consolidación de la paz en Colombia
284
Capítulo 10. La centralidad contextual de lo político en la consolidación de la paz en Colombia
Excurso final
Bibliografía
Espinosa, Laura. (2021). Cerrojos del régimen político colombiano: una pers-
pectiva latinoamericana. Tesis de maestría, Universidad Nacional.
286
Capítulo 10. La centralidad contextual de lo político en la consolidación de la paz en Colombia
287
Capítulo 11
Elementos para el análisis del presente
y las perspectivas del Acuerdo de Paz
con las FARC-EP *
Jairo Estrada Álvarez
Presentación
* Este capítulo es una versión resumida que fue extraída de Estrada Álvarez, Jairo.
(2021). Condiciones actuales de la implementación del Acuerdo de paz con las FARC-
EP. Complejidad y perspectivas. En La paz pospuesta. Situación actual y posibilidades del
Acuerdo de paz con las FARC-EP. Bogotá: CEPDIPO; Gentes del Común.
289
Jairo Estrada Álvarez
290
Capítulo 11. Elementos para el análisis del presente y las perspectivas del Acuerdo de Paz...
291
Jairo Estrada Álvarez
293
Jairo Estrada Álvarez
294
Capítulo 11. Elementos para el análisis del presente y las perspectivas del Acuerdo de Paz...
295
Jairo Estrada Álvarez
296
Capítulo 11. Elementos para el análisis del presente y las perspectivas del Acuerdo de Paz...
los territorios dejados por las FARC-EP, con las que al tiempo que se
superaban las lógicas de militarización y ocupación, así como de es-
tigmatización de las comunidades y organizaciones sociales como
retaguardias o “brazos largos” de la insurgencia armada, se asistía
al despliegue del Estado a través de lo que nunca o precariamente se
había manifestado: inversión e institucionalidad para el desempeño
de sus funciones sociales.
De manera concomitante se trataba del reconocimiento de que
la “paz territorial” más allá de una redefinida “intervención” del Es-
tado, descansaba sobre la más amplia participación social y ciuda-
dana y la asunción, por tanto, de que el territorio se construye con
fundamento en el reconocimiento de la acción colectiva de comu-
nidades y procesos organizativos en procura de mejoramiento de
sus condiciones de vida y de trabajo, de su bienestar y buen vivir. La
implementación temprana tenía como supuesto el abandono de la
doctrina estatal y militar de la “seguridad nacional” y del combate al
“enemigo interno” para en su lugar instalar y materializar el concep-
to de seguridad humana contenido en el Acuerdo.
Al presente es constatable que muy poco o nada de ello ha ocu-
rrido. Los territorios dejados por las FARC-EP quedaron sin ampa-
ro alguno y sometidos a una intensa disputa por su control entre
las guerrillas existentes, las organizaciones criminales vinculadas
con economías ilegales, especialmente la del negocio corporativo
transnacional del narcotráfico, incluidas las de contrainsurgencia
paramilitar, y las fuerzas militares estatales y de policía, confor-
mando entramados de guerra y de violencia territorial de compleja
configuración.
Sobre todo, al gobierno de Duque le cabe la responsabilidad polí-
tica de estar llevando al país por el camino de una nueva dinámica de
la guerra territorial, ahora mucha más difusa y de mayores compleji-
dades, con partes intervinientes de más difícil identificación en cada
caso. Lo hace por las convicciones propias derivadas de las posturas
de la derecha más extrema, que además de hacer trizas el Acuerdo,
persiste en la idea de la “solución final” militar; también por el hecho
297
Jairo Estrada Álvarez
300
Capítulo 11. Elementos para el análisis del presente y las perspectivas del Acuerdo de Paz...
301
Jairo Estrada Álvarez
307
Jairo Estrada Álvarez
308
Capítulo 11. Elementos para el análisis del presente y las perspectivas del Acuerdo de Paz...
312
Capítulo 11. Elementos para el análisis del presente y las perspectivas del Acuerdo de Paz...
Bibliografía
313
Jairo Estrada Álvarez
Revista Izquierda, 97. (2021b, junio). Paro y rebeldía en Colombia II. Bogo-
tá: Espacio Crítico; Centro de Estudios.
314
Tercera parte
Entre los órdenes de la dominación
y la rebelión social
Capítulo 12
La política exterior de Estados Unidos
frente a América Latina y Colombia
Jaime Zuluaga Nieto
Introducción
El triunfo del candidato del Partido Demócrata, Joe Biden Jr. en las
elecciones presidenciales de los Estados Unidos alentó expectativas
positivas en no pocos gobiernos, organismos internacionales y secto-
res sociales y políticos en todo el planeta sobre un necesario y espe-
rado cambio de rumbo en las políticas de este país. Durante cuatro
años Donald Trump erosionó la institucionalidad democrática, de-
bilitó el liderazgo estadounidense y exacerbó las incertidumbres de
una ya compleja situación internacional caracterizada, entre otros
factores, por la declinación de la hegemonía estadounidense y el ace-
lerado ascenso de la República Popular China.
El presidente Biden ha planteado la necesidad de revertir esa
situación y se ha comprometido con el fortalecimiento de la insti-
tucionalidad democrática, con la recuperación del liderazgo de los
Estados Unidos para lo cual ha retomado el camino del multilatera-
lismo y buscado fortalecer las relaciones con sus aliados tradiciona-
les, así como encarar decididamente el ascenso chino, sin desconocer
los cambios que en el contexto planetario ha provocado la pandemia
317
Jaime Zuluaga Nieto
320
Capítulo 12. La política exterior de Estados Unidos frente a América Latina y Colombia
321
Jaime Zuluaga Nieto
322
Capítulo 12. La política exterior de Estados Unidos frente a América Latina y Colombia
324
Capítulo 12. La política exterior de Estados Unidos frente a América Latina y Colombia
329
Jaime Zuluaga Nieto
330
Capítulo 12. La política exterior de Estados Unidos frente a América Latina y Colombia
La posición frente a estos países, que fungen como una reedición del
eje del mal del gobierno de Bush hijo, es indisociable de la política
de defensa de la democracia, los derechos humanos y la lucha con-
tra la corrupción. Venezuela, ha sido objeto de especial atención por
parte de la Casa Blanca, organismos multilaterales, gobiernos y di-
ferentes sectores sociales y políticos en la región, como quiera que
a su gobierno se lo señala de narcotraficante y de ofrecer santuarios
para el refugio del ELN y de los grupos disidentes de las FARC. En
el tratamiento de esta situación hay diferencias claras con la políti-
ca de Trump que le jugó a formas de intervención para derrocar al
presidente Maduro e, incluso, amenazó con acciones militares. En
la ejecución de esta política se apoyó en el gobierno colombiano, del
presidente Iván Duque, que circunscribió su política exterior a la lu-
cha por la salida de Maduro e intentó liderar una alianza regional
con tal propósito. Biden se apartó de esta posición y ha manifestado
que buscará una salida democrática mediante el diálogo entre el go-
bierno de Venezuela y los sectores de oposición y, aunque ha dicho
que no levantará las sanciones, ha expresado su preocupación por
el impacto negativo que estas están teniendo en la población que,
331
Jaime Zuluaga Nieto
333
Jaime Zuluaga Nieto
334
Capítulo 12. La política exterior de Estados Unidos frente a América Latina y Colombia
335
Jaime Zuluaga Nieto
Bibliografía
337
Jaime Zuluaga Nieto
Boron, Atilio y Lechini, Gladys. (2021). Las relaciones entre América La-
tina y Estados Unidos: balance y perspectivas. En Atilio Boron y Gladys
Lechini, Política y movimientos sociales en un mundo hegemónico. Leccio-
nes desde África, Asia y América Latina. Buenos Aires: CLACSO. En http://
biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/sur-sur/20100711034534/2_PICuno1.pdf
338
Capítulo 12. La política exterior de Estados Unidos frente a América Latina y Colombia
339
Jaime Zuluaga Nieto
340
Capítulo 13
La extrema derecha, el Acuerdo de Paz
y la movilización social
Consuelo Ahumada
341
Consuelo Ahumada
1
De acuerdo con una publicación de la misma entidad, la SIVJRNR tiene como fina-
lidad la consolidación de un escenario institucional transitorio o temporal suficiente
y apropiado para satisfacer los derechos de las víctimas del conflicto armado y contri-
buir en la reconciliación nacional (SIVJRNR, 2019).
343
Consuelo Ahumada
2
Para una visión más precisa de las dificultades políticas que atravesó el AF durante
el último año del gobierno de Santos, desde la perspectiva de algunos de sus colabora-
dores, ver Cristo y Rivera (2019).
344
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
3
En entrevista con varios periodistas durante las conversaciones del Caguán, algu-
nos comandantes guerrilleros allí reunidos señalaron que Pastrana les dijo que si
ganaba la Presidencia les despejaría los cinco municipios que ellos querían, un terri-
torio de 42.000 kilómetros cuadrados, como en efecto sucedió (El Tiempo, 2020, 4 de
noviembre).
345
Consuelo Ahumada
4
A este respecto, señaló en su discurso de posesión, el 7 de agosto de 2010: “Así como
no reconozco enemigos en la política nacional, tampoco lo hago en ningún gobierno
extranjero. La palabra guerra no está en mi diccionario cuando pienso en las relacio-
nes de Colombia con sus vecinos o con cualquier nación del planeta (…). Uno de mis
propósitos fundamentales como Presidente será reconstruir las relaciones con Vene-
zuela y Ecuador, restablecer la confianza, y privilegiar la diplomacia y la prudencia”
(República de Colombia, 2010).
346
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
5
Señala Enrique Santos Calderón al respecto: “Desde un comienzo pensamos que el
país ideal es Cuba, por razones de seguridad, confidencialidad, aislamiento y por la
probada seriedad de los cubanos en estas materias” (Santos Calderón, 2014, p. 22).
347
Consuelo Ahumada
6
Uribe Vélez desempeñó un papel decisivo en el fortalecimiento del paramilitarismo
en Colombia, primero como gobernador del departamento de Antioquia (1995-1997),
cuando creó e impulsó las cooperativas Convivir, que fueron su origen institucional.
Después, como Presidente de la República, le dio un carácter nacional a su proyecto.
Instituciones como la justicia, el notariado y registro cumplieron un papel importan-
te en el proceso de legalización del despojo de tierras.
349
Consuelo Ahumada
350
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
7
Hay varios episodios que así lo muestran. Por las redes sociales se han filtrado evi-
dencias de conversaciones de algunos de estos funcionarios con el expresidente. A
manera de ejemplo, el Alto Comisionado para la paz, Miguel Ceballos, renunció a su
cargo durante el estallido social, y en sus declaraciones señaló que lo hacía porque
352
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
353
Consuelo Ahumada
355
Consuelo Ahumada
356
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
358
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
9
Por el contrario, las historias de las víctimas de “falsos positivos” fueron minimiza-
das, negadas, ocultadas. Eran jóvenes anónimos, sin peso, desconocidos. “No estarían
recogiendo café”, justificó el expresidente cuando se destapó el escándalo, en octubre
de 2008. El día anterior su gobierno había dicho que los jóvenes habían sido dados de
baja en combate.
360
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
Conclusión
361
Consuelo Ahumada
Bibliografía
362
Capítulo 13. La extrema derecha, el Acuerdo de Paz y la movilización social
363
Consuelo Ahumada
364
Capítulo 14
Movilizaciones campesinas
en medio del paro nacional
Sus formas, reivindicaciones y alcances
365
Pedro José Arenas García
Antecedentes
1
Puede verse más información sobre la denominada Operación Artemisa en Red
Prensa Verde (2021).
2
Hacia 1985, la embajada de Estados Unidos en Bogotá alertó sobre la “narcoguerri-
lla”. En 1996, el general del Ejército Harold Bedoya Pizarro señaló que las FARC eran el
cartel más grande del mundo (El Tiempo, 1996, 19 de septiembre).
367
Pedro José Arenas García
bajo la idea de que es posible eliminar todos los cultivos de uso ilícito
por medio de la fuerza, pero aún más, de que al atacarse los culti-
vos se acaba el narcotráfico. Esto ha conllevado riesgos y daños para
campesinos, indígenas y afrodescendientes, quienes son realmente
los dueños de los cultivos en áreas remotas del país; se han aumen-
tado las conflictividades sociales, y dicha política se volvió combus-
tible para el conflicto armado; generó más victimización; desplazó
comunidades, atacó la seguridad alimentaria y, sobre todo, militari-
zó la vida rural en desmedro de la democracia.
Erróneamente, los “gobiernos neoliberales” –como los llama-
ra en Bolivia el sindicalista cocalero Evo Morales, quien luego fue-
ra presidente de ese país–, creyeron que la reducción de hectáreas
significaría un aumento del precio de la cocaína en las calles de Es-
tados Unidos, pero sobre todo que al atacar los cultivos se afectaría
la capacidad de los grupos armados. Los estrategas de la política de
drogas en Colombia enfocaron sus operaciones en quitar finanzas a
los grupos armados, más que en reducir seriamente el mercado de
drogas. Se sostuvo que si se reducen los cultivos disminuiría la vio-
lencia interna, sin darse cuenta de que su propia estrategia genera
más violencia, por el reacomodo de las facciones armadas que dispu-
tan el control de las regiones productoras, así como los corredores de
movilidad del narcotráfico. Al ser ilegal la cocaína, esta genera altas
rentas que son buscadas por feroces fuerzas que llegan a controlar
territorios, imponer órdenes sociales, corromper autoridades y esta-
blecer reglas de facto sobre la vida de las comunidades, las mismas
que el estado dice proteger con su estrategia.
El mercado de drogas está intacto en el mundo, antes que redu-
cirse, se ha ampliado. Así lo ha reconocido el actual embajador de
EE. UU. en Colombia Philip S. Goldberg. Según los últimos informes
de la Oficina de Drogas de la ONU, la cocaína se distribuye cada vez
más en países de África y en Asia, ha crecido su mercado de forma
exponencial en Oceanía, se amplía en América Latina y el Caribe,
mientras que se mantiene intacto en Europa y los Estados Unidos.
368
Capítulo 14. Movilizaciones campesinas en medio del paro nacional
Putumayo
372
Capítulo 14. Movilizaciones campesinas en medio del paro nacional
Meta - Guaviare
3
Para ubicar al lector en esta zona del país se encuentran los parques de La Macare-
na, Tinigua, Picachos, Nukak y Chiribiquete, siendo los más intervenidos por ocupa-
ción humana, los de Picachos, Tinigua y Macarena, estos últimos ubicados entre los
departamentos de Caquetá y Meta.
374
Capítulo 14. Movilizaciones campesinas en medio del paro nacional
4
Un resumen de los temas incluidos en el Acuerdo logrado en Altamira se encuentra
publicado en el portal de la Agencia Prensa Rural (op. cit.).
375
Pedro José Arenas García
Catatumbo
5
Entrevista con Juan Carlos Quintero, vocero de ASCAMCAT.
376
Capítulo 14. Movilizaciones campesinas en medio del paro nacional
Nariño
Bibliografía
386
Capítulo 15
Entre trizas y cenizas:
movilización social en el posacuerdo
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
387
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
se pactó una agenda social sino la dejación de las armas por parte
de la guerrilla más antigua y numerosa del continente, los acuer-
dos contenían una cierta proyección social y unos procedimientos
democráticos para adelantarla. Les correspondía a los movimientos
sociales impulsar esa agenda para cerrar el gran vacío reivindicati-
vo no explícitamente atendido por los firmantes, para así aclimatar
realmente una paz estable y duradera.
Para concretar el punto 2.2 del Acuerdo Final entre el Estado
colombiano y las FARC-EP (“Mecanismos democráticos de partici-
pación ciudadana, incluidos los de participación directa, en los di-
ferentes niveles y diversos temas”), las partes encargaron al Consejo
Nacional de Participación Ciudadana, con el apoyo de Foro Nacional
por Colombia, Viva la Ciudadanía y CINEP-Programa por la Paz, de
coordinar un proceso participativo para construir una Ley Estatuta-
ria de garantías de promoción de la participación ciudadana y para
el ejercicio del derecho a la movilización y la protesta social. De esta
forma, entre el 21 y el 31 de marzo de 2017, se llevaron a cabo seis
foros regionales y uno nacional para dar curso a una deliberación
plural sobre mecanismos democráticos de participación ciudada-
na. Estos eventos, más una consulta en línea, dieron la posibilidad
de recolectar insumos que permitieron identificar los lineamientos
generales y las propuestas que debería contener la mencionada Ley
Estatutaria. Según reportábamos en un texto al respecto, en los sie-
te eventos y en la consulta en línea participaron 2.500 personas en
representación de 1.541 organizaciones de los 32 departamentos del
país, pertenecientes a los más variados sectores sociales y populares
(García y Restrepo, 2017).
Los participantes en ese proceso analizaron, debatieron e hi-
cieron propuestas alrededor de los contenidos en el punto 2.2 del
Acuerdo Final, especialmente en cuanto a las exigencias de un Esta-
do que apoyara la organización y movilización social sin cercenar
la autonomía popular; el reconocimiento de la diversidad y plura-
lidad social del país; más información y control ciudadano sobre la
actividad estatal; y garantías para la protección de los líderes y las
388
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
1
No se incluye 2021 por no estar consolidadas las cifras, pero parece ser un año alto
en movilizaciones especialmente desde el paro nacional iniciado el 28 de abril.
389
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
390
ǡ ǡ
ǡ
±
Ǥ
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
Gráfico 1
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020).
ǡ
ʹ ͵ǡ
Y hablando
de repertorios,
× como
se observa
enlos
gráficos
ǡ 2
y 3,
hay
un notorio aumento de la movilización mientras disminuye el paro
×
Ǥ
o la huelga,
queÓ
era ǡ
la clásica forma
de protesta
aportada
ï histórica-
Ǥ ±
mente por el movimiento obrero. Esta tendencia se insinuaba desde
Àǡ
Ǥ
391
͵Ψ –ǡ
ǡ
ï Óǡ
À ǡ
×
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
–ǡ
ǡ
ǡ
À–
paradas, mítines– es el repertorio al que más acuden los protestata-
À
ante
rios en Colombia,
un cierre
político como el queencarna
el go-
×
ǡ
ǡ
bierno de Iván Duque con su incapacidad de negociar, se recurre a
formas más contenciosas de lucha, especialmente el bloqueo de vías
À
que termina teniendo un efecto multiplicador al impedir el trans-
Àǡ
ï
À
porte y la movilidad de personas –ǡ
y mercancías, con lo que se afecta
×
Ǥ
directamente la economía, perjudicando
–ǡ a toda la población y no ne-
cesariamente a los más ricos.
Óǡ
ʹͺǤ
ǡ
ǡ
ǡ ǡ
Gráficos 2 y 3 Gráficos 2 y 3
ǡ
ǡ
Àǡ
Ǥ
y3
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
ǡ ï ǡ
×
ǡ×
Ǥ
ȋ
ǡʹͲͳͻȌǡ
À
ͳͻͶͺ
ǡ
±
ǡ
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020).
ͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Ǥ
392
ǡ
À
×
À
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
2
Es la segunda fuerza armada, después del Ejército que cuenta con unos 220.000
miembros. Por su parte, el ESMAD (Escuadrón Antimotines) tiene casi 4.000 integran-
tes, triplicando el número con el que se originó en 1999 (Archila, 2019, pp. 101, 117).
393
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
3
Ha habido especial confrontación en algunos portales de transporte masivos utili-
zados –así fuera temporalmente– como lugares de detención policial. Tal parece ser el
caso del Portal de las Américas en la localidad de Kennedy en Bogotá.
394
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
395
ǡ
ǡ
ǡ
×
Ǥ
ǡ
×
Ǥ
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
396
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
4
Sin embargo, el paro del Catatumbo de 2013 fue protagonizado por cocaleros, y
campesinos de varias zonas del país (Meta, Guaviare, Norte de Santander y Antioquia)
han estado protestando en contra de la erradicación forzosa y ante el anuncio del rei-
nicio de las fumigaciones aéreas con glifosato. También son estos campesinos quienes
han venido exigiendo el cumplimiento del Programa Nacional Integral de Sustitución
de Cultivos Ilícitos (PNIS), producto del Acuerdo de Paz.
397
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020).
Los últimos eventos de protesta también nos hacen pensar que en
ï±
ǡ
ï±
ǡ
Colombia,
ǡ
ǡ
como
en
el resto del mundo,
se está
produciendo
un
cam-
×
×
bio
À
ǡ
À
ǡ
×
×
generacional que impulsa una nueva visión de la política, más
ǡ
ǡ
proclive
a
la acción
directa
que a
la electoral, con formas asamblea-
rias horizontales que rompen con la verticalidad de las tradicionales
ǡ
ǡ
À
À
ǡ
ǡ
ǡ
Ǥ
ǡ
Ǥ
organizaciones gremiales y sindicales, desconfía de las instituciones
ǡǡ×ǡ
ǡǡ×ǡ
y del Estado, mientras le apuesta a la solidaridad, se nutre de las re-
ǡ
ǡ
ǡ
ǡ
“Ǧ”
“Ǧ”
des y crea un lenguaje propio. No son los estudiantes, de quienes ya
Ǥ
ǡ
Ǥ
ǡ
hablamos, sino los y las jóvenes que no
tienen trabajo, ni estudio, ni
±
±
seguridad social, los “ni-ni” que han sido tan visibles en los recien-
Ǥǡ
ǡ
Ǥǡ
ǡ
tes estallidos sociales. El actual gobierno dice escucharlos, pero con
×Ǥ
×Ǥ
la idea de debilitar las organizaciones nacionales más consolidadas
que se expresan en el Comité Nacional de Paro. En realidad, es un
mero manejo instrumental para Gráfico
Gráfico
8 8 el estallido social, pues en
sofocar
concreto poco le ofrece a esta nueva generación.
398
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
Gráfico 8
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020).
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Gráfico 9
Gráfico 9 Gráfico 9
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020).
ȋ
ͺ ͻȌ
×
ǤÀǡ
ȋ
ͺ ͻȌ
×
ǤÀǡ
ǡ 399
ǡ
×
ǡ
À
ǡ
ǡ
À
×
–
À
ǡ À
×ǡ
–ǡ
–
×ǡ
–ǡ
ǡǤ
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
en los intentos legislativos por echar atrás leyes que protegen los de-
rechos sexuales y reproductivos de mujeres y poblaciones de sexua-
lidades divergentes, o aquellas que protegen derechos territoriales y
culturales de pueblos étnicos y sus derechos a la participación, como
la consulta previa, libre e informada (García et al., 2021).
De otra parte, las novedades tienen que ver con problemas que
se exacerban coyunturalmente por ciclos económicos o políticos, y
en los últimos años, por el manejo de la pandemia derivada de la CO-
VID-19. Por ejemplo, el exagerado presidencialismo. Según Rodrigo
Uprimny, hasta septiembre de 2020 el presidente Duque había ex-
pedido 115 decretos legislativos, casi un tercio de los producidos en
treinta años de vigencia de la Constitución (El Espectador, 2020, 6 de
septiembre, p. 31). Al mes de iniciado el paro del 28A, Duque expi-
dió el Decreto 575 que, sin declarar la conmoción interior a nivel na-
cional, lo hizo para ciertas regiones y así evitó el control de la Corte
Constitucional. A esto se suma la debilidad de un gobierno aislado
incluso por su mismo partido, que en vez de escuchar a sus electo-
res es sordo a las demandas sociales, y reacio al diálogo; en cambio,
está presto a usar la fuerza pública ante los reclamos ciudadanos,
dándole vía libre a la acción cada vez más desproporcionada de la Po-
licía. Ese mismo cuerpo fue el encargado de controlar a la población
ante las medidas excepcionales tomadas por los gobiernos nacional
y locales, para enfrentar la pandemia, y por eso tuvo muchos roces
cotidianos con los jóvenes, especialmente de las barriadas populares,
llevándolos a un mayor protagonismo, como ya señalábamos.
Hace unos años hablábamos de una mutación histórica de mo-
tivos de sabor más material a aquellos más políticos y culturales
(Archila, 2004). Pero esa mirada es más discutible ahora, porque se
mantienen muchos motivos que conectan lo material con lo político.
Así, por ejemplo, se mantiene como un motivo de primer orden la
lucha contra los incumplimientos tanto de los acuerdos de paz como
los pactados con distintos sectores sociales –mingas, paros en el Pa-
cífico, estudiantes especialmente en 2018, sectores agrarios, magiste-
rio y trabajadores estatales, por ejemplo–, y en torno a los servicios
401
Ó
× ×
À
ȋ
ǡ ʹͲͲͶȌǤ
ǡ
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
À
ǤÀǡǡ
públicos domiciliarios e infraestructura. Mientras otras demandas
–ǡ
À
ǡ
ʹͲͳͺǡ
de sabor
ǡ más cultural,
como la
defensa
ǡ de–ǡ
los derechos
humanos
en
sentido integral, implican reclamos también materiales.
ï
Ǥ Entonces
ǡlas mutaciones
históricas en Colombia
no están
conectadas con un
ǡ
±Ǥ
×
supuesto paso a sociedades posmateriales, sino a los cambios estruc-
turales de
en el modelo
desarrollo ǡ
y en el ejercicio
de la
democracia,
ǡ
aspectos a los que apuntaban los acuerdos de paz, que este gobierno
ǡ
Ǥ
ha querido hacer trizas.
Gráfico 10
Gráfico 10
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020).
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Gráfico 11
402
ʹͺ
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
Gráfico 11
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020).
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
404
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
5
76 de los 242 municipios donde operaban las FARC, hoy están colmados por la eco-
nomía ilegal. Y se ubican en su mayoría en cinco subregiones del país. La primera es
la que se conoce como el Catatumbo, ubicada en el departamento de Norte de San-
tander, limitando con Venezuela. La segunda región está al norte del departamento
de Antioquia, y allí están los municipios de Bajo Cauca Antioqueño y Nordeste An-
tioqueño. La tercera zona se ubica en el Pacífico colombiano, principalmente en la
costa de Nariño. Allí esta Tumaco y otros siete municipios. Esta fue la zona donde
asesinaros a los periodistas y a su conductor. La cuarta zona coincide con gran parte
del departamento del Chocó. La última zona se ubica en el sudeste del país: Guaviare,
sur del departamento del Meta y parte del Vichada. Véase https://elpais.com/interna-
cional/2018/04/17/colombia/1523997042_036762.html
405
Gráfico 12.
406
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
Gráfico 13
ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Gráfico 13
Gráfico 13
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
407
Fuente: BDLS (CINEP, 1975-2020). ǣȋǡͳͻͷǦʹͲʹͲȌǤ
Mauricio Archila y Martha Cecilia García
Conclusión
El recorrido que hemos realizado por las tendencias de las luchas so-
ciales en Colombia desde que se firmaron los acuerdos de paz con las
FARC-EP, contrastados con las trayectorias históricas de las protestas
en el país, muestra desiguales resultados. En algunos casos dichos
acuerdos estimularon los reclamos ciudadanos y las movilizaciones
cada vez más multitudinarias. Incluso abrieron la esperanza de un
408
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
Bibliografía
410
Capítulo 15. Entre trizas y cenizas: movilización social en el posacuerdo
411
Capítulo 16
Memorias de la revuelta social en Chile *
Isabel Piper Shafir
Haciendo memoria
* Una parte de este texto fue extraída de Piper Shafir, Isabel. (2021, verano). La espe-
ranza escéptica como afecto resistente. Revista Libre Pensamiento, 107.
413
Isabel Piper Shafir
Afectividad y resistencia
414
Capítulo 16. Memorias de la revuelta social en Chile
1
En marzo de 2021, a 17 meses de iniciada la revuelta y estando vigentes las medidas
de excepción y confinamiento sanitario, el monumento es retirado por las autorida-
des para ser restaurado. Se hace durante el toque de queda nocturno con una ceremo-
nia militar. Luego de unos días se construye un gran muro de concreto que rodea el
pedestal vacío y que es resguardado en forma permanente por la policía.
2
Cada ciudad tiene su propia zona cero, que responde a dinámicas territoriales par-
ticulares. No pienso que mi análisis pueda ser generalizable pero sí da claves que per-
mite su comprensión.
415
Isabel Piper Shafir
417
Isabel Piper Shafir
“No son 30 pesos sino 30 años”, manifestaba uno de los primeros slo-
gans que se usó durante la revuelta, haciendo referencia al alza en
30 pesos del pasaje de metro que propició la primera ola de protestas.
Por otro lado, recuerda que son 30 años, mirando hacia el fin de la
dictadura cívico-militar (1973-1990) y situando las manifestaciones
en un marco temporal amplio que las ancla en las memorias de nues-
tro pasado reciente. Estas memorias son críticas con ese pasado, con
la dictadura y con el proceso de transición a la democracia con el que
se le dio fin. Por medio de sus múltiples expresiones, distintos grupos
y sectores sociales establecen conexiones entre las violencias actua-
les y anteriores, y la bisagra que las articula es la memoria colectiva.
Mientras la dictadura habría instalado un modelo económico, social
y cultura productor de violencias y desigualdades, la transición es
significada como una operación de consolidación de ese sistema po-
lítico fuertemente restringido, que dio paso a una democracia tutela-
da por las fuerzas armadas y policiales, las que actúan con violencia
sobre la disidencia defendiendo el modelo económico y social here-
dado de la dictadura.
En Chile la noción de transición es usada para describir la salida
pactada de la dictadura cívico-militar de Pinochet hacia la democra-
cia. Su hoja de ruta fue definida por Pinochet e incluye una nueva
Constitución (que rige desde 1980 hasta ahora) y la realización de un
plebiscito en el que se vota SI o NO a Pinochet, y al que la mayor par-
te de los sectores políticos de oposición decidieron plegarse. Durante
la dictadura, la oposición debatía fuertemente sobre el carácter de la
transición: ¿debía ser un proceso pactado que siguiera el itinerario
del gobierno militar? o ¿debía ser producto de procesos de movili-
zación y lucha popular? La primera opción implicaba una lógica de
continuidad y de cambios sociales graduales que prometían ser con-
secuencia de la recuperación de la democracia. La segunda, identifi-
caba el terminar con la dictadura con el fin de su modelo económico
418
Capítulo 16. Memorias de la revuelta social en Chile
420
Capítulo 16. Memorias de la revuelta social en Chile
421
Isabel Piper Shafir
3
Para comprender las trampas del acuerdo y las condicionantes y limitaciones que
establece a la Convención Constituyente, ver Testa Ferreira (2019).
423
Isabel Piper Shafir
426
Capítulo 16. Memorias de la revuelta social en Chile
Bibliografía
Carvallo, Pelao y Pipper, Isabel. (2021). Chile, lo que hacen los pueblos:
despinochetizar el país, desmilitarizar la constitución. Cuadernos del Pen-
samiento Crítico Latinoamericano, 86, (Buenos Aires: CLACSO). En https://
www.clacso.org/chile-lo-que-hacen-los-pueblos/
427
Capítulo 17
Inestabilidad hegemónica
y crisis orgánica en América Latina
Lecciones urgentes desde un continente
en ebullición
El golpe pandémico
1
Ver https://www.whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2021/04/22/
fact-sheet-president-biden-sets-2030-greenhouse-gas-pollution-reduction-target-ai-
med-at-creating-good-paying-union-jobs-and-securing-u-s-leadership-on-clean-ener-
gy-technologies/
2
Ver https://www.whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2021/07/09/
fact-sheet-executive-order-on-promoting-competition-in-the-american-economy/
432
Capítulo 17. Inestabilidad hegemónica y crisis orgánica en América Latina
433
Mabel Thwaites Rey y Hernán Ouviña
434
Capítulo 17. Inestabilidad hegemónica y crisis orgánica en América Latina
3
Exacerbada por la temprana intervención militar y la ocupación del territorio na-
cional por parte de la MINUSTAH, desde 2004 a 2017.
440
Capítulo 17. Inestabilidad hegemónica y crisis orgánica en América Latina
4
Programa impulsado por el gobierno de Hugo Chávez e interrumpido tras la deba-
cle de la economía venezolana.
441
Mabel Thwaites Rey y Hernán Ouviña
5
La Constitución actual fue sancionada en 1980, en plena dictadura militar.
443
Mabel Thwaites Rey y Hernán Ouviña
447
Mabel Thwaites Rey y Hernán Ouviña
452
Capítulo 17. Inestabilidad hegemónica y crisis orgánica en América Latina
La coyuntura en perspectiva
453
Mabel Thwaites Rey y Hernán Ouviña
Bibliografía
454
Capítulo 17. Inestabilidad hegemónica y crisis orgánica en América Latina
Laval, Christian y Dardot, Pierre. (2013). La nueva razón del mundo. En-
sayo sobre la sociedad neoliberal. Buenos Aires: Gedisa.
455
Sobre los autores y autoras
457
Sobre los autores y autoras
458
Sobre los autores y autoras
459
Sobre los autores y autoras
460
Sobre los autores y autoras
461