B2 - H2 - Hispania Medieval 1
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II. Un espacio de intercambios
A. Intercambios culturales y económicos
Documento 1 Toledo en la época medieval Documento 2 La Córdoba de las tres religiones
Córdoba (…) se hizo árabe en la lengua, y el modo
de vestirse (…). Aquellos niños que jugaban a la
pelota (…), aquellos hombres que cruzaban el
puente romano o (…) aquellas mujeres que
caminaban con paso rápido (…) ¿qué eran: judíos,
cristianos o musulmanes? Nadie hubiera podido
decirlo (…). Eran cordobeses (…). La ciudad dibujaba
tres semicírculos concéntricos junto al río: en el
contorno los mozárabes españoles, en el medio los
árabes musulmanes, en el centro la Judería. Pero las
calles eran parecidas, las casas idénticas, la gente
intercambiable (…). Con motivo de las grandes
fiestas que señalaban el final de las cosechas, todos
los pueblos se mezclaban armoniosamente en las
plazas al son de los tamboriles y las guitarras.
Múltiple y una a la vez, Córdoba gozaba de su
libertad.
Maimónides (celebre filósofo judío, 1135/1204)
Documento 3
Guillaume de Clermont, joven monje francés, viaja a Toledo en 1152, algunos años después de la reconquista de la ciudad por
los cristianos.
Al llegar a lo más alto del cerro dio con una plaza de mercado abarrotada de tiendas de tela y una multitud
heterogénea de vendedores y curiosos. Nunca había visito un sitio tan abigarrado y ruidoso. […] Los campesinos
extendían en el suelo su mercadería de legumbres y frutas; los artesanos ofrecían recipientes de latón y vajillas de
barro; otros ambulantes llevaban sobre los hombros tal cantidad de babuchas que sus cabezas desaparecían bajo
ellas. […] Abundaban los individuos de aspecto árabe, aunque también se veían judíos barbudos de sienes rizadas;
francos como él, de cabellos rubios y de piel rosada, y castellanos rudos y efusivos. Distinguió otro grupo que, pese
a sus chilabas […], exhibían cruces cristianas colgadas del cuello. Entendió que se trataba de gente mozárabe, de
la que algo había oído hablar. Eran descendientes de los cristianos que habitaban Hispania antes de la invasión de
los musulmanes, y habían pasado tanto tiempo bajo su dominio que, aunque su fe seguía siendo cristiana, su lengua
y muchas de sus costumbres apenas se diferenciaban de las árabes. Sintió un instintivo disgusto al observar que
mozárabes, francos y castellanos se relacionaban con los mudéjares en amigable trato como si cristianos y
musulmanes no fueran gente enemiga […].
Mariano Calvo, La catedral de los traductores, 2018
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