El Cuaternario
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Eglee Zent
Venezuelan Institute for Scientific Research
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1980a: 17). Metafóricamente designa «cualquier lugar sumamente frío y des-
amparado» (Alba de, 1918: 302; Vergara, 1926: 148).
Este uso del término páramo refleja acuerdo descriptivo para limitar un
espacio natural, pero aglutina criterios vagos que no llegan a definir los límites
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del concepto. Un tratamiento más conceptual aparece en las referencias
literarias desde finales del siglo pasado y puede ilustrarse en estudios como los
del geógrafo y viajero alemán Sievers (1888a), en referencias de Humboldt a
partir de sus recorridos por los páramos colombo-ecuatorianos (1801-03/1886)
o en las de Ernst (1887) en páramos venezolanos. Humboldt, por ejemplo,
señala a los páramos como regiones cubiertas de plantas que no tienen
comparación con las de tierras altas alpinas, especialmente las gramíneas y
liqúenes (citado en Troll, 1968: 17). En el transcurso de este siglo, páramo va
a ser objeto de delimitaciones conceptuales específicas en virtud de sus ca-
racterísticas geológicas y climato-ecológicas afectadas por la situación geográfica
astronómica y por la altitud regional que ocupan (Monasterio y Reyes, 1980:49)
(Fig. 3-16).
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Figura 3-16. Aspectos ecológicos y humanos de los páramos. A. Valle glacial típico de Las González (3500-
3700 m), Páramo de Los Conejos (Sierra de La Culata). Se observan los barbechos de papa maduros (Julio
1988). B. Laguna glacial de la Santa Cruz (3950 m), Páramo de Santo Cristo (Sierra Nevada de Mérida).
Detrás delalagunaseobservauna roca aborregada con pulimento y fracturamiento glacial. C. Topografía
denominada "La Cara del Indio" (3950 m), Páramo de Los Conejos (Sierra de La Culata). Nótese la
topografía de aristas en la parte y de modelado glacial. E. Circos y laguna glacial (Laguna Azul), Páramo
de Llano del Trigo (3650 m; Sierra Nevada de Mérida). F. Restos de habitación humana (Manuel Suescún
y Loba), Páramo Don Alfonso (3600 m; Sierra Nevada de Mérida).
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En la literatura geológica, ecológica y botánica se proponen varias
zonaciones para limitar a los páramos tanto en relación con la alta montaña en
general como al interior del ecosistema paramero: 1. En lageología de los Andes
venezolanos la zona periglacial corresponde al área páramo, ubicada entre los
3600 m y el límite inferior de los glaciares a 4700 m s^n.m. aproximadamente
(ver secciones 3.1, 3.2 y 3.3), pero se presume qiie en las épocas de las
glaciaciones descendió a 2400 m en el sureste, y a 2900 m en el noroeste de la
Cordillera de Mérida (Schubert, 1975: 197; Glaciación Mérida, ver Capítulo 2).
2. Estudios ecológicos en las tierras altas andinas venezolanas destacan dos
zonas dentro del piso páramo: el Andino (entre 2000 y 4000 m s.n.m.) y el
Altiandino que se extiende entre los 4000 y 4765 m s.n.m. en la Sierra Norte,
y entre los 4300 y 5000 m s.n.m. en la Sierra Sur (Monasterio, 1980b: 99-100;
Azocar, 1980: 17). Aunque se subdivide en dos zonas, se considera al páramo
como una Región Natural en virtud de las convergencias dadas por similares
historia y evolución plio-pleistocena y contemporánea de los páramos (Mo-
nasterio, 1980a: 22). Una sub-clasifícación análoga (Dollfusy Lavalle, 1971:29)
diferencia entre páramo alto (3800-4600 o 4700 m s.n.m.) y páramo bajo (3200-
3700 m). Otros autores utilizando la misma nomenclatura establecen el
primero entre 3600 y sobre los 4000 m y el segundo entre 3000 y 4000 m (Molina
y Little, 1984: 56). 3. Los trabajos botánicos especialmente en páramos co-
lombianos han definido tres formaciones vegetales: Subpáramo o cinturón
inferior (3000-3500 m), bioma Páramo propiamente dicho (3500-4100 m) y
Superpáramo o cinturón superior (4100-4750 m; Cuatrecasas, 1968: 171, 177;
Cleef, 1978: 369; Lauer, 1979: 30-34). Además, publicaciones de ecología
vegetal de páramos venezolanos destacan la presencia de siete formaciones
compuestas de diversas asociaciones botánicas (Monasterio, 1980b: 94).
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conocimiento ambiental del vocero y a su estrecha concepción de pertenencia.
La presencia de entes sobrehumanos corre paralela a la de los entes humanos.
Ambas están relacionadas conceptualmente y graduadas en la medida en que
la acción de una, estimula efectos sobre la otra.
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Aún cuando no es extraño encontrar sobre los 3500 msnm árboles con amplias
hojas y denso foliaje (especialmente bosques de Polylepis sericea, incluso sobre
los 4000 m s.n.m.) y masas de epifitas (musgos, hongos, liqúenes), su presencia
se limita a áreas térmicamente favorecidas, en tanto que el cinturón continuo
de árboles esta casi limitado a la cota de 3000 m (Guhl, 1968: 211; Monasterio
y Reyes, 1980: 51).
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durante una o varias horas nocturnas, dando lugar a ciclos térmicos caracteri-
zados por heladas nocturnas/fusión diurna. Menos usuales son las ocurrencias
de heladas diurnas, pero se han registrado.
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que lo haría parecer paradójico (Pittier, 1929: 29; Tamayo, 1958: 13-15;
Cuatrecasas, 1968:170-171) así como algunas tendencias en las plantas. Entre
éstas se encuentran el fenómeno de reducir su crecimiento en longitud, lo que
se traduce en un acortamiento de los entrenudos, y a experimentar un crecimiento
lento (Pittier, 1929:29; Jahn, 1931a: 104-105; Troll, 1968:29-30). También a la
evapotranspiración se adjudican formas, tamaños y estructuras de las hojas.
Son comunes hojas más amplias apicalmente con inclinación a formas
espatuladas, obovadas u oblanceoladas, se observa también la predominancia
de hojas dentadas, lobuladas y pinnatisectadas. A esto se suma una usual
disminución en superficie del tamaño global de las mismas, desarrollos arro-
llados y carnosos. Las hojas usualmente presentan estructuras radicales,
coriáceas o rígidas cubiertas de indumentos pubescentes, velludas o tomentosas,
desarrollos de vainas, la desaparición de limbos y el engrosamiento de las
células epidérmicas. También son frecuentes los crecimientos de las hojas
conformando agrupamientos (Goebel, citado en Jahn, 1931a: 105-107; Pifano,
1961: 124; Guhl, 1968: 208; Mani, 1980: 130-131; Azocar, 1980: 19). Estos
rasgos morfológicos adaptativos favorecen el éxito de permanencia de las
plantas parameras.
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í
De acuerdo a la primera subregionalización, existen tres sub-pisos en el
páramo en virtud de la presencia o ausencia de plantas: a) el sub-páramo o
cinturón inferior (3000-3500 m s.n.m.); b) el cinturón medio o bioma páramo
propiamente dicho; y c) el super-páramo (4100-4750 m), o cinturón superior,
que coincide con el límite de las nieves (Cuatrecasas, 1968: 189; Cleef, 1978:
369).
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páramo, se traduce en su exitosa adaptación al ambiente, reflejado en términos
de los parameros, en su amplia colonización de extensas porciones del páramo.
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para definir páramo. La presencia o ausencia de comunidades botánicas es,
entonces, fundamental en el proceso de abstracción del ambiente paramero.
3.4.1. Agradecimientos
¡21