Derechos y Deberes de Los Pacientes
Derechos y Deberes de Los Pacientes
Derechos y Deberes de Los Pacientes
DE LOS PACIENTES
JAVIER SÁNCHEZ -C ARO
F ERNANDO ABELLÁN
DERECHOS Y DEBERES
DE LOS PACIENTES
(Ley 41/2002, de 14 de noviembre: consentimiento informado,
historia clínica, intimidad e instrucciones previas)
GRANADA, 2003
DISEÑO CUBIERTA: Alfonso Sánchez-Caro
© Los autores
E-mail: dchosanitario@wanadoo.es
http://www.derechosanitarioasesores.com
V. LA HISTORIA CLÍNICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
V.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
V.2. Evolución histórica y fines de la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
a) Evolución histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
b) Concepto legal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
c) Finalidad de la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
V.3. Derecho vigente en relación con la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . 66
V.4. Contenido de la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
V.5. Propiedad de la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
V.6. Usos de la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
V.7. Derecho de acceso a la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
V.8. Historia clínica y tribunales de justicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
V.9. Conservación y custodia de la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
V.10. Sentencias sobre la historia clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
SUMARIO XI
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
PREFACIO
D R. CARLOS P RACHT
Presidente de la Confederación Estatal de Pacientes en España
PRÓLOGO
Uno de los mayores méritos de los autores, por el que también les
quiero felicitar, es el acierto de los ejemplos en que basan las expli-
caciones de los distintos apartados de la ley, lo que permite que su lec-
tura haga interesantes los textos jurídicos a los que, en principio, la
mentalidad de muchos médicos se resiste.
XVIII DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
de Derechos Humanos, del año 1948 y la Declaración sobre la Promoción de los Derechos
de los Pacientes en Europa, promovida en el año 1994 por la Oficina Regional para Europa
de la Organización Mundial de la Salud.
3 Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad.
4 Convenio del Consejo de Europa para la protección de los derechos humanos y la
dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina, he-
2 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Por otro lado, hay que hacer constar que, con anterioridad a la ley bá-
sica, varias Comunidades Autónomas vienen regulando desde hace tiempo
esta materia promulgando leyes propias 5. No obstante, dado el carácter de
legislación básica que tiene la ley estatal, las disposiciones autonómicas,
que pudieran contradecir los preceptos de la misma, habrán de entenderse
sin efecto desde la entrada en vigor de aquélla 6 .
7 Art. 1 de la ley: «Ámbito de aplicación. La presente ley tiene por objeto la regula-
ción de los derechos y obligaciones de los pacientes, usuarios, profesionales, y de los cen-
tros y servicios sanitarios, públicos y privados, en materia de autonomía del paciente y de
información y documentación clínica».
8 V. disposición adicional cuarta de la ley básica.
9 Disposición adicional sexta de la ley básica. En cuanto a la responsabilidad de la
Ley General de Sanidad, la ley básica se remite al régimen sancionador previsto en el Ca-
pítulo VI del Título I de la citada ley.
4 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
16 En el art. 10.1 de la Ley General de Sanidad se recoge este derecho en los siguientes
términos: «1. Al respeto a su personalidad, dignidad humana e intimidad sin que pueda ser
discriminado por razones de raza, de tipo social, de sexo, moral, económico, ideológico,
político o sindical».
17 La importancia de la dignidad de la persona, de los derechos inviolables que le son
Posteriormente, hay que hablar de un Real Decreto de 1978 20, que re-
cogía en su Anexo una serie de garantías para los usuarios de los Centros
Hospitalarios, que fueron calificadas en su día de verdadera Carta de De-
rechos del Paciente, ya que tenían naturaleza jurídica y, por tanto, fuerza
obligatoria.
20 Real Decreto 2082/1978, de 25 de agosto. Algunos años más tarde fue declarado nulo
por el Tribunal Supremo (Sentencias de 29 de abril y de 10 de diciembre de 1982) por defec-
to de forma (concretamente por omisión del dictamen preceptivo del Consejo de Estado).
21 El punto 4.º de la citada Carta decía lo siguiente: «El paciente tiene derecho a re-
cibir información completa y continuada, verbal y escrita, de todo lo relacionado con su pro-
ceso, incluyendo diagnóstico, alternativas de tratamiento y sus riesgos y pronósticos, que
será facilitada en un lenguaje comprensible. En caso de que el paciente no quiera o no pue-
da recibir manifiestamente dicha información, ésta deberá proporcionarse a los familiares
o personas legalmente responsables».
22 A tenor de la Constitución Española de 1978, la libertad constituye un valor supe-
rior del ordenamiento jurídico (art. 1); además se establece que corresponde a los poderes
públicos promover las condiciones para que la libertad sea real y efectiva, debiéndose re-
mover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud (art. 9.2).
23 Sentencia 120/1990, de 27 de junio, que resolvió un caso de autorización de asis-
ral de Sanidad, de 1986, que reconocía el derecho a la libre elección entre las opciones que
le presentara el responsable médico de su caso.
8 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Por otro lado, debe recordarse que la Sala de lo Civil del Tribunal Su-
premo viene considerando desde hace tiempo la obligación de informar al
paciente o, en su caso, a los familiares del mismo, como un elemento esen-
cial de la lex artis médica o, lo que es lo mismo, del correcto actuar de los
facultativos 36, cuya trasgresión puede dar lugar a una condena.
Por su parte, la ley básica de 2002, que en esta cuestión deroga la pre-
visión anterior, simplifica la delimitación del contenido de la información,
estableciendo que la información clínica forma parte de todas las actuacio-
nes asistenciales y, de conformidad con lo indicado en el Convenio de
Oviedo, relativo a los humanos y a la biomedicina 51, dispone que la mis-
ma debe comprender como mínimo los siguientes extremos respecto de cada
intervención 52:
49 En la ley básica (art. 3) se define la información clínica como «todo dato, cual-
quiera que sea su forma, clase o tipo, que permite adquirir o ampliar conocimientos so-
bre el estado físico y la salud de una persona, o la forma de preservarla, cuidarla, mejo-
rarla o recuperarla».
50 En concreto, el artículo 10.5 de la citada ley, que deroga la ley básica de 2002, es-
tablecía que los pacientes tenían derecho «a que se les dé en términos comprensibles, a él
y a sus familiares o allegados, información completa y continuada, verbal y escrita sobre su
proceso, incluyendo diagnóstico, pronóstico y alternativas de tratamiento».
51 Art. 5 (segundo párrafo), del citado Convenio, donde se dice que la información
será acerca de la finalidad y la naturaleza de la intervención, así como de sus riesgos y con-
secuencias.
52 Art. 4.1 de la ley básica.
53 Art. 3 de la ley básica.
EL DERECHO DE INFORMACIÓN SANITARIA 17
54 JEAN MICHAUD.- Informe explicativo del Convenio relativo a los derechos huma-
ción» que se contiene en el artículo 3 del mismo texto en los siguientes términos: «la fa-
cultad del paciente o usuario de optar, libre y voluntariamente, entre dos o más alternativas
asistenciales, entre varios facultativos o entre centros asistenciales, en los términos y con-
diciones que establezcan los Servicios de Salud competentes, en cada caso».
56 Información y Documentación Clínica. Documento Final del Grupo de Expertos,
f) Explicación breve del motivo que lleva al sanitario a elegir una op-
ción y no otras.
Por otro lado, la ley básica contempla también el derecho de todo pa-
ciente o usuario a ser advertido sobre la posibilidad de utilizar los proce-
dimientos de pronóstico, diagnóstico y terapéuticos que se le apliquen en
un proyecto docente o de investigación, que en ningún caso podrá compor-
tar riesgo adicional para su salud 58.
de la Ley General de Sanidad en donde se dice que en todo caso será imprescindible la previa
autorización y por escrito del paciente y la aceptación por parte del médico y de la Direc-
ción del correspondiente Centro Sanitario.
59 Art. 4.2 de la ley básica.
60 V. el citado Art. 10.5 de la mencionada Ley General de Sanidad (precepto deroga-
Por otro lado, la ley básica modifica también el criterio de la Ley Ge-
neral de Sanidad, que prescribía que la información debía de prestarse de
forma verbal y escrita, fijando ahora como regla general que la información
se proporcionará verbalmente, eso sí dejando constancia de la misma en la
historia clínica 64. Las excepciones a la norma general las veremos más ade-
lante cuando tratemos del consentimiento informado.
La ley básica es muy clara a este respecto cuando dice que el titular
del derecho a la información es el paciente, admitiendo la posibilidad de
que sean también informadas las personas vinculadas a él, por razones fa-
miliares o de hecho, en la medida que el paciente lo permita de manera ex-
presa o tácita 69.
Por lo que se refiere a los incapaces 70, la ley básica establece que, ade-
más de informar a su representante legal, se informe también a los propios
afectados de modo adecuado a sus posibilidades de comprensión 71.
Así pues, al analizar los preceptos de la ley básica que hacen referen-
cia a la capacidad de los pacientes, hemos de distinguir la capacidad de
derecho y la capacidad de hecho. La primera, lógicamente, está sujeta a las
previsiones del Código Civil que presumen la capacidad de las personas
mientras no se declare judicialmente lo contrario, y la segunda consiste en
la valoración del enfermo que debe realizar el médico en determinadas si-
tuaciones.
Lógicamente, los pacientes pueden tener sus propias razones para de-
sear no conocer ciertos aspectos de su salud (por ejemplo, por miedo a de-
primirse), circunstancia que si embargo no tiene porqué suponer un obstá-
culo para la validez de su consentimiento a una intervención determinada 79.
10 de mayo.
92 S ÁNCHEZ-CARO , Jesús y Javier, El Médico y la Intimidad, ob. cit. (págs. 87 a 91).
93 Sentencia del Tribunal Constitucional 37/1989, de 15 de febrero.
30 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
104 Continúa esta resolución en los siguientes términos: «2. De acuerdo con la ante-
rior doctrina, resulta, pues, evidente que una intervención corporal consistente en la extrac-
ción de algunos cabellos de diversas partes de la cabeza y del pelo de las axilas, por la par-
te externa del cuerpo afectada y la forma en que está prevista su ejecución (a realizar por
el Médico Forense), no entra dentro del ámbito constitucionalmente protegido del derecho
a la intimidad corporal, ni, por lo tanto, puede llegar a vulnerarlo.
3. Sin embargo, una prueba pericial acordada en unos términos objetivos y tempora-
les, tan amplios como los que se describen a continuación, supone una intromisión en la es-
fera de la vida privada de la persona, a la que pertenece, sin duda, el hecho de haber con-
sumido en algún momento algún género de drogas, conducta, que, si bien en nuestro orde-
namiento es en sí misma impune, ello no obstante, el conocimiento por la sociedad de que
un ciudadano es consumidor habitual de drogas provoca un juicio de valor social de repro-
che que lo hace desmerecer ante la comunidad, por lo que la publicidad del resultado pericial
afectaría al ámbito constitucionalmente protegido del derecho a la intimidad personal. La
incidencia en el derecho a la intimidad personal se acentúa en un caso como el contempla-
do por la sentencia, dada la condición de guardia civil del imputado, al que se ordena so-
portar la intervención y pericia, pues si los resultados de la misma fueran positivos, en el
sentido de demostrar su consumo de cocaína u otras sustancias tóxicas o estupefacientes, y
aunque ello no llegara a tener para él consecuencias de orden penal en la causa, si podría
acarrearle eventualmente responsabilidades de tipo disciplinario».
Concluye esta importante sentencia con la afirmación de que la decisión judicial por
la que, bajo apercibimiento de incurrir en el delito de desobediencia, se obliga al recurren-
te a someterse a un rasurado del cabello de distintas partes de su cuerpo con el fin de cono-
cer si es o no consumidor de cocaína u otras sustancias tóxicas o estupefacientes, no encuen-
tra apoyo en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
36 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Estudios Ramón Areces, S.A., Madrid, 2001 (pág. 26). La citada autora se refiere al art. 417.2
del Código Penal que castiga la revelación por una autoridad o funcionario público de se-
cretos e informaciones de un particular, de los que tenga conocimiento por razón de su ofi-
cio o cargo, con las penas de prisión de 2 a 4 años, multa de 12 a 18 meses, y suspensión
de empleo o cargo público por tiempo de 1 a 3 años.
38 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Por último, debe recordarse que para las conductas que supongan una
agresión a la intimidad menos grave, de carácter no delictual, los afectados
pueden recurrir al ejercicio de las acciones que prevé la Ley Orgánica so-
bre Protección Civil del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y a la
Propia Imagen, donde se proclama que los citados derechos serán protegi-
dos civilmente frente a todo género de intromisiones ilegítimas, entre las
que se encuentran descritas «la revelación de datos privados de una perso-
na o familia conocidos a través de la actividad profesional u oficial de quien
los revela» y «la captación, reproducción o publicación por fotografía, fil-
me o cualquier otro procedimiento, de la imagen de una persona en luga-
res o momentos de su vida privada o fuera de ellos» 112 .
Internet y las nuevas tecnologías han creado una nueva realidad que
antes no existía. Como sostiene Á LVAREZ-C IENFUEGOS tenemos que asumir
111 El citado artículo 199 del Código Penal, en su apartado 1, contempla este delito
114 Á LVAREZ-C IENFUEGOS SUÁREZ , J.M.ª. Ver Prólogo de la obra citada Telemedicina
y Protección de Datos Sanitarios.- Aspectos legales y éticos.
115 V. Art. 18.4 de la Constitución Española de 1978.
V. también Alberto ANDÉREZ G ONZÁLEZ (Asesor Jurídico del Gobierno de Navarra y Le-
40 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
cia resolvió el Recurso de Inconstitucionalidad interpuesto por el Defensor del Pueblo contra
algunos incisos de los artículos 21.1 y 24.1 y 24.2, de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de
diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal.
118 Art. 18.1 de la Constitución Española, donde «se garantiza el derecho al honor,
cualquiera) y «datos privados» (conocidos por voluntad del titular o en circunstancias es-
peciales y tasadas por las leyes). Los datos privados los divide en «íntimos» (el titular debe
proporcionarlos regularmente en cumplimiento de sus obligaciones cívicas) y «secretos» (el
titular no está obligado a proporcionarlos salvo casos excepcionales). Asimismo, los datos
secretos, también llamados sensibles, los subdivide en «secretos profundos» y «secretos re-
servados», siendo estos últimos los únicos que quedan reservados en todas las ocasiones y
ante cualquier circunstancia. Manual de Derecho Informático. Ed. Aranzadi. (3.ª ed. Sep-
tiembre 2001) págs 50 a 53.
122 Art. 7.1 de la ley básica; y también art. 10.3 de la Ley General de Sanidad que re-
ropa, de 28 de enero de 1981, para la protección de las personas con respecto al tratamiento
automatizado de los datos de carácter personal, hecho en Estrasburgo y ratificado por Es-
paña el 27 de enero de 1984. En dicho apartado se definen los datos de carácter personal
relativos a la salud como «las informaciones concernientes a la salud pasada, presente y
futura, física o mental de un individuo», pudiendo tratarse de informaciones sobre un indi-
viduo de buena salud, enfermo o fallecido. Añade el citado apartado 45 que «debe enten-
derse que estos datos comprenden igualmente las informaciones relativas al abuso del al-
cohol o al consumo de drogas».
Y también, Recomendación Núm. R (97) 5, del Comité de Ministros del Consejo de
Europa a los Estados miembros relativa a la protección de los datos médicos, en la que se
afirma que «la expresión datos médicos hace referencia a todos los datos de carácter per-
sonal relativos a la salud de una persona. Afecta igualmente a los datos manifiesta y estre-
chamente relacionados con la salud, así como a las informaciones genéticas».
EL DERECHO A LA INTIMIDAD 43
caría todos los datos que de alguna forma se refieran a la salud tanto de in-
dividuos con buena salud, enfermos o fallecidos. 126.
Por esta razón, la ley básica establece que los centros sanitarios adop-
tarán las medidas oportunas para garantizar la confidencialidad de los ci-
tados datos, y elaborarán cuando proceda las normas y los procedimientos
protocolizados que garanticen el acceso legal a los datos de los pacientes 130.
bre de 1995, relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento
de datos personales y a la libre circulación de estos datos. También art. 6 del citado Con-
venio 108 del Consejo de Europa. Y dentro de nuestro derecho interno, art. 7 de la LOPD y
el Reglamento de Medidas de Seguridad (Real Decreto 994/1999).
130 Art. 7.2 de la ley básica, cuya interpretación debe hacerse conforme a los postu-
lados de la LOPD.
IV
EL RESPETO DE LA AUTONOMÍA DEL PACIENTE
dos Unidos cuando en 1914 el Juez Cardozo declaró en la sentencia del caso Schloendorff
que «Todo ser humano adulto y con plenas facultades mentales tiene derecho a determi-
nar lo que se va a hacer con su propio cuerpo y un cirujano que realice una operación sin
el consentimiento de su paciente comete una agresión a la persona, siendo responsable de
los daños que origine» (Schloendorff V. Society of New York Hospitals, 211 N.Y.125, 105
N.E. 92-96, 1914).
No obstante, la noción moderna del consentimiento que implica la obligación del mé-
dico no sólo de obtener el consentimiento, sino también de informar adecuadamente al pa-
ciente, surgió en California en 1957, a raíz del caso Salgo contra Leland Standford Jr.
University Board of Trustees, donde por primera vez se utilizó la frase «consentimiento in-
formado». En la sentencia de este asunto el Tribunal declaró que «un médico viola su obli-
gación hacia sus pacientes y es por tanto responsable, si retiene cualquier hecho que se con-
sidere necesario para que el paciente realice un consentimiento adecuado al tratamiento que
se le propone» (BEAUCHAMP, T.L. y Mc. CULLOGH, L.B., Ética Médica. Las Responsabilidades
Morales de los Médicos; Barcelona, Labor, 1987, 61-83).
EL RESPETO DE LA AUTONOMÍA DEL PACIENTE 47
144 Art. 3.2 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, ante-
riormente citada.
145 V. art. 8.1 de la ley básica, que alude a la información prevista en el artículo 4 de
la misma ley.
146 Art. 8.5 de la ley básica y 5 (párrafo tercero) del Convenio de Oviedo.
147 Art. 10.6 de la Ley General de Sanidad ya mencionado.
148 Art. 8.2 de la ley básica.
50 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
a) Intervención quirúrgica.
Asimismo, la norma consagra como máxima legal que cuanto más du-
dosa sea la efectividad de un procedimiento diagnóstico o terapéutico, más
necesario es desarrollar cuidadosos procesos de información y consenti-
miento y, por tanto, el uso del soporte escrito 153 .
en el mismo precepto citado de la ley básica: aquél que supone riesgos o inconvenientes de
notoria y previsible repercusión negativa sobre la salud del paciente.
152 Art. 8.3 de la ley básica, donde se dice que queda a salvo la posibilidad de incor-
taria, la ley básica, al referirse a los casos en que debe obtenerse el consen-
timiento informado por escrito, establece la obligación de facilitar al pa-
ciente una información básica y específica que concreta en los siguientes
aspectos 154:
d) Contraindicaciones.
159 En el art. 8 del Convenio de Oviedo se recoge también esta excepción de la siguien-
te forma: «Cuando, debido a una situación de urgencia, no pueda obtenerse el consentimiento
adecuado, podrá procederse inmediatamente a cualquier intervención indispensable desde
el punto de vista médico a favor de la salud de la persona afectada».
160 J EAN MICHAUD. Informe explicativo del Convenio relativo a los derechos huma-
nitenciaria.
163 Sentencias 120/1990, de 27 de junio, y 137/1990, 19 de julio.
54 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
A los efectos que aquí nos ocupan, resultan de gran interés los votos
particulares que se formularon contra las citadas resoluciones, en el senti-
do de considerar que la sujeción especial de los reclusos que se deriva de
la ley penitenciaria, si bien puede justificar limitaciones a determinados
derechos fundamentales como la libertad de movimientos, no tiene porqué
afectar, sin embargo, a otros derechos como los que se desprenden de la
condición de enfermo 164.
168 El art. 9.3 de la ley básica recoge las situaciones referidas y el apartado 4 del mis-
mo artículo menciona los casos de exclusión aludidos, que se rigen por lo establecido con
carácter general sobre la mayoría de edad y por sus disposiciones especiales de aplicación.
169 Art. 7 del Convenio de Oviedo.
58 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Ahora bien, la ley básica obliga a que, si el paciente tiene doce años
cumplidos, deba escucharse la opinión del menor antes de que su represen-
tante autorice la intervención. Se incorpora aquí el criterio expuesto ya en
el Convenio de Oviedo sobre los derechos humanos y la biomedicina, con-
sistente en que la opinión del menor será tomada en consideración como
un factor que será tanto más determinante en función de su edad y su gra-
173Art. 6.2 (segundo párrafo) del Convenio de Oviedo y art. 9 (primer párrafo) de la
Ley Orgánica 1/1996, de Protección del Menor.
V
LA HISTORIA CLÍNICA
V.1. Introducción
a) Evolución histórica
174 P EDRO L AÍN ENTRALGO, La historia clínica, 3.ª Edición, Madrid, Editorial
Triacastela, 1998, págs. 659; 738-754.
LA HISTORIA CLÍNICA 63
b) Concepto legal
En una aproximación más concreta la ley básica nos dice que la his-
toria clínica comprende el conjunto de los documentos relativos a los pro-
cesos asistenciales de cada paciente, con la identificación de los médicos
y de los demás profesionales que han intervenido en los mismos, y todo ello
con el objeto de obtener la máxima integración posible de la documenta-
ción clínica de cada paciente, al menos en el ámbito de cada centro 178.
Con una aclaración digna de encomio, la ley básica dispone que cada
centro archivará las historias clínicas de sus pacientes, cualquiera que sea
y documentación clínica, Madrid, Consejo General del Poder Judicial y Ministerio de Sa-
nidad y Consumo, 1997, Vol. I, págs. 45-90.
184 V. M.ª Teresa C RIADO DEL RÍO, Aspectos médico-legales de la historia clínica, Ed.
La ley básica afirma que todo paciente o usuario tiene derecho a que
quede constancia, por escrito o en el soporte técnico más adecuado, de la
información contenida en todos sus procesos asistenciales, tanto en el ám-
bito de atención primaria como de atención especializada, y siempre que
se trate de información trascendental para el conocimiento veraz y actua-
lizado de su estado de salud, debiéndose incorporar dicha información a la
historia clínica 186. Además, antes de entrar en la fijación del contenido
mínimo de dicha historia, se subraya que su finalidad principal es facilitar
la asistencia sanitaria, dejando constancia de todos aquellos datos que, bajo
criterio médico, permitan el conocimiento veraz y actualizado del estado de
salud del paciente 187.
Los apartados b), c), i), j), k), l), ñ) y o) sólo serán exigibles en la
cumplimentación de la historia clínica cuando se trate de procesos de hos-
pitalización o así se disponga.
glamentaria que regula el uso de la historia clínica de sus centros hospitalarios y la que hace
referencia al contenido, valoración, conservación y expurgo de los documentos del registro
de actividades clínicas de los servicios de urgencia de los hospitales y de las historias clí-
nicas hospitalarias (se trata de los Decretos, respectivamente, 272/1986, de 25 de noviem-
bre y 45/1998, de 17 de marzo). Asimismo, en lo que se refiere a la Generalidad Valencia-
na, hay que mencionar un Decreto por el que se regula la obligatoriedad de la historia clí-
nica y dos órdenes, la primera regula la confidencialidad y custodia de los datos médicos
de los servicios médicos de empresa, y la segunda normaliza los documentos de la historia
clínica hospitalaria de la Comunidad Valenciana y regula su conservación (en concreto, el
Decreto 56/1988, de 25 de abril, del Consejo de la Generalidad Valenciana y las Ordenes,
respectivamente, de 17 de febrero de 1994 y de 14 de septiembre de 2001, de la Consejería
de Sanidad).
194 V. M.ª Teresa C RIADO DEL RÍO. ob. cit. (págs. 51 a 73).
70 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
f) Veraz.
Sin desconocer la dificultad del tema, parece claro que en el ámbito del
Sistema Nacional de Salud, en el que los médicos y otros profesionales sa-
nitarios trabajan por cuenta y bajo dependencia de una institución sanita-
ria (y otro tanto habría que decir cuando se trata de centros sanitarios pri-
vados en que se den estas circunstancias), la custodia y conservación de la
historia clínica corresponde a la dirección del centro, así como el cumpli-
miento de las finalidades establecidas de antemano por la ley básica 196.
195 V. AULLÓ CHAVES , M. y P ELAYO P ARDOS, S., La Historia Clínica.- Unidad Didác-
dores 197, o bien por las actuales disposiciones de propiedad intelectual 198,
ha de entenderse, en todo caso, que los posibles o hipotéticos derechos se
transfieren en función de la relación de dependencia existente entre los pro-
fesionales sanitarios y las instituciones donde prestan servicio.
60-63.
LA HISTORIA CLÍNICA 73
General de Sanidad.
204 En el apartado 3 del art. 16 de la ley básica se dice que «El acceso a la historia
clínica con estos fines obliga a preservar los datos de identificación personal del paciente,
separados de los de carácter clínico-asistencial, de manera que como regla general quede
asegurado el anonimato, salvo que el propio paciente haya dado su consentimiento para no
separarlos».
74 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
207 El art. 18.1 de la ley básica dice lo siguiente: «El paciente tiene el derecho de acce-
so, con las reservas señaladas en el apartado 3 de este artículo, a la documentación de la his-
toria clínica y a obtener copia de los datos que figuran en ella. Los centros sanitarios regula-
rán el procedimiento que garantice la observancia de estos derechos». En el apartado 2 del
mismo artículo se admite también el acceso por representación debidamente acreditada.
208 El art. 18.3 de la ley básica establece que «El derecho de acceso del paciente a la
privada y familiar. Hace falta que exista un órgano independiente, que en dichos supuestos
pueda resolver la cuestión».
En el caso enjuiciado el Tribunal falló a favor del Sr. Gaskin, en el sentido de que se ha-
bía violado el artículo 8 del Convenio. Bien es verdad que lo que se apreció por el Tribunal fue
un defecto de organización y procedimiento, más que una infracción de fondo.
210 Art. 18.4 de la ley básica.
78 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Los criterios expuestos son, en tesis general, los que asume la ley bá-
sica. No obstante, la regla general es que el paciente tiene derecho de ac-
ceso a su historial con determinadas excepciones, teniendo derecho a ob-
tener copia de los datos que figuren en él y por supuesto que tal derecho
pueda ejercerse a través de la representación debidamente acreditada.
Ahora bien, como hemos dicho, la ley establece que el derecho de ac-
ceso por parte del paciente a la documentación de la historia clínica no
puede ejercitarse en perjuicio del derecho de terceras personas a la
confidencialidad de los datos que constan en ella, recogidos en interés
terapéutico del paciente, ni en perjuicio del derecho de los profesionales
participantes en su elaboración, los cuales pueden oponer al derecho de
acceso la reserva de sus anotaciones subjetivas. De esta manera, a través
de la correspondiente ponderación de bienes y valores en conflicto, resuel-
ve la ley las situaciones conflictivas.
En cuanto a los pacientes fallecidos, la ley básica dispone que los cen-
tros sanitarios y los facultativos de ejercicio individual sólo facilitarán el
acceso a la historia clínica de los pacientes fallecidos a las personas vin-
culadas a los mismos, por razones familiares o de hecho, salvo que el fa-
llecido lo hubiese prohibido expresamente y así se acredite. Sin embargo,
advierte la norma que no se facilitará información que afecte a la intimi-
LA HISTORIA CLÍNICA 79
dad del fallecido ni la que se refiera a las anotaciones subjetivas de los pro-
fesionales o la que perjudique a terceros 211 .
que proponga la acusación o que puedan disponer las autoridades judiciales o administrati-
vas. En conclusión, se puede decir que la sentencia sostiene la obligación del conductor de
someterse a la prueba, sin considerarlo autoincriminatorio (se trata de un supuesto muy pa-
recido al que ahora contemplamos).
214 «De la misma manera que la Ley de Enjuiciamiento Criminal regula el acceso ju-
Dicho autor hace algunas observaciones sobre el particular en las que in-
dica, como principio, que el médico no vendrá obligado a revelar a la auto-
ridad judicial los hechos presuntamente delictivos, de los que haya tenido co-
nocimiento en el ejercicio de su relación profesional con el paciente; también
considera necesario una intervención del legislador para determinar en qué
casos y en razón de qué tipo de delitos el médico no podrá excusarse en el
secreto profesional para no declarar como testigo; entiende igualmente que
cuando las autoridades judiciales demanden la entrega de la historia clínica
de un paciente para incorporarla en bloque a un procedimiento judicial, el
médico tendrá derecho a exigir que se precise qué informes o datos de la his-
toria clínica se consideran necesarios por la autoridad judicial, para el buen
fin de la investigación; asimismo cuando los médicos entreguen información
confidencial relativa a un paciente, en virtud del oportuno mandamiento ju-
dicial, deben advertir a los depositarios de la información de la especial obli-
gación de sigilo y reserva que asumen con su custodia; En cuanto a la entra-
da y registro en un centro médico, acordada por orden judicial, con objeto de
incautar historias clínicas relacionadas con un posible delito, deberá venir
precedida de la necesaria motivación en la que se pondere la gravedad de los
hechos denunciados, no siendo, a su juicio, compatible con las garantías cons-
titucionales una entrada y registro incondicional o carente de la previa y ne-
cesaria motivación; finalmente, en caso de duda el médico, cuando no pue-
da discernir en conciencia el interés que prevalece y siempre que sea reque-
rido judicialmente para ello, deberá pedir a la autoridad judicial que le dis-
pense del deber de secreto profesional. En fin, las situaciones descritas ad-
quieren mayor relevancia en relación con determinadas especialidades, como
psiquiatría, ginecología y psicología 215.
215 Secreto médico y confidencialidad de los datos sanitarios, ob. cit., págs. 306 y 307.
82 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
216 V. art. 17.1 de la ley básica. No obstante conviene significar que las diferentes leyes
219 Por lo que se refiere a la conservación a efectos judiciales habrá que estar a los
enero) confirmó una sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid en la que se fijó una
indemnización de 5 millones por daños y perjuicios, a pagar por el Hospital de la Princesa
de Madrid a un paciente, como consecuencia de la filtración de un historial clínico.
El paciente había ingresado en 1988 en el referido hospital, para ser intervenido
quirúrgicamente de un neuroma de Morton. A su entrada informó de su padecimiento del
síndrome de inmunodeficiencia adquirida, y desde el ambulatorio correspondiente se comu-
nicó al hospital que también presentaba infección sifilítica y hepatitis.
Una vez dado el paciente de alta hospitalaria, su historia clínica desapareció de la se-
cretaría del centro hospitalario, y según manifestó el alto tribunal, personas desconocidas
poseedoras del original o de copias de la historia clínica remitieron comunicaciones anóni-
mas al paciente y al director del establecimiento docente al que acudían a recibir instruc-
ción los hijos de aquél, revelando aspectos esenciales de la misma.
La Sala estimó que la cantidad fijada se estableció por tratarse de daños morales deri-
vados de la intromisión ilegítima en la intimidad personal.
225 El Tribunal Supremo declara no ser conforme al ordenamiento jurídico la norma
reglamentaria que impone a los profesionales médicos el deber de que, en las facturas y sus
copias que han de expedir y entregar, así como en las matrices que han de conservar, se con-
tenga la descripción de la asistencia médica prestada, dejando sin efecto en ese punto la ex-
presada normativa para los profesionales médicos colegiados (Sala 3.ª, Sentencia de 6 de
marzo de 1989).
LA HISTORIA CLÍNICA 85
dado que exigen una conducta activa y diligente, cuya inobservancia pue-
de generar responsabilidad, si se producen perjuicios evidentes y concre-
tos para el paciente 231 .
abril de 1996.
235 El Tribunal Constitucional (Sentencia 202/1999, de 8 de noviembre) ha conside-
rado que el mantenimiento en una ofician bancaria de una base de datos denominada «ab-
sentismo con baja médica», en la que se incluían datos del diagnóstico médico que dieron
origen a una situación de baja, constituía una vulneración del derecho a la intimidad de los
trabajadores. En la sentencia se especifica que: «la garantía de la intimidad incluye hoy un
entendimiento positivo que se traduce en un derecho de control sobre los datos relativos a
la propia persona. La llamada libertad informática es así el derecho a controlar el uso de los
mismos datos insertos en un programa informático —habeas data— y comprende, entre otros
aspectos, la oposición del ciudadano a que determinados datos personales sean utilizados
para fines distintos de aquel que legítimamente justificó su obtención».
El Tribunal Constitucional otorgó el amparo a un trabajador que había denunciado la
existencia de la mencionada base de datos, ordenando la inmediata supresión de las refe-
rencias diagnósticas contenidas en la misma y anulando las sentencias previas dictadas en
1996 por un Juzgado Social de Barcelona y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Finalmente, el Tribunal Constitucional aclaró que «a la vista del contenido del fiche-
LA HISTORIA CLÍNICA 87
La ley básica y las instrucciones previas. Ponencia del Master en Derecho Sanitario de la
Universidad Complutense de Madrid, 26 octubre 2002.
237 El citado autor menciona el documento de cuidados anticipados conocido como
«living will», propuesto por la Euthanasia Society of America, en 1967; el documento pro-
puesto por L UIS KUTNER en 1969, que abogaba por cesar el tratamiento médico en los ca-
sos de estado vegetativo del individuo, sin posibilidad de recuperar capacidades mentales y
físicas; y el testamento vital divulgado en 1972 por el Euthanasia Education Council.
90 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Por último, puede decirse que las instrucciones previas son el produc-
to de una sociedad pluralista, que valora sobre todo la autonomía y los de-
rechos de los individuos, y que ha impuesto un modelo médico autonomista,
superador del paternalismo médico tradicional. Pero también, como indi-
ca el profesor SÁNCHEZ GONZÁLEZ, son consecuencia de la conjugación del
factor social indicado con el factor médico tecnológico, entendido este úl-
timo como el progreso espectacular de la medicina que ha desarrollado
240 En la ponencia citada este autor refleja el hecho de que, hasta hace unos pocos
años, los médicos solían obedecer el llamado imperativo tecnológico, que obligaba a hacer
siempre lo técnicamente posible para alargar la vida al máximo y a cualquier coste, y este
imperativo tecnológico llegaba a imponer situaciones de encarnizamiento terapéutico.
241 Art. 11.1 de la ley básica. No obstante, habrá que entender que la representación
M ARTÍN, debe distinguirse entre testamento vital e instrucciones previas. El testamento vi-
tal sería la disposición anticipada sobre el mantenimiento o no de la vida, mientras que las
instrucciones previas consistirían en una manifestación más del consentimiento informado
que, sin embargo, no reconocerían la disposición sobre la vida. La ley básica y las instruc-
ciones previas. Ponencia del Master en Derecho Sanitario de la Universidad Complutense
de Madrid, 26 octubre 2002.
92 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
c) Post mortem. Por último, las que se realizan sobre el destino del
cuerpo o de los órganos del mismo (para donación total o parcial de los
órganos, para fines terapéuticos, para fines docentes o de investigación, tal
y como específica la Ley Foral Navarra).
La ley básica del paciente establece que cada Servicio de Salud re-
gulará el procedimiento adecuado para que, llegado el caso, se garantice
el cumplimiento de las instrucciones previas de cada persona, que debe-
rán constar siempre por escrito. En consecuencia, más allá de los requi-
sitos mínimos exigidos por la ley básica, es obligada la lectura de las di-
ferentes leyes de las Comunidades Autónomas, si bien el denominador
244 Art. 8.2 de la Ley 21/2000, de Cataluña; art. 4 bis.2 de la Ley 3/2001, de Galicia;
art. 11.5 de la Ley 10/2001 de Extremadura; art. 9.2 de la Ley Foral Navarra. En el caso de
La Rioja se exige que sea simultáneamente ante notario y tres testigos (art. 6.5.b de la Ley
2/2002, de La Rioja). La Ley Foral Navarra admite que otorguen las instrucciones previas
los menores emancipados y los adolescentes de más de 16 años (artículo 9.1 en relación con
el artículo 8. 2, apartado b, párrafo 2.º, de su ley 11/2002, de 6 de mayo, sobre los derechos
del paciente a las voluntades anticipadas, a la información y a la documentación clínica),
lo que contraviene lo dispuesto, como hemos visto, por la ley básica del Estado. Por su parte,
en el País Vasco la Ley de las voluntades anticipadas en el ámbito de la sanidad, de 12 de
diciembre de 2002, permite su formalización, además de ante notario o tres testigos, ante
el funcionario o empleado del Registro Vasco de Voluntades Anticipadas.
245 La Ley 10/2001 de Salud de Extremadura, y la citada del País Vasco exigen que la
nencia citada.
94 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
Por último, conviene recordar que la ley dispone que las instrucciones
previas podrán revocarse libremente en cualquier momento dejando cons-
tancia por escrito, lo que no es más que una consecuencia de la teoría ge-
neral del consentimiento informado 250. Por lo demás, parece razonable
entender que mientras el otorgante conserve su capacidad y libertad, su
voluntad prevalecerá sobre las instrucciones contenidas en el documento
ante cualquier intervención médica.
ca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años.
2. Se impondrá la pena de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios al sui-
cidio de una persona.
96 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara
hasta el punto de ejecutar la muerte.
4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muer-
te de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima
sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera
graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena infe-
rior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este artículo».
254 Art. 16.1 de la Constitución Española.
255 Art. 11.5 de la ley básica.
INSTRUCCIONES PREVIAS 97
260 Art. 143.4 del Código Penal, donde se dice que el autor será castigado con la pena
inferior en uno o dos grados a las señaladas en los puntos 2 y 3 del mismo precepto (el punto
2 castiga con la pena de 2 a 5 años al que coopere con actos necesarios al suicidio de una
persona, y el punto 3, con prisión de 6 a 10 años si la cooperación llegara hasta el punto de
ejecutar la muerte).
INSTRUCCIONES PREVIAS 99
261 Un ejemplo de esto último lo encontramos en la Ley Foral Navarra cuando dice
que «En las voluntades anticipadas se podrán incorporar manifestaciones para que, en el
supuesto de situaciones críticas, vitales e irreversibles respecto a la vida, se evite el sufri-
miento con medidas paliativas aunque se acorte el proceso vital, no se prolongue la vida
artificialmente por medio de tecnologías y tratamientos desproporcionados o extraordina-
rios, ni se atrase abusiva e irracionalmente el proceso de la muerte» (art. 9).
262 M. Ramón Sampedro Cameán, tetrapléjico desde la edad de 25 años como con-
contravención de cualquier tipo; asumo plenamente el riesgo que tal medicación pueda con-
llevar, y espero poder así, llegado el momento, morir dignamente». Por resolución de 9 de
octubre de 1995 el juez de instancia rechazó la pretensión del Sr. Sampedro, fundamentado
su decisión en que el art. 143 del Código Penal no permitía dar autorización judicial para
que una tercera persona ayudara a alguien a morir o causara la muerte de una persona. El
Sr. Sampedro interpuso recurso de apelación, que fue rechazado por Auto de 9 de noviem-
bre de 1996 de la Audiencia Provincial de La Coruña, que se fundamentaba en el art. 15 de
la Constitución y en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
El Sr. Sampedro acudió entonces al Tribunal Constitucional interponiendo un recurso
de amparo sobre la base de los derechos a la dignidad de la persona, al libre desarrollo de
la personalidad, a la integridad física y moral y a la tutela judicial efectiva. El recurso fue
registrado el 16 de diciembre de 1996.
El 12 de enero de 1998 el Sr. Sampedro murió con la asistencia de una o varias perso-
nas anónimas. Como consecuencia de ello se inició un procedimiento penal contra las per-
sonas que indiciariamente le habían ayudado a morir. Tras el fallecimiento del Sr. Sampedro,
su heredera hizo saber al Tribunal Constitucional que, en su condición de tal, pretendía con-
tinuar el recurso de amparo iniciado por éste y el 4 de mayo de 1998 formuló las conclu-
siones del correspondiente recurso de amparo.
263 Auto de fecha 11 de noviembre de 1998, confirmado por el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, que inadmitió el recurso presentado por la heredera del Sr. Sampedro,
en resolución de 26 de octubre de 2000.
INSTRUCCIONES PREVIAS 101
En estos casos el médico puede pensar que las instrucciones previas son
ambiguas o contradictorias, puede estimar que hay circunstancias nuevas
que no fueron previstas por el paciente, puede juzgar que contravienen el
mejor interés del enfermo en algún aspecto, o en alguna medida que éste
probablemente desconocía; puede pensar también el médico que no respon-
den a lo que pediría el paciente si todavía fuera capaz, y puede estimar
igualmente que solicitan un tratamiento fútil o que exigen un recurso es-
caso sujeto a racionamiento, o susceptible de mejor empleo.
por voluntad propia decisiones acordes con las instrucciones previas. Hoy día
los médicos son mucho menos proclives al encarnizamiento terapéutico.
4.—Los estados clínicos a los que hago mención más arriba son:
• ———————————————————————————————
• ———————————————————————————————
• ———————————————————————————————
• ———————————————————————————————
• Igualmente, manifiesto mi deseo de hacer donación de mis órganos
para transplantes, tratamientos, investigación o enseñanza.
INSTRUCCIONES PREVIAS 109
IV. REPRESENTANTE
• ———————————————————————————————
• ———————————————————————————————
Fecha
Firma
Nombre y apellidos
Dirección
Teléfono
Fecha
Firma
Testigo primero
Nombre y apellidos
DNI
Dirección
Firma
Fecha
Testigo segundo
Nombre y apellidos
DNI
Dirección
Firma
Fecha
Testigo tercero
Nombre y apellidos
DNI
Dirección
Firma
Fecha
sona a quien represento no pueda expresar por ella misma estas directri-
ces y en el caso de que no haya revocado previamente este documento, bien
en su totalidad o en la parte que a mí me afecta.
VII. REVOCACIÓN
Lugar y fecha …
Firma
LEY 41/2002, DE 14 DE NOVIEMBRE, BÁSICA REGULADORA
DE LA AUTONOMÍA DEL PACIENTE Y DE DERECHOS
Y OBLIGACIONES EN MATERIA DE INFORMACIÓN
Y DOCUMENTACIÓN CLÍNICA
pensables en favor de la salud del pa- chado su opinión si tiene doce años
ciente, sin necesidad de contar con su cumplidos. Cuando se trate de menores
consentimiento, en los siguientes casos: no incapaces ni incapacitados, pero
a) Cuando existe riesgo para la sa- emancipados o con dieciséis años cum-
lud pública a causa de razones sanita- plidos, no cabe prestar el consentimien-
rias establecidas por la Ley. En todo to por representación. Sin embargo, en
caso, una vez adoptadas las medidas caso de actuación de grave riesgo, según
pertinentes, de conformidad con lo es- el criterio del facultativo, los padres se-
tablecido en la Ley Orgánica 3/1986, se rán informados y su opinión será tenida
comunicarán a la autoridad judicial en en cuenta para la toma de la decisión
el plazo máximo de 24 horas siempre correspondiente.
que dispongan el internamiento obliga- 4. La interrupción voluntaria del
torio de personas. embarazo, la práctica de ensayos clíni-
b) Cuando existe riesgo inmediato cos y la práctica de técnicas de repro-
grave para la integridad física o psíqui- ducción humana asistida se rigen por lo
ca del enfermo y no es posible conse- establecido con carácter general sobre la
guir su autorización, consultando, cuan- mayoría de edad y por las disposiciones
do las circunstancias lo permitan, a su especiales de aplicación.
familiares o a las personas vinculadas 5. La prestación del consentimiento
de hecho a él. por representación será adecuada a las
3. Se otorgará el consentimiento por circunstancias y proporcionada a las ne-
representación en los siguientes supuestos: cesidades que haya que atender, siempre
a) Cuando el paciente no sea capaz en favor del paciente y con respeto a su
de tomar decisiones, a criterio del médi- dignidad personal. El paciente participa-
co responsable de la asistencia, o su es- rá en la medida de lo posible en la toma
tado físico o psíquico no le permita ha- de decisiones a lo largo del proceso sa-
cerse cargo de su situación. Si el pacien- nitario.
te carece de representante legal, el con- Artículo 10. Condiciones de la in-
sentimiento lo prestarán las personas formación y consentimiento por escri-
vinculadas a él por razones familiares o to.—1. El facultativo proporcionará al
de hecho. paciente, antes de recabar su consenti-
b) Cuando el paciente esté incapaci- miento escrito, la información básica si-
tado legalmente. guiente:
c) Cuando el paciente menor de a) Las consecuencias relevantes o de
edad no sea capaz intelectual ni emo- importancia que la intervención origina
cionalmente de comprender el alcance con seguridad.
de la intervención. En este caso, el con- b) Los riesgos relacionados con las
sentimiento lo dará el representante circunstancias personales o profesiona-
legal del menor después de haber escu- les del paciente.
118 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
clínica relacionados con sus propias fun- tratamiento se hará de forma que se evite
ciones. en lo posible la identificación de las per-
5. El personal sanitario debidamen- sonas afectadas.
te acreditado que ejerza funciones de 3. Los profesionales sanitarios tie-
inspección, evaluación, acreditación y nen el deber de cooperar en la creación
planificación, tiene acceso a las historias y el mantenimiento de una documenta-
clínicas en el cumplimiento de sus fun- ción clínica ordenada y secuencial del
ciones de comprobación de la calidad de proceso asistencial de los pacientes.
la asistencia, el respeto de los derechos 4. La gestión de la historia clínica
del paciente o cualquier otra obligación por los centros con pacientes hospitali-
del centro en relación con los pacientes zados, o por los que atiendan a un núme-
y usuarios o la propia Administración ro suficiente de pacientes bajo cualquier
sanitaria. otra modalidad asistencial, según el cri-
6. El personal que accede a los datos terio de los servicios de salud, se reali-
de la historia clínica en el ejercicio de zará a través de la unidad de admisión y
sus funciones queda sujeto al deber de documentación clínica, encargada de in-
secreto. tegrar en un solo archivo las historias
7. La Comunidades Autónomas re- clínicas. La custodia de dichas historias
gularán el procedimiento para que que- clínicas estará bajo la responsabilidad de
de constancia del acceso a la historia clí- la dirección del centro sanitario.
nica y de su uso. 5. Los profesionales sanitarios que
Artículo 17. La conservación de la desarrollen su actividad de manera indi-
documentación clínica.—1. Los centros vidual son responsables de la gestión y
sanitarios tienen la obligación de conser- de la custodia de la documentación
var la documentación clínica en condicio- asistencial que generen.
nes que garanticen su correcto manteni- 6. Son de aplicación a la documen-
miento y seguridad, auque no necesaria- tación clínica las medidas técnicas de
mente en el soporte original, para la de- seguridad establecidas por la legislación
bida asistencia al paciente durante el reguladora de la conservación de los fi-
tiempo adecuado a cada caso y, como cheros que contienen datos de carácter
mínimo, cinco años contados desde la fe- personal y, en general, por la Ley Orgá-
cha del alta de cada proceso asistencial. nica 15/1999, de Protección de Datos de
2. La documentación clínica tam- Carácter Personal.
bién se conservará a efectos judiciales de Artículo 18. Derechos de acceso a
conformidad con la legislación vigente. la historia clínica.—1. El paciente tiene
Se conservará, asimismo, cuando existan el derecho de acceso, con las reservas
razones epidemiológicas, de investiga- señaladas en el apartado 3 de este artícu-
ción o de organización y funcionamien- lo, a la documentación de la historia clí-
to del Sistema Nacional de Salud. Su nica y a obtener copia de los datos que
122 DERECHOS Y DEBERES DE LOS PACIENTES
vas competencias, dictarán las disposi- Ley 14/1986, General de Sanidad, sin
ciones precisas para garantizar a los pa- perjuicio de la responsabilidad civil o
cientes o usuarios con necesidades espe- penal y de la responsabilidad profesional
ciales, asociadas a la discapacidad, los o estatutaria procedentes en derecho.
derechos en materia de autonomía, infor-
mación y documentación clínica regula- Disposición transitoria única. In-
dos en esta Ley. forme de alta.—El informe de alta se re-
girá por lo dispuesto en la Orden del
Disposición adicional quinta. Infor- Ministerio de Sanidad, de 6 de septiem-
mación y documentación sobre medica- bre de 1984, mientras no se desarrolle
mentos y productos sanitarios.—La in- legalmente lo dispuesto en el artículo 20
formación, la documentación y la publi- de esta Ley.
cidad relativas a los medicamentos y
productos sanitarios, así como el régi- Disposición derogatoria única. De-
men de las recetas y de las órdenes de rogación general y de preceptos concre-
prescripción correspondientes, se regula- tos.—Quedan derogadas las disposicio-
rán por su normativa específica, sin per- nes de igual o inferior rango que se
juicio de la aplicación de las reglas es- opongan a lo dispuesto en la presente
tablecidas en esta Ley en cuanto a la Ley y, concretamente, los apartados 5, 6,
prescripción y uso de medicamentos o 8, 9 y 11 del artículo 10, el apartado 4
productos sanitarios durante los proce- del artículo 11 y el artículo 61 de la Ley
sos asistenciales. 14/1986, General de Sanidad.