Cuestionario Tema 5
Cuestionario Tema 5
Cuestionario Tema 5
1.- Sujeción del trabajador al poder de dirección del empresario. Así, el empresario,
como titular de los medios de producción, tiene la facultad legal de impartir al
trabajador las órdenes e instrucciones que estime convenientes, las cuales deberá
obedecer para el ejercicio de su trabajo.
2.- Sujeción del trabajador al poder disciplinario del empresario. El empresario tiene la
facultad legal de imponer sanciones al trabajador y estas son inmediatamente
ejecutivas.
2.- Ajenidad en los frutos o resultados. Implica que el trabajador no se apropia de los
frutos o resultados de su trabajo, sino que estos pertenecen íntegramente al
empresario como titular de los medios de producción.
Son indicios de ajenidad: la percepción como salario de una cuantía más o menos
estable, con periodicidad cierta en el tiempo, la no participación en pérdidas de la
empresa, la no aportación por el trabajador de medios de trabajo de valor
considerable.
5.- ¿Por qué resulta difícil la calificación jurídica del contrato de trabajo?:
¿qué criterios utiliza la jurisprudencia para la calificación jurídica del
contrato de trabajo?
Los problemas de calificación jurídica se originan, singularmente, por las siguientes
razones:
1-. Porque los elementos definidores del contrato de trabajo son poco precisos.
2.- Por la existencia de figuras jurídicas afines al contrato de trabajo, de tipo civil,
cuyo objeto lo constituye también la prestación de trabajo y que, por tanto, se pueden
confundir con el contrato de trabajo. Es el caso del contrato de sociedad civil, contrato
de ejecución de obra o el contrato de arrendamiento de servicios.
3.- Por la frecuente presencia de una voluntad maliciosa en las partes a la hora de
calificar el contrato de trabajo. Dicha voluntad maliciosa puede provenir del
empresario al que le puede interesar no calificar la relación jurídica como laboral para
eludir la aplicación de las normas laborales que le resultan más onerosas. En otros
casos, la voluntad maliciosa puede provenir del trabajador que le interesa clasificar
como laboral una relación jurídica que no lo es, con el fin singular de obtener
prestaciones indebidas de seguridad social. Piénsese, por ejemplo, en un socio de una
sociedad mercantil, que cuenta con un 50% del capital y suscribe un contrato de
trabajo con dicha sociedad de la que es accionista a fin de obtener indebidamente una
prestación de desempleo.
Los tribunales vienen manejando unos criterios de calificación jurídica para identificar
el contrato de trabajo. Son los siguientes:
3.- Presunción de laboralidad del art. 8.1 ET. Este precepto establece que:
-No es necesario para que exista contrato de trabajo que éste se concrete por escrito.
La forma escrita no tiene carácter constitutivo.
-Será la parte que alegue la inexistencia del contrato de trabajo la que tenga la carga
de demostrarlo.
-En caso de duda razonable en la calificación, el juez se habrá de decantar por la
existencia de contrato de trabajo.
4.- Indicios de dependencia y ajenidad. Los tribunales a la hora de calificar la relación jurídica
ponderan la existencia de indicios de los elementos configuradores del contrato de trabajo.
Supone que:
-No es necesario para que exista contrato de trabajo que éste se concrete por escrito.
La forma escrita no tiene carácter constitutivo.
-Será la parte que alegue la inexistencia del contrato de trabajo la que tenga la carga
de demostrarlo.
Su virtualidad es:
Se trata de un precepto muy similar al art. 1.1 ET, por lo que parte de la doctrina le ha
negado virtualidad, diciendo que se trata de una redefinición del contrato de trabajo.
- Es frecuente la realización de este tipo de trabajos para entidades sin ánimo de lucro.
- Que el trabajador no perciba un salario. Existe una presunción iuris tantum del
carácter no retribuido del trabajo familiar. Si se prueba que a pesar de ser familiar del
empresario y convivir con él, si se percibe un salario del mismo, si existirá una efectiva
relación laboral entre ambos.
- Cuando el trabajador familiar y el resto de los familiares con los que conviva posean
el 50% o más del capital social de la sociedad mercantil en la que trabaje.
Sí, cuando se prueba que a pesar de ser familiar y, en su caso, convivir con
el empresario, se percibe un efectivo salario del mismo.
Aunque la jurisprudencia viene sosteniendo que una misma persona no puede reunir
simultáneamente, como regla general, la condición de trabajador común o alto
directivo y consejero o administrador.
El elemento decisivo definidor de la figura del empresario, como sujeto del contrato de
trabajo, es ser el sujeto receptor de la prestación de trabajo, siendo irrelevante la forma o
apariencia jurídica que adopte.
El empresario puede ser una persona física o jurídica de naturaleza privada o un sujeto de
Derecho público: las Administraciones Públicas de cualquier ámbito pueden contratar
personal en régimen de laboral, sometiéndose a la legislación laboral como si de un sujeto
privado se tratase.
CENTRO DE TRABAJO – Es la unidad productiva con organización específica que sea dada de
alta, como tal, ante la autoridad laboral. El dato definidor del centro de trabajo es el hecho de
contar con una “organización específica” dentro del conjunto de la empresa.
Por ofrecer un EJEMPLO global de los tres conceptos (empresa, centro de trabajo y unidad
productiva autónoma), el Corte Inglés SA sería la empresa, los centros de trabajo de Alicante,
Murcia, etc. serían centros de trabajo y, por ejemplo, las dependencias del Corte Inglés de
Alicante destinadas la venta específica de música y dispositivos informáticos sería una unidad
productiva autónoma.