Bioetica Trabajo de Investigacion Final
Bioetica Trabajo de Investigacion Final
Bioetica Trabajo de Investigacion Final
I. INTRODUCCION
El concepto de Bioética representa una nueva disciplina, surgida en los últimos treinta
años, que, estudia la incidencia ética de las nuevas tecnologías sobre el ser humano y
para la libertad.
Por tanto, los Comités de Bioética son grupos interdisciplinarios para debate y decisión,
en busca de la solución más adecuada para una gran cantidad de conflictos éticos que
persona humana de los pacientes, cuya esencia es ser “sujeto de derecho, de razón y
entre utilizar sus recursos o limitarlos en favor del respeto a la persona humana,
conflicto por el cual han surgido disciplinas como la Bioética, siendo una de sus
siendo una de las áreas donde más se ha sentido la tensión entre la ciencia y la ética,
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de salud, han irrumpido en el acto médico de tal forma que se siente un
contaba.
administrativos que impone un trabajo organizado bajo sistemas de salud; aunque los
resultados alcanzados son mucho más efectivos que antes, ha quedado de lado el
Por su parte el paciente de hoy no es el actor sumiso, confiado y tolerante del ayer,
sino alguien que exige el servicio como un derecho, que indaga por la calidad de éste,
puesto que es un servicio que paga y no está dispuesto a aceptar calladamente sus
fallas.
presten los servicios, se tenga primero presente su condición de ser humano, el cual
consiste en poder seguir actuando bajo sus creencias más sublimes y costumbres más
éste, necesario para que la intervención médica logre vencer una enfermedad mediante
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II. DESARROLLO
Bioética es un término nuevo, que no había sido escrito nunca en ninguna lengua antes
del inicio de los años setenta del siglo pasado. La palabra inglesa Bioethics, localizada
por primera vez en literatura, fue usada por el oncólogo estadounidense Van
Rensselaer Potter. Bioethics es una palabra compuesta por bio, vida, y ethos, ética, o
mejor dicho, reflexión sobre los comportamientos humanos.
Por otro lado, era sumamente cercana la experiencia de los crímenes nazistas, puestos
al desnudo con el juicio de Nuremberg, como los experimentos indiscriminados, la
eugenética, la eutanasia, y todo lo descubierto, con lo cual habían sido suprimidas no
solo muchas libertades, sino el vehículo mismo a través del cual se ejercita la libertad,
es decir la vida física, brutalizada, o suprimida, en nombre de una ciencia y de un
pensamiento al máximo materialistas, reduccionistas y niquilistas, que requerían de ser
cancelados a través de una fuerte reflexión sobre el significado mismo de la vida.
Fue así que en la época prehistórica de la bioética, cuando aún no existía el nombre,
se dejaba oír ya en el mundo cultural un fuerte pensamiento de toma de conciencia,
que venía descripto apropiadamente por las reflexiones del filósofo Hans Jonas, que
giraba en torno al ser de tipo ontológico su principio de responsabilidad.
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En los años sesenta se había acentuado la postura que prevalecía inmediatamente
después de la segunda guerra mundial, en parte por los motivos ya recordados, de
desconfianza en la positivista certeza del progreso ofrecido por la ciencia y la técnica, y
se comenzaba a preguntar con insistencia si la división en las dos culturas, por una
parte la científica y por la otra la humanista, habría sido beneficiosa y sobre todo
pudiera beneficiar en el futuro, al género humano.
Dejando a un lado los puntos de reflexión a propósito de la ética de la vida en todas las
corrientes de pensamiento de la antigüedad, queremos recordar el indudable aporte
dado a las problemáticas de las cuales al día de hoy se ocupa la Bioética, por parte de
la cultura y el pensamiento cristianos.
En este sentido tuvo un rol decisivo el magisterio del Papa Pío XII, que a través de sus
discursos escritos, transmitidos por radio, y recogidos en el discurso a los médicos,
publicado en 1959 en muchas circunstancias dirigido directamente a los operadores
sanitarios y en particular frente a los consejos médicos sobre las problemáticas
entonces emergentes de la sexualidad, de la procreación, de la responsabilidad
profesional, del aborto, de la inseminación artificial, de la valoración de la muerte, de la
eugenética, de la eutanasia, de los transplantes, por mencionar algunos representa al
día de hoy un precioso instrumento.
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A mitad de los años cincuenta del siglo pasado, en Estados Unidos, el teólogo
protestante J. Fletcher encendió un debate con su libro Morals and Medicine, en el cual
sostenía la importancia de la libertad de cada quien de autodeterminarse, en base al
principio de autonomía. Fueron inmediatas las respuestas de teólogos católicos e
incluso de otro teólogo protestante, P. Ramsey, en el refutar la tesis del libro, que con
una radical contestación cambiaba el peso de las soluciones morales.
Ciertamente se había abierto una grieta importante sobre todo por aquello que había
sido hasta entonces la relación médico-paciente, un paternalismo que a Fletcher le
parecía ya fuera de lugar, y se invocaba con gran voz el derecho de conocer la verdad
sobre el diagnóstico, el derecho de control sobre la paternidad y la maternidad con la
contracepción y la esterilización, el derecho de vencer a la esterilidad con la
inseminación artificial y el derecho de morir con la eutanasia.
Todas estas instancias serán recuperadas sucesivamente sobre todo por los
bioeticistas que se remitirán a una Bioética liberal, también llamada laica.
Nos encontramos ahora frente a otro de los pioneros de la Bioética, Andre Hellegers,
ginecólogo y obstetra de origen holandés que fundó en Washington, al interior de la
Universidad de Georgetown, en 1971, The Joseph and Rose Kennedy Institute for the
Study of the Human Reproduction and Bioethics. Hellegers focalizó su atención, a
diferencia de la idea originaria de Potter, en los problemas y las instancias puestas por
los dilemas de la medicina, como la reproducción humana, el control de la natalidad, las
políticas demográficas, y concibió la bioética como una disciplina que integra y sintetiza
los conocimientos médicos y éticos.
Mientras Potter veía en la Bioética un “puente entre biología y ética”, con una
aproximación global a todos los componentes de la vida, no solo de índole médico,
Hellegers difundió un concepto de bioética como “puente entre medicina, filosofía y
ética” con una metodología interdisciplinar, que según este último habría llevado al
clínico-bioeticista a ser más experto que el moralista tradicional en los problemáticos
dilemas respecto a la vida, la salud y la enfermedad.
Al día de hoy la Bioética que prevalece sigue en gran medida la herencia de Hellegers,
con su opción médica, si bien no deja de lado el importante rol desempeñado por
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Potter, que con su Bioética Global ha aportado una notable contribución al tomar en
consideración las problemáticas de la biosfera también en relación a la calidad de la
vida física del hombre y ha llevado al nacimiento de la ética ambiental.
En el resto del mundo comenzaron de igual forma a surgir centros e institutos en los
diversos continentes, así como en muchas naciones de América Latina, que dieron
lugar a publicaciones, revistas y libros, que en esta circunstancia no traemos a colación
por razones de espacio.
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torno a sus teorías laicas, libertarias y de tinte utilitarista. Singer, es al mismo tiempo
codirector de la revista “Bioethics” de la International Association of Bioethics.
La Bioética continúa hasta nuestros días inmersa en la historia, quizás como nunca,
dados los problemas a menudo graves presentes en el debate cotidiano, y no es
materia del presente artículo adentrarnos en problemáticas que ya forman parte de la
vida, no solo cultural, sino de todos los días. Ellas forman parte de aquella vida por la
cual la Bioética está allí para re-descubrir los valores y tutelarla.
La Bioética está aquí también para interrogarse sobre su identidad, desde el momento
que muchos la ponen en discusión. En efecto, han sido diversos los rechazos respecto
a esta disciplina que entonces no era bien vista en diversas perspectivas culturales.
Basta pensar en las contrariedades afrontadas por muchos estudiosos de las diversas
disciplinas que posteriormente han tenido que constituir la interdisciplinariedad misma
de la Bioética, determinando precisamente en la integración de la disciplina de origen
un saber de índole teórico y práctico que pudiera hacer hablar, dialogar entre ellas, las
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disciplinas científicas, en particular biomédicas, con las humanísticas, y en particular la
filosofía, en una conciencia del todo.
Muchos teólogos no reconocen aún hoy la Bioética, desde el momento que piensan
que sus problemáticas pueden englobarse en el ámbito de la teología moral, que desde
siempre, como decíamos, se ha ocupado de vida física, si bien no todos los moralistas
son de la misma opinión.
Tampoco estamos de acuerdo con aquellos clínicos que consideran que la bioética es
un pleonasmo de la deontología y de la ética médica, que existen desde la Antigua
Grecia, y que no es necesaria una enseñanza de la bioética a nivel académico, desde
el momento que debe ser el médico clínico el que enseñe, en el ejercicio de la práctica
clínica, cómo se deban afrontar los dilemas de las cuestiones morales.
En 1972, el clínico Luigi Condorelli, eminente figura que ha dado brillo a la escuela
clínica italiana a nivel internacional, sostenía que: ha ido decayendo fuertemente la
preparación ética de los jóvenes que estudian medicina: preparación que mas bien
debería ser particularmente cuidada si se quiere salvar la espiritualidad de las más
humana de las profesiones (1).
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Gracia en Fundamentos de bioética (1989) y Guillon en sus Principios de ética en
atención a la salud (1993).
A partir de su promulgación estos principios han abierto una profunda discusión con
otras corrientes de la bioética acerca de su validez y práctica así como su carácter
prescriptivo.3 Juan Carlos Siurana incide en que «el principialismo defi ende la
existencia de algunos principios generales… que deben ser respetados cuando se
plantean confl ictos éticos en la investigación o en la práctica clínica».
El primer principio es sobre la autonomía que implica que los seres humanos son libres
y gozan de la capacidad de realizar acciones en su vida biológica y social. Para
Beauchamp y Childress el individuo autónomo es el «que actúa libremente de acuerdo
con un plan autoescogido».
Eso implica necesariamente una racionalidad y una conciencia del signifi cado de la
vida y las cosas que giran a su alrededor así como una voluntad de hacer. Un sujeto no
autónomo es aquél que no puede vivir sin ayuda de los demás, ejemplo de ese tipo de
persona son los enfermos incapacitados o terminales. Mas la autonomía implica
grados, es el caso de los niños y adultos que tienen diferentes autonomías.
En ese sentido, habría que considerar a los ciudadanos versus los sujetos sin derechos
políticos como los recluidos por algún delito, pero que nunca dejan de ser personas, tal
y como señala Martha Tarasco «ontológicamente, sin importar las eventualidades
externas, el hombre es persona».
Esto último en un ámbito amplio con una gama extensa de acciones y posibilidades
como no defraudar la confianza, no mentir, no dañar la reputación del otro y lo más
importante, no causar daño por acción u omisión a los demás, ya sea ocasionando una
lesión o practicando una cirugía innecesaria, incluida la negligencia profesional.
En el caso de la salud, implica ponderar la justicia como un principio guía, sobre esto,
la máxima de Ulpiano acerca de «dar a cada uno lo suyo» es una regla difícil de
cumplir cuando hay escasez como sería el caso de una epidemia de AHN1 y no hay
sufi cientes vacunas para todos.
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determinada por normas justificadas que estructuran los términos de la cooperación
social».
Por ello, la historiografía de la medicina tiene grandes retos si desea cumplir con la
meta de explicar los contextos y las problemáticas sociales donde se desarrolla la
medicina (2).
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2.2 Principios de la Bioética en la Medicina:
Los principios de la Bioètica descriptas en la literatura son los siguientes:
Por supuesto puedo recibir consejo de los demás, y ser objeto de presiones o
persuasiones que provienen de fuentes externas, pero a la hora de la verdad, debo
decidir y elegir por mí mismo. Es solo entonces cuando aquello que he hecho se me
puede imputar, por lo tanto es un acto mío, de tal modo que soy responsable de ello,
así como digno de elogio o culpa34.
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beneficencia puede ser positiva y útil: la beneficencia positiva protege, defiende los
derechos de otros, previene el daño y contribuye, mediante actos positivos, al bien y a
la realización de los demás, sin confundirlo con el paternalismo médico que atenta
contra el principio de respeto a la autonomía. La utilidad equilibra beneficios e
inconvenientes, beneficios, riesgos y costos.
4. Consentimiento.
7. Privacidad y confidencialidad.
9. No discriminación y no estigmatización.
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2.3 Conformación del Comité de Bioética:
Los modelos éticos y científicos para llevar a cabo la investigación biomédica en seres
humanos, han sido desarrollados y establecidos en guías o normas internacionales
como la Declaración de Helsinki, las Guías éticas internacionales para investigación
biomédica, que incluye a humanos, y las Guías para buenas prácticas clínicas.
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permanentes, tiempo y recursos de todo tipo, que deben justificarse. Por ello en
general los Comités de Bioética Clínica solo funcionan en hospitales de segundo y
tercer nivel que por su tecnología avanzada puedan requerir frecuentemente este tipo
de apoyo.
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2.5 Avance a nivel nacional: Sectores implicados. Perspectivas a futuro.
La Comisión Nacional de Bioética del Paraguay-CONABEPy, es un órgano consultivo,
plurinstitucional, multidisciplinaria y pluricultural, no vinculante y de alcance nacional, en
vigencia desde el año 2017.
La Comisión Nacional de Bioética del Paraguay está formada por profesionales de las
ciencias de la salud, ciencias sociales o humanidades y Derecho, lo que enriquece
mucho la visión y da complementariedad a la mirada. Actualmente consta de diez
miembros titulares y diez miembros suplentes (5).
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citada profesional y la Prof. Dra. Imelda Martínez de Núñez.
En el año 1999 se efectúa la Segunda Jornada de Bioética con la Phd. Elena Lugo.
Por Resolución de fecha 27 de Marzo del año 2000, Acta nº 2174 del Consejo
Directivo de la FCM-UNA, se da un comienzo al Comité de Bioética del Hospital de
Clínicas encabezado por el Prof. Dr. Enrique de Mestral y conformado en forma
multidisciplinaria por varios profesionales e integrado por la Prof. Dra. Imelda Martínez
de Núñez, Dra. Julia Rivarola, Dr. Javier Giménez, Dra. Elena de Mestral, Dr. Hugo
Bianco, Dr. Umberto Mazzotti, Prof. Dra. Miriam Riveros y la Lic. Norma Chaparro.
Los días 16 al 18 de Agosto del 2000 se realiza la Tercera Jornada con la Phd. Elena
Lugo.
En Los días 1 al 2 de Noviembre del 2000 se realiza la Jornada Médica y Ética con el
Magíster Patricio Mena de Chile, organizado por el Comité de Bioética del Hospital de
Clínicas conjuntamente con FEDAVIFA, SEAVI, el Instituto Tomas Moro.
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En el 2001 se inician Talleres para la conformación de la Comisión Nacional para el
Los miembros fueron nombrados por Resolución No.1140 del 14 de Octubre del 2004
del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, coordinado por la Dra. Marta Ascurra
e integrado por profesionales de diversas áreas que representaban a varias
instituciones.
Los días 4 y 5 de Mayo del 2001 se lleva a cabo la Cuarta Jornada de Bioética con la
Phd. Elena Lugo.
Los días 8 a 9 de Julio del 2002: Quinta Jornada de Bioética con la Phd. Elena Lugo.
En el año 2003 nace el Comité de Bioética del Instituto del Cáncer cuya coordinadora
fue la Dra Elena Osnaghi
En ese mismo año se crea el Comité de bioética del Hospital Nacional de Itauguá,
coordinado por la Mag. Magdalena Tatter.
El Comité de Bioética del Instituto de Previsión Social empezó a reunirse a partir del
año 2003, el primer objetivo fue la formación de dicho Comité, a través de
presentaciones, discusiones, reflexiones y lecturas sobre el tema de Bioética, intra-
comité.
El Comité de Bioética del IPS (Instituto de Previsión Social), se creó por Resolución
del Consejo de Administración del IPS N° 054-0531/06, como órgano de staff u órgano
de De Mestral E et al.
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talleres. Y a partir del 2004 se van realizando Jornadas dirigidas a los médicos,
Se empieza a dar Clases de Bioética con casos clínicos a los residentes de las
grandes
Este año 2004, el Comité de Bioética comienza a ser conocido. Se discuten varios
casos con dilemas éticos surgidos en la praxis diaria del Hospital.
En el año 2004 inicia sus actividades el Comité de Bioética del Hospital Barrio
Obrero.
organizado por el Comité de Bioética del Instituto de Previsión Social (IPS), con la
colaboración del Comité de Bioética del Hospital de Clínicas.
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En el año 2006 se efectúa el I Congreso de Bioética Personalista en un Mundo
Globalizado organizado por el Consorcio de Médicos Católicos. Los disertantes fueron
el
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En el año 2006 el Prof. Dr. Enrique de Mestral y la Dra. Julia Rivarola conjuntamente
con
el Premio Tomas Moro por la amplia trayectoria en la tarea a favor de la Bioética, del
Sociales: “La Sociedad que deseamos o la sociedad que construimos?” Organizado por
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el
En el año 2011, miembros del Comité de Bioética del Hospital de Clínicas participan
participación de la ciudadanía.
En el año 2013 y 2014 varios miembros de los diversos Comités de Bioética están
en la Cámara de Diputados.
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humanidades, ciencias exactas, expertos en bioética, ética global, ética hospitalaria,
ética de la investigación y miembros de la sociedad civil que representen diversos
campos del pensamiento y las moralidades así como la diversidad cultural.
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III.CONCLUSIONES
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jurídico y económico; la bioética, por lo tanto, estudia esos problemas y elabora, si no
respuestas, por lo menos procedimientos, para aportar soluciones.
En un sentido más amplio la bioética puede considerarse como un conjunto de
prácticas, saberes y epistemologías que tienen como objetivo aclarar y resolver dilemas
bioéticos, construir una ética civil y por ende un mundo donde haya sociedades justas,
democráticas, respetuosas de la diversidad y el pluralismo cultural.
Es claro que como reflexión, discurso o práctica, ha sobrepasado la relación médico
paciente y hoy participa del debate ético sobre todos los problemas relacionados con la
vida y no solo de los seres humanos, sino de los animales y el medioambiente.
La bioética, como conjunto de cuestiones con una dimensión ética, cumple un papel
decisivo en un mundo con una cada vez mayor intervención tecnocientífica en los más
variados ámbitos de la vida. Procura un mundo mejor, un mundo donde son inevitables
las sociedades pluralistas que exigen no solo discursos, sino prácticas que respeten la
diversidad y, sobre todo, los proyectos individuales de felicidad. Su finalidad es
contribuir al estudio y reflexión de problemas morales ligados con biomedicina, la vida y
el medioambiente y dar lineamientos éticos fundados en los valores de la persona y la
dignidad reconocida en los derechos humanos.
En síntesis, la bioética, como práctica multidisciplinaria e interdisciplinaria, tiene la
vocación de aclarar, de manera multilateral, los problemas bioéticos en sociedades
individualistas, pluralistas, multiculturales y con los más diversos intereses; investiga y
reflexiona problemas éticos originados por la tecnología y procesos biomédicos;
procura perfeccionar reglas, principios, procedimientos, métodos e instituciones para
ayudar a explicar, resolver problemas y recomendar para la toma de decisiones;
promueve consensos prácticos en los asuntos de difícil acuerdo y formula consensos
que respeten la libertad de pensamiento y la diversidad de creencias y, lo más
importante, pone en el centro de sus preocupaciones a la persona humana y a sus más
preciados derechos: vida, individualidad, libertad, autonomía y dignidad.
La utilidad de los Comités de Bioética, radica en el apoyo al ejercicio de la medicina
científica de hoy bajo parámetros éticos caracterizados por la autonomía del paciente y
el respeto a los valores morales individuales y sociales que puedan ser afectados.
Finalmente se reitera que hoy en día el comité de bioética debe ser parte fundamental
de la prestación de servicios de salud de alta tecnología, a fin de garantizar el
componente ético para con los pacientes, los profesionales y la sociedad.
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Bibliografía
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