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V0143-22 Disolucion Comunidad Valor de Referencia

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3/3/22, 15:06 Consultas de la D.G.

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SECRETARÍA DE ESTADO DE HACIENDA

DIRECCIÓN GENERAL DE TRIBUTOS

Consultas Vinculantes

Documento seleccionado

Nº de V0143-22
consulta

Órgano SG de Impuestos Patrimoniales, Tasas y Precios Públicos

Fecha salida 28/01/2022

Normativa TRLITPAJD RDLeg 1/1993 art. 7-1 y 2-b y 31-2

Descripción La consultante y su hermano son dueños pro indiviso de dos inmuebles adquiridos por
herencia de
de hechos su padre en 1985. En este momento pretenden disolver el condominio adjudicándose
cada hermano
uno de los inmuebles que consideran de valor equivalente, por lo que
entienden que no se produce
exceso alguno que deba ser compensado. No obstante, si
se valoran los inmuebles con los valores
de referencia del catastro, aprobados el
1 de enero de 2022, existe entre ambos una diferencia de
20.000 euros.

Cuestión - Si al existir dos inmuebles podría considerarse que la operación planteada constituye
una permuta
planteada y debería liquidarse por la modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas
- En caso de entender que se trata de una disolución de condominio y, dado que cada
uno se queda
con un inmueble, sin tener que pagar al otro ninguna cantidad de dinero
¿qué valor debería tomarse
para efectuar la liquidación, el de adquisición o el valor
referenciado según catastro?

Contestación Primera cuestión: si la operación planteada constituye una permuta y debería liquidarse
por la
completa modalidad de transmisiones patrimoniales onerosas.
En cuanto a la tributación de la operación planteada deben tenerse en cuenta los siguientes
preceptos del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales
y Actos
Jurídicos Documentados –en adelante, TRLITPAJD–, aprobado por el Real Decreto
Legislativo
1/1993, de 24 de septiembre (BOE de 20 de octubre de 1993):
«Artículo 2
1. El impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera naturaleza jurídica del acto
o contrato liquidable,
cualquiera que sea la denominación que las partes le hayan
dado, prescindiendo de los defectos,
tanto de forma como intrínsecos, que puedan afectar
a su validez y eficacia.».
El artículo 7 regula el hecho imponible de la modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas del
impuesto, disponiendo en sus apartados 1.A) y 2.B), párrafo primero,
lo siguiente:
«Artículo 7
1. Son transmisiones patrimoniales sujetas:
A) Las transmisiones onerosas por actos “inter vivos” de toda clase de bienes y derechos
que
integren el patrimonio de las personas físicas o jurídicas.
(…)
2. Se considerarán transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del
impuesto:
(…)
B) Los excesos de adjudicación declarados, salvo los que surjan de dar cumplimiento
a lo dispuesto
en los artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código
Civil y Disposiciones de
Derecho Foral, basadas en el mismo fundamento.».
De los artículos del Código Civil reseñados, y por lo que aquí interesa, hay que destacar
el artículo
1.062 que establece en su párrafo primero, que: “Cuando una cosa sea indivisible
o desmerezca
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mucho por su división, podrá adjudicarse a uno, a calidad de abonar a


los otros el exceso en
dinero”.
Por otra parte, el artículo 1.538 del Código Civil, dispone que “La permuta es un
contrato por el cual
cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir
otra.”. A este respecto, el artículo
23 del reglamento del Impuesto sobre Transmisiones
Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados (RITPAJD), aprobado por el Real Decreto
828/1995, de 29 de mayo (BOE de 22 de
junio), determina lo siguiente:
«Artículo 23:
En las permutas de bienes o derechos, tributará cada permutante por el valor comprobado
de los
que adquiera, salvo que el declarado sea mayor o resulte de aplicación lo dispuesto
en el artículo 21
anterior, y aplicando el tipo de gravamen que corresponda a la naturaleza
mueble o inmueble de los
bienes o derechos adquiridos.».
Respecto a la cuota tributaria de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos
notariales, el artículo 31 del TRLITPAJD determina lo siguiente en su apartado 2:
«Artículo 31.
(…)
“2. Las primeras copias de escrituras y actas notariales, cuando tengan por objeto
cantidad o cosa
valuable, contengan actos o contratos inscribibles en los Registros
de la Propiedad, Mercantil, de la
Propiedad Industrial y de Bienes Muebles no sujetos
al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones o
a los conceptos comprendidos en los números
1 y 2 del artículo 1 de esta Ley, tributarán, además, al
tipo de gravamen que, conforme
a lo previsto en la Ley 21/2001, de 27 de diciembre, por la que se
regulan las medidas
fiscales y administrativas del nuevo sistema de financiación de las
Comunidades Autónomas
de régimen común y Ciudades con Estatuto de Autonomía, haya sido
aprobado por la Comunidad
Autónoma.
Si la Comunidad Autónoma no hubiese aprobado el tipo a que se refiere el párrafo anterior,
se
aplicará el 0,50 por 100, en cuanto a tales actos o contratos.».
Por último, el RITPAJD se refiere a la disolución de las comunidades de bienes en
los siguientes
términos:
«Artículo 61. Disolución de comunidades de bienes.
1. La disolución de comunidades que resulten gravadas en su constitución, se considerará
a los
efectos del impuesto como disolución de sociedades, girándose la liquidación
por el importe de los
bienes, derechos o porciones adjudicadas a cada comunero.
2. La disolución de comunidades de bienes que no hayan realizado actividades empresariales,
siempre que las adjudicaciones guarden la debida proporción con las cuotas de titularidad,
sólo
tributarán, en su caso, por actos jurídicos documentados.».
Conforme a lo anteriormente expuesto, la contestación a la consulta se ceñirá exclusivamente
a las
comunidades de bienes que no realizan actividades empresariales, circunstancia
a la que se alude
en el escrito de consulta.
El artículo 392 del Código Civil establece que “hay comunidad cuando la propiedad
de una cosa o
de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”, añadiendo el
artículo 450 que “cada uno
de los partícipes de una cosa que se posea en común, se
entenderá que ha poseído
exclusivamente la parte que al dividirse le cupiere durante
todo el tiempo que duró la indivisión”. La
extinción o disolución de la comunidad
supone la adjudicación de bienes o derechos a cada uno de
los comuneros en proporción
a su cuota de participación, bien entendido que dicha adjudicación no
es una verdadera
transmisión pues no se atribuye al comunero algo que éste no tuviera con
anterioridad,
como resulta del artículo 450 del Código Civil. En este sentido, el Tribunal Supremo
ha
declarado reiteradamente (por ejemplo, sentencia de 28 de junio de 1999) que la
división de la cosa
común y la consiguiente adjudicación a cada comunero en proporción
a su interés en la comunidad
de las partes resultantes no es una transmisión patrimonial
propiamente dicha –ni a efectos civiles ni
a efectos fiscales– sino una mera especificación
o concreción de un derecho abstracto preexistente.
Por otro lado, hay que determinar la existencia de una o varias comunidades de bienes
y, a este
respecto, si conforme al artículo 392 del Código Civil “hay comunidad cuando
la propiedad de una
cosa o de un derecho pertenece pro indiviso a varias personas”,
no existirá comunidad cuando no
haya cotitularidad o esta se extinga, como sucede
cuando un comunero adquiere las cuotas de los
demás participes o se transmite el bien
por todos los comuneros a un tercero.
Sin embargo, aunque dos o más bienes, muebles o inmuebles, sean propiedad de dos o
más
titulares, ello no determina automáticamente la existencia de una única comunidad
de bienes, sino
que podrá haber una o más comunidades en función del origen o destino
de la referida comunidad.
Cabe considerar la existencia de una única comunidad sobre
una universalidad de bienes, como es
el caso de la sociedad de gananciales o de una
comunidad de bienes que realice actividades
económicas, ya se haya constituido por
actos “inter vivos” o se haya originado por actos “mortis
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causa”; a ellas se refiere


el artículo 22 del TRLITPAJD. También es una única comunidad de bienes,
en origen,
la llamada comunidad hereditaria en general –aunque no realice actividades
económicas–,
es decir, la constituida por los herederos del causante mientras no se haya adjudicado
el caudal relicto, esto es, desde que los llamados a suceder aceptan la herencia hasta
su
adjudicación (Tribunal Económico Administrativo Central, resoluciones de 29 de
septiembre de 2011
–0591-2010 y 3704-2010–). En el supuesto de que se trate de varios
condominios, su disolución
supondrá la existencia de tantos negocios jurídicos diferentes
como comunidades haya, que, como
tales, deben ser tratados, no solo separada, sino,
lo que es más sustancial, independientemente.
La disolución de la comunidad de bienes puede producirse con o sin excesos de adjudicación,
lo
que ocasionará diferentes consecuencias fiscales en uno u otro caso:
1. Disolución sin excesos de adjudicación.
En la disolución del condominio, siempre que ésta se lleve a cabo de tal forma que
el comunero no
reciba más de lo que le corresponda en proporción a su cuota de participación
en la cosa común, sin
que se origine exceso de adjudicación, la disolución no constituirá
una transmisión patrimonial que
deba tributar por la modalidad de transmisiones patrimoniales
onerosas del ITPAJD. Ahora bien, la
inexistencia de transmisión y la consiguiente
no sujeción por la modalidad de transmisiones
patrimoniales onerosas del ITPAJD determina
la sujeción de la escritura de disolución a la cuota
gradual de actos jurídicos documentados,
documentos notariales, en tanto concurren los cuatro
requisitos exigidos en el artículo
31.2 del TRLITPAJD:
- Tratarse de la primera copia de una escritura pública.
- Tener por objeto cantidad o cosa valuable.
- Contener un acto inscribible en el Registro de la Propiedad.
- No estar sujeto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones ni a los conceptos comprendidos
en
las modalidades de transmisiones patrimoniales onerosas y operaciones societarias
En caso de tratarse de dos o más comunidades que se pretendan disolver simultáneamente,
ya se
ha señalado que ello supone la existencia de tantos negocios jurídicos diferentes
como
comunidades haya, debiendo disolverse cada una de ellas de forma independiente.
2. Disolución con excesos de adjudicación.
Siempre que a un comunero se le adjudique más de lo que le corresponda por su cuota
de
participación en la cosa común, el exceso que reciba no es algo que tuviese con
anterioridad, por lo
que su adjudicación sí constituirá una transmisión patrimonial
que tendrá carácter oneroso o
lucrativo según sea o no objeto de compensación por
parte del comunero que recibe el exceso al
comunero que recibe de menos.
- Transmisión lucrativa: En caso de no mediar ningún tipo de compensación, se tratará
de una
transmisión de carácter gratuito y tributará como donación a favor del comunero
al que se adjudica y
por el importe del exceso recibido. Así resulta del apartado
b) del artículo 3 de la Ley 29/1987, de 18
de diciembre, del Impuesto sobre Sucesiones
y Donaciones (BOE de 19 de diciembre) –LISD–,
según el cual constituye el hecho imponible
del impuesto “b) La adquisición de bienes y derechos
por donación o cualquier negocio
jurídico a título gratuito e inter vivos”.
- Transmisión onerosa: Si el comunero al que se le adjudique el exceso compensa a
los otros
comuneros en metálico las diferencias que resulten a su favor, la existencia
de dicha compensación
constituye una contraprestación por el exceso recibido que determina
el carácter oneroso de la
operación y podría determinar su tributación en el ámbito
del ITPAJD, en la siguiente forma:
Regla general: Conforme al artículo 7.2.B) del TRLITPAJD los excesos de adjudicación
se
consideran transmisiones patrimoniales a efectos de liquidación y pago del impuesto.
Luego el
comunero al que se le adjudique el exceso, sujeto pasivo del impuesto conforme
al artículo 8.a),
deberá tributar por dicho concepto, por el valor del exceso recibido.
Regla especial: Supuestos en los que el exceso surja de dar cumplimiento a lo dispuesto
en los
artículos 821, 829, 1.056 (segundo) y 1.062 (primero) del Código Civil y Disposiciones
de Derecho
Foral, basadas en el mismo fundamento. Dichos preceptos responden al principio
general
establecido en el artículo 1.062 del Código Civil de que cuando la cosa común
sea indivisible, ya sea
por su propia naturaleza o porque pueda desmerecer mucho por
la indivisión, la única forma de
extinción de la comunidad es adjudicarla a uno de
los comuneros con la obligación de abonar a los
otros el exceso en metálico. Cuando
el exceso surja de dar cumplimiento a alguno de los referidos
preceptos, dicho exceso
no se considerará transmisión patrimonial onerosa a los efectos del artículo
7.2.B)
del TRLITPAJD, por lo que la concurrencia de todos los requisitos establecidos en
el artículo
31.2 del TRLITPAJD determina su tributación por la cuota variable del
documento notarial.
La aplicación de la regla especial exige, por tanto, el cumplimiento de los siguientes
requisitos:
1. La indivisibilidad del bien o su desmerecimiento por la indivisión.
2. La adjudicación a “uno” de los comuneros.

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3. La compensación al comunero que recibe de menos por parte del comunero al que se
adjudica el
exceso.
1) Indivisibilidad del bien. Sobre esta cuestión, cabe advertir que, si bien este
Centro Directivo no
puede indicar a priori si una vivienda determinada constituye
un bien indivisible o que desmerecería
mucho por su división, pues esta circunstancia
constituye una cuestión de hecho que debe ser
apreciada en cada caso concreto para
su calificación jurídica correcta, sí es cierto que los
Tribunales Económico-Administrativos
vienen considerando a los inmuebles como "un bien que si no
es esencialmente indivisible,
si desmerecería mucho por su división" (Tribunal Económico-
Administrativo Regional
de Madrid: resoluciones de 15 de junio de 1992 y 8 de junio de 1995). Así lo
entiende
igualmente la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, en su sentencia de 28 de junio
de
1999, determina que “en el caso de que la cosa común resulte por su naturaleza
indivisible o pueda
desmerecer mucho por su división –supuesto que lógicamente concurre
en una plaza de
aparcamiento e incluso en un piso (no se trata de la división de un
edificio, sino de un piso, artículo
401 CC)– la única forma de división, en el sentido
de extinción de comunidad, es, paradójicamente,
no dividirla, sino adjudicarla a uno
de los comuneros a calidad de abonar al otro, o a los otros, el
exceso en dinero –artículos
404 y 1.062, párrafo 1.º, en relación éste con el art. 406, todos del CC–“.
En el supuesto de una única comunidad sobre varios bienes, habrá que atender al conjunto
de
todos ellos para determinar la indivisibilidad, ya que, aunque cada uno de los
bienes individualmente
considerados puedan ser considerados indivisible, el conjunto
de todos sí puede ser susceptible de
división, por lo que el reparto o adjudicación
de los bienes entre los comuneros deberá hacerse
mediante la formación de lotes lo
más equivalentes posibles, evitando los excesos de adjudicación.
De ser posible una
adjudicación distinta de los bienes entre los comuneros, que evitase el exceso o
lo
minorase, si no se lleva a cabo, existiría una transmisión de la propiedad de un comunero
a otro
que determinaría la sujeción al impuesto.
2) Adjudicación a un solo comunero. Este requisito supone la extinción de la comunidad
al
desaparecer la cotitularidad sobre la propiedad del bien. Por ello, si, existiendo
varios comuneros, se
adjudicaren bienes a uno en pago de su cuota de participación,
permaneciendo el resto en la
situación inicial de indivisión, no se habrá producido
la extinción de la comunidad. Lo que habrá será
una separación de uno o varios comuneros,
(también denominada disolución parcial), supuesto no
previsto en el citado artículo
1.062 del Código Civil, cuya literalidad exige que la disolución de la
comunidad sea
total, al contemplar exclusivamente el supuesto de que cuando una cosa sea
indivisible
o desmerezca mucho por su división, se adjudique “a uno”, a calidad de abonar a los
otros el exceso en dinero.
3) Compensación por parte del comunero al que se adjudica el exceso al comunero que
recibe de
menos. Dicha compensación debe ser necesariamente en metálico por expresa
exigencia del
artículo 1.062 del Código Civil al que se remite el artículo 7.2.B)
del TRLITPAJD. Esta obligación de
compensar al otro en metálico no es más que una
consecuencia de la indivisibilidad de la cosa
común y de la necesidad en que se ha
encontrado el legislador de arbitrar procedimientos para no
perpetuar la indivisión,
en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 400 del Código Civil al
establecer
que ningún copropietario estará obligado a permanecer en la comunidad, pudiendo cada
uno de ellos en cualquier tiempo pedir que se divida la cosa común. Por tanto, la
intervención de
una compensación en dinero no califica a la operación de compra de
la otra cuota, sino,
simplemente, de respeto a la obligada equivalencia que ha de
guardarse en la división de la cosa
común en cumplimiento de las normas del Código
Civil.
En caso de disolución simultánea de varias comunidades en las que existan excesos
de
adjudicación y se originen compensaciones entre los comuneros, la exigencia de
que las
compensaciones sean en metálico no permitiría, en principio, la compensación
con bienes que
formen parte de otra comunidad. Si los comuneros intercambiasen inmuebles
de una y otra
comunidad de bienes como si de la adjudicación de los bienes de una
única comunidad de bienes
se tratara, tal intercambio tendría la consideración de
permuta. Así resulta de lo dispuesto en el
artículo 2 del TRLITPAJD cuando establece
que “el impuesto se exigirá con arreglo a la verdadera
naturaleza jurídica del acto
o contrato liquidable, cualquiera que sea la denominación que las partes
le hayan
dado…”. Por tanto, no siendo la verdadera naturaleza del acto realizado la de disolución
de
comunidad sino la de permuta, deberá tributar por la modalidad de transmisiones
patrimoniales
onerosas, en los términos establecidos en el artículo 23 del RITPAJD.
Ahora bien, por lo que se refiere a la necesidad de que la compensación sea en metálico
o la
admisión de compensaciones alternativas, debe tenerse en cuenta la doctrina del
Tribunal Supremo
puesta de manifiesto en su sentencia 1502/2019, de 30 de octubre
de 2019, de cuyos argumentos,
expuestos en el fundamento de derecho tercero, cabe
extraer las siguientes conclusiones en lo que
afecta al supuesto planteado:
Que exista uno o varios condominios que se extinguen por completo como consecuencia
de la
adjudicación de los inmuebles a uno solo de los copropietarios no debe ser obstáculo
per se para la
aplicación del supuesto de no sujeción previsto en el artículo 7.2.B)
del TRLITPAJD. Lo que resulta
trascendente es que los bienes inmuebles resulten indivisibles
y no resulte posible un procedimiento
de distribución entre los copropietarios distinto
al de adjudicación a uno solo de los condóminos. Es

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decir, que resulte inevitable


la adjudicación a uno solo de los condóminos con exceso de
adjudicación a compensar.
La indivisibilidad de cada bien individualmente considerado permite que el reparto
o adjudicación de
los bienes entre los comuneros se pueda hacer también mediante la
formación de lotes lo más
equivalentes posibles.
La tributación de la disolución de comunidades de bienes por la modalidad de actos
jurídicos
documentados, documentos notariales, requiere que se haya extinguido el
condominio, que el
negocio jurídico persiga con claridad el ejercicio de la facultad
de división de la cosa común, que el
comunero que transmite sus participaciones reciba
del otro comunero una parte equivalente
sustitutiva de sus cuotas ideales en los condominios
y que los condóminos no hayan obtenido
beneficio ni ganancia patrimonial, es decir,
que las recíprocas prestaciones sean equivalentes.
En síntesis, lo que el Tribunal Supremo determina en esta sentencia es que, en la
disolución de
comunidades de bienes sobre bienes indivisibles, si las prestaciones
de todos los comuneros son
equivalentes y proporcionales a las respectivas cuotas
de participación, resultará aplicable el
supuesto de no sujeción a la modalidad de
transmisiones patrimoniales onerosas regulado en el
artículo 7.2.B) del TRLITPAJD
y, consecuentemente, procederá la tributación de la operación por la
cuota gradual
de la modalidad de actos jurídicos documentados, documentos notariales. A este
respecto,
también cabe la formación de lotes equivalentes y proporcionales a adjudicar a cada
comunero en proporción a sus cuotas de participación, en cuyo caso es indiferente
que los bienes
sean o no indivisibles, pues lo principal es que los lotes sean equivalentes
y proporcionales a las
cuotas de participación de los comuneros.
En definitiva, el Tribunal Supremo considera que, cumpliéndose los requisitos de indivisibilidad,
equivalencia y proporcionalidad, la disolución simultánea de varias comunidades de
bienes sobre
inmuebles de los mismos condóminos con adjudicación de los bienes comunes
a uno de los
comuneros que compensa a los demás o mediante la formación de lotes equivalentes
y
proporcionales, deberá tributar por la cuota gradual de actos jurídicos documentados,
documentos
notariales, por resultar aplicable el supuesto de no sujeción regulado
en el referido artículo 7.2.B).
Por último, cabe advertir que, en principio, la determinación de si la concurrencia
de una pluralidad
de bienes propiedad de las mismas personas supone la existencia
de una o varias comunidades de
bienes constituye una cuestión de hecho sobre la que
este Centro Directivo no puede pronunciarse
con carácter definitivo, y que deberá
ser valorada, en su caso, en las actuaciones de comprobación
e inspección de la Administración
Tributaria competente para la gestión del tributo.
Segunda cuestión: Si a efectos de la liquidación del impuesto debería tomarse el valor
de
adquisición o el valor referenciado según catastro.
La base imponible en la modalidad de Actos Jurídicos Documentados, Documentos Notariales,
se
regula en el artículo 30 del Texto Refundido que se remite al contenido del artículo
10.
Artículo 30.
“1. En las primeras copias de escrituras públicas que tengan por objeto directo cantidad
o cosa
valuable servirá de base el valor declarado, sin perjuicio de la comprobación
administrativa.
(…)
Cuando la base imponible se determine en función del valor de bienes inmuebles, el
valor de estos
no podrá ser inferior al determinado de acuerdo con lo dispuesto en
el artículo 10 de este texto
refundido.
(…).».
Artículo 10.
“1. La base imponible está constituida por el valor del bien transmitido o del derecho
que se
constituya o ceda. Únicamente serán deducibles las cargas que disminuyan el
valor de los bienes,
pero no las deudas, aunque estén garantizadas con prenda o hipoteca.
(…)
2. En el caso de los bienes inmuebles, su valor será el valor de referencia previsto
en la normativa
reguladora del catastro inmobiliario, a la fecha de devengo del impuesto.
No obstante, si el valor del bien inmueble declarado por los interesados, el precio
o contraprestación
pactada, o ambos son superiores a su valor de referencia, se tomará
como base imponible la mayor
de estas magnitudes.
Cuando no exista valor de referencia o este no pueda ser certificado por la Dirección
General del
Catastro, la base imponible, sin perjuicio de la comprobación administrativa,
será la mayor de las
siguientes magnitudes, el valor declarado por los interesados,
el precio o contraprestación pactada o
el valor de mercado.

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3. El valor de referencia solo se podrá impugnar cuando se recurra la liquidación


que en su caso
realice la Administración Tributaria o con ocasión de la solicitud
de rectificación de la
autoliquidación, conforme a los procedimientos regulados en
la Ley 58/2003, de 17 de diciembre,
General Tributaria.
Cuando los obligados tributarios consideren que la determinación del valor de referencia
ha
perjudicado sus intereses legítimos, podrán solicitar la rectificación de la autoliquidación
impugnando dicho valor de referencia.
4. Cuando los obligados tributarios soliciten una rectificación de autoliquidación
por estimar que la
determinación del valor de referencia perjudica a sus intereses
legítimos o cuando interpongan un
recurso de reposición contra la liquidación que
en su caso se le practique, impugnando dicho valor
de referencia, la Administración
Tributaria resolverá previo informe preceptivo y vinculante de la
Dirección General
del Catastro, que ratifique o corrija el citado valor, a la vista de la documentación
aportada.
La Dirección General del Catastro emitirá informe vinculante en el que ratifique o
corrija el valor de
referencia cuando lo solicite la Administración Tributaria encargada
de la aplicación de los tributos
como consecuencia de las alegaciones y pruebas aportadas
por los obligados tributarios.
Asimismo, emitirá informe preceptivo, corrigiendo o ratificando el valor de referencia,
cuando lo
solicite la Administración Tributaria encargada de la aplicación de los
tributos, como consecuencia
de la interposición de reclamaciones económico-administrativas.
En los informes que emita la Dirección General del Catastro, el valor de referencia
ratificado o
corregido será motivado mediante la expresión de la resolución de la
que traiga causa, así como de
los módulos de valor medio, factores de minoración y
demás elementos precisos para su
determinación aprobados en dicha resolución”.
Por tanto, a la vista de los citados preceptos, en las primeras copias de escrituras
públicas que
tengan por objeto directo cantidad o cosa valuable servirá de base el
valor declarado que, cuando
se determine en función del valor de bienes inmuebles,
como sucede en el supuesto planteado, no
podrá ser inferior al determinado de acuerdo
con lo dispuesto en el artículo 10, es decir al valor de
referencia previsto en la
normativa reguladora del catastro inmobiliario, a la fecha de devengo del
impuesto.
Ahora bien, si de conformidad con dichos valores se produjese un exceso de adjudicación
en la
disolución del condominio, sin que este sea objeto de compensación, tal exceso
deberá tributar
como donación conforme al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones,
sin perjuicio que los
interesados, de no estar conformes con el valor de referencia,
soliciten la rectificación de la
autoliquidación en los términos expuestos en el artículo
10 del Texto Refundido.
CONCLUSIONES:
Primera: En principio, la determinación de si la concurrencia de una pluralidad de
bienes propiedad
de las mismas personas supone la existencia de una o varias comunidades
de bienes constituye
una cuestión de hecho sobre la que este Centro Directivo no puede
pronunciarse con carácter
definitivo, y que deberá ser valorada, en su caso, en las
actuaciones de comprobación e inspección
de la Administración Tributaria competente
para la gestión del tributo.
Segunda: Conforme a la doctrina del Tribunal Supremo, plasmada en su sentencia 1502/2019,
de
30 de octubre de 2019, en la disolución de comunidades de bienes sobre bienes indivisibles,
si las
prestaciones de todos los comuneros son equivalentes y proporcionales a las
respectivas cuotas de
participación, resultará aplicable el supuesto de no sujeción
a la modalidad de transmisiones
patrimoniales onerosas regulado en el artículo 7.2.B)
del TRLITPAJD y, consecuentemente,
procederá la tributación de la operación por la
cuota gradual de la modalidad de actos jurídicos
documentados, documentos notariales.
En definitiva, el Tribunal Supremo considera que,
cumpliéndose los requisitos de indivisibilidad,
equivalencia y proporcionalidad, la disolución
simultánea de varias comunidades de
bienes sobre inmuebles de los mismos condóminos con
adjudicación de los bienes comunes
a uno de los comuneros que compensa a los demás, deberá
tributar por la cuota gradual
de actos jurídicos documentados, documentos notariales, por resultar
aplicable el
supuesto de no sujeción regulado en el referido artículo 7.2.B).
Tercera: En la liquidación a practicar por la modalidad de Actos Jurídicos Documentados,
la base
imponible será el valor declarado del documento notarial que, si se determinase
en función del valor
de bienes inmuebles, no podrá ser inferior al valor de referencia
previsto en la normativa reguladora
del catastro inmobiliario. Si conforme a dichos
valores se produjese un exceso de adjudicación, si
este no fuera objeto de compensación
deberá tributar como donación conforme al Impuesto sobre
Sucesiones y Donaciones,
sin perjuicio de que los interesados, de no estar conformes con el valor
de referencia,
soliciten la rectificación de la autoliquidación en los términos expuestos en el artículo
10 del Texto Refundido.
Lo que comunico a Vd. con efectos vinculantes, conforme a lo dispuesto en el apartado
1 del
artículo 89 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria.

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3/3/22, 15:06 Consultas de la D.G. Tributos: Buscador

https://petete.tributos.hacienda.gob.es/consultas 7/7

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