El Sofista
El Sofista
El Sofista
de las ideas, sino también el instrumento inevitable del pensamiento. Su interés por la
demostración mediante la palabra le lleva al estudio de las figuras del discurso -la Retórica- y a la
investigación científica del lenguaje -la Gramática-.
El desarrollo de la Retórica sofista tiene su fundamento teórico, por lo tanto, en la relación
que establecen entre el funcionamiento interno del pensamiento y la organización externa del
discurso. La palabra, según ellos, no sólo es la manifestación de las ideas sino también la
herramienta indispensable del razonamiento. El hombre se configura a través de sus relaciones
con las cosas y de sus comunicaciones con las personas.
Según los sofistas, el hombre se define a sí mismo y se diferencia de los animales por el
lenguaje, expresión de su naturaleza psicofísica: es la condición y el efecto de su carácter social.
Gracias a él, puede perfeccionarse personalmente e integrarse socialmente. En este hecho se
fundamenta la dignidad social que adquiere la elocuencia y, consecuentemente, la importancia
académica que alcanza la Retórica.
Aproximadamente en el siglo v a. C., cuando Grecia sale victoriosa de la guerra contra los persas,
Atenas, convertida ya en ciudad-estado, se vuelve el santuario de la cultura helénica y centro de la
civilización del mundo hasta entonces conocido. En Grecia hubo una profunda transformación de
las ideas, las creencias, las costumbres y la estructura política, tanto entre los mismos griegos
como la relación que tenían con las demás ciudades-estado. Dada dicha transformación, se deja de
lado la interpretación empírica de la naturaleza y se entra en una época de reflexión crítica y
racional. Es en este contexto que surge el grupo de los Sofistas, quienes se interesan ya no por
estudios cosmológicos, sino antropológicos, porque ahora es el hombre y su función dentro de la
sociedad y el Estado centro de la reflexión filosófica.
El concepto se entendió de diversas formas a lo largo de la historia. Muchas veces, el sofista era
considerado un sabio que, gracias a sus conocimientos, podía educar a la gente. Los sofistas, en
este sentido, incluso aconsejaban a los dirigentes y les enseñaban cómo podían influir en la
población. Por lo tanto, El término sofista procede del vocablo latino sophista-, aunque su origen
etimológico más lejano se halla en la lengua griega sophos (sabio). Se conoce como sofista al
experto en retórica que, en la Antigua Grecia, se dedicaba a la enseñanza del sentido de las
palabras y al cómo aplicarlas en debates públicos.
El sentido del término sofista comenzará a cambiar, es decir dejará de significar ser sabio en
términos filosóficos. En los diálogos platónicos, por ejemplo, se usa ese nombre en el sentido de
“Maestro profesional”, ya que los sofistas deambulaban por Grecia impartiendo los más diversos
saberes y conocimientos. Pero dado que los Sofistas cobraban por sus servicios, se les acusó de
perseguir a través del debate no la verdad, sino únicamente la victoria argumentativa, incluso a
través de métodos de pensamiento falaces o deshonestos.
Los sofistas, en sus mejores tiempos, poseían grandes cualidades como la de ser excelentes
oradores y maestros de la retórica, por lo que utilizaban su vasto lenguaje para persuadir a su
público. Asimismo, estas cualidades eran las que el pueblo helénico apreciaba para la educación
de sus jóvenes, además de la enseñanza del honor y el respeto, la ética y la moral, el consejo
constante y la guía espiritual. Por este motivo, los sofistas eran los encargados de esta educación
entre los griegos conocida como Paideia; a cambio de un pago viajaban de pueblo en pueblo
cultivando a sus jóvenes y fue precisamente por esta itinerancia que los sofistas fueron
considerados relativistas y escépticos, pues estaban influidos por las ideas de uno u otro pueblo,
por lo que también es notoria la gran diferencia de pensamiento que mantenían con otros
filósofos de la época, como Sócrates, por ejemplo. Al cambiar sus buenas prácticas y cualidades
sólo por alcanzar honores y riquezas, los sofistas comenzaron a denigrarse sosteniendo tesis
absurdas y contradictorias invistiéndose solamente de una retórica fluida y de la sutileza del
sofisma, situando su elocuencia al servicio de personas sin escrúpulos que sólo querían sobresalir
en política. Sin embargo, hubo grandes pensadores que hicieron honor al nombre de este
movimiento intelectual y a quienes incluso tuvo en alta estima Sócrates, ellos son Gorgias de
Leontino y Protágoras de Abdera.
PRAGMATISTAS. Solo enseñaban lo útil para la polis democrática: retórica (a hablar en público),
gramática (a escribir correctamente) y erística (a ganar las discusiones).
RELATIVISTAS. Ni el conocimiento, ni los valores, ni las leyes, ni la religión son iguales para todos
los seres humanos. -Cada sociedad produce sus propios valores, leyes y religión. -El conocimiento
depende de cada uno. -Lo importante, entonces, no es “hallar la verdad” sino solo imponerse en
los debates.
ANTIMETAFÍSICOS. Hacer teorías sobre el ser o de los principios del mundo no es importante para
una sociedad donde solo hay que ganar las discusiones.
Los aportes que hicieron los Sofistas, están dados en la enseñanza y en la educación para la vida
de cada persona y a las ciencias sociales, humanidades y ciencias naturales, ya que nos permitirá
entender el origen y funcionamiento de nuestras instituciones actuales. En el sentido estricto,
fueron los primeros profesores de la humanidad, los primeros humanistas, puesto que, realizaron
una concientización del hombre al enfrentarlo con su propia historia y con sus instituciones,
mediante la comparación constante entre las diferentes sociedades de esa época, los sofistas
crearon conclusiones tan importantes que permanecen en nuestra época moderna. Entre las
doctrinas políticas y morales de los sofistas figura como lo más característica e importante su
afirmación es que tanto las instituciones políticas como las normas e ideas morales vigentes son
convencionales.
Sócrates fue un filósofo clásico griego considerado como uno de los más grandes, tanto de la
filosofía occidental como de la universal. Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como
discípulo.
Sócrates está persuadido que el mayor bien del ser humano no consiste en atender a las cosas que
le pertenecen, a las que posee, sino más bien a lo que es el él mismo. Las riquezas y los honores se
tienen y son algo exterior al hombre, pero el ser más sabio y más perfecto es algo que se es, y se
es desde dentro.
Platón fue un filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles. En 387 a. C. fundó la
Academia de Atenas, institución que continuaría a lo largo de más de novecientos años y a la
que Aristóteles acudiría desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367 a.
Platón afirma que los sofistas no eran filósofos, ya que ellos no buscan la verdad. En este sentido
Zenón es un erístico para Platón, puesto que no le importa la verdad y, tan sólo, opera a nivel
conceptual.
Se conoce como idealismo platónico la rama de pensamiento filosófico que se basa en la doctrina
de Platón. Para Platón, la verdadera realidad la constituyen las ideas y no las cosas materiales.
Como la mayoría de pensadores griegos, Aristóteles acepta la existencia del alma como principio
interno de los seres vivos en general, y del ser humano en particular como ser animado racional:
todos los seres vivos, por el hecho de serlo, están dotados de alma, tanto los vegetales como los
animales.