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Unidad 9 TP 1

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Unidad 9 
El Acompañante 
Terapéutico en el 
ámbito de salud 
mental 
 

 
 

   

 
 

Surgimiento del Acompañamiento Terapéutico 


Recorrido Histórico de la Enfermedad mental  

Antiguamente se creía que las enfermedades mentales tenían un origen sagrado. Así
Skiadaressis nos dice que ​“con el correr del tiempo, con Hipócrates, se empieza a
pensar que esto no era tan así, ya que habían ciertas causas naturales que alternaban
en momentos determinados, más allá de los dioses”

En el siglo XV, el Cristianismo lleva adelante las primeras cruzadas para conquistar a
Jerusalén, desencadenando como producto la llegada de la lepra a Europa,
produciéndose una plaga. Así se constituye la primera idea de hospital, el leprosario.
Empieza a estar dirigido por médicos. Aparecen en Europa las enfermedades venéreas
que suceden como gran plaga a la lepra y la locura nuevamente asociada a ellas.

A partir de este siglo, la Iglesia que no tenía ningún inconveniente de dar un


salvamento a los enfermos mentales, los empieza a expulsar totalmente y les niega los
sacramentos. Se empieza a tener cierta discriminación. Se los expulsaba en la nave de
los locos, navegando por los ríos alemanes, y los colocaban en plazas para aquellos
que tuvieran su nacimiento en el mismo pueblo.

En el siglo XVII, se crean los internados, como consecuencia del paso de la lepra a las
enfermedades venéreas y a las enfermedades mentales. Se trataba de alienados que
morían en general en situaciones de extrema indigencia.

En el siglo XVIII, nos aclara Skiadaressis:

El Dr. Philippe Pinel comienza a fundar la visión clínica e institucional en relación a las
enfermedades mentales, sosteniendo la idea de que una enfermedad es una reacción
saludable contra lo que perturba el equilibrio, cuya terminación natural es la locura.
Colocarlo en una institución era salvarlo de una habitualidad para colocarlo en otra y
dentro de aquella, controlar sus condiciones de vida. Allí el paciente era sometido a una
disciplina severa y paternal regulado por la ley médica.

Se apuntaba fundamentalmente a la importancia de no aplicar la violencia ni métodos


degradantes. Empezando así a aparecer el respeto por el sujeto. Evitando
encadenarnos y dejarlos circular dentro del asilo, con chalecos de fuerza. Se empezó a


 

incluir las ocupaciones, dando formación a la gente pobre, para que aprendieran algo
útil a la sociedad e incluían algunos “locos” en estas casas de trabajo.

Skiadaressis continúa diciendo ​“Junto a Pinel, Jean Étienne Dominique Esquirol


constituye la Clínica Psiquiátrica, apuntando a considerar la relación con el medio como
algo fundamental y se da comienzo a la legislación de la enfermedad mental”.

Es Morel, quien empieza a introducir el pensamiento de que existía una herencia


biológica y una psicológica, considerando los primeros años de la infancia que son
donde aparecía la influencia del medio familiar. En la actualidad nos dice Skiadaressis
que ​“hay diversos centros de internación cerrados, semiabiertos y abiertos. Dentro de
los cerrados, se encuentran clínicas psiquiátricas clásicas donde se utiliza el refuerzo
represivo, neurolépticos, aplicación de electroshocks”​.

A partir de esto nos aclara “en la década del ´50, respecto de la internación de los
enfermos mentales, se crean las Comunidades Terapéuticas, para proporcionar al
enfermo mental un contexto comunitario donde pudiera tomar decisiones”.

Esas instituciones funcionaban por el trabajo en equipo. Trabajaban desde el portero


hasta el director de la misma, cada uno aportando desde su rol. Ya que se había
observado que las enfermedades mentales eran disociativas, por lo que la comunidad
disociada no contribuía de ninguna manera. Además se crearon las Comunidades
Antipsiquiatras, que apuntaban a que los pacientes llegaran a un estado de mayor
regresión en la búsqueda de un intento curativo.

Con Franco Basaglia, se fundaron las Comunidades Socializadoras, buscando recrear


dentro de la institución, la dimensión del terreno social en el que el enfermo vivía. Se
constituyeron Comunidades de Corte Psicoanalítico en Francia, por lo que Argentina
dentro de éstas, creó la Comunidad Terapéutica Psicoanalítica de García Badaracco,
introduciendo la dimensión familiar en el tratamiento de la locura.

En contraposición se crean las Clínicas de Corte Psicodinámico, psicoanalistas que se


reunían para crear una Clínica Psiquiátrica, interpretando los avatares del paciente,
internaciones donde el equipo decide dónde abordar el fenómeno patológico.

Otro lugar eran los Hostales y Residencias Psiquiátricas, con puertas abiertas, sin
dependencia legal. Se podía llevar a un paciente no como internado, aunque estuviera
dentro de la misma.


 

Actualmente, podemos centrarnos en la ley Nacional de Salud Mental 26.657 que


regula la enfermedad mental y dice en el Capítulo I:

ARTÍCULO 1° — La presente ley tiene por objeto asegurar el derecho a la protección


de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de
aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional.

Además respecto de la atención que debe recibir el sujeto, se agrega:

ARTÍCULO 9° — El proceso de atención debe realizarse preferentemente fuera del


ámbito de internación hospitalario y en el marco de un abordaje interdisciplinario e
intersectorial, basado en los principios de la atención primaria de la salud. Se orientará
al reforzamiento, restitución o promoción de los lazos sociales.

Considerando cómo se llevan a cabo las consideraciones mencionadas se establece:

ARTÍCULO 11. — La Autoridad de Aplicación debe promover que las autoridades de


salud de cada jurisdicción, en coordinación con áreas de educación, desarrollo social,
trabajo y otras (…), implementen acciones de inclusión social, laboral y de atención en
salud mental comunitaria. Se debe promover el desarrollo de dispositivos tales como:
consultas ambulatorias; servicios de inclusión social y laboral para personas después
del alta institucional; atención domiciliaria supervisada y apoyo a las personas y grupos
familiares y comunitarios; (…), así como otras prestaciones tales como hospitales de
día, (…) centros de capacitación socio-laboral, familias sustitutas.

De esta manera se percibe, cómo la idea de encierro, aislamiento, más tradicional, va


cambiando su mirada y va introduciendo la idea de poder abordar los tratamientos en
lugares cotidianos del paciente. Buscando alternativas que no sólo apunten a su
evolución en la patología sino que también puedan insertarlos en la sociedad que viven
con aquello que padecen. Dicha ley, continúa diciendo:

ARTÍCULO 12. — La prescripción de medicación sólo debe responder a las


necesidades fundamentales de la persona con padecimiento mental y se administrará
exclusivamente con fines terapéuticos y nunca como castigo (…). La indicación y
renovación de prescripción de medicamentos sólo puede realizarse a partir de las
evaluaciones profesionales pertinentes y nunca de forma automática. Debe promoverse
que los tratamientos psicofarmacológicos se realicen en el marco de abordajes
interdisciplinarios.


 

Esto también nos refleja modificaciones en los criterios a la hora de utilizar la


medicación en los tratamientos, apuntando a que sea bajo estrictas indicaciones de los
profesionales, pero no de uno solo, sino de manera interdisciplinaria. Además se
considera oportuno mencionar cómo se lleva a cabo la enfermedad mental de los
pacientes en caso de requerir internación, donde la ley menciona lo siguiente:

ARTÍCULO 14.- La internación es considerada como un recurso de carácter restrictivo,


y sólo puede llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios terapéuticos que el
resto de las intervenciones realizables en su entorno familiar, comunitario o social.
Debe promoverse el mantenimiento de vínculos, contactos y comunicación de las
personas internadas con sus familiares, allegados y con el entorno laboral y social,
salvo en aquellas excepciones por razones terapéuticas debidamente fundadas
establezca el equipo de salud interviniente.

Donde también se establece:

ARTÍCULO 15: La internación debe ser lo más breve posible, en función de criterios
terapéuticos interdisciplinarios. Tanto la evolución del paciente como cada una de las
intervenciones del equipo interdisciplinario deben registrarse a diario en la historia
clínica

ARTÍCULO 20: La internación involuntaria de una persona debe concebirse como


recurso terapéutico excepcional en caso de que no sean posibles los abordajes
ambulatorios, y sólo podrá realizarse cuando a criterio del equipo de salud mediare
situación de riesgo para sí o para terceros.

Así tomamos conocimiento del tratamiento que se lleva a cabo con los pacientes,
teniendo en cuenta sus particularidades y las consideraciones que fueron
incorporándose.

A modo de apreciación personal, estos puntos trabajados, pueden pensarse en función


de lo que sería la incorporación del Acompañamiento Terapéutico, cómo fue
evolucionando la modalidad de abordaje y que a partir de pensar el trabajo
interdisciplinario se abren nuevas posibilidades. Ya que hay un cambio de paradigma,
se disminuye el trabajo a través de internaciones, y se comienza a introducir
instituciones que funcionan sólo de día, se acompaña en la externación, se da mayor


 

participación a familiares del paciente, se propone la tarea de trabajar con


acompañantes, se fortalece el trabajo en equipo.

Historia del Acompañamiento Terapéutico  

Traeremos a Rossi que nos dice que “en otros países se han dado experiencias
similares o que van en la misma dirección que en Argentina, aunque con otras
denominaciones, teniendo sus características particulares de acuerdo a los desarrollos
de cada lugar en que se inscribieron, al sistema de salud, las concepciones sociales
sobre el tema y las escuelas teórico clínicas desde las cuales fueron realizadas”

Además agrega que en varios países de Latinoamérica, como Brasil, Uruguay, México,
Perú y Chile, fueron desarrollándose en los últimos años, experiencias que llevaron
esta denominación: Acompañante Terapéutico, aunque no han tenido una
conceptualización persistente. Pero hace una salvedad, en ciertas regiones de Brasil,
donde la temática -basándose en los desarrollos pioneros de Argentina- tiene un fuerte
impulso en la actualidad.

Esto fue trabajado por Pullice, donde nos refiere que hubieron momentos de intensa
convulsión política y social en distintos países del mundo occidental, lo cual da cuenta
de que fueron el terreno propicio para la puesta en marcha de toda una serie de
experiencias que, a partir del fuerte impulso de la Psiquiatría Dinámica, la
Antipsiquiatría y, fundamentalmente, el Psicoanálisis, comenzaron a dar consistencia a
la idea de que era posible avanzar en el tratamiento de aquellos pacientes afectados de
diversos modos por padecimientos psíquicos severos.

Además Pullice aclara que este movimiento de apertura y transformación, que


comenzó a madurar desde el inicio del siglo pasado —y que se acentúa desde su
segunda mitad, cuando se suma el importante desarrollo que comenzó a tener la
Psicofarmacología— fue generando las condiciones para la implementación de
novedosos dispositivos de atención ambulatorios, los cuales a su vez propiciaron el
desarrollo de nuevas y diversas disciplinas, como respuesta a las renovadas
necesidades clínicas que, a partir de ello, comenzaron a tener lugar.

Para reafirmar esto, Rossi nos refiere diferentes experiencias de cómo se ha abordado
el concepto y la función del Acompañante Terapéutico. Allí nos dice que en Francia se
denominó ​“animateur”​ (tipo de acompañamiento grupal, ligado a actividades de
recreación, socialización), en Canadá se trabaja desde el rol que definen como


 

“interviniente clínico” (como un dispositivo institucional), la temática que se trabaja se


denomina “Continuidad de Cuidados” (allí ubican el lugar del Acompañante
Terapéutico, donde organizan y coordinan la atención pasando de un modelo centrado
en la exclusión a otro basado en la integración a la comunidad), entre otros.

A partir de esto hacemos referencia a las primeras experiencias en nuestro país, donde
Rossi (2010), nos dice:

En nuestro ámbito, se desplegaron interesantes experiencias de ruptura con la


institucionalización psiquiátrica tradicional, mediante la implementación de sistemas
abiertos, que daban cuenta de una nueva significación de la locura y de su tratamiento,
con la premisa de resguardar la inserción social y productiva del paciente. Junto a otros
sistemas alternativos, el Hospital de Día tuvo un lugar cada vez más importante desde
finales de los ´50 en Argentina, siendo uno de los dispositivos fundamentales que
facilitarán la implementación y el desarrollo del Acompañamiento Terapéutico.

Es preciso también mencionar la fuerte incidencia del aspecto económico que se


diferencia de lo que sucede actualmente. Se atendían pacientes de muy buen nivel
socio-económico por lo general, en internaciones domiciliarias y tratamientos
ambulatorios. Sus familias, por cuestiones sociales o prejuicios, no querían que se
conociera la internación o la gravedad de la enfermedad de un familiar.

Allí continúa diciendo: Con este sistema, además evitaban las deficiencias que la
“hotelería” de las instituciones psiquiátricas de tiempo completo tenía por lo general en
la época. Lo esencial es pensar que en esa época el hecho de internar a alguien
aparecía como más estigmatizante, segregativo, en tanto era más fuerte en algunos
sectores sociales una idea discriminatoria hacia los trastornos mentales más severos.
Se trataba así de evitar la “mancha” que podía dejar una internación psiquiátrica para la
mirada social.

La historia en Argentina 

Como venimos sosteniendo, la aparición de esta práctica va generando muchos


cambios respecto de cómo hacerle frente a los padecimientos de un sujeto, es por ello
necesario poder considerar cómo fueron impactando los mismos en nuestro país. Al
remontarnos específicamente en Argentina, podemos esclarecer que tiene sus
comienzos en una fecha indeterminada que se sitúa entre finales de los años 60´ y
principios de los 70´ del pasado siglo XX.


 

El Acompañamiento Terapéutico nace como una herramienta clínica que se inscribe en


una búsqueda, compartida por una buena parte de los profesionales del campo de la
Salud Mental, cuyo propósito no era otro que intentar subvertir los lineamientos por
entonces imperantes, aún fuertemente arraigados, del modelo manicomial.

Allí Pullice nos menciona que en Argentina, se da la creación por parte de Mauricio
Goldenberg, en 1956, del primer Servicio de Salud Mental con Sala de Internación para
pacientes de Psiquiatría que tiene lugar en el marco de un Hospital General
—experiencia inédita hasta ese momento en el mundo occidental—, así constituye una
guía referencial indispensable en esa búsqueda de recursos, de herramientas, de
dispositivos más eficaces para el tratamiento de la locura.

Agregaremos lo que Rossi nos esclarece al referir que: “el Dr. Jorge García Badaracco,
desde los años ´60, trabaja con Acompañantes Terapéuticos, siendo jefe de Servicio
del Hospital J. T. Borda. Este autor, fundador en 1967 de un Hospital de Día en Salud
Mental que algunos reconocen como pionero en Argentina, dice que es una técnica
usada desde hace muchos años en países como los EE.UU, porque no es intrusiva ni
invasiva y resulta altamente continente”.

Dicho autor, se explaya refiriendo que existen, además, otras explicaciones sobre esos
comienzos de profesionales que trabajaron en acompañamientos a partir de 1970
aproximadamente: el acompañamiento terapéutico como una alternativa frente a la
internación psiquiátrica, recurriendo de hecho a internaciones domiciliarias.

Cabe aclarar que las mismas fueron llevadas a cabo por terapeutas que en ocasiones
eran psicoanalistas jóvenes, a los que les solicitaban desde las familias un tratamiento
de emergencia, para pacientes en crisis, en situaciones donde quería evitarse una
internación psiquiátrica. Eran especialmente casos de adicción o episodios psicóticos,
estando el acompañante en ese momento en una posición bastante indiferente del
terapeuta. Teniendo en cuenta dichos inicios, volvemos a Pullice que apunta a que el
saber de la Psiquiatría deja de ser la herramienta exclusiva para el tratamiento de las
enfermedades mentales, pasando a compartir ese terreno con aquellos otros saberes
que empezaban a dar muestras de ofrecer aportes importantes —a veces decisivos—
en el desarrollo de las nuevas estrategias clínicas que esa misma búsqueda llevaba a
implementar.


 

De esta manera, nos trae la trayectoria que fue atravesando el Acompañante


Terapéutico ó A.T, donde podemos reflejar la falta de conexión entre algunas
experiencias de la década del ́ 70 e intercambio de criterios, en la medida en que no era
un recurso conocido, y mucho menos que tuviera una divulgación como la que tiene
décadas siguientes. Su inserción Para poder ir familiarizándonos con su entrada al
campo de la práctica, traeremos a Rossi que dice “se comienza a producir un aumento
de la demanda de A.T. a partir de un nuevo panorama en el ámbito educativo en los
años ´80, con incidencia en la comunidad universitaria y en la tarea profesional”.

Además agrega que especialmente en la carrera de Psicología y en carreras afines, se


produce un considerable aumento del número de alumnos a partir de 1983. El número
de psicólogos y estudiantes creció ampliamente en esos años hacia 1990, cuando
comenzaron a egresar las primeras promociones. El acompañamiento terapéutico,
como una interesante oportunidad de salida laboral, y como experiencia con los
primeros “pacientes”, acercó entonces a muchos psicólogos recién recibidos a esta
tarea, de una manera además redituable económicamente.

Por lo que especifica que se “planteaba de manera estandarizada, sin dar cuenta
muchas veces de su función específica y su utilidad desde la singularidad del caso y
sin contar con orientación/supervisión desde la dirección del tratamiento, ni de la clínica
o el equipo asistencial que lo requería”. De esta manera podemos ir comprendiendo
que como lo menciona Rossi, esto fue evolucionando a partir del esfuerzo de quienes
fueron asumiendo con compromiso profesional esta tarea, desde el lugar del A.T, pero
también desde el profesional que lo indica, por lo que ha resultado cada vez más una
herramienta clínica válida tanto para el terapeuta, como para el paciente y sus
familiares, en la perspectiva de sostener un tratamiento posible.

De aquellos primeros tiempos en los que la atención estaba reducida a un pequeño


sector de la población, en estos años se llega con este recurso a otros sectores
socioeconómicos y a la atención en instituciones públicas. Así su inclusión se extendió
en forma paulatina hacia espacios inicialmente impensados, como por ejemplo el
trabajo con escuelas, discapacidad, autismo, psicosis infantiles. Podemos así, ir
introduciéndonos en la implementación del dispositivo de acompañamiento
considerándolo como la búsqueda de mitigar los efectos que han producido las
internaciones por largos períodos de tiempo; esto nos permite pensar el enorme valor


 

que tiene el trabajo personalizado que realiza el Acompañante Terapéutico al participar


en la vida cotidiana del paciente dentro o fuera de la institución.

Además Bustos, agrega que el dispositivo de Acompañamiento Terapéutico permite


sortear la internación, sostener al paciente en tratamiento ambulatorio. Impide el
deterioro, la institucionalización y los efectos negativos del aislamiento. Fuera de la
institución siempre existe la posibilidad de establecer un vínculo reparador que ayude al
sujeto a sostenerse en el entramado social. Dicho dispositivo es una estructura estable
y móvil a la vez, va donde tiene que ir, está con quien tiene que estar: contiene, calma,
organiza, anticipa. Cada una de estas acciones incide en la subjetividad del paciente y
lo habilita a nuevos movimientos; propone una apertura hacia el afuera; atempera el
sufrimiento, corre al sujeto de la posición de objeto y lo pone en la categoría de sujeto.

En función de estas ideas es que se fue afianzando la tarea de los acompañantes


terapéuticos dentro y fuera del hospital, mostrando su capacidad para resolver
situaciones críticas y lograr sostener tratamientos en momentos cruciales de la vida del
paciente, precisamente allí donde otros abordajes habían fracasado.

Bustos nos dice que no resolvemos una demanda en salud mental, prescribiendo un
tratamiento farmacológico o informado sobre planes de ayuda social, es necesario que
el hospital articule una respuesta global, sin necesidad de institucionalizar al sujeto;
esto requiere de nuevos actores y nuevos dispositivos: el Acompañamiento Terapéutico
es uno de ellos. Además continúa diciendo que la incorporación de los Acompañantes
Terapéuticos a los equipos interdisciplinarios, modificó y fortaleció la dinámica de los
mismos. Permitió planificar actividades a largo plazo con pacientes difíciles, generando
vínculos más fuertes y permanentes entre la familia y la institución, lo que dio como
resultado el sostenimiento de los tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos. Esto
ha permitido concluir los tratamientos o estabilizarlos en el tiempo, evitando las
recaídas.

Formación en el Acompañamiento Terapéutico  

La aparición en escena del Acompañamiento Terapéutico nos menciona Pullice que


está fuertemente ligada a una praxis que se ubica más como una investigación que
como una ciencia establecida. Esto permite entender la diversidad de versiones que
pueden escucharse sobre su creación y surgimiento, así como la dificultad con que nos
encontramos en el inicio de la experiencia para establecer un marco conceptual propio


 

y distintivo. Es así que se puede comprobar al dar cuenta que durante décadas, el
único material bibliográfico específico sobre el tema estuvo constituido por apenas
algunos artículos publicados en diversos medios porteños del ámbito Psi, en los que el
denominador común era poner de relieve los obstáculos que se planteaban para los
acompañantes en su tarea debido, entre otras cosas, a la falta de un claro lineamiento
teórico, y de algún marco regulatorio de la actividad.

A partir de lo mencionado, queda por ir fortaleciendo la formación del A.T, porque si


bien era un impulso al principio como salida laboral para introducirse en la relación con
“pacientes” y evolucionando con el tiempo, permitiendo definir su función y hacerlo con
conocimientos que permitan dar un criterio científico, en ciertos lugares se lleva a cabo
la práctica y no se coloca en ese lugar a personas con la preparación necesaria.

Esto es algo sobre lo que se está trabajando y va ocupando terreno con el fin de que
profesionales que proponen incorporar dichas intervenciones, tengan en claro el
Código de ética, lo cual dará las pautas que avalan al paciente y a quien asume el rol
de posicionarse como Acompañante Terapéutico.

“El Acompañamiento Terapéutico, desde los años 70 hasta la actualidad, ha tenido un


gran desarrollo, tanto en su difusión como en la construcción de un marco teórico
propio”.

Al principio, dicha práctica era desempeñada por estudiantes de psicología que ante la
demanda de un psicólogo o psiquiatra, se animaron a la tarea de acompañar.
Aprendiendo el rol a través de la experiencia, por ensayo y error. Pero ya en la
actualidad nadie pone en duda que para desempeñarse en dicha función, es
indispensable transitar por una formación adecuada. Tanto la complejidad del trabajo
del acompañante como la responsabilidad que asume en los tratamientos de salud
mental, hacen indispensable una formación específica que posibilite un buen
desempeño del rol en el marco de la ética y la técnica de esta profesión. Una
instrucción que contemple contenidos teóricos pero que también contemple la
posibilidad de transitar por una práctica supervisada.

Por ello es necesaria una capacitación específica para que se diferencie su función de
cualquier otra. Si bien hay disciplinas que aportan conocimientos importantes en la
tarea del A.T, como lo son la psicología, enfermero, trabajador social, están delineadas
para otro rol profesional.

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Esto es, que si bien el Acompañamiento Terapéutico se alimenta de saberes de estas


carreras profesionales sumado la sociología, psiquiatría, entre otras, ninguna habilita
para trabajar como acompañante. Esto ha ido creciendo, se ha ido legitimando y
legalizando en algunas provincias. Incluyendo en este aspecto el Código de ética de la
Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina (AATRA). Lo
cual ha ido permitiendo que la oferta de espacios de formación vaya creciendo y de
como resultado mayor solicitud de acompañantes de parte de instituciones. Hoy hay
gran cantidad de propuestas diferentes que ofrecen formación en esta práctica, con
variadas orientaciones, duración y modalidades en distintos puntos del país.

El A. T, nunca es totalmente neutral. Puede intentar ser lo más objetivo posible pero no
se debe olvidar que su persona es observadora y participante activa del proceso, lo
cual incluye la necesidad de una buena formación teórica y clínica supervisada. Las
situaciones vitales y el contexto sociofamiliar en el que está inmerso el paciente inciden
fuertemente en las características de cada vínculo terapéutico tanto positiva como
perturbadoramente. Por lo tanto hay que tener presente que “la formación sea la de
psicólogo, estudiante avanzado de psicología (…), no es condición necesaria, pero
tampoco suficiente, para considerar a alguien con una capacitación adecuada en el
tema. Es necesaria la capacitación específica en la formación del A.T, a los efectos de
ubicarse en las coordenadas que hacen a la particularidad de esta función”.

Sumado a esta formación debe existir la tarea de supervisión, ya que contribuye a que
se despejen aspectos de la subjetividad del A.T que pueden provocar interferencias a
la hora de intervenir ante situaciones problemáticas. Esto es, que se trata de facilitar,
que los temores, las incomodidades, sean explicitadas para que no hagan obstáculo y
eviten que los sentimientos del acompañante se mezclen en la tarea.

En esta supervisión, es fundamental la participación del equipo que conforma el A.T.


junto a los profesionales que están involucrados en el tratamiento propuesto, ya que en
estas reuniones es donde se dará la especificidad del trabajo del acompañante que
encontrará su lugar de desarrollo máximo, amplificando las opciones de intervención en
la subjetividad del individuo enfermo.

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Legalidades en el Acompañamiento Terapéutico 

Si bien la ley de salud mental no contempla el rol del Acompañante Terapéutico, vamos
a dar una breve referencia respecto de la legalidad que lo ampara a la hora de ponerlo
en práctica en un tratamiento.

Para ello es preciso aclarar que actualmente la tarea a la que se apunta desde el rol del
Acompañante Terapéutico, es respaldada a partir del año 2010, a través de la
Asociación Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina (AATRA), quien
creó el Código de Ética, el cual tiene como propósito proveer tanto principios generales
como normativas deontológicas orientadas a las situaciones con que pueden
encontrarse los Acompañantes Terapéuticos en el ejercicio de su profesión,
estableciendo así las reglas de conducta profesional que han de regir su práctica.

En el proceso de toma de decisiones relativas a su conducta profesional, los


acompañantes terapéuticos deben considerar este Código de Ética y el de la
Organización en que se encuentren asociados, además de las leyes vigentes.

Leyes específicas de cada provincia 

Como se viene trabajando, cabe aclarar que gracias al alcance que fue teniendo la
práctica en cuestión es que se fue consiguiendo el reconocimiento buscado: la
tecnicatura universitaria, inicialmente se creó en el año 2001 en San Juan, luego en el
2002 en la provincia de San Luis, seguido por Entre Ríos Córdoba, Buenos Aires y
Santa Cruz, con título habilitante a nivel nacional.

La lucha continuó para fortalecer este espacio, y así San Juan fue la primera en
sancionar una ley en el año 2.006 (Nº 7.697) que luego, en el 2.009 fue modificada por
la ley Nº 7.988. La misma regula la actividad técnica de los Acompañantes
Terapéuticos graduados con título universitario, dependiente del Ministerio de Salud
Pública. Más adelante, en el año 2.007 se sancionó en la provincia de San Luis la Ley
Nº III-0599. Al igual que en la ley mencionada anteriormente establece los derechos y
obligaciones del acompañante terapéutico, requisitos para la matriculación y la creación
del organismo necesario para esto, entre otros aspectos. Posteriormente en Río Negro,
hacia fines del año 2.010 se sanciona la Ley Nº 4.624 Del ejercicio del A.T, en la que
se regula el ámbito de aplicación, se delimita el concepto de Acompañante Terapéutico,

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sus funciones, derechos y deberes; la matriculación, alcances y organismo de


aplicación siendo éste el Ministerio de Salud.

Además en ese mismo año, se sancionó en la provincia de Córdoba la Ley Nº 9.848 de


“Protección de la Salud Mental” que a pesar de que no está destinada específicamente
al Acompañamiento Terapéutico, lo incluye en algunos de sus artículos y al mismo
tiempo está en consonancia en la nueva Ley de Salud Mental Nacional. A estos
avances se suma en el año 2012, la provincia de Chubut que sanciona con fuerza la ley
XN°58, la cual tiene por objeto regular en el ámbito de la Provincia del Chubut, de
acuerdo a sus disposiciones, la actividad de los Técnicos Superiores en
Acompañamiento Terapéutico, graduados con título terciario y equivalentes;
sustentando los principios de la consolidación en cuanto a la participación de los
técnicos profesionales como integrantes del Sistema de Salud de la Provincia del
Chubut, fortaleciendo las capacidades específicas para asegurar la calidad prestacional
de los servicios de atención a la comunidad.

Luego, en el año 2014 el Poder Legislativo de la Provincia de Santa Cruz sanciona con
fuerza: la Ley N° 3407 Regulación de la actividad de los Acompañantes Terapéuticos,
que especifica que tiene por objeto regular, en el ámbito de la provincia de Santa Cruz,
la actividad de los Acompañantes Terapéuticos, graduados con título terciario o
universitario, egresados de instituciones terciarias o universitarias, tanto públicas o
privadas, reconocidas oficialmente, por el Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología de la Nación.

A finales del mismo año, se presentó un Proyecto de Ley que regula el ejercicio del
Acompañante Terapéutico en la provincia de Mendoza, el que aún no se ha aprobado.
Otro avance logrado en esta provincia es que en el corriente año, se abrió la
Tecnicatura en Acompañamiento Terapéutico en la Universidad del Aconcagua.

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EL ABORDAJE DESDE EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO Y SU RELACIÓN CON EL 


PSICOANÁLISIS 

Aspectos Generales del Acompañamiento Terapéutico  

El Acompañamiento Terapéutico Rossi lo considera como: Un recurso clínico


especializado, que opera desde un abordaje psicoterapéutico, en forma articulada con
el profesional o el equipo terapéutico que lo indica. Se incluye en el tratamiento
interdisciplinario de pacientes severamente perturbados, en situaciones de crisis o
emergencias, y en casos frecuentemente problemáticos o que no son abordables para
las estrategias psicoterapéuticas clásicas. Se desempeña especialmente en forma
ambulatoria, en el entorno habitual -familiar y social- del sujeto: domicilio, calle,
parques, escuela, etc.

Kuras de Maurer y Resnisky definen al Acompañante Terapéutico como: Aquel que


asiste al paciente en crisis y puede hacerlo desde la fase diagnóstica y/o a través de
todo el proceso terapéutico. Su labor no puede cumplirse en forma aislada. Está
siempre inscrita en el seno de un equipo. Es la pertenencia al mismo y la identificación
con el esquema referencial y las pautas de trabajo que de él emanan, lo que permitirá
perfilar su quehacer clínico con claridad. Entendiendo entonces que el Acompañante
Terapéutico es quien desempeña la tarea que se desarrolla en el campo de la práctica
mencionada: el Acompañamiento Terapéutico.

El equipo Transdisciplinario 

El AT forma parte de un equipo terapéutico, como mínimo dos personas: un terapeuta y


el AT. Con frecuencia también se incluye el psiquiatra, neurólogo, médico, etc. Es de
vital importancia que los miembros del grupo terapéutico trabajen juntos como equipo
transdisciplinario, manteniendo una comunicación constante y una línea de trabajo
coherente y consistente para que el tratamiento resulte más efectivo. La función del AT
es integrarse al Equipo Terapéutico y efectuar su intervención, siendo el agente de
cambio más importante para el paciente, estimula sus potencialidades y ayuda a
desarrollar su proyecto de vida.

Concebimos al Equipo como un grupo de agentes de Salud Mental, profesionales y As


Ts que se integran para trabajar en conjunto, para el logro de objetivos terapéuticos en

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enfermedades complejas. El proceso de constitución del equipo pasa por tres


momentos si hay una evolución madura:

● Interdisciplinario: conjunción de diferentes disciplinas profesionales, cada una


aportando de manera independiente su experiencia, para realizar el abordaje de
una situación concreta. La coordinación entre los profesionales, en este nivel, es
meramente informativa, sobre avances, retrocesos o vacíos de atención
profesional.
● Multidisciplinario: se refiere a la conjunción de diferentes disciplinas
profesionales donde cada una aporta su experiencia. La fortaleza y experiencia
de una disciplina empodera a las demás. El objeto y sujeto de la acción
profesional es la persona atendida y la calidad de vida que se le pueda brindar.
● Transdisciplinario: varios especialistas dedicados a enriquecer un enfoque de
situación, apuntando a la "transversalidad" del problema. Es una forma de
organización de los saberes y conocimientos que trascienden las disciplinas,
haciendo énfasis en lo que “atraviesa” a todas y en lo que está más allá de ellas
(E. Morín). La comunicación debe ser clara, concreta y precisa, se clarifican las
situaciones confusas a la mayor brevedad, autoevaluación grupal e individual
son procesos constantes y necesarios que permiten reafirmar o corregir las
acciones grupales y personales.

El trabajo en equipos transdisciplinarios se logra cuando el grupo en sí mismo ha


logrado generar la autosostenibilidad a través del tiempo, luego de iniciarse
interdisciplinario, transitar, conforme van madurando el grupo, por la multidisciplina,
para finalmente convertirse en un grupo Transdisciplinario.

Prestaciones del Equipo   

● Sesiones intensivas de psicoterapia individual y entrevistas psiquiátricas


● Acompañamientos terapéuticos cotidianos y en las situaciones de riesgo
● Contención y orientación a los familiares cercanos
● Terapia de pareja y familiar
● Control médico clínico
● Administración de psicofármacos y medicamentos
● Terapia corporal
● Tratamiento higiénico-dietético-deportivo
● Musicoterapia, recreación, gestión en ocio y tiempo libre

15 
 

● Psicoeducación para todo el grupo de allegados (parientes y amigos)

Instituciones con Internación  

Acompañar implica un acto de confianza en el paciente (creer en su capacidad de


mejorar su calidad de vida, prescindiendo por ejemplo de sus culpas,
desvalorizaciones, hábitos incorrectos, adicciones). Acompañar significa conocer el
fondo de sus creencias, sus miedos y la posibilidad de reencontrarse, consigo mismo,
con su mundo afectivo y espiritual. Acompañar representa compartir la historia de la
soledad en aquellos que pueden o no expresarlo. Es el lugar común de pacientes que
aún pueden negarse de posiciones donde se los cosifique. Debido a la complicación,
gravedad y otras variantes socio-familiares en determinadas enfermedades complejas,
se indica el sistema de internación, donde el AT, incorporado al equipo, tiene un
protagonismo fundamental.

Características 

En relación al diagnóstico y a la aplicación del tratamiento, el paciente en internación es


abordado desde un enfoque integral de la salud, buscando el mayor bienestar físico,
psíquico, social y espiritual. En la perspectiva de la auténtica terapia aparece la
dimensión integral, que introduce activamente las alternativas de la relación con el
paciente, los integrantes del equipo asistente y el personal de la institución.

● Al organizar un Sistema Terapéutico, del cual forma parte el AT, lo definimos


como un proceso institucional, en un espacio y una convivencia, que trata de
generar una transición entre la dependencia total a una independencia más o
menos lograda.
● Desarrollar paralelamente la gestión psicosocial, cubriendo la totalidad de las
áreas y servicios de la Institución mediante la asistencia integral del paciente y la
familia.
● Fomentar la atención personalizada de los pacientes, contemplando el aspecto
físico, psíquico, emocional y afectivo.
● Poder brindar una atención tendiente a bajar ansiedades y temores eliminando
de esta forma el miedo para conseguir un más rápido restablecimiento,
brindando un servicio de calidad y calidez.

16 
 

Comunidad Terapéutica en adicciones 

En los años 50 aparece el concepto de Comunidad Terapéutica (CT), que sirve como
referente a las intervenciones clásicas de recuperación de personas con adicciones,
que ha tenido gran desarrollo y aceptación a nivel mundial. La CT surge inicialmente
fundada por ex adictos y consistía en grupos de encuentro entre los adictos que
confrontaban entre sí sus características, demandando y proponiendo cambios para su
recuperación. Posteriormente incorporaron profesionales, primero como asesores
después como Terapeutas, se incluyeron las psicoterapias en dichos programas de
tratamiento, se enfatizó el rol de operador o AT y al poco tiempo se refundan en las
“comunidades profesionalizadas” (dirigidas por profesionales, con equipo
interdisciplinario con As Ts y con protocolo clínico) sumando potencialidades
mejorando los resultados de calidad y efectividad de los tratamientos.

Objetivos Generales de la CT  

Objetivar la problemática y ayudar en la toma de conciencia de enfermedad por parte


del paciente, la familia y el contexto. Prevenir riesgos y anticipar consecuencias.
Aceptar normas y límites, pensar antes de actuar, adquirir mayor tolerancia a la
frustración, relacionarse sin que medie la droga. Ayudar a incorporar una nueva
identidad diferente a la del “adicto o toxicómano”, mantener y mejorar hábitos,
habilidades, nivel de competencia, etc. Realizar rigurosamente el Tratamiento Clínico,
Psiquiátrico, Psicológico, de acompañamiento terapéutico y de redes de apoyo
rearmadas y reforzadas, con fines de ampliación de la contención y de favorecimiento
de conductas y estilos saludables (familiares y amigos).

El Equipo Terapéutico Transdisciplinario  

Está dirigido por Médico-Psiquiatra o Psicólogo y constituido básicamente por


psicoterapeuta individual, psicólogo familiar, acompañantes "operadores" terapéuticos,
terapeuta corporal, médico clínico, nutricionista y otros especialistas de acuerdo a las
características del paciente y su familia. Durante el tratamiento el paciente deberá
cumplir con las prestaciones terapéuticas del tratamiento, tomar las medicaciones
indicadas, realizar los estudios y análisis correspondientes, aceptar las normas,
restricciones y prohibiciones. El AT como OST El origen del operador socio-terapéutico
(OST) está vinculado a los primeros procedimientos con modelo de Comunidad
Terapéutica, por lo general emprendimientos basados en experiencias exitosas en el

17 
 

campo de la psiquiatría. Había mucho entusiasmo, mucho amor por la tarea y no se


contaba con demasiados profesionales

El OST nace allí, en el terreno, como un “experto” en el tratamiento con adictos, siendo
muchas veces pacientes ex adictos, que una vez terminado su tratamiento, quedaban
en la comunidad. A esta experiencia le sucede la aparición del rol del Acompañante
Terapéutico (AT), capacitado específicamente y que cumple con similares funciones
que el OST, con un bagaje técnico de intervención, saberes pertinentes y teorías
operativas.

18 
 

Familias multiproblemáticas  

El establecimiento de criterios reiterados acerca de la contención familiar, estudiados


desde la visión de las familias multiproblemáticas, hace que el equipo Transdisciplinario
se implique con la incorporación de perspectivas, que toman en consideración la
incidencia de los múltiples condicionantes familiares (económicos, políticos, culturales y
sociales).

También se tiene en cuenta el fenómeno de la Violencia Intrafamiliar, que se facilita


básicamente por tres factores: la falta de control de impulsos, la carencia afectiva y la
incapacidad para resolver problemas adecuadamente. Se irá perfilando el espacio que
ocupa el paciente, que se encuentra sesgado, desorganizado por la patología y la

19 
 

mirada culpabilizadora y psiquiatrizante de quienes le rodean. La familia,


paradójicamente, aunque desea la mejora del familiar enfermo, puede convertirse en
un obstáculo contra el despliegue del trabajo clínico, impidiendo que emerja la
subjetividad del sujeto acompañado.

Las familias multiproblemáticas son emblemáticas de la postmodernidad y con estos


pacientes graves es imprescindible trabajar con ellas, en todas las etapas de
tratamiento. Las características definitorias de las familias multiproblemáticas son:

A) Presencia simultánea, en dos o más miembros de la familia, de comportamientos


problemáticos estructurados, estables en el tiempo y lo bastante graves como para
requerir una intervención externa.

B) Insuficiencia grave, sobre todo por parte de los padres, de las actividades
funcionales y expresivas necesarias para asegurar un correcto desarrollo de la vida
familiar.

C) Labilidad de los límites propios de un sistema que se caracteriza por la presencia de


profesionales y de otras figuras externas, que sustituyen parcialmente a los miembros
incapaces o disfuncionales de la familia.

D) Estructuración de una relación crónica de dependencia de la familia respecto a los


servicios (equilibrio intersistémico = homeostasis).

E) Desarrollo de algunas modalidades características inusuales, de comportamientos


sintomáticos en los pacientes identificados, en este tipo de proceso, con el ejemplo
clásico de las toxicomanías de tipo Sociopáticas.

Red de tratamiento  

Las redes sociales que interactúan con el sujeto en tratamiento son de trabajo
indispensable para generar recursos de colaboración y son:

A. El sistema de apoyo familiar (el paciente tiene estrecho contacto).

B. Los sistemas naturales (amigos, compañeros, etc.).

C. Los grupos sociales al estilo de Alcohólicos Anónimos o Al-Anon están a disposición


y son muy útiles y complementarios

20 
 

Acompañamiento Terapéutico con la familia (ATF)   

Nos referimos a la intervención del AT en momentos privilegiados del paciente con su


familia (almuerzo, fiesta, salida) o encuentros con el grupo familiar o de amigos , donde
tiene la posibilidad in vivo de asistir y evaluar la interacción familiar, investigar
capacidad de cambio del sistema, realizar algunos señalamientos de la dinámica
existente, observar la fuerza y/o debilidad personal del paciente en esas circunstancias,
apoyar o enfrentar conflictos paralizantes y/o esclarecer posteriormente conductas
ocurridas.

También se puede participar en entrevistas familiares planificadas con el Terapeuta


Familiar o con el Director de Tratamiento, en reuniones de escuela, en procedimientos
judiciales, o sea situaciones donde pueden ocurrir trastornos o desbordes reactivos
emocionales del paciente, estando el AT atento y pronto a ayudarlo en apoyo,
discriminación, límites y fortalecimiento de sus recursos.

Consideramos la participación de las familias fundamental en el tratamiento psiquiátrico


y de adicciones, por lo cual las estrategias incluyen, además del trabajo
psicoterapéutico intenso con ellas y la posibilidad de integrarlas en grupos de
autoayuda, la intervención del ATF, que permitirá crear espacios de confrontación
emocional controlada y reflexión.

Comunidad terapéutica Domiciliaria (CTD)  

En la actualidad prevalece la tendencia mundial en abuso de drogas hacia tratamientos


ambulatorios, como los Centros de Día, los Tratamientos Intensivos Ambulatorios y la
Comunidad Terapéutica Domiciliaria, con equipos Transdisciplinarios, acompañantes
terapéuticos y acompañantes familiares. La CTD en adicciones es una variedad de
tratamiento para el abuso de drogas fuera de los servicios sanitarios institucionales y
está centrado en el sujeto, en la familia y en la red de influencias (del propio individuo,
de compañeros de estudio o trabajo, de la comunidad allegada) trabajando en la
contención, la reducción del comportamiento no deseado y la rehabilitación del
consumo, en ambientes familiares de convivencia y/o de trabajo, por medio de un
programa protocolizado en etapas.

La llamada Comunidad Terapéutica-Psicoeducativa Domiciliaria (CTD) se torna


necesaria cuando el paciente requiere una atención médica, psiquiátrica y psicológica

21 
 

especializada, con permanente estado de control, con inclusión de los acompañantes


terapéuticos y con supervisión profesional, debido a la gravedad del cuadro y a la
disfuncional contención familiar. La experiencia que hemos realizado desde INAPBA
(Instituto de Neuropsiquiatría, Adicciones y Psicología Positiva) nos indica que esta
modalidad genera muchos beneficios en la aceptación y adherencia para desarrollar las
etapas de Desintoxicación Rehabilitación y Reinserción, con auspiciosas perspectivas
de reforzar un Proyecto de vida saludable y la ventaja del tratamiento en la convivencia
familiar. El gran obstáculo que presenta esta modalidad es el factor económico, ya que
la prestación del equipo con los AT, hasta el momento, no es reconocida por los
sistemas de Prepago ni de Obra Social.

El tratamiento en cuatro etapas 

1. Desintoxicación y motivación. Duración aproximada 30 días a partir del último


consumo. La reincidencia obliga a reiniciar esta etapa.
2. Deshabituación e ingreso a tratamiento de CTD. Tratamiento psicológico
individual, orientación familiar, asamblea, control médico, terapias específicas,
acompañantes terapéuticos y acompañantes familiares (30 días).
3. Consolidación de la CTD. Preparación para la reinserción laboral y social (90
días).
4. Reinserción General.

Durante el tratamiento deberá cumplir con las prestaciones terapéuticas del


tratamiento, tomar las medicaciones indicadas, realizar los estudios y análisis
correspondientes, aceptar las normas, restricciones y prohibiciones (120 días).

Primera etapa: 1º mes  

Admisión – Desintoxicación – Diagnósticos - Evaluación General del paciente y su


familia.

● Exámenes clínicos, psiquiátricos, psicológicos, de laboratorio general y


específicos.
● Evaluación de personalidad, gravedad del consumo. Cuestionarios y tests
psicológicos.
● Análisis de la estructura y funcionalidad familiar y preparación de los AF
(acompañantes familiares) en jornadas psicoeducativas y de orientación.

22 
 

● Intervenciones con el paciente y los responsables familiares, para la aceptación


de la estrategia y normas del tratamiento. Pautas de Intervención para actuar en
situaciones de Emergencia.
● Evaluación diaria clínica y psiquiátrica. Controles.
● Características del ambiente físico: Adaptación para disminuir y/o evitar riesgos
físicos.
● Cronograma de actividades, familiares responsables, profesionales y
acompañantes terapéuticos.
● Descripción de la situación inicial y adaptación de objetivos a lograr acordes a
las características del paciente y su familia.

Segunda etapa: 2° mes  

Estrategia de Comunidad Terapéutica Domiciliaria - Tratamientos


Médicos-Psiquiátrico-Psicofarmacológico – AT y las diversas terapias. Orientación
familiar.

● Trabajar con el paciente y la familia paralelamente y de ser posible con la red


social (amigos, parientes).
● Proponer un aprendizaje progresivo de nuevos comportamientos y nuevas
formas de resolver sus propios conflictos, planificando y controlando de manera
autónoma su propia vida.
● Evaluación de fortalezas del paciente y de cada integrante del grupo familiar y el
grado de compromiso imperante.
● Información profesional de la evolución de esta etapa al paciente y sus
familiares.
● Conformación y fortalecimiento de la red de apoyo y sostén (Asambleas). Inicio
programa medidas educativas: trabajo en habilidades personales y familiares,
correlación entre valores propios y los socialmente aceptados, medio
social-laboral-ocupacional-profesional.
● Formación de nuevos hábitos saludables, organización familiar.
● Actividades recreativas, uso del tiempo libre, ocio creativo, actividad física.
● Exámenes clínicos mensuales, chequeos de laboratorio y dosajes de drogas.

23 
 

Tercera etapa: 3º-4º-5º MES  

Consolidación y Preparación para la Reinserción Social. Organización de actividades


terapéuticas y rehabilitación. Responsabilidades para su cumplimiento por parte del
paciente y familiares comprometidos, acompañantes y equipo.

● Fortalecimiento de potenciales positivos.


● Técnicas anticipatorias: conflictos, rechazos.
● Discriminación, prevención oferta.
● Desarrollo de la autoestima e integración.
● Actividades físicas y recreativas.
● Información y Formulación de un Proyecto de vida saludable, desde lo personal,
familiar y laboral.
● Logros a corto, mediano y largo plazo.

CUARTA ETAPA: 6º- 7º- 8º- 9º mes  

Reinserción Familiar, Social y Laboral.

● Seguimiento del período de adaptación a la actividad escolar y/o laboral.


Disminución del acompañamiento intensivo.
● Continuación de los tratamientos psicoterapéuticos.
● Evaluación de los avances obtenidos a través de exámenes clínicos,
psiquiátricos, de laboratorios.
● Pruebas psicológicas y cuestionarios auto administrados.
● Evaluación de los logros familiares, escolares y/o laborales.
● Análisis de intereses, aptitudes generales y específicas en relación a
ocupaciones laborales y/o profesiones.

Evolución y evaluación del tratamiento

● Alta parcial a los 10 meses.


● Controles y terapias semanales durante 6 meses.
● Quincenales 6 meses, mensuales 6 meses.
● Con alta definitiva a los dos años según evolución

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Adicciones Comportamentales – Ludopatía  

Además de las sustancias psicoactivas susceptibles de generar abuso o dependencia a


las "drogas", existen actividades humanas que, por su capacidad de alejarnos de la
realidad cotidiana, proporcionan placer o evasión y pueden comportarse igual que las
químicas y causar adicciones comportamentales, no químicas o psicosociales.

Hay diversos tipos: la adicción a las pantallas incluye los videojuegos, el teléfono
celular e Internet (juego en línea, cibersexo y redes sociales). Además de la Ludopatía
(única considerada “oficial” en el DSM V) existe la compra compulsiva (Oniomanía), la
adicción al sexo, la adicción al trabajo, el culto al cuerpo (complejo de Adonis), la
dependencia emocional y la dependencia de grupos de manipulación psicológica
(GMP) o sectas coercitivas, las dependencias amorosas interpersonales, etc.

En la adolescencia las adicciones comportamentales que generan más demanda de


tratamiento son las relacionadas con internet, los juegos en línea y los videojuegos. En
los adultos son la ludopatía, las compras compulsivas, la adicción al sexo y la
dependencia emocional.

Características de las Adicciones comportamentales   

Son conductas repetitivas que producen placer y alivio tensional en sus primeras
etapas y llevan posteriormente a la pérdida de control, perturbando severamente la vida
familiar, laboral y social. La pérdida del control sobre una conducta placentera lo
convertiría en adicto conductual.

Adicciones conductuales frecuentes: al juego (Ludopatía), a las TICs (Tecnologías de la


Información y la Comunicación (Internet, cámara web, videojuegos, redes sociales,
teléfono celular), a las compras compulsivas, adicción al sexo, al trabajo, la vigorexia, la
ortorexia, etc. Los síntomas principales de estas adicciones “placenteras” son:
primeros momentos necesidad de más frecuencia, intenso deseo de repetirlas,
mantenimiento a pesar de las consecuencias negativas y efectos adversos ante el
esfuerzo para controlarlas. Una conducta adictiva lleva a la persona y/o familia a
solicitar ayuda y tratamiento. Las consecuencias son advertidas por familiares que
primariamente se lo comunican a la persona, quien, a pesar de ello, no detiene la
actividad.

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La Ludopatía  

Es un trastorno de la conducta de la persona que siente una urgencia psicológicamente


incontrolable a jugar, a uno o más juegos de azar, de forma persistente y progresiva,
afectando de forma negativa la vida personal, familiar y social. Un jugador compulsivo
tiene todo su interés en el juego, que es enérgico e incontrolable y que no implica solo
una necesidad de ganar dinero, sino que juega por el placer de estar jugando y no
puede parar. La pérdida de control, genera ansiedad y depresión que pueden llevar a
poner en riesgo la vida, por pensamientos y conductas suicidas, en la fase de
desesperación y desesperanza (etapas avanzadas de la ludopatía).

Equipos con AT en adicciones comportamentales   

❖ El diagnóstico por psiquiatra y/o psicólogo se realiza a través de entrevistas


individuales y con los familiares, pueden ser libres o semiestructuradas,
estandarizadas, cuestionarios auto y heteroregistrados, escalas, tests que
evalúen el trastorno compulsivo-adictivo y/o los trastornos mentales y de
personalidad (depresión, ideaciones suicidas, abuso de sustancias, etc.).
❖ Para el abordaje integral aplicamos el Modelo Salutogénico, investigando
defensas, recursos, fortalezas y la Resiliencia personal y familiar (capacidad de
afrontar las adversidades, neutralizarlas y salir enriquecido).
❖ Se trabaja la autoestima, el control de impulsos, la importancia del manejo de las
emociones, estrategias de afrontamiento, herramientas para prevenir recaídas.
La intervención se centra en el sujeto y en las personas familiares que colaboren
utilizando Psicoeducación, Terapia Cognitivo Conductual, prescripción
Psicofarmacológica y en los últimos años con muy buen resultado aplicamos la
“Terapia Coaching Salud”, centrada en Soluciones con herramientas del
Coaching Psicológico y la Psicología Positiva.
❖ El AT participa en el proceso acompañando y suministrando entrenamiento en la
adquisición o activación de habilidades, entrenamiento en asertividad, solución
de problemas, dificultades de la vida cotidiana y en talleres de prevención de
recaídas.

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Adicción Alcohólica 

El alcoholismo es producido por la combinación de diversos factores fisiológicos,


psicológicos y genéticos. Es una enfermedad que consiste en padecer una fuerte
necesidad de ingerir alcohol etílico, existiendo una dependencia física-psíquica del
mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es
posible su ingesta. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo y
suele ir elevando a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol. El consumo de
alcohol, agudo y crónico, produce un amplio abanico de alteraciones en el aparato
digestivo, en el resto del organismo y provoca daños graves a nivel social (accidentes,
violencia, homicidios, suicidio, etc.).

Existen tratamientos especializados llevados adelante por Equipos de Abordaje


Múltiple, Unidades Específicas en Hospitales generales y psiquiátricos y por el Sistema
de Comunidad Terapéutica. A medida que la sociedad concientiza la verdadera
naturaleza del alcoholismo y disminuye su consideración como estigma social, los
enfermos y sus familias lo ocultan menos, el diagnóstico no se retrasa tanto y el
tratamiento resulta más rápido y eficaz.

En el transcurso de los años se ha experimentado una evolución desde los antiguos


modelos morales (alcoholismo como una enfermedad progresiva y grave producida por
una conducta viciosa), hasta los modernos modelos médicos integrales que consideran
el Alcoholismo como una enfermedad que requiere tratamiento en Equipos
Interdisciplinarios con Acompañantes Terapéuticos lo más precoz y que produce tasas
de recuperación elevadas y esperanzadoras.

Modelo médico actual bio-psico-social-cultural  

La dependencia alcohólica es una enfermedad crónica con tendencia a recidivar,


existiendo factores genéticos, metabólicos, psicológicos y socioculturales que influyen
en su desarrollo. El modelo asistencial se caracteriza por: Trabajo en equipo
multidisciplinario, que Incluye Médico, Psicólogo, Acompañante Terapéutico, Enfermero
y Trabajador Social. El abordaje terapéutico debe tomar en consideración no sólo al
individuo, sino también a la familia y a su entorno socio-académico-laboral.

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Etapas del proceso   

1. Interrupción de las conductas auto-destructivas y disminución de los riesgos


asociados por un lado, al tiempo que se intenta establecer una relación de
colaboración con el paciente que permita ganarse su confianza y en definitiva,
convertirse en protagonista de su propio cambio.
2. Progresiva adquisición de conciencia de enfermedad, la remisión estable de la
patología orgánica, psíquica y socio-familiar existentes, así como el
fortalecimiento de la autoeficacia y de la motivación.
3. Consolidación de la conciencia de enfermedad y motivación-acción para el
cambio y por un lado se debe facilitar la progresiva autonomía del equipo
terapéutico, mediante la potenciación del uso los propios recursos del paciente y
el establecimiento consensuado de un plan de intervención rápida en caso de
recaída.

AT: en el TDAH El trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH)  

Es una disfunción de origen neurobiológico, con una disfuncionalidad en los sistemas


que regulan el nivel de movimiento, la impulsividad y la atención. Estos niños tienen
menos capacidad para atender y se mueven más de lo que se esperaría para su edad.
Si bien el TDAH es un problema neurológico de naturaleza química, casi siempre
heredado, la medicación, siendo muy efectiva, no soluciona todos los problemas y se
requiere habitualmente, en cuadros consolidados, la Terapia de un profesional y el
accionar con un AT en las actividades cotidianas y en la Orientación Parental.

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Clínica del Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (HDAH)  

29 
 

Intervención en Afasia  

La Afasia es la pérdida de la comunicación ocasionada por una lesión cerebral,


acompañada frecuentemente por trastornos cognitivos, físicos y emocionales, causada
la mayoría de las veces por accidentes cerebro vasculares (tercera causa de muerte en
el mundo). Se calcula que en Argentina hay entre 3.000 y 5.000 nuevos casos por año
y que existe una población estable de 120.000 afásicos. La Afasia es una patología
poco acreditada, no solamente a nivel de la sociedad, sino también en el ambiente
profesional médico y paramédico. El rol del AT, reconocido ampliamente en las
patologías psiquiátricas y otras discapacidades, va incorporándose progresivamente en
la patología afasiológica. Silvia Rubio-Bruno, Presidenta de la Fundación Argentina de
Afasia, revela que el trabajo terapéutico resulta incompleto sin el aporte del AT en la
estrategia integral.

30 
 

Acompañamiento en Afasia   

● Los As Ts deben incorporar en su repertorio conocimientos y habilidades


referidos a la afasia, para aplicarlos a nivel hospitalario, institucional, domiciliario
o recreativo, trabajando en equipos interdisciplinarios, en el desarrollo de un
Programa de tratamiento planificado, adecuado a la cotidianeidad de la vida del
sujeto afásico y de su contexto familiar.
● Es necesario concientizar a nivel médico y paramédico la tarea del AT en el
campo de las afasias, la eficacia en rehabilitación/resocialización y su rol en
intervención a futuro en integración a la sociedad.
● Interesa en la formación del AT el conocimiento apropiado de esta patología y
del sentir del paciente y a partir de esa percepción en el vínculo qué y cómo
aportarán para el tratamiento.
● Es necesario que el AT y todos los profesionales del equipo, cualquiera sea su
especialidad, se interioricen históricamente como fue el paciente antes de la
afasia, tratar de experimentar el estado afásico, vivenciar sus sentimientos y
poder comprenderlos en profundidad. Es la única manera de poder percibir el

31 
 

universo de la persona que ha perdido la posibilidad de comunicarse en un


mundo de hablantes.
● La soledad y el aislamiento que se encuentran los pacientes que padecen Afasia
es preocupante y muy angustiante

Depresión y acompañamiento terapéutico  

La depresión es una enfermedad muy frecuente, que causa distintas tergiversaciones


en los estados de ánimos habituales de la persona. Puede convertirse en un problema
grave y alterar las actividades laborales, sociales, escolares y familiares. El AT que
está junto al paciente día a día en su entorno habitual, es un nexo fundamental con el
equipo interdisciplinario tratante y de su intervención dependen ciertas variantes de la
planificación terapéutica. La familia debe apoyar al paciente y es el principio clave del
proceso terapéutico. El AT no sólo debe trabajar con la persona, sino también con la
familia para ofrecerle contención y pautas psicoeducativas, que ayuden a mejorar las
relaciones cotidianas.

Los criterios del DSM-V  

Para el diagnóstico de Trastorno depresivo es necesaria la presencia por lo menos de


cinco de los síntomas siguientes, durante al menos dos semanas:

1. Estado de ánimo triste, disfórico o irritable durante la mayor parte del día y
durante la mayor parte de los días.
2. Anhedonia o disminución de la capacidad para disfrutar o mostrar interés y/o
placer en las actividades habituales.
3. Disminución o aumento del peso o del apetito.
4. Insomnio o hipersomnio (dificultades para descansar).
5. Enlentecimiento o agitación psicomotriz.
6. Astenia (sensación de debilidad física).
7. Sentimientos recurrentes de inutilidad o culpa.
8. Disminución de la capacidad intelectual
9. Pensamientos recurrentes de muerte o ideas suicidas.

El DSM Clasifica la depresión dentro de los trastornos del estado de ánimo,


enumerando los siguientes:

❖ Trastornos depresivos (con episodios maníacos-depresivos).

32 
 

❖ Trastorno depresivo mayor, episodio único.


❖ Trastorno depresivo mayor, recidivante.
❖ Trastorno distímico y Trastorno depresivo no especificado.

Autismo y psicosis  

El DSM V (Manual de estadística y diagnóstico de las enfermedades mentales) ubica al


Trastorno Autista como un Trastorno Generalizado del Desarrollo. De aparición anterior
a los 3 años de edad, se caracteriza por alteración cualitativa en la interacción social y
en la comunicación y con patrones de comportamiento, intereses y actividades
restringidos, repetitivos y estereotipados. Asimismo, se presenta un retraso y/o
desarrollo normal en el juego simbólico. Existen muchos tipos de trastornos del
desarrollo y retrasos, que se acompañan de esta sintomatología, pero que no son
propiamente cuadros de autismo. El concepto de espectro autista permite agrupar, de
manera más amplia, la gama de casos con que se presenta este tipo de sintomatología
y diferenciar de manera más precisa caso por caso.

Las funciones en el ejercicio del rol del AT que trabaja con niños y jóvenes con
particularidades autísticas / psicóticas, tiene características especiales, requiriendo dos
cualidades personales básicas: la tolerancia y la paciencia. La sintomatología particular
del cuadro, la incurabilidad del mismo y los grados diversos de mejoría lenta y
discontinua (no pocas veces acompañada de retrocesos y deterioros importantes)
exigen de manera especial al AT el ejercicio de estas dos cualidades, para no entrar en
la frustración y la desesperanza en su quehacer laboral.

33 
 

Características Acompañantes Institucionales  

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Funciones del AT en psicosis 

La Anorexia Nerviosa  

Definida como el rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor
mínimo normal (85% menor a lo esperable), miedo intenso a convertirse en obeso,
alteración de la percepción del peso y/o de la silueta. En las adolescentes presencia de
amenorrea (al menos tres ciclos consecutivos). Anorexia / Adelgazamiento / Amenorrea
/ Alteración en la percepción del esquema corporal

La Bulimia Adictiva  

Presencia de atracones recurrentes, conductas compensatorias inapropiadas con el fin


de no ganar peso (al menos dos veces por semana por un período de tres meses),

35 
 

provocación de vómitos, uso de laxantes, diuréticos, enemas, fármacos, ayuno,


ejercicio excesivo. Si no recurre regularmente a provocarse el vómito ni usa laxantes,
diuréticos o enemas en exceso, se denomina bulimia nerviosa del tipo “no purgativa”.
Compulsiones / Comilonas / Control excesivo del peso / Vómitos autoinducidos

Atracón Compulsivo  

Cuando se ingiere alimento en un corto espacio de tiempo, en cantidades superiores a


las normales, acompañado por la sensación de pérdida del control sobre la ingesta de
alimento y no poder parar de comer.

¿Cómo delimitar una conducta por placer de realizarla y otra por adicción?  

Una preferencia se convierte en adicción cuando produce daño psíquico-cerebral,


persiste su uso irracional a pesar de los inconvenientes que acarrea, se sufre si no se
consume (abstinencia), pierde la capacidad de controlarla a voluntad, convirtiéndose en
un deseo constante (casi una obsesión) y se pierde el interés por otro tipo de
actividades.

Evolución de la bulimia   

❖ Mientras que muchos casos de bulimia son leves, los síntomas típicos se
presentan algunos meses o años antes que el paciente busque ayuda. Los
pacientes que se comprometen en un tratamiento integral con un equipo
interdisciplinario con As Ts, con la inclusión de la familia, son los que presentan
una mejor evolución.
❖ En lo psicológico puede derivar en una cronicidad potenciada con patologías
psiquiátricas mayores, principalmente la depresión. En lo orgánico, los trastornos
más frecuentes son esofagitis, gastroduodenitis, estreñimiento, hemorroides,
caída de cabello, divertículos, aumento de las glándulas parótidas, erosión del
esmalte dental, ruptura esofágica, desarrollo de úlceras, arritmias cardíacas, etc
❖ ¿Qué complicaciones pueden aparecer? La principal es el riesgo suicida con
síntomas de depresión. También suelen aparecer complicaciones clínicas por el
exceso de diuréticos, laxantes, anfetaminas y otras drogas anti apetito, abuso
excesivo de alcohol y otras drogas (cocaína, psicofármacos) y la aparición de
conductas des adaptativas como la cleptomanía, ludopatía, etc.

36 
 

El tratamiento de los TCA  

El tratamiento de los pacientes con bulimia adictiva puede realizarse en diversas


instancias según la motivación, la gravedad y la contención familiar y social existente:

● Nivel ambulatorio (consultorio externo) con programas especiales y equipo


interdisciplinario.
● Tratamiento intensivo domiciliario (Sistema Comunidad Psicoeducativa).
● Concurrencia a unidades especializadas (internación en instituciones específicas
o a nivel hospitalario).

Las dos últimas opciones están aconsejadas cuando haya fracasos repetidos, mediante
tratamiento ambulatorio y coexistan problemas físicos o psicológicos, con riesgo vital,
que hagan necesario un tratamiento intensivo domiciliario o institucional.

Principios del tratamiento   

Terapeutas y As Ts necesitan ofrecer tres características decisivas para facilitar el


cambio: empatía, calidez emocional y autenticidad (Carl Rogers).

Persistencia, constancia y rendimiento de la tarea. Estrategia definida en búsqueda de


alivio del sufrimiento con la perspectiva de mejorar la calidad de vida, siendo prioritario
una buena interacción con el equipo terapéutico, capacitado en explorar, motivar y
comprometer a la persona y su familia en el proceso terapéutico.

Incentivo de la motivación para cumplir con el plan estableciendo un compromiso con el


paciente y la familia desde el momento inicial, informando y explicando sobre la
enfermedad (psicoeducación), la condición actual y todo lo que atañe a las
consecuencias de la mala nutrición y de los atracones, las características del craving
(ansia), los ocultamientos y su relación con los síntomas.

Tratamiento psicofarmacológico: se utilizan fármacos antidepresivos y anticonvulsivos,


antipsicóticos atípicos, estabilizadores del ánimo, etc. La empatía del terapeuta y la
alianza con el equipo es necesaria para la estimulación, progreso del proceso y
adherencia al tratamiento (las bulímicas suelen ser rebeldes, reacias y fácilmente
abandonan el tratamiento).

Identificar dificultades y el grado de afectación. La historia biográfica ayuda a recordar


los hitos importantes de la infancia, adolescencia y dar a luz “arrastres” conflictivos, con

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mandatos inconscientes y permite analizar las causas relacionadas con lo


socio-cultural, la red social de contención y áreas escolares, académicas y laborales.

Importancia de los factores comunicacionales, afectivos y compromiso de los


familiares. El encuadre inicial plantea un marco de trabajo con “obligaciones y
derechos” del paciente, autorización para informar a los familiares de las alternativas
del proceso (atracones, recaídas, alcohol, autolesiones, etc.). Garantía del secreto
profesional para los temas personales, evitando manipulaciones del paciente o los
familiares, que pueden obstaculizar la libertad operativa y romper la confianza de la
alianza terapéutica.

Ámbitos de tratamiento  

● Consulta ambulatoria.​ Todo paciente es evaluado, con entrevistas diagnósticas


en las que se incluye a la familia con el director de tratamiento (Médico
Psiquiatra o Psicólogo Coordinador) que decidirá en qué modalidad del
programa se incluye. Una vez admitido en el programa se le designa médico
clínico, nutricionista psicoterapeuta y AT.
● Hospital de día​. Muchas veces puede recurrirse al hospital de día en
instituciones públicas o privadas, en situaciones que justifiquen la permanencia
por varias horas diarias, para las terapias específicas, terapias grupales y AT,
con contención y apoyo familiar.
● Internación domiciliaria.​ Sólo cuando se producen descompensaciones
graves, intentos de suicidio o si hay riesgo de recaída. En nuestro medio
desarrollamos el sistema de Comunidad Psicoeducativa Domiciliaria, con equipo
interdisciplinario, con inclusión de los acompañantes terapéuticos y un programa
sistematizado en el contexto familiar.
● Internación institucional.​ Se indica cuando existe riesgo vital, cuando los
pacientes pierden demasiado peso semanal (anorexias) o por tentativas de
suicidio enmascaradas o no (bulímicas), que suelen ser recurrentes, o cuando
los tratamientos ambulatorios han fracasado y se agrava el cuadro con una
situación familiar complicada, que inhabilita a los padres/familia dar la
contención necesaria.

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Los principios generales de intervención entre el AT y el paciente   

➔ Alianza Terapéutica: la conformación de la alianza es una de las tareas


esenciales.
➔ Estilo personal del AT: alude a los rasgos, actitudes y disposiciones que intuirán
significativamente en el vínculo terapéutico y se deberá evaluar si se ajustan a
las demandas de los pacientes con TCA. El AT deberá identificar y predecir las
características de los procesos atribucionales de los que padecen TCA,
detectando el sistema de inferencias y predicciones erróneas acerca de la figura,
peso y comida, que se conformarán como la tríada nuclear de la intervención.

La meta común y función del AT es la búsqueda de un cambio en la persona que


asiste. El cambio no ocurre de manera bidireccional, sino que las personas atraviesan
por un conjunto de estadios sucesivos de disposición para el proceso de cambio. El AT
trabajará incentivando y guiando en la ejecución de las tareas cotidianas, lo hará con
un estilo persuasivo, siendo el paciente quien debe exponerse y ejecutarlas, asumiendo
que es el responsable de lograr los objetivos a corto y largo plazo que se han
propuesto en el plan terapéutico, como así también de mantenerlos y sostenerlos en el
tiempo.

Las funciones del AT en TCA 


Trastornos de Ansiedad – Pánico – Fobias  

La ansiedad es algo que todos sentimos de vez en cuando, pero cuando se sale de
control, al punto que comienza a interferir con la capacidad para llevar una vida normal,
se puede estar sufriendo de la condición médica conocida como Trastorno de
Ansiedad.

Hay muchas cosas que pueden provocar ansiedad: conflictos del entorno, situaciones
estresantes como exámenes escolares, trabajos nuevos, problemas con la pareja o
familia o eventos traumatizantes.

Causa de trastornos de ansiedad   

● Genética.​ Un historial de ansiedad familiar.

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● Bioquímica.​ Un desequilibrio de las sustancias químicas en el cerebro que


regulan los sentimientos y las reacciones físicas, que pueden alterar
pensamientos, emociones o conducta. Un evento estresante. Un solo evento o
una serie de eventos tales como divorcio, abuso, acoso escolar continuo
(bullying), abuso sexual, una muerte, ruptura de una relación o conflicto familiar.
● Personalidad.​ Ciertos tipos de personalidad corren más riesgo de sufrir de
ansiedad que otros.

Tipos de trastornos de ansiedad  

1. La ansiedad generalizada es una preocupación excesiva e incontrolable que no


está relacionada con una cuestión específica.
2. La ansiedad social o la fobia social se caracteriza por un miedo a situaciones
sociales o públicas (por ejemplo, conocer a gente nueva) que hacen evitar las
situaciones sociales.
3. La agorafobia es la ansiedad de estar en lugares o situaciones donde podría ser
difícil o vergonzoso escapar si una persona sufre un ataque de pánico
4. La claustrofobia es el miedo a los espacios cerrados o muy reducidos.
5. El trastorno de pánico ocurre cuando se producen ataques de pánico con
frecuencia. Algunas personas pueden desarrollar agorafobia a raíz de los
ataques de pánico
6. Las fobias específicas se caracterizan por un miedo intenso y permanente de
objetos o situaciones concretas
7. La hipocondría se refiere a una preocupación extrema de sufrir una enfermedad
grave.
8. El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) implica pensamientos e impulsos no
deseados u obsesiones y comportamientos rutinarios repetitivos.
9. El trastorno de estrés postraumático es un trastorno de ansiedad provocado por
un evento traumático importante, como una violación o un accidente. Se
caracteriza por recuerdos perturbadores, “embotamiento” de emociones y
dificultad para dormir.

Trastorno de pánico 

Un ataque de pánico o crisis de ansiedad aguda consiste en un cuadro clínico,


caracterizado por el aumento de la frecuencia cardíaca, elevación de la presión
sanguínea, respiración agitada, sudor, sensación de ahogo, mareo, temblores y

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sentimientos de despersonalización. Hay muchos síntomas corporales y anímicos


asociados, aunque los más comunes son la angustia y el no poder respirar. En general,
quienes lo sufren pueden sentir que están teniendo un ataque cardíaco y tienen la
sensación de muerte inminente.

Fobias 

Una fobia es un miedo irracional en el cual el paciente tiene un miedo exagerado a una
situación, lugar, animal o cosa. Las personas con una fobia hacen todo lo posible por
evitar el peligro percibido, que es mucho mayor en sus mentes que en la vida real. Si
es confrontado con la fuente de su fobia, la persona sufrirá una angustia enorme, que
puede interferir en su funcionamiento normal y a veces puede conducir al pánico total.
Para algunas personas, incluso pensar en su fobia, es altamente angustioso.

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a las situaciones


cuya evitación es difícil o embarazosa, o donde no se puede recibir ayuda en caso de
sufrir una crisis de pánico.

Psicoeducación Activa In-situ 

En el trastorno de pánico y las fobias es necesario que el AT intervenga en


Psicoeducación “Activa In- situ”, para que paulatinamente, el paciente pueda “salir” de
su casa y a medida que vaya disminuyendo la angustia (cumplimiento de psicoterapia y
control farmacológico), “animarse” a reiniciar progresivamente sus tareas y actividades
habituales.

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Las tres etapas de intervención del AT 

1. ​Desensibilización:​ desacondicionarse frente al problema. La desensibilización


sistemática, consiste en enseñar al paciente a identificar sus imágenes espontáneas y
cómo es en la realidad.

2. ​Afrontamiento del problema:​ Afrontar en grupo es luchar y confrontar con otros, el


objeto que provoca la ansiedad, fobia, pánico o cualquier síntoma que aumente el
estrés. Esto crea habilidades para la lucha por la existencia que es la base de la
confrontación.

3. ​Exposición gradual:​ En esta etapa el paciente ya controla algunos de los síntomas,


pero existe el riesgo de recaída o de recidiva que pueden hacer fracasar el tratamiento
y por lo tanto el AT debe tranquilizar a la persona y a su familia explicándole que forma
parte natural de la evolución del tratamiento.

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Adicciones Comportamentales – Ludopatía 

Además de las sustancias psicoactivas susceptibles de generar abuso o dependencia a


las "drogas", existen actividades humanas que, por su capacidad de alejarnos de la
realidad cotidiana, proporcionan placer o evasión y pueden comportarse igual que las
químicas y causar adicciones comportamentales, no químicas o psicosociales. Hay
diversos tipos: la adicción a las pantallas incluye los videojuegos, el teléfono celular e
Internet (juego en línea, cibersexo y redes sociales). Además de la Ludopatía (única
considerada “oficial” en el DSM V) existe la compra compulsiva (Oniomanía), la
adicción al sexo, la adicción al trabajo, el culto al cuerpo (complejo de Adonis), la
dependencia emocional y la dependencia de grupos de manipulación psicológica
(GMP) o sectas coercitivas, las dependencias amorosas interpersonales, etc. En la
adolescencia las adicciones comportamentales que generan más demanda de
tratamiento son las relacionadas con internet, los juegos en línea y los videojuegos. En

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los adultos son la ludopatía, las compras compulsivas, la adicción al sexo y la


dependencia emocional.

Características de las Adicciones comportamentales 

Son conductas repetitivas que producen placer y alivio tensional en sus primeras
etapas y llevan posteriormente a la pérdida de control, perturbando severamente la vida
familiar, laboral y social. La pérdida del control sobre una conducta placentera lo
convertiría en adicto conductual.

Adicciones conductuales frecuentes: al juego (Ludopatía), a las TICs (Tecnologías de la


Información y la Comunicación (Internet, cámara web, videojuegos, redes sociales,
teléfono celular), a las compras compulsivas, adicción al sexo, al trabajo, la vigorexia, la
ortorexia, etc.

Los síntomas principales de estas adicciones “placenteras” son: primeros momentos


necesidad de más frecuencia, intenso deseo de repetirlas, mantenimiento a pesar de
las consecuencias negativas y efectos adversos ante el esfuerzo para controlarlas.

Una conducta adictiva lleva a la persona y/o familia a solicitar ayuda y tratamiento. Las
consecuencias son advertidas por familiares que primariamente se lo comunican a la
persona, quien, a pesar de ello, no detiene la actividad.

La Ludopatía 

Es un trastorno de la conducta de la persona que siente una urgencia psicológicamente


incontrolable a jugar, a uno o más juegos de azar, de forma persistente y progresiva,
afectando de forma negativa la vida personal, familiar y social. Un jugador compulsivo
tiene todo su interés en el juego, que es enérgico e incontrolable y que no implica solo
una necesidad de ganar dinero, sino que juega por el placer de estar jugando y no
puede parar. La pérdida de control, genera ansiedad y depresión que pueden llevar a
poner en riesgo la vida, por pensamientos y conductas suicidas, en la fase de
desesperación y desesperanza (etapas avanzadas de la ludopatía)

Equipos con AT en adicciones comportamentales 

El diagnóstico por psiquiatra y/o psicólogo se realiza a través de entrevistas


individuales y con los familiares, pueden ser libres o semiestructuradas,
estandarizadas, cuestionarios auto y heteroregistrados, escalas, tests que evalúen el

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trastorno compulsivo-adictivo y/o los trastornos mentales y de personalidad (depresión,


ideaciones suicidas, abuso de sustancias, etc.).

Para el abordaje integral aplicamos el Modelo Salutogénico, investigando defensas,


recursos, fortalezas y la Resiliencia personal y familiar (capacidad de afrontar las
adversidades, neutralizarlas y salir enriquecido).

Se trabaja la autoestima, el control de impulsos, la importancia del manejo de las


emociones, estrategias de afrontamiento, herramientas para prevenir recaídas. La
intervención se centra en el sujeto y en las personas familiares que colaboren utilizando
Psicoeducación, Terapia Cognitivo

Conductual, prescripción Psicofarmacológica y en los últimos años con muy buen


resultado aplicamos la “Terapia Coaching Salud”, centrada en Soluciones con
herramientas del Coaching Psicológico y la Psicología Positiva

El AT participa en el proceso acompañando y suministrando entrenamiento en la


adquisición o activación de habilidades, entrenamiento en asertividad, solución de
problemas, dificultades de la vida cotidiana y en talleres de prevención de recaídas.

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Adicción Alcohólica 

El alcoholismo es producido por la combinación de diversos factores fisiológicos,


psicológicos y genéticos. Es una enfermedad que consiste en padecer una fuerte
necesidad de ingerir alcohol etílico, existiendo una dependencia física-psíquica del
mismo, manifestada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es
posible su ingesta. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo y
suele ir elevando a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol. El consumo de
alcohol, agudo y crónico, produce un amplio abanico de alteraciones en el aparato
digestivo, en el resto del organismo y provoca daños graves a nivel social (accidentes,
violencia, homicidios, suicidio, etc.).

Existen tratamientos especializados llevados adelante por Equipos de Abordaje


Múltiple, Unidades Específicas en Hospitales generales y psiquiátricos y por el Sistema
de Comunidad Terapéutica. A medida que la sociedad concientiza la verdadera
naturaleza del alcoholismo y disminuye su consideración como estigma social, los
enfermos y sus familias lo ocultan menos, el diagnóstico no se retrasa tanto y el
tratamiento resulta más rápido y eficaz.

En el transcurso de los años se ha experimentado una evolución desde los antiguos


modelos morales (alcoholismo como una enfermedad progresiva y grave producida por
una conducta viciosa), hasta los modernos modelos médicos integrales que consideran
el Alcoholismo como una enfermedad que requiere tratamiento en Equipos
Interdisciplinarios con Acompañantes Terapéuticos lo más precoz y que produce tasas
de recuperación elevadas y esperanzadoras.

Modelo médico actual bio-psico-social-cultural 

La dependencia alcohólica es una enfermedad crónica con tendencia a recidivar,


existiendo factores genéticos, metabólicos, psicológicos y socioculturales que influyen
en su desarrollo. El modelo asistencial se caracteriza por: Trabajo en equipo
multidisciplinario, que Incluye Médico, Psicólogo, Acompañante Terapéutico, Enfermero
y Trabajador Social.

El abordaje terapéutico debe tomar en consideración no sólo al individuo, sino también


a la familia y a su entorno socio-académico-laboral.

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Etapas del proceso 

1. Interrupción de las conductas auto-destructivas y disminución de los riesgos


asociados por un lado, al tiempo que se intenta establecer una relación de
colaboración con el paciente que permita ganarse su confianza y en definitiva,
convertirse en protagonista de su propio cambio.
2. Progresiva adquisición de conciencia de enfermedad, la remisión estable de la
patología orgánica, psíquica y socio-familiar existentes, así como el
fortalecimiento de la autoeficacia y de la motivación.
3. Consolidación de la conciencia de enfermedad y motivación-acción para el
cambio y por un lado se debe facilitar la progresiva autonomía del equipo
terapéutico, mediante la potenciación del uso los propios recursos del paciente y
el establecimiento consensuado de un plan de intervención rápida en caso de
recaída.

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