Mio Cid
Mio Cid
Mio Cid
a) Verso
b) Prosa
c) Forma de fábula
d) A y B
a) Sólo I
b) Sólo II
c) I y II d) II y III
8. Otra de las características de la epopeya tiene que ver con el principio de esta
que se da
a) Al inicio de la historia
II. Intervienen en la acción pero sin prestar ayuda a ninguna de las partes en
conflicto
a) Sólo I
b) Sólo II
c) I y II
d) I y III
b) Encarna antivalores
11. Los valores que representa el héroe de una epopeya pueden ser
a) Valentía
b) Honestidad
c) Lealtad
a) Odiseo
b) Homero
c) Perseo
d) Teseo
Estaba el Cid en Valencia con todos los suyos; sus yernos, los infantes de
Carrión, le acompañan. El Campeador, sentado en su escaño, se había dormido,
cuando sobrevino algo inesperado: un león se escapó de la jaula y se desató.
Toda la corte estaba espantada. Los del Campeador embrazan los mantos y
rodean el escaño donde dormía su señor (para proteger su sueño). Uno de los
infantes, Fernán González, no hallaba dónde meterse, ni encontraba la puerta
abierta en torre ni en cámara; al fin, a impulsos del miedo, se agazapó bajo el
escaño. El otro, Diego González, salió de estampía gritando a voz en cuello: —
¡Ay, Carrión, no volveré a verte! Y fue a esconderse tras una viga de lagar, donde
puso el manto y la túnica perdidos. Despertó a esto el que en buen hora nació, y
vio que le rodeaban sus buenos varones. —¿Qué ocurre, mesnadas, qué queréis
aquí? —¡Ay, honrado señor, el susto que el león nos ha dado! El Cid se acoda en
el escaño; se levanta después, y con el manto prendido al cuello, como estaba, se
va derecho para el león. Cuando el león le vio venir se atemorizó de manera que
bajó la cabeza e hincó el hocico. El Cid don Rodrigo lo cogió por el cuello, y, cual
si lo llevara por la rienda, lo metió en la jaula. Y todos los que tal vieron volvían a
palacio maravillados. El Cid preguntó entonces por sus yernos, que nadie le
daba razón, y aunque los estaban llamando no respondían. Cuando al fin
dieron con ellos, estaban tan demudados que toda la corte se deshacía en risa,
hasta que el Cid impuso respeto. Los infantes quedaron muy avergonzados y
lamentando profundamente el suceso. Mientras ellos están lamentándose
amargamente, he aquí que vinieron fuerzas de Marruecos a cercar a Valencia.
Posaron en el campo de Cuarto, donde levantan no menos de cincuenta mil
tiendas. Mandábalos el rey Búcar, de quien acaso habéis oído contar. El Cid y sus
varones se alegran y dan gracias a Dios pensando ya que van a sacar grandes
ganancias. Pero sabed que mucho les pesa a los infantes de Carrión, y ven con
tristísimos ojos las innumerables tiendas de los moros. Y se apartan los dos
hermanos hablando así: —Al casarnos con las hijas del Cid, solo calculamos lo
que ganábamos, pero no lo que perdíamos. Ahora no podremos menos de entrar
en la batalla. De seguro que no volveremos a Carrión; de esta, las hijas del Cid se
quedan viudas. Muño Gustioz sorprendió estas palabras, y fue con las nuevas al
Cid. —He aquí que vuestros yernos son tan osados que, por no entrar en la
batalla, echan de menos a Carrión. Así os valga Dios, ir a consolarlos: que se
queden en paz y no tomen parte en la batalla. Vos y nosotros nos bastamos, y
Dios nos ayudará. El Cid don Rodrigo fue hacia los infantes, sonriendo: —El cielo
os guarde, infantes de Carrión, yernos míos; tenéis a mis hijas, tan blancas como
el sol, entre vuestros brazos. Yo pienso en lides, vosotros en vuestro Carrión.
Quedaos en Valencia descansando, porque a esos moros yo solo me atrevo a
vencerlos, si Dios me ayuda.
Mientras ellos hablaban así, el rey Búcar envió a decir al Campeador que
abandonase Valencia y se fuese en paz, o de lo contrario allí le haría pagar cuanto
le había hecho. El Cid contestó al mensajero: —Id y decirle a Búcar, ese hijo de
enemigo, que antes de tres días le habré dado lo que me pide. Al otro día mandó
el Cid armarse a toda su gente, y marchó sobre los moros. Los infantes
de Carrión pidiéronle entonces el honor de dar los primeros golpes. Y cuando el
Cid tuvo a los suyos formados en fila, uno de los infantes, Fernando, se adelantó
para atacar a un moro llamado Aladraf. Este, cuando lo vio venir, fue contra él; y
entonces el infante, invadido de un pavor súbito, volvió grupas y huyó sin
atreverse a esperarlo. Pedro Bermúdez, que iba a su lado, cuando esto vio,
arrojose sobre el moro, y a pocos lances lo dejó muerto. Tomó consigo el caballo
del moro, y corriendo en pos del infante que iba de huida, le gritó: —Don
Fernando, tomad este caballo, y decid a todos que vos habéis matado al jinete, y
yo lo atestiguaré. —Don Pedro Bermúdez —dijo el infante—, os lo agradezco
mucho; ojalá os lo pueda pagar doble. Volviéronse juntos, y don Pedro dio
testimonio de la hazaña de que se alababa Fernando. El Cid y sus vasallos se
alegraron mucho de saberlo. —Si Dios lo concede —observó el Cid—, mis yernos
acabarán por ser buenos combatientes. Diciendo esto, se iban acercando a las
huestes, y los tambores de los moros se oían redoblar. Asombrábanse algunos
cristianos recién llegados que nunca los habían oído. Y los que más se
asombraban eran Diego y Fernando, que darían cualquier cosa por no encontrarse
en aquel trance. Y oíd ahora lo que dijo el que en buen hora nació: —¡Hola, Pedro
Bermúdez, caro sobrino mío; cuidadme a Diego y a Fernando, mis amados
yernos, prendas queridas! ¡Que estos moros, si Dios me ayuda, no se han de
quedar con el campo! —¡Oh, Cid!, por caridad os lo pido; no sea yo el ayo de los
infantes; hoy los cuide quien quiera, que a mí poco se me da de ello. Yo quiero
atacar al enemigo, seguido de los míos, y vos os quedaréis a retaguardia con los
vuestros; que ya, si hubiese peligro, me socorreréis. Aquí se acercó Minaya Álvar
Fáñez: —Oh, leal Cid Campeador, escuchadme: El Creador dará esta batalla, y
vos, que sois de sus agraciados. Decidnos por qué parte hemos de atacar, y cada
uno habrá de cumplir con su obligación. A ver en qué para esto, con Dios y
vuestra ventura. —Tengamos calma —dijo el Cid. A esto se le acerca el obispo
don Jerónimo
13. ¿Por qué motivo los infantes quedan avergonzados en el principio del relato?
14. ¿Qué características hacen que El Cid pueda ser considerado un héroe épico
o de epopeyas?
a) Sólo I
b) Sólo III
c) I y II
d) II y III
a) Un viaje épico
17. ¿Qué valores del Cid podemos destacar del fragmento anterior?
18. ¿Cuáles serían las principales características de los yernos del Cid?
I. La cobardía
III. El honor
a) Sólo I
b) I y II
c) Sólo II
d) Solo III
19. ¿Qué valores religiosos se defienden por parte del Cid en el fragmento
anterior?
20. Por qué el fragmento anterior puede ser considerado una epopeya
a) Sólo I
b) Sólo II
c) I y II
d) I, II y III
21. Según lo estudiado en la asignatura ¿Por qué el Mio Cid es uno de los textos
más importantes para la literatura española?
III. Por ser uno de los primeros textos en donde existe un héroe moro
a) Sólo I
b) Sólo II
c) I y II
d) II y III
b) Para enaltecer la figura del héroe, haciéndolo ver aún más increíble
23. ¿Por qué motivo Gréndel siente tanto terror al enfrentarse con Beowulf?
a) Sólo I
b) Sólo II
c) I y III
d) Sólo III
I. Es altamente descriptivo
II. Es un estilo majestuoso que eleva principalmente la figura del héroe y las
características terribles del enemigo.
a) Sólo I
b) Sólo II
c) I y II d) II y III
d) A y b
29. ¿Qué valores importantes para la sociedad de aquel tiempo son lo que
podemos rescatar del héroe del texto
I. La valentía
III. La soberbia
a) Sólo I
b) Sólo II
c) I y II
d) II y III