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Realismo Mágico

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Literatura y algo más… hoy veremos: El realismo mágico y el boom de los 60

Veamos primero un poco de contexto:


En la década de 1960, en gran parte del llamado tercer mundo, hubo enormes
cambios políticos, sociales y culturales. Sobrevolaba la idea de una liberación que acabaría
con las obsoletas formas del pasado. Se independizaron colonias del dominio europeo en
África y Asia; en los Estados Unidos, avanzó la lucha por los derechos civiles. En 1959,
un grupo comando por Fidel Casto y Ernesto “Che” Guevara, terminó con un gobierno
manipulado por los Estados Unidos y tomó el poder en Cuba, para instaurar un estado
socialista. La Revolución cubana significó una grieta en la historia latinoamericana del
siglo XX. Esta revolución planteaba la conformación de una nueva sociedad habitada
por “el hombre nuevo”. Según el “Che”, alguien con total conciencia de su ser social
, que permite su realización como criatura humana y se reapropia de su naturaleza por
el trabajo liberado y la expresión de su propia humanidad a través de la cultura y del arte.
La literatura debía acompañar ese cambio. Cortázar afirmaba: “La novela revolucionaria
no es solamente la que tiene un “contenido” revolucionario, sino la que procura revolucionar
la novela misma.” Las experimentaciones estéticas tuvieron, por lo tanto, su razón política:
las viejas formas ya no representaban los nuevos tiempos. A comienzos del siglo XX,
la consolidación de los estados y la incorporación de grandes zonas latinoamericanas
al mercado mundial proveyendo materias primas (carne, caucho, cereales, cobre)
transformaron las diferentes realidades nacionales. En este contexto, el realismo
literario encontró su función como un instrumento útil para la denuncia social.
El realismo se centró, en gran media, en la representación de los sectores
populares, como amenaza en los escritores conservadores (como Eugenio
Cambaceres, en Argentina) o enalteciéndolos y denunciando las injusticias sufridas en los
escritores comprometidos (como Arlt en sus novelas o en sus Aguarfuertes porteñas).

El boom latinoamericano
En América Latina, la década del 40 se caracterizó por obras marcadas por la búsqueda ex -
perimental técnica y temática gracias a autores como James Joyce, William Faulkner y Virginia
Woolf. En los 60, se introdujeron otras características, además de la renovación formal: el papel
del intelectual, la relevancia del mercado y las particularidades estéticas de la propia novela.
Recibieron el influjo de la lectura de escritores renovando los modos de contar. El uso de es-
tas técnicas significó una forma de adecuar la representación literaria a la realidad tan cambiante
de la región. Esta modernización encontró un público lector (ampliado por las políticas educati-
vas de los gobiernos) exigente y receptivo de las novedades.
La producción y recepción masiva de literatura latinoamericana provocó el denominado por
el escritor y periodista Luis Harss, “boom latinoamericano”, un reconocimiento de la calidad y
un éxito editorial de gran magnitud. Se leían obras y las opiniones de los autores sobre la reali-
dad. El escritor ocupa un rol de mayor responsabilidad: se transformó en un intelectual y está
obligado a comprometerse con la realidad de su lugar y de su tiempo. Gabriel García Márquez
(Colombia), Mario Vargas Llosa (Perú), Carlos Fuentes (México) y Julio Cortázar (Argentina)
figuraron entre los principales referentes del boom.

El realismo mágico: una nueva forma de narrar el continente


La narrativa magicorrealista es el resultado de una nueva sensibilidad y compromiso con la
realidad continental, que adhiere a la tesis de que la historia de América, tal como lo sostuvo
Alejo Carpentier, es la crónica de “lo real maravilloso”, componente esencial de la realidad lati-
noamericana.
El realismo mágico cruza las barreras del realismo clásico adentrándose en un universo com-
plejo donde se disuelve el espacio que separa el mundo real como se cree conocerlo (con sus le -
yes físicas y lógicas) del sobrenatural y mágico. Por eso, al cuestionar el lenguaje seco y anqui -
losado del aquel, encontró uno propio más fluido para narrar las realidades americanas renovan -
do la literatura y haciéndola más atractiva para muchos lectores.
Características del realismo mágico
El concepto realismo mágico es un término difícil de definir y, muchas veces, confundido
con el fantástico. Aquí, la irrupción de lo sobrenatural produce incertidumbre: tanto el lector
como los personajes se cuestionan sobre la clase de realidad en la que viven; mientras que en el
realismo mágico lo sobrenatural no irrumpe desde afuera, sino que forma parte de lo real. Toma
saberes, creencias y tradiciones populares para incorporarlos a los relatos.
Si el realismo clásico se sostiene por la comprobación empírica, en el realismo mágico basta
con que se crea que así suceden los hechos: una persona se conecta tanto con un Axolotl que se
transforma en él (como en “Axolotl” de Julio Cortázar) o un hombre que está hospitalizado a
punto de morir, se desdobla y va a morir en un duelo a cuchillo (como en “Sur”, de Jorge Luis
Borges).
Ahora bien, ¿qué define un cuento o una novela de este género? La crítica coincide que es
posible hablar de realismo mágico cuando se identifican los siguientes elementos:
1) Fusión de lo real y lo fantástico: Puede ser un contexto de fantasía con personajes rea-
les, o un contexto real con personajes fantásticos.
2) Lo onírico: las historias utilizan los sueños como escenario atractivo. Los protagonistas
de la trama suelen desenvolverse con frecuencia en el terreno de lo onírico. Como por ejemplo:
“La noche boca arriba”, de Julio Cortázar.
3) Narradores en primera, Segunda o Tercera persona fijos o que pueden alternarse: Se
rompen las convenciones clásicas, se suma la segunda persona como opción narrativa y el autor,
puede alternar las tres personas como se ve perfectamente en la novela de Carlos Fuentes: La
muerte de Artemio Cruz.
4) Los escenarios suelen ser americanos: Esto se debe a que los autores del realismo mági-
co están empapados de esa realidad. como en “El eclipse” de Monterroso que ocurre en la selva
guatemalteca
5) Mitología y factor sorpresa: Los relatos hacen uso de los mitos, los cuales aportan a este
género un matiz exótico.
6) Entornos de pobreza y marginación: en estos espacios se desarrollan los relatos. Así dan
a conocer diferentes realidades, para algunos, desconocidas, desde la postura social del autor.
(Por ejemplo, “Un hombre muy viejo con unas alas enormes”, de Gabriel García Márquez.
7) Percepción sensorial de la realidad: Los autores suelen darle mayor importancia a lo
sensorial a la hora de percibir la realidad. (Por ejemplo, la novela Aura, de Carlos Fuentes)
8) El tiempo del relato: El tiempo es distorsionable y los acontecimientos no suelen suce-
derse en forma lineal. Esta es, quizá, la característica más distintiva del realismo mágico y lo
que hace al relato más atractivo para el lector. (Por ejemplo, el cuento, “viaje a la semilla” de
Alejo Carpentier.)

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