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A Century of Retaining Wall, Traducido

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Un siglo de muros de contención métodos de cálculo

III: Modelización de muros de contención mediante el método de los elementos


finitos

Introducción
El método de los elementos finitos es una herramienta muy general que permite
identificar una solución numérica a cualquier problema que pueda describirse
mediante un conjunto de ecuaciones en derivadas parciales sobre un dominio finito.
Diversas extensiones del método sirven además para tener en cuenta
discontinuidades espaciales o temporales en las soluciones objetivo, dominios de
extensión infinita, etc. Este método ofrece la posibilidad de incorporar modelos de
comportamiento muy sofisticados, más realistas que los incluidos en los métodos
más convencionales, por lo que es normal que el método de los elementos finitos
haya suscitado un gran interés tanto por parte de los ingenieros geotécnicos como
de los ingenieros civiles.

Después de las aplicaciones iniciales a presas [Clough y Woodward, 1967],


excavaciones [Chang y Duncan, 1970] y muros de gravedad [Duncan y Clough,
1971; Clough y Duncan, 1971], el uso del método de elementos método de los
elementos finitos para el cálculo de pilotes y muros de contención comenzó en la
década de 1970 [Bjerrum et al., 1972; Egger, 1972; Clough et al., 1972; Palmer y
Kenney, 1972]. Estos primeros análisis fueron seguidos de grandes esfuerzos para
examinar de forma sistemática las contribuciones potenciales del método en el
cálculo de estructuras geotécnicas en general y de estructuras de contención en
particular [Duncan, 1994; Gens, 1995].

No obstante, el uso de elementos finitos en ingeniería geotécnica sigue siendo algo


limitado en en la práctica de la ingeniería, con la notable excepción de los túneles,
debido a la eficacia del método cuando se combina con el método de convergencia-
confinamiento para analizar, dentro de una configuración bidimensional, el método
es eficaz cuando se combina con el método de convergencia-confinamiento para
analizar, dentro de una configuración bidimensional, todo el proceso de excavación
del túnel, que por naturaleza es tridimensional.

Una de las explicaciones de las limitadas aplicaciones prácticas del método es que
los métodos de cálculo más convencionales métodos de cálculo más
convencionales han dado durante mucho tiempo resultados satisfactorios, al menos
para para verificar el diseño estructural con respecto a los estados límite últimos de
una estructura. Por el contrario, estos métodos suelen aportar poca información
sobre los desplazamientos y deformaciones de las estructuras, lo que puede resultar
perjudicial en determinados contextos (en una zona urbana, por ejemplo, es útil
poder útil predecir el impacto en los edificios adyacentes cuando se realiza una
excavación para albergar un aparcamiento subterráneo. un aparcamiento
subterráneo; en este caso, los métodos de cálculo convencionales resultan no son
adecuados).

Otra razón tiene que ver con las especificidades de los problemas geotécnicos, que
sirven para aumentar el coste de la modelización: en la mayoría de los casos, las
estructuras implican el uso de materiales naturales cuyo comportamiento es más
difícil de identificar que el de los materiales artificiales industrializados, y además el
sistema sistema objetivo evoluciona con el tiempo. Todo el proceso de construcción
presupone en esencia la aportación y retirada de materiales, lo que corresponde a
una secuencia de pasos a menudo complejos.

En el caso especial de las excavaciones y las estructuras de contención, el método


de los elementos finitos ha sido considerado durante los últimos treinta años se ha
considerado como el sustituto designado de los métodos de cálculo más
convencionales, dadas sus limitaciones específicas. Sin embargo, las
especificidades de los problemas geotécnicos citados anteriormente son factores
que complican la aplicación del método y han limitado el alcance de su aplicación.

Los métodos de cálculo convencionales presentan el gran inconveniente de que


sólo procesan de forma viable un conjunto de formas estructurales muy específicas,
para las que se han derivado soluciones únicas
[Delattre, 2002; Delattre y Marten, 2003]. A continuación, se citan sólo las más
evidentes de esas restricciones:

• la geometría del suelo sólo puede incorporarse de forma rigurosa en unas


pocas configuraciones, por lo tanto, las tensiones activas y pasivas se
expresan estrictamente para las configuraciones estructurales en las que: el
terreno natural ha sido limitado por un plano, ya sea horizontal o inclinado;
las interfaces entre capas del suelo son paralelas al suelo; y la estructura ha
sufrido un tipo especial de patrón cinemático patrón.

• las interacciones del muro con otros componentes estructurales sólo pueden
tenerse en cuenta mediante un torsor de tensiones aplicable al muro, que no
permite reconocer formas de interacción complejas como las debidas a las
estructuras vecinas; la modelización de un muro de contención en las
proximidades de una cimentación túnel u otro muro de contención resulta así
inaccesible para los métodos convencionales. Del mismo modo, la
interacción del muro de contención con otros componentes estructurales, por
ejemplo, los muros de contención, sigue siendo un ejercicio intrincado.

• La modelización de la interacción suelo-estructura se basa en nociones para


las que aún no se ha alcanzado un consenso de la interacción suelo-
estructura se basa en nociones para las que aún no se ha alcanzado un
consenso, como el coeficiente de reacción.
Frente a estas limitaciones, el enfoque propuesto por el método de los elementos
finitos pretende incluir explícitamente el comportamiento de cada parte estructural y
las interacciones asociadas, para los distintos para los distintos tipos de cargas, con
el fin de reproducir todo el conjunto de características del comportamiento
estructural (véase la figura 1). Sin revisar los aspectos teóricos subyacentes en
detalle, la siguiente discusión presentará las diversas características de
comportamiento estructural que el Sin revisar los aspectos teóricos subyacentes, la
siguiente discusión presentará las diversas características de comportamiento
estructural a las que el método de elementos finitos es capaz de acceder.

Ilustración 1. Relaciones que intervienen en el modelado de muros de contención

ALGUNOS ASPECTOS INHERENTES A LA MODELIZACIÓN DE ESTRUCTURAS


DE CONTENCIÓN MEDIANTE EL USO DE ELEMENTOS FINITOS

El método de elementos finitos, sobre todo, busca una solución aproximada a un


problema definido por un sistema de ecuaciones en derivadas parciales. La física
representada por este problema depende, obviamente, no sólo de las opciones
disponibles en una determinada aplicación informática, sino más aún de las
elecciones de la elección del modelador de elementos finitos. Los principales
ingredientes del enfoque de modelización numérica que deben seleccionarse, junto
con las ventajas y desventajas de las diferentes opciones de programación.

Modelización del comportamiento de los distintos elementos estructurales

Suelo

A diferencia de la gran mayoría de otras estructuras de ingeniería civil, las


estructuras de contención se caracterizan por el hecho de que, durante su vida útil,
amplias zonas del suelo están sometidas a un régimen de plasticidad. Tal es el caso
de los suelos apoyados, que muy a menudo se encuentran en el estado límite activo
de equilibrio. Esto también se aplica a los casos de suelos situados en fosos de
cimentación, que pueden entrar en el dominio de la plasticidad de plasticidad, ya
sea como resultado de la descarga experimentada durante la excavación o en virtud
de la compresión lateral debido a la estructura de contención (véase la figura 2).
Ilustración 2. Zonas de plasticidad en las proximidades de un soporte de excavación: El caso de un muro arriostrado
[Delattre, 1999]

La presencia de zonas plásticas sirve para limitar el uso de leyes de comportamiento


que no proporcionan la posibilidad para determinar el estado de fallo del suelo. El
campo de aplicación de la elasticidad lineal queda así El campo de aplicación de la
elasticidad lineal se restringe, por tanto, al análisis a corto plazo de las excavaciones
en arcillas rígidas sobre consolidadas, que como resultado de su alta resistencia no
son llevadas a la falla. Cole y Burland [1972] y luego Ward y Burland [1973, en
Burland et al., 1979] utilizaron dicha elasticidad lineal para evaluar, en condiciones
no drenadas condiciones no drenadas, las deformaciones debidas a las
excavaciones realizadas en arcillas sobre consolidadas en toda la cuenca
metropolitana de Londres.

La asociación de la elasticidad lineal con un criterio de ruptura de Mohr-Coulomb


componía el modelo elastoplástico más simple elastoplástico más sencillo y el más
empleado para modelar el comportamiento del suelo tanto en problemas de muros
de contención como en problemas de excavación. Los parámetros de la ley de
comportamiento son limitados en número y accesibles mediante ensayos
generalizados: la resistencia al corte determinada mediante ensayos triaxiales en el
laboratorio y los parámetros de elasticidad a partir de ensayos triaxiales o de
ensayos presiométricos ( Un medidor de presión) [Dauvisis y Menard, 1964].
Las simulaciones numéricas que se basan en esta ley de comportamiento arrojan,
sin embargo, una evaluación imperfecta del comportamiento de los muros de
contención y las excavaciones. La ejecución de muros de contención y
excavaciones en realidad incita a una carga significativa en aquellas zonas del suelo
situadas cerca de la estructura, con esta carga disminuye a medida que aumenta la
distancia a la estructura. Esta variación se ha observado para las deformaciones
impuestas en el suelo adyacente a la estructura (véase la Fig. 3). La aplicación de
leyes de comportamiento que se basan de comportamiento que se basan en un
módulo de elasticidad independiente de la deformación no permite derivar valores
de deformación precisos en cada punto del modelo, sino que simplemente genera
una deformación media del modelo. En particular, cabe señalar que este enfoque
conduce a propagar las deformaciones a mayores distancias de la estructura.

La tasa de confinamiento del material también desempeña un papel importante y da


lugar a un aumento de la rigidez del material de la rigidez del material a medida que
aumenta la tensión media aplicada. Por lo tanto, en el caso de los materiales
granulares, la elasticidad del comportamiento de un conjunto de partículas muestra
que el módulo de compresión volumétrica es proporcional a una potencia de 1/3 a
1/2 de la tensión media aplicada [Mestat, 1993], mientras que una proporcionalidad
entre la tensión media y el módulo de elasticidad resulta más representativa del
comportamiento de las arcillas rígidas [Jardine et al., 1991].

Esta observación lleva a favorecer las leyes de comportamiento para las que el
comportamiento no lineal del suelo está bien representado. Así, el modelo elaborado
por Duncan y Chang [1970] ha sido considerado durante mucho tiempo una de las
leyes de comportamiento del suelo más populares para los cálculos estructurales
de los muros de contención. Más recientemente, las relaciones de tipo "S",
tradicionalmente empleadas para modelar el comportamiento dinámico del suelo,
han para modelar el comportamiento cuasi-estático de los suelos [Simpson, 1992]:
mientras las deformaciones permanecen pequeñas, el módulo es alto; en cambio,
a partir de un determinado umbral de deformación el módulo desciende
rápidamente.}

De manera más general, los modelos de comportamiento del suelo que ahora se
defienden para la modelización estructural
de los muros de contención asocian una fase elástica no lineal que tiene en cuenta
la presión media, la deformación
y la dirección de la carga (es decir, carga/descarga) con un umbral plástico que
puede
endurecimiento por deformación [véase, por ejemplo, Jardine et al., 1991].
Además, debe prestarse especial atención a la calibración de la ley de
comportamiento seleccionada en términos de tensión
de la trayectoria. Los ensayos utilizados para calibrar los parámetros de
comportamiento son, en la mayoría de los casos, ensayos de carga a lo largo de
la dirección correspondiente a la vertical del suelo, es decir: ensayos triaxiales y
ensayos odométricos.
Ilustración 3. Isovalores de desplazamiento en las proximidades de una excavación (cálculo en elasticidad, para un
desplazamiento máximo del soporte igual al 0,2% de la altura del muro) [Simpson et al., 1979].

El conjunto de parámetros identificados sobre esta base sirve entonces para


reconocer el comportamiento del suelo con respecto a una carga específica
(relleno). Estos parámetros no revelan tan bien el comportamiento del suelo con
respecto a la carga o descarga lateral o vertical.

El uso de una ley elástica lineal asociada a un criterio de ruptura de Mohr-Coulomb,


que suele calibrarse en las pruebas de carga, conduce por tanto a considerables
elevaciones del suelo de la fosa de cimentación y de los bordes de la fosa durante
las simulaciones de excavación [Rampello et al., 1992, en el caso de arcillas
blandas; Mestat y Arafati, 1998, en el caso de arenas].

Para resolver este problema, sin dejar de basarse en leyes de comportamiento


simples, algunos autores han propuesto identificar zonas modelo que correspondan
a las distintas trayectorias de tensiones atravesadas. Una ilustración de este
enfoque ha sido proporcionada por Zhu y Liu [1994, Fig. 4], quienes identificaron
cuatro zonas dentro del suelo. En la zona situada justo delante del muro, la relación
de tensiones principales disminuye, mientras que el resultado opuesto se obtiene
tanto en las profundidades del suelo delante del muro como inmediatamente detrás
del mismo. Para estas dos zonas, la relación de tensiones principales aumenta. En
la cuarta zona, es decir, la que se encuentra por debajo de la superficie del suelo
en la parte posterior del muro, la relación de las tensiones primarias se mantiene
constante. La determinación de estas distintas zonas permitió a Zhu y Liu adaptar
el conjunto de pruebas de suelo que sirven para calibrar el modelo de cálculo. En la
misma línea y para las leyes de comportamiento que hacen de la elasticidad lineal,
Arafati [1996] pudo distinguir, dentro de las zonas sólidas no sometidas a ninguna
carga plástica eventual, las zonas sometidas a una carga elástica de las sometidas
a una elástica.
Ilustración 4. Variación de la relación k= (\frac{\sigma_1}{\sigma_3}) de tensiones primarias en las proximidades de una
excavación [Zhu y Liu, 1994]. El macizo se ha delimitado en cuatro zonas (I a IV), designando la altura libre del soporte
por h y la altura total por H.

Condiciones hidrogeológicas

Las condiciones hidrogeológicas resultan a menudo determinantes en el equilibrio


de una estructura de contención, como en la mayoría de los problemas de mecánica
de suelos. El método de los elementos finitos ha permitido realizar importantes
avances a dos niveles.

Para los problemas en los que el campo de presión generado en el estado


estacionario o en el estado transitorio (en función de las condiciones
hidrogeológicas y de las características hidráulicas de la estructura) puede
calcularse independientemente de los aspectos mecánicos, el método de los
elementos finitos es fácil de aplicar y sirve para perfeccionar el análisis
proporcionado por los métodos convencionales (véase la figura 5).

Para los problemas en los que parece que hay que incorporar el acoplamiento
hidromecánico, la teoría de la consolidación desarrollada a partir de los trabajos de
Terzaghi [1925] y Biot [1941] ha permitido sustituir por el enfoque convencional de
modelización tanto del comportamiento aparente del suelo a corto plazo como del
comportamiento efectivo a largo plazo, una aproximación global al equilibrio
hidromecánico y su evolución en el tiempo. Esta teoría constituye una aportación
innegable en cuanto a la comprensión y representación de los fenómenos
implicados; sin embargo, se había limitado al problema de consolidación 1D hasta
que el cálculo por elementos finitos permitió aprovechar plenamente este avance
teórico al ofrecer la posibilidad de incorporar geometrías más complejas y, en
particular, de
Ilustración 5. Long-term equilibrium diagrams of the flow around a retaining wall for various geotechnical configurations
[Kaiser and Hewitt, 1982]
Ilustración 6. Exceso de presión negativo al final de la excavación (macizo elástico soportado por una pared
impermeable) y disipación en el tiempo; pi denota la presión existente en el instante actual en el punto i, y p0i la presión
inicial; todos los valores de presión se expresan en psi [Osaimi y Clough, 1979].

derivar una solución al problema de consolidación causado por la excavación de un


pozo (véase la Fig. 6). La ventaja de este método se hace aún más tangible, ya que
una excavación puede, efectivamente, evolucionar con el tiempo desde una
configuración aceptable con la seguridad adecuada incorporada a una configuración
crítica una vez disipadas las sobrepresiones negativas generadas por la excavación
[Holt y Griffiths, 1992; Fig. 7)]. Por el contrario, el escenario opuesto resultaría del
caso de un terraplén sobre suelo blando, que evoluciona de una configuración de
seguridad crítica a corto plazo a otra en la que el nivel de seguridad aumenta con el
tiempo.
Ilustración 7. Análisis de las condiciones de excavación en un suelo elastoplástico sin soporte frente a la permeabilidad k
y la velocidad de excavación v [Holt y Griffith, 1992]. a) Malla del modelo b) y c) Profundidad crítica Df de la excavación
obtenida para diversas condiciones de permeabilidad y velocidad de excavación.
Interacción muro y suelo-muro

Elementos de viga - elementos sólidos

Para representar el muro de contención propiamente dicho, se puede utilizar un


conjunto de elementos "sólidos" (es decir, elementos con espesor o volumen no
nulo) o elementos "estructurales" (es decir, vigas en deformación plana o cáscaras
en el marco de los cálculos tridimensionales). La aplicación de uno u otro de estos
modelos se refleja, según el tipo de muro, en una aproximación más o menos
precisa a la geometría de la estructura modelada: para modelar un muro de
tablestacas utilizando elementos sólidos, la práctica ha dictado la necesidad de
desviarse bastante de la geometría real (véase la Fig. 8). Por el contrario, la elección
de elementos viga sirve para reducir a cero el espesor estructural en el modelo, lo
que no es necesariamente muy prudente para una estructura de espesor
importante, como un muro pantalla.

Además, desde el punto de vista mecánico, la elección entre los dos enfoques de
modelización influye, ya que ninguno de ellos representa de la misma manera las
tensiones tangenciales aplicadas por el suelo sobre el muro: el uso de elementos
de viga sirve para reducir los momentos de flexión en la estructura a sólo aquellos
momentos derivados de las componentes normales de las tensiones aplicadas por
el suelo. Al introducir elementos sólidos, estos momentos de flexión se verían
incrementados por los momentos debidos a las componentes tangenciales de las
tensiones aplicadas por el suelo (ver Fig. 10).

Otra distinción importante entre los dos enfoques se refiere a la modelización de las
fuerzas aplicadas en la base del muro. La transmisión de fuerzas normales y
tangenciales en la base del muro es más sencilla de entender e interpretar con
elementos sólidos (aunque el nivel de precisión depende en gran medida de la malla
específica empleada).

Paneles de muro compuesto

El enfoque de modelado 2D no sólo para los paneles de muros compuestos,


utilizando pilotes y un tronco, sino también los muros de contrafuertes sirven para
transformar el muro real en un muro plano con la misma rigidez a la flexión [Tsui y
Clough, 1974; Fig. 9], y en la mayoría de los casos con las mismas rigideces de
flexión en compresión que el muro real [Day y Potts, 1993; véase la Fig. 8].

Comportamiento mecánico

El comportamiento mecánico de los materiales que componen los muros de


contención se modela normalmente, en condiciones de funcionamiento de las
instalaciones, mediante la elasticidad lineal. No obstante, pueden adoptarse
modelos más sofisticados para determinar mejor el comportamiento plástico.
Ilustración 8. Modelización de una estructura no plana mediante elementos sólidos [Day y Potts, 1993].

Ilustración 9. Muro plano equivalente a un muro compuesto por pilotes soldados y un muro de tala: Conservación de la
rigidez de flexión [Tsui y Clough, 1974]
Ilustración 10. Influencia del modelo adoptado para el muro: a) y b) Equilibrio de los muros con los respectivos espesores
no nulo y cero espesores c) Resultados obtenidos por Day y Potts [1993]

El comportamiento plástico expuesto a las cargas de flexión de las tablestacas ha


sido descrito eficazmente por Kort [2002; Fig. 11]. Smith y Ho [1992] mostraron
cálculos en los que un muro de tablestacas se modela utilizando elementos sólidos
cuyo comportamiento se basa en un criterio de plasticidad ajustado para dar cuenta
del momento plástico de la sección de acero.

Hata et al. [1985; Fig. 12] incorporaron, dentro del modelo de comportamiento del
muro pantalla, la aparición de grietas una vez alcanzado un determinado índice de
flexión. El modelo utilizado parte de un modelo de viga cuyo comportamiento a
flexión presenta dos pendientes distintas, correspondiendo la segunda pendiente a
la flexibilidad engendrada en la viga agrietada.

Transmisión hidráulica
El enfoque de modelización hidromecánica del comportamiento de un suelo
saturado por un acuífero requiere desarrollar valores de transmisividad de la pared.
En el caso general, esta transmisividad se establece igual a cero. Sin embargo,
pueden adoptarse valores no nulos [por ejemplo, Chew et al., 1997]. Los valores de
transmisividad medidos in situ en tablestacas han sido propuestos por Sellmeijer et
al. [1995].

Ilustración 11. Comportamiento de flexión de una tablestaca [Kort, 2002]

Ilustración 12. Comportamiento a la flexión de una estructura de hormigón armado [Hata et al., 1985]
Enfoque de modelado utilizado para los soportes

Apoyos

Los apoyos no suelen ser el centro de un enfoque de modelado detallado, ya que


el modelo adoptado en la mayoría de los casos se reduce a la definición de un
elemento de rigidez (muelle) en el punto de aplicación del tirante. Como Como
aproximación inicial, el valor de esta rigidez se establece igual a la rigidez de
compresión de los elementos de arriostramiento de los elementos de
arriostramiento. No obstante, el comportamiento estructural observado revela que
esta rigidez se sobreestima en la mayoría de los casos, dada la deformación a
flexión que sufren los elementos de arriostramiento sometidos a su peso propio y el
comportamiento de los conjuntos desarrollados en los puntos de aplicación de las
riostras [Hata et al., 1985; Duca, 2001; Fig. 13]. Además, las variaciones de
temperatura juegan un papel importante en el comportamiento de las riostras.
comportamiento de las riostras. Así, un descenso de la temperatura puede provocar
un acortamiento significativo de las riostras, mientras que un aumento de la
temperatura actúa para aumentar las fuerzas de las riostras.

Además, las riostras inducen deformaciones tridimensionales en la estructura


soportada, lo que Además, los tirantes inducen deformaciones tridimensionales en
la estructura que se apoya, lo que plantea problemas especiales para la
configuración del modelo (por ejemplo, para su inclusión en un cálculo 2D o para
definir una densidad de malla adecuada en la estructura alrededor de la zona de
apoyo de los tirantes; véase la figura 14).

Arriostramiento mediante forjados

La modelización de apoyos compuestos por forjados, en el caso de sótanos de


edificios y aparcamientos subterráneos, también hace uso de apoyos elásticos, al
igual que el enfoque de modelización de las riostras. La rigidez del apoyo se estima
generalmente por la rigidez a compresión del forjado. Whittle et al. [1993], al
proceder a un análisis inverso de los resultados de la instrumentación, ha
demostrado, no obstante, que este enfoque de modelización puede ser
excesivamente somero, dado el comportamiento del hormigón: en el
Ilustración 13. Arriostramiento temporal de un corte cubierto, y ajuste de la zona de apoyo
Ilustración 14. Distribución de las presiones en el muro frente a la distancia entre apoyos según la teoría de las placas
base sobre macizos elásticos [Tsui y Clough, 1974].

En el caso concreto estudiado, la contracción provocó una delaminación de 13 mm


entre el forjado y el muro, que se agravó con el desplazamiento del muro al proseguir
los trabajos de excavación. Con el fin de incorporar este efecto de retracción, St-
John et al. [1992] procedieron a disminuir la rigidez del forjado, al tomando sólo el
20% de la rigidez teórica.

Powrie y Li [1991] demostraron que los forjados no se limitaban a proporcionar


apoyo: también transmitían una proporción de su peso muerto al muro de
contención, junto con las cargas aplicadas (ver Fig. 15). En el caso de un corte de
suelo cubierto, el tipo de conexión adoptado entre el forjado y el muro de contención
(empotrado o simple apoyo en una ménsula) puede ejercer una influencia
significativa en los momentos de flexión del muro de contención.

Whittle et al. [1993] indicaron, además, que las variaciones de temperatura pueden
servir, una vez más, para modificar significativamente modificar la rigidez aparente
del forjado.
Tirantes de anclaje perforados y empotrados

Los tirantes de anclaje perforados y empotrados se modelan normalmente mediante


elementos de celosía [por ejemplo, Stroh y Breth, 1976; Day y Potts, 1991], cuya
rigidez se establece igual a la de las armaduras de los tirantes y que conecta el
punto de fijación de los tirantes al muro con un punto del terreno tomado en
alineación con la parte empotrada (véase la Fig. 16). Por lo tanto, no se ha modelado
la parte inyectada y su compleja interacción con el suelo.

El eventual pretensado de los tirantes se obtiene en virtud de las fuerzas aplicadas


tanto desde el muro como desde el punto de empotramiento (Fig. 16b).

Tirantes pasivos trabajando en fricción

El enfoque de modelización utilizado para los tirantes pasivos que trabajan en


fricción ha requerido, en teoría, que se tenga en cuenta su característica
tridimensional.

Ilustración 15. Varias configuraciones de arriostramiento y sus configuraciones de modelado asociadas


Ilustración 16. ry
Ilustración 17. Principio de modelización de un muro de tierra armada en deformación plana [Benhamida, 1998]

En un modelo tridimensional, la consideración de este tipo de tirante se ajusta a los


principios generales del enfoque de modelización de las interacciones suelo-
estructura: se trata de modelizar tanto el suelo y los tirantes, y su interacción
utilizando elementos especiales para representar la interfaz entre los dos [por
ejemplo, los elementos llamados "de contacto" que se encuentran en el software de
cálculo CESAR-LCPC, utilizado en particular en Al Hallak, 1999; Sellali, 1999]. El
problema que se plantea entonces suele ser el del tamaño del modelo numérico de
tamaño del modelo numérico, dado que los anclajes, de pequeña dimensión en
comparación con la estructura requieren un refinamiento considerable de la malla.

En un cálculo de deformaciones planas (que corresponde al caso más común de


los muros de contención de los muros de contención), es esencial adoptar medidas
que permitan tener en cuenta la característica tridimensional de los tirantes: este
enfoque consiste en conservar las rigideces axiales y, si es posible, las rigideces de
flexión rigidez axial y, si es posible, la rigidez de flexión, la resistencia a la extracción
y la rigidez de la interfaz suelo-tirante, y luego garantizar la continuidad de los de
los desplazamientos del suelo a ambos lados del tirante [Benhamida, 1998; Fig. 17].
Modelización de las interfaces suelo-estructura

La interfaz entre el suelo y las estructuras constituye una zona preferente de


deformaciones en la que fenómenos de localización de tensiones: deslizamiento
relativo del bloque de suelo a lo largo de la estructura, delaminación tanto del suelo
como de la estructura. Este comportamiento de la interfaz es habitual en el de las
estructuras de contención. En el caso de un muro simplemente empotrado que
soporta un terraplén de arena, el asentamiento del terraplén que acompaña a la
movilización de la flexión (y por tanto al desplazamiento lateral) del muro se
manifiesta, en la interfaz suelo-muro, por un deslizamiento relativo del suelo sobre
el muro (véase la figura 18a). Otro ejemplo clásico sería el del muro de contención
de una excavación realizada en suelos muy consistentes: en la parte superior de la
excavación, la cohesión del suelo es capaz de de la excavación, la cohesión del
suelo es la única capaz de proporcionar el apoyo necesario, y el muro de contención
sólo se delamina si no se mantiene adecuadamente apuntalado contra el suelo
(véase la Fig. 18b).

Además, la interfaz suelo-estructura presenta una resistencia al corte diferente a la


del suelo o a la de la estructura.
Esta resistencia al corte de la interfaz depende de una serie de factores [Subba Rao
et al., 1996] y el valor generalmente adoptado se ha reducido a una fracción
determinada del valor del suelo.

La modelización de las interfaces suelo-suelo requiere, por tanto, la utilización de


elementos capaces de dar cuenta no sólo de estos fenómenos de deslizamiento y
de estos fenómenos de deslizamiento y delaminación, sino también de la resistencia
al corte inferior.

La solución que tiende a adoptarse, que había sido propuesta inicialmente para el
modelado de discontinuidades
dentro de macizos rocosos, fue desarrollada por Goodman et al. [1968] y consiste
en modelar estas discontinuidades por medio de elementos de espesor cero para
los que dos nodos pueden al principio superponerse
y posteriormente presentar desplazamientos diferentes. En el caso del plano, un
elemento de este tipo sólo puede estar sometido a fuerzas de compresión normales
a su plano o a fuerzas de corte en su plano. El comportamiento del modelo
comportamiento del modelo se basa en dos constantes de rigidez, la primera relativa
a las fuerzas de compresión y la segunda a las fuerzas de cizallamiento.

La delaminación y el deslizamiento se simulan mediante el ajuste de estas rigideces


en función de la dirección e intensidad de las fuerzas aplicadas al elemento. Si las
fuerzas aplicadas normalmente al elemento sean fuerzas de tracción, entonces las
rigideces de compresión y cizallamiento del elemento se fijan iguales a cero, lo que
permite la deslaminación de los nodos inicialmente unidos. Si estas fuerzas
Ilustración 18. gg

son de compresión, la rigidez de compresión asume un valor alto, limitando así la


interpenetración de los medios situados a ambos lados de la discontinuidad. Al
mismo tiempo, la rigidez debida al cizallamiento se ajusta para tener en cuenta la
movilización inicial del cizallamiento y, a partir de un determinado umbral de
desplazamiento el deslizamiento por fricción de la interfaz.

Modelización de las obras de construcción

Modelización del estado inicial de las tensiones

Por regla general, el estado inicial de las tensiones es desconocido.

Sería legítimo adoptar hipótesis simplificadoras cuando tanto la geometría como el


historial de cargas son sencillas, es decir, en el caso frecuente en la práctica de
capas horizontales del suelo con cargas uniformes.La noción de coeficiente de
presión de tierra en reposo para caracterizar el estado se ha introducido aquí la
noción de coeficiente de presión de tierra en reposo para caracterizar el estado de
las tensiones que actúan sobre el bloque de suelo: las tensiones verticales son las
resultantes del peso del suelo subyacente, mientras que las tensiones horizontales
efectivas se correlacionan simplemente con las tensiones verticales efectivas
mediante un coeficiente que depende únicamente del tipo de material y de la historia
de las cargas. Esta noción de presión de la tierra en reposo ha sido, además, objeto
de numerosos estudios de investigación y, para un tipo de suelo determinado, se
conocen con bastante frecuencia los órdenes de magnitud [Jaky, 1944; Mayne y
Kulhawy, 1982].

Dentro de configuraciones más complejas, el estado de las tensiones no se ha


determinado en general; las mediciones, pero es comúnmente reconocido que los
resultados se desvían considerablemente de las tensiones reales existentes.

Por lo tanto, la inicialización de las tensiones para tales configuraciones sólo puede
obtenerse mediante simulación.
Partiendo de una situación inicial para la que el estado de tensiones puede
determinarse de forma sencilla
las transformaciones primarias que han conducido a la situación actual.
simular. Sin embargo, esta simulación no siempre es factible, sobre todo cuando se
trata de fenómenos geológicos complejos.
fenómenos geológicos complejos. De hecho, no siempre se conocen las distintas
transformaciones que ha sufrido el yacimiento
y su modelización puede resultar una tarea complicada. Además, la realización de
una simulación
simulación puede requerir el despliegue de considerables recursos
computacionales.

A la luz de estas diversas limitaciones, la inicialización de las tensiones para tales


configuraciones se realiza a menudo mediante
calculando el campo de tensiones generado bajo el peso muerto del suelo. El
parámetro de la historia del sitio
El parámetro de la historia del sitio se simplifica significativamente y el campo de
tensión resultante de este tipo de carga puede ser
muy diferente del campo de tensiones real.

En presencia de un acuífero, la distribución de la presión del agua que actúa en el


suelo también debe ser inicializada
reconociendo las condiciones hidrológicas reales. En el caso de que el acuífero
haya sido inicialmente el
escenario de un flujo, se debe realizar un cálculo preliminar mediante el método de
los elementos finitos, en función tanto de las
condiciones hidrogeológicas como de las características hidráulicas del
emplazamiento, permitirá especificar el
campo de presión inicial que afecta al emplazamiento antes de las obras.

Instalación del muro

La técnica de instalación del muro de contención suele recurrir a una sucesión de


operaciones; se procede por bloques específicos de elementos, lo que crea un
problema tridimensional. En consecuencia, un muro pantalla se construye a partir
de paneles sucesivos, y la ejecución de cada panel comprende tres etapas:
excavación y sustitución del suelo por bentonita, hormigonado y endurecimiento del
hormigón. Las tablestacas implican menos etapas, ya que los paneles de
tablestacas pueden colocarse simplemente uno tras otro. Sin embargo, el problema
no es tan sencillo, ya que estas operaciones de colocación de las tablestacas
(pilotaje hundimiento inducido por las vibraciones) introducen fenómenos complejos
y mal gestionados. El caso de los muros combinados engendra sin duda una
complejidad aún mayor, debido a su aspecto altamente tridimensional.
Esta complejidad ha retrasado el estudio del problema de la instalación de muros
de contención hasta hace poco, mientras que los modelos tradicionalmente
adoptados proceden con algunas simplificaciones importantes.

En el caso de los muros pantalla, la configuración de los modelos tridimensionales


para la construcción de muros sigue siendo demasiado costoso para ser operativo
[Schweiger y Freiseder, 1994; Gourvenec y Powrie, 1999; Ng y Yan, 1999; Fig. 19].
Además, los estudios realizados no han dado lugar a un modelo equivalente que
permita simular esta fase de construcción en deformación plana.

En cuanto a los cálculos más extendidos en deformación plana, se han adoptado


una serie de hipótesis simplificadoras hipótesis simplificadoras. Izumi et al. [1976],
St-John et al. [1992], Whittle et al. [1993] consideran todos ellos que la instalación
del muro no modifica el estado de las tensiones en el suelo. Schweiger y Freiseder
[1994] indican que la instalación del muro se suele simular aplicando el peso del
muro que también es la solución derivada por Schweiger et al. [1997]. En la medida
en que los análisis realizados han demostrado que la instalación de un muro tiende
a reducir las tensiones laterales en el suelo, estas hipótesis de no modificación de
las tensiones pueden considerarse más bien conservadoras [Ng y Lings, 1995].

La modelización de la instalación de muros de tablestacas o muros combinados


procede en general mediante la misma simplificación, asignando las propiedades
estructurales a los elementos objetivo sin ninguna modificación del estado de
tensiones existente.
Ilustración 19. hh

Enfoque de modelado para las etapas de relleno

El relleno consiste en una operación de construcción común cuyo modelado puede


ser abordado de una de varias maneras. Desde un punto de vista general, las zonas
del modelo correspondientes a los rellenos deben ser definidas a partir de la fase
inicial y luego activadas durante la fase deseada. Esta "activación" de las Esta
"activación" de las partes correspondientes de la malla incluye la atribución de un
comportamiento mecánico y, por tanto, la introducción de la rigidez pertinente en el
modelo global, así como la incorporación de la carga volumétrica correspondiente
(peso del material).

Esta inicialización de las tensiones en los rellenos sigue siendo objeto de debate,
habida cuenta de los distintos procedimientos de de rellenos y de compactación que
se suelen abordar. Los procesos de simulación numérica más complejos destinados
específicamente a abarcar las tensiones relacionadas con la compactación en el
terraplén, pueden desarrollarse [véase, en particular, Seed y Duncan, 1986].

Enfoque de modelización de la excavación

El procedimiento utilizado tradicionalmente para modelar la excavación consta de


dos características principales: la rigidez de los elementos excavados se reduce a
cero, y el vector de tensiones se pone a cero en la arista que se ha convertido en
una arista libre. El principio empleado para anular las tensiones en la arista ahora
libre consiste en aplicar una densidad de superficie con una fuerza igual en
intensidad, pero en sentido contrario al vector de tensiones que opera en esta arista
(que, por hipótesis, se ha supuesto como conocido sobre las tensiones iniciales o
que es el resultado de un cálculo previo): la suma de estas dos cargas conduce a
una carga cero [Chang y Duncan, 1970; Fig. 20].

Este método ha sido criticado debido a su incapacidad para garantizar que las
tensiones se reduzcan realmente a cero en el borde libre, ya que el cálculo de
elementos finitos no permite determinar con precisión los valores de las tensiones
en los límites de los elementos. Por ello, en configuraciones geométricamente
complejas (por ejemplo, una excavación en ángulo), el borde libre permanece
sometido a cargas que a menudo no son del todo
despreciables.

El método propuesto por Ghaboussi y Pecknold [1984] consiste en analizar


directamente el equilibrio del bloque excavado, sin utilizar el cálculo de las fuerzas
nodales a lo largo del límite del dominio excavado. Partiendo de una situación en
estado de equilibrio antes de la excavación entre la carga externa y las tensiones
dentro del bloque, el cálculo se centra en la búsqueda de un nuevo equilibrio, a la
luz de la eliminación de una parte de las cargas externas e internas resultantes de
una modificación de la geometría. El problema que hay que resolver es entonces el
del equilibrio del macizo "geométricamente geométricamente alterado" para el que
se han suprimido las contribuciones de los elementos correspondientes a la
excavación se han suprimido, tanto en términos de rigidez como de cargas externas
e internas.

Ilustración 20. Gg
Esta formulación también puede emplearse para analizar la modificación de la
geometría que proporciona la instalación de rellenos [Ghaboussi y Pecknold, 1984].
En este caso, la matriz de rigidez integra la rigidez de de los nuevos elementos
activos, y el desequilibrio de carga emana de entre la carga externa que externa de
los nuevos elementos activos y la carga interna que no tiene en cuenta la carga
interna de estos mismos elementos. que no tiene en cuenta la carga interna de esos
mismos elementos.

Este esquema numérico, proporcionado por Ghaboussi y Pecknold [1984], permite


proceder con el análisis de las excavaciones dentro de las zonas del macizo elástico
manteniendo el principio de Ishihara (independencia del resultado con respecto a la
fase de excavación). Posteriormente se ha ampliado a los macizos elastoplásticos
elastoplástico en Borja et al. [1989], con un comportamiento del macizo que se sitúa
en el marco establecido por una ley elastoplástica que asocia la elasticidad lineal
con los criterios de Drücker-Prager y Von-Mises. Borja [1990] repitió el ejercicio, con
el comportamiento del macizo gobernado por el modelo modificado de Cam-Clay
modificado. Este esquema también se ha acoplado con el problema del flujo de
superficie libre en el suelo [Hsi y Small, 1992a, 1992b; Borja, 1992], de forma que
permite el análisis acoplado del impacto de la excavación del suelo y las
modificaciones aportadas a las condiciones del acuífero en virtud de la excavación.

Modelización en la deformación del plano, tanto asimétrica como tridimensional

Las limitaciones de los métodos de cálculo convencionales han llevado, hasta el


momento, a simplificar los problemas de estructuras de contención en problemas
planos. El método de los elementos finitos no presenta, al menos en teoría presenta
el mismo conjunto de limitaciones dado que sirve para analizar configuraciones
tridimensionales. Sin embargo, desde un punto de vista práctico, sería útil observar
que las capacidades informáticas en términos de potencia de cálculo y de volumen
de almacenamiento, han limitado la mayoría de las veces la aplicación de este
método a configuraciones bidimensionales. a las configuraciones bidimensionales.

No obstante, varios aspectos pueden limitar la pertinencia de la modelización de las


estructuras de contención y excavaciones en deformación plana:

• para las estructuras muy largas, tal hipótesis es más típicamente aceptable,
al menos para las secciones estructurales para las secciones estructurales
suficientemente alejadas de las eventuales singularidades; en cambio, para
las estructuras más cortas, esta hipótesis no se admite en para estructuras
más cortas, esta hipótesis no se admite en la mayoría de los casos (véase la
Fig. 22).
• las distintas etapas del proceso de construcción no se aplican
simultáneamente a todas las secciones estructurales, sino que proceden de
manera "progresiva", generalmente en la dirección longitudinal de la
estructura. de la estructura. Este es el caso, en particular, de la instalación
de los muros de contención (muros pantalla o tablestacas), así como del
movimiento de tierras y la colocación de los pilotes. pilotes), así como con el
movimiento de tierras y la colocación de los apoyos. En consecuencia, todos
los tirantes de un determinado conjunto de anclajes no se pretensan
simultáneamente, sino uno tras otro, de acuerdo con un programa de con un
programa de fases vinculado a la organización de la obra. Por lo tanto, la
aplicación de las cargas no es estrictamente bidimensional.
• ciertos componentes estructurales no son planos, sino que tienden más bien
a elementos distribuidos de manera de manera discreta: los soportes
estructurales en su conjunto, y los tirantes y tirantes, además de los
elementos de cimentación adyacentes a la estructura.

En estas condiciones, la elección del modelo de cálculo adquiere especial


importancia. Así, parece que parece que un modelo asimétrico podría ser preferible
a un modelo en deformación plana para evaluar el comportamiento de un foso con
una pequeña relación de esbeltez en la dimensión plana. La figura 21 [St-John,
1975] superpone los isovalores de los movimientos provocados en las proximidades
de un foso cuadrado de un foso cuadrado, calculado en condiciones
tridimensionales, de un foso cilíndrico, calculado en condiciones asimétricas y, por
último, de una fosa lineal, calculada en condiciones de deformación plana (con las
tres fosas las tres fosas tienen la misma dimensión transversal). Esta figura muestra
que el modelo asimétrico de los movimientos del suelo causados por la fosa
cuadrada, fuera de la proximidad inmediata de la fosa, mientras que el modelo de
la fosa, mientras que la fosa lineal se encuentra en el origen de movimientos más
importantes que la fosa cuadrada o la cilíndrica con la misma dimensión transversal.
que la fosa cuadrada o cilíndrica con las mismas dimensiones transversales.

Desde una perspectiva más general, se ha estudiado la pertinencia de modelar la deformación en el


plano para analizar
fosas rectangulares, en función de su nivel de esbeltez, se ha estudiado [Ou et al., 1996; Moormann
y Katzenbach, 2002; Fig. 22]. Estos esfuerzos han ilustrado las limitaciones del análisis de la
deformación plana
de la deformación plana del comportamiento estructural y atestiguan el potencial que ofrecen en
el campo de la ingeniería geotécnica
geotécnica por las aplicaciones tridimensionales de los métodos de elementos finitos, inspirados en
su actual
inspiradas en su actual aplicación generalizada en el campo de la mecánica industrial.
Ilustración 21. gg
Ilustración 22. Tt

Conclusión
La revisión bibliográfica presentada sirve para poner de relieve la gran amplitud de
respuestas que se aportan hoy en día, utilizando el método de los elementos finitos,
a la diversidad de cuestiones que plantea el modelado de las estructuras de
contención. Por otra parte, este trabajo ha reflejado también las grandes debilidades
inherentes de los métodos convencionales de cálculo de tales estructuras, que
finalmente sólo pueden pretender que, al final, sólo pueden pretender dar cuenta de
un pequeño número de aspectos dentro de tales problemas.
Como conclusión, nos parece posible distinguir dos aspectos de este enfoque de
modelización de las estructuras de retención, para los que el método de los
elementos finitos arroja una luz totalmente nueva en comparación con métodos más
convencionales: 1) el comportamiento estructural, a menudo tridimensional, y 2) los
fenómenos de consolidación de los fenómenos de consolidación relacionados con
las excavaciones.

El comportamiento tridimensional, tanto en lo que se refiere a los aspectos de la


geometría estructural como a las técnicas de construcción técnicas empleadas, sólo
puede representarse mediante un modelo plano en un conjunto de condiciones muy
específicas. Esto constituye, sin duda, una importante limitación de los métodos
utilizados en contextos más tradicionales y el cálculo tridimensional de las
estructuras mediante el método de los elementos finitos, que se ha hecho posible
gracias a los avances en la potencia de cálculo, está a punto de desarrollarse mucho
más ampliamente.

Los fenómenos de consolidación han sido estudiados exhaustivamente en los casos


en que han sido incitados por construcción de terraplenes. La investigación de estos
fenómenos, en cambio, ha permanecido en los casos en los que han sido
provocados por excavaciones, a pesar de que esta última situación Esta última
situación es igual de frecuente, tanto en lo que respecta a la estabilidad estructural
a largo plazo como a las deformaciones diferidas capaces de surgir tras las obras.
No existe, pues, ningún método analítico sencillo para los fenómenos de
consolidación de los fenómenos de consolidación para su aplicación a los muros de
sostenimiento de las excavaciones. El método de los elementos finitos
sigue siendo el único método analítico viable y debe ser reconocido como tal a lo
largo del tiempo.

En cuanto a las dificultades que aún se encuentran durante la aplicación del método
de los elementos finitos para el modelado de estructuras de contención, hay un
aspecto que aparentemente aún no se ha resuelto adecuadamente. Las soluciones
de que permiten representar en un mismo modelo una estructura plana o
volumétrica (suelo, muro) junto con una estructura lineal (tirantes) no han alcanzado
un nivel muy satisfactorio y la modelización de las estructuras de contención
ancladas debe, por tanto, progresar aún más.

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