Hugo Zemelman - ¿Cómo Pensar Las Ciencias Sociales Hoy
Hugo Zemelman - ¿Cómo Pensar Las Ciencias Sociales Hoy
Hugo Zemelman - ¿Cómo Pensar Las Ciencias Sociales Hoy
GU,A.DAlUPE VALENCIA
Coordmadores
VIcerrectora Acodémfal
C.lara Inés Cllaparro Susa
ISBN: 978·958·8650.05-0
Preparación Editorial
Universidad Pedagógica Nacional
Fondo Editorial
Impreso en Javegraf
Bogotá, Colombia, 2010
A manera de prólogo
Hugo Zemelman 9
Presentación
Hugo Zemelman y Guadalupe Valencia 11
7
A MAN ERA OE PROlOGO
UNA AEFLEX ION DESDE UN TIE MP O PASADO
Sin ousa~r razones que se sobrepongan a lo que está escrito, sin agregar argu-
I:!II!"'"OS que sean simplemente omamentaclones, queremos resaltar en estas
fnss el espfritu del libro que presentamos. Trascendiendo posturas teóricas
~emos alertar acerca de lo que esta ocurriendo con las Humanidades
e- eo Ktual momento histórico.
En una sociedad caracterizada por un desarrollo tecnológico sin control,
~por esa misma razón, en una medida profunda puede ser desvastador, se
~a la necesidad devolver la mirada sobre el protagonista de este a si mismo
~ progreso, el ser humano, para asumir cómo desde sus conquistas se
Gl!gél a si mismo, pues queda oculto detrás del rostro del cálculo y del interés
Clelqulno.
Es preciso asumir que el desarrollo clvilizatorio se puede corresponder con
~ creciente debilidad en la condición humana c.ada vez más prisionera de
SU! propios constructos. Invocando la necesidad de preservación y de equlli-
.ra. las lógicas políticas dominantes Impiden que se abran espacios fuera de
re establecido. Ello niega la vida misma que siempre esta naciendo desde lo
ir><ól co ~ In nn dado_
Desde esta mirada se plantea la necesidad de revisar el concepto mismo de
~. Pues no se trata solamente de encontrar la verdad sino de poder ampliar
los espacios de posibilidades del hombre, en forma de fortalecer su capacidad
ce construir desde lo •rnédito posible~ según la conocida expresión de Frelre.
Se tr.1ta de convertirse en actores de la resistencia para poder asomarnos y
- b rarnos ante aquello que transcurre toda via sin nombre.
Se requiere de hombres y mujeres capaces de reconocerse en su huma-
aidad más allá de los limites de sus conocimientos y de su poder para hacer;
cun la voluntad que cumpla las funciones de conciencia activa de la historia,
pero lllSplrado en el espíritu generoso del respeto por la humanidad de todos,
..enciendo el vértigo provocado por la voracidad por tener y aparentar ser.
ísn alineación, no obstante ser el cometido de todo tipo de Justificaciones
~ Incluso teóricas, no representa más que la expresión de la condena del
"'ttmbre por el hombre mismo.
Debemos cambiar el centro desde el cual nos pensamos y pensamos, de
:::.nera de acotar la gravitación de lo logo·céntrico para armonizar nuestra
¡JDStUfa ante el mundo y el propio suj eto. Ello supone re-pensar lo pensado.
OMie otra slgnificadón a lo ya definido, volver a adararnos lo aparentemente
10 ¡ComopemotlnOtndosSodoleshoyl
Hugo Zemelman
El Olivo, enero 2008
Chile
)nsecuenda los PAES ENTACI ON
Je construimos
!nación, con su
Los u abajos reunidos en el presente volumen son el resultado de un esfuerzo
s impulsa hacía a..Ktivo por pensar a las ciencias sociales, hoy, desde las diversas ópticas y
10s coloca en el e:sciplinas que constituyen a dichas ciencias. Los temas y dlsdpllnascontempla-
untad de razón óas en este ejercicio de pensar las ciencias sociales son: el propio pensamiento,
, no solo de las ,. sociedad y los sujetos sociales, la historia, el tiempo, el espado, la cultura, la
«<))OOTTía, la educación y la filosofía.
mquistas y cer- Como lo menciona Hugo Zemelman en el articulo que abre este volumen,
:shumanizante, ~r y saber. Saber lo que se sabe y saber lo que se piensa, y que puede
te pobreza del ~ extensivo al conjunto de los textos: la pretensión es recuperar elinte-
contiene en el l'H. en el contexto latinoamericano, de lo que definimos como construcción
<Ir. aoes pensamiento teórico; reslgnificando asl nuestra apropiación de las teorlas
:me el contexto sociales a fin de reconocer, desde la complejidad de nuestra propia realidad,
!les se piensa y ·.ernativas de roturo. En este primer capitulo, Zemelman reconoce la prorunda
1locarnos en el efomlulación paradigm~tica que viven hoy las ciencias naturales y que han
:x¡iltico, propio 3Slocado también las coordenadas de construcción de la realidad histórica y
que le dan una .as IO<mas tn que hoy esr.!n siendo pensadas las ciencias sociales. Formas de
pensar que exigen modalidades de conocimiento que recuperen las realidades
de la época en I)Oienciales de lo social y redescubran, en la construcción de la realidad histó-
scuslón acerca IQ.Ios mu! tiples sentidos de ésta.
an un anticipo En el iegundo capítulo Pensar a la sociedad y a los sujetos sodales, Zemelman
1-e plantea la necesidad de dar cuenta de los dinamismos constitutivos Inherentes
11 .los agrupamientos colectivos. los cuales no sólo se derivan de sus complejida-
190 Zemelman ca múltiples y simultáneas. sino también de su sometimiento a condicionantes
\10, enero 2008 DIS:I.iricas. Esto supone el cuestiona miento de un viejo concepto de sociedad y de
Chile niwiduo, que dlo lugar a análisis de lo social y de la subjetividad, cuya procedencia
2 remonta a los grandes discursos políticos desarrollados a lo largo del siglo XX.
El tercer capítulo, Pensar la historia como compañera de la esperanza,
-i! escrito por Juan Qulntar, desde la historia y el oficio de historiar y -por
~--:o lado- desde lo que hace algún tiempo a esta parte se ha dado en llamar
epstemotogla de la concienc:la histórica. Su lntendón es contribuir al debate
sobre la función del historiador frente a tos reclamos sociales y politices que
t.enen fuertes perfiles éticos. Asl, se pregunta ¿cu~l es la responsabilidad del
h:.stotiador, ya no frente al pasado, sino en cuanto a su capacidad de prefigurar
-.-os futuros? Y añade que, lejos de responder a ésta y a otras preguntas.
llfflende abrir puertas y problematlzar la cuestión tratando de redoblar esfuer-
zos para salir del •refugio~ romper un pensamiento y una actitud profesional
11
12 ¿Cómo peruarlbs Oeoclu Soc1Alehoy7
Hugo Zemelman
IS
de la demacrada de América Latina está contemplada en los textos de estos expn!Sa etl
autores, o puede encontrarse, mejor, en las propias experiendas de la demo- fundame<ll
cracia latinoamericana. En general, y salvo contadas excepciones, dlrla que los mente de l
autores, y sus teorlas, han desplazado a la hiStoria. El ejemplo anterior puede el tipo del
dar cuenta de un problema real: el que estemos enfrentando realidades que. rnovl1!nda
Incluso, pueden ser ficticias. Ello debido a que la historia, para los efectos de la requeridas
construcción de un pensamiento teórico, no es sólo Información, no se agota cia a dicha
en la Información. Ahora bien, si no se agota en la información. cabria pregun- lf111ámieas
tarse: ¿cómo puede incorporarse la dimensión histórica si ésta no se reduce a conlaprac
la informa.clón, ni tampoco, al contenido de ciertas teorlas de la historia1 Ante epistémlox
este problema me inclino por una solución que formulo en los siguientes térmi- cualquierf
nos: la historia no se reduce al contenido de ninguna teoria, sin embargo, está Afines
presente siempre en todas las teorias.. Yestá presente en la medida en que exige en un con
una forma de pen.samiento que es abstracto, pero no necesariamente teórico; un entorrw
es decir. exige lo que - de forma descriptiva la •ubicación en el momento~ La por lo me
cual no transita, necesariamente, por una teorización formalizada. Porque Sil
Lo que ocurrió con el marxismo en América Latina podrla ser un buen timos ve•n
ejemplo de lo que estoy sellalando. En la reglón, el marxismo fue asimilado de de una~
muchas maneras; pero una de las más importantes fue la que la concibió como este al pro
una teorla de la historia. No obstante, hubo abundancia de análisis marxistas interesadc
ahistóricos. por cuanto las categorias analíticas del marxismo fueron trabajadas lahJstONI
de manera muy especulativa, sin referencia a sltuacíones históricas concretas. o no. al iJf\
Y fue asl como se dejaron de lado una enorme cantidad de problemas, que no Enestt
pudieron ni siquiera ser reconocidos, ya que en los análisis no se Incorporó lo y cono tlt
que en estricto rigor podrlamos llamar la historicidad del fenómeno. resuelto,)
Lo que decimos se puede ílustrar con una gran cantidad de fenómenos. las escala!
como el de los sujetos o de los movimientos sociales, o del Estado y de los mediano y
Reglmenes Militares, a pesar de que podemos encontrar un gran cúmulo de en el cortO
conocimientos que reconocen posibilidades de corroboración emplrica, aun- de corto~
que son conocimientos que carecen de la dimensión que estamos llamando significan
•historicidad~ Otro. EstO!
Si la historia no es el contenido de una teorla pero si de un pensamiento La rell
abstracto, entonces. cabria preguntamos qué concepto de historia se debe gica de la
manejar. Dlria que aqul nos aproximamos a uno de los grandes temas, que un aspect
fueron de alguna manera acuñados en el XIX. aunque después quedaron su- Feuerbacf
bordinados. deregulat
A fihes del siglo pasado la realidad histórica era la materia o el objeto de las 5eabr
prácticas sociales. Una Idea premonitoria. que no ha sido trabajada suficiente- e hislona.
mente al interior del paradigma marxista, es la que se contiene en las famosas que ha te
·resls sobre Feuberbacn• de Marx. Son tesis cuyo esplritu decimonónico se conmucc
~ry»~r. l'l!nwloquese~ y ..bot lo_st....,.. 17
textos de estos expresa en la incorporación, de manera dara y explicita. de diez u once Ideas
de la demo- fundamentales para trabajar el concepto de realidad sodohistorlca y, especial-
diria que los mente de la historia vinculada a la práctica social de los hombres. En general,
puede el tipo de atención prestada a dichas tesis. concebidas como meras consignas
realidades que. moviliudoras,lmpidió que fueran trabajadas con la sistematiddad y complejidad
efectos de la requeridas. Sólo algunos autores. entre ellos Ernst Bloch, otorgaron Importan-
no se agota da a dichas tesis en su sentido más profundo. Pero, en general, y gracias a las
cabria pregun- din~mrcas que todos conocemos, la Idea fundamental de vincular la historia
no se reduce a con la práctica social, quedó reducida a una consigna, y nunca recibió el esta tus
historia? Ante epistémico que debió tener: aquél que permitiera trabajar la historicidad de
lsi<luh!ntr~ térmf- cualquier fenómeno, como construcción social.
embargo, está A fines del siglo presente, la idea ha re¡¡parecido con mucha fuerza. pero
en que exige en un contexto completamente diferente al de finales del siglo XIX. Hoy, con
lrb,m•ont" teórico; un en tomo complejo, se comienza a constatar que definitivamente la historia,
el momento': La por lo menos en et corto plazo, no está sometida a leyes ni a regularidades.
Porque si partimos de que hay legalidad histórica, las circunstancias, en los ul-
timas veinte o treinta afios del siglo XX. demuestran que, de haberla, se trata
de una legalidad que se manifiesta en el largo tiempo histórico. Volvemos de
este al problema que enfrentamos en las ('rendas Sociales cuando, no estamos
lntcres;odos "n el análisis de los largos procesos históricos -pues para ello está
la historia entendida en un sentido amplio- sino en los rtitrinoidos. querámoslo
o no, al análisis del mediano y corto plazo.
En estos casos ¿cómo reconocerlas tendencias de regularidad en el mediano
y corto tiempo7 Es un problema que fue planteado pero no necesariamente
resuelto, y que, en términos metodológicos, tiene que ver con el manejo de
las escalas de tiempo. Es decir, sl las leyes históricas se están expresando en el
mediano y largo tiempo, y los fenómenos soclohistóricos los estamos estudiando
en el corto y mediano tiempo. el problema es cómovincular unidadesde tlempo
de corto plazo con unidades de largo plazo. La gran discusión paradigmática
significa manejar dos conceptos que. a menudo. se sacrifican uno a favor de
otro. Estos son los conceptos de coyuntura y de periodo histórico.
un pensamiento La relación entre coyuntura y periodo histórico es una forma metodoló-
historia se debe gica de la legalidad o de la dificultad de reconocer legalidades; aunque sólo es
..,,,.n,ru.. temas, que un aspecto del problema. El otro tiene relación directa con las "Tesis sobre
ESPUE!S quedaron SU· Feuerbach: se puede formular así: en el caso de una crisis en la certidumbre
de regularidades, se complejizan las relaciones entre hombre e historia.
o el objeto de las Se abre un abanico de problemas que se derivan de la relación entre práctica
• tr'ilbi~ia<ia suflciente- e historia, pero que pueden analizarse desde la perspectiva de un concepto
L..~a••a en las famosas que ha tenido presencia en cierto tipo de análisis polltológko: el concepto de
construcción histórica. Empero, se trata de un concepto problemático porque
tiende a ser utilizado en términos muy pslcologistas, o bien en el marco de la
búsqueda de una suerte de legalidad de la historia con lo cual se reduce a cier·
to determinismo histórico. Dirla que la construcdón no es ninguna de las dos
cosas: ni es sólo expresión de la subjetividad de los sujetos, ni se puede reducir
a dinámicas estructurales.
El problema que se plantea en el manejo del concepto de •construcdón
histórica" se refiere a que estamos enfrentados a un nuevo concepto de reall·
dad. Probablemente el siglo XXnos está cuestionando el concepto de realidad
objetiva, foljado por el positivismo del siglo XIX, que heredó el propio Marx,
pero que para nosotros en la actualidad se ha convertido en una exlgenda de
objetividad sometida al requisito de la regularidad. De allf que, hasta hoy, una
buena parte del auge de la estadistica y de los análisis cuantitativos descanse en 1
el presupuesto de las grandes regularidades, mismas que le otorgan el estatus
de cientificidad.
Sin embargo, no sólo en las ciencias sociales sino también en las ciencias na·
turales. el desarrollo histórico ha complejlzado la comprensión de las legalidades,
al Incorporar la aleatoriedad de los fenómenos y la necesidad de comprensión
de lo indeterminado. Hasta muy avanzado el siglo XX. el concepto de realidad
objetiva, se basaba en la presencia de determinaciones o regularidades empfrl·
caso numéricas. Hoy en dla, sin embargo, nos domina una gran Incertidumbre
respecto de lo anterior. Y no tanto porque no se puedan apreciar regularidades
sino por la escala de tiempo en el que pueden apreciarse que es una escala que,
en el caso de las ciencias sociales, no corresponde con el ámbito de tiempo de
análisis ti pico de ellas.
Lo anterior nos obliga a pensar el concepto de "realidad objetiva" desde
esta óptica. En efecto, hoy en dia debemos enfrentar una serie de exigencias
epistémico-metodológicas que van a tener, desde luego, consecuendas en las
construcciones teóricas. Una de ellas es la que se deriva de la necesidad de
forjar una nueva estructura de categorlas, en un momento en el cual, y manejo
esto como una hipótesis, vivimos un momento de tránsito de un paradigma
a otro.
Hoy parece vlvirse una profunda reformulación del paradigma de las de·
terminaciones o -para decirlo en términos más conocidos- del paradigma de la
explicación causal, cualquiera sea la acepción que se manejo del concepto de
causa. Y debo aclarar que en ningún caso estoy manejando ese concepto, en
una acepción mecanica; pues desde hace treinta años Hempel planteó que el
conceplo de causa tenia enormes posibilidades de formularse en forma mucho
más compleja que una concepción mecánica y lineal.
Pero ese paradigma, a pesar de todas sus sofisticaciones, en este momento
aparentemente está llegando al limite de su propia capacidad cognitiva. Nos
enfrentamos al desafio de qué es lo que puede remplazar a este paradigma. y
Pensar y saber. Pensar lo qU~ se sabe y saber lo qoe .se piensa 19
y los nuevos, silos nuevos nacen de los viejos o bien si los nuevos niegan a los direcciones. •
viejos. Hay una serie de problemas: no es lo mismo pensar que dichos sujetos valórico, est~
no tienen una relación directa con un antecedente anterior, que decir que En bueN
estos sujetos son, de alguna manera, una prolongación transformada de un hablar, hoy t
actor anterior. significa sun
Lo anterior representa un tema muy interesante que, en este momento, significa usa
se ha convertido en un núcleo central del discurso de las ciencias sociales y mente algo •
en un tema de debate sobre las nuevas estructuras categoriales, en la medida momento e
en que aluden a esas •emergencias'; súbitas y coyunturales, y a menudo no en el que se
explicables. usarse una e
Un tercer síntoma, derivado de la problemática anterior, es la Idea de lo alea· de la teoña
torio. Nos está obligando a repensar nuestras estructuras categorlales mucho en ella. que l
más a fondo de lo que imaginamos. Y aqui lo aleatorio lo estoy tomando en el El mame
siguiente sentido: si la historia no está sujeta necesariamente a regularidades rentes supo¡
claras, por lo menos en el corto y en el mediano plazo, significa que la historia sea éste uno
no tiene una dirección única sino que se abre a múltiples direcciones. que descnbl
Este tópico se ha discutido durante mucho t iempo, pero el problema es ríos desafios
que no podemos seguir discutiéndolo como un tema más; debemos tomar tengamos u
conciencia de que lo anterior se traduce en un desafío para la construcción de que ésta pa
conoclmiPnto. ¿Qué significa dicho desafio. más allá de la asunción de que fa plantea la 11
historia tiene muchas direcciones? El segundo•
No es fácil de responder. Lo que demuestra la historia del siglo XX, en mu- el sujeto pe
chos lugares del mundo, es que efectivamente la historia tiene muchas posibill· el más diñci
dades en movimiento y no sólo una. Cuando se habla, por ejemplo, de la crisis que se vue~
de lasutopfas en el fondo se está aludiendo a una crisis del modo de entender la formación, s
historia como moviéndose siempre en una misma dirección.• en dirección única Perocre
y siempre positiva. Este era un ra2ona.miento de tipo platónico: supon la que la en uso,-píe
humanidad se movía, de manera Inexorable, hacia el bien, hacia lo mejor, hada mo, en el lll
el progreso. La Idea de progreso, además de ser una idea histórico-concreta, convergenc
es una Idea ética que Implica que la historia, en razón de su desenvolvimiento sincréuco. 8
legal, contribuye, por si misma, a la liberación de los hombres. uno, visionE
No obstante, lo que ha demostrado el siglo XX es que esto no es así, que el problenw
la historia también puede tener derroteros que no son precisamente emancí- Podrias
patorlos, que la historia puede volver atrás, y que los fenómenos pueden ser esremome
reversibles. Que aquello que se pensaba superado se puede repetir, y, quizás, no se pudo U~
como caricatura sino como tragedia. Este es un aspecto importante de enten· cuelas de p
der -que se vincula con las ideas de construcción y de potencialidad-. porque como sinclt
si la historia tiene muchas posibilidades de desenvolvimiento y no todas ellas paradarctJ
conducen a "lo mejor~ entonces, el gran dilema del hombre, y por lo tanto del De ahi
conocimiento, está en reconocer la potencialidad de construcciones en distlntas superi~
de qué esu
l'l!niilr y sab<!f. Pensar lo que se sabe y saber lo quese piensa 21
pensar
porque
es tanto la
la propia
desal~o está
~xtoque
~ la propia
11. PEN SAR LA SOCIEDAD Y A LOS SUJETOS SOCI AL ES
Uno de los problemas teóricos sustantivos de las ciencias sociales, a los que se
ha conferido mayor Importancia, es al tema de los sujetos sociales, cualquiera
que sea su expresión histórica. Por ello, nos Interesa analizar ~ problemática
del sujeto y, desde luego - considerando los desaflos del carácter metodológlco
que presenta el tema- no es necesario ahondar en detalles para señalar que hay
una dificultad metodológica en el análisis de los actores. de los sujetos o de los
movimientos sociales (como queramos conceptuallzarlos); dificultad que, en
gran medida, se desprende de dos exigencias o desaflos que el tema contiene:
la primera apunta al hecho de que tal problema es enormemente dinámico,
y se agota sólo en la medida en que el investigador es capa.: de estudiarlo en
su propio movimiento; de tal suerte que los estudios respectivos no siempre
logran , necesariamente, dicho propósito. la segunda dificultad (que se deriva
de la anterior}, se explica por la heterogeneidad de dinamismos que contiene la
problemática del actor o del sujeto: se trata de una dinámica correspondiente
no sólo a un plano de la realidad sino a varios, incluso a planos de la realidad
entrecruzados entre si.
Ahora bien, para entrar a la cuestión con cierta calma, convendría partir de
una vieja problemática -que ya venra dándose desde los clásicos en adelante-
y que no ha sido del todo resuelta. a pesar de los esfuer'lo que hoy en dla se
hacen para resolverla. Me refiero a uno de los últimos Intentos !;le los llamados
"individualismos metodológicos" que tienen su origen, fundamentalmente, en
el mundo sajón, como respuesta a lo que se ha dado en llamar los enfoques
colectivistas, o colectivo-estructurales. En el fondo, esos enfoques del lndivl·
dualismo metodológico son una respuesta a el análisis de clase, en la medida
en que se considera -y ese es el punto de di scusión- que, el análisis de clase. ha
resultado insuficiente. Por ello, se trata de saber haSta qué punto la categoría
de clase es insuficiente o, en todo caso, se trata de un cuestlonamlento de
dicha categoña que en el fondo entraña una argumentación Ideológica. Para
anticipar una Idea, pienso que se trata de una afirmación Ideológica sobre la
cual quisiera abundar en el curso de esta exposición.
la primera gran cuestión que hay que afrontar, son las distintas acepciones
que se le pueden conferir al concepto de sujeto. En efecto, si nosotros tomá·
ramos en cuenta los desarrollos teóricos que al respecto se han venido dando
desde comienzos del siglo hasta el presente, observamos que han sido muchos
los conceptos que se han utilizado para dar cuenta de este problema. Al res·
21
pecto conviene recordarlos: una primera gran conceptualización es el concepto continuo.
de 'Masa~ que fue trabajado en dos direcciones, casi en forma simultánea. námlcQ.e
como masa espontánea y como masa uniOc.ada en organizaciones. Este fue nosotros;
un debate de gran importancia que se dio en los primeros diez o quince años hacialad
del siglo XX. especialmente a partir de lo que fueron los escenarios europeos foljadop
en un momento en que se presentaba como expectativa el hecho de que, por OUmon. 4
ejemplo, en países altamente desarrollados como Alemania se observan revolu- ef proces
ciones sociales.l;ste fue un parámetro de la discusión por lo menos hasta 1920: SinO que
la posibilidad de que ocurrieran grandes transformaciones en esas sociedades, ~.¡
originó un debate que giró fuertemente en torno al concepto de masa; como tial1 ¿de
masa espontánea, en la acepción de Rosa Luxemburgo, o de masa unificada da iniool
en la organización, en el enfoque de Kautsky, Parvus. etc. dal a-.1
SI seguimos avanzando en este panorama global, nos vamos a encontrar sccialyJI
con el hecho de que el concepto de masa se comienza a complejlzar en función En esa
de situaciones históricas, dando también !nielo a una serie de disquisiciones por muen
orientadas a rescatar la Idea de sujeto; pero ya no solamente como el gran <lar C1.II!IW
sujeto transformador, en la vieja acepción del actor histórico que fue, por ~Re
ejemplo, utilizada por Lenln y Rosa Luxemburgo. a pesar de sus discrepancias, GE bet·
precisamente, en relación al concepto de m:~sa; sino que se comenzó a tra· El' e;~
bajar el concepto de sujeto dentro de sus propias limitaciones estructurales, ~c:ategl
surgiendo ahf una pléyade de conceptos a los cuales quisiera aludir más más awlStiMI
adelante como es. por ejemplo, la reciente discusión de Mefassoll a través del par un a:
concepto •socialidad'. bdo. exp
Esto nos Induce a plantearnos, por un lado, estas divergencias concep· (l)ftÍDfT':II
tuales, tratando de seguir una lfnea de razonamiento en la búsqueda de cómo -~
estudiar al sujeto y. por otro, nos plantea como trasfondo, la gran cuestión que e. o -
ya venia emergiendo desde los dasicos y a la cual hice ya alusión: la relación a~
entre Individuo y sociedad; pero ¿en qué consiste la relación entre individuo y -Ó!'jll
sociedad? ¿es una dicotomia polar? o, ¿habría JlláS bien que entenderla como ~o
polos de un continuo? COI'ISMI.II
Surgen distintas lnterpretadone$, pero cualquiera sean giran siempre -si iliÍid'lC
se quiere resolver el problema y para no quedarse en la mera reduccíón de un =--:gc.
polo en otro- entorno a dar cuenta de l.lldea misma de continuo, negándose
a optar por un discurso de reducción de 1.1 sociedad a lo individual (como es ~
::.)O~C
el caso de los individualismos metodológicos) o. inversamente, el subordinar :lbsa:e
el individuo a la sociedad (como podrían ser ciertos enfoques estructuralistas Cl' ...
muy estáticos). ~ser ~
Ahora bien ¿en qué consiste ese continuo? Sl al respecto se revisa la litera- ...~ *1
tura, se constata la existen da de dos conceptos (uno más trabajado que el otro) ~·a:at
que, de alguna manera, pudieran estar dando cuenta de este proceso, de este ~"1!61
Ponsar la sociedad y a msujetos sotialos 29
Lo que en ese debate se discutla tiene hoy una gran presencia y que, indu-
dablemente. lleva a plantear un problema que en este momento es menester
recuperar, pues se viene arrastrando a partir de esta genealogla; me refiero
a algo que ya hablamos anticipado: la relación conflictiva entre dinamismos
sociales y estructuras Institucionales. Fue Sartre quien percibió este proble -
ma al formular una pregunta a la cual intentó responder Alberonl (aún sin ser
sartreano) en su texto sobre Movimientos e Instituciones; esa pregunta -en
cierta medida también de Inspiración weberiana- se formula asi: ¿Cómo lograr
la persistencia de la energía o de la fuerza de la masa sin que se desgaste en las
instituciones? La cuestión apunta, en términos weberianos, a la relación entre
carisma y rutinízación burocrática. Para decirlo en forma un tanto exacerba-
da, dirlamos que el problema de dicha relación surge, precisamente, a partir
del rescate de una dimensión cualitativa en el análisis de los sujetos, teniendo
obviamente como motivación central, las derrotas obreras experimentadas en
Europa y, como principales antecedentes, el fracaso del movimiento comunista
Italiano frente al fascismo, asi como el hundimiento del partido comunista y del
partido social demócrata alemán frente al nacional-socialismo. Las reaccione
emergieron, evidentemente, en la segunda posguerra por una simple razón: a lo
largo del connlcto bélico no habla U~mpo p.orilld reOexión de dicha problemática;
no obstante, en esos años se registran algunas aportaciones Interesantes que
habrla que revisar, incluso por parte de pollticos pragmáticos como Togliati,
que después fueron acusados de stalinlsta; pero ello merecerla una profunda
reflexión que, por el momento, no estamos en condiciones de hacer.
A lo antes expues·to se puede agregar otro problema que es interesante
plantear y que, por su enorme relevancia, comienza a transformarse en el
nuevo eje articulador de la problemática sobre sujetos sociales. El problema es
el siguiente: desplazar el eje de la discusión del ámbito definido por las condi-
ciones estructurales (entendiendo por ello los condicionamientos est\Jcturales
económicos o instit\Jdonales) hacia otro que, en lo sucesivo, jugará un papel
diferente. Se trata del eje de la conciencia, el papel de la conciencia. Este es,
evidentemente, un problema que está presente hasta nuestros días, en la
acepción, por ejemplo, de Lucio Magri quien formuló una idea tan simple que,
quizá por ello, no la terminamos por asimilar, plantear el hecho de que la crisis
del capitalismo no es fundamentalmente una crisis económica, sino una crisis
social e Ideológica, y el partido adviene no sólo en un factor de poder sino en
una expresión Ideológica.
Tras estas frases no se apunta exclusivamente a una experiencia anterior,
que es la que estamos tratando de resumir, sino también a una nueva manera
de entender et problema del sujeto, mediante el cual et partido deviene - a la luz
de este marco de discusión- no solo mero instrumento de las acciones de un
sujeto histórico preexistent.e. Este mnc.epto de •preexistente• es fundamental
en tanto que. detrás del rescate del partido como una de las formas que reviste
el análisis de los sujetos fue. en gran medida. predominant~. hasta después de
la segunda mitad del siglo XX. Esta idea no solamente ha estado presente en la
construcción -a la cual alud fa más arriba- y que le conferla al partido un carácter
cuasi-ontológico. Pero hay también otra idea que es curiosamente contradictoria:
me refiero a la Idea de la construcción del derrumbe (para dedrlo en términos
de Collettf). cuyo fin era no esperar el derrumbe, en los términos de una teoría
bajo la cual estarlan previamente contenidos, en s( misma, los mecanismos del
derrumbe; ahl la idea del sujeto preexistente en la construcdón del derrumbe
supone un cambio en las formas de su acción, que hace cambiar aquello que se
quiere derrumbar; no obstante, bajo esa concepción, lo único que no cambia es
algo fundamental: el sujeto.
En América Latina, durante la década de tos sesenta y los setenta, este
personaje colectivo: el sujeto del partido, era también una entidad preexisten-
te, se le atribulan - en el discurso poiltico- características y fines previamente
definidos. El sujeto no era susceptible de experimentar la influencia de ningún
tipo de mediación. La Idea que se comienza a retomar (de hecho ya se habla
lntroduddo tlempoatrás), es la de un sujeto entendido como proceso provenien-
te, fundamentalmente, de ciertos anatistas Italianos; pero, simultáneamente,
también se Incorpora la idea de la condencla.
Se empezó a analizar al sujeto, partiendo de dos parámetros diferentes, en
forma similar al análisis dominante de un discurso, cuya procedencia se remonta
al marxismo clásico de comienzos del siglo XX. B sujeto es concebido corno un
proceso y, simultáneamente, aparece también como portador de conciencia.
Por lo tanto, el partido es una forma privilegiada de expresión Ideológica para
el sujeto; pero si ese proceso no se conduce de manera congruente, se corre el
riesgo de caer, de nueva cuenta, en las dogmatizaciones del sujeto. Estas dos
acepciones no fueron respetada.s en forma consecuente. Quizá la excepción a
la regla estuvo representada en la experiencia del Partido Comunista Italiano.
Esas dos lecciones no fueron respetadas esencialmente en nivel del discurso
político, aún a pesar de la presencia del sujeto como proceso y del rescate de
la problemática de la conciencia (posteriormente reforzada con la critica del
socialismo real). El manejo del partido continuó siendo reducido a un meca·
nlsmo operativo del poder, al frenre de un sujeto preexistente lncambiable e
inmodificable. Estas son, en slntesis, las Incongruencias del mundo político;
ulteriormente mostraremos la n~esidad y pertinencia de observar las del
mundo académko.
La Idea del sujeto-proceso y la cuestión de la conciencia, se vincula con un
problema qul! es importante aclarar: al pensar el sujeto y sus formas de expre-
l'etUar la sodedod y a los sujetos sociales ~1
sión en términos dinámicos, quizá sea posible rescatar las potencialidades del
sujeto y de su subjetividad al interior de sus condicionamientos históricos. Esta
tarea de hecho no ha sido emprendida; su dilucidación depende de una dialéc-
tica de los condicionamientos históricos, es decir, de las limitaciones históricas
de múltiple naturaleza que se presentan ante un actor social constituido, que
al disponer de ciertas formas de organización y que, por lo tanto, se plantea
proyectos ante si.
Este tipo de dificultades no siempre se tienen presentes, en tanto no se
considere, en el analisis del sujeto, el problema de su correlato, es decir, el de
las díficultades externas al sujeto que, a su v~ también supone entender sus
dificultades Internas. Ese es el punto fundamental en el cual surgen también
consideraciones de caracter ideológico, a partir de las cuales es indispensable
el reconocimiento de los obstáculos que enfrenta el sujeto; en otras palabras,
el momento en que se tiene que considerar, en su real dimensión, la Idea del
sujeto como proceso que, desde el punto de vista de la construcción social. es
también la construcción del sujeto.
Esta problemática esta contenida en el interior de las limitaciones del sujeto.
siendo más compleja su comprensión, en tanto mas grandes son la. booreras
Impuestas a un sujeto. Este problema podría ejemplificarse con mayor claridad
en el ámbito de los sistemas represivos; por ello, no es extraño que, en distintos
contextos, ese fuera un tema que surgiera por ejemplo en Espal'la, a partir del
análisis del franqulsmo por parte de un autor como Claudin, y en Alemania
desde la critica al socialismo real emprendida por Rudolf Bahro. Ambos au-
tores, con distintos signos, asumieron el desafio de la construcción del sujeto
ante sus propias dificultades. Bahro planteó en su momento el problema de
enfrentar como un gran obstáculo (que se vincula desde luego con el papel de
la conciencia), en el plano de la subjetividad de los actores sociales, lo que él
llamó la subalternidad derivada de la división del trabajo, el fraccionamiento y
la pasividad proveniente de una suene de atomización del actor, es un producto
de la división del trabajo. Bahro teoriza sobre la necesidad de rescatar la idea
de sujeto como proceso y en ella la función que le asigna, en dicho análisis, a la
conciencia, cuyo papel es dar rumpllmlento a la Integración del sujeto y crear
las condiciones para su participación. Asl, formuló una serie de consideracio-
nes respecto a dos tipos de condencta relativos a la subjetividad del sujeto;
la conciencia absorbida y la conciencia excedente. La conciencia absorbida
opera, tanto en la dimensión del individuo, como en el plano de las diferentes
formas de expresión de lo colectivo. Ese tipo de conciencia supone un gasto de
energla o fuerza (que pudiera ser pslcosoclal) y responde, por decir lo menos,
a una polftica de conoplaclsmos; disputas de puestos y cargos, respeto de las
jerarquías, etcétera; este es, desde luego, un tema extremadamente interesan-
te que se expresa. para deorlo ~~ en las actividades de la vida
diaria y, por lo tanto, en la reprodua:icx\ nr.inariit que va conformando la masa
subalterna, teniendo, segun BaluQ. oomoo:asfundodeesa conciencia absorbida
la división del trabajo. En cambio, lo que-import¡J a la conciencia excedente que
presupone toda esa fuerza y energta. a la malp nos hemos referido, es que no
está sometida - y este es un punto fundamen1:af-. a flln9una de las limitaciones
y deformaciones de las divisiones o de los~ de trabajo.
A lo largo de esta.s conslderadones sobre la cuestión de la subjetividad,
hemos centrado nuestra reflexion enefdisouso pohtieo. Ahora es conveniente
preguntarse, cómo ha sido abordada la prob6ematita de la subjet:lvidad al Interior
del discurso académko.
B discurso académico es igualmente ampio y oene una historia tan larga
como la del discurso polltíco. En ese cfiSOirso, hay autores muy relevantes que,
desde diferentes perspectivas, apuntan al proaso que hemos Intentado analizar
al interior del discurso polftico; induso. me atreYeria a afirmar que ha habido
quienes han utilizado lnconfesadamente akJunos referentes provenientes del
discurso polftlco, Incluso en la elaboración de tesis doctorales de prestigiadas
instituciones conservadoras. Ejemplo de ello es la incorporación, en el estudio
de la subjetividad, de cierto tipo de literatura politlca que viene planteando la
cuesttón de la subjetividad desde el punm de vista de la pslcologfa lnfdntil, y
que estaría presente no solamente en el íncfJViduo, sino también en el sujeto
soclal que es su estado fundante (en témúnos de Alberoni). Esto nos hace
recordar aquella fuerza o masa (en la que pensaba Rosa Luxemburgo) que no
se agotaba en ninguna de sus formas de expresión, pero que formaba parte
de los procesos que fueron destacados en las distintas reflexiones teóricas: la
interiorización y la subjetivtz.a<ión de lo social, apuntando con ello a las dos
dimensiones de este continuo del cual partimos.
En este marco, resulta sorprendente abordar la gran discusión que, surgí-
da a partir de la obra de Maree! Mauss, ha sido planteada por varios autores
dentro de los cuales destaca Oumont por sus aportaciones originales. Oumont
planteó una discusión respecto a la dinámica que. a lo largo de la historia, han
experimentado el proceso de constitución del individuo y de la sociedad. Al
respecto desarrolló un conjunto de consideraciones de gran interés, que no es
posible aqul detallar sino tan solo nombrar1as, y cuyo resultado es la formulación
de algunas afirmaciones de gran riqueza.
Así, por ejemplo, un problema fundamental es la relación del individuo con
el mundo, a partir del an<111sis de ciertos tlpos de proceso de secularízadón;
al respecto, podrfamos afirmar que esa es una linea de pensamiento que está
centrada en la clásica relación entre individuo y sociedad. Hay Igualmente
otras discusiones, en la linea de recuperar el problema de eso que hemos de-
Penuria sodeclad y • los w)etos sociales 43
Juan Qulntar
El presente trabajo está escrito desde dos lugares: la historia y el oficio de his-
toriar y, por otro lado, desde lo que hace algún tiempo a esta parte se ha dado
en llamar eplstemologfa de la conc.lencla histórica o del presente potencial. Su
aspiración en ese sentido es contribuir a los esfuerzos que se están haciendo
para instalar un debate en la dendas sodale< Pn función del restablecimiento
de los puentes entre estas ciencias con la vida política y las emergencias de
nuestros paises. En este sentido, nuestra reflexión gira en tomo al tipo de
conocimiento que Implica la reflexión sobre la experiencia pasada, respecto
al significado y valor soclopolftico de ella, y acerca de la necesidad de trans·
formar el oficio de historiador mas allá de los caminos que transita el saber
académico. Debemos adelantar en ese sentido que nuestras reflexiones no
son lineales, ni pretenden involucrar al conjunto de los hist.oriadores en una
propuesta epistemológica preocupada más por lo que podemos ser que por lo
que fuimos, en la medida que consideramos licita la reflexión que tiene como
objeto lo segundo por sobre lo primero, sin establecer inclusive conexiones
explicitas entre una y otra dimensión de la vida social. la cuestión es que ello
no deberla incapacitamos profesionalmente para incorporarnos a una reflexión
sobre el pasado mas conectada con las fuerzas y conflictos que hacen la historia
en nuestros tiempos.
Partimos entonces de la caracterización de las relaciones que desde la
historia establecemos entre las distintas dimensiones temporales y la Inciden-
cia que ello tiene en la dinámica social, para preocuparnos luego por el papel
actual del historiador - en sus múltiples dimensiones- en momentos en que la
vertiginosidad de tos cambios sociales y tecnológicos parecen hacer imposible
todo tipo de comparadón de nuestros tiempos con los pretéritos.
47
- Corno funciona el hmon.ador ~~.e ~ sociales y políticos que
tienen fuertes perfiles éticos~ ,aa es;. •51p011Sabilidad ya no frente al pa-
sado, sino en cuanto a su capaod«f óe prefigo..r.~t nueYOS futuros? ¿cuál es el
bloqueo que lo reduye en una pQCtia vuea:wolcjena al drama social?. Bien,
como corresponde a las pautaS~ oo eJIS1JO, no dare una respuesta acabada
a esas interrogantes, sólo abrué puenas 1 p¡OOiel"'latizaré la cuestión tratando
de fortalecer la ne<:esidad de reno'o':M 1015 saoees mu al~.! de fas lógicas disci-
plinares que Imposibilitan un pensar cnticD. De manera que no deben buscarse
aqul soluciones, el historiador q~ • ••• Mb mn estas notas tiene en su caja
de herramientas un conjunto de ellas que~ que están -por falta de uso-
enmoheciéndose, deberá entonces "h.ncar el diente• allf para transitar nuevos
senderos. En el mismo sentido, la bUsqueda de ~tivas lnstitudonales, un
retomo a la narración, la construcoón de~ lnterdiscipllnarios con eje
en problemas actuales, el cruce y dlaloqo OXl uabajadores sociales y polfticos.
etc, son parte también de un arsen.!l que qwz:a ya no estén a mano y que
debamos readquirir y aprender • USil4 y 50ble eso no hay recetas. Tampoco
aventuramos aqul cuales serian los perfiles de la ·nueva historia" que reclama-
mos, aspiramos a que ello se haga en la medida que esa escritura comience a
desplegarse y ocupar memoria en las computadoras. El presente trabajo puede
entenderse en definitiva, como un ejeidcio de objetivación de los parámetros
que estructuran una forma de pnoc:ucar et o.'K>o ~historiador y que dificultan
enormemente una escrítura de la historia conectada con la práctica social.
Los hombres mantenemos una reladón con nuestro pasado que es siempre
problemática. Historiadores, S006Iogos. psicOiogos. etc, debaten permanen-
temente acerca de esta relación, y si h<ly profundas diferencias se coincide en
forma unánime en el he<:ho de que la memoria es siempre una construcción
social, Inclusive en su dimensión indiVidual, y ello no es poco.
El rememorar es un ejercicio siempre signado por nuestra re\ac'rbn con
los demás. En un nivel individual -es casi una perogrullada decirlo- mültlples
factores y relaciones inciden en ese ejerdcio en el cual lo que recordamos no
lo hacemos siempre de la misma manera. Es dedr que toda Imagen de nuestro
pasado que "traigamos" a nuestro presente, tendr.i siempre una carga cruzada
por la situación del tiempo que vivimos, de manera que constantemente resig-
nillcamos nuestro pasado en función de nuestro presente. La relación entre las
tres dimensiones del tiempo es algo de lo que no podemos prescindir.
Pen.ar la hluoria como o.ampaftera de la ~poranxa 49
de que la historia no tiene como fin Imputar culpabilidad slhO sólo revelar los
mecanismos Internos de los procesos históricos. la justicia penal tendrla en
los historiadores a destacados auxiliares ya que cuando se trata de almenes
polftkos de masas la justicia y la historia examinan los mismos problemas. su
contribución seria en ese sentido bien práctica y operativa en la resolución de
ese pasado y en la conquista de la justicia. En segundo lugar, su gran aporte
est.j en el plano de la puja moral de la sociedad y la conciencia histórica de los
sujetos. revelando "la matriz cultural de la herencia que pesa sobre ellos para
saber de qul! son responsables solidarlos y que parte de las tradiciones que
entonces constituyeron un funesto fundamento de motivaciones sigue vigente
hoy y requiere revisión~
Reiteramos, la historia acadl!mica ha hecho muy poco respecto a esta
cuestión, de manera que si desde los medios de comunicación se ha recalcado
con extrema simpleza, vil tergiversación y enorme eficacia, que cuando hemos
buscado caminos diferentes o nos dispusimos a tomar el futuro en nuestras
manos -equivocadamente o no- terminamos en el terror y la violencia, no
hay desde la historiografía seria una contrapartida que permita otra lectura de
aquella experiencia, ese lugar es ocupado desde la apertura democrática - por
lo menos en le Argentina por cJ buen periodismo.
En Chile el fin de milenio ha significado un importante "despertar• de parte
de la historiografía académica en el sentido de lo que comentamos. En efecto,
la detención del dictador Augusto Pinochet en Inglaterra y la publicación de
su 'Carta a los chilenos· -desde su fastuosa cárcel londinense- y la posterior
publicación de los Fasckulos de Historia de Chile escritos por Gonzalo Vial. ex
colaborador del general, como también la posición asumida por el gobierno -ante
las Cámaras- respecto a las violaciones de los derechos humanos de la dictadura,
ha provocado una pública y lapidaria respuesta de un Importante grupo de histo-
riadores chilenos. La réplica reconoció su motivación en 'hacer valer el peso de
nuestro parecer profesional y la soberanfa de nuestra opinión ciudadana sobre
(lo que consideran) dar una apariencia de verdad pública a lo que es. en el fondo.
sólo expresión históricamente distorsionada de un interes privado~
los historiadores chilenos en este sentido, que duda cabe, conforman una
gran - y tardla- excepción que no se extiende todavfa al contexto argentino,
donde la transidón democrática, la consideración que la sociedad argentina
tiene sobre la última dictadura -Iniciada en 1976- como la existencia de una
•corporación' de historiadores más robusta -pero no con buenos reflejos-
conforman una realidad muy distinta a la chilena, lo que quizá pueda crear la
imagen de que por ello no es necesario.
En general, sostenemos, hay un desentendimiento de los historiadores pro-
fesionales ante las exigencias del presente y ello pone en evidencia la necesidad
de transformar la escrit ura de la historia en algo más útil para la sociedad. No
e,s novedad en ese sentido. el hedlo ~qt.;e en el campo historiográfico profe- et
sional hay una enorme restnenoa a .,.ol'l!rlll úer:npo. esfue!"lo y conocimiento p<
en el análisis de esa franja del pasado opetCII'Ile 5'1 forma evidente sobre nuestro
presente, porque en ese caso la tefleQon hrstÓiica deja de ser una actividad de sa
académicos para ser un aux!l.at de la aaTridad politia, y la academia nunca es
quiso nadar en esas aguas. P\
Esa resistencia muchas YI.'CeS se expesa bajo la vestimenta de la •ecuani· bi
midad y seriedad' del hlstoriadof, es d!!a:. bajo.los ropajes de las exigencias del fe
oficio que requiere - lo que en~ es Yefdad- ciena distancia temporal para Su
emitir juicios más Integras y profundos respecto a los procesos sociales. He ta
alli -se afirma- la enorme difiarltad ~escribir historia del presente, que es la -a
dificultad de comprender el sentido de los acontecimientos contemporáneos ro
cuando éstos todavla no han revelado sus ronsecuendas y por lo tanto se des- ca
conoce aún su significación, el olido nos sujeta a lo dado y no a lo Inacabado.
"Es obvio -dice Habermas- que sólo los científicos íntegros que Insisten en la rk
diferencia entre la perspectiva del observador y la del participante pueden ser so
fiables como expertos~ [0
Puede entonces que esa histOÑ del presente -que involucra a nuestras m
vidas- no cumpla con todas las exigencias de la hi.storia seria - por llamarla de m
alguna manera- pero por más que a los "óentifteos lntegros• no les parezca
correcto, igualmente se realiza. No la hacen los historiadores, la confeccionan
los periodistas, los abogados. la militancia en sus distintos niveles y formas o
los pollticos de todo ¡M!Iaje, ¡M!ro no deja de hacerse porque es una necesidad
de la accíón social y polftica.
Es obvio que a esta altura de nuestra reflexión ya no miramos el conjunto
de la producción histórica, más bien nos preocupa aquella que esté dispuesta o
pueda tener corno horizonte y principal motivación de su escritura la construc-
ción de conocimiento para dar cuenta del momento histórico en que vivimos
y -en suma- de la lógica de poder en que estamos inmersos, lo que nos deve·
laría la existencia de aquellas realidades que se ocultan o disfrazan para poder
potenciarlas. Como se ha seflalado, hay contextos en que la convocatoria a
esa escritura va de la mano de una demanda de carácter ético, a pesar de lo
cual la respuesta ha distado de ser sustanciosa cuando deberla ser una de las
principales preocupaciones, en la medida que la responsabilidad ante la distor-
sión de la historia para que la sociedad sea comprendida más que simplemente
aceptada, es la dimensión social de un oficio que se desarrolla casi siempre
en la soledad del archivo. Se tratarla, en el fondo, del intento de superar o de
rechazar 1a esquizofrenia entre investigador y ciudadano fundamentado en
motivos éticos~ tensión que estamos lejos todavía de, resolver - o al menos
equilibrar- en la medida que son marginales los esfuerzos conectivos entre el
pasado Investigado y el presente vivido.
Ciertamente, este tipo de escrituras de la historia - de uso político- bien
sabemos que ha sido usada y realizada muchas veces con distintos fines. ·es
esencial que los historiadores recuerden esto. las cosechas de nuestros campos
pueden acabar convertidas en alguna versión del opio de los pueblos~ Pues
bien, como se ha ya mencionado, a pesar de ello -y de la tan defendida pro-
fesionalidad- no se deja de recurrir a la historia para pensar nuestro presente.
Sugiero en este sentido que el historiador, mucho más que cualquier periodis-
ta o abogado aficionado a las cosas y libros viejos, posee un arsenal técnico
- aportado por el eJercicio de su disciplina y la critica de sus pares- mucho más
robusto al momento de deconstrulr o desenmascarar realidades que se instalan
casi como mitos.
El superior tribunal de la historia -la exigencia emplrica de prueba histó-
rica, la supremacla de los datos- como la crltlca y el debate entre los pares,
son elementos que no deberlan conformar ninguna diflcultad para que el his-
toriador tome partido ante la realidad o, recordando a Marx, no se disponga
meramente a interpretar el mundo pasado sino también a transformar su
mundo presente.
'Que seguro era el universo de mi> libroso.., que cJ<acto •• orden dP mi biblioteca,
sublime escudo de Ideas donde crees que rl caos de la tierra no te alcanza_ Pero
de que sirven la belleza y la justlda encerrados en códices y estanterías.•? !Este
es el mundo y aquí nos quiere éiU"
Fray Santiago.
PRESENTACIÓN
¿Cómo pensar al tiempo desde las ciencias sociales? ¿Cómo hacerlo cuando no
se trata de cualquier tiempo, sino precisamente del tiempo histórico? Es obvio
que no existe una sola respuesta, sino múltiples acercamientos que pueden
permitir la comple]ización del tiempo en el discurso y en la Investigación de las
ciencias sociales.
Del tiempo puede hablarse como Ingrediente fundamental de algunas de
las teorias más Importantes en las ciencias sociales; también como un tema
de Investigación particular: de los muy conocidos análisis antropológicos sobre
la variabilidad de concepciones del tiempo en culturas diversas, a los estudios
que versan sobre el tiempo laboral o el tiempo libre en la soclologla Industrial
o urbana contemporánea, entre otros.
Pero no son dichos acercamientos los que más Interesan en este trabajo.
Sin soslayar la lmpo~ncla del tiempo como tema fundantt! de casi todos los
discursos humanos, incluidos en éstos los de las ciencias sociales, o bien su re-
levancia como objeto de estudio particular, intentaré másbien pensar al tiempo
social en su doble condición de ser, simultáneamente, dimensión constitutiva
de todo fenómeno socio-histórico y exigencia del conocimiento de la realidad
social presente.
La preocupación por desarrollar una reflexión en este sentido, se origina
en el reconocimiento de la Insuficiencia mostrada por las ciencias sociales, y
en especifico por la sociologla, para desarrollar una forma de racionalidad que
penetre en la lndole del tiempo como dimensión Interna, propia - y no externa
y ajena- a los fenómenos que aborda. Dicho en otra.s palabras, ante cierta in·
capacidad de la sodologia para desplegar una racionalidad comprometida con la
reconstrucción no sólo del Aulr temporal en el que transcurren los fenómenos
sino, también, de la temporalidad -o mejor aún, las temporalldades- mediante
las cuales cualquier fenómeno histórico puede mostrarse en su especificidad.
Parto de la convicción de que la naturaleza histórica de lo social exige pen·
sar, nuevamente, a la temporalidad social como un problema epistemológico,
teórico y metodológico fundamental para las ciencias sociales.
Por lo anterior, me propongo iniciar una reAexión que tome como punto de
partida una pregunta crucial: ¿cómo pensal"al tiempo desde y para las ciencias
sociales, hoy?
73
74 ¿Cómoponsarii1Cion<WSodolos,.,
A UA!IIe.RA DE RfCAPITULACIOH
S. Hay rastros del pasado que pueden ser rescatados del fenecimiento.
Son Indicios de un pasado no caduco que permiten construir el futuro en
el presente.
81BLI OGRA fi A
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Emmaleón
No hay duda que los temas sobre la cultura han cobrado una enorme Impar·
tanda porque en este último cuarto de siglo se ha acelerado la presencia he-
terogénea de realidades y mundos actuantes y posibles, las que Irrumpen con
una variedad enorme de contenidos e Implicaciones para la organización del
mundo social que, como dirfa Ginzburg, se realiza al"filo de cada dlcf.
Estas realidades y mundos pueden venir arrastrándose en largulslmos movl-
mtentos vernáculos subterráneos de experiencias pasadas, o ser el resultado de
los propios vaivenes que realiza el modelo dominante para seguirse sosteniendo
y desplegarse como la única autoridad para vislumbrar y dirigir la vida social.
De cualquier modo lo cierto es que al conocimiento producido en espacios
académicos, cientificos e intelectuales no le ha quedado más que abrir las
puertas a zonas y opciones de vida y de lectura allende consideradas como no
relevantes a la explicación de renómenos sociales, por ejemplo:
- la entrada de prácticas y saberes provenientes de distintas matrices
culturales o recuperados de la propia trayectoria cultural: salud, vivienda, ali-
mentación, relación con los objetos y la naturaleza, búsqueda de respuesta a las
circunstancias propias, etcétera, se ven permeados por terapia5. curanderismo,
chamanismo, naturismo, canomaooa. anrologla, disciplinas meditativas y tlani
marciales, nuevas lecturas de textoS s.qrado5. grt~baciones de música antigua p
o su mezcla con sonidos diferentes. bn
Tlbetanos, Indios del norte. concheros, etc., pueblan la Imaginación y las !'!\~
prácticas diarias de míllones de seres humanos con los universos de sentido 2CU
que cargan a cuestas. l!
- La propia desintegracion de los Estados Nacionales o los Intentos de ~
reintegración geopolftlca cada vez. mb se justifican por medio de criterios de socJ¡
Identidad social, cultural y religiosa Irlandeses. servlos, vascos, gitanos, hutus, i!CIW:
tutsl, mayas zapatlstas, etcétera nos colocan antl! fa cara terrible del genocidio y ca
y el sufrimiento que provoca la no aceptaCión del otro diferente. ~
-los fenómenos de categorfas antes margiNdas en el análisis social, como <:íoq
son fas campesinas, de género, étnicas. etanas nos provocan y cuestionan en •
nuestras propias maneras de reladonarnos con nosotros mismos y con aquellos
que forman parte de nuestras vtdas. A la vez que no pueden ser excluidas de los
graves problemas de la convlvenda polillca. la producción y distribución de la
rlque~a y la pobreza, o bien del as formas r('ltn()los fenómenos pobladonales aca-
rrean una disparidad de dlfiCUlt<~des en salud, vMenda, educación, etcétera.
Podfamos seguir en esta enumeración. pero lo que Importa señalar es que
por efectos de este contexto heterogéneo y dispar, la estructura y la admlnls·
trtlclón de las ciencias sociales se han reblandecido, la crisis de sus estamentos
se va acelerando y su modelo unitano y ~ parcelamlento va disolviendo sus
fronteras conceptuales y disciplinarias para dar paso a Intercambios, prés·
tamos. mezclas y t<~mbién recupeta<iones cñtlcas al limite de su modelo de
conocimiento (el racional), su modelo clvlhzatorlo (la modernidad) y su matriz
cultural (occidente).
Obviamente, con todo esto se desbastan los diques que fragmentan a los
seres humanos, al mundo social y a sus representaciones y lecturas en esferas
autocontenidas, contrapuestas y autoeJtduyentes.
los efectos de esta situación sobre el honzonte general de las ciencias
sodales no se dejan esperar. Por ejemplo, a nivel de los metadlscursos se recu-
peran o elaboran renexiones que rraspasan las fronteras disciplinarias: se trae a
escena a Foucauft, a la Escuela de Ftankfun. Nietzche y Cloran, entre otros.
para debatir sobre la propia razón de ser de las ciencias socio-históricas. Se
elaboran posturas que intentan hacer el recuento de lo ocurrido e Ir más allá
de los criterios cognoscitivos establecidos. sea para expandirlos y actualizarlos,
sea para destruirlos en su totalidad !por ejemplo. los posmodemos).
También se hacen nuevas lecturas de los mismos autores que en un momen·
to dado fueron tomados para fundamenw la estructura del conocimiento ahora
puesto en cuestlonamlento: Weber con sus Ideas de racionalidad sustantiva,
- · l a cultun o..,_ 1 clticubltr el mundo 97
El mosaico arriba mencionado de manera tan escueta ya nos deja ver cómo
se establecen relaciones de interdependencia entre un contexto cultural
contemporáneo, caracterizado por una variación y variabilidad enorme de
circunstancias sociales y humanas.
Sin embargo, la reflexión no puede agotarse en este primer plano de des-
cripción. La problemática de la cultura ha impactado tan profundamente a las
ciencias socio-históricas que las ha obligado a revertir sus procedimientos de
conocimiento sobre sf mismas. Es decir, a mi Juicio la Importancia de la cultura
en el marco de estas ciencias y diSCiplinas radica en su papel de •mala concien-
cia• que las lleva a autoconfrontarse en términos de su capacidad de análisis,
explicación y comprensión de fa reahdad social.
Pero<~hora,¿Porque la cullura juega este p¡pel de autorPRPidvídad que las cien-
das sodales se obligan a hace-sobre si mismas? ¿Que hayen la constit\ldón in tema
de estas ciencias que las ha hecho tan susceptibles a entrar en crisis de legitimidad
gnoseológka y a abrir sus puertaS a un proceso de reconstitución radical?
Cuando se quiere responder, la primera imagen que aparece a nuestros
ojos es, precisamente, la estructura del conocimiento formalizado que se ha
desarrollado en los últimos tres siglos y que aglutina a una cantidad de disc.lplí-
nas bajo el titulo de ciencias sociales. A partir de este momento lo denominare ob
conocimiento sistemático para ubicar nuestra observación en el marco de los QU
espacios académicos e int~ectuales o oentificos. Slll
Pues bien, sin entrar a detalles (porque el estudio de fas estructuras de
conocimiento sistemático están tmaliZ<~dos hasta fa saciedad) tomaremos so-
lamente un aspecto. Este se refiere. entre otras cosas. a que dicha estructura
y modo de conocer se ha basado en lo que podriamos llamar 'la posltlvidad de
los hechos': O sea, que diga lo que se diga. hay una sola realidad contundente,
susceptible de ser conocimiento: los hechos.
Ciertamente en varias tradiciones gnoseológicas se privilegia fa voz de los
hechos como criterio base del con~nto. Sin embargo, en la estructura
del conocimiento sistem~tico. para que los hechos hablen hay que partir de las
siguientes premisas.
a. En la constitución de fa realidad CoeJÚStl!n su expresión fenoménica
(fuente de apariencias engañosas) y su verdaden naturaleza: esa 'naturaleza
real• que hay que tratar de mirar lo m~s exactaiTiellte que sea posible.
P•nsar la culrura o""""" 1 dtS<ubrlr • 1muodo 99
A diferencia de otras vertientes donde hay que hdiar con esa expresión
fenoménica por medio de ver su papel condicionante en la configuración de la
realidad humana, en el conocimiento sistemático se opera tratando de domes-
ticar todo lo que ella tiene de vaivén, caprichosidad, ambigüedad, las múltiples
caras y ropajes con que se nos presenta.
b. Del lado del ob>ervador hay que controlar, entre otros sesgos, la Indis-
ciplina de las afecciones, preferencias, y apetitos; los cuales se alimentan de
esa apariencia engañosa ya que, por su propia ambigüedad, es proclive a ser
tomada para justificar cualquier orientación.
Este doble dlsclplinamiento trata de realizarse mediante una gama de
dispositivos metodológicos y analltlcos orientados a desarrollar una particular
manera de observación de la realidad social basada, fundamentalmente, en
hacer a un lado cualquier señal proveniente de la subjetividad del observador
y de la manera como se expresan los objetos de su experiencia.
La Introducción de campos tales como el analisis de la cultura pone en jaque
esta estructura de conocimiento. Esto es asl, porque la cultura tiene la virtud de
"contaminar• el campo de los hechos y de su observador, con la demostración
analltlca y fáctica de que esa dicotomia entre expresión fenoménica y naturaleza
•real y verdadPra~ nn sólo es limitada y reductora sino que está mal desde su
propio planteamiento: la expresión fenoménica no es una cáscara o vestidura
Irrelevante. Es parte constitutiva de la realidad porque en ella toma carne la
manera especifica como los grupos humanos. desde un contexto particular.
dan forma, configuran sus procesos de apropiación del mundo.
SI esto es conducente a lograr una visión más compleja sobre la realidad
misma, también hace sentir sus efectos para entender y organizar el papel del
observador. Respecto a lo anterior se pueden dedr muchas cosas. pero algo
que siempre se argumenta es que la cultura Inunda la captación de la realidad
social con la problemática de la InterpretaCión.
Con ello se desmistiflca la exigencia de desarrollar una lente capaz de
captar "objetivamente la naturaleza real" del mundo ya que. como cualquier
construcción humana. este dispositivo de observación está condicionado de
la manera siguiente:
- Se trata de una lente que al tener un propósito ya determinado (eliminar
la expresión fenoménica) está adherida a su objeto. es decir, no hay indepen-
dencia entre el hecho y el observador. la lente crea su objeto.
- Se trata, por tanto, de una lente relativa: lo que se observa a través de
ella es sólo esa parte que ya ha sido definida por ese propósito antecedente.
Este propósito que construye sus objetos y que dota de relatividad la
observación de los hechos tiene su fundamento en un ángulo de lectura del
100 ¿Cómo pensor las Ciencias SoóJIIn ~
mundo, cuya particulandid está o:aa.1 por &. INUiz cult\Jral donde se sitUa el L
observador y el desarrollo de sus~ onto
Ahora bien, parec:lera q1.2 el CDII'Idiór:lnat-.to cultural y el papel de la devl•
Interpretación son temas~~~ la r:son. dé conocimiento sistemático zona
que ahora se reVienen ~El DaB ~desde sus propios cimientos. las<
En d erto sentido esto es Ol!llD Q'-~ el problema de la Interpretación, por
ejemplo, ha torTiéldocarta~~enUIIOIPOSdeestud'JOtales como lo simbóli·
coy el anál~delaculn.n.l.OS~teliá&Jcilllneuu:er.mexcluldos de losterrenos
-Trt
del conodmlemo sistemancDos..bordnados a cumplir un papel complementario 00
o de rellerJO para cubrw -~ ¡j di:Sciplonamiento "dentlflco~ me
Pero también es Cierto que. al MenOSf*lllasoenclas sociales, la problemáti-
ca de la Interpretación oose ~.;;o de m.aneR aislada a sus propios desarrollos
y rectlflcadones, sino que la vlene:vra.suandodesde mucho tiempo atrás para
debatir sobre la naturalez3 ~ áe las: iCUIS de apropladón del mundo.
De todas maneras, se puede m<Jduíf que el análisis de la cultura y nociones - PI
ligadas como lo simbólico SOl' •elanvami!'nte nuevas para las ciencias sociales.
Es decir, tales fenómenos adqu~en la nomenclatura que conocemos y su
-P
estatuto de objetos y de cateqorils ~ ·c.s solamente en, me atrevo a decir,
los d os últimos siglos. ..,co
Asf. como campos, objetos y a~ias de análisis, los problemas del análisis
cult ural resultan de un debate y redeflnidón de un limite que Impusieron los -l
re
propios estamentos dellogos(CDmOpensa!lllel'ltoy palabra) que han sustentado
n•
las estructuras del conocimiento sistenáuco. JT
Para esta ocasión a ese ltmite le pondremos el nombre de racionalidad por- (f
que nos resulta más familiar y porque es el más circulado dentro de las dlscursl- o
vldades de las disciplinas socio-históricas. Esto no significa que la racionalidad d
y
contenga toda la PfOblemátia de los modos de apropiación y de instalarse y
vivi r en y el mundo, pero si ha sido uno de los aspectos más señalados y deba-
tidos sob re todo en los últ1mos t•empos.
Pues bien, tornando el arteno de lo racional, diremos que es un limite de
fragmentación no sólo conceptUal. epistemológica o sociológica. También es
de carácter metafislco y ontológico en cuanto se instala en el terreno de la
atribución de las propiedades de la reabóad yen la atribución de la naturaleza
del ser humano.
Lo racional es un limite de fragmentación ontológica y metaflsica porque,
al igual q ue con la luna. separa el ser de los seres humanos en dos zonas de
observación: una luminosa que podet110S ver directamente o a través de ciertos
dispositivos, y un lado oscuro que en el mejor de los casos podemos inferir por
medio de una relación especular lo 1ea de espejo). donde eSte lado oscuro es
la imagen Invertida de lo mismo.
Pensar la culru~a o ve~- a descubrir el mundo 1O1
81BLIOG~AFIA
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INTROD UCCIO N
11 9
unos lustros me encontram con qae ~ :an operado tres desplazamientos
básicos en la teorfa: a. Del análsis a l.a¡:.cdCiípejóot; b. De la legalidad a la étiar
c. de la verdad al consenso.
~- modeto discursivo hmaUt .. e - • - cid OU'O ..! ""'=ho de qooP esu!n presentes
-o dicho en t~rmlnos rnetzllnO!- 'l:ioloca la capa<:idad del reconocimiento del otro
bajo la reserva de la con~ üOfii<SmO ·- la manra de las teorías dtl
discurso, empeñadas en~~ con consenso. olvidan que hay palabras
cuya verdad es 14 denundl y par tar".:O@! cllseuo· (Reyes Mate: 82 y 83).
Aparece con esto un doble nivel en el desafio, por un lado la validación ante el
discurso de nuestra época y. por otro. la toma de posición por aquellos que. aún
siendo mayor la, sus Intereses no tienen un lugar en los consensos actuales y cuya
Irrupción o su señalamiento constituyen hoy los disensos en la discusión.
Con estas Interpretaciones sobre el cambio experimentado en las dencl.ls
de la polltlca y con las salvedades mencionadas Intentaré, ahora sf. echar una
mirada a los temas de demCICr.láa gobierno '1 actores sociales.
8. lA DEMOCRACIA
Sin duda que el Siglo XX será cOilOCido como el Siglo de la demacrada re-
presentativa, la que parece agotarse en las caracterfsticas expresadas por
Huntlngton:
P&M3r la polittca detde t.. Incredulidad 123
"los gobíemos creados por medio de elecdones pueden ser .neftdent~s. corruptos
de corras miras, lrresporuables, dominados por intereses concretos e Incapaces de
adoptar las polltlcas que exige el bien público. Estas cualidades los convierten en
gobiernos Indeseables pero no en gobiernos 'lO democráticos~
••. siempre que la mayorla de los que toman las decisiones colectivas del poder
sean seleccionados a través de limpias. honestas y periódicas elecciones, en las que
los candidatos compitan limpiamente por los votos y en las que virtualmente toda
la población adulta tiene el derecho a votar" (Hunrington: n y 20).
•Resueltos a continuar el proc:eo de creaoón de una Unión cada vez más estre-
cha entre los pueblos de Europa, en la que las decisiones se tomen de la forma
más pró>dma posible a los dudadanos. de acuerdo al principio de subsldiarledad'
(Bolxareau).
El referido principio de subsidiarledad plantea que nada de aquello que pueda
ser realizado por un gobierno de orden más bajo deba ser hecho por otro de
mayor amplitud, con lo cual se pretende que las decisiones sean tomadas donde
el gobierno se vuelve algo concreto para el ciudadano, como para vigilarlo y
acotar su desempeño.
Tenemos entonces que las Instituciones construidas por la democracia
representativa se ven tensionadas tanto 'por arriba' por los espacios multila-
terales de decisión que asumen muchas de la funciones que eran atributos del
Estado/Nación sobre todo en el campo económico, como también •por abajo'
por las demandas de los gobiernos locales de mayores espacios de decisión; con
lo anterior se van segmentando los ámbitos de decisiones en múltiples niveles,
pero sobre todo la Idea de soberanla tiene que Irse redefiniendo, apareciendo
esta ya no como el atributo de un aparato centralizador de la polftica, sino como
un complejo entramado de múltiples soberanfas, que más que hacer pensar en
la gobernabllldad plantean como reto central la gobernancia.
111. La demanda de participación. Los lfmltes de la democracia represen·
tativa no sólo aparecen frente a la incapacidad de la polftica para ofrecer
mejores condklones de vida o frente a las exigencias de la globalización, sino
con sus que tal v~tt precisamente por Plill< y también por la propia maduración de las
ia efectiva sociedades, los ciudadanos ya no se conforman con ser meros espectadores
~~oasa1n los o legitimadores de las decisiones que les afectan, sino que también reclaman
este siglo intervenir en ellas. Existen:
RsrE~alesde
aludida •... fuerzas más profundas que estAn remodelando la sociedad global, entre ellas la
demanda de autonomfa Individual yla emergencia de una cludadanla mas refle;clva.
l..l democratluclón está desbordando la democracia (...) Supuestamenre bastante
abiertas. las lnstlrudones líberales democráticas de la mayorfa de los paises han
dependido en la priktka de acuerdos entre bastldon!S, prerrogauvas y prebendas.
Uno de los mayores cambios que afectan a la esfera política es que los gobiernos y
los ciudadanos viven ahora cada vez más en un en tomo único de Información. Las
formas e;cistentes de hacer las cosas se someten a escrutinio y se amplia la gama
de lo que es considerado como corrupto o Inaceptable· (Glddens: 87 y 89).
Desde el punto de vista del utilitarismo la tecnología que requiere el ejercido del
gobierno es la del conocimiento de las preferencias del os ciudadanos. El punto de
partida lo ubica en la gobemabilidad de lassociedades. considera que el exceso de
demandas hacia el gobierno y lo limitado de sus recursos para darles respuestas
habla puesto en serios aprietos a la gobemabir!Ciad, para tal propósito se requiere
Ct
la disminución de los reclamos de los Intermediarios sociales profesionales y la
SE
revigorjzación de los partidos pollticos.lo que Incluye su apertura a la diversidad
social, sln representar exclusivamente a algtmo de sus sectores. Por parte de
los gobiernos resulta necesario que liSUinall weas realistas y que no aquellas
que puedan ser desem~das con v~ P<1f los agentes privados, los bienes
que se reclama del goblemo son los que soümenteel puede proveer, son bienes
Pensar lo poti<lud..de 11 looedulldad 127
•Afirmar que las elecciones sociales deberian depender de las preferencias in·
dlviduales deja abierta la cuestión de cuál es la forma en que las preferencias
serian relevantes l-1 Del mismo modo que la elección social puede basarse en las
preferencias Individuales, estas últimas a su vez depender~n de la naturaleza de
la sociedad. Asl pues, la Idoneidad de las reglas alternativa de elecd6n colectiva
dependera en parte de la estrucwra precisa de la sociedad:(Sen: 16-20).
Un matiz en esta perspectiva estaña dado JXK" aquellos que no se hacen tantos e
enredos e Ilusiones como los antef!OfM, ubican la acclón gubemamenta~ de lació
una manera mucho más pragmatica. asumtendo la tmposlbllldad de prever y a
proyectar todo, pensando entonces los rn«.anlsmos de adaptación de quienes tran!
desempeñan los puestos y actividades de gobierno a las cambiantes condldo- ral, 1;
nes del contexto (en el q~ue entran preferencias, problemas, lineas pollticas...), bajo
el enfoque es de aprendizaje a través de las diversas situaciones, parten del slenr
supuesto de que un gobierno puede equivocarse, pero lo que no puede hacer Ideo
es dejar de decidir, desarrollan entonces un enfoque incremental ecor
de k
'El lnaemen~alismo es un mfiodo de «<<ón social que toma la realidad existente de f¡
como una alternativa y compara las probable ganancias y pérdidas de alternativas
blan
estrechamente vinculadas. haciendo I JusteS en la realidad e~istente, o hadendo
ajustes mas grandes acerca de cuyas comecuendas se sabe aproxlmadamente unn
tanto como respecto de las consecu~~s de la realidad existente, o haciendo anal
ambas cosas a la vez•(Oahly l indblom: 10n. requ
Hubo un auge Inusitado de los nuevos movimientos sociales que fue bastan·
te tematizada, no ocurrió lo mismo con su crisis, que se precipitó mucho más
rápido que su auge y que aún ahora sigue estando pendiente de explicación,
Lo
más allá de románticas nostalgias, sobretodo queda pendiente comprender el ésr
papel que en esta crisis pudo tener el desprecio en traducir en nueva lnstitu· vál
cionalidad los productos de su avance. allá
A diferencia de la relación entre clase y movimiento no se puede establecer
intt
un proceso tan claro de continuidad y ruptura con el asunto de la ciudadanra, tal
la que tal vez pueda ser un producto de múltiples desencantos. Por un lado, el im¡
desencanto de los liberales que ya no toleran los desvarios del neollberallsmo; has
de los de Izquierda que ya no cupieron en los centros agglornados (es decir:
corridos a la derecha), de aquellos a los que después de múltiples búsquedas les cor
seguía faltando un discurso y un espacio polftico propios. Son conclen tes de la cor
Importancia de las Instituciones, sobre todo en la transición, pero reivindican diS1
la posibilidad de Intervención en las decisiones desde los espacios no instltuclo· blé
nalizados; ponen el acento en la democratización como la Intervención sobre las
actos de gobierno vigilando, participando en el diseño e Implementación de las tan
pollticas, pero sin necesidad c1P form~r parte del<!parato gubernamental. Pare- div>
ce que nunca como ahora ha habido consenso en torno a la reivindicación del de
concepto de sociedad civil, pero nunca como ahora ha habido tan poca claridad got
sobre su signifteado; tal vez algunos elementos se puedan apuntar. y la
Uno de sus elementos básicos es la incorporación de las condicionantes
materiales. justamente en una perspectiva de condicionamiento y no de de- del
termlnadón, no se pueda hablar de Sociedad Ovil si no se tienen en cuenta lab
los aspectos materiales que condicionan la identidad de los sujetos sociales. pro
aunque estos no se pueden reducir a aquellas. La apelación a las condiciones del
materiales supone entonces el reconocimiento de la Igualdad formal en medio quE
de la desigualdad real. Es en el espacio de la Sociedad Ovil en el que se da la c:iuc
pugna por la construcción-transformación de las Instituciones, es el espacio
tarr
de lo instituyente. no de lo Instituido. En la sociedad civil es en donde se da cor
el proceso de construcción - transformación de las identidades de los sujetos, liza
construcción- tran.sformaclón que supone la interacción social y. entre otros.
las•
el diálogo a partir de argumentos racionales y razonables (en el sentido de eje1
que parten de las premisas aceptadas en un momento histórico especifico).
act•
La interacción social supone el conflicto, aunque no se reduce a él, es una de cuy
sus partes integrantes. org
En términos estratégicos podemos decir que clase, movimiento y cludadanla lnst
conforman lógicas distintas de actuación, pero de alguna manera los tres son
necesarias para una posible estrategia de transformación, ¿es posible pensar que
en puentes comunicativos y estratégicos entre estas diversas formas? Intentar con
responder requiere empez.ar a concluir.
Peruar la polltiCa deJdola lncredulidad 133
CONClUSióN
llámase éste Estado, Clase Dominante o Neolíberallsmo, habrfa que descubrir Habe1
que por detrás de los cambios no hay más que los éxitos y fracasos de Jos di- Bt
versos actores que compiten por la conducción de la sociedad y que este mo-
mento de caduddad de las viejas formas de Institucionalización de las prácticas Huntll
profesionalizadas de la polltica y cuyo reemplazo reclama el éxito de valores. Be
procesos y estrategias constituyentes en una dialéctica en la cual los diversos
actores transitan de sociedad civil a Institución cuyo resultado es la recreación Klilsbe
de la polltica y la negación de los actores como sociedad civil, cumpliéndose la
msb
máxima de Goehte de que todo lo que nace mere<e perecer. er
Una visión tal de la polftica no espera cambios epoca les pero si signos de 19
transformación; pensando a partir de Jos excluidos, adecuando las Instituciones
polfticas y de gobierno, construyendo puentes entre las diversas formas de O'Con
acción polftlca para la construcción de consensos pero también para el proce- Pe
samiento de los conflictos y las diferencias, abriendo espacios para la expresión
de los disensos como una forma necesaria para la creación de condiciones que Oife. e
si bien pueden no realizar permitan avanzar hacia la vida buena. Nc!
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!!l VA
VIl. PENSAR LA ECONOMIA HOY EN AMERICA LATINA
1)7
del lllosofar del hombre en general. en el espacio de la economla al parecer elucubra'
Latinoamérica procreó, con la escuela de la CEPAL y sus continuaciones -¿y DesarroU
aún con el pensamiento neollberal, homogenefzante de por sf, pero ejercido Enur
con peculiaridades en estas comarcas?- una veta de conceptualiLlclón propia, latinoam
un patrimonio cognoscitivo común al que deberlamos poder recurrir para dar ese asun
cuenta de nuestra experienc.ia del vivir. este salt
la economla en tanto discurso, junto probablemente con la literatura, Internad
constituye un vector ineludible de lo latinoamericano, uno de los ejes de su desde fu
creatividad, de su riqueza. De ahi la dificultad de pensarla. de aprehender su bienes Ir
desenvolvimiento en un sentido pleno, más allá de su idea abstracta recogida o produ•
en los libros de texto de la dlscíplína, sino de captarla en la riqueza de sus sustento
determinaciones como universal concreto, hecho, como hubiera subrayado mentetl
Hegel, de un Infinito de dimensiones. Pensar la economla en América latina, peculiar
reflexionada realmente y no sólo habitar en su vocabulario, requiere partir torno a 1
de la constatación de que al abordarla nos estamos enfrentando no sólo a un se ejercr
cuerpo de doctrina, a una rama académica, sino también y sobre todo a una impacto
cultura; a una cultura polltica, en primer lugar, pero también, a un conjunto las esfer.
de manera~ de vivir, simbolizar e Interpretar las vivencias en estas latitudes. Hoy
La economla forma parte de la imaginación latinoamericana y en tanto tal internac
merecerla un estudio detallado de sus tropos y narrativas, de sus Imágenes en la es!
y seducciones, de su bestiario, de sus editoriales y libreros, de sus premios, financie
prestigios y reconocimientos. cadone
lo caracterlstlco, me parece, de la experiencia cultural-económica latinoa- más pro
mericana radica en que, a diferencia quizás de lo que ocurre en otras reglones, travésd
lo económico ha servido aqul como un dispositivo al que se ha recurrido, contem
permanentemente, para pensar otras cosas y no necesariamente los objetos que en
y relaciones que se supone constituyen el ámbito del valor, los precios o los ygober
mercados. lo mismo podrla afirmarse, para continuar con el parangón, de la Pod
literatura en estas latitudes. En relación a ambas prácticas -literaria y económi- de lo ec
ca- podrfa descubrirse que a través de sus enunciados los latinoamericanos han tincion
entretejido elucubraciones de muy diverso tipo, no necesariamente aquellas que nos su~
explfcitamente mentaban los textos de Prebisch o Garcla Márquez. Se hablaba refierer
si, de sustitución de Importaciones, pero a través de ese vocabulario pugnaban produc
por acceder a la conciencia, por ser por fin pensadas, otras dimensiones, po- pueder
deres, sujetos y dudas acucfantes de los habitantes de estaS orografias. Están dado a
por verse cuáles podrlan haber sido los asuntos que en América latina fueron dar, el~
reflexionados en clave literaria, cuáles las preocupaciones profundas que se NUI
procesaban a trav~s de brillantes narrativas. En el terreno de la economla, sin laspolf1
embargo, una problemática central, no necesaria ni principalmente económica, a refle)
recorre a mi parecer desde las elaboraciones pioneras de la CEPAL hasta las desarrc
Pensar la Economfa hOy en Am6tica 1.1\llna 139
(...) no existe una estructura politica o autoridad que actúe sobre la economfa
global. Existe, sin embargo, algo ahl que debe ser descifrado, algo que podrla
describirse por el término francés de nébuleuse o por medio de la noción de go-
bernabllidad sin gobierno
•Modelar las formas de gobierno'; si, pero tampoco simplemente eliminar- eco no
las. Declamas lineas arriba que la palabra gobierno posee se abre al menos a queh;
dos senderos: conducción de los asuntos públicos -o las instituc.lones fincadas N~
para ello-, o bien orientación de la propia vida, regulac.lón de las propias pasio- lagob
nes e Intereses, habilidad para sortear el tránsito por este mundo. Pues bien, Estad e
la economfa en general separa y contrapone ambos significados y, en última undó1
instancia, considera que la única gobernabllldad válida es la de los Individuos entod
sobre si, cada uno. El gobierno en el sentido de aparato de administración y la ec
pública, sólo puede justificarse, acaso, si permite la gobernación Individual. Lo SÓlO sE
mejor seria la retracción total. elejen
Y ello porque en el fondo la teorla económica es un discurso escéptico En la1
respecto a que puedan superarse las limitaciones de lo humano, tanto en su las fun
aspecto moral, como en cuanto al carácter ontológico de la flnltud. Es el inte- que p
rés, el deseo de lucro lo que mueve a los hombres. Su orientación Individual, la trata, 1
dirección que Imprimen a sus propias vidas, carece de motivaciones sublimes y dictar
está atado a su ser finito: no podemos concebir o perseguir valores universales, prodUt
porque nuestras capacidades para preocupamos por los otros, el alcance de Co
nuestra dotación moral es limitado; más allá de cierto perlmetro, no es cierto alea m
que podamos sentir compasión por el otro. cada quien lo mejor que puede es una
hacer es perseguir su propio Interés y confiar en la mano Invisible porque no para e
hay salvación ni superación de las murallas propias. la teor
No sólo en el terreno moral, también en los aspectos cognoscitivos de lo latinoc
que puede ser aprehendido por los seres humanos. En uno de los argumentos lndusc
más fuertes que se han elaborado para justlflcar lo mercantil, Friderich Hayek enlgm
ha Invocado a la finit ud, y no al egolsmo. como puntal de la necesidad del po QUE
mercado: es de Importancia menor si los Rnes por los que cualquier persona se cumpl
ocupa comprenden sólo sus propias necesidades Individuales o si comprenden inOuer
las necesidades de sus más cercanos o aun más lejanos compañeros - esto es, siemp1
si es egolsta o altruista en el sentido ordinario de estas palabras. El punto que conce1
es importante es el hecho báslco de que es Imposible para cualquier hombre quepr
examinar más que un limitado terreno, ser consciente más que de un limitado lldad f
número de necesidades (...) Los fines a los que él (cualquier hombre) puede disto~
estar abocado, serán solamente una fracción infinitesimal de las necesidades acuerc
del hombre. la•sup
Ningún sujeto sodal o colectivo - ésta es la duda que Introduce lo económi- En
co- est~ en posibilidad de superar o trascender las limitaciones de los Individuos, dicion•
porque, en efecto, todo sujeto es ya de suyo un Individuo, flnito por mas que aplicar
llegara a ser muy grande. Si el Estado pretendiera tener títulos especiales para forma
ejercer el gobierno de lo social, acaso por poseer una perspectiva o conocimien- ¡.,prO\
to mayores que los de las personas. o por poseer legitimidades de otro tipo, la limite
Pefuor la Economio hoy tn América YlinO 143
-
1<46 ¡Cómo pensar l.u Oenclas Soc:lalti hoy!
Para América latina los ochentas fueron años perdidos. la pobreza, la des-
9 Ualdad y la exduslón crecientes en los paises, se vieron acampanadas por
una homogeneización igualmente progresiva de las concepciones, pollticas y
problemáticas de la economla. Señala el Sistema Económico Latinoamericano
en un reporte que ya hemos citado antes:
la reglón latinoamericana y caribeña ha experimentado, desde los años
ochenta, la puesta en práctica de un paradigma económico aplicado con pocas
variantes a economlas muy dispares. Al renunciar amodelos endógenos, la agenda
ha sido la misma para la mayorfa de los paises: apertura comercial y financiera,
privatización y reducción del sector público, eliminación de subsidios, reformas
de los sistemas de seguro social, flexlblllzadón de los mercados laborales.
Sobre todo privatización. Pero ¿cómo hacer congeniar estos signos oml·
nosos de homogeneidad y unidenslonalizaclón del pensamiento, con otros
rasgos que también han acompañado a Latinoamérica en los últimos lustros?
Pensamiento económico al parecer único, en efecto, pero al mismo tiempo
renacimiento de las democracias o, incluso, impulsos renovados de lntegradón
regional: Cumbres latinoamericanas periódicas y acuerdos de comercio de
los que se anuncia alguno nuevo cada semana. ¿Qué es, pues. lo que se vive
hoy en América latina? o bien, otra manera de plantear lo mismo, ¿cu.il es la
relación entre economfa y po11tica7 ¿Tendrán razón Fukuyama y otros cuando
afirman que al fortalecimiento del mercado corresponde la consolidación de la
democracia? ¿Se acilbó la historia?
¿Pero se pueden pensar preguntas tales, en el marco de las problemáticas
que venimos examinando, con esas reglas léxico-argumentativas?
El neoliberallsmo es, qué duda cabe, un proyecto radical de despolitlzadón
de las relaciones sociales. pero sobre todo es, en positivo, el propósito afirmativo
de la economizaclón de todas las esferas y vincules. Es el empeño desmesu-
rado de llevar la gobemabilldad sin gobierno al horizonte de todo lo que es.
Es, en ese sentido, una utopla, una fe, una misión, una llumlnadón religiosa o.
simplemente, lo que antes hubiéramos llamado una ldeologla.
Que todas las decisiones que involucran escasez, recursos limitados, finitud,
sean tomadas por un dispositivo impersonal - el mercado- de tal manera que los
resultados no sean Imputables a nadie, a ningún designio, a ninguna mala fe. o
incluso aningún princ.lpto de justicia que, por m~s racional que fuese, aún estarla
sometido al disenso, al conflicto, a la violencia. Lo mercantil significarla, dice el
credo, no estar sometido al arbitrio m.is que de si mismo: la única gobernación
seria la de uno sobre si. Pero, paradójicamente, seria un gobierno que siempre
de entrada habria fallado pues si hay mercado es porque no podemos alcanzar
nunca la mejor alternativa. Tenemos que elegir porque lo óptimo, el realizar Una teo
todos los deseos no es alcanzable. El mercado es el símbolo de la reslgnac.lón lo públi
ante la finitud. Es el encerramiento decepcionado en la jaula de las propias pre- La~
ferencias. Sobre todo eso: las preferencias. El mercado es amoral en el sentido dice. en
de que no exige ningún fin en particular, ni prohibe de entrada ningún querer hacia lo
o conducta. Pero vuelve a todas las inclinaciones comparables, negociables, medias
intercambiables: un dolor a cambio de dos alegrlas, un amor equivalente a servicio
seis tristezas. El individuo deviene negociante. mercader de oportunidad de si predsa
mismo porque su querer, si bien tal vez no haya sido coaccionado, si en cambio Pere
ha sido modelado: su de.sear ha sido formalizado, sometido literalmente a una que cad
forma, a una horma, a una preferencia. to, exd1
Ni hacia uno mismo ni hacia la sociedad el mercado genera equidad. Además reseñad
de normalizar las inclinaciones favorece sistemáticamente una.s preferencias radica e
sobre otras, o unos preferldores sobre otros. y elimina sistemáticamente a tran en 1
algunos. tamo Individuos como deseos. Incrementa ciertas habilidades, ciertas nuestro
estructuras personales y sociales que de ordinario se engloban bajo el lema de la exclu.
la competencia, pero castra, bloquea, deforma, empobrece y excluye al resto ya ni sic
de la personalidad y de la sociedad. El Informe del Desarrollo Humano 1999, pobre.~
del Programa de las Na dones Unidas para el Desarrollo lo explica muy bien: Ha~
Los mercados competitivos pueden ser la mejor garantla de la eficiencia, ral, trae
pero no necesariamente de equidad. La liberalización y la privatización pueden progran
construir un paso hada los mercados competitivos, pero no una garanria de tlvos pa
lograrlos. Y los mercados no son nlla primera palabra del desarrollo humano las lnstit
ni la última. Competitividad no implica, pues, equidad Pero ¿que se sigue de rendiml
un aserto como ese cuando lo mercantil se difunde a cada vez más ámbitos? general
Continúa al respecto el PNUD: en el co
Cuando el mercado va demasiado lejos en el control de los efectos sociales y indivldu
políticos, las oportunidades y las recompensas de lamundializaclón se difunden de pero no
manera desigual e Inicua, concentrando el poder y la riqueza en un grupo selecto del mlec
de personas, paises y empresas, dejando al margen a los demás. (...) Cuando el Si ca
afán de lucro de los participantes en el mercado se descontrola, desaffan la ética y a cont
de los pueblos, y sacrifican el respeto por la justicia y los derechos humanos. de ocun
Como parte de la globalización, si entendemos por este vocablo e~trallo se redu:
la difusión de la regulación mercantil a cada vez más esferas, Latinoamérica las deuc
ingresa ya a la Tercera Ola de la privatización. Si antes el Estado se deshizo hastaak
de los bancos y después de la infraestructura, hoy se trata de trasladar a las quelad
empresas privadas los sectores sociales. especialmente, la salud y la educaclon. pasa ent
La argumentación esgrimida para justificar este paso asume de inmediato, piel par.
sorprendentemente, que en efecto el mercado no provoca equidad, pero a atentos,
dedr de los agentes prlvatlzadores, menos aún la produce la acción estatal. de la ad
Una teorla de la decepción, declamos, porque según esto si lo mercantil es malo,
lo público es peor.
La privatización de los servicios sociales cumplirla un rol justiciero, se nos
dice, en la medida en que se adlclonarfa con una serie de apoyos focalizados
hacia los más pobres. Se cancelarla as! un subsidio impllclto hacia las clases
medias que hasta ahora se vieron beneficiadas por el acceso universal a los
servicios subvencionados. Equidad y eficiencia a trav~s de la identificación
precisa de los targets.
Pero tras este discurso aparentemente equlllbrador aparece la realidad de
que cada vez que un programa focallzado selecciona a alguien como su obje-
to, excluye a algún otro. Es la versión latinoamericana del Horror Económico
reseñado para Franela por Vlviane Forrester. Porque si en Europa lo horrendo
radica en que toda la cultura, el reconocimiento y la valla de la persona se cen-
tran en el trabajo, precisamente cuando la economla ya no produce empleo, en
nuestro continente ese horror se ve duplicado por otro, a saber, por el temor a
la exclusión total. No sólo el miedo al desempleo, sino el temor a no ser objeto
ya ni siquiera de la mfnima Individualización que ofrece el poseer un carné de
pobre. Sin eso se es una nada, menos que cero.
Ha sido señalada con frecuencia la radical Individualización que, en gene·
ral, traen consigo las acdones neoliberales. No sólo cuando se aplican en los
programas focallzados de subsidios, sino cuando adoptan la forma de disposi-
tivos para incrementar la competencia en todos los ámbitos, por ejemplo en
las Instituciones educativas - sistemas de puntos para premiar salarial mente el
rendimiento personal-. Ha sido denunciada también la promoción Ideológica
general del egolsmo: la entronízaclón de Imágenes del éxito personal basadas
en el consumo en solitario, en fin, la reducción de las formas del compromiso
Individual al limite de la dádiva, la caridad, la fllantropla. Todo esto es cierto,
pero no capta aún otro aspectO del individualismo neollberal, a saber, la difusión
del miedo, de la incertidumbre, del estar a la expectativa.
SI cabe siempre la posibilidad de no ser uno quien reciba la tarjeta de pobreza
y a continuación ser arrojado al limbo de la Inexistencia social; si siempre pue-
de ocurrir que los estfmulos al rendimiento sean menores esta vez y el salario
se reduzca a la mitad; si puede suceder que las tasas de lnter~ se eleven y
las deudas personales, como sucedió reciememente en M~xico, se agranden
hasta alcanzar a los bisnietos; si Incluso mas allá de lo económico puede ocurrir
que la delincuencia Impida cotidianamente nuestro regreso a casa, si todo eso
pasa entonces, qué duda cabe, estaremos alertas, ojo avlsor, sentidos a flor de
piel para captar todos los signos, para movemos rápido, más rápido, siempre
atentos, siempre expectantes. El neoliberali3mo es la práctica Institucional
de la administración de la conducta a través de la gestión de expectativas. Su
efectividad requiere inevitablemente, como condición sine qua non, reducir
los horizontes sodales al corto plazo, los horizontes de Futuro a fas señales
inmediatas. Es un disciplinamiento social a través de la promoción de un miedo
atmosférico, intangible pero omnipresente.
E1 neollberallsmo es en este punto un régimen que, más allá o a través de
las políticas privatízadoras que promueve, consiste sobre todo en un dispositivo
dirigido a fa imaginación: los actores interaccionan a través de desplantes, de
gestos de poses; el gobierno no anuncia tasas de inflación para el año siguiente
con la convicción de que nadie vaya a creerle, sino para alinear las expectativas
de los demás; lo mismo que los empresarios y los diferentes poderes se fintan
unos a otros, desenvolviendo un juego de gambitos y garlitos en que lo que
está en juego es quién, de todos los poderes sociales, es el que se convertirá
en el eje de las expectativas del otro. Lil lucha por el reconocimiento, dijo en
su momento Hegel, consiste en lograr apoderarse del deseo del otro. Hoy,
con el neollberalismo latinoamericano, de lo que se trata es de determinar la
expectativa de las expectativas del otro.
Sólo quienes están encerrados, apñslonados, pueden ser obligados a desa·
rrollar al máximo sus Instintos felinos de alerta. El blddo latinoamerlc~no da
hoy ha empleado todo el poder, todo el aparato Institucional que le heredó el
keyneslanismo·preblcheanlsmo, para desmontar las instituciones de seguridad
con que contaban los ciudadanos y dejarlos a la intemperie, creando asl el con-
texto general necesario para fa efectividad de fas polltlcas neoliberales. Encerra-
miento en el presente y en fa fatalidad que ha supuesto una vinculación estrecha
entre sectores y grupos sociales que poseen los medios para emitir y controlar
señales: especialmente el Estado-que maneja la información keynesiana de las
cuentas nacionales y del dinero-; el capital financiero - que controla fuentes
de emisión de diversos slmbolosdlnerarlos-; los medios de comunicación -que
producen señales y, sobre todo, monopolizan los canales de su distribución.
El neollberalismo es un poder escenognlflco, mediátlco, porque es, habrá que
repetirlo, un régimen de gobemabilidad a través de las expectativas, es dedr,
por medio del manejo de las previsiones de la gente cuando esas anticipaciones
del Futuro han dejado de ser, brutalmente, esperanzas para convertirse apenas
en premoniciones, en atisbos de corto plazo.
Todo esto es derto. Pero acaso demasiado simple aún. Pues todavla quedan
en la memoria latinoamericana momentos dramáticos en que el neollberafismo
Fue votado mayoritariamente. Coyunturas extraordinarias en las que un Menem,
Fujlmorl o Zedilla resultaron electos sin que se pueda afirmar del todo que los
ciudadanos fueron engañados, que las agendas neollberales reales fueron há·
bllmente escondidas bajo los discursos y las promesas de las campañas. No. El
neollberallsmo tuvo cierto consenso social reciente en nuestros paises y eso es
Pensor la Ec.ooomla hay e n A.tr1~ñca Latina 153
reducir algo que requiere urgente explicación si es que las ciencias sociales en Arnerlca
1eñales latina han de tener algún futuro.¿Es la propia atmósfera de fatalidad promovida
,miedo por los gobiernos lo que explica el voto del miedo, dela resignación, que reclbie·
ron en su momento los neollberales?Tal vez. Pero seguramente tamblen contó
-aves de para ello la oferta económica de la gobernabllidad sin gobierno, ellibertarlsmo
positivo de derechas que ofreció el sacudimiento de los controles gubernamentales y
ntes, de estatales sobre la vida personal y social. Freedom to Choice que parece haber
igulente convocado a los individuos aún en medio del ambiente de Incertidumbre y temor
?Ctativas a que es misma elección los condenarfavocaba. Y queda abierta la pregunta:
se fintan ¿a que profundidad fue vivido el estatismo latinoamericano de antes en las
e lo que subjetividades lndividuales?¿que tanto caló, que ahora se quiere arrancar esa
:mvertirá costra, todo ese decir keynsiano-preblcheano sobre el Estado y la nación que
' • diJo en se metieron hasta la vida cotidiana? ¿Cómo es y cómo fue la violencia subjetiva
tro. Hoy, que se ejerce y ha ejercido contra los latinoamericanos? ¿Se prefiere, o se prefi-
rmlnar la rió cuando el neollberalismo fue reelecto, la economixadón de la vida a seguir
soportando aquello?
>sa desa· la entronl~adón del"pensamlento úníco' ha coincidido. por un lado, con la
ricano de recuperación de la democracia y del regionalismo latinoamericanos. Por otro,
heredó el la pobreza y la exclusión - en Mex leo, sólo por poner un ejemplo, la pobreza se
;egurldad extiende a setenta millones de personas- se han Incrementado brutalmente.
así el con· Aún no sabemos cuál es, en general, la relación de la economfa con la pollti-
;. Encerra· ca, pero podemos constatar a traves de ambos aspectos, que la calidad de la
nestrecha vida misma se ha reducido. Porque en efecto tal vez haya democracia, pero
·controlar su cualidad, su carácter. la materia de la que está hecha han disminuido de tal
anadelas forma que, aunque siga Importando que haya regfmenes democraticos, estos se
la fuentes han vuelto funcionales al propósito de imponer la gobernabllidad sin gobierno.
•clón - que ¿Democracias para despolitizar el gobierno? Tal vez. Seria la realiución de
;tribuclón. Ada m Smlth por otros medios.
habrá que
1S, es decir, OTRA ECO N OMIA
<ipaclones
rse apenas Pensar la polftica, la gobemabllidad y aun la cultura a través del vocabulario, los
tropos y figuras, las formas de argumentación del juego de lenguaje económico,
vra quedan parece haber sido, con todo y hasta hace poco, una apuesta creativa y produc-
llberalrsmo tiva de la cultura latinoamericana. Fue una forma de crear conocimientos e
un Menem, instituciones sociales, una manera de dotarse de mediospara el procesamiento
>do que los de conflictos en las esferas gubernamentales, y una vla, en fin, para acceder a
• fueron há- la modernidad extraña de esta tierra que Merqulor llamó en algún momento
añas. No. El "el otro Occidente•.
ses y eso es
154 ¿Cómo pensar las OendM Sodllle.s I\Oyl
DIALECTICA NEGATIVA
PRESE NTACION
157
de éstas con la razón y con sus problemas de fundamentos, es decir, con una Ent
teoría de la sociedad. y pertlr
Al trazar el dintel a partir del cual se Inauguran los problemas centrales nalldad
de la modernidad filosófica tenemos presente desde luego, como horizonte la fliOSI
irrenunciable. la fllosorra crítica de Kant, y también la recepción posterior de de bOSI
dicha herencia. se perf
En la primera parte de las lineas que siguen se ha optado por retomar, pregun
como un inicial referente problemático, la recepción efectuada por Lukács del ca.Ten
horizonte abierto por Kant que, a mi entender planteó, desde una posición estiln i!
critica, en su célebre obra Historia y conciencia de clase (1 922), los problemas -domn
cruciales de la filosofía moderna hasta ahora no resueltos y que, a partir de la fiiOSI
Kant, quedaron envueltos en un universo de sombras. Es de nuestro Interés,
la conexión establecida por Lukilcs, entre la Alosofla y las Ciencias Humanas, 1) Las t
pues ello lo condujo a una reflexión de los vínculos que éstas podrlan tener con a las aJ
la razón y, por tanto, con sus problemas de fundamentos. En ese horizonte,
la pretensión de Lukács de dar respuesta al problema de la cosificación de la Según
conciencia moderna, partió de la c;rltica y superación de las antinomias de la de la e
razón moderna no resueltas por Kant. Tal pretensión de superar el kantismo (la me
trajo como resultado la paradójica restauración, bajo una perspectiva dlohktica, han ol
de una concepción sustancial y totaUzadora de la razón histórica, actualmente cultur.
disgregada en el marco de una modernidad Inconclusa. delnst
En el segundo apartado. habremos de ver cómo después de desarrollarse las for
la perspectiva lukacsianas en los alios veinte, las Ciencias Sociales, tendenclal- de la t
mente, fueron limitando su reflexión sobre la cuestión de sus fundamentos y natur.
su posible conexión con los problemas de la razón a la racionalidad form;:~1. No huma
obstante, b;:~jo el Influjo del predominio de la razón fonmal heredada (aunque sofla 1
no exclusivamente) del neokantismo alemán y de la soclologla weberlana, las se pla
Genclas Sociales abjuraron de los problemas filosóficos de fondo. indep
En el tercer apartado se aborda la pretensión emprendida, por la llamada Sup.o r
escuela de Frankfurt hasta Habenmas. de llenar el vado inherente a la filosofla const
moderna. a través de la evolución experimentada por la teorla critica de la arque
so<iedad en sus principales núcleos problem~ticos ('dialéctica de la Ilustra- se c01
ción, •c.rftlc:a de la razón instrumental', "dialéctica negativa•, •teorfa de la delal
acción comunlcallva~ entre otros). Al respecto, será también importante segú1
la reflexión en torno al Intento -por parte de la teorla critica- de superar la total~
filosofía lukacsiana de la conciencia y su reemplazo por la teorla de la acción men<
orientada al entendimiento. Ello, mediante la reapropiaclón, por parte de esa socie
perspectiva, de diversos paradigmas clásicos y contemporáneos, en la mira de mant
construir un paradigma alternativo con pretensiones de emancipación para el esqu
género humano. perrr
Pl!ruar ,.~ de~ socuot.. desde la ntosofJa 159
de leyes •generalizan tes" a las Ciencias Naturales (nomotétlcas), asi como una
finalidad y procedimiento de determinación "lndividualizante• a las Ciencias
Históricas (ldeogrMlcas). Desde este punto de vista, la distinción fundamen·
tal no estaba en el objeto, sino en la forma en que se ejerda la producción del
conocimiento. Otro momento importante en la critica del entendimiento, que
también contribuyó a la formadón del concepto de cosificación, esta presente
en la obra de Rlkert Los lfmites de la formación de conceptos en las ciencias
natural~ y su critica del conocimiento sobre la base de la •explicación causar·
producida precisamente por el intelecto naturalista: Ante ello, Rikert planteó la
exigencia de •trascender" los limites de lo cognoscible impuesto y delimitado
por la exposición conceptual mediante la "intuición" que ofrecla, por un lado,
una vla reflexiva más confiable para la descripción del conocimiento indivi-
dualizante o histórico, y por otro, representaba una alternativa que aseguraba
la recuperación y penetración de motivos empátlcos (la "relación de valor• o
la •referencia a valor") en la identidad del sujeto y del objeto que permitiera,
frente al naturalismo, fundamentar una Idea de la Fllosofla como •ciencia de la
totalidad•; fundamento del cual-como más adelante observaremos- habrla de
renegar Weber en su empresa de constituir, sobre bases objetivas, una ciencia
comprensiva de la cultura.
Evidentemente, el peso de dicha perspectiva, habrla de Influir en Weber
y en el ulterior desarrollo de las Ciencias Sociales hasta la primera mitad del
Siglo XX. Por lo que respecta a la Alosofla, a juicio de Habermas, habrlan de
desarrollarse cuatro lineas criticas al trascendentalismo kantiano, a través de
una posición analltica (Strawson), una constructlvísta (Lorenzer) y, finalmente,
una crlticlsta (Popper).
A principios del siglo XX, todos el Itinerario para construir sobre nuevos
fundamentos epistemológicos las Ciencias Humanas: desde la crítica del his-
toriclsmo diltheyano y la comprensión y explicación causal en Weber, hasta la
dialéctica conceptual de Lukács, habria de verse eclipsado por el desinterés,
en gran parte de las disciplinas contenidas en las Ciencias Sociales (quizá con
excepción de la Sodologla), respecto de las transformadones de la sociedad
en un sentido global, abandonando con ello los problemas relacionados con
sus fundamentos (en un nivel metateórlco) y su posible conexión con los
problemas, tanto de la razón teórica, como de la razón práctica. Consecuen-
temente, la Inmediatez (resultado de la especialización) a las cuales la cultura
moderna habla orillado a las Oenclas Sociales, produjo en éstas serios obstá-
culos epistemológicos, sobre todo para la percepción del concepto lukacsiano
de totalidad, al considerarlo como un nuevo Intento metaflsico por restaurar
conceptualmente la razón sustancial. Y es que el concepto de totalidad, a pesar
de su postura transgresora frente a la cultura moderna, resultaba Inaccesible
166 [Cómo pensar Los Oenclas Sodales hoy7
para una esfera de valor que ya habla Impuesto su hegemonla sobre las esferas
práctico-morales y estético expresivas: la racionalidad formal; racionalidad a
la cual tenderlan a inclinarse disciplinas como la Ciencia Polltlca, la Economla,
el Derecho Positivo, entre otras.
En lo concerniente a la Sociología (para no hablar de la Antropologla y las
Ciencias de la Historia y de la Cultura), desde su nacimiento en la segunda mitad
del siglo XIX, su principal Interés cognoscitivo fue averiguar el cambio estructural
experimentado por el marco institucional en la transición de las sociedades tradi-
cionales a las sociedades modernas, convirtiéndose con ello,,por excelencia, en
una ciencia de la crisis. Ya fuera en un sentido apologético o en un sentido crítico;
desde el horizonte del positivismo y del empirismo. o a partir de los ejes de la
comprensión, explicación y validez de la tradidón hermenéutica, la Sociologla se
ocupa, a partir de entonces, de todos los aspectOs anómicos de la disolución de
los sistem¡¡s sociales tradicionales y de la formación de los modernos, es decir, de
las manifestaciones a nómicas de la modernización capitalista en las sociedades
preburguesas. De tal suerte que todos los pares conceptuales en la historia de
la Sociología han girado en torno de un mismo problema: reconstruir concep-
tualmente el cambio institucional inducido necesariamente por la expansión
descentrada de la razón moderna, bajo la hegemonfa de una racionalidad formal
signada por la Ciencia y la Técnica, hecha presente a través de la tendencia a la
racionalización social y cultural: sociedad mllftar e Industrial (Comte), comunidad
y asociación (Tónnies), solidaridad mecánica y orgánica (Durkhelm), dominación
tradicional y burocrática (Weber), cultura y clvUizaclón (Ellas). Esto explica la
razón por la cual, dentro del espectro de las Oendas Sociales, ha sido la So-
ciología una disciplina que históricamente mejor se conectó, en sus conceptos
básicos, con la cuestión de la radonalldad, sin renunciar a mantener su vinculo
con las transformaciones de la sociedad global, y en todo momento dispuesta a
abordar la problemática de sus fundamentos como teoría de la sociedad; lo cual
le abrió la posibilidad de orientar, sobre bases epistemológicamente seguras, los
planos meto_dológíco y empfrico indispensables para su desarrollo ulterior. Quizá
por ello, los únicos espíritus cuyas obras son de interés en la segunda mitad del
siglo XX, en lo concerniente a los fundamentos de las Ciencias Humanas, han
provenido o se han ocupado de la Sociología: Mannhelm, Parsons, Raymond
Aron. C. Wright Milis, Habermas, Giddens y Jeffrey C. Alexander. Desde la
perspectiva de la Rlosofía esto·tiene Importancia si consideramos el decurso de
disciplinas corno la Ciencia PoUtica y la Economía al convertirse en ciencias es-
pecializadas, aband<lnando con ello la cuestión de sus fundamentos y su relación
con los problemas de la razón.
En efecto, para poder afirmar su orientación emplrica, en los inicios del siglo
XX, la Oencla Polftica, por ejemplo, tuvo que emanciparse del derecho natural
Pensar las ciencias soclllotS clesd~ la filosofl• 167
Interpretar los fenómenos sociales y, en general, fa vida humana, poniendo entre mundo'
paréntesis (epojé, neutralidad valorativa, actitud natural) la valoradón radonaJ colocan
de fas formas de vida. Según Habermas, no es posible dotar de sentido a los Ese
conceptos de sfgnlflcado, comprensión, lnterpretadón, explicación y validez. •retatm
haden do abstracdón Irreflexiva del universo cultural, es decir, si no valoramos durante
racionalmente las pretensiones de validez que realizan los participantes en las Kepto '
diversas formas de fa vida humana. mmtad
De modo que para resolver esas ambivalencias. Habermas propuso una dológ>ct
slntesis expresada en lo que llamó la tercera forma de Interés cognoscitivo: el socíológ
emanclpatorio; que se presenta como derivado y fundamental. La idea centra~ y de las
es que todo interés cognoscitivo contiene una exigencia fntrinseca de comuni· como fil
cación libre de coacción. Tanto en las ciencias emplrico-analftlcas. como en las hb.torlii J
disdplinas histórico-hermenéuticas, se presuponen ciertos requisitos de validez c:o~
de los conocimientos susceptibles de ser comprobados, es decir, de revaloración humana.
racional a posterior!. Esto hace posible derivar el interés emanclpatorlo de lo ~ I!U'II'II
que ya presuponen los Intereses técnicos y prácticos. El interés emancipatorio con~
se conecta as! con el interés de la razón, en el sentido de abrir una comunica- • fines.':
ción no distorsionada que se haga explfdta. Un dí~IO!JO libre de coacción no abarcanc
se logra a menos de cercioramos e Intuir las condiciones sociales y materiales la~
necesarios para el mutuo entendimiento. Por tanto, el marco metodológico que ~
da cuenta del significado de validez de toda proposidón critica (tanto en las
tiendas fácticas, como en las dlsdplinas histórico-hermenéuticas) se establece ~"
Jdelac
a través del concepto de reflexión, basado en un Interés emanclparorlo. En Mtil!nde
Conocimiento e Interés se trataba entonces de reivindicar una cienda social ~
critica que recuperase la experlenda de la autorreflexión emanclpatorla, en la mw:cz:ne
que sólo en y mediante el diálogo -como lo propon la la experiencia socrática- ~
puede llegarse a la autorreflexión.
Esa primera tentativa, permitió al filósofo pasar de una confrontadón con
el positivismo, sustentada en t~rmfnos estrictamente filosóficos, a otra que lo
colocara en ef terreno de los fundamentos metodológicos y el•status normativo•
de la teoria social critica. En ese trance, Habermas se fue percatando de las fallas
y debilidades subyacentes en Conocimiento e Interés. Pronto habrfa de darse
cuenta que la pOStura que habla inicialmente desafiado desde la Alosofia estaba
representada, sociológlcamente, por Max Weber de forma más clara, aunque
con tintes marcadamente trágicos. Weber fue Indudablemente un pensador
radonalista que, paradójicamente, no admitía la posibilidad de justificar racional-
mente las normas y los valores supremos que prefiguran y gufan nuestras formas
de vida. En la perspectiva de Weber no podemos dejar de elegir los "dioses" o
los •demonios• a quienes decidimos seguir. El •proceso de intelectuali:tación•
de la vida moderna, trae como resultado un •proceso de desencantamiento del
--:.· -,--
- ' . . .
. .'
mtre mundo" que difumina los fundamentos de las Imágenes tradicionales del mundo,
Jonal colocándonos en un sentimiento de vacío, abandono y desesperanza.
a los Ese sentimiento, que no deja de ser una convicción, nos conduce a un
ldez, •relativismo acrltlco• y a un •voluntarismo decidonista• que se ha afirmado
11'110S durante el siglo XX. Weber fue prisionero del escepticismo porque nunca
tn las aceptó conectar la lógica de sus procedimientos metodológicos a la funda-
mentación racional de las normas y valores últimos. Ese esceptiCismo meto-
'una dológico aparece en Weber como un eco resultante de su propia experiencia
•o: el sociológica. Reniega del esfuerzo emprendido por los filósofos de la Ilustración
ntral, y de las utoplas decimonónicas, en tanto esas 6perlencias se le presentan
nunl- como fiel expresión de Ilusiones Irónicamente negadas por el decurso de la
~n las historia real. La Ilustración habla pretendió siempre conectar la expansión del
1lidez conocimiento clentfflco con la racionalidad y la universalidad de la libertad
ación humana Sin embargo, toda vez que la historia real desenmascaró la herencia
de lo del Iluminismo, se impuso el triunfo de la zwekrationalltát (de la racionalidad
norlo con arreglo a fines). En la perspectiva de Weber, la "racionalidad con arreglo
mica· a fines• tenderla a expandirse en todas las esferas de 1.1 vida social y cultural,
~n no abarc¡~ndn también las relaciones económicas, la administración burocrática y
!fiales la producción cultural. La expansión de la zwekratlonalitat, no abrirla la vla a la
o que realización efectiva de la emancipación universal, sino a la cerrazón de lo que
en las Weber denominó una •Jaula de hierro~ propia de la racionalidad burocrática
oblece y de la cual es Imposible fugarse. Por ello, concluye Habermas: • Max Weber
lo. En entiende la ciencia moderna como factum de la sociedad racionalizada':
social Paradójicamente, Lukács, Horkheimer y Adorno. pese a haberse opuesto
,en la críticamente a la óptica de Weber que consagró el triunfo Inexorable de la
ática- zwekratlonalitat, la asumieron y relaboraron generalizándola al interior de sus
propias perspectivas soclofllosóflcas.
on con Durante la Segunda Guerra Mundial, exiliados en Estados Unidos, Hor-
~uelo kheimer y Adorno en su Dialéctica del iluminismo. llegaron a plantear que el
1ativo• embrión del triunfo inevitable de la zwekratlonalltat (de la racionalidad con
s fallas arreglo a fines), se encuentra ya presente en los orlgenes de la racionalidad
darse occidental, es decir, en lo que ambos denominarían como lógica de la Identidad.
estaba Bajo tal afirmación, habrían de considerar al llumunismo no como una época
unque históricamente determinada, sino como un momento en el que inminente-
1sador mente ha dominado •el Intelecto humano ordinario• con la fatal separación
cional· de sujeto y objeto. Como una época en que Incluso, en el paradigmático siglo
formas del Iluminismo, los •escritores sombrlos de la burguesía" como Sade, habían
:>ses· o sido consecuentemente concientes de la d isociación de la razón respecto a
!aCión" la moralidad y el arte, en tanto la razón formalista no guarda una conexión
.,to del mas Intima con la moralidad que con la Inmoralidad; Inmoralidad que Incluso
convierte a la obra de arte en mercanda. Se trataba ahi de caracterizar al Ilu- fia y Ci
minismo como mito y, simultáneamente. al mito corno Iluminismo, al riesgo de la!
de remontar la procedenda de las "atrocidades" del Iluminismo como miro a la ec01
la misma Odisea de Homero. pero bajo la convicdón de considerar el presente en gra
como un momento más totalitario y perplejo que cualquier otra época de la XX-ce
historia. con el fin de conservar la tendenda "racional" a la autopreservación eco no
consustancial a la existencia del género humano. enlgrr
En la década de los cincuenta, Marcuse estarfa tentado de retomar esa una ·e
critica pero a condición de continuar la Idea de una nueva ciencia, propia de la negati
mística judaica y protestante con su promesa de una •resurrección de la na- tTadio
turaleza calda~ Junto al trabajo critico de Horkheimer y Adorno en el exilio, apare.
Marcuse prefiguraba en El hombre unidimensional, después de la Segunda a rene
Guerra Mundial, una respuesta a las antinomias de la modernidad aün cargada en la
de intuldón frenética y que solo seria superada bajo los mismos lineamientos elmp-
de la teorla critica de la sociedad en las décadas posteriores. u
El desesperado optimismo de Marcuse, en relación a una posible trans· Habel
form~ción de la Pstructura de la Ciencia y la Técnica, nos permite ver los
tape
limites circulares del marco trascendental en el cual fundaba su perspectiva, Síón t
anclada a los fundamento de la Ciencia y al circulo Instrumental de la razón probl
técnica. Contrariamente, si bien Horkheimer y Adorno. también percibieron tanto,
los peligros del dominio omniabarcate de la zwekrationalit~t. su actitud ante de cal
ese demonio fue en sentido inverso: ambos se vieron empujados a radicalizar -por
el pensamiento critico en un sentido profundamente pesimista como critica de pocár
la razón total. En las obras Critica de la razón Instrumental de Horkhelmer y come
Dialéctica negativa de Adorno, se Intentó oponer, veladamente, la •racionalidad come
Instrumental" a la pretensión de una razón emanclpatoria que, en su tiempo.
H~
Hegel denominó vernunft. No obstante, en la perspectiva de esos pensadores, y Del
esa forma de razón que se hace contemporánea de si misma en el presente Filosf
histórico. se fue oscureciendo y perdió credibilidad en la barbarie de la primera teCCf
mitad del siglo XX. De modo que el pesimismo cultural de la primera generación Ii;)giJ
frankfurtiana, específicamente de Adorno. sembró la convicción de que era ya la~
imposible una teorla critica con una intención emanclpatoria que arraigara en la SimO
historia real. La critica emprendida por Adorno al •pensamiento ldentlflcante"
sadá
difuminó la esperanza profetizada por Hegel de una "estética de la reconcllía·
~
ción~ En Adorno, la ünlca esperanza de la conciencia moderna se expresaría
lasa
en la estética, en el arte como una "cifra preflguratlva de redención': como CDnCI
ültimo testimonio de la vernunft en el contexto de una sociedad plenamente noml
racionalizada. Sin embargo. hubo también otro legado Importante en la vieja ,~.,
- =: - --
•. J..
• 1 •
1 • ".
Ha y ciencia positiva como suerte de sintesls dialéctica. como ciencia analftlca
de la sociedad capitalista del siglo XIX y, simultáneamente, como critica de
la economfa polltfca. Evidentemente no fue preocupación de Adorno -como
en gran parte de los economistas inspirados en el marxismo durante el siglo
XX- continuar desarrollando la critica bajo la forma de critica sustantiva de la
economía política, lo que lo llevó a desembocar -bordeando la filosoffa- en los
enigmáticos aforismos de su Dialéctica negativa, es decir, a surcar la senda de
~.omar esa una "critica positiva del progreso• que se trasmutó en una pesimista 'critica
:wplade la negativa• del mismo. Dialéctica en la cual, la lógica formal, la ley de no con·
de la na- tradlcción y la naturaleza total e "identificadora• del pensamiento conceptual
en el exilio, aparece como fundamento de un proceso de racionalización progresiva que,
la Segunda a tenor de su lógica Inmanente, terminarla subsumiendo toda forma de razón
.aun cargada en la mera razón formal e instrumental. instaurando asi un sistema abstracto
--ea mlentos e impersonal de dominio diluyente del sujeto autónomo.
Las aporlas de ese legado, habrian de ser crlticamente Incorporadas por
k!CIISib!le trans- Habermas en obras posteriores a Conocimiento e Interés, hasta culminar en
......,1ire ver los la perspectiva sistemática de la Teorla de la acción comunicativa. Su preten-
perspectiva, sión ha sido reiterar (desde la teorla crítica de la sociedad) el interés por los
de la razón problemzos concemlentes a los fund11mentos de las Ciencias Sociales y, por
percibieron tanto, restablecer el nexo de éstas con la cuestión de la razón. La restltudón
111o <Ktltuo ante de tal relación, hubo de suponer el reencuentro dialogal antes que exegético
a radicalizar -por parte de la teoria critica- de autores paradigmáticos, clásicos y contem-
critica de poráneos, tanto de la Alosofía como de las Oencias Sociales: desde clásicos
~-Gkhei mer y como Marx, Weber, Levy-Bruhl, Durkheim y Parsons, hasta contemporáneos
como Giddens y luhmann, en el terreno de las Ciencias Sociales; desde Kant,
Hegel, Niettsche, Husserl, Wittgenstein y Heidegger, hasta Rorty, Foucault
y Derrida, pasando por Gadamer, Apel y Castorladis, en el horizonte de la
Filosofía. Asf también se ha abrevado en muchos campos relevantes para
reconstruir la teorfa crit ica, habiendo sido Incorporados a sus reflexiones: la
lingüfstica (Chomsky), las teorlas del desarrollo psicológico y moral (Kohlberg),
de que era ya la Psicología ontogenétlca de signo cognosdtivlsta (Piaget), ellnteracclonlsmo
~ 31rrai!Jara en la simbólico (Mead, Blumer y Goffman), la etnometodologla (Garfinkel) y la
identificante• soclologfa cultural (CIIfford).
A través de ese recorrido. Habermas habría de superar su visión inicial de
lascondiclones"cuasi-trascendentales· que prefiguran los intereses rectores del
conodmiento, en tanto esa perspectiva habla quedado prisionera de las anti·
nomlas inherentes a la problemática kantiana del conocimiento. Por lo cual era
ya imposible una ciencia social crítica, sobre la base de sustratos emplricos, en
el marco de la problemática trascendental. De otra manera, no quedaba clara la
pretensión de justificar las condiciones universales de la acción comunicativa y la
racionalidad, y sostener que estos pueden descubrirse y garantizarse científica- cuyosespa
mente. Para consumar tal pretensión era necesario dar un giro desde el horizonte una parte.•
de la filosofra de la candencia (y la tensión no resuelta respecto a la fllosofia del técnico yo
sujeto), edificada por Lukács, hasta el pragmatismo de la lnteracdón mediada estraréglcc
simbólicamente. Era necesario romper con una fllosofra que habla consagrado De otra pa
el monólogo del sujeto respecto al objeto, para adentrarse en el universo de la intelfgend
intersubjetividad de lo que muchos criticas llaman •giro lingüfstico, es decir, del consensua
carácter Intersubjetiva dialógico de la acdón comunicativa. tanto la m;
Sobre la base de tal replanteamiento, Habermas rompió con el modelo estnJctura
-inherente al marxismo- de la reladón sujeto-objeto, paradójicamente com- de nuevas
partida por la tradición de la filosofia de la conciencia, en la cual la lnteracdón comoelúr
mediada simbólicamente era reducida a la lógica de la raclon.alidad instru- de racione
mental y estratégica que, en el siglo XIX, Marx entendió como •dialéctica del e)Cpres!vid
progreso•; dialéctica corrompida por una visión antropológica del homo faber subsumid;
caracterfstlca del marxismo clásico. Habermas diría respecto a esa visión clásica Tal de
que el trabajo (la trasformación de la naturaleza por parte del género humano nldad, al r
como relación sujeto-objPto), al igual Que el lenguaje y el habla (la Interacción masas y,~
mediada simbólicamente, entendida Idealmente como relación sujet<Mujeto, vidaddet
o como mundo de la intersubjetividad} son más viejos que la sociedad y, por sentido; t
tanto, ambos forman parte sustancial del proyecto humano. zadoras d
lo mismo puede afirmarse con relación a las tradiciones de Weber y los vida. Con
legendarios pensadores de Frankfurt: Horkhelmer y Adorno. Frente al rela- técnica, 1
tivismo de Weber consagrador del "politelsmo• y la "irracionalidad ética del concurret
mundo" en los fines y valores supremos (cuyo enfrentamiento de "dioses• y la teoria e
•demonios• habrla de confiarse al azar o al destino sustraldos del gobierno de la Por el
razón), era necesario asumir lo que de racionalización formal habla en Weber, rra un nu-
a condición de Incluirla en una dimensión má.s vasta: la posible realtzadón no primigen
alienada de la razón Ilustrada. De tal suerte la universalidad de la moralidad y supremo
legalidad modernas, aun incorporando una visión moderada de la democrada, habla pn
expresarla una forma de racionalización que tiene que ser diferenciada, catego· totalizad>
rialmente, de la racionalización formal y burocrática. Respecto al escepticismo y objeto,
de Horkhelmer y Adorno ante el proyecto de la modernidad. era necesario Filosofli!,
proponer la idea de una organlzadón racional de la sociedad cimentada en un clarificad
•nbre acuerdo' entre sus actores que, aunque asimétrica y di storsionada, esta de la ref
ya anidado y reconocido en las instituciones democráticas. De lo cual resulta un suerte q
•principio de reciprocidad~ como fundamento de una legitimación verdadera cido puf
y no distorsionada, reactualtzando con ello la posibilidad de un abandonado sin renu
análisis critico de las sociedades modernas, que comparta un 'fundamento esas esr.
normativo• asumido como critica Inmanente. reladon.
En efecto, la conciencia moderna (como proceso de conocimiento) en su rela- Ene
dón con la historia de las sociedades se caracteriza por su sentido tridimensional dfltaS d
1 -
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Pemar w cloncl11 oodales desde "' filosofla 177
novedosas. las sendas semitransparentes trazadas por las fllosoflas antlmodemas de "halla¡gos
de prlndpios del Siglo XX, o por la idea de los juegos delleguaje, cuya pretensión lnsumosdeol
consistió en una abolición ya sea terapéutica, heroica o salviflca de la Alosofla. nan autopofesl~a
Yu Cao considera que las pretensiones de la mentalidad posmoderna, al apoyarse de que la trafl!
también en las Ideas posempiristas de la Ciencia, han inducido a la convicción de mediante la ¡¡
que la Gencia carece de fundamentos fijos y firmes, en tanto ha dejado de ser una psicológicos.
representación objetiva de un mundo Inerte, por el hecho de ser una estructura condición de
resultado de reciprocas interpenet:raciones entre el sujeto cognoscente y el mundo fenómeno PI
a conocer. No obstante, tales Interpretaciones de la Ciencia, en las cuales se ha meta teóricos
Inspirado la mentalidad posmoderna como antítesís de la modernidad, delatan temascompl
su dependencia respecto a la modernidad mlsma:•.Ja posmodernídad se puede Sin emb.
resumir en la pretensión de que no hay hlstorla alguna que pueda ser descrita haciendo us
por una gran narrativa; o Individuo con una ldentldad permanente, a causa de la linea de des
fragmentación de la experiencia; o discurso que tenga un significado congruente; Kant, la relac
ni conocimiento como representación; nl clenda como una lógica y una verdad objetos cog~
objetiva. lo que queda son juegos de lenguaje que vagan sln trabas por la red ral efecto, e
de las reladone~ de poder': LA vfa de una visión posmodema de la Ciencia y la nocimlento 1
Filosofla •hace hincapié en los aspectos históricos de la ciencia más que en los del sistema '
lógicos; en los hollstlcos por endma de los analíticos; en los cualitativos en lugar mantienen !
de los cuantitativos~ del sistema
Pero también podrla ocurrir que, frente a esa dispersión de las Ciencias en el •yo• dE
Sociales y su desconexión con la discursividad metateórica (que ha contribuido poder acorr
a la perdida de sentido de las tradiciones filosóficas universalistas), la Alosofla Luhmann, ~
impllcitamente reavivara Jos supuestos filosóficos positivistas, ontológicos o definido •pr
trascendentales de ayer. Tal reavivación se ha dado, precisamente, con el retor- actuales. ha
no a una concepción omniabarcante de la sociedad como es la representada por el conceptc
Luhmann, respecto de la cual Habermas se mantiene expectante. Al respecto, conciencia.
según Haberma5, la forma en la cual es hoy reapropiada, e inconfesadamente la"comunlc
restaurada, la herencia de la fllosofla del sujeto en términos de teorla de siste- Por tarY
mas complejos (Luhmann) convierte a esta, paradójicamente, en sucesora de con slstemc
una filosofía que Implícitamente supone cancelada. permite re<
En la teoría soclosistémica de Luhmann subyace un modo de inteligibilidad diterentía,
diferente de los que hasta ahora conocemos: un "horizonte de Inteligibilidad con Diferencia
características particulares y distintas frente a otros horizontes como la dialéctica ello distlng
o el estructuralismo~ Dicha teoría cuenta con un soporte transdisciplinario que En lugar d
se conecta con la historia de los problemas de la fllosofla de la conciencia desde tenemosrr
Kant hasta Husserl; dicho soporte tiene que ver con las Matemáticas, la Biologla, tanela la rt
la Neuroflslologla, la Ffsica. la Cibernética y las Ciencias Cognitivas (que han trans- que en !1!0
formada la teorla de sistemas), y a las cuales habla sido refractaria la Soclologla lrrebasabh
del Siglo XX. Como resultado de ello, la Sociología se había mantenido al margen ciados y 1!!
- -
1
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1 •
Pensar In clonclanodales desdo la Alosofla 181
E
posibles bifurcaciones de tendencias en que tal vez se llegue a imponer una,
ente el que no está predeterminada, sobre la que no cabe hacer predicciones en térmi-
nte a sf nos probables. Esa bifurcación - se dice- puede contribuir a la construcción de
pel "self"), alternativas; o puede ser parte de la bifurcación hasta el infinito, y éste es otro
nda al concepto de caos~
Como qule101 que sea, el construc:tlvismo operacional del actual sistemis-
ycante de mo sociológico - en su versión Luhmannlana- ha difuminado los problemas
¡c¡pto tras- concernientes a la intersubjetividad y, deliberadamente, pretende omitir las
fS~ble dar perspectivas trazadas por diversos horizontes lnterdisciplinarios que hoy están
t regional~ orientando la actual transformación de las Ciencias y las Humanidades (como
o. en tanto respuesta aJ predominio y encapsulamiento de una cultura de expertos). Las
fldaen sus preguntas y problemas que desde ahf surgen, encaminan a esas dos cUlturas
entode In- hacia un nuevo terreno que las empieza a distanciar -en el caso de las Cien-
evidentes das- de su clásica herencia lógico-causal, mecanidsta o determinista y -en el
pertrecho de las Humanidades- de una concepción en extremo elitista de la cultura.":..
ne tanto la las ciencias sociales se están concentrando más en "las cosas* de las ciencias
~án lnca- que en sus métodos y, en la medida que están reconociendo la importancia de
'
lingOistlca asuntos•culturafes•amplios en cada disciplina, se está derrumbando la justifica-
o en esas ción Intelectual de las disciplinas basadas en <\reas Independientes"
aamientos En la crisis de nuestro actual entendimiento, una reunlficadón filosófica
5que éste de los saberes provenientes de las nuevas Ciencias y las Humanidades, es
~r) supone en el presente todavía difusa y problemática, sea en el marco de las grandes
P,tclad sólo tradiciones sintetizadas por la teoría critica de la sociedad hasta Habermas,
hay una en el limite de las concepciones postmodernlstas de la Ciencia y la Fllosofia
o, finalmente, en el desarrollo de las perspectivas interdlsclplinarias abiertas
~por el cual por las nuevas Ciencias Cognitivas y por el propio paradigma de los sistemas
?"Sistencfa, complejos.
fponlendo Finalmente, a pesar de los nuevos problemas y caminos abiertos, no parece
!Ocia como existir la voluntad de replantearse los problemas de la fllosofra moderna (en la
:ho Incierto dirección Insuperable abierta por Lukács) en lasactuales vertientes postmoder-
nistas de la Oenda y la Filosoffa hoy en plena Virulencia, ni tampoco en el espado Granja O
abierto por las nuevas Oendas de la Complejidad las cuales, bajo distintas sendas. ligibr
están efectuado una demolición de la Filosoffa centrada en el sujeto, de más
amplias dimensiones que la efectuada en su momento por el estructurallsmo y Habermz
el postestrucrurallsmo. N U
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IX. PENSAR lA INVESTIGACION OESOE H MARGEN
OE LAS CIENCIAS SOCIALES
187
188 ¡Cómo pen$1r las Oenclas Sodoles hoyl
'· 1
- .
1 :
saberes no disdplínare.s (literatura, cine y sabidurías ancestrales) y las voces
de la gente corriente.
El tercer cuestionamiento se refiere a la imparcialidad y neutralidad de la
actividad científica; por un lado, la tradición teórica crítica alemana (Adorno
Habermas) develaron los estrechos vlnculos de las ciencias sociales con los
poderes dominantes y su ineludible subordinación a Intereses extracognltivos.
Por otro lado, se les exige a las dendas sociales un compromiso ético con la
resolución de las problemáticas sociales actuales (Gibbons y otros, 1997):
en torno a construcción de democracia, justicia social, reordenamlento territorial, mul-
m estudios tlculturallsmo e interculturalidad, entre otros.
desarrollo. El cuarto cuestlonamiento tiene que ver con los lrmites de las ciencias so-
ciales para dar cuenta de los múltiples sentidos de lo social. Estas, al igual que
lo hablan hecho las ciencias naturales desde el siglo XVII, los cientlncos sociales
se abrogaron el monopolio de la producción de conocimiento verdadero sobre
fragmento lo social. Las demás prácticas culturales que venían dando cuenta de aspectos
per- y dimensiones sociales como la propia fllosofia, el ensayo. la sabldurla popular
Y y la literatura, fueron descalificadas por especulativas, mágicas o ficticias. De
este modo se E>rigl6 una dlstinclón radical entre conocimiento clentlfico (que
equlvaldrla a la verdad) y saber •común" o •vulgar" (que se asumirla como
falso. superficial. alienado, ideologizado, etc.}.
~la dlferen- En la actualidad, se reconoce que el conocimiento de lo social no es patrimo-
' la sociedad. nio exclusivo de las disciplinas sociales. Por un lado, como lo señala Wailestein,
-,odelos: el de "después de todo, ser histórico no es propiedad de los historiadores, es una
idlográflcas), a obligación de todos los cientfflcos sociales. Ser sociológico no es propiedad
_...,u otro Ideal exclusiva de ciertas personas llamados sociólogos. sino una obligación de todos
')o)Nrales han los científicos sociales... En suma, no creemos que existan monopolios de la
relativismo y sabiduría ni zonas de conocimiento reservadas a las personas con determinados
incorporan titulos profesionales"'.
e reconoce su Por otro, el saber sobre la realidad soáohlstórica no es patrimonio ex-
mtre ciencias clusivo de las disciplinas sociales; forma parte de otras prácticas culturales
como la literatura, el cine, el teatro, las artes plástlca.s, los medios masivos de
comunicación y las culturas populares. Las ciencias sociales, por el hecho de
tener el mundo social por objeto y de pretender una representación veraz del
. . ...,nm y posco- mismo, debe competir con otros campos de producción simbólica y en general
:dl!ncia de que con todos los agentes sociales que buscan Imponer su visión del pasado y la
¡ berarse de las memoria social.
.ocial de punta En América Latina, este proceso de reestructuración de las ciencias sociales
.o~lar y recrear ha asumido rasgos particulares, dados su origen relativamente reciente, su
J ·~!$disclpllr ari-
subordinación a los paises centrales su singularidad histórica y los Intentos de clones el
producir ciencia y pensamiento•propios" desde el rec:onocimlento de su singu- organiza.
laridad histórica. En efecto, su incorporación desde la segunda mitad del siglo la educa1
XX estuvo directamente asociada al proyecto de modernización desarrolllsta. Desde el
Desde la década de los sesenta, Investigadores como Camilo Torres Restrepo y contextc
Orlando Fals Borda en Colombia, y Rodolfo Stavenhaven y Pablo González en surgido 1
México, criticaron su colonialismo intelec:tual, a la vez que sentaron l<ts bases deExpe1
p<~ra Investigar y pensar América Latina desde opciones de transformación El ca
social y desde su propia especificidad, sin perder el diálogo con otros procesos en Esta1
mundiales. sociolor
Las grandes contribuciones latinoamericanas al pensamiento contempo- organlZI
ráneo y a la invesngación social (teoría de la dependencia, educación popular, generó
filosoffa y teologla de la liberación, Investigación particlpativa, el pensamiento del pro~
epistémico, los estudios sobre culturas populares y comunicación) no se gene- Sen
raron desde las prácticas académicas más fieles y exegéticas de las corrientes conslde
teóricas y metodológicas canónlca.s provenientes de los paises centrales. Han tes. Por
surgido desde la nec:esldad sentida de comprender problemáticas propias del campe!
cominente, por pnrte de intelertuales e Investigadores comprometidos con las luch
prácticas y opciones pollticas progresistas, que han reivindicado la tradición de ASI
pensamiento latinoamericano, a la vez que la apropiación critica e imaginativa acadén
del legado intelectual ocddental. su lnst
En la actualidad, la confluencia entre esta tradición de pensamiento social socia le
crftico latinoamericano y otras tendencias alternativas provenientes de otros górica
contextos, como es el caso de los estudios subalternos y postcolonlales gesta - en ám'
dos en la India y el Medio Oriente, están dando lugar a lo que algunos (Walsh) notabl
denominan el campo de los Estudios Culturales latinoamericanos; desde esta produo
perspectiva, en construcción y debate, se cuestionan la geopolfticas de cono- movlrr
cimiento hegemónicas (por occidentallsta.s, modernizantes y colonialistas) y sarroiL
se valora l<t posibilidad de producir saber sobre lo social desde oras prácticas como
intelectuales como los movimientos sociales y las luchas culturales y étnic<ts. En
problr
INVESTIGAR Al MARGEN DE ~AS CIENCIAS SOCIAlES partar
por p
Por otra p<~rte, en América latina no ha sido desde las ciencias sociales como Social
Institución, sino desde otros espacios y otras prácticas sociales, desde donde áreas
se han hecho los aportes mas originales en la generación de conocimiento y casi s
en la innovación metodológica de la Investigación social. En efecto, desde la Este e
década de lo setenta del siglo pi!Sado, buena parte de las investigaciones más das s
slgníftcatlvas sobre problemáticas sociales, potrtlcas y culturales de la reglón, pote1
no se generaron en los consolidados medios académicos, sino desde organiza- desd;
intentos de dones civiles (ONG) de apoyo y acompañamiento a movimientos sociales y
de su slngu· organizaciones de base, asr como desde prácticas culturales alternativas como
del siglo la educación popular, la teologfa de la ltberaclón y la comunicación alternativa.
Desde el interés por recuperar la memoria colectiva, comprender prácticas,
contextos y actores sociales o develar ideologías y prácticas dominantes, han
surgido propuestas como fa Investigación Temática, la IAP y la Sistematización
de Experiencias.
El caso del colombiano Orlando Fals Borda es paradigmático: formado
en Estados Unidos como sociólogo y fundador de la primera Facultad de
Sociología en América Latina, no fue desde la universidad sino desde una
organización dvil vinculada con las luchas y organizaciones campesinas, que
generó la metodologfa de la Investigación Acción Partlcipativa. En palabras
del propio Fafs (2007):
Sentfamos que las experiencias universitarias ya no nos satisfacían; las
considerábamos repetitivas, frustrantes y "copietas• de modelos europeizan·
tes. Por esa razón no regresé a ella en dieciocho años y decídf estar con los
campesinos; altl mi experiencia fue fa de racionalizar como hacer más eficaces
las luchas campesinas para recuperar sus tierras.•.
Asf mismo, dicha propuesta, tampoco fue Inicialmente acogida por el mundo
académico (que más bien la cuestionó desde sus presupuestos positivistas y
su Institucional), sino por actores comprometidos con proyectos y acciones
soc.iales. La afirmación anterior no debe entenderse como una negación cate-
górica a que puedan realizarse proyectos y acciones lnvestigativas alternativos
en ámbitos universitarios. Existen en algunos centros de educación superior.
notables (aunque escasas) experiencias e iniciativas que buscan articular
producción de conocimiento y proyección social con poblaciones populares y
movimientos sociales. Es el caso de la Universidad de Pernambuco, quien de-
sarrolla Investigaciones conjuntas con organizaciones y movimientos sociales,
como el Movimiento de los Sin Tierra, MST.
En la mayorfa de los casos, estas Iniciativas universitarias sensibles a las
problemáticas y movimientos sociales no han sido desarrolladas por tos de-
S SOCIALES partamentos disciplinares (economía, sociología, historia o antropología), sino
por programas "plebeyos• como Trabajo Social, Educación, Comunicación
Social y psicología comunitaria, o desde Instancias •no académicas* como las
áreas de bienestar universitario. extensión y proyección social, cuya labor es
casi siempre descalificada por parte de la academia más Institucionalizada.
Este dato no es anecdótico: confirma que no es en la centralidad de las cien-
cias sociales Institucionalizadas sino en sus fronteras, donde se existe mayor
potencial de generación de conocimiento social transformador. En efecto,
desde estos "lugares perllférlcos• se hacen evidentes las limitaciones de los
192 ¡Cómo -··"Ciencias Sociales hoyl
"De. manera que la empresa que se Inicia es libertarla. Hacer e"uela es t.lcll y
que han aburrido; es mucho más fecundo esforzarse por echar una mirada libre, a la vez
.11 vez que Insolente, 1ngenua, lnduso trivial, en todocaso~dable, pero que abre bre<has
_,'"'"· dla- y permite fuertes intercambios que los mercaderes y burócratas ni siquiera Imagi-
nan. Asl pu~ Insolencia de pensamiento.•• Al trastornar el or~ establecido de
196 LCómo potnur lo• Oerrcias Sodoles hoy1
También resulta Importante destacar que este tipo de investigación margl· ciando
nal promovida por Investigadores transeúntes, desde perspectivas de umbral y desp/a¡
referida a problemáticas, fenómenos y poblaciones subalternas o emergentes, que eh
en la mayorfa de los casos vistos como marginados social o simbólicamente, lnv•
también asume modos singulares de entender la propia práctica investigativa; la nece
en particular, los usos crfticos y creativos de la 'teorfa, de las tradiciones meto- conocit
dológicas, de las estrategias y de las técnicas de investigación. a los Sl
Asf como en lo social. los momentos y situaciones liminales evidencian los relacfor
limites deJ sistema y posibilitan lo nuevo, Instituyendo nuevos vlnculossoci.ales, lectiva.
las prácticas de conocimiento social hechas desde el borde permite miradas uno de
y ¡~bardajes inéditos que desbordan tos limites de la ciencia social instituida. (Cendal
Como señalaba antes, el hecho de no estar de antemano subordinadas a la seconv
racionalidad disciplinar, permite una mayorflexlbllidad y creatividad enlama- saberes
nera de relacionarse con el conocimiento acumulado sobre lo social (categorías, tesen!¡
conceptos. lenguajes) e Incorporar otras miradas y voces a la hora de abordar en poiff
e Interpretar sus problemáticas. Los
De este modo, las prácticas lnvestlgativas marginales buscan relacionarse cualltat
con lo teórico no desde una lógica deductiva o demostrativa, sino como "caja de etnogr•
herramientas~ Se acuden a enfoques y conceptos provenientes de diferentes colectlv
disciplinas, los cuales no son asumidos"en bloque" sino que son deconstrufdos, dediset
desartfculándolos, rearticulados o reslgnificados en función de la especificidad y recur~
de los problemas de investigación. En algunos casos, se va más allá y se pro- trazan!
ponen categorías, metáforas y lenguajes nuevos que amplian los sentidos de posibill1
comprensión de las realídades estudiadas; de nuevo FaJs Borda nos sirve de actores.
ejemplo, pus acuño expresiones como "hombre hicotea~ anfibios cult urales posibilf1
y prácticas sentipensantes. histórico
Pese a la escasa reflexión epistemológica sobre sus prácticas, la Investigación Unr
de borde ha demostrado una gran Imaginación creadora en lo referente a las y el pre1
estrategias y operaciones metodológicas. Han tenido como un rasgo central rienda l
rescatar el lugar central del sujeto y la subjetividad en la investigación social; liberan •
tanto de los sujetos de conocimiento, generalmente minimizados o invisibilizados video, la
por la Investigación social clásica, como también de la densidad de los sujetos y con.stru•
subjetividades sociales presentes en las problemáticas de Investigación social. de l!ber;
En cuanto al ensanchamiento de los sujetos de Investigación, como ya se construf
dijo, el rol de Investigador se extiende a otros actores •no especialistas• a la vez
que transforma su carácter. Por un lado, profesionales provenientes de dife-
rentes campos se involucran como investigadores, al igual que actores sociales
provenientes de organizaciones y movimientos sociales. Por otro, sean o no 3. Bajo e:
asumidas como "partlcipativas~ hay una preocupación de relacionarse con la térnla
población Involucrada en las problemáticas de estudio, reconociendo y poten- dar cu•
su pro
cuall~
Pensar llllnvestlg•clón desde rl margen de las Cion<:las sociales 199
CIERRE-APERTURA ti·
p.
Con el panorama presentado, se ha evidenciado -por una parte- que los Sl
estudios sociales representan una apertura epistemológica, organiz.acional y q¡
política frente a la perspectiva exclusivamente disciplinar. Por otra, que junto tit
a la investigación rutinaria y "de frontera" está generándose una Investiga· d¡
ción "de borde: la cual desde entre las fronteras de las ciencias sociales y las
Instituciones académicas modernas y otras prácticas sociales constituye una
apertura critica a las inercias y reducdonlsmos de los modos predominantes
de producción de conocimiento. A lo largo del texto, hemos Insistido en su
potencialidad emancipadora, su capacidad de trasgredir limites, de vislumbrar
nuevos horizontes y perspectivas. Ca
Sin embargo, el campo de la investigación social, como todo campo es arena
de conflicto en el que las posiciones están en permanente tensión y movimiento;
así como las prácticas lnvestlgatlvas de borde han sabido retomar algunos de
los lenguajes y conceptos de las prácticas académicas hegemónicas, también Ce~
ésta pueda, y de hecho lo hace, Incorporar de aquellas algunas de ~us rasgos,
despojándolos de cualquier potencial transformador.
En este sentido. ninguno de los rasgos descritos garantiza a perpetuidad Cul
su potencial crftico, emancipador o alternativo. En efecto, algunas de las pro·
puestas descritas son atraídas permanentemente por la fuerza del imán de la
lnstituclonalidad académica. En efecto, asf como "los conocimientos expertos,
que en manos de la elite sirvieron para consolidar los poderes hegemónicos,
funcionaron también como recursos reflexivos con efectos negativos para sus
intereses: crearon espacios de trasgresión que fueron aprovechados por los Der
subalternos• (Castro 1998: 195), también la clencia institucionalizada está
presta a retomar técnicas, estrategias y prckticas investigativas otras para
subsumirlas a la lógica científica dominante.
Un ejemplo reciente es la rápida Institucionalización y absorción desde el
poder hegemónico de perspectivas que en su momento fundonal fueron "al·
temativas• es el caso de los estudios culturales, que al continente no llegaron GJbt
por la vla •roja• de los •padres rundadores" de la Escuela de Birmingham, muy
comprometidos polfticamente con su presente. sino por la vía •blanca• de los
estudios literarios norteamericanos y acogidos por Intelectuales y espadas
académicos de elite, con escasos o nulos vínculos con procesos de lucha política Gras
o social. Por ello, en algunos pafses, se han asumido como moda Intelectual,
que pronto desembocó en el mercado de ofertas de programas de postgrado
y eventos académicos. lbáño
f
Por ello, no sobra Insistir que lo que le da el carácter de potencialidad a las
prácticas investigativas de borde no son sus actores, lugar Institucional. perspec· Jimé
l
P~nsor la lnvestf9adón desde el margen de lu dentlas sociales 203
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i
Editado en •mero de 2010
Se compuso en caractereS CAintoria de 11 puntos
y se Imprimió sobre papel Bond de 75 gramos.
con un tiraj<o ~ 1 a 1.000 ejemplares.
Bogo14, Colombia
E:n una~·)( ~ddd 1\t.l<tenzadd P'-"" un desanoHo t.éenoh:z•<.O s.n contrgl se
plor•!ea l.\ ne-: e>td~d de vr.l.,cr la '' ;racfG ~rc el proiA¡c.,ru~ta do!J l~do
Ju.?¡,:r<' · el seo hum4nu Jlll!ll b>~..tr.'!.r CL."fnt.> d..sde ~IJS conqutSUI.S ~ n.oep
n sí mosrnu pw:~ qu<-da uculto dc!tnh del ''· Wl.' del c:Jilci.Jo y del tnten:J
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Dc;l<i.:o el\!l fnltllclft &e pl,lntca '" oec~tdad d" ,.,,,¡a, el c::oncc;llto mr$11'10 de
Clcll<ll/1 Pllcl no se tl1!1¡1 '"ll•rnern.: ole ll'l.¡;r:ntf'IT la ··.-níad SIOll da poder
arnpllar ¡, s f.lpAcm~ d•. poslntltdlldi!~ dd hombtl' en iorma de fot1alec:er su
cap4Cid~u de U'lllt;tnur .J~" ¡, me<luo po.sthle ~¡¡u• 14 coriOCida expres~on
de Frelr!! Se ttl\111 de c,oovcttJI'Si: en act;;~n:~ d.t ¡,, tll~l3t..-nt<a poya poder
050fTlarnos y asomhr arnos llntc 1u:¡uello que transcurre todavía "" nombre.
C'..oo lo~ nuttiCc~ ¡:toptos do1 la cftsciplina )' los ümste$ que 11nponc el contexto
htstQrtoo, cuo e'l, la n11tt... r11lcz<.1 de l"s nce~!idadcs de $de las c~es se piensa
)' conoc.; el pr~11te tibr.> C\ una mu~trll de cómo comeruar a coloc.srnos
en el umbrl\l '\lemprc lll:tert,, dd ~n5111' he tóncu (ttlm;J pensafético-p!)litico).
prcpto del hombre qve te o>v~:n:~..a 1\ eon~trutr lo poJ•t>le desde Vlllore• que
!C" dan una alta e~•lltur!l ~ UIUI profuncb trll!oCendenc•ll.