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Analisis Sentencia #490

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ESTUDIANTES:

Juan Ochoa C.I 26.831.697


García, Klisbeyda CI: 11.264.092
Sección: E.J.3201
PROFESOR:
Pedro Aguilera

Explicar resumidamente el contenido de una sentencia de nuestros


tribunales penales (suministrada por el profesor) señalando los
elementos del o los delitos objetos de dicha sentencia.

Sentencia Nº 490 de Tribunal Supremo de Justicia - Sala


Constitucional de 12 de Abril de 2011
Magistrado Ponente: F.A. CARRASQUERO LÓPEZ

Consta en autos que, el 22 de junio de 2010, los abogados M.C.V. y TUTANKAMEN


HERNÁNDEZ, actuando con el carácter de Fiscales Cuarta y Quinto del Ministerio Público ante
las Salas de Casación y Sala Constitucional de este Tribunal, respectivamente, presentaron ante
esta Sala escrito constante de cincuenta y siete (57) folios útiles, contentivo de la solicitud de
revisión constitucional de la sentencia N° 554/2009, del 29 de octubre, dictada por la Sala de
Casación Penal de este Alto Tribunal, mediante la cual declaró sin lugar la primera denuncia del
recurso extraordinario de casación interpuesto, además declaró con lugar las denuncias segunda y
tercera del referido recurso, toda vez que sostuvo que el delito de homicidio intencional a título
de dolo eventual no aparece contemplado en nuestro ordenamiento jurídico penal y que, por
tanto, condenar al ciudadano C.E.H.C. sobre esa base, tal como ocurrió, se traduce en una
aplicación analógica de la ley penal, violatoria del principio de legalidad penal consagrado en el
artículo 49.6 constitucional, por lo que dictó una decisión propia (al estimar innecesario un nuevo
debate) mediante la que condenó al prenombrado ciudadano a cumplir la pena de cinco (5) años
de prisión, por la comisión del delito de homicidio culposo, de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 411 del Código Penal derogado (hoy 409) y 467 del Código Orgánico Procesal Penal.

El 7 de julio de 2010, se dio cuenta en Sala del presente expediente y se designó ponente al
Magistrado F.A.C.L., quien, con tal carácter, suscribe la presente decisión.

DE LA PRETENSIÓN DE LOS SOLICITANTES

En el aparte intitulado “de la legitimación”, se explanaron los siguientes razonamientos:

Que “…el Ministerio Público, por mandato de Ley, tiene atribuida la función de guardián del
cumplimiento y observancia del bloque de la legalidad; en especial, en el marco de las relaciones
de los ciudadanos con la Administración de Justicia. Por ello, para cumplir con la misión de
colaborar con (sic) preservación del Estado de Derecho, condición necesaria para el
desenvolvimiento de las libertades públicas, el Ministerio Público, como promotor de la acción
de la Justicia, puede impugnar los actos que dicten los órganos del Estado y sus actuaciones
materiales, para que se restablezca la legalidad, por ello el deber de ejercer todas aquellas
acciones que permitan el restablecimiento de la vigencia de la Constitución, lo que le confiere
legitimación para plantear el presente Recurso Extraordinario de Revisión constitucional ante la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia”.

En el capítulo designado “antecedentes”, se exponen los siguientes hechos:

Que “la causa que da origen a la presente actividad recursiva, tiene su génesis en los hechos
ocurridos en fecha 13 de abril de 2004, en horas de la noche, cuando el ciudadano C.E.H.C.,
conduciendo un vehículo de transporte público, fue advertido momentos antes por funcionarios
adscritos a la Policía del estado Aragua, en la Zona Industrial San Vicente, a la altura de la
estación de servicio ‘BP’, motivado a que el mismo conducía a alta velocidad y no tenía las luces
delanteras encendidas, por lo que se inquirió al mismo a que condujera a una velocidad menor y
encendiera las luces, a los que el conductor respondió que las mismas no le funcionaban”.

Que “siendo el caso, que al proseguir su ruta, el ciudadano C.E.H.C., se desplazaba conduciendo
una unidad de transporte colectivo, tipo autobús marca M.B., modelo CH-1318, color rojo, placas
056-719, sin luces delanteras y a alta velocidad, por la calle A de la Zona Industrial de San
Vicente, de la ciudad de Maracay, estado Aragua, frente a la empresa Tuperware, cuando arrolló
a una ciudadana de nombre D.M.R.R.; y posteriormente detuvo el vehículo a veintisiete (27)
metros de distancia, en razón del clamor de los pasajeros siendo aprehendido por funcionarios
adscritos a la Policía del estado Aragua”.

Sujetos

Son aquellos que intervienen en la ejecución del delito.

Que “el imputado quedó identificado como C.E.H.C., de nacionalidad venezolana, titular de la
cédula de identidad N° V-6.091.619”.

Que “la víctima quedó identificada como D.M.R.R., quien falleció a causa de politraumatismo
por accidente vial (arrollamiento)”.

Que “en fecha 14 de abril de 2004, se llevó a cabo la audiencia de presentación del imputado,
ante el Juzgado Sexto de Primera instancia en funciones de Control del Circuito Judicial Penal
del estado Aragua, oportunidad en la cual se impuso al referido ciudadano de (sic) medida
cautelar sustitutiva de libertad, prevista en el numeral 3 del artículo 256 del Código Orgánico
Procesal Penal, consistente en presentaciones periódicas cada quince (15) días”.

Que “por estos hechos, en fecha 24 de febrero de 2005, la Fiscalía Sexta del Ministerio Público
de la Circunscripción Judicial del estado Aragua, presentó acusación contra C.E.H.C., por la
comisión del delito de homicidio intencional a título de dolo eventual, previsto y sancionado en el
artículo 407 del Código Penal vigente para el momento de los hechos”.
Que “en fecha 4 de agosto de 2005, se celebró audiencia preliminar, ante el Juzgado Octavo de
Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del estado Aragua,
oportunidad en la cual fue admitida la acusación presentada por el Ministerio Público, así como
los medios de prueba promovidos en ella, y se acordó mantener la medida cautelar sustitutiva de
libertad impuesta”.

Que “en fecha 4 de octubre de 2007, se dio inicio al debate oral y púbico, ante el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en Funciones de Juicio del Circuito Judicial Penal del estado
Aragua, culminando en fecha 22 de noviembre de 2007, oportunidad en la cual el ciudadano
C.E.H.C., fue condenado a cumplir la pena de doce (12) años de presidio, por la comisión del
delito de homicidio intencional a título de dolo eventual, publicándose el texto íntegro de la
sentencia, en fecha 19 de mayo de 2008”.

Que “contra esta decisión, en fecha 7 de julio de 2008, la defensa privada del imputado, ejerció
recurso de apelación. En fecha 17 de noviembre de 2008, la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Estado Aragua admitió el recurso de apelación incoado (…), y en fecha 25 de
noviembre de 2008, se celebró la audiencia prevista en el artículo 456 del Código Orgánico
Procesal Penal, oportunidad en la que el órgano colegiado de alzada, se acogió al lapso previsto
en el último aparte del referido artículo para dictar su fallo, el cual se produjo el día 5 de
diciembre de 2008, en el que declaró sin lugar el recurso de apelación ejercido, y confirmó la
sentencia impugnada. Dicha decisión fue recurrida a través de la interposición del recurso
extraordinario de casación, en fecha 28 de enero de 2009, por la defensa privada del imputado”.

Que “en fecha 29 de octubre de 2009, la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de
Justicia, en sentencia identificada con el N° 554, correspondiéndole al expediente número 2009-
0097, declaró sin lugar la primera denuncia; por otra parte, declaró con lugar la segunda y tercera
denuncias y, en consecuencia, dictó fallo propio, de conformidad con la facultad otorgada en el
artículo 467 del Código Orgánico Procesal Penal, a través del cual, condenó al ciudadano
C.E.H.C. a cumplir la pena de cinco (5) años de prisión, por la comisión del delito de homicidio
culposo, de conformidad con los artículos 411 del Código Penal derogado, hoy 409”.

En el aparte denominado “de los hechos acreditados por el tribunal de instancia y avalados por la
Corte de Apelaciones”, consta lo que sigue:

Que “en el presente caso, quedó demostrado, que el ciudadano C.E.H. carrillo, quien es de oficio
conductor de unidades de transporte público, sabía y tenía pleno conocimiento de que no tenía
luces en la parte delantera de la unidad conducida por él, lo cual iba a dificultar su visibilidad,
esto quedó demostrado en las declaraciones realizadas por los testigos y asimismo quedó
demostrado y probado que iba a exceso de velocidad, por lo que se le hizo un llamado de
atención, en un punto de control mantenido en la zona, por el Cuerpo de Seguridad y Orden
Público del estado Aragua. El ciudadano C.E.H.C., por el conocimiento y experiencia que tiene
en el oficio de conductor de unidad de transporte colectivo, podía prever que podía causar un
accidente y sin importar tal previsión, continuó ejecutando su acción, lo que produjo como
resultado el fallecimiento de la ciudadana D.M.R.R... No obstante lo sucedido, una vez que se
produce el arrollamiento, el ciudadano C.E.H.C., continuó la marcha de la unidad de transporte
que conducía, sin considerar la situación que acontecía, demostrando así una absoluta
indiferencia o desprecio por la vida de la otra persona (‘bien jurídico protegido’), detuvo la
marcha, cuando el clamor público (pasajeros) se lo indicaba y le dicen de forma determinante que
detenga el autobús, quedando a una distancia de 27 mts. del cadáver de la ciudadana D.M.R.R.,
cuya muerte fue instantánea, según lo expresado por el Dr. J.Q., médico anatomopatólogo
adscrito al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, quien se encargó de
practicar la autopsia de ley”.

Que “en tal sentido, en el caso bajo análisis, a través de las declaraciones de los testigos, quedó
evidentemente probado y demostrado que la muerte de la ciudadana D.M.R.R., se produjo por la
conducta desplegada por el ciudadano C.E.H.C., quien habiendo previsto las consecuencia de su
acción, en virtud de su experiencia, continuó obrando de la misma manera hasta producir el
resultado completamente previsible por él y que pudo ser evitado de algún modo, lo cual se
demuestra su actitud (sic) ante el ‘bien jurídico protegido’ como lo es la vida de otra persona”.

En la parte referida a la “sentencia cuya revisión se solicita”, transcriben parcialmente el


contenido de la decisión y afirman lo siguiente:

Que “de un análisis pormenorizado, sistemático y concienzudo de la sentencia dictada por la Sala
de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, podemos observar que la misma afirma lo
siguiente: ‘…en el presente caso el ciudadano C.E.H.C. fue condenado por la comisión del delito
de homicidio intencional a título de dolo eventual, el cual, como se señaló al inicio, no aparece
contemplado en nuestro ordenamiento jurídico penal, aplicándole el juzgador, por analogía, la
pena correspondiente al delito de homicidio intencional simple. Todo lo cual evidencia una
violación al principio de legalidad, acogido ampliamente en nuestro ordenamiento jurídico, de tal
manera que no podía inventarse el juzgador un tipo penal y encuadrar en él la conducta
desplegada por el mencionado ciudadano. Debe el hecho o conducta a sancionar estar descrito
previamente en la ley penal; tal como se ha venido insistiendo…”.

Que “partiendo de las anteriores motivaciones, estas representaciones fiscales conjuntas, se


permiten, de manera muy respetuosa, disentir de los referidos argumentos de fondo planteados
por la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia y se pretende el análisis por parte
de esa Sala Constitucional del Tribunal Supremo de justicia, toda vez que estimamos que se
vulneran principios y garantías de índole fundamental”.

Que “…el dolo eventual, es el resultado de una de las modalidades del dolo, que ha venido siendo
reconocido a través de los años en la doctrina y la jurisprudencia tanto nacional como
internacional, al igual que otras modalidades del dolo, como sería el dolo de consecuencia
necesarias.

Ciertamente, el tema del Homicidio intencional a título de Dolo Eventual u Homicidio de


Consecuencia Eventual, ha sido objeto de estudio profundo y reiterado a nivel del derecho penal,
tanto en el derecho nacional como en el derecho comparado; sin embargo, a nivel jurisprudencial
no se había resuelto un criterio específico, y mucho menos vinculante, como el establecido por la
Sentencia Nº 490 de fecha 12 de abril de 2011, emitida por la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, con ponencia del Magistrado Dr. FRANCISCO ANTONIO
CARRASQUERO LÓPEZ.

En esta decisión, la Sala Constitucional procedió a revisar la Sentencia Nº 554 de fecha 29 de


octubre de 2009, emitida por la Sala de Casación Penal, estableciendo como presupuesto previo
que dicha Sala había reconocido de forma inequívoca, pacífica y reiterada la posibilidad de
condenar a una persona por homicidio doloso sobre la base del dolo eventual y, en fin, dicha Sala
reconoció la existencia o cabida del dolo eventual en el orden jurídico venezolano.

En consecuencia de lo anteriormente expuesto, siendo que el dolo eventual es sencillamente dolo


y siendo que con aquel concepto lo que se busca es explicar una de las varias formas de expresión
del obrar doloso, el cual constituye la principal dirección volitiva objeto de la legislación penal,
tal como se desprende del artículo 61 del Código Penal en relación con la mayoría de tipos
penales que son lo que incluyen el dolo dentro de su dimensión subjetiva, negar tal figura es tanto
como negar el dolo de consecuencias necesarias (dolo de segundo grado) e, incluso, el dolo
directo (dolo de primer grado) pues, al fin y al cabo, las tres son manifestaciones de la conducta
dolosa.

Por lo que, en ejercicio de su atribución de revisión constitucional, la Sala anuló la decisión


N° 554/2009, del 29 de octubre, dictada por la Sala de Casación Penal, junto a las actuaciones
subsiguientes, además de reponer la causa al estado en que la referida Sala, constituida
accidentalmente, se pronuncie de nuevo sobre el recurso extraordinario de casación interpuesto.

ANALISIS
Sujetos a) Activos

Son aquellos que intervienen en la ejecución del delito.

Que “el imputado quedó identificado como C.E.H.C., de nacionalidad venezolana, titular de la
cédula de identidad N° V-6.091.619”.

“Sobre la base de los hechos referidos, se deben examinar los elementos del delito para
determinar la calificación jurídica pertinente, pero solamente en la medida que sean necesarios
para resolver la denuncia expuesta por el Ministerio Público. En este sentido, siendo los
elementos del delito: 1) La acción, 2) La tipicidad, 3) La antijuridicidad, 4) La imputabilidad y 5)
La culpabilidad; la Sala pasará a analizarlos individualmente

LA ACCIÓN HUMANA

“Conforme a lo expresado, en primer lugar, la Sala pasa verificar la existencia de acción humana,
para lo cual es indispensable observar que “…

Que “en el presente caso, quedó demostrado, que el ciudadano C.E.H. carrillo, quien es de oficio
conductor de unidades de transporte público, sabía y tenía pleno conocimiento de que no tenía
luces en la parte delantera de la unidad conducida por él, lo cual iba a dificultar su visibilidad,
esto quedó demostrado en las declaraciones realizadas por los testigos y asimismo quedó
demostrado y probado que iba a exceso de velocidad, por lo que se le hizo un llamado de
atención, en un punto de control mantenido en la zona, por el Cuerpo de Seguridad y Orden
Público del estado Aragua. El ciudadano C.E.H.C., por el conocimiento y experiencia que tiene
en el oficio de conductor de unidad de transporte colectivo, podía prever que podía causar un
accidente y sin importar tal previsión, continuó ejecutando su acción, lo que produjo como
resultado el fallecimiento de la ciudadana D.M.R.R. No obstante lo sucedido, una vez que se
produce el arrollamiento, el ciudadano C.E.H.C., continuó la marcha de la unidad de transporte
que conducía, sin considerar la situación que acontecía, demostrando así una absoluta
indiferencia o desprecio por la vida de la otra persona (‘bien jurídico protegido’), detuvo la
marcha, cuando el clamor público (pasajeros) se lo indicaba y le dicen de forma determinante que
detenga el autobús, quedando a una distancia de 27 mts. Del cadáver de la ciudadana D.M.R.R.,
cuya muerte fue instantánea, según lo expresado por el Dr. J.Q., médico anatomopatólogo
adscrito al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas

Conforme a lo expuesto, quedó demostrado que el ciudadano (…) estaba manejando el vehículo
con el cual se ocasionó el resultado, por lo que se debe pasar a comprobar la existencia de causas
excluyentes de la acción.”.

En este sentido, cabe concluir que la conducta del acusado responde a su libre voluntad de
conducir, aun después del resultado lesivo, la cual manifestó externamente trasladándose en el
referido medio de transporte.”.

TIPICIDAD

“De modo que una vez determinada la existencia de la acción, como primer elemento delictivo,
corresponde evaluar la tipicidad, elemento donde radica la discrepancia de la recurrente con el
fallo impugnado. Para ello, resultaría útil subdividir este elemento en otros tres que conforman la
estructura de todo tipo penal, como son: 1) La conducta típica; 2) Los sujetos y; 3) Los objetos;
no obstante, solamente interesa la conducta típica para resolver el recurso de casación bajo
análisis”.

ADECUACIÓN TÍPICA DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL

TIPICIDAD OBJETIVA

“Ahora bien, la parte objetiva de la conducta del acusado consistió en:

1) Conducir un vehículo tenía pleno conocimiento de que no tenía luces en la parte


delantera de la unidad y que iba a exceso de velocidad

2) Ocasionar un accidente de tránsito que produjo como resultado el fallecimiento de la


ciudadana D.M.R.R.

3) Irse del lugar donde ocurrieron los acontecimientos continuó la marcha de la unidad de
transporte que conducía, sin considerar la situación que acontecía, demostrando así una
absoluta indiferencia o desprecio por la vida de la otra persona.

Ahora bien, en cuanto a la víctima fallecida, la conducta desplegada por el acusado coincide
con la parte objetiva tipos penales de homicidio, ya que el artículo 405 prescribe: “El que
(…) haya dado muerte a alguna persona…” (Resaltado añadido), al tiempo que el artículo
409 prevé: “El que (…) haya ocasionado la muerte de alguna persona…” (énfasis
agregado).
Como puede advertirse, los dos tipos penales comparten la misma parte objetiva: que una
persona produzca la muerte de otra; sin embargo, la disconformidad radica en la parte
subjetiva del tipo, que se refiere a la intención.”.

TIPICIDAD SUBJETIVA

Al respecto, el artículo 61 del Código Penal prevé que:

“Nadie puede ser castigado como reo de delito no habiendo tenido la intención de realizar
el hecho que lo constituye, excepto cuando la ley se lo atribuye como consecuencia de su
acción u omisión. El que incurra en faltas, responde de su propia acción u omisión, aunque
no se demuestre que haya querido cometer una infracción de la ley. La acción u omisión
penada por la ley se presumirá voluntaria, a no ser que conste lo contrario” (destacado
incluido).”.

La norma sustantiva penal exige que el agente causal tenga la intención de realizar la
conducta típica para responder penalmente (tipos penales dolosos); sin embargo, también
habrá delito cuando la ley le atribuya el hecho delictivo, como consecuencia de su acción u
omisión, sin haber tenido la intención de realizarlo (tipos penales culposos).

La intención, es entonces, un elemento determinante para responder penalmente, excepto


en los casos expresos establecidos en las leyes, donde podrá sancionarse a una persona
aunque no la haya tenido para materializar el hecho constitutivo de delito. En consecuencia,
es indispensable determinar lo que debe entenderse por intención y por culpa, ya que en
ambos casos, pudiera aplicarse una sanción penal.”.

HOMICIDIO INTENCIONAL

“En el caso del homicidio, para ser intencional, la conducta desplegada por el agente debe
encuadrar en el supuesto del artículo 405 del Código Penal, que dispone:

“El que intencionalmente haya dado muerte a alguna persona será penado con presidio de
doce a dieciocho años”.

La norma citada prevé que exista la intención de matar a una persona, esto es, que el agente
activo, de manera libre, haya decidido matar a una persona.

Decisión, que tradicionalmente se ha considerado compuesta por dos elementos: el


conocimiento y la voluntad de actuar como está tipificado en la ley, o en otros términos,
conocer y querer el resultado que se generará como consecuencia del acto u omisión
ejecutado por el sujeto activo

CONOCIMIENTO
“En cuanto al primer elemento, como es el conocimiento, este implica que el agente
entienda o sepa las consecuencias de sus actos. El agente debe estar en capacidad de saber
que determinado acto genera cierta consecuencia, que siempre será la misma o que pudiera
variar según las circunstancias.”

VOLUNTAD

“El segundo elemento, la voluntad, supone que el sujeto activo quiera determinada
consecuencia de sus actos, algunas de ellas o simplemente, cualquiera de ellas.

Este último elemento plantea el problema de determinar si una persona quiere conseguir
cierto resultado. Para saberlo, la forma más evidente es porque el sujeto manifieste su
voluntad y ejecute los actos necesarios para tal fin. Pero también pudiera suceder, que
incluso sin manifestar la voluntad de lograr un objetivo determinado, realice todo lo
necesario para alcanzarlo. Ambas situaciones conforman el dolo o intención directa.

Pero además, es factible que el agente, conociendo una posible consecuencia dañosa de sus
actos, omita actuar para impedirla, sosteniendo una actitud indiferente ante la
materialización del eventual hecho típico.”.

“Ante esta situación, resulta necesario precisar si tal actitud despreocupada e indolente
ante el bien ajeno permitiría afirmar que al actuar conscientemente, pero sin darle
importancia a la posible producción de un daño a otro, es porque en realidad se quiere ese
resultado. En otros términos, conforme a este planteamiento, resultaría indispensable
establecer si actuar estando consciente de un posible resultado dañoso pero aún así insistir
en el acto, se equipara a querer dicho resultado.

Si la respuesta es negativa, no podría haber dolo eventual conforme a la ley penal vigente en
Venezuela, porque el artículo 61 del Código Penal exige la intención de realizar el hecho
que constituye el delito, y ya se ha visto que la intención supone libertad de decisión y
acción así como el establecimiento de un fin que se quiere alcanzar, en concreto, querer
ejecutar Un hecho que constituye delito..

CÁLCULO DE LA PENA

“Una vez establecidos los delitos perpetrados por el ciudadano (…), sobre la base de los
hechos fijados por el tribunal de juicio, la Sala pasa a calcular la pena correspondiente.

Al respecto, el artículo 405 del Código Penal, tipifica:

“El que intencionalmente haya dado muerte a alguna persona será penado con presidio de
doce a dieciocho años”.

Es importante destacar que la conducta típica se conforma de dos partes, una objetiva y otra
subjetiva. Esta situación lleva a precisar que, una vez constatado por el tribunal de juicio en el
fallo confirmado por la Corte de Apelaciones que la acción fue producida por el ciudadano (…),
corresponde verificar si sus partes objetiva y subjetiva Que “por estos hechos, en fecha 24 de
febrero de 2005, la Fiscalía Sexta del Ministerio Público de la Circunscripción Judicial del estado
Aragua, presentó acusación contra C.E.H.C., por la comisión del delito de homicidio se
corresponden con el tipo penal de a título de dolo eventual, previsto y sancionado en el artículo
407 del Código Penal vigente para el momento de los hechos”.

en el presente caso el ciudadano C.E.H.C. fue condenado por la comisión del delito de homicidio
intencional a título de dolo eventual, el cual, como se señaló al inicio, no aparece contemplado en
nuestro ordenamiento jurídico penal, aplicándole el juzgador, por analogía, la pena
correspondiente al delito de homicidio intencional simple. Todo lo cual evidencia una violación
al principio de legalidad

Que “…al analizar el contenido de la sentencia N° 554 del 29 de octubre de 2009, vemos que la
Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, trató de una manera desigual la
situación que permitía la aplicación de la figura del dolo eventual, pues de los hechos que fueron
acreditados y así ratificados por la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de justicia, el
conductor del vehículo (C.E.H.C.), se encontraba manejando una Unidad de Transporte Colectivo
en horas de la noche, sin luces y a exceso de velocidad, produciéndose arrollamiento y posterior
deceso de la ciudadana D.M.R.R., no evidenciándose de esa conducta un quehacer doloso de
causar el arrollamiento y producir la muerte de la mencionadas ciudadana. Pero al analizar los
elementos objetivos que quedaron acreditados en los hechos dados por probados por el Tribunal
de Juicio respectivo, se puede evidenciar que el simple hecho de conducir un vehículo en horas
de la noche, sin luces y con exceso de velocidad, fácilmente pueden producir en la mente del
agente, la posibilidad de producir un hecho dañoso, lo que encuadra de manera perfecta dentro
del tipo de dolo eventual tal y como ha sido explicado ut supra

Se Declara Ha Lugar la solicitud Extraordinaria de Revisión Constitucional, ejercida en contra de


la decisión N° 554 de fecha 29 de octubre de 2009, dictada por la Sala de Casación Penal del
Tribunal Supremo de Justicia, y en consecuencia la anule, y que se ordene, de estimarlo prudente,
que esa misma Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, dicte una nueva
decisión con prescindencia de los vicios que dieron lugar a la presente petición de revisión
constitucional.”

La Sala Constitucional de este M.T., ha señalado en sentencia N° 2338, de fecha 21 de noviembre


de 2001, lo siguiente:

“… el principio de la legalidad en materia sancionatoria -invocado por la parte accionante como


lesionado-, está estrechamente vinculado a otro principio reconocido como el de la tipicidad de
los delitos, conforme al cual, no existe delito sin ley previa que lo consagre, es decir, que toda
conducta que constituya un delito, así como las sanciones correspondientes deben estar
previamente estipuladas en una disposición normativa, general y abstracta (desde el punto de
vista formal) que los defina, pues se entiende que tales sanciones afectan o inciden de manera
directa e individual sobre la esfera jurídica de los ciudadanos, por lo que en este caso, no le
estaría dado al legislador hacer remisiones “genéricas” para que, mediante un reglamento se
establezcan delitos o sanciones relacionados con la Ley de que se trate.

Así, en aras de la seguridad jurídica que debe existir en todo Estado de Derecho, le corresponde a
la ley definir todas aquellas conductas que pudieran calificarse como delitos y que por tanto,
acarrearían penas y sanciones, tal exigencia se encuentra consagrada en la norma prevista en el
artículo 49, numeral 6 de la Constitución vigente cuando dispone que el debido proceso se
aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas, y en consecuencia, “ninguna persona
podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren previstos como delitos, faltas o
infracciones en leyes preexistentes…”. (Sic).

El Código Penal, en su artículo 1 ratifica este principio así: “nadie podrá ser castigado por un
hecho que no estuviere expresamente previsto como punible por la ley, ni con penas que ella no
hubiere establecido previamente

Quedó plenamente demostrado y probado que el día 13 de ABRIL de 2004, siendo


aproximadamente las 7:00 p.m., el ciudadano C.E.H.C., causó la muerte de la ciudadana
D.M.R.R., en la avenida “A” del Sector San Vicente, Estado Aragua.

Analizados los hechos acreditados por el Juzgado Segundo de Juicio del Circuito Judicial Penal
del Estado Aragua, y las circunstancias de lugar, tiempo y modo descritas, y observando que son
el resultado del actuar imprudente del procesado, la Sala considera que los mismos encuadran en
los extremos del artículo 411 del derogado Código Penal vigente para el momento en el cual
ocurrieron los hechos (hoy, 409), relativo al homicidio culposo, en consecuencia, se aparta de la
calificación jurídica de homicidio intencional a título de dolo eventual, previsto en el artículo 407
del Código Penal (hoy, 405), dada a los hechos por la representación del Ministerio Público,
atribuyéndole por tanto a los mismos la calificación jurídica antes dicha, al observar que el actuar
del ciudadano C.E.H.C., obedeció a un obrar con imprudencia, sin la cautela necesaria al
conducir su vehículo (transporte colectivo), es decir, a exceso de velocidad y sin el
funcionamiento de las luces del autobús, pero nunca tuvo la intención de ocasionar la muerte de
algún ciudadano, en este caso de la ciudadana D.M.R.R.. Tales circunstancias quedaron
expresadas por el juzgador de juicio en los términos siguientes: “funcionario policial M.A.M.,
quien es el funcionario, que detiene la Unidad de Transporte en un punto de Control y le llama la
atención al chofer, en relación a que no llevaba las luces encendidas y que iba a exceso de
velocidad, a lo que el chofer de la Unidad de Transporte Colectivo le respondió, que iba apurado
porque no tiene luces…”.

Correspondería ahora imponer la pena al procesado de autos y, en tal sentido se observa que, la
pena correspondiente al delito de homicidio culposo es de seis (6) meses a cinco (5) años de
prisión, regulado en el artículo 411 del Código Penal vigente para el momento en el cual
ocurrieron los hechos, hoy 409 del Código Penal (cuya redacción quedó expresada en los mismos
términos que el citado artículo 411).

tomando en cuenta el modo y las circunstancias en las cuales fue cometido el hecho, vale decir, el
exceso de velocidad con el cual conducía el ciudadano C.E.H.C. la unidad de transporte, la falta
de funcionamiento de las luces, circunstancia que era conocida suficientemente por el conductor,
siendo que el hecho ocurrió alrededor de las 7:00 pm, así como también consta, la advertencia de
que fue objeto el acusado, tanto por algunas personas (pasajeros) de la unidad, como por el
funcionario policial M.A.M., en cuanto a la velocidad con la cual se desplazaba y que no llevaba
las luces del vehículo encendidas, a lo cual mostró una actitud poco cautelosa y de total
indiferencia ante tal llamado de atención. Todo ello hace considerar que, a juicio de esta Sala, lo
procedente y ajustado a derecho es imponer al ciudadano C.E.H.C. la pena de cinco (5) años de
prisión, de conformidad con los artículos 411 del Código Penal derogado, hoy 409, y 467 del
Código Orgánico Procesal Penal, atendiendo a las circunstancias de modo, tiempo y lugar antes
expresadas, y que fueron probadas fehacientemente durante el juicio oral y público. Así se
declara.

Ahora bien: el Código Penal de Venezuela no define el dolo o al menos no se refiere al dolo
eventual. El artículo 61 "eiusdem" establece que nadie podrá ser castigado por un delito sin la
intención de cometerlo. En esta decisión se respeta el principio de la culpabilidad, puesto que sí
hubo intención homicida en el agente del delito que se juzga. Pero esa intención no fue directa y
perfecta, sino que ocupa un nivel intermedio entre el dolo de primer grado y la culpa. Por lo
tanto, sería injusto castigar con la pena correspondiente al homicidio intencional con dolo
absoluto, al homicidio perpetrado con un dolo de menor entidad. La injusticia persistiría aun si se
aplicaran las atenuantes de los ordinales 2º y 4º del artículo 74 del Código Penal, ya que la pena
aplicable sería de doce años, es decir, la menor que corresponde al homicidio intencional con un
dolo de primer grado. Esta laguna legislativa debe resolverse en beneficio del reo y en aras de la
Justicia, cuyo valor absoluto es de rango constitucional y ha de privar sobre formalidades no
esenciales: si la intención o voluntad consciente o dolo estuvo en un grado intermedio entre el
dolo perfecto y la simple culpa, la pena debe estar entre la que corresponde al homicidio
intencional (12 años) y al homicidio culposo (5 años en su límite máximo), por lo que se fija en

El delito de homicidio contemplado en el artículo 407 del Código Penal tiene prevista la pena de
presidio de doce a dieciocho años, esto es, quince años de presidio según el término medio, a
tenor del encabezamiento del artículo 37 del citado código. Como concurre a favor del encausado
la circunstancia atenuante de minoridad prevista en el ordinal 1º del artículo 74 "eiusdem", la
pena aplicable es el límite inferior, que resulta doce años de presidio.

De lo antes expuesto se concluye en que el ciudadano encausado debe cumplir la pena de doce
años de presidio y las accesorias de ley correspondientes por el delito de homicidio intencional.
Así se decide…

(Subrayado añadido).

Frases como “es indiscutible que se está en presencia de un homicidio intencional”, “es dable que
con frecuencia los delitos de tránsito reflejan la existencia del dolo eventual”, “este dolo eventual,
es de sumo interés en los delitos de tránsito”, “debe vérsele como autor de un homicidio
intencional, a título de dolo eventual”, “por ello los hechos establecidos por la recurrida

En razón de ello, en ejercicio de su atribución de revisión constitucional, es imperativo para esta


Sala anular la decisión objeto de la presente solicitud, N° 554/2009, del 29 de octubre, dictada
por la Sala de Casación Penal de este Alto Tribunal, junto a las actuaciones subsiguientes,
además de reponer la causa al estado en que la referida Sala, constituida accidentalmente, se
pronuncie de nuevo sobre el recurso extraordinario de casación interpuesto por el abogado
Django L.G.H., inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N° 59.732,
actuando en su carácter de defensor privado del ciudadano C.E.H.C., titular de la cédula de
identidad Nº 6.091.619, sin incurrir en los vicios señalados en la presente decisión y con estricto
acatamiento de las normas previstas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
y de los precedentes jurisprudenciales emanados esta Sala. Así se decide.
V

DECISIÓN

Por las razones que fueron expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional,
administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la Ley, decide que HA
LUGAR a la solicitud de revisión constitucional que interpusieron los abogados M.C.V. y
Tutankamen Hernández, actuando con el carácter de Fiscales Cuarta y Quinto del Ministerio
Público ante las Salas de Casación y Sala Constitucional de este Tribunal, respectivamente,
contra la sentencia N° 554/2009, del 29 de octubre, dictada por la Sala de Casación Penal de este
Alto Tribunal, mediante la cual declaró sin lugar la primera denuncia del recurso extraordinario
de casación interpuesto, además declaró con lugar las denuncias segunda y tercera del referido
recurso, toda vez que sostuvo que el delito de homicidio intencional a título de dolo eventual no
aparece contemplado en nuestro ordenamiento jurídico penal y que, por tanto, condenar al
ciudadano C.E.H.C. sobre esa base, tal como ocurrió, se traduce en una aplicación analógica de la
ley penal, violatoria del principio de legalidad penal consagrado en el artículo 49.6
constitucional, por lo que dictó una decisión propia (al estimar innecesario un nuevo debate)
mediante la cual condenó al prenombrado ciudadano a cumplir la pena de cinco (5) años de
prisión, por la comisión del delito de homicidio culposo, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 411 del Código Penal derogado (hoy 409) y 467 del Código Orgánico Procesal Penal, en
consecuencia, se anula la referida decisión objeto de la presente solicitud, junto a las actuaciones
subsiguientes, además de reponer la causa al estado en que la referida Sala, constituida
accidentalmente, se pronuncie de nuevo sobre el recurso extraordinario de casación interpuesto
por el abogado Django L.G.H., inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N°
59.732, actuando en su carácter de defensor privado del ciudadano C.E.H.C., titular de la cédula
de identidad Nº 6.091.619, sin incurrir en los vicios señalados en la presente decisión y con
estricto acatamiento de las normas previstas en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela y de los precedentes jurisprudenciales emanados esta Sala.

Se ordena la publicación del presente fallo en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de


Venezuela, en la Gaceta Judicial y en el Portal de la Página Web de este M.T., con la siguiente
indicación: “Sentencia que, con carácter vinculante, interpreta que no sólo viola el principio de
legalidad y, por ende, el debido proceso (artículo 49.6 constitucional) y la tutela judicial efectiva
(artículo 26 eiusdem) reconocer la existencia de una norma que realmente no está prevista en el
ordenamiento jurídico, sino también desconocer una norma jurídica que sí forma parte de él como
es la que contempla el tipo base de homicidio doloso, prevista en el artículo 405 del Código
Penal, la cual no sólo abarca el homicidio doloso de primer grado (dolo directo o directo de
primer grado), sino también el de segundo (dolo indirecto, dolo directo de segundo grado o dolo
de consecuencia necesaria) y el de tercer grado (dolo eventual o dolo de consecuencia eventual),
y así se establece con carácter vinculante”.

Publíquese, regístrese, archívese el expediente y cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los 12 días del mes de abril de dos mil once. Años: 200º de la
Independencia y 152º de la Federación.

La Presidenta,
L.E.M. LAMUÑO
El Vicepresidente,
F.A.C.L.
Ponente
Los Magistrados,
M.T. DUGARTE PADRÓN
CARMEN ZULETA DE MERCHÁN
A.D.J. DELGADO ROSALES
J.J.M.J.
G.M.G.A.
El Secretario,
J.L. REQUENA CABELLO
FACL/

Exp. Nº 10-0681

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