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La Familia Como Paradigma

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La familia como paradigma

Article · January 2001

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1 957

1 author:

Lluís Flaquer
Autonomous University of Barcelona
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Child well-being and material privation in the new family scenario of precariousness in Spain. View project

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LA FAMILIA COMO PARADIGMA
LLUÍS FLAQUER (')

RFStn^tErt. En un contexto de individualización de las relaciones sociales asociado


con el declive de la tradición patriarcal, uno de los mayores retos con los que se
enfrenta la socialización familiar es la generacián y transmisión de nuevos valores.
En este sentido, la familia puede ser considerada paradigma de la sociedad multi-
cultural en la medida en que ejemplifica la conjugación de los principios presunta-
mente antitéticos de igualdad y diferencia así como la fusión enu•e el patticularismo y
el universalismo. De la misma forma que el mundo pítblico nos ofrece un paradigma
de gobierno democrático aplicable al universo privado, es posible que de la orga-
nización de la familia se puedan extraer enseñanzas útiles para la esu•ucturación
del espacio público.

La individualización de las relaciones so- bien esto crea una sensación de incerti-
ciales constituye una de las notas más dis- dumbre. A1 n^rgen de patrones inveteracios
tintivas de nues[ra era. Esta tendencia no se legacíos por el pasado, part relacionarse en-
manif'iesta como antaño en la esfera pública, tre ellos, los actores familiares deben forjar
sino que ha penetrado con fuerza en la vida fórmulas de entendimiento que sean retle-
pmada, donde asistitnos a trn intenso proce- jo de sus nuevas circunstancias. Este em-
so de erosión de la tracíición familiar, que di- peño ptrede, sin duda, reportarles un
tnana ante todo de la pérdida de legitimicíad gran enriquecimiento personal, al tiempo
del patriarcado. que requiere considera^les desvelos e
El reconocimiento de la igualdad entre inusitacías dosis de imaginacián. A veces,
mujeres y varones, el acortamiento de las también puede sugerir la tentación de la
distancias entre padres e hijos, la acentua- desmovilización y de la renuncia. En
ción del clima emocional en el universo fa- todo caso, crea un caldo de cultivo para
miliar y el relajamiento cíe los métodos de la anomia.
socialización autoritarios y represivos, con- Una de las grandes lacras de la moder-
figuran un nuevo panorama en el que re- nidad es la pérdida de sentido. 1-lasta ahora,
sulta imperativo replantear el sentido cíe la las sociedades desarrolladas nunca habían
educación. disfrut<rdo de cotas de prosperidad tan cleva-
EI cuestionamiento de ^ a tradición pa- das; en cambio, es en nuestro presentc cuan-
triarcal implica construir relaciones inter- do cunde un mayor desaliento ante un
personales sobre unas bases remozadas, si futuro incierto así como una postración

(') Universidad Autónoma de I3arcetona.

R^tdsla de fiducució^t, ntím. 325 (200ll, pp. 25-i1 25


Fecha de entrada; OI-oG-2001 Fecha cle arepuicicín: 01-07-2001
más pesada ante una existencia inane. Ele- fruto de la acción de los individuos dentro
var pugnas y ajetreos cotidianos a funda- del marco de los determinismos de la es-
mento y razón de ser de nuestra vida tructura social, las que dan nacimiento a
constituye un señuelo demasiado atractivo nuevos valores.
en el mundo de hoy. El arrinconamiento de la tradición pa-
La falta de sentido de los objetivos y triarcal, la irrupción de las fuerzas de la
de las reglas que rigen' la cultura p ^ blica modernidad en el interior del espacio do-
de nuestras sociedades tiene una inciden- méstico y la individualización de las rela-
cia determinante en la efectividad de los ciones familiares, tres procesos que
procesos educativos, tanto en la familia acompañan la transición a un modelo re-
como en la escuela (Postman, 2000). En mozado de familia, representan una oca-
ausencia de patrones claros sobre los valo- sión favorable para la creación de valores
res y las normas que deben transmitirse, inéditos, ya que una educación reflexiva es
puede llegar a primar el empirismo y la ex- esencialmente innovadora: Uno de los ma-
perimentación en la determinación de los yores retos con que se enfrenta hoy la so-
contenidos educativos. Lo más grave es cialización familiar es la ruptura de la
que la penuria de significados compartidos tradición, pero al mismo tiempo esta cir-
en lo que respecta a las finalidades últimas cunstancia nos brinda una oportunidací sin
de la educación, hace que el aprendizaje parangón para dar vicía a una nueva cultu-
carezca de sentido y pueda convertirse en ra familiar. Los actores familiares tienen
una simple rutina. En todo caso, la renova- ante sí varias posibilidades:
da b^squeda de identidad y de raíces de la • Una primera opción es la relegiti-
que somos testigos en las sociedades tno- mación de la tradición. No todas las
dernas no es más que uno de los indicado- tradiciones deben ser descartadas
res de esta desazón provocada por los por el mero hecho de pertenecer a
procesos de individualización y de pérdida un pasado remoto o a un régimen
de la comunidad. fatniliar asentado en principios radi-
Ante este panorama de cambio e ines- calmente distintos de los actuales.
tabilidad, la familia puede desempeñar la Algunas pueden seguir siendo váli-
función de célula generadora de nttevos das con la condición de pasar por la
valores, surgidos como respuesta a las si- criba reFlexiva antes de ser flnalmente
tuaciones y coyunturas con que los huma- aceptacías. Diclto de otra forma, de-
nos nos enfrentamos. Por supuesto, gran ben ser justiFcadas racionalmente en
parte de nuestras actuaciones vienen dicta- lugar de ser Fn^to de la rudna y cle la
das por la experiencia acumulada a lo lar- repedción monocorcie. Así, por ejem-
go de los años. Solemos tratar de resolver plo, en nuestra sociedad de consumo
los problemas mediante soluciones acredi- no vendría mal rehabilitar la antigua
tadas como buenas en casos anteriores si- cultura de la austeridad y del trtbajo.
milares. Sin embargo, cuando varían los Es cierto que en las colectividades de
parámetros no tenemos otra opción que antaño dichos valores provenían más
lanzarnos al vacío y proponer remedios de la necesidad que de la virtud, de
cuya efectividad y alcance todavía no están la escasez que de la rellexión y de la
muy claros. El dinamismo de la moderni- coherencia moral, pero hoy el pro-
dad hace que la matriz de condicionantes blema es cómo comportarse ordena-
y oportunidades que se proyecta sobre damente en una situación de
nuestras vidas esté sometido a avatares de abunc^incia (Carciús, "1001).
intenso cambio que exigen respuestas dis- • De la misma formn, considcro quc
tintas a las del pasacío. Son esas prácticas, la socicdad occiclental, en compnra-

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ción con otras culturas, fomenta principios de organización de nues-
mucho menos la madurez personal. tras sociedades y vehiculados por
La madurez viene dada por una los medios de comunicación de ma-
toma de conciencia del sentido de los sas. Resulta fácil, especialmente des-
propios límites en tanto que nuestra de la óptica de la mayoría de los
civilización promueve más bien la sistemas morales tradicionales, verter
omnipotencia de los individuos. La reproches sobre el consumismo, el
arrogancia occidental dimana de hedonismo, la competitividad, el cul-
nuestro convencimiento de que todo to al cuerpo, la idolatría de la juven-
es posible, tanto en el campo de la tud y la belleza y la cultura del ocio,
ciencia como en el de la vida, pero por no mencionar mas que algunos
hoy todo nos indica que la naturaleza de los valores que se han conver-
nos impone unos lírnites que debería- tido en las bestias negras de nuestra
mos aceptar. Sobre todo, me refiero al civilización. Debemos considerar,
hecho de que la capacidad de nuestro sin embargo, que dichas tencíencias
planeta está siendo desbordada por et no representan más que excrecen-
crecimiento económico y demográFi- cias o excesos de otras vimrdes, que
co, con consecuencias conocidas por constituyen elementos centrales y bá-
todos, como el cambio dimático, la re- sicos en nuestro ordenamiento jurídi-
cíucción de ta biodiversidad, la degra- co, político y social. Así, la práctic.r
dación clel medio ambiente y la de la liberE<zd, la igualdad c1e oporRi-
necesidad de repartir más equitativa- nidades y el respeto cíe los derechos
mente los recursos existentes entre to- humanos requieren pari su ejercicio
dos los pueblos de la humarvdad. un mínimo de individualisrno. Sin
• También quisiera referirme a la re- él no podría haber autonomía mo-
valorización de la solidaridad entre ral y por lo tanto tampoco podría
generaciones y parientes en un con- exigirsc responsabilidad a los acto-
texto como el nuestro, en que el es- res sociales (Camps, P993). Otr;r
caso desarrollo del Estado asistencial cosa es que a menudo se ponga
irnpone a la familia unas cargas que más énfasis en la reivindicación cíe.
en otros países asumen las agencias los cíerechos y se olvide Ia necesa-
de bienestar. EI ]lamado familiarismo ria responsal>ilidad que dehe acom-
mediterr5neo se basa justamente cn pañar nuestra condición dc
adjucíicar a los hogares la prestación ciudadanos. En el caso de Ia fami-
de ayudas y servicios a sus núembros lia, no debemos olvidar que la indi-
y allegados en situacián de necesidad, vidualizacicín constituye un
por lo cual la provisión del bienestar requisito indispensable dc lo duc
tlende a depencier rnás cle estrategias podríamos llamar la cletnocr-^^cin
privadrts que cie meciiclas públicas p^-ir!ad^t. Sin imas personas con plc:-
(Flaquer, 2000). Aquí nos encontra- na independencia econcímica, quc
tnos con la rehabilitación de antiguas prestcn su acíhesión voluntaria al
virtudes, que en este caso puecie ser- propósito de vida cn común no for-
vir dc coartada ante la insuficientc zada por determinacias circunstan-
voluntad política para impulsar el cias que imponcn su sujeción, no
crecimiento del L'stado cíe biencstar. puede desarrollarse un proyecto fa-
• Una segtrndct respuesta podría ser Icr miliar autónomo, lil>rc e igualitario.
recepción n^s o menos critica de mo- • La tercera posil>ilidad es la produc-
cíclos dominantes, implícitos en los ción de nuevos valorca ncordes con

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la transición a una sociedad postin- mario su inculcación se produce de mane-
dustrial. Una era tnenos basada en ra mucho más eficaz en la familia que a
la centralicíad del trabajo que las través del sistema educativo. I?n este senti-
anteriores requiere una educación do, la familia tiene un papel relevante
en y para el ocio; algo difícil, te- como escuela de civismo y ciudaclanía.
niendo en cuenta que cierta di^ci- Así, la participación de los ciudadanos en
plina constituye un elemento clave los movimientos sociales, el espíritu de-
en todo proceso de socialización. mocrático y patriótico, el respeto por la di-
Formar unos individuos que sepan ferencia, la capacidad de diálogo y
hacer un uso creativo y responsable negociación, el estímuío al asociacionismo
de su tiempo libre supone que las y el fomento de la sociedací civil son virtu-
familias sepan crear un orden pro- des que se adquieren sobre todo en el en-
pio, más allá de las meras necesida- torno familiar.
des tnateriales. Uno de los méritos del movimiento co-
Con el nombre de postmate^^ialismo se munitarista ha sido llantar la atención hacia
ha designado justamente el catnbio cultu- el hecho de que las instituciones no nacen
ral experimentado por las sociedades occi- en el vacío, sino que se nutren de v:tlores
dentales en las últimos decenios, consistente y nociones morales. LJno de los cometidos
en la potenciación de la calidací de vida fren- que la 1'amilia puede desentpeñar con éxi-
te al crecitttiento económico y a la acutnula- to y acierto es educar a los niños no tanto
ción de capital sin freno, así como en la en la exigencia y reivindicación de los de-
tendencia a estimar cada vez más los as- rechos, sino en la importancia del cumpli-
pectos expresivos de la acción en detri- miento de las obligaciones. 1'ara que los
mento de los instrumentaíes. Se puede ciudadanos sean forntaCiOS en el sentido
afirrnar, sin temor a equivocarse, que los de la responsabilidad, no hay mejor ejent-
valores de los nuevos movimientos socia- plo que el recibido cuando son niños en el
les se inscriben dentro de esta amplia tua- ambiente fantiliar. AI contrario, resulta muy
triz. La defensa de los derechos huntanos, difícil que los educandos se embeban de
la solidaridad con los cíesfavorecidos, el virtudes públicas y de valores postm:ttcri:t-
humanitarismo y la aversión a la violencia, listas cuando existe una disonancia axioló-
el pacifismo, el ecologismo y la protección gica entre los contenidos educativos que
del medio ambientc, el amparo de la infan- se transmiten en la escuela y en la famiii:t.
cia o el feminisnto son algunas de las Una de las forntas a tr.tvés de las cua-
orientaciones culturales que hallantos en les la familia puede contribuir a forntar ciu-
las sociedades mocternas avanzadas, cuya dadanos activos y cotnprometidos es
aparición en clécacías recíentes acontpaña mediante un ntejor conocimiento de las
los procesos de indivictuaíización y coinci- necesidades del otro. Sin duda, cl aprendi-
de con el declive del 1'orciismo y la tenden- zaje de la empatí:t y del respeto por la per-
cia a la globalización. sonalidad, ideas o preferencias de los
La familia constituye uno de los mar- demás constituye un requisito indispensa-
cos privilegiados donde se nutren y transmi- ble para el ejercicio del di.ílogo y del ínter-
ten estos nuevos valores. No disponemos cantbio, tanto en el :íntbito privado como
de estudios especializados sobre los pro- en cl público; pero sobre todo supone un
cesos a través de los cuales se generan valor añadido en una socicdad r.ula vcz
dichas pautas ni de los mecanismos me- tnás plural desde el punto de vista cultural.
diante los cuales se endosan a las próxi- Asimistno, el control de las entociones y cle
mas generaciones. En todo caso, está claro los sentimientos inherente al cles:trrollo cle
que tratándose de prei'erencias de tipzt pri- lo que se ha dado en ll:uttar Ia irrtelis;c^rlricr

2S
entocional no sólo es necesario para el éxi- dad democrática. Tan sólo quisiera refle-
to en la vida sino para el fomento de la to- xionar sobre la utilidad de concebir la fa-
lerancia y la interacción entre las distintas milia como paradigma de la socieciad
culturas. multicultural en la medida en quc ejempli-
En este contexto, la familia puede ser fica la conjugación de los principios pre-
considerada como una metáfora cie la so- suntamente antitéticos cie igualclad y
ciedad multicultural. I:n las sociedades oc- diferencia.
cidentales de principio de siglo, los En efecto, uno de los retos que plantea
espacios público y privado se retlejaban el avance hacia sociedades con una cre-
entre sí cada vez más. Ya transcurrió la ciente diversidad cultural es la compatibili-
época en que la familia era un coto cerra- dad entre la igualdad de oport^midacíes,
do a las intluencias del exterior, donde pri- requisito para la potenciación del talento
maban unos valores disonantes con los que de todos los ciudadanos y su acceso equi-
imperaban en el espacio público (universa- tativo a los bienes públicos (ya sean opor-
lismo, logro, individualismo). La fantili<t nu- tunidades laborales o bien recursos
clear privada se hallaba simUólicanlente culturales) con el reconocimiento y la
aislada del resto de la sociedad, abierta y aceptación de la diferencia entre los miem-
competitiva, no tanto para preserv:tr la ca- bros de distintas culturas. I?l Itecho de que
lidez emacional yue presuntamente se los principios democráticos hay:tn penetra-
daba en su seno, sino en la medida en que do en ^ a familia trae consigo una aproxi-
su caráctcr premoderno contrastaba con mación entre lo público y lo privado. De la
los principios dominantes que regían la or- misma forma que el tIIUndO piiblico nos
ganización social en su conjunto. Con la ofrece un paradigma de gobierno detno-
incorporación de la ntujer al mercado cte crático aplicable al universo privado, es
trabajo, la creciente indivicíualización de posiblc que dc la organización de la fami-
las relaciones privadas y una mayor pene- li:t se puedan extraer enseñanzas útiles
tración del mercado y cíel Istado en el es- para la estructuración cíel espaeio público.
pacio familiar, actualmente se da una L'n las colectividades culturalmente Itc-
permeabilidad mucho mayor entre los ám- terogéncas cotno t^stados Unidos, hasta
bitos público y privado, que fnvorece una hace un par de décadas la presen^ación de
fecundación mu[ua así como un trasvase l:t identidad ^tnic:t se ltallaba a rargo dc la
de conceptos y experiencias entre atllbOS. familia. De la misma forma que las creen-
í?n todas las sociedades las relacíones cias religios:ts se transmitían b:ísican^ente
fatniliares y de parentesco ltan setvido dc en el entorno familiar, las tr:uliciones de
modelo para la configuración simbólica de los grupos culturalmente minc^ritarios eran
las comunid:tcíes políticas. Los términos de conservadas en el esp:u^io privado. Con el
parentesco (padre, madre, hijo, herniano) advenimiento del multiculturaíistuo, la et-
se han utiliz.ado a guisa de lengu:tjc para nicidad salta a la palestra pítblica. Se tr.u:t
pergeñar imágenes cle cónto clebían ser las de un movimicnto dc amplio ralado, p:tr:t-
relaciones entre gobernantes y goberna- lelo a l:t confusión cntre lo priv:tdo y lo pú-
dos. Un buen rey debía ser como un padre blico a la quc aludía uiás arriba, por cl cual
para sus súbditos, la fraternidad como vir- preferencias antes privadas se convicrtcn
tud republieana encontraba su fundanicn- en objcto de debate público (Playuer,
to en el Itecho de pertenecer todos a una 1)99). Las políticas f:tmiliares, la em:tncip:t-
misma patria. No pretcncío ens:tlzar esos ción de las mujeres, la violencia dom ^stica
usos lingiíísticos yue, al fin y al cabo, a o el dcrcclto al aborto son :tlgunas dc las
memido est:ín asociados con iin p:tterna- cuestioncs quc antes eran dc ínciolc: esU-ic-
lisn^o ajeno a los principios de un:t socic- t:tnlente privada y:tltora mcrecen t:t :tten-

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ción de todos los ciudadanos. Con la diver- de las mejores ilustraciones de la fusión
sidad cultural sucede algo parecido, pero entre el particularismo y el universalismo.
se trata de un movimiento a dos bandas Lo mismo sucede con el género: hom-
porque ello también significa plantear en bres y mujeres pueden ser a la vez diferen-
el interior de la familia los temas de la tes e iguales. Diferentes por su biología,
igualdad y la autonomía, que siempre han por su capacidad de traer hijos al tnundo y
sido asuntos públicos por antonomasia. En tal vez por sus distintas estrategias repro-
la medida en que la familia se torna poten- ductivas; íguales, en cuanto que las tnuje-
cialmente democrática, es comprensible res ya han demostrado que podían emular
que la igualdad de derechos y el alcance e incluso superar a los hombres ya sea en
de la ciudadanía, antes sólo planteados en el campo educativo, laboral o cualesquiera
el dominio público, pasen ahora a tener otras actividades. Anteriormente me he re-
también una dimensi8n privada. ferido a la necesidad de aumentar las cotas
Mi propuesta es que las relaciones que de igualdad en el interior del universo fa-
se establezcan en el seno de la familia pa- miliar, especialmente en lo que se refiere a
sen a ser referente para la organización del la dimensión de género. Si no fuera así, las
espacio público. En pocas palabras, es pre- mujeres, cada vez con mejores credenciales
ciso importar igualdad dentro de la familia educativas y con una participación creciente
y exportar diversidad fuera de ella. Si que- en el mercado de trabajo, se sentirían injus-
remos avanzar hacia una familia democrá- tamente maltratadas. Es preciso desarrollar
tica, es necesario que el rnovimiento a normas de equidad en cada unidad fami-
favor de la igualdad, surgido en el espa- liar que ret]ejen un reparto equitativo cle
cio público, tenga una traducción en la es- cargas entre los miembros del hogar y
fera privada. Para que hombres y mujeres combinen igualdad y diferencia en dosis
puedan ser ciudadanos de pleno derecho y que sean aceptables para ellos.
participar en igualdad de condiciones en el En el caso de los niños, combinar cri-
ámbito político y económico, debe de haber terios de igualdad con el necesario recono-
un reparto más equitativo de cargas y obli- cimiento de la diferencia, plantea tnayores
gaciones familiares. Ello se podrá lograr dificultades. Por supuestq debe respetarse
con una mayor participación de los varo- su dignidad y sus derechos como menores,
nes en las responsabilidades familiares, pero el proceso educativo requiere que los
pero sobre todo con unas políticas fami- padres conserven un ascendiente sobre
liares más generosas y con una mejor ellos. Al mismo tiempo, a medida que vnn
conciliación entre la vicía laboral y fami- madurando, conviene que vayan asumien-
liar, favorecidas por medio de medidas do sus responsabilidacíes y que participcn
públicas. de alguna forma en la toma de decisionca,
Por otra parte, en las relaciones fami- al menos en Io que respecta al ámbito que
liares la atención a la diferencia siempre ha les concierne. La clave de una socializa-
sido ha sido algo natural y espontáneo. ción adecuada consiste en saber mantener
No parece que en la familia haya una un equilíbrio entre estos elementos, cosa
contradicción entre tratar por igual a to- no siempre fácil.
dos los hijos, chicos o chicas, y atender a Ante esta propuesta se podrían pre-
sus necesídades particulares. El hecho de sentar diversas objeciones:
que para los padres sus hijos sean singula-
res, únicos y distintos no quita que puedan • En primer lugar, es harto conocida
ser al propio tiempo iguales en lo que res- la desconfianza de los reformadores
pecta a la educación o la sucesión, por sociales con respecto a la familia.
ejemplo. Así pues, la familia constituye una Teniendo en cuenta que se conside-

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ra como depositaria de la tradición, y el proteccionismo, entre el reco-
del sentimiento religioso y de la nocimiento de la diferencia y la ra-
identidad, es comprensible que tificación de la desiguatdad. Sin
desde el Siglo de las Luces la familia embargo, sí hay una frontera clara
haya sido vista con suspicacia por entre tratar de aprovechar las debi-
el pensamiento progresista al cons- lidades de los grupos que se hallan
tituir supuestamente un poderoso en una situación de inferioridad
freno para el avance de la libertad y para explotarlos y conculcar sus de-
de la igualdad. Ya sea porque se es- rechos, o bien respetar su dignidad,
timaba como un peligro que ciertas evitar perjudicarlos y trabajar para
prácticas políticas y económicas su emancipación. En este sentido,
fueran modeladas de acuerdo con se pueden valorar positivamente las
principios de parentesco (relacio- diversas experiencias de la llamada
nes de patronazgo y clientelismo), discriminación positiva o acción
ya sea porque determinados valores afirmativa. Tratar exquisitamente
familiares eran reputados como in- igual desde un punto de vista for-
ductores de la reproducción de la mal a grupos sociales, categorías de
desigualdad, a pesar de los esfuer- la población o naciones, dotados de
zos de igualar oportunidades en el organizaciones sociales muy dispa-
sistema educativo, la familia era con- res o que presentan grados muy di-
siderada, si cabe, como un antimode- versos de desarrollo económico, es
lo de lo que debía ser el mundo una manera de mantener los privi-
público. Sin embargo, si se acepta mi legios de aquellos que controlan las
tesis de la creciente homologación reglas del juego y que, por lo tanto,
entre los espacios público y privado las conocen tan a fondo como para
desde el momento en que la familia poder competir con ventaja e incluso
deja de ser un enclave premoderno cambiarlas cuando más les conven-
en una sociedad cada vez más so- ga. Con todo, no se debe olvidar que
metida al influjo del mercado y del el gueto, el bantustán o la reserva in-
Estado, este reparo cae por su pro- dia, so pena de preservar la diferen-
pio peso. cia y la autarquta de las poblaciones
oprimidas, tarnpoco contribuyen en
• En segundo lugar, de la propuesta
gran medida a su manumisión, sino
anterior se podría desprender mi
más bien a todo lo contrario.
defensa hacia la tesis de que tal vez
deberia tratarse a las culturas mino- En las sociedades modernas avanza-
ritarias atendlendo a su condición das, el binomio igualdad-diferencia se con-
infantil. Nada más lejos de mi pen- figura como una de las matrices básicas
samiento. Precisamente, a menudo para el troquelado de las relaciones socia-
se guardan las formas al tiempo que les, tanto en el ámbito público como en el
se mantienen las disparidades exis- privado. En cada campo de actividad debe
tentes ya sea entre pueblos o deter- hallarse la fórmula que permita conjugar la
minadas categorías de individuos, necesidad de igualdad con el reconoci-
lo cual redunda en su discrimina- miento de la diferencia. Un paradigma que
ción. Las diferencias de género re- combine equidad y diversidad parece un
presentan un caso obvio. No niego patrón sumamente apropiado para una so-
que se trata de un asunto bastante ciedad en la que el pluralismo cultural se
espinoso, ya que resulta harto difícil está convirtiendo en una realidací cada vez
trazar la línea entre el paternalismo más afianz.ada. AI mismo tiempo, parece

il
conveniente que, tanto en la escuela ESPING-ANDERSEN, G.: Social Fotrndations of
como en la familia, los niños sean edu- Postindtcstrial Economies. Oxford,
cados teniendo en cuenta estas nuevas University Press, 1999.
circunstancias. En este sentido, debemos FLAQuER, L.: De la vida privada. Barcelona,
saber aprovechar el caudal de experien- Edicions 62, 1982.
cias del campo familiar, donde resulta - La estrella menguante del padre. Bar-
posible conjugar universalismo y particu- celona, Ariel, 1999.
larismo sin contradicción aparente. La fa- -^Is there a Southern European model of
milía que está emergíendo, más abierta a family policy?^, en As'rRln PFENNING y
las influencias del exterior que ía de an- Trtot^tAS BAt-n.E (eds.): Families and Fa-
taño y, por consiguiente, más democráti- mily Policies in Europe. Comparative
ca e igualitaria, puede también brindar PerspecMtaes. Frankfurt a.m./New York,
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