Ipm Tema 11 - Torax Respiratorio
Ipm Tema 11 - Torax Respiratorio
Ipm Tema 11 - Torax Respiratorio
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C A P Í T U L O
Tórax y pulmones
La serie de Bates ofrece estos recursos adicionales para reforzar el aprendizaje
y facilitar la comprensión de este capítulo:
■ Bates. Guía de bolsillo de exploración física e historia clínica, 8.a edición
■ Bates. Guía visual para la exploración física (vol. 9, Tórax y pulmones)
■ Recursos en línea disponibles en thePoint para estudiantes y profesores: http://thepoint.lww.com/
espanol-Bickley_12e
Anatomía y fisiología
Estudia la anatomía de la pared del tórax, con identificación de las estructuras ilustradas
(fig. 8-1). Nota que el número del espacio intercostal es el mismo que el de la costilla
suprayacente.
Escotadura
yugular
Segunda
costilla
Manubrio
del esternón
Segundo
espacio
Ángulo esternal
intercostal
Segundo
cartílago
costal
Cuerpo del esternón
Apófisis xifoides
Uniones
costocondrales
Ángulo costal
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Eje vertical. Para localizar las estructuras del tórax, aprende a numerar las costillas
y los espacios intercostales (fig. 8-2). Coloca tu dedo en la curva hueca de la escotadura
yugular o esternal y desplázalo aproximadamente 5 cm hasta el puente óseo horizontal,
donde el manubrio se une al cuerpo del esternón, llamado ángulo esternal o de Louis.
Directamente adyacentes al ángulo esternal se encuentran la 2.a costilla y su cartílago
costal; a partir de ahí, utilizando dos dedos, “desciende” por los espacios intercostales
sobre una línea oblicua, ilustrada por los números rojos en la imagen siguiente (nota que
las costillas en el borde inferior del esternón pueden estar muy cercanas entre sí para
contarse correctamente). A fin de localizar los espacios intercostales en una mujer, des-
plaza la mama hacia afuera o palpa en una ubicación más interna. Evita presionar dema-
siado sobre el tejido mamario hipersensible.
Nota que el cartílago costal de las primeras siete costillas se articula con el esternón; los de
la 8.a, 9.a y 10.a costillas lo hacen con los dos cartílagos costales suprayacentes inmediatos.
Las costillas 11.a y 12.a o “flotantes” no tienen inserciones anteriores. La punta cartilaginosa
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de la 11.a costilla suele percibirse a los lados, y la 12.a costilla se palpa en la cara posterior.
Cuando se palpan, los cartílagos costales y las costillas se perciben idénticos.
En la cara posterior del tórax, la 12.a es el punto de inicio para contar al resto de las
costillas y los espacios intercostales, de manera que proporciona una alternativa al bor-
daje anterior (fig. 8-3). Con los dedos de una mano, presiona hacia adentro y arriba
sobre el borde inferior de la 12.a costilla; después, “asciende” por los espacios intercos-
tales, numerados en rojo en la siguiente imagen, o sigue una línea ascendente más
oblicua hacia el frente del tórax.
Apófisis espinosa de C7
Apófisis espinosa de T1
1
1
2
2
3
3
4
4
5
5
6
6
7
7
Séptima
8 costilla
8
9
9 Ángulo inferior
de la escapula
10
10
El ángulo inferior de la escápula es otro punto de referencia óseo útil; suele encontrarse
a nivel de la 7.a costilla o el espacio intercostal.
Las apófisis espinosas de las vértebras también son puntos de referencia útiles. Cuando
se flexiona el cuello hacia adelante, la que hace más protrusión suele ser la apófisis de
la vértebra C7. Si hay dos apófisis prominentes equivalentes, corresponden a C7 y T1.
Con frecuencia puedes palpar y contar las apófisis por debajo, sobre todo cuando
la columna vertebral se encuentra en flexión.
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ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
F I G U R A 8 - 4 . Líneas medioesternal,
medioclavicular y axilar anterior.
Línea axilar
media
Línea axilar
posterior
Línea
escapular
Línea
vertebral
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ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA
Pulmones, cisuras y lóbulos. Imagina los pulmones, sus cisuras y lóbulos sobre
la pared del tórax. En la cara anterior, el ápice de cada pulmón se eleva aproximadamente
2-4 cm por arriba del tercio interno de la clavícula (fig. 8-7). El borde inferior del pulmón
cruza la 6.a costilla en la línea medioclavicular y la 8.a en la línea media axilar. En la cara
posterior, el borde inferior del pulmón yace casi a nivel de las apófisis espinosas de T10
(fig. 8-8). A la inspiración, desciende en la cavidad torácica durante la contracción y el
descenso del diafragma.
Ápice
del pulmón
LSI LSD
Apófisis espinosa
LSD LSI de T3
Cisura
horizontal
LMD
Cisura LII LID
oblicua LID LII
Descenso
inspiratorio
Cada pulmón está dividido casi a la mitad por una cisura oblicua (mayor), la cual puede
imaginarse como una cuerda que transcurre de forma oblicua de la apófisis espinosa
de T3 hacia abajo y rodeando al tórax hasta la 6.a costilla en la línea medioclavicular
(fig. 8-9). El pulmón derecho está subdividido adicionalmente por una cisura horizontal
(menor). En la cara anterior, esta cisura transcurre cerca de la 4.a costilla y se une a la cisura
oblicua de la línea axilar media cerca de la 5.a costilla. El pulmón derecho se divide entonces
en lóbulos superior, medio e inferior (LSD, LMD y LID). El pulmón izquierdo tiene sólo dos
lóbulos: superior e inferior (LSI, LII) (fig. 8-10). Cada pulmón recibe sangre desoxigenada
de su rama de la arteria pulmonar. La sangre oxigenada regresa de cada pulmón hacia la
aurícula izquierda a través de las venas pulmonares.
LSD
LSI Cisura oblicua
izquierda
LMD
LID LII
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Por lo general, los datos de la exploración física se correlacionan con los lóbulos sub-
yacentes. Los signos en el campo pulmonar superior derecho, por ejemplo, casi con
certeza provienen del lóbulo superior derecho. Sin embargo, los signos que se encuentran
por fuera, en el campo pulmonar medio derecho, podrían provenir de cualquiera de los
tres diferentes lóbulos de ese lado.
Tráquea Tráquea
Pleuras. Dos superficies pleurales o membranas serosas continuas separan a los Las acumulaciones de líquido pleural
pulmones de la pared del tórax. La pleura visceral cubre la cara externa de los pulmo- (derrames pleurales) pueden corres-
nes. La pleura parietal reviste la cavidad pleural en la cara interna de la caja costal y la ponder a trasudados, que se observan
cara superior del diafragma. Entre las pleuras parietal y visceral se encuentra el espacio en la insuficiencia cardíaca, la cirrosis y
pleural, que contiene el líquido pleural seroso. La tensión superficial de este líquido el síndrome nefrótico, o exudados, que
mantiene el pulmón en contacto con la pared torácica, lo que le permite expandirse y se observan en numerosos trastornos
que incluyen neumonía, cáncer, embo-
lia pulmonar, tuberculosis y pancreatitis.
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contraerse durante la respiración. La pleura visceral carece de nervios sensitivos, pero La irritación de la pleura parietal pro-
la pleura parietal tiene una inervación rica de los nervios intercostales y frénicos. duce dolor pleurítico con la inspira-
ción profunda en la pleuresía vírica,
la neumonía, la embolia pulmonar, la
pericarditis y las enfermedades vascu-
lares del colágeno.
Respiración. Es principalmente automática, controlada por los centros respirato-
rios del tronco encefálico, que generan el impulso neuronal hacia los músculos de la
respiración. El principal músculo inspiratorio es el diafragma. Durante la inspiración,
el diafragma se contrae, desciende dentro del tórax y expande la cavidad torácica,
comprime el contenido del abdomen y empuja hacia delante su pared. Los músculos
de la caja costal también expanden el tórax, en especial los escalenos, que van de las
vértebras cervicales a las primeras dos costillas, y los intercostales paraesternales, que
cruzan de forma oblicua desde el esternón hasta las costillas. Conforme se expande el
tórax, la presión intratorácica disminuye y dirige el aire a través del árbol traqueo-
bronquial hacia los alvéolos, o sacos aéreos distales, que llenan los pulmones en
expansión. El oxígeno se difunde al interior de los capilares pulmonares adyacentes
conforme se intercambia el dióxido de carbono de la sangre al interior de los alvéolos.
Durante la espiración, la pared del tórax y los pulmones se retraen, y el diafragma se relaja
y eleva de forma pasiva. Los músculos abdominales ayudan a la espiración. Conforme
fluye aire al exterior, el tórax y el abdomen retornan a sus posiciones de reposo.
Vientre
esternal del músculo
Vientre esternocleidomastoideo
clavicular
Músculos escalenos
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Anamnesis
● Dolor de tórax
● Dificultad respiratoria (disnea)
● Sibilancias
● Tos
● Esputo con estrías de sangre (hemoptisis)
● Somnolencia en el día o ronquidos y trastornos del sueño
Dolor de tórax. Las manifestaciones de dolor o malestar torácico despiertan preocu- Véase la tabla 8-1, “Dolor torácico”,
paciones en cuanto al corazón, pero con frecuencia surgen de otras estructuras en pp. 330-331.
el tórax y los pulmones. Para valorar el síntoma, debes hacer una investigación de las
causas tanto torácicas como cardíacas. Las fuentes de dolor torácico se presentan a
continuación. Para este importante síntoma, ten en mente todas estas posibilidades.
Tu pregunta inicial debe ser tan abierta como sea posible: “¿Tiene usted algún malestar o Un puño cerrado sobre el esternón
sentimiento desagradable en el tórax?”. Pide al paciente que señale la localización del sugiere una angina de pecho; un dedo
dolor en esa región. Observa cualquier gesto conforme el paciente describa su dolor. que señala un punto hipersensible en la
Indaga los siete atributos del dolor de tórax para distinguir entre sus diversas causas pared torácica sugiere dolor musculoes-
(véase p. 79). quelético; una mano que se desplaza del
cuello al epigastrio sugiere pirosis.
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Dificultad respiratoria (disnea) y sibilancias. La dificultad respiratoria o dis- El grado de disnea, combinado con la
nea es una percepción indolora, pero incómoda, de la respiración, que es inapropiada espirometría, constituye un compo-
con respecto al grado de ejercicio.5 Valora de manera exhaustiva este síntoma revelador nente clave de los principales sistemas
de las enfermedades cardíacas y pulmonares. de clasificación de la enfermedad pul-
monar obstructiva crónica (EPOC), que
guía el tratamiento de los pacientes.6-8
Pregunta: “¿Ha tenido usted alguna dificultad con la respiración?”. Averigua si los sínto-
mas se presentan en reposo o con el ejercicio, y qué tanta actividad da lugar a su inicio.
Debido a las variaciones en edad, peso corporal y condición física, no hay una escala Véase la tabla 8-2, “Disnea”, pp. 332-333.
absoluta para cuantificar la dificultad respiratoria. En su lugar, haz todo esfuerzo posible
por determinar su intensidad con base en las actividades cotidianas del paciente.
¿Cuántos pasos o escalones puede recorrer antes de hacer una pausa para respirar?, ¿qué
hay en cuanto a cargar las bolsas de abarrotes, utilizar la aspiradora o arreglar la cama?,
¿ha alterado su dificultad respiratoria el estilo de vida y las actividades diarias del
paciente?, ¿cómo? Indaga de manera precisa el momento y el contexto, cualquier síntoma
vinculado y los factores que alivian o agravan la manifestación.
La mayoría de los pacientes relacionan la dificultad respiratoria con su grado de acti- Los pacientes con ansiedad pueden
vidad. Aquellos con ansiedad presentan un cuadro clínico diferente. Pueden describir presentar disnea episódica durante el
dificultad para hacer una respiración suficientemente profunda, una sensación de reposo y el ejercicio, así como hiper-
ahogo con incapacidad para obtener suficiente aire, y parestesias, que son sensaciones ventilación, o respiración rápida y
de “hormigueo” alrededor de los labios o en las extremidades. poco profunda.
Las sibilancias son ruidos respiratorios musicales que pueden ser audibles para el paciente Las sibilancias ocurren en la obstruc-
y otras personas. ción parcial de las vías aéreas bajas
por secreciones e inflamación tisular
en el asma, o por la presencia de un
cuerpo extraño.9
Tos. La tos es un síntoma frecuente que varía en su significado, de trivial a ominoso. Véase la tabla 8-3, “Tos y hemoptisis”,
De manera habitual, la tos es una respuesta refleja a los estímulos que irritan a los recep- p. 334.
tores en la laringe, la tráquea o los bronquios principales, e incluyen moco, pus, sangre,
así como agentes externos, como alérgenos, polvo, cuerpos extraños o incluso un
aire extremadamente caliente o frío. Otras causas incluyen inflamación de la mucosa
respiratoria, neumonía, edema pulmonar y compresión de los bronquios o bronquiolos
por un tumor, o el crecimiento de ganglios linfáticos peribronquiales. La tos también La tos puede indicar insuficiencia
puede ser de origen cardiovascular. cardíaca izquierda.
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Para la manifestación de tos, procura realizar una valoración exhaustiva. Precisa su dura- La causa más frecuente de tos aguda es
ción. ¿Es aguda, con duración menor de 3 semanas; subaguda, por 3-8 semanas; o crónica, una infección vírica de vías respirato-
de más de 8 semanas de evolución? rias altas. También considera bronqui-
tis aguda, neumonía, insuficiencia
cardíaca izquierda, asma, cuerpo
extraño, hábito tabáquico y trata-
miento con un inhibidor de la ECA. La
tos postinfecciosa, tosferina, pirosis,
sinusitis bacteriana y asma pueden
causar su forma subaguda. Se observa
tos crónica en goteo posnasal, asma,
reflujo gastroesofágico, bronquitis
crónica y bronquiectasias.10-17
Pregunta si la tos es seca o produce esputo o flemas. El esputo mucoide es traslúcido, blanco
o gris, y se observa en las infecciones
víricas y la fibrosis quística; el esputo
purulento, amarillo o verde, suele
acompañar a la neumonía bacteriana.
Pide al paciente que describa el volumen de cualquier esputo, así como su color, olor El esputo con mal olor se presenta en
y consistencia. los abscesos pulmonares por microorga-
nismos anaerobios, y el esputo espeso
persistente en la fibrosis quística.
Para ayudar a los pacientes a cuantificar el volumen, intenta con una pregunta de opción Hay grandes volúmenes de esputo
múltiple: “¿Cuánto piensa que expectoró en 24 h: una cucharadita; una cucharada; un purulento presentes en las bronquiec-
cuarto, media o una taza completa?”. Si es posible, pide al paciente que tosa sobre tasias y el absceso pulmonar.
un pañuelo desechable; haz una inspección de la flema y anota sus características. Los
síntomas más vinculados con la tos a menudo ayudan a determinar su causa. Son síntomas útiles para el diagnóstico,
la fiebre y la tos productiva en la neu-
monía; las sibilancias en el asma; y
el dolor de tórax, la disnea y la ortopnea
en los síndromes coronarios agudos.
Hemoptisis. Se refiere a la expectoración de sangre desde las vías respiratorias bajas; Véase la tabla 8-3, “Tos y hemoptisis”,
puede variar desde un esputo con estrías sanguinolentas hasta la presencia franca p. 334. Las causas incluyen bronquitis;
de sangre. En los pacientes que informan de hemoptisis, cuantifica el volumen de sangre cáncer y fibrosis quística, y con menor
contenido, el contexto y la actividad, así como cualquier síntoma vinculado. La hemop- frecuencia, bronquiectasias, estenosis
tisis es rara en los lactantes, niños y adolescentes. mitral, síndrome de Goodpasture y gra-
nulomatosis de Wegener. La hemopti-
sis masiva (más de 200 mL) puede
poner en riesgo la vida.18
Antes de utilizar el término “hemoptisis”, trata de confirmar la fuente de la sangre. La sangre de origen gástrico suele ser
Ésta, o un material con estrías sanguinolentas, puede originarse de la nariz, la boca, más oscura que la que proviene de
la faringe o el tubo digestivo, y con facilidad se etiqueta de forma errónea. Si se vomitó, las vías respiratorias, y puede mez-
probablemente provenga del tubo digestivo. En ocasiones, no obstante, la sangre de la clarse con partículas alimentarias.
nasofaringe o del tubo digestivo se aspira, y después se expectora.
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Somnolencia en el día, ronquidos y trastornos del sueño. Los pacientes Estos síntomas, en especial la somnolen-
pueden informar de una excesiva somnolencia y fatiga en el día. Indaga los problemas de cia durante el día y los ronquidos, son
ronquido, apneas atestiguadas (definidas como ceses respiratorios durante 10 seg o más), índice de apnea obstructiva del sueño,
despertares con sensación de ahogamiento, o cefalea matutina. habitual en pacientes con obesidad,
mala oclusión posterior de la mandíbula
(retrognatismo), hipertensión resistente
al tratamiento, insuficiencia cardíaca,
fibrilación auricular, ictus y diabetes de
tipo 2. Los mecanismos incluyen inesta-
Promoción y asesoramiento bilidad del centro respiratorio del tronco
encefálico, estimulación desordenada
sobre salud: evidencia del sueño, contracción desordenada de
los músculos de vías aéreas superiores
y recomendaciones (disfunción del geniogloso) y cambios
anatómicos que contribuyen al colapso
de las vías aéreas, como la obesidad,
entre otros.19,20
Temas importantes para la promoción
y el asesoramiento sobre salud
Cese del hábito tabáquico. A pesar de las tasas decrecientes de tabaquismo en las
últimas décadas, el 19% de los adultos estadounidenses continúan fumando, aunque el
porcentaje de fumadores cuantiosos (más de 30 cigarrillos diarios) ha descendido aproxi-
madamente del 13 al 8%.21 Casi el 90% de los fumadores fumó su primer cigarrillo a los
18 años.22 Alrededor del 23% de los estudiantes de bachillerato y el 7% de los de secunda-
ria consumen productos del tabaco, con gran frecuencia cigarrillos o puros, y con mayor
intensidad los hombres que las mujeres. Los fumadores tienen más probabilidad de presen-
tar enfermedad cardiovascular, enfisema y cáncer pulmonar. El consumo de tabaco es la
principal causa prevenible de muerte prematura en Estados Unidos, la cual contribuye con
una de cada cinco muertes al año.23 La mitad de los fumadores a largo plazo mueren por
enfermedades relacionadas con el tabaquismo y pierden un promedio de 10 años de vida.
■ El riesgo de ictus disminuye en 2-5 años hasta el mismo grado que en un no fumador.
El United States Preventive Services Task Force (USPSTF) otorgó una recomendación de
grado A a la detección del tabaquismo en todos los adultos, en particular embarazadas, y
a la realización de intervenciones para el cese del hábito a todos los que lo practicaban.24
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Además de contribuir con los cánceres del aparato respiratorio, el tabaquismo se relaciona
con los de vejiga, cuello uterino, colon y recto, riñón, bucofaringe, laringe, esófago, estó-
mago, hígado y páncreas, así como con la leucemia mieloide aguda.25 El hábito tabáquico
aumenta el riesgo de infertilidad, parto pretérmino, bajo peso al nacer y síndrome
de muerte súbita del lactante, y tiene relación con el desarrollo de diabetes, cataratas y
artritis reumatoide. Los no fumadores expuestos de forma pasiva también tienen mayor
riesgo de padecer cáncer pulmonar, infecciones óticas y respiratorias, y asma.
Los profesionales clínicos deben centrarse en la prevención y el cese del hábito tabáquico,
en especial en adolescentes y embarazadas.26 Debido a que la mayoría de los fumadores
acuden a un proveedor de atención médica cada año, y aproximadamente el 70% expresan
interés por dejar el hábito, los profesionales clínicos tienen una oportunidad importante
para identificar y tratar la dependencia del tabaco.27,28 El respaldo conductual y el trata-
miento farmacológico son estrategias eficaces, y su combinación es todavía mejor que
cualquier forma aislada, ya que aborda el síntoma de abstinencia y el deseo intenso de
fumar, además de aumentar la motivación y las destrezas para dejar el hábito. Incluso
los beneficios de intervenciones breves de asesoramiento son considerables, pues reco-
mendar a los fumadores dejar el hábito durante cada consulta aumenta las tasas de su
logro un 30%.29 Utiliza el esquema de las “5 A” o el modelo de etapas de cambio para
valorar la disposición de dejar el hábito.24,30 Las técnicas de entrevista motivacional
también son útiles para los pacientes que aún no están listos para dejar de fumar.27,28
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Cáncer de pulmón
Epidemiología. El cáncer de pulmón es el segundo más diagnosticado en Estados
Unidos y la principal causa de muerte oncológica en hombres y mujeres.33 Se esperaban
más de 200 000 nuevos casos y 160 000 muertes (que representan casi el 27% de todas
las muertes por cáncer) en el año 2014. Las tasas de incidencia y mortalidad han estado
disminuyendo desde el año 2006.
Prevención. Las estrategias más importantes pretenden evitar que las personas
alguna vez utilicen productos de tabaco y hacer que los usuarios dejen el hábito. En
la sección previa se destacan las estrategias de cese del tabaquismo. Evitar las exposicio-
nes ambientales y ocupacionales también puede aminorar el riesgo de cáncer pulmonar.
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hábito actual o abandonado en los últimos 15 años. Los sujetos fueron objeto de tres
detecciones anuales por TCDB o radiografía. Después de casi 7 años de seguimiento, las
muertes por cáncer pulmonar disminuyeron un 20% con la TCDB en comparación con
la radiografía de tórax. No obstante, el beneficio absoluto fue pequeño; para prevenir una
muerte por cáncer pulmonar se requirió la detección en más de 320 sujetos. Aunque
cerca del 40% de los individuos del estudio presentaron una TCDB anómala, más del
95% de los resultados correspondieron a falsos positivos. Esta detección puede llevar a
daño, incluyendo la ansiedad por los resultados falsos positivos, complicaciones por
procedimientos invasivos de diagnóstico y riesgo de cáncer por exposición a la radiación.
Inmunizaciones (adultos)
Influenza. La influenza o gripe puede causar morbilidad y mortalidad sustanciales,
en especial a fines del otoño y en el invierno boreal, con un máximo en febrero.38 El
número de muertes anuales relacionadas con la gripe varía, dependiendo del tipo y sub-
tipo víricos, con cifras que van de unos cuantos miles hasta casi 50 000 muertes. El Advi-
sory Committee on Immunization Practices (ACIP) de los Centers for Disease Control and
Prevention (CDC) actualiza sus recomendaciones de vacunación cada año. Se dispone de
dos tipos de vacuna: la “inyectable”, inactivada de virus muertos, y la de nebulizado nasal,
que contiene virus vivos atenuados, aprobada sólo para personas sanas entre 2 y 49 años
de edad.39 Puesto que los virus de la gripe mutan de un año a otro, cada vacuna contiene
3-4 cepas y se modifica de forma anual. Nota que se recomienda la vacunación anual
para todos aquellos individuos de 6 meses de edad o mayores.
Se recomienda la vacunación anual para todas las personas de 6 meses o mayores, en especial
de los grupos presentados a continuación.40
● Adultos con trastornos pulmonares y cardiovasculares crónicos (excepto hipertensión) y
enfermedades renales, hepáticas, neurológicas, hematológicas o metabólicas (incluida la
diabetes mellitus); y aquellos con inmunosupresión u obesidad mórbida
● Adultos de 50 años de edad y mayores
● Embarazadas y puérperas, hasta las 2 semanas posparto
● Residentes de asilos e instalaciones de atención a largo plazo
● Indígenas estadounidenses y nativos de Alaska
● Personal de atención médica
● Personal en contacto con la familia y cuidadores de niños de 5 años de edad y menores
(en especial lactantes de 6 meses o menores) y adultos de 50 años o mayores con trastornos
clínicos que los ubican en un mayor riesgo de complicaciones de la gripe
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TÉCNICAS DE EXPLORACIÓN
Técnicas de exploración
Para mejores resultados, explora la cara posterior del tórax y los pulmones con el paciente
sentado, y la cara anterior y los pulmones, en decúbito supino. Sé considerado cuando
manejes la bata del paciente. En los hombres, disponla de manera que pueda verse
todo el tórax. En las mujeres, cubre la cara anterior del tórax cuando explores la pos-
terior; para la exploración de la cara anterior, coloca la bata sobre cada hemitórax
conforme exploras el otro. Empieza con la inspección y después palpa, percute y
ausculta. Trata de visualizar los lóbulos subyacentes y comparar el campo pulmonar
derecho con el izquierdo; señala con cuidado cualquier asimetría.
■ Con el paciente sentado, explora la cara posterior del tórax y los pulmones. Los brazos
deben plegarse atravesando el tórax, con las manos apoyadas, de ser posible,
en los hombros del lado opuesto. Esta posición separa las escápulas y aumenta el acceso
a los campos pulmonares. A continuación, pide al paciente que se acueste.
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■ Con el paciente en posición supina, explora la cara anterior del tórax y los pulmones.
En las mujeres, esta posición permite desplazar con suavidad las mamas. Algunos
profesionales clínicos exploran las caras posterior y anterior del tórax con el paciente
sentado, lo que también es suficiente.
■ Para los pacientes que no se pueden sentar, pide ayuda, de manera que puedas explorar
la cara posterior del tórax en posición sentada. Si esto no es posible, haz girar al
paciente en decúbito hacia un lado y después al otro. Percute y ausculta ambos pul-
mones en cada posición. Debido a que la ventilación es relativamente mayor en el
pulmón más bajo, tienes mayores probabilidades de escuchar sibilancias o estertores
(crepitantes) anómalos en este sitio (véase p. 325).
■ Haz una inspección del color del paciente en cuanto a cianosis o palidez. Recuerda La cianosis de labios, lengua y mucosa
hallazgos previos importantes, como la forma y el color de las uñas de las manos. bucal indica hipoxia. La palidez y el
sudor (diaforesis) son frecuentes en la
insuficiencia cardíaca. Hay acropaquia
(véase p. 211) en las bronquiectasias,
la cardiopatía congénita, la fibrosis
pulmonar, la fibrosis quística, el abs-
ceso pulmonar y el cáncer.
■ Escucha los ruidos audibles de la respiración. ¿Hay algún silbido audible sobre el cue- El silbido inspiratorio audible de tono
llo o los pulmones durante la inspiración? alto, o estridor, es un signo ominoso
de obstrucción de las vías aéreas altas
en la laringe o la tráquea que requiere
evaluación urgente. Las sibilancias
son espiratorias o continuas.
■ Haz una inspección del cuello. Durante la inspiración, ¿hay contracción de los músculos El empleo de músculos accesorios
accesorios, a saber, esternocleidomastoideo y escalenos, o retracción supraclavicu- indica dificultad respiratoria por EPOC
lar? Durante la espiración, ¿hay contracción de los músculos intercostales u oblicuos o fatiga de los músculos respiratorios.
abdominales?, ¿se encuentra la tráquea en la línea media? Hay un desplazamiento externo de la
tráquea en el neumotórax, el derrame
pleural y las atelectasias.
También observa la forma del tórax, que normalmente es más ancho que su diámetro Este radio puede exceder el 0.9 en la
anteroposterior. El cociente del diámetro anteroposterior (AP) respecto del lateral suele EPOC, produciendo una apariencia de
ser de 0.7 a 0.75 o hasta 0.9, y aumenta con la edad.43 tórax en barril, aunque la evidencia
de esta correlación es conflictiva.
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■ Retracción anómala de los músculos en los espacios intercostales durante la inspira- Se observa retracción en el asma
ción, visible al máximo en los inferiores grave, la EPOC o la obstrucción de vías
aéreas altas.
■ Alteración o un retraso unilateral (o retardo) de los movimientos respiratorios en uno La alteración o el retraso unilaterales
o ambos lados sugieren una enfermedad pleural por
asbestosis o silicosis; también se
observa en la lesión o el traumatismo
del nervio frénico.
Palpación. Conforme palpas el tórax, enfócate en zonas de hipersensibilidad o equi- Puede haber hipersensibilidad inter-
mosis, expansión respiratoria y frémito. costal sobre las pleuras inflamadas
y los cartílagos costales en la costo-
condritis.
■ Identifica zonas hipersensibles. Palpa con cuidado cualquier zona donde el paciente Son frecuentes la hipersensibilidad, la
manifieste dolor y muestre lesiones o equimosis visibles. Nota cualquier crepitación equimosis y los “desniveles” óseos
palpable, definida por un sonido crujiente o rechinido sobre huesos, articulaciones o sobre una costilla fracturada. La crepi-
piel, con o sin dolor, debido a la presencia de aire en el tejido subcutáneo. tación puede ser palpable ante
fracturas manifiestas y articulaciones
con artritis; se observan crepitación y
edema de la pared del tórax en
la mediastinitis.
■ Valora cualquier anomalía cutánea, como masas o trayectos sinuosos (estructuras cie- Aunque raros, los tractos sinuosos
gas inflamatorias con forma de tubo que se abren en la piel). sugieren infección de la pleura sub-
yacente y el pulmón (como en la
tuberculosis o la actinomicosis).
■ Prueba de expansión torácica. Ubica Se presenta la disminución unilate-
tus pulgares aproximadamente a ral de la expansión del tórax o su
nivel de la 10.a costilla a ambos retraso en la fibrosis crónica pulmo-
lados, con tus dedos sujetando de nar o de la pleura subyacente, el
manera laxa la cara externa de la caja derrame pleural, la neumonía lobular,
costal y en paralelo (fig. 8-14). Con- el dolor pleural con rigidez muscular
forme colocas tus manos, desplázalas antiálgica asociada, la obstrucción
hacia el centro, apenas lo suficiente bronquial unilateral y la parálisis del
para elevar un pliegue laxo de piel hemidiafragma.
entre tus pulgares sobre la columna
vertebral. Pide al paciente que inhale F I G U R A 8 - 1 4 . Valora la expansión
profundamente. Observa la distan- pulmonar.
cia entre tus pulgares conforme se
separan durante la inspiración, y percibe el rango y la simetría de la caja costal
conforme se expande y contrae. Este movimiento a veces se denomina de excursión
pulmonar.
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TÉCNICAS DE EXPLORACIÓN
Cuando percutas la parte posterior baja del tórax, mantente algo de lado, más que
directamente detrás del paciente. En esta posición es más fácil apoyar el dedo plexímetro
con firmeza sobre el tórax, lo que hace más eficaz el golpe del dedo plexor al obtener una
mejor nota de percusión.
■ Cuando compares dos zonas, utiliza la misma técnica de percusión. Percute o golpea
dos veces en cada localización y escucha diferencias en las notas.
■ Aprende a identificar las cinco notas de percusión. Puedes practicar cuatro de ellas solo.
Estas notas difieren en sus cualidades básicas de sonido, intensidad, tono y duración.
Entrena tu oído concentrándote en una cualidad a la vez conforme percutes primero
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Mientras el paciente mantiene ambos brazos cruzados frente al tórax, percute en La matidez sustituye a la resonancia
localizaciones simétricas a cada lado desde su ápice hasta la base. cuando un líquido o tejido sólido
reemplaza al aire que contiene el pul-
món, y ocupa el espacio pleural bajo
■ Percute un lado del tórax y después el otro los dedos percutores. Son ejemplos la
en cada nivel, a manera de escalera, como neumonía lobular, en la que los alvéo-
se muestra en la figura 8-19. Omite las los están llenos de líquido y eritrocitos;
zonas sobre la escápula, pues ahí el gro- 1 1
y la acumulación pleural del líquido
sor del músculo y el hueso altera seroso (derrame pleural), sangre
2 2
las notas de la percusión sobre los pul- (hemotórax), pus (empiema), tejido
mones. Identifica y localiza la ubicación 3 3 fibroso o tumor. La matidez hace a la
y cualidad de cualquier nota de percu- neumonía y al derrame pleural 3 y 4
sión anómala. 6 4 4 6
veces más probables, respectiva-
7 5 5 7
mente.45
La hiperresonancia generalizada es fre-
cuente sobre los pulmones hiperinflados
de la EPOC o el asma. La hiperresonan-
cia unilateral sugiere un gran neumo-
F I G U R A 8 - 1 9 . Percute y ausculta tórax o una bula llena de aire.
con un patrón “en escalera”.
■ Identifica el descenso del diafragma, o su excursión. Primero define el nivel de matidez Esta técnica tiende a sobreestimar los
diafragmática durante la respiración tranquila. Sosteniendo el dedo plexímetro por movimientos reales del diafragma.45
arriba y paralelo al nivel esperado de matidez, percute en pasos progresivos descen-
dentes hasta que la matidez sustituya claramente a la resonancia. Confirma este
nivel de cambio por percusión descendente de zonas adyacentes, tanto por fuera
como por dentro (fig. 8-20).
Localización Resonante
y secuencia
de la percusión
Nivel del
diafragma
Matidez
Matidez
F I G U R A 8 - 2 1 . La ausencia de
descenso del diafragma puede indicar
FIGURA 8-20. Identifica la extensión de la excursión diafragmática. un derrame pleural.
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Observa que con esta técnica estás identificando el límite entre el tejido pulmonar
resonante y las estructuras de mayor matidez debajo del diafragma. No percutas el dia-
fragma, puedes inferir su probable localización por el nivel de matidez.
Auscultación. La auscultación es la técnica de exploración más importante para valo- La ropa de cama, las batas de papel
rar el flujo de aire a través del árbol traqueobronquial. Implica (1) escuchar los ruidos e incluso el vello del tórax, pueden
generados por la respiración, (2) escuchar cualquier sonido accesorio (adventicio) y (3) si generar sonidos confusos de estertor
se sospechan anomalías, escuchar los sonidos de la voz normal o en susurro del paciente que interfieren con la auscultación.
conforme se transmiten a través de la pared del tórax. Antes de iniciar la auscultación, Respecto del vello del tórax, presiona
pide al paciente toser 1-2 veces para despejar la atelectasia leve o el tapón de moco en la un poco más fuerte o humedécelo.
vía aérea que pueden generar ruidos adicionales no importantes.
Escucha los ruidos respiratorios con el diafragma del estetoscopio después de instruir al El movimiento del aire a través de la
paciente para respirar profundamente a través de la boca abierta. Siempre coloca el este- nariz o nasofaringe parcialmente obs-
toscopio directamente sobre la piel. La ropa altera las características de los ruidos truida también puede introducir rui-
respiratorios y puede introducir ruidos de fricción y accesorios. dos anómalos.
Registra la intensidad de los ruidos respiratorios, que refleja la velocidad del flujo de Los ruidos respiratorios pueden estar
aire en la boca y puede variar de una zona a otra. Los ruidos respiratorios son por lo disminuidos cuando el flujo de aire dis-
general más fuertes en los campos pulmonares posteriores e inferiores. Si los ruidos minuye (como en la enfermedad pulmo-
respiratorios parecen atenuados, pide al paciente respirar con mayor profundidad. nar obstructiva o con la debilidad de
Tanto la respiración poco profunda como una pared torácica gruesa pueden alterar la los músculos respiratorios), o cuando
intensidad de los ruidos respiratorios. la transmisión del sonido es mala
(como en el derrame pleural, el neumo-
tórax y la EPOC).
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¿Hay una brecha de silencio entre los ruidos inspiratorio y espiratorio? Esta brecha sugiere ruidos respiratorios
bronquiales.
Escucha el tono, la intensidad y la duración de los ruidos inspiratorio y espiratorio. ¿Los rui-
dos espiratorios vesiculares tienen una distribución normal en la pared torácica?, ¿los
ruidos respiratorios están disminuidos?, ¿hay ruidos respiratorios broncovesiculares o
bronquiales en sitios no esperados? En caso afirmativo, ¿con qué distribución?
Ruidos respiratorios (ruidos pulmonares). Aprende a identificar los rui- En pacientes con frío o tensos, busca
dos respiratorios por su intensidad, tono y duración relativa de sus fases inspiratoria y ruidos de la contracción muscular,
espiratoria. Los ruidos respiratorios normales son: atenuados, resonancia de bajo tono o
retumbo. El cambio de posición del
■ Vesiculares o suaves y de tono bajo, se escuchan durante la inspiración, continúan sin paciente puede eliminarlos. Para
pausa durante la espiración, y después se disipan en casi la tercera parte del período reproducir estos sonidos en ti, haz
de espiración. una maniobra de Valsalva (pujo des-
cendente) mientras escuchas tu pro-
pio tórax.
■ Broncovesiculares, con ruidos inspiratorios y espiratorios casi equivalentes en dura-
ción, a veces separados por un intervalo de silencio. A menudo es más fácil la
detección de diferencias en tono e intensidad durante la espiración.
■ Bronquiales, o de tono más alto, ásperos y de mayor volumen, con un silencio breve
entre los ruidos inspiratorio y espiratorio. Los ruidos espiratorios duran más que los
inspiratorios.
■ Traqueales, o ruidos ásperos de tono alto que se escuchan sobre la tráquea, a nivel
del cuello.
Broncovesiculares Los ruidos Intermedia Intermedio A menudo en el 1.° Si se escuchan ruidos respiratorios
inspiratorios y y 2.° espacio broncovesiculares o bronquiales en
espiratorios intercostal localizaciones distantes de las men-
son casi equiva- de la cara ante- cionadas, sospecha la sustitución de
lentes rior y entre las un pulmón lleno de aire con uno lleno
escápulas
de líquido o un tejido consolidado.
Bronquiales Los ruidos Alta Relativamente Sobre el manubrio
espiratorios alto (las vías aéreas
duran más que proximales más Véase la tabla 8-6, “Ruidos respiratorios
los inspiratorios grandes) y de la voz normales y alterados”,
p. 337.
(continúa )
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Ruidos accesorios (adventicios). Ausculta cualquier ruido accesorio o Para una discusión más amplia y otros
adventicio que se sobreponga a los ruidos respiratorios habituales. La detección de ruidos ruidos agregados, véase la tabla 8-7,
accesorios (estertores, sibilancias y roncus o estertores secos) constituye un punto importante “Ruidos pulmonares accesorios
de la exploración que a menudo lleva al diagnóstico de trastornos cardíacos o pulmona- (adventicios): causas y cualidades”,
res. Los ruidos accesorios más frecuentes se describen a continuación. Observa que en la p. 338.
American Thoracic Society se describe a los roncus como sibilancias de tono bajo (no
relacionadas con secreciones de vías aéreas), por lo que algunos autores recomiendan
utilizar este término.47,48
● Estertores gruesos: de un volumen algo ● Roncus: tono relativamente bajo (150-200 Hz) Muchos profesionales clínicos
mayor, de tono más bajo (menos de con cualidades de ronquido (más de 80 mseg) emplean el término roncus para des-
350 Hz), breves (15-30 mseg) cribir los ruidos por secreciones en las
vías aéreas grandes, que pudiesen
cambiar con la tos.
Fuente: Loudon R, Murphy LH. Lungs sounds. Am Rev Respir Dis. 1994;130:663; Bohadana A, Izbicki G,
Kraman SS. Fundamentals of lung auscultation. N Engl J Med. 2014;370:744.
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■ Volumen, tono y duración, resumidos como estertores finos o gruesos Los estertores inspiratorios finos tar-
díos que persisten de una respiración
■ Número, desde pocos hasta muchos a otra sugieren un tejido pulmonar
anómalo.
■ Momento en el que se presentan durante el ciclo respiratorio
Si escuchas sibilancias o roncus, ten en cuenta su momento y localización. ¿Cambian con En la obstrucción avanzada de la vía
la respiración profunda o la tos? Mantente al tanto del tórax silente, en el que el movi- aérea del asma grave, las sibilancias y
miento de aire es mínimo. los ruidos respiratorios pueden estar
ausentes por un bajo flujo de aire
respiratorio (“tórax silente”), una
urgencia clínica.
Los hallazgos predictivos de EPOC
incluyen combinaciones de síntomas
y signos, en especial disnea y sibilan-
cias, por autoinforme o exploración,
además de un tabaquismo mayor de
70 cajetillas-año, el antecedente de
bronquitis o enfisema y la disminu-
ción de los ruidos respiratorios. El
diagnóstico requiere espirometría y,
a menudo, pruebas pulmonares adi-
cionales.6,53-58
Observa que los ruidos traqueales que se originan en el cuello, como el estridor y la disfun- El estridor y los ruidos laríngeos tie-
ción de cuerdas vocales, se pueden transmitir al tórax y confundirse con sibilancias, lo que nen la mayor intensidad, en tanto las
lleva a un tratamiento inapropiado o tardío. sibilancias y los roncus verdaderos son
débiles o están ausentes en el cuello.47
Toma nota de cualquier roce pleural con ruidos gruesos chirriantes bifásicos que se per- Los roces pleurales se pueden escu-
ciben sobre todo durante la espiración. char en la pleuresía, la neumonía y la
embolia pulmonar.
Ruidos de la voz transmitidos. Si escuchas ruidos respiratorios broncove- La mayor transmisión de los ruidos de la
siculares o bronquiales de localización anómala, valora la transmisión de los ruidos de voz sugiere que las vías aéreas incluidas
la voz utilizando tres técnicas. Con el diafragma del estetoscopio, ausculta en zonas están bloqueadas por la inflamación o
simétricas sobre la pared torácica en busca de resonancias vocales anómalas, motivo de secreciones.47 Véase la tabla 8-6, “Ruidos
sospecha de neumonía o derrame pleural. respiratorios y de la voz normales y alte-
rados”, p. 337.
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■ Egofonía. Pide al paciente que diga “i”. En condiciones normales escucharás un Si al decir “i” suena como “a” con una
sonido de “I” largo y apagado. calidad de balido nasal (como cabra),
hay un cambio de I a A, o egofonía.
■ Broncofonía. Pide al paciente que diga “noventa y nueve”. Normalmente los ruidos Se auscultan broncofonía y egofonía
transmitidos a través de la pared torácica se amortiguan y son indistinguibles. Los de localizadas ante consolidacio-
tono más alto corresponden a la broncofonía. nes lobulares por neumonía. En
pacientes con fiebre y tos, la presencia
de ruidos respiratorios bronquiales y
egofonía aumenta a más del triple la
probabilidad de neumonía.59
■ Pectoriloquia de susurro. Pide al paciente susurrar “noventa y nueve” o “uno-dos- Los ruidos de susurro de mayor volu-
tres”. La voz susurrada en general se escucha apagada e indistinguible, si acaso. men y más claros corresponden a la
pectoriloquia de susurro.
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“El tórax es simétrico con buena expansión. Pulmones resonantes. Ruidos respiratorios vesicu-
lares; sin estertores, sibilancias o roncus. El diafragma desciende 4 cm a ambos lados”.
O
“Tórax simétrico con cifosis moderada y aumento del diámetro AP, expansión disminuida. Los Estos hallazgos sugieren EPOC.
pulmones son hiperresonantes. Los ruidos respiratorios son distantes, con una fase espiratoria
retrasada y sibilancias espiratorias dispersas. Frémito disminuido; no hay broncofonía, egofonía
o pectoriloquia de susurro. El diafragma desciende 2 cm a ambos lados”.
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