Tren Magico
Tren Magico
Tren Magico
Hace decenas de años, cuando todavía no se habían inventado los aviones o los automóviles, existía un
medio de transporte que era apetecido por la mayoría de las personas. Este medio de transporte era
bastante diferente a los de la época, además de ser muy cómodo.
El medio de transporte era un tren, pero no era un tren común, sino que tenía la posibilidad de visitar los
lugares más sorprendentes de la Tierra, como Egipto o China.
No obstante, el tren no solo viajaba a países o lugares que se encontraban en los mapas, puesto que
tenía la posibilidad de ir a sitios imposibles de visitar para los trenes normales.
El país de las golosinas, en el que era posible encontrar todo tipo de dulces y caramelos, hasta los más
exóticos.
El país del algodón, un territorio cubierto únicamente por esta fibra textil y en el cual era posible saltar
sin peligro a golpearse, pues su piso era bastante blando.
El país de los cuentos, en el que sus habitantes contaban todo tipo de historias y leyendas a los
visitantes.
El país de las flores, en el que en cada rincón había cientos de flores de todo tipo. Sin embargo, su visita
no era recomendada para los alérgicos.
El billete para abordar el tren no era posible comprarlo, ya que las hadas eran las encargadas de
entregárselo a las personas que se lo merecían.
Ese tipo de personas debían cumplir tres condiciones, que eran: Anhelarlo con todas las fuerzas,
compartir todo con los demás y tocarse la punta de la nariz con el dedo gordo del pie izquierdo.
Si una persona cumplía esas tres condiciones, tenía la posibilidad de viajar en el tren las veces que
quisiera y al lugar que deseara.
En un pueblo del sur de España vivía un hombre llamado Pedro y tenía 48 años de edad. Él nunca había
viajado en el tren, pues jamás lo había deseado, ya que tenía un gran poder adquisitivo heredado de su
padre.
Sin embargo, un día su padre le dijo que él sí había tenido la posibilidad de viajar en el tren y así logró
visitar el país del oro, por lo cual terminó siendo un hombre rico.
Pedro, un hombre demasiado ambicioso, vio la oportunidad de acumular más riqueza y por primera vez
en su vida decidió anhelar con todas sus fuerzas viajar en el tren. Pese a ello, no era suficiente con eso,
puesto que tuvo que entrenar durante casi dos meses para tocarse la punta de la nariz con el dedo gordo
de su pie izquierdo. Además, fue necesario compartir su riqueza con todos los habitantes del pueblo, a
pesar de que no quería.
Pedro logró acceder al tren, luego de cumplir la tres condiciones. Apenas pasaron unos segundos
después de su entrada al tren, cuando le comunicó al hada conductora que deseaba ir al país del oro.
Pedro consiguió su objetivo y regresó al pueblo con sacos repletos de oro y fue tan imprudente, que no
dudó en decirle a todas las personas del pueblo que lo había conseguido en el país del oro.
Desde ese momento, todas las personas empezaron a desear viajar en el tren para poder ir al país del
oro y convertirse en ricos.
A las hadas no les agradaba mucho que los humanos solo desearan viajar en el tren para convertirse en
ricos, pues eso estaba comenzando a promover el egoísmo y la envidia en la Tierra.
Un día, las hadas se hartaron por completo y destruyeron el tren para que nadie más viajara en él. Aun
así, su corazón era tan, pero tan bueno, que le dieron el regalo de la imaginación a cada ser humano, ya
fuese niño o adulto, para que lograsen viajar al país de sus sueños.
Moraleja
Las enseñanzas que trae consigo este cuento son bastantes, pero se puede empezar por la primordial,
que es compartir con los demás todo, pues el egoísmo y la envidia no son nada buenos.
La avaricia tampoco es recomendable, ya que puede llevar directamente al egoísmo y la envidia.
Lo fundamental es siempre compartir con los demás todo lo que poseemos y dejar a un lado el egoísmo
y la envidia, que no traen nada bueno. Además, enseñarle ese valor a los niños desde temprana edad,
será muy bueno para ellos.