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Periodo Sumerio

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Periodo sumerio: Los sumerios eran un pueblo del sur

de Mesopotamia cuya civilización floreció entre el 4100 y el 1750 a.C. Su


nombre proviene de la región que, con frecuencia (e incorrectamente) se
considera un país. Sumer nunca fue una entidad política cohesionada, sino una
región de ciudades estado, cada cual con su propio rey.

Sumer era la contraparte sur de la región de Acad, al norte. Fueron los acadios
quienes dieron su nombre a Sumer; el término significa «tierra de los reyes
civilizados». Los sumerios llamaban a su territorio simplemente «la tierra» o «la
tierra de los hombres de cabeza negra».

Los sumerios fueron los artífices de la mayoría de innovaciones, inventos y


conceptos que hoy damos por sentado. «Inventaron» el tiempo, dividiendo el
día y la noche en periodos de doce horas, las horas en sesenta minutos, y los
minutos en sesenta segundos. Otras innovaciones incluyen las primeras
escuelas, la versión más antigua del relato del Diluvio Universal y varias
narraciones bíblicas, el poema épico más antiguo, la burocracia gubernamental,
la arquitectura monumental y las técnicas de regadío.

Periodo acadio: El Imperio Acadio creo el primer reino unificado mesopotámico del


que se tiene noticia, hace más de 4.000 años. Antes de la aparición de los acadios,
Mesopotamia estaba formada por muchas ciudades-estado, cada una de las cuales
tenía su propio rey, territorio y ciudades.
En el sur de Mesopotamia vivían los sumerios, mientras que el norte lo ocupaban
gente de habla semita. Se trataba de una lengua bastante distinta de la hablada por
los sumerios, pero aparte de esta característica los habitantes del norte eran parecidos
a sus vecinos sumerios.
En torno a 2334 a.C., un funcionario de lengua semita de la Corte del rey de Kish, una
de las ciudades-estado mesopotámicas, derrocó a su soberano y asumió el poder real.
Se llamó a sí mismo Sargón (cuyo significado es rey verdadero) y desde Kish se dirigió
contra el más poderoso monarca de la región, Lugalzagesi, señor y rey de Uruk.
Sargón consiguió derrotarlo y luego atacó y venció a tres ciudades más en el sur de
Mesopotamia: Ur, Lagash y Umma, derribando sus murallas. Después siguió
avanzando con su ejército hasta llegar a las orillas del golfo Pérsico y, para demostrar
que su autoridad desde Kish hasta el golfo, lavó las armas de su ejército en las
saladas aguas.

Periodo babilonico: n 1792 a.C., un joven y enérgico rey llamado Hammurabi


heredó el trono. Poco a poco construyó un amplio imperio que se extendía
desde Asiria, en el norte, hasta el golfo Pérsico, en el sur. Para mantener el
orden dentro de sus dominios, Hammurabi desarrolló un elaborado código
legal. Puso en marcha eficientes sistemas para organizar la defensa del
país, administrar justicia, recaudar impuestos y controlar el comercio y la
agricultura. Fue la época dorada del Imperio Antiguo, durante el cual
florecieron en Babilonia las artes y las ciencias.
Tras la muerte de Hammurabi, sobre 1750 a.C., Babilonia sufrió diversos
ataques. Finalmente, en 1595 a.C. la capital fue saqueada por los hititas,
procedentes de Anatolia. No fueron ellos, sin embargo, sino los kasitas,
procedentes del este, quienes finalmente heredaron el reino. Durante los
siguientes 440 años, los reyes kasitas gobernaron Babilonia, hasta que fueron
expulsados en 1155 a.C. Comenzó entonces una época turbulenta para
Babilonia, durante la cual una serie de poderosas dinastías reinaron cada una
durante un breve periodo de tiempo.
A comienzos del primer milenio a.C., el poder de los asirios, al norte, estaba en
su apogeo. En el siglo VII a.C. los asirios saquearon Babilonia y se hicieron con
el control de la región. Pero el Imperio asirio estaba en pleno declive y, en el
año 626 a.C., un general de Caldea (una región meridional de
Mesopotamia) llamado Nabopolassar, reconquistó la ciudad y restauró la
independencia babilónica. Su victoria dio comienzo al periodo de mayor
grandeza de la historia de Babilonia.

Periodo asirio Imperio Asirio fue una de las principales naciones de la historia
mesopotámica. Si el máximo esplendor del Estado asirio corresponde a la primera
mitad del milenio I a.C. (Imperio neoasirio), sus orígenes se remontan a fines del
milenio III a.C.
El núcleo geográfico originario del pueblo asirio estaba constituido por dos áreas. Por
un lado, incluía el denominado triángulo de Asiria, entre el alto Zab y el Tigris, con
Nínive como centro principal. Y por otro, más al sur, se hallaba la ciudad de Assur, que
daba nombre a los propios asirios. El triángulo de Asiria era una región abierta,
intensamente poblada, muy rica desde un punto de vista agrícola y con un importante
y antiguo urbanismo. Los asirios nos han dejado una importante lista real que recoge
los nombres de los reyes desde los orígenes más o menos legendarios hasta la época
neoasiria (siglo VIII a.C.). Según esta lista, encabezada por el mítico Tudiya, que
habría que remontar a finales del milenio III a.C., los primeros 17 reyes de Asiria vivían
en tiendas, lo cual significa que el Estado asirio habría tenido un origen tribal y
nómada. De las dos secuencias siguientes de reyes, una recoge los monarcas
efectivos de Assur, mientras que la otra sería una lista legitimadora de la ascensión
al trono del usurpador Shamshi-Adad I, primer gran rey del país. Parece, en efecto,
que toda esta primera parte de la lista busca legitimar esta ascensión, pues los
orígenes tribales casan bien con el propio Shamshi-Adad, pero tienen poco que ver
con lo que nos dicen las fuentes arqueológicas sobre los comienzos del Estado asirio,
que nos hablan de una región fuertemente urbanizada y de economía agrícola y
comercial.

Periodo Neobabilonico: El Imperio Neobabilónico (anteriormente y a veces


todavía Imperio Caldeo ) corresponde a un período de la historia del reino de
Babilonia entre el 626 y el 539 a. C. Este período marca el apogeo del poder babilónico,
constituyendo un imperio real que retoma la herencia del imperio asirio que derribó y
domina todo el Medio Oriente. En realidad, este poder parece ser sobre todo el hecho
de Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor II , el reino colapsando veinte años después de
la muerte de este último, bajo los golpes del rey persa Ciro II , fundador del Imperio
aqueménida .
A pesar de su brevedad (87 años), este período marca el regreso de la prosperidad
económica en Babilonia, impulsada en particular por el desarrollo de la economía agrícola,
y un importante dinamismo cultural, bajo los auspicios de los soberanos. Fue durante este
período que Babilonia se convirtió en una gran ciudad con varios monumentos transmitidos
a la posteridad (sus muros, sus palacios, su zigurat , quizás sus jardines colgantes ).
También es el período que dejó al Imperio Babilónico la imagen de un imperio
conquistador e incluso violento a través de los relatos bíblicos .

Abandonadas las ciudades babilónicas a su suerte tras los ataques de los elamitas que habían
puesto fin a la Dinastía cassita, no se tardó mucho en organizar algunos focos de resistencia,
siendo el más importante el de Isin, ciudad que logró establecer una Dinastía en el país (la IV
según las fuentes) de la cual Nabucodonosor I (1124-1103) fue su rey más prestigioso. Años
después, los arameos, que habían invadido Asiria, cayeron también sobre Babilonia, llegando
uno de sus jefes, Adad-apla-iddina (1067-1046), a ser rey. Siglos más tarde, con Nabu-nasir
(747-734) se iniciaba la IX Dinastía, caracterizada toda ella por su dependencia de Asiria,
especialmente durante el reinado de los grandes reyes sargónidas, con quienes Babilonia fue
la capital de una provincia del Imperio neoasirio. Al derrumbarse este, los caldeos (una
federación de tribus arameas) lograron apoderarse de la ciudad de Marduk instaurando la X y
última Dinastía, que aún dio años de esplendor, sobre todo con Nabucodonosor II (604-562).
Finalmente, el persa Ciro II, en el 539, puso fin al Imperio neobabilónico, iniciándose a
continuación el definitivo ocaso de Babilonia. De todo este largo período (1156-539), que
estuvo dominado prácticamente por arameos y asirios, apenas nos han llegado restos
arqueológicos y artísticos, dadas las sucesivas destrucciones que tuvieron que soportar las
ciudades babilónicas. Es de esperar, sin embargo, que las excavaciones actualmente
emprendidas en diferentes puntos del centro y sur, de Iraq (sobre todo las que se realizan en
Sippar y Babilonia) puedan proporcionarnos en un futuro muy cercano el material que
precisamos para evaluar el nivel artístico que se alcanzó durante aquellos seis largos siglos.

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