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Crisis Económicas de Rusia

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Instituto tecnológico Nacional de México

Instituto Tecnológico de La Paz


Contador Publico

Materia:
Economía Internacional
Docente:
Horacio Valenzuela López
Alumno:
Aran Omar Fabela Robles
Grupo:
6°K
Trabajo:
Crisis económicas de Rusia
Introducción

En esta investigación se esta investigando las crisis en las cuales se ah tenido

registro que el país de Rusia a estado envuelto durante los últimos 100 años en la

historia, de la primera crisis la cual se investiga y se hace mención es de la crisis

del año 1917 la cual inicia desde el proceder de muchos años antes se logró la

revolución. Se estará explicando de manera detallada de que es lo que afecto

directamente este hecho después de 100 años.

De igual manera se estará hablando de lo investigado de la crisis del año 1921, en

esta se mantuvo un trato directo con los campesinos ya que se tuvo o se logró el

final de la Nueva Política Económica y como los organismos vieron esto y de qué

manera.

Por último, en esta investigación se analizo la crisis mas frecuente en la historia de

Rusia, esta esta pasando de manera presente ya que es la iniciada por la invasión

de Rusia a Ucrania, se esta explicando de que manera esta afectando a su

economía como0 en muchos años no había sucedido y por ende están pasando

por una crisis muy fuerte y algunas represalias económicas y políticas.


A 100 años de la revolución de 1917 es un lugar común hablar de la importancia

que este evento tuvo para darle forma al siglo XX. Es también imposible separarlo

de otro evento de reciente centenario, la Gran guerra. Aquel periodo de la historia

de finales del siglo XIX y principios del XX en muchos niveles es más parecido al

presente que otros momentos de la historia. Una economía globalizada –para

muchos lo más globalizada que ha estado- con un comercio internacional en

expansión, un desarrollo industrial y tecnológico acelerado que produciría la gran

divergencia en ingresos y niveles de vida entre occidente y el resto de los países

que tardarían en industrializarse. Ese periodo, al igual que nuestros tiempos,

también se caracterizó por el incremento de la desigualdad al interior de los

países; por lo tanto, la desigualdad es un buen cristal con el que podemos mirar

estos sucesos y quizá derivar algunas lecciones para el presente. A 100 años de

la revolución de 1917 es un lugar común hablar de la importancia que este evento

tuvo para darle forma al siglo XX. Es también imposible separarlo de otro evento

de reciente centenario, la Gran guerra. Aquel periodo de la historia de finales del

siglo XIX y principios del XX en muchos niveles es más parecido al presente que

otros momentos de la historia. Una economía globalizada –para muchos lo más

globalizada que ha estado- con un comercio internacional en expansión, un

desarrollo industrial y tecnológico acelerado que produciría la gran divergencia en

ingresos y niveles de vida entre occidente y el resto de los países que tardarían en

industrializarse. Ese periodo, al igual que nuestros tiempos, también se caracterizó

por el incremento de la desigualdad al interior de los países; por lo tanto, la

desigualdad es un buen cristal con el que podemos mirar estos sucesos y quizá

derivar algunas lecciones para el presente.


La Revolución rusa, como todo conflicto de esta naturaleza, es multifactorial; no se

le puede atribuir una causa única. No obstante, es posible encontrar la

desigualdad presente en muchas de sus causas, como un componente en sí

mismo y dentro de las causas y los efectos de otros. La Rusia de principios del

siglo XX tenía una población principalmente rural, alrededor de 85 por ciento de

ella eran campesinos. Constaba de una pequeña élite; sin embargo, incluso esa

élite no tenía representación política plena. Rusia era un imperio donde la

desigualdad política era exorbitante.

Algunas estimaciones de la desigualdad de ingresos en el periodo, entre los años

1904 y 1905, indican que el uno por ciento más rico controlaba entre el 13.5 por

ciento y el 20 por ciento del ingreso nacional. Las mismas fuentes estiman que el

20 por ciento más rico controlaba entre el 44 y el 47 por ciento del ingreso. Tal

distribución nos dibuja la imagen de una sociedad muy desigual; no obstante, no la

más desigual de su tiempo. Rusia tenía una tasa de extracción aproximadamente

del 55 por ciento. Países como el Reino Unido o Francia eran ligeramente más

desiguales con tasas de extracción por arriba del 60 por ciento y porcentajes de

concentración de la riqueza para el uno por ciento entre el 18 y 20 por ciento.

Si bien Rusia era ligeramente menos desigual que otras potencias militares del

periodo, sí era marcadamente más pobre. Desde el fin de la Guerra de Crimea en

1861 hasta poco antes del inicio de la Primera Guerra Mundial el ingreso per

cápita en Rusia amplió su brecha respecto a los otros países europeos. Pasó de
ser aproximadamente 25 por ciento del ingreso per cápita de Inglaterra en 1861 a

menos del 20 por ciento del Reino Unido en 1913.

Hay que combinar esta información sobre la distribución del ingreso con el hecho

de que el 4.7 por ciento de la población tenía propiedad de la tierra –sólo México

antes de la revolución tenía niveles de concentración más elevados de propiedad

de la tierra. Aunado a lo anterior, si bien la Rusia zarista no era tan desigual como

otros países europeos y había experimentado crecimiento económico como

producto de su intento de industrialización, los salarios desde la década de 1880

se estancaron e, incluso, declinaron ligeramente. Por ejemplo, el pago al factor

trabajo para trabajadores en fábricas declinó en valores constantes entre 1897 y

1913, contribuyendo a la percepción de desigualdad en la sociedad rusa. Todo lo

anterior nos da una buena idea de dónde se encontraba Rusia en términos de

desigualdad económica desde una perspectiva internacional.

Otro factor con el que la desigualdad pudo combinarse como causa para la

Revolución y también como factor en la Gran Guerra fue la naturaleza del

comercio global. La Rusia zarista en su intento por alcanzar un mayor desarrollo

industrial, como Inglaterra durante la Revolución Industrial o Alemania desde su

unificación en la década de 1870, optó por una estrategia de integración a la

economía global. Para lograr este propósito se dio a la tarea de construir una red

de ferrocarriles que pudieran integrar su gran producción agraria con los mercados

internacionales y que pudiera llevar otras materias primas y bienes hacia Rusia

para ser usados en su industria.


Como resultado de la especialización en las ventajas comparativas que el

comercio produce, algunas provincias rusas experimentaron ganancias como las

regiones más industriales, así como declives en las rurales. Como consecuencia,

la desigualdad regional se magnificó. Provincias como Petersburgo y Moscú, con

fuerte presencia manufacturera, los coeficientes de Gini en estas

ciudades llegaron alrededor de 0.6 mientras otras regiones a niveles tan bajos

como 0.16.

Igualmente, Rusia tenía un sistema impositivo sumamente regresivo que dependía

mayoritariamente de la recaudación vía impuestos indirectos que solamente

incorporó un carácter más progresivo conforme la participación de Rusia en la

Primera Guerra Mundial se volvió catastrófica. La participación del Zar Nicolás II

en la guerra fue enorme, enviando alrededor de 12 millones de soldados, de los

cuales más de 2 millones murieron y 1 millón más de civiles. Al desastre de la

guerra le siguió el de la inflación descontrolada durante el gobierno temporal de

Karensky que sirvió como catalizador de mayor malestar social. Cuando los

bolcheviques tomaron por fin Petersburgo y el Palacio de Invierno, quedó claro

que la agenda política del nuevo gobierno tenía una fuerte percepción de la

desigualdad al interior de la sociedad rusa.

El Consejo de Comisarios del Pueblo rápidamente aprobó un decreto en el que la

redistribución por uso de la fuerza era una prioridad. Alrededor de 625,000

personas que formaban la clase poseedora de tierras desapareció. Después de la


revolución, la desigualdad se redujo dramáticamente, una caída de 30 por ciento

en el coeficiente de Gini apenas unos pocos años después del fin del conflicto.

¿Qué tan importante fue la desigualdad como factor para que la revolución

estallara? Es una pregunta que es casi imposible contestar con certeza; no

obstante, es algo que para las potencias militares de la época era concebible.

Antes y durante la Primera Guerra Mundial, el Reino Unido y Alemania en sus

preparaciones para la guerra discutían frecuentemente el peligro que un conflicto

militar que pusiera en peligro su comercio traería al interior de sus países.

Ambos países pensaban que de sufrir un bloqueo naval que les impidiera

comerciar, el proletariado sufriría enormemente los costos en escasez de comida y

otros bienes. Esto podría traer consigo revueltas e inestabilidad política que en

caso de una guerra prolongada no podrían soportar. En el magnífico libro de Avner

Offer, La Primera Guerra Mundial: Una Interpretación Agraria, este argumento se

explora a detalle: ambos países estaban conscientes y, en el caso específico del

Reino Unido, su plan para la guerra era causar ese impacto económico en el

enemigo.

De acuerdo a Offer, bien podríamos pensar la Primera Guerra Mundial como la

primera guerra de la globalización, un conflicto en parte creado por la necesidad

de proteger rutas comerciales ya que la especialización que el comercio

internacional le trajo a los países también provoco carreras armamentistas para

proteger su comercio a causa de la dependencia que tenían de materias primas y,

específicamente, granos. A su vez nos habla de cómo la competencia imperialista


y la dependencia del exterior para crecer por la negligencia con la elevada

desigualdad interna fue una causa que llevó a la guerra. Con la integración de

Rusia a la economía global con el desarrollo de sus trenes, Rusia se expuso al

mismo tipo de consecuencias si una guerra estallara y esas consecuencias,

cuando la guerra estalló, generaron distorsiones que acentuaron las condiciones

sociales a su interior.

La literatura moderna que busca explicar la relación entre inestabilidad política y

desigualdad nos da pistas para entender cómo la fuerte desigualdad de la Rusia

zarista amplificada por los cambios en la economía global es una de las

principales causas para entender la Revolución rusa. Por ejemplo, Alesina y Peroti

(1993) encuentran que la desigualdad del ingreso es un catalizador de

inestabilidad política que puede llevar desde descontento social hasta violencia

masiva.

De esto podemos derivar lecciones importantes para nuestro tiempo. Hoy en día

vivimos en un mundo que, al menos en tres aspectos, se parece mucho al de

finales del siglo XIX y principios del XX. A lo largo de los últimos treinta años

hemos observado cómo la desigualdad al interior de los países crece y comienza

a aproximarse a niveles no vistos desde aquellos tiempos. Comenzamos a ver

cómo esta desigualdad se vuelve fuente de conflicto al interior de países

desarrollados y en desarrollo. Al mismo tiempo, somos un mundo globalizado y,

por lo tanto, interdependiente, en el que nativismos como los que circulaban por
Europa en aquel tiempo se manifiestan con líderes como Trump, combinándose

con mayor inestabilidad global.

Aprovechar el centenario de la Revolución de octubre y el pasado centenario del

inicio de la Primera Guerra Mundial nos dan la oportunidad de reflexionar sobre

cómo la desigualdad puede engendrar violencia de diferentes maneras. No

estamos tarde para aprender las lecciones que nos han dejado los últimos 150

años y hacer frente a uno de los problemas más grandes de nuestro tiempo: la

creciente y peligrosa desigualdad.

Rusia había atravesado unos años terriblemente convulsos, sangrientos incluso

después de superar una revolución y una guerra civil. Con unos datos económicos

descorazonadores, era imperativo poner en marcha una política económica que

permitiese resurgir al país.

La Primera Guerra Mundial, la revolución rusa y la guerra civil, habían hecho de

Rusia un verdadero erial económico. Prueba de ello era el panorama económico

de 1921, donde la producción agrícola había caído hasta la tercera parte en

comparación con 1913 (año inmediatamente anterior a la entrada de Rusia en la

Primera Guerra Mundial). La industria reflejaba aún peores datos, pues su

producción era del 13% con respecto a 1913.

Con acuciantes problemas sociales y económicos y los comunistas asentados en

el poder, urgía centrarse en la reconstrucción económica. Para ello se diseñó la

NEP o Nueva Política Económica, que abogaba por un modelo de economía mixta
en el que el Estado tenía un peso importantísimo, pero en el que también se

permitían ciertos elementos de libre mercado.

Agricultura e industria

Para ganarse al campesinado, se autorizó a que estos pudiesen vender sus

excedentes e incluso se autorizó el libre comercio en todo el país. Más aún,

incluso se permitió la propiedad privada campesina. Con los campesinos teniendo

libertad para vender sus excedentes se pretendía posibilitar el crecimiento

económico y evitar el desabastecimiento que había castigado a las grandes

ciudades.

Ahora bien, el mundo agrícola no estuvo exento de tensiones. Y es que, las

diferencias entre campesinos eran muy grandes. Así, era posible encontrar a

campesinos acomodados, conocidos como kulaks, mientras que en el lado

opuesto se encontraban los llamados campesinos sin tierra. Pese a los esfuerzos

por restablecer la producción agrícola siguieron produciéndose situaciones de

desabastecimiento en las grandes ciudades.

En relación con el desabastecimiento y la relación entre agricultura e industria,

cabe señalar la crisis de las tijeras de 1923. Así, los precios de la industria eran

mucho más elevados que los precios de los productos agrícolas. Con los ingresos
de los campesinos cayendo, les era mucho más difícil adquirir manufacturas. Todo

ello se tradujo en que muchos agricultores se dedicaron a una agricultura de

subsistencia, dejando de comercializar sus productos, lo que dio lugar al

desabastecimiento.

A nivel industrial se optó por otorgar cierto grado de autogestión, si bien es cierto

que el Estado seguía teniendo las riendas de las grandes industrias y de sectores

vitales como los ferrocarriles o la banca. Por otra parte, las explotaciones de

menor tamaño ya no quedaban en manos del Estado. De este modo, el estado

asumía un papel protagonista en la economía, pero brindando algunas cuotas de

libertad económica.

Recuperación económica

Otro factor que había causado estragos en la economía rusa era el elevadísimo

nivel de inflación. Tratando de dar respuesta a este problema, se optó por eliminar

los antiguos rublos. Con la vieja moneda fuera de circulación, se llevaron a cabo

emisiones de una nueva moneda denominada «chevrotsa». Estas emisiones de

nueva moneda fueron mucho más razonables, teniendo en cuenta los efectos que

podían tener sobre la inflación.

En el plano internacional, la URSS o Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

pretendía buscar el reconocimiento de las grandes potencias. Gracias a los

acuerdos comerciales con países como Alemania, Japón y el Reino Unido fue

posible el resurgimiento de la economía rusa.


Aunque la recuperación marchaba a buen ritmo, hubo que esperar hasta 1927

para que Rusia recuperase las cifras de producción previas a su entrada en la

Primera Guerra Mundial.

El final de la Nueva Política Económica

Sin embargo, existían importantes disensiones entre los comunistas. Había

quienes veían en la NEP o Nueva Política Económica una forma de restaurar

el capitalismo en Rusia. Muchos sectores del comunismo se sentían traicionados

por los elementos de libre mercado que incorporaba la NEP, entre ellos destacaba

Josef Stalin.

Tras la muerte de Lenin en 1924 estalló una despiadada lucha por el poder en la

Unión Soviética. Stalin salió vencedor de la pugna y tomó las riendas de la URSS,

estableciendo una férrea dictadura en la que cualquier discrepancia sería

reprimida con dureza.

Ya hacia 1929 se retiró la NEP y se implantó una economía de planificación

centralizada. El Estado, a través de un importante sistema burocrático, tenía el

control total de la economía, que se organizaba en planes quinquenales.

Invasión de rusia a ucrania

La invasión de Ucrania por el ejército ruso ha trastocado los planes y las

previsiones de los grandes organismos internacionales respecto a la economía. La

guerra ha generado un contexto de elevadísima incertidumbre que dificulta la tarea

de los panelistas para realizar previsiones con cierta certeza sobre buena parte de
la economía. Sin embargo, hay algo muy claro: la economía de Rusia va a ser la

gran perdedora (obviamente tras Ucrania) en el corto, medio y largo plazo. 

En un documento publicado este jueves por la Organización Internacional para la

Cooperación y el Desarrollo (OCDE), se calcula el coste económico de esta guerra

para el mundo, incluido Rusia. El organismo internacional cifra la caída del PIB

ruso en el 10%, una recesión tan profunda que casi duplicaría a la gran crisis de

deuda que sufrió Rusia en 1998 (el PIB se contrajo un 5,3%) y casi multiplicará por

tres la recesión del covid en el país. Ahora mismo, Rusia se enfrenta

un default inminente de su deuda.

Estas estimaciones se basan en el supuesto de que los shocks de los mercados

financieros y de materias primas vistos en las dos primeras semanas del conflicto

persisten durante al menos un año e incluyen una profunda recesión en Rusia, con

una caída de la producción de más del 10% y un aumento de la inflación de casi 15

puntos porcentuales. 

El informe de la OCDE explica en su apéndice técnico que ahora mismo el golpe

que sufrirá la demanda interna en Rusia y Ucrania es extremadamente incierto,

pero es probable que sea grande. Episodios pasados en Rusia, como la crisis

financiera de 1998 y las secuelas de la anexión de Crimea en 2014, estuvieron

acompañados de caídas considerables de la demanda interna de entre el 10 y el

15%.

Las sanciones aplicadas ahora sobre Rusia son mucho más fuertes y "sugieren

que la recesión en Rusia podría ser incluso mayor que en los episodios anteriores.

Como ejemplo están las fuertes recesiones que se han producido en otros países
sujetos a sanciones internacionales, incluido Irán. En Ucrania, es probable que el

daño causado por la guerra sea aún mayor. Otros conflictos han resultado en

caídas anuales del PIB de entre el 25 y el 40% en algunos países", advierten desde

la OCDE.

El impacto en la Eurozona

Si el conflicto se extiende durante todo este año, la economía de la zona euro

podría ver lastrado su crecimiento hasta en 1,4 puntos, aunque a este golpe podría

verse mitigado, en parte, por los estímulos fiscales (bajadas de impuestos y

aumento de gasto) que aprueben próximamente los Gobiernos. El PIB de EEUU

podría sufrir un golpe de 0,8 puntos y el de la OCDE hasta un punto (antes de la

aplicación es amortiguadores fiscales).

Más allá de las previsiones publicadas por la OCDE, en los últimos días se ha

producido una cascada de vaticinios y previsiones sobre el impacto de la guerra en

la economía global.

Rusia sufrirá una estanflación total

La casa Focus Economics ha recopilado información de sus principales panelistas

para calcular cuál puede ser el impacto de la guerra en las economías de Rusia,

Ucrania y la Eurozona. El consenso habla de una recesión en Rusia del 5,7%,

rebajando el dato de la OCDE. No obstante, algunos panelistas como Moody's

creen que el PIB ruso se hundirá hasta un 14,7%, mientras que otros como Oxford

Economics ven solo un descenso del 0,7%.


En el caso de la inflación, el consenso habla de unos precios que se disparan hasta

el 18,2% anual. No obstante, hay organismos que sitúan la variación de la inflación

en el 28%. Lo que parece evidente es que la economía rusa se va a enfrentar este

2022 a una estanflación real y dolorosa.

En el caso de Ucrania, la economía sufrirá una recesión del 18,5% (consenso). No

obstante, el panelista más pesimista prevé una crisis que destroce un 46,5% del

PIB ucraniano en 2022, mientras que el más optimista ve una recesión del 10%. La

incertidumbre genera grandes brechas en las previsiones. 

Respecto a la zona euro se prevé un crecimiento del PIB del 3,3%, siendo el

análisis más pesimista del 2,5% (crecimiento) y el más optimista del 4,5%, lo que

dejaría el avance el PIB en niveles cercanos a las previsiones dominantes antes de

la guerra. El consenso para la inflación habla de un IPC anual del 5,3%.


Opinión personal

Para poder dar por terminado este tema se puede dar a conocer que lo

investigado y analizado es de suma importancia para conocer fondo la economía

de un país, en este caso de Rusia, donde analizando me di cuenta que la

economía de este país es una economía muy golpeada por los grandes cambios

que ha sufrido por el pasar de los años.

En un tiempo determinado se logró ver que el simple hecho de que otros países

del mundo tuvieran una crisis o algunos problemas económicos, eso haría que

Rusia entrara dentro de esos problemas económicos por la globalización que esta

ocurre en un contexto general para todos los países, es así como este problema

se puede relacionar con la unidad antes vista que se trata sobre la globalización.

En esta investigación me dio a pensar mucho al analizar las crisis por las cuales el

país de Rusia y de que manera es que supieron lograr salir de estas mismas, y
también observe que estas mismas crisis se dieron a conocer y se lograron hacer

mediante situaciones las cuales pasaron años atrás y por ende tienen una manera

la cual lograr salir de estas mismas y como es que se podían mejorar las etapas

económicas después de estas mismas crisis.

Fuentes de consulta

https://economia.nexos.com.mx/la-revolucion-rusa-y-la-desigualdad/

https://economipedia.com/actual/que-ocurrio-con-la-economia-rusa-tras-la-
revolucion-y-la-guerra-civil.html
https://www.eleconomista.es/economia/noticias/11670988/03/22/La-OCDE-
anticipa-una-debacle-economica-en-Rusia-marcada-por-una-profunda-recesion-y-
precios-disparados.html

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