Borroco
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Francisco de Quevedo
“juvenal español”
Nació Quevedo en Madrid el 14 de septiembre de 1580, hijo del secretario
particular de la princesa María y más tarde secretario de la reina doña Ana, don
Pedro Gómez de Quevedo. Se formó en el Colegio Imperial de los jesuitas y en
la Universidad de Alcalá.
iniciar la interminable enemistad con Góngora, por celos profesionales entre
dos de las mentes más agudas de la época. mantiene correspondencia con el
famoso humanista belga Justo Lipsio, y desarrolla su interés por las cuestiones
filológicas y filosóficas, y su afición a Séneca y los estoicos.
en la Corte española, de donde remite explícitas, bruscamente con la caída de
Osuna, conseguida por sus enemigos de la Corte: Quevedo fue desterrado a la
Torre de Juan Abad, y luego encarcelado en Uclés, para ser reintegrado a la
Torre, en donde hacía tiempo que mantenía un pleito por sus derechos de
señorío sobre la misma. Regresa después a la Corte y se relaciona con los
nuevos favoritos, especialmente con Olivares, con quien establece complejas
ligaduras.
amistades con Carrillo y Sotomayor y Lope, enemistades con Góngora,
Pacheco de Narváez, Morovelli de la Puebla.
Tuvo un matrimonio poco exitoso en 1634, probablemente debido a la presión
de la Duquesa. Y la prisión en 1639, por razones todavía no aclaradas del todo,
que le mantendrá en San Marcos de León hasta poco antes de su muerte.
Puesto en libertad en 1643 muere el 8 de septiembre de 1645 en Villanueva de
los Infantes.
Quevedo desde 1613 a 1619, en los años en que fue secretario, confidente y
embajador extraordinario del Duque de Osuna en Italia y en España. Quevedo
se encargó de conseguir, en la Corte, la aprobación de varias de las empresas
virreinales, sobre las que informó a Osuna periódicamente en cartas escritas
desde Madrid. reevaluar su posición en los vaivenes políticos que
caracterizaron el reinado de Felipe IV.
Quevedo y Olivares de 1621 a 1639, Elliott reconstruye un proceso de
acercamiento al nuevo régimen, las ideas neoestoicas de Quevedo se
ensamblaban muy bien con las simpatías de Olivares por los escritos de Justo
Lipsio.