Creación, y Disposiciones Del Código de Comercio
Creación, y Disposiciones Del Código de Comercio
Creación, y Disposiciones Del Código de Comercio
Del régimen Jurídico que regirá las empresas, sociedades y filiales a que se
refiere el artículo 94 de la Ley 489 de 1998, con fundamento en lo previsto en el
artículo 210 de la Constitución, corresponde a la potestad de configuración del
legislador. En esta medida dispuso, (i) en el artículo 38, parágrafo, de la misma
ley, que las sociedades públicas y las sociedades de economía mixta en las que
el Estado posea el noventa por ciento (90%) o más de su capital social, se
someten al régimen previsto para las empresas industriales y comerciales del
Estado; (ii) en el art. 94, inc. 1º, de la mencionada ley, que las empresas y
sociedades que se creen con participación exclusiva de una o varias empresas
industriales y comerciales del Estado o entre éstas y otras entidades
descentralizadas y entidades territoriales se rigen por las disposiciones
establecidas en los actos de creación, y las disposiciones del Código de
Comercio; (iii) que las filiales en las que participen más de una empresa
industrial y comercial del Estado, entidad territorial u otra entidad
descentralizada se regirán en cuento a sus actos, contratos, servidores y las
relaciones con terceros por las disposiciones del derecho privado, en especial
las propias de las empresas y sociedades previstas en el Código de Comercio y
legislación complementaria; y, (iv) que las filiales de las empresas industriales y
comerciales del Estado con participación de particulares se regirán por las
disposiciones previstas para las sociedades de economía mixta. Régimen
jurídico de sociedades y filiales dispuesto en el artículo 94 de la Ley 489 de
1998, en cuanto se someten a las reglas del derecho privado, que no se opone
las disposiciones constitucionales, pues obedece la potestad que para su
configuración entregó la propia Constitución al legislador (art. 210).
Sociedades y filiales que para la eficacia de la gestión económica dispuesta en
el acto de creación, es decir para desarrollar actividades de naturaleza
industrial y comercial, deben estar sometidas a un régimen que les permita la
competencia con particulares, sin que por tal circunstancia pierdan su
condición de entidades públicas.
Las empresas industriales y comerciales del Estado (i) son organismos que
desarrollan actividades de naturaleza industrial o comercial y de gestión
económica conforme a las reglas del derecho privado, salvo las excepciones que
consagre la ley; (ii) deben tener personería jurídica y autonomía administrativa
y financiera conforme a los actos que las rigen; (iii) deben tener capital
independiente, constituido totalmente por fondos públicos comunes, los
productos de ellos, o el rendimiento de tasas que perciban por las funciones o
servicios, y contribuciones de destinación especial en los casos autorizados por
la Constitución; (iv) en el acto de creación debe definirse su vinculación a un
ministerio o un departamento administrativo; (v) en el cumplimiento de sus
actividades se ceñirán a las ley o norma que las creó o autorizó y a sus estatutos
internos; (vi) gozan de los privilegios y prerrogativas que la Constitución y las
leyes confieren a la Nación y a las entidades territoriales según el caso, pero no
podrán ejercer aquellas prerrogativas y privilegios que impliquen menoscabo de
los principios de igualdad y de libre competencia frente a las empresas
privadas; (vii) su dirección estará a cargo de una Junta Directiva y de un
Gerente o Presidente agente del Presidente de la República, de su libre
nombramiento y remoción, y será el representante legal de la correspondiente
entidad; (viii) los actos que expidan para el desarrollo de su actividad propia,
industrial o comercial o de gestión económica se sujetarán a las disposiciones
del Derecho Privado; (ix) los contratos que celebren se sujetarán a las
disposiciones del Estatuto General de Contratación de las entidades estatales,
con excepción de aquellos que celebren las empresas que se encuentren en
competencia con el sector privado nacional o internacional o desarrollen su
actividad en mercados monopolísticos o mercados regulados.
Magistrada Ponente:
Dra. CLARA INÉS VARGAS
HERNÁNDEZ
Bogotá D. C., cinco (5) de septiembre de dos mil siete (2007).
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
EL CONGRESO DE COLOMBIA
DECRETA:
IV. INTERVENCIONES
Así las cosas, para el interviniente las personas que prestan sus servicios en
dichas entidades no tienen el carácter de servidores públicos y en sus relaciones
laborales se rigen por las normas del Código Sustantivo del Trabajo. Igualmente
del artículo 2 de la Ley 80 de 1993, puede extraerse que para efectos de
contratación administrativa se consideran entidades públicas las descentralizadas
indirectas pero sus empleados no son servidores públicos salvo los
representantes legales y funcionarios que se desempeñen como directivos,
asesores o en quienes se delegue la celebración de dicho tipo de contratos. Ello
en consonancia con el artículo 51 de la misma Ley 80, que alude a la
responsabilidad de los servidores públicos.
En razón de lo anterior, señala que si para efectos de la contratación
administrativa en las asociaciones y fundaciones de participación mixta, “los
representantes legales y funcionarios de los niveles directivos, asesor o
ejecutivo o sus equivalentes en quienes se delegue la celebración de contratos,
tienen la calidad de servidores públicos, a ellos les es aplicable el Código
Disciplinario Único, por lo cual no es cierta la afirmación de los demandantes
al señalar que con la aplicación del régimen de derecho privado, las entidades
descentralizadas indirectas, escapan al control propio de la actividad
administrativa”.
Reafirma que si bien las empresas industriales y comerciales del Estado tienen
un alto porcentaje de capital accionario de naturaleza pública, lo cierto es que se
les aplica el derecho privado atendiendo que desarrollan actividades de
naturaleza industrial, comercial y de gestión económica, lo cual implica que
actúen en el mercado como particulares y no como entidad pública, siendo más
efectivo la aplicación de este régimen jurídico para el giro normal de los
negocios.
Respecto al cargo por vulneración del derecho a la igualdad señala que no fue
explicado de forma clara, sin embargo, deduce que se relaciona con un supuesto
trato discriminatorio que otorga la ley a las empresas industriales y comerciales
del Estado y sus filiales en cuanto al régimen jurídico aplicable, considerando
que ello no es así dado que la norma acusada es clara en establecer que a las
filiales de las empresas industriales y comerciales del Estado se les aplica en
cuanto a sus trabajadores y contratos el régimen de derecho privado y cuando se
trate de empresas filiales en las que participen particulares se aplicará el régimen
de las sociedades de economía mixta, o sea, que serán aplicables en
determinadas situaciones normas de derecho público. Por consiguiente, no se
presenta el trato discriminatorio aludido “teniendo en cuenta que tanto a las
empresas industriales y comerciales del Estado como a sus filiales en las cuales
participen particulares, se les aplica el derecho privado y en determinadas
excepciones el derecho público; régimen de contratos, empleados de confianza
y control fiscal”.
Considera que no se desconoce el principio de la función administrativa en
cuanto al régimen jurídico de las empresas industriales y comerciales del Estado
ya que por el contrario la aplicación del derecho privado en el giro normal de
sus negocios y en cuanto a sus trabajadores es una manifestación del
cumplimiento de los fines del Estado por parte de las autoridades y de su
intervención en la economía propios del Estado social y democrático de
derecho. Observa que conforme al artículo 334 de la Carta, la ley está legitimada
para establecer un régimen jurídico especial y diferente a las empresas
industriales y comerciales del Estado atendiendo la naturaleza de las actividades
que prestan y que tiene sustento en la concepción filosófica del Estado social de
derecho que se caracteriza por ser intervencionista y regulador. Al contrario de
la actividad prestada por los establecimientos públicos es una consecuencia
lógica que las empresas industriales y comerciales dada su función principal se
dediquen a desarrollar actividades que tradicionalmente son prestadas por
particulares y no por el Estado por lo que es viable jurídicamente que apliquen
otro régimen jurídico a los contratos celebrados y la forma de vinculación de los
funcionarios de la planta de personal.
Considera así que en uno y otro caso teniendo en cuenta la función a cargo de la
asociación debe indicarse que la adecuación del régimen jurídico de las
asociaciones de empresas industriales y comerciales a las normas superiores
implica que sea el previsto en la ley para éstas, que no es exclusivamente el del
derecho privado. Por ello, solicita que la Corte condicione la exequibilidad de
las expresiones acusadas en el sentido que las asociaciones de empresas
industriales y comerciales del Estado se les aplicará como régimen el derecho
privado salvo cuando haya lugar a aplicar el derecho público en los eventos que
la ley lo disponga.
Indica que es claro que el régimen mercantil propende por el libre cambio y la
eficiencia de las sociedades por lo que concede una serie de libertades y
potestades que hacen de la actividad privada una posibilidad mucho más rápida
y eficiente lo que no pasa en el sector público al tener un régimen normativo
más restrictivo y estricto que disminuye la celeridad en las actuaciones.
Concluye que con la existencia de las empresas industriales y comerciales del
Estado se concede la posibilidad “de que interactúe, en una relativa igualdad de
condiciones, con las empresas del sector privado; de que pueda competir con
ellas ofreciendo una capacidad equivalente, lo cual no sería posible si, como se
dijo, están se rigieran por la normatividad del derecho público…Por todo lo
anterior, ….nadie, ni el legislador ni el juez constitucional, han desconocido la
naturaleza estatal de estas empresas; es sólo que, para hacerlas realmente
eficientes, se les aplican ciertas normas civiles y mercantiles y así el Estado
puede hacer parte de la dinámica del libre mercado y de la competencia en
condiciones de relativa igualdad”.
Manifiesta que la Ley 489 de 1998 (art. 4), es el estatuto marco de un nuevo tipo
societario como son las sociedades creadas con participación de entidades
públicas en la totalidad de su capital en el cual se indica que se regirán por las
disposiciones establecidas en los actos de creación debiendo ser allí donde habrá
de señalarse las especialidades pertinentes en materia de contratación y de
servidores, como lo establece la Ley 80 de 1993 (art. 13) al expresar que los
contratos que celebren en las entidades estatales se regirán por las disposiciones
comerciales y civiles pertinentes, excepto en la materia particularmente
reguladas en la misma ley.
Considera que lo previsto en el numeral 4 acusado, no se aplica sólo a las
filiales de las que se ocupa el numeral 1, sino que es imperativo para todas las
sociedades cuyo capital en su totalidad pertenezca a entes públicos. Aduce que
no se vulnera el régimen de los servidores públicos previsto en el artículo 123 de
la Constitución por cuanto es en el acto de creación de la sociedad donde habrá
de tenerse en cuenta la previsión de la norma constitucional. Expone que la
misma sentencia C-671 de 1999, permite sostener que no se presenta la
inexequibilidad y lo que se configura es la necesidad de una correcta
interpretación.
Aduce que las empresas industriales y comerciales del Estado, según lo previsto
en el artículo 115 de la Carta y el artículo 87 de la Ley 489 de 1998, hacen parte
de la rama ejecutiva, son “una forma de intervención en la economía que tiene
como finalidad fortalecer un sector o una actividad económica en condiciones
de competitividad con el sector privado. Ello explica que estas entidades deban
someterse a las mismas condiciones de las empresas privadas, pues, de lo
contrario, de una parte no tendrían la agilidad y flexibilidad en la toma de
decisiones que requieren las actividades comerciales y de otra parte, al utilizar
en el giro ordinario de sus negocios las prerrogativas del Estado, no permitiría
el libre juego de las fuerzas del mercado o libre competencia a la que se refiere
el artículo 333 de la Constitución. Pero esta flexibilidad en el desarrollo de su
objeto no implica olvidar el origen público de sus recursos y la obligación de
coordinar y armonizar su actuación con la de las demás entidades del Estado,
pues si bien las empresas industriales y comerciales del Estado (EICE) se
comportan como un agente más del mercado, su finalidad, más allá del lucro es
el logro de las metas de la política macro económica”.
Agrega que si bien se consagra para las entidades creadas por las empresas
industriales y comerciales el régimen de derecho privado “obsérvese que se
limita tal sujeción en diferentes aspectos, particularmente para las filiales de
estas empresas (es decir, aquellas en las que tengan más del 51% de
participación), entre estas limitaciones encontramos los criterios de control
administrativo que sean consagrados en el acto de creación, en el cual deben
establecerse ´los instrumentos mediante los cuales la empresa industrial y
comercial del Estado que ostente la participación mayoritaria asegure la
conformidad de la gestión con los planes y programas y las políticas del sector
administrativo dentro del cual actúen´ (art. 94 numeral 6), como corresponde a
los principios de planeación y coordinación de la administración pública art.
209 y 210 Co. Po. Esta limitación también fue considerada por la Corte en la
sentencia C-953 de 1999, al declarar la exequibilidad del numeral 3 (parcial)
del artículo 94 de la Ley 489 de 1998”.
1. Competencia
Según los actores, en resumen, las normas demandadas vulneran los artículos
13, 123, 150-7, 209, 210, 300-7 y 313-6 de la Constitución, por cuanto es claro
que las entidades descentralizadas por servicios tanto directas o de primer grado
como indirectas o de segundo grado como es el caso de las asociaciones y/o
filiales de las empresas industriales y comerciales del Estado, pertenecen a la
estructura del Estado bien sea a nivel nacional, departamental (art. 300-7
superior) o municipal (art. 313-6 constitucional), haciendo parte de la
administración pública ya que sus socios son entidades públicas, el patrimonio
es público y los recursos son 100% estatales, por lo que no resulta procedente
que se regulen “en un todo y por todo” por el derecho privado o el Código de
Comercio. Consideran así que “cómo va a ser posible…que basta que una
Empresa Industrial y Comercial del Estado se asocie con otras entidades
públicas , para que por ese sólo hecho ya estar sometida por puro derecho
privado-Código de Comercio. Sería una manera muy cómoda y muy fácil para
que estas empresas se ´burlen´, ´eludan´ su régimen natural y propio”.
2
Sentencia C-1052 de 2001 M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
3
Sentencia C-140 de 2007. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
4
ARTICULO 94. ASOCIACION DE LAS EMPRESAS INDUSTRIALES Y COMERCIALES DEL ESTADO. Las
empresas y sociedades que se creen con la participación exclusiva de una o varias empresas industriales y
comerciales del Estado o entre éstas y otras entidades descentralizadas y entidades territoriales se rigen por las
disposiciones establecidas en los actos de creación, y las disposiciones del Código de Comercio. Salvo las
reglas siguientes: …
4. Régimen jurídico.
El funcionamiento y en general el régimen jurídico de los actos, contratos, servidores y las relaciones con
terceros se sujetarán a las disposiciones del derecho privado, en especial las propias de las empresas y
sociedades previstas en el Código de Comercio y legislación complementaria.
así la inexequibilidad de la norma parcialmente acusada o en su defecto la
exequibilidad condicionada en los términos de la sentencia C-671 de 19995.
5
En esta sentencia la Corte resolvió sobre la constitucionalidad del artículo 95
de la Ley 489 de 1998, que refiere a la asociación entre entidades públicas, que
fue declarado exequible “bajo el entendido de que ´las personas jurídicas sin
ánimo de lucro que se conformen por la asociación exclusiva de entidades
públicas, se sujetan a las disposiciones previstas en el Código Civil y en las
normas para las entidades de este género´, sin perjuicio de que, en todo caso el
ejercicio de las prerrogativas y potestades públicas, los regímenes de los actos
unilaterales, de la contratación, los controles y la responsabilidad serán los
propios de las entidades estatales según lo dispuesto en las leyes especiales
sobre dichas materias”.
6
La Academia colombiana de jurisprudencia intervino aunque extemporáneamente para solicitar la
exequibilidad de la norma parcialmente demandada.
Para resolver tales cuestionamientos, la Corte hará mención a la potestad
organizativa del Estado, a las entidades descentralizadas por servicios en
general, al régimen jurídico aplicable a los actos, contratos y carácter de las
personas que laboran en las empresas industriales y comerciales del Estado, y se
referirá a algunos aspectos generales de la asociación de las sociedades de
economía mixta y a sus filiales.
7
Sentencia C- 244/01 M.P. Carlos Gaviria Díaz.
8
Sentencia C-295/95 M.P. Antonio Barrera Carbonell.
9
En relación con la noción de descentralización y sus diferentes manifestaciones ver, entre otras, las sentencias
C-308/94 M.P. Antonio Barrera Carbonell, C-543/01, C-1112/01, C-482/02 y C-037/03 M.P. Álvaro Tafur
Galvis, C-1258/01 M.P. Jaime Córdoba Triviño, C- 894/03 M.P. Rodrigo Escobar Gil.
10
Sentencias C-295 de 1995, C-1051 de 2001 y C-127 de 2003.
y financiera, articuladas administrativa y funcionalmente con el Estado, a las
cuales se les asignan por la ley potestades jurídicas específicas”11.
En efecto, las empresas industriales y comerciales del Estado sólo pueden ser
creadas por ley25 o por autorización de ésta26, con fundamento en los principios
que orientan la actividad administrativa (C.P., art. 210), por lo que no pueden
24
Sobre esta disposición puede consultarse la sentencia C-727 de 2000, en
relación con la expresión “las superintendencias”, que fue declarada exequible.
25
Sentencia C-196 de 1994, M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
26
Sentencia C-727 de 2000. M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
tener origen puramente administrativo27, y la autorización para su creación no
puede ser genérica o indeterminada sino específica y precisa28.
27
Sentencia C-196 de 1994 M.P. José Gregorio Hernández Galindo
28
Sentencia C-357 de 1994 M. P. Jorge Arango Mejía
29
Sentencia C-992 de 2006
30
Ver, entre otras, la Sentencia C-629/03 M.P. Alvaro Tafur Galvis.
31
Sentencia C-992 de 2006.
normatividad propia de contabilidad general de la Nación (art. 354), entre otros
aspectos32.
Al respecto del régimen jurídico por el que se rigen las empresas industriales y
comerciales del Estado, la Corte ha considerado que si bien existen zonas de
38
Sentencia C-088 de 1988 M. P. Alejandro Martínez Caballero
39
En sentencia C-992 de 2006, la Corte señaló: “La precisión del régimen jurídico de las empresas industriales
y comerciales del Estado corresponde a la ley, conforme al artículo 210 de la Constitución en concordancia,
primordialmente, con los artículos 150-7 y 209 de la misma”.
Sentencias C-540 de 2001 y C-837 de 2001. En esta última decisión la Corte
40
41
Sentencia C-992 de 2006 p.m. Alvaro Tafur Galvis
42
M.P. Álvaro Tafur Galvis
(…)
Así las cosas, es cierto que los fundamentos constitucionales del régimen
de la acción del Estado y de las entidades públicas son diferentes de los
que sirven de soporte a la actividad de los particulares. Por ello, la
búsqueda de una mayor flexibilidad y supuesta eficacia de la gestión, a
través de la sujeción de entidades públicas a las disposiciones aplicables a
los particulares, no puede enervar el cumplimiento de las finalidades
propias definidas en la constitución ni evadir requerimientos ni controles
constitucionales.
Ahora bien. En relación con la calidad de las personas que laboran en las
empresas industriales y comerciales del Estado, cabe recordar como ya se
mencionó, que el artículo 123 de la constitución les asigna directamente la
calidad de servidores públicos a “los miembros de las corporaciones públicas,
los empleados y trabajadores del Estado y de sus entidades descentralizadas…
por servicios. Los servidores públicos están al servicio del Estado y de la
comunidad; ejercerán sus funciones en la forma prevista por la Constitución, la
ley y el reglamento”. La Constitución también dispone que (i) al Presidente de la
República corresponde nombrar a los presidentes, directores o gerentes de los
establecimientos públicos nacionales; en todo caso, el Gobierno tiene la facultad
de nombrar y remover libremente a sus agentes (art. 189-13), (ii) son
atribuciones del Gobernador nombrar y remover libremente a los gerentes o
directores de las empresas industriales o comerciales del departamento (art, 305-
5) y, (iii) son atribuciones del alcalde nombrar y remover a los gerentes o
directores de las empresas industriales y comerciales de carácter local (art. 315-
3).
Debe recordarse que esta Corporación en sentencia C-283 de 2002 50, al realizar
el control de constitucionalidad de algunas disposiciones de los decretos leyes
47
Sentencia C-352 de 1998. Ms.Ps. Antonio Barrera Carbonell y Alfredo Beltrán
Sierra.
48
Sentencia C-579 de 1996. M.P. Hernando Herrera Vergara.
49
Sentencia C-209 de 1997. M.P. Hernando Herrera Vergara.
50
M.P. Alfredo Beltrán Sierra. La Corte declaró la exequibilidad de las
expresiones “Las personas que prestan sus servicios en las empresas
industriales y comerciales del Estado son trabajadores oficiales” , del inciso 2
del artículo 5° del Decreto ley 3135 de 1968; “Quienes presten sus servicios en
las empresas industriales y comerciales y en las sociedades de economía mixta
departamentales son trabajadores oficiales”, del inciso 2 de los artículos 233 y
304 del Decreto ley 1222 de 1986; y “Las personas que prestan sus servicios en
las empresas industriales y comerciales y en las sociedades de economía mixta
municipales con participación estatal mayoritaria son trabajadores oficiales”,
del inciso 2 del artículo 292 del Decreto-ley 1333 de 1986.
3135 de 1968, 1222 de 1986 y 1333 de 1986, que asignan como regla general el
carácter de trabajadores oficiales a las personas que laboran en la empresas
industriales y comerciales del Estado en el orden nacional, departamental y
municipal, las declaró exequibles, para lo cual tuvo como fundamento las
consideraciones expuestas en la sentencia C-484 de 1995 51, que a su vez declaró
exequible las expresiones “sin embargo, los estatutos de dichas empresas
precisarán qué actividades de dirección o confianza deban ser desempeñadas
por personas que tengan la calidad de empleados públicos”, que forman parte
del inciso 2 del artículo 5 del Decreto ley 3135 de 1968, que consagra, como
excepción, la calidad de servidores públicos a quienes desempeñan actividades
de dirección y confianza en las citadas empresas.
…también es claro que … bien pueden existir empleados públicos que estén
sometidos a un régimen de libre nombramiento y remoción en los términos
establecidos por la ley, obviamente sólo en los casos en los que exista
suficiente fundamento constitucional, como en los cargos de dirección y de
gran responsabilidad y en los que exista algún fundamento razonable que
habilite al legislador para señalar que aquel destino público, previsto para
que sea cumplido por un empleado público, se encuentra por fuera del
régimen de la carrera administrativa”. (Subrayas al margen del texto
original).
“en principio quienes prestan sus servicios a una empresa calificada como
industrial y comercial del Estado tienen la calidad de trabajadores oficiales
vinculados por una situación contractual de carácter laboral. Es la excepción
la posibilidad de ostentar la calidad de empleado público, y para
determinarla se ha adoptado el criterio de la actividad o función, pues sólo si
se trata de tareas de dirección o confianza podrá darse ésta, regida por una
relación legal y reglamentaria. Pero además, es necesario que en los
estatutos de la respectiva empresa se indique qué actividades de dirección o
confianza deben ser desempeñadas por empleados públicos…No hay duda
pues, de que al asumir el organismo oficial la forma de empresa industrial y
comercial del Estado, los actos y funciones inherentes a la atención de los
servicios públicos del mismo, deben ser realizados, por regla general, por
trabajadores vinculados por contrato de trabajo, con las prerrogativas
laborales elevadas a canon constitucional en la Carta Fundamental de 1991,
que garantizan el derecho de negociación colectiva, con las excepciones que
señale la ley”. (Subrayas al margen del texto original).
52
M.P. Hernando Herrera Vergara.
En posterior decisión, C-314 de 200453, la Corte señaló que el legislador dispone
de un margen de configuración normativa para determinar la naturaleza de la
vinculación jurídica de las personas que hacen parte de la administración que se
encuentra circunscrito a la naturaleza y régimen jurídico de cada tipo de entidad.
Así mismo, indicó que “después de la promulgación de la Constitución del 91,
el legislador colombiano no se encuentra atado a la tradicional clasificación
bipartita de empleados públicos y trabajadores oficiales para proveer los
cargos públicos adscritos a las entidades públicas, sino que puede establecer
nuevas categorías que satisfagan con mayor flexibilidad las necesidades del
servicio. ….De manera complementaria a la clasificación de los empleos, al
legislador corresponde fijar los criterios que permitan determinar la naturaleza
específica de cada tipo de empleo, para lo cual dispone de un amplio margen de
configuración. Así por ejemplo, para la distinción entre empleados y
trabajadores, en el régimen vigente ya no son suficientes los criterios orgánico y
funcional adoptados por la reforma administrativa de 1968 (Dec. 3135/68, art.
5), en cuanto desarrollos legislativos posteriores a 1991 han venido
consagrando regímenes laborales que no conservan aquellos postulados, como
sucede, por ejemplo, con el dispuesto para los servidores públicos de los entes
universitarios autónomos, las corporaciones autónomas regionales o las
empresas sociales del Estado. (Sentencia C-880 de 2003)”.
53
M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
54
M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
artículo 189 de la Constitución, el nombramiento o remoción respectivo es de
facultad del Gobierno, cuya cabeza es el presidente.
…
Para la Corte, además, existen otras razones de orden constitucional que
determinan que está bien que así sea, y son las relacionadas con los objetivos
que persigue la acción gubernamental mediante la creación de empresas
comerciales e industriales del Estado. Ellas responden, en un Estado social
de Derecho, a la necesidad de contar con los instrumentos adecuados para
ejercer una intervención eficaz en la economía, mediante la asunción
inmediata de actividades económicas. Pero esta actividad intervencionista
llevada a cabo en forma directa por entidades estatales, debe responder a
una política social y económica uniforme, adoptada de manera coordinada
por el jefe del Ejecutivo, quien para esos efectos, debe contar con la libertad
de señalar a sus agentes en los cargos directivos de las mencionadas
entidades”.
55
La Academia colombiana de jurisprudencia intervino aunque extemporáneamente para solicitar la
exequibilidad de la norma parcialmente demandada.
Artículo declarado exequible mediante Sentencia 127 de 10 de octubre de
56
57
Aparte entre paréntesis declaro inexequible mediante sentencia de 3 de febrero
de 1983, Corte Suprema de Justicia.
58
Ver Gaceta del Congreso 491 de 25 de noviembre de 1997, Cámara de
Representantes, Ponencias, pag. 2
59
Ver Gaceta del Congreso 294 de 24 de noviembre de 1998, Senado de la
República, Ponencias, pag. 2.
Es decir, pueden crearse empresas o sociedades conformadas por entidades
descentralizadas y capital exclusivamente público; o, con participación de
capital privado en dos supuestos: (i) cuando se crean empresas o sociedades
conformadas por entidades descentralizadas pero una de ellas es una empresa de
economía mixta y (ii) cuando se crean filiales de las empresas industriales y
comerciales del Estado con participación de particulares.
Por su parte, el parágrafo del artículo 49 de la citadas ley, dispone que las
entidades descentralizadas indirectas y las filiales de las empresas industriales y
comerciales del Estado y las sociedades de economía mixta se constituirán con
arreglo a las disposiciones de la misma Ley 489 de 1998, y en todo caso previa
autorización del Gobierno Nacional si se tratare de entidades de ese orden o del
Gobernador o el Alcalde en tratándose de entidades del orden departamental o
municipal.
4. Al respecto del régimen Jurídico que regirá las empresas, sociedades y filiales
a que se refiere el artículo 94 de la Ley 489 de 1998, con fundamento en lo
previsto en el artículo 210 de la Constitución, corresponde a la potestad de
configuración del legislador. En esta medida dispuso, (i) en el artículo 38,
parágrafo, de la misma ley, que las sociedades públicas y las sociedades de
economía mixta en las que el Estado posea el noventa por ciento (90%) o más de
su capital social, se someten al régimen previsto para las empresas industriales y
comerciales del Estado; (ii) en el art. 94, inc. 1º, de la mencionada ley, que las
empresas y sociedades que se creen con participación exclusiva de una o varias
empresas industriales y comerciales del Estado o entre éstas y otras entidades
descentralizadas y entidades territoriales se rigen por las disposiciones
establecidas en los actos de creación, y las disposiciones del Código de
Comercio; (iii) que las filiales en las que participen más de una empresa
industrial y comercial del Estado, entidad territorial u otra entidad
descentralizada se regirán en cuento a sus actos, contratos, servidores y las
relaciones con terceros por las disposiciones del derecho privado, en especial las
propias de las empresas y sociedades previstas en el Código de Comercio y
legislación complementaria; y, (iv) que las filiales de las empresas industriales y
comerciales del Estado con participación de particulares se regirán por las
disposiciones previstas para las sociedades de economía mixta.
Cabe recordar, que en relación con las empresas y sociedades que se creen con
la participación exclusiva de una o varias empresas industriales y comerciales
del Estado o entre éstas y otras entidades descentralizadas y entidades
territoriales, no se ha dispuesto su sometimiento exclusivo a las disposiciones
del Código de Comercio, sino que también estableció el legislador que se rigen
por las disposiciones establecidas en los actos de creación, con lo cual, éstas
tienen señaladas con antelación por el propio legislador, unas reglas precisas,
determinadas, que permiten desde el comienzo, saber cuáles son las condiciones
en que participarán el o los ente estatales, y además, se asegura, de antemano
que la nueva entidad tendrá a su disposición instrumentos indispensables para
que permitan que en el desarrollo de su objeto social la gestión que realice se
articule, en un plano de coordinación, con los programas y las políticas del
sector administrativo correspondiente.
“Es decir, que son dos las vías que pueden ser utilizadas para la "creación
de filiales": la primera, por autorización directa de la ley, la ordenanza
departamental o el acuerdo expedido por el concejo distrital o municipal
para el efecto; y, la segunda, cuando existe una norma "en el correspondiente
acto de creación y organización de la entidad o entidades participantes", que,
aún cuando en apariencia sería indeterminada y general, queda sin embargo
sometida a que en el capital de la nueva entidad se participe por la empresa
industrial y comercial del Estado "con un porcentaje superior al cincuenta y
uno por ciento (51%) del capital total", como lo exige el numeral primero del
artículo 94 de la misma ley, y, teniendo en cuenta que cuando se trate de
filiales en las cuales participen particulares, quedan sometidos al régimen
previsto por la ley para las sociedades de economía mixta, por expresa
disposición del numeral quinto del citado artículo 94 de la Ley 489 de 1998.
Galvis.
Asambleas Departamentales o los Concejos Municipales o Distritales
respecto de la creación de filiales de empresas industriales y comerciales del
Estado de los distintos niveles administrativos, -que es a lo que se concreta el
cargo de inconstitucionalidad-, no lo es en realidad. En efecto, leído en su
integridad el artículo 94 de la Ley 489 de 1998, si se acude a ese mecanismo
para el establecimiento de empresas filiales, las entidades estatales que,
como empresas industriales y comerciales de esa categoría participen en la
creación de aquellas tienen señaladas con antelación por el propio legislador,
unas reglas precisas, determinadas, que permiten desde el comienzo, saber
cuáles son las condiciones en que habrá de participar el ente estatal, pues la
ley prevé el porcentaje de capital mínimo que ha de aportarse, el régimen
jurídico al cual habrá de someterse la filial y, además, se asegura, de
antemano que la nueva entidad tendrá a su disposición instrumentos
indispensables para que permitan que en el desarrollo de su objeto social la
gestión que realice se articule, en un plano de coordinación, con los
programas y las políticas del sector administrativo correspondiente, razones
estas por las cuales se declarará la exequibilidad del aparte final del numeral
3º del artículo 94 de la Ley 489 de 1998”. (Subrayas al margen del texto
original).
10. Por todo lo expuesto, debe concluirse que las normas acusadas se ajustan a
la Constitución. Sin embargo, como pueden ser interpretadas en el sentido de
que él régimen de derecho privado a que están sometidas las sociedades y
filiales a que se refiere el art. 94 de la Ley 489 de 1998, no atiende lo previsto
en la Constitución de manera especial para las entidades descentralizadas, u
otras normas de orden legal que rigen aspectos puntuales y específicos de estas,
es preciso condicionar su exequibilidad, por los cargos examinados en esta
sentencia, en el entendido que se rigen por éstas disposiciones, sin perjuicio de
aspectos regulados con carácter especial por otras disposiciones constitucionales
y legales.
VII. DECISIÓN
Magistrado Ponente:
Dra. CLARA INÉS VARGAS
HERNÁNDEZ
Con el respeto acostumbrado por las decisiones de esta Corte, me permito salvar
mi voto a la decisión adoptada en la presente sentencia, ya que considero que las
asociaciones reguladas por el artículo 94 de la Ley 489 de 1998, no obstante ser
de segundo grado, deben conservar el mismo régimen de las entidades que las
conforman, pues siguen siendo parte de la estructura de la administración
pública, pertenecen a un sector de la misma y deben actuar en consonancia con
las políticas y planes fijados para éste.
Fecha ut supra.