Historia Del Pan
Historia Del Pan
Historia Del Pan
La gran historia del pan comienza durante la prehistoria, al final de la era del Paleolítico Superior,
10.000 aC J-C. La cuna del pan está en Medio Oriente, donde el trigo blando ya se encuentra en
la región de Jericó. A -8,000 aparecen las primeras huellas de la agricultura. La gran historia del
pan está estrechamente vinculada a la evolución de las herramientas y al advenimiento de las
civilizaciones mediterráneas. Los cereales que se utilizan son cebada, centeno o espelta. Los
hombres muelen las semillas cosechadas entre dos piedras. Mezclado con agua, la papilla se
come como está y más tarde, en forma de tortitas finas, cocidas bajo las cenizas o sobre piedras
calientes.
El pan de trigo como hoy lo conocemos no se consumió hasta el año 2500 a.C., en Egipto. Era
todavía un pan ácimo, sin levadura, negro y tosco, sin esponjosidad, sin apenas molla. En la
famosa tumba de Ti, del año 2.600 a.C., se encuentran reflejadas todas las operaciones e
instrumentos necesarios para fabricar pan.
Se les considera a los egipcios los primeros panaderos profesionales e incluso se piensa que
inventaron el horno con un espacio para la combustión y otro para la cocción.
Cuando, iniciados por los egipcios, los griegos mejoran las técnicas de molienda y obtienen
harina más fina. Aunque los hornos parecen haberse originado en la cuenca mediterránea,
están perfeccionando y extendiendo su uso. Además, el pan gradualmente dejará hogares para
panaderías especializadas.
Propagadores, los griegos comparten su gusto y conocimiento del pan con los romanos, que
inicialmente consideraron la fermentación fortuita de la masa como una catástrofe. No fue
hasta el siglo II a. J-C. para ver aparecer los primeros profesionales del pan Desde entonces, las
evoluciones se suceden: en -60, los romanos inventan los molinos de agua; en -14 se crea una
universidad de molineros en Roma.
Tras la ocupación de las legiones romanas de Julio César, el arte de hacer pan se importa a la
Galia, unos 50 años antes de nuestra era. Después del nacimiento de Jesús en Belén (que
significa «ciudad de pan» en hebreo), este alimento adquiere una dimensión sagrada, ya que
simboliza el cuerpo de Cristo.
Pero el pan sigue siendo más que nunca un producto costoso. En 1774, estallaron disturbios
por toda Francia. Estamos hablando de la «guerra de las harinas». Algunos incluso creen que
fue la necesidad de pan lo que provocó la Revolución. De hecho, cuando el 14 de julio de 1789
la gente se apoderó de la Bastilla, es para recuperar el supuesto trigo que pensó que se
mantendría allí. El 17 de julio de 1791, la Asamblea Constituyente impuso precios obligatorios
y la fabricación de un tipo de pan: «el pan de la igualdad», que consiste en trigo y centeno
mezclado con salvado. A finales del siglo XVIII, con la abolición del impuesto a la sal (impuesto
a la sal), se extendió el uso de la sal en el pan.
Durante la primera guerra mundial, la falta de cereales plantea un problema. Un «pan nacional»
se constituye en 1916. El racionamiento interviene: ¡300 g por día y por persona en 1918! En
octubre de 1940, será de 350 g (¡solo 275 g en 1942!) Y nuevamente, con un pan de mala calidad,
hecho gracias a la mezcla de alubias, arroz, centeno, cebada y algunas veces hasta maíz.
Por otro lado, el aumento del nivel de vida está convirtiendo el pan de un alimento básico en un
alimento complementario. De 900 gramos por persona por día en 1900, su consumo aumentó a
325 g en 1950.
MASA MADRE
La masa madre”, nos dice Moncho, “no es más que un fermento compuesto por harina y agua
que no contiene ningún tipo de levadura añadida, sino que es la propia harina, en la que hay
contenidas un sinfín de levaduras y bacterias, la que provoca la fermentación de la masa de
manera espontánea”.
El pan con masa madre contiene lactobacilos en una proporción mayor que los panes
elaborados con otras levaduras. La mayor cantidad de lactobacilos se traduce en mayor
producción de ácido láctico, lo que facilita la digestión y la absorción de minerales como potasio,
magnesio y zinc.
Los panes de masa madre tienen un gusto ácido inconfundible e incomparable, que es debido a
las bacterias que crecen en la masa junto a diversas levaduras.
TIPOS DE PANES
Se conocen más de trescientos tipos de pan, y cada uno de ellos con distintas características,
cualidades y sabores.
El primer puesto lo ocupa el pan de molde.- Tal vez no sea uno de los panes más
apreciados por su sabor y por su receta tradicional, pero es el más consumido a nivel
mundial.
El segundo en el pódium es la baguette.- Y es que este pan típico de Francia, elaborado
con harina de trigo, es uno de los más populares desde principios del siglo XX. Su secreto
reside en que es rápido de cocer y facilita el trabajo de los panaderos.
La medalla de bronce es para el pan de queso. - Su país de origen es Brasil y está hecho
con harina de yuca. Fue inventado en el siglo XIX para evitar la mala calidad de la harina.
El cuarto puesto es para el pan de pita. -entre los panes más vendidos del mundo. Este
procede de Oriente Medio y se ha popularizado durante las últimas décadas. Su principal
atractivo es que se permite comer alimentos sin necesidad de utilizar los cubiertos.
El quinto puesto es para el casabe. - está elaborado sin levadura y con harina de yuca,
y acabado a la plancha. Es de origen indígena, y, sobre todo, es muy conocido en Sur
América y Centro América.
El sexto puesto es para el pan de payés.- por su parte, es uno de los panes más
internacionales de nuestro país. Su nombre responde a su procedencia rural, y sus
principales características son la corteza dura y la miga muy blanda.
El séptimo lugar es para el mantou.- Este pan dulce está hecho con harina de trigo, y es
muy popular en China. Aunque puede consumirse después de cocerse, lo cierto es que
en la mayoría de las ocasiones también se fríe. ¡Su sabor es inconfundible!
El octavo puesto es para el pan de maíz. - La clave de su éxito reside en el hecho de que
es muy fácil de preparar porque se cocina directamente en la sartén, y no es necesario
hornearlo previamente. Es muy popular en Norte América.
El ingreso del trigo al territorio que hoy es el Ecuador en la década de los 30 del siglo XVI se ha
atribuido a Fray Jodoco Ricke, franciscano que cinco años más tarde estuvo también en la zona
cañari.
Se empezó a cultivar el trigo, sobre todo en las zonas de Cañar los propietarios de estas tierras
al igual que aquellos de los molinos, empezaron a ser conocidos en Cuenca como los señores del
trigo unos, y otros, como los señores de los molinos. La elaboración de los nuevos panes se
asentó con más fuerza en el siglo XVII con la construcción de los primeros molinos y tuvo su
boom en los años sesenta. Poco a poco el producto se posicionó en las familias ecuatorianas
hasta ser parte de la gastronomía del país, desplazando a los panes nativos de nuestra región. A
eso se suman las innumerables recetas que las comunidades religiosas trajeron con su visita a
América. El pan ecuatoriano es especial por la diversidad de ingredientes y las alternativas para
prepararlo. Se usan grasas como la mapahuira y harinas de todo tipo como las de máchica y
achira. En Latinoamérica, el Ecuador es considerado como uno de los países donde mejor pan
se hace, esto debido a que socialmente somos definidos como un pueblo que tiene un buen
gusto para comer. En cada región del Ecuador hay varios tipos de panes. La posición geográfica
influye directamente en los ingredientes y en las técnicas de elaboración. Mauricio Armendáris
coordinador editorial del libro ‘Panes y postres del Ecuador', asegura que, en la investigación
realizada para la publicación del texto, encontró 250 variedades de panes elaborados en hornos
de leña, hornos de piedra, hornos caseros, etc.
En 1802, se estaba haciendo un excelente pan muy blanco en Riobamba. En 1892, un viajero
inglés dijo allí que su pueblo "quería el pan del país". En 1823, el mejor pan de esa provincia se
hacía en Ambato, con huevos que lo hacían "como los grandes pasteles" y se vendía en
Guayaquil.
Ambato: El pan de Ambato es la insignia en esta región, pues lleva su mismo nombre y
se prepara desde hace más de 200 años. Aquel que guarda ese saborcito casero, un poco
de manteca, otro poco del sabor del trigo, otro tanto del humito del horno de leña, que
quizá es el elemento que más se impone a la hora de marcar la tradición.
El pan mestizo, el tapado y las tuerquitas dulces, también le hacen parte de la tradición
panadera de la región.
Paspas: un pan cuya preparación se arraiga en la tradición del norte andino ecuatoriano.
Es un pan de harina de Maíz tradicional que va acompañado de huevos, leche, vainilla,
levadura y sal. Dura de 30 a 45 minutos en el horno de leña.
Rosca de Reyes: Ya sea de masa de hojaldre o brioche, con fruta confitada o rellenas
de crema, las roscas de reyes son una tradición europea, que de a poco se tomó las
panaderías de la capital. Su peculiar forma circular acompañada con una corona de
papel se exhibe en todas las vitrinas.
Rosca del Viento: Producto desarrollado a partir de los famosos Dulces de Corpus
(fiesta religiosa que se remonta a la Colonia española y que se rememora cada junio en
Cuenca). Es una Dona con alma de Rosca de Viento o masa de yemas, este producto es
netamente ecuatoriano.
La tradición panadera ecuatoriana permanece y sobresale porque respeta la tradición
de sus antepasados.