Epistola Del Apóstol San Pablo A Los Romanos
Epistola Del Apóstol San Pablo A Los Romanos
Epistola Del Apóstol San Pablo A Los Romanos
1. EPÍSTOLAS
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se relata cómo la fe cristiana comenzó a propagarse por
Palestina, Asia Menor y diversos puntos de Grecia en los años que siguieron a la ascensión del
Señor. la rapidez de esta expansión vino muy pronto a revelar que el trabajo misionero no
se reducía a promover pequeños grupos de creyentes en diversos lugares, sino que exigía,
además, mantener con las nuevas comunidades una relación vital que con- tribuyera a
edificarlas espiritualmente y a orientar su conducta de acuerdo con los dictados de su fe en
Cristo.
Las epístolas, lo mismo que los restantes libros del NT, están escritas en griego, lo que no
significa que el estilo literario epistolar estuviera especialmente difundido en el mundo griego
de la época. Sí lo estaba entre los Romanos, que hicieron uso normal del correo como
instrumento idóneo para vincular la metrópoli con las legaciones políticas y militares de
servicio en las provincias del imperio.
.. El imperio romano
Los autores cristianos modificaron en ocasiones este modelo de carta en algunos de sus detalles.
Por ejemplo, en lugar de la característica salutación inicial romana «Salud», Pablo introduce al
comienzo de casi todas sus epístolas una expresión más compleja, que da testimonio de su fe, por
ejemplo, en la Epístola a los Romanos comienza diciendo: «Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a
ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios» Romanos 1:1.
Del mismo modo, la despedida no se limita al escueto y frío «Pásalo bien» que leemos, por
ejemplo, en la carta del tribuno Claudio Lisias al gobernador Félix (Hch 23.30), sino que a
menudo incluye, junto a saludos personales, una exhortación, bendición o doxología, como se ve
en Romanos 16.
También sucedía a menudo que un libro, cuyo autor quería ofrecer el pensamiento o las
enseñanzas de un personaje de reconocido prestigio, era publicado con el nombre de este
último, sin importar si vivía o si ya había muerto. Esto se veía también en el NT.
Mar Negro
cf. O O N IA
,,... Filipos
2. RASGOS IMPORTANTES DE LA EPISTOLA DEL APÓSTOL SAN
PABLO A LOS ROMANOS
Prólogo {l.1-15)
1. Parte doctrinal: Salvación por la fe (l.16-11.36)
2. Parte exhortatoria:Conducta cristiana (12.1-15.13)
Epílogo (15.14-16.27)
2.2. ROMA
Los orígenes de la ciudad de Roma se remontan al siglo VIII a.C. Por entonces comenzaron
a poblarse las siete colinas vecinas al río Tíber sobre las que, en un futuro aún lejano, habría
de alzarse la capital del mundo conocido.
Aquellos primitivos asentamientos humanos crecieron poco a poco. Se unieron entre sí,
establecieron principios de convivencia y sentaron las bases que un día conducirían a la
instauración de un sistema de gobierno colectivo, conforme al modelo de república que
caracterizó a Roma entre los s. VI y II a.C.
A medida que se afirmaba la unidad del estado crecía su capacidad económica y militar,
de donde se derivó también un fuerte anhelo de posesión territorial que empujó a Roma a
la conquista de países y al sometimiento de gentes de muy diversas nacionalidades y
lenguas. Con el paso de los años, se hizo dueña de toda la cuenca del Mar Mediterráneo y
sus territorios circundantes, y aun mucho más allá.
En muchas ocasiones Pablo se había propuesto muchas veces viajar a Roma {1.9-10,13,15;
15.22-23), para anunciar allí el evangelio (1.15) y comunicar a los hermanos «algún don
espiritual», para ser «mutuamente confortados por la fe» en Cristo (l.l1-12).
Pero al escribirse esta carta -el Apóstol- estaba considerando a España corno campo de
su próxima labor misionera, cuando ve llegar también la oportunidad de realizar la anhelada
visita (15.24,28).
Lo que no se sabe es cuál de ellas fue redactada primero. Por eso, algunos ven en Romanos
una exposición ampliada, muy meditada y serena, de la breve epístola a los gálatas, mientras
que otros piensan que Gálatas es una especie de síntesis polémica y vehemente de la carta
a los romanos.
Como quiera que sea, ambos escritos deben considerarse desde una perspectiva común,
puesto que en definitiva se trata de la transmisión de un mismo mensaje que incluye idénticos
conceptos fundamentales: el dominio del pecado sobre todos los seres humanos (Ro 1.18-
2.11; 3.9-19, cf. GI 3.10-11; 5.16-21), la incapacidad de la Ley de Moisés para salvar al pecador
(Ro 2.12-29; 3.19-20; 7.1-25, cf.GI 2.15-16; 3.J 1-13,21-26), la gracia de Dios revelada en Cristo
(Ro 1.16-17; 3.21-26, cf. Gl 2.20-21; 4.4-7), la justificación por la fe (Ro 3.26,30; 4.1-5.11, cf.
Gl 2.16; 3.11,22-26; 5.1-6) y los frutos del Espíritu (Ro 8.1-30, cf. Gl 5.22-26).
Los temas tratados en Romanos son teológicamente densos, pero Pablo los expone de un
modo ameno, y hace fácil su lectura introduciendo variados recursos estilísticos: diálogos,
preguntas y respuestas, citas del AT, ejemplos y alegorías. La sección doctrinal es la más
extensa.
2.5.1. Pablo reflexiona acerca del ser humano, dominado por el pecado e incapaz de
salvarse por su propio esfuerzo. Afirma, como el salmista (cf. Sal 14.1-3; 53.1-3),
que todos, tanto judíos como gentiles, «pecaron y están destituidos de la gloria de
Dios» (3.23);
2.5.2. Que sólo Dios puede salvar a los pecadores, y
2.5.3. Que lo hace por pura gracia, «mediante la redención que es en Cristo Jesús»
(3.24).
2.5.4. El tema de la fe y su importancia para la reconciliación del pecador con Dios se
extiende cap.3.21 a 4.25. En un lenguaje jurídico magistralmente utilizado, el apóstol
introduce términos como «ley», «mandamiento», «transgresión», «justificación», «gracia»
y «adopción». Pero los presenta bajo la nueva luz de la libertad y la paz ofrecidas en Cristo
al pecador que se arrepiente, con quien Dios ha querido establecer una definitiva
relación de amor y de vida (5.1-8.39).
2.5.5. Los capítulos 9 al 11 constituyen una unidad temática que se destaca del resto
de la epístola. Aquí Pablo nos descubre su íntima preocupación porque Israel no ha
llegado a comprender que «el fin de la Ley es Cristo, para justicia a todo aquel que
cree» (10.4).
Sin embargo, el apóstol está persuadido de que Dios no abandonará nunca a su pueblo
escogido (11.1-2), por cuanto «irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios»
(11.29). Israel será restaurado (11.25-28), porque Dios tendrá misericordia de él como
también la ha tenido de los gentiles (11.11-24,30-32).
2.5.10. Finalmente, una espléndida doxología cierra la epístola como con broche
e oro (16.25-27).