Preguntas
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Preguntas
1. Háblame de ti.
Se deben elegir siempre cuestiones positivas, es decir, los puntos fuertes profesionales
que hemos debido detectar antes de acudir a la entrevista.
Hay que contestar esos mismos puntos fuertes como se nos está pidiendo y elegir puntos
débiles que en realidad vistos de otra forma pueden ser puntos fuertes también. Por
ejemplo, a veces soy excesivamente exigente conmigo mismo, perfeccionista, demasiado
planificador u organizado, etcétera. Los presentamos como un punto débil bajo nuestro
punto de vista, pero en realidad se le están trasladando al reclutador aspectos que gustan
en sus empleados.
El entrevistador quiere saber cuál es la motivación del candidato, por lo que la respuesta
ideal debería dejar claro que éste no sólo lo hace por dinero sino que el trabajo lo realiza
como persona y que le gusta asumir retos.
Hay que elegir algún error que se haya cometido a lo largo de la vida profesional, pero que
sea de poco impacto, una equivocación sin gravedad en cuestiones del día a día, y de la
que hayamos sacado una lección. Por ejemplo, si un directivo perdió en una ocasión una
inversión de un millón de euros en su banco por una mala actuación, no debe elegirse este
ejemplo para contarle al entrevistador.
Se debe responder con naturalidad y sin recrearse en el error para centrarse en la
respuesta rápidamente en el aspecto positivo, en aquello que se ha aprendió y cómo se
corrigió aquella situación. Cómo se ha cambiado esa forma de actuar en nuestro quehacer
profesional a partir de aquel momento, como evitamos ahora que vuelva a sucedernos.
La mejor estrategia es hacer una pausa para reflexionar y ofrecer una respuesta similar a
“a veces pienso que tengo que prestar más atención a algo, o hablar con alguien para
evitar posibles confusiones, sobre todo cuando trabajo en equipo. Es cuestión de
adelantarse a las situaciones en lugar de lamentarse después”. Una respuesta de este tipo
nos da la oportunidad de transmitir apertura y sensatez, reconvirtiéndola en algo positivo.
Algunos entrevistadores formulan esta pregunta si detectan que el candidato puede tener
algún tipo de prejuicio y desean controlarlo desde el principio. Ante todo deben evitarse
afirmaciones que suenen paternalistas o insensibles. La respuesta ha de ser creíble y que
no parezca automática. Un ejemplo de respuesta podría ser: “Me gustan las empresas que
contratan y promocionan a las personas según sus méritos y la edad o el género a la que
vaya a tener que reportar es indiferente”.
Formación
En realidad lo que quiere conocer el reclutador con esta cuestión no son detalles
personales del candidato, sino si ha aterrizado en ese su sector o especialidad profesional
por accidente, por obligación o por vocación. El entrevistador quiere comprobar que el
candidato no haya ido cambiando de estudios o de carrera en varias ocasiones por falta de
convicción o constancia. Hay que evitar una respuesta en ese sentido.
Cuando el currículum del candidato indica esta circunstancia puede ser interrogado acerca
de los motivos que le llevaron a hacerlo. En realidad lo que quiere conocer de nosotros el
entrevistador con esta pregunta es nuestro nivel de conformismo o de confort. Si los
estudios que se abandonaron no tienen que ver con el puesto al que se opta se puede
contestar con tranquilidad que se dejaron los estudios porque se descubrió que no era su
verdadera vocación, no te aportaba lo que buscabas o alguna respuesta similar. Si el
trabajo si está relacionado con los estudios que se dejaron hay que señalar que se debió a
la inmadurez de la edad o, si es el caso, las circunstancias personales que nos forzaron a
abandonarlos. Pero siempre señalar que vas a retomarlo (y hacerlo de verdad).
Con esta cuestión el reclutador busca que el candidato realice un ejercicio de autoanálisis.
Lo más socorrido, si los idiomas no son algo clave e imprescindible en el puesto al que se
opta, es decir que hay que perfeccionar el nivel de inglés u otras lenguas. En España el
nivel medio general no suele ser óptimo y casi siempre es preciso mejorar en este aspecto.
Es una respuesta para no tener que incidir en otras lagunas o carencias que puedan ser
consideradas más importantes por el entrevistador. Eso sí, siempre hay que explicar que
ya se están poniendo o se van a poner los medios para mejorarlo. Nunca hay que contestar
aspectos que puedan ser motivos de descarte por su importancia para el puesto al que se
opta.
Trabajos anteriores
13. Hábleme de su último puesto de trabajo, ¿qué hacías, cuál era tu función?
En esta cuestión hay que intentar dirigir la descripción de nuestras anteriores ocupaciones
profesionales en aquellos aspectos o tareas que más estén relacionadas con el puesto al
que se está optando. Se trata de convencerle de que somos el mejor candidato para esa
posición.
Al igual que en la anterior pregunta, hay que destacar aquellas tareas o responsabilidades
que hemos desempeñado con anterioridad y que mejor pueden ser percibidas por el
entrevistador para ocupar con eficacia el empleo por el que se está compitiendo en ese
proceso de selección.
15. ¿Cuál ha sido la tarea más aburrida que has tenido? ¿Cómo lo realizaste?
En esta pregunta nunca se deben contestar los trabajos similares a los que se
desempeñarán en el empleo al que se está optando, sino aquellas que no tengan relación
con él.
Al contrario que en la anterior hay que destacar aquellas relacionadas con la ocupación a la
que se aspira o no resaltar las que no tienen nada que ver con ella.
17. ¿Cuáles son los aspectos de tu anterior empresa con los que no estabas
conforme?
Ésta es una de las preguntas delicadas en una entrevista de selección. Hay que intentar
pasar por ella de puntillas. Nunca se debe criticar directamente a la dirección de tu anterior
compañía ni su política de empresa. Pero tampoco tenemos por qué estar de acuerdo con
todo si queremos resultar creíbles porque casi todo el mundo tiene algún desacuerdo con
estos aspectos.
Se puede contestar, por ejemplo, que no estabas muy conforme con la política de
promoción interna o con alguna otra cuestión que esté relacionada con tu cambio
profesional, pero nunca aludiendo a ninguna persona concreta de tu anterior empresa y sin
ahondar, siendo políticamente correctos. Por ejemplo, “mi anterior compañía no
evolucionaba al ritmo del mercado”.
18. ¿Cómo te actualizas a nivel profesional? Cuéntame algo nuevo que hayas tenido
que aprender recientemente.
19. ¿Cómo era la relación con tu jefe, con los iguales, pares o compañeros, o con los
subordinados?
Cuando se lleva a cabo un cambio profesional hay que construirse un mensaje de salida
que explique muy brevemente los motivos que nos llevan a tomar esa decisión. Éste es el
mensaje que trasladaremos al entrevistador en esta pregunta. No se debe responder de
forma improvisada. El mensaje ha de ser muy profesional, que dé una sensación de estar
muy motivados y no anímicamente tocados. No deben hacerse críticas a la antigua
empresa, exjefes o excompañeros.
Como a lo largo de toda la entrevista debemos decir la verdad aunque hayamos estado un
largo periodo en el desempleo, señalando eso sí qué hemos hecho durante ese tiempo
(búsqueda activa de empleo, entrevistas de trabajo o procesos de selección, cursos de
formación, etcétera). También se puede aludir a la mala coyuntura del mercado laboral que
dificulta enormemente acceder a un trabajo y justifica en mayor medida esos largos
periodos de inactividad.
Si es algo que se explica por las características de tu puesto o sector, porque esté
caracterizado por la temporalidad, sustituciones, trabajos por proyectos, etcétera, hay que
indicarlo para justificar esos cambios constantes.
Si no ha sido así, nunca hay que responder que se haya en busca de un mejor salario. Y
evitar dar la sensación que se no hay compromiso con las empresas en las que trabajas.
Se puede señalar que han sido oportunidades de desarrollo personal que te han ido
surgiendo y que debías aprovechar, pero siempre con un enfoque muy positivo.
25. ¿Por qué has estado tanto tiempo en el mismo puesto y en la misma empresa?
Si se trabaja desde hace muchos años en la misma posición y compañía, se debe recalcar
que has ido cambiando conforme lo hacía la empresa: nuevos productos, nuevos
mercados, cambios de tamaño, de estructura... Si no ha habido ninguna transformación, se
puede alegar que se valora la lealtad y la estabilidad, el compromiso total y a largo plazo
con un proyecto profesional en el que se cree.
Esta es una pregunta muy controvertida, otra killer question. Si el candidato opta por
responder con un “sin lugar a dudas”, parecerá que su mejor trabajo ha pasado ya. Pero si
contesta con un “no, mi mejor trabajo está aún por llegar”, puede dar la impresión de que
no lo has dado todo en tus puestos anteriores. Por lo que para cubrir ambas orientaciones.
Una opción es responder que siempre se intenta dar lo mejor y que el mejor momento de la
carrera profesional es el presente.
La empresa y el puesto
29. ¿Cuáles crees que serían tus funciones si fueras contratado por nosotros?
Nuestro interlocutor quiere comprobar si tienes una visión errónea o no del puesto al que
estás optando, si lo sobrevaloras o lo infravaloras. Lo más indicado, por tanto, es ceñirse
en nuestra respuesta a la descripción del puesto a la que hayamos tenido acceso a través
del anuncio de empleo o en los contactos anteriores a la entrevista personal. No hay que
presuponer nada, n imaginarse, suponer o añadir atribuciones o responsabilidades.
30. ¿No te parece que este puesto es superior a los que has ocupado con
anterioridad?
Evidentemente, no gusta un candidato con un nivel profesional anterior inferior al del
puesto al que se opta. Lo mejor en estos casos es apoyarse en señalar que ese puesto es
el que buscas y el que deseas ocupar ahora mismo, y al que puedes aportar… y volver a
señalar tus puntos fuertes. Recalcar que te motiva, que te gusta y que estás preparado
para él. Ésta es otra de las denominadas killer question.
31. ¿No te parece que este puesto es inferior a los que has ocupado con
anterioridad?
Con la crisis de empleo que vive nuestro país, cada vez es más habitual que haya
candidatos optando a puestos inferiores a los que han desempeñado con anterioridad o a
su nivel de formación. Esto no gusta en algunas empresas porque piensan que pueden
tener un empleado frustrado en ciernes.
Es muy importante controlar la comunicación no verbal y la expresión del rostro en este tipo
de cuestiones y responder de la forma más pausada posible. Un ejemplo puede ser: “Esto
no tiene por qué ser un impedimento; al contrario, creo que es beneficioso para la empresa
y para mí. El trabajo está muy complicado y ya no hay personas demasiado cualificadas
para ningún puesto. Creo sinceramente que ésta es una buena oportunidad para mí”. No
hay que decantarse y, como en la pregunta anterior, incidir en que ese puesto responde a
lo que buscas, te motiva, te gusta y que estás preparado para él y señalar tus puntos
fuertes.
32. Si le seleccionamos para esa posición, ¿qué acciones va a llevar a cabo durante
la primera semana para mejorar?
Ésta también es killer question. Es decir, las preguntas comprometidas y que más estrés
generan en los candidatos entrevistados. Por eso es importante que preparemos la
respuesta antes de la cita y tengamos muy clara la idea de lo que vamos a contestar
33. ¿Qué grado de disponibilidad tienes para realizar viajes de corta o larga duración,
o incluso un cambio de residencia a otra ciudad o país?
En esta pregunta hay que responder exactamente lo que se piensa. Si no es así, pronto se
sabrá y podrán surgir los problemas y podemos ser apartados de la empresa en el periodo
de prueba del contrato.
Hay que señalar que con un líder participativo y democrático. Da igual que sea así o no
nuestro futuro jefe, ésa es una información que difícilmente podemos tener antes de
comenzar a trabajar, en el momento de la entrevista. Queremos resultar creíbles y a nadie
le gusta un jefe autoritario. Además, podemos aprovechar para volver a trasladarle
aspectos positivos de nuestra forma de entender el trabajo: queremos un mando que haga
sentirse parte de un equipo, proyecto o empresa, etcétera.
Hay que evitar hablar de los aspectos económicos o de las condiciones de trabajo del
puesto en los primeros pasos del proceso de selección. Eso debe abordarse en los últimos
pasos, cuando se tienen posibilidades reales de ser elegido.
Pero si te formulan la pregunta, hay que responderla, no se puede contestar que prefieres
no hablar de ese tema aún. Eso sí, se debe hacerlo dando una horquilla, nunca un número
concreto, y siempre en términos brutos anuales, no neto mensual que da una sensación de
falta de profesionalidad. Esa horquilla debe ser: el mínimo, aquel salario por debajo del
cual no estás dispuesto a trabajar, sumándole 1.000 euros anuales; y en su parta alta,
añadiendo a esa cantidad 5.000 o 6.000 euros. Debe ser una horquilla que esté en línea
con lo que se está retribuyendo esa posición en el mercado y siempre es bueno señalar
que se está dispuesto a negociar esa cantidad, por ejemplo, si se tienen otro tipo de
beneficios sociales o retribución en especie.
Motivación
Nunca deben señalarse sus condiciones económicas o cuestiones como la duración de las
vacaciones o la cercanía a domicilio del candidato. Hay que aludir a aspectos como la
cultura de la empresa, las posibilidades de desarrollo… es otro momento para echarle
flores a la compañía en la que queremos trabajar.
Ha llegado el momento de volver a resaltar nuestros puntos fuertes, sobre todo aquellos
que te pueden diferenciar del resto de candidatos, y acompañarlos con situaciones reales
que hayas vivido y muestren esas capacidades.
Si te encuentras inmerso en oro proceso de selección hay que decirlo, pero señalando que
éste empleo te interesa más. Lo que no se debe es dar el nombre de la otra empresa.
Podemos contestarle que nos han pedido confidencialidad y el entrevistador lo entenderá,
se buscan personas discretas.
Vida privada
Es mejor contestar este tipo de preguntas, si no parecerá que queremos ocultar algo
negativo. Pero dejando claro que vida personal y profesional son parcelas diferentes y no
debe haber interferencias de una en otra.
De nuevo hay que dejar claro que son parcelas distintas y que cumples con una y con otra.
Te organizas para que no se afecten mutuamente. No llevas los problemas de casa al
trabajo ni del trabajo a casa.
Es un tema espinoso y la línea que distingue cuándo la pregunta están fuera de lugar es
muy difusa. Lo mejor es mantenerse, de forma educada, en el ámbito de los negocios, pero
si te la realizan claramente, se debe responder de la forma más objetiva y diplomática
posible, e incluso se puede indicar que “no me acabo de sentir cómoda con esta pregunta,
pero si para el proceso de selección es importante intentaré responderla”.
En ese caso, contestar con naturalidad simplemente, sin más explicaciones, que a corto
plazo (un año) no entra en tus planes (si es realmente así).
En esta pregunta se puede responder casi cualquier cosa, excepto aquellas que puedan
ser muy arriesgadas o proyectar una imagen demasiado rara o negativa de ti.
Cuanto antes mejor. Se puede responder que de forma inmediata o que, en todo caso, en
un par de día para organizar tu nueva vida profesional.
Autonomía/iniciativa
48. ¿Qué hace cuando una decisión debe ser tomada y no existe ningún
procedimiento al respecto?
Esta cuestión se plantea por parte de los entrevistadores para comprobar nuestra
capacidad de iniciativa o el nivel de conformismo del candidato. La contestación debe ir
orientada a demostrar que somos capaces de proponer actuaciones, ideas, soluciones.
La respuesta idónea sería explicar que lo primero que hacemos en esos casos es analizar
la situación para conocer qué es lo que está pasando y de acuerdo a ese análisis
establecer un plan de acción. Y no debemos tener problema en reconocer que si es
necesario pedir ayuda, la pedimos. En las empresas no gusta el exceso de individualismo
ni las personas que creen tener soluciones para todo, es normal que en ocasiones
necesitemos solicitar el apoyo de otros dentro de la organización.
50. ¿Qué ha hecho en su trabajo actual o en puestos anteriores para que resulte más
gratificante o efectivo?
La contestación debe orientarse a explicar que para hacer mejor nuestro trabajo nos
marcamos objetivos, diseñamos un planning, un calendario o un plan de acción. Incluso, se
puede decir que nos establecemos recompensas por los hitos que nosotros mismos vamos
consiguiendo en nuestro desempeño profesional o por el cumplimiento de determinadas
tareas.
51. Cuénteme los problemas del día a día propios de su puesto y qué hace para
resolverlos.
Hay que citar como ejemplos problemas pequeños, cotidianos, que no supongan una
hecatombe. Para resolverlos, primero se analizan para pensar después las soluciones.
También es posible decir que pedimos una segunda opinión para tener un mayor criterio o
una visión más objetiva o que solicitamos ayuda si es necesario.
52. Ponga un ejemplo de alguna idea nueva que sugerido en el trabajo y qué
resultados tuvo.
Dinamismo
53. Cite un ejemplo de alguna tarea especial en el trabajo que le haya demandado un
esfuerzo importante. ¿Cómo la abordó? ¿Cuál fue el resultado?
De nuevo, como en la pregunta anterior, una buena ocasión para explicar más logros
profesionales que no hayan salido a colación hasta ese momento.
Si contestamos que siempre nos vamos tarde del trabajo por sistema, que se ha convertido
ya en una rutina, puede ser negativo porque da sensación de no ser capaces de sacar
adelante nuestras tareas en la jornada habitual. Los extremos no son buenos. Tampoco se
debe mostrar una inflexibilidad para estar dispuestos a ello cuando es necesario, sino una
actitud abierta a esta posibilidad cuando así se te requiera o sea necesario porque te debes
a la empresa.
57. Defina quiénes eran sus clientes externos e internos y de qué forma atendía sus
necesidades.
Hay que describirlos, pero siempre intentando dar una sensación de ser una persona
accesible, orientada al cliente y positiva.
58. Describa alguna situación en que haya tenido que trabajar duro para satisfacer la
demanda de un cliente. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo lo hizo?
59. ¿Qué hace para mejorar la calidad de los proyectos a su cargo? Ponga un
ejemplo de un proyecto en el que sintió que su equipo dio la altura.
Capacidad de adaptación
60. ¿Tuvo que hacerse cargo alguna vez de una tarea que no era la habitual en su
rutina de trabajo. ¿Qué hizo?
Por supuesto, la respuesta que nos ayudará será la de que la asumiste sin problemas y
que son cosas que todo el mundo tiene que hacer alguna vez.
61. ¿Cuánto tiempo tardaría en trabajar con eficacia en este nuevo puesto?
Esta pregunta no debe contestase de forma inmediata con un “no” porque siempre se
necesita una adaptación. Es mejor decir, dependiendo de los casos, que en unos días, en
una semana o después del plan de bienvenida de la empresa o del curso previo a la
incorporación a puesto en caso de que lo haya.
62. Cuénteme una situación en que la que hayas tenido que cambiar de actividad de
manera imprevista.
Se deben elegir ejemplos de situaciones sin mucha importancia para no dar pie al
entrevistador a tirar más de ese hilo y que llegue a obtener una información que no nos
beneficiaria.
63. ¿Qué cambios ha vivido en los últimos años en su organización? ¿Cómo los ha
sentido?
Al igual que en la pregunta anterior en ésta hay que evitar entrar en situaciones que
puedan ser delicadas para nosotros o que provoquen nuevas preguntas del reclutador
sobre un asunto que no nos beneficie. Así, hay que elegir ejemplos que no nos
comprometan.
64. ¿Alguna vez tuvo que hacerse cargo durante un tiempo de un área que no era la
suya? ¿Cómo se manejó?
Es una pregunta para mandos y de nuevo hay que transmitir la sensación de que se ejerce
un estilo de liderazgo democrático y participativo, que sabe motivar a los equipos y
reconocer sus logros, que les ayuda cuando tienen problemas.
Toma de decisiones
Es una cuestión para mandos y directivos. Lo normal es contestar que las tienen que ver
con las personas, sobre todo algunas como llevar a cabo un despido o una bajada de
sueldo. Pero debe añadirse que si es lo mejor en su trabajo son decisiones que se toman,
aunque cuesten.
Liderazgo
68. ¿Alguna vez tuvo que trabajar con alguien difícil de tratar? ¿Cómo resolvió este
problema?
Nunca se debe contestar que se han tenido problemas con los jefes, es mejor centrar la
respuesta en algún compañero de igual nivel profesional. Pero a continuación hay que
incidir en nuestra capacidad para adaptarnos a los entornos, de nuestra generosidad para
ceder en nuestras posiciones cuando es recomendable, de dialogar con las personas con
las que se haya podido tener ese problema, etcétera. Siempre hay que mostrar una actitud
conciliadora y positiva.
69. Señale algún ejemplo de un logro concreto y destacado de su gestión como líder.
De nuevo hay que resaltar nuestros principales logros profesionales, pero llegados a este
punto de la entrevista lo idóneo es hacerlo indicando aspectos cuantitativos, apoyándose
en datos objetivos: resultados, metas alcanzadas, nivel de ventas o de rentabilidad o lo que
proceda en cada caso.
71. ¿Con qué frecuencia se reúne con sus colaboradores? ¿Cómo se desarrollan?
Se debe contestar simplemente la verdad, pero añadiendo que lo hacemos porque somos
conscientes de hacer partícipe al equipo de las decisiones, ayudándole en sus problemas u
obstáculos y reconociendo sus éxitos.
72. ¿Alguna vez ha tenido que reprender a un subordinado? ¿Cómo fue la situación?
Más que reprender, hay que contestar hablando de que les ayudas a resolver sus
problemas, a lograr mejorar una determinad cuestión.
Trabajo en equipo
73. Describe una dificultad que hayas tenido con algún compañero al trabajar en
equipo.
Hay que explicar una situación concreta que haya pasado de verdad más o menos
recientemente y que siempre contemos de la misma forma, por si el entrevistador vuelve
sobre este tema más adelante o repregunta sobre el mismo. Pero hay que hacerlo siempre
con un mensaje positivo explicando cómo se abordó y qué lecciones extraemos.
74. Describa alguna tarea que haya tenido que realizar en grupo. ¿Cuál fue su
aportación?
Una nueva oportunidad para sacar a colación nuestros logros profesionales. Esta pregunta
nos la plantean para comprobar si somos individualistas o si nos involucramos con el
equipo.
75. ¿Cuáles son los aspectos que más valora cuando trabaja en equipo?
Hay que indicar cualidades que gustan en las empresas, como la implicación, la iniciativa,
etcétera. Pero siempre hay que ceñirse a la pregunta y mencionar sólo cuestiones
positivas. No nos lo han preguntado, así que en esta ocasión sobra añadir de nuestra
cosecha los aspectos negativos o que menos valoramos.
76. ¿Con qué grupos se ha sentido más cómodo y ha trabajado mejor? ¿Con qué
personas le resulta más difícil trabajar?
La respuesta idónea es decir que con aquellos que se involucran y luchan en equipo. En
esta ocasión si nos han preguntado por aquello que más nos cuesta, por lo que se puede
contestar que lo más complicado es trabajar con personas individualistas, con quienes no
se toman en serio el trabajo en grupo. Una vez más hay que evitar dar una sensación de
negatividad, por lo que hay que evitar respuestas como los escaqueados, aquellos que no
hacen lo que deben hacer y al final acaba cayéndote a ti, etcétera.
Tolerancia a la presión
78. Cuente alguna experiencia laboral en la que haya trabajado dentro de unos
límites muy estrictos de tiempo. ¿Cómo calificaría su desempeño en estas
condiciones?
Se debe orientar la respuesta en un sentido que demuestre que te desenvuelves bien bajo
presión, que te gusta trabajar por objetivos y que sigues un planning. Las empresas
quieren empleados polivalentes y que sepan manejarse en esas circunstancias.
79. Cuando tiene una presión importante en el trabajo y se acumulan los problemas,
¿qué hace para resolverlos?
En esos casos, debe responderse, hay que trabajar de forma organizada, sabiendo
priorizar y delegar tareas, y si aun así no es suficiente también hay que saber pedir ayuda a
tiempo.
80. ¿Recuerda algún momento en que haya sido importante para usted saber
transmitir sus ideas y/o sentimientos en el trabajo?
81. Describa alguna idea que propuso a un superior y que no fue aceptada. ¿Por qué
cree que no la aprobaron? ¿Qué hizo cuando esto sucedió?
El reclutador quiere conocer con esta cuestión si somos conformistas, si nos rendimos con
facilidad, cómo reaccionamos cuando nuestras ideas son rechazadas. La respuesta idónea
debe ser la de aceptar ese tipo de decisiones, reconducir tu idea inicial y seguir trabajando
como si no hubiera pasado.
Ante todo hay que evitar posicionarse en los extremos contestando sí o no. Se puede dar
una respuesta del tipo: “Nunca haría algo que dañara a la empresa para la que trabajo…”.
Si el reclutador presiona en busca de una contestación más directa, lo recomendable sería
elegir siempre la integridad personal.
Autoexigencia y responsabilidad
84. Mencione alguna ocasión en la que su desempeño haya sido más destacado en
relación al de sus compañeros.
En esta respuesta hay que intentar apoyarse en datos objetivos o cuantitativos al ser
posible que refrenden nuestra argumentación. Pero hay que procurar hablar de un logro
conjunto alcanzado entre todo el equipo y explicar eso sí el rol que jugaste dentro del
mismo tirándose alguna pequeña flor a sí mismo, pero no demasiado. En este tipo de
preguntas no hay que aparentar mucho, el reclutador quiere comprobar tu nivel de
prepotencia.
Ésta es otra killer question. Debe responderse intentando no contar un problema con unas
consecuencias negativas gigantescas, sino llevarlo a un sentido positivo en la medida de lo
posible: “No haber aprovechado aquella oportunidad por sentido de la responsabilidad”, por
ejemplo.
Nunca se debe contestar que se dejan para lo último. Podemos decir que las hacemos lo
primero para darles salida cuanto antes y centrarnos en lo que más nos agrada de nuestro
trabajo; que seguimos un sistema de planificación; o incluso que utilizamos una forma de
recompensa a nosotros mismos cuando las completamos.
En esta ocasión la respuesta dependerá de cuál sea el puesto al que se aspira y deberá ir
en relación a él. Siempre con un sentido positivo y realista y aprovechando para resaltar
una vez más que ahora mismo ese empleo es tu vocación profesional y repetir de nuevo
nuestros puntos fuertes: “Lo voy a conseguir porque creo que puedo aportar…”.
Habilidad analítica
89. ¿Considera que las tareas que realiza son relevantes para la organización? ¿Por
qué?
91. Describa una situación compleja por la que haya atravesado su departamento en
los últimos años. ¿Cómo la analizó? ¿Qué decisiones tuvo que tomar? ¿Cómo
coordinó a su equipo?
Control emocional
92. ¿Recuerdas alguna ocasión en la que haya perdido los nervios en el trabajo. ¿Por
qué?
Aquí la respuesta idónea es decir que no. Podemos reconocer que en el día a día laboral
pueden surgir roces o situaciones delicadas, pero nunca perdemos los nervios, sabemos
manejarlos.
93. ¿Qué comportamientos le disgustan tanto que pueden hacerle salirse de sus
casillas?
Lo ideal es decir que nunca. Separamos la vida personal y la profesional y no nos traemos
los problemas de casa al trabajo.
Sociabilidad
96. ¿Quiénes son tus mejores amigos en el trabajo? ¿Qué valoras más en esas
personas?
Lo que quiere el entrevistador con esta pregunta es comprobar tu empatía y sociabilidad.
No es necesario dar nombres, simplemente decir un número. Por supuesto, nunca se debe
contestar que no se tiene ningún amigo en el trabajo. Y enseguida orientar la contestación
a explicar las cualidades que nos gustan de ellos. Recuerda, siempre en positivo, nunca
añadiendo aquello que no nos gusta.
Se puede decir que con todos, aunque también es lógico contestar con los de tu
departamento, que es con quienes tienes más relación diaria. Pro nunca se debe
mencionar nada sobre aquellos con los que no te llevabas bien.
Capacidad de delegar
98. Cuando estás desbordado de trabajo, ¿qué haces? ¿Cómo te organizas para
terminarlo?
99. Cuando has tenido que delegar alguna de tus tareas en otra persona, ¿cuál ha
sido el resultado?
Si en tu caso esa experiencia ha sido positivo, cuéntala. Si no fue así, no mientas, pero
puedes utilizar frases sin un sentido demasiado catastrófico, como: “No fe el que yo
esperaba pero charlamos y le pusimos remedio…”.
100. ¿Cómo repartes las tareas entre los miembros de tu equipo? ¿Qué criterios
utilizas?
Es una cuestión que se plantea sólo a los mandos. La respuesta apropiada es que se hace
atendiendo a criterios de cualidad, cantidad y, sobre todo, equidad. Apreciando en qué es
mejor cada componente del grupo, pero siempre haciendo partícipes a todos e intentando
no frustrar a nadie.