El Último Disparo - Prólogo
El Último Disparo - Prólogo
El Último Disparo - Prólogo
Me encontraba a mitad del campo de batalla, era un día muy soleado, aún para un paisaje
tan desértico cómo el de Afganistán, hacía más calor de lo habitual y las gotas de sudor
corrían por todas las partes de mi cuerpo; tenía a mi objetivo a menos de 50 metros, un solo
disparo bastaría para cumplir con mi misión, ya tenía el arma cargada y lista para disparar,
sólo faltaba que halara del gatillo para acabar con ésta pesadilla en la que estaba viviendo
desde hace meses, un simple disparo y todo acabaría, me podría ir a casa y tener la vida que
siempre he deseado tener, ese gran futuro estaba a un solo movimiento de dedo… Pero algo
pasó, mi cuerpo no respondía, mi dedo no se movía, y venían a mi cabeza recuerdos e
imágenes borrosas que no comprendía, traté de ignorarlas, pero apuntando hacia ése
hombre, pude, por primera vez, ver a alguien más que a un simple objetivo, ese hombre era,
si se le puede decir así, un ser humano, tenía una familia, sus hijos presenciarían la muerte
de su padre de una manera desgarradora y traumática, su esposa quedaría viuda y con una
tristeza insuperable, ellos no tenían la culpa de las terribles acciones que había cometido el
hombre a quién yo debía matar, pero igual pagarían las consecuencias, ¿era eso justo?, no
lo creo, quizás ese tipo no merecía justicia ni misericordia alguna, pero su muerte
significaría injustica y dolor para otras personas, eso me convertiría en un monstruo, ¿Era
yo igual a aquel hombre, un tipo que asesina sin importar a quien lastime o afecte, con el
único fin de lograr un objetivo?
-¿Qué me pasa?- me empecé a cuestionar - ¿Por qué pienso estas cosas justo ahora?
No sería la primera vez que tengo que matar a alguien, ¿Qué hay de distinto ésta vez? ¿Qué
me impide disparar?
Volteé para ver de dónde venían aquellas palabras, eran del Capitán Thompson, tenía
orden directa de mi Capitán, no podía desobedecer órdenes, y la verdad no quería
desobedecerlas tampoco, tenía que disparar o fracasaríamos en la misión, si fallábamos,
todo lo que habíamos estado haciendo por tanto tiempo no habría servido para nada, todas
esas muertes habrían sido en vano, y peor aún, significaría muchas más muertes, eso si no
sería justo para nadie, y mucho menos para mis camaradas caídos; con esto en mente traté
de volver a empuñar mi rifle, pero mis manos temblaban, cómo si no quisieran hacer lo que
mi cerebro les decía, pensé que quizás eran simples nervios, pero parecía más un arranque
repentino de moralidad hipócrita que surgió en el momento menos adecuado, miré mi reloj,
sólo quedaban 4 minutos para disparar y salir de allí junto a mi equipo lo antes posible; giré
para ver a mi alrededor, ahí estaban todos mis compañeros de escuadrón con sus armas
empuñadas, listos para atacar de ser necesario, en posiciones estratégicas de defensa,
cubriendo mi posición, esperando mi disparo para proseguir con el plan; no podía fallarles,
no hoy.
-Sí, sólo estoy esperando tener mejor posición de tiro- mentí, no podía dejar que
supieran lo que me estaba pasando.
-Pues es mejor que encuentres esa posición rápido soldado, sólo nos quedan 3
minutos con 48 segundos- mencionó el Capitán.
Volví mi mirada al patio dónde estaba aquella familia a la que le arruinaría el día en
pocos segundos, el hombre se había quedado quieto sentado en una silla, era una
oportunidad inmejorable, era ahora o nunca, preparé mi mano para halar el gatillo, mi
cuerpo aún no respondía a mi voluntad, por lo que tenía que hacer un esfuerzo más arduo
que nunca antes, ésta vez estaba luchando contra mí mismo.