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Tesis Final Doris

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Experiencias de crianza de padres y madres en condición juvenil que habitan en la zona

urbana del municipio de Cúcuta

Doris Amparo Parada Rico

Universidad de Manizales – CINDE

Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Manizales

2019
Experiencias de crianza de padres y madres en condición juvenil que habitan en la zona

urbana del municipio de Cúcuta

Doris Amparo Parada Rico

Asesor de tesis:

Dr. Carlos Iván García Suárez

Trabajo presentado para optar el título de

Doctora en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Universidad de Manizales – CINDE

Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud

Manizales

2019
Agradecimientos

A Dios, por guiarme siempre en el entretejido del camino y hacer que cada día tenga sentido para
continuar
A Pedro mi esposo y a mis hijos(as) Gerson, Ruth y Paola por apoyarme y esperar en el trasegar
de mis proyectos
A mis padres y familia por darme ánimo y enseñarme la valentía
A los jóvenes que me entregaron todo para indagar con ellos sus experiencias de crianza
A mi tutor Carlos Iván, quien me acompañó en esta ruta investigativa
DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES, NIÑEZ Y JUVENTUD
PROCESO DE SISTEMATIZACIÓN DEL CONOCIMIENTO PRODUCIDO EN LAS
LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN.
(FICHA DE PROCESAMIENTO DE LAS INVESTIGACIONES)

1. Datos de Identificación de la ficha


Responsable de Tipo de documento
Elaboración
Fecha de Elaboración: Tesis de maestría ( )
Nombre: Doris
Amparo Parada Rico Tesis de doctorado (X)
Informe de investigación ( )

Relación con el Articulo ( )


documento:
Otros ( )
Autor del documento
(X) Cual: ____________________

Sistematizador ( )
Estudiante de
doctorado (X)
Estudiante de
maestría ( )

Otro:
Cual:

2. Datos de identificación de la investigación

Grupo(s) Líneas(as)

Socialización Política y
Construcción de Subjetividades

Perspectivas Desarrollo Psicosocial

Grupo (os) Línea (as) de investigación Políticas, Éticas y Construcción de las Paces
donde fue desarrollada la investigación Morales de la Niñez
Infancias, Juventudes y Ejercicio
y la Juventud de la Ciudadanía

Políticas Públicas y Programas en


Niñez y Juventud

Educación y Pedagogía
Praxis Cognitivo-Emotiva en
Contextos Educativos y Sociales
Educación y
Pedagogía:
Infancias y Familias en la Cultura X
Imaginarios,
Ambientes Educativos
Saberes e
Intersubjetividades Desarrollo Humano

Gestión Educativa

Jóvenes, Culturas y
Jóvenes, Culturas y Poderes
Poderes

Otro grupo
Cual:

Otra línea cual


Cual:

Experiencias de crianza de padres y madres en condición


Título juvenil que habitan en la zona urbana del municipio de
Cúcuta

Autor/es/as Doris Amparo Parada Rico

Tutor-a co-tutora Carlos Iván García Suárez

Año de finalización de la investigación 2019

Año de publicación 2020

3. Información general de la investigación


Experiencias de crianza vivenciadas en el curso de vida
de padres y madres jóvenes del área urbana del municipio
de Cúcuta,
Temas abordados
Motivos que se entretejen en las experiencias de crianza
Sentidos construidos en torno a la crianza

Palabras clave Crianza, experiencias, motivos y sentidos


¿Cómo son las experiencias de crianza de padres y
madres en condición juvenil del municipio de Cúcuta
con hijos entre 1 y 6 años?, así como a las siguientes
preguntas subsidiarias:
¿cuáles son los motivos que se entretejen en las
Preguntas que guían el proceso de la experiencias de crianza en padres y madres jóvenes
investigación del municipio de Cúcuta?
¿cuáles son los elementos del contexto que se
reconocen en las experiencias de crianza de padres y
madres jóvenes del municipio de Cúcuta?
¿Cuáles son los sentidos construidos en torno a la
crianza, de estos padres y madres jóvenes?
Comprender las experiencias de crianza de madres y
padres jóvenes del municipio de Cúcuta.
• Describir las experiencias de crianza de padres
y madres jóvenes del municipio de Cúcuta.
• Indagar en las experiencias de crianza
narradas por padres y madres jóvenes del
municipio de Cúcuta, los motivos que se
entretejen en ellas.
Fines de la investigación
• Analizar los elementos del contexto que se
reconocen en las experiencias de crianza de
padres y madres jóvenes del municipio de
Cúcuta.
• Develar a partir de la experiencia narrada por
padres y madres jóvenes del municipio de
Cúcuta, los sentidos construidos en torno a la
crianza.

4. Identificación y definición de categorías


(máximo 500 palabras por cada categoría) Debe extraer las ideas principales y párrafos
señalando el número de página

Experiencia: se utiliza en la investigación esta categoría como un eje articulador en el cual se

encuentran los lugares (sociales y discursivos) y los modos en que los sujetos los habitan y se

mueven dentro de ellos. Puede decirse entonces que la experiencia es dinámica, particular y

ocurre en diversos momentos de la vida del sujeto, irrumpiendo en sus trayectorias vitales,

ocasionando giros de la existencia y transiciones, dejando huellas. No obstante, en medio del


entramado en el que se encuentran unos elementos del “afuera” como las condiciones sociales

y otros del “adentro” como la propia subjetividad, sólo emerge la experiencia de acuerdo con la

intensidad con la que cada uno perciba el acontecimiento significativo que la origina y el sentido

que le otorgue. De esta forma podemos decir que dentro de los elementos que atañen a la

experiencia se encuentran: el acontecimiento significativo (este, que es del afuera, externo); la

subjetividad (es el adentro del sujeto que les es único para sí, pero que puede ser transformado

por influjos del contexto); la apertura del sí mismo (es el pliegue que pone en contacto un

afuera y un adentro cuando se permite dejarnos abordar en lo propio) y la temporalidad

(Mariluz, 2013). Así, la experiencia misma, que integra principios como la exterioridad, la

reflexividad, la pasión, la singularidad, se da de manera particular ajustando el curso de vida en

el sujeto (Larrosa, 2003). Asumiendo la experiencia como un punto de inflexión en el curso de

vida, podría decirse entonces que a partir de la experiencia emerge un sujeto que da un sentido

a eso que “le pasa” y que en mayor o menor intensidad, de acuerdo con su “apertura”, es

transformado (Skliar & Larrosa, 2009).

Crianza: considerando la crianza como un proceso socio cultural en el cual padres, madres,

cuidadores y otros, interactúan con niños y niñas, construyendo intersubjetivamente a través del

lenguaje y la comunicación, modos de introducir a estos últimos en un grupo societal dentro de

contextos particulares, la entendemos en lenguaje de Goffman (2001) como una carrera en la

que de una parte padres y madres transitan, fundando sus actos en motivos “porque” y “para”,

en términos de Schutz, acorde con su acervo de conocimiento, al contexto social, político y

cultural en el que se encuentren (Schutz, 1993), pero así mismo en “aquello que les pasa” a
partir de la experiencia; de otra como una relación bidireccional en la que tanto niños y niñas

como sus padres y madres son afectados mutuamente entre sí.

Así, se hace lugar al que llega, recorriendo con este trayectorias diversas entre la asistencia, el

cuidado y la socialización. De esta forma, siguiendo a Levinás (2002), en ella se establece una

relación cara-cara, acogiendo al hijo(a) como recién llegado y constituyendo una condición de

posibilidad para la socialización y construcción de realidad (Murillo-Arango, 2015, pág. 175).

En ella se inscriben además estructuras de acogida, dentro de las cuales está la familia, el

mercado, el Estado y la comunidad. De esta forma, nos alejamos de las nociones abordadas en

las que se plantean lineamientos o estándares fijos para la crianza como recetas, en términos de

Schutz, es decir de una crianza “regulación” como refiere Álvarez. En ella se inscriben, acciones

de cuidado en un entramado social que interviene y atraviesa el terreno personal (la organización

diaria de la vida individual y familiar) y las estructuras sociales (Faur, 2014). Se considera así

mismo que no hay una modalidad univoca de configurar roles, responsabiliades e interacciones

de cada una de esas instituciones, sino que difieren según contextos históricos y politicos

específicos (Faur, pp. 37).

De esta forma se asume la crianza como una carrera en la que se imbrican los sujetos, sus

motivaciones, los contextos y así mismo los ámbitos de sentido que de manera particular se

otorgan a la crianza.

Padres y madres en condición juvenil: Siguiendo a Bourdieu (2002), se puede decir que el

sujeto joven que hace parte del grupo denominado juventud, no es un ser humano que se puede valorar

junto a otros por características similares como la edad o por caracteres físicos o psicológicos

determinados, sino que posee una condición de la subjetividad, un modo de aparecer en el mundo. Con
esta claridad, desde esta perspectiva se entiende la condición juvenil como aquellos modos de ser en

medio del conjunto de tensiones que viven los sujetos jóvenes del tiempo presente (Amador, 2013) y

como “el conjunto multidimensional de formas particulares diferenciadas y culturalmente "acordadas"

que otorgan, definen marcas, establecen límites y parámetros a la experiencia subjetiva y social de los y

las jóvenes” (Reguillo, citada en Bracchi & Seoane, 2010); así mismo se define a los sujetos jóvenes,

siguiendo a Vommaro (2015), como aquellos que se reconocen a sí mismos y son reconocidos dentro

de un contexto social, cultural y relacional como tal.

Puede decirse entonces que estos sujetos jóvenes van haciendo una trayectoria social en

la que la crianza, como vivencia impregnada de acontecimientos significativos, se convierte en

el evento que permite de manera particular diseñar una carrera tanto práctica como moral, la

cual de una parte, “se relaciona con asuntos subjetivos tan íntimos y preciosos como la imagen

del yo, y el sentimiento de identidad”; por otro, se refiere a una posición formal que va

adoptando, a relaciones jurídicas y a un estilo de vida, y que finalmente forma parte de un

complejo institucional disponible al público (p. 133).

5. Actores
(Población, muestra, unidad de análisis, unidad de trabajo, comunidad objetivo)
(caracterizar cada una de ellas)

Con respecto al número de familias que integran la muestra, se pretendió obtener una muestra

teórica que recoge características del fenómeno a estudiar. Igualmente, las consideraciones éticas para

obtener el consentimiento informado.

Los casos seleccionados, sus características y contexto al momento de realizar la investigación

son los siguientes:

Sujetos Contexto hijos(as)


Padre de 32 años Viven en alquiler en un apartamento en casa Hijo de 4
de la abuela materna años
Madre de 22 años
Son casados
Labores realizadas
Estrato 2
H: Contratista constructor
Estudios: hombre bachiller; mujer: técnico
M: Realiza manualidades, peinados
y postres- vendedora independiente
por la web – labores de la casa

Padre de 28 años Viven en alquiler en apartamento Hija de 6


independiente años
Madre de 28 años
Son casados
Estrato 4
H: Administrador hotelero
Estudios: padre, nivel universitario pendiente
M: Empresaria y labores de la casa
grado
madre: Universitaria (9 semestre Trabajo
social)

Padre de 23 años Viven en alquiler en apartamento Hijo de 3


independiente años y
Madre de 22 años
medio
Unión libre
Estrato 3
H: Servicios generales empresa
privada – labores de la casa Estudios: hombre, nivel universitario (8-9
semestre de administración de empresas);
M: estudiante y labores de la casa
mujer: universitaria (8 semestre de ing.
Industrial)

Madre de 24 años Vive junto a su madre, hermano y hermana Hijo de 4


con sus familias años
Estrato 2
Comunicadora social - labores de la
casa Estudios universitarios de comunicación
social.

Padre de 27 años Vive con sus padres Hija de 3


años
Labora como auxiliar de enfermería Estrato 2
en clínica privada y cuida pacientes
Estudios técnicos
particulares
Así, participaron en el estudio padres y madres jóvenes de la ciudad de Cúcuta, ubicados en

lugares como el barrio, la institución de salud en la que se hacían controles a los niños, en la universidad

y en comunidades religiosas en donde se reunían. Estos comparten una característica o condición común

(son padres y/o madres en condición juvenil con hijos(as) entre 1 y 6 años). A ellos se les presentó el

objetivo principal de la investigación, los procesos y técnicas a utilizar durante el estudio, así como se

les indagó acerca de su aceptación para participar en el mismo, grabar las conversaciones, obtener

fotografías y finalmente firmar el consentimiento informado, aprobando participar en el estudio.

La unidad de análisis fueron las experiencias de crianza que cada participante narró, las que así

mismo fueron descritas, interpretadas y comprendidas.

6. Identificación y definición de los escenarios y contextos sociales en los que se desarrolla


la investigación
(máximo 200 palabras)

Específicamente, la propuesta investigativa se ubica geográficamente en el municipio

de Cúcuta, capital del departamento Norte de Santander, zona fronteriza con Venezuela, en la

que se encuentran padres y madres jóvenes situados dentro de un marco sociohistórico y

cultural particular de esta región, que interaccionan y tienen formas relacionales tejidas en

medio de capitales sociales, culturales y económicos diversos, así como sentidos que implican

intenciones y toma de decisiones propios en la crianza.

Con respecto a la estructura socioeconómica de la ciudad, esta se construye por estratos

sociales así: estrato 1 (21%) estrato 2 (35%) estrato 3 (31%) estrato 4 (10%) estrato 5 (3%)

estrato 6 (0,5%) (DANE, 2016). Ubicada en zona de frontera con Venezuela y debido a los

cambios dados desde el cierre de esta zona a partir de 2015, ha sufrido dificultades importantes

que afectan a los habitantes fronterizos y por ende a sus familias y formas relacionales. De otra
parte, Cúcuta posee una alta tasa de desempleo juvenil, puesto que los datos evidencian cifras

que superan el nivel nacional (21,5%) (DANE, 2016).

7. Identificación y definición de supuestos epistemológicos que respaldan la investigación


(máximo 500 palabras)
Debe extraer las ideas principales y párrafos señalando el número de página

Se plantea desde el paradigma interpretativo, considerando el lenguaje como un recurso y una

forma de reproducción del mundo social (Vasilachis, 1992) para indagar sobre las experiencias de

crianza de estos sujetos y entender los modos en que son comprendidos los procesos y transformaciones

que se dan en medio de la interacción en este complejo de entretejidos. Así mismo desde la epistemología

del sujeto conocido y sujeto cognoscente, plantada por Vasilachi (1992), nos alejamos de toda

presuposición determinista, abriéndonos a nuevas comprensiones y sentidos diversos.

De esta forma, en la presente investigación se intenta comprender el fenómeno de la experiencia

que encierra una gran complejidad e implica, además, que el investigador use su subjetividad, puesto

que “es movilizando lo que hay de humano en cada uno de nosotros, cuando podemos… acercarnos a

su experiencia” (De la Cuesta, 2006, p. 24). En ese sentido, teniendo en cuenta que a veces no puede

capturarse la experiencia mediante una única técnica investigativa (Van-Manen, 2003), nos asimos a

aquellas que nos han permitido conocer y analizar los acontecimientos que acaecen en la vida de padres

y madres, así como sus transiciones y decisiones que orientan las acciones tomadas en la crianza.

De esta forma, es en el sujeto de la crianza, en sus sentidos, en sus producciones, que se centra

la investigación, es decir, se indaga sobre el quién, como actor de la crianza para comprender sus

experiencias dentro de este complejo interaccional. Igualmente, se indaga una crianza situada, llevada a

cabo por los sujetos jóvenes que vivencian este proceso dentro de un contexto social, político, cultural

particular. Es entonces a través de la epistemología del sujeto conocido que se intenta comprender al
sujeto, conocerlo desde la experiencia existencial dentro de su vida cotidiana, en lo que Husserl llama el

mundo de la vida (Husserl, 1980).

8. Identificación y definición del enfoque teórico (máximo 500 palabras)


Debe extraer las ideas principales y párrafos señalando el número de página, señalar principales
autores consultados

Al realizar la exploración del tema se retoman finalmente algunos conceptos, así como

autores que permiten analizar y poner en cuestión aquellas recetas (Schutz, 1993) dadas como

determinismos a través del tiempo. De esta forma, se parte de la concepción del marco teórico

“como un conjunto de supuestos y conceptos sensibilizadores interrelacionados que permiten

interrogar la realidad, guiar las decisiones para planificar, llevar a cabo el trabajo de campo, y

avanzar en el análisis progresivo de los datos” (Freidin & Najmias, 2011, p. 1 ), puesto que

finalmente es una concepción que debe continuar su construcción a partir de los hallazgos

investigativos (Sautu, 2003, pp. 66-67; Denzin, 1975).

En ese orden de ideas, se sustentan tres elementos centrales que guian el estudio y están

inmersos en estas dos grandes categorías teóricas. Estas son: la experiencia como punto de

inflexión que marca “un antes y un despues” en el curso de vida y la crianza en condición

juvenil: una experiencia de acogida que se construye entre motivos, contextos y sentidos

diversos. Por lo anterior, en el estudio asumimos al sujeto inmerso en un entramado social,

temporo espacial, en el cual interactúa con otros intersubjetivamente (Schutz, 1993), delinea sus

propias trayectorias de vida y transita acorde a los eventos que le acontecen. En virtud de ello,

retomamos elementos del enfoque teórico- metodológico curso de vida, que implica el análisis

de múltiples niveles, de las condiciones e instituciones sociales a la microexperiencia de los

individuos (Elder, Kirkpatrick, & Crosnoe, 2003).


Asumiendo la experiencia como un punto de inflexión en el curso de vida, podría decirse

entonces que, a partir de la experiencia emerge un sujeto que da un sentido a eso que “le pasa”

(Larrosa, 2003) y que, en mayor o menor intensidad, de acuerdo con su “apertura”, es

transformado (Skliar & Larrosa, 2009). De esta forma, un acontecimiento vital, puede así, “tener

un doble significado en la carrera moral, primero como causa de una crisis y luego como medio

para explicar una posición adoptada” (Goffman, 2006). En ese orden de ideas, los jóvenes

padres o madres ante los acontecimientos significativos que ocurren en la crianza –desde la

noticia de la gestación hasta las situaciones en la vida diaria relacionadas con sus hijos(as) –,

pueden transformar el acento de realidad, cuando sus experiencias conmocionan o irrumpen en

sus trayectorias vitales, cuando su acervo de conocimiento es alterado por un evento que

provoca reflexión, configurando de esta forma un contexto motivacional y así mismo otro

ámbito de sentido (Schutz & Luckmann, 2003, p. 53).

9. Identificación y definición del diseño metodológico (máximo 500 palabras)


Debe extraer las ideas principales y párrafos señalando el número de página

Debido a la pretensión de comprender las experiencias de crianza de los sujetos padres y madres

en condición juvenil; a la necesidad de develar las transformaciones que emergen como sujetos de la

experiencia que interactúan en diferentes contextos y de caracterizar las experiencias de crianza de estos

sujetos, se propone de esta forma la investigación cualitativa como un enfoque que permite la

aproximación a la experiencia, a sus interacciones, a sus lenguajes y expresiones que se enmarcan en un

todo que sólo puede conocerse mediante esta perspectiva investigativa. Para esto, se hace uso del método

estudio de casos múltiple que permite un examen minucioso de múltiples casos asociados o no.
Siguiendo a Yin (1993), los pasos construidos en esta investigación fueron los siguientes: diseño

del estudio de caso, recopilación de la información, análisis de la información, redacción del informe y

difusión.

Se realizó el análisis temático de cada caso e intercasos en clave del enfoque teórico

curso de vida a través del cual se dirige la atención a las trayectorias previas en el curso de vida

de cada uno de los sujetos, así como a las transiciones y aquellos puntos de inflexión que ocurren

a partir de la noticia misma de una gestación. Por lo anterior, se debe conocer la historia

individual precedente a convertirse en padre o madre, para que de esta forma se pueda entender

los ajustes ocurridos y/o transformaciones tanto en su ser como en sus contextos.

La información obtenida fue organizada en una matriz en Excel en la que se posibilita

analizar por eje temáticos centrales, que en este caso son: acontecimientos significativos en la

crianza; trayectorias previas, trayectorias de constitución familiar; transiciones y motivos, que

se relacionan con los puntos de inflexión en su trayectoria de vida; los contextos que emergen

en las experiencias de crianza y los sentidos construidos en torno a la crianza. Previamente se

identificó línea por línea de cada transcripción obtenida, los códigos hallados, las categorías y

subcategorías emergentes, realizando el análisis de casos e intercasos, lo cual permitió el

análisis posterior. Para este estudio, se utilizan técnicas que planteamos en concordancia con

los objetivos diseñados. Estas dan cuenta de un corpus de datos constituido por fuentes

primarias y secundarias, de las cuales registramos las siguientes: entrevista semiestructurada,

relatos, líneas de tiempo, cartografías, genogramas y fotografías.


10. Identificación y definición de los principales hallazgos (empíricos y teóricos)
(máximo 800 palabras)
Debe extraer las ideas principales y párrafos señalando el número de página

Se halla que, para los padres y madres jóvenes, la crianza ha permitido disfrutar con el

hijo cuando se es joven, potenciar trayectorias por el “otro”, pero así mismo ha sido el lugar

donde se vivencia la ambigüedad social entre el estigma y el reconocimiento, y donde se

desenvuelven agencias que implican una autonomía que gradualmente se apertura a partir de

las necesidades e interacciones emergentes.

Así para todos los participantes, la crianza es aquel proceso transformador, que en

mayor o menor intensidad cambió su ser y formas relacionales, es el lugar donde ocurre el

acontecimiento irruptor que hace otro sujeto, uno más agente que deviene sensible, reflexivo,

que se olvida de sí por el que llega, que aprende a comunicarse con otros, que emprende y

potencia sus trayectorias, que “tiene algo propio por el que vivir”, que transita en contextos

diversos a los cuales no asistía anteriormente y que le implica transiciones en la corporeidad:

ajustes en el cuerpo físico, en el espacio habitado y en sus relaciones; todo lo anterior es una

vivencia significativa por lo cual ahora cada acción en la crianza tiene un contexto de sentido

con un motivo “para” de sus actos, el cual es su hijo.

En ese orden de ideas, se visibiliza la transición del lugar que ocupa socialmente cada

joven padre o madre, puesto que aumenta o cambia la red de relaciones sociales, la manera

como se presenta ante los otros; se hace proclive a compartir, en lenguaje de Schutz (1993), una

comunidad de tiempo y espacio en una relación-nosotros experimentada intensamente con el

recién llegado que es acogido (p. 192). Todo lo anterior con el objeto de formar, guiar y brindar

al hijo protección, educación, alimentación, cuidados de salud, amor, compañía, acorde a unos
tipos ideales que se encuentran en su acervo cultural y social y también a los capitales con que

cuentan.

Así las cosas, estos padres y madres jóvenes dan un sentido particular a la crianza, pues

para ellos contrario a ser un problema legitimado socialmente como tal, o a considerar la crianza

como un proceso unidireccional de padres a hijos, es la oportunidad de cambiar las formas de

relacionarse con estos, de resignificarla, es la posibilidad de cambio presentándose ante el hijo

como con quien “crece”, con el que juega, comparte tiempos, avances de la tecnología, pero

especialmente junto con el que también se crece. En ese orden de ideas cada grupo le otorga el

sentido a un "problema público" pudiendo entrar en disputa con otro grupo social, en la medida

en que se enfrentan por imponer el esquema de interpretación adecuado, legitimado, y

socialmente aprobado (Acevedo, 2011).

En referencia a los contextos reconocidos en las experiencias de crianza por padres y

madres jóvenes, podemos decir que la crianza se inscribe en contextos acordes a las

posibilidades de los sujetos, pero así mismo, permite ver la injerencia de otros en sus

interacciones. Ya no es la familia “nuclear” el lugar en el cual se cría, sino que en esta carrera

participa todo un engranaje de lugares y sujetos, de los que se recibe asistencia y cuidados para

el hijo(a) y para sí mismos. Así los padres, madres e hijos permiten comprender la crianza como

creación desde sus propias posibilidades y formas de interacción, las que a su vez se van

transformando y emancipando. De esta forma, de acuerdo con el lugar social que ocupa y a los

contextos que esten a su alcance, van dando una cierta relevancia a los aportes que estos les

hacen, reciben de sus concepciones, en ocasiones se inscriben en ellas, pero siempre guardan

cierta distancia para actuar reflexivamente frente a lo que desean hacer pensando en el hijo(a).

Se develan redes de amigos de las que se emancipan dando lugar de privilegio al hijo, así como
adscripciones a contextos en los cuales hallan seguridad y formación para este, y tiempo libre

para ellos que permiten continuar trayectorias educativas y laborales.

La crianza da cuenta de una elaboración de sentidos en los cuales se hallan: una carrera

que parte la vida en dos, crecer junto al hijo(a) en una relación prefigurativa y la artesanía

modelada entre recetas y vivencias significativas. En medio de estos sentidos, emerge la

formación del hijo en varias dimensiones: una dimensión política fundada en la intención de

formar un “buen ciudadano”; una dimensión ética sobresale la intención de formar a partir del

ejemplo, promoviendo agencias para la toma de decisiones y modelando en el hijo(a) una

relación consigo mismo en la que aprenda a moderar las actitudes consideradas inadecuadas y

promover las que se desean fomentar y una dimensión estética, en la que el sentido de la crianza

es formar al hijo de acuerdo con unos modos ideales para relacionarse con el mundo.

11. Observaciones hechas por los autores de la ficha


(Esta casilla es fundamental para la configuración de las conclusiones del proceso de
sistematización)

Acercándome al tema que había previsto, realicé indagación sobre los marcos conceptuales que

deseaba profundizar. De esta manera como autora fui adentrándome reflexivamente, dejándome

interpelar por aquellas nociones que aparecían ante mí y controvertían mi propio acervo de conocimiento

construido por años en medio del ejercicio como enfermera y docente en el área materno perinatal. Al

realizar el estado del arte, la primera reacción fue “derrumbarme” académicamente y reconocer que

existe diversidad de formas de crianza y de ser padres y madres, especialmente en condición juvenil;

luego me arriesgó en esta investigación a intentar comprender con los participantes cómo son sus

experiencias de crianza, es decir, hallar eso que les ha pasado en esta carrera construida a partir de la

misma noticia de la gestación y cómo ha irrumpido en su curso de vida haciéndoles transitar en sus
trayectorias vitales y sentidos construidos en torno a la crianza, lo cual finalmente obtuve como un regalo

que hacían estos para mí.

Se hace necesario repensar de una parte: la concepción de políticas públicas y en general en la

normatividad en este tema, puesto que hay un énfasis en el señalamiento implícito o explícito que se

hace sobre la mujer como cuidadora de sus hijos(as) y un cierto estigma sobre padres y madres en

condición juvenil.

Así mismo se visibiliza la necesidad de dar mayor apertura a la oferta de ámbitos de cuidado

para niños y niñas, y a estrategias para que estos padres y madres continúen sus trayectos, sin

estigmatizar su condición. En el personal de salud, considerar las crianzas en plural que se insertan en

condiciones sociales, subjetividades y posiciones sociales diversas que ocupa el sujeto.

12. bibliografía citada en la investigación


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Contenido

Introducción .................................................................................................................................... 1

Capítulo I. Experiencias de crianza de padres y madres jóvenes: un análisis de la cuestión que

marca tendencias y define trayectos ............................................................................................. 17

1.1 Experiencia: del conocimiento previo, a la vivencia que descentra al sujeto ................ 17
1.2 Crianza: una noción entre “recetas” y experiencias ....................................................... 21
1.3 Padres y madres en condición juvenil que experiencian la crianza ............................... 27
Capítulo II. ¿Cómo comprender las experiencias de crianza?: Fundamentos teórico y

metodológico................................................................................................................................. 32

2.1. La experiencia como punto de inflexión en el curso de vida ............................................. 33


2.1.1 El acontecimiento significativo como “revelador” ....................................................... 38
2.2 Crianza en condición juvenil: una experiencia de acogida que se construye entre
motivos, contextos y sentidos diversos ..................................................................................... 42
2.3 Metodología ........................................................................................................................ 50
2.3.1 Enfoque. .................................................................................................................. 54
2.3.2 Método. ................................................................................................................... 58
2.3.3 Técnicas utilizadas. ................................................................................................. 61
2.4 Criterios de sistematización y análisis ........................................................................... 69
2.4.1 procedimiento metodológico ............................................................................................ 71
Capítulo III. Descripción de los casos ..................................................................................... 80
3.1 Eduardo y Nohora: del escape al anhelo cumplido. ................................................... 80
3.2 Jaime y Luisa: una carrera entre la noticia, la despedida y el reencuentro................. 83
3.3 Caso de Angelica y Edinson: “un hijo es para toda la vida”. ..................................... 87
3.4 Caso de Ricardo: ser papá “me partió la vida en dos”................................................ 91
3.5 Caso de Anita: una mujer que no deseaba ser mamá. ................................................ 92
Capítulo IV. Carrera de la crianza de padres y madres jóvenes: un camino hilado entre trayectos

de vida y vivencias significativas ................................................................................................. 94

4.1 Trayectos en el curso de vida de Eduardo y Nohora ...................................................... 95


4.2 Trayectos de vida de Luisa y Jaime ............................................................................. 102
4.3 Trayectos de vida de Edinson y Angélica .................................................................... 108
4.4 Trayectos de vida de Ricardo ....................................................................................... 114
4.5 Trayectos de vida de Anita .......................................................................................... 116
4.6 Experiencias que emergen a partir de los trayectos con los predecesores: construcción
de paternidades y maternidades idealizadas ............................................................................ 121
4.7. “Darse cuenta” de la existencia del hijo(a): quiebres y transiciones del sujeto .......... 125
4.7.2 La noticia de un hijo en la juventud: un acontecimiento disruptor que propicia miedos,
resistencias y agenciamientos. ............................................................................................. 125
4.7.3 “Ver el rostro del hijo, reconocer su existencia”: punto de inflexión en padres y
madres.................................................................................................................................. 133
4.7.4 Entretejido y potenciación de trayectorias: haciendo lugar al que llega. .............. 140
Capítulo V. Contextos que se imbrican en las experiencias de crianza ...................................... 166

5.1 El contexto familiar: estructura en vaivén que posibilita y limita................................ 169


5.2 El Estado: corresponsable y orientador de las formas de crianza ................................ 173
5.3 El mercado: determinante socioeconómico para la crianza ......................................... 180
5.4 La comunidad: una estructura oportuna en la crianza .................................................. 187
Capítulo VI. A modo de conclusiones: ....................................................................................... 191

Los sentidos construidos en torno a la crianza............................................................................ 191

6.1 “Una carrera que parte la vida en dos” ......................................................................... 192


6.2 “Crecer junto al otro en una relación prefigurativa” .................................................... 196
6.3 “La artesanía diseñada entre recetas y vivencias significativas” ................................. 201
Referencias.................................................................................................................................. 209
Lista de Tablas

Tabla 1. Sujetos participantes ....................................................................................................... 53


Tabla 2. Descripción, interpretación y análisis de los datos ......................................................... 78
Listado de Gráficas

Gráfica 1. Nivel Educativo según edad de las madres en el municipio de Cúcuta. ................................... 12
Gráfica 2. Trayectorias en el curso de vida de Eduardo. ........................................................................... 96
Gráfica 3. Trayectorias en el curso de vida de Nohora.............................................................................. 99
Gráfica 4. Trayectorias en el curso de vida de Luisa ............................................................................... 102
Gráfica 5. Trayectorias en el curso de vida de Jaime .............................................................................. 105
Gráfica 6. Trayectorias en el curso de vida de Edinson........................................................................... 109
Gráfica 7. Trayectorias en el curso de vida de Angélica. ........................................................................ 112
Gráfica 8. Trayectos de vida de Ricardo. ................................................................................................ 114
Gráfica 9. Trayectos en el curso de vida de Anita ................................................................................... 117
Gráfica 10. Jóvenes que estudian y están empleados según país ............................................................. 181
Listado de Figuras

Figura 1. Convenciones según tipo de relaciones e interacciones en familia ............................................ 69


Figura 2. Análisis de casos ........................................................................................................................ 77
Figura 3. Experiencias antes y después de la noticia de la gestación. ..................................................... 139
Figura 4. Transiciones ocurridas en padres y madres jóvenes ante la llegada de un hijo(a) .................... 165
Figura 5. Cartografía “una carrera que parte la vida en dos”................................................................... 193
Lista de Imágenes

Imagen 1. Somos tres .............................................................................................................................. 157


Lista de Genogramas

Genograma 1. Familia de Eduardo .............................................................................................. 81


Genograma 2. Familia de Nohora ................................................................................................. 82
Genograma 3. Familia de Jaime.................................................................................................... 84
Genograma 4. Familia de Luisa .................................................................................................... 86
Genograma 5. Familia de Edinson ................................................................................................ 89
Genograma 6. Familia de Angélica. ............................................................................................. 90
Genograma 7. Familia de Ricardo. ............................................................................................... 92
Genograma 8. Familia de Anita .................................................................................................... 93
1

Introducción

A partir de la etimología de la palabra crianza, que proviene de la raíz latina creare, cuyo

significado es orientar, instruir, dirigir, producir de la nada, engendrar, procrear, como también

criar, nutrir a un niño o un animal (Corominas, 1973), se ha planteado, de una parte, esta noción

desde una perspectiva determinista, como un proceso de entrenamiento en el que padres, madres

o cuidadores direccionan a niños y niñas, siguiendo a su vez prescripciones establecidas por

“expertos”. De manera que desde esta mirada ha sido concebida como un asunto que incluye

prácticas unidireccionales que los cuidadores realizan con el fin de garantizar la supervivencia, la

socialización y el bienestar de niños y niñas (Peñaranda, 2011).

No obstante, a medida que se va introduciendo en su análisis elementos que permiten

connotarla a partir de los procesos de producción social de la infancia, se van teniendo otras

miradas desde una perspectiva histórica y contextualizada. En tal sentido, se reconoce que emergen

rituales, sistemas de valores, tradiciones, creencias y prácticas diversas que se van conformando

como rasgos distintivos característicos de los diferentes grupos humanos según momentos

históricos. Lo anterior ha sido descrito por algunos autores, entre ellos Ariès (2001), DeMause

(1995) y Flandrin (1979); quienes han aportado al reconocimiento del carácter contextualizado e

histórico y ya no natural de la crianza, como lo refiere Santillán (2010).

Se suscita entonces que junto con otras nociones relacionadas como familia e infancia,

esta ha variado en el tiempo, a la par de cambios en las formas relacionales en medio de la vida

cotidiana, acordes con el contexto político, social, histórico y cultural de cada grupo de sujetos

(Colangelo, 2014; Santillán, 2009; García & Salazar, 2013; Carli, 2011; Peralta, 1996); teniendo
2

a su vez un viraje, la idea de relación unidireccional según la cual los padres fungen como polo

activo del proceso para modelar al niño (polo pasivo) acorde a sus expectativas y criterios

parentales (Roloff, 1995).

En ese orden de ideas, se reconoce como un proceso dinámico, histórico y relacional

inmerso en condiciones y contextos (Ramírez, 2015), de tal forma que pueden “afectarse” los

sujetos mutuamente a partir de las experiencias vividas, emergiendo formas de ser y estar en el

mundo, representaciones y sentidos que devienen en el entramado existente de las condiciones

sociales, políticas, culturales e históricas en que se mueven los sujetos que intervienen en ella.

En clave del supuesto ”regulatorio”, se han clasificado las prácticas de crianza como buenas

o malas, asociando a su vez los “estilos de crianza”1 con los aspectos propios de los cuidadores de

niños(as), entre los que se halla el nivel socioeconómico al que pertenecen, el tipo de familia que

conforman, grado escolar, grupo etario, para establecer determinaciones y generalizaciones que

estigmatizan algunos sujetos, calificándolos como no aptos para ejercer esta labor, lo que delinea

un determinismo acrítico que se enmarca en la línea de “una crianza regulada”, como la denomina

Alvarez (2016).

En este enfoque moralista y “naturalizado” sobre la crianza, se califica en algunos casos a

madres y padres “jóvenes” como incompetentes para efectuar labores de crianza, pues desde la

concepción que se hace del sujeto “joven”, se les clasifica primero dentro de un marco etario,

dentro del cual se incluyen aquellos denominados “adolescentes” 2, los que de ningún modo son

1
Los estilos de crianza fueron descritos por Baumrind en 1966, describiéndolos como las formas utilizadas por los
padres para ejercer la crianza. Esta autora estima tres estilos parentales de crianza y define los patrones conductuales
característicos de cada estilo: el patrón con autoridad, el autoritario y el patrón del estilo permisivo (Papalia, Wendkos,
& Duskin, 2004).
2
Sujetos que han sido categorizados de acuerdo a rangos de edad y estimaciones biológicas. La Organización Mundial
de la Salud, los concibe entre los 10 a 19 años con características físicas y psicológicas particulares; los marcos
normativos nacionales e internacionales, presentan su noción desde un enfoque de edad que difiere entre normas. En
ese sentido, no es posible tener una noción de estos sujetos de manera homogénea, siendo necesario reconocer que la
3

vistos como poseedores de capitales que aporten a la crianza, y, segundo, han sido caracterizados

en general según representaciones sociales, como “seres inseguros de sí mismos, en transición, no

productivos, incompletos, desinteresados y/o sin deseos, desviados, peligrosos, victimizados,

rebeldes y/o revolucionarios y seres del futuro” (Chaves, 2005); así, no se ajustan a las pautas

establecidas como “normales” en una sociedad regulada, mucho menos cuando se convierten en

padres o madres en esta “etapa vital” y dedican parte de su vida cotidiana a la crianza (Remorini

& Palermo, 2016). Por lo anterior, ocurre también una invisibilización de estos sujetos, puesto que,

de acuerdo con la regulación de poblaciones, la crianza se circunscribe a espacios de interacción

de hombres y mujeres “responsables”, que, en la mayoría de los casos, sólo se identifican como

“adultos” desde un marco etario, que supera al grupo de edad denominado juventud.

Esta aseveración, se ha ido construyendo además a partir de eventos históricos tanto del

orden nacional como internacional. En el ámbito nacional, se da inició al seguimiento y vigilancia

de la natalidad de cada mujer a partir del año 1964, momento histórico en el que se revelaron los

resultados de la primera Encuesta de Fecundidad, realizada por el Centro Latinoamericano de

Demografía (Celade) en siete capitales de la región. Esta encuesta demostró que, después de

Ciudad de México, Bogotá tenía el promedio más alto de hijos por mujer en unión: (5,5). Lo

anterior, prendió las “alarmas” acerca de la regulación que el Estado debía tener sobre la población

para evitar su multiplicación de manera exponencial (Dáguer & Riccardi, 2005).

Al parecer desde esta época, la fecundidad “desproporcionada” se convierte en un asunto

prioritario para el Estado, por lo que se instaura en los planes de desarrollo y programas

emergencia de su categorización, ha sido una construcción social, legitimada dentro de un universo simbólico, el cual,
siguiendo a Berger y Luckman, posibilita el ordenamiento de las diferentes fases de la biografía, según hayan sido
creadas: la niñez, la adolescencia, la adultez (Berger & Luckman, 2001). Por esta razón y alejándonos de todo concepto
generalizador, los consideramos sujetos en condición juvenil que poseen caracteres sociales, culturales y políticos
diversos, que transitan su vida cotidiana de manera relacional según el contexto en el que habitan.
4

estratégicos una pretensión de desarraigo de esta “problemática”. Una figura política influyente en

este proceso fue el expresidente Alberto Lleras Camargo, quien en 1965, invitado a la Asamblea

Panamericana de Población, convocada por la Universidad de Columbia y el Population Council,

expresa en su discurso inaugural lo siguiente: “para quienes no queremos que la humanidad de

nuestra patria se ahogue en este abismo por indiferencia y por imprevisión, la solución humana, la

solución cristiana, la solución económica, la solución política, es el control de la natalidad y cuanto

antes mejor” (Echeverry, 1991).

A partir de 1970 emergen planes de gobierno y premisas, en los que se plantea la necesidad

de mantener la vigilancia sobre el crecimiento de la población, especialmente en “la ocurrencia de

embarazos a temprana edad”, declarando así mismo que esta situación es “una problemática social

y de salud pública necesaria de ser intervenida…” (Consejo Nacional de Política Económica y

Social, 2012, p. 4). Lo anterior puede visualizarse en el plan de desarrollo establecido por el

entonces presidente Misael Pastrana Borrero (1970-1974), en el que propone “propender por una

edad menos temprana para el matrimonio” ( Departamento Nacional de Planeación, 2014, p. 1).

Frente a este tema y la connotación que va tomando el tener hijos(as) en un periodo

temprano de la vida, se encuentra que en el ámbito internacional existieron eventos que marcaron

de manera importante la toma de decisiones en el Estado colombiano. Entre ellas está la Cuarta

Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995) y la Conferencia de Población y Desarrollo de El Cairo

realizada por la Organización de Naciones Unidas (ONU, 1994). En ellas se determina que el

grupo de sujetos llamado “adolescentes”, es el de mayor riesgo, agrupándolo a su vez como

categoría de análisis para el diseño de políticas mundiales y toma de acciones en el ámbito de la

Salud Sexual y Reproductiva (Ministerio de Salud y Protección Social, 2019); por lo anterior,

algunos países, entre ellos Colombia, retoman estas consideraciones para aprobar nuevas políticas
5

públicas y diseñar lineamientos en relación con el control de la sexualidad y embarazos en este

grupo de personas.

Se demarca entonces la preeminencia que tienen algunos actores –como los organismos

internacionales–, los cuales potencian la capacidad para fijar acentos y directrices en el tema

(Corrigan & Sayer, 2007). Así pues, se inicia en Colombia el diseño de las nuevas encuestas de

Demografía y Salud como el cuestionario de hogares y el de mujeres, teniendo como uno de sus

objetivos hacer seguimiento a la fecundidad de la mujer, especialmente a aquellas denominadas

adolescentes; de esta manera se desarrollan las encuestas de los años 1986, 1990, 1995, 2000, 2005

y 2010 en adelante (Álvarez, 2013). Se diseña, además, la política en Salud Sexual y Reproductiva

publicada en 2003 (Ministerio de Protección Social, 2003), la cual, aunque pretende promover el

ejercicio de los derechos en Salud Sexual y Reproductiva, detalla el riesgo marcado de quedar

embarazada en un periodo “precoz”; de otra parte se crean documentos y proyectos que aportan

estrategias para la disminución de estos embarazos, valga como ejemplo el Conpes Social 147 en

2012, que planteaba, en dirección al alcance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para

el año 2015, “lineamientos generales para el diseño, formulación y desarrollo de una

estrategia integral para reducir el embarazo en la adolescencia en Colombia” (Consejo

Nacional de Política Económica y Social, 2012).

No obstante, este grupo de normativas y estrategias para vigilar y controlar la fecundidad,

especialmente de aquellas mujeres denominadas “madres precoces”, no se logra la meta de

disminución planteada a nivel nacional, pues en el informe ejecutivo de Objetivos de Desarrollo

del Milenio, producido en 2015 (PNUD, 2015), se halla que, del total de nacimientos en Colombia,

el 23.5% pertenecen a este grupo de sujetos, lo cual es muy disímil de la meta global planteada

(15%) (Consejo-Nacional-de-Política-Económica-y-Social, 2011). Lo anterior permite entrever la


6

necesidad de analizar las condiciones sociales y subjetividades particulares, las cuales dan cuenta

de formas de ser distintas que ameritan alejar la mirada de estigma y comprender las experiencias

y contextos en los que habitan los sujetos, más alla de los simples datos estadísticos.

Así mismo, en medio de la transición de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a

los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se propuso para Colombia reducir a una tasa de

fecundidad específica de 62 por 1.000 mujeres entre 15 a 19 años para el año 2018 ((DNP), 2019),

para lo cual se construyen estrategias atinentes a su logro. Igualmente se han adoptado nuevas

políticas, programas y diseñados documentos tanto a nivel nacional como internacional que

continúan visibilizando este fenómeno como un evento que requiere control. Entre ellos se

destacan en México, el “Manual de capacitación para la incorporación de los hombres en la

prevención del embarazo en adolescentes desde la perspectiva de género” (INMUJERES, 2018),

proponiendo al hombre como un eslabón de control para impedir “la propagación del embarazo en

adolescentes”; se crea en Colombia el Observatorio Nacional e intersectorial del embarazo en

adolescentes (ONIEA), cuyo propósito es “realizar los análisis que permitan generar conocimiento

útil que oriente la toma de decisiones y la formulación e implementación de políticas para la

reducción del embarazo en la adolescencia” (Ministerio de Salud y Protección Social, 2013), entre

otros.

De otra parte, aunque parece contradictorio frente a este enfoque de riesgo, jurídicamente

retomando la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes (2005), estos pueden

casarse, tener hijos y ejercer la crianza, estimando igualmente que estos sujetos pueden formar una

familia y llevar a cabo la maternidad y paternidad responsables (artículo 20, Convención

Iberoamericana de los derechos de los jóvenes, 2005) (Organismo Internacional de Juventud para

Iberoamérica, 2019). Cabe aclarar que en esta Convención se considera joven al sujeto dentro de
7

un marco etario entre 15 y 24 años, rango de edades que incluye al grupo denominado adolescente

según normativas nacionales como la Ley de Infancia y Adolescencia, Ley 1098 de 2006

(Congreso de Colombia, 2006), el cual se supone es de riesgo. Lo anterior aparenta ser una puerta

para que este sujeto sea aceptado por la sociedad en las labores de la crianza; sin embargo, parece

contrapuesta ante todo el proceso de vigilancia y control que se ejerce sobre ellos, lo cual termina

creando una cierta marginación de los mismos, invisibilizando sus aportes e incrementando la

conflictividad intergeneracional (Krauskopf, 2011).

No obstante, a pesar este abanico de elementos contradictorios, las generaciones de

individuos jóvenes, se unen, tienen hijos e interactúan como madres y padres de acuerdo con su

contexto y ámbito cultural; como lo refiere Giddens (2000) responden a las determinaciones

socioculturales, las cuales son marco de referencia para organizar acciones en relación al contexto

que lo demanda, así como para garantizar la supervivencia de los niños y facilitar su bienestar

(Aguirre, 2015; Rico, Castillo, Benitez, & Medina, 2013; Hurtado, Ochoa, & Rodríguez, 2018).

Ante este panorama en el que emergen padres y madres jóvenes en medio de categorías y

“normalizaciones”, se dan aparentemente de forma paralela dos fenómenos sociales. De una parte,

aparece la “alerta” que se traza sobre ellos, especialmente si se encuentran en rangos de edad en

los que se consideran más “inmaduros”, si son pobres, o si forman hogares llamados

monoparentales, en especial por la mujer, y, de otra, se registra la emergencia de experiencias que

cada sujeto va construyendo en este proceso, en el que desde la noticia de la gestación, hasta el

acontecer diario con los hijos(as) y los diferentes actores con quienes se interrelacionan, vivencian

acontecimientos significativos, singulares, que van formando en algunos casos un “otro” como

sujeto de la alteridad, de la reflexión y de la pasión (Larrosa, 2009).


8

En efecto, algunos estudios acerca de maternidades y paternidades en este grupo de sujetos

develan sentidos, quiebres y transformaciones en estos padres y madres durante la crianza, en la

cual también se integran diferentes actores que participan según el contexto en el que se movilicen

(Marín & Palacio, 2015), integrantes de la familia extensa, personal de salud, amigos e individuos

pasajeros, los cuales a través de diferentes medios de comunicación, de alguna manera aportan en

este complejo de la crianza, a la construcción de prácticas sociales (Otálvaro, Peñaranda, Bastidas,

& Torres, 2016) y van configurando formas de ser/hacer, decir/representar de los actores sociales

que participan en la ejecución de cada práctica, especialmente de aquellos padres y madres que

son jóvenes y que en la mayoría de casos resignifican las prácticas de sus predecesores y vivencian

sus experiencias propias (Murcia, Jaimes & Gómez, 2016).

Así las cosas, en el contexto de la crianza, los padres y madres jóvenes, a partir de cada

evento, van construyendo experiencias que implican la apertura a la alteridad que conllevan a

volcarse reflexivamente para devenir “otro” (Berté, 2014), o usando palabras de Zemelman (1998),

hacen posible que transite en ellos algo que “contribuye a limpiar la realidad de sus deformaciones

y rigideces, resultados de un tiempo y un espacio que aparecen como inamovibles, cosificados,

esto es parametrales” (p. 146).

Teniendo en cuenta lo anterior y desde el lugar de enunciación del reconocimiento de la

diversidad, sin la pretensión de universalizar o crear conceptos determinantes, sino por el contrario,

entendiendo que en medio de los entramados relacionales emergen nuevas experiencias y se van

construyendo nuevos modelos societales (Zarzuri, 2000), nuevos sentidos que devienen nuevas

formas de familias y de crianza (Gallego, 2012), se pretende, por tanto, comprender las

experiencias de padres y madres en condición juvenil, las cuales son particulares y se encuentran

en medio de un entramado relacional entre el estigma, la victimización, la invisibilización y la


9

regulación, que los lleva a realizar entretejidos de trayectorias vitales, en ocasiones a colocar entre

paréntesis aquel acervo de conocimiento que han adquirido a lo largo de su curso de vida cuando

son atravesados por aquellos acontecimientos significativos que marcan o dejan huellas en estos y

que finalmente develan sentidos de una crianza diversa. Con ello, se pretende aportar al

conocimiento de motivos que se tejen en una carrera construida en medio de contextos diversos y

al reconocimiento de formas de crianza “otras” que pueden darse en los diferentes grupos de

sujetos jóvenes.

Específicamente, la propuesta investigativa se ubica geográficamente en el municipio de

Cúcuta, capital del departamento Norte de Santander, zona fronteriza con Venezuela, en la que se

encuentran padres y madres jóvenes3 situados dentro de un marco sociohistórico y cultural

particular de esta región, que interaccionan y tienen formas relacionales tejidas en medio de

capitales sociales, culturales y económicos diversos, así como sentidos que implican intenciones

y toma de decisiones propios en la crianza. En ese orden de ideas, se presentan a continuación

algunos aspectos de la región oriental de Colombia, específicamente del municipio de Cúcuta,

lugar donde se realiza el presente estudio con padres y madres jóvenes que experiencian en la

crianza.

Con respecto a la estructura socioeconómica de la ciudad, esta se construye por estratos

sociales. De esta manera se presentan desde el nivel 1 hasta el 6, los cuales según el Departamento

Nacional de Estadística (DANE), se agrupan así: 1: Estrato Bajo-bajo; 2: Bajo; 3: Medio-Bajo; 4:

Medio; 5: Medio-alto y 6: Alto. Existe una gran disimilitud en los recursos y servicios que posee

3
Retomando la noción presentada por Vommaro (2015), se considera a la juventud como experiencia vital y se
reconoce que su noción es sociohistórica, culturalmente construida, situada y relacional, pero además puede anclarse,
sin ser determinante, en un marco etario que puede definirse según Ghiardo (2004) entre los 14 y 29 años.
10

cada estrato, siendo el más precario el estrato clasificado como 1 y el más alto o con mayores

recursos, el 6. Para el año 2015, se estimó la clasificación siguiente en la ciudad: estrato 1 (21%)

estrato 2 (35%) estrato 3 (31%) estrato 4 (10%) estrato 5 (3%) estrato 6 (0,5%) (DANE, 2016). En

relación con el desarrollo de actividades en esta ciudad, se reconoce de una parte como una zona

en expansión comercial, agroindustrial y minera en la cual se ha logrado un avance que se visibiliza

en la progresividad de los proyectos públicos y privados de algunos sectores (Asamblea

Departamental Norte de Santander, 2016; DANE, 2015; DANE, 2016); sin embargo, también por

ser zona de frontera con Venezuela y debido a los cambios dados desde el cierre de esta zona a

partir de 2015, ha sufrido dificultades importantes que afectan a los habitantes fronterizos.

Precisando, puede referirse que allí se llevaban a cabo la mayoría de transacciones que

daban paso al comercio informal en la ciudad, el cual se clasifica como el de mayor proporción en

Colombia (70%) (Asamblea-Departamental-Norte-de-Santander, 2016). Este evento ha traído,

además de problemas económicos, ajustes en las labores de padres y madres y en los roles que

asumen en la crianza. Lo anterior se evidencia en diversos relatos como el de una mujer joven de

la zona: “las responsabilidades económicas desde que hubo el cierre de frontera las estoy

asumiendo yo solamente, … pues Julián es el que asume más el rol de todo lo que tiene que ver de

la casa porque yo estoy trabajando” (Gutierrez, Álvarez, Corredor, & Martínez, 2016, p. 205), es

decir, el cuidado de los niños y las tareas domésticas en general, cuando en tiempos anteriores, no

lo hubiese realizado.

Cúcuta posee una alta tasa de desempleo en sus jóvenes, quienes han tenido pocas o nulas

oportunidades laborales, puesto que los datos evidencian cifras que superan el nivel nacional

(21,5%) (DANE, 2016). Todo este panorama de desempleo e informalidad puede conllevar en la

crianza, siguiendo a Faur, a profundas implicaciones relacionados con el cuidado infantil


11

(Gutierrez, Álvarez, Corredor, & Martínez, 2016), puesto que en el caso de los trabajadores

informales (mujeres u hombres) no pueden acceder a licencias por maternidad ni a otros derechos

protegidos como en el empleo asalariado (Faur, 2014).

De otra parte, respecto al contexto educativo de la ciudad, allí se cuenta con dos

universidades públicas y siete privadas; así mismo toda una red de institutos técnicos y escuelas y

colegios. Las cifras estadísticas presentadas en el tema indican que el nivel de escolaridad en las

mujeres jóvenes que ya son madres ha ido en aumento, disminuyéndose en un 87,2% la cantidad

de aquellas que no tenían alguno (Profamilia & Ministerio de Salud y Protección Social, 2015, p.

163). Puede verse por grupos etarios los diferentes niveles educativos que han adquirido las madres

jóvenes en Cúcuta, en la siguiente gráfica.


12

Nivel Educativo según rango de Edad de las Madres


2015-2017 en el municipio de Cúcuta
4.000
3.500
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
0
Media Técnic
Básica Básica Especi
Preesc acadé Media a Tecnol Profesi Maestr Doctor
primari secund alizaci
olar mica o técnica profesi ógica onal ía ado
a aria ón
clásica onal
De 10-14 Años 0 63 97 2 0 0 0 0 0 0 0
De 15-19 Años 1 457 2.127 1.814 192 45 66 62 0 0 0
De 20-24 Años 5 697 1.925 3.478 555 344 595 816 0 0 0
De 25-29 Años 5 514 1.058 2.382 385 328 620 1.477 34 2 0

De 10-14 Años De 15-19 Años De 20-24 Años De 25-29 Años

Gráfica 1. Nivel Educativo según edad de las madres en el municipio de Cúcuta.


Fuente: Elaboración propia a partir de datos del DANE_Nacimientos_2015-2017

Puede observarse que, entre los grupos de edad de las mujeres que se convierten en madres,

el de 20 a 24 años, tiene el mayor promedio (30,5%), seguido por el de 25 a 29 (24,4%) y el de 15

a 19 años (19,7%); entre ellas, el grupo que ha alcanzado un mayor nivel académico es el de 25 a

29 años, lo cual puede indicar que estas mujeres siguen estudiando posteriormente al momento en

que tienen sus hijos(as) o que esperan esta edad para convertirse en madres. Según la ENDS

(2015), el embarazo no es el motivo principal para suspender estudios, pues las jóvenes aluden a

la situación socioeconómica como una de las razones más relevantes para hacerlo (Profamilia &

Ministerio de Salud y Protección Social, 2015). Lo anterior subraya la necesidad de ver estos

fenómenos desde un enfoque relacional que analice el sujeto en relación con los contextos que le

rodean, sean estos políticos, económicos, sociales o culturales, evitándose de esta manera la

esencialización de correlaciones con enfoque unidireccional.


13

De otra parte, culturalmente esta región ha sido connotada por tener en su origen un

acentuado patriarcalismo, dentro del cual, siguiendo a Gutiérrez, el hombre consideraba que “su

personalidad social, vitalmente necesitaba llegar al control de esta célula social, para establecer en

ella su mando, capacidad y poder” (Gutiérrez, 1994, p. 186). Este antecedente histórico parece

permear aún las relaciones de padres y madres entre sí, así como entre ellos y sus hijos(as). Lo

anterior emerge en estudios realizados en la ciudad, en los cuales se halla que asuntos como la

crianza, son en su mayoría “responsabilidad” de la mujer, y que cuando las labores que integra

este proceso son ejercidas por el hombre, se dan en casos de reorganización familiar, como por la

salida de la mujer al trabajo, pudiendo tener como consecuencia, según ellos, la “afectación

emocional” de este sujeto, puesto que se considera que el hombre es el proveedor económico y no

el que lleva a cabo labores “hogareñas” (Gutierrez, Álvarez, Corredor, & Martínez, 2016).

Igualmente se evidencia en otros estudios la baja participación del hombre en las tareas del hogar

o en el cuidado de los niños(as), especialmente de aquellos hijos que tienen menos de 5 años, pues

se asumen como labores inherentes a la madre y de manera indirecta un trabajo que se ha ido

delegando a las abuelas (Rico, Castillo, Benitez, & Medina, 2013; Parada, 2011; Olivares &

Parada, 2017).

Es relevante destacar en este sentido que, según las cifras del DANE, en 2016 las mujeres

jóvenes integraron la mayor proporción de madres entre la población en edad fértil en la ciudad,

especialmente aquellas clasificadas por grupos etarios entre 15 a 19 y 20 a 24 años, alcanzando un

18% y 30% respectivamente del total de madres (DANE, 2016). Igualmente, la Encuesta Nacional

de Demografía y Salud de 2015 evidencia que, en Colombia, del total de madres, las mujeres de

la región del Norte de Santander con edades entre 15 y 19 años, ocupan un 21,4%, superando

valores de otras regiones como Bogotá (12,2%), Antioquía (16,3%), Valle (11,7%), algunos
14

municipios de la región Andina, entre otros. En relación con los hombres que se convierten en

padres en ese mismo rango de edad, aparece que en la región solo un 0,8% ha tenido por lo menos

un hijo (Profamilia & Ministerio de Salud y Protección Social, 2015).

Lo anterior ha sido un tema de controversias en el municipio, puesto que se ha visibilizado

desde una perspectiva de riesgo y las actividades se han concentrado, tanto desde el ente

Territorial, la gobernación del departamento, la alcaldía municipal, el Instituto Colombiano de

Bienestar Familiar, la academia, entre otras instituciones que tienen parte en las mesas

departamentales y municipales de Infancia y Adolescencia, como desde la mesa de “prevención

de embarazo en adolescentes”, en el diseño de estrategias que minimicen la presencia de embarazo

en adolescentes y en el “acompañamiento” de aquellos padres o madres jóvenes que ya ejercen la

crianza. En ese sentido ha sido señalado bajo una cierta lógica estigmatizadora, en la cual se

considera, de un lado, la necesidad de controlar las altas tasas de fecundidad en estos grupos de

sujetos, incluso por los riesgos que pueden emerger en su propia salud, y por otro, en la supuesta

incapacidad de estos para el cuidado y la crianza de niños y niñas. La evidencia de este análisis se

encuentra en la revisión de Actas de la mesa de “prevención de embarazo en adolescentes”

municipal y departamental de los años 2017 y 2018. No se encontró actas de años anteriores a

estos, pero sí, de acuerdo a la participación que la investigadora tuvo en estas mesas durante los

años 2015 y 2016, existe la información al respecto de actividades organizadas para controlar la

aparición de casos de mujeres embarazadas muy jóvenes, lo cual denota una preocupación por este

grupo de mujeres madres, con un enfoque de “riesgo” de manera acrítica.

Cabe resaltar, entonces, que esta ciudad, caracterizada por grandes contrastes sociales,

económicos, culturales, políticos, alberga madres y padres jóvenes que se desenvuelven entre los

ámbitos familiares, laborales, académicos y otros espacios que emergen en su vida cotidiana de
15

acuerdo con sus contextos específicos, en los que andan, hablan, piensan y viven la vida de manera

diversa. Por esta razón, se tendrá en cuenta grupos de padres y/o madres jóvenes, en los que la

condición juvenil será un eje central, aunado a unos rangos de edad en los cuales nacieron sus

primeros hijos –en este caso entre los 17 y los 26 años de edad–, las condiciones sociales, el género,

las instituciones y los discursos que atraviesan sus modos de ser y estar, los cuales hacen parte de

cada contexto particular.

Así las cosas, la autora de esta investigación se distancia de la mirada esencialista biológica

o determinista, para fijar la visión en un grupo de sujetos que tienen posibilidades de experienciar

la crianza en un contexto particular, el cual produce modos de ser joven como padres o madres,

formas relacionales particulares que requieren ser comprendidas y llevadas a los grupos que

realizan análisis de estos fenómenos sociales, se plantea realizar el estudio para comprender en el

proceso de la crianza, cómo son las experiencias de estos sujetos madres y padres en condición

juvenil.

Se desea precisamente ahondar en la experiencia como transformación del sujeto y de sus

trayectorias vitales en el curso de vida, así como en los relacionamientos con su contexto y la

emergencia de sentidos en torno a la crianza. De este modo, se quiere dar respuesta a la pregunta

principal: ¿Cómo son las experiencias de crianza de padres y madres en condición juvenil del

municipio de Cúcuta con hijos entre 1 y 6 años?, así como a las siguientes preguntas subsidiarias:

¿Cuáles son los motivos que se entretejen en las experiencias de crianza en padres y madres

jóvenes del municipio de Cúcuta?, ¿cuáles son los elementos del contexto que se reconocen en las

experiencias de crianza de padres y madres jóvenes del municipio de Cúcuta y así mismo cuáles

son los sentidos construidos en torno a la crianza, de estos padres y madres jóvenes? En ese orden

de ideas, el objetivo general del estudio se centra en comprender las experiencias de crianza de
16

madres y padres jóvenes del municipio de Cúcuta, con los subsecuentes que son: describir las

experiencias de crianza de estos sujetos; indagar en las experiencias de crianza narradas por padres

y madres jóvenes del municipio de Cúcuta, los motivos que se entretejen en ellas; analizar los

elementos del contexto que se reconocen en las experiencias de crianza de padres y madres jóvenes

del municipio de Cúcuta, y develar a partir de la experiencia narrada por padres y madres jóvenes

del municipio de Cúcuta, los sentidos construidos en torno a la crianza.

Se considera por tanto que los hallazgos de este estudio llevan a comprender nuevas formas

relacionales, contextos y crianzas otras que pueden emergen a partir de las experiencias en los

sujetos jóvenes en la crianza. El trabajo se organizó en un primer capítulo que da cuenta del estado

del arte y objetivos del estudio, un segundo que detalla los marcos teóricos y la ruta metodológica

que permiten allegar a la meta comprensiva; un tercero que presenta los casos del estudio; así

mismo siguiendo algunas claves del enfoque teórico y metodológico curso de vida, se presenta un

cuarto capítulo con los hallazgos de las experiencias de crianza vivenciadas y los motivos que se

entretejen en estas; un quinto capítulo que da cuenta de aquellos contextos en los cuales se

desarrollan las interacciones de la crianza y un sexto y último capítulo conclusivo que aporta los

sentidos que emergen en estos padres y madres en torno a la crianza y aproxima unas tesis finales

del estudio.
17

Capítulo I. Experiencias de crianza de padres y madres jóvenes: un análisis de la cuestión

que marca tendencias y define trayectos

Acercándome al tema que había previsto, realicé indagación sobre los marcos conceptuales

que deseaba profundizar. De esta manera fui adentrándome reflexivamente, dejándome interpelar

por aquellas nociones que aparecían ante mí y controvertían mi propio acervo de conocimiento

construido por años en medio del ejercicio como enfermera y docente en el área materno perinatal.

Al realizar el estado del arte, la primera reacción fue “derrumbarme” académicamente y reconocer

que existe diversidad de formas de crianza y de ser padres y madres, especialmente en condición

juvenil; luego me arriesgué en esta investigación a intentar comprender con los participantes cómo

son sus experiencias de crianza, es decir, hallar eso que les ha pasado en esta carrera construida a

partir de la misma noticia de la gestación y cómo ha irrumpido en su curso de vida haciéndoles

transitar en sus trayectorias vitales y sentidos construidos en torno a la crianza. En ese orden de

ideas, presento el estado del arte de los temas centrales y culmino con el diseño de los objetivos

propuestos en el estudio.

1.1 Experiencia: del conocimiento previo, a la vivencia que descentra al sujeto

Es necesario reconocer que la noción de experiencia no ha sido definida unívocamente,

puesto que cuando se hace referencia a este término se hallan concepciones múltiples que desde

disciplinas y teorías diversas podrían visibilizarse en dos grandes vertientes.


18

Una de estas se encuentra definida por la corriente empirista. Esta la relaciona con la

generalización, la conceptualización y síntesis que se hace a partir del conocimiento previo, sin el

cual nada puede valorarse, puesto que desde esta mirada la principal fuente y prueba final del

conocimiento está basada en ensayos o experimentos repetitivos. Lo anterior fundado en “la

palabra inglesa experience derivada del latín experientia que denota juicio, prueba o experimento”,

evidenciando como refiere Jay (2009), un vínculo entre la experiencia y la sensación cruda, no

reflexiva. De esta forma, a inicios del siglo XVII se propone la observación y la percepción

sensorial, como formas de adquirir experiencia, lo cual permitiría concebir generalizaciones a

partir de conocimientos previos. Dentro de ella se encuentran autores como Francis Bacon y John

Locke (Rodríguez, 1992); no obstante, todas las teorías que hacen parte de este enfoque, relevan

la imposibilidad de aceptar la ambivalencia o incertidumbre ante lo que se vivencia o percibe.

Alrededor del siglo XVIII, en el que Inmanuel Kant suscita discusión frente al tema y

plantea en la crítica del juicio, que la capacidad de experimentar en el sujeto puede cobrar

diferentes formas y ser originadas por la percepción de los sentidos, por los principios externos y

por la forma propiamente estética, la cual moviliza los “poderes cognitivos” (Kant, 1928), se va

denotando como “el resultado, como el producto de la actividad cognoscitiva, en la que

necesariamente interviene como soporte todo el conjunto de condiciones interpuestas por la

subjetividad humana” (Amengual, 2007, p. 117). De modo que, la noción de experiencia va

tornándose más allá de la objetividad con que pueda ser vista, en aquello que está constituido por

la “unificación de lo múltiple de las sensaciones” que a su vez constituye el conocimiento.

Posteriormente se amplía la noción, acercándose a la experiencia como aquello “que le

pasa” al sujeto (Larrosa, 2009). Se puede decir que, se va construyendo una segunda vertiente

reflexiva que propone la relación entre “probar” (expereri), y periculum (peligro), divisando en
19

estas una correspondencia, lo que indica haber sido expuesto a algo, sobrevivir y aprender de ese

encuentro. Así, se conoce entre otros a filósofos e intelectuales como Montaigne, Hume, Adorno,

quienes inician un análisis de esta noción más allá de pensarla como la mera consolidación de

determinaciones y conocimiento acumulado (Jay M. , 2009).

Posterior a estos cambios epistémicos, entre 1850 y 1914 se produjo la consolidación de

diversas disciplinas, como la historia, la economía, la sociología, la ciencia política y la

antropología (Wallerstein, 1999, p. 17, citado por Jimenez & Torres, 2006), a partir de las cuales

se visibiliza el sujeto de la experiencia como aquel con quien se construye conocimiento,

entendiendo así la experiencia como el elemento principal que da cuenta del devenir del sujeto y

de sus interacciones en cada contexto (Jimenez & Torres, 2006). En este aspecto, desde el

postestructuralismo, Foucault se refiere a esta como “algo de lo que se sale transformado”

(Trombadori, 2010), además de expresar la existencia de aquellas experiencias límite (Foucault,

2003); desde el existencialismo, Zemelman (1998) refiere que el existir es la experiencia misma

en la que el sujeto histórico vivencia y da sentido particular a los acontecimientos que hacen

experiencia; de otra parte Bárcena, Larrosa, Mèlich consideran la experiencia como un viaje en el

cual el sujeto es empujado hacia el exterior (Bárcena, Larrosa, & Mèlich, 2006); Van Manen

(2003) igualmente da cuenta de la experiencia vivida como aquella que transforma al sujeto. De

este modo, se va consolidando una noción de experiencia que implica la subjetividad, la reflexión,

la exterioridad y el devenir del sujeto en medio de la vida cotidiana, en donde no todo puede

planificarse programáticamente.

Dentro de las disciplinas que mayormente han construido conocimiento en esta noción, se

encuentra la educación, que tanto en Europa como en América Latina han hecho varias

investigaciones respecto al aprendizaje, a la relación del cuerpo con la experiencia y a la


20

experiencia educativa en general. En ellos se destaca el trabajo de Bárcena, Larrosa, & Mèlich

(2006), quienes, retomando la palabra educere (derivada latina de la palabra educación), que

significa salir hacia afuera o conducir a alguien fuera de lo propio, mas allá del lugar conocido y

habitado, consideran la experiencia relacionada con la creación de sentido; así mismo Larrosa en

(Contreras & Perez de Lara, 2010) enfatiza que ella se implica con la vida misma.

De esta forma, la noción de experiencia en esta segunda vertiente va más allá de lo objetivo

y se relaciona con el existir mismo, con el curso de vida que es trastocado puesto que a partir de

la experiencia el sujeto “va siendo” o, como refiere Zemelman (1998), “el análisis de los sujetos

supone como requisito no tanto darlos por terminados, como concebirlos desde la complejidad de

sus procesos constitutivos que tienen lugar en distintos planos de realidad” (p.14).

Se entiende, por tanto desde esta visión, la experiencia como aquello que tiene enormes

posibilidades de ser, que es abierta, singular, que procede de un acontecimiento significativo y que

no depende del saber, ni del poder, ni de la voluntad del sujeto, sino de aquello que se produce

cuando “me expongo”, cuando dejo de ser yo para convertirme en otra cosa diferente a “lo que yo

digo, lo que yo sé, lo que yo pienso, lo que yo anticipo, lo que yo puedo o lo que yo quiero”

(Mélich, 2009).

Concluyendo este aparte, y entendiendo la experiencia como aquello que pasa en el curso

de vida, se puede avanzar en la comprensión de pluralidades en las formas de pensar, de ser y

actuar de los sujetos, en las cuales se debe profundizar de acuerdo al tema de interés, saliendo de

una zona limitada por los determinismos acríticos, exponiéndose a la “sorpresa” y a encontrarse

con realidades atravesadas por la intersección de las subjetividades y condiciones sociales, como

por ejemplo en la comprensión del ¿cómo son las experiencias de crianza de los sujetos jóvenes?.
21

1.2 Crianza: una noción entre “recetas” y experiencias

La noción de crianza, al igual que la de familia e infancia, ha transitado históricamente

según perspectivas y enfoques disciplinares diversos. De esta forma, se caracterizó inicialmente

desde un enfoque positivista como un proceso regulado y prescriptivo en el que se naturalizan las

acciones o interacciones realizadas por los actores que se inscriben en ella, sin considerar preguntas

sobre ¿cómo se cría según el contexto social, cultural, político, cómo la intersubjetividad permite

la emergencia de nuevas formas de crianza en las que se transforman padres y madres, o cómo la

crianza se convierte en una “herramienta” para la formación de un sujeto político? no obstante,

dicha noción también ha sido abordada por teorías críticas modernas o posmodernas, como un

proceso sociocultural, situado, social, cultural e históricamente.

Así las cosas, se presenta a continuación un estado de la cuestión en este tema,

reconociendo los diferentes paradigmas o enfoques que la han definido o intentado comprender,

así como las diferentes disciplinas implicadas en su abordaje. De esta forma, siguiendo a Álvarez

(2016), quien toma la noción regulación-emancipación de Sousa Santos (2000), se realiza un tipo

de clasificación epistemológica relacionada tanto con la forma de construcción del conocimiento

en este tema, como de las interacciones que emergen entre los sujetos que se ubican en este

proceso.

Puede decirse que desde el siglo XIX se instaló una suerte de interés por la confección de

pautas de crianza, principalmente para uso de las familias burguesas buscando un ideal de vida

(Donzelot, 1979). Aparecen de esta forma las publicaciones sobre el arte de cuidar a los niños que

incluyen guías y diccionarios de higiene. Durante este siglo e incluso con la presencia relevante
22

de la medicina, la puericultura y la psicología del desarrollo que se implican en la familia y sobre

todo en el cuidado de los niños y niñas, se delinean fundamentos para la crianza como tipos ideales,

es decir recetas en lenguaje de Schutz (Schutz, A., & Luckmann,1973), y emergen teorías como:

el conductismo con autores como Watson (1930); el apego propuesto por Boowlby (1998); las

teorías que establecen estilos de crianza por Baumrind (1996), MacCoby y Martín (1983) y

Lamborn, Mants, Steinberg y Dornbusch (1991), y teorías psicométricas cognitivas que proponen

la medición de atributos en el niño con el fin de conocer sus alcances posibles en el transcurso de

su vida.

Se puede afirmar que este grupo de teorías, de origen anglosajón, constituyen fundamentos

con un enfoque positivista, que configuran una crianza “regulada”, como la denomina Álvarez

(2016), enmarcada dentro de una serie de prácticas o un “deber ser, a manera de decálogos, que

intentan proponer una sola forma de criar y, por lo tanto, una visión homogénea de la familia y del

niño(a)”, y contemplan a su vez una correlación entre la forma de ejercer la crianza y la influencia

que esta tiene sobre las conductas posteriores de los hijos(as).

Así mismo, esta crianza “regulada” presenta en algunos casos una forma relacional entre

padres e hijos de manera unidireccional, en la cual los padres, madres o cuidadores actúan sobre

niños y niñas, entendiendo a estos últimos como a seres receptores que captan enseñanzas pero

nunca aportan sobre los demás o sobre su entorno, lo cual podría decirse que parte de una visión

de la crianza naturalizada o “moral”, clasificatoria de sus prácticas en buenas o malas y que

contiene a su vez planteamientos que establecen prácticas homogéneas estandarizadas en las que

se considera necesaria la asignación de reglas o pautas como un “deber ser” preestablecido con el

objetivo de generar “buenos” padres, madres e hijos(as).


23

Además de las teorías anteriores, se han originado otras que consideran una mayor relación

del niño y niña con su entorno o estiman a éste como un ser histórico que interactúa con otros

influyéndose mutuamente. Desde esta última visión, se proponen teorías en las que se relieva que

en la crianza se dan interacciones entre “microsistemas” y “macrosistemas”, como los llama

Bronfenbrenner (1987), en los cuales “el potencial de desarrollo de un escenario de crianza se ve

incrementado en función del número de vínculos sustentadores entre ese escenario y otros

contextos en los que se insertan el niño y los responsables de su cuidado” (Bronfenbrenner, 1987).

Esta perspectiva teórica fundamentada en el enfoque socio-genético del desarrollo, así

como el enfoque sistémico de Bertalanffy (1986), tienen en cuenta el contexto y las interacciones

que devienen en la crianza, y se podría decir que avanzan integrando elementos de aquellas formas

de crianza emancipada, en términos de Álvarez (2016), en las que emergen formas relacionales

diversas, acorde al contexto.

No obstante, siguiendo el avance de las teorías y nociones en relación a la crianza, se

encuentra que se da en un entramado de flujos relacionales bidireccionales, de manera situada en

contextos históricos, sociales y culturales, en la que se imbrican las dimensiones social y política,

con el cuidado y la atención de niños(as) y las estructuras sociales; es decir, va más allá de una

interacción y forma de relacionamientos estáticos, puesto que implica apertura al reconocimiento

del otro, una crianza realmente emancipada en la que pueden emerger múltiples experiencias con

acontecimientos significativos percibidos según los sentidos y las comprensiones que puedan darse

en el mundo social, en cada sujeto según lugar y tiempo.

Estas últimas teorías plantean una relación bidireccional reconocen la existencia de otras

formas de ser y estar en medio de la vida cotidiana (Martínez & García, 2012) en las que se actúa

intersubjetivamente, se interpela y puede llegar a originar transformación en los sujetos que tienen
24

experiencias. Es en ese trasegar y en contextos diversos en los que se hace posible vivir lo diferente

y emergen formas de crianza otras, las cuales, a su vez, tienen un significado único para el sujeto

que las vive (Otálvaro et al., 2016), y son difundidas por este al colectivo, lo cual hace visible lo

experimentado, se influyen de cierto modo en este y se confluye en prácticas que se integran al

mismo.

En este sentido, autores como Bocanegra (2007), Gallego (2012), Colangelo (2014),

(Santillán, 2010), en Latinoamérica refieren que para comprender integralmente la crianza es

imprescindible tener en cuenta todo un conjunto de elementos como la concepción de infancia, los

ideales frente a esta, las interacciones entre niños(as) y sus cuidadores, así como la normatividad,

la moral, las costumbres y en general el contexto cultural-social-político-histórico en el que se

encuentre inmersa. Implica entonces reconocer que la crianza no es un proceso lineal o inmanente

en el tiempo, sino que se va transformando por efecto de los sujetos que interactúan en ella, así

como por las nociones y los cambios suscitados en el medio social, cultural, político e histórico

(Bocanegra, 2007). Esta es la “crianza emancipación”, significada así por Álvarez (2016)

siguiendo a Boaventura de Sousa Santos.

En esta vertiente, se reconoce que existen múltiples culturas y contextos los cuales también

cambian históricamente, y dan forma a crianzas “otras” en los cuales se desenvuelve el sujeto que

siente, piensa y puede permitir que algo les pase a sus palabras, ideas, sentimientos,

representaciones, subjetividad (Larrosa, 2003). De esta forma, emerge una noción más amplia de

la crianza, teniendo en cuenta un enfoque relacional, histórico y particular en el que cada sujeto

interacciona y aporta desde su subjetividad, revelandose formas de crianza “emancipada”, noción

que se orienta al análisis no sólo de los sujetos sino de estos en medio de contextos Mead (Blumer,

1982).
25

Lo anterior permite acercamiento a una noción “posmoderna” de crianza, en la que ocurre

un proceso interactivo entre padres, madres o cuidadores y niño(as) en medio de un contexto

sociocultural e histórico situado (Colangelo, 2014), que no se regula por prescripciones para

interactuar entre sí, ni su forma relacional es unidireccional, sino que permea subjetividades y

conlleva al devenir de formas relacionales diversas que suscitan ajustes en las trayectorias de vida.

Frente a este abordaje cabe resaltar el trabajo realizado por autores en América Latina.

Entre ellos, Santillán (2009), Tuñón (2011) y Colangelo (2014) en Argentina; en Colombia,

Aguirre (2002), Peñaranda (2011), Otálvaro et al. (2016); en Brasil Carvalho (2009); en Chile:

Peralta (1996); en Perú: Izzedin y Pachajoa (2009); en México: Valdés y Urías (2011); en Costa

Rica: Rosabal-Coto (2012). Los hallazgos de estos autores permiten un avance en el conocimiento

de las crianzas y a su vez abren espacio para la indagación sobre las formas de crianza, sus actores,

interacciones y contextos.

En Colombia, Puyana (2003) como compiladora, realizó un análisis muy interesante

relacionado con los cambios sociales y políticos que a su vez implicaron ajustes en la dinámica de

socialización suscitada en las diferentes épocas (p. 21); estos visibilizan cambios en la forma y

participación de la niñez en los grupos familiares, ajustes en las formas de trabajo,

reorganizaciones espaciales, de cuidado, de alimentación, entre otras. Estos profundos cambios

estructurales dan cabida a ajustes en las relaciones, interacciones y formas de expresión de los

sujetos, los cuales se transforman y transforman sus prácticas, configuran nuevas formas de ser y

estar en relación al otro y a sus contextos, marcando especialmente divergencias entre las prácticas

ejercidas en la crianza por las diferentes generaciones de padres y madres en contextos situados.

Puede decirse para ir cerrando este estado de la cuestión en la crianza que, ante todo el

panorama descrito, se evidencia que la mayor proporción de estudios en el tema y de enfoques se


26

han centrado principalmente en la identificación de pautas de crianza, en la observación de las

prácticas y en la correlación de la conducta de los hijos(as) en función de la enseñanza y estilos de

crianza dada por sus padres (Castro, VanderVeer, Meneses, Pumarino, & Tello, 2013), es decir,

en el planteamiento de recetas que propone determinado tipo de niños o niñas de acuerdo a la

crianza. Estos resultados demuestran que aún falta un gran recorrido por hacer frente al tema,

haciendo hincapié en la comprensión de sentidos a partir de las experiencias de crianza de los

sujetos que interactúan en ella, los cuales sienten, tienen vivencias transformadoras y se encuentran

en contextos diversos que los hace ser y estar de manera plural, lo cual se pretende realizar en la

presente investigación.

En consecuencia, se hace necesario continuar en la indagación como nos refieren Santillán

(2009) y Carli (2011), sobre los modos a través de los cuales los procesos y las prácticas relativas

a la crianza y el cuidado, entrelazan en sus concreciones cotidianas distintas dimensiones de la

vida social y producen diferentes experiencias en los sujetos de la crianza, analizar el papel de la

institucionalidad y la modulación que esta produce en los tutores o padres en la crianza, y sobre

los vínculos intergeneracionales en la estructuración de la cultura; realizando a su vez “un giro

epistemológico” que coloque bajo observación “al que observa” (Gómez & Bayón, 2009) y

permita una nueva forma de construir conocimiento con el otro, haciendo de estos estudios de

investigación en la crianza, un espacio entre sujetos conocidos y cognoscentes (Vasilachis, 2006)

que construyen saberes y reconocen conocimientos que devienen tanto en la vida cotidiana como

en una base de saber científica, pero sobretodo, que se encuentran inmersos en contextos

diferenciados cultural, social y políticamente.


27

1.3 Padres y madres en condición juvenil que experiencian la crianza

Para iniciar este apartado, se hace necesario referir que la definición de condición juvenil

emerge del análisis y discusión que en los últimos años ha tenido la noción de sujeto joven y del

término juventud, los cuales, según Feixa & González (2005) y Chaves (2010), se han establecido

en Occidente según esquemas delimitados por la institucionalización y por estructuras etarias

donde se juegan relaciones de poder. Lo anterior ha implicado especialmente para las ciencias

sociales revisar la construcción histórica de este concepto y proponer una noción cercana a las

realidades multiculturales.

En este aspecto, diversos autores (Valenzuela, 2009; Pérez Islas, 2000; Margulis & Urresti,

2008; Aguilera, 2014; Feixa & Leccardi, 2011; Reguillo, 2008; Urteaga, 2011; Aguilar & Muñoz,

2015) se han acercado a una definición que va más allá de la denotación del sujeto caracterizado

por un rango etario o por múltiples elementos psicobiológicos, para considerar los modos de

existencia, contextualizados tanto histórica como geográficamente de manera distinta. Entienden

que cada ser humano interactúa en un medio sociocultural particular, lo cual hace necesario

pluralizar al momento de hacer referencia a los sujetos, es decir, concebir diferencias en un amplio

sentido de la heterogeneidad (Dávila, 2004) y reconocer que “cada cultura tiene sus propios modos

de organizar la temporalidad y de producir sus edades” (Roberti, 2014).

Así, el significado de sujeto joven puede visualizarse a través de dos rutas o comprensiones.

Una, que parte de los orígenes de lo biológico y que se delinea desde una esfera regulatoria y de

ciclo vital, la cual organiza las poblaciones durante el transcurso de vida de los sujetos dando

origen a grupos etarios o franjas de edad, clasificándolo en etapas que a su vez se caracterizan por

presentar determinadas conductas homogéneas o rasgos especiales (Escobar-Herrero, 2012) y de


28

otra, se configura en cada sociedad de acuerdo con su historia, prácticas, ritos y percepciones que

se forman creando así mismo procesos de socialización particulares (Feixa, 1999; Dávila, 2004;

Amador, 2013), subjetividades que constituyen y “determinan modos de ser desde sus territorios

existenciales” (Martínez, 2011).

Siguiendo a Bourdieu (2002), se podría decir entonces que el sujeto joven que hace parte

del grupo denominado juventud, no es un ser humano que se puede valorar junto a otros por

características similares como la edad o por caracteres físicos o psicológicos determinados, sino

que posee una condición de la subjetividad, un modo de aparecer en el mundo. Aunque

actualmente se trabaja para profundizar en estas comprensiones, se encuentra que mediante

dispositivos se clasifica el joven desde las dimensiones biológica, psicológica, política y jurídica,

con lo cual emerge un sujeto, un joven condicionado y determinado por los discursos que de ellos

proceden (Castellanos, 2011). O, como lo refiere Criado (1998), bajo la presunta identidad social

de todos los incluidos en una clase de edades, lo cual puede llevar a generalizar y limitar el

conocimiento acerca de las diversas formas de ser joven en el mundo y sobre todo de la

multiculturalidad que existe en cada contexto en particular.

Con esta claridad, desde esta perspectiva se entiende la condición juvenil como aquellos

modos de ser en medio del conjunto de tensiones que viven los sujetos jóvenes del tiempo presente

(Amador, 2013) y como “el conjunto multidimensional de formas particulares diferenciadas y

culturalmente "acordadas" que otorgan, definen marcas, establecen límites y parámetros a la

experiencia subjetiva y social de los y las jóvenes” (Reguillo, citada en Bracchi & Seoane, 2010);

así mismo se define a los sujetos jóvenes, siguiendo a Vommaro (2015), como aquellos que se

reconocen a sí mismos y son reconocidos dentro de un contexto social, cultural y relacional como

tal.
29

En referencia a los padres y madres que en condición juvenil experiencian la crianza, se

puede decir que existen dos tendencias marcadas que en el análisis de esta cuestión abordan el

tema; de una parte, aquella en la cual se analiza desde la propia perspectiva de los jóvenes inscritos

en esta carrera, y de otra, aquella que evidencia las formas de ser vistos por otros. En la primera

tendencia se identifica que ser padres o madres en condición juvenil, puede percibirse para estos

sujetos en un evento inesperado que confluye en el distanciamiento de amigos y de las actividades

sociales anteriormente realizadas para asumir responsabilidades de la crianza (Quintero & Rojas,

2015, p. 228). Así mismo en esta línea deviene en una suerte de división en la percepción de sí

mismo según el género, en la cual la paternidad permite al hombre transitar y reconocerse

simbolicamente como “adulto” responsable, reconocido, capaz y proveedor económico de su

nueva familia, de tal manera que algunos padres jóvenes se sienten aceptados por la sociedad

cuando pasan de ser considerados como un grupo minoritario sin capacidades de ningún tipo, a

convertirse en hombres “maduros” que ahora tienen algo propio (un hijo), pero también hombres

que ratifican su masculinidad a través de su sexualidad y fertilidad (Cabello & Reyes, 2011).

En las mujeres emergen diversas percepciones de sí mismas como madres (Coronado &

Ortiz, 2013; González & Estupiñan, 2010; Rozo et al., 2010; Andrade et al., 2009). Ellas refieren

que les implica una mayor responsabilidad y les infunde deseos de progresar, pues las

“responsabilidades maternas las hacen más madres…” (Serrano & Sánchez, 2000; Akiko, 2008).

Se halla que han asumido el rol histórico como dadoras de cuidado (Quintero & Rojas, 2015);

incluso identifican que en ellas desaparecen sentimientos de vacío que existían con relación a su

vida, aludiendo a que ahora tienen una razón para vivir, modifican los vínculos con sus hijos,

percibiéndose como autónomas para realizar estas labores y tomar decisiones en el cuidado de

ellos (Akiko, 2008; García & Parada, 2017).


30

Lo anterior da cuenta, en términos de Goffman (2001), tanto de una carrera práctica como

moral constituida, en medio de estructuras sociales, en la que diseñan su propia trayectoria como

padres o madres, y actúan según el ámbito de sentido que, a partir de la reflexividad e

intersubjetividad, otorguen a los acontecimientos que les acaecen.

Puede decirse que, se devela la crianza en condición juvenil para algunos jóvenes como

aquello que les lleva a resignificar el mundo del joven incluyendo la concepción de sí mismo y de

sus relaciones sociales (Molina, 2011). Desde esta mirada, ser padres o madres en condición

juvenil y ejercer la crianza también puede percibirse como haber logrado la completitud de sus

vidas, la madurez alcanzada y constituye el evento nuclear de una nueva subjetividad en la que

perciben tener un nuevo estatus social que les facilita adquirir reconocimiento en medio de su

grupo de pertenencia (Serrano & Sánchez, 2000; Gómez, y otros, 2012; Peréz, Franco, Meza, &

Sánchez, 2016), con lo que se adquiere un capital simbólico a través del cual obtienen

reconocimiento.

Siguiendo a Honneth (1998), este reconocimiento puede ser de varios tipos: de amor, de

respeto moral o jurídico y de valoración social, en los que, a través de una lucha intersubjetiva, los

sujetos combaten por la confirmación de sus pretensiones de identidad, de lo que puede emerger,

a su vez, autoconfianza y autoaprecio cuando logran alcanzarlos.

Desde la otra perspectiva, es decir, desde la mirada del otro acerca de la crianza en

condición juvenil, se halla una corriente que con cierto estigma y visión de riesgo, se centra

primordialmente en la mujer como responsable de la crianza, invisibilizando al padre en este

proceso y haciendo de lado sus vivencias (Barreto, 2013; Rosenberg, Ribeiro, & Vieira da Silva,

2009). Así mismo en esta dirección, se halla una determinación marcada del riesgo tanto biológico

como emocional y social en tanto se convierten en padres y madres en condición juvenil, con
31

énfasis en “el “circulo vicioso” de desigualdad que impide a las mujeres y a sus hijos salir de la

pobreza” (UNFPA, 2017).

Estas dos perspectivas delineadas en este abordaje, solo dejan preguntas que se pueden

seguir haciendo como estas: ¿es la cuestión de la condición juvenil y la crianza la responsable

unicausal de los círculos de pobreza?, ¿es la mujer joven con hijos, la responsable de la pobreza

generacional?, ¿es la crianza en condición juvenil percibida como única trayectoria de los jóvenes

en condiciones sociales marcadas por la precariedad? o se tiene una deuda con los jóvenes a

quienes se deben comprender bajo un marco de continuidades, condiciones sociales y

subjetividades que les atraviesan, evitando la mirada marcada por la sospecha y vigilancia en busca

de unicausalidades.
32

Capítulo II. ¿Cómo comprender las experiencias de crianza?: Fundamentos teórico y

metodológico

Al realizar la exploración del tema se retoman finalmente algunos conceptos, así como

autores que permiten analizar y poner en cuestión aquellas recetas dadas como determinismos a

través del tiempo. De esta forma, se parte de la concepción del marco teórico “como un conjunto

de supuestos y conceptos sensibilizadores interrelacionados que permiten interrogar la realidad,

guiar las decisiones para planificar, llevar a cabo el trabajo de campo, y avanzar en el análisis

progresivo de los datos” (Freidin & Najmias, 2011, p. 1 ), puesto que finalmente es una concepción

que debe continuar su construcción a partir de los hallazgos investigativos (Sautu et al., 2005, pp.

66-67; Denzin, 1975).

En este sentido, se elaboraron algunos ejes teóricos principales para el estudio. Los mismos

se reconfiguraron a medida que progresó y se refinó tanto el análisis de los datos (Freidin &

Najmias, 2011, p. 5), como en el ir y venir del marco interpretativo de la investigación. En ese

orden de ideas, se presentan a continuación tres elementos centrales que guian el estudio y están

inmersos en estas dos grandes categorías teóricas. Estas son: la experiencia como punto de

inflexión que marca “un antes y un después” en el curso de vida y la crianza en condición juvenil:

una experiencia de acogida que se construye entre motivos, contextos y sentidos diversos.
33

2.1. La experiencia como punto de inflexión en el curso de vida

Siguiendo a Deleuze (1995), podemos decir que cualquier ontología esencialista y noción

de sujeto estable y permanente, resulta un obstáculo y un anacronismo para la comprensión del

incesante devenir en que se mueve en la subjetividad nómada contemporánea (Gómez-Esteban,

2016), puesto que siempre está en constante cambio, en subjetivación, buscando una identidad

infinita que puede ir del pasado al futuro, de lo más a lo menos, de lo excesivo a lo insuficiente,

de lo pasivo a lo activo, … por lo que existen devenires subjetivantes que se van singularizando

en la incertidumbre y la apertura al acontecimiento (Gómez-Esteban, 2016).

Por lo anterior, en el estudio asumimos al sujeto inmerso en un entramado social, temporo

espacial, en el cual interactúa con otros intersubjetivamente, delinea sus propias trayectorias de

vida y transita acorde a los eventos que le acontecen. En virtud de ello, retomamos elementos del

enfoque teórico- metodológico curso de vida4, que implica el análisis de múltiples niveles, de las

condiciones e instituciones sociales a la microexperiencia de los individuos (Elder, Kirkpatrick, &

Crosnoe, 2003). Este tiene tres conceptos básicos o ejes organizadores, que puede ayudar a

comprender las temporalidades en las que emerge la experiencia y devienen transiciones en el ser.

Estos elementos son: trayectoria, transición y punto de inflexión (término traducido por autores de

lengua hispana del original en lengua inglesa turning point) (Blanco, 2011), lo cual permite

4
Enfoque teórico-metodológico que inició su desarrollo en la década de 1970 con aportes relevantes del sociólogo
Glen Elder y la historiadora Tamara Hareven, entre otros autores de diversas disciplinas. Buscó “tematizar” las etapas
instituidas como infancia, juventud y vejez y poner el énfasis en el devenir, en el fluir, es decir en el movimiento
existencial y vital de cada organismo vivo (Mariluz, 2013). Su propósito de investigación general es analizar la
vinculación entre la dimensión temporal, la variable edad y, a su vez, la de ambas con el contexto histórico. Emerge
como respuesta potencial a problemas relacionados con el estudio del tiempo, del timing y de sus efectos, así como en
los efectos de la biografía personal y la historia social en las vidas humanas, en la agencia humana, lo cual conduce a
replantear las preguntas de investigación en términos de trayectorias y patrones en vez de cadenas causales (George,
2006: 678. En Blanco, 2011).
34

avanzar en el análisis de aquello que le pasa al sujeto en su devenir, así como en los cambios en

las formas relacionales y en su contexto.

La “trayectoria” se refiere a “una línea de vida o carrera, a un camino a lo largo de toda la

vida, que puede variar y cambiar en dirección, grado y proporción” (Elder, 2001) en el que se

encuentran interdependientemente diversos ámbitos (trabajo, escolaridad, procreación, migración,

entre otros) ocurriendo así mismo, en algunos casos el entrelazamiento de las trayectorias vitales

tanto individuales como en su relación con otros, por ejemplo, con la familia de origen (Blanco,

2011).

La transición se refiere a cambios de posición o situación del sujeto, no necesariamente

predeterminados, previsibles o probables (entradas y salidas al sistema educativo, trabajo, familia

de origen, etc) (Blanco, 2011). Cada transición puede darse según la cultura o pautas establecidas

por las sociedades; puede describirse según su secuencia, de acuerdo con aquello que va

sucediendo en la vida del sujeto, como la llegada de un hijo a la vida de un joven en la que este

asume un nuevo lugar como padre o madre con unas labores que debe llevar a cabo en este nuevo

proceso.

El turning point o punto de inflexión, originado en eventos significativos que provocan

fuertes modificaciones y conllevan a virajes en la dirección del curso de vida. Este se diferencia

de las trayectorias y las transiciones, puesto que puede darse de manera sorpresiva. Por ello, su

análisis puede realizarse solo retrospectivamente y valorarse de acuerdo con el curso de vida

individual; por lo general, implica un cambio cualitativo en el largo plazo del curso de vida del

individuo (Montgomery et al., 2008). Se entiende como un momento especialmente significativo

en el que, frente al acontecimiento disruptor y relevante, se originan cambios en la subjetividad y

toma de decisiones del sujeto, así como discontinuidades o entretejidos de las trayectorias vitales
35

(Blanco, 2011). En ese sentido, este punto se constituye como un hito en el que quedan huellas, se

transforma en mayor o menor grado el pensar, los sentimientos, las sensaciones y afectos, es decir

la subjetividad misma (Mosquera, López, & Arenas, 2016).

El sujeto, de acuerdo con Schutz y Luckmann (1973), se inscribe en un sistema social

“que posee estructuras de relaciones familiares, grupos de edad y generaciones…” (p. 37); sin

embargo, tiene una vida y esa vida está inscrita en una dinámica en la que se encuentran un tiempo

interior insertado en un tiempo socialmente compartido, en un mundo intersubjetivo que no es

lineal y que se va construyendo en medio de interacciones, lenguajes y contextos y es en esta

imbricación en la cual emerge la experiencia.

Puede decirse entonces que la experiencia es dinámica, particular y ocurre en diversos

momentos de la vida del sujeto, irrumpiendo en sus trayectorias vitales, ocasionando giros de la

existencia y transiciones, dejando huellas. Emerge como un punto de inflexión en el curso de vida

de los sujetos, puesto que a partir del ser atravesado por aquello que “me pasa”, las trayectorias de

vida pueden ser interrumpidas, entretejidas y/o potenciadas de acuerdo con la misma subjetividad

y con la intersección de esta con las condiciones sociales, políticas, históricas y culturales presentes

en el contexto en el que se encuentra el sujeto.

No obstante, en medio del entramado en el que se encuentran unos elementos del “afuera”

como las condiciones sociales y otros del “adentro” como la propia subjetividad, solo emerge la

experiencia de acuerdo con la intensidad con la que cada uno perciba el acontecimiento

significativo que la origina y el sentido que le otorgue. De esta forma, se puede decir que, dentro

de los elementos que atañen a la experiencia se encuentran: el acontecimiento significativo (este,

que es del afuera, externo); la subjetividad (es el adentro del sujeto que les es único para sí, pero

que puede ser transformado por influjos del contexto); la apertura del sí mismo (es el pliegue
36

que pone en contacto un afuera y un adentro cuando se permite dejarnos abordar en lo propio) y

la temporalidad (Mariluz, 2013).

Con respecto a esta última, en el sujeto se marca “un antes y un después” de la experiencia,

puesto que se mueve en una estructura temporoespacial, como lo refiere Heidegger (2003), es decir

se da “en un tiempo” y en un espacio como “el ser-ahí”, en el cual puede diseñar proyectos,

transitar y actuar a ritmos diversos según su acervo de conocimiento, con aquello que le fue

enseñado por sus predecesores, según la estructura social determinada, así como al contexto

histórico, pero además ser fundados en sus experiencias (Schutz y Luckmann, 1973). De esta

manera a partir de la experiencia, ve hacia el pasado, valorando aquello que lo descentra de su

suelo ontológico predominante, como refiere Puglisi (2009), entreteje trayectorias o transita de

ellas.

Por lo anterior, no se conciben las experiencias ni los cambios fijos en el tiempo; al

contrario, cuando los acontecimientos significativos se entraman, forman un calendario privado,

discreto, que permite a la vez ordenar los recuerdos y pensar un tiempo continuo, gracias a una

especie de interpolación” (Leclerc-Olive, 2009). Puede ocurrir de esta forma que las experiencias

pasadas modifican las posteriores y que no haya tiempos sincrónicos, sino que se sobreponen

pasado y futuro para quedarse en el presente, lo que construye un sujeto que deviene en continuo

en medio de las experiencias.

De otra parte, el sujeto de la experiencia, que es definido por su pasividad, por su

receptividad, por su disponibilidad, puede narrar aquello que le ha pasado según el sentido que le

otorgue a aquello que le acontece (Larrosa, 2003), y así mismo develar cómo el acontecimiento

significativo, se convierte en un punto de inflexión en su curso de vida, aunado a transiciones de

roles, de relaciones y de la posición social que ocupa.


37

Teniendo en cuenta esta noción, se utiliza por tanto en la investigación esta categoría como

un eje articulador en el cual se encuentran los lugares (sociales y discursivos) y los modos en que

los sujetos los habitan y se mueven dentro de ellos. Siguiendo a Mariluz (2013), se puede decir

que en el sujeto se va hilando un devenir histórico social que no está determinado a priori. No es

que el curso de la vida sea una especie de corsé y que éste nos conmine a vivir como pretende

convirtiéndonos en meros títeres sujetos a su arbitrio sino que, en virtud de los acontecimientos

que nos sucedan en ese transcurso, impactarán de tal manera en nuestra vida que la

individualizarán haciendo cada vida única e irrepetible (Mariluz, 2013), en la que se van

construyendo experiencias.

Así, la experiencia misma, que integra principios como la exterioridad, la reflexividad, la

pasión, la singularidad, se da de manera particular ajustando el curso de vida en el sujeto (Larrosa,

2003). En el principio de exterioridad, también llamado alteridad o alienación, se dan eventos que

no están previamente en el sujeto, ni son el resultado de sus proyecciones o motivaciones. Este

puede ser, la llegada de un nuevo hijo(a) o un suceso no esperado y teniendo en cuenta el principio

de pasaje o pasión, en tanto la experiencia es eso que me pasa, deja huellas, atraviesa el cuerpo, el

cual es la condición de todas las experiencias en el ordenamiento espacial.

Además de lo anterior, en toda experiencia el cuerpo actúa como un centro de coordinación

del mundo, siendo la corporeidad conmovida (Schutz & Luckmann, 1973). En la crianza los

sujetos sufren el impacto, no solo en su ámbito biológico, sino también en su subjetividad,

principalmente en la mujer, puesto que desde la misma gestación se “refuerza la visión de un

cuerpo carente y vulnerable en el que se justifica el control al que es sometido”, y a la vez en el

que se imprime el sello de su función maternal (Montes, 2008). De hecho, sin ir más lejos, la

cesárea (en el caso del parto), procedimiento que se ha hecho tan rutinario en las Américas, se
38

realiza en ocasiones de manera indiscriminada, de tal forma que, siendo lo ideal en uno de cada

diez partos, se da en cuatro de cada diez, sin que la mujer participe en esta decisión sobre su cuerpo

(Fecolsog; Fecopen, 2014).

Particularmente en Colombia la tasa de cesáreas pasó de 24,9% en 1998 a 45,7% en 2013,

y a pesar de que esta incrementa el riesgo de muerte para ambos, las complicaciones maternas

graves y la morbilidad respiratoria neonatal comparada con el parto vaginal, continúa

incrementándose (Fecolsog; Fecopen, 2014). Lo anterior es una cifra estadística que implica a su

vez las intervenciones en el cuerpo, y así mismo las sensaciones, sentimientos, afectos que se han

podido transformar por aquel suceso que lo atraviesa, por la herida que permanece y por aquello

que hubo que pasar y que en ocasiones transforma la subjetividad.

De esta manera, trayendo así mismo algunos elementos que se imbrican en la experiencia

y asumiendo que esta, se da como un punto de inflexión en el curso de vida, en la cual emerge un

sujeto que a su vez asigna sentido a eso que “le pasa” y que, en mayor o menor intensidad, de

acuerdo con su “apertura”, es transformado (Skliar & Larrosa, 2009), nos proponemos explorar a

partir de los relatos, aquellos acontecimientos significativos que marcan el curso de vida, que

defraudan las opiniones típicas y constituyen así el movimiento de la experiencia; las transiciones

en los trayectos de vida y así mismo aquellos motivos que se van hilando entretejidos en un

urdimbre de experiencias.

2.1.1 El acontecimiento significativo como “revelador”

Siguiendo a Arendt (1997), el acontecimiento es lo que sobreviene en el tiempo, como

tiempo humano, y lo que acaece en la determinación de la acción humana como experiencia,


39

siempre que ocurra algo nuevo, irrumpa algo inesperado e imprevisible, algo que rompe cualquier

organización performativa previa (Arendt, 1997). Es allí donde se produce el punto de cambio. El

nacimiento de un hijo, es una noticia nueva, pero su acaecimiento para algunos sujetos es un

acontecimiento relevante porque impacta en el orden de la experiencia (Arellano, 2005). Los

hechos por sí solos no son acontecimientos, sino que cuando toman la forma de una relación de

concernimiento personal, emerge una toma de conciencia, es “darse cuenta”, descubrir sin

moverse del sitio la vieja novedad, vieja por su contenido material o gramático, pero

completamente renovada por nuestra manera de percibirla (Jankélévitch, 1989).

Por ende, el nacimiento de un hijo y los acontecimientos significativos en la crianza pueden

convertirse en una novedad que interrumpe la cotidianidad y que constituye experiencia, que

obliga a pensar, a reflexionar y requiere capacidad de comprensión (Bárcena & Mélich, 2000), que

así mismo marca un hito histórico en el curso de vida del sujeto. Puede darse que, a su vez –de

acuerdo con las determinaciones de las estructuras sociales establecidas en un momento histórico–

, que se perciban como una alteración o una “corrección del transcurso de la vida”, impliquen

ajustes en las elecciones precedentes o en las estrategias a posteriori elegidas (Oddone y Gastron

2008).

El encuentro con los acontecimientos que son significativos no poseen características

generales en todos los sujetos, ni tampoco resultan en expresiones homogéneas universales, puesto

que, aunque un grupo de sujetos vivencie un mismo suceso, cada uno según sus sensaciones y

percepciones, lo expresa de manera diferente, no sólo narrando lo ocurrido, sino incluyendo en

ella la emoción producida por esa acción, un “suceso en el instante de su acontecer” (Botero, 1992,

p. 222), como una epifanía, en la cual se relevan emociones, palabras o detalles visuales que, en
40

un momento dado, único e irrepetible, se convierten en algo realmente importante (Gómez-

Esteban, 2016).

Estos sucesos que a su vez marcan huellas, se presentan como una situación límite que

afecta el ser, una situación difícil de manejar e imposible de detener que ocurra (Jaspers, 1974).

Estos pueden llevar al sujeto a presentar un giro existencial, pues marcan la vida y abren un

panorama de un antes y un después de este suceso que permite orientarse y proyectarse en el futuro

(Leclerc-Olive, 2009).

Por lo anterior, la noción de acontecimiento significativo para esta investigación, es el

detonante de los puntos de inflexión en el curso de vida. Este mantiene una relación de alteridad

con el conocimiento teórico; se da en la exterioridad del conocimiento; de esta forma, allí donde

se cree que se ha dicho todo, emerge la sorpresa, las comprensiones de aquello que no se conocía

a profundidad, es lo que da a pensar en el pensamiento mismo (Leclerc-Olive, 2009).

También podemos afirmar que los acontecimientos biográficos no adquieren su pleno

sentido a menos que se los relacione con el conjunto del recorrido de vida en el cual se inscriben

(Leclerc-Olive, 2009), puesto que de otra forma se corre el riesgo de perder lo esencial. Es decir,

son los puntos nodales de la experiencia biográfica: es el momento en el que las representaciones

incorporadas de uno mismo, de la sociedad y del mundo, son alteradas; situaciones en las que el

sujeto se interroga, interpreta, intenta encontrar un sentido y producir nuevas representaciones”

(Leclerc-Olive, 2009, p. 19).

Entre los principales rasgos del acontecimiento significativo está su carácter súbito,

repentino, intempestivo, singular y, sobre todo, discontinuo y disruptivo (Gómez-Esteban, 2016),

por lo cual es necesario conocer la trayectoria y las transiciones en el curso de vida del sujeto, para
41

identificar cuál ha sido el acontecer que le ha llevado a dar un giro a su vida. Debe hacerse una

“distinción entre “acontecimientos-catástrofes” y los que designamos como “giros de la existencia.

Una catástrofe puede ocurrirle al sujeto y marcar un hito en su existencia; sin embargo,

puede conocerse algo nuevo en el tiempo sobre la misma situación, de tal manera que cambia el

sentido dado por el sujeto a este acontecimiento, presentando así mismo un giro a su existencia y

derrumbando todo lo que tenía anteriormente preconcebido, es decir, se vive una experiencia que

cambia su modo de existencia. Valga como ejemplo, el conocer que no posee culpa sobre algo que

creía tenerla como en el caso de un accidente con su hijo durante la crianza, o en el parto. Este

nuevo suceso que se produce puede transformar la subjetividad y las formas de relacionarse

consigo mismo y con los otros, lo cual ocasiona un giro existencial.

Pero este “producto” que queda de la experiencia a partir del acontecimiento significativo,

en ocasiones no se produce de forma inmediata, sino que se va constituyendo en el tiempo a través

de la producción de significados y en el transcurso de las interacciones con el otro, puesto que el

acontecimiento crea múltiples disonancias cognitivas –hace pensar diferente–, tiene implicaciones

afectivas (incluso físicas) –puede hacer sufrir– y tiene consecuencias morales (Leclerc-Olive,

2009), por lo que el sujeto sufre transformaciones y de hecho, no sigue siendo el mismo.

En el caso de padres y madres jóvenes, la intersección de trayectorias vitales, condiciones

sociales y subjetividades, lleva a diversificar las formas de actuar, por lo que sus transiciones

vitales no se dan de manera determinista, ni unicausal, sino que, a partir del acontecimiento

significativo, aquel que se narra como una epifanía, se va conformando un conjunto de

motivaciones y formas diversas de ser y transitar. De esta forma, un acontecimiento vital, puede

así, “tener un doble significado en la carrera moral, primero como causa de una crisis y luego como

medio para explicar una posición adoptada” (Goffman, 2006).


42

En ocasiones pueden ser categorizados como aquellos contraventores de la norma o de

regulaciones impuestas en el sistema o mundo social, puesto que “en toda sociedad se ofrece

biografías típicas”, las cuales en el curso de vida se encuentran articuladas en categorías sociales

(Schutz & Luckmann, 1973); por lo anterior la emergencia de acontecimientos significativos que

conllevan a puntos de inflexión o giros en el curso de vida “asincrónicos”, que irrumpen en la

armonía regulatoria de las trayectorias estimadas, no hallan cabida en el mundo social organizado

secuencialmente; no obstante, para el sujeto son reveladores y emergentes de transiciones en su

cotidianidad, que los puede llevar a potenciar incluso sus trayectorias vitales.

2.2 Crianza en condición juvenil: una experiencia de acogida que se construye entre

motivos, contextos y sentidos diversos

Considerando la crianza como el proceso socio cultural en el cual padres, madres,

cuidadores y otros sujetos del contexto, interactúan con niños y niñas, construyendo

intersubjetivamente a través del lenguaje y la comunicación, modos de introducir a estos últimos

en un grupo societal dentro de contextos particulares, la entendemos en lenguaje de Goffman

(2001) como una carrera en la que padres y madres transitan junto a niños y niñas, fundando sus

actos en motivos “porque” y “para”, en términos de Schutz (1993), acorde con su acervo de

conocimiento y al contexto social, político y cultural en el que se encuentren; así, se hace lugar al

que llega y se recorre con este, trayectorias diversas entre la asistencia, el cuidado y la

socialización.

De esta forma, siguiendo a Levinás (2002), en ella se establece una relación cara-cara,

acogiendo al hijo(a) como recién llegado y constituyendo una condición de posibilidad para la
43

socialización y construcción de realidad (Murillo-Arango, 2015, p. 175). La acogida lleva en sí el

reconocimiento del otro en su irreductible alteridad, pero a su vez las estructuras de acogida, dentro

de las cuales está la familia, “hacen sitio al que llega” para permitirle adaptarse a un espacio en el

que se construyen relaciones en el mundo que le acoge y que le proporciona todo un despliegue de

tradiciones y culturas en las que interacciona y hace parte de ellas.

El hijo que llega a una familia es un recién llegado, es nuevo ante un mundo ya constituido,

por lo cual requiere ser acompañado durante su trayectoria de vida inicial. Entonces, se considera

que los padres y madres tienen, de una parte, la función de propiciar una cierta perpetuación del

mundo en el que se introduce hospitalariamente al que llega y, de otra, servir como estructura de

acogida, de protección en el ámbito de lo privado para introducirlo al mundo de lo público.

Siguiendo a Arendt en Bárcena y Mélich (2000, p. 84), la relación con el recién llegado se

inscribe en términos de una ética de la hospitalidad, del acogimiento, de la acogida, del

recibimiento, en la que se construyen relaciones de familiaridad con otros. En palabras de Lévinas

(2002), la familia comienza en la mismidad, se prolonga en la otredad y se concretiza en la

alteridad. De acuerdo con esto, la familia es un escenario de la hospitalidad y de acogida al cual

ingresa el hijo(a) recién llegado, quien es tratado con responsabilidad y reflexividad, y se encamina

hacia el mundo en el que también él tendrá experiencias (Viveros-Chavarria, 2015).

Esta relación de alteridad, en la cual interactúan tanto padres y madres como hijos e hijas,

hace relevante el papel que juega aquí la relación bidireccional que existe entre ellos, puesto que

no solamente los padres influyen sobre los hijos, lo cual se pensaba inicialmente, en los estudios

de Dolto (1996) y Bowlby (1998), sino que es una relación recíproca de intersubjetividad, en la

que reconozco al “otro” como otro yo.


44

Crianza en la que, de una parte, el niño(a) “no es un receptor inmaduro ni pasivo de un

producto social acabado y generado sólo por los “adultos”, sino que aporta en la relación a partir

de la intersubjetividad que en medio de ella acaece (Colangelo, 2014; Santillán, 2010) y, de otra,

en la que interactúan diferentes actores como las abuelas, vecinos, la familia extensa, actores

colectivos barriales y grupos sociales (Peralta, 1996; Álvarez et al., 2012; Ierullo, 2015; Santillán,

2010; Vojkovic & Zorzoli, 2007; Araiza & González, 2016), que a su vez se insertan en estructuras

de acogida como la familia, la escuela, el Estado y el mercado.

Lo anterior permite entender en relación con la crianza, la construcción que deviene en

cada sujeto de manera diversa según contextos específicos y transiciones históricas, políticas,

sociales y culturales de cada lugar en particular que a su vez van transformando las formas de

crianza. De esta manera, en medio del entramado relacional, acontecen experiencias diversas que,

a su vez, transforman sentidos que transitan en medio de la vida cotidiana (Rodríguez, Del Barrio,

& Carrasco, 2009; Builes, Múnera, Salazar, & Schnitter, 2006; Izzedin & Pachajoa, 2009;

Santillán, 2010).

Es necesario relevar además que, la crianza va trascendiendo de acuerdo con la

reorganización de las familias, los subsistemas, las modificaciones en sus fronteras internas y

externas (García & Salazar, 2013). Por esta razón, las experiencias que en ella ocurren no son solo

vivencias que permanecen como acciones o reacciones estáticas de padres y de hijos ni en formas

de comportamientos repetitivos, sino que transforman a partir de la reflexión a sus integrantes y

promueven cambios del medio social construidos en la cotidianidad, en la alteridad, en tensión

entre el deber ser, el ser y el hacer en la pluralidad de intereses (García & Salazar, 2013; Tomazetti,

Xavier, Bottoli, & daCosta, 2015; Zapata, Castro, & Agudelo, 2016).
45

En ella se inscriben, además, acciones de cuidado en un entramado social que interviene y

atraviesa el terreno personal (la organización diaria de la vida individual y familiar) y las

estructuras sociales (Faur, 2014). Dentro de estas últimas, se identifica que tanto el Estado como

las familias y los mercados intervienen en la provisión de bienestar, por lo cual no hay una

modalidad univoca de configurar roles, responsabiliades e interacciones de cada una de esas

instituciones, sino que difieren según contextos históricos y politicos específicos (Faur, 2014, p.

37).

En ese caso, tomando algunos elementos de la teoría propuesta por Razavi (2007), en la

que introdujo un esquema analitico que denominó “Diamante de cuidado”, simbolizando el rol y

la interacción de cuatro pilares institucionales en la provisión de cuidado, los cuales se implican

en la crianza: el Estado, las familias, los mercados y las organizaciones comunitarias; se entenderán

en esta investigación como los contextos principales o las estructuras de acogida, en las que

emergen las experiencias de crianza.

De esta forma, los padres y madres interaccionan en diferentes contextos construyendo de

manera singular, la “carrera” de la crianza; así mismo toman decisiones en las que subyacen

motivos “porque” y “para” de sus actos los cuales integran una intención y están fundados tanto

en el acervo de conocimiento disponible (Schutz & Luckmann, 1973) como en aquello “que les

pasa” a lo largo de la misma. En medio de esta interacción se van configurando sentidos de la

crianza, incluso a partir de lo adquirido de sus predecesores y de las interacciones con los

contemporáneos, conforme a la reflexión que le otorgan a aquello que les acontece (Larrosa, 2003).

Haciendo una concreción en la crianza como una experiencia de acogida de padres y

madres en condición juvenil, se entiende como aquella “carrera” que llevan a cabo en medio del
46

entramado de interacciones e intersubjetividades –entre ellos, niños y niñas y los demás actores

que se relacionan en la crianza: familia, Estado, mercado, comunidad–, incluso desde el mismo

momento en que se conoce la noticia de la gestación, en la que emergen eventos significativos que

conllevan a transiciones o ajustes del sujeto y de sus formas relacionales, y así mismo en la que

van construyendo un acervo de conocimiento con unos motivos porque y para de sus actos en la

que se inscriben unos modos de ser padre o madre con sentidos diversos.

No obstante, cada sujeto, en medio de las interacciones realizadas durante su curso de vida,

va diseñando en palabras de Goffman (2001) una carrera práctica y una moral. Así, en medio de

contextos diversos, de temporalidades y espacios, realiza acciones en su vida cotidiana, es decir,

consolida una carrera práctica; por otra parte, va formando un acervo de conocimientos que

configura los motivos “porque” y “para” de sus acciones (Schutz, 1993), los que a su vez

fundamentan la toma de decisiones en su actuar, transitar o transformar modos de ser y pensar; así

las cosas, Goffman (2001) refiere la carrera moral, como los cambios que se van dando en la

trayectoria de vida a partir de las reflexiones de las acciones pasadas, las que el sujeto puede narrar

a partir de la reflexividad y que esporádicamente producen cambios en el yo, y en el sistema de

imágenes con que se juzga a sí mismo y a los demás. En ella se integran los “motivos” de sus

acciones, otorgando un mundo de sentido particular fundado en las reflexiones de sus Actos5.

Así, el sujeto, al diseñar su propia carrera moral, elabora la narración de su biografía

observándola retrospectivamente. Podría decirse, siguiendo a Schutz (1932), que “nadando hacia

la vivencia reflexivamente” (p. 20) se puede encontrar sentidos, puesto que se realiza un registro

5
La palabra Acto con mayúscula es retomada por Schutz siguiendo a Husserl, como Akt, es decir es la vivencia o
actividad espontánea de la conciencia. En ese sentido, se relaciona con “el estrato más profundo de la experiencia que
es accesible a la reflexión” (Schutz, 1932, p. 19).
47

reflexivo de lo vivenciado en el curso de vida. De esta manera, los jóvenes padres o madres ante

los acontecimientos significativos que ocurren en la crianza –desde la noticia de la gestación hasta

las situaciones en la vida diaria relacionadas con sus hijos(as) –, pueden transformar el ámbito de

sentido que conservaba el acento de realidad, cuando sus experiencias conmocionan o irrumpen

en la estructura de sentido que poseen de la realidad cotidiana, induciendo de esta forma a transferir

el acento de realidad, a otro ámbito de sentido (Schutz & Luckmann, 1973).

La construcción de sentidos en la crianza, por tanto, deviene de la intersubjetividad, del

encuentro con el otro, de la reflexividad que tenga a partir de las experiencias, que, como se refirió

anteriormente, integran un evento que produce alteridad, que se da en interacción con la carrera

moral de otros(as) y que lleva a transitar por diferentes posiciones sociales, ajustar narrativas y

formas relacionales acordes con el estatus actual, según la estructura social de su contexto; en

algunos casos, llevan a adoptar discursos atravesados por instituciones para integrarse a un orden

social establecido.

Lo anterior se relaciona además con el acervo de conocimiento que se posea, por medio del

cual se determina la situación y su articulación biográfica singular. Esto se refiere no solo al

contenido, al sentido de todas las experiencias anteriores sedimentadas en él, en situaciones, sino

también en intensidad (cercanía y profundidad vivenciales), duración y secuencia de esas

experiencias (Schutz & Luckmann, 1973). Siguiendo a Schutz (1993), se podría decir como

ejemplo que la conducta del ser humano puede estar orientada hacia la conducta de sus

antepasados, en la medida en que sus actos se convierten en motivos “porque” para sus acciones,

pero a su vez los contextos de sentido son diversos para cada uno, por lo cual cada experiencia

marca una huella diferente en cada sujeto de manera particular.


48

De esta forma, se asumen motivaciones de los actos realizados, en los que las

“contingencias” como el circuito de agentes y agencias que, según Goffman (2001), se relacionan

con la cantidad y proximidad de los contextos o instituciones que le rodean, pueden influenciar de

alguna manera la toma de decisiones, sus perspectivas o la manera de concebir los yoes (Goffman,

2001), en el que cada yo se desenvuelve dentro de los límites de un sistema institucional o bien se

constituye en un complejo de relaciones personales y profesionales. Lo anterior puede aplicarse

en el caso de los padres y madres jóvenes que interactúan en la crianza con instituciones y otros

sujetos, puesto que esta se da en interacción permanente, dinámica, en la que sus actores pueden

ser afectados o afectarse mutuamente.

Lo anterior permite comprender la diferencia de respuestas halladas según el contexto de

los padres y madres jóvenes, puesto que en algunos casos, cuando se evidencian lecturas de este

fenómeno social, se descubren en ellos subjetividades que revelan sentimientos de plena

realización de sí, que reflejan haber logrado la plenitud de su vida y el reconocimiento ante la

comunidad que lo acredita como padre o madre (Ortega, 2013; Castillo, Rivera, & Galicia, 2013;

Izzedin & Pachajoa, 2009), mientras que en otros contextos, especialmente de clase social media

y alta, en los cuales la condición juvenil está asociada a la “moratoria social” (Margulis & Urresti,

2008), la crianza no es motivo de alegría, sino un complejo evento que puede traer sentimientos

de fracaso, puesto que se asume como motivo “para” de detención de sus proyectos futuros.

Siguiendo a Goffman (2001), puede decirse entonces que estos sujetos jóvenes van

haciendo una trayectoria social en la que la crianza, como vivencia impregnada de acontecimientos

significativos, se convierte en el evento que permite de manera particular diseñar una carrera tanto

práctica como moral, la cual de una parte, “se relaciona con asuntos subjetivos tan íntimos y

preciosos como la imagen del yo, y el sentimiento de identidad”; por otro, se refiere a una posición
49

formal que va adoptando, a relaciones jurídicas y a un estilo de vida, y que finalmente forma parte

de un complejo institucional disponible al público (p. 133).

Lo anterior implica que pueden rastrearse los sentidos construidos en torno a la crianza por

estos padres y madres, a partir de sus experiencias, buscando en sus narraciones los puntos de

inflexión, los giros y aquellos motivos que expresan como fundantes de su actuar y detonantes de

sus transiciones y rupturas (Goffman, 2001, p. 171). Comprender, así mismo, cómo se va

construyendo una carrera práctica en la trayectoria de vida de padres y madres jóvenes en la que

puede devenir un sujeto con formas de crianza permeadas por un contexto social, cultural, político

y caracterizarse socialmente de una determinada forma. Esto es lo que Goffman (2001) plantea

como las prácticas que finalmente adoptan los sujetos, las cuales pueden ser performativas y

acordes con los contextos y sujetos con los que se interactúe.

Ante este grupo de sujetos jóvenes que experiencia de manera diversa, también es necesario

reconocer que, en América Latina, los padres y madres en condición juvenil son quienes tienen

mayor cantidad de hijos(as) por primera vez. Proyecciones recientes plantean que la tasa de

fecundidad en jóvenes de América Latina será la más alta del mundo y que se mantendrá estable

durante el período 2020 – 2100 (UNICEF, 2014). Lo anterior (convertirse en padre o madre por

primera vez) puede ser significado para cada uno de ellos de manera diversa; lo cierto es que, ante

la novedad de ser padres o madres, son interpelados, arrancados de sí mismos por aquel nuevo

acontecimiento como sujetos expuestos ante algo que les pasa y que no les permitirá seguir siendo

los mismos.

En ese sentido y de manera particular en el presente trabajo de investigación, sin buscar la

determinación generalista de resultados, se comprende que en las experiencias de crianza emergen

modos de ser padre o madre, transiciones, rupturas o giros de su existencia, lo cual puede estar
50

influenciado a su vez por las dinámicas familiares, comunitarias, institucionales, así como el

contexto histórico y por las condiciones sociales o posición que ocupa dentro de la sociedad (Peréz,

Franco, Meza, & Sánchez, 2016; García & Parada, 2017).

2.3 Metodología

Debido a la pretensión de comprender las experiencias de crianza de los sujetos padres y

madres en condición juvenil, particularmente aquellos que tienen hijos e hijas entre 1 y 6 años de

edad; a la necesidad de develar las transformaciones que emergen como sujetos de la experiencia

que interactúan en diferentes contextos y de caracterizar las experiencias de crianza de estos

sujetos, se propone de esta forma la investigación cualitativa como un enfoque que permite la

aproximación a la experiencia, a sus interacciones, a sus lenguajes y expresiones que se enmarcan

en un todo que sólo puede conocerse mediante esta perspectiva investigativa.

Se plantea, por tanto, desde el paradigma interpretativo, considerando el lenguaje como un

recurso y una forma de reproducción del mundo social (Vasilachis, 1992), indagar sobre las

experiencias de crianza de estos sujetos y entender los modos en que son comprendidos los

procesos y transformaciones que se dan en medio de la interacción en este complejo de

entretejidos. Lo anterior permite entender al sujeto bajo una identidad que posee dos elementos,

los cuales, siguiendo a Vasilachis (1992), son el esencial y el existencial. El primero constituye el

elemento común que lo identifica como persona y lo iguala al otro, el segundo constituye el aspecto

diferencial que distingue a cada uno y la hace único frente a todos las demás de manera situada y

relacional, es decir, en un contexto determinado en el que la identidad social, la política, la laboral

son expresiones del componente existencial de la identidad (Vasilachis, 1992).


51

De esta forma, es en el sujeto que realiza la crianza, en sus sentidos, en sus producciones,

que se centra la investigación; se indaga sobre él para comprender sus experiencias dentro de este

complejo interaccional. Igualmente, se desea develar una crianza situada realizada por los sujetos

jóvenes que vivencian este proceso dentro de un contexto social, político, cultural particular. Es

entonces a través de la epistemología del sujeto conocido que se intenta comprender al sujeto,

conocerlo desde la experiencia existencial dentro de su vida cotidiana, en lo que Husserl llama el

mundo de la vida (Husserl, 1980).

Se ha propuesto la investigación cualitativa para esta investigación, pues esta se define

como un proceso en el que conocer la realidad y transformarla se vincula dialécticamente, como

lo refieren Denzin y Lincoln (2003). Se diseñó el estudio que permite acercarse al otro en el

contexto mismo y entender los fenómenos sociales desde la perspectiva del propio actor, reconocer

así mismo el modo en que se experimenta en medio de la vida cotidiana y conocer la realidad que

importa al sujeto (Taylor & Bogdan, 2010).

Para esto, se hace uso del método estudio de casos múltiple que permite un examen

minucioso de múltiples casos asociados o no. Se abordaron familias con padres y madres jóvenes

de la ciudad de Cúcuta, las cuales se ubicaron a partir del conocimiento de sus características

sociodemográficas y contextuales en lugares como el barrio, la institución de salud en la que se

hacían controles a los niños, en la universidad, en comunidades en donde se reunían jóvenes. Estos

comparten una característica o condición común (son padres y/o madres en condición juvenil con

hijos(as) entre 1 y 6 años). A ellos se les presentó el objetivo principal de la investigación, los

procesos y técnicas a utilizar durante el estudio, así como se les indagó acerca de su aceptación

para participar en el mismo, grabar las conversaciones, obtener fotografías y finalmente firmar el

consentimiento informado aprobando participar en el estudio.


52

Siguiendo a Yin (1993), los pasos construidos en esta investigación fueron los siguientes:

diseño del estudio de caso, recopilación de la información, análisis de la información, redacción

del informe y difusión.

Con respecto al número de familias que integran la muestra, se pretendió obtener una

muestra teórica que recoge características del fenómeno a estudiar. Igualmente, las

consideraciones éticas para obtener el consentimiento informado.

Los casos seleccionados son los siguientes:


53

Tabla 1. Sujetos participantes

Participantes Contexto hijos(as)

Padre de 32 años Viven en alquiler en un Hijo de 4 años


Madre de 22 años apartamento en casa de la madre de
ella
Labores realizadas H: Son casados
Contratista constructor Estrato 2
M: Realiza manualidades, Estudios: hombre bachiller; mujer:
peinados y postres- vendedora técnico
independiente por la web –
labores de la casa
Padre de 28 años Viven en alquiler en apartamento Hija de 6 años
Madre de 28 años independiente
Son casados
H: Administrador hotelero Estrato 4
M: Empresaria y labores de la Estudios: padre, nivel universitario
casa pendiente grado
madre: Universitaria (9 semestre
Trabajo social)

Padre de 23 años Viven en alquiler en apartamento Hijo de 3 años y


Madre de 22 años independiente medio
Unión libre
H: Servicios generales empresa Estrato 3
privada – labores de la casa Estudios: hombre, nivel
M: estudiante y labores de la universitario (8-9 semestre de
casa administración de empresas);
mujer: universitaria (8 semestre de
ing. Industrial)

Madre de 24 años Vive junto a su madre, hermano y Hijo de 4 años


hermana con sus familias
Comunicadora social - labores
de la casa Estrato 2
Estudios universitarios de
comunicación social.
Padre de 27 años Vive con sus padres Hija de 3 años

Labora como auxiliar de Estrato 2


enfermería en clínica privada y Estudios técnicos
cuida pacientes particulares

Fuente: elaboración propia, 2017.


54

2.3.1 Enfoque.

Al realizar investigación cualitativa, se busca interpretar y comprender percepciones,

interacciones y sentidos que asignan los sujetos en medio de cada contexto particular. De esta

forma la investigación es como un intrincado tejido compuesto de diminutos hilos, muchos colores,

diferentes texturas y varias mezclas de material (Creswell, 1998), o como diría Denzin y Lincon

(2003), “significa estudiar las cosas en sus ambientes naturales, intentando darles sentido e

interpretando los fenómenos en función de los significados que las personas les otorgan” (p. 302).

Para ello, el investigador cualitativo, debe construir un camino que lleve, en un momento dado, a

obtener la respuesta apuntando a resolver la pregunta central; no es una tecnología, no es aplicar

ciegamente procedimientos, es interpretarlos, ajustarlos y usarlos en el momento apropiado; los

procedimientos, son solo eso: herramientas (De la Cuesta, 2006).

De esta forma, en la presente investigación se utiliza el enfoque cualitativo, intentando

comprender el fenómeno de la experiencia que encierra una gran complejidad e implica, además,

que el investigador use su subjetividad, puesto que “es movilizando lo que hay de humano en cada

uno de nosotros, cuando podemos… acercarnos a su experiencia” (De la Cuesta, 2006, p. 24). En

ese sentido, teniendo en cuenta que a veces no puede capturarse la experiencia mediante una única

técnica investigativa (Van-Manen, 2003), nos asimos a aquellas que nos han permitido conocer y

analizar los acontecimientos que acaecen en la vida de padres y madres, así como sus transiciones

y decisiones que orientan las acciones tomadas en la crianza.

Igualmente, para comprender aquello que les ha “pasado” en su vida al convertirse en

padres y madres que llevan a cabo la crianza, se han aplicado algunas herramientas analíticas del

enfoque teórico-metodológico curso de vida, el cual facilita la comprensión y permite ampliar la


55

mirada hacia el antes y el después en el que ocurre la experiencia (Elder, 1974). Este enfoque

permite así mismo analizar la intersección que existe entre las vidas individuales y el cambio

social, considerando simultáneamente los niveles macroestructurales y microsociales en los que se

desarrolla la vida del sujeto y sus transiciones (Blanco, 2011). Integra tres conceptos centrales ya

descritos anteriormente y cinco principios.

Los cinco principios básicos que presenta el enfoque, de acuerdo a Blanco (2011), son los

siguientes: I) Principio de desarrollo a lo largo del tiempo: plantea la necesidad de remitirse a

aquello que precede para entender un momento o etapa específica o una toma de decisión; II)

Principio de tiempo y lugar: alude a la importancia de lo contextual, entendiendo que los cursos

de vida se sitúan en marcos históricos y geográficos; III) Principio del timing: se refiere al

momento en la vida de una persona en la cual sucede un evento. Este principio hace relevante las

expectativas normativas que se tienen en relación al tiempo del sujeto en el que se espera que

sucedan las transiciones o acontecimientos en la vida, por ejemplo el modelo normativo de

transición de la juventud a la adultez que surgió en las sociedades industrializadas de Occidente

implicaba encasillar, en una cronología y en un ritmo social esperados, cinco eventos enunciados

en el siguiente orden: la salida de la escuela, el primer empleo, la emancipación o el fin de la

corresidencia con los padres, la unión y el nacimiento del primer hijo (Kohli & Meyer, 1986), lo

cual se quiebra en la diversidad de contextos; IV) Principio de las vidas interconectadas: sostiene

que las vidas de las personas siempre se viven en relaciones de conexión e independencia; V)

Principio de agencia: destaca que los sujetos no son entes pasivos a los que se les imponen los

condicionamientos estructurales sino que llevan adelante actividades y realizan elecciones que les

posibilitan construir sus propios cursos de vida (Blanco, 2011).


56

Así las cosas, se indaga sobre aspectos y trayectorias previas que van configurando en el

sujeto una forma de pensar-se y diseñar expectativas propias como padre o madre que habita en la

ciudad de Cúcuta. Igualmente, a partir de la experiencia de este como padre o madre en la crianza,

se investigó con ellos y desde ellos, permitiendo así mismo la emergencia de hallazgos que se

inscriben en un contexto histórico social y geográfico propio y que acercan al investigador a la

realidad de los hechos sociales. Se analizó por tanto cada caso teniendo en cuenta el papel

protagónico de los participantes con el cual se construyen los hallazgos, verificando así mismo la

fidelidad de los datos al plasmarlos en documentos transcritos. Todo lo anterior comprendiendo

que es el sujeto quien conoce y construye una historia a través del relato y así mismo, quien tiene

la agencia, en la cual se inscriben los motivos que le han llevado o llevan a tomar las decisiones

de su actuar, a realizar transiciones o ajustes en su curso de vida como padre o madre en condición

juvenil.

De otra parte, como refiere Schutz (1932), debe conocerse, entre otros, el pasado y el

presente de cada sujeto para comprender el mundo de significados y el sentido que otorga a los

fenómenos (pp. 54-56). De esta forma, es busca interpretar a partir de las experiencias narradas,

los sentidos construidos en torno a la crianza. Estos son interpretados subjetivamente en el

presente, organizados en esquemas de experiencia, esenciales para el yo, puesto que el sujeto

explica lo que ya ha vivenciado desde el punto de vista de un posterior Aquí y Ahora (Schutz,

1932, pp. 112). En ese sentido, se reconoce que ninguna vivencia puede comprenderse o agotarse

mediante un único esquema interpretativo, ni sólo en el mismo instante de la ocurrencia, sino que

es abierta a múltiples interpretaciones, y varían según la perspectiva desde la que sean valoradas,

esto es, según el Aquí y Ahora que experimenta el sujeto (Schütz, 1932, pp. 113-114).
57

Por consiguiente, las experiencias podrían ser calificadas incluso dentro de un rango de

relaciones entre ellas, siendo diferenciadas por el sujeto como refieren Berger & Luckmann (1996)

así: “igual a”, “similar a”, “diferente de”, “igualmente buena que”, “distinta y peor que”, etc.

Así se constituye el nivel más elemental de sentido, que no es más que una forma algo más

compleja de conciencia: no existe en forma independiente. Tiene siempre un punto de referencia.

El sentido es conciencia del hecho de que existe una relación entre las varias experiencias (p. 4).

De otra parte, el sentido de una cosa da cuenta de su razón de ser, de su finalidad, y es un producto

social: se trata de una construcción cultural que forma parte de la Weltanschauung

(cosmovisión) transmitida a los miembros de la sociedad, o a una clase o grupo de ella, no es

algo externo a las “cosas sociales”, algo que se les añade y superpone, sino que les es esencial: las

constituye y es parte inseparable de su ser social (Beltrán, 2013).

La observación de los hallazgos en cada familia a partir de la investigación cualitativa da

cuenta de la particularidad de las situaciones, permite buscar información sobre experiencias,

opiniones, interacciones en su vida cotidiana, teniendo en cuenta las perspectivas y actuaciones de

cada sujeto individual, así como las prácticas sociales rutinarias y emergentes que van

configurando ciertas formas de ser y actuar en el curso de vida.

Siguiendo esta lógica, “quien investiga construye una imagen compleja y holística, analiza

palabras, presenta detalladas perspectivas de los informantes y conduce el estudio en una situación

natural” (Vasilachis, 2006, p. 24), teniendo en cuenta que esta construcción no puede darse sólo

desde la interpretación objetiva del investigador, sino que se diseña con el participante.

De esta forma y desde este enfoque investigativo, se busca responder a la pregunta principal

del estudio planteada de la siguiente manera: ¿Cómo son las experiencias de crianza de padres y

madres en condición juvenil del municipio de Cúcuta con hijos entre 1 y 6 años?, así como a otras
58

preguntas asociadas: ¿cuáles son los motivos que subyacen en las experiencias de crianza en padres

y madres jóvenes del municipio de Cúcuta?, ¿cuáles son los elementos del contexto que son

reconocidos en las experiencias de crianza de padres y madres jóvenes del municipio de Cúcuta y

así mismo ¿cuáles son los sentidos construidos en torno a la crianza, de estos padres y madres

jóvenes?

Estas preguntas posibilitan la reflexión frente a las experiencias de sujetos jóvenes que se

encuentran en un contexto específico y que, además, vivencian la crianza como padres y madres

en condición juvenil, lo cual puede aportar a la comprensión de este fenómeno y al diseño de

políticas y programas que apoyen a estas familias.

2.3.2 Método.

Para este estudio se usó el método de estudios de casos múltiple, que se centra en una

determinada situación, un grupo, una cultura o una ubicación institucional para estudiar cómo se

da en «ellos» las experiencias, de qué manera «estos» individuos o los miembros de «este» grupo

perciben las cosas y de qué modo se distinguen en tiempo y lugar de otros grupos o situaciones

similares (Vasilachis, 2006).

Los diseños de investigación de casos múltiples se distinguen por sus posibilidades para la

construcción y desarrollo de teoría, pudiéndose en estos diseños tomar como punto de partida la

guía de un determinado marco conceptual y teórico. Estos diseños permiten a partir de diferentes

instancias de comparación extender los resultados empíricos hacia fenómenos de similares

condiciones y niveles más generales de teoría, así como elaborar explicaciones causales “locales”

referidas a la comprensión de procesos específicos y en contextos definidos (Vasilachis, 2006).


59

La lógica subyacente en la utilización de estudios de casos múltiples es la misma. Cada

caso debe ser cuidadosamente seleccionado de manera tal que (a) pueda predecir resultados

similares, por lo que constituye una replicación «literal», o (b) produzca resultados contrastantes,

pero por razones predecibles, constituyendo una replicación teórica (Yin, 1993).

Los diseños de estudios de casos en el marco de la integración de métodos bajo el

predominio de procedimientos cualitativos resultan una herramienta altamente fructífera para dar

cuenta de los fenómenos sociales, considerando a los actores y sus estrategias, así como a los

procesos que los abarcan, en los contextos específicos de acontecimiento.

A su vez, los estudios de casos múltiples permiten la comprensión de las causalidades

«locales» y su generalización analítica en términos conceptuales y empíricos. Las fuentes de

información a utilizar son de índole diversa, se incluirá datos de personal, entrevistas a

profundidad, documentos personales como álbum familiar, diseño de línea de tiempo. Lo anterior

permitirá ir dando respuesta a las preguntas abordadas.

Los procedimientos de análisis centrales en esta perspectiva se encuentran insertos en el

marco de la tradición comparativa en los estudios de casos, que basa sus diseños en los clásicos

procedimientos de John Stuart Mill: los métodos de las semejanzas y de las diferencias. Las

instancias comparativas se orientan a dar cuenta de las complejidades presentes en las causas de

los fenómenos sociales (Ragin, 1987). Estas causas son consideradas con respecto a procesos

específicos y en contextos determinados, para dar cuenta de los procesos que se encuentran en la

base de esos complejos fenómenos sociales (Maxwell, 2004).

El campo social de investigación está constituido por cinco familias, con padres y madres

en condición juvenil con niños y niñas entre los 1 y 6 años de edad, frente al que se busca capturar

acontecimientos significativos, transiciones y transformaciones en medio de contextos y redes


60

sociales diversas que permitan comprender cómo son sus experiencias de crianza. Para ello se

obtuvieron datos primarios, es decir “aquellos que el investigador obtiene directamente de la

realidad, recolectándolos con sus propios instrumentos” (Sabino, 1992, p. 109), así como fuentes

secundarias, entre ellos datos estadísticos, geográficos, políticos, económicos y sociales que

permitieron conocer el contexto de los hechos citados.

El análisis temático de cada caso e intercasos se realizó en clave del enfoque teórico curso

de vida a través del cual se dirige la atención a las trayectorias previas en el curso de vida de cada

uno de los sujetos, así como a las transiciones y aquellos puntos de inflexión que ocurren a partir

de la noticia misma de una gestación. Por lo anterior, se debe conocer la historia individual

precedente a convertirse en padre o madre, para que de esta forma se pueda entender los ajustes

ocurridos y/o transformaciones tanto en su ser como en sus contextos.

La información obtenida fue organizada en una matriz en Excel en la que se posibilita

analizar por eje temáticos centrales, que en este caso son: trayectorias previas, trayectorias de

constitución familiar, acontecimientos significativos en la crianza; transiciones y motivos que se

relacionan con los puntos de inflexión en su trayectoria de vida, los contextos que emergen en las

experiencias de crianza y los sentidos construidos en torno a la crianza. Además de lo anterior, se

utilizó el software Atlas Ti, para identificar aquellos fragmentos que contuviesen los sentidos de

la crianza, los cuales se organizaron por familias de códigos y permitieron el análisis posterior.
61

2.3.3 Técnicas utilizadas.

Para este estudio, se utilizan técnicas que se plantean en concordancia con los objetivos

diseñados. Estas dan cuenta de un corpus de datos constituido por fuentes primarias y secundarias,

de las cuales registramos las siguientes:

2.3.3.1 Entrevista semiestructurada.

Una técnica para la recolección de datos, que permite indagar en las experiencias y

trayectorias de vida, ha sido la entrevista semiestructurada, la cual se da en una instancia de

observación directa y de participación buscando captar los acontecimientos que, en la crianza de

sus hijos e hijas los lleva a vivir experiencias, a realizar transiciones y virajes en su trayectoria de

vida.

Así mismo, la idea de la entrevista fue entablar una comunicación con padres y madres a

través de la cual relaten aquellos eventos que dan cuenta del cómo ha sido su vida a partir de

convertirse en padre o madre, y cómo a través de las experiencias vividas en la crianza, se han

suscitado cambios en su ser y pensar, se han transformado subjetividades y contextos, así como

algunas de sus prácticas en general. Igualmente se utiliza la entrevista para explorar los contextos

que subyacen en las experiencias de crianza, así como los motivos que se ciernen o relacionan con

sus formas de ser y actuar en la crianza.

La entrevista es identificada como lo refiere Muñoz como el instrumento o herramienta que

permite la construcción de los relatos; es decir, como el “aquí y ahora” de la reconstrucción

narrativa de acontecimientos pasados. Tales enfoques le conceden al encuentro “cara a cara” de


62

la entrevista una importancia que nos resulta útil considerar, en la medida en que dicho encuentro

posibilita la emergencia de un relato que sólo de esta forma se constituye (Muñoz, 2003).

Por lo anterior, se diseñó una serie de preguntas que el entrevistador tuvo a la mano que

fue alternando con otras según indicios que provee el informante con sus respuestas, permitiendo

dar mayor libertad y flexibilidad en la obtención de la información. Este tipo de entrevista requiere

un papel activo del investigador para reconocer sus propias pautas de categorización, como

también pistas en el discurso de los participantes que permitan reconstruir aspectos del problema

en discusión.

Así mismo se realizaron notas de entrevista, que son un registro clave de la investigación.

En estas se vuelcan especialmente vivencias y experiencias generadas durante la entrevista. Se

trata de un recurso que permite explicitar por escrito cierto tipo de observaciones a la vez que dar

visibilidad a emociones, como sentimientos que se despliegan y transforman en el curso de la

investigación. Las notas constituyen un ámbito para organizar la experiencia de la investigación,

para exponer nuestras intuiciones a partir de los referentes empíricos que se relevan en el campo

de estudio.

Se utilizan en este caso para dar cuenta de las respuestas que tienen los sujetos al observar

fotografías, al diseñar líneas de tiempo en las que se registre acontecimientos significativos en su

vida, así como registrar los modos de acercarse o comunicarse entre ellos.

2.3.3.2 Relatos.

En la investigación cualitativa se privilegia la profundidad sobre la extensión e intento por

captar los sutiles matices de las experiencias vitales (Whittemore, Chase & Mandle, 2001). En ese
63

sentido, los relatos de la experiencia humana que emergen a partir de las entrevistas son

evocadores, contienen eventos significativos y constituyen, pues, la esencia de la investigación

cualitativa. De esta forma se utilizan fuentes primarias para abordar a padres y madres, que dan

origen a la construcción de relatos.

En ese sentido, en la presente investigación los relatos se construyen a partir de las

entrevistas a profundidad, pero además en ellos se consolida información de genogramas,

fotografías y líneas de tiempo que amplían el abordaje y conocimiento de los sujetos participantes.

En los relatos, el acontecimiento, que es un evento que rompe e inaugura “algo” en la historia del

sujeto, se expresa; se caracteriza porque tiene un comienzo, un desarrollo y un final, y cuya lógica

de construcción revela un sentido para el/la narrador/a (Denzin, 1989). En este relato, el sujeto

define quien es y cómo se presenta el fenómeno en estudio. Así lo refiere Taylor (1996):

Yo defino quien soy al definir el sitio desde donde hablo, sea en el árbol genealógico,

en el espacio social, en la geografía de los status y las funciones sociales, en mis

relaciones íntimas con aquellos que amo, y también esencialmente, en el espacio de

orientación moral y espiritual dentro del cual existen mis relaciones definitorias más

importantes. (p. 51)

Es importante recolectar todo tipo de testimonios y hechos de vida, sean escritos, visuales

o relacionales, a fin de completar y enriquecer el relato. Cartas, diarios personales, fotografías,

recortes de periódicos, filmaciones, ayudan a construir un archivo en el que, si bien no se puede

suponer completo, ni pedirle que abarque la totalidad de los documentos importantes para la
64

historia de vida (Smith, 1994), aportan tanto para elaborar la guía de entrevista, como para

garantizar la validez y la confiabilidad de los datos construidos.

Con respecto al relato, refiere Murillo (2015), el ser humano vive su propia experiencia y

la del mundo en el tiempo, y esta relación con sus vivencias es mediada por el lenguaje y por sus

formas simbólicas que representan el despliegue temporal de su vida. En este aspecto, el sujeto

hace uso de sus palabras y de imágenes que permiten, en común, designar un espacio para recorrer

en el tiempo su curso o carrera de vida (Murillo, 2015). Así mismo utilizar esta herramienta para

indagar las experiencias, posibilita la estructuración del curso de vida, de los acontecimientos

significativos organizados temporal y espacialmente teniendo en cuenta su relación con los

contextos (Ricoeur, 1995).

Para Ricoeur (1995), el relato tiene una importancia fundamental, puesto que está

íntimamente relacionado con la temporalidad, marcando, articulando y clarificando la experiencia

humana. Es decir, cuando un sujeto narra, está articulando su experiencia personal en el tiempo,

ya que en el acto de narrar se configura una trama ocurrida en un tiempo determinado (Rios, 2006).

Bruner también refiere que a través del relato se aprende a analizar la realidad, a organizar y a

comprender el mundo en el que se vive, el mundo natural como el social (Bruner, 2002).

Los relatos aparecen en el lenguaje que se inscribe dentro del ámbito de la vida social

cotidiana y circulan para expresar las experiencias personales o acontecimientos comunitarios

trascendentales. Es decir, aquellas experiencias humanas, que, siguiendo a Ricoeur (1995), están

atravesadas por su carácter temporal, el cual no es lineal o universal, sino un “tiempo humano en

cuanto se articula de modo narrativo”. Igualmente, en la actividad social en la que se realizan los

intercambios comunicativos cotidianos, es en la que deviene el sentido que damos a nuestra


65

experiencia temporal. Como refiere Muñoz (2003), es en este ir y venir de tránsitos sociales y

rutinas culturales que vamos conformando en el día a día un mundo de sentido socialmente

compartido, en la medida en que utilizamos el lenguaje como herramienta común para

desenvolvernos en nuestras actividades y dotarlas de significado.

En el transcurrir de la interacción social en la vida cotidiana, los significados, a la vez que

condensan históricamente las producciones de sentido construidas en las relaciones intersubjetivas

situadas culturalmente, son el recurso simbólico que los sujetos emplean en sus actividades

sociales de comunicación, las cuales pueden ser heredades de una tradición y a su vez reproducidas

cotidianamente en la interacción social (Muñoz, 2003).

De esta forma, los relatos de los jóvenes que narran sus trayectorias previas, así como

aquellas que se entretejen al convertirse en padres o madres, serán el insumo que nos permite dar

cuenta del sentido construido por ellos para la crianza. Dentro del proceso de la investigación, la

información consignada en los relatos fue releída con ellos para confirmar la veracidad de la misma

e incluir anexos que fueron necesarios. Lo anterior permitió al investigador construir con los

participantes los relatos en los cuales se hallan acontecimientos relevantes antes y después de la

crianza, transiciones en su curso de vida, así como aquellos virajes presentados posteriores a ser

jóvenes padres y madres.

2.3.3.4 Líneas de tiempo.

La línea de tiempo es una herramienta que permite ordenar de forma secuencial los

principales momentos históricos en los que ha ocurrido el acontecimiento significativo y demarcar

así mismo los hitos presentados en el desarrollo de un tema o fenómeno determinado, de esta forma
66

visualiza la relación temporal entre ellos. Las líneas de tiempo permiten superponer información

e imágenes de forma creativa, configurando un panorama amplio en la representación gráfica de

los procesos históricos; estas pueden ser temáticas: de historia política, cultural, artística.

Para elaborar una línea de tiempo sobre la experiencia de crianza, se deben identificar los

acontecimientos relacionados con la crianza en orden cronológico; seleccionar aquellos que son

identificados por los participantes como significativos y que se han convertido en hitos

acontecimentales en un momento histórico y darles relevancia.

Los puntos representados en la línea de tiempo marcan un evento, el cual puede ser descrito

de maneras textual (una frase o un texto), gráfica (con una foto, un dibujo o un símbolo, según la

capacidad a desarrollar), multimedia, al colocar un video o audio (Márquez, 2009).

Los momentos registrados en la línea de tiempo pueden corresponder a:

• Un acontecimiento significativo convertido en hito en su curso de vida.

• Eventos que propiciaron cambios en las trayectorias de vida del sujeto.

• Interdependencias o trayectorias paralelas.

En este caso, los participantes plasmaron por parejas o familias los eventos más

significativos, los cuales incluyeron desde el conocimiento de su pareja hasta el tiempo acaecido

junto a su hijo(a) como padres o madres en la crianza. Algunos realizaron de manera gráfica su

línea de tiempo, de tal manera que construyeron una cartografía con imágenes simbólicas que

desbordan la línea plana, isométrica, haciendo de esta una nueva forma de emerger sus sentidos y

representarse a sí mismo y a su carrera en la crianza.

La investigadora, a partir de los relatos, cartografías, fotografías y notas de campo,

identificó y destacó aquellos acontecimientos significativos en el curso de vida, marcándolos como


67

hitos históricos que emergen en las trayectorias del curso de vida de los sujetos, de las cuales para

el estudio fueron relevantes la trayectoria educativa, laboral y de unión en pareja.

2.3.3.5 Fotografías.

A través de la fotografía es posible analizar formas familiares, formas organizativas

laborales, políticas, religiosas, etc. de distintos grupos sociales. En ese sentido, es posible analizar

los detalles de la vida social y construir discursos con base en lo que emerge en la fotografía

(Collier, 1997).

En el presente estudio, fue muy valioso el uso de la fotografía, pues permitió la emergencia

de acontecimientos relevantes en la vida de los participantes; estas se revisaron y utilizaron durante

el diseño de las líneas de tiempo en las que además de demarcar la trayectoria de vida como padre

o madre, se evidencia un acontecimiento significativo para ellos a través de la fotografía insertada

en este recurso. De esta forma se busca apoyar la pregunta formulada, logrando mayor claridad de

las mismas como refiere Collier (1997, p. 20).

2.3.3.6 Genograma.

Este recurso utilizado en la investigación es la representación gráfica de la estructura y/o

composición de una familia y las relaciones entre sus miembros de por lo menos tres generaciones.

Se lo ha definido también como la representación gráfica del desarrollo familiar a lo largo del

tiempo o como la herramienta capaz de incorporar categorías de información al proceso de

resolución de problemas (Suárez, 2010).


68

Este método proporciona elementos para abordar problemas de investigación orientados

hacia la construcción de memorias a partir de los vínculos o tensiones entre las biografías

personales, las historias colectivas de la familia y la temporalidad social más amplia, como se da

en las historias de familia (Álvarez & Amador, 2017). Dentro de su utilización en investigación,

se constituye en una herramienta que permite representar la estructura familiar como un grupo,

con una historia, límites, jerarquía, alianzas internas; presenta los cambios en la organización

familiar a lo largo del tiempo en relación con eventos que ocurren en su existencia, que movilizan

recursos o resistencias; da a conocer la cohesión intrafamiliar; permite también al entrevistador

obtener información sobre acontecimientos vitales, así como valorar el contexto con el que se

rodea (Suárez, 2010).

Su diseño se basa en la construcción de símbolos que representan las personas y describen

sus relaciones. Dentro del estudio se utilizó para la construcción de los genogramas, el programa

Genopro, el cual se obtuvo de la página GenoPro.com. En este, el hombre se representa con un

cuadrado, la mujer con un círculo; en el caso de parejas heterosexuales, se ubica el varón a la

izquierda y la mujer a la derecha. El sujeto identificado, sobre el que se estructura el genograma,

puede ser representado con un color diferente. El fallecimiento se lo simboliza con una X. La fecha

de nacimiento y fallecimiento se coloca sobre el símbolo a la izquierda y derecha respectivamente.

Los hijos deben ordenarse de mayor a menor y de izquierda a derecha. La simbología de

matrimonio se identifica con una línea continua que une a la pareja; la relación libre se representa

con líneas discontinuas (Suárez, 2010). A continuación, se observan las convenciones que pueden

ser representadas, según el tipo de relaciones e interacciones en la familia.


69

Figura 1. Convenciones según tipo de relaciones e interacciones en familia


Fuente: elaboración propia, 2019.

2.4 Criterios de sistematización y análisis

La actual investigación se realiza en el marco de un trabajo en buena parte artesanal, en el

que se recorre un camino metodológico para interpretar y comprender con los participantes en

torno a sus experiencias de crianza. Así se retoman elementos propuestos por Wolcott (1994),

quien estima tres formas de organizar e interpretar los datos: la descripción, el análisis y la

interpretación.

Así mismo para el análisis sistemático, se tiene en cuenta algunos pasos de la propuesta

realizada por Tesch (1990), los cuales se describen a continuación:

1. Aprehender el sentido de la totalidad. Leer todas las transcripciones cuidadosamente

2. Hacer comentarios en los márgenes tomando el sentido explícito de los contenidos

3. Revisar en los casos, todos los relatos y extraer un listado de temas emergentes,

asignando códigos.
70

4. Realizar relectura y revisar emergencia de nuevos códigos abreviados y categorías

5. Definir categorías con las palabras más descriptivas

6. Ordenar códigos y reducir categorías

7. Unificar el material dentro de cada categoría y armar análisis preliminar

8. Recodificar datos existentes

De esta forma, en la fase de descripción se organizó un corpus del contenido de la

información de cada participante, se definieron unas categorías teóricas previas y se diseñó una

matriz de análisis en Excel en la cual se vació posteriormente la información. No obstante, como

refiere Strauss (1987), la idea en este aparte fue pensar con los datos y no tan sólo agrupar o reducir

a segmentos temáticos estáticos.

En este caso, además se retomaron elementos propuestos por la teoría fundamentada en la

que se lleva a cabo codificación abierta y axial, realizando lectura y relectura línea por línea de los

relatos, direccionando así mismo esta labor en torno a los objetivos planteados, por lo cual se

identificaron temas centrales que se indagaron en la búsqueda interpretativa para finalizar con la

construcción de categorías y subcategorías emergentes.

Toda esta transformación de los datos, tal como lo denomina Wolcott (1994), se halló

dirigida además en clave del enfoque metodológico curso de vida, con el estableciendo de unas

categorías teóricas base (trayectorias previas, trayectorias de constitución familiar,

acontecimientos, transiciones y puntos de inflexión), así como de nociones centrales que guiaron

la investigación: acontecimientos, transiciones, contextos y sentidos en torno a la crianza. De esta

forma, se realizó la descripción de los datos, su interpretación y análisis, lo cual se tornó en una
71

ida y vuelta en espiral que permitió los hallazgos emergentes de manera inductiva confluyendo en

el hallazgo de categorías y subcategorías.

A partir de la revisión manual de los datos y direccionados por nociones teóricas que fueron

provisorias de categorías preliminares en la investigación, se agruparon temas significativos en

cada caso e intercasos. Para hallar las subcategorías emergentes, el análisis se refinó dando cuenta

de un mayor poder explicativo respondiendo a preguntas como: ¿cuándo, quienes, cómo?, ¿qué

consecuencias trae?, tal como lo refieren Strauss y Corbin (2002). De esta forma se fueron hilando

resultados a partir de tres elementos relevantes: los relatos de cada participante, la teoría que aporta

un sentido a la investigación, y la interpretación de la investigadora que iba y venía en el análisis

dando apertura a la relevancia de aquello de lo cual se daba cuenta.

2.4.1 procedimiento metodológico

El estudio se estructura dentro del enfoque cualitativo, en el que siguiendo a Taylor y

Bogdan (2010), se produce y analiza los datos descriptivos: las propias palabras de las personas,

habladas o escritas y las conductas observables durante el transcurso de la investigación. Así

mismo, esto se realiza a través del diálogo, la interacción, la vivencia, las que se van concretando

mediante consensos nacidos del ejercicio sostenido de los procesos de observación, reflexión,

diálogo, construcción de sentido compartido y sistematización (Briones, 1996, citado por Mieles,

Tonon, & Alvarado, 2012).

Por lo tanto, se llevó a cabo un estudio de casos múltiple, el cual es un método de

investigación que permite un examen minucioso de múltiples casos asociados o no entre sí. Esta

metodología busca el análisis de lo que Stake denomina el quintain, como el fenómeno a estudiar
72

a través de muchos casos, partes o miembros, lo cual se hace minuciosamente buscando en cada

uno elementos del fenómeno analizar. En ellos se examinan los trayectos, transiciones del sujeto

como padre y madre en la crianza, los contextos en los cuales interacciona y los sentidos adscritos

a la crianza, pero el interés central está en lo que permite comprender la colección de estos casos

o en el fenómeno exhibido por ellos. Es decir, no se busca analizar acciones en general, sino

aquellos modos de ser y estar que dan cuenta del cómo son las experiencias que se encuentran

dentro de esos trayectos y devenires del sujeto. La vivencia particular del caso interesa en tanto

aporta al quintain (Stake, 2006).

El caso estudiado es una entidad compleja situada en contextos, que, a su vez, producen

unos modos de ser en el sujeto. Por lo anterior, cada caso es analizado teniendo en cuenta sus

múltiples contextos, así como sus relaciones en medio de este. Dentro de ellos interesan algunos

como el contexto histórico, por lo cual es sincrónico y diacrónico, intentando construir con el

participante una línea de tiempo de su trayectoria, así mismo se busca dar cuenta de contextos

culturales, físicos, sociales, económicos, políticos, éticos y estéticos en los que se encuentren los

participantes (Stake, 2006, p. 38), lo cual permite comprender la experiencia que emerge en las

posibles situaciones y condiciones visibles.

En ese sentido, para llevar a cabo el estudio del quintain, es decir, del fenómeno de interés

y capturar aquello “que les pasa” a padres y madres jóvenes en la crianza, se respeta la escucha de

las vivencias, los silencios y quiebres que hacen estos sujetos en las narraciones, así como aquello

que diseñan en forma escrita y los tiempos que desean compartir con la investigadora. Así mismo,

se realiza la descripción de los casos, poniendo entre paréntesis todos los prejuicios y saberes del

investigador.
73

Por lo anterior, siguiendo a Yin, se eligió el tipo de caso múltiple con diseño holístico,

descriptivo (Yin, 1993), puesto que centra su atención en una cuestión o preocupación, las

experiencias de crianza, y así mismo permite profundizar en la comprensión del fenómeno dentro

de su contexto, como refiere Merriam, hacer una descripción intensiva y holística de una única

instancia, fenómeno o unidad social que se caracteriza por ser particularista, descriptivo y

heurístico por iluminar el entendimiento del lector acerca del fenómeno bajo estudio (Merriam,

1998).

Para realizar el proceso de la investigación, se aplicaron algunos pasos propuestos por

autores como Stake y Yin, los cuales pueden agruparse de la siguiente forma para el análisis del

quintain:

1. Se seleccionó la unidad de análisis, que en este caso fueron las familias de padres y/o

madres jóvenes residentes en el municipio de Cúcuta que se encontraran en la crianza de hijos e

hijas entre 1 y 6 años de edad. Los casos fueron seleccionados teniendo en cuenta diversidad de

contextos sociales, culturales, económicos, y de configuración familiar. Lo anterior para permitir

la integración de vivencias en los diferentes contextos, y la comprensión del devenir de los

participantes de acuerdo con la trayectoria evolutiva que han tenido en la crianza de sus hijos e

hijas. En el grupo de casos se encuentran dos familias denominadas monoparentales en las que

los hijos conviven en compañía sólo del padre o de la madre; familias con ambos padres, de las

cuales dos casos tienen igual rango de edad entre padre y madre y uno con diferencia de 11 años

entre sí; las edades de los padres y madres oscilan entre los 21 y 32 años; se hallan diferentes

estratos sociales entre el 2 y 4 y así mismos credos religiosos.

La invitación a participar fue realizada personalmente por la investigadora a los diferentes

participantes, los cuales accedieron voluntariamente y mostraron la apertura para narrar sus
74

experiencias y aportar sus espacios y tiempos. Fueron ubicados en lugares como sitios de controles

a la salud para el niño o niña, a través de amigos de estos padres, en la universidad y barrios en los

que habitan en la ciudad de Cúcuta. Se hizo una aproximación a los mismos dando a conocer el

estudio, sus objetivos y los procesos que en este se realizan, los cuales se incluyen en el documento

de consentimiento informado, firmado antes de iniciar la ruta investigativa a seguir.

2. Para la obtención de información, se utilizaron diferentes técnicas y fuentes. Entre ellos

encuesta con datos sociodemográficos, entrevista semiestructurada que dio origen a entrevista a

profundidad, líneas de tiempo, diseño de genograma y selección de fotografías significativa para

los casos. Para realizar la sistematización de la información, se hace uso de matrices construidas

con los ejes temáticos centrales del estudio, las anécdotas o frases tomadas de los participantes,

los códigos, las categorías y subcategorias emergentes; se realiza la triangulación de la información

a partir de los diferentes métodos utilizados en la investigación con base en unidades de contenido

básicas.

El objetivo de estas técnicas fue, de una parte, obtener la información relevante a las

trayectorias del curso de vida recorridas por los padres y madres, indagar en los puntos de inflexión

y transiciones que emergen durante la crianza, sus contextos, así como los sentidos que se inscriben

en ella; de otra, permitir la saturación de la información.

3. Se realizaron en promedio tres encuentros con cada familia con una duración

aproximada de tres horas en cada sesión. Se realizaron grabaciones de las entrevistas, las cuales se

transcribieron, devolviéndoles el material transcrito para su revisión y verificación de la fidelidad

del mismo; se diligenció una encuesta de datos sociodemográficos; se les solicitó, según su

autorización, dar a conocer algunas fotografías en las cuales se visibilizaran acontecimientos que

para ellos fuesen significativos en la crianza. Igualmente hubo encuentros en los que emergieron
75

comentarios que no se grabaron, sino de los que se tomó nota, pues los padres afloraron su

intimidad ahondando en detalles que aportaron a la comprensión del fenómeno. Se utilizó el

genograma y ecomapa como instrumentos para conocer los contextos en los que interactúan y

formas relacionales; estos permitieron la descripción de sus familias, contextos y conocer detalles

de las relaciones, transformaciones y rupturas que se hallan en estas.

A partir de las preguntas diseñadas para una entrevista semiestructurada, se ahondó

posteriormente en una entrevista a profundidad buscando preguntas nuevas que emergieron al leer

los relatos y otras que eran necesarias para complementar la información que diera respuesta al

objetivo central de la investigación. Las preguntas iniciales fueron las siguientes, las cuales se

interpretaban de otras formas cuando se requería:

- ¿Me podrías describir que ha pasado en tu vida a partir de conocer la noticia de la

gestación, de convertirte en padre o madre?

- ¿Has tenido que hacer algún ajuste en tu vida o en la relación con tu pareja, amigos,

entre otros, a partir de la noticia de la gestación, nacimiento o dentro de la crianza de tu hijo(a)?

- ¿Qué experiencias, situaciones o personas crees que te han aportado o han influido en

la forma en que realizas la crianza?

- Cuándo escuchas la palabra crianza, ¿en qué piensas? ¿O que significa para ti?

El diseño de las líneas de tiempo tomó como base para su construcción de una parte los

eventos en torno a la crianza que los participantes refirieron como significativos; algunos

a partir de la noticia de la gestación o incluso de su niñez, no obstante, en su diseño

afloraron formas diversas, dentro de las cuales realizaron cartografías, dibujando con

ayuda de su pareja, hijo, o de manera personal sus trayectos como padre o madre.
76

Ellos analizaban, sacaban fechas, hacían gráficos o caricaturas para inscribir en esta su

trayectoria, acontecimientos relevantes y en algunos casos, las rupturas que se habían presentado

en su curso de vida a partir del nacimiento de sus hijos. Posteriormente fue adherido a la misma,

la fotografía que para ellos ha sido relevante en la crianza. Esta terminó siendo una línea de tiempo

temática como una cartografía que fue narrada por ellos luego de su diseño, describiendo lo que

habían plasmado.

4. Cada caso, fue estudiado individualmente para ganar comprensión particular y situada,

acorde a lo propuesto por Strauss y Corbin (2002), puesto que a medida que se van identificando

los temas centrales, se van construyendo una red de subtemas que permiten ir hilando los hallazgos.

En cada familia se analizaron los relatos individuales; se realizó lectura cuidadosa de las

transcripciones con los relatos obtenidos; se resaltó con un color específico cada frase o concepto

relevante relacionado con las categorías definidas previamente. Así mismo en este proceso se

asignaron temas generales con el fin de nombrar aquellos códigos o patrones recurrentes que se

presentan a lo largo de las transcripciones. Con ello, se vació la información en una tabla de Excel,

en la cual se plasmaron tanto las anécdotas, como los códigos, categorías y subcategorías

emergentes, así como las notas analíticas; también se diseñó una red de familias de códigos con el

uso del software Atlas Ti versión 7, lo anterior en búsqueda de un panorama visual que permitiera

valorar categorías y subcategorías emergentes.

El análisis temático realizado se concibió orientado desde las nociones centrales del

estudio, sus objetivos y el enfoque teórico/metodológico de curso de vida, conllevando a definir

los elementos que se encuentran inmersos en cada caso, como se describió anteriormente.
77

En ese sentido, en el análisis temático el énfasis está en el contenido del texto. En este, el

lenguaje es una ruta directa e inequívoca hacia el significado (Kohler, 1993). Por lo anterior se

recopilan los relatos y se crean grupos conceptuales a partir de la información obtenida.

5. Posteriormente, se realiza el análisis cruzado de los casos, en el cual se logra hacer

afirmaciones acerca del quintain. Se analizan uniformidades o disparidades que caracterizan el

quintain. No es posible hallar el significado pleno del quintain sin una revisión detallada de los

casos, puesto que debe transmitir los más importantes hallazgos de cada uno, de alguna forma

combinados en forma de afirmaciones (Stake, 2006). Se tiene en cuenta guardar la fidelidad de los

datos, otorgando respuestas a cada uno de los objetivos planteados en el estudio, como lo refiere

Ferrarotti (1991).

El proceso de analisis de casos se realiza de acuerdo con la propuesta de Stake, la cual

puede visualizarse en la siguiente figura.

Figura 2. Análisis de casos


Fuente: Basado en Stake, 2006.

Típicamente, el investigador inicia su análisis con la descripción y contexto de cada caso,

posteriormente se realiza el análisis temático de cada caso, dando relevancia a cada eje temático a

indagar; luego en una "metamatriz ordenada parcialmente" que presenta la base de la información

de diversos casos en un gran gráfico puede llevarse a cabo el análisis transversal intercasos que
78

revelan el flujo de diferentes casos a través de flujos genéricos de acontecimientos (Huberman &

Miles, 1994). Puede valorarse el análisis general intercasos en la siguiente tabla:

Tabla 2. Descripción, interpretación y análisis de los datos

Familias Códigos Categorías emergentes Subcategorías en clave


Temas centrales de curso de vida
Familia 1 Los trayectos Experiencias con los
(pareja) previos que predecesores: La noticia de un hijo en la
marcan las paternidades y juventud: un
(Acontecimientos Familia 2 crianzas maternidades acontecimiento irruptor
en trayectorias (pareja) idealizadas que propicia miedos,
previas y de La presencia del resistencias y
constitución hijo como hito. "darse cuenta” de la agenciamientos
Familia 3
familiar) existencia del hijo(a):
(pareja)
Rupturas del quiebres y transiciones “ver el rostro del hijo,
sujeto del sujeto reconocer su existencia”:
Familia 4 punto de inflexión como
(padre) Transiciones y padres y madres
ajustes en los
Familia 5 nuevos trayectos
(madre)

Familia 1 El hijo(a) como Entretejidos y


(pareja) motivo “para” de potenciación de
(Motivos que se proyectos trayectorias, haciendo Motivos “porque” y
entretejen en las Familia 2 lugar al que llega “para” de la crianza en
experiencias de (pareja) Nuevas padres y madres jóvenes
crianza) prioridades Transiciones en la
Familia 3 crianza y ajustes del
(pareja) El orden social cuerpo vivido
establecido y el
Familia 4 estigma
(padre)
Creencias y
Familia 5 patrones
(madre) culturales
(elementos del Familia 1 Contextos de El contexto familiar como
contexto que se (pareja) poder y acogida apoyo y riesgo para la
reconocen en las en la crianza crianza
experiencias de Familia 2 Contextos que se El Estado- una estructura
crianza) (pareja) Contextos imbrican en las que permea las formas de
compartidos con experiencias de crianza crianza
Familia 3 el hijo(a): la El mercado – Elemento
(pareja) Universidad, el prioritario para el
trabajo, la cuidado del hijo(a)
Familia 4 comunidad La comunidad- una
(padre) estructura que se inscribe
Contextos en la crianza
Familia 5 adversos en la
(madre) crianza
79

La división
sexual del trabajo
en la crianza

Familia 1 Es la “una carrera que parte


(pareja) responsabilidad la vida en dos”
"encarnada" Un “antes y un después”
(sentidos Familia 2 “crecer junto al otro en en los trayectos de vida
construidos en (pareja) El olvido de sí una relación
torno a la crianza) Familia 3 prefigurativa”
(pareja) La artesanía
modelada “la artesanía diseñada
Familia 4
entre recetas y vivencias
(padre)
Un proceso que significativas”.
Familia 5 se aprende en el
(madre) camino

Una oportunidad
de crecer juntos

Fuente: elaboración propia, 2019


80

Capítulo III. Descripción de los casos

Teniendo en cuenta que en en cada caso se hallan acontecimientos significativos, los cuales

avanzan temporoespacialmente a medida que se adentra lo narrado en el curso de vida, se hizo

necesario identificar en cada padre y madre, su origen, relaciones, desplazamientos geográficos y

punto de partida en la conformación familiar.

Así fueron narrando un inicio, una trama y un final como refiere Denzin (citado en Coffey

& Atkinson, 2003, p. 65). Se describió por tanto el caso en forma general, al igual que las formas

relacionales y composición familiar de origen de cada uno de los participantes. Se verán además

algunas representaciones a través de genogramas que permiten adentrarse en la comprensión de su

vida relacional y antecedentes de origen familiar. Se ha cambiado el nombre de sus participantes

para mantener la confidencialidad de la información.

En este apartado se da cuenta de quienes son los sujetos que hacen parte de esta

investigación, de su encuentro, desencuentros y vivencias desde la conformación como pareja. De

esta forma veamos los siguientes:

3.1 Eduardo y Nohora: del escape al anhelo cumplido.

Nohora y Eduardo se conocieron en 2011 cuando ella tenía 15 y él 26 años. Esto sucedió

mientras ella estudiaba en el colegio de bachillerato y él trabajaba como ayudante de construcción.

Sostuvieron entonces una relación hasta hacerse novios y un año después decidieron convivir

permanentemente (febrero 2012). Al iniciar la relación de pareja, Nohora “escapada” de su casa,


81

queda embarazada terminando su gestación en un aborto expontáneo; dos años mas tarde esperan

otro bebé, y a los 18 años de ella y 29 de él, tienen a José, el hijo que siempre había anhelado

Eduardo. Su estado civil ha transitado de unión libre a casados, puesto que posterior a la pérdida

de su primer embarazo toman la decisión de unirse a la fe cristiana y casarse por este mismo medio.

Respecto a su historia y formas familiares previas, Eduardo, por su parte, ha transitado en diversos

momentos por tipologías diversas, a través de las cuales se han ido consolidando y disolviendo

formas relacionales con algunos integrantes de esta, como puede verse en el siguiente genograma.

Muere en el posparto Maestro construcción


de Diana 64 Hogar
17
55
María Rodríguez Jacinto XX
León Blanca
Merchan

independiente manualidades Carnicería Hogar Metalurgico


23 Contratista linea blanca en construcción Independiente Constructor Estudiante Estudiante Estudiante
31 23 25
33 31 22 21 19 17
Nohora Yeison Jessica Nelson
Eduardo
Caballero Fonestri
Diana Jacinto Lucy Amy Carlos
Fonestri León León León León
"Hermanos de
Jardín crianza"
4 44 interacciona
Aborto 2012 XXX permanentemente
José
Fonestri
Primera pareja de Eduardo

Genograma 1. Familia de Eduardo


Fuente: elaboración propia, 2019.

Él tiene muy buenas relaciones de apoyo emocional y económico con su hermana y con los

hijos que trajo consigo la nueva pareja de su padre, quienes compartieron con él en su niñez;
82

contrario a la relación que tiene con los hijos que su padre tuvo junto a esta mujer, con los que solo

interaciona muy esporádicamente.

Para él la familia ha sido muy importante y, sobre todo, un hijo ha sido el “anhelo de su

corazón”, y él pedido especialmente de su padre quien le refería la necesidad de avanzar en su

trayectoria familiar, puesto que era el mayor de cinco hermanos y el único sin hijos.

Nohora, por su parte, actualmente tiene 23 años. Su familia de origen está conformada por

papá, mamá, una hermana y hermano, además de tener, producto de una relación anterior de su

mamá con otra pareja, tres hermanos más (una mujer y dos hombres). Como se observa en el

genograma siguiente.

conductor
58
Moldeador hogar
Mario
49 55 Flórez
Juan Flor
Caballero Rodríguez

Contratista indep independiente manualidades Enfermero


Estudiante psicología HogarEmpresario porcelanicron
Ing civil
33 23 20 35 33 31
22
Nohora
Eduardo Caballero Luisa Jairo Dora Pedro Daniel
Fonestri Caballero Caballero

Esrudiante jardín
4

aborto 2012 ? José


Fonestri

Genograma 2. Familia de Nohora


Fuente: Elaboración propia, 2019

Las relaciones con los hermanos con quienes convive en la casa de sus padres, es alejada y

en ocasiones de desconfianza, según ella porque estos son homosexuales y no desea que su hijo

vea este “ejemplo”; con su mamá, la interación es permanente debido al apoyo que esta le da para
83

el cuidado de su hijo, sin dejar de ser en ocasiones conflictiva, puesto que, según Nohora, su mamá

le ha roto secretos y promesas delante de otras personas. Con su padre, quien labora fuera de la

ciudad, en Bogotá (capital de Colombia), su relación es muy buena, refiere que él “la escucha y da

consejos”.

Actualmente, esta pareja convive en un apartamento alquilado con salida independiente a

la calle, en casa de los padres de Nohora. Eduardo se dedica a laborar como contratista de obra

blanca (acabados de construcción), siendo sus ingresos mensuales entre $2.500.000 y $4.000.000

(3 a 5 salarios mínimos mesuales legales vigentes aproximadamente). Nohora se dedica casi que

exclusivamente a cuidar de su hijo y de su casa; esporádicamente realiza trabajos manuales los

cuales ofrece a través de la web, los cuales le representan un promedio de ingreso mensual de

$200.000 (1/4 salario minimo mensual legal vigente). Cuentan con vehículo de transporte propio

(motocicleta).

3.2 Jaime y Luisa: una carrera entre la noticia, la despedida y el reencuentro.

Luisa y Jaime parten del momento en el cual se conocen (año 2009), cuando Luisa fue

invitada a la fiesta de cumpleaños de Jaime. Se hacen novios y dos años mas tarde, a los 21 de

Jaime y 20 años de Luisa, sin que ellos lo hubiesen planeado, ocurre un embarazo. Esta noticia se

da en un momento en el que Luisa estudia en la universidad y depende económicamente de su

papá, vive en una ciudad que apenas está conociendo y en la que tiene pocos amigos; tiene además

una carrera muy prestigiosa que va en ascenso como modelo de ropa exterior, y justamente en una

semana, Jaime debía viajar a Inglaterra a realizar un curso de inmersión en inglés regalado por su
84

padre, quien le había comprado tiquetes y cancelado los costos del mismo en una institución

especializada.

Asi las cosas, la pareja se pone de acuerdo, sin mencionar el embarazo a la familia y deciden

que Jaime continue su viaje programado para ese país, mientras ella permanecería en la ciudad

continuando sus estudios y el embarazo, por lo que durante 2011 y hasta mayo de 2012, ellos se

comunican a través de internet y por llamadas teléfonicas (para ese entonces no existía whatsapp,

ni video llamadas). Finalmente para mayo de 2012, Jaime regresa a Colombia, cuando su hija tiene

un mes de nacida e inician la convivencia en casa de la madre de Jaime. A partir de ese momento

cada uno ha construido una ruta de trayectorias entretejidas y transiciones, que marcan un antes y

un después entre su vida de solteros sin hijos y la actual. Ellos iniciaron su convivencia en unión

libre y dos años después, posterior a la ruptura de la relación, se reconcilian y se casan.

Las relaciones y conformación familiar de origen nos permitan así mismo conocer sus

transiciones y algunas oportunidades relacionadas con su vida actual. Se observa a continuación

la conformación de la familia de Jaime, la cual puede observarse en el siguiente genograma.

Enfermera
51

Dolly
Matrimonio hace 23 años
Carlina Empresario hotelero contadora
52 periodista
57
23
Juan Carmen
María
Divorcio hace 27 años

abogado
34 Administrador
Carlos 29

Jaime

Genograma 3. Familia de Jaime


Fuente: elaboración propia, 2019
85

Jaime es hijo único de la relación de su padre y madre, divorciados hace 27 años cuando

este tenía un año de edad; cuenta con dos hermanos, producto de relaciones de su padre y otras

parejas, una hermana que actualmente tiene 23 años y un hermano de 34 años. Con ambos se lleva

muy bien y comparte en los espacios de trabajo que su padre les ha dispuesto en un hotel de su

propiedad. Con su mamá, refiere que la relación se ha tornado un poco “fría” puesto que ella es

una mujer muy estricta y casi no comparte con él; con su padre, con quien se veía ocasionalmente

alrededor de tres veces en el año cuando era niño, lleva una relación muy cercana laboral y de

apoyo emocional.

De otra parte, Luisa es una mujer emprendedora, estudiante, madre y dueña de una empresa

de trajes de baño, la cual ella creó hace 6 años. Ella proviene de una familia conformada por madre,

padre y dos hermanos. Sus padres se separaron hace siete años, momento que se cruza con la salida

de Luisa de su casa y de su municipio de origen, Saravena hacia la ciudad de Cúcuta para dar inicio

a los estudios superiores. Con sus dos hermanos ha mantenido muy buenas relaciones de apoyo

tanto económico como emocional, y entre los tres han decidido alejarse un poco de un conflicto

actual emergente entre sus padres. Veamos la composición familiar de origen de Luisa y sus

relaciones representadas en el genograma siguiente.


86

comerciante
56

Hernando Modista
53 Empresario hotelero Pensionada contadora
52 57
Mariela
Juan Carmen
FS: hace 7 años
F S: hace 27 años

Ing mecánico España Candidato alcaldia Empresaria


43
28 38 29 29
24
Diego Audy Jhon LUISA Jaime
X XX

FM 2018

Estudiante
6

Lupe

Genograma 4. Familia de Luisa


Fuente: elaboración propia, 2019.

Uno de sus hermanos, quien es ingeniero mecánico, actualmente se encuentra en España y

ha sido una de las personas de quien ha recibido aportes económicos en préstamos para proyectar

su empresa. Su padre inició su vida familiar con una nueva pareja, con la cual tiene tres hijos; no

obstante, no existe una relación entre ellos y Luisa. Con los padres de Jaime actualmente tiene una

relación alejada, debido a que en el transcurso del tiempo se han suscitado algunas situaciones que

han ocasionado alejamiento entre ellos.

Jaime y Luisa se casaron después de seis años de convivencia. Han transitado por diferentes

lugares de residencia y actualmente viven con su hija en un apartamento alquilado ubicado en un

edificio de la zona rosa de la ciudad. Sus ingresos mensuales provienen de una parte, de las ventas

de la empresa de Luisa, las que oscilan entre $400.000 y 1.500.000 mensual (entre 1/2 a 2 salarios

mínimos legales vigentes aproximadamente), y de Jaime, quien recibe un salario mensual de

$1.600.000 (2 salarios mínimos mensuales).


87

3.3 Caso de Angelica y Edinson: “un hijo es para toda la vida”.

Angélica y Edinson son una pareja muy joven que convive en unión libre, ella es una mujer

de un acento santandereano muy marcado y de una vitalidad extraordinaria y él un hombre muy

tranquilo y risueño; se conocieron en 2009 en el barrio donde vivían, haciéndose inicialmente

amigos confidentes; tiempos en los que Edinson le confiaba sus historias amorosas a ella. Con el

tiempo ella le propuso a él que se hicieran novios, en 2012, lo que él aceptó.

Ellos planearon tener un hijo estando de novios a los 17 años de ambos. Terminaron sin

embargo la relación que duró 16 meses, y al término de un mes de la ruptura, Angélica se entera

que se encontraba en embarazo, por lo cual deciden reiniciar la relación. Al nacer su hijo, en

diciembre del año 2014, este requirió reanimación cardiocerebro pulmonar y fue hospitalizado en

UCIN durante siete días, motivo de tristeza para Angélica y de fe y potencia para Edinson.

Actualmente, ambos se dedican a las labores del hogar, a cuidar a su hijo y a estudiar, y se

aseguran de alternarse las actividades para recibir a su hijo cuando llega del jardín. Edinson tiene

además un trabajo formal en una empresa de mantenimiento. Con respecto al lugar de residencia,

en 2018 se trasladaron a un lugar independiente después de haber transitado por la casa de la mamá

de cada uno. Así, viven “los tres”, como ellos lo refieren, en un apartamento alquilado, expresando

haber logrado la “independencia de la familia”.

Sus ingresos mensuales aproximados se consolidan entre los de Edinson, que están entre

$900.000 y $ 1.180.000 (aproximadamente uno y medio salario mínimo mensual legal vigente),

dependiendo de las horas extras realizadas, y los de Angélica, quien recibe un pequeño aporte de

$200.000 que le hace su mamá mensualmente; ella a su vez es la que maneja los recursos de ambos

pues Edinson así lo ha pedido. También reciben aportes en especie como los almuerzos, los cuales
88

cada uno toma en la casa materna propia. Esta pareja se programa para que de acuerdo con los

horarios de sus estudios, cada uno realice el aseo de la casa y las cenas, lo que también le enseñan

a su hijo.

Con respecto a la composición familiar y relaciones con su familia de origen, Edinson nació

en una familia formada por sus padres, dos hermanos y una hermana, siendo el menor de todos;

refiere que en su niñez vivió con su padre y madre (separados hace 8 años), y con sus dos hermanos,

pues la hermana permaneció junto a su abuela y tía debido a que su abuela materna le pidió a su

madre que se la dejara para cuidarla.

Actualmente tiene muy buenas relaciones con su hermana y madre, puesto que ellas ha

sido un soporte muy importante en el transcurso de su vida tanto emocional como económico,

contrario a las vivencias que ha tenido con sus dos hermanos, con los que ha tenido conflictos

permanentemente. Con su padre tuvo una relación en la niñez muy buena, de compañía y apoyo

en lo que pensaba realizar, pero debido a que este se marchó de la casa y formó una nueva relación

con otra pareja, se tornó distante, lo cual lo afectó emocionalmente. Puede verse la composición

familiar y relacional entre estos en el siguiente genograma:


89

Independiente Dueña Restaurante


53 50

Thomas Yolanda

F S hace 8 años

Operario zapatería Cambista Mantenimiento Estudiante


5 31
29 24 23
Gerente Taxis
Jhon Dany Edinson Angélica
32

Diana

Jhon

Genograma 5. Familia de Edinson


Fuente: elaboración propia, 2019

En la mayoría de la familia de Edinson, vemos que la ocupación más frecuente está

relacionada con el trabajo informal y el comercio y muy poca con los estudios universitarios, por

lo que para Edinson esta actividad y lograr una profesión no era prioritario.

De parte de Angélica vemos su composición familiar y relacional en el siguiente

genograma.
90

Genograma 6. Familia de Angélica.


Fuente: elaboración propia, 2019.

Angélica tiene una hermana mayor con quien se lleva muy bien al igual que con su mamá.

Las relaciones con su papá, quien vive en Medellín y es propietario de una zapatería, son distantes

puesto que él se fue de la casa antes de que Angélica naciera, fecha que no recuerda exactamente.

Sus redes de apoyo para el cuidado de su hijo John son su mamá quien vive con la abuela de

Angélica y con una tía quien emigró de Venezuela.

El padre de Angélica tuvo una nueva pareja con la que tiene dos hijos, quienes se llevan

muy bien con ella y la buscan cada vez que vienen de vacaciones a la ciudad. Recuerda que cuando

pequeña su mamá se dedicaba a trabajar casi todo el día, pues era contratista del ICBF (Instituto

Colombiano de Bienestar Familiar), por lo que siempre la dejaba en casa de su abuela, lugar en el

que finalmente terminaron viviendo.


91

3.4 Caso de Ricardo: ser papá “me partió la vida en dos”.

Ricardo tiene 27 años, es soltero y convive actualmente en una casa alquilada junto a sus

padres, abuelo e hija de tres años. Relata que tuvo una relación muy conflictiva con la madre de

su hija y en un momento dado, cuando pensaba viajar a la capital del país para presentarse a una

convocatoria laboral, se enteró que iba a ser papá, lo que según el nunca esperó pues su relación

se había roto en varias ocasiones y ya no la concebía como “algo posible”. No obstante, viajó y

cuando ya el embarazo de su pareja tenía alrededor de seis meses y medio, regresó a Cúcuta,

haciendo frente a su “responsabilidad”, como él refiere, pero además dejandole a ella en claro no

desear la convivencia por ocasión de su hija, como ella se lo solicitaba.

A sus 25 años, nació Angye, la que según él “le partió la vida en dos”. Ella estuvo junto a

la mamá durante el primer año de vida y a partir de este momento acuerdan que viva junto a él y

que cuando la niña lo desee vaya a la casa de la madre. Actualmente su hija inicia el jardín por lo

que programaron que, de acuerdo con el poco tiempo libre de Ricardo, sea la madre quien le ayude

diariamente en las tareas escolares y la acompañe al salir del colegio cuando este no pueda hacerlo.

Este joven labora como auxiliar de enfermería en una clínica privada, sus ingresos promedio están

alrededor de $ 1.200.000 (uno y medio salario mínimo mensual vigente), vive con sus padres y

abuelo materno, de los cuales, su mamá ha sido la persona quien mas le apoya para el cuidado de

la niña. De otra parte, la mamá de su hija es una mujer de 27 años, empleada en un almacen de

cadena nacional, quien también aporta economicamente para los gastos de su hija.

Se puede ver su composición familiar y relaciones en el siguiente genograma.


92

conductor hogar
47 46

Pedro Maruja

FM 1990

Aux enfermería
Psicologa ACNUR Enfermero
28
26 24
Ricardo
Lorena Martín
F S hace 4 años

Genograma 7. Familia de Ricardo.


Fuente: elaboración propia, 2019

Ricardo tiene muy buenas relaciones tanto con sus padres como con su hermana y hermano,

los cuales son profesionales y viven fuera de la casa. Sus padres emigraron del campo debido a

situaciones de violencia y desde entonces han procurado mantenerse muy unidos en todas las

situaciones que se les han presentado en el transcurso de la vida.

3.5 Caso de Anita: una mujer que no deseaba ser mamá.

Ella es una joven de 24 años muy risueña, dinámica, es comunicadora social y madre de

David, un niño de 5 años, a quien trata de acompañar siempre. Anita es la quinta hija de una familia

muy unida en la que los hermanos de menor edad, les decían mamás a las dos hermanas mayores.

Ella siempre había cuidado a sus sobrinos en casa de su mamá, pero nunca había pensado

en convertirse en madre. Conoció a Juan y se hizo novia de este, un hombre que al parecer tenía

otra relación y no se lo dio a conocer. A los 19 años queda embarazada, situación que motivó a

que deseara abortar y a que toda su familia se volcara hacia su pareja culpándolo de haberla

engañado, pues aducían a que él tenía 10 años mas que ella. Al nacer su hijo (28 de noviembre de
93

2013), ella lo registra con sus apellidos, y sólo hasta que el niño tuvo casi cuatro años, el padre le

pide que le permita “reconocerlo” ante la notaría como su hijo.

Actualmente, vive en casa de su mamá junto a su hijo y hermanas(os) con sus familias,

quienes habitan todos en ese lugar. Acaba de graduarse como comunicadora social e inició labores

como auxiliar en la oficina de las Tic en la alcaldía del municipio donde vive recibiendo un ingreso

mensual de $1.000.000 (aproximadamente 1,2 Salarios Mínimos Mensuales Legales Vigentes).

Vemos la composición de su familia y relaciones emocionales en el siguiente genograma.

camionero hogar
50 59
murió hace 13
Jacinto Celmira
años

hogar Aux enfermería Aux oral conductor comunicadora social conductor


36 30 28
41 25

Pilar Lady María José Anita Juan

Genograma 8. Familia de Anita


Fuente: elaboración propia, 2019

Anita tiene muy buenas relaciones con todos sus hermanos y con su mamá. Su padre fue

asesinado hace 13 años y hallado con signos de tortura en la zona de frontera colombo venezolana,

caso que aún se investiga. Los tres hermanos de menor edad (Anita, José y María) conviven en

casa de su mamá junto a sus familias; esto les ha permitido cuidar y aportar a los sobrinos entre sí.

Con el padre de su hijo actualmente tiene una relación de buenos amigos, según ella muy cercana

puesto que se comunican todos los días.


94

Capítulo IV. Carrera de la crianza de padres y madres jóvenes: un camino hilado entre

trayectos de vida y vivencias significativas

Al analizar las trayectorias de los sujetos, el objetivo es conocer cuáles han sido las

experiencias que estos jóvenes vivencian durante la crianza y comprender cómo a partir de aquellas

carreras construidas en medio de las interacciones e intersubjetividades, se va asignando un ámbito

de sentido a las acciones y lenguajes, unos motivos “porque” y “para” de los actos en la crianza.

Estas trayectorias dan cuenta de una fundamentación de las formas de ser padre o madre, la cual

se va constituyendo incluso desde la crianza recibida de sus predecesores. En ellas emergen

acontecimientos significativos, los cuales, en medio de un mundo de vivencias, se revelan en

ocasiones como epifanías, dando paso a puntos de inflexión y así conforman un contexto

“motivacional” del sujeto, es decir, los fundamentos de determinadas formas de ser y estar, los

cuales explican de alguna manera los proyectos diseñados en función de las vivencias pasadas del

actor (Schutz & Luckmann, 1973).

En ese caso, presentamos las trayectorias delineadas en la vida de estas madres y padres,

que en algunos casos discurren en disyuntiva a lo planteado historicamente como una construcción

secuencial, es decir bajo un orden cronológico y con tareas asignadas según épocas vitales (Bracchi

& Seoane, 2010). Para la mayoría de estos padres y madres ha sido recurrente el entrecruce de

trayectorias, los ceses, poner entre paréntesis algún trayecto mientras se inicia otra carrera; estas

se tejen a medida que emergen acontecimientos significativos, propician la toma de decisiones y

conllevan a asumir nuevos “roles”, los cuales pueden calificarse en algunos casos como

inoportunos según el orden social impuesto.


95

Nos proponemos así dar respuesta al objetivo centrado en profundizar en la descripción de

sus experiencias de crianza de padres y madres en condición juvenil y así mismo en indagar en los

motivos que se entretejen en estas. Asi las cosas, veremos cómo en algún punto de aquellas carreras

prácticas o trayectorias trazadas por cada uno de los sujetos, se dan acontecimientos significativos

que irrumpen y que a su vez se convierten en puntos de inflexión, llevándolos a transitar y asumir

cambios de posición frente a su estado anterior. A su vez, en medio de esta transición integran en

su acervo de conocimiento unos motivos que fundan las intenciones de sus actos.

En ese orden de ideas, vamos a ir hilando el entretejido de trayectorias de cada participante

en las siguientes gráficas, en las que además se han marcado como hitos, aquellos acontecimientos

que fueron considerados por ellos como relevantes en su curso de vida. Se han trazado líneas en

diferentes colores señalando las trayectorias educativa, laboral y de unión en pareja, así como

espacios en blanco en aquellas temporalidades en que sufren interrupción.

4.1 Trayectos en el curso de vida de Eduardo y Nohora

En la siguiente gráfica se observarán inicialmente las trayectorias en el curso de vida de Eduardo.


96

Gráfica 2. Trayectorias en el curso de vida de Eduardo.


Fuente: elaboración propia, 2019.

En el curso de vida de Eduardo, joven actualmente de 34 años, se evidencia desde su niñez

la interdependencia de la trayectoria educativa con la laboral siendo esta última realizada junto a

su padre en trabajos de construción, lo que además le permitía aportar para los gastos en la casa y

pagar sus estudios secundarios realizados a distancia, interrumpidos en varias ocasiones. Emergen

algunos eventos significativos previos a su constitución familiar actual, que le hicieron asumir

posturas y diseñar el marco de actuación posterior y unos motivos “porque” que dan cuenta de las

intenciones de sus actos. Entre ellos podemos referir el fallecimiento de su madre cuando este sólo

tenía un año y medio de edad, la ausencia de su padre al ser preso de la libertad, y el desplazamiento

forzado al que fueron sometidos él y toda la familia.

Su vida ha transcurrido en la zona metropolitana de Cúcuta, en la que antes del cierre

unilateral de frontera establecido por Venezuela (agosto de 2015), la mayor fuente de la economía
97

en la región se originaba de las transacciones realizadas en frontera, lo que realizaba

esporadicamente su padre, pero además en la que emergió la violencia social con la presencia de

grupos armados que a partir del año 1970 y aproximadamente en la década del 90, se presentan

como guerrillas y autodefensas respectivamente, (Defensoría del Pueblo, 2006; DANE: ICER,

2016).

En 1991, cuando Eduardo tenía 5 años, su padre fue puesto preso de la libertad en la cárcel

de Santa Ana, Venezuela, al parecer por transportar contrabando hacia Colombia. Eduardo, sin

saber lo sucedido, permaneció en casa sintiendo el abandono, hasta que dos años y medio más

tarde regresa su padre, hallándolo en la mendicidad y deambulando por el barrio en busca de

alimentos. Este hombre había pérdido todos los bienes al salir de la cárcel, pues entre amigos,

abogados y bancos se había ido su capital, por lo que debieron buscar un lugar para vivir,

radicándose en una invasión del área metropolitana de Cúcuta, un terrero que adaptaron con cartón

y latas; allí convivían en medio de muy pocos recursos económicos: Eduardo, su hermana Diana,

su padre, la nueva pareja de su padre, dos hijos de esta y cuatro hijos más que fueron naciendo

fruto de esta nueva relación; la situación económica mejoró un poco y su padre pudo construir la

casa con mejor infraestructura.

Con respecto a la nueva casa, no pudieron disfrutar del lugar por mucho tiempo pues fueron

amenazados por actores armados de la zona, quienes en ese momento gobernaban en el lugar

(1998); se marcharon hacia Cúcuta a vivir en alquiler, dejando todo lo que habían construído en el

lugar, puesto que la orden era apremiante y la vida de toda la familia estaba amenazada.

Haber vivido en Cúcuta y su zona metropolitana, caracterizada además como una zona de

alto desempleo, cifra que se incrementó entre 2008 y 2013 (1,6 puntos porcentuales), por encima

del nivel nacional (Sánchez, 2014), así como ser víctima de problemas sociales, aunado al haber
98

sobrevivido a la calle y al hambre, han sido para Eduardo, motivos de pensar en su capacidad para

poseer una familia propia en medio de las dificultades y considerarse autosuficente para sostenerla

y cuidar de ella, lo cual refiere en expresiones como “mi modo de pensar, ehh el el creerme

superior, el creerme el que era capaz de hacerlo todo y de guerrearlo todo… yo siempre, yo toda

la vida he sido capaz yo voy a salir pa´lante a mí no me va a quedar grande…no le va a faltar

nada”.

Su primera unión en pareja ocurre a los 16 años de edad, cuando toma la decisión de tener

un compromiso con una mujer diez años mayor que él. Ella tenía tres hijos y su condición de

fertilidad estaba sin posibilidad de volver a embarazarse. Para Eduardo esta situación inicialmente

no fue significativa, pero posteriormente hizo que repensara y buscara los medios para que ella

pudiera tener la opción de un embarazo a través de cirugía la recanalización de trompas, pues su

anhelo era poder tener un hijo. Su relación duró ocho años y no se le concedió su deseo.

En medio de la trayectoria de uniones en pareja de Eduardo, ha tenido como prioridad tener

una familia propia con hijos, lo cual le pidió a Nohora cuando se hicieron novios; esto también ha

sido una solicitud de su padre, como se lo refiería siempre: “ que ¿cómo era posible que, … que el

mayor de la casa? y no, era una cosa que mi papá mi recalcaba que él se iba a morir y no iba a

conocer un nieto mío, un hijo mío”. Lo anterior denota que para él es relevante la permanencia de

los padres en la vida de un hijo, puesto que el haber sufrido el abandono en su niñez, marcó en él

esta necesidad. Puede verse además eventos que marcan un hito en su curso de vida, relacionados

con la trayectoria de constitución familiar actual, como son: la pérdida del primer embarazo de su

actual pareja y el nacimiento de su hijo, de los cuales se disertará en el aparte de transiciones y

puntos de inflexión.
99

Con respecto a las trayectorias de Nohora, su pareja, de una parte se observa la

interdependencia de la educación primaria con las labores que desarrollaba en su casa, y de otra el

inicio a sus 15 años de la unión en pareja, así como la ocupación laboral un poco después del

nacimiento de su hijo. Vemos las trayectorias, sus entrecruces y disrupción de las mismas en la

siguiente gráfica.

Gráfica 3. Trayectorias en el curso de vida de Nohora


Fuente: elaboración propia, 2019

Nohora refiere que, haber sido desde su niñez la cuidadora de sus hermanos para los que

cocinaba y distribuía las labores de la casa, le enseñó a distribuir tiempos y tareas en la vida

cotidiana, pero también la motivó a pensar en tener una pareja y marcharse de allí cuando tuviese

18 años. Ella relata que en su niñez vivió en la pobreza, y siendo la mayor de los hijos de sus dos

padres, a los 10 años de edad, en 2005, aprendió a cocinar y se conviritió en la “responsable” de


100

sus hermanos, mientras que sus padres laboraban durante todo el día en Ureña, una ciudad

fronteriza con Venezuela.

Siguiendo esta trayectoria, un vecino le enseña este oficio y le aporta alimentos para el

consumo de toda la familia. En medio de esta situación Nohora estudia en un colegio público,

realiza labores de la casa y se divierte a escondidas de sus padres, pues ellos no le permitían que

saliera después de llegar del colegio. A medida que pasan los años, se integra a un grupo calificado

por ella como “gótico”, en el que sus integrantes se vestían de negro y se cortaban los brazos en

señal de una pertenencia al mismo. Así mismo, se convierte en una joven introvertida que se

relacionaba solamente con ellos, para los cuales lo más interesante era asitir a los “toques” que

hacían grupos musicales de rock.

A partir de la trayectoria de unión en pareja, inicia su vida reproductiva y tuvo inicialmente

un aborto espontáneo, lo cual fue rechazado por su madre quien la hizo pensar en la necesidad de

iniciar la planificación familiar. De esta forma asume un método de planificación, interrumpido al

cumplir sus 18 años debido a la dificultad que tuvo en el sistema de salud para tramitar la

información de su “mayoría de edad”, siendo causa de la inaccesibilidad al acceso de

anticonceptivos durante un tiempo y según ella, de quedar en gestación por segunda vez.

La trayectoria educativa sufre una interrupción importante en 2012, tiempo en el que había

iniciado la unión en pareja “escapándose” de la casa de sus padres. Reinicia el bachillerato en

2013, estudia alternamente una carrera técnica y culmina ambos en 2015. Lo anterior fue

fomentado por su mamá, quien le recalcaba la necesidad de estudiar para que tuviera mejores

oportunidades que las que ella había tenido en su vida; Nohora terminó sus estudios técnicos

mientras estaba embarazada, los que realizó sin ser su deseo, sólo en razón de permanecer afiliada
101

al sistema de salud de regimen contributivo 6 al cual tenía acceso por línea materna, dado que en

Colombia antes del año 2015 el Sistema de Seguridad Social en Salud (SSSS) a través de la Ley100

de 1993, artículo 163, estableció que a los hijos menores de 25 años se les podía afiliar al sistema

siempre y cuando se comprobara que se encontraban estudiando y dependieran económicamente

de los padres (Congreso de la Republica de Colombia, 1993). Este artículo fue modificado por el

artículo 218 de la Ley 1753 de 2015 (Congreso de la República de Colombia, 2015).

Su trayectoria laboral inicia de manera informal en su casa a partir del nacimiento de su

hijo, pues decidieron con Eduardo que ella permanecería junto a este sus primeros años. Su trabajo

es ofertado a través de la web y ha sido de mayor intensidad en temporadas especiales como

diciembre, pues se dedica a realizar peinados y manualidades. A partir de su trayectoria de unión,

se ha inscrito la toma de decisiones de Nohora, siempre en consensos con Eduardo y así mismo

esta acoge prioritariamente las ideas de él. Lo anterior puede sugerir una idea de asimetría de poder

en temas como negociación en pareja sobre sexualidad, toma de decisiones, planes de vida, etc.

(Plan & Profamilia, 2018; Profamilia y Ministerio de Salud y Protección Social, 2015).

Algunos acontecimientos significativos en su curso de vida, suscitados posterior a la

constitución de una familia, serán analizados en las transiciones ocurridas y puntos de inflexión.

6
El régimen contributivo es un conjunto de normas que rigen la vinculación de los individuos y las familias al Sistema
General de Seguridad Social en Salud, cuando tal vinculación se hace a través del pago de una cotización, individual
y familiar, o un aporte económico previo financiado directamente por el afiliado o en concurrencia entre éste y su
empleador (Minsalud, 2018).
102

4.2 Trayectos de vida de Luisa y Jaime

Inicialmente, se va a analizar las trayectorias de Luisa, las cuales están cargadas de

situaciones en las que ha debido tomar decisiones radicales, y asumir retos que según ella, le han

traído aprendizajes y ajustes en su curso de vida. Asi mismo aparecen algunos hitos que demarcan

el paso de una vivencia que ocasiona ajustes, identificadas como las mas relevantes en su curso de

vida como lo podemos visualizar en la siguiente gráfica.

Gráfica 4. Trayectorias en el curso de vida de Luisa


Fuente: elaboración propia, 2019

La mayor parte de su niñez la vivió en la ciudad de Saravena, Arauca, en donde realizó sus

estudios de basica primaria y secundaria. Esta región de Colombia ha sido demarcada como uno

de los sitios de mayor violencia del país debido al conflicto armado, calificada además como un
103

lugar de “tierras fértiles” con posibilidades de progreso para las personas que allí residían; fue tan

cruda la guerra en ese lugar que las tasas de homicidio por 100.000 habitantes para los años 1990

a 1997 (años de la niñez de Luisa), fueron respectivamente de 92, 223, 96, 207, 121, 128, 137 y

169, sobrepasando algunos periodos en más de 2 veces la cifra a nivel nacional (Gutierrez, 2010).

Refiere Luisa que allí pasó su niñez junto a sus hermanos y padres, quienes trataron siempre

de protegerlos, aislándolos de todo aquello que pudiese implicarlos en la guerra, tiempos en los

que incluso enviaron a su hermano menor de regreso a la ciudad de donde habían emigrado

(departamento de Santander), cuando sintieron el riesgo de que este fuera enlistado en las filas de

la guerrilla. En Saravena se convirtieron en propietarios de un almacen de ropa deportiva y

lograron un soporte económico importante. Luisa fue una estudiante destacada académicamente

en su colegio, el cual tenía enfásis en líneas técnicas, de las que ella eligió el aprendizaje de la

modistería; sus amigos eran pocos al igual que sus relaciones sociales. Luisa vivió en el Sarare,

región en la que además se dio inicio a la explotación petrolera en 1980, el crecimiento de la

agroindustria, la actividad agropecuaria, pero también en la que se implantó la violencia y el

conflicto armado, y en la que la educación superior no existía con amplia gama de ofertas, por lo

que se desplaza a Cúcuta para estudiar lo que según ella deseaba, arquitectura.

La trayectoria de unión en pareja inicia con ocasión de su embarazo, poco después de la

salida de su casa para realizar estudios superiores en una ciudad intermedia del país. Ella refiere

que su embarazo ocurrió cuando cambió de método de planificación familiar, lo cual fue ordenado

por el médico de este programa de salud, puesto que ella se había automedicado con una alta carga

hormonal, contrario a lo requerido para una joven mujer. A sus 20 años queda en gestación, rango

de edad en el que se encuentra el segundo porcentaje más alto en mujeres que realizan estudios
104

profesionales en la ciudad y tienen su primer hijo. En Colombia, la edad mediana a la primera

unión es cercana a los 21 años (PLAN & Profamilia, 2018).

A partir de la unión en pareja, aparecen interrupciones esporádicas en su trayectoria

educativa, en las cuales la falta de dinero y la sobrecarga por triples jornadas como estudiante,

madre ama de casa y trabajadora, le impidieron continuar de forma permanente sus estudios, a tal

punto que a la fecha ella siente frustración porque, considerándose buena estudiante, no pudo

lograr su grado en el periodo que se había propuesto. Así mismo realizó cambio de carrera, pues

en el séptimo semestre del programa de arquitectura, ella decidió trasladarse a trabajo social,

causado por la extenuante jornada académica y horarios que tenía con el programa de arquitectura,

los cuales le impedían atender a su hija, a quien en la mayoría de ocasiones se llevaba para la

universidad a sus clases.

Lo anterior puede presentarse bajo un paradigma regional que ha impuesto estereotipos de

género asignando al hombre a las tareas de la producción y confinando a la mujer a los cuidados

y las tareas domésticas, lo cual también puede estar aunado a unas políticas públicas que aún no

han asimilado los cambios sociales de este nuevo modelo productivo (Guirao, 2011). Podemos

ver además su trayectoria laboral reiniciada posterior al nacimiento de su hija, pero esta vez con

un valor agregado, y es la creación de su empresa propia. Esta tiene una aprobación oficial ante

los entes del Estado y funciona alrededor de un 90% de manera virtual a través de la internet y

medios de comunicación telefónicos.

Luisa laboró además como mesera los fines de semana en un restaurante, vendió almuerzos

a sus compañeras de estudio, fue secretaría de un concejal, quien era el padre de una amiga, el cual

le permitía agendar su trabajo la mayoría de veces, de acuerdo con las necesidades de esta, todo

pensando en no descuidar la permanencia con su hija. Posterior a estas actividades y al año y medio
105

de su hija, Luisa sólo labora en su empresa, y en caso de requerir salidas a comprar el material de

sus diseños, o realizar actividades propias de la empresa, la acompaña Lupe su hija.

En relación con Jaime, este ha tenido así mismo trayectorias en su curso de vida que se

entretejen y que permiten ver la vida de un joven que habita en zona de frontera y que tiene una

hija en esta epoca de su vida. Veamos las trayectorias en la siguiente gráfica.

Gráfica 5. Trayectorias en el curso de vida de Jaime


Fuente: elaboración propia, 2019

Jaime creció principalmente junto a su mamá, pues su padre se marchó cuando este tenía

un año de edad, construyendo este suceso un hito histórico y así mismo un sentir hasta el día de

hoy relacionado con la necesidad de mantener presente la figura de un padre en su familia. Su

niñez la vivió en la ciudad de Cúcuta rodeado de comodidades económicas, pero, según él, en la

soledad puesto que su mamá debía laborar permanentemente en una aseguradora muy importante
106

en el ámbito internacional y sólo se veían en algunos espacios del día y con su padre sólo se

concebían visitas esporádicas alrededor de tres veces en el año.

Su trayectoria educativa inicia en el jardín infantil y transcurre sin interrupciones hasta la

básica secundaria en 2007, a pesar de ser cambiado de colegio en una oportunidad debido a su

actitud mal calificada por los profesores. Al terminar este nivel educativo, inicia estudios

universitarios en el ámbito privado costeados por su mamá; allí realiza tres semestres de ingeniería

industrial y decide cambiarse de carrera. En el segundo semestre de 2009 inicia estudios de

comercio internacional en una universidad pública y esta vez su padre le aporta para este fin.

Igualmente le regala un curso de inmersión en inglés para llevarlo a cabo en Inglaterra, el cual

durá un año (2011_2 – 2012_1). Este viaje, marca para el otro acontecimiento relevante en su

curso de vida, puesto que faltando una semana para marcharse, conoce junto a Luisa la noticia del

embarazo. Se separan durante este tiempo para ejecutar sus estudios e inicia una trayectoria como

padre alejado de su pareja e hija.

Posterior al nacimiento de su hija, existe una interdependencia de las trayectorias laboral y

de unión y una interrupción de la educativa, y es allí en donde suceden diversas transiciones y

ajustes en las que incluso al reiniciar estudios, cambia de universidad (de nuevo al ámbito privado

y costeada por su padre) para ajustar horarios de trabajo diurnos y estudios nocturnos. En su

trayectoria laboral se integra el trabajo informal, como la venta de gasolina de contrabando, la cual

era traída en su vehículo desde la región venezolana, además de las transferencias o los

denominados “giros” de moneda venezolana desde ese país para retirar en dólares en Colombia;

así como el trabajo formal en el que ha laborado como cajero de un restaurante, mensajero y

administrador de hotel.
107

Jaime realizó trabajos a los que tenía acceso, pero sobre todo tuvo mayor oportunidad a

aquellos informales hasta 2015, entre los que se encontraban los giros, de los cuales vale aclarar

que estas eran enviadas desde Venezuela a Colombia, obteniendo una ganancia por cada

transacción de hasta $500.000 (quinientos mil pesos mensuales). El proceso, era el siguiente como

lo relata el periódico de la región:

El negocio es recibir la remesa en pesos y convertirla en bolívares. Y es que una persona,

por hacer un envío de 300 dólares de Venezuela a Colombia - y puede hacer hasta tres

mensualmente- se gana alrededor de medio millón de pesos dependiendo del precio del

cambio del bolívar y del dólar (La Opinión, 2013).

Este “negocio” fue utilizado por algunos colombianos que encontraron en él una forma de

adquirir ingresos. La situación llevó a que el número de remesas enviadas de Venezuela a

Colombia se incrementara en un 400%, puesto que para el periodo 2006-2012 se movilizaba un

promedio de 350 millones de dólares por año, y posterior a esto en el año 2013, según refirió la

canciller Holguín, se incrementó casi en 800 millones, lo que motivó al gobierno de Venezuela a

suspender estas transacciones (Cancillería Colombiana, 2014).

Igualmente, la venta de gasolina fue otra forma de adquirir algún dinero, lo que pudo

realizar Jaime hasta 2014, cuando tuvo que vender su vehículo por falta de dinero para mantenerlo.

Los trabajos formales a los cuales ha accedido, han sido oportunidades que amigos y familia le

han otorgado. Por ende, Jaime se ha abierto a las opciones posibles para obtener aportes y llevar a

su familia, lo cual rompe caracterizaciones sobre los jóvenes, como las estimadas en los hallazgos
108

de Chaves, en donde estos son calificados como “seres inseguros de sí mismos, en transición, no

productivos, incompletos, desinteresados, entre otros (Chaves, 2005).

De otra parte, las transformaciones que ha tenido el contexto regional, por los diferentes

cambios sociales, incidió en la participación laboral para aportar a la familia tanto por parte del

hombre como de la mujer. Pero en el caso de Jaime era inaceptable quedarse sin laborar, mientras

que Luisa lo hacía, puesto que “el desempleo enfrenta a los hombres a un desbalance entre las

expectativas esperadas de ellos por la cultura predominante y el acceso a los medios legítimos para

cumplir su rol de proveedor” (Pineda, 2010).

4.3 Trayectos de vida de Edinson y Angélica

En el caso de Edinson y Angélica, cada uno ha transitado diferentes carreras en su curso de

vida. Veamos las trayectorias de Edinson:


109

Gráfica 6. Trayectorias en el curso de vida de Edinson


Fuente: elaboración propia, 2019

Edinson nació y ha vivido en Cúcuta durante toda su vida. Recuerda que en su niñez sus

padres se trasladaban continuamente de residencia, puesto que vivían en alquiler. Por esta razón,

para ellos fue relevante la presencia de un tío materno, el cual apoyó económicamente a toda la

familia, incluyendo a su mamá. Este tío era un empresario de taxis muy importante en la ciudad;

él adquirió algunas propiedades, que luego cedió a diferentes familiares con el objetivo de que

todos los sobrinos compartieran en el mismo barrio y zona. En consecuencia, después de vivir en

alquiler durante casi toda su niñez, se trasladan a casa propia donada por su tío, en una manzana

de la ciudad, en la que compartían todos los primos de Edinson.

Su trayectoria educativa inicia en la escuela primaria y termina sin interrupciones hasta la

secundaria en un colegio privado en 2011, tiempo durante el cual siempre se destacó como un

estudiante muy brillante. En su último año de secundaria, se entrecruzan las trayectorias educativa
110

y laboral, porque sus estudios tenían énfasis en una línea técnica y requerían de una práctica para

el certificado de terminación. Ello lo llevó a trabajar en la empresa de su tía, un negocio de taxis

en la que entregaba paz y salvos a los trabajadores, y a recibir un salario por esta actividad.

Para Edinson, los estudios superiores no eran importantes, al igual que para su madre y

hermanos; por esta razón, cuando se gradúa del bachillerato a sus 16 años decide continuar

laborando, hasta que en 2013 retoma la idea de estudiar e inicia la carrera administración de

empresas en una universidad privada, aún sin contar con recursos para esto. En ese sentido, la

mamá le aporta para su primer semestre y luego él busca el apoyo del ICETEX (Instituto

Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior) para continuarlos. A pesar

de ser calificado como un buen estudiante y tener el apoyo de la decana de la facultad de la

universidad para organizar sus horarios, debido a situaciones relacionadas con los trámites

administrativos para el préstamo, él no pudo acceder en tres oportunidades al crédito educativo,

por lo que ha suspendido sus estudios en tres periodos diferentes ((2014_1; 2016_2 y 2018_2),

encontrándose actualmente entre el VIII y IX semestre de su plan de estudios. De otra parte para

él, su hijo ha sido un motivador en esta actividad, y espera que algún día lo reconozca no sólo por

ser su padre, sino que además se sienta orgulloso por lo que logró, como lo expresa.

Posterior al nacimiento de su hijo, el cual es un acontecimiento transformador en su curso

de vida, existe un entrecruce de trayectorias educativas, laboral y de unión en pareja, especialmente

a partir de 2015, tiempo en el que deciden con Angélica iniciar la convivencia en casa de la mamá

de esta (antes de ese tiempo permaneció cada uno con su familia de origen). La trayectoria de

unión tiene una interrupción en el año 2016 durante unos meses; posteriormente, reiniciaron su

relación y conviven hasta la fecha, lo cual de cierta manera según el, está relacionado con la tristeza

que él sintió cuando su padre lo abandonó, marchándose de su casa para formar una nueva familia,
111

lo que no desea para su hijo. Refiere de esta forma que “un hijo es para toda la vida” y relieva por

tanto la presencia de un padre en la familia, motivo por el cual piensa en nunca apartarse de su

hijo.

El tío que apoyó la familia durante su niñez y parte de su juventud fue asesinado en el año

2014 en un suceso ocurrido a manos de sicarios en San Antonio del Táchira, zona de frontera

colombo-venezolana; sin embargo, los negocios de su propiedad han continuado siendo de manera

indirecta un apoyo para Edinson en relación con el campo laboral, pues la empresa que tenía ahora

es gerenciada por su hermana, quien le ha ayudado a obtener los empleos formales que ha

desempeñado, y en algunos casos le ha realizado préstamos de dinero. Para él, su trabajo es algo

que disfruta y así mismo ha logrado tener horarios acordes con las necesidades de cuidado y

traslado de su hijo, solicitud que ha realizado a sus jefes.

Se puede observar en medio del entrecruce de trayectorias de Edinson, cómo este se ha

inscrito en un cierto modelo de relaciones de género alrededor del trabajo doméstico y productivo,

el cual denomina Pineda “de respeto mutuo”, diferente del modelo tradicional y el modelo de la

“ayuda” (Pineda, 2010). Así mismo Puyana & Mosquera, (2003), lo denominan como de

construcción, y hace énfasis en salidas más cooperativas y equitativas no solo entre la pareja, sino

también con los demás miembros de la familia.

Las trayectorias de Angélica igualmente han tenido entrecruces, ajustes, y para ella el haber

tenido a su hijo, el cual había sido deseado, ha cambiado su forma de ser y estar en la vida. Se

observan sus trayectorias en la siguiente gráfica.


112

Gráfica 7. Trayectorias en el curso de vida de Angélica.


Fuente: elaboración propia, 2019.

Angélica refiere que desde niña fue llevada a la institución escolar, de una parte para recibir

instrucción, pero además para que su mamá tuviese tiempo para laborar, pues debía trabajar para

mantener su familia en razón a que el padre de esta se había marchado de la casa antes de que ella

naciera. Así, ella vive con sus abuelos, siendo el abuelo quien le dedicaba la mayor parte del

tiempo, acompañándola en sus tareas y enseñándole a realizar actividades a las que él se dedicaba,

como por ejemplo, el arreglo de los daños en la casa.

Ella refiere que creció sin la presencia de su padre y escuchando a su profesora decirle que

su mamá la dejaba siempre en el colegio “como a un bulto de papas”, por lo que sentía rabia,

frustración y una necesidad especial de cambiar esta situación cuando ella se convirtiera en madre.

En ese sentido se propuso que no dejaría a sus hijos solos, sino que trataría de estar presente, sobre

todo en la niñez de estos. Un amigo de la madre, muy allegado a la casa de los abuelos, poco a
113

poco se conviritió en lo que ella llama su padre de crianza. El las visitaba y le ayudaba a ella a

realizar las tareas, aportaba para los gastos de la familia, incluso pagó la universidad de su

hermana, y hasta la fecha es una de las personas que le aporta económicamente a Angélica para

sus gastos.

Angélica terminó sus estudios de bachillerato en 2013, siendo una estudiante muy mal

calificada académicamente por sus docentes; no obstante, no perdió algún año escolar.

Posteriormente inició una carrera tecnólogica en 2014, interrumpiéndola debido al embarazo y a

los problemas de salud que se presentaron en él. En el segundo semestre de 2015, cuando ya su

hijo tenía seis meses, inició estudios de ingeniería industrial en la universidad pública de la ciudad.

Durante el tiempo transcurrido a la fecha, no ha cancelado semestres, pero refiere no ir en línea

con la malla curricular debido a que ha tratado de matricular sólo entre cinco a seis materias

semestralmente en horarios tarde-noche o en la mañana muy temprano para poder estar con su hijo

el mayor tiempo posible.

Puede verse que tener un hijo para ella no implicó iniciar inmediatamente la convivencia y

unión en pareja, pues permaneció en casa de su mamá un semestre más aunque continuaban la

relación con Edinson. No obstante en 2015, cuando inicia la unión en pareja, también reinicia su

trayectoria educativa, y así mismo dos años más tarde la ocupación laboral, en la que se ha

desempeñado de manera informal como niñera en casa de su hermana, procurando estar siempre

con su hijo.
114

4.4 Trayectos de vida de Ricardo

Las trayectorias de Ricardo han sufrido interrupciones por diversas causas, así como

entrecruces entre ellas y algunos eventos que le hicieron cambiar su forma de ser y estar, como

podemos ver en la siguiente gráfica.

Gráfica 8. Trayectos de vida de Ricardo.


Fuente: elaboración propia, 2019.

En su niñez, Ricardo vivía con sus padres y hermanos en una vereda del municipio

Sardinata, en el departamento de Norte de Santander. Allí realizó su primaria en una escuela rural,

a la cual accedia caminando durante una hora aproximadamente para llegar a este lugar. Durante

este proceso ayudaba en las labores del campo, llevando los almuerzos a sus padres, recolectando

café y limpiando los potreros. Posterior a esta formación básica, pasó a un internado en el que
115

estudiaba de lunes a viernes, saliendo el día sábado para visitar a sus padres y ayudar como siempre

en las labores de su casa.

En 2006, junto a su familia emigra de la región como desplazados de la violencia, dejando

atrás todo aquello que habían consolidado. Así las cosas, sus padres lo ubican en la casa de una tía

en el municipio de Villa del Rosario, zona metropolitana de Cúcuta, y según él “empiezan de cero”.

El continua sus estudios de bachillerato en un colegio de este lugar, mientras que sus padres y

hermanos se van a vivir a un barrio períferico de Cúcuta, en donde su mamá trabaja como empleada

de servicios generales en una casa de familia y su padre como operario en una fabrica de Jeans en

Ureña, ciudad venezolana fronteriza con Colombia.

Termina su bachillerato en 2009 e inicia en 2010 estudios de obras civiles en la universidad

pública; estos no son culminados pues decide irse a prestar servicio militar al INPEC (Instituto

Nacional Penitenciario y Carcelario en Colombia), haciendo tres meses en Bucaramanga y 9 en la

ciudad de Cúcuta (año 2011). Inicia de nuevo estudios superiores en 2012 cambiando a la carrera

de trabajo social; allí realiza tres semestres en la misma universidad y lo suspende para iniciar

trámites de participación en la convocatoria de empleos que hizo el INPEC para esa fecha. Realiza

el curso en las ciudades de Bogotá y Santa Marta, pero al realizar el exámen de conocimientos, no

es aprobado, por lo que finaliza el proceso para él en esa convocatoria.

Sus trayectorias educativa y laboral, casi siempre han estado entretejidas, pues desde la

niñez aportaba su trabajo en la finca de sus padres mientas estudiaba y posteriormente al culminar

estudios de bachillerato, debía costearse el mismo los estudios que deseaba realizar. Al llegar a la

ciudad se dedica a realizar “mandados” en la casa de su tía, y sólo inicia labores remuneradas en

dinero al cumplir 18 años de edad, convirtiéndose en taxista por algún tiempo, utilizando estos

ingresos para pagar sus estudios y aportar a la casa donde ya vivía de nuevo con sus padres. En
116

2011 suspende esta labor para irse a prestar servicio militar. Finalmente, cuando conoce la noticia

del embarazo de su pareja y no puede acceder a un trabajo en la convocatoria a la que se había

presentado, realiza estudios técnicos como auxiliar de enfermería, costeados por él mismo e inicia

labores en esta área.

Aunque no ha recorrido una trayectoria de unión en pareja, sostuvo una relación de

noviazgo con la madre de su hija, la cual fue muy conflictiva. A esta la conoció en 2009 y desde

entonces mantuvo la relación entre rupturas y reconciliaciones. Al enterarse de la noticia del

embarazo, refiere que le dejó a su pareja muy claro que no convivirían por esta causa, lo cual ha

cumplido hasta la fecha; sin embargo, al conocer a su hija y convivir con ella refiere que “se le

partió la vida en dos”.

De esta forma Ricardo ha sido uno de los hombres que se involucró activamente en el

ejercicio de paternidad y aunque tradicionalmente algunos de los roles y oficios en esta tarea han

sido asignados a las mujeres, ya sea de forma transitoria o indefinidamente el asumió esta función,

dejando de lado esferas sobre las cuales se sustenta la masculinidad hegemónica (Cano, Motta,

Valderrama, & Gil, 2016).

4.5 Trayectos de vida de Anita

Las trayectorias de Anita están cargadas de muchas historias y acontecimientos relevantes

en su curso de vida, así como de interdependencias entre carreras, las cuales se divisan en la gráfica

a continuación.
117

Gráfica 9. Trayectos en el curso de vida de Anita


Fuente: elaboración propia, 2019

Como la hermana “menor” de su casa, siempre estuvo bajo las órdenes y el cuidado de sus

dos hermanas mayores, a quienes las veía y les decía mamá, puesto que su madre viajaba

continuamente junto a su padre quien era conductor de gandolas en rutas por Colombia. Sus padres

convivieron durante casi 30 años en unión libre, hasta 2006, cuando ella tenía 10 años, tiempo en

el cual su padre apareció asesinado.

Ella ingresó a estudiar la basica primaria cuando tenía siete años; a esta educación fue

acompañada durante el primer mes por sus hermanos, los cuales la llevaban hasta la clase y la

tranquilizaban para evitar que se saliera del salón, gritara o golpeara a la profesora, pues no le

gustaba estar en ese lugar. Cuando tenía 8 años, ya debía levantarse y hacer el desayuno para ella,

así como su merienda. Durante este tiempo relata que su padre traía cada vez que llegaba de viaje,

algún bulto de mercado, el cual, cuando volvía a marcharse, era vendido por su madre para tener
118

dinero y así poder dar a sus hijos para el colegio, quedando con el mínimo de elementos para

subsistir. Así las cosas, inicia su trayectoria laboral puesto que salía con sus hermanos a vender el

mercado que su mamá organizaba para este fin, así como pasteles y otras comidas a los vecinos

del barrio.

Al morir su padre, la situación económica se torna más díficil y alrededor de tres años más

subsisten con aportes de vecinos, amigos y familia, al igual que con lo obtenido de las ventas que

la mamá de Anita les enviaba a realizar, hasta que finalmente recibieron una pensión que les

asignaron por la muerte de su padre. El colegio donde estudiaba junto a sus dos hermanos mayores

quedaba como a unas treinta cuadras de su casa, al que iban en un carrito contratatado por su

mamá, que en ocasiones se quedaba varado, debían empujarlo, y tenía tanta demanda para el

transporte de estudiantes, que a veces los “metían en el bául de este”.

Siguió sus estudios secundarios y relata que estuvo en “cuadro de honor”, puesto que era

muy buena estudiante, pero siempre le llamaban la atención por la “indisciplina”. A partir de sus

15 años laboraba en el periodo vacacional de diciembre en almacenes de calzado, lo cual hacía con

el objetivo de pagar en el año siguiente sus uniformes, zápatos, así como “retiros” que el colegio

programaba fuera de la ciudad. Así termina sus estudios de bachiller en 2012 suspendiendo esta

trayectoria momentaneamente para laborar durante el 2013 en un almacén de calzado con el fin de

obtener el dinero para iniciar la universidad.

En ese mismo año, 2012, conoce al padre de su hijo con quien inicia una relación, quedando

en embarazo en el año 2013. Ella permanece en la casa de su mamá sin contar a alguien acerca de

la gestación. De otra parte, Anita se enteró de la relación que tenía el padre de su hijo con otra

mujer y decide romper con este definitivamente (octubre de 2013). Fue así como permaneció sin

su pareja durante todo el embarazo y parte de la niñez de su hijo.


119

Retomó su trayectoria educativa en la universidad en 2014, actividad que alternaba con el

cuidado de su hijo ya nacido y su trayectoria laboral, pues realizaba algunos trabajos en casa como

vender minutos, cuidar a sus sobrinos y otros esporádicos en periodos vacacionales fuera de casa

como vendedora de ropa o calzado, lo cual realizaba para obtener el dinero del pago de la matrícula

del siguiente semestre.

Así las cosas, analizando una suerte de regularidades que emergen como una constante en

las narrativas de algunos sujetos y en las trayectorias que se han ido trazando durante su curso de

vida, se puede vislumbrar “un antes y un después” del hijo, como ellos mismos lo refieren en sus

relatos. Se develan “marcas” que traen desde su niñez o juventud y que han ido tornando una

subjetividad que les hace repensar y resignificar las relaciones entre padres e hijos en la crianza y

así mismo un tipo de idealización de la figura del padre o madre en ella; también entretejidos e

intersecciones entre trayectorias que van hilando la vida de un sujeto en las que irrumpen

acontecimientos, a su vez promueven giros en su curso de vida, en su forma de ser, pensar y en

sus relaciones.

En ese sentido, se hallan eventos en el pasado que cimentan unos motivos “porque” de su

actuar y forma de pensar como padres y madres en el periodo actual. Entre ellos los relacionados,

con la percepción de abandono o disminución en la intensidad de las relaciones con sus padres

durante su niñez o juventud y de esta manera una apuesta por un “tipo ideal” de paternidades y

maternidades, las cuales desean vivenciar con sus hijos en la crianza; es decir, desde su relación

con sus predecesores, resignifican las formas relacionales entre padres e hijos en la crianza y en

términos de Schutz, se “proyectan” hacia un ejercicio simbólico de permanencia casi tiempo

completo junto a estos.


120

Por otra parte, se hallan entretejidos de trayectorias, transiciones y giros en el curso de vida

de los sujetos, principalmente cuando se conoce la noticia de una gestación en curso, lo cual trae

consigo nuevas formas de situarse como padre o madre en condición juvenil, con el pensamiento

de hacer lugar al que llega. Se divisan entretejidos de trayectorias con esfuerzo por mantener

algunas cárreras prácticas en su curso de vida mientras se da inicio a nuevos roles y situaciones,

teniendo como punto de inflexión que potencia la continuidad de las mismas, al hijo(a) que está

por llegar, como un motivo “para” esforzarse, “independizarse” o simplemente para acoger al que

llega.

Asi mismo, este análisis permite ver las rupturas con aquella designación determinista de

pobreza que a su vez plantea consecuencias como el abandono de proyectos “tipicamente

juveniles”, como su trayectoria educativa, pensándolo además como una relacion causal o unívoca

cuando se convierten en padres y madres en condición juvenil (Fainsod, 2008). Por el contrario,

se vislumbran diversos recorridos en medio de variados contextos sociales, culturales, políticos y

económicos, en medio de los cuales estos jóvenes entrelazan sus trayectorias y en muchas

ocasiones la presencia de su hijo o hija, potencia sus carreras educativa y laboral.

En clave del enfoque curso de vida, y de los hallazgos en el presente apartado, se plasman

las experiencias de crianza contadas por estos jóvenes, así como la consolidación de unos motivos

“porque y para” en torno a esta carrera construida; en ese sentido, diseñamos dos categorías

centrales agrupadas, entendiendo el momento de la noticia de la gestación como un punto de corte

entre “un antes y un después”, lo cual implica incluso las experiencias vividas desde la crianza

misma recibida por los jovenes padres y madres, las cuales fundan unas formas de pensarse y

relacionarse como padres y madres con sus hijos(as). Se titulan a estas categorías: experiencias

con los predecesores: “paternidades y maternidades idealizadas” y “darse cuenta” de la


121

existencia del hijo(a): quiebres y transiciones del sujeto, derivando de esta última tres

subcategorías: la noticia de un hijo en la juventud: un acontecimiento irruptor que propicia

miedos, resistencias y agenciamientos; “ver el rostro del hijo, reconocer su existencia”: punto

de inflexión en padres y madres; y entretejidos y potenciación de trayectorias, haciendo lugar

al que llega. Todo lo propuesto por los jóvenes da cuenta primero, de las vivencias del pasado en

las que aprendieron de las relaciones con sus padres a proponer una forma de ser con sus hijos y,

segundo, de aquellos recorridos múltiples que hicieron, desempeñando diversos roles para dar

continuidad a sus trayectorias, pero además para abrir espacios “de calidad”, como lo refieren, para

sus hijos. Todas ellas narradas bajo una mirada reflexiva del pasado, que soporta la mayoría de

actos proyectados con una intensión de futuro. Se observa a continuación lo referido en los

siguientes apartados.

4.6 Experiencias que emergen a partir de los trayectos con los predecesores: construcción

de paternidades y maternidades idealizadas

En medio de la multiplicidad de contextos, existen diversos sentidos otorgados a las

paternidades y maternidades en las familias colombianas, transitando desde las formas más

hegemónicas hasta las “marginadas” como las denomina Connell (1995), entendida esta última

como una forma de democratización de las relaciones familiares. Estas se encuentran inmersas, a

su vez, dentro de la variada visión subjetiva de masculinidades, las cuales no hacen referencia a

tipos de carácter fijo, sino a configuraciones de prácticas de género surgidas en contextos

socioeconómicos y culturales muy particulares (Viveros, 2002).


122

En este caso, se observa que los jóvenes participantes se forman, a partir de las relaciones

que sostuvieron con sus padres y del tiempo que permanecieron con ellos, una expectativa respecto

de su práctica como padre o madre y de la relación que desean tener con el hijo o hija, mostrándose

los hombres más críticos con la ausencia de su padre en la vida cotidiana, y las mujeres con la

ausencia de su progenitora, lo cual puede enmarcarse en una perspectiva de la masculinidad

hegemónica.

Para Eduardo, Jaime y Edinson, haber sufrido el abandono de sus padres durante su niñez

o parte de la juventud y no disfrutar la compañía permanente de una madre, marcó un hito que les

hace pensar en la necesidad de mantener estas figuras en la familia y así mismo en valorar con un

estándar muy alto la presencia del padre en la “formación” del hijo(a).

Para Eduardo el haber perdido a su mamá debido a su muerte y a su padre por un lapso de

tiempo, le hace pensarse de una manera diferente para su hijo, lo cual aparece en medio de su relato

en algunos apartes como este: “siempre sufrí mucho por eso, porque él quiso vivir su vida

también(el padre) y junto con mi hermana … pasamos un largo proceso sin mamá, y entonces todo

eso me lleva a de que ahorita mi hijo no me gustaría que lo pasara, sí, entonces he tratado por ser

el mejor papá, he tratado porque a él no le falte nada, nada de lo que me faltó a mí, ¿sí?, y he

tratado porque él esté con su papá y con su mamá”.

Para Jaime, igualmente la dificultad de acercarse a su mamá, a la cual califica como “fría”,

y el no tenerla el tiempo deseado durante su niñez, así como la ausencia de su padre en este mismo

periodo, puesto que este se marchó de la casa al divorciarse de su madre, le hace pensar en lo

diferente que desea ser él en la relación con su hija y pareja. Esto puede hallarse en algunos apartes

de su relato como los siguientes: “mi mamá es una persona muy seria … bastante cerrada, no

expresa mucho cariño”; “entonces un día llegó y me dijo (la mamá): no voy a volver al colegio,
123

¡que vaya su papá¡, entonces mi papá pues… fue a la primera entrega de notas y dijo ¡no¡, que

vaya su hermano"…” yo fui criado por mi mamá, porque mi papá se separó en ese momento de

mi madre, se fue de la casa, digamos que yo iba a pasar por algo muy parecido y pues Dios no lo

permitió, yo decidí pues siempre estar al lado de mi hija, para brindarle pues el apoyo y que ella

siempre sepa que tiene el respaldo de su papá”.

Así mismo Edinson, quien sufrió de manera muy fuerte la separación de su padre, el cual

le había prometido que nunca lo dejaría a pesar de que no mantuviese la relación con su mamá,

recuerda con nostalgia y no desea repetirla con su hijo, refiriendo que un padre es “para toda la

vida”. Lo anterior es ilustrado en relatos como: “dedicarme, pues nunca alejarme de él, siempre

estar pendiente … hay una canción que dice "que un hijo es para toda la vida…, siempre han dicho

que de cierta a edad a cierta edad tiene que hacer cosas, después de los 18, que ya tiene que trabajar,

que ya tiene que ir a la Universidad, que ya tienen que independizarse, pero uno tiene que

ayudarlos, no dejarlos solos, y hay que dedicarles tiempo”.

Así las cosas, vemos que para los jóvenes, la figura paterna, ya sea presente o ausente, es

un referente central en la construcción identitaria, como el modelo masculino a seguir o a superar

(Viveros, 2000).

Angélica, quien es la única participante mujer quien no contó con la presencia de su padre

biológico desde que nació y así mismo sintió el distanciamiento de su mamá debido al trabajo de

esta, refiere que la situación formó en ella una forma de ser como madre, que incluso desde muy

temprana edad deseaba tener un hijo para “permanecer con él en la juventud” y acompañarlo el

mayor tiempo posible. Sus relatos, a pesar de ser una mujer muy entusiasta y fuerte, están cargados

de dolor cuando hace referencia a este tema. No obstante, para ella, el lugar de su padre biológico

fue cubierto por un amigo de la familia a quien reconoce como “padre de crianza”, el cual hasta la
124

fecha aún “cubre” este lugar; esto contrasta con la ausencia parcial que percibió de su mamá

durante la crianza. Recuerda en concreto lo que su profesora le decía: “su mamá viene y la deja

aquí como un bultico de papas… entonces pues siempre estuve muy sola… entonces, yo siempre

quería tener mi hijo joven… y sí, lo he disfrutado bastante, cuando ha tenido clases, no me he

perdido nada de él”.

Este tipo de representación de la maternidad no concibe a la mujer fuera del ámbito de la

crianza ni del cuidado del hijo, puesto que, además de laborar, debe “responder” por sus hijos

permaneciendo con ellos, de lo contrario el niño o niña crecería sin el “ángel del hogar”, como la

denomina la autora (Sinués, 1859). Se puede ver similar situación en el caso de Anita, quien jamás

deseó convertirse en madre y por ello se considera “una niña diferente”. “todas las niñas dicen que

quieren ser mamás, que quieren tener esposo, que quieren… ¡pero pues yo no¡, soy como una niña

diferente y no pues nunca me imaginé que, que fuera a tener un bebé”, “pues a mí el miedo que

me daba era porque yo sabía que tener un hijo era … dedicación”.

De esta forma se observa que la experiencia emerge post hoc, a partir de la reflexión sobre

aquello que ha pasado y que deja huellas, como refiere Larrosa (2003), y que en el caso de los

jóvenes, ha dejado en ellos una percepción de cómo no debe ser un padre o madre, puesto que la

ausencia de estos durante su niñez o el sentir de la “frialdad” en sus relaciones, marcó una pauta

que les deja en su subjetividad una intención de ser diferentes a ellos, en lo que respecta a las

formas relacionales con los hijos.

Se ve ahora la ocurrencia de experiencias posteriores a conocer la noticia de la gestación,

las cuáles marcan en el sujeto joven de manera relevante. Esta es la que se ha denominado “darse

cuenta” de la existencia del hijo(a): quiebres y transiciones del sujeto. Como ya se ha referido esta

gran categoría a su vez se abre en tres subcategorías que verán a continuación.


125

4.7. “Darse cuenta” de la existencia del hijo(a): quiebres y transiciones del sujeto

En este aparte se dará cuenta de aquellos puntos de inflexión, transiciones y giros en el

curso de vida que ocurren en los padres y madres jóvenes, precisamente a partir de conocer la

noticia de la gestación, de “ver” a su hijo cara a cara, de reconocer su existencia. Se ubica no en

un tiempo cronológico estático o determinado, sino en aquel tiempo humano en el que reconocen

a un recién llegado en su vida, lo cual puede ocurrir en un momento determinado o ir formándose

en el transcurso del tiempo. En ese sentido se verá la emergencia de subjetividades, de rupturas de

prácticas o de contextos en la medida que va dándose la reflexión, los argumentos y la toma de

decisiones que transforman los lugares desde donde los yoes ven al otro.

4.7.2 La noticia de un hijo en la juventud: un acontecimiento disruptor que propicia

miedos, resistencias y agenciamientos.

Para todos los participantes siempre hay un inicio y una trama argumentativa que devela lo

profundo, feliz o doloroso que puede ser un acontecimiento significativo, especialmente cuando

se trata de un evento como la noticia de convertirse en padre o madre en condición juvenil. Para

algunos de los participantes del estudio, el conocer la noticia fue el detonante de temores, angustias

y replanteamientos de su vida; para otros fue lo que ya habían planeado, pero no dimensionado

como lo vivenciaron. Se hallan entre ellos referencias a este evento como “un balde de agua fría”,

una gran noticia, la sorpresa inoportuna, el cumplimiento de un anhelo y algo indeseado. A

continuación se observan algunos casos.


126

Para Nohora, Luisa y Anita quienes se encontraban en contextos diversos, la gestación no

era una opción deseada y la noticia fue “muy difícil de aceptar”. Nohora estaba casada con Eduardo

desde sus 16 años7 y pensaba en continuar sus trayectorias de entonces; Luisa era una estudiante

y modelo de ropa exterior, soltera de 20 años que había salido para realizar estudios universitarios

de una pequeña ciudad a Cúcuta, auspiciada por su padre; y Anita una joven que vivía en casa de

su mamá junto a sus hermanos e iniciaba estudios de pregrado costeados por ella misma. Cada una

devela en su narración ciertos miedos y resistencias hasta que finalmente aceptan ser madres.

En ellos emergen sentimientos que llevan tanto a mujeres como a hombres, en algunos

casos a pensar que defraudaron a sus padres, y, como refiere Adaszko, en el caso de la mujer, el

embarazo aparece como la expresión más evidente de la actividad sexual femenina a una edad en

que ésta no es socialmente aceptada por lo que puede verse como “una vergüenza para la familia”

(Adaszko, 2005) y en tal caso se debe esconder.

Por ejemplo dice Nohora: “yo no lo creía, yo no creía quedar embarazada, … incluso me

hice tres veces la prueba de embarazo, ehh, de sangre … como a los siete, ocho meses, ya pa´ José

nacer, fue cuando me vi la barriga, todo el mundo se enteró …y cuando ya todo el mundo supo …

me creció esa barriga, y ehh, entonces yo me resigné que estaba embarazada, pero yo noo, eso fue

más duro para mí … yo no quería, porque yo quería todavía disfrutar, …porque obvio cuando uno

queda embarazada todo cambia”. Así mismo emerge en ella temor por la dificultad económica que

se pueda presentar y por prepararse para el futuro nacimiento del hijo, lo cual relata así: “cuando

7
Para poder casarse, de acuerdo con el Código Civil colombiano artículo 117, que reza lo siguiente «Los menores de
la edad expresada no pueden contraer matrimonio sin el permiso expreso, por escrito, de sus padres legítimos o
naturales. Si alguno de ellos hubiere muerto, o se hallare impedido para conceder este permiso, bastará el
consentimiento del otro.» (República de Colombia, 1887), Eduardo y Nohora debieron hablar con los padres de esta,
pues ella tenía 16 años. Su padre accedió a esta solicitud y convenció a la mamá que también lo hiciera pues según él,
era lo mejor para ellos.
127

nos enteramos que José iba a nacer, esteee, siempre nosotros hablamos mucho antes de que

quedara, si llegara yo a quedar embarazada que tocaba ahorrar en el transcurso del embarazo …,

uno nunca sabe si él no llega a tener trabajo o algo así, pues así hicimos, nosotros en todo el

embarazo, ehh, tuvimos siempre un ahorro, un ahorro”.

Luisa, de su parte relata los miedos que sintió y su forma de enfrentarlos: “lo primero que

uno siente es miedo… yo estaba embarazada, pero nadie sabía …yo no volví a modelaje, a mí me

fue mal en la universidad, […], mi primera reacción, fue eliminar a todos mis amigos de Saravena

… de las redes sociales … dentro del miedo de uno, de que de pronto lo juzguen… entonces era

el miedo de que mi papá dejará de apoyarme económicamente… mi miedo más que todo era eso,

miedo a sentirme señalada, de pronto por la familia o por si … y hasta que un día no me aguante

porque yo estaba muy enferma, mi mamá, ella estaba acá… y le dije no mami… estoy

embarazada”.

Ella describe cómo fue el proceso para asegurarse de estar embarazada, así: “incluso yo me

tomé unas pastillas de postday8 pero no me hicieron nada y quedé embarazada, entonces yo le dije

a Jaime: yo me siento mal, yo estoy embarazada, y me dijo Jaime: no, pues hágase una prueba de

sangre, y yo me hice la prueba[...] entonces la prueba de orina salió positiva; y no, hágase la prueba

de sangre de una vez, no… para mí fue terrible”.

Anita, quien se consideraba “una niña diferente” porque no deseaba casarse ni tener hijos,

expresa el miedo sentido, así como la resistencia en estas palabras: “pues nunca me imaginé que,

que fuera a tener un bebé y que pues cuando nos enteramos de que estamos embarazados, ehh,

8
Es un medicamento hormonal que según la OMS previene embarazos dentro del plazo de varias horas o pocos días
después de haber mantenido una relación sexual sin protección. No se considera un método de planificación familiar
y su uso se reserva solo para situaciones de “emergencia” (OMS, 2018).
128

pues para mí fue muy duro y pues yo le decía a él, que yo no quería tener pues un hijo… …y pues

ese era mi miedo y pues él no, él decía que, que teníamos que tenerlo, que él si quería tener un

hijo, entonces pues ya lo tuvimos y pues ya”.

Cada una de estas jóvenes narra sobre la utilización que hacían de planificación familiar

antes de su embarazo, puesto que no concebían en ese momento la transición a convertirse en

madre, lo cual falló e implicó una ruptura con sus expectativas o proyectos planteados, así como

un proceso de ajustes y aceptación a nuevas trayectorias en su curso de vida. Siguiendo a Bachrach

y Newcomer (1999) y Barrett y Wellings (2002), se puede decir que el evento de conocer que se

encontraban en gestación pudo crear la coexistencia de sentimientos de ambivalencia en una madre

joven que conoce la noticia de su embarazo en un momento inesperado, en el que también emergen

miedos como el temor por la pérdida del “disfrute” de la vida en pareja, por la escasez de recursos

económicos, por el juicio emitido contra ellas, y por sentir que no serán suficientemente “buenas”

como madres.

En ese sentido, en medio de una cultura hegemónica que ha ido construyendo lo “ideal”

para cada proceso, estimando edades o rangos etarios para cada situación, dentro de las que se

releva que el quedar embarazada en la juventud es casi una “epidemia” que se debe controlar, y en

la que se legitiman prácticas concretas sobre el cuándo o cómo se debe actuar o transitar en el

curso de vida, puesto que de lo contrario se plantearan intervenciones sobre sujetos que

difícilmente se adecúan a ciertos estereotipos vigentes en la sociedad (Adaszko, 2005), es “difícil”,

como ellas lo refieren, conocer esta noticia. Lo anterior además porque en la región se ha

propiciado un seguimiento en contra del embarazo precoz, direccionado desde el nivel nacional,

que se evidencia en noticias del periódico regional como las siguientes: “Con la jornada única

escolar se atacará el embarazo prematuro” (La Opinión, 2015); “consecuencias del embarazo en
129

la salud de los jóvenes” (La Opinión, 1987); “embarazo adolescente bajó 50% en Cúcuta” (La

Opinión, 2015). Todo lo anterior genera una tensión y estigma frente al embarazo que puede

acaecer en jóvenes, lo cual podría dar origen a temores sobre juicios que se realizan a estos sujetos,

especialmente cuando son mujeres. No obstante, siguiendo a Heilborn (1998), vale recordar que

aquello que hoy se estigmatiza, por ejemplo el embarazo en una franja etaria de 14 a 18 años, fue

considerado en antaño, la etapa ideal para que la mujer tuviera hijos (Heilborn, 1998), siendo

entonces una declaración que nos hace pensar en las consecuencias que conlleva establecer y

estigmatizar unicausalmente los sujetos, sin poner entre paréntesis las condiciones sociales,

políticas, económicas, que rodean cada situación en particular.

Se observa en los relatos cómo a partir del estigma percibido emergen miedos y resistencias

para aceptar la situación, entre estas, realizar la prueba de embarazo en repetidas ocasiones,

negarse por algunos momentos a aceptar la noticia, intentar “mantenerla en secreto”, tomar

medicamentos de emergencia, desear abortar y ocultar incluso el crecimiento del cuerpo durante

casi toda la gestación. Se puede decir entonces, que en medio de diversos contextos, las mujeres

debieron conciliar sus trayectorias de vida con la situación emergente y de esta manera re-pensarse

frente a aquello que marcó “un antes y un después” en ellas, como lo refiere Luisa, pero a su vez,

la toma de decisiones en la que se evidencia “resignación” en el caso de Nohora; la ruptura del

secreto para la familia y amigos en Luisa, y la eliminación del deseo de abortar, así como la

adopción de la decisión de su pareja, en Anita.

Puede verse en Anita, la relevancia de la decisión de su pareja en relación a tener a su hijo,

la cual estuvo por encima de sus deseos. Lo anterior podría haberse dado debido a varios motivos,

dentro de los cuales están la edad que le supera su pareja, pues este es nueve años mayor que ella,
130

además de una norma social patriarcal que prevalece en la familia en la que el hombre es quien

toma las decisiones (PLAN & Profamilia, 2018; Moreno, 2000).

Entre los hombres del estudio que no esperaban ser padres en ese momento, se encuentra

Ricardo, el padre soltero e independiente económicamente de su familia y Jaime, el hijo único que

vivía con su mamá y disfrutaba de comodidades económicas. Para Ricardo la recepción de la

noticia fue “un balde de agua fría”, lo cual narra de la siguiente manera: “primero le pregunté que

si era verdad, porque pues obviamente uno lo… del mismo choque, uno pregunta muchas veces y

después, ¡no¡ … pues hacerle para adelante, era lo único que quedaba, jamás pensando cosas

malas…pero pues ya con el tiempo fue uno asimilando la situación y ya después se convirtió como

en, como en un objetivo que tenía que cumplir uno, no, y era sacar adelante ya la situación”.

De otra parte Jaime, quien debía hacer un viaje al exterior casi en el momento en el que

Luisa le da la noticia de su embarazo, refiere: “pues difícil, yo solamente pensaba ¿en qué iba a

trabajar cuando llegue?, ¿qué iba a hacer?, ¿dónde iba a vivir?, o sea todo ese tipo de cosas, los

hombres somos más pensando en la parte económica, en eso, porque yo a Luisa la quería mucho,

la amaba mucho, obviamente yo dije: no¡ ya untado el dedo, untada la mano, ya nos tocó¡”. Así

mismo describe la experiencia de la manera siguiente: “nos enteramos días antes de yo irme para

Inglaterra, yo tenía ya el viaje listo, yo tenía ya todo pago, mi papá ya me había pagado todo para

que yo me fuera para allá y estudiará los seis meses allá (pasaron diez meses); entonces nos

enteramos, cinco o seis días antes, … y tomamos la decisión entre los dos, … yo allá no comía,

mientras mi familia no sabía, porque nadie sabía, yo me fui y nadie supo, y como a los dos meses

ya Luisa me dice ¡yo no soporto más¡, yo tampoco soportaba más con la angustia, con todo,

entonces empecé a llamarlos”.


131

También existen participantes que deseaban tener un hijo, para los cuales esta noticia trajo

otro tipo de experiencias. Eduardo, quien es la pareja de Nohora, así como Edinson y Angélica,

habían planeado convertirse en padres desde muy jóvenes. Por esa razón, la noticia del embarazo

fue motivo de alegría y de repensar los ajustes que venían en su familia como algo inherente a sus

deseos. Sin embargo, para Edinson y Angélica este hecho ocurre justamente cuando habían roto la

relación, lo que lleva a Angélica, quien se entera primero a buscar a su pareja para contarle, y de

esta forma reinician su noviazgo. Para Edinson este evento es motivador y refiere. “fue muy bonito

porque no me lo esperaba pensé qué, jummm, me dio hasta un ataque, tenía un ataque, me dio un

ataque de risa, sí, (risas). … que bueno, vamos a tener un hijo, ¡toca seguir adelante ¡”. Para

Eduardo, quien ya había tenido una perdida fetal dos años atrás con Nohora, esta noticia produjo

alegría puesto que había logrado el tan anhelado deseo. El relata lo siguiente: “yo era el tío solterón;

el mayor, el solterón (tenía 28 años); pero un hijo “… ¡es algo inexplicable¡, porque es mi primer

hijo, es algo inexplicable el saber qué… hay una segunda oportunidad”.

Angélica, como la única mujer del estudio que deseaba tener un hijo, refiere lo siguiente:

“pues Jhon no fue un accidente, nosotros quisimos tenerlo y duramos seis meses intentándolo y yo

pensé que ya no lo íbamos a tener, ¿verdad?… después de que habíamos ya dejado la esperanza

de tener un bebé”. Para ella, la gestación y sobre todo tener un hijo, era una forma de realizarse

como mujer y madre.

Se puede analizar que en el caso de los hombres, la noticia de la gestación fue algo que los

hizo emocionar, reflexionar y re-pensarse, analizando la situación como algo, que aunque hubiese

sido improvisado, debían atravesar mientras ajustaban algunas estructuras en su vida y en su forma

de ser; para ellos el mayor temor que trajo la noticia del hijo fue pensar en el escaso capital

económico con que contaban, puesto que se consideraban responsables de la crianza del hijo y
132

pensaban con mayor avidez en buscar estrategias para establecer la forma de atender las

necesidades de estos y en algunos casos, para cubrir gastos relacionados con la nueva residencia y

la convivencia con su pareja, la cual inician tiempo después del nacimiento del hijo, excepto en el

caso de Nohora y Eduardo quienes ya eran casados o en Ricardo y Anita quienes decidieron

continuar en monoparentalidad. Siguiendo a Adaszko (2005) se puede decir que en concordancia

con un modelo de género que reprime la sexualidad femenina y fomenta la sexualidad masculina

y el rol del varón como proveedor, para los varones la reacción de la familia –si bien es un tema

que los pone nerviosos e incómodos– no constituye la principal preocupación. Su dilema se centra

en el cambio de vida y las nuevas obligaciones y responsabilidades –fundamentalmente

económicas– que representa la paternidad.

Por el contrario, en la mujer aparentemente existe una dura controversia emocional. Surgen

mayores miedos y resistencias para aceptar su situación y así mismo para la toma de decisiones,

su mayor preocupación es cómo comunicarles u ocultarles el embarazo a sus padres o familia y

amigos. De esta forma se puede notar una suerte de división de respuestas a esta noticia según

género, en las cuales el hombre se siente vulnerable y busca estrategias para aportar

económicamente para el sostenimiento de su familia, las que siguiendo a Bourdieu, son acciones

coherentes llevadas a cabo por agentes racionales, teniendo como fin establecido el cumplimiento

de un objetivo (Bourdieu, 1999); mientras tanto en las mujeres se suscitan miedos mayormente

por la interrupción de sus proyectos, por el qué dirán amigos y familia, por considerarse incapaces

de ser buenas madres y por las necesidades económicas que se incrementan.

Posterior a este análisis relacionado con las experiencias de madres y padres frente a la

noticia de una gestación, se han agrupado aquellas que acaecen a partir del nacimiento de su hijo,

lo que ocasiona también diversas transiciones en sus trayectorias y así mismo promueve la toma
133

de decisiones frente a las vivencias en la crianza. Para todos los participantes del estudio, la llegada

del hijo o hija es algo muy significativo, que en algunos casos irrumpe de la manera más

inesperada; no obstante, no soslaya aprendizajes, reflexiones y transformaciones en el curso de

vida de los sujetos. A continuación se describe, a partir de los relatos y análisis de los mismos, la

emergencia de estas experiencias.

4.7.3 “Ver el rostro del hijo, reconocer su existencia”: punto de inflexión en padres

y madres.

El rostro, siguiendo a Viveros-Chavarria (2015), es la singularidad extrema de cualquier

sujeto, su epifanía, su aparición desnuda ante los ojos del otro, su mayor nivel de sensibilidad

(Viveros-Chavarria, 2015). Desde esta noción es factible comprender, la aparición del hijo que

aunque para algunos fue un anhelo desde antes de nacer o de gestarse, no se concibe como un ser

que existe, sino cuando se ve, cuando se percibe que hay un otro. En ese sentido, “no es el rostro

mismo con su piel o color de ojos, etc, lo que se ve, sino a ese otro que deviene en mi vida bajo

una total responsabilidad y libertad” (Levinas, 2002, p. 79).

En el caso de Eduardo y Nohora ver “el rostro de su hijo” es aquel acontecimiento

potenciador que les ha hecho repensarse y percibirse como padre y madre. Para Eduardo, saber

que su hijo había nacido era algo inexplicable, un acontecimiento narrado como “una segunda

oportunidad que le daba Dios y la vida”, puesto que después del aborto expontáneo ocurrido en el

quinto mes del primer embarazo de Nohora, había quedado totalmente abatido, y aunque esperaba

el momento del parto actual, para él era increíble lo que estaba sucediendo: ”en el momento creí

que estaba como en un cuento, o sea, como en un cuento donde el final es feliz… y sale mi cuñada
134

y me dice mire este su hijo y yo no creía, y yo no creía, y la verdad ese es mi hijo y yo no lo podía

agarrar, yo me volteaba se me colocó la piel de gallina, no sabía qué hacer, contento pero no me

aguanté las ganas y dije ¡no¡, eso hay que despertar de este sueño y lo agarré”. En ese sentido,

este acontecimiento, el ver a su hijo y tenerlo en sus brazos, trajo consigo la percepción de haber

cumplido su deseo, ser padre, pero además reconocer a su hijo como parte de sí, como ese otro que

venía a prolongar su existencia.

Para Nohora, quien se debatía entre el rechazo, la resignación y el deseo, fue relevante

verlo al nacer, refiere el momento del nacimiento, como aquel en el que comprende que se ha

convertido en madre y que ya no puede “dar marcha atrás” a esta trayectoria construida. Refiere

así, lo sucedido: “cuando ya lo acepté … yo ya esperaba que, que naciera rápido… pero cuando

nació yo estaba acostada … como si no fuese… me acordé, que si, como que ya tome conciencia,

como que ¡ay! ya nació, dije yo dentro de mi, y me lo mostraron y ya me dieron ganas de llorar…

cuando yo oí el llorido (voz temblorosa) [...]. fue como si me hubiesen metido una cachetada.

Reaccioné, ahí yo me di cuenta de lo que estaba pasando a mi alrededor”.

A partir del momento en el que Eduardo relata hallarse “como un cuento de hadas” o

Nohora como el “darse cuenta de”, devienen transiciones, en donde ese otro aparece siempre como

un actor principal que hace estremecer y emerger emociones nunca sentidas. Para Eduardo, su hijo

fue el motivo de llanto, aun cuando él “es un hombre de pocas lagrimas”, como lo refiere: “soy

duro para llorar pues, se puede decir pues, yo siempre lo he dicho que yo no tengo sentimientos

que los sentimientos conmigo no van porque los sentimientos lo llevan a uno a eso, a llorar, a

quebrantarse, yo soy… pero esa vez sentí un escalofrío impresionante el saber de qué, por fin,

estaba teniendo lo que yo tanto anhelaba en mis manos”. Su hijo le ha cambiado su forma de

pensar, puesto que ahora puede decir que ante eventos como ver su rostro, transformó su ser: “y
135

eso me, me, me hizo llorar … aprendí a menguar”. Estos acontecimientos son relatados como el

punto de partida de nuevas subjetividades y ajustes que devienen con ellos, los cuales recuerdan y

perciben como presentes porque aún develan emociones y tránsitos en su curso de vida ocurridos

posterior a estos.

Siguiendo a Schutz, las acciones realizadas por el sujeto llevan un significado subjetivo

que consiste en una autointerpretación de la vivencia, y su significado es distinto para cada actor

desde su propia perspectiva (Schutz, 1932). Por consiguiente, para cada uno, el hijo(a) es el punto

de inflexión y el motivo del continuo de una serie de ajustes en sus trayectorias particulares como

padres o madres. Para Jaime, quien regresó de Inglaterra cuando su hija tenía un mes de vida, ver

a su hija, fue una experiencia que marcó mucho su forma de pensar. Su narración devela lo que

quiebra ver el rostro del Otro: “¡No¡, yo me acuerdo que yo llegué de sorpresa …, cuando yo llegué

lo primero que hice fue abrazarla, y no lo podía creer, o sea uno se derrumba, uno en ese momento,

y ya uno no se pone a pensar de qué va a comer, si no que piensa solamente en lo hermoso, en la

bendición y la alegría que uno va a tener adelante”. Luisa, al igual que Jaime, a pesar de su tristeza

durante el embarazo, refiere que ver a su hija, propició en ella un giro en la forma de sentirse “Ay,

no eso es hermoso, fue súper bonito porque ya verla uno ahí”.

Edinson, quien conoció a su hijo en la Unidad de Cuidados Intensivos, debido a que había

nacido en paro respiratorio, refiere que no fue la situación de su hijo la que le impactó o la que le

motivó a reconocer su existencia; para él, lo más importante fue sentir el contacto que hizo el hijo

con su mano, a través del cual percibió que “todo iba a estar bien”, como lo refiere: “ y yo feliz y

entré, y me lavé las manos, y cuando entré yo metí la mano y lo primero que él hizo fue agarrarme

y me agarró el dedo este (señala el dedo meñique)… y pues cuando el me agarró el dedo, pues

sentí que todo iba a estar bien, que siguiera tranquilo”. La noticia de la gestación le había traido
136

preocupaciones como él lo relata, pero así mismo refiere que estas se fueron, cuando su hijo le

tocó “pero entonces cuando iba pasando el tiempo, que si íbamos a vivir juntos, que el niño, que

si se enfermaba, que tenía otra vez una responsabilidad más, y pues cuando el me agarró el dedo,

pues uno, que todo iba a estar bien, que siguiera tranquilo, hay que seguir…”.

Así mismo, se devela una forma de reconocer la existencia del otro a partir de eventos en

los que se siente en algunos casos “el riesgo de su pérdida”, o en la cercanía e interacción cotitiana.

De esta forma emergen una serie de eventos como puntos de inflexión que ocasionan giros en las

formas de ser. Nohora, por ejemplo aprendió a hablar en público y expresar lo que sentía, a vigilar

y prevenir enfermedades de su hijo, a madrugar, entre otros, a partir de acontecimientos que la

hicieron pensar en lo díficil que sería perder a su hijo, como la enfermedad y hospitalización de

este y su salida para la escuela. En ese sentido emergen la reflexión y el reconocimiento del Otro

como aquel que existe, pero que me lleva a ajustar trayectorias, puesto que hace parte de la

existencia de mí mismo.

Refiere en sus relatos cambios en su forma de ser a partir del “darse cuenta de”, o de ver a

su hijo en situaciones que la hicieron repensarse, como por ejemplo: “yo era muy relajada … que,

si le daba una gripa, yo normal, yo ni prestaba atención, una gripita, ¡no¡, después que salió de

todo eso (hospitalización por neumonía), si le daba una gripa, inmediatamente le daba que miel….

porque duré casi una semana allá (en la clínica), y yo nunca vine pa´acá en esa semana, allá me

quedé con la misma ropa, sin lavarme los dientes, sin nada, esperando que le dieran la salida y que

saliera bien y que todo”. Así, se ve a una madre joven que se olvida de sí misma para ver al Otro,

que es su hijo, a una mujer que se desprende de sus cuidados y “deleites” como ella lo llama, para

asentar unas prácticas diversas frente al reconocimiento del otro. Narra cambios en sus hábitos

como el siguiente: uno no está acostumbrado a madrugar, yo me paraba a las diez de la mañana
137

[…] cuando nació José todo esto cambió porque imagínese le toca a uno pararse en la mañana y

,y, y en la tarde mi mamá decía duerma un ratico y yo no era capaz [...] cuando ya entró (a estudiar)

toda la casa sola … y por ejemplo un, un mes que Eduardo estaba trabajando y pues él estudiando

y pues yo todo el día sola y eso me entró como una depresión […] aprovechar los momentos que

estaba con él, o cuando yo iba a recogerlo entonces yo era la primera que estaba allá”. Se puede

ver en esta madre joven que, a pesar de contar con la red de apoyo para cuidar a su bebé, ella

prefería permanecer junto a él. Igualmente emergen sentimientos de soledad y tristeza debido a la

separación de su hijo, lo cual aparece también en madres, especialmente las primerizas en los

primeros meses de cuidado a sus bebés (Colangelo, 2006).

En el caso de Anita, quien refiere que para ella la noticia del embarazo la llevó a pensar

por un tiempo en el aborto, reconoce en medio de las interacciones con su hijo, a lo largo de la

crianza, lo bello de su existencia, lo cual relata así: “quizás, sí, sí yo hubiese decidido no tenerlo,

pues, pues no hubiese experimentado pues algo tan bonito, ¿no?, que es ver el primer día a su hijo

y ver de que él pues cuando nació, nació con los ojos súper abiertos y me miraba como que… aquí

estoy, y yo como ¿qué?[...] (risas) Sí y me miraba como qué mamá ahora ¿qué va a hacer conmigo?

(risas y nostalgia). Al igual que para Ricardo, quien, según él, le dejó claro a su pareja cuando le

contó la noticia del embarazo, que no organizaría una convivencia por este motivo; no obstante,

su hija “le parte la vida en dos”: “es que, pues yo antes que estaba sólo sin mi hija, pues, esa fecha

tan importante que es el día de los cumpleaños pues lo compartía con amigos o a veces con mi

familia, pero ya ahorita como es el mismo día de cumpleaños de ella y el mío pues, si…. la familia

es muy importante, los amigos también, pero antes que todo prefiero compartir con ella”.

En términos de Viveros-Chvarría (2015), ver el rostro es como una relación irreductible

que está en toda su intensidad, no hay sometimiento de la mismidad a la otredad, es una epifanía,
138

una aparición; el rostro del otro en su singularidad, es reconocido y se abre una aventura de

desnudez, necesidad, “indigencia” y deseo erótico (p. 27). Puede verse en estas historias que ver

el rostro del hijo, reconocer su existencia, no es solo ver el cuerpo físico o sentirlo, sino aprehender

al otro y “darse cuenta de” la presencia, de la corporeidad del otro, lo cual ha sido vivido de manera

tan profunda por estos padres en su ser, que su subjetividad y formas de estar han sido

transformadas. Ahora desean permanecer con el hijo, disfrutar los tiempos junto a ellos y como en

el caso de Anita, se arrepienten de haber deseado no tenerlo.

Siguiendo a Gallo (2011), puede decirse al respecto que, el ser humano aprende después

que pasan las cosas, cuando algo le impacta, conmueve, cuando es afectado, cuando algo le

concierne, cuando algo le da a pensar, cuando tiene una determinada experiencia con el tiempo

vivido (Aion) como interrupción y discontinuidad. En ese sentido, para algunos jóvenes padres, el

hijo ha sido Otro, que se va reconociendo como tal, de forma que no se halla lugar sin este en la

existencia de mi mismo.

La construcción de la percepción de sí como padres o madres se produce con marcas

propias y significados para cada sujeto que emergen a partir de la interacción con el otro. Como

refiere Molina, la noción de self o de un sí mismo en estos padres supone también la presencia de

una otredad, uno es alguien para un otro y por lo tanto, el contenido que adopta un self está

estrechamente relacionado con la noción de otredad implícitas o explícitas en las representaciones

que se elaboran para dar cuenta de sí. Se entiende entonces, que un self no pasa a un estado distinto

cuando la persona transita de un grupo etario a otro, sino que debido a la interacción social y a la

intensidad que los acontecimientos tienen para cada uno, se está en un proceso dinámico y continuo

de definición que es parte de la vida de un sujeto reflexivo.


139

En la crianza se visibiliza y resignifica el mundo del joven incluyendo la concepción de sí

mismo (self), así como se propicia nuevas subjetividades e interacciones en su contexto relacional.

Ante los resultados hallados se puede visibilizar que la experiencia se da en la continuidad

de la vida; no obstante, se puede divisar de acuerdo a la temporalidad en la que ocurren los

acontecimientos relacionados con la carrera de la crianza, ciertas formas de apertura de los padres

y madres ante las mismas, así como el devenir de cambios en las formas de ser y estar. Lo anterior

se representa en la siguiente figura.

Antes de la llegada del hijo El nacimiento y recorrido


(la noticia) posterior

• Experiencias fundantes de • La epifanía que implica:


las formas de ser padres y Reconocimiento del otro:
madres, soportes que "darse cuenta de su
configuran y reconfiguran la existencia", "derrumbarse"
crianza. acoger haciendo lugar al que
llega y transitar.

Figura 3. Experiencias antes y después de la noticia de la gestación.


Fuente: elaboración propia, 2019

En ese sentido, ser padre o madre joven es una experiencia situada relacionalmente con

otro u otros (Molina, 2011), en la cual reconocer al recién llegado (hijo o hija) y acogerlo producen

transformaciones en el sujeto y en su vida cotidiana en un número amplio de dimensiones como

refiere De Grande (2015), entre ellas adaptaciones en el uso del espacio doméstico, modificaciones

en los horarios de rutina, reorganizaciones en las distribuciones de tareas y cambios relacionales.

De esta forma se observa la siguiente subcategoría.


140

4.7.4 Entretejido y potenciación de trayectorias: haciendo lugar al que llega.

Cabe resaltar que existe una tendencia a considerar desde una visión adultocentrica que la

situación del embarazo y la maternidad/paternidad durante la juventud no es “adecuada”, trunca

proyectos y por lo tanto debe controlarse su aparición (Adaszko, 2005) e influirse en la toma de

decisiones de los jóvenes para prevenir riesgos, antes, durante o después, en caso de presentarse

una gestación. No obstante, se puede valorar en los participantes del presente estudio, los

entrecruces e interdependencias entre trayectorias que en ocasiones se potencian por la llegada del

hijo; allí se percibe una actividad muy dinámica, pues no se delinean sus trayectos bajo un orden

normativo social, sino que se entretejen intencionalmente dando a su paso emergencias en las

formas de ser y de estar en tiempos y espacios diferentes a los considerados por lineamientos

societales.

Así mismo, se reconoce que en los padres y madres en condición juvenil del estudio, al

igual que en los hallazgos de García y Serrano (2004), “la maternidad y paternidad se viven como

fuertes experiencias de cambio en las biografías vitales” (p.41), y es a partir de esta trayectoria

reproductiva que se potencian otras como la laboral y educativa, por ejemplo. En este caso, para

los sujetos del estudio, el inicio de la maternidad o paternidad en condición juvenil, rompe con

aquel ordenamiento naturalizado de una edad en que los jóvenes aún dependen de sus familias de

origen (DeMartino, 2016) y por lo tanto abandonan sus estudios y sostienen problemas económicos

durante la vida (Dillard & Pol, 1982; Robinson, 1998; Piaget & Inhelder, 1976), o como lo han

referido autores en Colombia, entre ellos (Flórez & Núñez, 2002; Olarte & Peña, 2010), quienes

plantean consecuencias determinantes como la continuidad de la pobreza. En ese sentido,

opuestamente a estos conceptos, los participantes del estudio, desde la misma noticia de una
141

gestación, fomentan la búsqueda de labores formales e informales para la manutención de su

familia, así como la independencia de residencia, sin dejar de lado permanentemente otras

trayectorias. Claro está que es relevante hacer hincapié en las redes con que cuentan para este

proceso.

Lo anterior se identifica en el curso de vida de los participantes, puesto que, para cada uno

el hijo o hija ha sido el motor que incentiva la búsqueda de labores para obtener mejores ingresos

económicos o para continuar sus estudios. En ese sentido, se devela en los relatos de estos jóvenes

cómo desde la misma noticia de la gestación, se potencia el entretejido de trayectorias y se da

mayor énfasis para terminar proyectos iniciados, aún más cuando en algunos de los casos el apoyo

económico que recibían por parte de sus familias para realizar sus estudios o pagar su residencia,

fue suspendido, lo cual les impone la búsqueda de ingresos por su cuenta.

Para Luisa por ejemplo, quien interrumpió su carrera de modelo, la cual realizaba antes de

su gestación mientras que estudiaba, la presencia de su hija le hizo repensarse como empleada y

tomar la determinación de crear una empresa propia de trajes de baño, la cual tiene registro en

cámara de comercio y funciona legalmente en una modalidad que le permite tener su tiempo para

permanecer con ella y continuar estudios. Jaime, su pareja inició trabajo en la informalidad, ajustó

sus estudios en una universidad en la que podía estudiar en horarios nocturnos para terminarla y

actualmente tiene un cargo directivo en un hotel.

En el caso de Edinson y Angélica, han continuado estudios y labores ajustando horarios en

la universidad y en el trabajo para pasar y dedicarle tiempo a su hijo, además de que comparten

labores del hogar. Edinson relata de la siguiente manera: "en la universidad, también por decirlo,

a mí no me valía nada, yo iba por inercia … ahorita ya sé que tengo que superarme cada día más,

porque un día Jhon va a estar así, ese es mi papá, él es tal”.


142

En el caso de Ricardo, quien es el padre que vive en monoparentalidad con su hija, nunca

había terminado una carrera educativa, pero al enterarse de que iba a ser padre, inició una carrera

técnica como auxiliar de enfermería en la cual se desempeña hasta la fecha. Anita igualmente, ha

terminado su carrera como comunicadora social, la que inició prácticamente desde su gestación y

en la que se desempeña actualmente siendo empleada en una alcaldía.

Aquellos que no continuaron una trayectoria educativa, lo habían decidido incluso antes de

conocer a su pareja, como por ejemplo en el caso de Eduardo y Nohora; no obstante, a partir del

nacimiento de su hijo impulsaron su trayectoria laboral, siendo en este caso, la pareja que tiene un

nivel de ingresos económicos por encima de los demás participantes. Se puede decir que los

jóvenes padres y madres se sitúan en una nueva posición social en la que según Serrano y Sánchez

(2000), asumen una mayor responsabilidad con deseos de “progresar”, e incluso terminan en el

distanciamiento de sus amigos y de las actividades sociales realizadas anteriormente a la gestación,

como también lo identifican Gómez et al. (2012) y Akiko (2008). Para los hombres principalmente

el tener un hijo(a) es motivante y propicia el deseo de vincularse al mercado laboral, si ya no lo ha

realizado anteriormente, además de continuar otras trayectorias, lo cual tiene además una razón de

índole cultural y es, convertirse en el proveedor económico que conllevará a sacarlos adelante y

progresar (Ortega, 2013; Serrano & Sánchez, 2000; Izzedin & Pachajoa, 2009). Para la mujer es

el momento de asumir retos, romper vínculos familiares, si es el caso, pero sobre todo de avanzar

en sus trayectorias, motivadas por el hijo que llega.

Ante estos hallazgos y sin la pretensión de crear como hemos dicho en anteriores párrafos,

una razón determinista o buscar causas o consecuencias generales acerca de lo que les pasa al

grupo de padres y madres en condición juvenil, surge un panorama para comprender otras formas

de vivir y transitar el curso de vida en estos sujetos, los cuales se mueven en tiempos, espacios,
143

contextos y en condiciones estructurales diversas, controvirtiendo las clasificaciones de

incompletitud que se hacen cuando se refiere a sujetos jóvenes. Así mismo se puede ver cómo en

la temporalidad de un “antes” de la llegada del hijo, las experiencias constitutivas de los sujetos

en este periodo temporal van construyendo un contexto motivacional con unos motivos “porque”

y “para” de sus actos como padres. En ellos emerge la idealización de ser un “buen padre o madre”

que permanecerá con el hijo y da cuenta de su crianza, lo cual devela en la subjetividad el deseo

proyectado del estar pendiente, nunca abandonarlo, etc. Como un motivo para de sus actos; así

mismo este motivo “para” se consolida de unos motivos porque que se originan de la crianza de

estos padres y madres, en la cual sintieron el abandono y lejanía de sus progenitores y no desean

repetir la historia con sus hijos.

En palabras de Goffman (2001) y Schutz (1993), se puede decir que en la carrera de la

crianza se van dando transiciones en las que tiene que ver ese Otro como un motivo “porque” de

mis actos, es decir, como el origen de la transformación de mi ser, de mi corporeidad, pero además

de aquellos ajustes que se hacen relacionados con los espacios de residencia, las relaciones con la

familia extensa, con los amigos, con la pareja y con otros contextos relacionales.

Estos, a su vez, constituyen momentos decisivos, en los que, siguiendo a Giddens (2000),

el sujeto se encuentra frente a eventos en los que tiene que reflexionar en función de un mayor

número de información, no sólo personal sino contextual, no solo del presente, sino también del

pasado y de los efectos futuros orientando de esta forma su construcción biográfica (Trujano,

2011).

Por lo tanto, se centrará junto a su carrera práctica en aquello que devela la trama

argumentativa, es decir en su carrera moral, denominada así por Goffman (2001), que da cuenta
144

de las transiciones que, a su vez, han dado paso a cambios o transformaciones tanto en el sujeto

como a su contexto.

3.7.4.1 Transiciones en la crianza.

La crianza como un proceso dinámico en el que interactúan padres, madres, hijos y diversos

sujetos y contextos, trae consigo transiciones, especialmente para estos jóvenes que inician una

vida familiar. La llegada de un niño(a) implica ajustes en diversos ámbitos, desde el fisico o

corporal hasta en los hábitos, estéticas, formas relacionales, economía, espacios de residencia,

entre otros. Se inscribe de esta manera en un espacio transformador contingente y amplio en el que

por efecto del hijo, así como por las interacciones en diferentes contextos, se sucitan transiciones

que dan paso a giros en la misma corporeidad del sujeto.

En ese sentido, siguiendo a Goffman (1961, 1991), en la vinculación con los otros se da la

presentación de uno mismo la cual supone una escenificación en la que se pone en juego el cuerpo

en su completitud. No obstante, como refiere Deleuze (1995), el acontecimiento que sorprende,

que “nos pasa”, es como el pliegue o intersticio que conecta lo que se efectúa en nosotros y lo que

(nos) ocurre en términos de intensidad y resonancia, causa transiciones y conlleva sensibilidades

(Gallo, 2011, p. 508), de tal manera que posibilita visibilizar externamente los ajustes dados en las

formas de ser y estar con otros.


145

• Transiciones en el cuerpo vivido

Entendiendo el cuerpo como un producto social, atravesado por la cultura y por relaciones

de poder, de dominación, de clase, que se manifiestan en las distintas formas de modulación de la

apariencia física (Bordieu, 1986), se observa que en él se inscriben las huellas de la experiencia de

crianza. Los padres y madres jóvenes, no sólo perciben cambios en el cuerpo fisico, especialmente

las mujeres, sino en su forma de ser y pensar, en sus relaciones y contextos.

Cabe resaltar que durante el embarazo al cuerpo de la mujer se le otorga un sentido

colectivo, según diferentes campos simbólicos que existen en el medio (Le Breton, 1995), de tal

manera que las mujeres embarazadas son portadoras de un cuerpo valorado socialmente, tanto a

nivel práctico –con prioridades asignadas en los espacios y servicios públicos– como a nivel

simbólico (Zicavo, 2009). Lo anterior se da además en coherencia con la aceptación social, según

normas, rangos etarios o culturas de acuerdo a lógicas sociales.

Algunas mujeres participantes del estudio durante la gestación escondieron el crecimiento

de su vientre, puesto que, por el temor al estigma, al qué dirán en su familia o amigos, en parte por

las altas expectativas que percibían de ellos en cuanto a sus formas de ser como mujeres

“responsables”, con alto rendimiento académico y de sí mismas, decidieron no descubrirse frente

a los otros.

Luisa, quien inicialmente escondió su gestación, refiere “yo estaba embarazada pero nadie

sabía”, su cuerpo no presentó muchos cambios externos al principio del embarazo, sino

fisiológicos, entre ellos hiperémesis gravídica9 “a mí me dio el embarazo hasta los seis meses

9
vómitos incoercibles que impiden una correcta alimentación, ocasionando una pérdida de peso del 5% o más
(Lombardia & Fernández, 2003).
146

vómito, todo lo que comía lo vomitaba, no… eso fue terrible”. Sin embargo, refiere una cierta

nostalgia por los cambios posteriores, puesto que era modelo de ropa exterior “pues que me iba a

cambiar por completo, empezando pues por el cuerpo, yo subí 15 kilos […] a mí se me llenó el

abdomen de estrías, y yo no tenía ni una sola estría en mi cuerpo, ni en la cola, ¡nada! […] me

quedaron estrías, pero blancas ya, pero fue duro”.

Al sentir la enfermedad en su cuerpo, develó su secreto a la madre y se realizó un estudio

fotográfico en el que muestra su cuerpo como un acontecimiento relevante que trae a la memoria

los cambios en este, y a su hija llevada en él. En ella puede verse su figura gestante, pero además

luce un cabello largo, piel lozana y el crecimiento de su vientre, como se puede observar en la

siguiente foto.

Fotografía de Luisa, 2012

Aunque para ella su cuerpo no quedó igual después de la gestación, fue preciso guardar en

el recuerdo fotográfico aquel evento que poco a poco adquirió para ella un gran valor simbólico

vinculado a la maternidad. Se observa además que, dentro de los rituales posteriores al parto se
147

inscriben una serie de elementos en el cuidado del cuerpo para tratar de borrar las huellas de la

gestación y volver a adquirir las cualidades necesarias en el contexto social, dentro de los cuales

participa su mamá “mi mama me cuido muy bien a mí el embarazo, comí lo que debía comer, y

ella apenas me quitaron los puntos de la cesárea, me fajó”. Siguiendo a Zicavo, al término del

embarazo, el cuerpo suele quedar apartado de los ideales de belleza por lo cual la pretensión es

borrar las huellas de la maternidad. En ese sentido, la intención tanto de la mujer como de sus

allegados es aportar una serie de prácticas que apuntan a mejorar o a volver al lugar distintos

aspectos de su cuerpo (Zicavo, 2009).

Otras de las participantes para quien el cuerpo quedó con huellas después de la gestación y

que hace hincapié en esto, es Nohora. Según ella, se le “danó todo el cuerpo”, puesto que el

crecimiento de su vientre, la aparición de estrías en sus mamas y abdomen, fue algo que apareció

y le hizo pensar en lo díficil que es para una joven, ser madre, pero a su vez, lo que la motivó a

develar su embarazo ante sí misma y su familia. En su narración se halla incluso el rechazo a su

embarazo por las consecuencias que había visto en su cuerpo: “porque incluso con José, José me

dañó todo el cuerpo, yo creo que esas fueron unas de las cosas que yo no aceptaba, pues porque

cuando José tenía como 5 meses yo ya tenía toda la barriga llena de estrías, y yo decía ¡uy! pero

¿por qué embarazada?[...] como a los siete, ocho meses, ya pa´José nacer, fue cuando me vi la

barriga, todo el mundo se enteró porque nadie sabía tampoco”.

Siguiendo a González, puede decirse que el cuerpo de las mujeres gestantes y en posparto,

está demarcado biológica y socialmente por su capacidad de albergar y mantener la vida, y admite

un sentido simbólico y cultural, que hace de ella una dimensión eminentemente subjetiva

(González, 2008). Por esto la mujer lo percibe como algo natural que debe asumir como madre;

sin embargo, se evidencia que puede resistirse, ocultarse o limitarse aquello que se “desea” mostrar
148

en el cuerpo de una mujer en gestación, especialmente cuando existen elementos del contexto o

propios del sujeto que no admiten la llegada de un extraño.

Angélica, otra de las participantes, no hace alusión a los cambios externos de su cuerpo,

pero sí a la enfermedad que sufrió cuando estuvo en gestación. Ella padeció hipertensión inducida

por el embarazo, patología que puede producir tanto en la mujer como en el feto lesiones y

complicaciones, por lo cual requiere mayores controles de la gestación y el parto, así como

invasiones con diversas tecnologías y mayor manipulación de su vientre en la gestación. Ella

muestra una carpeta con el historial clínico que hace referencia a muestras tomadas, ecografías,

medicamentos utilizados, entre otros. De esta forma sus huellas no se borran facilmente, pues,

además de recordar los problemas de salud, subsiste un riesgo a padecer la misma patología en un

próximo embarazo y la relación que hace ella de su enfermedad con el paro respiratorio con el que

nació su hijo, por lo que fue reanimado y llevado a UCIN en ese momento, sin poder disfrutar de

su presencia hasta el día siguiente, como lo refiere: “y bueno, lo más duro fue que en el embarazo

me dieron bastantes cosas malas en la salud (muestra la carpeta) y Jhon nació y me nació sin signos

vitales y le hicieron reanimación, entonces imagínese, uno que deseando un niño y que nazca,

verlo ahí que tuve parto normal, y verlo que no respira, que no llora … ni siquiera me dejaron verlo

bien”.

Anita también presentó complicaciones en su gestación como el inició de contracciones

uterinas, inflamación y sangrado vaginal a las 36 semanas, siendo para este periodo su hijo aún

prematuro para nacer, por lo que debía esperar otras cuatro semanas para desembarazarse. Por

estos motivos consultó a un médico particular pues no la atendieron por su empresa de salud, sino

que a través de una de sus hermanas pudo acceder a la atención y a la orden de una ecografía

particular. Ella narra lo díficil que fue esta situación: “y entonces el médico particular me había
149

dicho que el niño había dejado de crecer en la semana treinta y dos, y yo ahí tenía como treinta y

seis semanas… treinta y algo de semanas y entonces que el niño había dejado de crecer y que tenía

un poquito los riñones dilatados y que estaba muy chiquitico”. Lo anterior la llevó al reposo en su

casa y a suspender actividades de la universidad, así como a vivir su etapa final de gestación con

dolores permanentes y sentimientos de temor por la vida de su hijo, pero además valorando su

cuerpo de mujer gestante como el albergue que debía cuidar para el bienestar de este.

En ese sentido el cuerpo, en tanto vivido, es experiencia que lleva a la reflexión, a la toma

de decisiones y, siguiendo a Giddens (2003), es el “lugar del propio-ser que actúa, y en tanto tiene

postura en un espaciotiempo, es el tema unitivo clave del material examinado y analizado” (p. 77).

Asi las cosas, las marcas tanto físicas como emocionales que devienen con los acontecimientos

significativos, producen transiciones o giros en el curso de vida. A estas madres, el cambio de su

cuerpo les implicó cambios en su forma de verse; en el caso de Luisa, salida laboral, puesto que

no había cabida para una mujer embarazada que fuese modelo, reposos y ajustes de horarios, y

posteriormente cuidados para tratar de borrar las huellas posibles y regresar al cuerpo de la

condición juvenil.

De otra parte, dentro de los hallazgos, se ha encontrado otras marcas diferentes a aquellas

que aparecen en el propio cuerpo, y son aquellas que se ven en el Otro y que marcan o vinculan

por ciertas semejanzas. Por ejemplo Eduardo sintió estremecer su ser cuando vio en el cuerpo de

su hijo recién nacido, una mancha en la región sacra, denominada técnicamente mancha

mongólica, azul o de Baltz10, según relata “como en forma de un sellado, estampado con unas

10
Se localiza en la dermis profunda de la región lumbosacra, aunque puede extenderse a la región glútea o incluso
hasta los hombros, extremidades y la cara. Se origina por la proliferación de melanocitos formadores de un pigmento
de color azul pizarra o gris. La mancha se encuentra en el momento del nacimiento y va desapareciendo gradualmente,
aunque en algunos casos persiste hasta edades avanzadas (Monteagudo, 2010).
150

manchas especiales, unas manchas que tiene el abuelo”. Estas son el sello que lo identifica como

“su hijo”, por lo que Eduardo refiere “apenas lo vi, lo supe y me marcara pa´ toda la vida saber

que es mi hijo”.

De esta forma, se observan huellas en el cuerpo que van quedando a partir de las vivencias

de la gestación, que traen a memoria eventos como el secreto y el esconder el cuerpo hasta un

tiempo determinado en el que se llega a la develación y a mostrarse al público el crecimiento de

su vientre, así como las enfermedades y complicaciones que pueden sufrirse quedando latentes

para otros tiempos; pero además las marcas que quedarán recordando a la mujer principalmente,

que ha sido madre y que a partir de este evento se transformó su ser, así como las formas de

reconocerse y presentarse al otro.

De otra parte, en la crianza se dan transiciones en otros ámbitos o dimensiones, que

propician ajustes en la medida en que se interacciona subjetivamente y se adoptan algunos roles

como padre y madre en la crianza. En ese sentido, son visibles de una parte las transiciones en la

economía, en la situación laboral y en los espacios domésticos en que residen estos jóvenes padres

y madres en caso de convivencia, y de otra cambios relacionales con la familia extensa y amigos

anteriores al nacimiento de su hijo. Se pueden valorar las tres primeras transiciones de manera más

marcada en las narraciones de los hombres, pues ellos se designan como proveedores económicos

asumiendo la “responsabilidad” para cubrir gastos y buscar el lugar de residencia; no obstante, las

mujeres realizan ajustes en sus horarios cotidianos y en los espacios en los cuales pueden

desarrollar actividades laborales y tienen además un papel preponderante en la administración del

dinero familiar.
151

• Transiciones laborales y económicas

Se observa en algunos relatos la preocupación por los retos económicos asumidos como

padres y madres jovenes, puesto que no poseen capitales en este ámbito. Así desde el momento

mismo de la noticia de la gestación, especialmente los hombres, se preguntan acerca de cómo

enfrentar este nuevo rol y cuáles serán las estrategias necesarias para suplir las necesidades de su

nueva familia. Jaime, quien era totalmente dependiente de sus padres y vivía una vida cómoda en

un estrato social elevado, pensó en su escaso capital cultural y económico como un obstáculo para

asumir el nuevo rol, puesto que sus padres no le apoyarían en esta trayectoria: “pues difícil, yo

solamente pensaba ¿en qué iba a trabajar?, cuando llegue (de Inglaterra) ¿qué iba a ser, donde iba

a vivir?, o sea todo ese tipo de cosas, los hombres somos más pensando en la parte económica.

Edinson, quien vivía con su mamá y había iniciado estudios universitarios apoyado en el dinero

que ganaba de un trabajo de medio tiempo, pensó en lo siguiente “¿que si íbamos a vivir juntos,

que el niño, que si se enfermaba?, que tenía otra vez una responsabilidad más”. Para Ricardo

también lo que emerge es pensar en la responsabilidad que acarrea una hija “No, primero pues la

responsabilidad, no, que uno sabe que uno solo sin trabajo o no, entonces esa responsabilidad que

hay que hacer algo por alguien”.

Puede decirse que la responsabilidad referida por el hombre emerge como una construcción

social que tiene que ver con el desempeño de actividades de un buen padre que, imaginariamente,

se relacionan con la protección económica, la atención de los hijos y de la pareja (Cabello & Reyes,

2011) (Akiko, 2008); no obstante por los cambios en el contexto, el modelo del hombre proveedor

del cien por ciento de los gastos, mientras que la mujer se queda en casa tiempo completo para

cuidar de sus hijos, ha sido reemplazado por el “trabajo en equipo”.


152

De otra parte, en todos los casos del estudio, a partir del nacimiento de su hijo(a), los

participantes refieren haber restringido sus gastos en salidas a comer o diversiones, puesto que

ahora se enfocan en las necesidades de su hijo y/o en su nueva familia, lo vemos como por ejemplo

en el relato de Eduardo: “y en lo económico total, un hijo cambia, cambia todo, […] yo me daba

el gusto de trabajar fuertemente y de decirle vámonos para un malecón a comernos algo rico, ehh

ehh, en un buen restaurante o en una buena heladería, ehh, ya ese ese pensamiento se alejó […]

porque dije ya tengo que comprar pañales, leche, medicina y y ya como que pa´ esa comida

especial y costosa ya no alcanza, entonces si cambio muchísimo en lo económico”.

Ricardo refiere que la situación como padre joven “es muy compleja, porque primero, la

situación de empleo y todo está muy difícil, y eso es pues la parte económica es indispensable pues

para poder tener una buena crianza”. Jaime, quien había vivido en la comodidad, ahora debía

quedarse sin comer incluso, para dar a su hija lo necesario: “sobre todo la parte económica, saber

que hay que sacar para pañales, para la leche, para todo y para nosotros prácticamente no quedaba

nada”.

Se puede analizar que los padres y madres jóvenes buscaron empleos y en algunos casos

quienes no habían laborado antes, iniciaron esta trayectoria. En ese sentido comparten gastos

proporcionalmente a los ingresos de cada uno, a diferencia de Nohora y Eduardo, quienes

propusieron una división del trabajo según género y acordaron que mientras que su hijo estuviera

en el periodo escolar, Nohora permanecería en casa realizando labores del hogar y que él aportaría

para todos los gastos requeridos trabajando en construcción, lo cual había realizado desde su niñez.

No obstante, ella en su sitio de residencia realiza peinados para niñas y vende postres y

“detalles” que hace manualmente, de lo cual obtiene pequeñas ganancias que utiliza solo para ella

y su hijo. Así mismo, ellos planearon un ahorro programado mientras duraba el embarazo como
153

narra Nohora, quien además es la que administra el dinero de ambos. “siempre nosotros hablamos

mucho antes de que quedara, si llegara yo a quedar embarazada que tocaba ahorrar en el transcurso

del embarazo […] cuando nació José, pues ya Eduardo tenía trabajo y siempre tuvimos ese ahorro

y nunca nos faltó, o sea, siempre nos proyectamos a tener eso, sí, y todavía nosotros siempre

tenemos ese ese ahorro”.

Edinson inició labores en una empresa privada, a la que ingresó con la ayuda de su hermana,

gerente de una empresa de taxis. Jaime fue apoyado por su papá con un carro venezolano y dinero

para trabajar en la informalidad trayendo gasolina de Venezuela y mercado que salía a un precio

más económico; así mismo, su mamá le proporcionó carpetas para reclamar los llamados “giros”

de Venezuela y de esta forma adquirir dinero para sus gastos y los de su familia. Ricardo manejó

el taxi de un familiar y estudió una carrera técnica de manera alterna en la que pudo laborar como

auxiliar de enfermería en clínicas privadas y cuidar paciente en el domicilio de estos. Eduardo

continuó laborando en construcción, lo cual venía realizando desde su niñez.

Se puede decir de una parte que los hombres asumieron el rol de proveedor económico e

iniciaron labores para aportar a su nueva familia; y, de otra, que es visible la relación entre trabajo

y capital social. Por un lado, el capital social es la principal vía para la ubicación laboral de estos

jóvenes tanto de sectores populares como de clase alta, puesto que para encontrar trabajo se recurre

a los contactos de familiares o conocidos (Dávila, Ghiardo, & Medrano, 2008).

Con respecto a las mujeres, cada una transitó individualmente a un espacio laboral que se

ajustara al cuidado del hijo, es decir, permanecer con él la mayor parte del tiempo, pero además

vinculándose a una labor que generase ingresos para aportar a su familia.

En el caso de Luisa, ella vivencia un ajuste muy interesante, pues era modelo, trabajadora

dependiente, pero a partir del nacimiento de su hija, crea una empresa de trajes de baño, apoyada
154

con dinero en préstamo que le hace su hermano; esta empresa tiene una modalidad virtual, lo que

le permite vender a través de la web, sin salir de su casa. Ha tenido trabajos ocasionales como por

ejemplo secretaria de un concejal, padre de una amiga suya, quien le permitía ajustar horarios para

que laborara cuando la niña se encontraba en la guardería. De esta forma, ella refiere lo siguiente:

“ósea fue duro, empezar fue muy duro, entonces yo ahí ya empecé como a tener lo de los trajes de

baño; ya en ese entonces había como un poquito de impulso y mi hermano nos prestó cinco

millones de pesos para que fuéramos y compráramos tela y ahí como que arrancamos un poquito

más, entonces a Jaime el papá le había dado un carro, y Jaime iba a Venezuela, cuando eso estaba

que traíamos mercado y lo vendíamos, o vendía la gasolina y así. Ahí yo ya entré a estudiar, trabajo

social […] ese semestre yo trabajé en el Consejo con él, asistiéndolo, lo que necesitará, las

reuniones, y fue súper bien, el señor me pagaba súper bien”.

Angélica y Nohora, quienes no habían laborado antes de tener a su hijo, iniciaron algunos

trabajos en casa, que les permitieron permanecer junto a sus hijos, aportando de esta forma para

pequeños gastos personales y de su hijo. Anita, quien vive junto a su mamá y no recibió apoyo

económico de su pareja desde mediados de su embarazo y hasta los quince meses de su hijo, refiere

en su relato el apoyo económico preponderante que le ha dado su mamá en esta tarea y además las

diversas ocupaciones que ella ha realizado con el fin de aportar a su casa y de permanecer junto a

su hijo sin dejar de estudiar: “mi mamá… me daba lo de la comida y yo acá no pago arriendo ni

nada, y en las cosas del niño como le digo con mis ahorros, ya después, esto, vendía zapatos,

trabaje también en un almacén de ropa, eeh, pero no trabajaba a diario porque yo seguí estudiando,

yo nunca paré dee estudiar, y entonces yo trabajaba los fines de semana […] a veces uno tiene que

elegir o trabajar o estar con el niño, entonces si uno trabaja [...] se pierde de todo del niño pero

pues puede darle las cosas […] y pues lo difícil es mirar de qué manera uno se rebusca para las
155

cosas de niño (llorando) , porque también a veces vendía que si quesillo en la universidad y todo

pues para ayudarme quizás eso es lo que a mí me ha dado más fuerte, el tener que estar aquí en mi

casa sin producir tanto, (con voz entrecortada) porque yo estaba acostumbrada a tener mi plata, a

que si se me antojaba algo, yo siempre trabajaba”. Ella actualmente terminó su carrera y labora

como secretaria en una alcaldía, lo cual fue accesible a través de un amigo allegado a la casa.

De esta forma, se puede decir que en la trayectoria laboral de estos padres y madres jóvenes,

se hallan unos elementos que emergen de manera transversal a ellos; de una parte, se inicia debido

a la necesidad valorada por la presencia del hijo y en algunos casos por el inicio de la convivencia

con su pareja; la obtención de recursos o acceso a vacantes, es propiciada generalmente por la

familia y amigos, quienes aportan medios para que estos puedan obtener empleos formales o

informales (ninguno ha obtenido subsidios o trabajos a partir de programas o propuestas del

Estado), y de otra se discierne una cierta división de trabajos que se inician posteriores al

nacimiento del hijo(a), en los cuales el hombre es el mayor aportante de ingresos económicos,

“responsable” de cubrir gastos mayores, así como la mujer de cuidar al hijo, pero a su vez esta, se

abre a espacios laborales que pueden ser realizados desde su casa y que no se visibilizan en algunos

casos como trabajo asalariado, laborando en ocasiones en dobles o triples jornadas. Así mismo

emergen como agentes que toman decisiones propias basadas en su contexto económico y familiar.

• Transiciones en el espacio habitado

Con respecto a las transiciones realizadas en espacios para la cohabitación con sus parejas

e hijos, se observa que estas se relacionan con la adquisición de mejores ingresos económicos, los

cuales les permiten transitar de lugares como una habitacion en casa de sus familiares hasta
156

apartamentos independientes, como en el caso de las tres parejas participantes. En algunos casos

la transición de espacios ha sido promovida a partir de situaciones problemáticas con su familia de

origen, por ejemplo por la convivencia y conflictos con niños de su familia extensa, por la

imposición de prácticas por parte de las abuelas y por aumento de gastos supliendo pagos de

servicios públicos, alimentación de todo el grupo de la familia extensa, o simplemente porque ya

no tienen cabida los elementos domésticos que van adquiriendo. Los dos padres que han vivido

con sus hijos en monoparentalidad continuan en casa de sus padres, en habitaciones asignadas por

sus padres para ellos y sus hijos.

Se puede expresar que el espacio en donde se habita es un lugar que permite ubicar al sujeto

dentro de una posición social y en relaciones de poder frente al otro. Por ende, la convivencia de

los jóvenes padres con sus hijos en casas de la familia extensa, en ocasiones limitó su autonomía

e impidió realizar la crianza de manera tal que se respetara su decisión. Siguiendo a Bourdieu,

podemos decir que el espacio de interacción en el cual los sujetos asumen posiciones está dado por

la situación actual o potencial en la estructura de distribución de poder o capital, y por las

relaciones objetivas con las demás posiciones (Bordieu, 2011). Por lo anterior tomaron decisiones

de vivir alejados de su familia extensa y acotar sus espacios de residencia a lugares pequeños pero

independientes.

Así, en casos como el de Angelica y Edinson, ellos narran con mucha vehemencia el haber

logrado “su independencia” de la familia extensa, puesto que ahora viven en un apartamento

independiente, el cual Edinson solicitó en alquiler. Allí han podido mejorar su relación en pareja

y tener “mayor dominio” de la crianza de su hijo. Vemos su cartografía a la que le colocan un

nombre: “somos tres”, referencia a la que aluden con gran satisfacción, pues su independencia
157

espacial, también retribuyó en la mayor participación de Edinson en la crianza y labores de la casa,

además de que ahora solo cubren sus necesidades propias.

Imagen 1. Somos tres


Fuente: Edinson y Angélica, 2018

Luisa y Jaime vivieron con su suegra inicialmente, pero debido a situaciones problémicas

con ella, se trasladaron a un aparta-estudio, el cual hallaron a través de amigos. Luisa relata: “el

aparta-estudio era como esto (señala un espacio aproximado de 25 metros cuadrados). Estaba la

habitación, un baño, la cocina, ahí mismo la lavadora, y una ahí medio sala, y ya eso era todo

el…, entonces la niña ya requería más espacio, ya la niña tenía un año y medio, y durmiendo en

la misma habitación con su cuna, pero ahí todos, no teníamos ni closet, teníamos la ropa en una

maleta. Ahí vivimos un año, pero ufff”.

Así mismo Nohora y Eduardo pasaron de vivir en una habitación alquilada en casa de una

tía de este, en la cual ella cocinaba, planchaba y hacía todas las labores de un “ama de casa”, a un
158

apartamento en casa de los padres de Nohora en donde disfrutan de un mayor espacio, puesto que

lo requerían para los electrodomésticos y la moto que habían ido adquiriendo. Este nuevo lugar es

independiente pero contiguo a la casa, con la que comparten algunos espacios generales como el

patio, por lo que en ocasiones los hermanos y madre de Nohora tienen acceso fácilmente a este

lugar. De esta forma, y debido a situaciones que trataremos adelante en el aparte de transiciones

relacionales, desean marcharse de ese lugar, especialmente por la influencia de la abuela sobre su

hijo.

Los padres que viven en monoparentalidad con sus hijos refieren también que sus niños

transitan de sus casas a los lugares en donde viven sus exparejas, los cuales son la casa de los

abuelos, en el caso de Ricardo o el lugar en donde habita el excompañero de Anita con su nueva

pareja. De esta forma, los niños comparten espacios en algunos tiempos con su padre o madre,

según el caso, pero en el caso de Ricardo de cierta manera interfiere con la toma de decisiones que

el asume en la formación de su hija, como lo refiere, “a mí me queda muy complicado saber si

están haciendo las cosas bien …[ ]…, por ejemplo la nona como que se ríe cuando ella hace

algunas cosas que nosotros le llamamos la atención”.

Anita, por su parte, refiere que vivir con su familia fue lo que decidió hacer, incluso el

motivo de la separación de su pareja durante el embarazo; sin embargo, el padre de su hijo le pidió

que lo dejara acercarse a este cuando tenía casi cuatro años, lo que ella aceptó refiriendo que a su

hijo le hacía falta una figura paterna y que no tenía reparos en que viviera en algunos momentos

junto a la nueva pareja del padre. En su relato emergen estos elementos, “no quería darle el lugar

de, de papa a otra persona que no fuera realmente pues el papa de él, …[ ] …, él (su hijo) me

decía que quería tener el pelo larrrrrgo como yo, que él quería tener aretes, él se maquillaba, y

yo pues dejaba que él se maquillara … fue como difícil porque a veces me veía como confundida
159

y no sabía cómo hacer para que él no se confundiera más, …[ ]… tras de que ya se le cohibió la

oportunidad de tener un hogar, no cohibirle la oportunidad de tener unos buenos papás”. Así las

cosas, su hijo va en ocasiones a la casa del papá en la cual la pareja de este, también cuida al niño

y comparte la crianza, sin que Anita sienta que pierde autonomía o se transgreden sus enseñanzas

para el hijo.

Se puede referir de esta manera que convertirse en padre o madre en condición juvenil y el

ejercicio de autonomías y toma de decisiones en la crianza, tienen una cierta relación con el lugar

en que se habita geográficamente, siendo este facilitador del tener una nueva posición frente a su

grupo de pertenencia y un medio para tener algo “propio” en donde se cría al hijo de acuerdo con

sus formas de pensar. Siguiendo a Muñoz, para el hombre, resulta ser una fuente de identidad

masculina fundamental en su construcción puesto que es una forma de mostrar resultados en lo

público, en espacios en el que el mismo se reconoce como exitoso y en última instancia como

dominador (Muñoz, 2001). Para la mujer estas transiciones son de una parte una forma de

demostrar socialmente la legitimidad como madre y pareja ante un orden social establecido y de

otra, el tener un espacio que sea “propio”, es posibilitador de libertades para criar a su hijo y

resignificar la crianza que ellas mismas recibieron. Se evidencia una adopción de roles en cada

caso, dentro de los cuales el hombre es el mayor proveedor económico y responsable de obtener

los elementos que se requieren en un espacio designado como “hogar”, sin la demanda o exigencia

de otras actividades como el cuidado permanente del hijo; a diferencia de la mujer, quien asume

proveer para la casa pequeños aportes económicos, pero además cuidar del hijo, atender las labores

de la casa y a su pareja. En ese sentido, se valora una tradición demarcada en Latinoamérica, en la

cual prevalece la mujer como responsable principal de los niños pequeños y de los asuntos
160

domésticos, sin que su participación en el mercado de trabajo modifique sustancialmente sus

funciones en el hogar (De Grande, 2015).

• Transiciones relacionales en la crianza

En medio de los relatos se valoran transiciones que se dan especialmente en sus relaciones

familiares y con sus amigos a partir de convertirse en padre o madre en la crianza.

Se nota en todos los casos, a excepción de Eduardo y Nohora, que ningún participante

convivía con su pareja al momento de quedar en gestación. Al dar a conocer a sus familias la

noticia, Luisa sufrió la ruptura de la relación con su padre, quien le costeaba los estudios en la

ciudad a donde ella había emigrado, mientras que para los demás jovenes, su familia siempre los

acompañó en el proceso e incluso les facilitó algunos medios para ingresar a trayectorias laborales

o continuar estudios que ya estaban realizando.

A partir del nacimiento del hijo(a), en cada caso se da un encuentro muy intenso,

especialmente entre la joven madre y las abuelas, las cuales se centran en el cuidado del recién

nacido y en ocasiones son las pioneras en aportar apoyo económico, y en los meses subsiguientes,

en algunos casos la residencia en sus casas. Es relevante además la presencia de los hermanos,

quienes emergen en los relatos como apoyos económicos, informacional o emocional, así como de

algunos abuelos, quienes tienen un papel protagónico en la crianza de sus nietos. No obstante se

van dando situaciones que ocasionan rupturas, relacionadas con las divergencias en las formas de

pensar los padres en la crianza y su familia extensa.

Como se refiere anteriormente, en el postparto y en la denominada “dieta” se da

inicialmente una fuerte relación con las abuelas de las madres o de los padres jóvenes, consideradas
161

estas por el acervo de conocimiento que poseen y soporte especial para el cuidado del recién

nacido, como vemos en los siguientes relatos: “yo no era capaz de bañarlo, ¡por el ombligo¡, yo

le decía a mi mamá hasta que no se le caiga el ombligo yo no lo agarro pa´bañarlo…” (Nohora).

Para Luisa, su suegra y madre fueron un apoyo incluso desde su hospitalización por la

complicación quirúrgica que presentó, así la suegra la acompañaba en la clínica, mientras que su

mamá cuidaba a la niña en casa. “yo la agarré (a la hija) apenas se la llevó mi mama y aprendí”.

Angelica, quien vivió en la casa de su mamá, igualmente refiere haber sentido su apoyo en todas

las actividades “yo vivía con mamá antes de yo irme para donde mi suegra, yo tenía mucha ayuda

de mi mamá”. De su suegra ha recibido más que todo soporte económico, refiriendo que sostuvo

algunas diferencias con ella inicialmente debido a la forma en que considera que formó a su pareja

“porque la mamá lo había criado de una forma diferente, muy machista…refiere “las suegras

siempre son un poquito (risas) “jodidas”, y más si son ocañeras” 11. A pesar de estas diferencias,

ella ha sido quien les provee los almuerzos, pues tiene un restaurante y siempre está pendiente de

su alimentación. Anita refiere que su mamá ha sido el soporte tanto instrumental como económico

que le ha ayudado durante toda la crianza, “pues yo aquí en mi casa, con mi mamá”.

Puede verse ante todo un panorama tradicional del cuidado, en el que, en palabras de Schutz

(1993), los predecesores se convierten en poseedores de un acervo de conocimiento considerado

necesario en la crianza para los nuevos padres y madres. En ese sentido, estos reciben de ellos un

soporte amplio en todas las dimensiones del apoyo social, las cuales, según Cobb, son emocional,

informativo, instrumental, afectivo y de interacción social (Cobb, 1976). Existen actividades

relevantes en las que se inscriben las abuelas en la crianza; entre ellas están el acompañamiento

11
De la región de Ocaña (Norte de Santander).
162

del nieto cuando la madre se ausenta por diferentes causas, su alimentación, recomendaciones

especiales en salud y en la ingesta de alimentos de acuerdo a la edad del niño. En el estudio

también emergen los abuelos, quienes hacen parte de un legado que aconseja y en ocasiones

acompaña al nieto en actividades como el juego. Veamos algunos relatos: “porque mi papá es

muy…, pues imagínese es el primer nieto y entonces él es muy chocho con él y el, él es el que me

dice que, que no le pegue, que le hable como esos consejos, el me da sus consejos” (Nohora), o en

el caso de Edinson, para quien su abuelo, es el ángel guardián: “cada vez que lo llevo, él le habla,

juega con él, baila, le enseñó hasta carranga (risas) y yo lo regaño y eso y él dice: No, háblele".

No obstante, con el paso del tiempo, se visibilizan rupturas en estas relaciones con la

familia extensa, motivadas en algunos casos por la “intromisión” de las abuelas en la crianza o por

la valoración negativa de las prácticas morales llevadas a cabo por integrantes de la familia, que

ponen en “riesgo” la formación del hijo. Notamos argumentos con una valoración acerca de la

presencia de la abuela que afecta la crianza como, por ejemplo: “pero ahora la abuela lo alcahuetea

mucho más que yo”; “ahorita mi mamá ya no es, ya no es de ayuda, sino que está perjudicando al

niño”; “y se empezó a meter con las cosas de la niña, que no, que no hagan esto, si no esto, no nos

dejaba decidir…”. De otra parte, está la situación de la cual se debe alejar al hijo, por ejemplo, en

el caso de tener tíos homosexuales: “tiene unos tíos por parte de la mamá…, este, ¿cómo le explico

yo?, una es lesbiana y el otro le gustan los hombres […] José los ve, José tiene contacto con ellos;

entonces mi esposa pues una de las soluciones que da es que nos vayamos de acá”. Así mismo, en

el caso de considerar malos ejemplos en otros niños, por lo cual la motivación es salir del lugar o

evitar todo contacto con el otro que puede dar malas enseñanzas al hijo.

En relación con los amigos, se hallan rupturas con los grupos anteriores a convertirse en

padres, debido a diversas circunstancias, como por ejemplo la disonancia en las conversaciones o
163

en los espacios a donde pueden salir con los niños, por lo que ahora su grupo de amigos se reduce

a jóvenes padres que también tengan hijos. Igualmente la relación “responsabilidad” y padres con

hijos es realzada por estos jóvenes, para quienes sus amigos solteros, no tienen esta cualidad y ya

no son un grupo acorde para llevar a su hijo a las reuniones con ellos, tal como emerge en algunos

relatos: “ porque ellos todavía siguen solteros, su vida de solteros, su vida de solteros, de salir a

fiestas, de irse que a comer; pero entonces ya con su soltería, en plan de amigos, plan de amigas

… si uno lleva un bebé, imagínese … no se van a sentir bien”; “ahora ya empezamos a conocer

muchachos que ya tenían bebés y salíamos con los bebés, sí, o sea ya no era con los muchachos de

que, de que, ehh, o sea solteros, sin responsabilidades.

La vida social con los amigos cambia, puesto que ya no se tiene el capital económico para

estos gastos, ni el tiempo disponible para los planes anteriores “ya después de ser papá pues

obviamente las salidas se disminuyen, prácticamente uno no podía salir porque como, con la niña

era difícil”; “pero no, en la universidad no tengo amigos, me gusta llegar acá a la casa rápido”;“

bueno en cuanto a relaciones sociales si cambio muchas cosas porque ya pues, ehhh, hay personas

que uno considera que no…”.

En consecuencia, puede decirse que los padres y madres jóvenes adoptan nuevos grupos

de amigos y se separan de aquellos anteriores a convertirse en padres, entre otros motivos, por el

hijo, los lenguajes y prácticas que ya discurren en relación al cuidado, los acontecimientos

ocurridos en la crianza, los cambios corporales y consejos para mejorar la crianza. Como refiere

De Grande, se presenta cambio en las temáticas de la vida cotidiana, de tal manera que, si bien

podían no provocar la interrupción completa de las relaciones anteriores, las convierten en más

incidentales y distantes (De Grande, 2015).


164

En este capítulo presentado se logró conocer las experiencias de crianza que devienen desde

la noticia de la gestación, y así mismo las transiciones y puntos de inflexión, los cuales acarrean

ajustes tanto en los sujetos de la crianza como en sus contextos. En ese orden de ideas, se ve cómo

se despliega una serie de transiciones, que a su vez se relacionan con las experiencias vividas en

su corporeidad, en el área económica y su relación con la “responsabilidad” al pasar de una

situación de soltería a la de padre y madre proveedores y cuidadores en donde también se da lugar

a una cierta división sexual del trabajo en esta carrera; así mismo se identifican experiencias que

conllevan a transiciones del espacio habitado, en las que develan la incomodidad por la sujeción a

normas y prácticas que no hallan cabida en la ruta construida hacia una independencia para criar y

consolidarse como padre y madre; y por último experiencias con el otro que lo llevan a transiciones

relacionales en las que se ocasionan rupturas familiares y con las redes de amigos anteriores, puesto

que asumen y se ubican en una posición social como padre y madre joven con necesidades de

apoyo en nuevos grupos de pares que se contextualizan de alguna manera bajo condiciones algo

homogéneas, por lo menos en relación a ser padres y madres jóvenes.

De otra parte, en medio de las experiencias de crianza, se consolida un contexto

motivacional en el que transitan con unos motivos “porque” y “para”, los cuales fundamentan

acciones presentes. Ellos se van consolidando a partir de situaciones de su pasado con los

predecesores, y así mismo en la reflexión al “ver el rostro” de su hijo(a), al compartir con este en

la carrera de la crianza, o con los contemporáneos que cohabitan en contextos inscritos en este

proceso. A partir de las experiencias y el acervo de conocimiento construido, interpretan y

proponen nuevas formas relacionales en la crianza y buscan en algunos casos, ser hallados

“mejores padres o madres” que sus predecesores. Dentro de los motivos “para” se configura al

hijo(a) como potenciador de sus proyectos, se buscan estrategias y apoyos para obtener mejores
165

ingresos económicos, para laborar y estudiar paralelamente, pero así mismo para transitar hacia

espacios de “independencia” en donde puedan tener libertades para criar. Veamos la

representación de estos hallazgos en la siguiente figura.

Transiciones en
Transiciones en Transiciones Transiciones
el espacio
la corporeidad económicas relacionales
habitado

Restricciones por
Expansión Ajustes de formas
cambio de
económica relacionales
Ajustes en la prioridades
subjetividad y el
cuerpo físico
Proveedores y
Agenciamientos y
cuidadores.
busqueda de Familia y amigos
División sexual del
independiencia
trabajo

Los predecesores como fundadores de motivos “porque” en la crianza


El hijo como motivo “para” potenciador de proyectos

Figura 4. Transiciones ocurridas en padres y madres jóvenes ante la llegada de un hijo(a)


Fuente: elaboración propia, 2019
166

Capítulo V. Contextos que se imbrican en las experiencias de crianza

La crianza de niños y niñas se reconoce como el proceso en el que interaccionan padres,

madres, hijos(as) y distintos actores con el fin de introducir a estos últimos en un sistema societal

de culturas, estéticas, normas, entre otros… diversas, pero además en el cual está implicado el

cuidado. Esta interacción se inicia antes del nacimiento del hijo(a), como hemos referido

anteriormente “preparando lugar al que llega” y se continúa a lo largo de la vida del niño(a), con

preponderancia en el periodo etario entre los cero y seis años de edad, los cuales agrupan a la

denominada primera infancia (Congreso de la República de Colombia, 2006), según patrones

socioculturales e históricos de los padres y madres.

De esta forma se hallan instituciones que hacen parte de este proceso y que se configuran

como productores y reproductores sociales en la crianza, entre ellas el Estado, las familias, los

mercados y las organizaciones comunitarias (Razavi, 2007), quienes poseen valores simbólicos e

imágenes de género que permean e influencian las formas de división sexual del trabajo y las

prácticas de cuidado en cada grupo societal. Así, en la crianza se integran tanto factores

estructurales como microsociales que se cruzan en las interacciones que ocurren en ella. Se pueden

referir entre ellas dinámicas sociales, culturales, fundamentos normativos (políticas de educación,

salud, atención integral), condiciones sociales, subjetividades que aportan a la configuración de

las formas de crianza y prácticas de cuidado (Faur, 2014).

En lo que respecta a las estructuras sociales en las que están inmersos los sujetos en la

crianza, se puede referir que desde la propuesta normativa que hace la Constitución Política de

Colombia en 1991 hasta la Ley de Primera Infancia (Ley 1804 de 2016) y demás subsidiarias y
167

subsiguientes, se proponen la “corresponsabilidad” entre Estado, familias y la sociedad para

asegurar “la protección integral y la garantía del goce efectivo de los derechos de la mujer en

estado de embarazo y de los niños y niñas”, que en el caso de la Ley 1804, el énfasis es desde los

cero (0) hasta los seis (6) años de edad (Congreso de la República de Colombia, 2016). No

obstante, como refieren Posada y Ramírez (2012), a la luz de la normatividad contemporánea, se

considera ser sujeto de la crianza hasta los 18 años de edad (Posada, Gómez, & Ramírez, 2012).

Por lo anterior, el sistema de relaciones que se construye entre el Estado y las familias en la crianza

tiene un lugar relevante, especialmente cuando son padres o madres en condición juvenil, puesto

que estos sujetos que ocupan un lugar particular del espacio social, en algunos casos dependen de

la asistencia del Estado en la escuela, guarderías y espacios de salud para sus hijos.

De otra parte, leyes como la del primer empleo, Ley 1780 de 2016 (Congreso de la

República, 2016) aparecen como una respuesta a las necesidades económicas de los sujetos

jóvenes; no obstante, como puede valorarse en su artículo 8, no prioriza a padres y madres en esta

condición, quienes, como se vio anteriormente, son los más afectados por las dificultades para

acceso a un empleo formal. Así mismo, se podría hacer referencia a una cantidad amplia de las

estructuras sociales en las cuales están inmersos estos sujetos; sin embargo solo se quiere hacer

hincapié en algunas bases normativas que se centran más enfáticamente en relación a la crianza,

como por ejemplo, leyes que apoyan la permanencia de madres con sus hijos durante las primeras

dieciocho semanas, entre ellas la Ley 1822 de 2017 (Congreso de la República, 2017) o del padre

ocho días posteriores al parto, siempre y cuando se haya cotizado en el sistema de salud durante la

gestación, lo cual para algunos de estos jóvenes fue muy difícil de obtener, como en el caso de

Nohora, la que debió permanecer afiliada bajo la cobertura de su madre como beneficiaria, razón

por la cual ella en la gestación a su vez, estudió una carrera que tuvo a la mano para realizar sin
168

que fuera de su preferencia, con el objetivo de que el sistema de salud la reconociera como hija

dependiente de su madre y así poder mantenerse en él hasta el parto.

Desde la otra orilla, es decir desde el ámbito microsocial, lo cual se refiere al

funcionamiento de los actores dentro de una estructura social, los destinatarios de estas construyen

significados y llevan a cabo la crianza a partir de los sentidos que le asignen y las características

particulares en las que se encuentren, por lo que las formas de crianza, los sentidos de esta, así

como los motivos “porque” y “para” de cada acción pueden ser diversos, según la particularidad

de los sujetos y familias.

La influencia así mismo de cada institución en la crianza no se da de manera paralela o en

igual intensidad sobre las familias y sujetos jóvenes, sino que cada una tributa desde diferentes

niveles, pudiéndose reconocer en este sentido interacciones vinculadas a la organización del

cuidado en el nivel de las familias, en el nivel de sus redes de apoyo (inter-familias), y en el nivel

de la interacción con los agentes e instituciones estatales y del mercado (De Grande, 2015).

Dando cuenta de los hallazgos de la investigación, se han clasificado los contextos que se

reconocen en esta carrera de manera acotada, teniendo en cuenta la propuesta de Razavi (2007), el

“diamante de cuidado”, puesto que la interacción en torno a la crianza se da principalmente en

contextos familiares, del Estado, el mercado y la comunidad en los cuales se suscitan los

acontecimientos que se inscriben en ella. Se iniciará abordando el contexto familiar y las relaciones

interfamilias que se ostentan alrededor de la crianza.


169

5.1 El contexto familiar: estructura en vaivén que posibilita y limita

Los padres y madres jóvenes del estudio se apoyaron inicialmente en su familia extensa

para las labores de la crianza, así como para obtener un lugar en donde residir junto a su hijo, tener

los bienes necesarios y alimentación. Dentro de todos los integrantes de la misma, se relieva la

presencia de la abuela, quien en todos los casos se presenta como soporte emocional, económico,

informacional e instrumental. Igualmente se encuentran los hermanos(as) que ofrecen información

acerca de la crianza, acompañamiento al hijo(a) cuando la madre no se encuentra, y aportes

económicos en algunos casos. Con el paso del tiempo, emergen agencias de tal manera que los

padres y madres asumen autónomamente las demandas de su nueva familia, especialmente en el

orden de la crianza, toman decisiones que implican incluso alejarse de su familia de origen para

lograr su “independencia”, y en algunos casos para evitar aprendizajes “inadecuados” en el hijo(a)

o coacciones que limitan su libertad para llevar a cabo la crianza.

En ese sentido, el contexto de la familia extensa es un sitio de acogida inicial para la nueva

pareja de padres y madres jóvenes, del que poco a poco se desvinculan en la medida en que

aumentan sus capitales económicos o las situaciones problemáticas entre sus miembros. Así, se

argumenta la necesidad de tener su propio espacio para criar al hijo(a), adquirir insumos para la

vivienda, y para mejorar la relación en pareja. No obstante, convivir con la familia extensa fue la

solución a las necesidades económicas a que se vieron abocados en el inicio de su relación junto a

su hijo recién nacido. En ese contexto cada integrante parece tener unas funciones, por ejemplo, el

abuelo, que enseña al nieto a jugar fútbol, bailar, a caminar, y que así mismo aconseja a los padres

a hablarle a los hijos, a escucharlos y no castigar físicamente. La abuela quien se centra con mayor

énfasis en la alimentación, el cuidado de la salud, en proveer el aporte económico para el colegio,


170

pero sobre todo se convierte, como refieren los jóvenes, en “alcahueta”, que incluso impide la

corrección y promueve el “berrinche” y mal comportamiento en el nieto.

Relacionado con este tema, emergió un evento reiterativo en los relatos que evidencia

controversias entre abuelas, padres y madres, en las que la “permisividad” con los nietos en el caso

del uso del celular y de equipos electrónicos, entre ellos la Tablet y la televisión, o en la aprobación

de conductas que los progenitores reprueban, pone en tela de juicio la autoridad de estos ante el

hijo, lo cual es motivo de división. Esta dificultad conllevó al distanciamiento de padres, madres

y abuelas, y a la búsqueda de nuevas estrategias en los primeros, como control de programas y así

mismo la adquisición de paquetes de televisión con amplia oferta para eliminar el “riesgo” de ver

lo no permitido para el hijo.

Se devela de esta manera una familia, que, en la visión de Mead (1971) ya no es aquella

que se encuentra en medio de una cultura posfigurativa, en la que “el pasado de los adultos es el

futuro de cada nueva generación” (p.100), sino que van migrando a una cultura de tipo más

cofigurativa, en la cual de una parte se alejan de las prescripciones de sus predecesores y de otra

aprenden de sus pares, entre ellos mismos, como refieren Luisa, Angélica, Jaime, Anita y Ricardo,

una crianza “no sacada de un manual” (Luisa), “a prueba de error y acierto” (Jaime).

Se puede visibilizar que, estos construyen una carrera moral en la cual argumentan los

motivos “porque” de su actuación como la valoración que asignan a algunos ámbitos familiares

calificados como malos para los niños(as), y de los que buscan distanciarlos, aun cuando los

parientes que traen “malas influencias” sean contemporáneos con sus hijos(as). Por ejemplo, en el

caso de que el hijo tenga primos de la misma edad con comportamientos “fuera del orden” esperado

para ellos. Veamos este tema central dentro de algunos relatos: “yo no quiero decirle a mi hijo papi

ese es tu primo, grosero, patán, le pega a la mamá, dice unas palabrotas impresionantes, un niño
171

de 2, 3, 4 años o 5 años…, y José no conoce una mala palabra” (Eduardo). “también trato de ser

responsable, no decir groserías, ni nada de eso” (Edinson); “que no la deje que sea grosera”

(Ricardo); “yo quiero que ella sea amable, honesta, que tenga una serie de valores” (Luisa).

La familia es un lugar también para hacer transacciones en las que el cuidado de los hijos

o sobrinos es retribuido en ocasiones económicamente o en especie como contraprestación por su

trabajo. Igualmente, en relación con la familia extensa se halla en ocasiones que esta última no

permite la relación adecuada entre la pareja ni entre los padres y sus hijos(as), puesto que la

presencia de otros, coarta la autonomía y la realización de tareas, especialmente en los hombres,

cuando estas tienen una designación femenina, por lo que predispone para discusiones y quejas

sobre la falta de “apoyo” a las mujeres en las labores de la casa. En el caso de Edinson y Angélica,

ella refiere que el haber logrado la transición de residencia desde la casa de su suegra en la que

convivían junto a los hermanos de Edinson, sus parejas e hijos, les dio una capacidad para tomar

decisiones libremente y asumir tareas sin dividirlas por género, sino como un trabajo en equipo;

así mismo, se disminuyeron las discusiones y los “retos” que le hacía su pareja cuando estaba junto

a su suegra.

En las parejas de participantes que conviven juntos, excepto en el caso de Angélica y

Edinson se puede visibilizar una centralidad de tareas distribuidas por género, en las cuales la

mujer es la que asume llevar a su hijo(a) a controles de salud, cuidar en la enfermedad, realizar

tareas académicas con él, así como su higiene general y alimentación. El hombre, a pesar de que

en ocasiones realice actividades de “ayuda” a su pareja, es el responsable principal de proveer

económicamente. En los padres que viven junto a la familia extensa con su hijo(a), no existe una

diferenciación en las tareas, puesto que desde el nacimiento de sus hijos o desde que permanecen
172

junto a ellos, han realizado tanto la provisión económica como trabajos del hogar y de cuidado a

sus hijos, claro está que, a ellos, sus hermanos y madres le apoyan en esta labor.

En el caso de Anita, quien se había separado de su pareja desde el final de la gestación, la

ausencia de la figura del hombre en su casa materna, no fue un motivo de discusión para que ella

realizara ambas tareas, la provisión económica y labores de crianza; no obstante, se convirtió en

un motivo “porque” de la aceptación del ingreso de su pareja a su casa casi al cumplir cuatro años

del nacimiento de su hijo, debido a la confusión que ella refiere haber sufrido cuando su hijo le

decía que deseaba ser “niña”: “por ejemplo cuando no estaba el papá para mí era difícil porque él

quería hacer todo lo que yo hacía, entonces para mí eso fue difícil yo explicarle que yo era una

niña y de que él era un niño, …, porque en ese tiempo tampoco ni siquiera estaba mi hermano

Lalo, como para decir que tenía un modelo”. Siguiendo a Ramírez y Barrios (2016), se puede decir

que, en el relato se develan cómo las diferencias sexuales son inobjetables y estructurantes del

comportamiento humano, siendo la madre considerada como el referente de la hija y el padre del

hijo; lo cual a su vez puede promover temores en los padres o madres en monoparentalidad,

sintiendo que al no tener un referente de género para el hijo(a), este pueda presentar confusión de

su identidad sexual.

Así en este apartado relacionado con las familias, se puede visibilizar que en la interacción

intra familias, los padres y madres jóvenes mantienen patrones de género que prevalecen, en los

cuales la maternidad está asociada al cuidado y a las labores del hogar y la paternidad a una

responsabilidad de provisión económica y de protección; además, cada uno desempeña acciones

en la crianza que se relacionan con su rol de género. La mujer asiste a reuniones en la escuela del

hijo, lo alimenta, enseña y ayuda en las tareas, lo lleva a controles de salud, permanece con él o
173

ella en la casa, y el hombre se dedica generalmente los fines de semana a llevarlos a lugares de

recreación y a la iglesia.

En términos inter familias, las lógicas están vinculadas a recibir y proveer el cuidado de

los hijos en ausencia de los padres para que estos continúen sus trayectorias, y así mismo en el

apoyo emocional, informacional o económico que puedan aportarles especialmente a los jóvenes

en el inicio de sus roles como padres y madres. En tal sentido, los jóvenes orientan esta relación

buscando ejercer su autonomía y toma de decisiones entre padres y madres, los cuales tienden a

alejarse de sus familias extensas en algunos casos, para criar de manera particular y proteger a su

hijo(a) de riesgos en su crianza.

5.2 El Estado: corresponsable y orientador de las formas de crianza

Para realizar el presente análisis, es necesario referir que el objetivo de la investigación, se

dirige a identificar la interacción que sostienen padres y madres con este contexto en la crianza de

sus hijos(as).

En ese orden de ideas se expone una descripción general de esta institución que forma parte

de los entes que se entretejen en la crianza, la cual de una parte aporta normas que circunscriben

la relación trabajo y cuidado infantil, lo cual está implicado en la crianza, y de otra oferta un

abanico de lugares proveedores de educación, salud y cuidados que producen y reproducen formas

de crianza. Siguiendo a Cutuli y Aspiazu (2012), estas no han sido orientadas por criterios

igualitaristas, sino que se han centrado en el eje de la “protección a la maternidad” (Cutuli y

Aspiazu, 2012). Dentro de algunas normas, está la Ley 1232 de 2008, por la cual se modifica la

ley 82 de 1993, dando especial protección a la mujer cabeza de familia (Congreso de la República,
174

2008), así como la Ley 1822 de 2017, “por medio de la cual se incentiva la adecuada atención y

cuidado de la primera infancia, se modifican los artículos 236 y 239 del código sustantivo del

trabajo y se dictan otras disposiciones” (Congreso de la República, 2017). En esta última se

aprueba licencia remunerada a las mujeres, otorgándoles 18 semanas para permanecer junto a su

hijo, sin laborar externamente, y ocho días hábiles remunerados para el padre.

Claro está que las licencias son otorgadas por las empresas prestadoras de salud (EPS), a

través del cumplimiento de requisitos establecidos en el Decreto único 780 de 2016 (Ministerio de

Salud y Protección Social, 2016), los cuales son: ser cotizante del sistema de salud, haberlo

realizado durante la gestación y estar al día con los pagos; igualmente a través del artículo 238 del

Código Sustantivo del Trabajo, se concede a la trabajadora dos descansos de 30 minutos cada uno,

dentro de la jornada para amamantar a su hijo, sin descuento alguno del salario por dicho concepto

durante los primeros seis (6) meses de edad. En ese sentido, con respecto a las licencias

remuneradas, sólo si los padres o madres han cotizado en el sistema de salud, tienen derecho a

recibir estos beneficios, lo cual, en el caso de los participantes del estudio, sólo Luisa pudo

obtenerlo, pues cotizaba utilizando el dinero que el padre de Jaime le enviaba a él para su

mantenimiento en Inglaterra, el cual así mismo este giraba desde Inglaterra a Colombia para Luisa.

Estas normativas que apuntan a “favorecer” especialmente a la mujer dejan de lado la

presencia del padre en la crianza y siguen lógicas prediseñadas culturalmente, en las que se

considera que es la mujer la responsable del cuidado y de permanecer junto a su hijo recién nacido

y lactante. Por ello, autores como Guzmán y Dalén (2013) proponen la necesidad de aprobar leyes

para las que “la maternidad sea asumida como una actividad conjunta de los padres” (p. 46).

De otra parte, en Colombia, según el análisis por regímenes de afiliación al sistema de

salud, en 2018, el 57,9% se encontraba cubierto por el esquema contributivo, mientras que el
175

41,9% al régimen subsidiado (Minsalud, 2018); la situación ha sido más difícil en el departamento

Norte de Santander, en la que sólo el 37,5% se afilió al régimen contributivo, presentando la ciudad

de Cúcuta su capital, una característica que la hace más lábil en este aspecto, y es la de poseer el

mayor nivel de informalidad en el país (70,3%), de acuerdo con las cifras del trimestre de marzo a

mayo de 2019 (DANE, 2019), y por lo tanto menor posibilidad de afiliaciones a un sistema de

cotización que tiene un costo alto, pues esta proporción de sujetos no gozan de un salario o empleo

formal. En el caso de los participantes del estudio, actualmente seis de ellos permanecen afiliados

al sistema de salud de régimen contributivo, y dos al subsidiado.

Respecto al lugar y personas con quienes permanecen en la semana los niños y niñas

menores de 5 años, los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida (2018) identifican que en las

cabeceras municipales el 45,6% están al cuidado de su padre o madre en la casa; un 39,9% son

atendidos en hogares comunitarios, jardines, centros de desarrollo infantil o colegios, dentro de los

cuales una gran proporción pertenecen al Estado; 9,5% por parientes distintos de sus padres y 2,6%

con alguno de sus padres en el trabajo, así como quienes permanecen solos o con otro cuidador

(2,3%) (DANE, 2018).

Lo anterior va mostrando a su vez, la oferta de instituciones para el cuidado y la formación

académica de los niños y niñas que tiene el Estado, contextos en los que se inscribe la crianza; en

estas tienen cabida sus hijos(as) a partir de los 2 años, y en algunos casos desde los 6 meses de

edad. Históricamente desde el año 1972, a nivel público se establecieron los Centros Comunitarios

para la Infancia, posteriormente los Centros de Atención Integral al Preescolar -CAIP-, los Hogares

Infantiles –HI-, y finalmente el reconocimiento de los Lactantes y Preescolares. En el año 2016 y

en el marco de la estrategia de Atención Integral a la Primera Infancia De Cero a Siempre,

actualmente Política de Estado para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia De Cero a


176

Siempre (Ley 1804 de 2016), se aumentó esta oferta, proponiendo garantizar a niñas y niños al

menos nueve atenciones priorizadas por la Comisión Intersectorial de Primera Infancia (CIPI),

éstas son: registro civil, afiliación vigente en salud, familias y cuidadores en formación en cuidado

y crianza, esquema de vacunación completo, modalidad de educación inicial, consultas de

crecimiento y desarrollo, acceso a libros y colecciones, valoración y seguimiento nutricional,

talento humano cualificado (ICBF, 2019).

En este orden de ideas, existe la modalidad institucional, en la cual se dan los siguientes

servicios: Centros de Desarrollo Infantil -CDI (abarca la atención a niños y niñas con menos de

cinco años); Hogares Infantiles -HI; Hogares Fami (incluye el cuidado de madres gestantes y

lactantes y niños y niñas hasta los dos años de edad); Hogares Empresariales; Hogares

Comunitarios de Bienestar Múltiples (acoge a niños de 6 meses a 5 años, incluso 3 meses en casos

especiales) –HCB Múltiples; Jardines Sociales (beneficia a niños y niñas desde los seis meses

hasta los cinco años); Desarrollo Infantil en Establecimientos de Reclusión y Preescolar Integral.

Estos se convierten a su vez en Servicios de Educación inicial en el marco de la atención integral.

En los casos que nos atañen, tres de las familias ingresaron sus hijos en jardines sociales,

buscando allí un espacio de cuidado, mientras que iniciaban labores como empleados, o

propendiendo por la cadena de formación educativa de estos. Luisa y Jaime, llevaron a su hija

cuando esta tenía 13 meses, al obtener Luisa trabajo como asistente de un concejal en la ciudad.

Eduardo y Nohora, al igual que Anita, ingresaron a sus hijos a los 3 años de edad para que estos

iniciaran su trayectoria educativa en las instituciones estatales ubicadas en su barrio. Allí realizaron

párvulos, prejardín y jardín y posterior a su grado en el último nivel mencionado realizarán

transición. Los padres cuentan la experiencia en los lugares citados de manera diversa; Luisa y

Jaime, quienes poseen mejores recursos económicos, refieren que era un lugar público cercano a
177

su casa, por lo cual la llevaron allí para tener tiempo de trabajar, pero posteriormente la trasladaron

a un colegio privado bilingüe, puesto que para ellos la formación académica es relevante y creían

conveniente hacer el cambio. De esta forma se hallan los relatos de ambos padres en relación a la

entidad educativa, de una parte Luisa cuenta lo duro que es dejar un hijo en la entidad pública y

de otra, Jaime, el mejor nivel que tiene uno privado: “pero fue duro cuando la llevamos por primera

vez, aunque ella nunca lloró (se dirige a Jaime): te acuerdas que estaba pequeñita y era un jardín,

Dios mío eso era terrible, te acuerdas que era para lo único para lo que nos alcanzaba, noventa mil

pesos (Luisa), y “no queremos desmejorarle la calidad de vida a Lupe por otro hijo, porque nos

tocaría meterlos a un colegio público, pues no es que sea malo, pero en ese colegio todo es en

inglés, entonces nos gusta mucho” (Jaime).

Anita, Nohora y Eduardo, por el contrario, mantienen a sus hijos en el jardín público en el

que les dan alimentación y educación “informal”, la cual se lleva a cabo para fomentar en los niños

el desarrollo de habilidades motoras principalmente. Aunque en los relatos de Eduardo emerge la

añoranza por la educación que tenían en el pasado las entidades educativas y la formación en

valores, refiere que el colegio de su hijo le ayuda en la crianza de su hijo: “en la escuela él ha

aprendido mucho, porque él me dice papá mi profesora dice que tenemos que compartir…”. Anita

igualmente considera que ha sido un buen lugar para la formación de su hijo, además de que ella

podía estudiar mientras él se encontraba en el lugar; refiere que él aprendió a hacer trabajos

manuales, dentro de los cuales están detalles para ella y un “mundo” de tareas que disfruta

haciendo junto a él. Las dos familias restantes, a pesar de no contar con un nivel económico alto,

han realizado una inscripción a entidades educativas privadas, en las cuales consideran que sus

hijos se encuentran más seguros y con mejores aprendizajes, lo que, en el caso de Angélica, ha
178

sido aconsejado y costeado por su mamá, quien teme porque su nieto no sea bien atendido en una

entidad del Estado.

Las instituciones de formación se convierten para los padres en una oportunidad, un lugar

que aporta alimentación para el hijo, así como en el espacio que pueden tener los padres para

estudiar o trabajar, y a su vez en el que, a través de los docentes, reciben apoyo informacional y

en algunos casos emocional para la crianza. Así lo narran Edinson y Angélica, quienes

descubrieron la dificultad de su hijo para comunicarse y la necesidad de terapia con fonoaudiología

a través de la profesora del jardín privado en el que se encontraba: “Ella nos recomendó la ayuda

profesional para lo de la motricidad del niño, y terapias y lo de lenguaje, ella cuando vamos a la

entrega de boletines, los consejos que da son muy buenos, dice cosas, así como que uno les dedique

tiempo, que no los ayuden a ser perezosos, si no que les digan “usted tiene y usted puede hacer

eso"; “Yo al principio era muy dejada, con lo de la escuela, es más a veces no me quería ni levantar

a llevarlo, faltaba mucho, pero entonces ya viendo las faltas, viendo los trabajos y todo eso, y que

había otros niños que resaltaban más, yo quería que Jhon estuviera un cuadro de honor. .. y nos

han felicitado mucho, ¡No¡ que Jhon, ha tenido un cambio excelente, nos dicen todo eso”.

Vemos de esta forma que las instituciones formales o informales se convierten en un

elemento relevante en la formación del hijo, es buscada acorde a la posición social de los padres y

madres, pero además se divisa teniendo en cuenta el tipo de formación que se desea para el hijo(a),

los aportes como alimentación que reciban, y horarios que sean apropiados para que los padres y

madres estudien, trabajen o realicen las labores de la casa.

De otra parte, se encuentran las instituciones de salud, a las que recurren los padres o

madres con sus hijos. En algunos casos, son los lugares a los que se debe ir para realizar el control

de crecimiento y desarrollo y verificar los logros físicos del hijo(a), pero es a su vez, el que no
179

debe ser continuamente visitado puesto que no se percibe como requerido o amigable. Solamente

para dos de los participantes, los consejos y prescripciones del pediatra o personal de salud fueron

recibidos como lo que se debe aplicar al “pie de la letra”. Estos fueron Angélica y Ricardo quienes

tuvieron a sus hijos en condiciones de salud graves y requirieron controles más seguidos y una

supervisión de los mismos. Podemos visibilizar lo anterior en relatos como los siguientes “Yo iba

mucho al médico y tenía las citas con los pediatras, con los doctores, y uno de mamá primeriza

hace mucho caso a lo que dice el médico y eso” (Angélica). “sí. vacunas, control del niño, citas

médicas, controles después de la operación, de todo” (Ricardo).

Se percibe de otra parte en los relatos de las tres familias restantes una predisposición para

no observar las indicaciones del personal de salud en relación al cuidado de sus hijos o una

incomodidad y decepción con el sistema y las empresas de salud, como vemos en los siguientes

fragmentos: “ahorita le dicen a uno que pues no le dé tetero, pero pues igual para mí es muy

importante darle tetero entonces pues yo no se lo quito, o sea, como que casi las recomendaciones

así que pues yo vea así… pues casi no las acato” (Anita); “pues yo esperé porque yo quería tener

a José normal” (Nohora); “ ya no era cafesalud, Saludcop, si no la nueva EPS, entonces no ha sido

por ejemplo, yo, voy allá y allá no hay historial mío, porque allá es como ¿viene por primera vez?”

(Luisa). Lo anterior las deja sin muchas expectativas, por lo que utilizan la institución de salud

sólo para controles de crecimiento y desarrollo, por la necesidad de presentar este carné, sin

consultar por dudas en el cuidado o crianza, pues considerando que no han sido su soporte.

En este aspecto podemos inferir, siguiendo a Colangelo (2012), que paralelamente a la

noción que se construye de la niñez, esta se ubica “como objeto de protección y formación”, y así

mismo la pediatría ha logrado “legitimarse en el campo científico y social más amplio como saber

experto”, por lo que, para algunos padres y madres, los lineamientos dados por estos profesionales
180

son indiscutibles. Sin embargo, estos jóvenes tienen además otros saberes que discuten con las

prescripciones dadas, por lo cual no sería razonable olvidar su existencia, sino reconocer los

argumentos que acogen el acervo de conocimiento, el cual se construye a partir de su experiencia

y de toda una gama de información desde sus predecesores. De esta forma se convertiría en una

institución realmente amigable que ofreciera consejería acorde a las necesidades de los sujetos y

contextos. Lo anterior ha sido en la mayoría de ocasiones olvidado, por lo que como refieren

Flindling, Lehner, Ponce y Venturiello (2011), se presentan como dificultades para articular su

intervención con las necesidades de las madres durante el embarazo, el nacimiento y el posterior

cuidado del recién nacido.

5.3 El mercado: determinante socioeconómico para la crianza

Dentro de los apartes anteriores ya existe una descripción de la normatividad estipulada

tanto para la mujer como el hombre en relación con la maternidad y paternidad, así como de las

instituciones educativas y de salud que oferta el Estado y que se imbrican en la crianza, por lo cual

ahora se hace una explicación un poco más fina en relación a la oferta de trabajo según género y

edad quinquenal, así como las labores realizadas por los participantes, sus salarios, toma de

decisiones referentes a la distribución del dinero, tiempos de dedicación para la crianza por género,

así como a los ámbitos de cuidado que ofrece el mercado para niños y niñas con menos de 6 años.

De una parte, en Colombia, la tasa de desempleo según edad quinquenal, con base en la

información de la CEPAL a enero de 2019, muestra que para los grupos de personas entre los 15

a 29 años, se dan las mas altas en relación a la población restante, siendo el grupo de 15 a 19 años

el de mayor tasa (25,9%), así le sigue el de 20 a 24 años (21,4%) y el de 25 a 29 años (13,6%).


181

Igualmente la situación de desempleo y género muestra una gran diferencia entre estos como

podemos valorarlo, siendo para el hombre de 9,8% y para la mujer de 15,5% (CEPAL, 2019).

Además de lo anterior, si se compara entre países de Latinoamerica, vemos que la tasa de los

jóvenes entre 15 y 29 años que estudian y estan empleados en Colombia, es muy baja en relación

a los demás países, como podemos visualizar en la siguiente gráfica:

Gráfica 10. Jóvenes que estudian y están empleados según país


Fuente: https://dds.cepal.org/juvelac/indicadores/ficha/grafico.php?indicador_id=129

La reflexión que deja es aquella que evoca la necesidad de replantear estrategias en el páis

para apoyar a jóvenes que desean continuar trayectorias educativas y hallar un empleo para

subsistir en la carrera, en especial cuando asumen, como hemos conocido, ser padres y padres en

condición juvenil. En Norte de Santander y la ciudad de Cúcuta, ocurre una situación relevante, y
182

es la transición económica que ha prevalecido a partir del cierre de frontera en el año 2015, así

como la disminución de ingresos económicos para algunos sujetos quienes se dedicaban al trabajo

informal; lo anterior ha conllevado también a que la mujer ingrese a espacios laborales y asuma

parte de los gastos o su totalidad, lo que anteriormente no se evidenciaba de manera tan explícita.

En este caso, los hombres participantes del estudio, como ya lo hemos referido, adoptan el

papel de proveedores económicos principales; no obstante, como refieren Burin y Meler (2010),

las mujeres se integran al trabajo extradoméstico, conciliando espacios familia-trabajo, y a partir

del nacimiento de los hijos cambian sus prioridades, como se devela en algunos relatos. Nohora

por ejemplo nunca había laborado, pero luego del nacimiento de su hijo ella inicia algunos trabajos

en su casa, no obstante su principal fuente de atención como refiere es “dedicarle más tiempo a

José … estar pendiente de la comida, del vestido, de que ellos sientan el cariño de uno”. Ella trabaja

cuatro horas al día haciendo peinados en su casa y manualidades, que ofrece además a través de

internet, todo lo cual acordó con Eduardo para no alejarse de su hijo.

Luisa cambió su trabajo de modelo por empresaria, haciendo que este último fuese ejercido

desde su casa, siempre pensando en permanecer junto a su hija, de tal manera que cuando hace

compras o gestiona ventas, está presente en sus transacciones. “siempre me la llevo para aquí, me

la llevo para acá, y así”. Angélica tampoco había laborado, y actualmente realiza trabajos

remunerados como cuidar a sus sobrinos, tiempo en el que se lleva a su hijo. Anita decidió seguir

laborando, pero en su casa o algunos fines de semana, solamente con motivo de permanecer junto

a su hijo: “ya después de que nació David al tiempo si empecé pues a trabajar, ehh vendiendo

cosas, ehh independiente y eso y ya cuando tenía como seis meses empecé a trabajar en las

vacaciones de la universidad … en un almacén y después pues trabajaba los fines de semana en un

almacén y ya, estudiaba y trabajaba y ya”.


183

Siguiendo a Guzmán y Dalen (2013), las mujeres le dan mayor valor al cuidado de la

familia, mientras que para los hombres, la paternidad parece ser sinónimo de mayores

compromisos laborales para cumplir con obligaciones económicas. En ese sentido, los hombres

del estudio iniciaron labores informales o como empleados para asumir sino la gran parte de los

gastos, su totalidad. Jaime empezó a trabajar como de mensajero en el hotel de su papá; Ricardo

como chofer de taxi, Edinson se empleó en una empresa privada como trabajador de servicios

generales, Eduardo se mantuvo en trabajos de construcción, pero asumió contratos más grandes

con empresas constructoras. En los casos, a excepción de Nohora y Eduardo y los jóvenes que

viven en monoparentalidad, se visibiliza una división de los gastos del hogar de acuerdo con los

ingresos, los cuales son superiores en los hombres en relación a las mujeres, puesto que según la

información obtenida ellos tienen un promedio mensual de $2.000.000 y empleos como

administradores, contratistas de construcción de grandes espacios, empleados formales en

empresas privadas, mientras que las mujeres ganan un promedio de $387.500 y desarrollan trabajos

informales o propios como en el caso de Luisa. Esta situación, hace que cada uno tenga una

posición o un lugar que ocupa en la economía familiar, lo cual se observa en relatos como el de

Luisa.

nosotros tenemos como un pre acuerdo, que Jaime se encarga de los gastos del arriendo,

los recibos, y el colegio de Lupe, que son como los gastos grandes y fijos, que se cubren

como en unas fechas específicas, y lo que yo cubro son: toda la alimentación, entonces

sí, a veces es diario, por que como yo no tengo un sueldo fijo, si no es lo que venda en

el día, entonces diario pues compramos lo de hoy o pues cuando hay más, compramos
184

lo de dos, tres o cuatro días en la semana y así, y otra de las cosas con las que se invierten

es en el vestido.

Los relatos develan que tanto las decisiones estratégicas de los padres y madres, como las

normas formales e informales del mercado laboral se estructuran a partir de imágenes, estereotipos

y lógicas de género en razón de las cuales se privilegia una división sexual del trabajo (Guzmán &

Dalén, 2013). De otra parte, y según los cambios económicos de la región, las mujeres se dedican

al trabajo informal, lo que las conduce a triples jornadas y sobrecarga laboral. También se halla

que en algunos casos la mujer es quien administra los recursos económicos en su familia, y en caso

de que su pareja desee adquirir algo, debe consultárselo, aunque al final, por el hijo se “pasé por

encima” de la decisión de la madre. Vemos lo referido en algunos relatos: “él siempre me ha dejado

el sueldo para mí, porque yo soy más organizada con el dinero” (Angélica); “… y se lo compré

por encima de ella” (Eduardo).

De otra parte, en relación a los tiempos que los hombres asumen junto a su familia, es

interesante lo que emerge en el relato de los jóvenes, quienes, a pesar de centrarse en la provisión

económica, desean disfrutar más con su familia. Jaime, quien tuvo la oportunidad de vivir en el

extranjero, y compara las economías de ambos países, refiere lo siguiente frente a la relación

trabajo-familia: “allá en Inglaterra tenían un dicho que era "yo no vivo para trabajar, yo trabajo

para vivir", o sea la gente trabajaba cuatro horas al día …[ ], y el resto del día era para dedicárselo

a su familia, para disfrutar para todo ese tipo de cosas, el pago era muy bien, o sea allá la gente

trabaja cinco horas y con eso tenía para mantenerse tranquilamente, o sea una persona que

manejaba un bus, se ganaba cuatro millones de pesos…”. Edinson igualmente solicitó ajustar

horarios en su lugar de trabajo para poder continuar estudios y atender a su hijo cuando Angélica
185

estudia. Ricardo ajusta turnos asignados de noche para poder permanecer con su hija durante el

día.

Igualmente se devela una cierta clasificación de formas familiares que emergen según las

dinámicas y división de labores entre padres y madres, hallando entre ellas, de acuerdo con Burin

(2007), tres tipos de parejas, aquellas tradicionales como Nohora y Eduardo quienes siguen la

clásica división sexual del trabajo e incluso se han puesto de acuerdo para que ella permanezca en

casa junto a su hijo mientras él labora fuera de ella. De esta manera el dinero que ella recibe de las

actividades informales que hace desde su casa, es sólo para ella o su hijo, pues Eduardo es el

proveedor de todos los gastos; parejas transicionales como Luisa y Jaime, quienes acordaron

trabajar juntos, pero Luisa es la encargada de la crianza y el cuidado, así como de las labores de la

casa, aunque en ocasiones Jaime realiza los desayunos, y Parejas innovadoras, como Angélica y

Edinson, quienes laboran, pero además se distribuyen de acuerdo con sus tiempos tareas del aseo

de la casa, cuidado del hijo y asistencia a reuniones y controles que tienen relación con la crianza.

En general se puede decir que, existe una relación estrecha entre las posibilidades que

ofrece el mercado en un lugar como la ciudad de Cúcuta, región intermedia colombiana y fronteriza

con Venezuela, a los padres y madres jóvenes y la facilidad o dificultades que tienen al estar

insertos en la crianza. Así lo expresan en algunos relatos especialmente los hombres:

es muy compleja, porque primero, la situación de empleo y todo está muy difícil, y eso

es pues la parte económica es indispensable pues para poder tener una buena crianza,

para darles las comodidades necesarias para poder vivir bien, eso no significa que el que

no tiene no lo puede hacer, pero si es necesario y en cuanto a la parte social ahorita está
186

muy complicado porque pues por el problema con la frontera. (Ricardo, auxiliar de

enfermería).

Eduardo, quien es maestro de construcción así mismo refiere que el ingreso económico

recibido anteriormente fue mejor, puesto que desde hace cuatro años ha disminuido para él un poco

debido a la llegada de trabajadores de la construcción venezolanos que cobran mucho menos que

la mano de obra colombiana. En ese sentido, se puede referir que el mercado permea las formas

familiares y de crianza, de tal manera que puede ser un coadyuvante en este proceso o un generador

de problemas sociales cuando en el prevalece la inequidad y falta de oportunidades.

De otra parte, con respecto a los espacios de interacción que ofrece el mercado, existen los

ámbitos de cuidado públicos que ya se trataron en el aparte del Estado, pero además oferta del

sector privado a la cual pueden acceder de acuerdo a los ingresos económicos que posean. Ambos

espacios posibilitan la salida de los jóvenes a continuar estudios o labores de trabajo y que a su

vez aportan de alguna manera a la socialización del niño (a) para introducirlo en las prácticas

sociales y culturales de la sociedad, sin embargo, sólo acceden a estos, en condición de sus niveles

socioeconómicos en la mayoría de casos.

Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) realizada en 2015, a nivel

nacional el 48.4% de las niñas y los niños menores de seis años asisten a programas de Atención

a la Primera Infancia. La mayor proporción de estos (25.2%) lo hace a los Hogares Comunitarios

de Bienestar (HCB); le siguen los jardines preescolares privados (18.6%), los hogares Fami del

Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) (16.3%), los jardines preescolares oficiales

(15.1%) y los centros de desarrollo infantil (CDI) (7.3%) (Profamilia & Minsalud, 2015).
187

En el departamento Norte de Santander, lugar marco del presente estudio, la situación es

un poco diferente al ámbito nacional, puesto que sólo el 39,7% de niños y niñas asisten a programas

ofertados por el Estado; en su mayor proporción, lo hacen a hogares Fami (23.7%); Hogares

comunitarios (19.5%), CDI (18.9%) y sólo un pequeño porcentaje a jardines (2,5%). Lo anterior

define unas dinámicas utilizadas por padres y madres en la búsqueda de ámbitos de cuidado, pero

además evidencia la demanda insatisfecha, referida por los mismos por causas como la inexistencia

de instituciones cercanas a su contexto (16.7%) o porque prefieren cuidar a su hijo en casa (20.9%),

como lo evidencia la ENDS, 2015.

Así mismo la asistencia a estos contextos, guarda en general una relación inversa con los

quintiles de riqueza: el 33.8% de los niños y niñas de quintil más bajo y el 8.4% del mal alto asisten

a hogares comunitarios; en relación al jardín privado, un 0.4% de niñas y niños del quintil más

bajo asisten a este, mientras que el 57.8% de las niñas y los niños del quintil más alto lo hacen. La

falta de una institución cerca es un obstáculo que afecta en mayor medida a los niños del quintil

de riqueza más bajo (34.8%de los que no asisten) (Profamilia & Minsalud, 2015). Todo lo anterior

puede marcar la existencia de determinantes sociales que limitan el ingreso o imposibilitan el

acceso a contextos que aportan a la crianza y aumentan por el contrario brechas de inequidad

social.

5.4 La comunidad: una estructura oportuna en la crianza

En este eslabón relacionado como una de las instituciones que se integran en la crianza, se

dará cuenta de la conformación de redes de amigos y participación en comunidades que aportan o


188

se imbrican en la crianza y que van dando forma a crianzas en las que intervienen vecinos,

vendedores, compañeros de estudio, líderes religiosos y amigos.

De una parte, emerge en los relatos la presencia de sujetos que en la crianza aportaban

apoyo de tipo instrumental; veamos por ejemplo lo narrado por Luisa y Anita.

yo les vendía el almuerzo, entonces ellas iban y se quedaban el medio día en mi casa, y

a las dos volvíamos a la universidad y ellas me ayudaban con la niña, entonces que

vamos, me cargaban la niña, que el coche, que esto y así […] la señora doña Mery, que

era la mamá de nuestro amigo Jorge, le traía sopa todos los días, ella hacia sopa y le

traía a la niña, y la señora Gina que era donde vivíamos, ella le traía fruta, pan, todo a la

niña” (Luisa). Así también están los amigos que transportan a los niños, como en el

caso de Anita “David es casi lo opuesto a mí en el sentido de interactuar y eso pues

porque, […] David parece un político en campaña […] a veces cuando ve que él está

por ahí llorando porque no quiere ir a estudiar, el vecino saca la moto, dice vamos y lo

llevó David para que no llore.

Otra fuente de apoyo en la crianza son los nuevos grupos de amigos que ya son padres y

madres también en condición juvenil, puesto que los amigos solteros fueron quedando atrás al no

tener el punto de encuentro que es el hijo; estos emergen como una red que ofrece entre sí apoyo

informacional, como lo relata Nohora: “A veces ellos no saben algo y uno les ayuda a ellos, o se

cuentan las experiencias de los niños, que cómo fue el parto, que por qué el niño habla más y el

otro no, qué por qué un niño es más inteligente y el otro no, o por qué un niño es más enfermito y

el otro no, cositas así”.


189

También aparecen personas que, aunque no tienen una relación cercana con la madre o

padre, pueden interactuar y participan en la formación del hijo. Por ejemplo en el caso de Anita,

quien a través de los vendedores de helado ha enseñado a su hijo acerca de las posibilidades para

obtener las cosas “entonces pues ya hasta todos los heladeros me conocen y pues a David le

encantan los helados, ehh, entonces el grita, le grita a los heladeros y ya los señores lo conocen,

entonces me toca que salir hablarles a decirles, que hasta que yo no salga no se vengan … [ ]…

entonces David los llama; pero si los llama y los señores ven que yo no salgo, pues pasan derecho

y si ven que yo salgo pues entonces ahí sí le sacan el helado que siempre come David. Ella de esta

forma le ha explicado a su hijo los momentos en los que pueden obtenerse las cosas, el valor

económico de estas y las interacciones que se hacen en las compras. Lo anterior sería una forma

de apoyo de interacción social.

En la crianza se devela, de otra parte, la implicación de creencias religiosas o de la fe, que

van reproduciendo en los padres una forma de crianza de acuerdo con sus adscripciones, como

vemos en los relatos siguientes:

ser papá es ser un sacerdote de la casa, llevar alimento y alimento espiritual también…

[ ]… Si, tratar de llenar ese vacío y pues gracias a Dios conocí a la persona que tenía

que conocer, fue a Jesús (Dios)” (Jaime); “porque yo soy católica, fui católica de

bautizo, primera comunión y confirmación” (Luisa); “yo oro todas las noches con Jhon,

le hago la oración, él ya sabe hacer la oración y yo también oro todas las noches”

(Angélica); “aplicando lo bueno de mí, los fundamentos buenos, ¡sí¡, porque la palabra

dice; toma lo bueno y desecha lo malo, yo tengo cosas en las que fallo, pero yo lucho

conmigo mismo para no para manifestarle eso a mi hijo. (Eduardo)


190

De esta dimensión denominada comunidad, se puede afirmar que la diversidad de lugares

en los que se movilicen los padres y madres jóvenes con sus hijos va dando forma a unos

relacionamientos que aportan a capitales culturales, capitales sociales e incluso económicos de

estos, y que así mismo construyen formas de crianza. No es que sea el único espacio, pero este se

convierte en un lugar de conversación y de encuentros que construyen saberes y prácticas por parte

de los distintos grupos sociales.

A modo de cierre de este capítulo que hace referencia a los contextos reconocidos en las

experiencias de crianza por padres y madres jóvenes, podemos decir que la crianza se inscribe en

contextos acordes a las posibilidades de los sujetos, pero así mismo, permite ver la injerencia de

otros en sus interacciones. Ya no es la familia “nuclear” el lugar en el cual se cría, sino que en esta

carrera participa todo un engranaje de lugares y sujetos, de los que se recibe asistencia y cuidados

para el hijo(a) y para sí mismos. Así los padres, madres e hijos permiten comprender la crianza

como creación desde sus propias posibilidades y formas de interacción, las que a su vez se van

transformando y emancipando.

De esta forma, de acuerdo con el lugar social que ocupa y a los contextos que esten a su

alcance, van dando una cierta relevancia a los aportes que estos les hacen, reciben de sus

concepciones, en ocasiones se inscriben en ellas, pero siempre guardan cierta distancia para actuar

reflexivamente frente a lo que desean hacer pensando en el hijo(a). Se develan redes de amigos de

las que se emancipan dando lugar de privilegio al hijo, así como adscripciones a contextos en los

cuales hallan seguridad y formación para este, y tiempo libre para ellos que permiten continuar

trayectorias educativas y laborales.


191

Capítulo VI. A modo de conclusiones:

Los sentidos construidos en torno a la crianza

Al realizar el análisis de los hallazgos y conocer tanto la carrera práctica como moral de

los padres y madres jóvenes en la crianza, comprendemos aquello “que les pasa” en medio de la

intersección de sus trayectorias vitales, así como de las transiciones que tienen lugar en su

corporeidad, en los contextos en los que intersubjetivamente se relacionan con otros; y, es a partir

del reconocimiento y comprensión de sus experiencias en esta dinámica, que podemos dar cuenta

de los contextos de sentido que son construidos por ellos entorno a la crianza, lo cual da respuesta

al último objetivo propuesto en esta tesis. Hemos referido en el marco teórico que la construcción

de sentidos en la crianza, deviene de la intersubjetividad, en el encuentro con otro, de la

reflexividad; así mismo, estos son el producto del cruce y la reformulación de los diversos sentidos

percibidos donde se mezclan los imaginarios, las culturas, las ideologías de cada uno de los sujetos

intervinientes (Calzado, 2014), y, siguiendo a Schütz, la interpretación del sentido parte de

reconocer la orientación temporal hacia quiénes dominantemente nos dirigimos en el tiempo

cuando actuamos, es decir, interpretar los sentidos implica identificar las intenciones o

motivaciones que tiene implícitas el sujeto en sus acciones. Se trata de un proceso complejo que

incluye la continua interpretación de intenciones expresadas verbal y no verbalmente, de forma

directa o velada (Calsamiglia & Tuson, 1999).

Por lo anterior, posterior a la escucha de aquello que evocan los padres y madres jóvenes

en cada narración, en las que emergen en medio del lenguaje simbólico y verbal planteamientos

de las intenciones y los motivos “porque” de sus Actos, vamos interpretando los sentidos asignados
192

a la crianza. De esta forma se halla que, para los padres y madres jóvenes, la crianza ha permitido

disfrutar con el hijo cuando se es joven, potenciar trayectorias por el “otro”, pero así mismo ha

sido el lugar donde se vivencia la ambigüedad social entre el estigma y el reconocimiento, y donde

se desenvuelven agencias que implican una autonomía que gradualmente se apertura a partir de

las necesidades e interacciones emergentes. En todo lo anterior se interpretan sentidos asignados

a la crianza que vamos a ir presentado en este aparte, algunos apoyándonos en representaciones

muy dicientes de estos.

6.1 “Una carrera que parte la vida en dos”

Se puede señalar que, un primer sentido hallado es aquel que corresponde al que

denominamos “una carrera que parte la vida en dos”. Este ha sido develado a partir de las

significaciones que los jóvenes asignan a lo que para ellos ha sido la crianza. Es decir, una ruta

construida en la cual se llevan a cabo interacciones y dinámicas diversas que marcan un hito en su

curso de vida, pues a partir de la misma noticia de la llegada de un hijo, hay un antes y un después

en todas las situaciones que los abarcan. A continuación, se muestra la representación que se

considera habla más que un lenguaje textual, la que se puede visibilizar en la siguiente línea de

tiempo temática, como cartografía realizada por uno de los participantes.


193

Figura 5. Cartografía “una carrera que parte la vida en dos”


Fuente: Ricardo, 2018

Para Ricardo, quien dibujó en una cartografía su trayectoria como padre, fue difícil al inicio

de las entrevistas contar su vida y su trasegar en la crianza, casi que se encontraban monosílabos

en sus respuestas, pero al pedirle que representara como una línea de tiempo su trayectoria como

padre en la crianza y que luego relatara su diseño, se halló que narra emocionado como su vida era

un camino trazado sin muchas variaciones, pero al ocurrir el nacimiento de su hija, se inicia una

ruta que va construyendo una carrera práctica que integra argumentos colmados de experiencias

en las cuales confluye que su vida se parte en dos como lo grafica en su cartografía (se señala con

un círculo dentro de su representación). Allí se ve como una redoma que nunca se cierra, sino que
194

se continua con dos caminos a partir del nacimiento de su hija, alrededor de la que deja expreso en

uno de sus lados “en ese momento mi camino se divide en dos”.

Así para todos los participantes, la crianza es aquel proceso transformador, que en mayor

o menor intensidad cambió su ser y formas relacionales, es el lugar donde ocurre el acontecimiento

disrruptor que hace otro sujeto, uno más agente que deviene sensible, reflexivo, que se olvida de

sí por el que llega, que aprende a comunicarse con otros, que emprende y potencia sus trayectorias,

que “tiene algo propio por el que vivir”, que transita en contextos diversos a los cuales no asistía

anteriormente y que le implica transiciones en la corporeidad: ajustes en el cuerpo físico, en la

subjetividad y en las formas de actuar; todo lo anterior es una vivencia significativa por lo cual

ahora cada acción en la crianza tiene un contexto de sentido con un motivo “para” de sus actos, el

cual es su hijo.

En ese orden de ideas, se visibiliza la transición del lugar que ocupa socialmente cada joven

padre o madre, puesto que aumenta o cambia la red de relaciones sociales, la manera como se

presenta ante los otros; se hace proclive a compartir, en lenguaje de Schutz (1993), una comunidad

de tiempo y espacio en una relación-nosotros experimentada intensamente con el recién llegado

que es acogido (p. 192). Todo lo anterior con el objeto de formar, guiar y brindar al hijo protección,

educación, alimentación, cuidados de salud, amor, compañía, acorde a unos tipos ideales que se

encuentran en su acervo cultural y social y también a los capitales con que cuentan.

Para algunos de los padres, este sentido “una carrera que parte la vida en dos” aparece en

medio de sus relatos:

como tal un hijo cambia la, ehh, cambia mucho el modo de pensar, el modo de vivir, …

vivía la vida muy irresponsablemente… ahora he aprendido … a vivir la palabra


195

responsabilidad, la he vivido en carne propia” (Eduardo); “cuando quedé embarazada,

fue como un antes y un después” (Luisa); “porque uno estaba despreocupado si había

trabajo o no había, entonces… ahora primero pues la responsabilidad, ¿no?[...] que hay

que hacer algo por alguien […] pues uno siente que la vida le cambia totalmente, porque

ya uno no tiene que pensar no por uno, si no por dos y hasta más de dos … (Ricardo)

Se observa así mismo en esta carrera que “parte la vida en dos”, la imbricación de luchas

por ajustarse a un sistema que no es amigable para sujetos en condición juvenil que se conviertan

en padres y madres. Algunos develan la tristeza por los atrasos en sus estudios cuando fueron los

mejores de sus clases, puesto que ya no tienen tiempo, dinero, ni apoyo económico para

continuarlos oportunamente; igualmente se visibiliza el ejercicio gradual de su autonomía para la

toma de decisiones en pareja referente a la crianza y la división de labores en ella que muestra una

suerte de emancipación de aquella asignación hegemónica en la que la mujer se dedica al cuidado

de los hijos y el hombre a la provisión económica. Esta relación-nosotros con el hijo conlleva en

ocasiones a rupturas con los grupos de amigos de “solteros” y familia extensa, pero también se

evidencian logros por sentir que poseen “algo propio”, por el reconocimiento que un día esperan

tener del hijo, por lo cual deben continuar y asumir nuevos roles, aunque por esta causa laboren en

doble o triples jornadas. En este sentido asumen una posición social en la que se ubican a partir de

este evento como “adultos”, debiendo alinear sus tiempos y espacios para dar acogida al que llega,

en ocasiones sin contar con redes de apoyo ni otros capitales que faciliten la construcción de esta

carrera.

En este sentido, se devela el olvido de sí por el otro, como en el caso de Jaime y Luisa,

quienes aunque no tuviesen para comer, no dejaron de proveer alimentación a su hija en periodos
196

críticos de escasez económica; o en el caso de Nohora, en el que permaneció una semana en la

clínica sin dormir bien, alimentarse o realizar su higiene personal debido a la hospitalización de su

hijo; o de Ricardo, quien al ver a su hija convulsionando casi sale del baño desnudo para llevarla

a la consulta médica. En ellos emerge el olvido de sí, por el otro que aparece en su vida y que ahora

les implica desligarse de subjetividades y formas de ser anteriores.

Cada uno de estos sujetos vive en función de la alteridad que se teje en la carrera constituida

durante la crianza. Desde este sentido, se denota una perspectiva ética, en la que el olvido de sí

mismo es evidente en la relación con el otro, la responsabilidad ineludible en este mismo contexto

interrelacional se da en la intersección de normas producidas en la dinámica societal y de sus

propias vivencias significativas, lo que los lleva a transiciones y transformaciones de su ser y actuar

por el otro.

Se puede decir, siguiendo a Santillán (2009), que emergen formas de crianza en las que se

implican las significaciones que adquieren las responsabilidades maternas y paternas. En los

padres y madres jóvenes se develan rupturas y entretejidos en su curso de vida por el otro; es un

continuum de trabajos, ya no sólo para sí, sino para hacer lugar a ese recién llegado que ocupa un

sitio prioritario en su nueva carrera. Allí emergen formas relacionales y de ser diversas con motivos

“para”, dirigidos por la intencionalidad de ofrecer, en medio de una relación-nosotros, tiempo y

espacio de manera intensa al hijo(a).

6.2 “Crecer junto al otro en una relación prefigurativa”

De otra parte, se halla un sentido construido en torno a la crianza, en el cual subyace la

felicidad por compartir el tiempo y espacio con un hijo habido en la juventud, con el que se realizan
197

actividades como pares, es decir como contemporáneos, estableciendo una relación intensa; a este

sentido develado, se ha denominado “crecer junto al otro en una relación prefigurativa”.

Siguiendo a Schutz (citado por Urteaga, 2013) como se ve en el siguiente párrafo, es una forma de

relación intensa, próxima, en tiempo y espacio:

Desde el punto de vista temporal, existen, con respecto a mí, en este momento

biográfico, contemporáneos con los cuales puede establecerse un juego recíproco de

acciones y reacciones … estas relaciones muestran las formas más diversas que pueden

tomar la intimidad y el anonimato, la proximidad y la extrañeza, la intensidad en el

tiempo y en el espacio. (p. 44)

Se denota para algunos padres y madres jóvenes, la alegría que implica tener un hijo siendo

joven, lo cual siguiendo al autor citado anteriormente, se circunscribe en un sistema de

significatividades y motivaciones, así como en un tipo ideal en el que consideran que ser padre y

madre en condición juvenil es compatible con las necesidades de tiempo que requiere un hijo y las

dificultades que sostiene esta relación cuando los padres son “adultos”; así como con las dinámicas

del cuerpo joven que permite jugar, subirse a los árboles, pintarse el cuerpo, divertirse junto al hijo

y la posibilidad de realizar la crianza de manera bidireccional, donde los niños y niñas aprenden

de los padres, pero estos a su vez también “crecen y aprenden con ellos”, como refiere Angélica.

Lo anterior, en clave de Mead (1971), se da en la prevalencia de un modelo prefigurativo,

en el que coexisten los antecedentes que dejan como legado los predecesores, pero en el que es

relevante el aporte de los contemporáneos debido a la necesidad de actualizaciones como en el

caso del desarrollo de nuevas formas de tecnología para las cuales los ancianos carecen de
198

idoneidad; en razón de una medida premeditada de una revolución que se consolida mediante la

introducción de formas de vida nuevas y distintas para los jóvenes. En palabras de Mead (1971),

en esta nueva cultura será el hijo, y no el padre ni los abuelos, quien representará el

porvenir. En lugar del adulto erguido, canoso, que en las culturas postfigurativas

corporizaba el pasado y el futuro con toda su majestuosidad y continuidad, es el niño

neonato, ya concebido pero alojado todavía en la matriz, quien debe convertirse en el

símbolo de lo que será la vida… (p.100)

Así las cosas, estos padres y madres jóvenes dan un sentido particular a la crianza, pues

para ellos contrario a ser un problema legitimado socialmente como tal, o a considerar la crianza

como un proceso unidireccional de padres a hijos, es la oportunidad de cambiar las formas de

relacionarse con estos, de resignificarla, es la posibilidad de cambio presentándose ante el hijo

como su par con el que juega, comparte tiempos, avances de la tecnología, pero especialmente

junto con el que también se crece. En ese orden de ideas cada grupo le otorga el sentido a un

"problema público" pudiendo entrar en disputa con otro grupo social, en la medida en que se

enfrentan por imponer el esquema de interpretación adecuado, legitimado, y socialmente aprobado

(Acevedo, 2011).

En los relatos se devela no una relación de poder, sino de iguales; se han destacado algunos

de ellos:

jugamos, uno se vuelve como más niño con él, … empezamos a bailar canciones y eso

[…] ellos nos ayudan a criarnos a nosotros, a crecer como personas” (Angélica).“

… entonces estoy como a la par de él, … de botarme al piso y jugar con el sí, estar como
199

a la par […] hacemos manualidades, nos pintamos la cara, a él le gusta rayarme … me

hace dibujos en la espalda, en las piernas, le gusta bailar. (Anita)

Dando relevancia a este sentido, se resignifican aquellos modos aprendidos de sus

predecesores para relacionarse como padres con sus hijos, puesto que su motivación es mantener

una “buena” relación con estos:

el modo no es a los gritos como me lo enseñaron a mí, el modo es: mi amor, ¡ve arreglar

el cuarto¡, ¡ay no papá, no¡, ¡bueno¡, entonces vamos hacerlo entre los dos. (Jaime)

Hay que dedicarle tiempo, hay que ser pacientes con ellos, a veces pues, a veces él no

quiere comer, y pues yo también digo: yo a veces no quiero comer. (Edinson)

En este caso, se evidencia una relación en la cual los hijos también aplican una escala

valorativa a sus padres la cual pueden expresar, y así mismo participar en el acuerdo de reglas con

estos, como emerge en sus narraciones:

ahora me cambio, y ahora me dice papá, ¡esa camisa me gusta ¡. (Edinson). Aquel día

me vestí y me dijo ¡mami estas muy fea¡, y yo: papi ¿por qué me dice eso?, si mami

quítate eso, ¡no te has peinado […] él nos ha ayudado a ser mejores, a darnos cuenta de

nuestros errores (Angélica). Él lo primero que me dice: mamá el celular no lo vaya a

llevar, ¿no?, y ya él sabe que cuando estamos los dos jugando, no se utiliza el celular.

(Anita).
200

Con el hijo se realizan actividades, como ir de compras para obtener elementos de la

empresa, se cocina y se aprende:

pues yo le digo: ¡vamos hacer comida¡, entonces él dice bueno papi, y si vamos hacer

el arroz, él le echa el agua, le echa sal, y con la ropa siempre ¿mami te ayudo? o ¿papi

te ayudo? (Edinson)

porque José todos los días nos enseña algo nuevo y sí como él va aprendiendo cosas

nuevas, nosotros tenemos que aprender a lidiar con lo que él va aprendiendo. (Eduardo)

Los padres y madres narran los motivos de llevar a cabo una crianza bajo un modelo

prefigurativo. Desean presentarse ante el hijo y permanecer con ellos como amigos, propenden por

una relación intensa que no sufra rupturas en la medida del tiempo, ofrecen una “crianza

comprensiva” en la que se logran acuerdos, se vela mutuamente por el otro de manera afectiva, se

permanece ciento por ciento como dicen Luisa y Nohora junto al hijo y se escuchan y aceptan sus

comentarios. Así mismo emerge una intencionalidad en medio de la relación “a la par” que se da

en interacción amigable dentro del ámbito familiar y recreativo, es el intento de alejarse de

prácticas coercitivas recibidas por ellos en su crianza, y la resignificación que hacen de esta,

entregando tiempos y espacios para compartir de manera plena acompañando el “crecer” y

creciendo con los hijos(as).

En este caso, se dirá que los padres y madres actúan bajo un marco interpretativo en el cual

la interacción en co-presencia con su hijo(a), los lleva a repensar las formas de crianza concebidas

desde su niñez; así, el sujeto que interactúa, no es un “yo” asociado a un “rol” específico, sino un

“sí mismo” (self) cuya sociabilidad se forma al inscribirse en una pluralidad de sistemas y puntos
201

de vista (López & Reyes, 2010). Así devela unos motivos “porque” que trae consigo, en los cuales

se imbrican la reconfiguración de la crianza recibida y el deseo de crecer junto a su hijo entre una

relación bidireccional. siguiendo a Goffman (1991), puede decirse que, en co-presencia con su

hijo(a), los padres y madres no solo mantienen el control en su conducta expresiva según el

propósito que tienen de ser visibilizados como pares por su hijo, sino que esta expresión es

permanente y gira en relación a no separarse y a ocupar el lugar de amigos con estos.

De otra parte, se halla un sentido que emerge en los relatos de manera reiterada en algunos

padres y madres, relacionado con una suerte de modelación, en la cual se intenta formar a ese

sujeto que se acoge, acorde a la cultura y subjetividad de los padres. A esta se denomina “la

artesanía modelada entre recetas y vivencias significativas”. Veámosla en los siguientes párrafos:

6.3 “La artesanía diseñada entre recetas y vivencias significativas”

No menos relevante se devela en sus relatos un sentido en torno a la crianza que denota la

intención de los padres y madres por la “formación adecuada” y el cuidado del hijo(a); esto se

proyecta de una parte, de acuerdo con los tipos ideales concebidos, los que a su vez se inscriben

en umbrales éticos, estéticos y políticos fundados en un acervo de conocimiento que, siguiendo a

Schutz (1993), ha ido constituyéndose de recetas obtenidas de sus predecesores y contemporáneos,

habilidades desarrolladas en el proceso, pero además por aquello que queda de las vivencias

significativas dadas en la misma carrera de la crianza, en medio de la cual se forma y cuida al

hijo(a), como un diseño “propio” siempre pensando en hacerlo con excelencia.

Allí se imbrican la asistencia, la “guianza”, el establecimiento de límites, las recompensas

entre padres, madres e hijos(as). De esta forma se trabaja por un diseño artesanal que protegen
202

incluso de la familia extensa, de la entidad de salud o educativa que cuidó y acompañó al niño(a)

en su llegada, pero que en un momento dado es considerado como una barrera que impide actuar

autónomamente. Así se encargan de formar a un sujeto, estando “dispuestos a hacer las cosas de

otra manera” (Sennett, 2008, p. 181), a crear una artesanía acorde a sus contextos en la relación

consigo mismo, con el otro y con el mundo, es decir, en la dimensión ética, política y estética en

las que se encuentra inmerso (Marín-Diaz, 2014). A este sentido construido en torno a la crianza,

se ha denominado: la artesanía diseñada entre “recetas” y vivencias significativas.

Siguiendo a Sennett (2008), el término “artesanía” “designa un impulso humano duradero

y básico, el deseo de realizar bien una tarea”. Así, el buen artesano, emplea soluciones para

desvelar un territorio nuevo (Sennett, 2008, p. 13), en este caso, en la carrera de la crianza cuando

se es padre y madre joven para culminar un proyecto que deviene con “calidad”. Allí emergen

formas de valoración, modos de relacionarse y, de otra parte, limitantes que tratan de impedir el

resultado esperado, los cuales en ocasiones se relacionan con las condiciones sociales, con otros

sujetos o con las instituciones que se insertan en la crianza. En palabras del autor citado, se ve que

en el proceso del “diseño”, se dan condiciones que afectan o pueden alterar la construcción misma

de la artesanía:

En todos estos campos, la artesanía se centra en patrones objetivos, en la cosa en sí

misma. Sin embargo, a menudo las condiciones sociales y económicas se interponen en

el camino de disciplina y compromiso del artesano: las escuelas pueden no proporcionar

las herramientas adecuadas para hacer bien el trabajo y los lugares de trabajo pueden no

valorar verdaderamente la aspiración de calidad. Y aunque la artesanía recompense a un

individuo con una sensación de orgullo por el trabajo realizado, esta recompensa no es
203

simple, A menudo el artesano tiene que hacer frente a conflictivos patrones objetivos de

excelencia: el deseo de hacer bien algo sólo por hacerlo bien puede verse obstaculizado

por la presión de la competencia, la frustración o la obsesión (Sennet, 2008, p. 12).

En este caso, se halla la elaboración del sentido para cada actor, la cual, siguiendo a Schutz

(1993), da cuenta de la relación de este con un mundo cuya existencia es anterior y está constituido

por otros sujetos, instituciones y grupos en función de los cuales orienta su conducta (Schutz &

Luckmann, 1973). Se devela en los relatos de manera relevante una dimensión política fundada

en la intención de formar un “buen ciudadano”, aquel que respeta al otro, que es honesto, que

guarda el orden, que pide permiso, que es educado, así como modos de conducción con sistemas

de prohibiciones y valoraciones, lo cual podemos visibilizar en expresiones como las siguientes:

formar alguien para un futuro… entregarle a la sociedad pues un buen ser humano …

criar es como infundir mucho, valores” (Anita). “a ser también honestos, que si se traen

algo que no es de ellos, lo devuelvan. (Edinson)

Igualmente, sus narraciones dan cuenta de espacios y actos “peligrosos” que no aportan en

este ámbito, y que en cambio pueden echar a perder el diseño propuesto. Se ve en algunos relatos

como:

me dice, (el abuelo) tu no traes el niño casi aquí a la casa, y yo le digo papá yo de mil

amores lo trajera, pero él tiene cierta cantidad de sobrinitos que se la pasan acá, …

grosero, patán, le pega a la mamá, dice unas palabrotas impresionantes, un niño de 2, 3,

4 años o 5 años, que son mis sobrinos […] en las instituciones (educativas)… si usted
204

llega grosero de su casa, grosero llega a su casa, y los docentes no se preocupan porque

tu cambies, sino porque tu aprendas lo que ellos te están enseñando, pero no se enfocan

en la ética y valor de que este niño puede ser un prospecto para cambiar el país ¿si?,

si quieren formar un científico simplemente le dan la temática de la ciencia y eso, pero

no le enseñan que antes de ser un científico tiene que ser una excelente persona […]

a los hijos se escuchan, para que ellos lo puedan escuchar a uno […] (Eduardo)

En la dimensión ética sobresale la intención de formar a partir del ejemplo, promoviendo

agencias para la toma de decisiones y modelando en el hijo(a) una relación consigo mismo en la

que aprenda a moderar las actitudes consideradas inadecuadas y promover las que se desean

fomentar. Es a partir del ejemplo y de adscripciones identitarias que proponen modelajes, como

refieren Ricardo y Luisa:

tiene que tener en cuenta que, que si quiere que su hijo sea una buena persona, tiene que

poner totalmente de su parte y enseñarle buenos valores, darles ejemplo[…] primero

que todo somos muy católicos todos, entonces tengo unos valores y unos principios,

ehh, formados desde pequeño, entonces uno va viendo esa figura paternal desde

pequeño” (Ricardo); “nosotros con ella hemos sido muy de enseñarle que debemos ser

honestos, hablar con la verdad, poner a Dios primero, eh …que hay que pensar

primero en los demás. (Luisa).

El agenciamiento implica en esta forma de modelaje, una enseñanza para la toma de

decisiones, pero también para entender que todo requiere compromisos, como dicen
205

Anita y Luisa: “que el mismo se debe respetar, que él sea más que ser pues un niño,

ser feliz y yo le enseño a él de que, de que, sea muy él […] que las cosas hay que

ganárselas si, por ejemplo el celular a David le encanta ver muñecos, tener el celular

entonces pues ya, tener, lo estoy enseñando de que, todo hay que tener límites y que

todo es en su tiempo”. (Anita)

Emerge además la dimensión estética, en la que el sentido de la crianza es formar al hijo

de acuerdo con unos modos ideales para relacionarse con el mundo. Siguiendo a Bourdieu, “las

reglas que definen las condiciones de producción coinciden con la definición vigente de la visión

objetiva del mundo”, en este caso con aquello que se considera crianza, y de acuerdo con el autor

citado, “más precisamente, con la visión del mundo del espectador, es decir con un sistema de

categorías sociales de percepción y apreciación que son producto de la frecuentación prolongada

de representaciones producidas según esas mismas reglas” (Bourdieu, 1988). Así las cosas, se

observa que los padres y madres otorgan un sentido a la crianza relacionado con los modos en que

un hijo(a) debe comportarse con el mundo, de tal manera que se estiman limites, recompensas, y

se adoptan formas de actuar de acuerdo a su contexto social y cultural, así como a su propia

subjetividad, a partir de los cuales hay formas sensibles, amables para ir dando forma al hijo, como

lo refiere Anita por ejemplo: “cuando él se levanta, ehh, ya está el tetero, el agua caliente para

bañarlo, y lo levanto con las cosquillas, con las canciones […] yo lo duermo y me quedo ahí en la

cama acostada con él porque ¡si no¡, ¡si no me acuesto con él¡, no se duerme” (Anita).

Estos tres ámbitos descritos, emergen en la formación del hijo(a), al cual se va dando forma

como una artesanía, en la carrera de la crianza. De otra parte, estos jóvenes padres y madres

artesanos han ido conformando su acervo de conocimiento y construyen los sentidos diversos que
206

actualmente otorgan a la crianza, a partir de recetas recibidas de otros, especialmente de abuelas

y del personal de salud; reproducen aquello que se instituye en el medio, adoptan algunas

características. Como refiere Schutz, interpretan y comprenden la situación presente, en virtud de

una “reserva de conocimientos sociales” (Schutz, 1993), pero así mismo dan cuenta de una cierta

forma de modelaje “hecho a mano”, instaurado desde sus posibilidades y de sus propias vivencias,

lo cual hallamos en los siguientes relatos que destacamos:

yo pienso que eso va como en uno, o sea, eso no lo aprende nadie como en un manual,

de cómo ser una mamá […] así que de pronto le digan a uno que un consejo o algo…

¡no¡ ese proceso ha sido los dos, “a trancas y a mochas”, lo que podamos, o sea nosotros

hemos estado solos, solos … y ahí como entre los dos, pero que de pronto le hayan dicho

a uno así se baña, ¡no¡, yo la agarré apenas se la llevó mi mama y aprendí. (Luisa)

La crianza para estos jóvenes es la modelación de un sujeto político y ético, el cual es

socializado a través de estéticas y formas relacionales diversas, con el fin de presentar al mundo

un “buen ser humano”, una buena artesanía, la cual a su vez se protege de este. Se diseña un sujeto

a partir del conocimiento adquirido, de las habilidades que se adquieren en la carrera, acorde a

unos patrones culturales y sociales, pero así mismo desde las propias vivencias que dan vuelta a la

sensibilidad y a formas otras de crianza. La artesanía no puede ser entendida fuera de la relación

con el ideal que guía la tarea (Araujo, 2013)

Se puede decir dando respuesta a los interrogantes planteados en la investigación y así

mismo a los objetivos que fueron orientando la indagación, interpretación y análisis de los datos,

que los padres y madres jóvenes no conciben ni llevan a cabo la crianza como una práctica dirigida,
207

prescrita o de una única forma, sino que transitan en ella continuamente construyendo una carrera

tanto moral como práctica en la cual se suscitan experiencias, a las que responden de modo

singular, conllevan reflexión, aprendizajes y ajustes en el curso de vida.

En ese orden de ideas, las experiencias de crianza, noción central de este trabajo, han sido

para los padres y madres jóvenes del municipio de Cúcuta, transformadoras tanto de sus trayectos

vitales, como de sus subjetividades y contextos; han sido promotoras de agencias y potenciadoras

de proyectos, en ellas se concibe la llegada del hijo(a) como un punto de giro en su existencia, a

partir del cual en medio de un influjo de acontecimientos significativos, en algunos casos

contradictorios, puede ocurrir tanto la emergencia de autonomías o agenciamientos, como el olvido

de sí mismo dando relevancia al hijo(a).

En el entretejido de experiencias de crianza, se vislumbran acciones que siempre integran

una intensión y en las que subyacen motivos “porque” y “para”, que han ido hilándose en este

trayecto construido. De una parte, los motivos porque, revelan una carrera moral construida a partir

de su propia crianza, del acervo de conocimiento que se adquiere en este trayecto y del orden social

establecido. De otra, los motivos para, se presentan dirigidos en razón al hijo(a) como el incentivo

que propicia los proyectos propuestos a lograr y por el reconocimiento que se considera recibir

posterior a la crianza.

Los contextos presentes de manera prioritaria en el estudio, se entrelazan para llevar a cabo

una crianza en una relación nosotros, en la cual la familia, el Estado, el mercado y las comunidades

delinean rutas orientadoras en las que los padres y madres pueden caminar sobre el diseño

planteado por ellas o divergir construyendo una carrera práctica en medio de interacciones que

proponen nuevas formas de ser y estar en la crianza. Así, los jóvenes participantes en este

entramado relacional, luchan por ejercer autonomías, obtener medios para alcanzar un nivel
208

socioeconómico que permita avanzar en esta carrera, equilibrar roles y participaciones con su

pareja en torno a la crianza, y sobre todo por aportar a su hijo(a) lo necesario para su bienestar.

En ese sentido cabe resaltar que se hace necesario repensar la concepción de políticas

públicas y en general en la normatividad en este tema, puesto que hay un énfasis en el señalamiento

implícito o explícito que se hace sobre la mujer como cuidadora de sus hijos(as); así mismo se

visibiliza la necesidad de dar mayor apertura a la oferta de ámbitos de cuidado para niños y niñas,

y a estrategias para que estos padres y madres continúen sus trayectos, sin estigmatizar su

condición.

Respecto a los sentidos construidos por padres y madres en torno a la crianza, se puede

analizar que estos emergen en condiciones sociales y subjetividades particulares, formando

contextos motivacionales que hacen actuar a cada sujeto acorde a las vivencias transformadoras,

es decir a la experiencia que acaece en la crianza.


209

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