Perfeccionismo
Perfeccionismo
Perfeccionismo
Contribuciones y proyecciones
de la Etnografía en el estudio
interdisciplinario del
desarrollo infantil.
REMORINI, C.
Cita:
REMORINI, C. (2010). Contribuciones y proyecciones de la Etnografía en
el estudio interdisciplinario del desarrollo infantil. Perspectivas en
Psicología, (13) 73-102.
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Universidad de Manizales
FacUltad de Psicología
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Gonzalo Gallego González
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Centro de Publicaciones Universidad de Manizales
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PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero-Diciembre de 2010
Universidad de Manizales
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA
ISSN 0120-3878
Enero - Diciembre del 2010 No. 13
Manizales, Caldas
RECTOR
Guillermo Orlando Sierra Sierra
VICERRECTOR
Jorge Iván Jurado Salgado
DECANO
Ricardo Celis Pacheco
Comité Editorial
Ligia López Moreno. Universidad de Manizales
Álvaro Díaz Gómez. Universidad de Manizales
Ariel César Núñez Rojas. Universidad de Manizales
Germán Guarín Jurado. Universidad de Manizales
Editor
Álvaro Díaz Gómez
Universidad de Manizales
Comité Científico
Luís Fernando González Rey - Universidad de Brasilia, Brasil
Heiddi Figueroa - Universidad de Puerto Rico
Eduardo Murueta - Universidad Autónoma de México
Alexander Dorna - Universidad de Cohen, Francia
José María Peiró - Universidad de Valencia, España
Albertina Mitjans - Universidad de Brasilia, Brasil
Arturo Heman - México
Nota: Las ideas expuestas en los ensayos que aparecen en Perspectivas en Psicología son de exclusiva
responsabilidad de cada autor. Sus contenidos se podrán reproducir siempre y cuando se indique de
manera expresa su procedencia.
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Universidad de Manizales
FacUltad de Psicología
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PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero-Diciembre de 2010
Contenido
Editorial [9]
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FacUltad de Psicología
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Edición No 13 - Enero-Diciembre de 2010
Editorial
El presente número de la revista perspectivas en psicología da continuidad al proceso
que se viene desarrollando desde hace más de quince años cuando apareció el primer
número de este medio de difusión del conocimiento y los saberes de los profesores
de la facultad de psicología de la Universidad de Manizales. En ese momento era
una revista endogámica académicamente; no podía ser de otra manera, en cuanto
perspectivas en Psicología, estaba emergiendo como una opción para mostrar lo que
se estaba haciendo desde las regiones y cuando lo que prevalecía en las universidades
del país no era el interés por escribir y publicar, sino por ejercer el rol de docente-
formador de nuevas generaciones.
Una década después el escenario académico y de administración de los procesos uni-
versitarios y con ello de la investigación y el consecuente resultado de la publicación
de los resultados, así como la vivencia plena de los procesos de globalización, han
llevado a que se presente un giro en los contenidos de nuestra revista, siendo ahora,
abierta a toda la comunidad académica de la psicología, en todas sus áreas y desde
cualquiera de sus enfoques, por lo que se ha trascendido del plano institucional, al
plano internacional.
Una evidencia de lo anterior son los artículos que componen el presente número, el
denominado: calidad de vida, salud y factores psicológicos asociados, es producto
de una investigación realizada entre colegas de dos países: Colombia y México
(este, con participación de dos grupos diferentes); los cuatro artículos subsiguientes:
Etnografía, curso vital y envejecimiento. Aportes para una revisión de categorías y
modelos; Estilo de personalidad perfeccionista y depresión; Discusiones en torno a
las categorías exclusión y de lo construido en común desde la Psicología Comunitaria;
Contribuciones y proyecciones de la Etnografía en el estudio interdisciplinario del
desarrollo infantil, dan cuenta de experiencias reflexivas llevadas a cabo en Argen-
tina. Mientras que el artículo: El modelo cognitivo - comportamental: antecedentes
filosóficos, psicológicos y su relación con el concepto de significado, es presentado
por un profesores de Pereira (Colombia), en cuanto expresión de la productividad
de ésta región Latinoamericana.
Como se aprecia, la revista no es la misma, tiene su propia vida, sus lógicas, su de-
venir, que se reconoce en cuanto se explicite la historicidad que le es propia desde
su contenido con el número 1 hasta el presente Número 13.
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PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
Resumen
El presente artículo pertenece al campo de Psicología y salud humana y se deriva
del proyecto de investigación titulado “Calidad de vida relacionada con la salud y
factores psicológicos asociados en poblaciones no clínicas de 1 municipio de los
departamentos de Caldas y Risaralda (Colombia)”. El interés central es realizar
un análisis del concepto de calidad relacionada con la salud (CVRS), retomando
elementos de carácter contextual e individual, los cuales están presentes en los
niveles micro y macrosociales en los cuales se desempeñan las personas. Su
importancia radica en observar la calidad de vida relacionada con diversos elementos
de orden psicológicos y con diversos factores económicos y sociales, los cuales se
pueden ver como factores de mayor predicción si se observan integradamente.
Palabras claves: Calidad de vida, salud, factores psicológicos.
Summary
This article pertains to the field of psychology and human health and results of
the research project entitled “Quality of life related to health and psychological
factors associated with non-clinical populations of 1 municipality of Caldas
and Risaralda (Colombia)”. The central concern is to analyze the concept of
health-related quality (HRQL), echoing elements of contextual and individual
character, which are present in the micro and macro levels in which people
play. Its importance lies in monitoring the quality of life associated with various
elements of psychological order and with different economic and social factors,
which can be viewed as predictive factors if you look more holistically.
Keywords: Quality of life, health, psychological factors.
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Calidad de vida, salud y factores psicológicos asociados
nUñez rojas, tobón, arias Henao, Hidalgo rasMUssen, santoyo téllez, Hidalgo sanMartín, rasMUssen crUz pp 11-32
Introducción
Tal como lo sugiere Tonón (2006), pensar en la calidad de vida implica la participa-
ción de las personas en la evaluación de aquello que los afecta, lo cual significa que
necesariamente es preciso integrar en dicho concepto el bienestar físico y psicológico,
relacionado con las necesidades materiales y socioafectivas.
El tal sentido, no se supone un criterio individual y particular puramente, sino que
se hace evidente cómo la calidad de vida refiere la relación entre una realidad par-
ticular y unos propósitos compartidos colectivamente desde una experiencia vital
en la acción social cotidiana. Es así, cómo Casas (1996), da mucho más valor a los
tipos de experiencia de las personas respecto de sus formas y condiciones de vida
por ellas percibidas, que a la materiales y objetivas determinadas desde fuera por
expertos, y que usualmente se establecen como indicadores.
Al respecto Tonón (2008), especifica que la actualidad la calidad de vida se define
más ampliamente incluyendo las descripción de las circunstancias de una persona
(condición objetiva), así como sus percepciones y sentimientos, considerados
ambos como las reacciones ante dichas circunstancias (condición subjetiva). Casas
(1996) refiere la calidad de vida como las percepciones, aspiraciones, necesidades,
satisfacciones y representaciones sociales que los miembros de un conjunto social
experimentan frente al entorno y su dinámica coexistente.
En tal sentido a nivel internacional, ésta es la razón por la cual el bienestar humano
o bienestar social según Estes (1999), nunca ha sido satisfactorio, por cuanto si bien
algunos indicadores de orden material son relativamente satisfechos, aquellos de
orden cultural, social y psicológico pasan apenas como nominaciones puramente
políticas no realizadas en la acción real. Precisamente frente a esta óptica es que Sen
(2000) cuestiona la forma como se mide la calidad de vida, por cuanto, además de la
satisfacción material y física relacionada con la sobrevivencia, se trata de pensar en
las oportunidades sociales en educación y salud, y en las libertades políticas referida
al respeto de los derechos humanos, y a la opción real de decidir los gobernantes.
De hecho la inadecuada resolución de las oportunidades sociales tiene una amplia
relación con la pobreza y de ésta con la salud que propiamente podríamos tener a
nivel físico y mental. Ya Berlinger (1997) ha planteado como la reducción selectiva
de la atención médica, el acceso restringido a la tecnología, las condiciones de trabajo,
nutrición y vivienda, son parte de las expectativas negativas de vida, y por tanto de
la brecha existente entre la salud integral y la realización ciudadana.
Al respecto afirma que “ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz, cuando la
mayoría de sus miembros son pobres y miserables” (pg. 2). Esto tiene consonancia
con lo planteado por Aguilera (2004) respecto a las barreras en la accesibilidad a
los sistemas de salud, lo que compromete sin lugar a dudas una mejor calidad de
vida. Ellas son: la accesibilidad geográfica, económica, cultural y administrativa.
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Nuñez y Tobón, 2005). Ello permite afirmar que no es adecuado referir a la salud
mental con una base de nominación psicopatológica o trastornada.
La salud integrando el aspecto físico y mental, implica, además del bienestar so-
cial, otros componentes vitales ligados a las condiciones culturales y sociales y de
modo importante a la disponibilidad de servicios y recursos relacionados con las
oportunidades y los derechos. De acuerdo con Zickmund (1993), el campo de la
salud se descompone en cuatro componentes amplios e incluyentes, que pueden
interpretarse de la siguiente manera:
Biología humana: este componente incluye todos los hechos relacionados con la salud
tanto física como mental, que se manifiestan en el organismo como consecuencia
de la biología fundamental del ser humano y de su constitución orgánica. Incluye
además la herencia genética de la persona, procesos de maduración, envejecimiento
y los diferentes aparatos internos del organismo, pues dada la complejidad de este
su biología puede repercutir sobre la salud de múltiples maneras en forma variada
y grave, además de que puede fallar de muchas formas.
Este elemento contribuye a la mortalidad y a toda una gama de problemas de salud,
muchas de las enfermedades crónicas (artritis, diabetes, arteriosclerosis, cáncer y
otras), los trastornos genéticos, las malformaciones congénitas son problemas de
salud cuyas causas radican en la biología humana, produciendo dolorosas vivencias
y un alto costo de tratamiento. Por supuesto que no se niega la relación que existe
de los elementos biológicos con los culturales y sociales, en cuanto estos no se
desligan en el caso específico de la salud mental con la aparición de compromisos
con esta, tal como sucede con los trastornos de los estados anímicos y la aparición
de los problemas orgánicos como consecuencia de estados estresantes crónicos
o agudos como bien lo plantean Tobón, Nuñez y Zuluaga (2005) en cuanto a la
relación directa de los efectos físicos con relación a los ajustes en la estructura
mental de las personas.
Medio Ambiente: incluye todos aquellos factores relacionados con la salud que son
externos al cuerpo humano y sobre los cuales la persona puede tener un relativo con-
trol cuando se refiere a su conducta, pero no tenerlo cuando se refiere a condiciones
socioambientales ineludibles, tal como ocurre con la contaminación o la disponibili-
dad de recursos básicos como agua potable y aire puro, aspectos que pueden poner
en riesgo la salud. Estos factores determinan en gran parte los criterios de ajuste que
las personas desarrollan para adaptarse al medio y están directamente relacionados
con los estilos de vida y comportamientos de autocuidado.
Estilo de vida: estos representa el conjunto de decisiones que toma el individuo con
respecto a su salud y sobre las cuales ejerce un cierto control, que determinan en
gran parte de las acciones frente a la salud o la enfermedad. Desde el punto de vista
de la salud, las malas decisiones y los hábitos personales perjudiciales conllevan a
riesgos que ubican la salud en entredicho, de hecho se plantea que una gran parte
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de los problemas de la salud de las personas se relaciona con los estilo de compor-
tamiento (Nuñez, 2004).
Organización de la Atención de la salud: consiste en la cantidad, calidad, orden,
índole, relaciones entre las personas, recursos y en la prestación de la atención de la
salud. Incluye además la práctica de la medicina, enfermería, hospitales, hogares de
ancianos, medicamentos, servicios públicos comunitarios de atención en salud, las
ambulancias, tratamientos dentales, servicios de optometría, programas de salud en
adolescentes y jóvenes. Este componente se define generalmente como sistema de
atención en salud, y ubica los aspectos estructurales y de infraestructura básica para
que la salud de las personas tenga criterios claros de sostenibilidad y sustentabilidad.
De acuerdo con la OPS (2000), ello obedece a las condiciones macroestructurales
que sostienen los sistemas de salud con un soporte en las políticas de salud. En este
sentido, Además, la OPS agrega la necesidad de un macro ambiente que los apoye,
creado por las políticas y la legislación, los valores de la sociedad, los modelos de
los roles positivos y las normas de conducta, con apoyo de los medios de comuni-
cación, lo que implica una dimensión compleja y mutidimensional en el comprender
los procesos de salud de los seres humanos en contexto y de este frente a diferentes
tipos de seres humanos. Por ello la salud mental no puede entenderse como un ente
lineal, es un proceso multirepresentacional y con diversas expresiones subjetivas
y objetivas, que van desde el sujeto a la comunidad y de esta a los entes políticos y
socioculturales que le dan sentido (Nuñez, Castaño y Aristizabal, 2005).
Bajo las nociones ya expresadas, la salud establece una lógica dialéctica entre los
niveles micro y macrosociales. Estos se relacionan con dos niveles en el vínculo
salud y desarrollo (Rodriguez, Russell, Madaleno y Kastrinakis (1999:7-25): El
primero tiene que ver con el nivel macro o nacional, donde la salud es central y
rodeada de cuatro esferas que incluyen lo económico, lo social, lo político y el
desarrollo humano. El segundo se basa en el nivel micro o individual, donde el po-
sicionamiento del desarrollo humano está en el centro de los ámbitos de generación
de ingresos, educación y desarrollo de habilidades, participación socio-política, la
salud y bienestar para las personas.
Según Nuñez y Tobón (2005b) se apunta a hablar de un vínculo salud-desarrollo,
cuando se combinan factores relacionados con salud y bienestar de las personas y
los contextos en los cuales estas se desempeñan cotidianamente. Por ello el objetivo
fundamental de la política y las estrategias programáticas del sector salud es ele-
var el nivel de salud de la población mediante acciones de promoción de la salud,
prevención de enfermedad, acciones que se dirigen a crear una nueva cultura de la
salud y a favorecer un proceso participativo que conduzca a mejorar la eficiencia del
sector, lo cual sin lugar a dudas explicita una relación directa con la salud mental,
en cuanto a que es desde ella de la cual se derivan una alta cantidad de indicadores
de la salud física de las personas.
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cación, empleo, salud, justicia y bienestar, todo lo cual, garantiza de mejor manera,
una salud física y mental.
Respecto a esta última, tal como lo plantea Calderón (2001:1a) “implica también
las relaciones sociales donde se asienta, constituye y se desarrolla la vida de las
personas, en ella se expresa las relaciones de afecto, los vínculos afectivos y colec-
tivos”. El mismo sugiere el autor, “que la salud mental hace referencia a los estilos
de vida positivos y los valores que legitiman y sustentan los niveles de humanidad,
confianza, seguridad y sensación de control sobre su propio destino, y le da a la vida
opción, sentido, respeto y legitimidad”.
En este sentido, la salud mental de una persona es un sistema complejo en el que
están interrelacionados aspectos de orden subjetivo y objetivo que se dimensionan
desde factores sociales, culturales, biológicos y cognitivos. Con tales criterios es
preciso anotar que se hace referencia a un modelo de salud mental constituido en la
dinámica biopsicosociocultural, motivo por el cual cualquier tendencia que se rela-
cione con la salud mental debe necesariamente incluir los elementos ya planteados
(Nuñez y Tobón, 2005a).
Esto tiene relación con los planteamientos de Terris (1987), el cual retoma la nece-
saria consideración de ver los aspectos objetivos y subjetivos relacionados con la
salud de los sujeto. Los primeros se entienden como todos los factores asociados
con la capacidad de funcionar que tiene un individuo, y los segundos, se refiere al
sentirse bien, que tiene que ver con la forma en que se significa el actuar cotidiano
en términos de bienestar para las personas.
De acuerdo con Calderón (2001:1-4a), existen unos principios universales de salud
mental que se relacionan con la ya sugerido. Ellos son: principio de realidad (con-
ciencia de sí mismo y del medio), principio de colectividad (comunicar, interactuar,
participar) y principio de transformación (sentido de vida).
De esta manera, en relación con lo anterior se entiende la salud como un proceso
que representa estados de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia
de afecciones. La calidad de vida implica un bienestar biológico, físico, psicológico
y social (Tobón y Núñez, 2000), que debe ser percibido por las comunidades Padilla
(2005). En Colombia se han realizado estudios que ha abordado la calidad de vida
relacionada con la salud en patologías, como colon irritable (Amador y otros, 2005)
y dispepsia no ulcerosa (Cano, 2006), y muchos otros con diferentes tipos de cáncer
y VIH/SIDA (ver Caraveo, 2004).
A nivel internacional, prima esta tendencia, como lo revela el meta –análisis de
Padilla (2005) y otras aproximaciones de enfemedades crónicas (Casellas, Lopez-
Vivancos, Badia, Vilaseca, y Malagelada, 2000; Casellas, Lopez-Vivancos, Badia, Vi-
laseca y Malagelada, 2001; Minderhoud, Oldenburg, Wismeijer, Berge Henegouwen
y Smout, 2004). En tal sentido, es preciso estudiar tal relación en poblaciones no
clínicas, independientes de determinadas patologías, ampliando el análisis a factores
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Podría así, utilizarse el concepto anterior como eje del presente estudio, por la amplia
gama de factores incluidos, además porque según Schwartzmann (2003) la calidad
de vida es un concepto complejo que incluye bienestar físico, mental y social per-
cibido por el individuo (felicidad, satisfacción y recompensa). También se puede
ver desde el punto de vista subjetivo, que la calidad de vida relacionada con la salud
es la valoración que realiza una persona de acuerdo con sus propios criterios, del
estado físico, emocional y social en que se encuentra en un momento dado, lo cual
puede reflejar el grado de satisfacción con una situación personal, a nivel fisiológico
(sintomatología general, discapacidad funcional, sueño, respuesta sexual), emocional
(sentimientos de tristeza, miedo, inseguridad, frustración), y social (situación laboral
o escolar, interacciones sociales en general, relaciones familiares, amistades, nivel
económico, participación en la comunidad, actividades de ocio, entre otras).
Con lo relación a lo expuesto atrás, así como se encuentra que el concepto de calidad
de vida es multidimensional, el concepto de salud también se define como multi-
factorial y holista, donde no solo refiere solo la ausencia de una enfermedad, sino
una integridad bio-psico-social, tal como ya se sugirió antes.
Así, referirse a la salud implica retomar ciertos tipos de factores: los biológicos, los
ambientales, estilos de vida y servicios de salud. Por ello que se puede plantear que,
para contribuir al mejoramiento de las condiciones de salud y al logro del derecho
a una vida sana, es necesario conceptualizar la salud mas allá de lo biomédico y
lo clínico y comprender las interacciones entre estos factores (Avendaño, Fajardo,
Navarrete, y Pérez, 2006:86; Casas, 1996; Aguilera, 2006).
Tal como se propone en este estudio, se tendrá como centro las poblaciones no clí-
nicas, lo cual implica una explicación de la relación entre salud, la calidad de vida
y factores psicológicos no exclusivamente dependientes de signos y síntomas pató-
genos, como en el caso de investigaciones asociadas a estilo de vida y la calidad de
vida en hipertensión (Varela, Arrivillaga, Cáceres, Correa, y Holguín, 2005), calidad
de vida, ansiedad y depresión en pacientes con diagnostico de colon irritable (Amador
y otros, 2005) y relación calidad de vida, estrategias de afrontamiento, personalidad
y apoyo social en dispepsia no ulcerosa (Cano, Quiceno, Vinaccia, Gaviria, Tobón
y Sandín, 2006). Se integran entonces sin factores psico-socio-ambiento-culturales
asociados entre si, como por ejemplo, los hallazgos de acerca de la percepción de la
calidad de vida y una correlación positiva con el sexo, la raza y el estatus socioeco-
nómico (Campbell, Converse, & Rodgers, 2002; Argyle, 1987; y Diener, 1984) como
algunos estudios de interés en un contexto externo al colombiano.
Con tal criterio, desde una concepción sistémica, Tobón y Nuñez (2005) concep-
túan la salud como una condición de la vida humana que surge de la relación e
interdependencia entre el sistema natural biofísico y el sistema sociocultural. La
salud se expresa a través del desarrollo de las potencialidades de ser, amar, y tener,
por lo cual se reconoce su naturaleza compleja y la necesidad de una comprensión
interdisciplinaria de procesos psicológicos y de estilos de vida que se articulan a
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reconocido por las comunidades con indicadores objetivos (Padilla, 2005; Andrews
& McKennell, 2002), frente a lo cual los datos mostrados por Nuñez et al (2009),
implican claramente que en la población objeto de estudio no se percibe una tendencia
positiva, tanto los factores biológicos, ambientales, estilos de vida y servicios de
salud integrados. Según Nuñez y Tobón, 2005b; Nuñez, Castaño & Aaristizabal,
2006) estos deberían estar coherentemente relacionados.
Tal como se ve desde el anterior autor, las conductas de salud tienen directa relación
con las condiciones macrosociales de la calidad de vida, lo mismo que a nivel
individual (nivel microindividual), cosa que necesariamente implica una propuesta
más allá de lo biomédico y clínico, tal como lo ven Avendaño, Fajardo, Navarrete,
y Pérez (2006).
Así, en los datos expresados en los resultados de Nuñez et al (2009), siguen mos-
trando que la salud y la calidad de vida, se debe ver más allá de las condiciones
médicas, e implicar en ello lo individual, a nivel de la vida afectiva y emocional.
Tal como se muestra por el autor, no se puede explicar separadamente el contexto
individual de los niveles macrosociales que proveen la posibilidad de satisfacción de
necesidades básicas, que no se ve como satisfactorio en este estudio anterior, como
tampoco el nivel de expectativa de un mejor nivel de calidad de vida poblacional.
En el estudio de Nuñez et al no se abordan criterios de raza, pero sí de condiciones
de empleo y nivel de satisfacción y expectativa de mejoría, lo cual como se indica
en el análisis de los resultados con los instrumento utilizados, no es muy alentador,
aspecto que permite ver, como ya se dijo, que no percibe un nivel de calidad de vida
satisfactorio en la población. Ello no riñe con la necesidad de investigar en estos
temas específicos, tal como lo plantean Campbell, Converse, & Rodgers (2002).
Por otra parte, respecto a la enfermedad relacionada y visita médica, sigue siendo
claro en los datos Nuñez et al (2009), que la visita al médico depende del dolor
físico. Igualmente, al revisar de nuevo los indicadores de optimismo, afecto negativo
y positivo y sucesos vitales estresantes, y al compararlo con las conductas relacio-
nadas con la salud, existe un nivel de correspondencia de afectación recíproco en la
calidad de vida percibida.
Ahora bien, entre tanto a nivel internacional, prima la tendencia de observar la cali-
dad de vida centrada en patologías, tal como se puede observar en el meta – análisis
de investigaciones clínicas de Padilla (2005) y los estudios de calidad de vida de
Badia & Lizán (2003), aún no pueden establecerse conclusiones al respecto, ya que
se debe entender, que el estudio planteado no tiene un interés causal directo, sino
más bien a unos criterios correlacionales en poblaciones no clínicas.
Es con tal criterio de base, que se realizó el estudio de Nuñez et al (2009), tratando
de consolidar en Colombia esta línea a través de estudios poblacionales, que retomen
el aporte de la psicología de la salud, tal como ya lo han sugerido con un alto nivel
de importancia Oblitas (2006) y Tobón y Núñez (2007) en investigaciones previas.
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Teniendo en cuenta que, tal como ya se anotó atrás, los estudios en Colombia cen-
trados en patologías, los presentes datos parciales conservan una tendencia hacia un
menor nivel de calidad de vida de la población del estudio, lo cual es aparentemente
contradictorio, pues las poblaciones no clínicas, debiera tener un mayor nivel de
calidad de vida.
Al observar los datos de Nuñez et al (2009), se puede ver que los niveles de calidad de
vida positivos no son significativos, en tanto los niveles de optimismo disposicional,
y las conductas relacionadas con la salud, los sucesos vitales, y ello acompañado del
nivel de insatisfacción de las personas con las expectativas positivas frente a su cali-
dad de vida y bienestar, aún permiten conservar en los datos una diferencia negativa
marcada con respecto a la calidad de vida que se tiene en poblaciones clínicas (con
diagnóstico definido), aspecto preocupante, dada las condiciones sociodemográficas
y CVRS de la población objeto de este estudio.
Una cantidad significativa de estudios, expresan una opción de mayor precisión y
de contraste entre los datos hallados con relación a la calidad de vida, tal como
se puede ver en poblemas de colon irritable y enfermedades intestinales (Tobón,
Sandín, Vinaccia S & Núñez, 2007; Tobón &Vinaccia, 2006), dispepsia no ulcerosa
(Cano, 2006), enfemedades crónicas (Casellas, Lopez-Vivancos, Badia, Vilaseca,
y Malagelada, 2001; Minderhoud, Oldenburg, Wismeijer, Berge Henegouwen &
Smout, 2004), estilos de vida e hipertensión (Varela, Arrivillaga, Cáceres, Correa,
y Holguín, 2005), ansiedad y depresión en pacientes con diagnostico de colon irrita-
ble (Amador, Contreras, Fernández, Sandín, Tamayo, Tobón, Vázquez & Vinaccia,
2005), y con relación a estrategias de afrontamiento, personalidad y apoyo social en
dispepsia no ulcerosa (Cano, Quiceno, Vinaccia, Gaviria, Tobón y Sandín, 2006).
Igualmente, se ha trabajado ampliamente la calidad de vida en diferentes tipos de
cáncer y con VIH/SIDA (Caraveo, 2004). Lo importante es que el nivel de calidad
de vida de la población objeto de estos estudios, siendo población directamente
clínica, en muchos casos está mejor que la población objeto del estudio de Nuñez
et al (2009).
Es finalmente muy importante anotar, que el concepto de salud integral es impres-
cindible, y ello se implica ubicar un concepto de calidad de vida multidimensional
que poseas criterios objetivos, teles como: bienestar percibido, niveles de satisfac-
ción de necesidades básicas y opciones de desarrollo reales y potenciales (Nuñez
y Tobón, 2005a).
De esta manera para Campbell, Converse & Rodgers (2001) y Schwartzmann (2003)
bajo esta lógica entienden la calidad de vida directamente asociada con el bienestar
físico, mental y social percibido (felicidad, satisfacción y recompensa), lo que a su
vez tiene clara relación con indicadores sociales de bienestar, tal como lo visualizan
Andrews & Withey (2002). Estos aspectos se ven comprometidos negativamente
en los datos obtenidos en el estudio de Nuñez et al (2009).
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Calidad de vida, salud y factores psicológicos asociados
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Conclusiones
En los datos suminstrados por Nuñez et al (2009), se puede ver que los niveles po-
sitivos de calidad de vida relacionada con la salud no son significativos. Aspectos
de optimismo disposicional, conductas relacionadas con la salud, sucesos vitales
estresantes, y el nivel de insatisfacción de las personas con las expectativas posi-
tivas frente a su mejorías en la calidad de vida y bienestar, no permiten observar
una diferencia clara entre las poblaciones sin problemas de salud diagnosticados,
respecto de poblaciones con un diagnóstico clínico definido al contrastar los datos
con los respectivos estudios.
Tal como lo plantean Torres y Mujica (2004), dentro de su planteamiento de los
objetivos del milenio respecto a salud, pobreza y desarrollo, y con apoyo en los
datos suministrados por Nuñez et al (2009), se muestra una urgente necesidad de
intervenir eficientemente en la calidad de vida poblacional. Esto teniendo presente,
que tal como se visualiza en la tendencia medición de indicadores objetivos respecto
de la CVRS, estos no están mostrando para el país la realidad de lo que sucede
a nivel de la población en general. Lo anterior implica que es preciso iniciar un
acercamiento a nivel de las políticas públicas en salud y desarrollo social, para que
tanto crítica como proactivamente se logre trabajar en estrategias que orienten un
desarrollo más justo y equitativo.
Se sugiere la ejecución de nuevos proyectos de investigación y desarrollo, que a la
par de la producción de conocimiento se orienten también a resolución de proble-
mas poblacionales relacionados con la CVRS. Al respecto se sugiere el desarrollar
de estudios poblacionales de mayor magnitud, que brinden mayores elementos de
discusión con los entes políticos y permita con mayor precisión establecer el com-
portamiento de las variables que definen la salud y su relación con la calidad de
vida, lo mismo que los factores psicológicos de soporte.
28
PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
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Resumen
Este trabajo refiere a nuestra experiencia de trabajo educativo con Adultos Mayores,
combinando la enseñanza de la Etnografía con la investigación sobre la vejez, en
el marco de un Programa de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional
de La Plata (Argentina). En este marco, y desde una perspectiva etnográfica se
revisaron las representaciones, valores y estereotipos construidos en torno al
envejecimiento y la vejez en las sociedades modernas, contrastándolos con aquellos
vigentes en diferentes culturas. La discusión y análisis de casos etnograficos y la
construcción de relatos autobiográficos durante los encuentros permitió la emergencia
de puntos de vista de los Adultos Mayores acerca de sus roles y interacciones en
los contextos en que participan. Consideramos que el trabajo antropologico con
Adultos Mayores puede aportar a la discusión de las categorías y modelos respecto
de los mayores y el envejecer, con proyecciones hacia la gestión de espacios de
visibilidad y, consecuentemente, nuevos canales de diálogo con los más jóvenes.
Palabras claves: Etnografía, curso vital, envejecimiento, diversidad cultural
Abstract
The aim of this paper is to present our experience working with old people members of the
“Programa de Educación Permanente para Adultos Mayores” which belongs to University
of La Plata. This work combines teaching activities with ethnografic research about aging
processes and old people in our society. From an ethographic perspective we analyze and
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María rosa Martínez, María gabriela Morgante, carolona reMorini pp 33-52
compare social representations, values and stereotypes asociated with elders throughout
time and aging processes in a variety of cultural contexts. The discussions and exchanges
during the classroom activities around the ethnographic cases, and the construction of
autobiographical accounts, allowed the emergence of elders points of view about their own
social roles and interactions in different contexts. We consider this kind of anthropological
work may contribute to reviewing categories and models referring to elder´s situation
at present. It also provides relevant information for designing new social spaces for
them and to build new ways of interaction and exchange of ideas with youngers.
Key words: ethnography, life course, aging, cultural diversity
1. Propósito
En este trabajo presentamos y analizamos los primeros resultados de una experiencia
disciplinar con Adultos Mayores, en un proceso que parte de la enseñanza de la Et-
nografía y se combina progresivamente con una experiencia de investigación sobre
la vejez. El mismo se desarrolló a partir del Seminario de Antropología, dictado
entre los años 2000 y 2006 en el Programa de Educación Permanente para Adultos
Mayores (PEPAM), dependiente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación de la Universidad Nacional de La Plata PEPAM.9
En particular consideraremos el modo en que un Seminario -inicialmente centrado en
el análisis de ciertos conceptos antropológicos y de ejemplos etnográficos acerca de
la diversidad cultural de experiencias relacionadas el envejecimiento-, se reformuló
para dar cuenta de las propias vivencias sobre la vejez y las múltiples dimensiones que
adquieren las relaciones entre “viejos” y “jóvenes”. Dicho acercamiento se viabilizó
desde la reflexión sobre el papel de los mayores en distintas sociedades y sus interac-
ciones con sujetos de otras generaciones, promoviendo la apertura a nuevas formas
de relación y diálogo intergeneracional. De este modo, este seminario constituyó
en un espacio en el que se revisaron ciertos estereotipos asociados a los mayores a
la luz del conocimiento etnográfico, y donde los Adultos Mayores expresaron sus
perspectivas sobre roles y relaciones sociales en los contextos en los que participan.
9 Deseamos agradecer especialmente el espacio que la Psicóloga Graciela Pétriz nos ofreció en el
marco del Programa de Educación Permanente para Adultos Mayores (PEPAM). La noticia de su
lamentable deceso nos llega en el momento en que estamos corrigiendo este trabajo para su publi-
cación. A todos nuestros alumnos del Seminario de Antropología del PEPAM, que han compartido
con nosotras sus saberes, vivencias y proyectos, y nos permitieron aprender a hacer Etnografía de
una manera diferente. A Fernanda Esnaola y Anahi Sy, por compartir parte de este recorrrido con
nosotras.
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Etnografía, curso vital y envejecimiento...
María rosa Martínez, María gabriela Morgante, carolona reMorini pp 33-52
Por su parte, la Sociología propone la noción de curso de la vida (life course o par-
cours de vie), que aparece por primera vez en 1964 cuando el sociólogo americano
Leonard Cain publica “Life course and social structure”. El término “life course”
contribuye, de alguna manera, a relativizar la idea de ciclo de vida. Si bien suelen
usarse actualmente como términos intercambiables, se ha discutido esta sinonimia
(Settersten, 2002; Lalive d´Epinay, 2004 com.pers.; entre otros).
Este cambio de perspectiva puede verse sobre todo a partir de la publicación de
“Children of the Great Depression” de Glen Elder (1974), considerado un clásico
en el campo de la sociología del curso de la vida. En esta obra se combinan las
aproximaciones histórica, sociológica y psicológica, reflejando el interés general del
autor por dilucidar la imbricación entre vidas individuales e historia de la sociedad.
De este modo, establece una ruptura con las tradiciones más clásicas en Sociología
y Etnografía se interesaban casi exclusivamente en la manera en que el desarrollo
de la vida individual es codificado, modelado y organizado socialmente.
En el marco de estos enfoques, los trabajos tienden a distinguir entre 1) las etapas que
integran el modelo del curso de la vida, y 2) las etapas de un curso de vida individual.
Esta distinción resulta de interés antropológico ya que introduce la cuestión de la
variabilidad intra-cultural. Así, se subraya el interjuego dinámico entre individuos
y sociedad, preocupaciones centrales de la Sociología y Antropología clásicas: “the
life patterns of succesive cohorts are different because the social world changes
and new lifre patterns, in turn, prompt change in the social world. This reciprocity,
in wich people are both shaped by and actively shape their environments, is a key
element in frameworks that emphazises the ecology of human development” (Set-
tersten, 2002: 21).
En las últimas tres décadas se evidencia una convergencia de intereses de la Socio-
logía y la Psicología life-span en un nuevo paradigma interdisciplinario: “Paradigma
del Curso de la Vida” (Lalive d´Epinay et al. 2003). Desde esta perspectiva, el de-
sarrollo de un individuo a través del curso vital es concebido como multidimensio-
nal, multidireccional y contínuo durante toda la vida. El pasaje de una etapa a otra
representa un cambio de configuración y organización de experiencias, capacidades
y conocimientos. La compleja interacción de los factores biológicos y psicológicos
con las condiciones del ambiente natural y sociocultural en donde se desenvuelve
la vida de los sujetos, define un campo de posibilidades u oportunidades. En este
sentido, no determinan el curso de la vida sino que hacen posible la amplia variabi-
lidad intra e intercultural. En este contexto adquiere relevancia la “agencia” humana
en la construcción de la trayectoria vital (Remorini, 2008).
Con relación a estas nuevas perspectivas transdiciplinarias del curso vital, se plantea
la existenca de tres formas de temporalidad interactuando en la vida de un individuo:
la edad cronológica, la pertenencia a una cohorte y el tiempo histórico. El concepto
de Historicidad del sujeto implica la consideración de las trayectorias de vida en
cuatro dimensiones: su ubicación temporo-espacial en la historia de esa sociedad
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10 Muchos de los Adultos Mayores que escogen estas actividades lo hacen guiados por la búsque-
da de una realización personal que excede lo simplemente informativo/formativo vinculado al
conocimiento, y que apunta a la resolución de cuestiones tales como la readaptación emocional
ante eventos vitales (enfermedad, jubilación, pérdida de seres queridos); y de igual modo que a la
necesidad y deseo de autorrealización y de superación personal (Fernández Lópiz, 2002).
11 Como alternativa de acercamiento a las nuevas tecnologías, durante algunos de nuestros seminarios
hemos ejercitado la confección de genealogías a partir del programa informático Yoico (Esnaola
y Amadeo, 2004), producto del Acuerdo de Cooperación entre la Cátedra de Etnografía II de la
Facultad de Ciencias Naturales y Museo y la Facultad de Informática de la Universidad Nacional
de La Plata.
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central, quizás secundadas sólo por las relaciones padre-hijo (Harwood, 2004).
Estas interacciones suelen influir en las actitudes de los jóvenes hacia los mayores.
Para los nietos, la relación puede ser un lugar en el cual las historias familiares son
aprendidas, en un espacio percibido como más “libre” que las conversaciones con
los padres. Para los abuelos, las investigaciones sugieren que las relaciones saben
influir sus niveles de bienestar psicológico y hasta “mantenerlos jóvenes” (Harwood,
2004). Como sostienen Delucca y Petriz (1997) “… a los jóvenes les proporciona
cada vez más raíces, puntos de anclaje, encontrar personas que tienen con ellos un
vínculo afectivo y que representan alguna permanencia en la vorágine del devenir
y los abuelos, al poder ser escuchados y transmitir sus experiencias, sienten que
recuperan un lugar de reconocimiento entre los jóvenes”.
Este fenómeno, visto como novedoso en la caracterización de las relaciones inter-
generacionales en las “sociedades modernas”, lo es sólo parcialmente si tomamos
en consideración los estudios etnográficos e históricos acerca de las denominadas
“sociedades tradicionales”. Las diversas circunstancias en las que los mayores se
posicionan respecto a otras generaciones y transmiten sus experiencias a través del
proceso de socialización, constituyen una ruta de fácil acceso a la comprensión de
la posición relativa de los viejos en el marco de la diversidad sociocultural. Esto
puede extenderse a sectores de la sociedad contemporáneas, en la cual una propor-
ción significativa de la población mayor basa su transmisión de conocimientos en la
tradición oral, debido a su acceso limitado a la educación formal. “En la medida en
que su prolongada vida les ha convertido en individuos experimentados, los pueblos
sin registro escrito aprecian su experiencia personal ya que la transmisión oral de
esta experiencia acumulada es la única fuente de saberes, y la colectividad entera
tiene necesidad de estos conocimientos” (Fericgla, 2002:67).
En este sentido, resulta interesante enmarcar este análisis en una concepción “na-
turalista” de la vida y del paso del tiempo, que caracteriza en gran medida a las
“sociedades tradicionales”, a diferencia de lo que puede plantearse en el caso de las
“sociedades modernas”. Al igual que lo documentado para muchos grupos etnográ-
ficos, en el seno de las sociedades europeas medievales, “cada individuo describía
un arco de vida más o menos largo, según la duración de su existencia; se salía de
la tierra por la concepción y se volvía a ella por la muerte. (...). Tras estas creencias
y comportamientos se adivina la estructura circular de un ciclo vital original y se
trasluce la idea de un mundo pleno, de una gran familia de vivos y muertos siempre
igual en número, que pierde aquí lo que recupera allá” (Gélis, 1987). En este modelo
que privilegia la necesidad de perpetuar el linaje por medio de los vínculos entre
pasado y futuro, y que necesariamente mantienen estrechamente unidas a las nuevas
generaciones con las más antiguas, la figura del viejo se revela como destacada en
el marco de los procesos de transmisión en el engranaje socio-cultural.
Sin embargo, en el marco de estas sociedades, es posible que las nociones de “abuelo”
y “viejo” no se correspondan estrictamente. Como señala Alba (1992) en sociedades
40
PersPectivas en Psicología
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en las cuales la esperanza de vida muchas veces no superaba las cuatro décadas,
se podía ser abuelo, sin que ello significara necesariamente ser “viejo” en términos
de deterioro físico, o pérdida de productividad. Con todo, el aumento paulatino
de la esperanza de vida, condujo a una separación entre las generaciones y, con el
transcurrir de los tiempos a un agravamiento del conflicto intergeneracional debido
al monopolio de la autoridad de los mayores y la crisis que el cuestionamiento de
la misma conlleva.
En la actualidad se observa una tendencia a la recuperación parcial de ese antiguo
modelo a partir de nuevas condiciones de interacción y diálogo entre jóvenes y viejos.
A continuación citaremos algunos testimonios que dan cuenta de dicha situación,
expresados por los Adultos Mayores en el contexto de los debates e intercambios
que favorecieron los contenidos y metodología de nuestro seminario.
4.2.1 Contenidos y ejes para el trabajo grupal
La información que presentamos proviene de las producciones individuales de los
participantes del seminario y del registro de clases desarrolladas en 2005-2006. El
análisis de este corpus de información nos permite reconocer ciertos temas que apa-
recen de modo recurrente tanto en las reflexiones individuales como grupales. Cabe
señalar que un factor que influyó de forma notable en la selección de los contenidos
para trabajar, como en los ejes que orientaron las discusiones, fue la mayoritaria
composición –a veces exclusiva- de mujeres. Esto hizo que adquiriera especial re-
levancia la variable género al momento de reflexionar sobre la posición de Adultos
Mayores en nuestra sociedad y la comparación intercultural de dicha condición, en
términos espaciales y temporales (en otras culturas, o en “otros tiempos” u otras
generaciones dentro de nuestra propia sociedad).
Elegimos trabajar con dos enfoques complementarios: el de curso de la vida y el
de historias de vida. (Mandelbaum, 1973; Bataille y Sands, 1986). En el primero,
considerando el contexto mayor del que forman parte y las etapas que reconocen en
su trayectoria de vida. En el segundo, atendiendo a las particularidades que hacen a
cada historia personal, y que refuerzan las individualidades en cada contexto cultural.
De esta manera, nuestros alumnos pudieron contrastar los aspectos normativos de
la socialización y del curso vital “instituido”, con sus propias trayectorias indivi-
duales; y comparar estos modelos con aquellos que orientan la socialización de las
generaciones más jóvenes. Luego, el diálogo y el compartir sus historias permitieron
reconocer convergencias en las trayectorias individuales y relacionarlas con el con-
texto sociocultural de una época “compartida” en términos generacionales.
Al comienzo, la construcción de escritos que relataran aspectos de la trayectoria de
vida resultaba complejo para los participantes, lo cual contrastaba con la fluidez y
disposición para narrar sucesos que articulaban sus experiencias pasadas y presentes.
Algunas de nuestros ellos consideraban que sus vidas no habían sido lo suficiente-
mente “extraordinarias” como para construir un relato que interese a una audiencia
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12 Los nombres de las participantes se reemplazaron por nombres ficticios para preservar su identidad.
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El espacio de encuentro e intercambio con los jóvenes y/o niños -en la mayoría de los
casos son sus nietos pero no exclusivamente-, se plantea como placentero, es decir,
no marcado por la obligatoriedad. En su discurso, nuestras alumnas plantearon que
disfrutan de la compañía, conversación y juego, siempre que eso no sea interpretado
como una “obligación”. En particular, algunas de ellas expresaron que su perspectiva
como “abuelas” hoy difiere de las de las “abuelas de antes”. Ellas no quieren cuidar
nietos como parte de una rutina fija y obligada, aunque desean generar espacios
adecuados para relacionarse y compartir con ellos, sin renunciar a las actividades
y a los espacios sociales que las conectan con otros intereses –salidas con amigas/
os, lectura, asistir al PEPAM, entre otras-. Los siguientes fragmentos dan cuenta de
estas perspectivas:
Lidia: “… yo creo que encontrábamos un equilibrio, yo no dejé de trabajar pero
me acomodaba los horarios de la escuela, hasta llegué a ir de noche a trabajar, …
para poder acomodarme a las necesidades de la casa, y mi marido, nos comple-
mentábamos… por ahí él se peda un sábado libre en el trabajo y se los llevaba a
pescar (a sus hijos) o íbamos con el auto al campo, una vida más en contacto con
la naturaleza, mas relajada… yo ahora veo que mis hijos, ellos no tienen tiempo, …
cuando nos reunimos todos, los chicos (sus nietos) juegan, hacemos juntos cosas que
uno antes hacia (con los hijos) , por ejemplo, a mi cuidar nietos no me gusta, yo ya
cumplí mi misión con mis hijos… pero ya es distinta la vida de uno ahora, , a mí me
encanta estar con ellos, pero hacerme cargo, tener que estar en todos los detalles …
eso no (se multiplican los comentarios en voz baja de las demás participantes) por
supuesto, colaborar, si, pero no tomarlo como una obligación, eso de que martes
o jueves tenés que estar a tal hora cuidándolos, so si, yo quiero invitarlos a jugar,
eso si, peor no como una cosa fija, yo tengo mis tiempos (qué diferencia ves vos
entre tu rol de abuela y el de mamá?) y!! la responsabilidad es distinta (las restantes
participantes asienten) a mi si me pasa algo con mis nietos me muero!!...”.
Marcela: “… lo que pasa es que la vida cambió también para las abuelas, no sólo
para nuestras hijas… porque antes las abuelas no trabajaban, y ahora muchas
abuelas trabajamos todavía, o sea que cuando llega el momento que se jubilan,
ahí vos querés empezar a hacer cosas que no hiciste durante tantos años, yo ahora
quiero disfrutar y hacer lo que me gusta!!”
Claudia: “yo hablo con mis amigas que son abuelas, como yo, lo que pasa es que yo
tengo hijos en el extranjero, entonces no los veo casi nunca, pero igual les digo, me
encanta cuando me los traen, y me encantan cuando se van ¡! (risas generales)…”
Asimismo, se plantearon otros contextos de relación con los jóvenes, fuera del
ámbito de la familia. La jubilación en muchas casos no significó un “retiro”, sino
que en muchos casos motivó la colaboración en emprendimientos o programas de
contención y apoyo a jóvenes –sobre todo a mujeres- dónde encontrar el espacio
para volcar su experiencia.
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Marcela: “… yo ya tengo hijos grandes, pero trabajo en contacto con chicos, que
están en la franja de la adolescencia digamos, chicas inclusive con alguna discapa-
cidad, pero lo que recibo es riquísimo, porque a veces tengo la sensación de haber
salteado, no sé si es la palabra… pero por ejemplo a mi me pasaron cosas cuando
mis hijos eran chicos y yo no lo veo de la misma manera las mismas cosas ahora,
como que tengo otros elementos, no tenía en ese momento a lo mejor la capacidad
para elaborarlo, eso ahora significa un crecimiento…”
Marta: “… yo acá puse con relación a la pubertad, que yo tenía un desinterés dis-
frazado en todo lo que sea sexo, porque en realidad nadie me explicaba nada, yo
decía que si, y no sabía nada y creía que sabía todo. Creía en la cigüeña por poco...
Claudia: claro, vos eras de pueblo, como yo Marta: y los padres creían que una sabía,
pero yo ahora veo, no te voy a decir que lo admiro en todas sus facetas, pero veo
como los chicos ahora charlan de sexo, nosotros teníamos vergüenza… Yo veo ahora
que aunque a veces se extralimitan, como lo charlan y se actualizan, y te obligan…
Claudia: lo que pasa es que nosotros también nos estamos actualizando para hablar
con ellos, porque yo trabajo con chicas jóvenes, adolescentes, que te preguntan y
aunque yo tuve una mamá que me habló bien claro, yo a veces con mi hija incluso no
hablo de la misma forma que con estas chicas, porque ellas te plantean situaciones
distintas… Entonces yo tengo que actualizarme permanentemente, hoy estuve con
una chica que quiere dar en adopción a su niña, y yo la estoy acompañando, no la
estoy juzgando, entonces es diferente…”
Los testimonios anteriores muestran la forma que adquieren ciertas relaciones entre
mayores y jóvenes. Las mismas aparecen motorizadas por la búsqueda de conoci-
mientos, a la vez que de habilidades para conversar y aproximarse a los jóvenes,
acompañadas de la exploración de espacios sociales alternativos, donde sienten
que pueden aportar de modo distinto a partir de su experiencia. En este sentido, el
vínculo no es evaluado del mismo modo con los jóvenes con quienes los une una
relación afectiva fuerte (por ser sus hijos o sus nietos), que con aquellos no-parientes
que atraviesan situaciones difíciles. También es interesante notar que las personas
que optan por estas actividades son las que plantearon ser viudas y no tener hijos ni
nietos, o al menos no tenerlos cerca en términos geográficos.
En la relación con los más jóvenes, un código común abre la posibilidad de diálogo
en el que los mayores intentan acercarse a los intereses o demandas de los prime-
ros; pero al mismo tiempo diferenciarse de éstos, buscando su reconocimiento
como referentes o consejeros. La calidad y el tipo de conversación aparecen como
un recurso altamente valorado al momento de interactuar con los miembros de las
generaciones más jóvenes.
Finalmente, es interesante observar que desde su posición de Adultos Mayores, se
diferencian de las personas “viejas”, por el hecho de poder mantener una conversación
interesante, enseñar a través de un relato o contar una experiencia, como maneras de
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Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
(y no les parece entonces que esto de las diferentes etapas de la vida podría pensarse
como una combinación de factores o circunstancias…?)
Beatriz: Yo creo que la vejez es la decadencia, cuando te meten en un geriátrico;
Marta: y en general. 80 años o más…
(esa sería para ustedes la correspondencia cronológica?)
Lidia: si, claro, bueno yo tengo otro ejemplo, mi suegra, ha cumplido esta semana
90 años, perdió a los dos hijos, entre ellos mi marido, ella camina, teje, va, viene…
no es una mujer indiferente a lo que pasa…
Beatriz: no le llegó la vejez;
Lidia: yo creo que va mucho en la compañía, pro ejemplo, viven con una hija, mi
cuñada, que la anima a que teja, que salga, que se mueva, nosotros la vemos poco,
porque a mi me queda lejos, pero los fines de semana vamos, van sus dos nietos, los
únicos que tiene son mis hijos, que son los que más se acercan a ella, ella los espera
y después le cuenta a todo Magdalena que los nietos la vinieron a ver, y ellos van
porque saben que la abuela los necesita … van con sus novias o solos, o conmigo,
eso a ella la hace feliz… son motivaciones distintas…ella teje ahí en el negocio que
tiene, y la gente se acerca, le encarga, charlan con ella, la hija le ayuda a arreglarse,
la lleva a la peluquería y mis hijos son asi conmigo también, son de motivarme,
que salga, que haga cosas, así como hacen conmigo, hacen con la abuela, entonces
cuando vos llegas a ser adulto mayor, o llegas a la vejez, es distinto, el incentivo y
la compañía son muy importantes…”.
Por último, en los testimonios se enfatiza la idea de un legado, de la trasmisión
generacional de marcos de referencia que hagan inteligible algunas situaciones y
experiencias a pesar de los contextos cambiantes. En este sentido, se acepta que los
jóvenes enseñen a los mayores; pero la experiencia y la autoridad de los últimos
resultan ineludibles en determinadas circunstancias. En relación a esto último, vemos
en los siguientes fragmentos13, la articulación de las lecturas y conceptos en algunas
reflexiones sobre el valor de los Adultos Mayores:
Susana y Carmen: “Malinowski desnudó una debilidad que aparece en todas las
sociedades: les cuesta comprender a las otras culturas, y a los otros... La actualidad
es un reflejo de una nueva cultura, un fenómeno cultural marcado por la aparición
de nuevas tecnologías, donde los jóvenes van adquiriendo un papel dominante por
su capacidad para adaptarse velozmente y que muchas veces pasan a ser los encar-
gados de traducirnos esta nueva cultura a los mayores. A veces nos consideramos
extraños en un mundo que parecemos entender sólo por medio de los jóvenes: de
ahí la necesidad que tenemos los adultos de que recuperemos la confianza de que
tenemos algo importante que transmitir a las nuevas generaciones … la ausencia
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Etnografía, curso vital y envejecimiento...
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de adultos deja a los jóvenes sin la posibilidad de confrontar con otras experien-
cias …según un conocido autor, no sólo hay que dialogar con el otro, cara a cara,
también debemos responsabilizarnos por él, hay en el fondo una convicción sutil de
una solidaridad que entrelaza …. A los vivos con los muertos, a los que viene hoy
y a los que habrán de nacer…”
Silvia: “… En este contexto, fue importante analizar el papel que juegan los recursos
del pasado. Las actuales generaciones de padres y madres tienen que educar a sus
hijos en un contexto global totalmente diferente de aquel en que ellos mismos fueron
educados. La escala de valores de nuestra sociedad ha cambiado, estos cambios
de actitudes sociales traen importantes consecuencias, entre ellas, la necesidad de
compartir las diferencias entre las personas y los grupos, cultivando la convivencia.
Se puede tener una visión del pasado, una visión histórica y comparativa de un ayer
lejano o cercano, frente a un hoy lleno de sorpresas. Los signos de estos tiempos
internalizan en la familia algunos aspectos nuevos: desde el aumento de los estudios
superiores de la mujer, el embarazo adolescente, el aumento de los hogares formados
por una sola persona, las separaciones fácilmente admitidas, la creciente igualdad
hombre-mujer, niños y adolescentes que se sumergen en situaciones conflictivas, de
agresividad para sí mismos y hacia otros …”.
Alicia: “…pienso que de acuerdo a la definición de estatus que hemos aprendido,
como posición social que una persona ocupa dentro de un grupo o sociedad, debo
referirme a mis orígenes para entender mi presente, pero también al de mis abue-
los… Estimo que la formación que recibí de mis padres estuvo basada fuertemente
en ellos,… Nacida en 1930 fui criada muy cuidadosamente para lo que mis padres
entendían debía ser en el futuro. Esposa y madre…analizando los juegos que eran
comunes en mi niñez, la oferta estaba basada en hermosas muñecas y todo lo ne-
cesario para cuidarlas… Al asumir el rol de esposa y eventual madre: cómo me
desempeñaría? Lo viviría a imagen y semejanza de aquel que me transmitió mi
madre? Estábamos entrando en los años ‘60, el mundo contaba con nuevos sistemas
de información, y la influencia de los cambios en otras sociedades llegaban con
rapidez… ante los acontecimientos mundiales: podía reaccionar de la misma manera
que mis mayores? … la visión que he tenido de los grupos aborígenes tratados en
este curso me lleva a hacer comparaciones con los roles de la mujer en ellos… La
valoración de la mujer anciana considerada por su experiencia, sabiduría y equi-
librio ¿Qué pasa con nosotras, abuelas del año 2000, provenientes de esta cultura
que he relatado a propósito de mi propia vida? Si bien se ve en la sociedad actual
una descalificación de la gente mayor, sobre todo cuestiones de marketing, creo
ver al mismo tiempo un acercamiento y comprensión de la problemática juvenil.
Aceptamos los cambios vertiginosos de la sociedad y tratamos de adaptamos a
ellos… en el cumplimiento de cada uno de los roles, la vida siempre nos pidió que
aplicáramos ese valor máximo que es la afectividad profunda y equilibrada, es así
que servimos de apoyo y compañía en los momentos en que los niños y jóvenes se
encuentran solos”.
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14 Cordero et. al. expresan que en las sociedades industriales la relación entre padres ancianos e hijos
se caracteriza por una intimidad con cierta distancia parental en la que la comunicación telefónica
adquiere una modalidad habitual de relacionamiento (Cordero et. al., 2003)
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PersPectivas en Psicología
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Estilo de personalidad
perfeccionista y depresión15
silvia FrancHi16
Resumen
La necesidad de ser o parecer perfecto puede considerarse una motivación
saludable y ambiciosa para lograr metas importantes, como ganar un campeonato
deportivo u obtener las mejores notas en la actividad académica, aunque la mayoría
de las veces el perfeccionismo no es una cualidad que remita a la adaptación,
dado que comienza a asociarse con depresión, ansiedad, suicidio y trastornos
alimentarios, y es un factor de riesgo serio para la salud (Flett y Hewitt, 2002).
Los rasgos de personalidad perfeccionista apuntan a disminuir la posibilidad de estar
expuestos o sentirse sobrecargados por factores estresantes inesperados, debido a que
son personas que poseen una fuerte inclinación a tener todo bajo control. Sin embargo,
el perfeccionismo extremo puede dar lugar a indecisiones o patrones de comportamiento
demasiado rígidos o controladores, y las personas con este estilo de personalidad tienden
a sentir una gran presión disfuncional, que podría desembocar y aliarse con la depresión.
En este artículo se explorarán las características del estilo de personalidad perfeccionista,
las intervenciones psicológicas aconsejables y la metodología que puede implementarse
para superar la depresión y moderar los rasgos disfuncionales de la personalidad.
Palabras clave: Estilo de personalidad perfeccionista – depresión
– evaluación psicológica – estrategias psicoterapéuticas.
Abstrac
The need to be or to appear perfect can sometimes serve as a healthy motivation
for reaching ambitious goals, like winning sport championships or getting
good degrees at school. Most of the times perfectionism is not adaptive,
since it is a vulnerability factor for depression, anxiety, suicide and eating
disorders, and it becomes a serious health risk (Flett and Hewitt, 2002).
Perfectionist personality style points to diminish exposure or feeling overwhelmed by
stressing and unexpected facts, and a strong need to have everything under control. When
overwhelmed by stress, they may become locked into a destructive downward spiral of
ruminations over past behaviors and future decision-making, associated to depression.
This paper will explore relevant features of the perfectionist personality style
and recommended psychological interventions and techniques, in order to
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Estilo de personalidad perfeccionista y depresión
silvia FrancHi pp 53-64
Introducción
La depresión es un síndrome que requiere un tratamiento complejo y en muchos
casos el mismo puede resultar poco eficaz, aún cuando el paciente y el terapeuta
hallaran un progreso o un alivio iníciales. Frecuentemente, algunos pacientes sufren
recaídas, otros no presentan mejoría, debido a la presencia de patrones duraderos y
profundamente enraizados en su personalidad, que conspiran contra una vida más
satisfactoria y saludable y, consecuentemente, influyen la evolución terapéutica.
La personalidad delinea la forma en que el individuo comprende su mundo y cómo lo
percibe, es decir que es la cuenca por la que fluye la vida emocional de cada persona.
Para cambiar el curso de las depresiones complicadas, es aconsejable realizar una
evaluación exhaustiva e intervenir a nivel de la personalidad. La naturaleza misma
de la depresión y las razones por las cuales una persona se deprime están explíci-
tamente relacionadas con el estilo de la personalidad o con un desorden o trastorno
de la personalidad (Bockian, 2006).
La depresión está influida por problemas de conducta, como habilidades sociales
pobres, creencias de inadecuación o ineficacia personal, baja autoestima, sentimien-
tos de abandono o percepción de rechazo, etc. La mayoría de las formas en que
la depresión se presenta involucran problemas interpersonales, como relaciones
familiares disfuncionales, conflictos con el entorno o aislamiento. Indudablemente
la predisposición biológica a menudo contribuye en el desencadenamiento de la
depresión, pero una teoría de la personalidad ofrece un marco de trabajo excelente
a través del cual se podrá comprender cómo varios factores interactúan en forma
sinérgica para producir los problemas. Asimismo, una teoría de la personalidad pro-
vee de un marco para comprender muchas fortalezas con que la persona deprimida
pueda contar y que podrían facilitar la recuperación a largo plazo.
El perfeccionismo puede tener, supuestamente, muchas ventajas sociales. Una
persona con estas cualidades suele ser muy trabajadora, ambiciosa y exitosa en
cualquier tarea u objetivo que emprenda. Además, se impone altos estándares de
rendimiento, disciplina y deseos de superación, en la búsqueda de un alto grado de
productividad y desenvolvimiento. Estos rasgos de personalidad apuntan a disminuir
la posibilidad de estar expuestos o sentirse sobrecargados por factores estresantes
inesperados, dado que tienen una fuerte inclinación a tener todo bajo control. Sin
embargo, el perfeccionismo extremo puede dar lugar a indecisiones o patrones de
comportamiento demasiado rígidos o controladores, y las personas con este estilo
de personalidad tienden a sentir una gran presión por creer que deben tomar la
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silvia FrancHi pp 53-64
tudes y conductas. Este factor es clave en el tratamiento de las personas con estilo de
personalidad perfeccionista que atraviesan una depresión, quienes necesitan sentirse
profundamente aceptados y cuidados (Parker y Manicavasagar, 2005).
No es conveniente utilizar el consuelo como estrategia sino que ésta solo podría
servir como un barómetro de las tensiones en el transcurso de la psicoterapia.
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Estilo de personalidad perfeccionista y depresión
silvia FrancHi pp 53-64
Adolescencia
Consumió drogas.
No tuvo amistades confiables.
Juventud temprana
Comenzó la universidad y al año abandonó.
Estuvo desempleada durante varios años.
Rompió un noviazgo después de 3 años de relación.
Adultez
Dificultades con la relación actual de pareja.
Dificultades para llevarse bien con los compañeros de trabajo.
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Estrategias de intervención
Desafío de los pensamientos disfuncionales
Detectar y parar los pensamientos disfuncionales, las interferencias, los autotelegra-
mas que se cruzan rápidamente por la mente y que conducen a la exacerbación del
episodio depresivo. Se realiza en dos etapas: Detectar y parar el pensamiento, y en
la segunda etapa re-focalizar la atención hacia elementos de distracción que sean
de preferencia para el paciente, desde contar de atrás hacia adelante o imaginar una
situación placentera o un proyecto agradable, como lo propone la terapia cognitiva
de la depresión clásica (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979, 1983).
Un instrumento útil para descubrir los aspectos cualitativos del perfeccionismo es
la Escala Casi Perfecto, diseñada por Slaney (1996) de la Universidad Penn State
de Estados Unidos. Esta escala ayuda a descubrir los aspectos más específicos
del perfeccionismo del paciente, así como la magnitud con que comprometen su
funcionamiento (expectativas, exigencias, alto desempeño, autocríticas, excesiva
disciplina, etc.). Luego entrenar al paciente a desafiar las cogniciones disfuncionales
para regular las autocríticas y sentimientos de culpa.
Por ejemplo:
“Perdí el tren. Soy un descuidado, debí haberme fijado en los horarios, ¡Qué desastre!”
Desafío cognitivo
“Perder el tren no significa que soy un descuidado y un desorganizado. Debo haber
tenido muchas cosas en la cabeza para olvidarme del horario del tren. Realmente no
importa que llegue a casa un poco más tarde”.
Estructura de la resolución de problemas
• Definir el problema a resolver.
• Buscar todas las soluciones alternativas.
• Calificar las soluciones posibles.
• Decidir cuál es la mejor solución o combinación de soluciones.
• Implementar la solución (dentro de un tiempo determinado).
• Revisar el resultado de la solución.
Los perfeccionistas a menudo creen que existen solamente dos opciones para resolver
una crisis (estable-inestable/blanco-negro). La clave radica en idear por lo menos
entre tres y seis soluciones ante el problema planteado e identificar y considerar
múltiples opciones.
Asimismo, se puede ayudar al paciente a discriminar objetivos de corto, mediano
o largo plazo, para atenuar las excesivas preocupaciones relacionadas con las de-
cisiones.
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silvia FrancHi pp 53-64
Las estrategias destinadas a la realización de tareas tienen por fin aumentar la au-
toestima y el sentimiento de autoeficacia personal.
Algunas tareas comportamentales pueden ser:
• Hacer una lista de atributos personales.
• Focalizar en dos o tres atributos personales.
• Desarrollar planes en los que intervengan los atributos personales (por ejemplo
hacer salidas con amigos para ver espectáculos humorísticos, o iniciar una con-
versación con un extraño, o bien desarrollar habilidades artísticas o vocacionales
postergadas).
Otra estrategia puede ser ofrecerse a si mismo una gratificación, que además repre-
sente una distracción de los pensamientos autocríticos disfuncionales.
Es importante que la persona pueda desensibilizarse ante sus imperfecciones, y desa-
rrolle mayor tolerancia ante la pérdida de control, lo que redundará en la resiliencia
ante factores estresantes, por ejemplo permitirse “perder el tiempo” mirando tele-
visión, haciendo deportes o jugando con los hijos (Parker y Manicavasagar, 2005).
Construcción de la resiliencia
El desarrollo de la resiliencia es una cualidad importante para prevenir episodios
futuros de depresión, a fin de definir y fortalecer el sentido individual del Self, in-
dependientemente de los logros o de la opinión de los demás. Una estrategia puede
ser reconocer los atributos personales, tanto positivos como negativos que no estén
relacionados con el perfeccionismo, como tener un buen sentido del humor, ser
colaborador con los demás u otras cualidades y fortalezas.
El rol de la medicación
Tanto los estudios formales como la experiencia clínica (Zuroff, D., Blatt, S., Sotsky,
S., Krupnick, J., Martin, D., Sanislow, C. et al, 2000) sugieren que los individuos
con estilo de personalidad perfeccionista que sufren depresión, son menos proclives
a responder a la medicación antidepresiva. En primer lugar, estas personas prefieren
tener todo bajo control y no se entregan fácilmente tanto a la psicoterapia como al
tratamiento farmacológico. En segundo lugar, su depresión está más focalizada en
un sentimiento de fracaso por no lograr sus metas, es decir que son componentes
altamente cognitivos los que ensombrecen la regulación emocional, y no tanto los
afectivos o vegetativos. En tercer lugar desconfían de la medicación y no creen que
pueda serles útil para su recuperación, de modo que esperan poca respuesta de la
misma. De ser aceptada, debe aclararse que es una parte del tratamiento, pero no
el componente principal, dado que generalmente desconfían de que los fármacos
puedan serles útiles en su recuperación.
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PersPectivas en Psicología
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Conclusiones
La perfección es una ilusión, una meta inalcanzable que provoca inexorablemente
sensación de fracaso. La ventaja del perfeccionismo es que, ocasionalmente, se
consiguen con él buenos resultados. La contrapartida es que también acarrea incon-
venientes: Provoca tensión y dificultades para relajarse y da pie a ser crítico con
uno mismo y con los demás, lo que afecta negativamente las relaciones. Además,
el perfeccionista acostumbra a evitar los desafíos o los riesgos, realizando grandes
esfuerzos para obtener escasos beneficios.
El perfeccionista oculta una serie de miedos profundos e ignorados, siendo éstos una
vía de acceso a la falta de motivación y al sentimiento de fracaso, entrelazados con
la depresión. Al no alcanzar sus objetivos, creen que han fallado como personas, lo
que los hace altamente críticos consigo mismos. A pesar de sus buenos resultados,
rara vez sienten satisfacción y placer. Todos estos factores confluyen para que el
perfeccionista se encuentre con un estado depresivo que lo exceda.
La psicoterapia se constituye en una fuente importante de reformulación de antiguos
patrones disfuncionales, que han alejado a la persona con estilo de personalidad
perfeccionista de sentirse en armonía consigo mismo. El proceso psicoterapéutico
apunta a regular sus estados emocionales, a desbloquearse de tensiones innecesarias
y a afrontar nuevas formas de desempeño, focalizándose más en el proceso que en
el resultado.
61
Estilo de personalidad perfeccionista y depresión
silvia FrancHi pp 53-64
Anexos
Escala Casi Perfecto/a (Slaney, 1996)
Escala: casi perfecto/a
Instrucciones: Los siguientes ítems fueron diseñados para medir las actitudes que
tienen las personas con respecto a su desempeño, tanto hacia sí mismas como hacia
otras personas. No hay respuestas correctas o incorrectas. Por favor, responda a to-
dos los ítems. Utilice su primera impresión y no se detenga demasiado en responder
cada uno de los ítems.
Por favor, responda cada uno de los ítems utilizando la escala que figura más abajo
para describir su grado de acuerdo con cada ítem.
1. No estoy de acuerdo en absoluto
2. Estoy en desacuerdo
3. Estoy un poco en desacuerdo
4. Neutral
5. Estoy un poco de acuerdo
6. Estoy de acuerdo
7. Estoy totalmente de acuerdo
62
PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
Gustograma
Lo hago No lo hago
Me gusta
No me gusta
63
Estilo de personalidad perfeccionista y depresión
silvia FrancHi pp 53-64
Bibliografía
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PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
Resumen
Una nominación hegemónica que es tomada por diversos actores sociales y
políticos para dar cuenta de la situación de injusticia social es la de “exclusión”. El
pensamiento político actual sostiene estas categorías exclusión-expulsión e inclusión
para nombrar “el excedente” humano que el actual sistema continúa produciendo,
y el fenomenal despojamiento padecido por grandes sectores sociales. Hablar
en términos de exclusión-inclusión, muchas veces implica una sustitución de la
investigación de las causas por lo de los efectos, protege toda investigación sobre la
realidad de las relaciones de poder y de producción; y marca un neto desplazamiento
de lo político hacia la moral y de la responsabilidad hacia la culpabilidad.
Palabras clave: Exclusión, inclusión. Psicología comunitaria
65
Discusiones en torno a las categorías...
silvia Plaza, inés díaz, oMar barraUlt pp 65-71
Una nominación hegemónica que es tomada por diversos actores sociales y políticos
para dar cuenta de la situación de injusticia social es la de “exclusión”. El pensa-
miento político actual sostiene estas categorías exclusión-expulsión e inclusión para
nombrar “el excedente” humano que el actual sistema continúa produciendo, y el
fenomenal despojamiento padecido por grandes sectores sociales. Hablar en términos
de exclusión-inclusión, muchas veces implica una sustitución de la investigación de
las causas por lo de los efectos, protege toda investigación sobre la realidad de las
relaciones de poder y de producción; y marca un neto desplazamiento de lo político
hacia la moral y de la responsabilidad hacia la culpabilidad. Se designa menos la
acción de excluir que el hecho de ser excluido (Vakaloulis 2000). Así es que, se
afirma una situación instalada en sus efectos, y no en un proceso de exclusión.
Podemos decir que la Exclusión hoy es un fenómeno social y una cuestión política,
económicamente mala, socialmente corrosiva y políticamente explosiva.
Hablar de Exclusión requiere conocer sus procesos sociales y sus propias lógicas,
desgarros y traumas que amenazan a los excluidos sociales. Estos procesos vienen
marcados por:
- la persistente y creciente desigualdad social en cuanto a insuficiencia de recursos
básicos, cuya punta de lanza es el conflicto capital-trabajo que desemboca en
exclusión bajo la forma de desempleo o formas precarias de empleo que fragiliza
la seguridad y desestabiliza ante la pobreza económica;
- la fragmentación social y desarraigo con la consiguiente vulnerabilidad del tejido
social, a causa de la movilidad social hacia abajo y de las transformaciones de-
mográficas inducidas que derivan en el debilitamiento de las formas familiares
con la consecuente privación de los servicios de parentesco y proximidad;
- la desestructuración personal se expresa en la más profunda impotencia personal
alimentada y fortalecida por la anomia que fragiliza y destruye su dinamismos
vitales personales.
66
PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
Podemos incluir acá, desde una perspectiva crítica del paradigma de la Exclusión,
que la exclusión es el lugar que nuestras sociedades biopolíticas producen para poder
incluir a personas, grupos y clases sociales de manera subordinada, disciplinadas y
bajo control. En ese sentido es que Bader Burilan Sawaia afirma que la exclusión se
inserta en las estrategias históricas de mantenimiento del orden social, es decir, es el
movimiento de reconstitución sin cesar de las formas de desigualdad.
La pregunta sobre la exclusión abre a otras nominaciones que complejizan las dimen-
siones en juego. Nos referimos a: “vidas precarizadas”, “dolor-sufrimiento psíquico”,
“malestar sobrante”, “desafiliación”, “descalificación social”, “población sobrante”,
“Vulnerabilidad (vital social, vital, vulnerado-vulnerable)”
La exposición vital sostenida y permanente a condiciones sociales restringidas, la
precarización de estas condiciones produce en las personas restricciones en sus rela-
ciones con los otros, en sus capacidades lingüísticas, en su potencia de pensamiento.
Es lo que Le Blanc (2007) denomina “vidas precarizadas”.
Por otro lado estas condiciones trabajan, existen, en condiciones de lo que Bleichmar
(2005) denomina “malestar sobrante”, este excedente, extra a pagar. En una altera-
ción de la posibilidad de visibilizar, proyectar, en un futuro que permita “aceptar” el
sufrimiento actual: “Porque lo que lleva a los hombres a soportar la prima de malestar
que cada época impone, es la garantía futura de que algún día cesará ese malestar,
y en razón de ello la felicidad será alcanzada” ( Bleichmar 2005:10)
Y otro sentido importante es la relación que hace Bader Burilan Sawaia (siguiendo a
Heller) en relación a la distinción entre dolor y sufrimiento en tanto este último tiene
que ver con el dolor, pero mediado por la injusticias sociales . Y específicamente
lo nombra como sufrimiento ético político en cuanto su relación con la injusticia.
Hablar del malestar en los tiempos actuales hace inevitable referir a las condiciones
de vulnerabilidad. En investigaciones recientes (Plaza y o. 2007) se establece una
relación importante entre el malestar que la población actualmente tiene (creciente
según el estudio) y lo que se denomina vulnerabilidad y específicamente vulnera-
bilidad política. Profundizada aún mas cuando se tiene en cuenta condiciones de
pobreza.
Otro manera de hablar de exclusión es referido a lo que Paugam (2004) refiere como
descalificación social. Aludiendo al proceso graduado de expulsión de ciertos
sectores de la sociedad, en contraposición a las concepciones de la pobreza como
estáticas. En todo caso refiere a una posible relación entre la población denominada
pobre y el resto de la sociedad. A esta relación la define según cinco elementos:
1. la estigmatización de los asistidos.
2. Un modo especifico de integración. En esta acepción descalificación no es si-
nónimo de exclusión, sino de un modo de analizar como se mantiene adscripta,
integrada a un todo.
67
Discusiones en torno a las categorías...
silvia Plaza, inés díaz, oMar barraUlt pp 65-71
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Discusiones en torno a las categorías...
silvia Plaza, inés díaz, oMar barraUlt pp 65-71
Nos pasa que lo particular se “ve”, aparece, toma cuerpo según los múltiples adoctri-
namientos del individualismo que nos hace ver cuerpos separados, “pasiones tristes”.
Transitamos-atravesamos-vivenciamos por los barrios y no vemos comunidades,
gente construyendo en común. No aparece en primer plano lo colectivo sino vecinos
pensados en su individualidad. Comunidad viciada de lo común y que deja fuera
la visibilidad de la construcción en común. Adoctrinamiento de cuerpos, mentes y
modos de sentir.
El atravesar lo comunitario (Barrault 2007) es el modo de recorrer la distancia
construida entre lo personal y lo colectivo. No del orden de la copresencia sino de
la coausencia. Y a la vez expresa el proceso de transitar la potencia de lo cotidiano.
Es encontrarnos con otros/as en nuevos territorios, existentes y a construir.
Es decir, lo construido en común alude a un proceso, a un transitar, una experiencia, a
un encuentro a partir de un vacio, al reconocimiento de la diferencia y a una afirma-
ción de igualdad, al tránsito por lo colectivo, lo entre-muchos (Fernandez 2007). Un
trabajo de tramitación de diferencias y construcción de nuevas espacios y territorios.
Desde la Psicología Comunitaria hablamos de estrategias múltiples, de hacer lugar a
los diferentes modos de transitar las experiencias de construir en común, diferentes
maneras de hacer lugar a nuevas estrategias en contextos dispares, difusos y turbu-
lentos como los que hoy en día nos toca andar.
Esto implica la visión de estrategias múltiples que intervengan en las condiciones
sociales, es decir en el trabajo en las condiciones de despliegue de vida de las per-
sonas y grupos.
70
PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
Bibliografìa
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Latina, no. 2 pp. 158-164
71
Universidad de Manizales
FacUltad de Psicología
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PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
Contribuciones y proyecciones de la
etnografía en el estudio interdisciplinario
del desarrollo infantil21
carolina reMorini22
Resumen
El objetivo de este trabajo es explorar las conexiones entre la Etnografía y otras
disciplinas que tradicionalmente se han ocupado del desarrollo infantil temprano, y a
través de ello, examinar algunos problemas comunes y perspectivas complementarias.
En primer lugar, analizamos los aportes realizados por diferentes investigadores
del campo de la Antropología y la Psicología, destacando los puntos de
convergencia en sus propuestas teórico-metodológicas (enfoques culturalistas,
ecológicos y sociohistóricos) para el estudio del desarrollo infantil.
En segundo lugar, reflexionamos acerca de las características de la
metodología etnográfica y sus contribuciones a la comprensión de la
diversidad de trayectorias de desarrollo en el contexto de modos de
vida particulares, así como a la comparación transcultural.
A partir de ello, justificamos la indispensable inclusión de la Etnografía en el
estudio interdisciplinario e integral de uno de los temas de mayor relevancia en
políticas de salud pública a nivel regional e internacional en la actualidad.
Palabras clave: Etnografía, interdisciplina, desarrollo infantil, cultura, ecología.
Abstract
The aim of this article is to explore the relationships between Ethnography and
other disciplines which traditionally study infant and children´s development,
pointing out common issues and complementary perspectives.
Firstly, we analyse the contributions made by Anthropology and
Psychology researchers, emphasizing theoretical and methodological
schemes that they converge on (e.g. culturalist, ecological and socio-
historical perspectives) which are used in infant development studies.
Secondly, we reflect about the characteristics of ethnographic
73
Contribuciones y proyecciones de la etnografía...
carolina reMorini pp 73-102
Introducción
El objetivo de este trabajo es explorar las conexiones entre la Etnografía y otras
disciplinas que tradicionalmente se han ocupado del desarrollo infantil temprano, y
a través de ello, algunos problemas comunes y perspectivas complementarias para
su estudio. En relación con ello, se propone mostrar algunas contribuciones que la
Etnografía puede hacer al abordaje interdisciplinario e integral de uno de los temas
de mayor relevancia en programas y politicas de salud pública a nivel regional e
internacional en la actualidad.
El interés en torno a este tema y la selección de aspectos a considerar en este trabajo
surgen por un lado, del análisis de escritos producidos por reconocidos especialistas
en el tema y por otro, de mi experiencia en este campo, proveniente fundamentalmente
de mi investigación etnográfica23 sobre las representaciones y prácticas en torno a la
crianza en las primeras etapas del ciclo vital en comunidades Mbya-Guarani de la
provincia de Misiones (Argentina). Asimismo, en forma paralela, tuve la oportunidad
de participar en programas y proyectos vinculados con la salud materno-infantil en
diferentes organismos públicos24. Estos espacios, conformados principalmente por
profesionales de la medicina (pediatras principalmente) y la psicología -aunque también
por obstétricas, enfermeras, educadores, comunicadores, y trabajadores sociales- se
presentaron como particularmente atractivos a la exploración de las posibilidades de
diálogo y colaboración entre estas disciplinas y la Etnografía en el abordaje de proble-
máticas vinculadas al desarrollo los niños y niñas en diferentes enclaves25.
23 Investigación desarrollada entre 2001 y 2008 para la obtención del Doctorado en Ciencias Natu-
rales de la Universidad Nacional de La Plata. Producto de ella es el trabajo de tesis: Aporte a la
caracterización etnográfica de los procesos de salud-enfermedad en las primeras etapas del ciclo
vital, en comunidades mbya-guaraní de Misiones, República Argentina. 2008. La Plata: Universidad
Nacional de La Plata. El mismo fue realizado bajo la dirección de la Dra. Marta Crivos y la Lic.
María Rosa Martínez y financiado por CONICET.
24 Programa Materno Infantil del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires; Programa
Nacional “Primeros Años” dependiente de los Ministerios de Salud, Desarrollo Social y Educacion
de la Nación; y UNICEF-Argentina.
25 Este trabajo está dedicado a los niños y niñas de las comunidades Mbya de Kuña Piru (Misiones
Argentina), pues es a partir de mi trabajo etnográfico con ellos que comprendí la importancia de
la Etnografía en el estudio del desarrollo infantil y la crianza. Quiero agradecer a mis directoras
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PersPectivas en Psicología
Edición No 13 - Enero - Diciembre de 2010
La pregunta inicial
Como legado de la tradición inaugurada por Franz Boas en EEUU varios de sus
discípulos –a quienes luego se los agrupará dentro de la Escuela de Cultura y Per-
sonalidad- comienzan a investigar, en la segunda década del siglo XX, la relación
entre la cultura de una sociedad y el comportamiento individual de sus miembros.
Con ello intentaban responder un conjunto de preguntas. La primera, clave para la
formulación de las siguientes, podría formularse de este modo: ¿son universales
los estadios del desarrollo de los individuos a lo largo de su ciclo de vida, indepen-
dientemente del contexto cultural en el que nacieron y fueron criados?. Y si no son
universales, tal como hipotetizaban, ¿cómo interviene la cultura en la definición de
las etapas y transiciones en el ciclo vital?
y colegas de la FCNyM por enseñarme a amar esta disciplina. Muy especialmente, agradezco a
Flavia Raineri la oportunidad de explorar estos temas interdisciplinariamente y por enseñarme
tanto. Finalmente, al CONICET por financiar mi trabajo.
75
Contribuciones y proyecciones de la etnografía...
carolina reMorini pp 73-102
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PersPectivas en Psicología
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todas las sociedades humanas? Esta pregunta apuntaba a realizar una crítica a las
ideas sostenidas por Stanley Hall, quien inspirado en la teoría evolutiva darwiniana
y la teoría de la recapitulación de Ernst Haeckel elaboró un modelo según el cual
la historia la humanidad se ha integrado a la estructura genética de la personalidad.
Según éste, el desarrollo de cada organismo humano se realiza en etapas similares
a los períodos históricos, es decir que un ser humano comienza su vida a partir de
un comportamiento “primitivo y salvaje” y va transformándose hasta llegar a una
forma de vida más “civilizada” en su madurez. El primer viaje de Mead a Samoa en
1925 tenía como propósito estudiar la adolescencia en una sociedad “primitivas” para
refutar estas y otras ideas evolucionistas vigentes. Su producto, el clásico “Coming
of Age in Samoa”, resulta una prueba a favor de que los cambios fisiológicos de
la pubertad no bastan para explicar los cambios en el comportamiento de las niñas
al llegar a adolescentes (Mead, 1993: 217-218). En ésa y otras de sus obras insiste
en que “… la adolescencia no siempre es un período de tensiones, ni los niños son
necesariamente más imaginativos que los adultos, ni las mujeres son necesariamente
más pasivas que los hombres” (Mead, 1993, pp. X-XI). Es decir, su esfuerzo está
puesto en demostrar que la diversidad que se observa en las relaciones sociales po-
sibles y prescriptas en cada sociedad, las diferentes expectativas sociales respecto
de los hombres y las mujeres en cada etapa del ciclo vital, las preocupaciones que
orientan la crianza en cada cultura y las relaciones de poder y autoridad entre hombres
y mujeres son el resultado de factores sociales y culturales, de la historia de cada
pueblo y no la consecuencia de un conjunto de variables psicológicas u orgánicas
descontextualizadas.
Más allá de su interés inicial en la adolescencia, Mead comenzó a estudiar las prácticas
de socialización infantil, focalizando en las interacciones cuidador-niño. A partir de
extensas observaciones de situaciones cotidianas de juego, alimentación, higiene o
descanso, ella concluye que los procesos de socialización y aprendizaje en los niños
dependen en gran medida no sólo de los procedimientos técnicos de cuidado y ense-
ñanza, sino de las actitudes, gestos y posturas de los adultos, las que son percibidas y
valoradas por los niños de diferentes maneras según su edad. En este sentido, afirma
que los niños aprenden simultáneamente a través de una amplia variedad de modos
en que los adultos les enseñan normas, valores y comportamientos adecuados a su
cultura Es decir, cobran relevancia en su análisis las interacciones cuidador-niño26
26 En este punto el planteo de Mead se acerca al de Ralph Linton en “Cultura y normalidad” (1956)
donde pone el acento sobre la niñez temprana y los valores y pautas que rigen la socialización.
“la relación entre individuo y la cultura de su sociedad es reciproca (...) las influencias culturales
ejercidas sobre el individuo en desarrollo pueden ser agrupadas en: 1) lo que otras personas hacen
al individuo: esta categoría incluye, primero y mas importante, las técnica de cuidado de los niños
y su formación; 2) lo que otras personas enseñan al individuo: en esta categoría incluye el rango
entero de lo que normalmente se entiende como “instrucción”; 3) la conducta de otras personas,
observada por el individuo (…).” Esta última, afirma Linton, es frecuentemente ignorada en los
estudios del desarrollo del niño. En relación a ello, destaca la importancia de observar el tono
emocional del adulto y de tener en cuenta que las comparaciones que hace el niño respecto del
77
Contribuciones y proyecciones de la etnografía...
carolina reMorini pp 73-102
y sus efectos en ambos términos de esa relación. Al respecto sostiene: “the anthro-
pologist will be concerned from the start with the relation between child and others
as a system of intercommunication” (Mead, 1951 citado en Chiozzi, 1993).
En relación a ello, Mead plantea que no sólo el contenido de lo que se aprende está
culturalmente definido, sino también, las “maneras de aprender”:“(...) donde sea que
se hayan observado niños se reconoce que éstos muestran -dentro de los límites de
sus posibilidades de desarrollo biológico- los tipos de aprendizaje característicos
de su cultura” (Mead, 1954: 397, traducción propia).
Una obra que resulta de interés es “Balinese Character” escrita junto a Gregory
Bateson en 1942, que constituye un acercamiento notable al psicoanálisis luego de
la confrontación inicial con las premisas freudianas acerca de la universalidad de
algunos procesos psíquicos (Harris, 1996). Llegaron a Bali en marzo de 1936 para
estudiar la relación entre las formas de organización social y la estructuración del
temperamento en los niños, fundamentalmente el modo en que éste es modelado en
las interacciones cotidianas en función de los valores y normas de la cultura. Como
resultado de ésta y de sus investigaciones previas, propusieron una teoría acerca
del modo en que cada sociedad enfatiza cierto tipo de temperamento en detrimento
de otros posibles y una clasificación de estos tipos en función del género y de las
situaciones en las cuales dos sujetos interactuan.Desde el punto de vista etnográfico,
esta obra representa un valioso aporte metodológico, ya que constituye uno de los
primeros trabajos centrado en la observación y registro visual de la conducta infantil
en su relación con las actitudes y conductas del resto del grupo. Bateson y Mead
fueron pioneros en el uso de la fotografía y film como recursos que les permitían
“mayor objetividad” en sus observaciones etnográficas27. Si bien Mead desde sus
primeros trabajos de campo se basó en la observación como modo privilegiado de
abordar la conducta infantil en contexto, combinándola con otras técnicas (test pro-
yectivos, dibujos, pruebas de machas de roschtat) es en esta obra donde se explota
la potencialidad de la imagen para dar cuenta de diferentes dominios de la cultura.
trato que recibe y el que observa que reciben los demás resultan clave para entender las relaciones
entre padres e hijos en una cultura (Linton, 1956, en Bohannan y Glazer, 1993:208).
27 El uso de la fotografía y el film como recursos principales de registro y exposición de la infor-
macion etnográfica, con sus ventajas y limitaciones por referencia a la escritura, es justificado del
siguiente modo: “. . . from 1928 to 1936 we were separately engaged in efforts to translate aspects
of culture never successfully recorded by the scientist, although often caught by the artists, into some
form of communication sufficiently clear and sufficiently unequivocal to satisfy the requirements
of scientific enquiry.” (Bateson and Mead, 1942, p. xi). Sobre sus anteriores obras Mead afirma:
“As no precise scientific vocabulary was available, the ordinary English words were used, with
all their weight of culturally limited connotations, in an attempt to describe the way in which the
emotional life of these various South Sea peoples was organized in culturally standardized forms.
This method had many serious limitations: it transgressed the canons of precise and operational
scientific exposition proper to science; it was far too dependent upon idiosyncratic factors of style
and literary skill; it was difficult to duplicate; and it was difficult to evaluate” (Bateson and Mead,
1942, p. xi).
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Un aspecto que torna de sumo interés esta obra es la consideración de las interac-
ciones entre los niños y sus cuidadores adultos –no sólo la madre- como relaciones
clave tanto para entender el modo en que un niño aprende la cultura, como por sus
efectos en el desarrollo ulterior del niño, fundamentalmente, en su capacidad de
adaptación a las pautas e ideales de su sociedad. Es decir, la observación de las
regularidades que exhiben las interacciones madre-hijo o madre-hija por ejemplo,
permite reconocer las expectativas diferentes que tienen los adultos sobre lo que
debe ser un niño y lo que debe ser una niña; muestran cómo desde temprana edad
se educa a varones y mujeres de manera diferencial. Asimismo, la observación de
esas interacciones adultos-niños/as de diferentes edades, o de las interacciones
de los niños/as entre sí, hacen posible caracterizar “grupos de edad” asociados
a etapas del ciclo vital, relaciones prescriptas y prohibidas, roles, relaciones de
autoridad y liderazgo. Innumerables imágenes y escenas que describen estos as-
pectos pueden encontrarse en ésta y otras obras de Mead (Educación y Cultura,
Sexo y temperamento, entre otras), las que sirven de base para la comparación entre
diferentes sociedades. Este ejercicio comparativo, eje central de su producción
escrita, dio lugar a sus hipótesis acerca de las regularidades y particularidades de
la crianza en diferentes sociedades humanas y ha sido el punto de origen de los
estudios transculturales característicos de la Antropología y revalorizados décadas
más tarde por diferentes disciplinas (Psicología, Psiquiatría, Etología, Sociología).
Al respecto, la contribución central de los estudios comparativos fue relativizar
las categorías occidentales de infancia y niñez, aportando material empírico que
permite considerar la pluralidad de maneras de ser niño/a según contextos socio-
culturales específicos (Remorini, 2004) 28.
Finalmente, otro aspecto central que caracteriza el análisis de Mead, muy asociado
a su preocupación por la aplicabilidad universal de ciertos conceptos freudianos, es
la relación entre cultura y “normalidad”. Así como varios de sus contemporáneos
(Ruth Benedict, Ralph Linton, Abraham Kardiner, Erik Erikson) se preguntaba:
¿cómo interviene la cultura en la definición de lo “normal” y lo “anormal”?. Es decir
¿por qué en todas las sociedades algunos individuos son calificados de anormales o
inadaptados en virtud de su comportamiento y cuáles son las causas de tales com-
portamientos? ¿son debidos a causas psicológicas? ¿a causas de orden orgánico?
¿a causas de orden social?. Tanto Mead como Benedict insisten a lo largo de sus
obras en que el proceso de socialización se orienta a promover actitudes, hábitos y
comportamientos que cada sociedad considera normales (esto es, correctos), lo que
28 “…she delivered a cultural analysis of the child-rearing process by documenting ‘those sequences
in child-other behavior which carry the greatest communication weight and so are crucial for the
development of each culturally regular character structure’ Documented differences in crucial
‘sequences in child-other behavior’ from other cultures challenged Western categories of child
development, gender, and desire. Whether in popular magazines or on television shows, Mead
used human variation to disrupt heartfelt American biases about what was natural and inherent.”
(McDermott, s/f).
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35 “El apego puede ser definido como el “lazo afectivo que una persona forma entre ella y una figura
específica, un lazo que tiende a mantenerlos juntos en el espacio y que perdura en el tiempo”
(Aisnworth, 1970).
82
PersPectivas en Psicología
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lo que dio como resultado un instrumento que permite la medición en los estudios
acerca del apego, el conocido SSP (“Strange Situation Procedure”).
Tomados en conjunto, los trabajos de Bowlby y Ainsworth pueden ser considerados
como la intersección de intereses entre la psicología, la etología y la antropología.
Sus contribuciones a la psicología del desarrollo infantil son destacadas en numero-
sos trabajos antropológicos sobre la crianza, si bien algunas de sus generalizaciones
y ciertos métodos de evaluación de las conductas infantiles han sido revisados y
cuestionados en las ultimas décadas (Weisner, 1998). En especial el trabajo de Ais-
nworth ha sido criticado en términos de la posibilidad de validación intercultural
de sus hallazgos. Ella defendió su modelo afirmando que ciertas características de
las interacciones cuidador-niño se mantienen constantes a pesar de las diferencias
culturales y que la secuencia del desarrollo del vínculo de apego es la misma en los
diferentes ambientes observados (por ejemplo en sociedades en las que los niños
tempranamente interactúan con más de un cuidador considerado “primario”). Vol-
veremos sobre estas cuestiones más adelante.
Paralelamente a estos desarrollos, en la década del ’60 se dan reformas metodológicas
y epistemológicas en los estudios de Cultura y Personalidad, fundamentalmente a
partir de las investigaciones de John Whiting y sus colaboradores del Laboratory
of Human Development de la Universidad de Harvard (Harris, 1996). Siguiendo la
linea de trabajo ianugurada por Mead, e intentado avanzar en el plano explicativo
(Harris, 1996) Whiting y sus discípulos fueron quienes fortalecieron y renovaron el
campo de los estudios comparativos y experimentales acerca del desarrollo infantil y
las prácticas de crianza. Su trabajo ha servido para demostrar el impacto de la cultura
en la parentalidad y en las experiencias infantiles, mostrando la enorme diversidad
existente y confrontando miradas prejuiciosas sobre la conducta humana y el desa-
rrollo (Le Vine, 2000). Un trabajo pionero en esta línea fue el estudio comparativo
de Whiting y Child (1953) “Child training and personality. A cross-cultural study”.
Su interes principal estuvo centrado en la validación empirica de ciertas premisas
freudianas, por lo que se esforzó en buscar las relaciones causales entre ciertos
patrones de personalidad y diferentes aspectos de la cultura de una sociedad, y asi
identificar los determinantes cruciales de la personalidad en diferentes sociedades.
Su postura puede ser considerada materialista (Harris, 1996; Le Vine, 2000) en
tanto se destaca su énfasis en el impacto de factores ecológicos sobre la crianza. La
preocupación por la búsqueda de correlaciones entre hechos y la validación compa-
rativa ha sido una constante en su obra36 (Harris, 1996) la que ha sido continuada por
36 Un ejemplo de ello podría ser la correlación establecida entre la duración del período en que el
niño duerme con su madre y la existencia de ritos de iniciación de los varones (Whiting, Kluckhohn
y Anthony, 1958 citado en Harris 1998) para la cual se propusieron varias hipótesis: 1. el hecho
que el hijo duerma con la madre intensifica la rivalidad edípica entre el padre y el hijo, con lo que
los ritos de pubertad son un medio de asegurar el control social frente a la hostilidad del hijo; 2.
Esa forma de dormir lleva a una intensa identificación entre el hijo y la madre, identificación que
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diferentes discípulos en varias partes del mundo, y por su esposa, Beatrice Whiting
quien coordinó el estudio compartivo “Children of Six Cultures: A psycho-cultural
analysis” (Whiting y Whiting, 1975).
Mientras la antropología buscaba un espacio propio en las ciencias sociales, defen-
diendo su objeto y sus métodos, Whiting se movía libremente entre la antropología y
la psicología: “Whiting represented an alternative ideal in which the anthropologist
recognized the psychological aspects of culture and used psychological knowledge
and analysis to deepen understanding of customary practices and social participa-
tion, as well as using ethnographic
knowledge to challenge psychological generalizations” (Le Vine, 2000: 138).
es necesario romper para que aquél alcance su virilidad; 3. Los ritos de pubertad como el antídoto
necesario contra la sobreprotección de la madre.
37 Según Watson (1928) “El conductista encuentra que el ser humano cuando nace es un humilde
pedazo de protoplasma uniforme, listo para ser configurado por cualquier familia que lo tenga
desde un comienzo a cargo” (citado en Schaffer, 1984).
38 “La habilidad específica para un grado notable de sociabilidad, la temprana facilidad para el
lenguaje, la precocidad en el uso de generalizaciones y abstracciones, todo ello se manifiesta en
la infancia de un modo que sugiere dones o predisposiciones innatos” (Gessell, 1928, citado en
Schaffer 1986)
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- la idea de que ni las trayectorias ni los resultados del desarrollo están predetermi-
nados; por el contrario, intervienen en su configuración una variedad de factores que
interactúan a distintos niveles; por lo que el desarrollo dependerá de las experiencias
que el individuo tenga en esos entornos, las transformaciones en ambos a través del
tiempo, así como de las oportunidades que esos entornos ofrecen.
Estos subsistemas o niveles contextuales pueden entenderse como una sucesión de
esferas (círculos concéntricos o “capas de cebolla”) interpenetradas que ejercen su
acción combinada y conjunta sobre el desarrollo (microsistema, mesosistema, exo-
sistema y macrosistema): “the microsystem, (the inmediate setting containing the
developing person), the mesosystem (two or more inmediate settings in wich the
individual is present), the exosystem (two or more setting s at least one of which
does not contain the person but nonetheless has important effects on the individual),
and final, the macrosystem (an overarching system in which all lower levels of the
ecological environment contained) ...” (Bronfenbrenner, 1987).
Más tarde aparecen propuestas como el Modelo transaccional del desarrollo (Same-
roff y Chandler, 1975) basados en los trabajos de Bronfenbrenner, de amplio uso en
la investigación psicológica y pediátrica en la actualidad. Estos autores resaltan la
influencia que los niños ejercen en su propio desarrollo, es decir, la forma en que los
niños interactúan con su ambiente (por ejemplo con sus cuidadores), lleva a alterar
ese ambiente y a provocar determinadas respuestas. Ese ambiente modificado, a
su vez, repercute de nuevo sobre los niños afectando a su desarrollo. Al igual que
Bronfenbrenner, proponen una visión dinámica del desarrollo según la cual hay
una continua y progresiva interacción entre el niño y su ambiente, entendido éste
como “plástico” y moldeable, y a los niños como participantes activos en su propio
crecimiento
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aprendizaje social); el modelo biológico (que coloca las causas en factores consti-
tutivos, generalmente hormonales) y el modelo cognitivo (según el cual los niños,
en cada estadío de su desarrollo cognitivo, son capaces de elegir entre patrones de
conducta adecuados de manera similar en cada sociedad). (Whiting y Edwards,
1997). De este modo, la dicotomía naturaleza/cultura y universal/particular, continuó
caracterizando als aproximaciones teóricas al tema.
Al respecto, Whiting y Edwards (1997) parten de la consideración del modelo de
socialización como un enfoque estrecho, que obstaculiza la identificación de otros
factores relevantes al desarrollo, y conlleva a visiones prejuiciosas sobre el rol de
la cultura en determinados procesos. Intentando superar estas visiones, las autoras
–junto con un equipo interdisciplinario formado principalmente por antropólogos y
psicológos- diseñaron un estudio comparativo de los diferentes entornos en los que
los niños/as aprenden, se relacionan y actúan, con el propósito de ampliar la con-
ceptualización del desarrollo y redefinir el papel de la cultura en este proceso. Este
estudio se basó en la descripción de los espacios o entornos frecuentados por niñas/
os entre 2 y 10 años de edad, las actividades en las que se involucran, con quienes
se relacionan, quienes son sus “pares” o “compañeros sociales”, para identificar
patrones de comportamiento social en diferentes entornos de diferentes sociedades.
Su hipótesis de partida es que los factores culturales intervienen fuertemente en el
diseño y organización de los entornos en los que los niños participan, y ello debería
reflejarse diferentes patrones en diferentes entornos culturales. De hallar similitu-
des, entonces, deberían formularse preguntas acerca de otros factores que estarían
interviniendo.
Este trabajo sugiere que la cultura puede ser vista como “provider of settings” , es
decir, proveedor de escenarios o entornos para el desarrollo infantil (Hewlett, s/f),
cuyas características físicas, las relaciones que allí se entablan y las actividades que
se desarrollan intervienen en la configuración de patrones de conducta diferentes.
La multiplicidad de aspectos resaltados en la caracterización de estos entornos resulta
de interés ya que el énfasis puesto en los factores psicosociales condujo, en parte,
a relegar otros aspectos, tales como las características físicas del ambiente en el
que el niño se desarrolla. En este sentido, un abordaje “ecológico” debe incluir las
interrelaciones entre el complejo y cambiante conjunto de factores que intervienen
diseñando los entornos o contextos en los que los niños/as y sus familias viven. La
definición de “ecológico” en la obra de John Whiting y sus seguidores es amplia, en
tanto incluye desde la temperatura y nivel de precipitaciones hasta la estructura de
los grupos domésticos y demás variables socioeconómicas. Más allá de las criticas
formuladas a su modelo (Harris, 1996) por su excesivo énfasis en las condiciones ma-
teriales, es preciso reconocer su aporte que trascendió los límites de la antropología..
Desde esta perspectiva, espacio y relaciones interpersonales, junto con los valores y
normas culturales, las condiciones sociohistóricas y las características biológicas de
nuestra especie (Greenfield, 2003), comienzan a ser vistos como inextricablemente
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39 Ver Remorini (2009a) para una caracterización de estas comunidades y para acceder a los resultados
de la mencionada investigación.
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40 Utilizamos una definición operativa de UD como encuadre inicial para la descripción de las ac-
tividades del grupo, considerándola una “... unidad compleja que incluye un componente social
-grupo de personas que comparten la residencia- y un componente espacial -el espacio físico que
habitan-, articulados por un conjunto de actividades relevantes a la subsistencia del grupo que se
realizan parcial o totalmente en ese ámbito” (Crivos y Martínez. 1996).
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41 Significado que deriva de: mitã: niño/a; ñe: reflexivo; mbo/mo: factitivo: “hacer”; -ng: nasaliza-
ción de la consonante k, lo que convierte el verbo kakuaa (“crecer”) en la forma nasal –ngakuaa
(Remorini, 2009a)
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Clifford Geertz (1989), es decir, si no se comparte la vida cotidiana con las perso-
nas estudiadas. El dato etnográfico deriva necesariamente de esa experiencia, de la
observación directa, del diálogo, de la participación. En tal sentido, la metodología
etnográfica requiere del trabajo de campo, pues éste coloca al investigador en el
mismo escenario en que viven los niños y sus familias (Weisner, 1996).
La posibilidad de observar y dialogar con las personas durante períodos extensos,
permite al etnógrafo “captar el punto de vista el nativo” (Malinowski, 1922) es decir,
“poner en suspenso” sus propias categorías y conceptos, trascender su propia pers-
pectiva para privilegiar la de aquellos que estudia. De este modo, el trabajo de campo
etnográfico se basa en el uso combinado y complementario de técnicas especialmente
adecuadas para acceder a las categorías lingüísticas, representaciones y valores de
los actores sociales: principalmente la observación participante (Malinowski, 1922)
y la entrevista etnográfica (Spradley, 1979) pero también historias de vida, estudios
de caso, grupos focales, estudios de tiempos, día de vida, genealogías, encuestas
de redes sociales, entre una amplia gama de técnicas que producen datos cuali y
cuantitativos42. Ello brinda la posibilidad de conocer y comprender la perspectiva de
los miembros de cada sociedad acerca del desarrollo, la salud, la infancia, más allá
de las ideas que como científicos sostenemos acerca de lo que éstos “deberían ser”.
Las perspectivas de los actores deben ser consideradas como “situadas” temporal,
espacial y socioculturalmente. Es decir, lo que las personas expresan está mediatizado
por un conjunto de factores a los que el etnógrafo accede mediante su descripción
sistemática del contexto al que pertenecen y en el que actúan estas personas –el modo
de vida-. El objetivo del etnógrafo no es establecer la verdad o falsedad de sus afir-
maciones, sino conocer por su intermedio alternativas posibles de comportamiento
en un contexto dado y de formas posibles de representar la experiencia.
Este tipo de insight en un modo de vida diferente coloca al etnógrafo en un rol inte-
resante dentro de los equipos interdisciplinarios, acercando estas perspectivas, que
necesariamente deben tenerse en cuenta si se intenta realizar cualquier investigación
o intervención en el marco de politicas públicas. Como señala Stein (1990), “uno
intenta ver cómo los miembros de un grupo ven, sienten, experimentan y construyen
su mundo, esto es, comprender el punto de vista (del otro). Esta construcción cul-
tural de la realidad comúnmente difiere de manera muy marcada del punto de vista
externo del observador”. En este sentido, Giddens (1976) plantea que en esencia la
etnografía permite arribar a una “mediación entre marcos de significados”.
La metodología etnográfica permite además reconocer la diversidad al interior de
una misma sociedad, familia o institución, lo que conduce a considerar las múltiples
42 Sobre este aspecto nos interesa llamar la atención, ya que en la actualidad puede advertirse en
algunos escritos provenientes fundamentalmente del campo de la educación, un uso erróneo y
banalizado del término “Etnografía” que lejos de considerarla una disciplina, la reduce a la técnica
de la “observación participante”.
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43 Utilizamos esta noción en el sentido dado por Boas. Significa que las técnicas elegidas por el
etnógrafo están en función de la problemática a indagar. Boas era un oportunista metodológico,
pensando siempre en términos de investigación de campo y buscando métodos que funcionaran
como parte de la búsqueda de explicaciones de los fenómenos que allí existiesen. Como Malinowski,
se sentía libre para utilizar todo lo que era útil en todas las disciplinas existentes o en cualquier
nueva técnica que pudiera ser inventada (Crivos 2004).
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campo (Whiting y Edwards, 1997; Weisner, 1996; Chokler, 2005; James y Prout,
1998; Baltes, 1998; Elder, 1998; Lalive d’Epinay et al; 2005).
Teniendo en cuenta que la aceptación de la multicausalidad es la base de la inter-
disciplinariedad, y que la interdisciplina podría ser definida como “una disposición
a considerar eficaces las propuestas de otras disciplinas y a compartir el propio
proceso de investigación en toda su extensión” (San Román, 1996: 409) debemos
recuperar y redefinir nuestro rol en el marco de estos estudios.
A nivel metodológico debemos revalorizar la observación etnográfica, técnica que
ha sido relegada pese a los tempranos esfuerzos de Mead y Bateson por legitimarla
como un modo privilegiado de acercamiento a las experiencias infantiles (Remorini,
2009b). Al respecto, coincidimos con Chiozzi respecto de que “…Both ‘Balinese
Character’ and ‘Growth and Culture’ offer us the evidence of how unnecessary words
(i.e. the traditionally almost exclusive verbal relationship between the anthropologist
and his informants) may be for an ‘observational’ strategy” (Chiozzi, 1993: 82). El
valor heurístico de la observación en este campo reside en su potencial para ampliar
el universo de hechos a considerar, y de este modo, reconocer aspectos relevantes a
la comprensión del desarrollo, opacos a otras técnicas (Remorini 2009a-b).
Un artículo publicado en número reciente de Anthropology News “Anthropology and
Early Childhood Development. A call to Action!” (Vargas Baron, 2008: 6-8) está
dedicado a examinar la participación de antropólogos en proyectos de investigación y
en agencias gubernamentales que se ocupan del desarrollo infantil temprano (ECD).
En él se señala que los antropólogos hemos sido los “grandes ausentes” durante
largo tiempo en el diseño de politicas y en la toma de decisiones en ECD. Asmismo,
plantea que el desafío está en la adecuación a las culturas locales de politicas de
alcance nacional, es decir, que tengan en cuenta las tradiciones y las necesidades
planteadas por las comunidades. Asimismo, en encontrar alternativas de diálogo
cuando los valores, ideas y acciones que implican tales políticas son incongruentes
con las ideas, valores y prácticas locales. Debido a ello, los antropólogos podrían
jugar un importante rol, tal como lo fue en el pasado, cuando empezaron a participar
en los programas de salud intercultural en las décadas de 1950-60.La autora señala
que pese a la importancia central de este tema durante la emergencia de la antropo-
logía, en las décadas subsiguientes sólo se han continuado algunas investigaciones
en antropología cognitiva y lingüística (Vargas Barón, 2008). Sólo recientemente se
ha incrementado las investigaciones en este tema, en el marco de un renovado inte-
rés por la infancia en diferentes campos de las ciencias sociales (Remorini 2009b).
En concordancia con este planteo, Clarice Cohn ha publicado una síntesis de los
desarrollos contemporáneos en el campo que se ha dado en llamar “Antropología de
la Infancia”, en el que señala las principales lineas de trabajo existentes en Latino-
américa (Cohn, 2005). En este trabajo Cohn resalta que si bien hallamos numerosos
trabajos sobre educación, en general tratan sobre la educación en los ámbitos formales
y la consideracion de hasta que punto se adecuan las propuestas pedagógicas a las
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realidades de los niños/as. Su foco son los niños/as en edad escolar. En este sentido,
existen aún pocos esfuerzos en el campo del desarrollo infantil y las primeras etapas
de la niñez son poco exploradas en las investigaciones.
Por ultimo, Vargas Barón sostiene que es necesario replantear la articulación entre
universidades, organnismos científicos y agencias gubernamentales y propone que
son los científicos quienes deben acercarse a los diseñadores de políticas, y que los
resultados de las investigaciones deben ser accesibles a ellos.
Al respecto “From Neurons to neigborhood. The Science of Early Childhood De-
velopment” (2000) elaborado por el National Research Council y el Institute of
Medicine, de los EEUU46, constituye un claro ejemplo de aquello que en el presente
constituye el eje de las discusiones en USA y Europa en torno al desarrollo infantil
temprano y la necesidad de su abordaje interdisciplinario plasmado en políticas
públicas sobre la primera infancia. Se parte de la consideración de que “el conoci-
miento sobre el desarrollo infantil temprano de mayor calidad es siempre multidi-
mensional y transdisciplinario. Este conocimiento se extiende desde esfuerzos para
comprender la bioquímica y los circuitos en pleno desarrollo del cerebro inmaduro
hasta investigaciones sobre características familiares, influencias del vecindario
y de valores culturales que afectan tanto el bienestar de los niños en la medida en
que se van desarrollando. Afirman que “Las interacciones entre las ciencias del
desarrollo infantil temprano y el diseño de políticas son problemáticas y requieren
de un replanteo dramático”.
Por todo lo expuesto, y atendiendo a las complejas problemáticas que impactan en la
vida cotidiana de los niños/as en Lationamérica y los convierten en sujetos vulnera-
bles, consideramos que los estudios sobre el desarrollo infantil constituyen un tema de
interés prioritario para nuestros países y constituyen una excelente oportunidad para
revisar y debatir en torno a conceptos, hipótesis y metodologías más eficaces para
el estudio científico del desarrollo humano y los múltiples contextos que lo afectan.
46 Deseo expresar mi agradecimiento al Dr. Miguel Hoffmann por facilitarme este material.
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Resumen
El presente texto Sitúa a la terapia cognitivo – comportamental como una de las más
importantes en el mundo de la psicología clínica actual. Sobre todo por los altos índices
de mejoría de sus pacientes comprobados, evaluados y socializados científicamente.
Para dicho fin, se desarrollan conceptos filosóficos básicos de donde
parte, permitiendo la emergencia de su concepción de sujeto; sus criterios
paradigmáticos claves, de donde nacen sus pilares psicológicos fundamentales,
y termina argumentado el papel que tiene el concepto de significado en las
acciones situadas de los sujetos que hacen parte viva de la cultura.
En este sentido, el presente texto presenta 3 niveles de argumentación: el primero entorno
al universo filosófico del modelo, en el segundo propone los criterios epistemológicos
y teóricos que lo erigen y en el tercero un nivel más específico que redunda en la
apuesta de un sujeto comprometido con los escenarios culturales donde habita.
Palabras clave: Cognitivo, comportamental, significado, cultura.
Abstract
The following text places the cognitive-behavioral therapy as one of the more important
therapies in the world of the clinic pshycology nowadays. Specially due to the high
rates of improvement of patients, scientifically proved, evaluated, and socialiazed.
To do so, basic phylosophical concepts are developed, allowing the appereance of its
meaning of subject; its key paradigm criteria, and it ends arguing the rol that the concept
of meaning has in the actions situated in the subjects that are live part of the culture.
This way, this text presents 3 levels of arguments: in the first place, the phylosophical
universe of the model, in the second place it proposes the epistemological and
theoretical criteria in which it stantds and in the third place a more specific level
that is the attitude of a commited subject to the cultural scenarios where he lives.
Key Words: Cognitive, behavioral, meaning, culture.
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El modelo cognitivo-comportamental: antecedentes filosóficos,...
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49 Año en que uno de sus adalid, Albert Ellis, propuso un abordaje denominado, en un primer momento,
psicoterapia racional emotiva, propuesta aún vigente con algunos cambios de denominación y
actuación clínica.
50 De ésta palabra surge el nombre con el que históricamente fueron reconocidos “Estoicos”.
51 La noción Aristotélica de Sentidos - Pensamiento es de orden teleológico, en la medida que se pro-
pone un fin último, pensar; no obstante, en la postura Cognitivo – Comportamental, lo teleológico
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Gráfico 1
se evita en la medida que cogniciones, afectos y acciones se relacionan íntimamente, dando lugar
al proceso de constitución del sujeto.
52 Es de anotar que el contexto en el que F. Bacon propuso su teoría sobre los Ídolos fue epistemo-
lógico, puesto que su idea fundamental era liberar al sujeto de nociones previamente establecidas
que eran nocivas para construir conocimiento científico de la naturaleza y sus componentes.
53 Vía regia para comprender las nociones comportamentales del modelo.
54 Vía regia para comprender las nociones cognitivas del modelo.
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El modelo cognitivo-comportamental: antecedentes filosóficos,...
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Gráfico 2
Empirismo y racionalismo, dos escuelas filosóficas que muy claramente la
terapéutica cognitivo – comportamental relaciona e involucra, encontrando en su
dialéctica la fuente de comprensión de un sujeto que requiere tanto de sentidos
como de ideas, empero sentidos que devienen en cogniciones y cogniciones que
devienen en conductas.
“Sabemos que una persona puede sentir repentinamente una
emoción, aunque no tenga relación con ningún evento externo. En
tales circunstancias, podríamos decir que ha habido un “evento
cognitivo”, un pensamiento, una reminiscencia, una imagen que se
presenta en el fluir de la conciencia, que contribuyó en la respuesta
emocional”.
Silvia Franchi
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Gráfico 4
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Modelos no mediacionales
En este tipo de modelo la conducta es considerada simple y llanamente una función
del ambiente. Se da inicio a esta idea en el año 1898 con el psicólogo Thorndike
(1874 – 1949) y sus experimentos, que buscaban establecer la relación de eventos
antecedentes y consecuentes, identificando que la conducta recompensada era aquella
que el animal emitía con mayor frecuencia. Conducta ésta que era manifiesta no por
la implicación interna del sujeto, sino por las condiciones determinantes externas
que rodeaban al individuo.
En esta misma vía, pero por investigaciones diferentes, el fisiólogo I. P. Pavlov (1849
– 1936) llegó al concepto de condicionamiento clásico a través de principios observacio-
nales. Según éste, un estímulo neutro (EN) asociado contingentemente con un estímulo
incondicionado (EI), puede convertirse en un estímulo condicionado (EC), el cual pro-
ducirá una respuesta condicionada, la cual evidencia el aprendizaje, veamos el esquema:
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Modelos mediacionales
En el conductismo estos modelos tienen la tarea de evidenciar la interacción de dos
o más unidades observables en una secuencia temporal, con el fin de incrementar
su explicación, es decir, las razones y circunstancias de la aparición de la conducta
en el individuo.
Esto es, para los modelos mediacionales el funcionamiento psicológico implica la
interacción entre la conducta, las variables organísmicas y las variables ambientales
(reciprocidad triádica); esta reciprocidad opera de forma interactiva, lo cual no implica
simetría, más bien existe intensidad en la direccionalidad de los tres elementos de la triada.
Una de las teorías mediacionales importantes es la propuesta por A. Bandura (1925
- ) el cual afirma que el comportamiento de las personas implica las influencias de
los pensamientos, las emociones, las características biológicas y las acciones propias
(Bandura 1987). En igual medida afirma que las personas son producto y productoras
de su ambiente, haciendo especial énfasis en que el aprendizaje no sólo se produce
por la experiencia directa y el uso de los sentidos, sino también, y esto lo subraya,
el aprendizaje se produce por observación de otros (imitación).
La terapia Cognitiva acoge los modelos mediacionales, y sobre todo las ideas de
Bandura, reconociendo que afecto, cognición y conducta están dramáticamente
relacionados. La dialéctica del afecto, la cognición y la conducta son determinantes
en el “modo de ser” de los sujetos.
55 Sobre todo, y especialmente, para lo que corresponde a las terapias comportamentales, como dice
la profesora Silvia Franchi “la terapia comportamental estaba basada en el modelo “Estímulo –
Respuesta”, y tenía como objetivo controlar las consecuencias de las conductas, buscando un
cambio en las acciones, es decir una conducta era modificada por otra conducta. Se trataba, pues,
de un modelo lineal y ha sido una terapia típicamente “americana”.
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Continuando con la idea expuesta, nos encontramos con el tránsito del concepto de
ambiente hacia el concepto de cultura, movimiento éste de suma importancia para
comprender algunos cambios a la hora de asumir la noción de ser humano y por
supuesto la noción de psicoterapia y significado.
La cultura y sus dispositivos semióticos y simbólicos presentan un papel
fundamental y trascendental en la estructura psíquica del sujeto, en sus pro-
cesos de interiorización y obviamente en sus procesos de exteriorización. En
este punto es necesario proponer desde el pensamiento de Vigotsky (1896 –
1934), que para comprender el proceso de internalización es necesario saber
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PersPectivas en Psicología
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La cultura es lo que hace que los hombres actúen, no permanece inmutable, varía
de acuerdo con las preguntas y las respuestas que ella misma propone al mundo y
a las personas que se encuentran habitándola (ver gráfico 5).
En relación con la Psicología como sistema inscrito culturalmente, los planteamientos
Brunerianos proponen una psicología que no se ocupe de la “conducta” sino de la
“acción”, que es su equivalente intencional; y más concretamente que se ocupe de
la acción situada (situada en un escenario cultural) y en los estados intencionales
mutuamente interactuantes de los participantes.
Lo que se está proponiendo entonces, es que los sujetos humanos tienen su propio
sistema de creencias, sus propios intereses, así como sus propias prioridades acerca de
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Gráfico 5
Pero, ¿Cómo emerge el significado en los niños, para otorgar sentido, especialmente
sentido narrativo al mundo que los rodea? Bruner (2000) lo explica así:
“No es sorprendente que el modo como entramos en el lenguaje
descanse en una disposición prelinguïstica para el significado
de naturaleza selectiva. Esto quiere decir que habría muchas
clases de significados para los que los seres humanos estaríamos
innatamente orientados o sintonizados, y que buscaríamos de un
modo activo. Con anterioridad a la aparición del lenguaje, esos
significados existirían de un modo primitivo, como representaciones
protolinguísticas del mundo, cuya plena realización dependería del
instrumento cultural que es el lenguaje”.
56 Término acuñado por Bruner que implica “el sistema mediante el cual la gente organiza su expe-
riencia, conocimiento y transacciones relativos al mundo social”
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57 Es importante mencionar que la conciencia teleológica más que una característica de ella misma
es una búsqueda reflejada en la pregunta por el devenir, la existencia, la transformación y las
vicisitudes de los aconteceres humanos.
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Bibliografía
BANDURA, A. (1987). Pensamiento y Acción: fundamentos sociales. Barcelona: Martínez Roca
BRUNER, J. (2000). Actos de Significado: Más allá de la revolución cognitiva: Madrid: Alianza Ed. S.A
FRANCHI, S. (2008). Psicoterapia Cognitivo – Integrativa: Buenos Aires. Módulo doctorado de la
Universidad de Flores
GARCÍA, L. E. (2004). El desarrollo de los Conceptos Psicológicos. Bogotá: Limusa
GEERTZ, C. (2000). La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa
WATSON, J. B. (1961). El conductismo. Buenos Aires: Paidós
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FacUltad de Psicología
Resumen: Debe ser conciso y sintetizar el trabajo realizado. Descrito en 150 pala-
bras máximo.
Palabras claves: Debe presentar tres o cuatro palabras que identifiquen el campo y
el área en que se enmarca el artículo, así como su traducción al inglés (Key Words).
Abstract: Es la traducción del resumen al idioma inglés
Nombre de los autores: Especificando último título universitario, cargo, institución
o universidad, nivel en el escalafón docente, E-mail.
-Puede ser elaborado y firmado por uno o más autores.
Citas: Las citas y referencias escritas en el texto deben presentarse en el formato
AUTOR FECHA (p.e. Castañeda, 2002) y no como pies de página.
Extensión: El artículo debe contar con una extensión mínima de 20 páginas y
máxima de 35 páginas, cuartillas de 1.5 de interlineado, en letra Times New Roman
de 12 puntos.
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cumplan con el siguiente formato:
Libro con varios autores:
Núñez, A; Tobón, S. (2005). Terapia cognitivo conductual. Manizales: Universidad
de Manizales.
Libro con un solo autor:
Guarín, G. (2004). Razones para la racionalidad en horizonte de complejidad. Ma-
nizales: Universidad de Manizales.
Capítulo de libro:
Díaz, A. (2007). La subjetividad política como categoría de trabajo en la psicología
social de la liberación. En I. Dobles, S. Baltodono (Ed.), Psicología de la liberación
en el contexto de la globalización neoliberal. Costa Rica: Ediciones Universidad
de Costa Rica.
Artículo de revista:
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