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RESUMEN

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La Teoría de la Restricción de Carbohidratos de Meyer postuló que el hambre comienza

cuando los niveles de azúcar en la sangre bajan ligeramente. Teoría de la Insulina.


Confirma que un aumento repentino en los niveles de insulina circulante le da hambre.
La teoría lipostática de Kennedy postuló la existencia de receptores hipotalámicos que
detectan concentraciones elevadas de ácidos grasos en plasma y desencadenan señales
de inanición en respuesta. Se ha postulado la existencia de un sistema neuroendocrino
que regula el hambre y la saciedad. Los mecanismos que regulan la homeostasis y el
equilibrio energético en los organismos superiores incluyen señales moleculares
centrales y periféricas, como hormonas gastrointestinales, citoquinas, mediadores
metabólicos y nutrientes. Este artículo proporciona una descripción general de los
diversos factores involucrados en la regulación de la ingesta de alimentos desde un
enfoque biológico. A efectos didácticos, la regulación trófica se divide en a corto y
largo plazo, anabólica y catabólica, pero es evidente que todos los mecanismos que
componen la regulación trófica están íntimamente relacionados.
CARACTERÍSTICAS DE LOS SISTEMAS REGULADORES DEL HAMBRE Y
SACIEDAD.
Los seres humanos obtienen alimentos del medio por lo que tener un buen estado de su
organismo es importante ya que de eso depende que se regule la ingestión de alimentos,
tienen balance energético estable y permiten mantener el peso corporal.
El hipotálamo es una región que integra una compleja red de vías neuronales que
regulan el hambre y la saciedad. El daño experimental de los núcleos ventromedial y
paraventricular del hipotálamo provoca hiperfagia y obesidad. El sistema nervioso
central (SNC) recibe información sobre el estado energético del cuerpo y en
consecuencia regula varios órganos con el fin de lograr un equilibrio energético óptimo
a corto y largo plazo y envía señales al sistema periférico. Las múltiples señales que
componen el sistema regulador neuroendocrino de la ingesta de alimentos se pueden
dividir en dos grandes grupos: señales centrales y señales periféricas. Se dividen en
señales a corto y largo plazo según la duración de la acción. Las señales moleculares
pueden tener un efecto orexigénico (hambre), activando vías anabólicas, o un efecto
anorexígeno (sacia), activando vías catabólicas. El sistema anabólico mantiene o
aumenta el peso estimulando la ingesta de alimentos, comenzando por los mecanismos
que provocan el hambre (el deseo o necesidad intrínseca de alimentos de cualquier tipo)
y el apetito (una preferencia particular por los alimentos), por otro lado, se activan
mecanismos que suprimen el gasto energético. El sistema catabólico interviene en el
mantenimiento o pérdida del peso corporal a través de mecanismos que aumentan el
gasto energético y disminuyen la ingesta de alimentos, activando así la saciedad
gastrointestinal y las señales de saciedad.
REGULACIÓN A CORTO PLAZO DE HAMBRE Y SACIEDAD
Sistema anabólico
Para la ingesta alimenticia que se produce al inicio entre 10 a 15 minutos algunos
factores son involucrados:
a) Factores neurosensoriales: al principio de la alimentación implica la presencia
de circuitos de neurotransmisión entre varias regiones del hipotálamo, tálamo,
amígdala, hipocampo y corteza cerebral.
b) Receptores externos. – Van a permitir la comunicación con el medio externo y
son los que van a determinar la elección e ingesta de alimentos.
Vista. – Si un producto alimenticio se ve bien o tiene buen color, los
consumidores querrán probarlo.
Olfato. – este es usado para ubicar la comida, poder darle valor a la misma, su
estado de putrefacción o conservación y así saber si tiene cosas que pueden ser
toxicas,
Gusto. – Un individuo va a preferir un alimento que sea dulce, salado o agrio
mas no amargo ya que tiene parecido a sustancias toxicas.
Los reflejos salivales, de masticación y deglución desempeñan un papel en la
facilitación de la ingesta de alimentos, y los receptores de las papilas gustativas
perciben el sabor y la textura.
c) Factores gastrointestinales: La contracción rítmica gástrica es la que produce
sensación de hambre.

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