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(S7) Foucault (2016a (1981) )

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Michel Foucault

Sexualidad y política
Escritos y entrevistas 1978-1984

Textos reunidos por Julio Patricio Rovelli

Traducción de Horacio Pons

el cuenco de plata

teoría y ensayo
Foucault, Michel
Sexualidad y política: escritos y entrevistas 1978-19841 Michel Foucault;
compilado por Julio Patricio Rovelli. - 1 ed. - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires : El cuenco de plata, 2016.
224 p.; 21 x 14 cm. - (Teoría y ensayo)

Titulo original: Dits et écrits (volume ll)


Traducción por: Horacio Pons

ISBN: 978-987-3743-70-2

1. Sexualidad. 2. Política. 3. Sociología. l. Rovelli, Julio Patricio, comp.


II. Pons, Horado, trad. III. Título
CDD306.7

el cuenco de plata/teoría y ensayo

Director editorial: Edgardo Russo (1949-2015)

Edición y producción: Pablo Hernández y Julio Patricio Rovelli

© É ditions Gallimard, 1 994


Dits et écrits 11. 1976-1988, París, 2001, Col. Quarro: "Sexualité y politique", 1978;
"Sexualité y pouvoir", 1978; "Le mystérieux hermaphrodite", 1978; "La loi du la pudeur",
1979; "Un plaisir si simple", 1979; "Le vrai sexe", 1980; "De l'amitié comme mode de vie",
1981; "Sexualité y solitude", 1981; "Conversation avec Werner Schroeter" , 1981; "Entretien
avec M. Foucault", 1982; "Le �ombat de la chasteté", 1982; "Le triomphc social du plaisir
sexuel : une conversation avec Michel Foucault", 1982; "Des caresses d'hommes considérées
comme un arr", 1892; "Choix sexuel, acte sexuel", 1982; "Foucault : non aux compromis",
1982; "Michel Foucault, une interview : sexe, pouvoir et la politique de l'identité", 1984.
© Derechos cedidos por PAIDÓS, sello editorial de ESPASA LIBROS S. L.
© El cuenco de plata SRL, 20 1 6
Av. Rivadavia 1 55 9 , 3 º A ( 1 03 3 ) Buenos Aires, Argentina
" "

www. elcuencodeplata.com.ar

Avec le soutlen du

www.centrenatlonaldullvre.fr

Hecho el depósito que indica la ley 11.723.


Impreso en octubre de 2016.

Prohibida la reproducción parcial o total de este libro sin la autorización previa del editor.
DE LA AMISTAD COMO MODO DE VIDA

Título original: "De l'amitié comme mode de vie " (conver­


sación con René de Ceccaty, Jean Danet y Jean Le Bitoux ) ,
Le Gai Pied, nº 25, abril d e 1 9 8 1 , p p . 3 8 - 3 9 . Reeditada en
DE, vol. 2, texto núm. 293, pp. 982-9 8 6 .

-Usted es un lector cincuentón de la revista, que se publica


desde hace dos años. ¿ Cree que los discursos de esta, en su
conjunto, son una cosa positiva?

-Que la revista exista es algo positivo e importante. Lo


que puedo pedirle es que, al leerla, no tenga que plantearme la
cuestión de mi edad. Ahora bien, la lectura me fuerza a plan­
teármela, y no me puso muy contento la manera en que me
induj o a hacerlo. Sencillamente, no tenía lugar en ella.

-Tal vez sea el problema de la clase de edad de sus cola­


boradores y lectores: una mayoría entre veinticinco y treinta
y cinco años.

-Desde luego. Más escrita está por gente joven, más con­
cierne a gente joven. Pero el problema no es hacer lugar a una
clase de edad j unto a otra, sino saber qué se puede hacer con
respecto a la cuasi identificación de la hom osexualidad y el
amor entre jóvenes.

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SEXUA LIDAD Y POLITICA. ESCRITOS Y ENTRE VISTAS

Otra cosa de la que hay que desconfiar es la tendencia a


reducir la cuestión de la homosexualidad al problema del
" ¿ Quién soy ? ¿ Cuál es el secreto de mi deseo ? " . Quizá sería
mej or preguntarse: "A través de la homosexualidad ¿ qué re­
laciones pueden establecerse, inventarse, multiplicarse, modu­
larse ? " . El problema no es descubrir en uno mismo la verdad
de su sexo, sino más bien utilizar en lo sucesivo su sexuali­
dad para llegar a una multiplicidad de relaciones. Y sin duda
es esa la verdadera razón por la cual la homosexualidad no
es una forma de deseo sino algo deseable. En consecuencia,
tenemos que empeñarnos en llegar a ser homosexuales y no
en obstinarnos en reconocer que lo somos. En su desarrollo,
el problema de la homosexualidad tiende a encaminarse hacia
el problema de la amistad.

-¿Pensaba así a los veinte años o lo descubrió con el paso


del tiempo?

-Hasta donde puedo recordarlo, desear hombres era de­


sear relaciones con hombres. Eso siempre fue algo importante
para mí. No forzosamente bajo la forma de la parej a, sino
como una cuestión de existencia: ¿ cómo es posible para los
hombres estar j untos ? ¿ Vivir j untos, compartir su tiempo, sus
comidas, su habitación, sus esparcimientos, sus penas, su sa­
ber, sus confidencia s ? ¿ Qué es estar entre hombres " al des­
nudo " , al margen de relaciones institucionales, de familia, de
profesión, de camaradería obligada ? Es un deseo, una inquie­
tud, un deseo-inquietud que existe en mucha gente.

-¿Puede decirse que el vínculo con el deseo y el placer, y


con la relación que uno puede tener, dependen de la edad?

-Sí, de manera muy profunda. Entre un hombre y una


mujer más j oven la institución facilita la diferencia de edad;

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DE LA AMISTAD COMO MODO DE VIDA

la acepta y la hace funcionar. Dos hombres de edad muy di­


ferente ¿ qué código tendrán para comunicarse ? Están uno
fr ente a otro sin armas, sin palabras convenidas, sin nada
que les dé seguridades sobre el sentido del movimiento que
l o s atrae mutuamente. Tienen que inventar de la A a la Z una
relación aún sin forma, y que es la amistad : es decir la suma
de todas las cosas por medio de las cuales pueden compla­
cerse uno a otro.
Una de las concesiones que se hacen a los otros es presen­
tar la homosexualidad únicamente bajo la forma de un pla­
cer inmediato, de dos jóvenes que se conocen en la calle, se
seducen con una mirada, se tocan mutuamente el trasero y
van a echarse un polvo de un cuarto de hora. Hay en ello una
especie de imagen limpita de la homosexualidad, que pierde
toda virtualidad de inquietud por dos razones: responde a un
canon tranquilizador de la belleza y anula todo lo que puede
haber de inquietante en el afecto, la ternura, la amistad, la
fidelidad, la camaradería, el compañerismo, a los que una so­
ciedad un poco higienizada no puede dar lugar sin temer que
se formen alianzas, que se tramen líneas de fuerza imprevistas.
Creo que es eso lo que torna " perturbadora " la homosexuali­
dad: el modo de vida homosexual mucho más que el acto se­
xual mismo. Lo que inquieta a la gente no es imaginar un acto
sexual que no se aj usta a la ley o la naturaleza. Pero que unos
individuos empiecen a amarse, y ahí está el problema. Se toma
a la institución a contrapié; la atraviesan intensidades afecti­
vas que a la vez la sostienen y la perturban: vean el ejército, en
él se convoca sin cesar al amor entre hombres y se lo denuesta.
Los códigos institucionales no pueden convalidar esas relacio­
nes de intensidades múltiples, colores variables, movimientos
imperceptibles, formas cambiantes. Esas relaciones que pro­
vocan un cortocircuito e introducen el amor donde deberían
estar la ley, la norma o el hábito.

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SEX UA LIDAD Y POLITICA. ESCRITOS Y ENTRE VISTAS

-Usted decía hace un rato: "En vez de llorar por los place­
res marchitos, me interesa lo que podemos hacer de nosotros
mismos ". ¿Podría precisar?

-El ascetismo como renuncia al placer tiene mala reputa­


ción. Pero la ascesis es otra cosa: es el trabajo que uno hace
sobre sí mismo para transformarse o hacer aparecer un yo que
por fortuna nunca se alcanza. ¿ No sería ese nuestro problema
hoy en día ? Se ha dado de baj a el ascetismo. Nos toca avanzar
en una ascesis homosexual que nos haga trabajar sobre noso­
tros mismos e inventar, no digo descubrir, una manera de ser
aún improbable.

-¿ Quiere eso decir que un joven homosexual debería ser


muy prudente en relación con la imaginería homosexual y tra­
bajar en otra cosa?

-Me parece que debemos trabajar no tanto en liberar nues­


tros deseos como en hacernos infinitamente más receptivos a
los placeres. Hay que escapar y hacer escapar a dos fórmulas
prefabricadas, la del puro encuentro sexual y la de la fusión
amorosa de las identidades.

-¿Podemos ver los primeros signos de construcciones re­


lacionales en los Estados Unidos, al menos en las ciudades
donde el problema de la miseria sexual parece resuelto?

-Lo que me parece indudable es que en los Estados Unidos,


aun cuando todavía haya un fondo de miseria, el interés por
la amistad se ha tornado muy importante: no se entabla una
relación con el mero fin de llegar a la consumación sexual, cosa
muy fácil de lograr, sino que la gente se concentra en la amistad.
¿ Cómo llegar, a través de las prácticas sexuales, a un sistema
relacional ? ¿ Es posible crear un modo de vida homosexual ?

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DE LA AMISTAD COMO MODO DE VIDA

La noción de modo de vida me parece importante. ¿ No


h abría que plantear una diversificación que no sea la debida
a la s clases sociales, las diferencias de profesión, los niveles
culturales? ¿ Una diversificación que también sea una forma
de relación, y que sea el " modo de vida " ? Un modo de vida
puede compartirse entre individuos de edad, estatus, actividad
social diferentes. Puede dar lugar a relaciones intensas que no
se asemejen a ninguna de las que están institucionalizadas, y
me parece que un modo de vida puede dar lugar a una cultura
y a una ética. Ser gay es, creo, no identificarse con los rasgos
psicológicos y las máscaras visibles del homosexual, sino pro­
curar definir y desarrollar un modo de vida.

-¿No es una mitología decir: "Estamos tal vez ante los pri­
meros signos de una socialización entre personas que está por
encima de las clases, las edades, las naciones ••?

-Sí, es un gran mito decir: ya no habrá diferencia entre la


homosexualidad y la heterosexualidad. Creo además que esa
es una de las razones por las cuales la homosexualidad cons­
tituye hoy un problema. Ahora bien, la afirmación de que ser
homosexual es ser un hombre y amarse, esa búsqueda de un
modo de vida, va en contra de la ideología de los movimien­
tos de liberación sexual de los años sesenta . En ese sentido,
los " clones " bigotudos tienen una significación. Es una ma­
nera de responder: " No teman nada; cuanto más liberados
estemos, menos amaremos a las mujeres y menos nos fundi­
remos en una polisexualidad en la que ya no hay diferencia
entre unos y otros " . Y no es en absoluto la idea de una gran
fusión comunitaria.
La homosexualidad es una oportunidad histórica de re­
abrir virtualidades relacionales y afectivas, no tanto por
las cualidades intrínsecas del homosexual sino porque su
posición " oblicua " , por decirlo de algún modo, las líneas

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SEXUALIDAD Y POLfTICA. ESCRITOS Y ENTRE VISTAS

diagonales que puede trazar en el tej ido social, permiten poner


de relieve dichas virtualidades.

-Las mujeres podrán objetar: "¿ Qué ganan los hombres


con las relaciones entre sí en comparación con las relaciones
posibles entre un hombre y una mujer o entre dos mujeres? "

-En los Estados Unidos acaba de aparecer un libro sobre


las amistades entre mujeres . 1 1 Está muy bien documentado
sobre la base de testimonios de relaciones de afecto y pasión
entre mujeres. En el prefacio la autora dice que partió de la
idea de detectar relaciones homosexuales, y que se dio cuenta
no solo de que esas relaciones no estaban siempre presentes,
sino que no era interesante saber si eso podía llamarse homo­
sexualidad o no. Agrega que, al dej ar que la relación se des­
pliegue tal como aparece en las palabras y los gestos, surgen
otras cosas muy esenciales: amores, afectos densos, maravillo­
sos, soleados, o bien muy tristes, muy negros. El libro muestra
también hasta qué punto el cuerpo de la mujer ha tenido un
gran papel, y dej a ver los contactos entre los cuerpos feme­
ninos: una muj er peina a otra, la ayuda a maquillarse, a ves­
tirse. Las mujeres tenían derecho al cuerpo de otras mujeres:
tomarse por la cintura, besarse. El cuerpo del hombre estaba
prohibido para el hombre, de manera más drástica. Si es cierto
que se toleraba la vida entre mujeres, la vida entre hombres,
solo en determinados períodos y desde el siglo XIX, no solo se
toleró sino que fue rigurosamente obligatoria : sencillamente,
durante las guerras.
Igualmente en los campos de prisioneros. Hubo soldados,
j óvenes oficiales, que pasaron en ellos meses o años j untos.

Lillian Faderman, Surpassing the Love of Men: Romantic Friendship


and Love between Women from Renaissance to the Present, Nueva
York: William Morrow, 1 980.

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DE LA AMISTAD COMO MODO DE VIDA

Durante la guerra del catorce los hombres vivían completa­


mente j untos, unos sobre otros, y para ellos esto no era poca
cosa, toda vez que la muerte estaba presente y, en definitiva, la
devoción de uno a otro, el servicio prestado, se sancionaban
p or un j uego de la vida y la muerte. Al margen de algunas
palabras sobre la camaradería, la fraternidad del alma, de al­
gunos testimonios muy fragmentarios ¿ qué sabemos de esos
huracanes afectivos, de las tempestades del corazón que hubo
y pudo haber en esos momentos ? Y cabe preguntarse qué hizo
que, en esas guerras absurdas, grotescas, esas masacres infer­
nales, la gente haya aguantado pese a todo. Gracias a un tej ido
afectivo, sin duda . No quiero decir que seguían combatiendo
porque estaban enamorados unos de otros. Pero el honor, el
coraj e, la decisión de evitar la indignidad, el sacrificio, salir de
la trinchera con el compañero, delante del compañero, impli­
caba una trama afectiva muy intensa. No es para decir: " ¡ Ah,
ahí está la homosexualidad! " . Detesto ese tipo de razonamien­
to. Pero esa es a no dudar una de las condiciones, no la única,
que permitió una vida infernal en que los tipos, durante se­
manas, chapoteaban en el barro, los cadáveres, la mierda, se
morían de hambre y estaban borrachos la mañana del ataque.
Querría decir para terminar que una cosa reflexiva y vo­
luntaria como es una publicación debería hacer posible una
cultura homosexual, es decir instrumentos para relaciones
polimorfas, variadas, individualmente moduladas. Pero la
idea de un programa y de propuestas es peligrosa . Tan pronto
como se presenta, un programa se constituye en ley, es una
prohibición de inventar. Debería haber una inventiva propia
de una situación como la nuestra y de las ganas que los nor­
teamericanos llaman coming out, vale decir salir del clóset. El
programa debe estar vacío. Hay que ahondar para mostrar
que las cosas han sido históricamente contingentes, por tal
o cual razón inteligible pero no necesaria. Es preciso poner
de relieve lo inteligible contra un fondo de vacuidad y negar

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SEX UALIDAD Y POLÍTICA. ESCRITOS Y ENTREVISTAS

una necesidad, y pens ar que lo que existe dista de llenar todos


los espacios posibles. Transformar en un verdadero reto insos­
layable la pregunta: ¿ a qué podemos jugar, y cómo inventar
un juego ?

-Gracias, Michel Foucault.

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