Cardiopatías Congénitas
Cardiopatías Congénitas
Cardiopatías Congénitas
CLASIFICACIÓN
CONCEPTO
El defecto septal auricular es la comunicación anormal a través de un defecto congénito
del tabique interauricular que permite un cortocircuito entre la circulación sistémica y
pulmonar.
1. Tipo ostium primum, localizado en la parte baja del tabique, cerca de la cruz del
corazón, se considera un defecto del canal auriculoventricular incompleto que tiene su
origen en defectos de los cojinetes endocárdicos, y puede presentarse junto con un
defecto interventricular. Se asocia con defecto septal ventricular o acompañando a
hendidura de la válvula mitral y otras deformidades de las válvulas mitral y tricúspide
que provocan regurgitaciones. Este tipo de defecto lo podemos encontrar vinculado al
síndrome de Down.
b) Inferior: cuando se halla en relación con la vena cava inferior en la porción baja del
tabique.
4. Tipo seno coronario, que es muy poco frecuente y gene- ralmente se acompaña de
vena cava izquierda persistente. Existe una rara combinación de defecto del tabique
auricular congénito y estenosis mitral casi siempre de origen reumá- tica, denominado
síndrome de Lutembacher.
FRECUENCIA
Entre el 10-15 % de todas las cardiopatías congénitas corres- ponden a un defecto septal
auricular. En el adulto esta anomalía tiene una incidencia de 0,6 por 1 000 nacimientos
y representa el 30-40 % de todos los casos de cardiopatías congénitas en adultos, por lo
que ocupa el segundo lugar en prevalencia, con predominio en el sexo femenino.
FISIOPATOLOGÍA
Las cavidades derechas se dilatan por la sobrecarga de volumen, porque además del
flujo que reciben del retorno venoso por las venas cavas, se añade parte del flujo
sistémico que se desvía a través del defecto. La plétora sanguínea en los pulmones
condiciona la aparición de cuadros de infección respiratoria frecuentes en la evolución
de estos pacientes.
En el adulto, además de la edad, están presentes con frecuencia otros factores como la
hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica y las valvulopatías izquierdas adquiridas,
que elevan la presión telediastólica del ventrículo izquierdo. A su vez, aumenta el
cortocircuito de izquierda a derecha, con lo que se incrementa aún más el flujo y la
presión en la arteria pulmonar.
La hipertensión arterial pulmonar aparece de forma tardía, alrededor de la cuarta década
de la vida, excepto cuando el defecto es tipo ostium primum que aparece precozmente
en la infancia. Se debe al hiperflujo pulmonar que de manera lenta va lesionando el
endotelio vascular, lo cual estimula la liberación de sustancias que terminan activando
factores de crecimiento y causando hipertrofia, proliferación y migración de las células
musculares lisas. Se consideran factores genéticos que predisponen a los pacientes a
desarrollar hipertensión pulmonar.
CUADRO CLÍNICO
Los pacientes suelen llegar a la edad adulta con poca o ninguna sintomatología. A partir
de la cuarta década de vida se hacen más frecuentes los síntomas como la disnea de
esfuerzo, fatiga, palpitaciones, síntomas de infección respiratoria y de insuficiencia
cardiaca derecha. A partir de la sexta década prácticamente la totalidad de los pacientes
presentan síntomas significativos.
Los pacientes suelen tener un aspecto grácil y a veces tienen baja talla. En el borde
esternal izquierdo o en la región subxifoidea se puede palpar un impulso hiperdinámico
ventricular derecho y en el segundo espacio intercostal izquierdo es posible palpar el
tronco de la arteria pulmonar.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
COMPLICACIONES
Son comunes las arritmias supraventriculares entre ellas fibrilación y aleteo auricular,
aparece insuficiencia cardiaca de- recha y embolismos paradójicos, el crecimiento en la
infancia puede ser inadecuado y son comunes las infecciones respiratorias. La
enfermedad vascular pulmonar aparece tardíamente, cuyos síntomas y signos
constituyen el denominado síndrome de Eisenmenger.
PRONÓSTICO
Del 20-30 % de los defectos septales auriculares tipo ostium secundum cierran
espontáneamente durante los primeros años de vida. En pacientes mayores de 40 años
no intervenidos la supervivencia se reduce al 50 % y a los 60 años a solo un 10 %. La
mortalidad se asocia a complicaciones como arritmias, enfermedad vascular pulmonar e
insuficiencia cardiaca.
En cambio, los pacientes intervenidos en la infancia tienen una supervivencia a los 30
años similar a la de la población general. En comparación con el tratamiento médico, la
cirugía mejora la supervivencia y evita el deterioro funcional de los pacientes.
TRATAMIENTO
TRATAMIENTO MÉDICO
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
La cirugía es exitosa en la mayoría de los pacientes, compa- rable a los resultados del
intervencionismo en cuanto a éxito y mortalidad, aunque este último tiene menor
morbilidad.
Los pacientes intervenidos antes de los 25 años de edad que no presenten secuelas ni
lesiones residuales, en quienes no se haya evidenciado arritmias ni tengan repercusión
hemodinámica, no necesitan seguimiento regular.