Ev 13807
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2 y 3 de mayo de 2018
Martínez, A.; Bravo de Laguna, M. (2018). El poder de la mirada y la mirada del poder: tensiones en el
inter-juego de los lenguajes. Jornadas Internacionales Agonalidad y Ritualidad, 2 y 3 de mayo de 2018,
Freiburg, Alemania. Dos desafíos de los conceptos Sincronización y Resonancia. En Memoria
Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.13807/ev.13807.pdf
La vista llega antes que las palabras. El niño mira y ve antes de hablar.
Introducción
Como todos sabemos, para de Saussure la lingüística es parte de una disciplina mayor,
la semiología, ciencia que estudia los signos. Sin embargo, esta aseveración, que
produjo un acuerdo muy generalizado, no implicó un impacto relevante en el análisis
lingüístico en cuanto a la integración de los distintos lenguajes que se hacen presentes
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en la interacción comunicativa de los seres humanos.
En efecto, si bien hay un gran desarrollo de los estudios semióticos y, específicamente,
de los lenguajes no verbales (Knapp 1995; Campojó 1995; Müller y Speckman, 2000) el
estudio integral de la interacción comunicativa no ha sido habitual y necesita
posicionarse.
Como han señalado Kress, Cope y Kalanzis (2009), en nuestra modernidad reciente,
hemos privilegiado los significados lingüísticos y, en particular, los escritos o
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Este trabajo fue presentado en las Jornadas Internacionales: Agonalidad y Ritualidad: dos desafíos de los conceptos
Sincronización y Resonancia, llevadas a cabo los días 2 y 3 de mayo 2018, organizadas por el Seminario de Lenguas
Románicas de la Universidad Albert-Ludwigs de Freiburg, Alemania (Hermann Herlinghaus, Daniel Jacob, Rolf
Kailuweit y Stefan Pfänder) con la colaboración de la Fundación ULDERUP, HPSL, FRIAS y Andes.org
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Los estudios semióticos tienen también una enorme tradición en el abordaje del estudio de los sistemas no verbales,
como el gestual – pensemos en los estudios sobre el cuerpo, la risa, etc. – pero no se hizo un hábito en los estudios
acerca de la interacción y/o la conversación.
alfabetizados, por sobre los demás modos de representación de los mismos ya sean
significados plasmados en la oralidad, en la gestualidad, normativizados o no. A ello se
suma que, tradicionalmente, la enseñanza de la alfabetización se ha centrado en las
formas de la lengua escrita.
No existen las meras palabras. Solo hay palabras con algún tono de voz o
algo por el estilo…, toda la sintaxis y la gramática y todo eso está basado en
la idea de que existen “meras” palabras –y no las hay… Tenemos que
empezar de nuevo desde el principio y afirmar que el lenguaje es primero y
sobre todo un sistema de gestos. Después de todo los animales solo tienen
gestos y tonos de voz-, y las palabras se inventaron más tarde… Bastante
más tarde. Y después se inventaron los directores de escuela. (38-39)
2. Nuestra perspectiva
Sin entrar en el debate que propone Eccardt sobre la materialidad de los significantes
del habla, consideramos que no cabe duda de que nos comunicamos con todo el cuerpo
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“el gesto no ha jugado un papel importante en la semiótica, típicamente la investigación se ha limitado a los gestos
manuales y faciales que acompañan el discurso o el lenguaje verbal”, La traducción es nuestra.
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La interrelación general entre fonética fisiológica y fonética acústica pueden ser esbozadas de la siguiente manera:
el hablante aprende las señales de una lengua (los morfemas) formado por un número limitado de gestos articulatorios
distintos. Estos son las unidades fonológicas. En la circunstancia particular de los actos de habla individuales, el
intento de ciertos movimientos articulatorios produce ciertos movimientos vocales. Estos se pueden grabar y observar
por ejemplo en una película de rayos X. Los movimientos vocales a su vez dan forma y movilizan las cuerdas vocales
y el sonido que resulta puede ser grabado y analizado a través de un espectograma. Los movimientos y el sonido,
entonces, son consecuencias de los gestos articulatorios.” La traducción es nuestra.
y de que se hace necesaria la práctica entre los lingüistas de un análisis más integrador
si deseamos acercarnos, más apropiadamente, al acto comunicativo.
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Ya sabemos que la iconicidad es una estrategia cognitiva que facilita la comprensión en la comunicación. En lo que
corresponde a la mirada, es icónico el hecho de que se mire a receptor. Eso hace que podamos construir receptores
disímiles en distintas modalidades al mismo tiempo y a quienes decimos cosas distintas al mismo tiempo.
Dado que, como sabemos, la metodología debe ser consistente con los principios
teóricos de los que partimos, nuestra propuesta no es coincidente con lo propuesto por
Kerbrat Orecchioni en tanto consideramos que hay conductas significativas que están
organizadas como sistemas, en primer lugar, por lo tanto, no sólo hay que describir sino
también explicar. En efecto, el poder explicatorio del método empleado constituirá una
fortaleza para el análisis y una ventana más al cerebro. Por otro lado, tampoco estamos
de acuerdo con la necesidad de un eclecticismo metodológico. Creemos, por el
contrario, que, en tanto estrategias comunicativas, algunos principios metodológicos
generales podrían ser considerados tanto para los signos verbales como para las señales
no verbales.
En este sentido consideramos, por ejemplo, que una metodología adecuada puede
brindarnos el trabajo de la Escuela Lingüística de Columbia cuyo fundador, William
Diver, instaló a partir de su consideración del lenguaje como instancia de la conducta
humana. Desde la misma perspectiva y la consideración de los mismos constructos
teóricos (Diver 2012[1995], podríamos abordar otras instancias de la conducta humana.
En primer lugar, mantendremos para la gestualidad, como para el lenguaje verbal, la
diferencia entre significado y mensaje comunicado -e inferido- a partir de los
significados.
Por otra parte, consideramos que las unidades (señales) están organizadas en sistemas
en los que una sustancia semántica se halla completamente dividida en partes y cada
parte asignada a una señal. Al igual que con los signos verbales, la organización interna
de los sistemas no verbales entraña relaciones de “valor” (Diver 1995: 112).
Partimos, además, de la idea de que las sustancias semánticas que subyacen a los
sistemas no verbales no son universales, pero se repiten de cultura en cultura, en
considerable medida (Eckard 2006). El carácter recurrente de las sustancias semánticas
se relaciona de manera muy natural con los intereses dominantes de los seres humanos.
Sin embargo, en general, la manera de dividir esa sustancia semántica difiere. En efecto,
las sustancias semánticas varían constantemente en detalle, de lenguaje en lenguaje y de
variedad lingüística en variedad lingüística, tal como hemos demostrado en múltiples
trabajos (Martínez 2000, 2012, 2015, 2017; Bravo de Laguna 2018, 2019; Speranza
2014; Risco 2018; Álvarez Garriga, i.p.)
Como hemos señalado, partimos de la idea de que, en lo que se refiere a las señales no
verbales, la teoría se alimenta de los resultados exitosos de análisis individuales en los
que se tendrán en cuenta las diferencias con los signos y señales de naturaleza verbal.
El problema de investigación estará dado por ciertas observaciones físicas, en este caso
no acústicas sino visuales, de movimientos producidos cuando una persona se
comunica. En efecto, la naturaleza física de los fenómenos observados es diferente: en
el lenguaje verbal se trata de la producción de ondas sonoras a partir de movimientos
del cuerpo mientras que en el lenguaje gestual se trata de movimientos del cuerpo
propiamente dichos. Las señales no verbales involucran conductas en el espacio:
posturas y movimientos —gestos, miradas, parpadeos, etc—. Y así como los signos y
señales lingüísticos que acompañan las señales no-verbales son morfemas, orden de
palabras o ausencia de significante con aporte semántico, (la llamada categoría cero), en
lo que compete a las señales no verbales, el “no movimiento” puede, también
constituirse en aporte de significado.
Nuestros datos nos muestran que, mediante el gestual, el hablante refuerza lo presente
en la oralidad o bien repone información que está ausente en la oralidad.
Foto 1: Gestos con las manos, aparecen juntas, como encerrando algo que está al medio.
Y al decir y luego reiterar “al medio”, el consultante hace el gesto con las dos manos
enfrentadas, como indicando el espacio central, es decir va juntando paulatinamente las
manos, de afuera hacia adentro, para expresar la idea de en el medio. O sea, el hablante
usa la construcción al medio y acompaña con un gesto de las manos que repone la
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locatividad tridimensional que se infiere de la construción verbal en el medio.
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La preposición a, en español, en contextos locativos expresa dirección sin especificar dimensión, por ejemplo: Lo
tiré a la basura, mientras que la preposición en aporta el significado de tridimensión, como se infiere del ejemplo: Lo
tiré en la basura. En las emisiones al medio y en el medio, la diferencia de perspectiva en el mensaje es la misma
(iii) La información que aporta el gesto repone una ausencia relacional
(relaciones interpersonales o representaciones de otros que no se visibilizan
en el modo verbal).
El análisis que llevamos a cabo en este artículo apunta a este último tipo de reposición.
Inspirados, como hemos señalado en la introducción, en los principios de la Escuela
Lingüística de Columbia (Diver 2012 [1995]), presentamos un estudio de caso sobre el
valor de la mirada integrada al diálogo, en hablantes de la comunidad andina en la
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Argentina.
4.- El corpus
(Martínez 2015). En el caso que estamos estudiando, el hablante selecciona la construcción al medio pero el gesto
repone la perspectiva tridimensional que aportaría la selección: en el medio.
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El material con el que trabajamos para nuestra investigación está videofilmado. Aspectos que tienen que ver con las
autorizaciones de nuestros consultantes que consideramos necesarias para la circulación del material, hacen que nos
veamos en la imposibilidad de poner los fragmentos de los videos. El material es del año 2000. En ese momento
íbamos a utilizar para el trabajo solamente la transcripción del corpus, por lo que no solicitamos los permisos
correspondientes a nuestros consultantes.
de dicho encuentro era hallar soluciones a la problemática de D. J., una compatriota
vecina en situación de indigencia, necesitada de asistencia económica, sanitaria y
social.
La reunión tuvo lugar en el domicilio particular del presidente de la institución que
estaba presente pero no participó de manera activa en la reunión.
Las imágenes que adjuntamos muestran a los participantes que interaccionan. Las
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autoridades del Centro (imagen 1) y la persona que trae la problemática (imagen 2) .
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Para no faltar al compromiso de confidencialidad que tácitamente acompaña la tarea del investigador no
sumamos los videos y las imágenes que sirven de ejemplificación de las descripciones aparecen con los
rostros de los participantes pixelados.
Imagen Nº 1: Representantes del centro que dirigían la reunión el día de la filmación: S., al medio y L. a la derecha
de S. y A. a su izquierda. El presidente del Centro era un participante más que no compartía esa mesa central. El
resto de los participantes y J., que fue quien llevó la problemática a tratar estaba ubicado frente a los representantes
del Centro.
Imagen Nº 2: J. relatando, ante los representantes del Centro, la situación de D.J. a todos los participantes de la
reunión. A su izquierda se encontraba la entrevistadora G. que fue quien lo acompañó a realizar el registro
videofilmado ofrecido como testimonio en la reunión. Durante gran parte del relato que dirige a todos los presentes,
J. mira a G.
Imagen Nº 3: L. una de las autoridades del centro, preside la reunión ubicado a la derecha de S. que es quien se
encuentra en el centro de la escena. La imagen muestra un momento de la interacción en el que L. informa a todos
respecto de la situación de D.J. pero mantien la mirada en S. de quien espera consentimiento.
¿Qué es lo que vemos en la secuencia del video que analizamos y que se corresponde
con las imágenes presentadas?
Analizamos, en primer lugar, el fragmento que se corresponde con la imagen Nº1:
S. – la mujer en la imagen que está en la posición central - dialoga con J. – ubicado
frente a ella, del otro lado de la mesa-escritorio, que es quien trajo la problemática -
pero, durante el diálogo S. suma la presencia del abogado y lo posiciona como otra
izquierda, al presentarlo, lo señala (la mirada sigue puesta en J.) y en el segundo paso lo
posiciona con la mirada – le dirige la mirada al abogado-. Hay respuesta gestual por
parte del abogado que con la mirada y los otros gestos (asiente con la cabeza, con un
movimiento vertical de arriba hacia abajo y realiza además un gesto con su boca) acepta
a la izquierda de J. como testigos (la entrevistadora además como dijimos fue la
L. dialoga con J. pero, durante el diálogo, L. mira a S. (su superior “ad hoc”), pidiendo
confirmación de sus dichos que tienen que ver con un conocimiento previo (Solicitud
de autoridad deóntica).
Nuestro análisis nos ha permitido observar que, en estos casos, la mirada se constituye
en una interacción simultánea a la interacción verbal y crea un nuevo interlocutor. O
sea, se desarrolla un diálogo verbal pero al mismo tiempo, se manifiestan diálogos no
verbales con otros interlocutores. En las situaciones que hemos estudiado, y a partir del
análisis del gestual en contexto, del apoyo que nos brinda el conocimiento del rol que
ocupa cada participante y del contenido del lenguaje verbal, hemos podido reconocer
que en los tres casos el diálogo a través de la mirada remitió a un acto comunicativo que
podemos considerar “solicitud”, que, en lo que concierne al análisis de nuestros datos,
hemos identificado como:
a) Solicitud de acuerdo
b) Solicitud de consentimiento
c) Solicitud de autorización
Las hipótesis que presentamos se apoyan en la observación y el análisis de algunas
características del contexto general que se muestran consistentes con la argumentación
presentada.
Dos de ellas nos han resultado muy relevantes:
1) Las jerarquías sociales entre quienes dialogan, por eso hablamos de la mirada
del poder: la jerarquía de los participantes es un factor contextual consistente
con la posibilidad de que alguien solicite el “auxilio” de alguien que considera
que va a brindarle apoyo. Vemos, a continuación, cómo este factor es coherente
con el valor de la mirada:
- S., mediante la mirada, apela al abogado como experto y le asigna autoridad.
- J., al mirar a la entrevistadora, apela a su experticia instaurando el carácter
de testigo válido de lo narrado.
- L. mira a S, que es su superior institucional, en busca de autorización.
2) El procedimiento del turno siguiente, por eso hablamos del poder de la mirada :
el procedimiento del “turno siguiente”, es decir, la reacción del interlocutor
como respuesta a la mirada, apoya nuestra hipótesis:
- L. dialoga con J. pero, durante el diálogo, L. mira a S.
Conclusiones
Hemos tratado de mostrar, en este trabajo, que en la interacción se presentan intertextos
de distintos lenguajes: un diálogo verbal pero al mismo tiempo, diálogos no verbales.
Como vemos, la interacción es un proceso complejo con diferentes niveles, planos o
módulos. Desde esta perspectiva, nos hemos focalizado en el inter-juego de la mirada y
el lenguaje verbal en un grupo social determinado.
Pudimos observar en nuestro corpus que los distintos modos de comunicar se combinan,
pueden reforzarse o, por el contrario, producir tensión como en los casos que hemos
presentado. De esa tensión surgen nuevos mensajes que aportan información no dada en
el intercambio verbal.
Seguramente el paradigma de la (de)focalización, que hemos propuesto, no se satura
con la mirada. En efecto, se puede focalizar con el dedo índice, por ejemplo. Es decir, la
mirada y el apuntar con el dedo índice son signos del sistema de focalización. Otros
signos, al menos en nuestra cultura, también forman parte del mismo sistema: levantar
el mentón, por ejemplo, para señalar algo.
Hemos estudiado interacciones en la comunidad boliviana. Es muy probable que las
diferencias culturales permitan categorizar de manera diferente las mismas sustancias
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semánticas y que el “juego intra-paradigmático” funcione también en los modos no
verbales y constituya un componente muy relevante en la configuración multimodal de
variedades de una lengua. En el fragmento del corpus que hemos trabajado en este
artículo, la observación del contraste entre las interacciones entre bolivianos y la
intervención del asistente social puede ser un primer paso que en el futuro nos invite a
investigar esta nueva hipótesis.
Bibliografía
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de La Plata. Cuadernos de la Alfal Nº 11 (2): 127-146.
9
El concepto de “juego intra-paradigmático” está expuesto en Martínez, A. 2012.
Campojó E. (1995). “La comunicación no verbal: riqueza y versatilidad”, en: Liberabit vol 1.
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Martínez, Angelita (2015). Las escuelas del Mercosur : la trama de las gramáticas y el concepto
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