Historias de Tapias y Tapiadores María Teresa Arcila Estrada 2018
Historias de Tapias y Tapiadores María Teresa Arcila Estrada 2018
Historias de Tapias y Tapiadores María Teresa Arcila Estrada 2018
Temática de investigación
Historias y memorias de la manifestación cultural silletera
Proyecto
Repositorio digital de memoria oral: Raíces, Cultura Silletera - Fase 2
Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín
Unidad de Memoria y Patrimonio Cultural
Universidad de Antioquia
Medellín, Colombia
2018
Historias de tapias y tapiadores
Por: María Teresa Arcila Estrada.
Antropóloga, investigadora
Instituto de Estudios Regionales
Universidad de Antioquia
Historias de tapias y tapiadores
Introducción
de tapia cuya antigüedad se remonta al siglo XVII2, que obedecen a la presencia -escasa por
siglo XX marcó el fin de un oficio que estuvo vigente por lo menos durante tres siglos. La
apertura de carreteras veredales inexistentes hasta entonces, posibilitó que un mayor número
de habitantes de las zonas rurales pudieran acceder a materiales como el adobe y el cemento3,
reemplazantes de la tierra pisada. Por su parte, las tejas de barro cocido para las cubiertas o
techos de esas mismas construcciones, elaboradas en los tejares de Guayabal -situados en las
goteras de Medellín-, se habían utilizado durante el siglo XX. Antes de estos, los tejares
artesanales más comerciales eran los pequeños talleres de Altavista, de principios del siglo
XIX4. Las tejas eran transportadas desde la ciudad a lomo de mula, luego a la espalda desde
1
La cuenca de la quebrada Piedras Blancas hace parte del altiplano de Santa Elena, el cual conforma un corredor
de aproximadamente 30 km de largo por 8 km de ancho.
2
Castro, 1999, p.143, citado por Henao y Urrea, 2006, 26, 90; Obregón, et. Al, 2003, citado por Henao y Urrea,
2006, p.97.
3
De acuerdo con la versión oral del señor Lázaro Vanegas Vanegas, a Santa Elena llegó el cemento a fines de
la década del 40, aproximadamente en 1948.
4 Gonzáles Escobar, L. F. Artesanos y maestros en la arquitectura de Medellín y Antioquia, 1775-1932.
3
En Santa Elena, la técnica de la tapia o tierra pisada se empleó para levantar distintas clases
de edificaciones: fondas, templos, escuelas y viviendas, muchas de las cuales todavía están
en uso, mientras que de otras solo quedan vestigios. De esas, las más numerosas fueron las
sus protagonistas: los tapiadores o maestros albañiles. Si bien ya no es posible escuchar sus
voces, pues todos están muertos, la idea es destacar sus nombres al reconstruir la historia de
este oficio, mediante los aportes de sus descendientes, con el propósito de reivindicar el valor
Para este relato se realizaron entre agosto y noviembre de 2018, nueve entrevistas con hijos,
parientes y amigos de los principales tapiadores de Santa Elena. Fueron ellos: Miguel Ángel
Atehortúa Zapata, Lázaro Vanegas Vanegas, Pablo Emilio Atehortúa Ramírez, Julio César
Ramírez Londoño, Fidelino de Jesús Londoño Guzmán, Tulio Benjamín Alzate Atehortúa,
Reinaldo Atehortúa Atehortúa, Antelmo Patiño Londoño y Álvaro Antonio Patiño Alzate.
6
Una línea de tiempo elaborada por Henao y Urrea (2006, p.27-28) para la cuenca alta de la quebrada Piedras
Blancas, donde situaron su investigación, muestra que hubo por lo menos tres periodos de aumento en la
construcción de viviendas:
- Década de 1770 debido al aumento de la población de mazamorreros y la subdivisión de tierras y parcelas.
- En 1850 y los años siguientes por el nuevo auge de la minería de veta en el altiplano de Santa Elena.
- A partir de 1928 con el inicio de la construcción de la carretera a Oriente, dado que producto de ello Santa
Elena se convirtió en lugar de actividades de recreo y actividades rurales campesinas.
Historias de tapias y tapiadores
Por haber sido sus ayudantes de construcción, son una fuente testimonial de gran valor. A
ellos les reiteramos una profunda gratitud por habernos confiado sus memorias.
de este proyecto. Solo cuando fue necesario se introdujeron corchetes con breves anotaciones
Este relato articula diversas voces y formas de narrar. Se pueden leer, por un lado, numerosas
voces de quienes asocian y traen al presente sus recuerdos que, adormecidos por la bruma
del tiempo, se desperezan y van emergiendo ante las preguntas y la curiosidad de los
interlocutores. Por otro lado, también se puede leer a la relatora, quien luego de barajar las
idea general del oficio y con ese material armó una versión –quizás incompleta y
fragmentaria- de esta historia. Las otras voces que se suman son los escritos de autores que
Lo más probable es que la historia referida a las técnicas y procesos de fabricación de la tapia
Antioquia y Colombia. Sin embargo, debido a los alcances de este proyecto, no fue posible
5
Toda la información generada en esta investigación puede ser consultada en el micro sitio
web http://raíces.patrimoniomedellin.gov.co.
Historias de tapias y tapiadores
Tapiadores
Dos generaciones atrás, los maestros tapiadores más conocidos en Santa Elena eran Benjamín
Alzate y su hijo Rubén Antonio Alzate Londoño, Crispiniano Ramírez Ruiz, Arturo Patiño,
Pedro Londoño, los hermanos Lucio y Felipe Vanegas, todos fallecidos, habitantes de
veredas como Mazo, Barro Blanco, El Placer, La Palma y El Tambo. Ellos, con el producto
de su trabajo construyeron sus viviendas y en algunos casos, las de sus hijos y otros
familiares.
7
“La tapia pisada una técnica ancestral”. Recuperado en:
https://reconstruyendotradicionecologica.wordpress.com/la-tapia-pisada-una-tecnica-ancestral/, 20 de
septiembre de 2018.
7
Benjamín Alzate (c.a. 1887 – 1965). Nació y vivió siempre en la vereda Mazo, y si bien
y ladrillo en la zona urbana de Medellín. Don Benjamín se casó con Ana Tulia Londoño, con
quien tuvo ocho hijos: Rubén Antonio (el mayor), Jorge Luis, Marco Tulio y Marco Aurelio;
las mujeres fueron María Elena, Tila, Celina y Tránsito. Dirigió la construcción del colegio
Salesiano El Sufragio, en el barrio Boston, la obra donde moriría electrocutado un hijo suyo
y un primo de éste. Años más tarde, con la ayuda de su hijo Jorge construyó el colegio de las
Benjamín murió en 1965 a los 78 años. Su esposa moriría cuatro o cinco años después.
Rubén Antonio Alzate Londoño (1918-2000). Hijo mayor de Benjamín Alzate y Ana Tulia
Londoño, fue un maestro tapiador bastante conocido en Santa Elena por la calidad de su
trabajo. Vivió buena parte de su vida en Mazo hasta que construyó su vivienda en la vereda
tapia de la primera escuela del sector, conocida como La Trina, y de muchas otras viviendas
de Santa Elena. Hizo parte del grupo fundador de la Acción comunal de la vereda Barro
Blanco, junto a Crispiniano Ramírez, Pedro Luis Londoño, Juan Andrés Patiño, Miguel
8
Durante el ejercicio de memoria de 2017 (Raíces, cultura silletera Fase 1) contaba el señor Alfonso Ríos (+)
que la suya fue la primera casa en adobe, construida al Norte de la carretera de El Placer. Para hacerla buscó a
un oficial amigo suyo que consideraba tremendo de bueno, era de Mazo y se llamaba Jorge Alzate. “Era tan
buen oficial y tan práctico, que él y el papá, que también era oficial, le reconstruyeron la Iglesia de Boston a los
padres de esta parroquia. La iglesia era de tapia, pero no obstante esto, Jorge Alzate y el papá se comprometieron
con los padres a no dañar el techo, sino que ellos eran capaces de levantar esas tapias por columnas en adobe y
así lo hicieron. Era tremendo para pegar adobe. Yo lo conocía mucho y era muy amigo mío. En ese entonces,
estaban haciendo el colegio de María Auxiliadora en la calle Echeverri. Jorge trabajaba allá y casi todos los
oficiales eran de la vereda Mazo. Yo la iba bien con Jorge y le dije un día que si me pegaba unos adobitos que
tenía allá arriba. Él me dijo: “yo con tapia no trabajo, busque a Rubén, mi hermano”. Y le dije: “No, yo tengo
es adobes allá y Rubén no los sabe pegar, antes Rubén me dijo que lo buscara a usted”. Y me dijo: “Yo le pego
los adobitos Alfonso, compre cemento que tal día voy”.” Historia de Vida de don Alfonso Ríos Ramírez,
proyecto Raíces, cultura silletera. Fase 1, 2017.
Historias de tapias y tapiadores
de la capilla del parque principal de Santa Elena. Tulio Benjamín, su hijo mayor, se
desempeñó durante varios años como su ayudante. Rubén Antonio murió en el año 2000
cuanto tenía 82 años, a causa de diversos problemas respiratorios generados por su adicción
Crispiniano Ramírez Ruiz (1908-1988). Nació en la vereda San Miguel abajo, municipio de
quebrada que separa esa vereda de Barro Blanco. María Jesús Ruiz se llamaba su mamá y
Jorge Ramírez, su papá; además de ellos su familia paterna estuvo compuesta por cuatro
hermanos, dos hombres y dos mujeres. De joven cocinó sal9 al jornal en el salado El
Concurso, en la vereda San Miguel; también trabajó en minas de oro y fue arriero en el
transformación de ese camino en carretera. Se casó con Ana de Jesús Londoño Zapata, una
de las hijas mayores de Manuel Antonio Londoño (papá Manuel) y de su esposa, Teresa
San Miguel, de donde pasaron a vivir en la casa paterna de ella, situada en el paraje Santa
Rita. Allí nacieron sus primeros cinco hijos. Construyeron luego su propia vivienda en un
lote que les dio el abuelo Manuel en la vereda Barro Blanco, donde nacieron sus otros cinco
9
De los ojos de aguasal o salados, afloramientos de agua ricos en minerales, se extraía por evaporación la sal
para consumo humano y animal.
9
hijos. En esta construcción desplegó Crispiniano sus conocimientos sobre la tapia, al lado de
su cuñado y con la ayuda de su hijo mayor, Julio, quien apenas tenía 15 años y también de
Jairo, otro de sus hijos. En 1988, después de un breve periodo de enfermedad, murió don
Crispiniano Ramírez, a los 80 años. Sus hijos Jairo y Yolián (+) le dieron continuidad al
Arturo Patiño (c.a. 1918-1981). Nació en el paraje El Rosario de la vereda Barro Blanco, el
lugar de su infancia y juventud, y donde llegó a ser propietario de una parcela. Se unió en
matrimonio a Leopoldina Londoño, con quien se fue a vivir durante varios años en una casa
de bahareque situada en El Rosario, allí tuvieron sus primeros tres hijos. Se trasladaron luego
a la vereda El Placer, donde Arturo construyó su vivienda en tapia, la primera que realizó
como oficial, pues hasta ese momento se había desempeñado como ayudante. Leopoldina y
Arturo tuvieron doce hijos, seis de los cuales aún viven. De ellos, Antelmo, el cuarto, fue el
primero en nacer en la casa de El Placer y fue también quien ayudara a don Arturo en sus
trabajos hasta que éste muriera a los 63 años. Además de la casa de El Placer construyó otra
en Piedra Gorda, propiedad del tío Gerardo Londoño y otra más, conocida en la zona como
“La Montaña Mágica”. Durante muchos años trabajó la construcción al lado de don Pedro
Londoño. Además de maestro tapiador, don Arturo fue agricultor, cultivador de flores y uno
Pedro Londoño. Vivió en Barro Blanco y, al parecer, murió antes que los demás ya
referenciados. Poco sabemos de su vida, entre esos pocos datos se conoce que construyó la
casona de tapia de don Pedro Luis Londoño Zapata, que aún se conserva en Barro Blanco.
Fue también maestro tapiador de la vivienda familiar de Pablo Emilio Atehortúa Ramírez
(Tocayo negro), en la vereda San Miguel, y quien guarda muy buenos recuerdos de él por su
Historias de tapias y tapiadores
gran experiencia en construcción, además del amor que don Pedro prodigaba hacia los demás,
ya que ayudaba con oraciones al buen morir de las personas. Ninguno de sus tres hijos,
Ramón, Misael y Miguel heredó su oficio, no han residido en Santa Elena y tampoco han
sido floricultores.
Existieron también otras personas que conocían el trabajo de la tapia sin que fueran
Juan Andrés Patiño Ruiz. Campesino cultivador de cabuya, fríjol, papa, maíz, habas y flores.
Murió en 1964 cuando buena parte de sus nueve hijos todavía estaban pequeños. Hizo parte
del grupo de líderes fundadores de la Acción Comunal de Santa Elena; además, donó el
terreno para hacer la actual escuela de Barro Blanco. Como tapiador construyó varias casas
en la vereda El Rosario, entre ellas las de don Ángel, Jaime y Antonio Zapata, familiares
suyos. Según narra Álvaro Antonio, hijo de don Juan Andrés, don Crispiniano Ramírez les
decía que su papá era uno de los mejores tapiadores de Barro Blanco (“Si, lo de mi papá era
la tapia, mi papá era muy bueno para tapiar. Yo me acuerdo que sobre todo alineaba muy
bien el muro, el muro le quedaba muy derecho”. (Álvaro Antonio Patiño Alzate,
Otros nombres que se mencionaron en las conversaciones que sostuvimos durante este
estudio, asociados a este oficio son los de: Manuel Londoño Zapata, en la vereda San Miguel;
Erasmo Rojas y Gabriel Vanegas Vanegas, en la vereda El Tambo; Evaristo Zapata y Gerardo
11
otros más, cuyas historias no alcanzamos a registrar aquí. Sin embargo, en Santa Elena los
maestros tapiadores eran pocos, por tanto, ellos mismos como personas y sus conocimientos
II
No solo el uso de técnicas manuales e instrumentos rudimentarios les otorgan a los oficios
práctica era la mejor escuela, pues no existían instituciones donde se les enseñara a hacerlo.
El aprendizaje del oficio estaba siempre asociado con la familia, ya que el maestro escogía
como ayudante a uno de sus hijos o a algún pariente cercano, como una forma de legarles
una ocupación útil. Con el tiempo y la observación, el ayudante adquiría los conocimientos
Mi papá trabajaba mucho al jornal, era un maestro para hacer estas casas de tapia. En
uno], porque para las casas de tapia son dos. Yo era el que araba la tierra. Me daban
como diez centavos al día. Eso era pique tierra y alce, eche aquí, alce, pique, galón al
hombro, suba la escalera. Yo trabajé mucho con mi papá. Él era un genio para esto,
así como un tío que vivía aquí cerquita. Trabajé la construcción con él hasta antes de
casarme. Yo me casé en el 50 y esta casita la hice yo como en el 55. Hace rato. (Julio
13
Sin embargo, todavía es poco lo que se conoce acerca de la formación en el oficio de los
tapiadores de tres, cuatro y más generaciones atrás. Probablemente, su aprendizaje pudo estar
ligado con las cuadrillas de trabajadores y oficiales de las construcciones -varias iglesias, los
en el último tercio del siglo XVIII. Esas obras fueron lideradas por alarifes10 y maestros que
residían en Santa Fe de Bogotá y en la ciudad de Antioquia, como Juan María Holguín, Juan
José Gómez, Francisco Rodríguez, José Torres, Joaquín Gómez, naturales de Medellín; y
también por maestros carpinteros como José Ortiz, Mariano Baena, Silvestre Córdoba,
Entre los intereses del visitador real Juan Antonio Mon y Velarde, reflejados en sus
Ordenanzas para el Gobierno de Antioquia durante la década del ochenta del siglo XVIII
nombramiento del más acreditado como maestro mayor, sino que se buscaba que un maestro
formara en el oficio a los aprendices; esto, aparte de lo referido a la crianza y el santo temor
a Dios. El control del gremio por parte del maestro mayor estaba orientado a velar por el
cumplimiento de los horarios y contratos de trabajo, la calidad de los materiales, entre otros
de los maestros a los aprendices, como se planteaba en las Ordenanzas, hasta establecerse
una importante tradición gremial importante que se mantuvo a lo largo del siglo XIX”13.
10
Nombre que se daba antiguamente al albañil y a otros artesanos.
11
González Escobar, Artesanos y maestros en… 2008, p.43-45.
12 González Escobar, op. cit. 2008, p.48.
13 González Escobar, op. cit. 2008, p.50.
Historias de tapias y tapiadores
Esto abrió campo para que se configurara en Medellín un núcleo básico de alarifes y
albañiles. Según González, con el transcurrir del siglo XIX se produjo un cambio social
importante, que condujo del alarife individual a la conformación de grupos familiares que
trabajaban en talleres, donde la enseñanza práctica predominó sobre lo teórico e hizo posible
En Santa Elena, para la época en la que transcurre este relato, existía una división del trabajo
asociada al oficio de tapiar. El maestro tapiador se hacía una idea de la obra y dibujaba en
cualquier trozo de papel un “plano” con las dimensiones de lo que pretendía construir. Era
él, por lo general, quien montaba el tapial o formaleta y quien pisaba la tierra, con el apoyo
de dos ayudantes; mientras uno de ellos desprendía, picaba y sacaba la tierra de un talud
zurroniar o tarriar, dependiendo del recipiente en el cual se transportara la tierra: una bolsa
de cuero o zurrón o un galón metálico (tarro). A pedido del maestro, ellos también le
Los ayudantes: sacar tierra, echar tierra. Le decían a uno traiga madera, lleve madera.
¡Tierra, tierra! Desde las 7 de la mañana hasta las 5 o 6 de la tarde voliando15 tierra.
Uno acababa con el hombro maltratado, y dele para el hueco; mientras que armaban
el tapial uno picaba la tierra allá, picaba la tierra en el hueco. (Julio César Ramírez
15
Los sistemas de pago eran por contrato y al jornal, más común el segundo, ya que los
campesinos no disponían de un monto grande de dinero para pagar la obra completa; los
oficiales y ayudantes recibían un pago semanal que correspondía únicamente a los días
trabajados y por una suma previamente acordada. “[Yo] Le pagaba al cuñado, mi papá no me
cobraba, pero el cuñado sí, 30 centavos, 25 centavos, y era un sueldazo16” (Julio César
Para estos campesinos las construcciones de tapia resultaban costosas; por eso, en muchos
casos para ahorrar gastos y/o reducir el tiempo de la construcción, algunos miembros de la
[Crispiniano Ramírez, su papá] iba con los mismos ayudantes y los de la casa que también
colaboraban en el trabajo que iban hacer, entonces en ese sistema se iban rotando” (María
Otras veces, se utilizaba el sistema de mano cambiada, una forma solidaria de intercambio
Según don Miguel Ángel Atehortúa, cuando su familia paterna se fue a vivir a la casa de la
vereda La Palma, ésta ya estaba completamente construida, pero con el tiempo le hicieron
algunas ampliaciones, también en tapia, en las cuales él mismo trabajó. Por colaboración o
mano cambiada también participó en la construcción de la casa de Pedro Luis Londoño junto
16
Pago, honorarios o sueldo muy considerable y jugoso.
Historias de tapias y tapiadores
la casa de Pedro Atehortúa, donde le tocaba echar pisón, “lo mismo que Pedro, quien hizo la
casa antes de casarse. Pero el primer tipo que hizo la casa para casarse fue Pedro Luis
Las afectaciones o enfermedades asociadas a este oficio artesanal tenían que ver con el
agotador ejercicio de levantar y cargar pesos durante largas jornadas. Se mencionaron las
hernias y dolores musculares u óseos, producto de esfuerzos mal hechos, que derivaban con
un oficio de alto riesgo, porque a lo sumo, la caída de una formaleta era el mayor peligro al
que estaban expuestos los tapiadores, tal y como recuerda uno de los nietos del maestro
…el armazón del tapial donde iba a ir la tapia, había veces que se volteaba para un lado,
entonces ahí si era peligroso, entonces tenían que cuñarla muy bien de los lados para que
Eso era pesado, es que eso eran tablas anchas para poder resistir el golpe de los pisones.
17
III
En Santa Elena, los ranchos de paja y bahareque antecedieron a las casas de tapia.
Por aquí no había casas, eran ranchos de bahareque, sarros17 clavados en la tierra.
Primero eso era empacado y techado con hojas o con eso que llaman paja de basto.
Si, así me tocó vivir a mí o así empecé yo. Vivimos varias veces y por varios años en
de 2017)
Es que por aquí la mayoría de las casas eran de paja, ¡eh, avemaría! y de bahareque.
Desde tiempos antiguos, los mineros y campesinos habitaban en ranchos de bahareque y paja,
fáciles de levantar y poco costosos, pero deleznables, de poca durabilidad y muy expuestos
a incendios por el tipo de materiales. Los maestros tapiadores, hijos de campesinos pobres,
de mineros o jornaleros sin tierra, quienes a base de mucho esfuerzo y privaciones adquirían
lotes de tierra para cultivar y criar su extensa prole, vivieron su infancia en esos ranchos.
Podría decirse que aprendieron a trabajar la tapia para construir sus viviendas, pero esto solo
era posible luego de muchos años y con la colaboración de un grupo de parientes y amigos.
17
Tipo de helecho terrestre (Cyathea microdonta) cuyo tallo puede medir hasta 6m de altura, generalmente de
hojas múltiples, fronda de 1,5-2,5m de longitud, pecíolo espinoso, de color pardo a granate, escamas
lanceoladas. Uso ornamental.
Historias de tapias y tapiadores
bahareque por la tapia entre los campesinos de Santa Elena. Pero este proceso no consistió
Es importante diferenciar ambas técnicas constructivas y los materiales empleados por cada
construcciones.
…también me tocaron las [casas] de bahareque. Esas eran palos clavados, clavaban
los palos y, por ejemplo, a esta distancia le ponían varitas y lo iban llenando con barro,
pisaban barro y le iban poniendo barro. (…) Si me tocó ver casas de bahareque, pero
esas, no me tocó a mí trabajarlas. [Eran menos costosas] pero eran más débiles porque
se pudría la madera, entonces ahí mismo se iba cayendo. Primero se usaban esas casas
de bahareque y ya después la tapia. [El techo era] pues así normal, teja. O también le
ponían paja. [La paja] esa nacía por ahí en el monte, silvestre. (Tulio Benjamín Alzate
Si bien, para ambos tipos de construcciones se tomaban elementos del entorno y en ese
sentido aquellas fueron importantes adaptaciones al medio natural, el bahareque como una
18
Según el arquitecto e historiador Luis Fernando González, “el cambio de material de la cubierta no era un
hecho simple ni implicaba sólo un problema externo, pues esto obligaba a cambios en las estructuras de cubierta
y en los muros de soporte; así que el trabajo de madera debió, necesariamente, transformarse a medida que
aumentaba el número de casas con cubierta en teja de barro, y de ello debía encargarse un artesano
especializado; así que no sólo es una nueva producción local y un desarrollo técnico, sino la aparición del
carpintero especializado en este tipo de obras”. Gonzáles Escobar, L. F. Artesanos y maestros en la arquitectura
de Medellín y Antioquia, 1775-1932. Medellín, 2008, p. 35
19
expresión constructiva vernácula19 se asociaba con tradiciones indígenas prehispánicas,
mientras que la tapia tenía una clara procedencia ibérica, a la cual se le fueron adaptando y
Las viviendas de bahareque existentes en Santa Elena hasta la generación anterior contaban
se descansaba; esa única pieza servía como dormitorio para toda la familia, sin distinción ni
separación de sexos; los hijos compartían este espacio con sus padres. Tal distribución
exterior, dedicado al trabajo y otro interior asociado a la reposición de las energías; expresa
Durante los siglos XVIII y XIX, las casas de tapia y teja ubicadas en el altiplano de Santa
minas y de grandes extensiones de tierra de origen ibérico, por tanto, llegaron a constituirse
en símbolo de prestigio social20. Durante buena parte del siglo XX las dos tradiciones
constructivas, bahareque y tapia, coexistieron como reflejo, cada una de ellas, de las
condiciones sociales de sus habitantes, ya que solo los más acomodados podían disponer de
construcciones de tapia. Por eso, para estos campesinos, pobres en su mayoría, todavía a
19
La arquitectura popular o vernácula “lleva consigo toda una tradición a nivel cultural, constructivo y
simbólico como resultado de una serie de procesos e influencias a lo largo de la historia. La vivienda popular
insertada en el ámbito rural nos habla de la presencia no solo de una tradición constructiva, sino también de
aprovechamiento y manejo del territorio en el cual se ubica, es decir que “además de ser una unidad de
habitación es una unidad productiva y unidad cultural”.” Fonseca y Saldarriaga, 1980, 19 citados por Henao y
Urrea, 2006, 35.
20
Las viviendas coloniales eran precarias y modestas, no obstante, los materiales constructivos empleados y de
mayor prestigio eran la tapia pisada y la teja de barro, en los que estaban construidas principalmente las
viviendas urbanas. Henao y Urrea, 2006, 41. Las viviendas de tapia y teja fueron durante el periodo colonial
neogranadino indicadoras del status de la población.
Historias de tapias y tapiadores
comienzos del siglo XX poseer y habitar casas de tapia era un lujo, un indicador de mejoría
en la calidad de vida y de modernidad. Si bien las casas de tapia eran pequeñas, eran más
El matrimonio era un hito importante en las vidas de los jóvenes aprendices o ayudantes de
los maestros tapiadores, el momento para el cual anhelaban disponer de su vivienda en tapia,
un logro que muy pocos alcanzaban. Las jóvenes parejas levantaban y habitaban casas de
bahareque y solo después del nacimiento del cuarto o quinto hijo, y después de trabajar con
21
IV
Las formas más comunes de las viviendas de tapia construidas en Santa Elena eran dos: en
cuadro y de número. Cuando la familia disponía de pocos recursos construía la vivienda tipo
cuadro. Con el tiempo le agregaban otros espacios y entonces se convertía en una casa de
número; aunque seguían siendo de un piso con techos de dos o de cuatro aguas21.
Ejemplo de casa cuadrada o de cuadro con techo a cuatro aguas. Vereda Barro Blanco.
Fotografía Jorge Cano. Árbol Visual, 2018.
Las viviendas en cuadro, no obstante, esta denominación, eran rectangulares, con medidas
que oscilaban entre 10 metros, 13 metros, 15 metros de largo por 4 o 6 metros de ancho, con
21
Se denominan así los faldones o porciones inclinadas que se unen en el caballete o cumbrera de las
cubiertas o techos. Este tipo de techos es utilizado en lugares con climas lluviosos, ya que su inclinación
permite que el agua se deslice por simple gravedad.
Historias de tapias y tapiadores
una altura que podía alcanzar los 5 o 6 metros; techos a dos aguas y un solo piso. En esa área
se disponían tres espacios interiores: una sala22 con un muro divisorio de mediana altura que
daba lugar a otro espacio semi-independiente, de tamaño más pequeño que el anterior;
estaban dotadas de dos ventanas y una puerta como acceso principal de la vivienda. La cocina
era el tercer espacio, separada de los anteriores por un muro completo; a ella se accedía por
una puerta que daba a un corredor que se encontraba bajo techo y ocupaba la extensión total
de la fachada; enfrente del corredor había un patio, por lo general en tierra, empedrado solo
Se suponía que la estructura tipo cuadro era apenas el inicio, por cuanto se esperaba que si
las condiciones económicas mejoraban o la familia crecía era preciso adicionarle nuevos
espacios internos y convertir la casa en una con estructura tipo número. La ampliación
permitía entonces disponer de otro espacio –que podía ser interno o independiente del cuadro
original; un espacio para guardar las herramientas y los materiales de trabajo. En la mayoría
…Cuando se decía casa de número era un cuerpo central y al lado otra pieza. Como
una L. Pues allá si hicieron una, pero entonces era con un patio adentro, entonces era
2018)
22
Esa denominación (sala) obedecía al uso social que solía tener en algunos casos.
23
Fachada de una vivienda de tapia con volumetría en L o de número, cubierta de teja a dos aguas. Veredas La
Palma. Fotografía Jorge Cano. Árbol Visual, 2019.
Vivienda con medianías propiedad de los descendientes del señor Eladio Atehortúa Ospina. Vereda La Palma.
Fotografía María Teresa Arcila, 2018.
Historias de tapias y tapiadores
Más escasas fueron las casas con medianías23. Estas disponían de tapias de mediana altura
(1,80 o 2,00 m.) con techos de teja que rodeaban o cerraban la vivienda al ampliar el patio
delantero. Las medianías separaban el espacio doméstico del resto de la parcela y tal
aislamiento servía como protección y seguridad; también se utilizaba para labores cotidianas
Eso casi no se veía, y yo por aquí no conocí sino la del bisabuelo de este muchacho [don
Eladio Atehortúa], esa es la única que yo conocí con esas tapias, de resto no, lo llamaban
dizque las medianías (…) las vacas las mantenían afuera y los terneros los metían adentro.
Esa es la única casa que yo conocí con eso. (Tulio Benjamín Alzate Atehortúa, comunicación
importantes cambios en los usos del espacio y en las costumbres familiares y sociales. El más
mantenía separada por un muro para evitar las molestias ocasionadas por el humo de la leña;
así, a la cocina se le dieron nuevos usos además de ser el sitio para la elaboración de los
alrededor del fogón, marcaron desde entonces este lugar de la casa. El otro cambio notable
fue la división del espacio de descanso -que en las casas de bahareque era común-, para
disponer un espacio menor, utilizado como habitación exclusiva para los padres y las mujeres
23
En otros lugares se conocían como tapial o vallado.
25
de la familia, quedando el espacio más amplio como la habitación para los hombres. Se
generalizó, así mismo, el uso de maderas aserradas para los techos, las puertas y las ventanas.
Además, se le dio al corredor un uso social intermedio entre el exterior y el interior. La letrina
seguía ubicada en el exterior, como ocurrió hasta hace pocas décadas, pues solo cuando se
como una parte de todo el sistema social y espacial que relaciona la casa, el modo de
Así, pues, es fácil apreciar lo importante que era encontrar dentro del lote un buen lugar para
levantar la vivienda, pero lo más importante de todo era que éste se hallara ubicado cerca de
…porque en ese tiempo, no se podía hacer una casa, sino donde hubiera agua, agua
nativa. Como ahora que hacen una casa en cualquier loma y ya, no, en ese tiempo,
donde no haya [hubiera] agua corriente, por zanja, no se puede [podía] hacer casa.
Buscaban primero, si había agua, pues que el agua la podían [pudieran] llevar por
manguera, no por cañería, sino, no se podía hacer casa, porque una casa sin agua no
2018)
Otra condición, quizás menos importante para localizar la vivienda, era que ésta contara con
una buena divisa, es decir que su ubicación permitiera disfrutar de un paisaje amplio y abierto
Historias de tapias y tapiadores
sobre la cadena de montañas distantes. Esta es una característica común en las casas
familiares que conocimos durante el desarrollo de este estudio. Es probable que fuera
importante, además, porque tal ubicación permitía dominar y vigilar los cultivos o el
Durante la segunda parte del siglo XIX, se introdujeron cambios constructivos y cierta
población del altiplano de Santa Elena estaba conformada principalmente por campesinos
24
También se denominaba de ese modo al lote de tierra cuya finalidad única era el cultivo, no la residencia.
27
dedicados a la agricultura y en menor medida a la minería. Si bien la tapia como material
rurales continuaba habitando en viviendas de bahareque, pues para ellos los cambios no
En síntesis, y de acuerdo con los aportes de la investigación de Henao y Urrea (2006) los
- Espacios únicos. Rectángulo simple, sin divisiones internas, techo a dos o cuatro
aguas. Contempladas solo para descansar y dormir, pues comer y cocinar se hacían
ocupación fuera esporádica o por temporadas. Este tipo sería el de las viviendas más
o más divisiones interiores; con un espacio más grande que el o los otros. En estas se
entre las personas que habitan la casa: padres de hijos, mujeres de hombres.
En casi todas se encuentra un espacio más grande, posiblemente de uso social entre
área social interna, la cocina aparte, habitaciones para el descanso. Las concepciones
interacción social. De algunas de ellas solo quedan ruinas, mientras que otras aún se
Blanco (nombrada por Miguel Ángel Atehortúa Zapata, Álvaro Patiño Alzate y María
Ramírez Londoño, en 2018; el primero de ellos es hijo del donante de los terrenos
Laguna, cerca del camino de Cieza, en bajo estado de conservación debido a la acción
Tambo, situada en un lugar delimitado por dos antiguos caminos de arriería (Henao
25
Una de las primeras escuelas públicas situada en la vereda El Tambo, aunque no se conoce la fecha de
fundación si ha figurado en algunos censos desde 1915. Zapata Hincapié, 2011, 39.
26
“A la Escuela La Trina iban a estudiar jóvenes de Barro Blanco, del sector La Honda y de Guarne”. Zapata
Hincapié, 2011, 40.
29
V
La técnica de la tierra pisada
Los materiales utilizados para esta técnica eran la tierra amarilla o colorada, principalmente;
madera, mucha madera, tanto para las tapias como para el techo y piedra para las cepas o
cimientos de cada tapia. Todos ellos estaban disponibles en el entorno inmediato y a muy
bajo costo, con excepción de las tejas, que en un principio eran transportadas a lomo de mula
La tierra, si bien debía tener ciertas características, era un recurso abundante, y por motivos
[El material en el que se hacia esa tapia] era una tierra amarilla… Por ejemplo, una
capa de estas tiene por ahí tres capas antes de encontrar la buena para la tapia, hay
una que es la negra, hay otra que es como amarillosa que es como una que le dicen
caballuna, después sigue una que es arcillosa, que es barro, no sirve, hay que buscar
más abajo del barro que hay una que es la peña. Es arenosa, no es arcillosa, porque la
arcillosa si usted de tanto pisarla ella se vuelve como una melcocha y apenas seca se
27
(S. A.) “La tapia pisada una técnica ancestral”. https://reconstruyendotradicionecologica.wordpress.com/la-
tapia-pisada-una-tecnica-ancestral/ Consulta en línea septiembre 20 de 2018.
Historias de tapias y tapiadores
raja y empieza a tarjarse28 y mientras que la peña -esa que es como arenosita- esa no.
La tierra amarilla o colorada propia para las construcciones de tapia es abundante en el territorio de Santa
Elena. Fotografía Jorge Cano. Árbol Visual, 2018
28
Cuartearse.
31
La madera también era abundante y se extraía de los bosques localizados en la propia parcela
o cercanos a ésta. Se la utilizaba sin aserrar o rolliza, tal como se sacaba de los montes. Las
maderas utilizadas eran arrayán (Luma apiculata), siete cueros (Tibouchina lepidota), carate
ordinarias, pues de las maderas finas solo el roble (Quercus humboldtiise) se conseguía en
estos bosques.
Cuando eso no había sino leña común para quemar carbón y… lo único que había era,
por ejemplo, madera para hacer la casa, era leña común y lo que servía era como
alfardas29. Pues sí había por ahí un arrayán o un chilco que siempre era grueso para
una viga, por ejemplo. Sí había maderas finas que servían, hay muchas casas con
alfardas redondas, puede ser chilco, sietecueros; ah, sietecueros no, porque eso no da
mucho, arrayán, chilco y sauco. Maderas finas para armazones; había, por ejemplo,
de 2018)
Pino y un palo que había mucho por aquí que se llamaba drago, que era muy bueno
también para eso, lo apetecían mucho. Encenillo madera del monte. Y el roble, que
siempre había roble por aquí abajo. Esta casa tiene madera de roble por dentro. Las
vigas por dentro son de roble. (Rubén Antonio Amariles Patiño (+), comunicación
29
Piezas de madera ubicadas siguiendo el sentido de la pendiente y en las cuales se clava la tablilla, en sentido
perpendicular a estas. En las antiguas construcciones de tapia de las alfardas se amarraba el maguey empleando
para ello bejucos o cabuya.
Historias de tapias y tapiadores
La historia del pino (pinus o coníferae) en Santa Elena es reciente, ya que se trata de una
variedad exótica oriunda del hemisferio norte. Según recuerda don Miguel Ángel Atehortúa,
aproximadamente:
Trajeron eso de por allá de los lados de Rionegro. Yo recuerdo, mi papá los pinos que
compró -que eso sí produce mucho-, [se] compraban a peso. Sí, a peso. Y era un
platal, era un viajazo de plata. Y por allá venían de pronto del Tablazo, de Rionegro
traían, encargaban y le daban a uno por ahí… por ejemplo, 100 pinos y era mucha
plata, yo creo que mi papá compró como en dos veces, tal vez por 100 pesos.
Otra versión referida a las primeras plantaciones de pino en Santa Elena la ofreció don Lázaro
¿En forma? hace cincuenta años que llegó aquí el pino. Si había palitos por ahí, pero
estos palos los sembraron ahí de las Empresas [Públicas de Medellín], me acuerdo
que tienen entre cuarenta y cinco y cincuenta años cuando vino el primer pino por
aquí. Ese llegó por [el terreno de] la Universidad Nacional [en Santa Elena]. Todo lo
que sembraron aquí de pino. [La Universidad Nacional] tenía fincas por aquí.
Sembraban más que todo en lo que era del gobierno, del Municipio de Medellín.
Sembraron mucha madera. Hace sesenta años que vino la primera madera aquí, el
33
pino. Eso tiene ganas de sacarlo todo. Lo van a recoger para poner de aquel de allí,
del común, que porque toma mucha agua y ahora le van a cortar el pescuezo para que
en cortarla cuando la luna estaba en cuarto menguante o en luna nueva, es decir, “cuando la
luna se perdía tres días”. Eso con el fin de que no le fuera a dar broma30. De todas, la madera
del arrayán de hoja chiquita, era la especial, afirma don Lázaro Vanegas Vanegas. Otro
aspecto importante era cortar la madera solo cuando el árbol fuera adulto:
La madera [era] común, así del monte, arrayanes, sietecueros, madera común,
buscaba uno una madera que estuviera ya jecha31, pues así que estuviera como cuando
los árboles se van a secar que estuvieran bien hechos; tumbaba uno eso y los utilizaba.
También era importante disponer de las tejas al inicio, pues con ellas se protegían las tapias
cincuenta, por ejemplo, lo primero que hizo Julio César Ramírez fue comprar la teja para
proteger la tapia, porque si llovía se mojaba y era trabajo perdido. Compró mil tejas a seis
centavos cada una y un familiar se las llevó en carro hasta El Yarumo32. Entonces, todos los
días salía por viaje después de trabajar; los amigos le ayudaban, las cargaban a la espalda,
30
Molusco que come madera.
31
Fruto que ha finalizado el proceso de maduración. Hecha/o.
32
Fonda o lugar de descanso de arrieros y recuas de mulas situado sobre el antiguo camino de arriería que
conducía de Medellín a Rionegro, el cual se convirtió décadas más tarde en paradero de los buses de escalera
que transitaban por aquella vía. Los campesinos de las veredas El Placer, Barro Blanco, Piedra Gorda, San
Ignacio (ver mapa de oficios tradicionales) descargaban allí sus productos luego de recorrer trochas y caminos
pantanosos, con ellos a la espalda. Se encontraba cerca del actual estadero El Silletero.
Historias de tapias y tapiadores
sitio de la obra.
Las herramientas eran pocas y sencillas; la más importante: el tapial y sus pisones, propiedad
de los maestros tapiadores. Asociados con el tapial se usaban también los zurrones, ya
referidos. Es decir, petacas o bolsas hechas de cuero de res que servían para cargar y
transportar la tierra, las cuales se levantaban con la ayuda de cargaderas o fajas de cabuya
para sujetarlas en los hombros; se necesitaban también lazos de cabuya para atar los maderos
del tapial. Además de todo lo anterior, también se empleaban los instrumentos propios del
oficio de constructor: la plomada, el codal y el metro para garantizar que los muros quedaran
rectos; aunque el buen ojo era otra marca registrada de estos maestros.
Yo creo que los instrumentos eran en ese tiempo el codal y el ojo, la vista. Él
[refiriéndose a su papá, Juan Andrés Alzate] como que empezaba a trabajar allá en la
otra esquina y venia aquí y miraba. (…) No usaba plomada, nivel, ni metro. No es
2018)
Pues las [herramientas] principales para la tapiería [eran] palas y lo del tapial que era
el pisón, un pisón hecho en madera y palas y picas para sacar tierra. Lo que si se
utilizaba en el tapial era una plomada, una plomada grande, en mi casa estuvo hasta
no se jmm, ni supe qué se haría o qué la harían, pero una plomada grande ahí que la
ponían al tapiar, de todas maneras, había que ponerla a plomo normal, darle plomo.
Es como nivelar, que quede bien derecho el tapial o la tapia, como utilizar el nivel
35
[por]que ahora casi [todo] es con nivel. El metro, que era en madera (…) tablitas de
10 centímetros y tenía como unos pasadores y usted lo iba cerrando y él iba quedando
septiembre de 2018)
Maestros como don Crispiniano Ramírez usaban la escuadra para la obra de carpintería, es
decir, para elaborar las puertas y las ventanas, además del martillo, el serrucho, el cepillo, las
garlopas34 y los garlopines. También utilizaban otras herramientas más elaboradas, como el
pico y la pala, para realizar las explanaciones. Ahora bien, las construcciones de tapia
comenzaban con el banqueo o explanación del terreno donde quedaría ubicada la vivienda.
Donde mi papá había una roca de piedra y traía de allá y había que picarla, claro.
Entonces se hacía el banqueo, a punta de pico y pala. (Julio César Ramírez Londoño,
La técnica de la tierra pisada o la tapia se empleaba únicamente para levantar los muros o
paredes, es decir, para la obra negra. Algunos maestros partían de un dibujo en el que definían
las dimensiones básicas de la construcción, mientras que otros trabajaban a partir de sus
ideas, sin ningún boceto, solo a partir de lo que salía de sus cabezas mientras avanzaban en
el trabajo.
33
Cantidad de cosas que se colocan de forma superpuesta y organizada.
34
Tipo de cepillo de carpintero.
Historias de tapias y tapiadores
Es pertinente aclarar que una cosa era la tapia como sistema constructivo y otra el tapial como
horma o formaleta para fabricar las tapias. El tapial constaba de sendos tablones y
compuertas, dos agujadas, seis agujetas, seis cuñas e igual número de lazos de cabuya. El
El tapial o las formaletas grandes, que se llaman, iban montadas sobre tres palitos que
se llaman agujadas35 y entre esos tres palos iban seis parados, sosteniendo las
35
Soportes de las agujas o parales en el tapial. Eran por lo general tres.
37
formaletas, que les llamaban agujas36, y cada uno, cada palo llevaba una cuña37. La
agujada tenía un orificio donde entraba la aguja, un orificio largo. Las agujas son un
larguero o un listón que acá [abajo] se adelgazaba de modo que entrara en el orificio.
espacio que quedaba se le metían unas cuñas de madera para que no se movieran, que
iban así en punta y se iban ampliando; entonces, quedaba en cuña y con un martillo
se golpeaba la cuña para que apretara en la parte de abajo. (Antelmo Patiño Londoño,
El tapial debía quedar muy firme, pues tenía que soportar la presión de los pisones, como
La formaleta del tapiado en la parte de encima se amarra con una manila 38. Abajo se
están sosteniendo con las cuñas, porque las cuñas no la van a dejar abrir (…) en la del
de grueso (…) cada compuerta iba metida entre las dos formaletas. Al llenar este
cajón saca uno las agujas, sueltas, las manilas, saca las agujas y las formaletas abren,
entonces ahí se sacan las compuertas, se sacan las demás. (Comunicación personal,
16 de octubre de 2018)
De forma similar, el médico e historiador, don Manuel Uribe Ángel (1892) describía el tapial
36
Listones de madera, por lo general seis, que se insertaban en las agujadas y sostenían de manera vertical las
formaletas del tapial.
37
Pieza menor que se inserta para asegurar la firmeza o sujeción de otra, en una junta de albañilería.
38
Lazo.
Historias de tapias y tapiadores
un aparato llamado tapial, formado por un cajón de dos metros, generalmente dos
colocaba la tierra por capas apisonándola con mazos de madera hasta darle la dureza
y firmeza necesarias, luego de una capa, se colocaba otra y así sucesivamente hasta
de la casa, se repetía la operación con el tapial hasta lograr la altura deseada, según
fuera de uno o dos pisos dejando los vacíos para las puertas y ventanas, dinteles y
Dos pisones como este servían para compactar la tierra dentro del tapial.
Fotografía Jorge Cano. Árbol Visual. 2018.
39
Los tapiadores de Santa Elena comenzaban cada tapia con una base en piedra de 30 cm.
llenábamos con piedra a nivel y ahí montaban la tapia. Eso lo apretaban con la misma
tierra. Eso quedaba choroto40. Y le echaban la tierra encima, lo pisaban y eso quedaba,
¡vea! ¡Muy bueno! Y eso era la cepa que le poníamos. No es como ahora que hay que
la piedra y por ahí se iba la tierra, y eso quedaba trabado. Eso quedaba más fino que…
2018)
Para entender la técnica, es preciso avanzar en la descripción que, a este respecto, refiere don
Entre las tapias, por ahí cada 30 cm por decir algo, se le meten unos palos para que
amarre la tierra. Si yo llevo 30 cm con tierra, entonces voy a poner unos palos,
pongámosle, tres más o menos, de lado a lado que lleguen de aquí [compuerta 1] a
aquí [compuerta 2]. Entonces, vuelve y se le echa, le voy pisando tierra otros 30 cm
por ahí a 60 cm, hago lo mismo otros tres palos. Esos quedan metidos ahí. Eso se
39
Bases o cimientos sobre las cuales se levanta el resto de la edificación.
40
Disparejo, mal hecho, ordinario.
Historias de tapias y tapiadores
Entonces, cuando yo voy a empatar esta tapia con la que sigue, con un recatoncito41,
pues, se le hace para meter estos palos; como ya este tapial de aquí no lleva
lado [opuesto], entonces perforo los tres huecos en esta tapia y le meto los palos 20 o
30 cm. para que no se dilate una con otra. Los palos van cada 60, 20, 30 cm por decir
algo, se perfora una y se meten los palos que van a llegar desde aquí [compuerta 1]
hasta donde está la otra compuerta. (…) De todas maneras, los palos se empotraban
de esta tapia a la otra; entonces iba quedando trabada por encima, una con otra, con
Luego de terminada la primera vuelta de tapias se iniciaba la segunda, que se montaba trabada
respecto de la primera. Un procedimiento que se repetía de acuerdo con las hiladas de tapia
Eso demoraba mucho. Cuando le daban de seguido, cuando le daban la primera vuelta
ya había que esperar un poquito que se secara para montarle la otra vuelta encima.
Eso le daban tres o cuatro vueltas. (…) Si se le daba la vuelta en ocho días… a los
ocho días volvían a empezar. Otra vuelta por encima. Haga de cuenta, como pegando
adobes, eso iba trabado. Así era la tapia. (Rubén Antonio Amariles Patiño,
41
Herramienta de hierro con una punta aplanada que se encaba en un palo de madera. Se utiliza para romper o
levantar pisos, también para cavar o perforar suelos muy duros o rocosos. Diminutivo.
41
Una vez finalizados los muros se procedía a armar la cubierta; sin embargo, mientras estos
quedaban listos, las tapias no se podían mojar ni humedecer, por tanto, había que protegerlas
La madera utilizada para los techos era la misma madera común que se extraía de los bosques.
El techo de la casa de Pablo Emilio Atehortúa Ramírez en la vereda San Miguel, por ejemplo,
fue hecho con madera de arrayán y espadero (Myrsine guianensis) traída del cerro Las Brisas.
La estructura del techo se iniciaba al colocar a lo ancho, sobre los muros o tapias, varias vigas
denominadas sobretapias. Estas eran de pino, drago, encenillo -madera del monte- y roble,
una especie que abundaba en las partes más bajas. Sobre ellas, en sentido vertical, se ubicaba
un madero corto o pieamigo que se unía al caballete o solera. De esta última, se desprendían
las alfardas sostenidas de la solera, dispuestas en dirección perpendicular y hacia afuera. Así
ponerles vigas a las casas, esos palos gruesos atravesados de tapia a tapia. [Si eran
techos] de dos aguas, entonces, yo ponía una viga en el centro de lado a lado (…) eso
no iba a dejar abrirlas. Se ponían atravesadas por donde iban a ir las dos aguas, por
ejemplo, en el centro una, en este centro otra, en este centro otra, pero una sola en
todos los centros, porque de ahí a la guía del techo se iban poner unos pieamigos,
como un rey que uno le dice, un palito parado para sostener la guía y ahí hacer las dos
aguas. Entonces iban unidos con los sobremuros43. [Para los remates de cada lado] se
42
Elemento horizontal más bajo de una estructura de entramado de madera anclado en un muro de cimentación;
también llamado durmiente. La solera superior es un madero colocado horizontalmente (sobre su cara más
ancha) en un armazón que recibe los extremos de los postes, viguetas, cabios, etc.
43
Vigas o maderos rollizos que constituye la base del techo de las casas de tapia, los cuales se colocan a lo
ancho, directamente sobre el muro o la tapia. También se denominan sobremuros.
Historias de tapias y tapiadores
cerraba con bahareque que eran palos, juntaban palos y boñiga. Se llamaban culatas44.
Antes de colocar las tejas sobre la estructura descrita anteriormente, se ponía un tendido de
varas de maguey rajadas a lo largo, amarradas de las alfardas con cabuyas o bejucos; a esto
se le denominaba enlatado. Sobre el enlatado se colocaba helecho y sobre este, barro. Solo
[Para aislar la teja] primero utilizaban madera, pero varitas pequeñas así delgaditas
después con clavos o guadua, la guadua fue más moderna, sobre ese tendido de varas
44
Muro que se remata con pendientes para recibir el techo de una vivienda. En muchas regiones se le llama
cuchilla. Muro que en la parte superior forma la pendiente o caída del agua.
43
Tendido de varas de maguey rajadas a lo largo, amarradas de las alfardas con cabuyas o bejuco.
Fotografía María Teresa Arcila, 2018
Luego de hacer el techo, lo siguiente era el piso; por lo general, de tierra, y algunas veces de
madera que los mismos maestros pulían con cepillos, garlopas y garlopines, herramientas
también hechas en madera. El procedimiento, entonces, para hacer el piso, era el siguiente:
le echaba cemento, otros sobre la piedra le ponían madera y lo entablaban, eso todavía
16 de septiembre de 2018)
Historias de tapias y tapiadores
Piso de madera en vivienda tradicional. Vereda El Placer. Fotografía Jorge Cano. Árbol Visual, 2018
obra de carpintería: puertas y ventanas; un trabajo usualmente más funcional que pulido.
Eso por lo general, le ponía a cada pieza una ventana, como no eran sino dos piezas
entonces dos ventanas, y la puerta, casi que le ponían más puertas que ventanas. Es
que le ponían puerta al entrar adentro (sic) y le ponían puerta al entrar a la cocina. [La
parte de atrás nunca iba abierta] no, eso era todo cerrado. [Las puertas] pues en madera
sencilla. Mi papá también hizo las ventanas para esto [la casa del hijo) y eso que ya
hace un año que las cambié. (Julio César Ramírez Londoño, comunicación personal,
20 de septiembre de 2018)
45
[A las ventanas] le ponían los listones45, los largueros46 y le pegaban unas bisagras y
le ponían las tablas y por dentro le ponían una chapita para cerrar, le ponían varillas
por ahí de media o tres cuarto -dizque para seguridad- eran de madera también, más
conseguían por aquí mismo. Más que todo pino. (Tulio Benjamín Alzate Londoño,
Los muros se cubrían con un pañete o emboñigado, denominado así porque la boñiga era su
principal componente.
45
Tablas largas y estrechas.
46
Palo o barrote que, con otro igual, se pone a lo largo de obras de carpintería como puertas, ventanas, camas,
bastidores.
47
Tipo de madera dura y pesada.
Historias de tapias y tapiadores
Muro de tapia empañetado y cubierto de cal. Fotografía Jorge Cano. Árbol Visual, 2018.
La obra blanca era estiércol de caballo y se revolvía con tierra y a lo que ya estuviera bien
la mano, después le pasaban una llana50 con un palustre, pero más grande, como así de ancho;
entonces le pasaban esa llana y ya quedaba parejito, ya después le echaban cal y quedaba
Sobre la tapia se emboñigaba, como revoque, pues, era empañetar con boñiga. Hacía
uno medidas, por ejemplo, una caneca de cagajón51 por dos de tierra, pero también
48
Enlucir, encalar las paredes de una casa o de cualquier otra construcción. Cubrir una pared con mezcla de
barro, paja y boñiga.
49
Untar una cosa con boñiga o excremento de ganado. Para el caso alude al lucimiento o revoque de las
paredes.
50
Herramienta de albañilería consistente en una plancha con un asa en el centro de su parte posterior que sirve
para extender y allanar materiales blandos que recubren superficies.
51
Excremento del ganado caballar.
47
había que escoger la tierra. No era de la misma [de la tapia], pues tenía que ser una
tierra que no fuera ni barrosa-barrosa, por lo que digo, que raja mucho o más bien de
la misma peña con la que tapiaba, así un parecido y una tierra más blanca, como más
pulida, por aquí la utilizábamos muchos de la cancha52 de Barro Blanco que había
septiembre de 2018)
De la existencia de minas de donde se extraía aquel mineral que junto con la boñiga servía
para empañetar las paredes de las casas de tapia, proviene el nombre de la vereda Barro
Blanco.
… toda la vida eso se ha llamado El Barro, porque de ahí iba toda la gente o toda la
comunidad [iba] a sacar tierra blanca para emboñigar con el cagajón de los caballos
Cuando el emboñigado ya estaba seco podía aplicársele la cal a las paredes, y para esto se
utilizaba el hisopo, un mazo de cabuya en rama que hacía las veces de brocha, una artesanal
Ya después eso había que dejarlo secar y quedaba blanco y luego se compraba la cal
uso. Digamos, en los diciembres había mucha venta de cabuya porque… todo el
mundo era: “¿Eh, tenés cabuya? necesito que me vendás un pedacito de cabuya para
hacer unos hisopos” Los hisopos son como las brochas ahora. Un hisopo para
52
Local o recinto destinado a la práctica de determinados deportes, como el baloncesto o el tenis.
Historias de tapias y tapiadores
blanquear… Mi papá los hacía. Él era muy hábil para hacer todo, ¡él tenía una ciencia!
el manojo listo, el hisopo listo. Y atrás yo no sé cómo le hacía, pero lo pulía de tal
manera que eso quedaba, haga de cuenta como el mango de una brocha. Por aquí
mucha gente lo buscaba. “Vea, don Juan Andrés, que mi papá necesita cuatro hisopos,
para que haga el favor y se los haga”. “Ah, bueno, yo se los hago” y hacía los hisopos.
casas tenían zócalos como protección contra la humedad, pero también como decoración y
[Después] se pintaban los zócalos, que eso los hacían, así como [de] este alto [señala
más o menos 50cm.] … más que todo los pintaban de un color así, como un color
ladrillo, pero hecho con la misma tierra y cal (…) En esos tiempos casi no se usaba
sino cal y… el zócalo como un color ladrillo, como un color tierra. (Álvaro Antonio
Hasta este punto llegaba la obra blanca o el acabado final, lo demás era parte de la estética y
49
Corredor de la vivienda de la familia Ramírez Ruiz. Vereda Barro Blanco.
Fotografía María Teresa Arcila, 2018.
La única que tenía chambrana53 era la de los más viejos, por ejemplo, la del abuelo
mío, [la] del papá de mi mamá si era enchambranada y la del difunto Eladio Atehortúa
también, esas sí iban enchambranadas, pero de resto no, son así sencillas, pasaba uno
por donde fuera. [Las señoras le ponían] de pronto una cortina para entrar a la pieza,
porque eso no se usaba puerta, sino una cortina, una tela ahí colgada y ya. Matas54
casi no. Yo me acuerdo que no mantenían matas, eso era así el corredor pelado todo
y después si empezaron como a sembrar maticas por ahí y colgadas así en el corredor.
Antes sí, una que otra mata por ahí en un tarro o en un balde. Antes embadurnaban
las paredes de puros… ¿cómo es que se llamaban? papeles con cosas así, tarjetas…
53
Travesaño que une dos postes, las partes de una mesa, silla u otro mueble para darle mayor seguridad. En
esta región significa labor o adorno que se pone alrededor de una puerta, ventana, consistente en barrotes
delgados que se sacan, por lo general, de un tipo de madera denominado macana.
54
Plantas sembradas en materas u ollas que hacen parte del jardín de una vivienda.
Historias de tapias y tapiadores
Y eso como que lo llenaban en las paredes de tarjetas y almanaques y algo así. (María
51
VI
Después de la tapia
Con tierra pisada se obtenían dos productos constructivos: las tapias y los terrones. Para
levantar muros. Las diferencias estaban en el tamaño de los moldes, ya que las tapias más
grandes podían medir 3 m. de largo x 1,20 m. de alto x 60 cm. de espesor o 2,50 m. x 1,20
m. x 50cm. En cambio, el tamaño aproximado de los terrones era 60cm. de largo x 20 cm. de
alto x 20 cm. de espesor. Todos los entrevistados coincidieron en que los terrones surgieron
después de la tapia.
El terrón era como un armario más pequeño, como un adobe, y ese también había que
pisarlo. Eso sería por ahí de 60 o 1,50 cm. de largo, y de ancho era como por ahí de 20
cm por 60 más o menos. De alto por ahí de otros 20 cm. [Y se hacían igual], pero cuando
lo pegaban, lo pegaban como pegando adobes, entonces no lo pegaban con cemento sino
55
“Oda a la casa abandonada”, Pablo Neruda.
Historias de tapias y tapiadores
con estiércol de caballo pisado, ese si es más distinto. (Tulio Benjamín Alzate Atehortúa,
Los terrones no se cocían, pero de algún modo eran semejantes a los adobes, su producción
era más asequible y sin la complejidad que entrañaba la tapia, ya que hasta los jóvenes podían
elaborarlos.
Ya con el tiempo empezó a salir el terrón. El terrón era una especie de adobe, (…) era
como de 25 por 40 cm. Yo me acuerdo que aquí en la casa nos estábamos el día entero
haciendo terrones. Nosotros hacíamos por ahí cincuenta, sesenta… hasta cien terrones
llegamos a hacer en un día. Entonces, había que ponerlos a secar en el sol en el día, y ya
con el tiempo los utilizaban. (Álvaro Antonio Patiño Alzate, comunicación personal, 2
de octubre de 2018)
Aunque su uso constructivo ofrecía mayores facilidades, se empleaban únicamente para los
muros interiores, pues probablemente por razones de firmeza y seguridad los muros
exteriores continuaron siendo de tapia. Los muros hechos con terrones eran más delgados y
tenían la ventaja adicional de generar más amplitud interior en la vivienda, una característica
que cobraría cada vez más importancia con el paso del tiempo.
Una sola hilera, pero entonces quedaba más delgadita, pero a la gente más que todo les
gustaba para hacer las divisiones de los cuartos, para que la tapia no quedara tan ancha
y que no ocupara tanto espacio adentro. Eso fue después de las tapias, ya empezaron a
hacerlo así para que no quedaran las casas tan estrechas. (Tulio Benjamín Alzate
53
Si bien, la técnica de elaboración de la tapia se mantuvo igual durante el siglo XX, en las
las tapias y a las alturas de las construcciones. Se puede afirmar que, aproximadamente hasta
la década de los años cuarenta, las viviendas podían medir hasta 5,80 m. de altura, como
aquellas en la que se había superpuesto cuatro hiladas56 de tapias. Después de esa década, las
alturas de los muros disminuyeron hasta llegar a 2.40 o 3 m., pues la última hilada ya solo se
hacía de la mitad del tamaño. Es decir, se redujeron los tamaños de los tapiales hasta alcanzar
muros. Si a comienzos del siglo XX estos podían tener 50 cm. de longitud y 60 cm. de
espesor, en la época más reciente, cuando se construyeron las últimas casas de tapia en Santa
Es posible ubicar a finales de la década de los sesenta el momento en el cual la tapia dejó de
emplearse en las construcciones y fue reemplazada por el cemento y el ladrillo. Los motivos
que adujeron los hijos de los maestros entrevistados para justificar tal situación, se refieren a
los costos, la rapidez y la facilidad de construir con materiales mucho más modernos.
No, ya [a] nadie le gustaba hacer una casa de tapia, y ya el tapial se quedó por ahí, se
fue dañando, se fue dañando… porque ya la gente pues decía “no pues, es que sale
caro, más costoso, hacer una casa de tapia que comprar adobes y pegar adobes, hacer
una casa de ladrillos y es mucho más fácil. (Antelmo Patiño Londoño, comunicación
Hoy, nadie en Santa Elena construye con tapia y tampoco hay maestros vivos que dominen
la técnica. Algunos de los hijos que aprendieron de ellos y se desempeñaron como sus
56
Cada una de las filas horizontales.
Historias de tapias y tapiadores
ayudantes, abandonaron la técnica cuando sus padres murieron, y prefirieron aplicar esos
pasado, como un conocimiento ancestral con el cual se construían viviendas en las que ya
55
VII
Valoración y significados
En las sociedades modernas, la vivienda es uno de los bienes más preciados. No solo porque
ofrece cobertura y protección ante las condiciones naturales y climáticas; también porque
cultural, pues permite entender cómo en una sociedad determinada se ocupa y controla el
territorio; ella representa el status y la posición social que ostenta la familia, expresa sus
Por lo anterior, no resulta demasiado arriesgado reafirmar en este apartado que una de las
principales razones por las cuales estos maestros y sus hijos aprendieron el oficio, fue para
construir sus viviendas y cumplir con el antiguo anhelo de tener una vivienda propia, digna,
cómoda y segura. De este modo, entendimos la siguiente expresión del hijo mayor de quien
57
“Tapia pisada”. Por Antonio Caballero. Revista Semana. 27 de marzo de 2000.
Historias de tapias y tapiadores
fuera uno de los más reconocidos tapiadores de Santa Elena, don Rubén Alzate: trabajar la
tapia producía alegría si estaba asociada con la construcción de la propia casa. “… pues uno
trabajaba por la platica58, pero así ¿mucha alegría? pues de pronto que hubiera sido para uno,
si, mucha alegría, pero uno trabajaba por la platica nada más” (Tulio Benjamín Alzate
También resulta interesante comprobar que para algunos de quienes llegaron a ser maestros
tapiadores, la primera casa que construyeron completa –es decir, cuando dejaron de ser
interlocutores a lo largo de este trabajo nos introdujeron en las ventajas de este tipo de
construcciones:
Las casas de tapia son ecológicas, pues están hechas con materiales naturales tomados del
entorno inmediato: tierra, madera y piedra. Son económicas, ya que ninguno de esos
materiales implicaba gasto alguno de dinero para sus dueños, aun cuando no puede
desconocerse la alta inversión de trabajo que suponía su construcción. Son firmes y sismo-
58
Dinero, peso o unidad monetaria en Colombia. Diminutivo de dinero.
59
Respecto de su resistencia decía en su momento Manuel Uribe Ángel lo siguiente: “Es verdad bien reconocida
entre arquitectos que las paredes de tierra pisada, por su elasticidad, soportan mejor que las de calicanto y las
de fábrica los trastornos sísmicos de nuestro planeta. Entre los inconvenientes de las tapias, debo apuntar la
facilidad con que se desploman cuando no descansan sobre terreno firme o cuando no han sido bien
comprimidas. Sin embargo, conviene saber que es muy raro el caso en que caigan del todo, y muy frecuente el
que aguanten la ruina de las techumbres, cosa debida, en mi opinión a que la tierra usada para hacerlas es de
excelente calidad” (1892 p. 101).
57
…Que se cayeron muchas casas… Y estaba temblando, y nosotros nos salimos para
la manga, y la casa era así. ¡Vea! así [con la mano hace un movimiento]. Y apenas se
averió allí [(señala una esquina de la casa], en una adición que había. Medio se averió
una tapia, un muro de la tapia. Y de ahí raspamos la boñiga, porque esto era boñiga y
septiembre de 2018)
La tapia es térmica, y para las condiciones climáticas de Santa Elena esta es una de las
principales cualidades que las personas reconocen en aquellas casas. “Allá en la casa no hacía
frío. La casa era muy buena para uno habitar” (Álvaro Antonio Patiño Alzate, comunicación
personal, 8 de octubre de 2018). “Y estas casas son calienticas, ¡oiga!, son ricas” (Blanca
La tapia es durable y además es reciclable, ya que muchas de aquellas casas podían alcanzar
cien, doscientos o más años, siempre y cuando recibieran mantenimiento. El material podía
Algunos más sabios alcanzan todavía hoy a reconocer el inmenso valor que se concentra en
aquellas obras, por el tiempo de trabajo, el gran esfuerzo grupal, y por la dificultad que
Esas casas de tapia, hombre, eso no lo deben de tumbar nunca, hombre; que eso es
sagrado, eso es sagrado, ¿cuánto se demora una persona para hacer una casa de ese
tamaño? Eso necesita mucha tierra, mucha tierra, buenos terrenos, como hacer una
plancha. Eso es voleé tierra y el otro pise y pise, pise y pise. Entre más lo pise mucho
Historias de tapias y tapiadores
mejor, pero es una tierra especial, tampoco es cualquier tierra. (Oscar de Jesús
este grupo humano que, como bien lo ilustra el señor Atehortúa Ríos, nunca se deberían
59
Referencias bibliográficas
Martínez, L. (s. f.) La trasformación de los espacios y los objetos en las casas de Medellín.
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-516185
https://reconstruyendotradicionecologica.wordpress.com/la-tapia-pisada-una-tecnica-
ancestral/
Cartagena, p.24-26.
Historias de tapias y tapiadores
122 p.p.
Valencia, M. (2010). A partir de 1910 empezó el uso del cemento en el país. Especial para
Zapata Hincapié, O. (2011). Memoria, Historia y Tradición Oral en Santa Elena. Alcaldía de
Medellín, p.68.
61