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Ambiental Informe

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República Bolivariana de Venezuela

Colegio Universitario de Administración y Mercadeo

C U A M

Salud y Educación Ambiental

La Educación ambiental

Integrante:

Brayam Eduardo Barreto Gutierrez CI 32294254

Valencia 18 de Enero del 2022


Introducción

La contaminación es la introducción de sustancias en un medio que provocan que


este sea inseguro o no apto para su uso. El medio puede ser un ecosistema, un
medio físico o un ser vivo. El contaminante puede ser una sustancia química,
energía (como sonido, calor, luz o radiactividad).

Es siempre una alteración negativa del estado natural del medio, y por lo general,
se genera como consecuencia de la actividad humana considerándose una forma
de impacto ambiental.

Se ha estimado que en los países industrializados un 20 % de la incidencia total de


enfermedades puede atribuirse a factores. Las enfermedades respiratorias, el asma
y las alergias están asociadas con la contaminación del aire externo e interno. La
relación entre la contaminación atmosférica y la salud es cada día más conocida. El
asma y las alergias han aumentado durante las últimas décadas en toda Europa,
aproximadamente un 10 % de la población infantil padece alguna de estas
enfermedades3. El clima puede estar influyendo en la prevalencia de los síntomas
de asma, rinitis alérgica y eczema atópico en la infancia4. Los agentes ambientales
implicados son los óxidos de nitrógeno y azufre, las partículas en suspensión,
ozono, metales, compuestos orgánicos volátiles (COV) y los hidrocarburos. En
ambientes interiores el humo ambiental del tabaco (HAT) es el más frecuente.
Desarrollo

Las evidencias del impacto del cambio climático sobre la salud son cada día más
consistentes6, En relación con ello recientes trabajos ha concluido que nuestro país
es uno de los más vulnerables al cambio climático y se está viendo afectado por los
impactos de este cambio. Los impactos sobre la salud humana se refieren a un
aumento de la morbimortalidad por olas de calor que pueden ser más frecuentes en
intensidad y duración los próximos años. Otros efectos son el aumento de la
contaminación por partículas finas y ozono y la implantación de vectores
subtropicales adaptados a sobrevivir en climas cálidos y más secos, lo que podrá
aumentar la incidencia de enfermedades como el dengue, enfermedad del Nilo
Occidental, malaria y encefalitis transmitida por garrapatas. Las temperaturas
extremas (calor y frío) están asociadas con aumentos de mortalidad general, en la
mayoría de los casos por enfermedades cardiovasculares y respiratorias. El Plan de
Acciones Preventivas contra los Efectos del Exceso de Temperaturas desarrollado
por el Gobierno y coordinado por el Ministerio de Sanidad y Consumo ha sido una
iniciativa coherente y orientada a la prevención de la mortalidad asociada con la
exposición al calor excesivo.

La disminución de la capa de ozono estratosférico y la exposición a radiaciones


ultravioletas están asociadas a un aumento del cáncer de piel, cataratas y
alteraciones del sistema inmunitario. La exposición solar aumenta el riesgo de
padecer cáncer de piel (no melanoma), debido a los rayos ultravioletas. Se ha
estimado que hasta un 90% de estos tumores son atribuibles a esta exposición. Las
radiaciones ionizantes provocan cáncer, leucemia, quemaduras y lesiones
radiológicas.

La exposición a sustancias y preparados químicos peligrosos, el uso de biocidas y


plaguicidas fitosanitarios, las sustancias CMR (carcinógenas, mutágenas y tóxicas
para la reproducción), los COV (compuestos orgánicos volátiles)20, las sustancias
PBT (persistentes bioacumulables y tóxicas), las dioxinas21 y furanos, los PCB, los
retardantes de llama, los alteradores endocrinos22 representan amenazas que
deben ser objeto de medidas de evaluación, y de reducción y control del riesgo tal
y como se establecen en sus respectivas legislaciones5.

La exposición al ruido provoca trastornos auditivos, trastornos cardiovasculares,


estrés, irritabilidad, alteraciones del sueño, gastos económicos (medidas de
protección y aislamiento acústico), etc.

El agua de consumo puede transmitir numerosas enfermedades producidas por


agentes microbiológicos y químicos. En nuestro país los brotes de enfermedades
hídricas que se relacionan con abastecimientos de agua no apta para el consumo
son de declaración obligatoria. La media de notificación anual es de 74 brotes14-
18. El problema emergente en nuestro entorno son las enfermedades causadas por
contaminantes químicos, ya sea por contaminación del agua en origen o bien debido
a las características químicas del abastecimiento, por los materiales instalados en
contacto con el agua de consumo, por las sustancias formadas como subproductos
de reacción por la utilización de tratamientos químicos necesarios para la
potabilización del agua, o por el mal mantenimiento o diseño de las instalaciones19-
20. El denominador común de estas enfermedades es que en la mayoría de los
casos el efecto sobre la salud no es inmediato, sino a medio o largo plazo, dando
como resultado enfermedades de tipo degenerativo en las que resulta muy difícil
establecer relaciones de causalidad. Los químicos más frecuentes en el agua
capaces de originar problemas de salud o enfermedades son los nitratos,
trihalometanos, plaguicidas, plomo y otros metales, arsénico, acrilamida, cloruro de
vinilo y epiclohidrina, floruro y boro. Otros problemas emergentes son la
radiactividad natural y artificial, los alteradores endocrinos y las toxinas de
cianobacterias.

También el agua de baño puede representar riesgos sanitarios (ahogamientos,


lesiones, exposición a temperaturas bajas, radiación solar, infecciones e
intoxicaciones) que deben ser controlados mediante la aplicación del Real Decreto
734/88 y por la nueva Directiva Europea que regulará las aguas de baño.
La respuesta a los agentes ambientales varía en la población, hay personas más
susceptibles y vulnerables que otras. Esto es evidente en el caso de las alergias
pero también en otras enfermedades como el cáncer. Una suma de varios factores
simultáneos puede tener efectos muy negativos sobre la salud. Un ambiente social
desfavorable, una dieta inadecuada, la exposición a riesgos laborales, la adopción
de hábitos no saludables (tabaco, alcohol, falta, de actividad física, etc) y estar
expuesto a varios contaminantes peligrosos puede incrementar el riesgo de
enfermar por encima de lo esperado si uno estuviera expuesto a la acción separada
de cada uno de estos factores. Por ejemplo, el amianto afecta y multiplica varias
veces el riesgo de contraer cáncer en fumadores. El programa europeo REACH
permitirá reducir la incidencia de algunas enfermedades inducidas por la exposición
a los productos químicos, en particular si éstos presentan propiedades
cancerígenas, mutagénicas, tóxicas para la reproducción, etc., así como los riesgos
para el medio ambiente (acumulación de sustancias químicas persistentes en las
cadenas tróficas). Por otra parte integrará las acciones sobre los contaminantes
orgánicos persistentes (COPs), sobre los alteradores endocrinos y sobre las
sustancias que agotan la capa de ozono.

También hay que señalar la relación entre las condiciones sociales, la pobreza, el
desempleo y las desigualdades sociales con la salud humana22-25. Esta situación
se ve agravada por la creciente aparición de nuevos problemas (organismos
modificados genéticamente, alteradores endocrinos, exposición a campos
electromagnéticos) que requieren una mayor participación en la identificación de
peligros, en el control de los riesgos para la salud humana asociados al medio
ambiente por parte de todas las partes implicadas: las autoridades, la Universidad,
los medios de comunicación social, los partidos políticos, las ONGs y la sociedad.
El calentamiento del planeta, en parte provocado por la actividad humana, debe ser
reducido. En este sentido la aplicación del protocolo de Kyoto debe ser una
exigencia de todas las personas teresadas en la protección de la salud por los
indudables beneficios para la reducción de la contaminación atmosférica.
Enfermedades ambientales, enfermedades causadas por la exposición a ciertos
agentes ambientales. El término enfermedad ambiental designa las enfermedades
no infecciosas y las producidas por la exposición a agentes que escapan al control
del individuo; esto último excluye los procesos derivados de hábitos personales
como el fumar, y el uso o abuso de fármacos o drogas como el alcohol (véase
Alcoholismo). Las enfermedades laborales relacionadas con la exposición a
diversos agentes en el entorno laboral constituyen una categoría importante dentro
de las enfermedades ambientales.

Desde un punto de vista histórico, la concepción del término enfermedad ambiental


empezó con el reconocimiento de las enfermedades ocupacionales, ya que es en el
medio laboral donde la exposición a ciertos agentes suele ser más intensa y por
tanto, más susceptible de producir enfermedades. Algunos ejemplos de esta
circunstancia son la silicosis, enfermedad pulmonar que afecta a los mineros,
trabajadores de la industria y alfareros por la exposición al polvo de sílice; el cáncer
de escroto en los deshollinadores, en relación con el hollín; alteraciones
neurológicas en los alfareros por el uso de productos con base de plomo o
alteraciones óseas en los trabajadores de la industria de cerillas por la exposición
al fósforo. Muchos de estos procesos captaron la atención general durante la
Revolución Industrial en el siglo XIX.

Las enfermedades ambientales son producidas por agentes químicos, radiaciones,


y fenómenos físicos. Tanto en el medio natural como en el entorno laboral, los
efectos de la exposición dependen mucho de la forma en que se recibe: las
principales vías son la contaminación atmosférica y la contaminación del agua, los
alimentos contaminados, y el contacto directo con ciertas toxinas. La sinergia (la
potenciación de dos o más agentes cuando actúan de forma simultánea) se
manifiesta, por ejemplo, en el aumento de la incidencia de cáncer de pulmón en los
trabajadores expuestos al polvo de asbesto que además son fumadores. La
interacción que se produce entre distintos agentes químicos en lugares como
basureros o almacenes de residuos plantea un problema sanitario frecuente y de
consecuencias desconocidas.
La industrialización ha supuesto un aumento espectacular en la exposición a
agentes químicos, algunos de ellos nuevos. Entre éstos destacan productos
inorgánicos como el plomo, mercurio, arsenio, cadmio y asbesto, o productos
orgánicos como los bifenilos policlorados (PCB), el cloruro de vinilo, o el pesticida
DDT (diclorodifeniltricloroetano). Una peculiaridad de alguno de estos agentes es la
capacidad de facilitar el desarrollo de un cáncer, como el cáncer de pulmón y los
mesoteliomas relacionados con el asbesto, el cáncer de hígado por cloruro de vinilo,
o las leucemias relacionadas con la exposición al benceno. La enfermedad de
Minamata, producida por ingerir pescado contaminado por mercurio, y la
enfermedad de Yusho, relacionada con alimentos contaminados con furanos
clorados, son ejemplos de procesos tóxicos agudos que acaecen fuera del ámbito
laboral.

No se conoce con detalle el efecto perjudicial de la mayoría de los tóxicos del


entorno. La incidencia y frecuencia de cada enfermedad guardan relación con la
dosis de toxina. Para los efectos crónicos o retardados, como el cáncer o las
alteraciones en los descendientes de los individuos expuestos, no hay un umbral de
dosis seguro por debajo del cual no se desarrolla la enfermedad. En consecuencia,
el efecto cancerígeno de ciertos agentes ambientales contaminantes como el DDT
o los PCB es de una magnitud desconocida.

to las radiaciones ionizantes como las no ionizantes pueden producir efectos agudos
o crónicos sobre la salud en relación con la dosis recibida (véase Enfermedad por
radiación). En la actualidad, no se conocen los efectos de las radiaciones no
ionizantes en dosis bajas. Las dosis altas de radiación ionizante producen
enfermedades agudas por un lado, y efectos retardados, como el cáncer, por otro.
Los trabajadores que por su ocupación se exponen a rayos X o a material radiactivo
constituyen la población de riesgo. Aunque no se conocen con detalle los problemas
relacionados con las radiaciones ionizantes a bajas dosis, se ha demostrado la
existencia de alteraciones cromosómicas en los trabajadores de ciertas industrias.
Los principales agentes físicos son los traumatismos y el ruido. Los traumatismos
ocurridos en el lugar de trabajo se pueden prevenir en la mayoría de los casos; el
ruido en el medio laboral es una de las principales causas de incapacidad
ocupacional ya que puede provocar desde una pérdida de audición hasta una
sordera permanente.

Las enfermedades ambientales pueden afectar a cualquier sistema del organismo.


Dependiendo de cómo penetre el agente en el organismo, se metabolice o se
excrete, la enfermedad se manifestará de una u otra forma. La piel, pulmones,
riñones, hígado o sistema nervioso se ven afectados por múltiples agentes en
diversas circunstancias. Muchos de estos agentes ambientales son peligrosos por
su capacidad de inducir cáncer, anomalías congénitas o abortos espontáneos (si el
feto es expuesto a ellos), y mutaciones en las células germinales. Este último
mecanismo implica la capacidad de ciertos agentes ambientales de producir
enfermedades genéticas en la siguiente generación.

Dependiendo de la dosis recibida, las enfermedades producidas por los agentes


ambientales pueden ser leves o graves, y transitorias o crónicas. Mientras algunos
de estos procesos se manifiestan inmediatamente después de la exposición, otros
tienen un periodo de latencia variable. En el caso del cáncer inducido por agentes
ambientales, por ejemplo, este periodo de latencia oscila entre los 15 y los 30 años.
Los procesos que se manifiestan inmediatamente después de la exposición a un
agente tóxico concreto se atribuyen fácilmente a esa exposición ambiental u
ocupacional, pero cuando no existe una relación temporal tan directa, no se llega a
identificar en muchas ocasiones la causa, ya que el cuadro clínico no suele ser lo
suficientemente específico. A esto se suma el que diferentes causas, ambientales
o no, pueden dar lugar al mismo proceso. En tales circunstancias los estudios
epidemiológicos de la población expuesta son de gran ayuda para relacionar esa
exposición con el cuadro clínico que produce.

Debido a las razones comentadas, es difícil conocer la frecuencia real de las


enfermedades ambientales. Cuando se ha identificado al agente responsable, se ha
observado que la frecuencia de la enfermedad que provoca está relacionada de
forma directa con la intensidad y la gravedad de la exposición. Las lesiones
cutáneas son muy frecuentes en el medio laboral y se deben a múltiples causas; las
enfermedades pulmonares se relacionan con la inhalación de distintas partículas,
como el polvo de carbón (pulmón negro), polvo de algodón (pulmón pardo), fibras
de asbesto (asbestosis) o polvo de sílice (silicosis). Los agentes ambientales son
capaces de producir cambios biológicos en el individuo sin que existan
manifestaciones clínicas: es el caso de las alteraciones cromosómicas debidas a la
radiación. En esta situación el sujeto no es consciente del daño causado. La
importancia de estos cambios está aún por determinar.

El control de las actividades ambientales y laborales en distintos países está


coordinado a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En los países
en vías de desarrollo, este control internacional resulta imprescindible ya que el
proceso de industrialización en estas regiones se sitúa en un contexto de pobreza
y crecimiento de la población.

En la actualidad, la investigación en el campo de las enfermedades ambientales se


esfuerza en poner de manifiesto la relación entre dosis bajas de exposición y
alteraciones en la salud, la influencia de ciertas toxinas ambientales en la función
reproductora en ambos sexos, y las posibles consecuencias de los cambios
producidos por lesiones biológicas (por ejemplo las alteraciones en la información
genética o en los cromosomas). Hay un interés creciente por investigar los efectos
a largo plazo sobre la salud de las personas y por conocer las posibles interacciones
entre el ambiente y el individuo (por ejemplo el poder tóxico potencial de ciertos
agentes según la susceptibilidad individual). Véase también Seguridad laboral.
Conclusion

Como elemento concluyente podemos decir que la exposición a agentes de


naturaleza principalmente química constituye un factor de riesgo a considerar para
la salud humana; estos elementos son los de incidencia más marcada aunque no
se pueden descartar contaminantes menos frecuentes pero no menos dañinos
como las radiaciones ionizantes, el ruido excesivo por encima de los decibeles
tolerables y la contaminación luminosa. La sumatoria de los entes depauperantes
del entorno causa en el hombre un florido abanico de manifestaciones clínicas que
desgraciadamente se torna común en nuestros días, principalmente en latitudes de
elevado desarrollo tecnológico.

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