Podcast Popper
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Algunas
de sus obras más importantes son: “La lógica de la investigación científica” (de 1934,
aunque no se convirtió en una obra relevante hasta que se tradujo al inglés en 1959); “La
sociedad abierta y sus enemigos” (de 1945, con un enfoque más político); o “Conjeturas
y refutaciones” (de 1963).
Se trata por lo tanto de una visión acumulativa de la ciencia, en tanto que no hay un gran
cambio de paradigma, como defenderá después Thomas Kuhn, sino que esta se construye
mediante ese proceso doble de conjetura-refutación. Esta metodología, que puede llegar
a considerarse incluso una cosmovisión, conlleva una actitud crítica con respecto a las
leyes científicas imperantes, y de hecho, cuanto más crítica mejor.
Popper se pregunta cuándo debe ser considerada ciencia una teoría, es decir, plantea ya
de partida el problema de la demarcación.
Sorprende que diga que no le preocupa tanto la verdad como si es ciencia o pseudociencia,
como si ambos términos (ciencia y verdad) no fuesen necesariamente de la mano, y es
que como ya hemos dicho, para él no es tanto así.
El poder explicativo sería el supuesto nexo entre las 3 teorías (capacidad para explicar
todos los fenómenos del campo del que se ocupan).
Los casos explicados bajo una de esas tres teorías, buscaban la confirmación, observaba
Popper. Y esa fuerza aparente, dice, es lo que intuía como una debilidad.
Apunta una diferencia al explicar el caso de la teoría de Einstein: esta tiene la capacidad
de predecir, y no solo de explicar. Si falla en sus predicciones, se considera errónea o
refutada. Es decir, que no para todos los casos es válida la teoría (como sí que era el
psicoanálisis).
-Algo que para Popper hace de una teoría una BUENA teoría, es que cuanto más
restrictiva mejor. “Cuanto más prohíbe una teoría, mejor es”.
-Una teoría que no es refutable por nada concebible, no es una buena teoría. La
irrefutabilidad de una teoría por tanto no es una virtud sino un vicio.
La vaguedad de una predicción hace que la teoría pueda explicar cualquier fenómeno,
pero de manera insatisfactoria, pues ningún fenómeno o teoría podrá refutarla en ningún
caso.
Aquí aflora la importancia del carácter predictivo que tiene para Popper la ciencia.
Este carácter predictivo significa que las proposiciones que pertenecen a la ciencia son
deducibles a partir de enunciados observacionales verdaderos. (Vemos así el Carácter
deductivo).
II
3. Carácter de las experiencias (“creer en una ley” o “esperar una sucesión”): La creencia
no implica necesariamente una conducta determinada. No hace falta la repetición
sistemática para un determinado comportamiento. Un solo suceso que realmente nos
impresione o nos sorprenda ya es suficiente para crear el hábito o cierta expectativa.
Estos serían argumentos empíricos en contra de la teoría de Hume, pero también los hay
puramente lógicos:
Cuando Hume refutó el problema de la inducción, se enfrentó con uno nuevo: ¿entonces
cómo conocemos, cómo obtenemos realmente nuestro conocimiento? O bien no hay
ningún procedimiento inductivo, o bien lo hay y no tiene validez lógica, conduciendo a
un regreso al infinito. Cualquiera de las dos, implicaría un conocimiento irracional.
Popper invierte la teoría de Hume: Lo que explica la repetición para nosotros es que
tenemos una propensión a esperar regularidades y buscarlas. (*Aunque entonces la
postura de Popper sería tan subjetiva como la de Hume, la cual critica precisamente por
eso. Si cada cual espera una cierta regularidad, entonces habría una multiplicidad de leyes
causales distintas). Para Popper no hay repetición en el mundo captada por el sujeto, sino
que es el sujeto el que a partir de ciertas leyes busca que haya repeticiones en el mundo.
(*Vemos aquí una clara similitud con el “giro copernicano” de Kant).
Popper reconoce que, además de funcionar así, debe hacerlo. Dice: “Debemos tratar
activamente de imponer regularidades al mundo. Debemos tratar de descubrir similitudes
en él e interpretarlas en función de las leyes inventadas por nosotros. Debemos saltar a
conclusiones. Quizá tengan que ser descartadas luego, si la observación muestra que son
erradas”.
Esto conduce a una teoría de ensayo y error, de conjeturas y refutaciones. Los intentos
por imponer interpretaciones al mundo son lógicamente anteriores a la observación
de similitudes.
Las expectativas serían en ese sentido un cierto tipo de conocimiento, que podría ser
psicológico a priori, o genéticamente a priori. Es decir, anterior a toda experiencia
observacional. Una de las más importantes expectativas es hallar una regularidad. Es una
expectativa instintiva, que es psicológicamente a priori y que “corresponde muy de
cerca a la ley de causalidad que Kant consideraba como parte de nuestro equipo mental
y como válida a priori.
Ahí está precisamente el error de Kant, que habiendo planteado bien la crítica a la teoría
de Hume de la causalidad, pensaba que al operar a priori, hacía necesario el éxito de
nuestro conocimiento causal. Pero no reconoció la posibilidad de que este fallase en el
medio en el que se aplica, pues puede fracasar. Kant tenía razón al decir que “nuestro
intelecto no extrae sus leyes de la naturaleza, sino que impone sus leyes a la naturaleza”,
pero erró al pensar que por ello necesariamente estas leyes causales son siempre
verdaderas o válidas. Porque “la naturaleza, muy a menudo, se resiste exitosamente”.
Bajo el prisma de Popper habría que asumir por lo tanto que la aceptación de una ley por
parte de la ciencia es solamente tentativa, es decir, que en realidad todas las leyes y teorías
son conjeturas.