Platicas Primera Comunión
Platicas Primera Comunión
Platicas Primera Comunión
PLATICA DIA 1
¿QUÉ ES UN PADRINO?
Padrinos son Testigos Conocer a alguien quien vive su fe es un ejemplo muy poderoso. El candidato te selecciono como
un guía en el camino de fe. Como testigo, debes de preguntar, “¿Está creciendo mi ahijado en so fe? ¿Cómo puedo ayudar
a este joven en su conocimiento de Dios y en su desarrollo como Católico?”
Padrinos son Amigos El padrino sirve como compañero a su ahijado. Si usted y su ahijado viven cerca de cada uno, puedes
hacer una persona integral en la vida de el o ella. Si viven lejos, una llamada por teléfono o nota recaudatoria del
compromiso que ha hecho usted a su ahijado significa que como padrino, servís como un amigo adulto.
Padrinos son un modelo a seguir Antes de que usted se siente abrumado con responsabilidad, recuerde que no es
necesario ser perfecto. Simplemente es necesario retarse a crecer en su propia fe, y poner en práctica lo que una vida
entregada a fe requiere. Este proceso es un viaje para usted y su ahijado. Crecer en su propia fe es importante. Ejemplos
de cómo realizar esta meta siguen: atienden misa juntos, atienden el sacramento de Reconciliación y hablen del efecto de
los sacramentos en ti mismo y en la vida de usted.
Un Padrino que refleja a Dios. Aceptando el papel de padrino quiere decir que usted humildemente puede ayudar a que
Dios toque el corazón, el tipo de vida, y el desarrollo de fe de su ahijado. Orando ayuda a acordarle que no lo estas asiendo
solo, y a sentir el movimiento del Espíritu Santo en la vida diaria. ¡Ore por su candidato diariamente!
PASO SEGUNDO
Tocará ahora la tarea constante de iniciarles en las primeras oraciones, de enseñarles a hacer la señal de la cruz, de
hablarles del niño Jesús, de explicar el portal de Belén, de enseñarles la letra de un villancico, de inculcar el valor del
silencio y del saber estar con respeto en una celebración, de dar la mano a un desconocido en el momento de la paz, de
echar alguna moneda en el cepo, o de encender una vela al salir de la Parroquia. Hablar a los niños de Dios, de la Virgen,
de los Santos, del Cielo, del Pan y del Vino del Señor y hablarles de los pobres, de los marginados, de los que pasan
necesidad, haciéndoles ver que son los preferidos de Dios y también hermanos nuestros. Pequeños gestos de fe que sirven
para ir cultivando la dimensión espiritual del niño.
PASO TERCERO
Tocará preocuparse, en la medida de lo posible y si nos dejan, de una educación cristiana, donde se pueda realizar la difícil
tarea de educar académicamente en un ambiente de fe. Mientras tanto, seguir viviendo con los pequeños gestos de la fe,
sabiendo que la semilla está siendo cuidada, regada, mimada… hasta que un día vaya germinando. Se recoge en distinto
tiempo del que se siembra, marca una de las leyes de la cosecha.
“Crecer en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2, 52), esta cita nos dará la clave y será la brújula
que nos oriente en la educación de nuestro hijo. Tres grandes pilares para la educación integral. Crecer como crecía el
mismo Jesús, modelo de toda persona.
PASO CUARTO
Llegará la edad de ir preparándose para la Primera Comunión. Habrá que apuntarlo a la Parroquia o a las catequesis del
Colegio. Conocer al catequista o a la catequista, lo más seguro será una catequista… Interesarse y dialogar en casa por los
temas que se van tratando. Renovarán el primer año, a modo de recordatorio, las promesas que se realizaron en el
Bautismo. Nosotros, como padres, recordaremos también los compromisos que adquirimos ese día, como el de querer
educarles en la fe de la Iglesia. Llegará la Primera Confesión y nos tocará hablarles como padres, de nuestra experiencia
del amor misericordioso de Dios, que ama hasta el extremo y que perdona siempre, que nos ayuda a levantarnos cuando
nos caemos y nos enseña a empezar de nuevo cuando las cosas nos salen mal.
PASO QUINTO
¿Y cómo llega la Primera Comunión? Digo cómo y no cuándo, porque es el cómo lo que debería preocuparnos. Cómo nos
presentamos a recibir este sacramento como padres de un hijo que lo va a recibir por primera vez. El niño aprende más
de lo que los padres viven que de lo que puedan recibir en catequesis. Un paso importante, pero un paso más. Hay que
seguir avanzando. Haciendo crecer la fe, haciendo crecer la gracia para que no se frustre (1ª Cor 15, 10b); así
conseguiremos, con la ayuda de Dios, que el espíritu de nuestro hijo no se quede en un “espíritu S” o de talla pequeña,
sino que se vaya desarrollando con la edad y vaya siendo un “espíritu M”, “L”, “XL” o “XXL”. La Primera Comunión es un
paso importante, pero un paso más dentro de un proceso, dentro de una trayectoria que no es más que la vida misma.
Dios se hace el encontradizo en la Palabra, en un trozo de Pan y en un poco de Vino. Convertir el Sacramento de la Primera
Comunión en una meta final es disecar la fe, y no dejar que siga creciendo. Dios nos da la fe para que nos desarrollemos
plenamente como auténticas personas y para que seamos plenamente felices; para eso hemos sido creados, para vivir la
Vida con mayúsculas. Dios no quita nada, al contrario, lo da todo. No estamos llamados a vivir una vida mediocre, chata,
rutinaria y gris, sino a una vida plena y total… Sólo Dios es capaz de hacernos vivir así. ¿No queremos lo mejor para nuestros
hijos? ¿estamos dispuestos a transmitir este estilo de vida plena a nuestros hijos? ¿seguimos dando pasos?
Los frutos de La Primera Comunión
Unos padres cristianos quieren lo mejor para sus hijos y qué hay mejor que dar a tu hijo la posibilidad de que Cristo le
salga al encuentro a través de su Cuerpo y su Sangre; sin duda, es el mejor regalo que pueden recibir a los nueve años.
Los padres, leyendo el Catecismo de la Iglesia, podemos comprender con más detalle cómo ese bien es todavía mucho
más concreto de lo que en un principio pudiéramos imaginar.
Para los niños, la Primera Comunión es uno de los Sacramentos de Iniciación Cristiana y un momento importante
en su vida, pues reciben por primera vez el cuerpo y la sangre de Cristo; con ello, la familia, principalmente los papás,
adquieren cuatro compromisos de fe, por lo tanto, este Sacramento va más allá de un evento social.
“La Primera Comunión es ante todo una fiesta en la que celebramos que Jesús quiso quedarse siempre a nuestro lado y
que nunca se separará de nosotros. Es una fiesta que ha sido posible gracias a nuestros padres, nuestros abuelos,
nuestras familias y a las comunidades que nos han ayudado a crecer en la fe”.
2. La Eucaristía: La familia se ha comprometido desde el Bautismo a acompañar al pequeño a crecer en su vida de fe,
responder sus dudas, orar juntos , acudir a Misa, leer los Evangelios, dar gracias por los alimentos, así como continuar con
los sacramentos de la Confesión y la Eucaristía, detalla el P. Víctor.
Es común escuchar que muchos adultos no han recibido la Comunión desde hace más de 20 años, cuando hicieron su
Primera Comunión. “La celebración de este sacramento no culmina, pues es un compromiso vitalicio que adquieren los
padres y los niños con Cristo porque es a través de la Eucaristía donde se refuerza la fe”, señala el párroco.
“Hacer la Primera Comunión significa querer estar cada día más unidos a Jesús, crecer en amistad con Él y que otros
también puedan disfrutar de la alegría que nos quiere regalar. Recordad que este es el sacramento de la Primera
Comunión y no de la última, acuérdense de que Jesús los espera siempre”.
3. Defender la fe: El último Sacramento de Iniciación Cristiana que se recibe es la Confirmación, con la cual se completa la
obra del Bautismo y se fortalecen los siete dones del Espíritu Santo (sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia,
piedad y temor de Dios).
Lee: ¿Cuáles son los 7 dones del Espíritu Santo? El Papa nos explica
Este importante sacramento se toma a la ligera por los padres, pues piensan que con la Primera Comunión “ya
cumplieron”. Los Sacramentos no son un requisito, son las herramientas necesarias para encontrarse con Dios a lo largo
del camino de la vida y no perderse.
“Este Sacramento de la Confirmación nos afianza con la Iglesia y nos da la fuerza especial del Espíritu Santo para
defender la fe y confesar el nombre de Cristo”, refirió el Papa Francisco durante una audiencia general en 2014.
4.-Testimonio: Compartir con amor el orgullo de ser cristianos y tener a Dios al centro de la familia, es un gran ejemplo
que los padres deben de dar a sus hijos, pues esto los motivará a vivir así en su vida cotidiana, puntualiza el párroco.
“La fe no es sólo recitar el ‘Credo’, sino que se expresa en él. Transmitir la fe no quiere decir ‘dar información’ sino
‘fundar un corazón en la fe de Jesucristo’, la cual no puede realizarse mecánicamente, es transmitir lo que nosotros
hemos recibido. Y este es el desafío para un cristiano: ser fecundo en la transmisión de la fe. También es el desafío de
la Iglesia: ser madre fecunda, dar a luz hijos en la fe”.
PLATICA DIA 2
Recibir al Señor el día de la primera comunión puede resultar ser una anticipación de la gloria del cielo. Los padres
queremos que nuestros hijos sean hombres y mujeres alegres, ¿qué mayor alegría que recibir a Cristo mismo aquí en la
tierra?
Lo recibido mediante este sacramento se convierte desde ese instante en alegría, paz, caridad, gozo; todos
tenemos experiencia de ello, aunque a veces la rutina y la distracción nos han apartado de la sencillez y de la mirada
profunda de nuestros hijos. Tenemos que transmitirles esta alegría, porque sabemos que fuera de este lugar no hay nada
que llene tanto el corazón del hombre como su amigo Jesús que se da en el sacramento de la Eucaristía.
La eucaristía nos separa del pecado. El pecado es la mayor tragedia que le puede ocurrir al ser humano. Pues bien, cuando
nosotros comulgamos, una vez recibido. el sacramento de la Penitencia si fuera necesario, nos separamos de la ofensa a
Dios. Hombres nuevos por la gracia del sacramento, ¿Cómo no darles este tesoro a nuestros hijos? ¿Cómo se lo van a
perder ellos?
Cuando los cristianos hablamos de Dios no nos referimos a un Dios impersonal, a un ser lejano que nos limita, sino
a un Dios que se manifestó en Jesucristo y se quedó con nosotros, está presente y en la comunión acrecentamos nuestra
unión a Cristo, que se hace compañero en nuestra vida y como padres, que tenemos esta certeza, así hemos de transmitirlo
a nuestros hijos. Nuestros hijos, al igual que nosotros, van a participar activamente de la vida de la Iglesia, ayudémosle a
sentirla como un lugar donde se les cuida y se les acerca a Jesús, que está presente en la comunión de los cristianos.
Aspectos a cuidar
La Primera Comunión es un momento importante en la vida de fe de un niño porque es cuando, de forma más consciente,
va a experimentar en él, por primera vez, la presencia y amistad de Jesús. Este hecho será, por tanto, un hito en su vida;
será un antes y un después.
Hay muchos aspectos que habría que cuidar para que el acontecimiento de la Primera Comunión deje una huella
especial en el niño. Pero hoy sólo queremos insistir en uno: el social (traje, regalos, convite, dinero, fotos, etc). Caer en la
trampa del consumismo o hacer de la Primera Comunión un acto social, por encima de todo, sería confundir al niño,
hacerle dudar de para qué se ha estado preparando durante cierto tiempo. Sería como haber regalado un hermoso
paquete, pero sin regalo dentro o un libro sin letras. Hacer fiesta sí, porque el acontecimiento lo requiere y la alegría se
comparte con los más allegados; pero nunca de tal forma que ahogue el verdadero motivo de la misma.