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Ensayo Sobre La Historia Del Derecho Comparado

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Ensayo sobre La historia del Derecho Comparado

Considero que esta rama del diestro es importante, ya que al hacer paralelismos
podemos tomar y/o mejorar nuestro Derecho, basándonos o tomando en cuenta el de
otras naciones. La comparación en el ámbito jurídico no debe desaparecer, ya que esta
ahora y siempre será de utilidad.

Ichel Chamila Villaman


Mat.: 100622190
Sección: 50
¿Qué es el Derecho Comparado?
El Derecho comparado es una disciplina que compara las semejanzas y diferencias entre
distintos sistemas jurídicos de todo el mundo con el fin de comprender y mejorar el
ordenamiento jurídico de un país determinado. El Derecho comparado es producto de los
diferentes sistemas jurídicos de un país. Por lo tanto, es necesario estudiarla para
comprender las diferencias y similitudes, así como los fracasos y éxitos de esta clase con
el fin de mejorar las instituciones de un país y, por lo tanto, su sistema jurídico.

Historia del D. C
A la gente siempre le han interesado las comparaciones, comparar personas y cosas, y el
Derecho no es una excepción. Desde la antigüedad, las leyes se han comparado no por
mera curiosidad, sino para beneficiarse de la experiencia de otros países. Según la
tradición, Solón y Licurgo se inspiraron en el derecho extranjero para desarrollar un
sistema jurídico que se estableció en las ciudades griegas de Atenas y Esparta,
respectivamente. Aristóteles estudió 153 constituciones de ciudades griegas y de otros
países para descubrir qué sistema de gobierno era el mejor; pero no propuso una forma
de gobierno adecuada que pudiera aplicarse a todas las sociedades, sino que creía que las
constituciones debían adaptarse a las necesidades de cada nación, llegando a decir: "Las
leyes no son como el fuego que arde por igual en Persia y Atenas". Con ello quería decir
que el derecho dependía en gran medida de las condiciones naturales y sociales.
Con motivo de la redacción de las Doce Tablas en Roma, se envió una delegación a Grecia
para estudiar la ley e inspirarse en ella.

En 1547, Enrique VIII creó las Reales Facultades de Derecho Romano en las
universidades de Cambridge y Oxford. De este modo, formó a diplomáticos para negociar
con diplomáticos de la Europa continental estudiando su interpretación de la ley.
Montesquieu, en cambio, trataba de profundizar en el espíritu de la ley para definir los
principios generales que debían guiar una buena administración.
Aunque la comparación siempre ha existido, el término "derecho comparado" o "derecho
comparado" no era muy conocido; no fue hasta finales del siglo XVIII cuando surgió el
interés por el derecho extranjero y su comparación con el derecho nacional. Este interés
se despertó en Alemania gracias a los escritos de Paul Anselm von Feuerbach.
Más tarde se retomó en Francia, donde en 1832 se creó un departamento de derecho
comparado y en 1869 se fundó en París la Sociedad de Derecho Comparado. El Primer
Congreso Mundial de Derecho Comparado se celebró en 1900.

El término "derecho comparado" se sustituyó por el más amplio de "jurisprudencia". En


una de sus conferencias, René David argumentó que el derecho comparado era un término
inapropiado que debía evitarse, para no confundirlo con tratamientos similares de otras
áreas de la jurisprudencia. Gran parte de la polémica podría haberse evitado si se hubiera
utilizado el término "método comparativo" o "derecho comparado".
¿Método evaluativo o ciencia?
El estudio del Derecho no significa admirar ciegamente lo que es diferente del Derecho
nacional, ni seguir tendencias o métodos supuestamente modernos propuestos o
presentados por el Derecho nacional. Niboye dice: "La tarea del comparativista no
consiste en convertirse en importador de bienes jurídicos. Habiéndose beneficiado
culturalmente del estudio de algún derecho extranjero, debe, por el contrario, guardarse
de la fácil tentación de adoptar el derecho extranjero tal como lo ha encontrado, en lugar
de crearlo él mismo." No obstante, la necesidad de estudiar las legislaciones de países
extranjeros, especialmente las más próximas a la propia, es una realidad doctrinal si se
quiere cumplir la importante función encomendada a la jurisprudencia en el desarrollo y
perfeccionamiento del Derecho. La incorporación de instituciones jurídicas extranjeras
no es una cuestión de nacionalidad, sino de utilidad y necesidad. Nadie se molestaría en
comprar algo en el extranjero si fuera de igual o mejor calidad en su país.
Cuando se propone una solución extranjera como la mejor, hay que responder a dos
preguntas: en primer lugar, si ha funcionado en el país de origen y, en segundo lugar, si
funcionará en el país donde se aplicará.

La investigación en Derecho comparado puede servir para varios fines. En primer lugar,
al comparar su propio ordenamiento jurídico con el de otro país, puede aprender los
principios básicos del sistema jurídico de un país y así comprenderlo mejor. Muchas leyes
de un país se derivan o inspiran en las leyes de otros países. En ambos casos, las leyes,
resoluciones judiciales y doctrinas extranjeras contribuyen a una mejor comprensión del
ordenamiento jurídico nacional.

No debemos olvidar que muchas de las instituciones jurídicas del sistema jurídico
mexicano fueron importadas del extranjero: El Defensor del Pueblo, al que llamamos
Defensor de los Derechos Humanos, procede de Suecia, y nuestro sistema federal sigue
el modelo de los IVA de Estados Unidos y Francia. Por tanto, este diestro, no debe
convertirse en una disciplina puramente teórica que aplique sus conceptos de forma
abstracta y alejada de la realidad. Más bien debe guiarse por un espíritu práctico para que
se convierta en una herramienta que puedan utilizar legisladores, jueces, abogados y
diplomáticos. La idea de comparación es la base del derecho relacionado, que en realidad
es una comparación de derechos, por lo que sin comparación no hay derecho comparado.
Este primer concepto, que no parece necesario mencionar, es esencial porque elimina la
confusión entre Derecho comparado y Derecho extranjero y permite distinguir claramente
el Derecho comparado del Derecho internacional privado y de la unificación.
El estudio de una o varias leyes extranjeras no es Derecho comparado porque no es
comparativo. El conocimiento del Derecho extranjero es un requisito lógico para el
Derecho comparado, porque no se puede comparar lo que no se conoce. Se puede estudiar
Derecho extranjero sin estudiar Derecho comparado, pero no se puede tener Derecho
comparado sin estudiar Derecho comparado.
Estudiar el Derecho de un país es conocer sus costumbres, su planteamiento de
determinados problemas y cómo los afrontan sus gentes con arreglo a las normas jurídicas
aplicables en ese país.
Comparación como herramienta legislativa
Los legisladores de todas las naciones se han dado cuenta de que en muchos ámbitos es
imposible formular una legislación adecuada sin el Derecho comparado, ya sea en forma
de estudio general o de informe sobre un tema concreto.
Este derecho requiere dos actores, y las semejanzas no se limitan a contrastar dos o más
sistemas o dos o más instituciones.

La diferenciación siempre se ha utilizado de forma más o menos sistemática en los textos


constitucionales. En los nuevos textos constitucionales, los órganos gubernamentales
comparan entre sí soluciones ya probadas o con sistemas de referencia desarrollados por
distintas instituciones, lo que constituye la influencia del modelo estadounidense en las
instituciones constitucionales latinoamericanas.
Los textos constitucionales y legislativos pueden identificarse a veces como copias reales
(traducciones) y a veces sólo como modelos de referencia.
A menudo se tienen en cuenta los precedentes extranjeros a la hora de redactar la
legislación nacional, pero cuando esta práctica se limita a copiar textos extranjeros, no
conduce a buenos resultados. A menudo se copian normas o reglamentos porque se
promulgaron en un país extranjero importante o porque el autor de la ley extranjera era
abogado en otro país.

Sin embargo, se ha comprobado que la importación de leyes extranjeras no ha tenido el


efecto deseado. Cuando la gente se encuentra con normas o costumbres diferentes de las
suyas, su primera reacción suele ser pensar que esas normas o costumbres son ridículas.
Un estudio de la legislación extranjera demuestra lo poco útil que es esta forma de pensar.
Nos enseña humildad y tolerancia y nos ayuda a comprender filosofías y culturas
extranjeras. Una norma que puede parecer absurda o ridícula adquiere un nuevo
significado cuando se contempla en el contexto del ordenamiento jurídico en su conjunto,
o cuando examinamos más detenidamente las circunstancias o la aplicación práctica de
la norma. La función más importante de la comparación es el conocimiento.
La comparación consiste en examinar uno o varios ordenamientos jurídicos diferentes.
El método comparativo debe basarse en otros métodos para proporcionar una base de
evaluación comparativa.

COMPARACIÓN MACRO Y MICRO


La función más importante de la comparación es el conocimiento.
La comparación consiste en examinar uno o varios ordenamientos jurídicos diferentes.
El método comparativo debe basarse en otros métodos para proporcionar una base de
evaluación comparativa.

Las comparaciones pueden referirse a sistemas en su conjunto (macrocomparaciones) o


a sectores o instituciones individuales (microcomparaciones).
La evaluación comparativa es un proceso lógico que implica un examen analítico de los
sistemas e instituciones objeto de estudio, una revisión de los datos recogidos, una
comparación y un resumen que conducen a una valoración crítica y un juicio comparativo.
La primera regla es que el conocimiento de la legislación extranjera es esencial.
El abogado que utiliza el método comparativo debe conocer y comprender el Derecho
con el que desea comparar.
Bibliografía

https://es.wikipedia.org/wiki/Derecho_comparado
Historia del Derecho. Utilidad

https://www.corteidh.or.cr/tablas/r34961.pdf
4. Comparación jurídica postmoderna Pág. 74
5. El uso jurisprudencial de la comparación Pág. 75

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