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Diezmo

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El mayordomo infiel experimentará una gran pérdida

La promesa hecha a los que honran a Dios de su sustancia todavía está registrada sobre las
páginas sagradas. Si el pueblo del Señor hubiera obedecido fielmente sus directivas, la
promesa se habría cumplido para ellos. Pero cuando los hombres pasan por alto las
pretensiones de Dios establecidas claramente delante de ellos, el Señor permite que sigan
sus propios caminos y cosechen el fruto de sus acciones. Quienquiera que se apodere para
su propio uso de la porción que Dios se ha reservado está demostrando que es un
mayordomo infiel. Perderá no sólo lo que ha retenido de Dios sino también lo que se le dio
como suyo.—The Review and Herald, 4 de febrero de 1902.

Se toma nota de toda retención egoísta

El Señor lee los pensamientos codiciosos en cada corazón que se propone retener lo que le
pertenece. Dios ve a los que son egoístamente descuidados en pagar sus diezmos y en llevar
sus donativos y ofrendas a la tesorería. El Señor Jehová lo comprende todo. Así como se
escribe un libro de memoria delante de él acerca de los que temen al Señor y piensan en su
nombre, así también se lleva un registro de todos los que se apoderan de los dones que Dios
les ha enviado a fin de que los usen para la salvación de las almas.—The Review and
Herald, 16 de mayo de 1893.

¿Por qué algunos pierden la bendición?

Apresuraos, hermanos y hermanas, en devolver a Dios un diezmo fiel, y en llevarle también


ofrendas de agradecimiento voluntarias. Hay muchos que no serán bendecidos hasta que
restituyan los diezmos que han retenido. Dios espera que redimáis el pasado. La mano de la
santa ley alcanza a cada alma que disfruta de los beneficios de Dios. Que los que han
retenido el diezmo hagan un cálculo exacto y devuelvan al Señor lo que han robado de su
obra. Haced restitución y llevad al Señor ofrendas de paz. “¿O forzará alguien mi fortaleza?
Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo”. Isaías 27:5. Si reconocéis que habéis obrado
mal al apropiaros de sus bienes, y os arrepentís cabalmente, él perdonará vuestra
transgresión.—The Review and Herald, 10 de diciembre de 1901

Cada peso es imputado

¿Retendréis de Dios lo que le pertenece? ¿Alejaréis de la tesorería la porción que Dios


reclama como suya? Si lo hacéis, estaréis robando a Dios, y cada peso será imputado contra
vosotros en los libros del cielo.—The Review and Herald, 23 de diciembre de 1890.

El diezmo de todo lo que poseemos es del Señor. Él se lo ha reservado para que sea
empleado con propósitos religiosos. Es santo. En ninguna dispensación él ha aceptado
menos que esto. Un descuido o una postergación de este deber provocará el desagrado
divino. Si todos los cristianos profesos llevaran sus diezmos a Dios, su tesorería estaría
llena.—The Review and Herald, 16 de mayo de 1882.

“Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus
graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”. Proverbios 3:9, 10
Este pasaje nos enseña que Dios, como el Dador de todos nuestros beneficios, tiene
derecho sobre todos ellos; que deberíamos considerar en primer lugar sus derechos; y que
los que honran esos derechos disfrutarán de una bendición especial.

Asimismo el diezmo de nuestras entradas es “santo a Jehová”. El Nuevo Testamento no


promulga de nuevo la ley del diezmo, como tampoco la del sábado, porque la validez de
ambas se da por establecida y su profundo significado espiritual se considera explicado...
Mientras nosotros como pueblo procuramos firmemente dar a Dios el tiempo que él se ha
reservado como suyo, ¿no le daremos también esa parte de nuestros recursos que él
reclama?—The Review and Herald, 16 de mayo de 1882.

Hay que diezmar las posesiones tanto como las entradas

Tal como lo hizo Abrahán, hay que pagar el diezmo de todo lo que se posee y de todo lo
que se recibe. Un diezmo dado fielmente es la parte del Señor. Retenerlo es robar a Dios.
Cada persona debe llevar con liberalidad los diezmos y las ofrendas a la tesorería del Señor,
con buena voluntad y con gozo, porque al hacerlo así recibe una bendición. Es peligroso
retener como propia la parte que le pertenece a Dios.—Manuscrito 159, 1899.

Para cada dispensación

Tal [se refiere a la experiencia de Abrahán y Jacob en el pago del diezmo] fue la práctica de
los patriarcas y profetas que vivieron antes del establecimiento de los judíos como una
nación. Pero cuando Israel se convirtió en un pueblo separado, el Señor le dio instrucción
definida acerca de este punto: “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como
del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová”. Levítico 27:30. Esta ley
no caducaría con los ritos y ofrendas de sacrificio que simbolizan a Cristo. Mientras Dios
tenga un pueblo en el mundo, sus derechos sobre él serán los mismos.El diezmo de todo lo
que poseemos es del Señor. Él se lo ha reservado para que sea empleado con propósitos
religiosos. Es santo. En ninguna dispensación él ha aceptado menos que esto. Un descuido
o una postergación de este deber provocará el desagrado divino. Si todos los cristianos
profesos llevaran sus diezmos a Dios, su tesorería estaría llena.—The Review and Herald,
16 de mayo de 1882.

El que da a los hombres la facultad de obtener riquezas, ha unido al don una obligación.
Reclama una porción determinada de todo lo que adquirimos. El diezmo pertenece al
Señor. “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los
árboles”... “Y todo diezmo de vacas o de ovejas [...] será consagrado a Jehová”20Levítico 27:30,
32.
. La promesa hecha por Jacob en Betel, muestra lo que abarca la obligación. “De todo lo
que me dieres—dijo—, el diezmo apartaré para ti”21Génesis 28:22..

“Traed los diezmos al alfolí”22Malaquías 3:10., es la orden de Dios. No se extiende ninguna


invitación a la gratitud o generosidad. Es una cuestión de simple honradez.
El diezmo pertenece al Señor, y él nos ordena que le devolvamos lo que le pertenece.

“No te afanes por hacerte rico”

“No te afanes por hacerte rico [...]. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, que son nada?
De cierto se hacen como alas de águila, y vuelan al cielo”28Proverbios 23:4, 5..“Dad y se os dará;
medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo, porque con la
misma medida con que medís, os volverán a medir”29Lucas 6:38..“Honra a Jehová con tus
bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros estarán colmados con
abundancia y tus lagares rebosarán de mosto”30Proverbios 3:9, 10..

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