El Criollismo. 5° Año.
El Criollismo. 5° Año.
El Criollismo. 5° Año.
El criollismo fue un movimiento literario que se dio en América Latina entre los siglos XIX y XX.
De raíces exclusivamente americanas, nació luego de que el continente tomara conciencia de sus
diferencias con respecto a España y al resto del mundo. Esta conciencia vino de la mano de un
renacimiento por el orgullo de la cultura autóctona.
Los diferentes paisajes, llanos, selvas, pampas, al igual que sus moradores, rancheros,
hacendados, llaneros y gauchos, fueron tema inagotable de escritura.
Por otro lado, el criollismo trajo a la escena literaria una lucha que los escritores asumieron como
un combate entre la civilización y lo que ellos denominaron barbarie. Barbarie para ellos era el
negarse al progreso, representado por las ideas de la Ilustración.
Sus representantes daban a entender que la América Latina era una gran selva que se resistía a
ser conquistada.
La resistencia de sus moradores constituyó, entonces, un intento de la barbarie por prevalecer.
Toda esta carga simbólica y poética fue registrada por grandes narradores y prolijos literatos que
se encargaron de darle vida a este conflicto.
Por otra parte, constituyó un esfuerzo voluntario por establecer las nuevas identidades
nacionales, surgidas de la reciente independencia de España.
El término criollismo proviene de una expresión que se acuñó durante el período colonial: criollo.
Esta palabra denominaba a los hijos de españoles que habían nacido en las tierras del Nuevo
Mundo.
Con el transcurso de los años, este calificativo evolucionó para convertirse en un rasgo de
identidad de la América hispana. En especial, se refería a las tradiciones, costumbres y modos de
ser de la población descendiente de los primeros pobladores españoles.
Así pues, el criollismo literario surgió por el deseo de retratar las costumbres de ese pueblo que
fue generándose en el transcurso de los años, reflejando los rasgos característicos de cada uno
de esos grupos humanos.
COSTUMBRISMO
El objetivo principal del criollismo literario fue conseguir la afirmación cultural. A través de sus
obras, se buscaba marcar una diferencia con la cultura europea y española, particularmente.
Este objetivo tuvo su primordial razón de ser durante la guerra de Independencia. Políticamente,
se necesitaba esta diferenciación como razón para su separación.
Tras la independencia, la necesidad de establecer identidad propia de los países recién liberados
promovió la exaltación de lo autóctono.
Aunque aún arrastrando patrones heredados de la colonia, los pueblos americanos mostraron
orgullosamente sus características internas.
ESPACIO PARA LA DENUNCIA
La producción literaria criollista fue concebida por algunos de sus escritores como una novela
social de denuncia. Su razón no era sino exhibir la minusvalía de los criollos como producto del
trato colonialista.
Las grandes mayorías autóctonas –o lo que ellos consideraban autóctono, que eran los
descendientes de españoles nacidos en América– estaban fuera de las esferas de decisiones
sociales y económicas del Estado.
Asimismo, el criollismo se erigió como un elemento de lo que posteriormente fue conocido como
nacionalismo cultural. Cada uno de los grupos sociales mostraban las debilidades heredadas e
hicieron aflorar sus diferencias entre ellos, incluso entre grupos ubicados en el mismo continente
americano.
La novela criollista privilegió, como sus personajes representativos, a grupos del pueblo, a los
sectores más afectados por la modernización. A ellos los erigió como representantes de la
idiosincrasia nacional. Esta acción alertó al resto del mundo sobre el cambio en el concepto de
nación que se dió entre los siglos XIX y XX.
De igual modo, tomó sus costumbres, tradiciones, alegrías y pesares para hacer el retrato
completo. Mientras más rasgos eran incorporados al relato, más específico era el retrato.
Cualquier lector podía ubicar geográficamente a los personajes descritos.
ESCENARIOS NO MODERNIZADOS
En el inicio, las acciones de las novelas eran situadas, de manera preferente, en regiones no
modernizadas. En la medida en que se dio la evolución de las sociedades, se usaron otros
escenarios (calles, barrios, ciudades).
Dentro de las historias se detallaban las vidas de los iletrados, minorías étnicas, mujeres y
desposeídos. Los lectores podían así conocer el estado de modernización negada a estos
personajes.
La literatura criollista era una forma propagandística al servicio de la integración nacional. Los
grupos sociales se consolidaron en sus características comunes que los identifican. Se habla de
gauchos, cariocas, nicas y ticos para significar grupos de características similares.
Al apelativo social se cohesionan todas estas características. Así pues, la mención del apelativo
trae a la mente del lector sus características distintivas. Por ejemplo, decir carioca trae a la mente
samba, carnavales y caipirinhas, pero también trae envuelto favelas, pobreza y discriminación.
Desde el momento en que el criollismo surgió como una corriente literaria, a finales del siglo
XIX, se declaró como una literatura campesina. En ella predominaban las descripciones del
paisaje y el enfoque de ambientes locales coloridos.
Más tarde, la mayoría de los escritores desdeñaron la vida campesina como tema preferido y se
decantaron por la ciudad con sus descripciones y enredos.
A fines del siglo XIX, la vida urbana en las ciudades de Hispanoamérica tomó preponderancia
dentro de este movimiento.Estas nuevas contradicciones sirvieron de tema de escritura para los
artistas del criollismo literario.
Francisco Lazo Martí fue un poeta y médico cuyas obras marcaron la tendencia de la poesía y la
narrativa venezolana de su tiempo. Su trabajo fue fuente de inspiración para otros escritores
como Rómulo Gallegos (1884-1969) y Manuel Vicente Romero García (1861-1917).
En 1901, Francisco Lazo Martí publicó su obra maestra, Silva criolla a un bardo amigo. En ella se
destaca al llano venezolano como un espacio icónico de contemplación en donde se desarrollan
evocaciones de su hogar natal.
Entre otros poemas de su autoría se pueden destacar Crepusculares, Flor de Pascua, Veguera y
Consuelo.
Rómulo Ángel del Monte Carmelo Gallegos Freire fue un político y novelista venezolano. Su obra
maestra, Doña Bárbara, publicada en 1929, tuvo sus orígenes en un viaje que el autor hizo por
los llanos venezolanos. En ese viaje, la región y su carácter primitivo lo impresionaron y motivaron
para escribir la obra.
Entre otras obras de su amplio repertorio destacan también El último Solar (1920), La trepadora
(1925), Cantaclaro (1934), Canaima (1935), Pobre negro (1937), El forastero (1942), Sobre la
misma tierra (1943), La rebelión (1946), La brizna de paja en el viento (1952), Una posición en la
vida (1954) o El último patriota (1957).
Médico y escritor mexicano, es uno de los máximos representantes del criollismo latinoamericano,
con su novela Los de abajo, publicada en 1916. Es considerado como uno de los fundadores de
la literatura de la Revolución mexicana.
Escribió teatro, cuentos y novelas, y se opuso con firmeza a Porfirio Díaz. Entre sus obras
podemos destacar las novelas María Luisa (1907), Los fracasados (1908) o Andrés Pérez,
maderista (1911).
De su amplia producción resaltan Cuentos del Maule (1912), Cuna de Cóndores (1918), La
sombra del caserón (1919), Zurzulita (1920), Chilenos del Mar (1929) y Hombres de la selva.
José Eustasio Rivera fue un abogado y escritor colombiano. En 1917, mientras se desempeñaba
como abogado de una comisión limítrofe, tuvo la oportunidad de conocer las selvas colombianas
y las condiciones en las que vivían sus habitantes. De esta experiencia Rivera sacó la inspiración
para escribir su gran obra que tituló La Vorágine (1924).
Aparte de su actividad novelística, Rivera fue un prolífico poeta. Se estima que en toda su vida
escribió alrededor de 170 poemas y sonetos. En su libro titulado Tierra de promisión (1921)
recopiló 56 de sus más selectos sonetos.
Augusto D’Halmar fue el seudónimo usado por el escritor chileno Augusto Goemine Thomson. De
padre francés y madre chilena, D’Halmar fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en
1942.
Su producción novelística incluye Juana Lucero (1902), La lámpara en el molino (1914), Los
Alucinados (1917), La Gatita (1917) y La sombra del humo en el espejo (1918).
De sus poemas, son reconocidos ‘Mi otro yo’ (1920), ‘Lo que no se ha dicho sobre la revolución
real española’ (1936) y ‘Palabras para canciones’ (1942), entre otros.
Baldomero Lillo Figueroa fue un cuentista chileno. De su experiencia trabajando en las minas de
carbón sacó la inspiración para escribir una de sus más famosas obras, Sub terra (1904). En esta
obra delineó las duras condiciones en las que trabajaban los mineros, en especial los de la mina
chilena conocida como “Chiflón del Diablo”.
Entre otras obras de su repertorio, se pueden mencionar Sub sole (1907), Relatos populares
(1947) y El hallazgo y otros cuentos del mar (1956). Asimismo, son muy recordadas La hazaña
(1959) y Pesquisa trágica (1964).
Horacio Quiroga fue un escritor de cuentos uruguayo al cual se le dio el reconocimiento como
maestro de los cuentos cortos. Sus historias reflejaban la lucha del humano y el animal por
sobrevivir en la jungla tropical.
En sus obras representó lo primitivo y lo salvaje con imágenes exóticas. La obra generalmente
reconocida como su obra maestra, Anaconda (1921), retrató las batallas de las serpientes en la
jungla tropical, la no venenosa anaconda y la venenosa víbora.
Entre otras de sus obras están Cuentos de la selva (1918) y La gallina degollada y otras cuentos
(1925). De igual manera, delineó lo que en su opinión debería ser la forma de los cuentos
latinoamericanos, con su ensayo Decálogo del perfecto cuentista (1927).
Ricardo Güiraldes fue un poeta y novelista argentino reconocido por su trabajo en los que reflejó
el estilo de vida gauchesco con el que convivió durante gran parte de su vida.
Su obra más destacada fue la novela titulada Don Segundo Sombra (1926). En esta producción
literaria se narraban la azarosa vida del campo y su amenaza de extinción por la expansión del
progreso.
Benito Lynch fue un novelista y cuentista que se dedicó a retratar en su obra la psicología de
personas comunes de la vida rural argentina en actividades cotidianas.
Su primera novela importante, Los caranchos de la Florida (1916), trató del conflicto entre un
padre, dueño de una ganadería, y su hijo, quien regresó después de estudiar en Europa.
También, destacan en su obra novelista y cuentista Raquela (1918), El inglés de los güesos
(1924), La evasión (1922), El potrillo roano (1924), El antojo de la patrona (1925) y El romance de
un gaucho (1930).
Escritor, poeta, militar, político y periodista argentino, es autor del poema Martín Fierro, obra
cumbre de la literatura gauchesca y criollista. Fue escrito en dos partes, la primera, El gaucho
Martín Fierro, publicada en 1872, y la continuación en 1879, La vuelta de Martín Fierro.
Este poema épico es considerado por la crítica como una de las obras más importantes de la
literatura argentina.,,