TITO
TITO
TITO
consagrado como obispo de la isla de Creta. Tito llevó la recaudación de fondos de Pablo a Corinto para
recoger dinero para los pobres de Jerusalén.
Más tarde, en Creta, Tito nombra presbíteros en cada ciudad y permaneció allí hasta su vejez. Muere en
la ciudad de Candia, actualmente llamada Heraklion.
Tito era un griego de Antioquía que había estudiado la filosofía griega y la poesía en sus primeros años.
Parece haber sido convertido por Pablo y se desempeñó como secretario e intérprete de Pablo. En el año
49, Tito acompañó a Pablo al Concilio de Jerusalén y, a pesar de que el apóstol había dado su
consentimiento para la circuncisión de Timoteo con el fin de hacer su ministerio aceptable entre los
judíos, no permitió lo mismo en lo que se refiere a Tito a fin de no parecer de acuerdo con aquellos que
querían obligar a los gentiles convertidos.
Hacia el final del año 56, Pablo yendose de Asia, envió a Tito de Éfeso a Corinto con la misión para
remediar las consecuencias precipitadas por la entrega de Primera Epístola a los Corintios y la dolorosa
visita de Pablo, en particular una ofensa personal significativa y el desafío a la autoridad de Pablo por un
individuo no identificado. Durante este viaje, Tito sirvió como mensajero de lo que comúnmente se conoce
como la "Carta Grave", una misiva de Pablo que se ha perdido, pero se menciona en la Segunda Epístola a
los Corintios. Después del éxito en esta misión, Tito viajó al norte y se reunió con Pablo en Macedonia,
donde el apóstol, feliz por el éxito de Tito, escribió 2 Corintios.
Tito regresó a Corinto llevando 2 Corintios con él y Pablo se reunió con él allí. Desde Corinto, Pablo envió a
Tito para organizar las colecciones de limosnas para los cristianos de Jerusalén. Tito era un pacificador,
administrador y misionero.
La tradición de la iglesia temprana sostiene que Pablo que, después de salir de su primer encarcelamiento
en Roma, fue a la isla de Creta a predicar. Las necesidades de otras iglesias que requerían su presencia,
ordenó a su discípulo Tito como obispo de esa isla y lo deja terminar el trabajo que había comenzado.
Crisóstomo dice que esto es una indicación de la estima que Pablo mantuvo con Tito. Pablo llamó a Tito de
Creta a unirse a él en Nicópolis en Epiro. Más tarde, Tito viajó a Dalmacia.
Aunque no se lo menciona en Hechos, Tito era uno de los compañeros de Pablo, en el cual depositaba
mucha confianza. La primera vez que oímos de él es en momentos de la controversia gentil, cuando
acompañó a Pablo y a Bernabé a Jerusalén (Gá. 2.1). Sirvió como caso de prueba, puesto que era gentil,
pero aparentemente no fue obligado a circuncidarse (Gá. 2.3). Tito probablemente acompañó a Pablo en
sus restantes viajes, pero no se dispone de información concreta acerca de sus trabajos hasta el
momento de la crisis en Corinto. Evidentemente actuó como representante de Pablo en Corinto durante el
año que precedió a la confección de 2 Co. (8.16), con la misión especial de organizar la recolección de la
ofrenda allí. La tarea quedó inconclusa, porque Pablo le pide a Tito que vuelva a Corinto a completarla (2
Co. 8.6).
Una tarea más delicada fue la de suavizar la tensa situación que había surgido entre Pablo y los corintios,
tarea que claramente requería un hombre de mucho tacto y fortaleza de carácter. Parece haber tenido
una personalidad más fuerte que Timoteo (1 Co. 16.10; 2 Co. 7.15), y poseía habilidades como
administrador. La comparación entre 2 Co. 2 y 7 sugiere que Tito llevó una carta de Pablo a los corintios,
que posteriormente se ha perdido (la "carta severa"), carta en la que el apóstol los reprendía con gran
angustia de corazón por su actitud arbitraria y altiva. Finalmente Tito volvió a unirse a Pablo en
Macedonia (2 Co. 7.6) con buenas noticias, y como resultado se escribió 2 Co. que posteriormente fue
llevada por Tito con gran solicitud (2 Co. 8.16s) por cuanto parece haber sentido un afecto particular y
mucha preocupación por los corintios. El apóstol lo describe como "compañero y colaborador" (8.23), que
jamás se hubiera atrevido a aprovecharse de las personas confiadas a su cuidado (12.18).
De la epístola dirigida a su nombre podemos colegir que Tito acompañó a Pablo a Creta después que este
último fue liberado de la cárcel romana, y que quedó allí para consolidar la obra (Tit. 1.5s). La carta insta
a Tito a usar su autoridad para establecer un ministerio digno, para vencer la oposición, y para enseñar
doctrina sana. Se le pide que se reúna con Pablo en Nicópolis cuando sea remplazado ya sea por Artemas o
Tíquico (Tit. 3.12), y es posible que haya sido enviado a Nicópolis a realizar una tarea evangelística en
Dalmacia, tarea a la cual estaba abocado cuando Pablo escribió 2 Ti. (2 Ti. 4.10). La tradición posterior,
sin embargo, supone que regresó a Creta, y lo describe como obispo del lugar hasta su ancianidad
(Eusebio, HE 3.4.6). Para la posibilidad de que haya sido hermano de Lucas (lo cual podría explicar la
ausencia de su nombre en Hch.).
TITO. Tito fue uno de los más fieles ayudantes de Pablo. Sus padres fueron griegos (Gálatas 2:3) y nada
más sabemos de su origen. Se convirtió por la predicación del apóstol Pablo. Este gentil acompañó a Pablo
a Jerusalén para oponerse a los judíos cristianos que exigían la circuncisión de los gentiles (Gálatas 2:1).
Su carácter inspiraba tal confianza que se le envió a Corinto a recoger la ofrenda para los pobres de la
iglesia de Jerusalén, y luego fue enviado a Creta cuando allá surgieron problemas (Tito 1:5). Más tarde,
según parece fue a Dalmacia (2 Timoteo 4:10), situada en la costa oriental del mar Adriático. Se menciona
a Tito en 2 Corintios, Gálatas, 2 Timoteo y, desde luego, en Tito.
'honorable'
Amigo íntimo, compañero de viaje y asistente del apóstol Pablo (2 Co. 3:13). Tito pertenecía a esa
iglesia gentil (Gá. 2:1) y aceptó el cristianismo en los comienzos del ministerio de Pablo en esa
ciudad. Cuando algunos miembros de la iglesia de Corinto se rebelaron contra Pablo, éste envió a
Tito para tratar de conseguir una reconciliación. La ansiedad del apóstol por el éxito de esta
empresa se echa de ver por la perplejidad que experimentó al no encontrarse con él en Troas, tal
como estaba planeado (2 Co. 2:12, 13; 7:6, 13, 14). Poco después se encontró con Tito en
Macedonia, y recibió con gozo los brillantes informes acerca del éxito de su misión.
Lo volvió a enviar a Corinto con su segunda epístola a los creyentes de esa ciudad, y también con el
fin de supervigilar la recolección de fondos para los pobres de Jerusalén. Años más tarde, antes de
su segundo encarcelamiento en Roma, Pablo escribió la epístola destinada a Tito. Lo había dejado
en Creta para que organizara las iglesias e instruyera a los creyentes (Tit. 1:4, 5). En su carta le
pide que se encuentre con él en Nicópolis. Lo último que sabemos de Tito es lo que Pablo le dice a
Timoteo en una de sus epístolas poco antes de morir: lo había enviado en una misión especial a
Dalmacia (2 Ti. 4: 10).
(Listra, actual Turquía, ? - Éfeso, 96) Santo y mártir cristiano que, según la tradición, ocupó la sede
episcopal de Éfeso y fue el discípulo predilecto de San Pablo, quien le dirigió dos epístolas.
San Timoteo
Según los Hechos de los Apóstoles, San Pablo conoció a Timoteo durante su estancia en Listra. Allí se
hospedó en casa de su familia, de la que guardó siempre un excelente recuerdo, a juzgar por lo que dejó
escrito en una de las dos epístolas que envió a su amado discípulo. Por las epístolas sabemos que la abuela
de Timoteo se llamaba Loida, y la madre Eunice; y que el propio San Pablo consideraba a Timoteo como un
"hijo amado", denominación con la que también se refiere a él cuando lo cita en su primera Epístola a los
Corintios. Dichas cartas nos revelan, además, otros datos acerca de Timoteo, como que era bastante
joven cuando conoció a San Pablo y que padecía dolencias estomacales.
También sabemos por los Hechos de los Apóstoles cómo San Pablo entró en contacto con Timoteo y su
familia. Al parecer, el Apóstol había llegado a Listra acompañado de San Bernabé, y había curado a un
tullido bendiciéndole en el nombre de Cristo. Las gentes de la ciudad, maravilladas por este milagro y por
la maestría con que ambos apóstoles predicaban, creyeron que ambos eran dioses disfrazados de
hombres, y corrieron en busca de los sacerdotes del Templo de Júpiter, rogándoles que sacrificasen un
toro en honor de aquellas dos deidades que se habían dignado visitarlos. San Pablo les sacó de su engaño
rasgándose las vestiduras para que vieran que eran hombres de carne y hueso, como el resto de los
mortales. El vulgo, entonces, se consideró burlado y apedreó a San Pablo y a San Bernabé hasta dejarlos
prácticamente moribundos. Pero la familia de Timoteo recogió a ambos predicadores y les proporcionó los
cuidados necesarios para que se recobrasen.
Siempre según los Hechos de los Apóstoles, San Pablo le impuso las manos y le exhortó a que fuera por el
mundo predicando la palabra de Dios. Fue así como San Timoteo acompañó al Apóstol en su segundo y
tercer recorridos misioneros. Más tarde debió de seguirle también en su marcha a Roma, pues en las
cartas que San Pablo escribió cuando se hallaba preso en Roma, el Apóstol de Tarso afirma que San
Timoteo se halla también en presidio junto a él.
Por los datos que brinda el historiador Eusebio de Cesarea (270-338), fue el propio San Pablo quien
nombró a Timoteo obispo de Éfeso. Un historiador posterior, San Juan Crisóstomo (350-407), afirma que
San Timoteo llegó a ser el presidente de todos los obispos de aquella región. Por estas fuentes sabemos
también que, hacia el año 96, siendo emperador de Roma Domiciano (51-96), Timoteo se empecinó en
impedir la celebración de una festividad que, a ojos suyos, era un torbellino de placer y corrupción. El
vulgo arremetió contra él con piedras y palos, y fue golpeado con saña hasta morir martirizado.
Seguro has escuchado de él. Nacido gentil, de madre judía creyente pero de padre griego. El favorito de
Pablo, su hijo espiritual; el reflejo más genuino del apóstol. Fue su mejor pupilo y quien más le representó.
Como líder y pastor, Timoteo dejó una huella en la historia de la iglesia primitiva, dando su vida por la
causa de Cristo desde su juventud y hasta su muerte.
Su aparición
El historiador Lucas relata que cuando Pablo llegó a la región de Derbe y Listra, allí había cierto discípulo
llamado Timoteo del cual “hablaban elogiosamente los hermanos que estaban en Listra y en Iconio” (Hch.
16:2).
Con un padre ausente por alguna razón que no conocemos, el cuidado del muchacho quedó bajo
responsabilidad de su madre Loida y su abuela Eunice (2 Ti. 1:5). Ellas le entrenaron bajo una educación
judía, como Pablo testifica cuando escribe que “desde niño has aprendido las Sagradas Escrituras” (2 Ti.
3:15).
Durante el intervalo de siete años entre el primer y el segundo viaje del apóstol, el joven creció en
madurez. Aquellos en la iglesia que tenían la más profunda visión del carácter cristiano y hablaban con una
expresión profética, le señalaron como especialmente adecuado para el ministerio (1 Ti. 1:18; 4:14).
Cuando se escribió 1 Timoteo, este líder había estado con Pablo por quince años como su compañero
constante (cp. Hch. 18:5, 18:22, 19:22, 20:4). Timoteo estuvo con él cuando escribió Romanos, 2 Corintios,
Filipenses, y Colosenses (Ro. 16:21, 2 Co. 1:1, Fil. 1:1, Col. 1:1). Con frecuencia, servía al apóstol en la
solución de problemas en las iglesias y el fortalecimiento de ellas en la fe (1 Co. 4:17; 1 Ts. 3:2; Fil. 2:19).
Por todo eso, ¡no es de extrañar la relevancia de Timoteo! Mencionado seis veces en Hechos, 17 veces en
las epístolas paulinas, y una vez en Hebreos, es evidente que tuvo una importancia histórica a los ojos de
Pablo, quien llegó a considerarlo casi como una réplica suya, como se infiere del elogio que traza de él en
Filipenses:
“Pero espero en el Señor Jesús enviarles pronto a Timoteo, a fin de que yo también sea alentado al saber
de la condición de ustedes. Pues a nadie más tengo del mismo sentir y que esté sinceramente interesado
en el bienestar de ustedes… Ustedes conocen los probados méritos de Timoteo, que sirvió conmigo en la
propagación del evangelio como un hijo sirve a su padre” (Fil. 2:19-22).
El comentario del pastor John MacArthur explica que el nombre Timoteo significa “el que honra a Dios”, y
eso fue algo que caracterizó a éste hombre. [1] Timoteo se convirtió en un colaborador, hijo espiritual, y
amigo cercano fiel del líder misionero y apóstol más grande de la historia.
Este hombre nos recuerda que Dios llama a personas de todo contexto para hacerlas partícipes de
su reino y de la extensión de éste.
Un ejemplo para esta generación
Cuando escribe su primera carta a este líder, Pablo le llama verdadero hijo en la fe (1 Ti. 1:2a). Con esto,
comprueba la autenticidad de su fe y llama a la iglesia de Éfeso a seguir su ejemplo. En esta expresión,
indica el Dr. MacArthur, hay implícitas cinco cualidades que caracterizaban a Timoteo: una fe auténtica,
obediencia constante, servicio humilde, sana doctrina, y convicción valiente.
A pesar de la falta de convicciones e integridad de algunos miembros de la iglesia en Éfeso, donde fue
líder por un buen tiempo, Timoteo mantuvo sus convicciones aun cuando le costara la vida. Según la
tradición, sufrió el martirio en Éfeso unos treinta años después, por oponerse a la adoración de la diosa
Diana. Él “retuvo firme hasta el fin [su] confianza del principio” (He. 3:14).
Timoteo vivió de forma extraordinaria. Su cuadro familiar no fue una limitación para ser instrumento del
Señor, ni una excusa para no tener carácter. Su corta edad tampoco fue justificación para no ser
comprometido. Así, este hombre nos recuerda que Dios llama a personas de todo contexto para hacerlas
partícipes de su reino y de la extensión de éste. Como Timoteo, tú también puedes ser usado por Dios
para la edificación de su pueblo y la salvación de los perdidos. ¿Estás listo para obedecer?
Timoteo
Hijo de un matrimonio mixto; la madre, que evidentemente lo instruyó en las Escrituras, era judía, y el
padre griego (Hch. 16.1; 2 Ti. 1.5). Era nativo de Listra (Hch. 16.1), y altamente estimado por sus
hermanos cristianos tanto allí como en Iconio (Hch. 16.2). No se especifica cuando se hizo cristiano, pero
resulta razonable inferir que fue convertido por Pablo en su primer viaje misionero, en el que estaba
incluida Listra, y que en esa ocasión fue testigo de los sufrimientos de Pablo (2 Ti. 3.11). No se sabe con
seguridad cuándo se hizo cristiana su madre Eunice; tal vez antes que Timoteo mismo, pero por cierto que
antes del segundo viaje misionero de Pablo.
El apóstol sentía una gran simpatía para con el joven Timoteo, y aun cuando hacía poco que había
remplazado a Bernabé por Silas como compañero de viaje, apregó a Timoteo a la partida, quizá como
sustituto de Juan Marcos, al que se había negado a aceptar (Hch. 15.36s). Esta elección parece haber
sido apoyada por otros, porque Pablo más tarde se refiere a manifestaciones proféticas que confirmaron
el que Timoteo debía ser apartado para esta obra (1 Ti. 1.18; 4.14). En ese momento habría recibido una
dotación especial para su misión, comunicada mediante la imposición de manos de los ancianos y Pablo (1
Ti. 4.14; 2 Ti. 1.6). Para aquietar cualquier oposición innecesaria por parte de los judíos del lugar, Timoteo
fue circuncidado antes de iniciar sus viajes.
Primeramente se le encomendó una misión especial a Tesalónica, con el fin de alentar a los cristianos que
estaban siendo perseguidos. Se lo asocia con Pablo y Silvano en los saludos en las dos epístolas enviadas a
dicha iglesia, y estuvo presente con Pablo durante su misión de predicación en Corinto (2 Co. 1.19). Se lo
vuelve a mencionar durante el ministerio del apóstol en Éfeso, cuando fue enviado con Erasto a cumplir
otra misión importante en Macedonia, de donde debía seguir viaje a Corinto (1 Co. 4.17). Timoteo era de
carácter tímido, evidentemente, porque Pablo insta a los corintios a que contribuyan a que se sienta
cómodo y a no despreciarlo (1 Co. 16.10–11; 4.17ss). Por la situación que se suscitó en Corinto (véase 2 Co.)
se ve que la misión de Timoteo no tuvo éxito, y resulta significativo que, aun cuando su nombre estaba
asociado con el de Pablo en los saludos de esta epístola, es Tito y no Timoteo el que ocupa el lugar de
delegado apostólico. Acompañó a Pablo en el otro viaje a Corinto, porque estaba con él como colaborador
cuando se escribió la epístola a los Romanos (Ro. 16.21).
Timoteo fue, también, en el viaje de Pablo a Jerusalén con la ofrenda (Hch. 20.4–5), y se lo vuelve a
mencionar cuando Pablo, ya prisionero, escribió Colosenses, Filemón, y Filipenses. En esta última epístola
es calurosamente elogiado, Pablo se propone mandarlo pronto a visitarlos, con el fin de asegurarse de su
bienestar espiritual. Cuando el apóstol fue liberado de la prisión y encaró nuevas actividades misioneras
en el Este, como lo indican las epístolas pastorales, parecería que Pablo dejó a Timoteo en Éfeso (1 Ti.
1.3) y le encomendó que se ocupara de los falsos maestros y supervisara el culto público y la designación
de autoridades en la iglesia. Si bien Pablo evidentemente esperaba poder reunirse con Timoteo, el temor
de que pudiera verse demorado lo movió a escribirle la primera carta, y esta fue seguida por otra cuando
Pablo no sólo fue arrestado nuevamente sino que estaba siendo juzgado, con peligro de tener que
enfrentar una sentencia de muerte. Timoteo recibió el encargo de apresurarse a ir a su encuentro, pero
no es posible determinar si llegó a tiempo o no. Más tarde Timoteo mismo fue hecho prisionero, como lo
demuestra He. 13.23, pero no se dan detalles, y no se sabe nada concreto en cuanto a lo que le ocurrió
posteriormente.
Era un hombre afectuoso (2 Ti. 1.4) pero muy temeroso (2 Ti. 1.7ss), que necesitó más de una admonición
de parte de su padre espiritual; se le advierte que no debe dar lugar a los deseos juveniles (2 Ti. 2.22), y
que no debe avergonzarse del evangelio (2 Ti. 1.8). Sin embargo, ninguno de los otros compañeros de Pablo
es elogiado tan calurosamente por su lealtad (1 Co. 16.10; Fil. 2.19ss; 2 Ti. 3.10ss). Resulta apropiado que
la carta final escrita por el apóstol fuese dirigida tan afectuosamente a este sucesor casi renuente,
cuyas debilidades son tan evidentes como sus virtudes.
Su madre era judía, y su padre griego (Hch. 16:1 ). Timoteo, que había llegado a ser un cristiano
activo, fue recomendado a Pablo por los hermanos de Listra y de Iconio, cuando el apóstol volvió a
visitar Listra en el curso de su segundo viaje misionero (Hch. 16:2 ). En su infancia había recibido
las enseñanzas de la biblia (2 Tim 3:15). Pablo y los ancianos le impusieron las manos y lo
consagraron a la evangelización (1 Timoteo 4:14 ; 2 Timoteo 1:6 ). Para no ofender a los judíos,
Pablo circuncidó a Timoteo. El apóstol Pablo llama a Timoteo mi hijo amado y fiel en el Señor (1
Corintios 4:17 ) y verdadero hijo en la fe (1 Timoteo 1:2 ), lo que indica que Pablo fue el
instrumento en la conversión de Timoteo. Acompañaba a Pablo y compartía sus trabajos. Fue sin
dudas uno de los más fieles colaboradores del Apóstol, tanto en sus viajes misioneros, como
también portador de sus mensajes, o incluso comitente de alguna de sus cartas auténticas.
Cuando Pablo fue a Atenas, inmediatamente hizo que Timoteo se volviera a visitar la iglesia de Tesalónica.
Durante la larga permanencia de Pablo en Éfeso,- Timoteo «le sirvió» y fue enviado delante a Macedonia y
Corinto para recordar a los corintios «mi proceder en Cristo» (1 Corintios 4:17). En Roma, Timoteo estuvo
con Pablo durante su encarcelamiento, cuando el Apóstol escribió algunas epístolas. Timoteo mismo al
parecer estuvo encarcelado algún tiempo (Hebreos 13:23). Algunas leyendas antiguas afirman que
Timoteo fue obispo de Éfeso (véase 1 Timoteo 1:3), y que fue muerto por anatematizar la fiesta de Diana
por su inmoralidad. Se menciona a Timoteo en 2 Corintios, Tito, Gálatas, Hechos, y naturalmente, en 1 y 2
Timoteo, a él dirigidas. Es interesante que Pablo le haya dirigido la última carta que escribió (2 Timoteo).
Timoteo era un joven líder de la iglesia primitiva. Lo más probable es que haya nacido en Listra, una
provincia romana de Galacia. Junto con Derbe, esta provincia es designada en Hechos 14:6 como
«ciudades de Licaonia». Otra posibilidad para la ciudad natal de Timoteo es precisamente Derbe,
pero Listra es más aceptada.
El padre de Timoteo era griego, pero su madre, Eunice, y su abuela, Loida, eran judías (Hechos
16:1; 2 Timoteo 1:5). Probablemente se convirtieron durante la primera visita del apóstol Pablo a
Listra y Derbe (Hechos 14:6-22).
El ministerio de Timoteo
En el segundo viaje misionero de Pablo, cuando regresó a la región de Licaonia, el apóstol quedó
impresionado por el desarrollo de Timoteo y decidió llevarlo con él. Existe la posibilidad de que haya
sido tomado por Pablo para sustituir a Juan Marcos.
Sea como fuere, se inició una gran asociación que dio grandes frutos para la iglesia primitiva. El
legado de la asociación de estos dos hombres de Dios nos sirve de ejemplo hasta el día de hoy.
Un hecho curioso es que cuando Pablo eligió a Timoteo para que le acompañara, éste debía estar
circuncidado. Esto ocurrió por culpa de los judíos que estaban en ese lugar. Además, Pablo consideró que
llevaría el Evangelio a muchas regiones habitadas predominantemente por judíos. Así, el hecho de que
Timoteo estuviera circuncidado evitaría algún tipo de discriminación.
Pero sabemos que Pablo personalmente estaba totalmente en contra de hacer obligatoria la
circuncisión para los gentiles que fueran admitidos como miembros de la Iglesia de Cristo.
Probablemente la explicación de por qué Timoteo no había sido circuncidado para entonces, era el
hecho de que su padre era griego. La Biblia no da ninguna indicación de que su padre tuviera alguna
influencia en su educación religiosa, ni tampoco dice que estuviera vivo en aquellos días.
La Biblia también nos muestra que en la separación de Timoteo para el ministerio, Pablo y los
ancianos locales oraron por él imponiéndole las manos. Entonces recibió un don espiritual que le
capacitó para su ministerio (1 Timoteo 4:14; 2 Timoteo 1:6).
Timoteo era de la licaónica de ciudad de Listra, en Asia Menor, hijo de padre griego y madre judía, que se
convertió al cristianismo como su madre y su abuela. El apóstol Pablo lo conoció durante su segundo viaje
misionero y se convirtió en su compañero de trabajo, junto con Silas.
En el Nuevo Testamento se indica que Timoteo viajó con Pablo y este era su mentor. Pablo le confiaba
misiones importantes, es nombrado como el destinatario de la primera y segunda Epístola a Timoteo.
Cuando Pablo y Bernabé visitaron por primera vez Listra, Pablo sanó un cojo de nacimiento, lo que llevó a
muchos de los habitantes de la ciudad a aceptar su enseñanza. Cuando regresó unos años más tarde con
Silas, Timoteo ya era un miembro respetado de la congregación cristiana, al igual que su abuela Loida y su
madre Eunice.
Su madre y su abuela eran conocidas como eminentes por su piedad y su fe. Timoteo se había
familiarizado con las Escrituras desde la niñez y parece que era de naturaleza reservada y tímida. El
padre de Timoteo era griego y Timoteo no había sido circuncidado, Pablo lo circuncida para asegurarse la
aceptabilidad de Timoteo por los judíos que estaban evangelizando.
Se convirtió en discípulo de Pablo y, más tarde, su compañero de trabajo en la predicación. En el año 52,
Pablo y Silas junto con Timoteo viajan a Macedonia. San Agustín ensalza su celo y desinterés en
abandonar inmediatamente su país, su casa y sus padres para seguir el apóstol, a participar de su pobreza
y sufrimientos. Timoteo paraece haber tenido una salud débil por lo que Pablo le animó a utilizar un poco
de vino por causa del estómago.
Cuando Pablo llegó a Atenas, Silas y Timoteo se quedaron durante algún tiempo
en Berea y Tesalónica antes de unirse a Pablo en Corinto. Timoteo aparece en la estancia de Pablo
en Éfeso y a finales de 56 o principios del 57, Pablo lo envió a Macedonia. Timoteo llegó a Corinto justo
después de que la Primera Epístola a los Corintios hubiese llegado a esta ciudad. La carta no fue bien
recibida y Timoteo rápidamente regresó a Éfeso para informar de esto a Pablo. Timoteo estuvo con Pablo
en Corinto durante el invierno de 57-58 cuando Pablo envió a su Carta a los Romanos.
Timoteo estaba con Pablo en Macedonia justo antes de la Pascua 58; abandonó la ciudad antes de que
Pablo llegara y lo espera en Troas. En el año 64, Pablo lo dejó en Éfeso para gobernar la iglesia.
Los Hechos apócrifos de Timoteo dicen, en el año 97, los 80 años de edad, el obispo trató de detener una
procesión en honor de la diosa Diana con la predicación del Evangelio. Los paganos airados lo golpearon, lo
arrastraron por las calles y lo apedrearon hasta la muerte.