Kevin3,+60897 176483 1 CE
Kevin3,+60897 176483 1 CE
Kevin3,+60897 176483 1 CE
I. INTRODUCCIÓN
T
de teorías son las que regularmente se han utilizado para
RES TIPOS
estudiar al Derecho: las metafísicas-ontológicas; las metafísicas-
racionales y las empiristas. Las metafísicas-ontológicas, que sostiene
que todo conocimiento está contenido en una naturaleza óntica exterior
al hombre que es descubierta por la razón, se asocian a la Filosofía de
Aristóteles, de Santo Tomás de Aquino y se han cultivado por autores tan
importantes como Francois Gény, Jean Dabin, Jacques de Maritain y David
Granf eld. Las teorías de tipo metafísicas-racionales, que localizan la esen-
cia del conocimiento en el pensamiento, se vinculan a la Filosofía de la
Ilustración y a la de Immanuel Kant,1 contando entre sus principales autores
a Hans Kelsen, Rudolf Stammler, e incluso a John Rawls. Las teorías empi-
10
DE VLEESCHAUWER, Herman Jean, Historia de la Filosofía, vol. 7, La Filosofía Ale-
mana de Leibiniz a Hegel, Ed. Yvon Belaval, trad. José María Artola Barrenechea México,
Editorial Siglo XXI, 1987, p. 183.
al método empírico. Este método tiene como propósito buscar las condi-
ciones racionales a priori —esto es que existen con anterioridad, antes de
comprobarse por la experiencia— que hacen posible un objeto de conoci-
miento y que le conf eren por el mismo hecho un carácter de necesidad 11 y
de universalidad. Debido al hecho de que dichas condiciones racionales a
priori trascienden la experiencia y son universales y necesarias, ya no cabrá
distinguir entre el contenido y el origen del conocimiento ,yde esta forma, el
verdadero problema no será ya el problema del contenido sino el de la forma
racional, consistente en las funciones a priori unif cadoras y objetivantes de
la razón.12 Dichas formas racionales son unidades lógicas o formas univer -
sales de actividad del sujeto que contienen las condiciones de posibilidad
de la experiencia o los esquemas de actividad del sujeto por medio de las
cuales es posible relacionar la experiencia, esto es, f jar las percepciones
sueltas en unidades o formas de conocimiento. Son formales debido a que
son absolutamente independientes de los f nes del pensamiento, de sus rela-
ciones con otras capacidades del hombre y en general del mundo exterior .
Las categorías son, de esta manera, los esquemas con ayuda de las cuales
el sujeto puede pensar las cosas o las formas universales de la actividad
cognoscitiva del sujeto. Ellos representan el objeto pensado, es decir , el
mundo exterior tal y como es pensado de manera necesaria, tal y como
aparece a la conciencia después de su asimilación en los ór ganos de los
sentidos y de las formas a priori del pensamiento. Así, la Filosofía Crítica
se caracteriza por privar con audaz radicalismo a la metafísica 13 de todos
los problemas de la realidad u ontológicos y por retener exclusivamente el
problema del conocimiento. La metafísica ya no será el conocimiento del en
sí —expresión contradictoria en sí misma porque no hay conocimiento sino
para—nosotros— sino de las formas del pensamiento, con la que la metafí-
sica se transforma de ontología en teoría del conocimiento. El dualismo del
para nosotros y del en sí, del entendimiento —conocimiento de los objetos
de la posible experiencia— y de la razón —conocimiento de las condiciones
trascendentales o a priori del conocimiento—, tiene consecuencias metodo-
lógicas: el para nosotros cientí f co es necesariamente cierto porque puede
ser legitimado por def niciones constructivas, ya sean a priori o inmutables,
como en matemáticas, ya sean a posteriori y progresivas como en física.14
11
Loc. cit.
12
Ibidem, p. 185.
13 ORTEGA Y GASSET, José, “Re f exiones de Centenario”, en Kant, Hegel, Scheller,
Madrid, Alianza Editorial, 1983, p. 13.
14 DE VLEESCHAUWER, Herman Jean, op. cit., p. 168.
Hanson: Paul Feyerabend; Karl Popper y David Bohm son dignos represen-
tantes de esta posición perspectivista o de análisis de la Weltanschauung.
Una tendencia generalizada en la Filosofía de la Ciencia moderna es la
superación de f nitiva de todo planteamiento metafísico. Este fenómeno
que, es descrito por Habermas como Etapa Postmetafísica de la Filosofía,
se manif esta en el hecho de que los autores nieguen todo valor a las ideas
y presupuestos metafísicos del conocimiento. De esta forma, Feyerabend
sostiene que, “las reglas universales del conocimiento cientí f co son carac-
terísticas contingentes de la práctica científ ca” y no super—reglas, de tipos
apriorístico, convencional o empírico, universalmente válidas o, principios
metafísicos de esencia transhistórica y necesarias.19 Los presupuestos teóri-
cos del conocimiento se encuentran condicionados por la práctica científ ca,
la que se justif can por un propósito estrictamente pragmático: construir
de la mejor forma teorías cientí f cas en las condiciones que lo requiera la
práctica científ ca actual y que sean capaces de refutar a las teorías rivales.20
Si para Aristóteles la Filosofía fue la ciencia que estudia las primeras causas
y los primeros principios, la Metafísica sería la rama de aquella que como
ciencia primera estudia el fundamento trascendental o principios comunes
a todas las ciencias. 21 La formulación de la Metafísica no ha sido unitaria
a lo largo de la historia. Más bien, tres son las formas en que se ha presen-
tado: teológica; ontológica y gnoseológica. 22 Cada una de ellas encuentra
sus primeros principios universales y supraempíricos en los que fundamenta
todo conocimiento en diferentes naturalezas: la teológica en Dios; la ontoló-
gica en el ser en cuanto ser y la gnoseológica en la razón.
El paradigma de la Metafísica teológica identi f ca al ser primero y
perfecto, a Dios, con una ciencia igualmente primera y perfecta. El conoci-
miento de esta ciencia primera y la relación entre la materia y el ser primero,
sólo es posible en esta concepción de la Metafísica debido a que la realidad
se fragmenta en dos naturalezas: una suprasensible, perfecta y superior y la
p. 464.
22 ABBAGNANO, Nicola, Diccionario de Filosofía, trad. Alfredo N. Galletti, Fondo de
23Ibidem, p. 794.
24DE AQUINO Tomás, Suma Teológica, tomo VI, trad. Francisco Barbado Viejo, Madrid,
Biblioteca de Autores Cristianos, 1961, 1-2- q.91 a.1, p. 52.
25 Ibidem, 1-2 q.91 a.2, p. 54.
26 Ibidem, 1-2 q.91 a.3, p. 55.
27David G RANFIELD diría que “las ordenaciones generales de la razón, que regulan y
miden las acciones a las que estas inclinaciones dan origen, constituyen la ley natural”. La
experiencia interna del Derecho, una jurisprudencia de la subjetividad, trad. Armando J.
Bravo Gallardo con la colaboración de Víctor M. Pérez Valera y Miguel Romero Pérez,
Universidad Iberoamericana-ITESO, 1988, p. 189.
28 GARCÍA HUIBORO, Joaquín, Filosofía y retórica del iusnaturalismo, México, UNAM,
2002, p. 72.
29 Ibidem, 2002, p. 70.
30 ARISTÓTELES, op. cit., I,2, 982ª4, p. 101.
31 DE AQUINO, Tomás, op. cit., 1-2- q.91 a.3, p. 57.
32Loc. cit.
33Ibidem, 1-2 q.90 a.3 y 4, p. 40-2.
34 Como toda teoría del Derecho Natural, la de Santo Tomas parte de la existencia de
dos realidades jurídicas diferentes y situadas en diferentes niveles jerárquicos una frente a
la otra. La una de esencia metafísica y de superior jerarquía —Derecho Natural— y la otra
de esencia empírica y de inferior jerarquía —Derecho Positivo—.
35 Ibidem, 1-2- q.91 a.3, p. 57.
36 GARCÍA HUIBORO, Joaquín, op. cit., p. 59.
37 En una época en que el impacto de los pronunciamientos morales en la decisiones judi-
ciales llega a ser día con día más evidente, los tradicionales esquemas que tenían por objeto
representar la aplicación del Derecho como una derivación de una norma jurídica indivi-
dualizada a partir de una norma general y abstracta, resultan insu f cientes para explicar en
su real magnitud los principios, normas y procedimientos implicados en la determinación
de derechos concretos en la praxis jurídica. Señala Dworkin que esto resulta más claro en
las materias internacional y constitucional, debido a que en ellas se regulan materias cuyos
contenidos se encuentran explícitamente más orientadas a la moral —libertad de expre-
sión, respeto de la vida y de la dignidad, tratamiento igual, etcétera—. Además, en dichas
materias los conf ictos involucran de manera más directa a la sociedad —aborto, eutanasia,
discriminación racial y de minorías, etcétera—. Finalmente, en el Derecho Constitucional
se trata de aspectos más de moralidad política que de ética individual. Véase al respecto:
DWORKIN, R., “The judge’ s new role: should personal convictions count?”, en Journal of
International Criminal Justice, vol. 1 2003, p. 5. Por su parte, Jür gen H ABERMAS tiene un
estupendo estudio intitulado “Derecho y Moral” que aparece como anexo a su obra: Facti-
cidad y Validez, Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de teoría
del discurso, tercera ed., trad. Manuel Jiménez Redondo, 2001, Madrid, Trotta, p. 535.
38 Ibidem, p. 80 y 81.
39 DE AQUINO, Tomás, op. cit., 1-2- q.91 a.4, p. 59.
40 Es por ésto por lo que Kelsen critica de la f losofía kantiana que en ella no es posible
encontrar un dualismo radical entre “ser” y “deber ser”. K ELSEN, Hans, Teoría General de
las Normas, trad. Hugo Carlos Delory Jacobs, México, Trillas, 1994, p. 90-1.
41
KANT, Immanuel, Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Suhrkamp, Frankfurt am
Main, 1974, p. 82.
42 KANT, Immanuel, Metaphysik der Sitten, Reclam, Stuttgart, 1990, p. 62.
43 KANT, Immanuel, Grundlegung zur Metaphysik der Sitten, Suhrkamp, Frankfurt am
4. “No realizar ninguna conducta con base a otra máxima, más que con
la que pueda existir la posibilidad de que pueda llegar a ser una ley
general”.47
47 Ibidem, p. 67.
48 KANT, Immanuel, Metaphysik der Sitten, p. 66.
49HABERMAS, Jürgen, Faktizität und Geltung, Beitr¨ge zur Diskursthoerie des Rechts
und des demokratischen Rechtsstaats, Suhrkamp, Frankfurt, 1992, p. 136.
50 VON HORST, Folkers, “Zum Begrif f des Rechts bei Kant, Hegel und Benjamin”, en
53 Ibidem, p. 52.
54 Ibidem, p. 84.
55 Ibidem, p. 54.
tal forma que, el libre uso de tu arbitrio pueda coexistir con la libertad de
los otros según una ley general, esto es, de una ley que me imponga vincu-
latoreidad u obligación.56 Además, darse un ordenamiento jurídico externo
y cumplirlo es un deber moral de los hombres.
Durante los siglos XIX y XX apenas y se pudiera encontrar algún esfuerzo
científ co que de alguna manera no hubiera sido in f uenciado por Kant en
alguna forma. Parece que laf losofía de Kant, como ninguna otra, transformó
la f losofía y la ciencia. El paradigma de Kant es el que desarro lló la Filosofía
Clásica Alemana de Fichte, Schelling y Hegel, la Filosofía Trascendental
de Fries y Benecke, la Filosofía del Lenguaje de Humboldt, la Teología y
la Hermenéutica de Schleiermacher; el Empirocriticismo de Avenarius y de
Mach; el Neopositivismo del Círculos de Viena de Carnap y Wittgestein y
más recientemente las Filosofías de Habermas y de John Rawls.
En la Filosofía del Derecho desde el siglo XIX la in f uencia de Kant ha
sido sin duda la más importante si se le compara a la que ejerciera cual-
quier otro f lósofo clásico. Esto vale, sin embargo, más por su teoría crítica
del conocimiento que por su teoría jurídica. 57 De esta forma, durante la
segunda mitad del siglo XIX sur gió la Teoría General del Derecho, cuyos
principales autores fueron Merkl, Binding, Bierling, Ber gbohm, Somló y
Bluntschli. Esta nueva disciplina especial de la Filosofía del Derecho se
apoyó en un principio elaborado con base en la Filosofía de Kant: debido a
que los contenidos jurídicos no pueden ser accesibles al conocimiento cien-
tíf co, en bene f cio de la seguridad jurídica tienen que ser establecidos los
criterios formales que sirven para determinar lo que debe ser el Derecho.58
El formalismo jurídico en la Filosofía del Derecho que sirviera para
justif car la legislación y la jurisprudencia del régimen nacionalsocialista,
tuvo a uno de sus más importantes representantes en Rudolf Stammler para
quien fue posible establecer que, los principios de un Derecho justo no son
normas, sino que más bien, tienen la signi f cación de pensamientos metó-
dicos que nos ayudan a elegir entre una muy amplia variedad de normas
jurídicas concretas, 59 y que por ello un Derecho correcto no era más que
una forma pura del pensamiento, un método formal y que no era posible
56Ibidem, p. 67.
57KAUFMANN, Arthur, “Problemgeschichte der Rechtsphilosophie”, en Einfuehrung in
Rechtsphilosophie und Rechtstheorie der Gegenwart, C. F. Mueller, Heidelberg, Winfried,
1994, p. 75.
58 COING HELMUT, Kant und die Rechtswissenschaft, Frankfurter Universitätsreden,
encontrar ningún precepto jurídico del que se pudiera comprobar , con base
en la especialidad de su contenido, su validez absoluta.60
Gustav Radbruch, uno de los f lósofos del Derecho más importantes del
siglo XX, con base en el dualismo metódico de “ser” y “deber ser” encon-
tró la relación necesaria entre el Derecho y los valores. El pensó que el
Derecho no está libre de valores tal y como acontece en la naturaleza, pero
que tampoco el Derecho es un valor puro como la justicia. Radbruch fue más
bien de la idea que el Derecho se justif ca en la medida en que se encuentra
dirigido a la realización de valores: Con esto, el concepto del Derecho, aún
dentro de una posición kantiana, fue determinado con base en su contenido.
La estimativa jurídica como construcción de un criterio valorativo a partir
de la intuición a priori de los valores que entrañan los sistemas jurídicos
y que funge como censor de los sistemas jurídicos históricamente dados
puede también ser considerada como una Teoría de Derecho kantiana. 61
Incluso dentro del paradigma del tomismo jurídico, autores como Joseph
Maréchal, Karl Rahner y Bernard Lornegan han tratado de llevar a cabo una
reinterpretación de la teoría del Derecho Natural de Tomás de Aquino en
términos de Kant. 62 Pero entre todas las posiciones kantianas en la Teoría
del Derecho, ninguna fue tan radical como la de Hans Kelsen quien prove-
nía del “Círculo de Viena” y quien desarrolló una Teoría Pura del Derecho.
Además Kelsen jamás negó que, su Teoría Pura era un intento para exponer
la Filosofía de Kant en forma de una teoría del Derecho positivo.63
60 STAMMLER, Rudolf, Die Lehre von dem richtigen Rechte, segunda ed., Luchterhand,
Frankfurt am M., 1926, pp. 51 y 94.
61 RECANSENS, Luis y D EL VECCHIO, Giorgio, Filosofía del derecho, México, UTEHA,
jetividad, trad. Víctor Pérez Valera y Miguel Romo Pérez, México, Universidad Iberoame-
ricana-ITESO, 1996, p. 215.
63 Carta de Kelsen a Renato Treves, en Paulson, Lars (coordinador), Kelsen-Traves,
RAWLS, la que sin embargo, pertenece más a la Ciencia Política que al Derecho. En su obra
Teoría de la justicia, Rawls plantea su posición racionalista en los siguientes términos: “en
Festschrift für Günther Winkler, Herbert, Haller (coordinador), Viena, 1997, 193-215 y
POUND, Roscoe, “Law and the Science of Law in Recent Theories”, en Yale Law Journal
43, 1933/34, 525-536.
66 ROJAS AMANDI, Víctor, “Filosofía del Derecho”, segunda ed., México, Porrúa, 2000,
p. 315.
El rigor de la Teoría Pura del Derecho lleva a su autor a criticar a Kant por
no establecer una diferencia tajante entre el “ser” y del “deber ser”. Kelsen
critica que en Kant la norma moral –“deber ser moral”— se deriva de la
razón como razón práctica cuya función es también el conocimiento del ser.
Esto debido a que razón práctica y razón teórica en Kant son básicamente
lo mismo. 67 La cuestión de si es posible inferir un “deber ser” de un “ser”
había sido previamente rechazada por David Hume. Y es precisamente este
dualismo irreconciliable entre “ser” y “deber ser” el que Kelsen retoma para
dar inicio a la construcción de su sistema jurídico.
Las categorías originarias bajo las cuáles se conocen todas cosas dentro
y fuera de nosotros mismos son los juicios del “ser” y del “deber ser”. Los
primeros enuncian lo que son los objetos; en cambio, los segundos se ref e-
ren a lo que debe ocurrir. Un juicio de “deber ser”al que también se le puede
denominar normativo es el propio del Derecho.
Los juicios del “deber ser” describen normas cuya valides es algo que se
deriva de su propia esencia racional fuera del espacio y del tiempo. Para la
validez del Derecho resulta irrelevante si el núcleo normativo descrito en el
juicio del “deber ser” en el mundo de los hechos se cumple o no. Kelsen se
vale de un axioma —un principio que sirve para fundamentar pero que no
puede ni necesita comprobarse— para fundamentar la validez formal de las
normas del sistema jurídico, al que denomina “norma fundante básica”. 68
Ésta norma es hipotética debido a que es un supuesto apriorístico, que no
ha sido establecida de modo jurídico-positivo y que funciona como una
hipótesis científ ca que la Ciencia del Derecho se ve obligada a establecer
como condición para que sus elementos se puedan interpretar como parte
del Derecho. De la “norma fundante básica”, principio de razón pura, se
derivan todas las normas pertenecientes al sistema mediante reglas operati-
vas o de comprobación, que siguen un proceso deductivo en una estructura
organizada por diferentes niveles normativos —Constitución; Ley;Tratados
Internacionales; Reglamentos; Actos Jurídicos Individualizados— donde
las normas de los niveles inferiores se derivan de las de los niveles supe-
riores. Los únicos contenidos esenciales de una norma jurídica serían: la
obligación y la sanción. 69
67 KELSEN, Hans, Teoría general de las normas, trad. Hugo Carlos Delory Jacobs,
México, Trillas, 1994, p. 89.
68 KELSEN, Hans, “Rechtswissenschaft und Logik”, en Archiv für Rechts-und Sozialphi-
C) Consideraciones comparativas
70
RECASÉNS, Luis, “La teoría pura del derecho (Filosofía de la Ciencia Jurídica o del
Derecho Positivo) según Kelsen”, en Antología 1922-1974, México, Fondo de Cultura
Económica, 1976, pp. 46 y 57.
71 Ibidem, pp. 67-68.
La identif cación del Derecho con la fuerza ha sido cultivada como para-
digma de manera muy intensa desde el siglo XIX. La causa de esto se debe
a la aplicación de los métodos de la sociología clásica como herramienta
de análisis de los fenómenos jurídicos. Si bien es cierto la consideración de
los aspectos factuales o empíricos del Derecho no es algo exclusivo de los
últimos siglos —ya los sof sta en la Antigua Grecia habían hecho énfasis en
los mismos—, si en cambio, los métodos de la sociología permitieron un
estudio con pretensión cientí f ca de la experiencia jurídica, con base en la
verif cación y en la comparación de hechos.
Max Weber precisó que es posible considerar al Derecho de dos formas.
La primera se pregunta por lo que idealmente vale como Derecho –vali-
dez ideal—, esto es, “que sentido normativo lógicamente correcto debe
corresponder a una formación verbal que se presenta como norma jurídica”.
La segunda, que es la perspectiva sociológica, considera lo que de hecho
sucede en una comunidad “en razón de que existe probabilidad de que los
hombres que participan en la actividad comunitaria…consideran subjeti-
vamente como válido un determinado orden y orientan por él su conducta
práctica” —validez empírica—.73
Dentro de la posición sociológica, el Derecho es asimismo un orden con
ciertas garantías que funcionan a través de un aparato que es capaz de impo-
ner medidas coactivas. Dichos medios coactivos pueden ser físicos —la
fuerza— o psíquicos. 74 Tener derecho en el sentido sociológico signi f ca
que se tiene una posibilidad garantizada de pedir la ayuda de un mecanismo
coactivo que existe para tal f n.75
Una posición más radical que la de Weber fue la de Rudolf von Ihering.
En su obra La Lucha por el Derecho, Ihering sostiene que, “el derecho no es
72
HEGEL, G. W. F., Lecciones sobre la historia de la filosofía, tomo III, trad. Wenceslao
Roces, México, Fondo de Cultura Económica, 1985, p. 446.
73 WEBER, Max, Economía y Sociedad, trad. Juan Medina Echavarría y otros, México,
una idea lógica sino una idea de fuerza”.76 No negó Ihering que el Derecho
fuera un medio de lucha contra la injusticia, sin embargo, fue de la idea que
en el Derecho la justicia sólo se puede realizar mediante la fuerza. Es
más, en una consideración cronológica los sistemas jurídicos, sus institu-
ciones y hasta sus disposiciones particulares, bien podrían ser vistos como
el resultado de una lucha donde por la fuerza un grupo ha puesto sus condi-
ciones a los más débiles, conforme a sus propios intereses y aspiraciones de
justicia. Por lo mismo, no son las razones sino la misma fuerza la que decide
cuál es la justicia que def ende el Derecho. Asimismo, el Estado mantiene el
orden legal mediante la fuerza.77
Para Ferdinand de Lasalle si el Derecho lo sometemos a una investiga-
ción histórica que demuestre lo que realmente sucede, deberíamos concluir
que el Poder prevalece sobre el Derecho y en todos los casos estos sucede,
hasta que el Derecho haya podido acumular detrás del mismo el su f ciente
poder para destruir el poder de las fuerzas contrarias al Derecho.78
También el Realismo Sociológico establece una relación indisoluble
entre Derecho y fuerza. De esta forma Alf Ross entiende que el Derecho es
“el conjunto de reglas para el establecimiento y funcionamiento del aparato
de fuerza del Estado”79 y que busca garantizar el monopolio de dicha fuerza
estatal.80 El contenido de las reglas del Estado se ref ere a la aplicación de la
fuerza.81 Sostiene Ross que el poder y su fuerza propia funcionan por medio
del Derecho, de tal modo que la relación entre los que deciden que ha de ser
el Derecho y aquellos que se encuentran sometidos al mismo es una relación
de poder.82
A) El paradigma tomista
pp. 181-4.
79 ROSS, Alf, Sobre el derecho y la justicia, Buenos Aires, EUDEBA, 1997, p. 60.
80 Ibidem, p. 92.
81 Ibidem, p. 79.
82 Ibidem, p. 85.
83
PRAKASH SINHA, Surya, Jursiprudence, legal philosophy, Estados Unidos de América,
West Group, 1993, pp. 81-137.
84 HUME, David, A treatise on human nature, Libro III, Oxford, Oxford University Press,
1967, p. 469.
85 Un excelente análisis sobre este problema es el que lleva cabo Norbert H OERST en su
artículo: “El problema de la inferencia del deber ser a partir del ser , en la f losofía moral
analítica”, mismo que forma del conjunto de artículos de dicho autor que tradujera Ernesto
Garzón Valdés y que se publicó por la Editorial Fontamara de México en 1998 con el
número de 16 de la Colección Biblioteca de Ética, Filosofía del Derecho y Política, bajo
el título Problemas de ética normativa.
86
Op. cit., p. 322.
87
Un excelente ejemplo de cómo el Derecho Natural ontológico sirvió para justif car el
genocidio y despojo llevados a cabo por los españoles en la conquista deAmérica, es el que
hizo valer el teólogo y escriba Juan GINÉS DE SEPÚLVEDA en su obra: Tratado sobre las justas
causas de la guerra contra los indios. Existe una edición que preparó el Fondo de Cultura
Económica en México de 1941.
1981, p. 231; en la misma obra: “Gesetzliches Unrecht und über gesetzliches Recht”, p. 120;
“Sozial Juristische Zeitung”, 1946, p. 107.
90 Sentencia mencionada por K AUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, segunda ed.,
trad. Luis Villar Borda, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2002, p. 79.
como diría Hegel enseñan a captar las ideas con el corazón. 91 Filósofos del
Derecho del mundo anglosajón como Alisair MacIntyre, Ralph McInerny ,
Stephen Theron; John Finnis, Germain Grisez y Jospeh Boyle han descu-
bierto la gran utilidad que las ideas de Tomás de Aquino pueden aportar al
debate ético-jurídico contemporáneo.
B) El paradigma kantiano
Kant es sin duda el Filósofo que mayor aceptación tuvo entre los juristas de
todo el mundo de los siglos XIX y XX. Esto se debe, en gran medida, a la
diferencia metafísica que pudo trazar entre Moral y Derecho sin recurrir a
la naturaleza o contenido de las obligaciones de cada uno de dichos órde-
nes normativos. La interioridad de la Moral y la exterioridad del Derecho,
se establecen con base en la relación entre la motivación que da origen a
la conducta con la Ley . Cuando la motivación es interior en el sentido de
cumplir una obligación por su valor propio, estaremos ante la Moral.
En cambio, cuando la obligación es impuesta desde afuera y se cumple
por la amenaza externa de una sanción que puede ser impuesta forzadamente
por una autoridad, estaremos ante el Derecho. La obligatoriedad de la Ley
impuesta desde afuera para el control externo de conductas humanas es lo
que constituye la esencia del Derecho en la Filosofía de Kant. Este sería el
primer paso para tratar emancipar al estudio del Derecho de toda fundamen-
tación f losóf ca y para tratar de encontrarle una identidad propia. Fue así,
como la Teoría General del Derecho —actualmenteTeoría del Derecho— se
constituyó como la disciplina para tratar de construir una fundamentación
del Derecho autorreferente, esto es, desde adentro del sistema de Derecho.
Las relaciones entre Derecho y Moral son el punto donde di f eren las
teorías de Kant Y Kelsen. Para el primero, la diferencia se estableció a partir
de los elementos comunes que constituyen el fundamento único para ambos.
En cambio, para Kelsen, al igual que ante para Fichte, tal diferencia se esta-
bleció como un problema antitético en donde el Derecho y la Moral son
dos esferas autónomas e irreductibles la una a la otra y, en consecuencia, de
manera legítima el Derecho puede permitir actos que la Moral prohibe.92
91Lecciones sobre la historia de la filosofía, trad. Wenceslao Roces, tomo III, México,
Fondo de Cultura Económica, 1985, p. 121.
92 DEL VECCHIO Y RECASSENS, Filosofía del Derecho, tomo I, México, UTEHA, 1946,
p. 118.
C) El paradigma de la fuerza
93 Introducción a la historia de la filosofía, trad. Eloy Terron, Madrid, SARPE, pp. 94-5.
D) Consideraciones comparativas
95
GARCÍA MAYNEZ, Edurado, op. cit., p. 163.
96
ALEXY, Robert, El concepto y la validez del derecho, trad. José M. Seña, Barcelona,
Gedisa, 2004, pp. 21-25.