Ester 3
Ester 3
Ester 3
Después de conocer a los protagonistas en el capítulo anterior, ahora prepárate para conocer al villano
de esta historia y su terrible maldad. Veamos qué de positivo podemos extraer de esta tragedia…
1) El perfil de Amán: El verso 1 lo presenta: “Después de estas cosas, el rey Asuero engrandeció a Amán
hijo de Hamedata, el agagueo. Lo honró y puso su silla por encima de las de todos los príncipes que
estaban con él”. El texto indica que era descendiente de Agag, el cual identifica 1 Samuel 15 como
rey de Amalec. Un pueblo que fue condenado al exterminio porque siendo descendientes de Esaú,
atacaron cobardemente por la retaguardia al pueblo de Israel cuando atravesaba el desierto hacia
Canaán. Idólatra, espiritista, orgulloso, altivo, egotista, celoso, envidioso en extremo y lleno de odio.
Otro más de los tantos que han seguido los mismos pasos de Lucifer. Quizá no hay mejor manera de
conocer el verdadero carácter de un hombre que poniéndolo en alto como a Amán…
2) El odio contra Mardoqueo: siendo este un hombre judío que respetaba los mandamientos de
Jehová, pero había demostrado su lealtad al rey y al gobierno persa, como vimos en el capítulo
anterior. Considerando una violación a los primeros dos mandamientos inclinarse ante otro que no
fuera Jehová, no quiso inclinarse ante Amán y cuando sus compañeros lo descubrieron, explicó con
valor sus creencias. Pero, aquellos hombres quisieron poner a prueba su lealtad a Dios
denunciándolo ante el perverso Amán, quien al comprobar la resistencia pacífica de Mardoqueo “se
llenó de ira” (v. 5). Nota que el odio no fue a causa de un agravio activo de Mardoqueo, sino por la
manera pasiva que éste se resistió a violentar sus principios. Esta es la misma ira del dragón contra el
remanente que guarda los mandamientos de Dios (Apocalipsis 12:17).
3) El odio genocida: lo peor de todo es que no contento con castigar solamente a Mardoqueo, Satanás
instigó el mismo odio de sus ancestros contra el pueblo de Dios, aún sabiendo que eran parientes,
descendientes de dos hermanos gemelos. El odio contra Mardoqueo lo arrastró a un odio genocida
contra toda la nación de Israel. De la misma manera el odio de Satanás contra Cristo lo ha llevado a
odiar al pueblo de Dios. ¿Hasta dónde nos puede llevar el odio? ¡Cuidado! Ese es el espíritu del gran
adversario. No olvides que el único antídoto es el amor…
4) La intervención divina: nuevamente, no hace falta que se mencione, pero es evidente la intervención
divina. A estas alturas, para no echar a perder el suspenso que contiene este capítulo. Solamente
puedo mencionarte que cuando Amán echó suertes, en el primer mes, para encontrar el mejor
momento para aniquilar a todos los judíos (v. 7), seguramente la Biblia se refiere a que practicó
alguna especie de rito de adivinación propio de las culturas paganas. No obstante, la suerte cayó
hasta el último mes del año. Evidentemente el actuó de inmediato para convencer al rey del decreto
genocida, pero el “mejor momento” para la ejecución sería hasta al final de ese año. ¿Quién crees
que estuvo detrás de tan prolongado tiempo de gracia? ¡Por supuesto que fue Dios! Amán quería
tener la seguridad de atacar en el mejor momento que aprobaran sus dioses. Pero Jehová de los
ejércitos es quien tiene el control del tiempo y de todo lo que acontece debajo del sol. Lo que Amán
no sabía es que Dios ya lo tenía resuelto todo y se proveyó el tiempo suficiente para cocinar bien
cada detalle de sus soberanos planes. ¿Cuál es el mejor tiempo para nosotros? El mejor tiempo, es el
tiempo de Dios. Por cierto, el mejor momento que nos ha revelado por si hemos obrado impíamente
como Amán es hoy. No dejes para mañana algo tan importante como ponerte a cuentas con Dios…
#RPSP
Ester 3
Pr. Selvin Sosa
fb.com/selvinsosa77