Crecimiento Postnatal (Canut)
Crecimiento Postnatal (Canut)
Crecimiento Postnatal (Canut)
5
Crecimiento posnatal
maxilofacial
J. A. Canut Brusola
La cabeza del recién nacido es muy distinta a la del adulto, tanto en el tamaño como en su forma y
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70
Ortodoncia clínica y terapéutica
Frontal
Etmoides
Alas menores
Esfenoides
Alas mayores
Petromastoides
Temporal
Escamoso
Occipit
al
En el niño, los huesos que forman la craneofacies están aún separados en diferentes elementos o unida- des óseas
que posteriormente se fusionan (figs. 5-1 y 5-2). Otros
huesos que en el adulto están en contacto con el vecino y
unidos por suturas, aparecen en el niño muy
separados; los huesos, tanto los de origen endocondral como los
intramembranosos, tienen áreas membranosas o cartilaginosas
por no haber lle- gado hasta allí el proceso osificante":
1. En la base del cráneo, el esfenoides está dividi- do en tres partes: una central, con el cuerpo y las alas menores, y dos
laterales con el ala mayor y la apófisis pterigoidea (fig. 5-3).
2. El hueso occipital está dividido en dos partes, una condilar y otra escamosa.
3. El hueso temporal con la zona petromastoidea de origen cartilaginoso, y la escamosa de origen. membranoso.
4. Tanto el hueso frontal como la mandíbula están separados en dos partes a nivel de su parte media.
Hay tres tipos de crecimiento óseo que están pre- sentes en el desarrollo craneofacial: 1) crecimiento cartilaginoso basado en
la proliferación inicial de car- tílago y posterior osificación; 2)
crecimiento sutural consistente en la aposición ósea a nivel
de las suturas que separan los huesos; 3) crecimiento
periostal y en- dostal en el que hay una proliferación ósea a
partir de la membrana perióstica y de los espacios
medulares internos2.
Crecimiento cartilaginoso
Está localizado en tres zonas: la base del cráneo, el tabique nasal y el cóndilo mandibular. El creci- miento de las distintas sincondrosis
de la base cra- neal, sobre todo de la sincondrosis
esfenooccipital, influye en la posición sagital de ambos
maxilares. El crecimiento del tabique nasal condiciona un
descen- so y adelantamiento de toda la zona nasomaxilar; el
maxilar superior, y toda la arcada dentaria en él si- tuada, se ve
desplazado hacia delante y abajo por el crecimiento del tabique
nasal. El crecimiento de la cabeza condilea aumenta el tamaño
del propio hue- so y provoca que, por la actividad
proliferativa, la mandíbula tienda igualmente a
desplazarse hacia delante y abajo siguiendo la misma
pauta que el ma- xilar superior.
La sincondrosis mandibular situada en el plano me- dio de la mandíbula contribuye al desarrollo transver- sal hasta que
se cierra en el segundo semestre de vida posnatal.
Parietal
Pterion
Fig. 3-4.
Sistema sutural
en
el cráneo neonatal.
Sutura escamosa
Sutura lambdoideal
Occipital
Escama del
temporal
Sutura coronal
Fronta
l
Segmento anterior
Segmento posterior
Cigomátic
o
Fig. 5-5. Tamaño relativo de la cara y el cráneo en el nacimiento y en el adulto. Al nacer, el cráneo es más grande que la cara, y esta re-
lación se iguala en la cabeza adulta.
Crecimiento sutural
Enlow ha simplificado la exposición y compren- sión del complejo proceso del crecimiento posnatal de la cara y de
los maxilares. Engloba dos principios clá- sicos del crecimiento: el
remodelamiento como fenó- meno que modifica la forma de cada unidad
ósea, y el desplazamiento espacial de cada hueso a
consecuen- cia de su propio remodelamiento. Para facilitar la
in- terpretación, basa la secuencia del crecimiento en seis
principios:
1. El desarrollo facial se realiza mediante la inte- gración de la reabsorción ósea en unas áreas con la aposición ósea de otras
zonas vecinas.
2. Cada hueso facial constituye, así considerado, como un mosaico de distintos campos o zonas de cre- cimiento. En el
maxilar superior hay áreas de aposi- ción ósea a nivel de
la bóveda palatina, tuberosidad posterior y apófisis frontal y
cigomática; en otras zo- nas próximas se observa una
reabsorción ósea y como tal puede considerarse la cara
anterior del cuerpo y la base de la apófisis malar. En la
mandíbu- la, son reabsortivas, entre otras zonas, el borde ante-
que el hueso se agrande y que se modifique a la vez la morfología. La mandíbula del adulto no es sólo más grande que
la del niño, sino que tiene, además, una forma distinta; si
fuera posible superponer la si- lueta mandibular infantil
con la adulta, observaría- mos un crecimiento tridimensional y
un cambio mor- fológico que la hace distinta, aunque más
grande (fig. 5-6).
5. Cada hueso muestra, con el crecimiento, un desplazamiento que le aleja de los huesos contiguos: es un
desplazamiento de carácter primario porque es el
crecimiento del propio hueso el que le obliga a des-
plazarse en el espacio. La aposición ósea a nivel de la
tuberosidad posterior del maxilar obliga al cuerpo del
maxilar a desplazarse mesialmente. Enlow propone el
ejemplo del nadador que al apoyar los pies en la pared de
la piscina se impulsa y se mueve hacia de- lante; la
extensión de las piernas y el «crecimiento>> de éstas actúa
de resorte que empuja al nadador en sentido opuesto (fig.
5-7).
6. Cada uno de los huesos faciales muestra un desplazamiento secundario provocado por el creci- miento y remodelamiento de los
huesos vecinos. De esta forma, se tiene en cuenta no sólo el efecto
del propio crecimiento de un hueso que le obliga a des-
plazarse, sino la consecuencia sobre otros huesos ve- cinos
que se desplazan secundariamente por el remo-
delamiento del hueso contiguo; es el caso del creci- miento
del cartílago nasal que al aumentar su tamaño obliga al
maxilar superior a desplazarse secundaria- mente hacia
delante y abajo (fig. 5-8).
Para aplicar estos principios generales al creci- miento craneofacial, revisa Enlow el efecto del creci- miento de cada una de las
unidades o zonas óseas sobre el conjunto de la cara. Partiendo de
que todos los cambios son simultáneos, plantea un
esquema del crecimiento general integrado en la reacción
in- dividual de las distintas áreas de crecimiento. Reco- nociendo que
cada hueso sufre un remodelamiento, por aposición y por
reabsorción, que provoca su des-
El cuerpo mandibular crece y se alarga longitudi- nalmente para dotar de espacio a los molares que no han salido;
por ello, parte de la rama se transforma en cuerpo mediante
reabsorción del borde anterior de la rama vertical. La
reabsorción de la rama alarga el cuerpo hasta igualarse con
la longitud de la base del maxilar superior (fig. 5-11 A).
Simultáneamente se aumenta el tamaño antero- posterior de la rama merced al crecimiento aposi- cional del borde posterior y
del propio cóndilo man- dibular (fig. 5-11 B). El crecimiento
condileo no sólo aumenta el tamaño del hueso, sino que
ocasiona también el desplazamiento primario de la mandíbu-
la que se desplaza hacia delante y abajo. Compensa.
parcialmente la relación sagital con el maxilar supe- rior,
pero al descender quedan verticalmente sepa-
مراد
3
Crecimiento posnatal maxilofacial 75
A
B
C
Fig. 5-11. La reabsorción del borde anterior de la rama vertical aumenta la longitud del cuerpo mandibular dotando de espacio para la erup-
ción de los molares (A). La aposición ósea en el borde posterior mantiene la anchura de la rama vertical (B). El crecimiento condileo
condiciona que el cuerpo mandibular avance hacia delante y abajo (C). (Según Enlow, 1975.)
W
ww M
Fig. 5-12. El crecimiento aposicional de la fosa craneal media provoca el des. plazamiento secundario de todas las es- tructuras
fronto-naso-maxilares. (Según
Enlow, 1975.)
Fig. 5-13. El crecimiento de la fosa craneal media afecta la posi-
ción de la fosa glenoidea y la mandíbula se desplaza
secundariamen- te. (Según Enlow, 1975.)
Hay una respuesta por parte de la mandíbula que trata de restablecer el equilibrio perdido. El cóndilo crece, y
también el borde posterior de la rama verti- cal, con una
doble consecuencia: 1) el desplaza- miento primario del
cuerpo mandibular, hacia de- lante y abajo, hasta volver a
normalizar la relación sagital de la arcada dentaria inferior
con la superior previamente desplazada hacia delante por
el creci- miento de la fosa craneal anterior, y 2) el aumento en
anchura de la rama vertical mandibular (figu- ra 5-14).
Crece la fosa craneal anterior por aposición ósea sobre la cara externa del suelo craneal y reabsorción. de la cara
endocraneal. Existe, por tanto, un remode- lamiento de la
pared craneal en el que interviene la actividad proliferativa
de las suturas que unen el
لم
W
Fig. 5-14. Crecimiento aposicional del condilo y desplazamiento primario de
la mandibula hacia delante y abajo.
(Se-
gún Enlow,
1975.)
Fig. 5-17.
Crecimiento vertical de la
apófisis alveolar mandibular. (Según
En- low, 1975.)
Ru
Rh
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autor
78 Ortodoncia clínica y terapéutica.
Crecimiento mandibular
Derivada de estas observaciones y con las natura- les limitaciones de toda medición biológica, la silueta
Fosa anterior
Frontal
Base craneal
posterior
Reposo
Nasal
Aposició
n
Reabsorción
Esfenoides
Sincondrosis esfenooccipital
Occipital
Parietal
Occipital
Sincondrosis
esfenooccipital
ción posterior, la sutura que corre entre el occipital y la región petromastoidea del temporal; hacia delante diverge otra
sutura que separa el ala mayor del esfe- noides del
temporal y va a formar parte del sistema sutural coronal. La
sutura esfenoetmoidal se extiende entre la lámina orbitaria del
frontal y el ala mayor del esfenoides hasta unirse con la
sutura frontoparietal y
En la bóveda craneal participan tanto el crecimien- to sutural como el periostal y endostal. El sutural es muy activo en
los primeros años de vida, cuando los distintos huesos están
muy separados entre sí, pero tanto uno como otro cesan hacia los
7-8 años. Así como el crecimiento de la base está relacionado con el
del cerebro y el de la cara, el crecimiento de la calota está sólo
vinculado al crecimiento del cerebro, que, al aumentar de
tamaño, pone en tensión y estimula el crecimiento de las
suturas (fig. 5-22). El crecimiento es muy rápido en los
primeros años, de tal manera que el perímetro cefálico a los 2
años es las tres cuar- tas partes del tamaño definitivo; el tamaño
craneal se establece muy precozmente, aunque continúa
au- mentando hasta la adolescencia por el engrosamiento
de la tabla ósea y el desarrollo de los senos.
CRECIMIENTO DEL MAXILAR SUPERIOR
El tercio medio facial, o lo que habitualmente con- sideramos como la cara propiamente dicha, está cons- tituido por la
cavidad orbitaria, la cavidad nasal, los senos, el cuerpo y la
apófisis alveolar del maxilar. El hueso más importante es
el maxilar superior, pero en- tran en la arquitectura
facial otros huesos, como el nasal, frontal, etmoides,
vómer, lagrimales, palatinos y cigomáticos. Al analizar el
crecimiento del maxilar
Cartilag
o nasal
Lámina perpendicular
del etmoides
Esfenoides
Vomer
maxilar superior. El
media facilita el ensanchamiento transversal del
crecimiento periostal y endostal es de especial
importancia' porque todo el desarro- llo maxilar descansa
en un proceso de remodela- miento interno que le permite
crecer tridimensio- nalmente y formar la apófisis alveolar y
el antro del maxilar superior por la coexistencia de un
continua- do proceso de aposición y reabsorción
ósea en dis-
tintas zonas.
En el crecimiento maxilar es necesario distinguir los dos mecanismos que dirigen el desarrollo craneo- facial: 1) El
complejo nasomaxilar se desplaza en el espacio en virtud
del crecimiento visceral. El creci- miento del cerebro, con la
repercusión ya menciona- da, el aumento de tamaño de los ojos
y el agranda- miento de la cavidad nasal exigen que el
maxilar se aleje de la base del cráneo (fig. 5-24). Es un
desplaza- miento secundario a la respuesta facial ante el au- mento
de unas exigencias funcionales de origen neu- ral, sensorial y
respiratorio. 2) El desplazamiento es dirigido y vehiculizado
por un sistema de suturas que rodean el maxilar: la sutura
frontomaxilar, cigomati- cotemporal, cigomaticomaxilar y
pterigopalatina. El alineamiento de estas suturas, que Scott
denominó complejo sutural circunmaxilar, muestra (fig.
5-25) que están orientadas hacia delante y abajo: la activi-
dad sutural desplazará secundariamente el maxilar hacia
delante y abajo.
Para otros autores" el complejo sutural se adaptaría primordialmente por el crecimiento visceral que he- mos
analizado en el apartado anterior. El agranda- miento de la
caja craneal, de la cavidad orbitaria y de la fosa nasal
empujaría el maxilar actuando como centros «promotores»
de crecimiento; las suturas ac-
Fig. 5-25.
maxilar.
CT
PP
CT
CM
FM
= Fronto-
Sistema sutural circunmaxilar. Suturas: FM
Cigomaticotemporal. CM Cigomaticomaxilar. PP =
=
Pterigopalatina.
Aposición y reabsorción en V
A
B
Crecimiento en altura
En el descenso del cuerpo del maxilar intervienen dos factores: 1) El desplazamiento por actividad proli- ferativa en
las suturas maxilofaciales, que provoca el descenso del
maxilar, y 2) el crecimiento de la apófisis alveolar coincidente
con la erupción dentaria.
Bjork y Skieller10 estudiaron longitudinalmente, por medio de implantes metálicos, la cuantía de ambos
fenómenos aposicionales en un grupo de individuos desde
los 4 a los 20 años. Observaron que en el pe- ríodo estudiado
el descenso del maxilar debido a la actividad de las suturas faciales
es, por término, de 11,2 mm. El crecimiento vertical de la
apófisis alveolar, medido sobre implantes metálicos situados
en la base maxilar, fue de 14,6 mm, casi una tercera parte
más de lo que desciende el maxilar por actividad sutural. Este
intenso crecimiento alveolar tiene importancia clínica por
las posibilidades terapéuticas de influir en la erupción
dentaria y la repercusión que el estímulo o inhibición vertical tiene en
la dirección del creci- miento facial (fig. 5-27).
Estudiando en la misma investigación el crecimien- to transversal de la sutura palatina media y el creci- miento
vertical de la apófisis alveolar, se observó una correlación
negativa estadísticamente significativa; lo que explica que el
reborde alveolar crezca más en al- tura cuando el paladar es
estrecho que cuando es de configuración normal.
Su-11,2
C = 2,5
r2 = 4,6
a = 14,6
Crecimiento en anchura
3. La anchura canina, desde que hacen erupción los molares hasta la adolescencia, aumenta 1,1 mm, casi tres veces menos que la
anchura molar; hay un ensanchamiento menor en la zona
anterior que en la posterior.
Una aportación de Bjork y Skieller fue el estudio del crecimiento diferencial a nivel de la sutura me- dia y la rotación transversal de
los dos hemimaxila- res hacia fuera y adelante. Ante la
posibilidad de que el crecimiento sutural no fuera
cuantitativamen- te uniforme, midieron el incremento
anterior por me- dio de implantes (insertos a nivel de los ápices
de los incisivos centrales) y el posterior por implantes si-
tuados en la base de la apófisis cigomática del maxi- lar (fig.
5-28).
En una observación longitudinal entre 10 y 20 años se encontró que la distancia anterior aumenta- ba 0,8 mm, y la posterior 2,7
mm; esto explica que aumente más el diámetro intermolar
que el interca- nino. Cada uno de los hemimaxilares se
separan en la parte posterior y giran hacia fuera y
adelante acortándose la profundidad anteroposterior del
ma- xilar; es la denominada rotación transversal del ma- xilar
superior.
Crecimiento anteroposterior
El maxilar aumenta de longitud sagital por un do- ble mecanismo: aposición ósea en la tuberosidad pos- terior y crecimiento
sutural a nivel de los huesos pala- tinos. El maxilar crece para
poder albergar los distin- tos molares que van haciendo
erupción y simultánea- mente el aumento posterior de
la base ósea provoca que ésta se adelante y haga
protrusión. La protrusión del maxilar obedece tanto a la
aposición en la tubero- sidad como al patrón general de
crecimiento facial que se da en la misma dirección.
Rotación vertical
El maxilar desciende y se adelanta con el creci- miento separándose de la base del cráneo. El despla-
1597
d
103
213
CRECIMIENTO DE LA MANDÍBULA
La mandíbula crece por actividad cartilaginosa y endostal/periostal. Existen dos zonas de crecimiento
cartilaginoso; una en la sínfisis mandibular, y otra en el
cóndilo, donde el cartílago forma una cubierta de la cabeza
condilea; estos cartílagos no son remanen- tes del
cartílago de Meckel, que forma el precursor
embriológico de la mandíbula, sino cartílagos secun-
darios que se desarrollan una vez que el cartílago de
Meckel ha sido reemplazado por osificación intra-
membranosa. Tanto el crecimiento endostal como el
IPA
1,
5
OLS -3°
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213
2,5
IPA
1,
5
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213
Desarrollo posnatal
En ese momento queda cerrada la posibilidad de crecimiento transversal en un momento muy precoz del desarrollo, contrastando
con el potencial de creci- miento en anchura del maxilar
superior cuya sutura palatina media permanece abierta
hasta la adoles- cencia.
A partir del primer año de vida, la mandíbula debe- rá crecer por remodelamiento para que la combina- ción de los
procesos aposicionales y reabsortivos haga posible que en
ese hueso quepa no sólo la dentición temporal, sino los 16
dientes que componen la denti- ción permanente. El
alargamiento anterior cesa a los 4-5 años y el transversal a
los 8 meses, por lo que el cuerpo mandibular se alarga en
dirección poste- rior como única vía abierta para que los
molares permanentes dispongan de sitio para hacer erup-
ción (fig. 5-32).
Crecimiento condileo
El cartílago secundario que cubre la cabeza del cóndilo constituye, a la vez, un centro activo de creci- miento y
una superficie articular para la rama vertical de la mandíbula;
funciona como centro de crecimien- to hasta la segunda
década de la vida y es eviden- te que el cartílago es el
tejido óptimo para formar un cóndilo articular de rápido
crecimiento, capaz de adaptarse a las exigencias
funcionales y de cumplir con la dinámica masticatoria por ser
estructuralmente más adaptable a las presiones externas.
El cóndilo crece hacia atrás, arriba y afuera contri- buyendo a mantener la integridad del aparato masti-
El crecimiento del cóndilo no es el único mecanis- mo de desarrollo de la mandíbula que sufre un conti- nuo remodelamiento
en todas sus partes. El creci- miento de la rama vertical en su
conjunto colabora en el cambio de forma y en el aumento de tamaño
man- dibular. El tipo de crecimiento de la rama ya fue ob-
servado por John Hunter y verificado por Humphrey (1864)
en un ingenioso experimento. Implantó peque- ños anillos
metálicos en el borde anterior y posterior de la rama, en
animales de experimentación; observó que con el tiempo
los anillos del borde anterior que- daban sueltos,
mientras que los situados sobre el bor- de posterior
aparecían embebidos en el hueso, mos- trando así el
patrón aposicional/reabsortivo de la rama mandibular.
La reabsorción ósea está presente en el borde an- terior de la rama para alargar el cuerpo, que no tie- ne otro
mecanismo de crecimiento; es la remodela- ción del borde
anterior lo que condiciona el alarga- miento de la base
alveolar y el espacio para la erup- ción de los molares. Para
compensar la reabsorción y conservar la anchura de la
rama, hay una aposi- ción ósea en el borde posterior que se
continúa con el crecimiento condíleo y contribuye a que la
man- díbula se desplace hacia delante. Aunque condilo y
borde posterior son centros independientes de cre-
cimiento a pesar de la proximidad topográfica, constituyen
juntos las áreas más activas del creci- miento mandibular en
cuanto a la cantidad de hue- so formado.
Al mismo tiempo hay zonas que tienen un tipo distinto de remodelación, lo que ilustra la compleji- dad del desarrollo de la
rama. Examinada la cara in-
Fig. 5-34. Zonas aposicionales (raya- do claro) y reabsortivas (oscuro) en el crecimiento mandibular. (Según Enlow.
1975.)
€3000
do
A nivel de la zona alveolar, el hueso crece siguien-
también el principio de la V, por aposición interna y
reabsorción externa, con el incremento vertical de
Crecimiento posnatal maxilofacial
87
la apófisis alveolar y de la dentición. Hay una tenden- cia del mismo tipo que se observa en el maxilar supe- rior, por lo que la
dentición, conforme crece vertical- mente, tiende a
vestibulizarse; el arco dentario se en- sancha transversalmente
por la erupción dentaria, crea más espacio para los dientes y
mantiene el con- tacto con los dientes antagonistas.
Considerado en conjunto el desarrollo del cuer- po y de la rrama, el patrón de crecimiento mandibu- - lar se expresa
siguiendo una curva basada en una espiral logaritmica1.
Parece que el paquete vasculo- nervioso de la
mandíbula constituye como un centro alrededor del cual se
oval, el mandibular y el
desarrolla la mandíbula; el agujero
mental estarían ali- neados en una curva que marcaría el
tipo de creci- miento mandibular (fig. 5-36). Este concepto
está de acuerdo con lo propuesto por Ricketts15,
por el que la mandíbula crece a lo largo de una curva: la denomi-
nada hipótesis del crecimiento arciforme de la man- díbula
(fig. 5-37).
Rotación mandibular
Durante el crecimiento, la mandíbula se aleja de la base del cráneo mientras aumenta el tamaño y se mo- difica su morfología merced a
los mecanismos de re- absorción y aposición selectiva. El
sentido en que la mandíbula se desarrolla sigue el
patrón general de la cara con una tendencia a crecer hacia
delante y aba- jo; es un desplazamiento tanto horizontal como
verti- cal, aunque, según el individuo, predomine más el
componente vertical sobre el horizontal o a la inversa y, en
ocasiones excepcionales, es de puro desplaza- miento
horizontal o vertical.
Este aspecto del crecimiento mandibular ha sido estudiado por Bjork16 por medio de implantes metá- licos y
observó que el desplazamiento mandibular por actividad
condilea resultaba en una rotación de la mandíbula (figs.
5-38 y 5-39); la sínfisis se despla- zaba predominantemente
hacia abajo y adelante. (rotación anterior) o hacia abajo y
atrás (rotación posterior).
La rotación anterior se produce cuando el creci- miento condileo es hacia arriba y adelante y la parte posterior de la
mandíbula desciende más que la parte anterior. El tipo I (fig.
5-40 A) es el más frecuente con el centro de rotación a nivel
del cóndilo. El tipo II (fi- gura 5-40 B) responde a un
crecimiento vertical inten- so de las estructuras retrofaciales
que sitúa el centro de giro a nivel de los incisivos. El tipo III
(fig. 5-40 C) se observa en casos en que el resalte incisal
está au- mentado y la mandíbula gira alrededor de la zona
de bicúspides.
La rotación anterior desplaza la mandíbula hacia delante y aumenta el prognatismo mandibular, lo que favorece la
corrección de las maloclusiones de
33333
Fig. 5-36. Alineamiento de los agujeros mandibulares y superposición ilustrando
el creci miento de la mandibula siguiendo una curva logaritmica. (Según Moss, 1974.)
A
B
Crecimiento posnatal maxilofacial 89
几
C
几
Fig. 5-40. Rotacion anterior de la mandibula tipo 1 (A), tipo || (B) y tipo III (C). (Según Bjork, 1969).
clase II; los incisivos se inclinan hacia labial con una mesialización de
tiende, a veces, a provocar
toda la arcada mandibular, que
apiñamiento. Suele ir acompañado de un enderezamiento
de los dientes posteriores en el plano transversal con
aumento del diámetro bicanino y bimolar.
La rotación posterior es consecuencia de un creci-
miento hacia atrás y arriba del cóndilo que desplaza la
mandíbula hacia atrás y abajo (fig. 5-41). El centro de
rotación se sitúa bien en el cóndilo (tipo I) o en la zona molar
(tipo II). Como consecuencia, se tiende al retrognatismo
mandibular y a la mordida abierta an-
terior.
Un segundo dato marcaba otra característica que afectaba al patrón facial. Los ángulos que forman los planos faciales
(base del cráneo, Frankfurt, plano oclusal, plano mandibular)
tienden a disminuir con la edad y el borde inferior mandibular
era más horizon- tal en el adolescente que en el niño. La
cara, tras la pubertad, es diferente en ambos sexos, siendo
en los varones más angulosa con una mayor prominencia de la
nariz, barbilla y rebordes supraorbitarios.
Brach, en una revisión realizada en 1924, señalaba que la cara del recién nacido representa 1/8 del volu- men total del
esqueleto, mientras que en el adulto la relación se reduce
aproximadamente a 1/2. La cara tiende, por tanto, a crecer más
que el cráneo y a ale- jarse y separarse de la base craneal,
haciéndose más prominente en la silueta del perfil.
La entrada en escena de la cefalometría supuso un hito en el estudio del crecimiento, aunque limitado a las dos
dimensiones que aparecen en la placa radio- gráfica.
Broadbent aplicó las técnicas cefalométricas a un grupo de
escolares con radiografías seriadas a lo largo de un
período de unos ocho años. De la obser- vación
longitudinal, dedujo que, efectivamente, la cara crecía
manteniendo constante el patrón morfoló- gico y aumentando de
tamaño, pero conservando casi la misma forma a lo largo del
período observado. Las proporciones medias de la cara se
mantenían inalte- rables, por lo que habló de la «constancia
del patrón de crecimiento».
Más tarde, Brodie siguió la evolución de un grupo de jóvenes hasta los 15 años, y le llamaron la atención las
modificaciones faciales que se observaban en el período
puberal, ya que el patrón no se mantenía tan
constante como se esperaba y ciertas dimensiones se
incrementaban más que otras. Además, había dife- rencias
notables entre los distintos individuos que se alejaban del
comportamiento medio de la población. Brodie puso de
relieve las diferencias en el patrón de
17
+1,2
Crecimiento posnatal maxilofacial 91
+0,2
+0,3
-0,2
+2,2
+2,8
4,
3
100
Cráneo
90
Cara
80
70
60
50
40
30
20
10
4 6 8 10 12 14 16
Edad
0 2
Periodo
infantil
Período
juvenil
Adolescencia
Adulto
100%
0
General
Neural
Linfático
Genital
0 2
4
6
8
10
12 14 16 18 20
Edad
Fig. 5-45. Incremento del crecimiento somático general, genital,
neural y linfático en los primeros veinte años.
10
10
Edad
11
Edad
16
ción del sesamoideo precede en un año al pico de má- ximo crecimiento o coincide con él. Por otro lado, se conoce también que el
cierre de la unión epifisaria proximal de la primera falange
del dedo medio (cora- zón) se produce un año después o
coincide con el má- ximo crecimiento. En consecuencia,
puede aplicarse en la clínica un criterio orientativo por el
que el perío- do de máximo crecimiento debe ser
esperado entre el inicio de la osificación del sesamoideo y el
comienzo del cierre de la epífisis del dedo medio.
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