La Cautiva - Esteban Echeverria
La Cautiva - Esteban Echeverria
La Cautiva - Esteban Echeverria
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CAUTIVA ·
POEMA
CAUTIVA
POEMA
DR D. BSTBVJ.N BCBBVBRBIA.
]864
LA'CAUTIVA
POEMA
EL DESIERTO.
• lis vont. L'espllce eat grand.
RUGo.
Rememorando su bogar,
I"os infantes y las hembras.
Arden ya en medio del campo
Cuatro estendidas hogueras,
Cuyas vivas llamaradas '
Irradiando colorean .
El tenebroso recinto
Donde la chusma hormiguea.
En torno al fuego sentados
. Unos lo atizan y, ceban;
Otros In jugosa carne .
Al rescoldo ó llama tuestan,
Aquel come, este destriza,
Mas all' alguno degüella
Con afilado cuchillo
La yegua al lazo sujeta,
y á la hoce. de la herida,
Por donde ronca y resuella,
y á borbollones arroja .
La caliente sangre fuera,
En pié, trémula y convulsa,
Dos ó tres indios se pegan,
Como sedientos vampiros,
Sorben, chupan, saborean
La sangre, haciendo mormullo,
y de saugre le rellenan.
Baja el pescuezo, vacila,
y se desploma la yegua
Con aplauso de las indias
Que á dcscuartizarla empiezan.
Arden en medio dol campo,
Con viva luz las hogueras;
Sopla el viento de la pompa,
- 14-
y el humo y las chispas vuelan.
A la charla interrumpida,
Cuando el hambre esta repleta,
Sigue el cordial regocijo,
El beberaje y la gresca,
Que apetecen los varones,
y las mujeres detestan.
El licor espirituoso
En grandes vacías echan,
Y, tendidos de barriga
En derredor, la cabeza
Meten sedientos, y apuran
El apetecido néctar,
Que bien pronto los convierte
En abominables fieras.
Cuando algun indio, medio ébrio
Tenaz metiendo la lengua,
Si~ue en la preciosa fuente,
y beber tambien no deja
A los ql1eaguijan furiosos;
Otro viene, de las piernas
Lo agarra, tira y arrastra,
Y en lugar suyo se espeta.
Asi bebe, rie, canta,
y al regocijo sin rienda
Se dá la tríbu: aquel ébrio
Se levanta, bambolea,
A plomo cae, y grup.endo
Como animal se revuelca.
Este chilla, algunos lloran,
Y otros á beber empiezan.
De la chusma toda al cabo
La embriaguez se enseñorea
- Ir)-
y e~ lábios de sn quer~da
Apura aliento de vida,
y la estrocha cariuoso,
Yen éstasis amoroso
Ambos respiran así;
.Mas, súbito él la separa,
• Como si en su alma brotára
Horrible idea, y la dice:-
"María, soy infelice,
Ya no eres dig~ de mí,
Del sal vaje la torpeza
lIabrá ajado la pureza
De tu honor, y mancillado
Tu cuerpo santificado
Por mi cariño y tu ,amor;
Ya no me es dado q nercrto."
- 28-
Ella le responde:-"advierte
Que en este acero está escrito
Mi pureza y mi delito,
Mi ternura y mi valor.
Mira este puñal sangriento
y saltará de contento
Tu coraZOll orgulloso;
Diómelo amor poderoso,
Diómele para matar
Al salvaje que insolente
Ultrajar'Uli honor intente:
Para, á un tiempo, de mi padre,
De mi hijo tierno y mi madre
La injusta muerte vengar.
y tu vida, mas preciosa
Que la luz del sol hermosa,
Sacar de las fieras manos
De estos tigres inhumanos,
O contigo perecer.
Locoy, el cacique altivo
Cuya saña al atractivo
Se rindió de estos mis ojos,
y quiso entre sus despojos
De Brian la querida ver,
Despues de haber lIlutilado
A su hijo tierno, anegado
En su sangre yace impura;
Sueño infernal su alma apura;
Dióle muerte este puñal.
Levanta, mi Brian, levanta,
- 29-
• . . . .. . • .. . . . y el ánimo cansado
De esperanza feliz, nutre, y conforta.
Triste,oSCllra, encapotada
Llegó 18 noche esperooa,
La noche que 80r debiera
Su grata y fiel compaficrllj
y en el vasto pll'jonal
Permanecen inactivos
Los ama.ntes fnjitivos,
Su astro, al parecer, declina,
Como la luz vespertina,
Entre sombra funeral.
Brian por el dolor vencido
Al márjen yace tendido
Del arl'o'yoj-próbó en nno
El paso firme y lozano
De su querida seguil';-
Sus plantas. deafaJleciel'on,
y sus heridas T'el,tieron
Sangre otr& vez.-Sintió cDtonce
Como una lnano de bronce,
Por aua miembros discul'l'ir,
- 46-
El amor e~ fe inspirada,
Es l'elijion al'raigada,
En lo Íntimo de la vida.-:-
Fnente inagotable, henchidi.\
De esperanza, su anhelar
N o halla obstáculo invencible
"Hasta conseguir victoria;
Si se estrella en lo imposiLle,
Gozoso vnela a la gloria
Su hel'óica palma á bUiCIcar.
Maria no desespera,
Porque su ahinco procura
Para lo que ama ventlll.a",
" y al infortunio supera
Su imperiosa voluntad.
Mañana, -el grito constante
De su corazon amante
La dico:-mañanael cielo
Hara. cesar tu desvelo,
La nuova luz esperad.
- 48-
La noche cubierta, en tanto
Camina en donsa tiniebla,
y en el abismo de espanto,
Que aquellos páramos puebla,
Ambos perdidos se ven.
Parda, rojiza, radiosa
Una faja luminosa
Forma horizonte no lejos;
Sus amal·il1os reflejos .
En lo oscuro hacen vaíveo.
7
lade stptima.
LA QUEMAZON.
Vfi!lez .... Deja laflamme en torreru ,t. tÜpl<¡je;
, LAMARTINIIi.
Mil ad ya en torrente Be estiende 111 llamll.
Sutíllile difunde,
Camina, se mueve,
Penetra, se infnnde;
Cuanto toca, en breve,
Reduce á tizon.
Ella era,-1 pastales,
Densos paJonales
Cardos y animales
Ceniza, humo sQn.
Raudal vomitando,
Venia. de llama,
Que hirviendo, silbando,
Se enrosca y derl·ama
Con vclocidad.-
ecntada María
- 54-
Con su Bl'ian la.via:
- "Dios mio! deciR,
De nos ten piedad."-
Piedad Mal'Ía imploraba,
y piedad necesitaba
De potencia celestial.
Bl'ian caminar no podia,
y la quemazon cundia
Por el vasto pajonal.
Allípávulo encontrando,
Como culebra serpeando, .
Velozmente caminó; .
y ajitando, desbocada,
Su crin de fuego erizada
Jigante cuerpo tornó.
J.odo, paja, restos viles
De animales y reptiles
Quema el fue~o vencedor,
Que el viento ll'acl1ndo atiza;
V uelan el humo y ceniza,
y el inflamado vapor,
Al lugar donde, pasmados,
J~oscauti\'os desdichados,
Con despavoridos ojos,
Estan, su hervidero oyendo,
y las llamaradas viendo
Subir en penachol rojos.
No hay como huir, no hay efnjio,
E8peranzI\ ni refl1jio;
- 55-
8
!a~tt onava.
. BRU.N.
z", gue1'!l'Íer811t los ClJUr,iM'I euz mémeg
'011¡q. pOllr a:t/e8/¡er je, 1J~/tJ,reg d. mM! b1"ll8.
J, .doÍ8 fila rellOmm.ee ti nwll Vlaive .. ••
ANTAR. 12
Abrumados y rendid~
Sus ojos, como adormidos,
La luz esquivan, 6 absortos,
En los pálidos abortos
Antar: célebre poeta árabe, de quien M. de L/lmartine cita
alg\lnos fragmentos ell 8\1 viage' Oriente: de el108.se ha toma·
do el lema que encabella elte cinto.
- 60-
De la conciencia, [lcjion
Qne atribulaal moribundo] .
Verán formas de otro mundo;
Imájenes fujitivas,
O las claridades vivas
De fantástica rejion.
Triste á su lado Maria
Revuelve en la fantasla
Mil contrarios· pensamientos,
y horribles presentimientos
La vienen a11l á asaltarj-
Espectros que enjendra el alma,
Cuando el ciego desvarío
De las pasiones se calma,
y perdIda en el vacío
Se recoje á meditar.
Allí, frájil navecilla
En mar Bin fondo ni orilla,
Do nunca riebonanza
Se encuentra,! Bin esperanza
De ,Poder al nn surjIrj
Alh ve, BU afan perdido
Por salvar asu querido;
y cuan lejano y nubloso
El horizonte radioso
Está ,de su porvenir.-
Cuan largo, incierto camino
La desdicha le previno,
Cuan triste peregrin~iei
Allí ve do aquel paraje
La yerta inmovilidad.
- 61-
Allí ya del desaliento
Sufre el pausado tormento,
y abrumada de tristeza,
Al eabo á sentir empieza
Sil abandono y soledad ..
Echa la vista delante,
y al aspecto de sn amante
D"esfallece su heroismo;
La vuelve, y hórrido abismo
Mira atónita detrás. .
Allí apura la agonía
Del <Jue vió cuando dormía
Paralso de dicha eterno,
y al despertar un infierno
Que no imajinó jamas.
En el empíreo nublado
Flamea el 801 colorado;
y en la llanura domina.
La vaporosa calina,
El bochorno abrasador.
Brian sigue inmoble, y María
En formar se entretenía
De junco un denso tejido,
Que guardase á su que.rido
De la intemperie y calor.
Ouando oyó, como el aliento
Que al levantarse ó moverse
Hace animal corpulento,
Orujir la paja y l·omperse..
De un C3rcano matorral.
- 62...,...
!-liI'Ó ¡oh terJ'orll acercarse
Vió con movhmcnto ta.rap,
y hácia ella ellcaminarse
Lamiéndose, un tigre pardó
Tinto en Bangr~;-atroz seña1.
Cobrando ánimo al instante
Se alzó María arrogante,
En mano el puilal desnudo,
Vivo el mirar, y un escudo'
Formó de IlU cuerpo á Bria:n.
Llegó la fiera inolemente; .
Clavó eD ella vista ardiente,
y á compasion y movida,
O fascinada y herida
Por sus ojos y ademan.
Recta prosiguió el camino,
y al arroyo cristalino
Se echó á nadar.-¡Oh ·amor tierno!
De lo mas fráiil y étern9'
:Se compajinó tu ser: ..
Siendo solo afecto humano,
Chispa fugaz, tu grandeza,
Por impenetrahle arcano,
Es celestia1.-0h helleza!
No se anida tu poder,
En tus lágrimas, ni enojos;
Sí, en los sinceros arrojos
De tu corazon amante:~
María en aquel instante
Se sobrepuso al terror,
- 63-
Pero cayó sin sentido
A conmocion tan violenta.-
Bella como ~njel dormido
La. infeliz estaba, e:xcnta.
De tanto afan y dolor.
Se sienta,-estático mira,
Como el que en vela delira;
Lleva la mano á su frento
Sudol'Íf"erayardíente,
tQué cosas su alma vel'á1
La luz, noche le parece,
Tierra y ciclo so oscurqce,
y rueda en un tOl'bellino
De nubes.-"Estc camino
Lleno de espinas está:
Mi cahallo pU1'ejcH'o,
Daré alcance á ese tropcl."
Se alzó Dl'ian enajcnado,
y su bigote l'rizado
Se mucve; chispean rojos,
Oomo centellas, sus ojos
Que hace el entusiasmo a1'uOI';-
El rostro y talante fiero,
Do resalta COIl viveza
El valor y la nobleza,
La majestad del ghérrel'ó
Acostumbrado á vencer.
Pero al pun to desfallcce.
Ella atónita l'nmudece,
Ni halla voz su sentimiento;
En tan solemne momento
Flaquea su corazc;m.
El 801 pálido declin"a:
En la cercana colina
Tl"Íscan las gáll'l'as y ciol'v~s"
Grazna la impura lojion,
De cadt\veres avara,
Oual si muerte presajial'a;
Así la catervaestulta,
Vil al heroismo insulta,
Que triunfantc" voneró.
Mal'Íá tiembla.-:ÉI alzando
La vista al ciclo, y tomanuo
Con sus manos casi hcludas
Las de su amiga tldOl'irda~,
A :m pecho las lIeró.
- 67-
y con voz Jéoil In dice:
"Oyc,-deDios cs arcano,
Qne maR tanle ó mas tcmpmllo
Todos .dehcmos morir,
Insensato el que· maldice
1,11. ley que á todos iguala:
Hoy el té,'mino seña.la
A ~ni robusto vivir,
"Rcsígnatc;-·uíen, \'onída .
Siemprc, mi amor, fué la mncrte
Para el ora vo, p.al'a el fncrte
Qr.e :'i. la pat'l'la y alhono!'
Jóvcn consllgró su vida~
Qué es ella~-~lna ebiRpa r nada,
Con cse sol. cOJ?lFaradl\, .
H¡¡udal vivo de csplendoi'. '
"La mili. brilló un momento,.
Peto :í la l)atl'ia siryiera;
Tamuien mi sanwe corl'icl'!\
POI' su gloria, y lIbertad.
Lo que PlO da sentimiento
Es que de tí me separo,
Dejándote sin ampal'O
Aq ní. en CIIta soledad.
"Otro premio merecía
Tu amor y espíritu brioso, •
y galardon mas precioso
Te destinaba mi fé.
Pero ¡ay Dios! la suel·te mia·
De otro lUodo Be eslnuoun;
- 68-
Gúzatc; ya no se-aniuan
EII tí las aves l)al'le~'as,
Ni tn agua y somum cOllviuUIl
Solo ¡Í, los Imltos y fiérus:
8ouel'uio uebllG e~tal',
- 75
El valor y la hermosura,
J.igndos por la. ternura,
En tí hallaron refrijerioj
De su infortunio el misterio
Tú solo puedes con tal'.
De tí María se aleja,
y en tus soleda.des deja
Toda su alma; agradecido
El depósito qucrido
Guarda y conserva; quizá
Mano jencrosa y pía
V cnga á pedíl"telo un dia:
Quizá la viva palabl'a
U n monumento le labra
Que el tiempo l'espetará.
Embates y oscilaeiones
De un mar de tribulaciones
Ella arrastró; y la agonia
Sabore6 IU funtasSa, .
Yel punzante frenesí
De la esperanza insaciable,
Que en pos de un deseo vuela;
N o alcanza el blanco inefable;
Se irl'Íta en vano y desvela;
Vuelve á devorarse á sí,
Qucuaba á. su dcsvcntura
U n amor, una cspcranza,
Un astro eula noche oscura,
lJ n dcstello de bonanza,
Un corazon que querer.
Un,a voz cuya armonia
Adormecerla podria;
A su llorar un testigo,
A su miseria un abl'¡go,
A sus ojos quc mirar.
Quedaba á su amor desnudo
Un hijo, UD vástago ticrno;
Encontrad.) aqui n.o pudo,
y su alma al regazo et6lrIlO
Lo fué volando á buscar.
Murió; por siempre cerrados
Eptan sus ojos cansados .
De errar por llanura y ciclo,.
De sufl'ir tanto desvelo,
De afanar sin .conseguir.
El atractivo está. yerto
De su mirar; ya el desierto,
Su último asilo, los rastroB
Do tan hechiceros as~ros
No verá otra vez lucir.
Pero de ella aun hal vestijio.
iNo veis el raro prodijlOl
Sobre su cándida fl'ente
Aparece nuevamente
Un prcstijio encantador.
11
- 82-
......