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La Cautiva - Esteban Echeverria

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--

LA \\1~/f ¡.
I

CAUTIVA ·
POEMA

D'E DON ESTEVAN ECHEVERRIA.

IJOl'reDa .. d.,1 NIGLO, eall 'orla DUID . 1.'>3,


1864
- __ .,---_ _ a __
-J I
LA

CAUTIVA
POEMA

DR D. BSTBVJ.N BCBBVBRBIA.

IUlprenta del SIGLO, l'aU" '·letorla nilm 1 ¡; 3.

]864
LA'CAUTIVA
POEMA

DE DON J1:STEVAN ECHEVERRIA


•••••

Bajo el modesto' título: "Rimas de Estevan


Echeverria" apareció en 1837 el volúmen que
contiene el poema de la Cautiva: su asunto está
tomado de las frecuentes invasiones que los indí-
jenas de la llanura hacen sohre las poblaciones
cristian~s de la provincia de Buenos Aires. El
autor, mejor que pndiel'amos nosotros, da á cono-
cer el designio del poema, y algunas de sus teo-
rías literarias, en sn advertenein: preliminar.
Dice así: "El principal designio del antor de la
Cautiva ha sido pintar algunos ra~gos de la fiso-
nomía poética del Desierto, y para no reducir
su obl'a á una mera dcscripeion, ha colocado en
las Vllstas soledades de la Pampa, des séres idea-
les, ú dos almas uuidas por el doble vínculo del
amor y el infortunio, El suceso que poetizA, sino
- 2- 0

es cierto, al menOB entra en lo posible; y como


no el!, del poeta contar menuda y circunstancia-
damente, ha escojido solo, para formar BI1 cua-
dro, aquellos lances que pudieran suministrar
mas colo1'es locales al pincel de la poesía .••• De
intento usa á menudo de locuciones vulgares y
nombra las cosas por su nombre, porque piensa
que la pocsía consiste princi¡lalmente en las
ideas, y porq11e, no siempre como aquellas, lo-
gran los circunloquios poner de bulto el objeto
ante los ojos, ... la poesía ni miente ni exajel'a.
Solo los oradores jerundios y los poetas sin alma
toman el orrpel y el rimbombl) de las palabras
por elocuencia y poesía.-El poeta, es cierto, no
copia sino á vce\!s la realidad tal cual aparece
eomunmcute á nuestra vista: porquc ella se
mues~ra llena de' imperfecciones y, máculas, y
aquesto seria obrar contra el pl'incipio fllndR-
mental del arte, (lile es representar lo Bello"
(AM}:mcA POÉTICA,)
-lema" l.earl6 are IUch a genial sojl
.Fbr kinder fu¡¡'ngs, whalspe'er their nalion,
Tlley naturaUy pour the "wine and Dil"
Samaritana 1n eve'Y situalion.
BYBON.

En todo clima el corazoll de la mujer es


tierra fértil ell afectos jeneroBo~;-elIB8 en
cualquier circunstancia de la vida saben,
como la Samarita:J.a,prodigar el 61eo y el
vino.

EL DESIERTO.
• lis vont. L'espllce eat grand.
RUGo.

Era la tarde, y la hora


En que el sol la cresta dora
De los Andcs.-EI Desierto
Inconmensurable, abierto,
y misterioso á sus pies
Se esticndej-triste el semblante,
Solitario y taciturno
COIllO el mar, cuando un instante
Al crepúsrulo nocturno, ,
Pone rienda' 8\1 altivez.
-4-
.Tira en vano, reconcentl'll.
Su inmensidad, y no encuentra
'.
La vista, en su vivo anhelo,
Do fija¡' su fugaz vuelo,
Como el pájaro en el mal'.
Do quier campos y heredades
Del ave y bruto guaridas,
Do quicr cielo y soledadcs
De Dios solo conocidas,
Que él solo puede sondar..
A veces la tríbu errante
Sobre el potro rozagant<:',
Cuyas crines altaneras
Flotan al viento lijeras,
Lo cruza cual torbellino,
y pasa; ó su tolderia 1
Sobre la grama frondoso.
Asienta, esperando el dia
Duerme, tranquila reposa,
Sigue veloz su ca~ino.
¡Cuántas, cuántas maravillas,
Sublimes y á par sencillas,
Sembró la fecunda mano
De Dios alli!-Cuánto arcano
Que no es dado al mundo ver!
La humilde yerba, el insecto,
La aura aromática y pUl'a;
El silencio, el triste aspectú
De la ~randiosa llanura,
El páhdo anochecer,
Toldería: el conjunto de chozas 6 el aduar del Balvajt[I~1 A.]
[)

Las armonías del viento,


Dicen mas al pensamiento,
! Que todo cuanto á porfia
La vana filosofia
Pretende altiva enseñar.
¿Qué pincel podrá pintarla'!!?
¡Bin deslucit· su belleza!
Qué len~ua humana alabarlas!
Solo el Jenio su grandeza
Puelle sentir y admirar.

Ya el sol su nítida frcnte


Reclinaba en -occidente,
Derramando por la esfera
De su rubia cabellera
El desmayado fulgor.
Sereno y diáfano el cielo,
Sobre'la gala vcrdosa
De la llanura, azul velo
Esparcia, misteriosa
Sombra dando á su color.

El aura moviendo apenas,


Sus olas de aroma llenas,
Entre la yerba bullia
Del campo que parecía
Oomo un piélago ondear.
y la tierra contemplaudo
Del astro rey 18 partida.
Oallaba, manifestanJo,
Como en una despedida,
En su semblante pesar.
-6-
Solo á ratol, altanero
Relinchaba un bruto nero
Aquí ó allá, en la campaña;
Bramaba un toro de safia,
Rujía un tigre feroz:
O las nubes contemplando,
Como estático y gozoso,
El Yajá II ,de cuando en cuando
Turbaba el mudo reposo
Con sn fatídica TOZ••
Se puso el sol; parecía
Que el vasto horizonte ardía:
La silen(~iosa llanura
Fué quedando mas OSCU1'l\
Mas pardo el cielo, y en él,
Con luz trémula brillabA
Una que otra estrella,. y luego
A los ojos se ocultaba,
Como vacilante fuego
En soberbio cha.pitel.
2:EI ;p. Guavara hablando de esta ave, en su historia del
Paraguay, dice:
"El Yahájustamente le podemos llamar el volador y centi.
nela. "Ea grande de cuerpo y de pico pequeilo. El color es ceni·
"ciento con un collarin de plumas blancas qlle le rodean. Las
"alas estan armadas de un espolon colorado duro y fu~rte con
"que pelea .... En su canto repiten estas voces, Yahá, Yahá,
"que significan [en guaraní] "vamoa, vamos" da donde se les
"impuso el nombre. El misterio y signiflcacion es que esto.
"pájaros velan de noche, y en sintiendo ruido de jenLe qlle
"vi~ne, empiezan á. repetir yahá, yahá, como si dijeran: va·
''mos, vamos, que hay enemigo, y no estamos seguros d!l SUB
"asechanzas." Loa que aaben esta plO"piedad del Yahá., luego
"que oyen Sil canto le ponln en vela, temiendo vengln Bne·
"migos pira acometerlos." .
J:nla plOTinci. se llama Oh_já. 6 TaJá. lDdlltlntameatt.(BI A.)
-7:-
El crepúsculo entretanto,
Con su claroscuro manto,
Veló la tierra; una faj!l
Negra como una mortaja,
El occidente cubrió;
Mientras la noche bajando
Lenta venía, la calma
Que contempla suspir~lOdo.
Inquieta á veces el ahp.a,
Con el silencio reinó.

Entónces, como elrüido,


Que suele hacer el tronido
Cuando retumba lejano,
Se 9YÓ en el tranquilo llano
Sordo y confuso clamor;
Se perdió ...• y luego violento,
Como baladro cspantosó
De turba inmensa, en el viento
Se dilató 60noroso,
Dando á los brutos pavor.

Bajo la planta sonante


Del á-jil potro arrogante
El duro suelo temblaba,
y envuelto en polvo cruzaba
Como animado tropel,
Velozmente cabalgando;
Vianse lanzas aguda~,
Cabezas, crines ondeando,
y como formas desnudas
De allpecto estrano y cruel.
-8-
tQnién ce1 tQu6 inscnsnta Í1l1'ha
Con su alarido perturba,
IJas calladas soledades
De Dios, do las tempestades
Solo se oyen resonar~
~Q116 humana planta orgullosa.
Se atreve á hollar el desierto
Cuando todo en él reposa?
~Quién viene seguro puerto
En sus yermos abuecar~

Oid!-ya se acerca el bando


De salvajes atronando
Todo el campo convecino;
lIirad!-Como torbellino
Hiende el espacio veloz.
El fiero ímpetu no enfrena
Del bruto que arroja espuma;
Vaga al viento su lnelena,
y con lijereza snma
Pasa en ademan atroz.

iDónde va? de dónde vienc?


Dc qué su gozo proviene~
Por qué grita, corre, vue!.!!.
Clavando al bruto la espuela,
Sin mirar al rededo1'1
V cd! qUj3 las puntas ufanas
De sus lanzas, por despojos,
IJlevnn cabezas humann~,
Cnyos inflamados oios
Respiran aím furor.
-9-
Así el bá,baro hace ultraje
Al indomable coraje
Que abatió su alevosía;
y su rencor todavía
Mira cou torpe placer,
Las cabezas que cortaron
Sus inhumanos cuchillos,
Esclamando:-"ya pagaron
Del cristiano los caudillos
El feudo á nuestro podcr.
Ya los ranchos 3 do vi vieron
PI·esa de las llamas fueron,
y inuerde el polvo abatida
Su pujanza tan erguida.
,Dónde sus bravos estan~
Vengan hoy del vituperio,
Sus mujeres, sus infantes,
Que jimen en cautiverio
A libertar, y como antes
N uestras lanzas probarán."
Tal decia; y bajo el callo
Del indómito caballo,
Crujiendo el anelo temblaba;
H\1eco y sordq retumbaba
Su gr~to en la soledad. .
Mientras la noche, cuLierto
El rostro en manto nubloso,
Echó en el vasto desierto,
Su silencio pavoroso,
Su sombria majesood.
3 Rar.cll0s, ca)laflas pajizas de Duoatro8 compol. [El A.]
2
EL FESTIN
......•.••. orrlhile Cavelle,
Parole. di dolore, accenti o'ira,
Voci alte e floche, e suo n di man con elle
Fncevan un tumulto .......•
DANTE.

NochE' es el vasto horizon te,


Noche el aire, c.ielo y tierra.
Parece haber apiiiado
El ienio de las tinieblas,
Para algnn,.misterio inmundo,
Sobre la llanura inmensa,
La lobreguez dcl abismo
Donde inaltcrable reina.
Solo inquietos divagando, .
Por entre las sombras negras,
J"os espíritus foletos
Con viva luz reverberan,
Se .disipan, reaparecen,
Vienen, van, brillan, se 'alejan,
:Mientras el insecto chilla,
y. enfachinale8' Ó cuovas
Los noeturnos animales
Con triste aullido se quejan .
• 4 LlámanBe así en la provincia, cierto~ sItios M.medos y bajos
eu donde crece confusa y abundantemente la maleza. [mi A.]
- 12-
La tribu aleve entretanto,
Allá en la pampa desierta,
Donde el cristiano atrevido
J alllas estampa la huella,
JIa reprimido del bruto
La estrepitosa carrera,
y campo tiene fecundo
Al pié de una loma estensa,
Lugar fecundo do á veces
Sus tolderias asienta. '
Feliz la malocas ha sido;
Rica y de estima la presa
Que anebató á los cristianos.
Caballos, potros y yeguas,
Bienes que en su vida errante
Ella mas que el oro precia;
Muchedumbre de cautivas,
Todas jóvenes y bellas.
Sus caballos, en manadas,
Pacen la fragante yerba;
y al lazo algunos prendidos,
A la pica, ó la. manea,
De BUS indolentes amos
El grito de alarma esperan.
y no lejos de la turba,
Que charla ufana y hambrienta,
Atado entre cuatro lanzas
Como víctima en reserva,
Noble espiritu valiente
Mira vacilar su. estrella;
Al paso que BU infortunio,
Sin esperanza, lamentan
, Maloca: lo mismo que incursion ó correría. [El A.]
- 13-

Rememorando su bogar,
I"os infantes y las hembras.
Arden ya en medio del campo
Cuatro estendidas hogueras,
Cuyas vivas llamaradas '
Irradiando colorean .
El tenebroso recinto
Donde la chusma hormiguea.
En torno al fuego sentados
. Unos lo atizan y, ceban;
Otros In jugosa carne .
Al rescoldo ó llama tuestan,
Aquel come, este destriza,
Mas all' alguno degüella
Con afilado cuchillo
La yegua al lazo sujeta,
y á la hoce. de la herida,
Por donde ronca y resuella,
y á borbollones arroja .
La caliente sangre fuera,
En pié, trémula y convulsa,
Dos ó tres indios se pegan,
Como sedientos vampiros,
Sorben, chupan, saborean
La sangre, haciendo mormullo,
y de saugre le rellenan.
Baja el pescuezo, vacila,
y se desploma la yegua
Con aplauso de las indias
Que á dcscuartizarla empiezan.
Arden en medio dol campo,
Con viva luz las hogueras;
Sopla el viento de la pompa,
- 14-
y el humo y las chispas vuelan.
A la charla interrumpida,
Cuando el hambre esta repleta,
Sigue el cordial regocijo,
El beberaje y la gresca,
Que apetecen los varones,
y las mujeres detestan.
El licor espirituoso
En grandes vacías echan,
Y, tendidos de barriga
En derredor, la cabeza
Meten sedientos, y apuran
El apetecido néctar,
Que bien pronto los convierte
En abominables fieras.
Cuando algun indio, medio ébrio
Tenaz metiendo la lengua,
Si~ue en la preciosa fuente,
y beber tambien no deja
A los ql1eaguijan furiosos;
Otro viene, de las piernas
Lo agarra, tira y arrastra,
Y en lugar suyo se espeta.
Asi bebe, rie, canta,
y al regocijo sin rienda
Se dá la tríbu: aquel ébrio
Se levanta, bambolea,
A plomo cae, y grup.endo
Como animal se revuelca.
Este chilla, algunos lloran,
Y otros á beber empiezan.
De la chusma toda al cabo
La embriaguez se enseñorea
- Ir)-

y hace andar en remolino


Sus delirantes cabezas.
Entonce empieza el bullicio,
y la algazara tremenda,
El infernal alarido
. y las voces lastimel'as.

Mientras sin alivio lloran


.Las cautivas miserables,
y los ternezuelos niños .
Al ver llorar á BUS madres.
Las hogueras entre tanto
En la oscuridad flamean,
y á los pintados semblantes
.y á las largas cabelleras
De aquellos indios beodos
Dá su vislumbro siniestra
Colorido tan estraño,
Traza tan horrible y·fea,
Que parecen del abismo
Précita, iumunda ralea,
Entregada al torpe gozo
De la sabática fiesta".
Todos en silencioflscuchan;
Una voz entona recia
Las her6icas alabatlzas,
y los cantos de la guerra:-
(Tuerr8, guerra, y esterminio
Al tiránico dominio
G J u~ta nocturna de 108 espíritus malignoS, 88¡Un tradiclon
comuUlcada , los pueblos cristianos por loa judios. [El A..]
.' f¡ - 16-
Del/¿-uinoa;' engafiosa paz:
Devore el fuego sus ranchos,
Qlle en su vientre los carauchos
Ceben el pico voraz.
Oyó gritos el caudi!lo
y cn S\1 fogoso tordlllo
Salió Brian;
Pocos erau y el delante
Venia al bruto arrogante
Dió \1~a lanzada Quillán.
Lo cargó al punto la indiada:
(Jon la fulminante espada
Se alzó Brian.
Grandes iUS ojos brillaron,
y las cabezas rodaron
De Quitúr, y Callupán.
Echando espuma y hcrido
Como toro enfurecido
Se encar6;
Cefio torvo revolviendo,
y el acero sacudiendo:
N adie acometerle osó.
Valichu • eataba en su brazo;
Pero al golpe de un bolazo 9
Cayó Brian
., Huinca: voz con que designan los indio• •' cristiano ú
hombre que no es de su raza. (El A.)
8 Valichu: nombre que dan al esplritu maligno los indí.
jenas de la pampa. Hemol leidO en el Falkner VaUcll u: ca.'
mUDmente 8e dice Gualichu.
Bolas: arma arrojadiza, que se compone de tres correas
trenzadas, ligadas por un estremo, y sujetando en el otro otra~
.tantas esferas sólida. demetaló piedra. (El A.)
- 17-
Como potro en la llanura:
Ccbo en su cuerpo y hartuJ":l.
Encontrará el gavilan.
,Las armas cobarde c~trega
El que vivir quiere esclavo;
Pero el indio gn,apo nó:
ühanil murió como bravo,
Batallando en la refriega,
De una lanzada murió.
Salió Bri&n airado
Rlandiendo la lanza,
Con fiera pujanza
Chaflil lo embistió;
])el pecho clavado
En el hierro agudo,
Con brazo forzudo,
Brian lo levantó.
Funeral sangriento
Ya tuvo en el llano;
Ni un solo cristiano
Con vida' escapó.
Fatal vencimiento!
Lloremos la muerte
Del indio mas fuerte-
Que la pampa cl'Íó.
quienes Sll pérdida lloran,
Quienes sus hazañas mientan.
Óyense voces confusas,
J\Iedio articuladas quejas,
Baladros, cuyo son ronco
- 18-
En la llanura resucna.
De repente todos callan,
y un solo mormullo reina,
f)cmejante al de la brisa
Unando rebulle en la selva;
Pero, gritando, algun indio
En la boca se palmea,
y el disonante alarido
Otra vez el campo atruena.
El indcleble recuerdo
De lao pasadas· ofonsas
Se aviva en su ñnimo entónccs,
y atizando su fiereza
Al rencor adormecido,
y ñ la venganza subleva.
En su mano los cuchillos,
A la luz de las hogueras,
Llevando mucrte relucen;
Se ultrajan, riñen, vocean,
Como animales feroces
Se despedazan y bregan.
y asombradas las cautivas
La carnicería \;ol'1'cnda
Miran, y á Dios en silencio
Humildes preccs elevan.
Sus mujeres cntre tanto,
Cuya vijilancia tierna
En las horas dcl peligro
Siempre cautelosa vela,
Acorren luego á calmar
El frenesí que los ciega,
Ya con ruegos y palabras
De amor yeficacia llenas;
-19 -
Ya interponiendo BU cnerpo
Entre las armas sang\'ientas.
Ellos resisten y lnchan,
Las desoyen y atropellan,.
Lanzando injuriosos gritos;
Y los cuchillos no sneltan
Sino cuando, ya rendida,
Su natura.l fortaleza
A la embriaguez y al cansando,
Dobla el cuello y cae por ~iel'l'a.
Al tumulto y la matanza
Signe el llorar de las hembras
Por sus maridos y deudos,
Las lastimosas endechas
A la abundancia pasada,
A la presente miseria, .
A las víctimas queridas
De aquella noclie funesta.
Pronto un profundo silencio
Hace á los lamentos tregua,
Interrumpido por ayes
De moribundos, ó quejas,
RisaR, grnfiir sofocado
De la embriagad; torpeza-
Al espantoso ronquido
De los que durmIendo suenan.
Los jemidos infantiles
Del ñacu'I'utl¿ lOse mezclan;
Chillidos, aúllos tristes
Del lobo que anda á la presa.
De cadáveres, de troncos1
~ o lI'l'acurtl!ú: especie de lechuza ¡rrande, cuyo grito Be' &8e.
mBJa al sollozar d. UD niíio. [El A..)
- 20-
Miembros, sangre y osamentas,
Entremezclados eon vivos,
Cubierto aquel campo queda,
Donde poco antes la tribu
Llegó alegre y tan soberbia.
La noche en tanto camina
Triste, encapotada y negra;
y la desmayada luz
De,las festivas hogueras
Solo alumbra IQS estragos
De aqueIJa bárbara fiesta.
ELPuNAL.
Yo iLa .. morir, es verdad,
Entre bárbaros crueles,
y allí el pesar me mataba
De morir, mi bien, sin verte.
A darme la vida tú
Saliste, hermosa, y valiente.
CALDEROX.

Yace en el campo tendida,


Onal si estuviera sin vida,
Ebria la sal vaje turba,
y ninguD ruido perturba
Su suefio ó sopor mortal.
Varones y hembras mezclados
Todos duermen sosegados:
Solo, en vano tal vez, velan
Los quo libertarso anhelan
Del cautiverio fatal.·
Paran la oreja bufando
Los caballos, que vagando
Libres despuntan la grama,
y á la mol'ibulIda llama
De las hogueras se "é,
Se vé sola y tacitnrDlI,
- 22-
Símil á sombra nocturna,
Moverse una forma humana, •
Como quien lucha y se afana,
y oprime algo bajo el pi6.
Se oye luego triste aúllo,
y hOfl~isonante mormullo,
bemejante al del novillo
Cuando el filoso cuchíllo
Lo degüella sin piedad;
y por la herida resuella,
y aliento yvivir por ella,
Sangre hirviendo á borbollones,
En liorribles convulsione.;,
Lanza con velocidad.
Silencio;-ya el paso le\'c
Por entre la yerba mueve,
Como quien busca y no atina,
y temeroso camina
De ser visto 6 tropezar,
Una mujer:-en la diest.ro.
Un puñal sangriento muestra,
Sus largos cabellos flotan
Desgreiindos, y denotan
De su ánimo el batallar.

Ella vá.-Toda es oidos;


Sobre salvajes dormidos
Va pasando,-escucha,-mira,-
Se para,-apenas respira, .
y vuelve de nuevo á andar.
Ella marcha, y sus miradas
- 23
Vagnn en torno azoradai",
Cual si creyesen ilusas
En las tinieblll.s confusas,
Mil espectros divisa,',
. Ella vá, y aun de sU sombra
Como el Cl:iminal se asombl'aj-
Alza,-inclina la.cabezaj
Pero en un cráneo tropieza
y queda al pnuto mortal.-
U n cuerpo gruiie y resuellá,
y se revuel vej-mas ella
Cobra espírit.u y coraje,
Yen el pecho del salvaje
Clava elll.gndo puiiaL
El indio dormid~ espira:
y ella veloz se retira
De allí, y anda con mas tin~
Arrostrando del destino
La rigoro3tl. crueldad,
Un instinto poderoso,
Un afecto jeneroso
La impele y guia segura,
Como luz de estrella pUl'll,
Por aque.lla oscuridl\,d.
Su corazon d~ alegtÍa
Palpita¡-lo que quería,
Lo que buscaba con ánsia
Su amorosa vijilancia
Encontró gozosa al fin. '
Allí, allí está tln universo,
- 24-
De su alma el espejo terso,
Su amor, esperanza y vida;
Allí contempla embebida.
Hn terrestre serafin.
-"Brian, dice, mi Brian ql1oriJo
Dusca durmiendo el 01 vido;
Quizá ni sonando espera
Que yo entre esta jente fiera
Le vcnga á favorecer.
Deno de heridas, callti\"o,
No abate S11 ánimo altivo
J,a desgracia, y satisfecho
Descansa, como en 8U lecho,
Hin 01'\11crar, ni temer.

Su¡: verdngos, sin embargo,


Para hacerle mas amargo
De la muerte tI pensamiento;
Doleitarse en su tOl'mento,
y mas su rencor cebar
Prolongando su agonía,
La vida suya, que es mía,
Guardaron, cuando triunfantes
Hnsta Io~ tiel'llos infantes,
OSI\ron despedazar,
Al'rancimdolos del seno
De sus madres-¡dia lleno
De cxecracioll y ainargura,
En que llIurió mi velltUl'a,
Tu momoria me dá horror!"-
A¡;í dijo, y ya no !.'ieutc,
- 25-
Ni 1101'0., porque la fuente
Del sentimiento fecunda,
Que el femenil pecho inunda,
Consurrió el voraz dolor.
y el amor y la venganza
En su corazon alianza
IIall hecho, ysclo una idea -
Tiene fija y saborea
Su'ardiente imajÍl:ac\on.
Absorta el alm~, en delirio
Lleno de gozo y martirio
Queda, hasta que al fin estalla
Como volean, y se esplaya
La lava del corazon.
. Allí está su ama'Q.,te herido,
:Mil'audo al cielo y cefiido
El cuerpo con d uros lazos,
Abiertos en cruz los brazos,
J,igadas manos y piés.
Cautivo está, pero duerme;
Inmoble, sin fuerza, inerme
Yace su brazo in vencible:
De la pampa elleon terrible
Presa de lo~ buitres es.,
Allí, de la tribu impía
Esperando con el dio.
Horrible muerte, está el homb¡'c,
Cuya fama, cuyo nombre
Era al ""'bo.ro traidor, .
Mas temible que el zumbido
4
- 2G-
Del liierl'o Ó plomo Cllcc\l(lido;
lIbs aciago y espantoso.
Que el valicl!16 rencoroso
A quien acata su error.
Allí está;-silencio:m ella,
Como tímida doncella,
Besa Sil entreabierta boca,
Cual si dudára le toca
Por ver si respira aúo.
Entonces las ataduras
Que sus carnes roen duras
Corta, corta velozmente
Con su puñal obediente,
Teñido en sangre comUIl.
Brian despierta;-su alma fuertc,
Conforme ya con su suerte,
No se conturba, ni ázoraj
Poco á poco se iucorpora,
Mira sereno, y cree ver
Un asesino:-echan fucgo
Sus ojos de ira; mas lllego
Se siente libre, y se calma,
y dice "ieres alguna alma
Que Plleda y dcba quercr~

iEres esp!ritu errante,


Anjel bueno, ó vacilante
Parto de mi fantasÍa1"
-"Mi vulgar nombre es María,
Anjel de tu guarda.,y;
y mientras cobra pujanza,
- 27-
Ebria la feroz venganza
De los bárbaros, segura,
En aquesta noche oscura,
Velando á tu lado estoy:-
N aua tema tu congoja."-.
y enajenada se arroja
De slj auerido en los brazo!>,
Le dá mil besos y aprazos .
llepitiendo --"Brian, mi Brian"-
La alma herúica del guerrero
Siente el gozo lisonjero
POI' sus miembros doloridos
Correr, y que sus sentidos
Libres de ilui'i9n están.

y e~ lábios de sn quer~da
Apura aliento de vida,
y la estrocha cariuoso,
Yen éstasis amoroso
Ambos respiran así;
.Mas, súbito él la separa,
• Como si en su alma brotára
Horrible idea, y la dice:-
"María, soy infelice,
Ya no eres dig~ de mí,
Del sal vaje la torpeza
lIabrá ajado la pureza
De tu honor, y mancillado
Tu cuerpo santificado
Por mi cariño y tu ,amor;
Ya no me es dado q nercrto."
- 28-
Ella le responde:-"advierte
Que en este acero está escrito
Mi pureza y mi delito,
Mi ternura y mi valor.
Mira este puñal sangriento
y saltará de contento
Tu coraZOll orgulloso;
Diómelo amor poderoso,
Diómele para matar
Al salvaje que insolente
Ultrajar'Uli honor intente:
Para, á un tiempo, de mi padre,
De mi hijo tierno y mi madre
La injusta muerte vengar.
y tu vida, mas preciosa
Que la luz del sol hermosa,
Sacar de las fieras manos
De estos tigres inhumanos,
O contigo perecer.
Locoy, el cacique altivo
Cuya saña al atractivo
Se rindió de estos mis ojos,
y quiso entre sus despojos
De Brian la querida ver,
Despues de haber lIlutilado
A su hijo tierno, anegado
En su sangre yace impura;
Sueño infernal su alma apura;
Dióle muerte este puñal.
Levanta, mi Brian, levanta,
- 29-

Sigue, signe mi ájil planta;


Hnyamos de esta guarida
Donde la turba se anida
Mas inhumana y fatal."-.

"iPero adónde, adónde irémos1


Por fortuna encontrarém08
En la pampa algun asilo,
.Donde nuestro amor tranquilo
Logre burlar su furor? .
Podremos, siu ser sentidos,
Escapar, y desvaHdos
Caminar á pie, ijadeando,
Con el hambre y sed luchando,
El cansancio y el dolor1"
-"Sí, el anchuroso desierto
Mas de un abrigo encubierto
Ofrece y la densa niebla,
Que el cielo y la tierra puebla,
Nuestra fuga ocultará.
Brian, cuando aparezca el dia,
Palpitantes de alegría,
Lejos de aquí ya estarémos,
y el alimento hallarémos
Que el cielo al infeliz da."- .
"Tú podrás querida amig~,
Hacer rostro á la fati~a,
Mas yo, llagado y herIdo,
Débil, exangüe, abatido
I,Cómo podré resistir~ ,
Huye tu, mujer sublime,
- 30.-
. .
y del oprobio redime
Tu vivir. predestinado;
Deja á Brian infortunado,
Solo, en tormentos morir."
-"Nó, nó, tú vendrás conmigo,
O perecere contigo.
De la amada patria nuestra
Escudo fuerte es tu diestra,
"iY qué vale. unll. D;l.uJer~
HuyamQs, tú de la muerte,
Yo de la·oprobiosa suerte
De los esclavos; propicio
El cielo este beneficio
N os ha querido ofrecer;
No insensatos lo perdamos.
E;uyamos,mi Erian, huyamos;
Que en e~ áspero camino '
Mi brazo, y poder divino
Te servirán de s08ten."-
"Tu valor me infnnde fuerza,
y de la fortuna adversa,
Amor, gloria, Óagonia
Participar con Maria
Yo quiero, huyamos, ven, ven."
Dice Brian y se levanta,
El dolor traba su planta,
Mas devora el sufrimiento;
y ambos caminan á tiento
Por aquella oscuridad.
Tristes vap,-de cuando en cuando
- 31 ---
La vista al ciclo llevando,
Que da esperanza al que jime,
t9né busca su alma sublitne1
La muerte ó la libertad. .
"Yen esta noche sombria
iQuién nos servirá de guía~"
-"Bl'ian ~no ves allá una estrella
Que entre dos nubes centella
Cual benigno astro de amor1
Pues esa, es por Dios enviada
Oomo la r.ube encarnada
Que vió Israel prodijiosa;
Sigamos la senda hermosa
Qüe nos ~uestra su folgor;
Ella del trMe desierto
Nos llevará á feliz puerto."-
Ellos vanj--solas, perdidas
Como dos almas queridas,
Que amor en la tierra unió,
Yen la misma forma de antes,
Andan por la noche errantes,
Con la memoria hechicera
Del bien que en Sll primavera.
La desdicha les robo.·
Ellos van.-Vasto, profundo
Como el páramo del mundo
Misterioso es el quc pisan;
Mil fantasmas se wvisan,.
Mil formas vanas allí,
Qne la sangre jÓVCll hielan:
- 32-
Mas ellos vivir anhelan.
Brian deamaya caminando,
y al cielo otra vez mirando,
Dice á su' querida así:
"Mira,-ino ves1-la luz bella
De nuestra polar estrella
De nuevo se ha oscurecido,
y el cielo mas denegrido
N Os anuncia algo f!\tal."
-"Cuando contrario el destino
N os cierre, Brian, el camino,
Antes de volver a manos
De esos indios inhumanos,
Nos queda algo:-~ste. puñal."-
LA ALBORADA.
Guia. la /errae coperta d'uccisi¡
T/llta e ~anglle la vasta pianllra ...•.•
MANZONl.

y á de muertos la tierra e@tá." cubierta,


y la vasta llanura toda es sangre.

Todo estaba silencioso.


La brisa de la mañana
Recien la yerba lozana
Acariciaba y la flor,
y en el oriente nubloso
La luz apenas rayando,
Iba el campo matizanao
De claroscuro verdor.

Posaba ,el ave en S\l nido;


Ni del pájaro se oía
La variada melodía,
Música que al alba da;
y solo, al ronco bufido
De algl111 potro que se aZOl'II,
Mezclaba su "oz sonora .
El agol'cro yajá.
5
- 34- •
En el campo do la holu,anza,
Sola techumbre del cielo,
Jjbre, ajcna de recolo
Dormia la tribu infiel;
Mas la terrible venganza
De su constante enemigo
Alerta estaba, y castigo
Le preparaba crüel.
Súbito al trote asomaron
Sobre la estendida loma
Dos jinetes, como asoma
El astuto cazador;
y al pié de ell!\ clivisaron
. La chusma quieta y dormida,
y vol viendo atras la brida
Fueron á dar el clamor
De alarma .al campo cristiano.
Pronto en brutos a.lt.aneros
Un escuadro n de lanccrus \
Trotando allí se acercó,
Con acero y lanza. en mano:
Yen hileras dividido
Al indio, no apercibido,
En doble muro encc¡·ró.
Entonces, el grito UCritltiano, Cristiano"
Resuena en el llano,
"Cristiano" repite confuso c1a.mor.
La turba que duerme despierta turbada,
Clamand.. azorada,
"Cristiano nos ccrca, cristiano traidor."
- 35-

Ninos y mujeres, llenos de conflito,


'Levantan el grito;
Sus almas conturba la tribulaeion;
Los unos pasmados-, al peligro hOM'cndo,
Los otros huyendo,
Cúrren, gritan, llevan miedo y. confusion.
Quien salta al caba.llo que encontró primero,
Quien toma el aCero,'
QuÍen cQrre su potro quel'ido á busr.arj
}\[as ya la llanura cruzan desbandl\das,
Yeguas y manadas,
Que el cauto enemigo las hizo espantar.
En trance tan duro los carga el cristiano,
Blandiendo en su mano
La terrible lanza, que DO dá cuartel.-
Los indios mas bravos luchando resisten,
Cual fiel'as embisten:-
El brazo saeude la matanza cruel.
El sol aparecej-lae armas agudas
Relucen desnudas,
llorrible la muerte se muestra do quiero
En lomos del bruto, la fuerza y coraje,
Crece del salvaje,
Sin su apoyo, ine~me se deja vencer.
Pié en tierra poniendo la fácil victoria,
Que no le da gloria,
Prosigue el cristiano lleno de rencor.-
Caen luego caciques, soberbios caudillo!l:
Los fieros cuchillos
Degüellan, degüellan, sin sentir horror.
- 3G-
J.08aiee, los gritos, clamor uel qllll uura,
J emir del que implora,
Pu esto de rodillas, en vano piedad,
Todo se confunde:-del plomo el silbido,
Del hierro el cl'l1iido,
Que ciego no acata ni sexo, ni edau.

Horrible, horrible matanza


Hizo el cristiano aquel dia;
Ni hembra, ni varon, ni cría
De aquella tribu qued6.
La inexorable vbnganza
Sigui6 el paso á la perfidia,
y en no cara y breve lidia
Su cerviz al hierró dicb.
Vió~e la ycrba teñida
De sang¡'e, hediendo y sembrado
De cadáveres el prado
Donde reson6 el festin.
y del suefio de la vida
Al de la muerte pasaron
Los que poco antes holgaron,
Sin temer aciago fin.
Las cautivas derramaban
Lágrimas de l'egocijo;-
Una al esposo, otra al hijo
Debió allí la libertad;
Pero ellos tristes estaban
Porque ni vivo, ni muerto
Halló á Brian, en el dllSicl'to
Su valor y su lealtad. '
EL P.AJONAL. 11

••...•••..• •e lo 8pirito la3.'O


Conf~rta, e ciba di speranza buonll
DANTE •

• . . . .. . • .. . . . y el ánimo cansado
De esperanza feliz, nutre, y conforta.

Asi, huyendo á la ventura,


Ambos á pié divagaron
Por la..lóbrega. llanura,
y al salir la luz del dio.
A corto trecho Se' hallaron
De un inmenso pajonal.
Brian debilitado, herido,
A la fatiga rendido
La planta. apenas movia;
Su angustia era sin igual.
Pero un ánjel, su querida
. Siempre á su lado velAba,
Yel espíritti y la vida,
Que su alma }¡erióeo anidaba,
La infundio., al parecer,
11 Pajorw.l: paraje anegado, en don~e crece la paja enmara-
liada yalta. Los hay muy estensos, y algunos á la distaucia
aparecen en la planície como bosques: Ion 101 Oa3i8 de la
pampa. (El A.) -
- 38-

Con miradas cariñosas,


Voces del alma profundas,
Que debieran ser eternas;
y aquellas palabras tiernas,
O armonias misteriosas,
Que solo manan· fecundas
Dellábio de la muger.
Temerosos del Salvaje
Acojiéronse al abrigo
De aquel pajonal ami~o,
Para de nuevo su viaje
Por la noche continuar:
Descansar alli un momento,
y refrijerio y sustento
A la flaqueza busca.
Era el adusto verano
Ardiendo el sol como fi.·"gua
En cenagoso pantano
Con vertido h~bia el agua.
Alli estancada, y los peces,
Los animales inmundos, .
Que aquel bañado habitaban
Muertos, el aire infe¡¡.taban,
O entre las impuras heces
Aparecian á veces
Boqueando moribundos,
Como del cielo implorando
Agna y aire:-aquÍ se vis
Al voraz cuervo, tragando
Lo mas asqueroflO y vil;
Allí la blanca cigüena,
- 39-
El pescnezo corvo alzando,
En su largo pico enseña
El tronco de algun reptil;
}fas allá se ve al ca rancho,
Qqe jamas presa desdefill-,
Con pico en forma' de gancho
De la espirante alimafia
Zajar la fétida entraña:-
y en aquel p¡íramo yerto,
Donde á buscar como' á puel'to
Refrijerio, van errantes
Brian y }faria anhelantes,
Solo divisan ens ojos
Feos, inmundos despojos
De la. muerte,-¡Qué destino
Como el lUyo miserable!
Si en aquel instante vino,
La memoria perd I1rable
De la pasada ventura,
A turbar su fantasia
¡Cuán amarga les seria!
Cuán triste, yerma y oscura!

Pero con pe.::ho animolio


En el lodo pegajoso •
Penetraron, ya,cayendo,
Ya levantando, ó subiendo
El pié flaco y dolorido:
Y sobl'e un flotanto nido
De yajá, (columna bella,
Que entre la paja doscuella,
Como edificio construido
- 40-

Por mano hábil), se sentarOlI


A descansar ó morir.
Súbito !tlli desmayaron
J,os cspíritns vitales
De Brian á tanto sufrir.
y en los brazos de Maria,
Que inmoble pel'mánecia, '
Caló muerto al parecer.
¡Como palabras mortales
Pintar al vivo podrán,
El dCl!aliento y an~ustiaB.
O las imájenes mustias
Que el alma atravesarán
De aquella infel iz mujer!
Flor hermosa y delicada,
Per~eguida y c(lnculcada
Por cuantos males tiranos
Dió en herencia á los llUmallos
Inexorable poder.
Pero á cada golpe injusto
Retoñece mas robusto
De su noble alma el valor:
y otra vez, con paso fuerte,
Huella el fango, do la muerte
Disputa un resto de vida
A indefensos animales;
y rompiendo enfurecida
Los espesos matorrales,
Camina á un sordo rumO!'
Que oye próximo, y mirando
El hondo cauce, anchuroso
De un arroyo que copioso
-41-
Entre la paja corria,
Se volvi6 atras; esclamando
Arrobada de alegrisj-
-"Gracias te doy, Dios supremo!
Brian s8salva, nada temo."-
. .
Pronto llega al alto nido
Donde yace I!U querido,
Sobre sus hombros le carga,
y éon vigor desmedido
IJeva; lleva, á paso lento,
Al puerto de salvamento
Aquella prtlCfiosa car¡r;a.
Allí en la orilla verdosa
El inmoble cuerpo. posa, .
y loa lábios, frente y cara
En el·agua fresca y clara
Le embebej-su aliento aspÍl'a,
Por ver si vivo rcspira,
Trémula su pecho toca;
y ,otra vez sien os y boca
Le empapa:-en sus ojos vivos,
Yen su semblante animado,
Los matices fuiitivos
De la apasionada guerra
Que EU corazon encierra,
Se mnestran.-Brian recobrado
Se mueve, incorpora, alienta;
y débil mirada lenta
Clava &n la bermosA Maria,
Diciéndola: "amada mia .
Pensé no vohar á yerto,
6
- 42-
y que este sueflo seria
Como el sueno de la muerte;
Pero tú, siempre velando,
Mi vivir sustentas, cuando
Yo en nada ruedo valerte,
Sino doblar la amargura
De tu cstrafia desventura."
-"Que vil"as tan solo quiero;
Porque si mueres, yo muel·O;
Brian mio alienta, triunfamos,
En salve' X libres estamos,
N o te afhjas;-bebe, bebe
Esta agua, cuyo frescor
El estenuado vigor
Volverá á tu cuerpo en breve;
y esperemos con valor
De Dios el fin que imploramos."--

Dijo así y en la corriente


Recoje agua, y dilijente,
De sus miembros con esmero,
Se aplica á lavar primero
Las dolorosas heridas,
Las hondas llagas henchidas
De negra sangre cuajada,
y á sus inflamados pics
El lodo impllro; y desplles
Con su mano delicada
Las vendn.--Bl"Ían silencioso
Sufreel dolol· con firmeza;
Pero siente á la flaqueza
Rendido el pecho animoso.
- 43 _ .

Ella entonces alime:lto


Corre á. buscal'; y un momento,
Sin duda el cielo piadoso,
De aquellos finos amantes,
Infortunados y errantes,
Quiso aliviar el tormento,
LA ESPERA..
¡QI14 IlIrgaa 80a l. hor~8 del deseo!
MaRETo,

Triste,oSCllra, encapotada
Llegó 18 noche esperooa,
La noche que 80r debiera
Su grata y fiel compaficrllj
y en el vasto pll'jonal
Permanecen inactivos
Los ama.ntes fnjitivos,
Su astro, al parecer, declina,
Como la luz vespertina,
Entre sombra funeral.
Brian por el dolor vencido
Al márjen yace tendido
Del arl'o'yoj-próbó en nno
El paso firme y lozano
De su querida seguil';-
Sus plantas. deafaJleciel'on,
y sus heridas T'el,tieron
Sangre otr& vez.-Sintió cDtonce
Como una lnano de bronce,
Por aua miembros discul'l'ir,
- 46-

Maria espera, á su lado


Con corazon agitado,
Que amanecerá otra aurora
Mas bella y consoladora¡-
El amor la inspira fé
En destino mas propicio,
y la oculta el precipicio
Cuya idea solo pasma:-
El descarnado fantasma
De la realidad DO vc.

Pasion vivaz la dominft,·


Ciega pasion la fascina¡-
:Mostrando á su alma el trofOD
De sn impetuoso de,eo -
La dice: tú triunfarás.
Ella infunde á su flaquezl\
COllstancia alli y fortaleza¡
Ella su hambre, su fatiga,
y sus angustias mitiga
rara devorarla mas.

Sin el amor que en si enti-ana,


Qué seria1-Frájil caña
Que el mas leve impulso quiebrft,
I

Ser delicado, fina hebra,


Sensible y flaca mujer.
Con él, es ente divino
Que pone á. raya el destino,
Anjel poderoso y ticrno
A quien no haria el infierno
Yacilo!", ni estremecer.
~ 47-
Dtl I'U qnerido no advierte
El mortal abatimiento,
Ni cree se atreva la muerte
A. ~ofocar el aliento
Que hace vivÍ!' á los dos.;
Porque de sn llama intensa.
Es la vida tan inmensa,
Que á la muerte venceria,
y en sí eficacia tendría
Para animal' como Dios.

El amor e~ fe inspirada,
Es l'elijion al'raigada,
En lo Íntimo de la vida.-:-
Fnente inagotable, henchidi.\
De esperanza, su anhelar
N o halla obstáculo invencible
"Hasta conseguir victoria;
Si se estrella en lo imposiLle,
Gozoso vnela a la gloria
Su hel'óica palma á bUiCIcar.

Maria no desespera,
Porque su ahinco procura
Para lo que ama ventlll.a",
" y al infortunio supera
Su imperiosa voluntad.
Mañana, -el grito constante
De su corazon amante
La dico:-mañanael cielo
Hara. cesar tu desvelo,
La nuova luz esperad.
- 48-
La noche cubierta, en tanto
Camina en donsa tiniebla,
y en el abismo de espanto,
Que aquellos páramos puebla,
Ambos perdidos se ven.
Parda, rojiza, radiosa
Una faja luminosa
Forma horizonte no lejos;
Sus amal·il1os reflejos .
En lo oscuro hacen vaíveo.

La llauura arder parece,


y que con el viento crece,
Se encrespa, avi va y derrama
El resplandor y la llama
En el mar de lobreguez.
Aquel f¡lego colorado,
En tinieblas engolfado,
C11YO esplendor vaga horrendo
Era. trasnntoestupe'tldo
De la infernal terribles.

Drian, recostado en ]a yerba


Como ajeno do sentido,
Nada ve:-ella un ruído
Oye; pero solo observa
La negra desolacion,
O las sombrías visiones
Que enjen~ran las turbaciones
De su e~píritn.-ICn.án larga
AquelIa noche y amarga
Seria tí. su oorazon!
- 49-
Mil'ó á su amante,-espantoso,
U n bramido cavernoso
La hizo temblar, resonando;-
Era el tigre, que buscando
Pasto á. IU sana feroz
En los densos matorrales;
Nuevos presajios fatales
Al infortunio traia.-
En.silencio, ech6 Maria
M.ano " su punal, veloz.

7
lade stptima.
LA QUEMAZON.
Vfi!lez .... Deja laflamme en torreru ,t. tÜpl<¡je;
, LAMARTINIIi.
Mil ad ya en torrente Be estiende 111 llamll.

El aire eetabil inflamado,


Turbia la rejion suprema,
Envuelto el campo en vapor;
Rojo el sol, y coronado .
De parda OSCllra diadema,
Amarillo resplandor
En la atmósfera esparcia;
El bruto, el pájaro huia,
Yagua la tierra pedia
Sedienta y llena de ardor.
Soplando á veces el viento
Limpiaba los horizontes,
y de la tierra brotar .
De humo rojo y ceniciento
Se veian como montes;
y en la llanura ondear,
Formando espiras dorada~,
Como lenguas inflamadas,
O melenas encrespadas
De ardiente, "jitado mar.
52 -

CruzáDdose nubes densas


Por la esfera dilataban,
Como cnando hay tempestad,
Sus negras alas inmensas;
y mas, y mal! aumentaban
El favor y oscuridad.
El melo entenebrecido,
El aire, el humo encendido,
Eran, con el sordo ruido,
Signo de calamidad.
El pueblo de lejos
Contempla asombrado
LOB turbios reflejos;
Del dia enlutado
La ceñuda faz.
El humilde llora,
El piadoso implora;
Se turbá y azora
La malicia audaz.
Quien cree ser indicio
Fatal, estupendo
Del día del juicio,
Del día tremendo
Que anunciado está.
Quiep. piensa que al ,mundo,
Sumldo en lo inmundo,
El cielo iracundo
Pone á prneba ya.
Era la plaga que cria
La c:levorante sequía .
- 53-

Para estrago y confusion:-


De la chispa de una hoguerl
Que llevó el viento lijera,
N acjó grande, cundió fiera
l.a terrible quemazon.

Ardiendo, sus ojos


Relll'Cen, chispean;
En rubios manojos
Sus crines ondean,
Flameando tambien:
La tierra jimiendo,
Los brutos rujiendo,
Los hombres huyendo,
Confusos la ven.

Sutíllile difunde,
Camina, se mueve,
Penetra, se infnnde;
Cuanto toca, en breve,
Reduce á tizon.
Ella era,-1 pastales,
Densos paJonales
Cardos y animales
Ceniza, humo sQn.
Raudal vomitando,
Venia. de llama,
Que hirviendo, silbando,
Se enrosca y derl·ama
Con vclocidad.-
ecntada María
- 54-
Con su Bl'ian la.via:
- "Dios mio! deciR,
De nos ten piedad."-
Piedad Mal'Ía imploraba,
y piedad necesitaba
De potencia celestial.
Bl'ian caminar no podia,
y la quemazon cundia
Por el vasto pajonal.
Allípávulo encontrando,
Como culebra serpeando, .
Velozmente caminó; .
y ajitando, desbocada,
Su crin de fuego erizada
Jigante cuerpo tornó.
J.odo, paja, restos viles
De animales y reptiles
Quema el fue~o vencedor,
Que el viento ll'acl1ndo atiza;
V uelan el humo y ceniza,
y el inflamado vapor,
Al lugar donde, pasmados,
J~oscauti\'os desdichados,
Con despavoridos ojos,
Estan, su hervidero oyendo,
y las llamaradas viendo
Subir en penachol rojos.
No hay como huir, no hay efnjio,
E8peranzI\ ni refl1jio;
- 55-

,Dónde auxilio encontrarán!


Postrado Brian yace inmoble
Como el oriJlllloso roble
Qu~ derribo el huracan.

Para ellos no existe el mundo.


Detras arroyo profundo
Ancho· se estiende, y delante,
Formidable y horroroso,
Alza la cresta furioso·
Mar de fuego devorantc

"Huye presto, Brian decía


Con voz débil á Maria,
Déjame solo morir;
Este lugar es nn horno:
Unye, ¡no miras en tomo
Vapor carden o subid~'
Ella calla, ó le responde:-
-"Dios, largo tiempo, no esconde
Su divina proteccion.
¡Crees tú nos haya olvidado'
Salvar tu vida ha jurado
O morir mi corazon."-,
Pero del cielo era. juicio
Que en tan horrendo suplicio
N o debian perecer;
y que otra vez de la muerte
Inexol·able, amor fuerte
Trinnfale, amor de mujer,
- 56-
Súbito ella Be incorpora:
De 111. 'pasion . que atesora
El espíritu inmortal
Brota; en su faz la belleza
Estampando y fortaleza
De criatura celestial
No sujeta á ley humana;
y como cosa liviana
Carga el cuerpo amorte~ido
De su amante, y con él Junto,
Sin cejar, se arroja al punto
En el arroyo estendidoo
Cruje el agua, y suavemente
Surca la mansa corriente
Con el tesoro de amor;
Semejantc á Ondina bella
Su cuerpo airoso descuella,
y hace, nadando, rumoro
Los 'cabellos atezados,
'Sobre sus hombros nevados
Sueltos, reluciendo van;
V oga con un brazo lenta,
y con el otro sustenta
A flor, el cuerpo de Brian o
Atoan la corriente unidos
Como dos cisnes queridos,
Que huyen de águila Clone),
Cuya garra, siompre lista,
Desde la nube se alista
A aoparar 8U amor fiel.
- 57-
La sucrte injusta sc afana
En perseguirlos:--ufana
En la orilla opuesta el pié
Pone Marla triunfante,
y otra vez libre á su amante
De horrenda agonia ve. .
10 del amor maravilla!
En . sus bellos ojos brota
Del cúrazon, gota á gota,
El tesoro sin mancilla,
Oeleste, inefable uncion;
Sale en lágrimas deshecho
Su heróico amor satisfecho.
y su formidable cresta
Sacude, enrOBca y enhiesta
La. terrible quemazon.
Calmó de~pues el violento
Soplar del aIrado viento:
El fuego á paso mas lento
Surcó por el pajonal,
Sin topar ningun escollo;
y á la orilla de un arroyo
A morir al rabo vino,
Dejando en su ancho camino,
Negra y profunda selial.

8
!a~tt onava.
. BRU.N.
z", gue1'!l'Íer811t los ClJUr,iM'I euz mémeg
'011¡q. pOllr a:t/e8/¡er je, 1J~/tJ,reg d. mM! b1"ll8.
J, .doÍ8 fila rellOmm.ee ti nwll Vlaive .. ••
ANTAR. 12

LOIguerreros y lIVn los bridones de la batalla


existen para IIteetigllÍJr las Yiotoria8 ele mi brazo.
Debo ~i f8'Q(l\IIbfjl á mi espada. .

Pasó aquel, lleg6 otro' di!'


Triste, ardiente, i tooavi" .
Desamparado$ oomo ant8ll,
A los in$serOS amantes
Encontró en ~l pajonal,
Brian, sobre pajizó lecho
Inmoble está, y en BU p'.ccho
Arde luego i.nestingulble;
Brota el. BU Nstro, visible
Ab~timiento mortal.-

Abrumados y rendid~
Sus ojos, como adormidos,
La luz esquivan, 6 absortos,
En los pálidos abortos
Antar: célebre poeta árabe, de quien M. de L/lmartine cita
alg\lnos fragmentos ell 8\1 viage' Oriente: de el108.se ha toma·
do el lema que encabella elte cinto.
- 60-
De la conciencia, [lcjion
Qne atribulaal moribundo] .
Verán formas de otro mundo;
Imájenes fujitivas,
O las claridades vivas
De fantástica rejion.
Triste á su lado Maria
Revuelve en la fantasla
Mil contrarios· pensamientos,
y horribles presentimientos
La vienen a11l á asaltarj-
Espectros que enjendra el alma,
Cuando el ciego desvarío
De las pasiones se calma,
y perdIda en el vacío
Se recoje á meditar.
Allí, frájil navecilla
En mar Bin fondo ni orilla,
Do nunca riebonanza
Se encuentra,! Bin esperanza
De ,Poder al nn surjIrj
Alh ve, BU afan perdido
Por salvar asu querido;
y cuan lejano y nubloso
El horizonte radioso
Está ,de su porvenir.-
Cuan largo, incierto camino
La desdicha le previno,
Cuan triste peregrin~iei
Allí ve do aquel paraje
La yerta inmovilidad.
- 61-
Allí ya del desaliento
Sufre el pausado tormento,
y abrumada de tristeza,
Al eabo á sentir empieza
Sil abandono y soledad ..
Echa la vista delante,
y al aspecto de sn amante
D"esfallece su heroismo;
La vuelve, y hórrido abismo
Mira atónita detrás. .
Allí apura la agonía
Del <Jue vió cuando dormía
Paralso de dicha eterno,
y al despertar un infierno
Que no imajinó jamas.
En el empíreo nublado
Flamea el 801 colorado;
y en la llanura domina.
La vaporosa calina,
El bochorno abrasador.
Brian sigue inmoble, y María
En formar se entretenía
De junco un denso tejido,
Que guardase á su que.rido
De la intemperie y calor.
Ouando oyó, como el aliento
Que al levantarse ó moverse
Hace animal corpulento,
Orujir la paja y l·omperse..
De un C3rcano matorral.
- 62...,...
!-liI'Ó ¡oh terJ'orll acercarse
Vió con movhmcnto ta.rap,
y hácia ella ellcaminarse
Lamiéndose, un tigre pardó
Tinto en Bangr~;-atroz seña1.
Cobrando ánimo al instante
Se alzó María arrogante,
En mano el puilal desnudo,
Vivo el mirar, y un escudo'
Formó de IlU cuerpo á Bria:n.
Llegó la fiera inolemente; .
Clavó eD ella vista ardiente,
y á compasion y movida,
O fascinada y herida
Por sus ojos y ademan.
Recta prosiguió el camino,
y al arroyo cristalino
Se echó á nadar.-¡Oh ·amor tierno!
De lo mas fráiil y étern9'
:Se compajinó tu ser: ..
Siendo solo afecto humano,
Chispa fugaz, tu grandeza,
Por impenetrahle arcano,
Es celestia1.-0h helleza!
No se anida tu poder,
En tus lágrimas, ni enojos;
Sí, en los sinceros arrojos
De tu corazon amante:~
María en aquel instante
Se sobrepuso al terror,
- 63-
Pero cayó sin sentido
A conmocion tan violenta.-
Bella como ~njel dormido
La. infeliz estaba, e:xcnta.
De tanto afan y dolor.

Entonces ah! parecía


Que m1lrchitado no había
La aridez de la oongoja,
Que á lo mas bello despoja,
Su frescura juvcnil.

iVent~ro&a. si mas largo


Hubiera sido su sueilo!
Brian despierta del letargo:
Brilla matiz mu risuefto
En sU rostro·vatonil.-

Se sienta,-estático mira,
Como el que en vela delira;
Lleva la mano á su frento
Sudol'Íf"erayardíente,
tQué cosas su alma vel'á1
La luz, noche le parece,
Tierra y ciclo so oscurqce,
y rueda en un tOl'bellino
De nubes.-"Estc camino
Lleno de espinas está:

"y la llanura, Maria,


¿No vés euán triste y soruJ.¡.¡·ía1
tDónde vamost-A la mucrtc.-
- 64-
Triunfó la enemiga. suerte,"
Dice delirando Brian.
"Cuán caro mi amor te cuesta!
y mi confianza funesta,
Cuánta fatiga y ultrajes!
Pero pronto los salvajes
Su deslealtad pagarán."
Cobra Maria el sentido
Al oír de su querido
La voz, y en gozo nadando
Se incorpora, en él clavando
Su cariñosa mirada.
"Pensé dormias, la dice,
y despertarte no quise;
Fuera mejor que durmieras
y del bárbaro no oyeras
La estrepitosa llegada.
Sabes'-sus mauos lavaron,
Con infernal regocijo,
En la. sangre de mi hijo;
Mis valientes degollaron.
Cemo el huracan pasó,
Desolaeion vomitando,
Su vijilante perfidia.
Obra es del inicuo bando,
Qué dirá la torpe envidia!
Ya mi gloria se eclipsó.
"De paz con ellos cstaba
Y en la villa dcscansaba.-
- 65-
Oye, no tc fics, vcla,--
Lanza, eaballo y cspllcll\
Siompre lista has de tener.:-
:M;iradonde me han t¡·aido,-
Atado cstoy, y cefiido; .
No me C8 dado levantarmc,
Ni valerte ni vengarme,
N¡ batallar ni vencer.
~'Venga, venga mi caballq,
MI caballo por la vidll;
Venga mi lanza fornida,
Que y¡o basto á csc tropel,-
Rodeado de picas lDe hallo.-
Paso, canalla traidQra, .
Que mi lanza vengadora.
Castigo os dará cruel. .

"tNo mirais la polvareda


Que del llano sc lcvanta~
Ne sentis lejos la planta
Do los brutos retumba\"1
La tribl1 es, huyendo leda,
Como carnicero lobo,
Con los deapojos dell"obo,
N o de intrépido lidiap.
"Mirad ardiendo la villa.
y degollados dormidos .
N l1estroll hermanos quer-idos
Por la mano del infiel.
i<!h men~l1a! oh rabia! oh mancilla!
Veroga mI lanza lijero,
- !)
- G6 -

Mi cahallo pU1'ejcH'o,
Daré alcance á ese tropcl."
Se alzó Dl'ian enajcnado,
y su bigote l'rizado
Se mucve; chispean rojos,
Oomo centellas, sus ojos
Que hace el entusiasmo a1'uOI';-
El rostro y talante fiero,
Do resalta COIl viveza
El valor y la nobleza,
La majestad del ghérrel'ó
Acostumbrado á vencer.
Pero al pun to desfallcce.
Ella atónita l'nmudece,
Ni halla voz su sentimiento;
En tan solemne momento
Flaquea su corazc;m.
El 801 pálido declin"a:
En la cercana colina
Tl"Íscan las gáll'l'as y ciol'v~s"
Grazna la impura lojion,
De cadt\veres avara,
Oual si muerte presajial'a;
Así la catervaestulta,
Vil al heroismo insulta,
Que triunfantc" voneró.
Mal'Íá tiembla.-:ÉI alzando
La vista al ciclo, y tomanuo
Con sus manos casi hcludas
Las de su amiga tldOl'irda~,
A :m pecho las lIeró.
- 67-
y con voz Jéoil In dice:
"Oyc,-deDios cs arcano,
Qne maR tanle ó mas tcmpmllo
Todos .dehcmos morir,
Insensato el que· maldice
1,11. ley que á todos iguala:
Hoy el té,'mino seña.la
A ~ni robusto vivir,

"Rcsígnatc;-·uíen, \'onída .
Siemprc, mi amor, fué la mncrte
Para el ora vo, p.al'a el fncrte
Qr.e :'i. la pat'l'la y alhono!'
Jóvcn consllgró su vida~
Qué es ella~-~lna ebiRpa r nada,
Con cse sol. cOJ?lFaradl\, .
H¡¡udal vivo de csplendoi'. '
"La mili. brilló un momento,.
Peto :í la l)atl'ia siryiera;
Tamuien mi sanwe corl'icl'!\
POI' su gloria, y lIbertad.
Lo que PlO da sentimiento
Es que de tí me separo,
Dejándote sin ampal'O
Aq ní. en CIIta soledad.
"Otro premio merecía
Tu amor y espíritu brioso, •
y galardon mas precioso
Te destinaba mi fé.
Pero ¡ay Dios! la suel·te mia·
De otro lUodo Be eslnuoun;
- 68-

Hoy me arrancan In corona


Que insensato ambicioné,
"Si al mcnos la azul bandcra
Sombl'a á mi cabeza diese!
O antcs por la patria fuese
Aclamauo vcncedor!
iQh dcstino! quicn pudicra
Morir ell la lid, oycndo
El alarido y estruendo,
La trompeta y atambor,
"Tal gloria no be conseguido,
Mis enemigos triunfaroll;
Perd mi orgullo no ajaron
Los favores del poder,
Qué importa! mi brazo ba sido
Tcrror del salvajc fiero:
Los Andcs vieron mi acero
Oon bonor rcspla~dcccr,
"¡Oh est1'6pito de las armas!
Oh embriaguez dc la victoria!
Oh campos, sofiada gloria!
Oh lanccs dcl combatir!
Incspcradas alarmas,
Patria, h(mor, objctos caros
Ya 110 yol ycr6 tí gozaros;
Jóven yo debo morir,
"Hoyes el anivcl'sario
Dc mi primera batalla,
y en torno á mi todo calla.,.,
Guarda en tl1 pccho mi amor,
- 69-
Nadie llegue d su 'santuario •.•• ·
Aves de J.>resa parecen,-
Ya mis OJos seoscul'ecen;-
~ero allí baja un condór.
"y huye el enjambre. insolente.
Adios, en vano te aflijo ••••••••
Vivo, vive para tu hiJo,
Dios te impone ese deber.-
Signe, si~ue al occidente
Tu trabajosa jornada:
Adios, en otra morada,
N-os volveremos á ver."
Calló Bl;fan, y en su querida,
Clavó mirada tan bella,
Tan profunda y dolorida,
Que toda el alma por ella
Al parecer exhaló.-
El crepúsculo esparcia
En el desierto luz IDilstia.--
Del eorazon de Maria,
El desaliento y angustia,
Solo el cielo penetró.
Illdt "Dv.eua.
MARIA.·'
FIdkCe' tspet'añza y crece wnr.onlo
AIIONlMO. -
AJól'ld bella jial'lJ(i fiel! ,'ua be! viso.
. PET1U.kC¡l..
LB muerto parccia
Bélla en BU rostro bello.

Qué I1al·l M:ú·íál':'-Én·!lI. tiCrl"1l


y á no s'e nl'l'áiga, su' v iua.
f>6ndo ir~t--Su pecho encierra
Tallho~rdáy: vivaz ~eridn; ,
Ta,nta éotigója: y pasión;
Que para ella es infecnndo'
Todo consuelo del Ulundo,
Burla horrible so. contento,
Sil compasion un tormento,
Su sonrisa una inision.
iQué 10 importan sus 'plncel'e",
Sn bullicio~y vanaghkia;
Si eUa, entre tbdos tOlf seres,
Cómo des~chl\dl\ cscori,a,
Lejos, olvidada eshW;
;,En qué corazon humano,
En qué lÍlhite del orbe"
El tesoro sobCl'lmo,
(lue sus potencias aUsorL¡';
Ya perdido encontrarlÍl
72 -
N aee del sol la luz pura,
y una fresca sepultura
Encuentra; lecho postrero,
Que al cadáver del guerrero
Preparó el mas fino amor.
Sobre ella hincada María,
Muda como estátua fria,
Inclinada la cabeza,
Semejaba d ]a tristeza
Embebida en su dolor.
. Sus cabellos renegridos
Caen por los hombros tendidos,
y sombroan de su fronte,
Sil cuello y rostro inocento
La nevada palidez.
No suspira allí, ni llora;
Pero como ánjel que implora,
Para miserias del suelo
Una mirada del cielo,
llace esta sencilla prez.
-"Ya en la tierra no existe
El poderoso brazo,
Donde hallaba regazo
Mi enamorada sien:
Tu ¡oh Diosl no permitiste
Que mi amor lo ~alvaBe
Quisisto que volnso
Donde Horeee el bien.
Abro Señor ¡í su alma
TIlseno l'egalado,
- 73-
Del Licnaventnrndo,
Reciba el gnlardon:
Encuentro allí la. calma,
Encuentre allí la dicha,
Que busca en su desdicha,
Mi viudo corazon."-
Dice: un punto su sentido
Queda comosulllerjido.-
Echa la postrer mirada
Sobre la tumba callada
Donde toda su alma esttí.,-
Mirada llena de vida;
Pero lánguida, abatida
Como la úJ.tima vislumbre
De la agonizante l\lmbre,
Falta de alimento ya.
y alza luego la rodilla;
y tomando por la orilla
Del arroyo hácia el ocaso,
Con indifereute paso,
Se encamina al parecer.
Pronto sale de nquellDonte
Do paja, y mira delante
Ilimitado horizonte,
Llauura y cielo brillante,
Desierto y campo do quiero
¡Oh noche! oh fúljida estrella!
Luna. solitaria. y bella
Sed benignas; el indicio
De vuestro influj.:> pl'opioio
Siqlliera. una. vcz JIlostmd.
10
- 74-
Buchornos, Gálidos vieJitos,
Inconstantes :olementos,
Preiíados de temporales,
Apiauaos; fiel'as fatales
Su desdicha respetad,
y tú ¡oh Dios! en enyas mUllos
De los míseros humanos
E~tá el oculto destino,
Siquiera un rayo divhlo
Haz á su esperanza ver,'
Vacilar, de alma sencilla,'
Que resignada se humilla,
No hagas la fé acrisolad u;
Sl\sténtala en BU jomada,
No la dejes perccel', .
Adios pajonal funcsto,
Adios pajonal amigo,
Se va ella sola ¡cm'in presto
De flU júbilo, testigo, •
De·su luto fuiste vos!
EL Bol ylaJlama impía
Marchitaron tu ufaníl\j
Pero hoy tumba de un solUauo
Eres y asilo sagrado:
Pl1jQllal~' glorioso, adios.

Gúzatc; ya no se-aniuan
EII tí las aves l)al'le~'as,
Ni tn agua y somum cOllviuUIl
Solo ¡Í, los Imltos y fiérus:
8ouel'uio uebllG e~tal',
- 75
El valor y la hermosura,
J.igndos por la. ternura,
En tí hallaron refrijerioj
De su infortunio el misterio
Tú solo puedes con tal'.

Gózate; yO tos, ni ardores


De felices amadlll'cs
Tu esqui vi dad no turbaron;
Sino voces qne confiaron
A tu silencio su lllal.
En la lloche tenebrosa,
Con los ásperos grazniuos
De la lejioll ominosa,
Oirás ayes y jemidos: .
Adios triste pajonal.

De tí María se aleja,
y en tus soleda.des deja
Toda su alma; agradecido
El depósito qucrido
Guarda y conserva; quizá
Mano jencrosa y pía
V cnga á pedíl"telo un dia:
Quizá la viva palabl'a
U n monumento le labra
Que el tiempo l'espetará.

Dia y noche ellj\ camina:


y la estrella matutina
Caminando solitaria,
Sin articular plegal'ia, .
- 76-
Sin descansar ni dormir
J,I\ ve.-En su planta desnuda
13rota la sangre y chorrea;
Pero toda ella, sin duda,
Va absorta en la única idea
Que alimenta su vivh·.

En ella encuentra sustento.-


Su garganta es viva frágua,
- Un volcan su pensamiento;
Pero mar de hielo y aguR
Refrijerio inútil es
Para el incendio que abriga:
Insensible á la fatiga,
A cuanto ve indiferente,
Como mísera demente
Mueve sus heridos pies,
Por el Desierto.-Adonnida
Estll su orgánica vida;
Pero la vida de su alma
Fomenta en sí aquella calma
Que sigue á la tempestad,
Ouando el ánimo cansado
Del afan violento y duro,
Al l)a1'eoe1' resignado,
Se abisma en el fondo oscuro
De Sil propia soledad.
T¡'cmebundo precipicio,
Fiebre lenta y devoranto,
Último efujío, suplicio
Del infiorno, semejante
- 77-
A 1n postrer eonvuleion
De la víctima en tormento:
Trance que si dura un dia
Anonada el pensamiento,
Enéanece, ó deja fria
La sangre en el corazon ..
Dos Bolee pasan-AAdónde
Tu ~oder ¡oh Dios! se asconde?
Está por ventura exhausto!
Mas dolor en holocausto
Pide á una flaca mujer?
N oj-de la q-uieta llanura
Ya se remonta á la altura
Gl'itando el yajá.- CaminoaJ
Oye la voz peregrina
Que te viene á socorrer.
¡Oh ave de la Pampa hel'mos~,
Cómo te meces ufana!
Reina si, reina orgullosa
Eres, pero no tirana
Como el águila fatal.
Tuyo es tambien del espacio
El transparente palacio:
Si ella en lasorocas so anlda,
Tú en la esquivez escondid¡,
De algun vasto pajonal.
De la víctima el jemido,
El hUl'acan y el tronido
Ella busca, y deleite halla
En los campos de batalla:
- 78-
Pero ti1 la tempostad,
Dia y noche vijilante,
..é..nuncias al gancho errante;
Tu gl'Íto es do bllen presajio,
Al que ascchanza ó naufrajio
Teme de la adversidad.
Oye s(mar en la esfera
La voz del ave agorera,
Oye María infelicej-
Alerta, alerta, te dice;
Aqui está tu salvacion.-
iN o la vés cómo en el aire
Balancea con donaire
Sil cuerpo albo-cenicicnto~
iNo escnchas su ronco acentoª
Corre 6. calmar tu afliceion.
rero nada ella divisa,
Ni el feliz reclamo escucha;
y caminandu va á prisa:
El demonio con quell1cha
La turba, impele y amaga.
TÚ1'bios, confusos y rojos
Se prescntan 6. SUE ojos
Cielo, cspacio, sol, verdura,
Quieta, insondable llanura
Donde sin brújula vaga.
}Iasah! que en vivos corccles
Un grupo de hombres armados
Se accrcs; tserán infielcs,
Enemigos1-No, soldados
Son uel desdichauo Briall.
- 79-
Llegan, S\1 vista se pasma;
Ya no es la mujer hermosa,
Sino pálido fantasma;
Mas reconocen la esposa
De su fuerte capitan.
Créienla cautiva ó muertn;
Granae fué su regocijo,
Ella. los mira y despIerta.
-"iNosabeis qué es de mi hij'J~"
Con toda el alma esc!amó.
Tristes mirando (\ Mill'ia
Todos ellab~o sellaroIl;
Mas luego una voz impía:
'~Los Indios lo degollaron"
Roncamente articuló. .
y al oír tan erudo acento,
Como .quiebra al seco tallo
El menor soplo de viento,
O como herida del rayo
Cayó la infeliz allí;
Viéronla caer, turbado<"
Los animosos soldados;
Una lágrima la dieron,
y funerales la hicieron
Dignos decontal'se aquí~
Aquella trama furmada
Do la hebm lilas uclicadll,
Cuyo cspiritnl"obusto
Lo mas accruo é injusto
De la auversidad ]lrouú,
UIl soplo débil dCtihizv:'
- 80-

Dios para amar,sin duda, hizo


Un ~orazon tan sensible:
Palpital' ]e fué imposible
Cuando á quienamal' no halló.

l.Illrió María, ¡Oh voz fieral


Cuál entrafia te abortára!
Mover al tigre pudierá
Su vista SOI8;-Y no hallara
En tí alguna compasion,
Tanta miseria y conftito,
Ni aquel su materno grito;
y como flecha s'\listc,
y en 10 mas profundo heriste
Sil anhelante COl'aZOD.

Embates y oscilaeiones
De un mar de tribulaciones
Ella arrastró; y la agonia
Sabore6 IU funtasSa, .
Yel punzante frenesí
De la esperanza insaciable,
Que en pos de un deseo vuela;
N o alcanza el blanco inefable;
Se irl'Íta en vano y desvela;
Vuelve á devorarse á sí,

Una á una, todas bellas,


Sus ilusiones volal'on,
y sus deseos COI1 ellas;
Sola y triste la dejaron
Sufrir hasta enlocl'leCer,
- 81-

Qucuaba á. su dcsvcntura
U n amor, una cspcranza,
Un astro eula noche oscura,
lJ n dcstello de bonanza,
Un corazon que querer.
Un,a voz cuya armonia
Adormecerla podria;
A su llorar un testigo,
A su miseria un abl'¡go,
A sus ojos quc mirar.
Quedaba á su amor desnudo
Un hijo, UD vástago ticrno;
Encontrad.) aqui n.o pudo,
y su alma al regazo et6lrIlO
Lo fué volando á buscar.
Murió; por siempre cerrados
Eptan sus ojos cansados .
De errar por llanura y ciclo,.
De sufl'ir tanto desvelo,
De afanar sin .conseguir.
El atractivo está. yerto
De su mirar; ya el desierto,
Su último asilo, los rastroB
Do tan hechiceros as~ros
No verá otra vez lucir.
Pero de ella aun hal vestijio.
iNo veis el raro prodijlOl
Sobre su cándida fl'ente
Aparece nuevamente
Un prcstijio encantador.
11
- 82-

Su boca y tersa mejilla


Rosada, entl'e nieve brilla,
y revive cn 8U scmblanto
La frescura rozagante
Quc marchitara cl dolor,
La muerte bella la quiso,
y estampó cn sn rostro hcrmoso
, Aquel inefablc hechizo,
Inalterable repo!¡o,
y sonrisa II.njelicaJ, .
Quo destellan las facciones
Db una vírjen en sn lecho;
Cnando las tristes pasiones
N o ban ajado de su pecho
La pura flor virjinal,
Entonces cl ~ue la viera,
Dormida. ¡oh DlOslla oreyera;
Deleitándose en 01 sueiio
Con memorias de In dueño,
Llcnas de felicidad:
Sonando en la alba lucida.
Del banquete de la vida
Qne lIonl'1e á BU amor puro:-
Mas ayl que en el seno oscuro
Dnerme de la eternidad,
EPILOGO

Duuce ¡"mitre es tu leur ame?


LAlIARTlliE.
¡.Eros, pl:icidn luz, el almll de ellos?

¡Oh María! Tu heroismo,


Tu varonil fortaleza,
Tu juven~ud y belleza
Merecieran fin mejor.
Ciego8 de amor el abismo
Fatal t\18 ojos no vieron,
y sin vacilar se hundieron
En él ardiendo en amor.
De la mas cl'uda agonia .
Salvar quisiste á tu amante,
y lo viste delirante
En el desierto morir.
¡Cuál ·tu congoja sel"Ía!
19uál tu dolor y amargura!
y nll hubo humaDa criatura
Que te ayudase á sentir.
Se malogró tu esperanza;
y cuando sola te vistc
TaUlbícll mísera caíste,
Como á¡'bol cuya raíz
En la tierra ya no afianza
Su pOlllpa y florido OI'nato:
- 84-

Nada SllpO el mundo ingl'ato


De tu constancia infeliz.
Naciste hllmifde, y oculta
Como diamante en In mina,
La belleza peregl'il1a
De tu IlObJe alma quedó,
El Desicrto la sepulta,
'rumba sublime y grandiosa,
Do el héroe tambiell reposa
Que la gozó y admiró,
El destino de tn vida
Fué -amar, amor tn delido,
Amor causó tu mm'tirio,
Te dió sobrehumano scr;
y amor, cn cdad florida,
Sofocó la pa¡;ion tiema,
(~uc omnipotencia de etcr:1a
Trajo consigo al nacor.
Pero, no triunfa el olvido,
Dc amor, ¡oh bella María!
Que la vírjen poesía
Corona te t~rma ya
De ciprcs clltl'etejido
Con flOl'cs qne nU1lca I11U61'CI1;
y que admiren y vencren
Tu nombre y BU nombrc har:í.
Hoy, en In vasta llanura,
Inhospitable morada,
Qne no siempre sosegada
]\[ira cl astro de la 1117.;
- 85
Descollando en una altura,
Entre agreste flor y yerba,
Hoy el caminante observa
Una IwUtllria cruz.
Fórmale grata techumbre
La copa estensa y tupida
De un. ombú 13, donde se anida
'La altiva águila l'eal;
y la varia muchedumbre
De aves que cria el Desiert(),
Se pone en ella á cubierto
Del frío y sol esti val.
Nadie sabe cuya mano
Plantó aquel arbol benigno,
Ni quien á su sombra el signo
Puso de la rcdencion.
Cuando el cautivo cristiano
So acerca á aquellos lugares,
Recordando sns hogares,
Se potltra á hacer oraciOll.
Tambieu'el vulgo asomb¡'ado
Cuenta, que en la noche oscura
Suelen en aquella altura
Dos luces aparecer; .
Que salen y habiendo errado'
Por el dosierto tranquilo,
(13) Om[¡ú: "(rbol corpulento, de espeso y ,'i3tos~ follRj~,
(¡ne descuolla solitario en nuestros llnnurmr como la p"lmcm
('n los arenales de Arabia. Ni lella pnm el hogor, ni fruto
lJduda al holre; pero sí fresa y regalada sombra en 108
8rdorea de es. (I~I A.)
_ 8G _ f9

Juntas IÍ su ~:it/ '1lÜO


Vuelven -á.t' . j )..

~Iizá·;~d~. ~,. <a~~~t~¡¡ •


Serán del" ~ára!ho nerio,
Qn;1.á cspíi'ltup,,-mistcrio!
Visiones del alma son.
Quizá Jos sueños brillantes
De la inquieta fantaoía, .
Forman COl'O en la armonía
De la in viili~le. creacipn.
Fama::ei q~lC la trióu :el;'¡:anté,
Si hasté. allí llega embebida
En la caza apetecida ...
De la gama y aVea~rllZf
Al vor del ombú jigante
La verdosa cabellera,
Suelta al potro la- carrera"
Gritando:-"allí está la cruz,"
y' revuelve' atrasO la vista,
Como quien huye aterrado,
Creyendo sealz, ~l airado,
Terrihle" "spectro ,de Br,iai).
Pálido ,,1 indio exorcista:
El fatídico tu'bol nombl'uj
Ni á hollar se ah'cven Sil sombra
Los 'que de camino v"p .

......

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