Colección Psicología Contemporánea Dirigida Por Jorge Rodríguez
Colección Psicología Contemporánea Dirigida Por Jorge Rodríguez
Colección Psicología Contemporánea Dirigida Por Jorge Rodríguez
Psicoterapia Breve
de Orientación Psicoanalítica
1
Apelaré entonces a ella y a otras similares (tratamiento o técnica breve, etc.)
convencionalmente, para hacer mención de este tipo de tratamientos a lo largo de los
sucesivos capítulos. Utilizaré asimismo la abreviatura P.B.
14
Puede también emplearse la denominación de psicotera-
pia breve de orientación psicoanalítica, que da título a este libro
y que escogí porque me interesa explicitar que se trata de una
terapia srcinada en las teorías del psicoanálisis y establecer
así una diferencia con respecto a los tratamientos breves
fundados en otras orientaciones terapéuticas (terapias
conductistas, análisis transaccional, etcétera).
sirvenAlgunos autores algunas
para destacar prefierendedesignarlas con nombres
sus peculiaridades quey
técnicas
que sugieren diferencias respecto de las del psicoanálisis clá-
sico: terapias planificadas (3) o focaleé (4), por ejemplo. Entre
nosotros Szpilka y Knobel han propuesto denominarlas
psicoterapias no regresivas, para acentuar otro aspecto impor-
tante de las mismas (5).
La llamada psicoterapia de emergencia concierne a mi
entender a una forma de psicoterapia rápida o breve que
participa solo de algunas de las características de los métodos
que nos ocupan. Alude particularmente a una terapia de ur-
gencia en "situaciones especiales de crisis y exigencia" (2),
tales como episodios
dio, delirios de naturaleza
agudos, etc.). En dichaspsicótica (intentos
situaciones de suici-
prevalece con
frecuencia la necesidad de yugular la crisis logrando un alivio
sintomático, de modo que en la mayoría de los casos debe
postergarse la búsqueda de insight en el paciente hasta un
segundo momento terapéutico, ya que de entrada sus condicio-
nes yoicas no suelen permitirlo.
En esta obra me referiré sobre todo a una psicoterapia de
objetivos limitados, básicamente interpretativa o de insight,
que debe emplearse en individuos con suficientes capacidades
yoicas para ser tratados con ella.
Es necesario desterrar la absurda antinomia que algunos
pretenden crear entre psicoanálisis y P.B. Ambos métodos
constan de objetivos terapéuticos, indicaciones clínicas y téc-
nicas diferentes. Es peligroso caer en el error de pensar que el
psicoanálisis es el único tratamiento valedero realizable, como
también en el de sobrevalorar los alcances de la P.B., atribu-
yéndole resultados espectaculares. (Por mi parte, lejos de que-
rer presentar el tratamiento breve como una panacea, trataré
aquí no solo de sus posibilidades, sino también y con cierto
detalle, de sus limitaciones y riesgos.) Antes bien, es posible
15
instrumentar una terapéutica breve basada en el esquema
conceptual del psicoanálisis, lo que ha de significar una prove
chosa aplicación de sus teorías en situaciones en las que no es
posible utilizar la técnica psicoanalítica corriente, como suce-
de, por ejemplo, en el nivel hospitalario. Además, considero
que no debemos desatender a los numerosos pacientes que,
tanto en el medio hospitalario como en el consultorio privado,
no pueden, por motivos diversos (económicos, pero también
resistenciales, o por su edad avanzada, etc.), ser abordados '
por medio de un tratamiento psicoanalítico, sino que tenemos
que adaptar nuestros recursos técnicos a las posibilidades y
necesidades del paciente, sin esperar que sea siempre éste
quien deba amoldarse a un único método terapéutico, a riesgo
de que tengamos por intratables a individuos que simplemente
—y a menudo solo con carácter transitorio — no están en
condiciones de analizarse. Cabe agregar que en muchas oca-
siones una terapia de objetivos y tiempo limitados puede ser el
paso inicial hacia un posterior tratamiento analítico y conver-
tirse en un primer momento en el más conveniente o aun en el
único abordaje terapéutico viable, el cual podrá traer como
resultado un cambio en las condiciones del paciente que lo
vuelva apto para efectuar luego una psicoterapia prolongada.
La superación de las diversas dificultades de los profesio-
nales para encarar la formación, práctica e investigación en
P.B. surge claramente como una premisa. De un tiempo a esta
parte son ya muchos los que hablan de la importancia del
empleo de este método terapéutico, pero pocos los que preconi-
zan y aplican procedimientos técnicos apropiados al contexto en
que aquél tiene lugar. Llama también la atención la escasa
participación de los analistas de larga experiencia en la inves-
tigación de estas
llegar a una terapias.profunda
comprensión Personalmente me ha
de algunas interesado
motivaciones
inconscientes del terapeuta que subyacen a sus dificultades
para ajustarse al encuadre requerido por la P.B.
Constituye una apremiante necesidad contar con una teo-
ría de la técnica de la P.B. estructurada con más solidez, que
posibilite una enseñanza adecuada de sus principios básicos
(sin que tal afirmación vaya en desmedro de que se reconozca la
existencia de contribuciones de decisiva importancia sobre el
tema, que han enriquecido profundamente nuestra visión del
16
mismo). Hacia dicha meta oriento mi labor, intentando la
conceptualización de una modalidad terapéutica que reconoce
sus fuentes en el cuerpo teórico del psicoanálisis, pero que,
según creo, es netamente diferenciable de su técnica. Por
encima de todo, he procurado sistematizar los sucesivos pasos
del proceso terapéutico y ensayado un criterio de evaluación de
resultados.
Será también bien venida la realización y transmisión de
nuevas experiencias clínicas organizadas en P.B., desde las que
se podrán convalidar o bien cuestionar las concepciones
teóricas sustentadas actualmente.
Por último, deseo aclarar que en esta obra voy a ocuparme
especialmente de lo que atañe a la psicoterapia individual
breve en pacientes adultos y adolescentes, aunque muchos de
los conceptos vertidos son extensivos al tratamiento de niños y
a los procedimientos grupales (psicoterapia breve de la pareja,
grupo familiar, etcétera).
Referencias bibliográficas
17
18
2
RESEÑA HISTORICO – BIBLIOGRAFICA
23
Referencias bibliográficas
International
4. Press,
Fiorini, H. J., leipzig
Teoría y Viena,
y técnica 1924.
de psicoterapias,Nueva Visión,
Buenos Aires, 1973.
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Biblioteca Nueva, Madrid, 1948, t. II.
6.─ "Análisis terminable e interminable" en-O.C., Biblioteca Nueva,
Madrid, 1948, t. III.
7.─ Historia de una neurosis infantil", en O.C., ob. cit. en 5, t. II.
8.─ "Los caminos de la terapia psicoanalítica", en O.C., ob. cit. en 5,
t. 11.
9. Jones, E., Vida y obra de Sigmund Freud, Nova, Buenos Aires,
1960, t. II.
10. Kesselman, H., Psicoterapia breve, Kargieman, Buenos Aires,
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11. Knobel, M., Psicoterapia breve, Paidós, Buenos Aires, 1987.
12. Kusnetzoff, J. C., Psicoanálisis y psicoterapia breve en la adoles-
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13. Malan, D. H., A Study of brief Psychotherapy, Tavistock, Lon-
dres, Charles Thomas, Springñeld, Illinois, 1963. (Vers. cast.: La
psicoterapia breve, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires,
1974.)
14. Rey Ardid, R., Prólogo al tomo III de S. Freud, O.C., ob. cit. en
6,1968.
15. Small, L., Psicoterapias breves, Granica, Buenos Aires, 1972.
16. Usandivaras, R. J. y otros, Coloquio Acta 1967: Psicoterapia
Breve, Acta psiq. psicol. Amér. Lat., vol. XIV, n° 2, Buenos Aires,
junio de 1968.
17. Wolberg, L. y colab., Psicoterapia breve, Gredos, Madrid, 1968.
24
3
BASAMENTOS TEORICOS15
Introducción
En verdad,
valiosas no encuentro
como motivos paraelprescindir
la del inconsciente, conflictodepsíquico,
teorías tan
la
sobredeterminación, los mecanismos defensivos, la génesis de
los sueños, las series complementarias, la estructura del
aparato psíquico, la transferencia, las resistencias y tantas
otras que nos permiten comprender la problemática del
paciente y del proceso terapéutico.26 Pero lo que en definitiva
habrá que modificar es la técnica, que, por múltiples razones,
no podrá continuar siendo la misma que la empleada en psi-
coanálisis, y que deberá ajustarse al contexto propio de estos
procedimientos. Me adhiero así a quienes proponen una psico-
terapia breve de orientación psicoanalítica, pero entendiendo
que técnicamente debe ser algo muy distinto de un "psicoaná-
lisis breve"
lasatención
la características
a pocos propias del ymétodo
individuos, psicoanalítico,
de factores que limita
de orden económico.
Dirigiéndose a sus colegas psicoanalistas, Freud dice
textualmente: "Quisiera examinar con vosotros una situación que
pertenece al futuro y que acaso os parezca fantástica. Pero, a mi
juicio, merece que vayamos acostumbrando a ella nuestro
pensamiento. Sabéis muy bien que nuestra acción terapéutica es
harto restringida. Somos pocos, y cada uno de nosotros no puede
tratar más que un número limitado de enfermos al año, por
grande que sea su capacidad de trabajo. Frente a la magnitud de
la miseria neurótica que padece el mundo y que quizá pudiera no
padecer, nuestro rendimiento terapéutico es cuantitativamente
insignificante. Además, nuestras condiciones de existencia limi-
tan nuestra acción a las clases pudientes de la sociedad'. Más
adelanté anticipa la creación de establecimientos asisten- ciales
estatales en los que los psicoanalistas traten gratuitamente a los
pacientes por medio de la psicoterapia"Por otro lado, es también
de prever que alguna vez habrá de despertar la conciencia de la
sociedad y advertir a ésta que los pobres tienen tanto derecho al
auxilio del psicoterapeuta como al del cirujano y que las neurosis
amenazan tan gravemente la salud del pueblo como la
tuberculosis, no pudiendo ser tampoco abandonada su terapia a
la iniciativa individual. Se crearán entonces instituciones
médicas en las que habrá analíticos encargados de conservar
capaces de resistencia y rendimiento a los hombres que,
abandonados a sí mismos, se entregarían a la bebida, a las
mujeres próximas a derrumbarse bajo el peso de las privaciones
y a los niños cuyo único porvenir es la delincuencia o la neurosis.
El tratamiento sería, naturalmente, gratis". Señala luego la
necesidad de modificar en esas circunstancias la técnica
psicoanalítica, lo cual me parece de la mayor importancia
pues hoy en día muchos analistas se resisten a hacerlo,
mostrándose "más papistas que el papa":"Se nos planteará
27
entonces la labor de adaptar nuestra técnica a las nuevas
condiciones". (Las bastardillas son mías.) Enseguida expone,
al contrario de lo que algunos podrían presuponer, su punto de
vista respecto al uso de distintos recursos terapéuticos en tales
casos, en lugar de preconizar de modo exclusivo el método
psicoanalítico (lo que abonaría el criterio que hoy sustenta la
multiplicidad deenelementos
especialmente las que terapéuticos
tienen lugarenenlasestablecimientos
terapias breves,
asistenciales): "En la aplicación popular de nuestros métodos
habremos de mezclar quizá al oro puro del análisis, el cobre de la
sugestión directa, y también el influjo hipnótico pudiera volver a
encontrar aquí un lugar, como en el tratamiento de la neurosis
de guerra",37 aunque de inmediato subraya que los componentes
básicos de tales tratamientos deberán provenir del psicoanálisis
(esto último, como todo lo que he citado anteriormente, se ha con-
vertido también en una realidad, ya que actualmente se cuenta
con La P.B. psicoanalíticamente orientada):"Pero, cualesquiera
que sean la estructura y la composición de esta psicoterapia para
el pueblo, sus elementos más importantes y eficaces con tinuarán
siendo, desde luego, los tomados del psicoanálisis propiamente
dicho, riguroso y libre de toda tendencia".(Las bastardillas son
mías.)
trascendente,
y sus derivadoslaacual involucra
través la resolución
de la elaboración y eldeconsiguiente
conflictos básicos
logro
de un mayor bienestar, con lo que se propende a la eliminación o
alivio de los síntomas de modo franco y sostenido.
En la terapia de objetivos limitados, como lo indica esta
denominación, las metas son reducidas y más modestas que las
del tratamiento psicoanalítico. La limitación de los objetivos
terapéuticos es característica del procedimiento que nos ocupa,
y se halla en función de necesidades más o menos inmediatas
del individuo. Los objetivos suelen plantearse en términos ed
superación de síntomas y problemas actuales de la realidad del
paciente, lo que ante todo implica el intento de que éste pueda
enfrentar
conflictivas más adecuadamente
y recuperar su capacidaddeterminadas situaciones
de autodesenvolvimiento,
de modo que en la práctica se halle en condiciones de adoptar
ciertas determinaciones, cuando ello se revele necesario.
Ejemplo: una joven maestra, con francas alteraciones del
carácter, presentaba recientemente síntomas de depresión y
conversiones histéricas (paresia de miembros inferiores y
desmayos), ligados con situaciones conflictivas surgidas en su
relación con la directora de su escuela, todo lo cual le
ocasionaba serias dificultades adaptativas on el plano laboral.
29
Se fijaron los siguientes objetivos para una terapia do corto
plazo: lograr que la joven obtuviese un alivio de sus
síntomas y que, sobre todo, pudiese comprender y manejar mejor
los conflictos subyacentes a su problema actual, a fin de poder
reintegrarse a su trabajo y desenvolverse más saludablemente
en su medio laboral.
Preferentemente, y mientras resulte posible, la solución
de problemas inmediatos y el alivio sintomático deberán, en un
sentido psicodinámico, responder al logro de un comienzo de
insight del paciente acerca de los conflictos subyacentes (lo cual
supone que en cierta medida también nos proponemos hacer
conscientes aspectos inconscientes, aunque la meta central en
sí no sea la exploración del inconsciente como lo es en
psicoanálisis). La labor puede encararse además desde el lugar
del terapeuta y con una visión dinámica, como respondiendo al
propósito de clarificar y resolver, aunque de modo parcial, una
parte de la patología del paciente. Malan habla precisamente
de "elaborar brevemente un aspecto dado de la psicopatología"
(40). En el ejemplo recién suministrado, esto consistía,
esencialmente en lograr que la paciente cons- cientizara de un
modo parcial aspectos del conflicto básico relacionado con la
figura de su madre, ante la que mantenía una actitud infantil
de extrema sumisión que se alternaba con intentos de rebelión
y que derivaba en dificultades en su relación con
representantes de la autoridad materna, como sucedía con la
directora. Siguiendo a Malan, lo que éste propone tendría la
ventaja de permitirnos dar cabida a expectativas de resultados
terapéuticos de alcances mayores que si concibiésemos las
metas meramente como circunscriptas a la remisión de un
determinado síntoma o a la resolución de una situación crítica
(40). Así, en el tratamiento de la maestra, tras el intento de
resolver aspectos del conflicto primario con la figura materna,
podía aspirarse no solo a obtener la remisión o disminución de
la intensidad de los síntomas actuales y a conseguir que la
joven pudiera solucionar sus problemas de relación con la
directora, sino también a lograr cambios favorables en sus
relaciones patológicas con otras mujeres que representaran a
su madre (una- compañera de mayor edad, la dueña de la
pensión, etc.), una mayor iniciativa y la superación de
inhibiciones no solo en el área laboral sino también en otras
(sexual, social etcétera): Considero entonces que toda
30
formulación, en los términos corrientes, de objetivos
terapéuticos limitados, debe presuponer en el terapeuta una
reformulación de dichos objetivos un un sentido psicodinámico
que los abarque, y que casi siempre habrá de trascenderlos en
alguna medida, explicándose así la posterior aparición de ciertos
cambios en el paciente en lo concerniente a problemas de otras
áreas de su vida, que incluso no llegan a ser mayormente
tratados de manera explícita o directa durante la terapia, pero
que se hallan ligados en cierto modo con las perturbaciones que
han sido objeto de nuestro abordaje terapéutico.
En un orden de importancia generalmente secundario
figuran diversas formas de brindar alguna ayuda al paciente en
lo que a las situaciones perturbadoras se refiere, sea procurando
aliviar su ansiedad a través de medios como, por ejemplo, los
psicofármacos, sea interviniendo directamente en esas
situaciones de su realidad, como en el caso de la asistencia
social, etcétera.
Al ahondar más en el tema de los objetivos terapéuticos,
vemos que éstos no son en realidad tan limitados en una terapia
breve de predominio interpretativo. Tal impresión aumenta a
poco que admitamos que dicha terapia incluye la presencia de
otras metas, valiosas, implícitas y constantes, vinculadas a las
enunciadas hasta aquí y que pueden concebirse en términos de
recuperación de la autoestima(6) y adquisición de conciencia de
enfermedad. (Trataré más detenidamente estos aspectos en el
cap. 11.)
La temporalidad
31
Stekel, entre otros, ha puntualizado la incidencia favorable
que en el proceso terapéutico podía tenerla limitación
temporal establecida de antemano, la que estimularía el pro-
greso de la terapia (50).95 Por lo pronto, cabe señalar que cuando
se fija un plazo de terminación, éste crea invariablemente una
situación bastante diferente de la situación psicoa- nalítica,
gravitando deenmodo
terapéutico, decisivo
especial en laenfinalización
los distintos
delaspectos del vínculo
tratamiento, tema
que más adelante analizo con detenimiento (véanse los capítulos
8, y 9). Pero, por encima de todo, debe tenerse en cuenta que la
limitación temporal confiere a la terapia una estructura más
definida de "principio, medio y fin" (43), introduciendo en
definitiva, en la relación terapéutica, un nuevo y necesario
elemento de realidad,que desalienta en el paciente la producción
de fantasías regresivas omnipotentes de unión permanente con el
terapeutas. Tales fantasías se desarrollan y manejan con más
facilidad en el contexto del tratamiento psicoanalítico que en el
de la terapia que nos ocupa.
La técnica
El método breve puede diferenciarse técnicamente del
psicoanálisis corriente. Poco a poco se ha ido configurando una
teoría del tratamiento que comprende una actitud particular
ante los distintos fenómenos psicoterapéuticos—la transfe-
rencia, la regresión, las resistencias, etcétera
—, mientras se
afianzan algunos principios dinámicos operativos cuya validez
es corroborada por la experiencia clínica.
Desarrollaré aquí los siguientes puntos:
La labor con los conflictos.
Regresión. Dependencia. Transferencia, neurosis
de transferencia.
El problema de la resistencia.
Insight y elaboración.
Fortalecimiento y activación de funciones yoicas.
35
REGRESIÓN. DEPENDENCIA. TRANSFERENCIA.
NEUROSIS DE TRANFERENCIA
Los fenómenos regresivos, de dependencia, transfe-
renciales y neuróticotransferenciales se hallan íntimamente
relacionados en el tratamiento psicoanalítico. Denominaciones
tales como dependencia regresiva o neurosis transferencial
regresiva reflejan en alguna medida esta correlación. Por ello
haré referencia a estos conceptos de manera conjunta dentro de
un mismo subtítulo de este capítulo, en un intento de aclarar las
diferencias que en estos aspectos presenta el tratamiento breve
de insight respecto del psicoanálisis.
La regresión puede entenderse como el proceso por el cual
cobran vigencia estados o modos de funcionamiento psíquico
pertenecientes a etapas anteriores del desarrollo del individuo. En
realidad Freud se ocupó del concepto de regresión en distintos
contextos —la enfermedad mental, la transferencia con el
analista, los sueños— y la clasificó en tres clases: tópica, temporal
y formal (18) (25). Aquí voy a referirme en especial a la regresión
temporal en la transferencia con el terapeuta.
En el proceso analítico se trata de favorecer por distintos
medios posición acostada del paciente, libre asociación, silencio
del analista, frecuencia de las sesiones, etc., una regresión
vivencial útil la cual representa un medio esencial para lograr el
fin terapéutico. La regresión es necesaria para la reviviscencia de
los conflictos srcinales infantiles del analizando en su relación
con el analista (neurosis de transferencia) y la elaboración
consiguiente. Esto implica además que la Regresión operada
produce un incremento de la dependencia del analizando respecto
del analista, quien suele representar, básicamente, figuras
parentales. Se espera, claro está, fue el proceso regresivo se
revierta a lo
crecimiento largo delpaulatino
psicológico camino que
terapéutico dando
hará posible quelugar a un
el paciente
asuma en definitiva una conducta más adulta en la vida.
Para comprender las distintas peculiaridades del vínculo,
terapéutico en terapias breves de insight, es preciso además
36
tomar en cuenta los conceptos de transferencia y neurosis de
transferencia.913
Laplanche y Pontalis describen la transferencia como "el
proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan
sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación
establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación
analítica, Y agregan: "Se trata de una repetición de prototipos
infantiles, vivida con un marcado sentimiento de actualidad" (38)
(p. 459).
En cuanto a la neurosis transferencial,diremos que es la
reproducción de la neurosis infantil en la relación con el
analista. Presupone la reedición, selectiva, dedeterminadas
situaciones y mecanismos infantiles en la relación terapéutica,
es decir que, citando nuevamente a Laplanche y Pontalis (38),
(la neurosis transferencial consiste en una "neurosis artificial
en la cual tienden a organizarse las manifestaciones de trans-
ferencia" (p. 258). Estos autores establecen, sobre la base de los
escritos de Freud, la diferencia entre las reacciones de
transferencia y laesta
En relación con neurosis
últimadeexpresan:
transferencias propiamente
"por una dicha.
parte, coordina
las relaciones de transferencia, al principio difusas
transferencia flotante, según Glover, por otra, permite al
conjunto de los síntomas y de las conductas patológicas del
paciente adoptar una nueva función al referirse a la situación
analítica (p. 259). Asimismo French hace referencia a la neu-
rosis transferencial como a una masa de pautas de conductas
neuróticas estereotipadaspuestas de manifiesto en la situación
analítica" (15). (Las bastardillas son mías.)
La transferencia, considerada inicialmente por Freud
como un obstáculo en él tratamiento psicoanalítico, pasó luego a
ocupar
nalistastanto
en elpara él de
papel como para laimportancia
decisiva mayor parte
en de
la los
curapsicoa-
(22),
hasta convertirse su análisis en la tarea central. De este hecho
se desprende que es conveniente permitir -e incluso promover-
durante la terapia psicoanalítica el desarrollo de la neurosis
transferencial, cuya resolución por medio de la elaboración será
fundamental si se aspira a lograr la curación del analizando.
9 El estudio debe completarme con el agregado de los aspecto concernientes a
la contratransferencia en psicoterapias breves, a la que me refiero muy
especialmente en capitulo 8 (véase también los capítulo 9 y 14).
37
Es oportuno recordar aquí la definición que da Rangell del
psicoanálisis como método terapéutico. El psicoanálisis es un
método de terapia por el cual se establecen condiciones
favorables para el desarrollo de una neurosis transferencial, en
la que el pasado se restaura en el presentecon el propósito de
que, mediante un ataque interpretativo sistemático a las
resistencias que se oponen a ello, se llegue a una resolución de
esa neurosis (transferencial e infantil) con el fin de provocar
cambios estructurales en el aparato mental del paciente para
que éste sea capaz de una adaptación óptima a la vida. Bas-
tardillas del autor.) Rangell agrega que tales condiciones in-
dispensables distinguen cualitativamente al psicoanálisis de
sus diversos derivados (46).
En la psicoterapia breve de insight, en cambio, no es
conveniente favorecer el desarrollo de la regresión ni el de una
neurosis transferencial. Los mecanismos terapéuticos no se
sustentan por lo general en el desarrollo, análisis y resolución
de la neurosis transferencia, dado que las condiciones del
paciente y/o del encuadre no son aptas para tales fines; por otra
parte, como las metas terapéuticas no están dirigidas a
reestructurar la personalidad ni a resolver conflictos básicos del
individuo, sino a mitigar algunos padecimientos actuales, no
sería coherente que el insight de aspectos de la relación
transferencia! neurótica, regresivo-dependiente, continuara
siendo el resorte terapéutico fundamental en este nuevo con-
textos lo que ahora cobra importancia es la búsqueda deinsight
del paciente acerca de situaciones conflictivas actuales de su
vida cotidiana (que son las que habitualmente dan srcen a la
consulta), para lo cual la labor interpretativa recae más en sus
relaciones con los objetos de su realidad externa que en la
relación con el terapeuta.
Según Szpilka y Knobel, en estos procedimientos es preci-
so guardarse de estimular tanto la regresión como la neurosis
de transferencia (51) (3,7). Bellak y Small (6), al igual que
Wolberg (54), entre otros, también aconsejan que se evite en lo
posible el desarrollo de la neurosis transferencial. Su desenca-
denamiento, junto al de una regresión vivencial, puede consi-
derarse una complicación (a veces inevitable) en las
psicoterapias breves-ya que, al quedar trunca su elaboración en
vista de las limitaciones inherentes a estos tratamientos,
dejaría —iatrogénicamente— al paciente en un estado
38
regresivo dependiente, exponiéndolo a sufrir diversas
reacciones transferenciales nocivas a causa de la movilización
afectiva producida y, en particular, a padecer dificultades para
aceptar su separación respecto del terapeuta ante la
perspectiva de terminar su terapia.1410
Por medio de distintos recursos, a los que más adelante me
referiré con detalle (véase cap. 6), ha de procurarse que el
paciente no concentre tanto la libido en la relación con el
terapeuta. Si bien los fenómenos transferenciales también se
suceden, a veces inexorablemente, en una psicoterapia breve,
podemos esperar que la adopción de algunas medidas técnicas
impida que la transferencia alcance demasiada intensidad y
llegue a cubrir y a dominar la situación terapéutica hasta
configurar una neurosis de transferencia.11 15 La terapia debe
sustentarse en el predominio de una transferencia positiva
sublimada (6).
La regresión solo debería ser permitida en grado pequeño, no
yendo más allá de los niveles requeridos para posibilitar la
exploración y experiencias iniciales de insightde las situaciones
conflictivas actuales. El tratamiento, en lugar de fomentar la
10 Sin embargo, en su libro Terapéutica psicoanalítica, Alexander, French y
colaboradores (5) sugieren propiciar —aunque solo en ciertas ocasiones— el
desarrollo y análisis de determinados componentes de la neurosis de
transfierencia en terapias de corto plazo. Estos autores suponen que es posible
controlar la relación transferencial permitiendo el despliegue de algunos
fenómenos transferenciales, específicamente de los que sean importantes para
comprender y por consiguiente solucionar el conflicto central del paciente.
Esta maniobra técnica me parece interesante, aunque én cierta medida
riesgosa a raíz de las dificultades que deberá enfrentar el terapeuta para
manejar la relación, ya que no cuenta con las posibilidades que otorga el
encuadre psicoanalítico (estimo que tal maniobra podría tener mayor asidero
si no se ha
haberse fijadosipreviamente
fijado, la duración una fechapara
prevista de finalización
éste no es del tratamiento
demasiado o, de
corta, es
decir, si el plazo mínimo para la finalización del mismo es, por ejemplo, de un
año). En última instancia pienso que esta actitud debería ser la excepción a la
regla, ya que en definitiva exige del terapeuta mucha destreza y del paciente
la capacidad, por un lado, de desarrollar ciertos aspectos de la neurosis de
transferencia y, por otro, de mantener simultáneamente una relación "real"
con el terapeuta y una alianza de trabajo (29) (30) que garanticen la buena
marcha del tratamiento, evitando derivaciones indeseables.
151411 Ello no implica que el fenómeno transferencial deba descuidarse. Por el
contrario, habrá que tenerlo en cuenta constantemente como un medio de
comprender al paciente (9) (51), y en determinadas circunstancias (véase cap.
6, pp. 123 a 133) será necesaria su interpretación.
39
dependencia del paciente, debe propender a la estimulación y
afianzamiento de su iniciativa personal, es decir, de sus
capacidades autónomas.
Los criterios presentados hasta aquí definen las caracte-
rísticas que habrá de asumir la relación terapéutica en P.B.
(véase cap. 6, especialmente. La relación paciente-terapeuta en
el tratamiento breve, pp. 101 a 107.)
EL PROBLEMA DE LA RESISTENCIA1216
40
de los motivos de que ello ocurra, aunque no el único;
básicamente la índole misma del procedimiento no contempla
fines tan ambiciosos.
El tratamiento de las resistencias dependientes de los
mecanismos defensivos del yo en P.B. suele presentar las
siguientes características: algunas defensas son combatidas, es
decir, analizadas; b) otras en cambio son respetadas o aun
reforzadas por la labor terapéutica, de acuerdo con lo que resulte
indicado en cada caso, sobre la base de las condiciones
de paciente y encuadre. Como ejemplo de lo mencionado en a),
podemos citar la necesidad de trabajar sobre defensas maníacas
(negación, omnipotencia, etc.) peligrosamente incrementadas o,
lo que es más común, el tener que atacar parcialmente las
barreras represivas de contenidos inherentes al padecimiento
actual, así como también mecanismos de aislamiento,
intelectualización, proyección, etcétera. Por el contrario, y a
propósito de lo expresado en b), con frecuencia optamos por no
perturbar ciertos mecanismos defensivos caracterológicos,
permitiendo que el paciente los conserve, sea porque queremos
evitar una movilización afectiva excesiva y difícil de manejar en
el tratamiento, o bien porque se trata de defensas relativamente
útiles que inclusive —aunque solo ocasionalmente— podría ser
conveniente reforzar._
El tema de la resistencia de transferencia en P.B. merece
también algunos comentarios. En las terapias de este tipo, al
menos, mi resistencia no es por lo general muy intensa, y ello se
debe a lo siguiente: sabemos que esta forma de resistencia
obedece en parte al resentimiento despertado en el paciente por
sentirse frustrado en su relación transferencial con el terapeuta,
razón por la que Menninger propone resistencia de la
llamarlaen
frustración o de la venganza (41). En la
medida que la relación
terapéutica es en P.B. menos frustrante para el paciente, ya que
existe un vínculo más "real" y una mayor proximidad afectiva de
parte del terapeuta, la hostilidad que despierta en aquél suele
ser consecuentemente menor que en el tratamiento psicoanalítico
y, por ende, las resistencias transferenciales también son
menores (35); pero el terapeuta deberá bregar siempre para que
esto se logre, procurando que predomine una transferencia
positiva. Cuando dichas resistencias se exacerban, nos hallamos
41
ante uno de los motivos fundamentales que a mi juicio, y para
disolverlas, justifican el empleo de interpretaciones
transferenciales en el tratamiento breve (véase cap. 6, pp. 129 y
130).
INSIGHT Y ELABORACIÓN141418
45
Como no se estimula el desarrollo de la regresión ni el de la
neurosis transferencial y no se realiza un análisis intensivo de
ésta ni de las resistencias, considero que en P.B. no podamos
hablar de elaboración en el mismo sentido que en psicoanálisis.
En todo caso, el trabajo de real elaboración será escaso, máxime
si existe una limitación del tiempo. Este, como hemos visto, es
un factor fundamental para que la elaboración tenga lugar. 1519
47
Muchas veces las diversas medidas terapéuticas destina-
das al afianzamiento y activación de funciones yoicas se
engloban dentro de la denominación genérica de psicoterapia de
apoyos. El empleo de tal denominación entraña el riesgo de que
los terapeutas, sin detenerse mayormente a considerar
dichas medidas,
psicoanalíticos las desechen,
el término apoyo, comoya que en
es sabido, estálos círculos
cargado en
algunos casos de un sentido francamente peyorativo, por cuanto
suele implicar, básicamente, el fomento y utilización de una
relación regresivo-dependiente no analizada, por ende no
progresiva, y sin que se intente poner en contacto al paciente con
las motivaciones profundas de su padecimiento. Por
consiguiente, ante la posibilidad de que surjan malentendidos es
conveniente establecer algunas distinciones sobre el particular.
Comenzaremos por reconocer, también en P.B, la necesidad
de apelar a veces exclusivamente, cuando no hay una alternativa
mejor, a técnicas de apoyo emocional; es el caso de pacientes que
interpretativa
por sus debilidades
y en yoicas
los quenoloson
único
aptos
quepara
se procura
tolerar una
obtener
terapia
es
una supresión sintomática. Pero debemos discriminar con
claridad esta posición terapéutica de otra que se caracteriza por
el empleo de cierto tipo de intervenciones verbales que apuntan
a lograr un reforzamiento y activación del yo de distinta—y aun
opuesta— naturaleza y que pueden alternar coherentemente con
las interpretaciones.
"Todos nuestros pacientes, en grados variables, dudan de
su juicio, sus percepciones y su valía. Si 'solo interpretamos' o
'solo analizamos' les dejamos sin quererlo la impresión de que
sus reacciones son 'meras' repeticiones de su pasado infantil y
que su conducta es inmadura, errónea o insana. Si parte de
nuestra meta terapéutica consiste en aumentar las funciones
yoicas sanas del paciente y su capacidad para las relaciones
objetales, es importante confirmar aquellos aspectos de su
conducta que indican un funcionamiento sano. La frase per-
tenece a un artículo de Greenson y Wexler (30) y atañe al
tratamiento analítico, pero puede resultar sumamente signifi-
cativa y útil a poco que, con ligeras variantes, la apliquemos
también a la técnica breve. Más adelante los autores continúan:
"(...) muchos de nuestros pacientes necesitan tener la experiencia
de sentir que 'están en lo cierto'. Necesitan la experiencia de que
48
se reconozcan y se respeten sus funciones yoicas y sus relaciones
objetales adecuadas". Hay motivos para atribuir fundamental
importancia a estos conceptos en el campo de las terapias breves
de las que precisamente el paciente debe emerger reconfortado y
reafirmado en sus capacidades yoicas y recuperando su facultad
resolutiva en las situaciones de conflicto.
De esta manera observamos que, en tanto que en la psico-
terapiafomentan
apoyo de apoyolapropiamente
dependencia dicha o "pura"
regresiva en el las medidas
paciente y a de
la
vez se valen de ésta para ejercer su efecto, mientras el terapeuta
asume un rol protector-autoritario (empleando, por ejemplo,
intervenciones directivas) que suele fomentar la idealización de
su figura, en esta otra forma de reasegura- miento yoico la
actividad del terapeuta se orienta en cambio hacia, la
estimulación de las capacidades autónomas del paciente,
señalando en éste sus rendimientos yoicos adecuados, en lugar
de promover una relación dependiente. Es decir que se parte de
los recursos que el paciente verdaderamente posee, y al
señalárselo ello promueve en él un sentimiento de reafirmación o
reaseguramiento que puede obrar no solo fortaleciendo sino
también activando diversos funcionamientos yoicos. 1822 Asimismo
esta actitud terapéutica no impide, como se desprende de lo que
señalan Greenson y Wexler, el análisis de aspectos inconscientes
del paciente, incluyendo el de mecanismos de defensa neuróticos
del yo.19
Las psicoterapias dinámicas, incluidas las de objetivos y
tiempo limitados, son en su mayoría el resultado de una reunión
de elementos propios de una técnica deinsight con estos otros
49
elementos, reforzadores y estimuladores de determinadas
funciones del yo. Pero es menester que dichas psicoterapias se
traduzcan en una combinación ante todo coherente de
intervenciones y que deberá fundarse en una adecuada
comprensión psicodinámica del proceso terapéutico. 20
Diremos entonces que las terapias breves son en su enfoque y
en la práctica con mucho más frecuencia "mixtas", en vez de ser
opuramente interpretativas,
aun exclusivamente o reforzadoras
de apoya delantes
en el sentido yo-nodescripto,
interpretativas,
siendo
esta naturaleza "mixta una característica relevante de dichas
terapias (podremos, sí, hablar de tratamientos breves
predominantemente de insight y da tratamientos breves
predominantemente de reforzamiento o apuntalamiento yoico, según
para qué lado se incline la balanza en cada caso).2123
Fiorini proporciona algunos buenos ejemplos de las diversas
intervenciones capaces de apuntalar y activar el funcionamiento
yoico (12). Para este autor el prototipo de la actividad terapéutica en
estos tratamientos está representado por una tarea en "doble
50
frente", en la cual se tienen presentes siempre las partes sanas" del
paciente y por ende no solo se hace mención de sus aspectos
infantiles, regresivos o patológicos, sino también de sus aspectos
adultos, progresivos y sanos, manteniendo cierto equilibrio en las
referencias a unos y otros(12) (13).22
FOCALIZACION
La labor terapéutica en P.B. está "enfocada" hacia deter-
minada problemática del paciente, que adquiere prioridad dada
su urgencia y/o importancia en tanto se dejan de lado las demás
dificultades. Se trata de otra característica sustancial de este
tipo de terapia, también llamada por ellofocal (40), que permite
distinguirla de la técnica psicoanalítica corriente, la cual no
opera con un modelo conceptual defoco (véase "El foco", pp. 55 a
62).24
51
agregado de diversos elementos terapéuticos, lo que los aleja
aun más del encuadre y los cánones psicoanalíticos.
Todo recurso que haya demostrado ser útil en el campo de
la terapéutica psiquiátrica podrá incorporarse eventualmente
al tratamiento, en virtud de la necesidad de alcanzar los ob-
jetivos terapéuticos; así, además de los distintos tipos de
intervenciones verbales no interpretativas (señalamientos,
sugerencias,
rease suministro
guramiento, de información,
etc.), podrán anexarse aintervenciones de
la psicoterapia in-
dividual otros elementos tales como psicodrogas, técnicas grupales,
comunitarias etc., cuyas perspectivas de inclusión corren parejas
con los progresos que en el quehacer científico se registran en el
empleo de los distintos recursos psicoterapéuticos; es sumamente
valiosa la participación de otros profesionales de la salud mental
(psicólogos, psicopedagogos, asistentes sociales, terapistas
ocupacionales, etc.) en los tratamientos, en una tarea efectuada en
equipo.2325
Los distintos instrumentos psicoterapéuticos deben
implementarse coherentemente, siempre con adecuada com-
prensión y fundamentación psicodinámica La inclusión de dichos
instrumentos depende además de la mayor o menorflexibilidad del
terapeuta y de su capacidad para intentar, creativamente,
combinaciones terapéuticas armónicas y eficaces.
PLANIFICACIÓN
23
25
Todas estas posibilidades se dan más fácilmente en instituciones
asistenciales y servicios hospitalarios donde, por diversos motivos, no siempre
se aprovechan debidamente. La labor realizada por un equipo de
profesionales, en especial, abre perspectivas auspiciosas, por más que,
conviene señalarlo, sean más complejas en lo que a conceptualización de los
mecanismos terapéuticos operantes se refiere
52
CUADRO COMPARATIVO DE ALGUNAS CARACTERÍSTICAS
TEÓRICO-TÉCNICAS DEL PSICOANÁLISIS Y DE LA
PSICOTERAPIA BREVE PSICOANALÍTICAMENTE ORIENTADA
a) La situación-problema
53
Psicoanálisis Psicoterapia breve de
orientación
psicoanalítica
Fines terapéuticos La exploración del Limitados. Supera-
inconsciente. Reso- ción de síntomas y
lución de conflictos problemas actuales.
básicos y sus deriva-
dos. Reestructuración
de la personalidad
Duración Prolongada. Inde- Limitada. Habitual-
terminada. mente prefijada.
Labor con los Concierne especial- Se limita habitual-
conflictos mente a conflictos mente a conflictos
básicos derivados
Regresión. De-, Son favorecidas. No son favorecidas
pendencia
Desarrollo y análisis Sí No
de neurosis de
transferencia
Focalización No Sí
Multiplicidad de re-, No Si
cursos terapéuticos
Planificación No Sí
54
ser provocada por sucesos tales como un examen, un viaje o una
intervención quirúrgica próximos, la pérdida de un ser querido, un
accidente, una crisis evolutiva como la de la adolescencia, un embarazo,
el nacimiento de un hijo, un cambio de trabajo, etc. Implica entonces [la
referencia a hechos que son manifiestos y objetivables. Correlación a
éstos y como consecuencia de una falta de resolución favorable,
aparecen en el sujeto inhibiciones y síntomas diversos (ansiedad, miedo,
depresión, trastornos corporales, etc.) que suelen constituir el motivo
(manifiesto) de consulta y que podrán o no ser conectados por el
paciente —y el terapeuta — con las situaciones- problema que en
realidad los provocan.2426
La existencia de una o más situaciones actuales de esta naturaleza,
puede ser detectada con asiduidad en una gran parte de los pacientes que
solicitan asistencia psiquiátrica y que son pasibles de ser tratados por
medio de la técnica breve.
b) El foco
2624 El caso de una joven que consultó por la angustia y las vacilaciones que le
despertaba un reciente embarazo ilustra acerca de una relación establecida
automáticamente entre los síntomas y la situación que les da srcen (Véase
cap. 7). Otra paciente notó que sus antiguos vómitos se exacerbaron desde que
se produjo la ruptura de su pareja (caso de J., cap. 13). Un hombre asistió a la
consulta al experimentar un incremento de su angustia y sin llegar a vincular
conscientemente tal estado con el nacimiento de su primer hijo, acaecido pocas
semanas atrás y que resultó ser el factor desencadenante principal (caso de
A., cap. 13).
55
Al propiciar una centralización de la tarea la focalización
contribuye a hacer más efectiva la actividad terapéutica en
función de las metas seleccionadas y en una terapia de dura-
ción limitada; pero no solo la justifica una limitación temporal:
la técnica focal también es adecuada en aquellos pacientes que
pueden realizar psicoterapias sin plazo fijo de terminación e
incluso prolongadas, en las cuales, por diversos motivos (edad
avanzada, por ejemplo) el tratamiento psicoanalítico está
contraindicado. El terapeuta puede circunscribirse entonces a
ciertos problemas del paciente realizando un abordaje
interpretativo sectorial y respetar el resto de su organización
patológica y de las áreas de su vida.
Trabajar con una técnica de "enfoque" implica entre otras
cosas (40): b) mantener coherencia y operatividad respecto de
la fijación de objetivos terapéuticos prioritarios, b) planificar el
tratamiento, c) combatir la pasividad y el perfeccionismo del
terapeuta, d) contrarrestar el desarrollo de la neurosis de
transferencia (hay una constante orientación hacia la reali-
dad. y lo actual del paciente).
FioriniCon
(11)todo,
(13),lasumamente
noción de foco es todavía,
ambigua como lo señala
y se confunde con la
situación de crisis (situación-problema), los síntomas que mo-
tivan la consulta, los puntos de urgencia, las metas del trata-
miento, etc. Es evidente que no ha resultado sencillo hallar y
adoptar mayoritariamente una definición que exprese en for-
ma plena la naturaleza y significado del foco. La que formuló
Malan, en el sentido de que es "la interpretación esencial
sobre la cual se funda toda la terapia" (40), tampoco es, a mi
juicio, totalmente aclaratoria, ya que, al revestir un carácter
técnico, no explica en qué consiste o cómo está constituido el
foco. Comenta Fiorini: "La diversidad de significados que pue-
dan atribuirse
actual a la Ynoción
de la teoría". de "Sin
agrega: foco un
ilustra acerca
esfuerzo del estadoy
de precisión
delimitación riguroso de sus conceptos básicos no es posible
construir una teoría con cierto grado de verificabilidad" (13).
¿Qué debemos entender, en definitiva, por foco? ¿Cómo
surge, se configura y delimita en la práctica psicoterapéutica?
Procuraré hallar mis propias respuestas a estas preguntas.
(El foco debe concebirse primordial y esencialmente desde
una perspectiva psicopatológica. En este sentido ha de estar
dado por una estructura integrada por los distintos factores
56
intervinientes en la génesis de la que ha sido escogida como la
problemática central del tratamiento (una determinada
situación-problema y las manifestaciones sintomatológicas con
ésta ligadas), constituyendo a la vez una hipótesis o conjunto de
hipótesis del terapeuta respecto de los mecanismos operantes
dentro de dicha problemática, o sea de la compleja interacción
existente entre los factores. Podemos considerar que actúa a la
manera de un artificio terórico-técnico, especialmente válido:
para estos procedimientos, por medio del cual se intenta,
básicamente, delimitar zonas de la problemática general del
paciente y/o episodios de su vida, para dirigir preferentemente
y ahí, a partir de ese momento, la exploración terapéutica, en
tanto ésta responde a una finalidad también limitada y
preestablecida.
El modelo teórico de foco que desarrolló Fiorini es de gran
utilidad práctica. Recordaremos sucintamente la estructura del
foco propuesta por este autor: en la práctica terapéutica todo
foco tiene un eje central que generalmente está dado por el
motivo de consulta (síntomas, situación de crisis). Subyacente
y ligado al motivo de consulta hay un conflicto nuclear
exacerbado, el que se inserta en una situación grupal específi-
ca. Motivo de consulta, conflicto nuclear subyacente y situa-
ción grupal son aspectos "de una situación que condensa un
conjunto de determinaciones" y en la que un examen analítico
nos permite distinguir zonas con diversos componentes: aspec-
tos caracterológicos del paciente, aspectos histórico-genéticos
individuales y grupales reactivados, así como también una
zona que concierne al momento evolutivo individual y grupal y
otra de determinantes del contexto social más amplio, con la
que también se vinculan todos los componentes citados. Estos
diversos componentes se encuentran actualizados y totalizados
por la situación (11). Veamos un ejemplo a partir del caso de la
maestra antes citado.
Esta mujer, de treinta y un años, soltera, maestra rural de
una escuela primaria situada en el sur argentino, que se
encontraba transitoriamente en Buenos Aires, consultó en un
servicio psiquiátrico hospitalario por haber presentado episo-
dios de paresia de ambos miembros inferiores, seguidos en una
ocasión de un desmayo. Como el examen médico no reveló
alteración orgánica alguna, el diagnóstico se orientó hacia una
afección esencialmente psíquica. Paralelamente no hallaba de-
57
primida. Por otra parte, manifestó que tenía problemas de
adaptación en el trabajo, ocasionados por la mala relación que
mantenía con la directora de la escuela, que estaba pasando por
un período de extrema tirantez y que la hacía sentirse muy
exigida y aun acosada por aquélla. Los síntomas, claramente
vinculados con tal situación, habían aparecido tras agrias
discusiones con la directora. La madre de ésta, por otra parte,
había padecido una enfermedad crónica, con parálisis de los
miembros inferiores, falleciendo un año atrás.
Se descubrió que los síntomas y la situación desencade-
nante que constituían el motivo de consulta correspondían a un
conflicto de la paciente con figuras femeninas de autoridad,
evidenciable a través de distintas experiencias de su vida. Este
es el conflicto nuclear.
La paciente residía en un lugar muy distante de su medio
familiar. Tiempo atrás se había alejado del lado de su madre—
con quien vivía en el norte del país y a la que describió como
una mujer sumamente autoritaria y despreciativa para con
ella— y se radicó en el sur, donde se hizo cargo de su labor
docente. Todos sus hermanos (tres mujeres y dos varones)
habitaban a su vez en diferentes sitios del país. Su padre,
alcoholista crónico, se había ausentado del hogar cuatro años
atrás y se ignoraba su destino. Se trataba, entonces, de una
familia que respondía al tipo esquizoide (7), con sus miembros
distantes y dispersos o aun desaparecidos, como en el caso del
padre. Todo esto forma parte de la situación grupal.
Si intentamos precisar los componentes de esta situación,
vemos que:
1.- Entre los aspectos caracterológicosenjuego se destacaba el
conflicto suscitado ante una instancia superyoica muy severa,
junto a una búsqueda regresiva oral de afecto a través de sus
conversiones (identificación con la madre de la directora —
cariñosamente cuidada por ésta hasta su muerte-, movida por el
deseo de ser tratada de igual modo; obtención de beneficios
secundarios de sus síntomas, al ser asistida por las demás
maestras, representantes de los hermanos, todos los cuales eran
también maestros).2527 Los principales mecanismosde-fensivos
2725
Quizá la paciente, a través de su paresía, expresaba también que así no
podía seguir ni dar "un paso más", a la manera de Isabel de R., la paciente de
Freud (23).
58
empleados en estas circunstancias fueron la represión, la
regresión, la proyección y la conversión. Presentaba rasgos
histéricos de carácter, sobre una estructura que impresionaba
básicamente como melancólica. Las funciones yoicas estaban en
general debilitadas, aunque conservaba cierta eficiencia en su
trabajo y revelaba suficiente tolerancia al dolor como para
afrontar una psicoterapia de insight. Su autoestima se hallaba
muy disminuida.
2.- Dentro del momento evolutivo individual y grupal cabe
destacar que su migración, realizada con objeto de lograr un
desprendimiento respecto de su madre y liberarse de su opre-
sión, trajo por lo pronto un incremento de sus carencias
afectivas y de su sentimiento de soledad e inseguridad en el
nuevo medio, en el que le costaba hacerse de amigos, cuando se
hallaba más necesitada de reafirmarse en su tentativa de
emancipación. A los 31 años su falta de pareja y sus fracasos
amorosos anteriores incidían especialmente aumentando su
angustia y favoreciendo el desarrollo de mecanismos regresivos,
en una búsqueda neurótica de afecto. La desconexión existente
entre casi todos los miembros del grupo familiar y sobre todo la
desaparición del padre contribuían a hacer de éste un muy
difícil momento para la paciente.
3.- Sus condiciones económicas precarias eran otro factor
apremiante que la obligaba a un rápido restablecimiento para
poder reintegrarse al trabajo (se hallaba en uso de licencia), que
era su único medio de vida, al tiempo que fundamental para el
mantenimiento de su autoestima (el magisterio era altamente
valorado dentro de su medio social). Por otra parte
experimentaba un sentimiento de inferioridad ante las demás
docentes, ya que se sentía víctima de los prejuicios existentes
contra los denominados "cabecitas negras". Son estos los de-
terminantes del contexto social.
Por mi parte, entiendo que básicamente, e intentando una
síntesis del foco, organizado siempre en torno a una situación-
problema y a los síntomas provenientes de ésta, reconoce en su
conformación una conflictiva subyacente más o menos amplia y
compleja a la que podemos llamar conflictiva focal, con un
conflicto infantil y primario, edípico o preedípico, al que remite
en última instancia dicha conflictiva y que viene a constituir el
nudo de la estructura focal, véase La labor con los conflictos, pp.
59
33 a 35). En el ejemplo antes citado la conflictiva focal
está representada fundamentalmente por conflictos derivados
que encuentran su expresión en el medio laboral, en el que la
paciente repite aspectos de sus relaciones familiares (en especial
con la directora) y que se han srcinado a partir de un conflicto
primario con la figura materna, enraizado en fijaciones edípicas y
preedípicas a la misma.
La elección por parte del terapeuta de una situación-
problema y del foco consiguiente para su abordaje preferencial en
un tratamiento breve depende, entre varios factores, de sus
criterios personales y experiencia previa. Estos gravitarán en sus
impresiones acerca de la patología del paciente sobre todo en lo
que atañe a la determinación de aquellas perturbaciones a las que
otorgará prevalencia y que podrán ser tratadas con posibilidades
de éxito terapéutico en las condiciones con que cuente para llevar
adelante el tratamiento. Eventualmente, ante un mismo caso y en
un mismo momento, dos o más terapeutas podrán llegar a diferir
en la elección.2628
Al comenzar toda terapia focal, deberá contarse por lo
menos con un esbozo de foco terapéutico inicial, conformado a
partir de los hallazgos obtenidos en oportunidad de las entrevistas
clínicas y el psicodiagnóstico. Cuanto más temprana y claramente
demarcable, sea el foco en una terapia breve, mejor será el
pronóstico del tratamiento pues permitirá una labor más efectiva.
Muchas veces, en un comienzo los límites focales son imprecisos.27
Durante el proceso terapéutico se suele asistir a una "evolución" de
ese mismo foco, por la cual, en virtud de la técnica de "enfoque"
empleada, dicho foco no solo se va delimitando mejor, es decir que
cristaliza, sino que también el terapeuta logra unaprofundización
2826
Creo
sis los que tanto
analistas no más fácil yfrente
coincidan frecuente
a unque este
caso hecho por
y opten es que en psicoanáli-
diferentes líneas
interpretativas, lo que puede comprobarse en las supervisiones colectivas.
27 En un sentido estricto siempre lo son. La conflictiva focal tiene en realidad
múltiples conexiones, evidentes o no, con los conflictos "extrafocales", no
existiendo nunca como fenómeno aislado e independiente del resto.
28 La técnica focal, con las secuencias en la interacción paciente-terapeuta
que posibilitan la evolución del foco, fue expuesta con claridad por Malan
(40). No insistiré por lo tanto en este punto. Un ejemplo del trabajo sobre el
foco en la sesión psicoterapéutica podrá hallarse en el cap. 7.
El caso do J. (cap. 13) ilustra acerca de la profundización en el foco a
medida que evoluciona el tratamiento. Por último, en el cap. 6 (pp. 116 a 120)
60
en la comprensión de sus psicodinamismo.28 Un criterio
psicoanalítico de investigación de todo foco ha de otorgar jerarquía
al reconocimiento de las raíces infantiles de la conflictiva focal,
aunque no por ello ha de desembocar forzosamente en la
tentativa de proporcionar insight al paciente acerca de las
mismas, lo cual dependerá, como ya vimos en parte (p. 35), de
diversos factores en juego.
La evolución habitual del foco con la labor terapéutica
puede esquematizarse como se observa en el esquema de p. 62.
A veces hay que cambiar el foco y las metas terapéuticas en
pleno tratamiento. Ello puede ocurrir: a) ante el surgimiento de
situaciones. nuevas, imprevistas y traumáticas atravesadas por
el paciente, las que obligan a un replanteo y a posponer la tarea
programada inicialmente; b) ante revelaciones del paciente,
durante la terapia, de ciertos sucesos o padecimientos de
importancia que omitió mencionar deliberada o
involuntariamente en un comienzo y que hacen aconsejable
modificar tanto el foco como los objetivos;29 c) como circunstan-
cia habitualseparación
inminente en los estadios finales del
de paciente tratamiento,
y terapeuta. En frente
torno aa lala
terminación se va perfilando un nuevo foco frente a la signifi-
Diagnostico Proceso terapéutico
61
cación singular que ésta pueda alcanzar en cada paciente,
dadas su historia y características personales que se superpone
primero al anterior en el proceso terapéutico y puede después
ocupar un primer plano excluyente.
c) El punto de urgencia
I II III
65
que se dan en la práctica psicoterapéutica, en las que se
integran las distintas nociones expuestas hasta aquí.34
34El caso de A. (cap. 13) permite además apreciar sobre material clínico la
hipótesis psicodinámica inicial, así como también los demás conceptos
señalados.
66
4. Elevación, recuperación o autorregulación de la
autoestima.
5. Otras modificaciones favorables, referentes a dificulta-
des en diversas áreas de la vida del sujeto, tales como sexuali-
dad, relaciones familiares, amistosas o laborales, estudios, etc.,
que no fueron mayormente abordadas de manera directa
durante la psicoterapia).
6. Consideración de proyectos para el futuro (esbozo de
planes respecto de diferentes actividades de la experiencia vital
del sujeto).
7. Modificaciones en la estructura de personalidad.
La P.B. puede resultar también absolutamente ineficaz en
ocasiones, sobre todo cuando se trata de pacientes cuya
patología es grave no son raras lasrecaídas. (El tema de los
resultados terapéuticos desfavorables y los riesgos del trata-
miento breve se desarrolla en el cap. 10.)
Volviendo a los resultados positivos de la terapia breve, cabe
preguntarnos: ¿A qué mecanismos responden? ¿Es posible de-
finir los procesos
que aún no se hade dilucidado
cambio existentes? Heyaquí
totalmente que una cuestión
entra en el
terreno de la investigación, estando estrechamente ligada con el
problema de la estabilidad de los cambios, o sea con el tiempo
en que éstos se mantienen, y con el alcance de los mismos, esto
es, la mayor o menor extensión que registran en lo relativo a
áreas de conducta 35 y/o de la vida del paciente (sexualidad,
trabajo, estudio, etcétera).
Es evidente la participación de diversos mecanismos tera-
péuticos en estos procedimientos, en virtud de distintos recur-
sos y estrategias operantes (13) (14); sin duda resulta particu-
larmente difícil todavía precisar desde un punto de vista
metapsicológico ciertos
relación con el tipo procesosterapéutica
de actividad generadores de cambios, en
desplegada.
Como no pretendo brindar aquí un panorama amplio so-
bre el tema, me centraré en mecanismos que, además de ser
importantes en la génesis de modificaciones dinámicas y dura-
deras, configuran atractivos puntos de investigación. Ellos
35
Area 1 de la mente, 2 del cuerpo y 3 del mundo externo, sobre la base
del esquema de Pichon-Rivière (44).
67
son: el insight y la elaboración, temas que ya he tocado antes
(pp. 42 a 47), pero que es necesario volver a considerar.
Dejaré de lado el fortalecimiento y la activación de las
funciones yoicas, procesos dignos de tenerse en cuenta, pero
que ya han sido muy bien descriptos por Fiorini (10) (12). Diré
únicamente que no solo pueden conducir al afianzamiento de
los logros obtenidos por el paciente a través de la terapia, en
particular de conductas adaptativas, sino también a otras
modificaciones favorables que suelen traducirse en un
desempeño eficaz en distintas áreas de su vida, permitiendo
ampliar el alcance o extensión de los cambios a partir de una
elevación de su autoestima, y en un mayor desarrollo de su
iniciativa personal y de las distintas capacidades yoicas. El
paciente se atreve ahora a ensayar otras actitudes, a llevar a
cabo acciones que antes se veía impedido de realizar por
sentimientos de inseguridad y desvalorización.
Tampoco me ocuparé aquí de aquellos mecanismos dirigi-
dos solamente a producir alivio sintomático (catarsis, sugestión,
administración de psicodrogas, etc.), ni de la cura transferencial
(a la36 que Alexander y French confieren valor terapéutico [2] [4]
[16] ni, por último, de cierto tipo de falsa solución del conflicto,
señalado por Malan (40), que citaré luego.37
El insight en P.B. está referido fundamentalmente a los
conflictos focales del paciente) La eficacia de dicho insight
sería discutible porque, como hemos visto (p. 43), proviene
principalmente del análisis de las situaciones de la realidad
externa del paciente. La cuestión se centra en saber si confia-
mos o no en el valor terapéutico de un insight que por lo
general no se cimenta en el análisis exhaustivo de la neurosis
transferencial. Para algunos autores no tiene validez por ese
motivo; además, al concebir —equivocadamente, en mi opi-
nión— que el insight en P.B. debe ser exclusivamente de
naturaleza cognitiva, le atribuyen apenas efectos superficiales
adaptativos. Otros, entre los que me incluyo, le reconocen, pese
a sus restricciones, una mayor efectividad. Pienso que por
influjo de un insight parcial del conflicto derivado, el paciente
puede con frecuencia lograr su resolución, también parcial
proveniente de la obtención de ciertas modificaciones dinámicas
36
Véase Cap. 10
37
Véase Cap. 11
68
en el conflicto, por lo cual al menos suele disminuir en
intensidad, evidenciándose clínicamente una mejoría en las
dificultades concernientes a la situación conflictiva. La eficacia
terapéutica, resultante de la acción de estos procedimientos, es
satisfactoria para un gran número de situaciones o cuadros
clínicos, aunque se cuente con la posibilidad de que se
produzcan recaídas, a causa de la multideterminación de los
síntomas; sin embargo, como 38 dice Wolberg, "una solución par-
cial es mejor que ninguna"(55).
De todos modos, el insight es el mecanismo gracias al cual
la mejoría lograda tendrá más posibilidades de mantenerse.
Suministra además conciencia de enfermedad, lo que facilitará
futuras consultas, si fuesen necesarias, y ayuda a concebir
proyectos vitales sobre la base del autoconocimiento, obtenido
con el tratamiento, de posibilidades y limitaciones personales.
38
Existen diversas impresiones favorables sobre las vicisitudes que sufren
los conflictos derivados en una psicoterapia dinámica, pero todavía carecemos
mesa
de suficientes
redondaexplicaciones
sobre psicoanálisis
metapsicológicas.
y psicoterapia,
al respecto.
Wallerstein
En ocasiónlanzó
de una
el
siguiente interrogante: "¿Es posible resolver sustancialmente los conflictos
derivados, o cualquier conflicto, por otro medio que no sea el psicoanálisis?"
(52). En las respuestas puede advertirse que casi todos los presentes
admitieron que a través de una psicoterapia de orientación psicoanalítica se
logran modificaciones en los conflictos y ciertos cambios dinámicos
beneficiosos, aunque no se provoque una profunda reestructuración. Según
Oremland, por ejemplo, en psicoterapia asistimos a una resolución parcial o
incompleta, que él atribuye a una modificación del conflicto. Define la
verdadera resolución de un conflicto como "una comprensión metapsicológica
plena y una elaboración de las fuerzas interactuantes" y agrega que solo es
posible lograrla mediante el psicoanálisis, sobre todo por la reexperiencia y la
comprensión genéticas (1). Joseph considera que, si bien se obtienen
modificaciones, no sabemos qué sucede en términos de conexiones o
fortalecimiento de la función integradora o sintética y de cambios en los
vínculos energéticos o cargas. Para este autor los conflictos se resuelven en el
sentido de que se tornan inactivos, a raíz de haberse modificado "alguna de las
fuerzas internas que llevan a cambios energéticos y catécticos, modificaciones
y equilibrios" (1).
Gillman, por su parte, sostiene que aunque en estas terapias no se alcanza
una resolución de los conflictos, su fuerza relativa puede disminuir (28).
Pero también es necesario advertir que al no obtenerse una resolución
sustancial de los conflictos derivados, ya que el conflicto básico no se resuelve,
en ciertos momentos y por la acción de factores traumáticos, dichos conflictos
pueden reactivarse, dando lugar a recaídas. Desde luego, nada —ni siquiera
un tratamiento psicoanalítico exitoso — garantiza que tales recaídas puedan
evitarse; por consiguiente, BU aparición no debe sorprender, aunque no hay por
qué creer que deben produciría fatalmente.
69
Finalmente, la extensión y aplicación del insight del conflicto
en el paciente a diversos contextos (elaboración) explicaría la
amplitud de los cambios, reflejada en otras modificaciones
favorables que a veces se producen.
"En la práctica [...], (la) elaboración de las resistencias
puede constituir una penosa labor para el analizado y una
dura prueba para la paciencia del médico. Pero también cons-
tituye parte de la labor que ejerce sobre el paciente mayor
acción modificadora y la que diferencia al tratamiento analítico
de todo influjo por sugestión:" (27)
La frase de Freud (1914) resultaría lapidaria para quienes
pretendieran concebir un proceso terapéutico de tiempo y
objetivos limitados capaz de promover algún cambio dinámico
en la conducta o la personalidad del paciente. Se llega entonces
a las siguientes conclusiones: sin que medie un proceso de
elaboración no es posible lograr modificaciones profundas y toda
psicoterapia que no cumpla la citada condición de elaboración
de las resistencias obra solo por sugestión. Que los analistas
mantengan hoy taxativa y estrictamente tales principios es
comprensible, pero sucede que algunos van aun más lejos y
rechazan la opción de la terapéutica breve por considerarla
totalmente ineficaz. Con la mera interpretación del contenido,
no acompañado de un análisis intensivo y una elaboración de
las correspondientes resistencias -dicen— el paciente no
llegaría a alcanzar una verdadera o suficiente conscien-
tización39(45). Apenas lograría un insight "intelectual",
insuficiente para que se produzcan en él modificaciones a un
nivel más profundo. Esto parece ser así para la P.B. desde el
punto de vista de la teoría, pero quizá la práctica de la misma
nos demuestre otros hechos. No creo que en la terapéutica breve
las cosas deban situarse, de modo inapelable, en un extremo: si
tomamos las resistencias vemos que, en efecto, no pueden ser
interpretadas rigurosamente como en psicoanálisis, pero el
terapeuta se ocupa de ellas en cierta medida, a fin de reducir
su intensidad, principalmente en lo que concierne a la
oposición del paciente al insight de la problemática focal;40 y
39
Es decir, a reconocer como propio lo que se le interpreta acerca de él.
40
Ya hemos visto además que Malan hace referencia a las metas terapéuticas
en P.B. en términos de " elaborar brevemente un aspecto dado de la
70
no puede ser otro el camino terapéutico para lograr que el
paciente tome real conciencia de sus tendencias inconscientes.
Ya en el terreno de la experiencia clínica, encontramos que
son varios los investigadores que han creído reconocer la
existencia de importantes cambios dinámicos en pacientes que
fueron tratados con el método breve. A pesar de que al emplear
dicho método no nos proponemos obtener, por ejemplo,
modificaciones profundas en la estructura de personalidad, es
posible observar en ocasiones, sobre todo por medio de entrevistas
de seguimiento y el psicodiagnóstico (32), la presencia de cambios
favorables, por cierto llamativos, de la personalidad, cuyos
mecanismos no han sido explicados satisfactoriamente. Con
respecto al psicodiagnóstico, resulta significativo que los estudios
efectuados a poco de finalizado el tratamiento breve no registran
mayor mejoría, la que suele manifestarse cuando se realizan
varios años después y sin que haya mediado otro tratamiento
psicoterapéutico (32). Esto nos habla de un proceso activo de
cambio que tiene lugar en el paciente durante ese período.
Wolberg uno de los autores más entusiastas respecto de
los cambios que pueden esperarse de las terapias breves,
peca quizá de excesivamente optimista. Afirma este autor
(55) que un tratamiento corto conducido adecuadamente
puede desencadenar, a partir de la solución de un aspecto del
problema del paciente, un proceso evolutivo, una reacción en
serie que con el avance de los años promueve el cambio
interior, y hasta prepara " alteraciones sustanciales de
personalidad que les abren (a los pacientes) el camino
para una autorrealización más plena". 41 El final del
tratamiento —dice — no tiene por qué detener el proceso
de transformación del paciente el cual puede continuar
durante el resto de su vida. Esta circunstancia no es fortuita:
es un acierto del psiquiatra que con su intervención
logró liberar las fuerzas constructivas latents 42 en la persona
psicopatología del paciente" (40) (las bastardillas son mías). Diversos pasajes de su obra
muestran a las claras que esta "elaboración" que menciona el autor comprende también
cierto análisis de las resistencias.
41
Emplea también otros calificativos similares, tales como "transformación
a fondo de la personalidad", "reajustes profundos en la estructura
intrapsíquica", que no dejan lugar a dudas acerca de lo que el autor quiere
decir.
42
En otro lugar las llama "resortes y elementos sanos".
71
del enfermo [...]". Señala además: " Es difícil definir lo
ocurrido retrospectivamente y todavía más difícil deducir de
esa experiencia reglas precisas aplicables a otros casos". Poco
más adelante continúa: "A veces se produce una reacción en
cadena sin que intervenga, al parecer, ninguna deliberación
consciente y en virtud de fuerzas que escapan a nuestro
conocimiento. La observación postclínica puede revelar
amplios cambios que apenas son
se adivinaban al terminarse el
tratamiento". (Las bastardillas mías.)
Wolberg reitera estas opiniones y resultados de su propia
experiencia una y otra vez. También Alexander sostiene ideas
similares a algunas de las que plantea Wolberg: "Lo importan-
te es que la cura nunca se realiza totalmente durante el
tratamiento. En éste ponemos al paciente sobre la pista, y
entonces el ego asume la dirección. A veces basta eliminar un
bloque emocional para que empiece a actuar el ego [...] etc."
(2). En otro lugar expresa Alexander: "También en el
psicoanálisis confiamos en las facultades regeneradoras del
ego. Nos referimos a ellas de una manera más bien vaga, como
el deseo, la como
vagamente, voluntad del paciente
su capacidad de curar, o aun
de cooperación." más
(4) (Las
bastardillas son mías).
Las posibilidades de progresión son, lógicamente, variables
en cada paciente y no solo dependen de sus propias poten-
cialidades sino también de otros factores, como por ejemplo: las
condiciones de su medio circundante. Dice Alexander: "Hasta
dónde llegará el impulso del tratamiento es siempre un
interrogante sin respuesta al finalizar un análisis, 43 pues el
terapeuta carece de toda medida exacta con la cual apreciar el
cambio psíquico o prever los acontecimientos futuros" (3).
Si bien aceptamos que ocurren, acaso ocasionalmente,
cambios profundos incluso en la estructura de personalidad,
debemos convenir en que no hay todavía respuestas que revelen
la naturaleza íntima del proceso que los genera y del que
hablan Wolberg y Alexander, aunque sin aportar hipótesis
explicativas definidas ni tampoco recurrir, cabe aclararlo, al
término elaboración en momento alguno, cuando mencionan
43
El autor alude aquí con esta denominación a una terapia psicoanalítica
72
esos mecanismos autónomos (2) (4) (55). Por mi parte, pienso
que tales mecanismos podrían ligarse, al menos parcialmente,
con una suerte de proceso "elaborativo" que, aunque solo fuera
en pequeña escala, se desarrollaría en los tratamientos breves;
contando con una etapa posterapéutica, probablemente muy
importante (véanse pp.45 a 47)44. La labor investigadora tiene
74
21.- , "Inhibición, síntoma y angustia", Apéndice A. Modificaciones de
opiniones anteriormente expuestas, a) Resistencias y contracarga, en
S. Freud, ob. cit. en 18, tomo I.
22.- "La dinámica de la transferencia", en S. Freud, ob. cit. en 18, tomo II.
23.- "La histeria. 2) Historiales clínicos: Isabel de R. M, en S. Freud, ob. cit.
en 18, tomo I.
24.- "La iniciación del tratamiento", en S. Freud, ob. cit. en 18, tomo II.
25.- "La interpretación de los sueños", en S. Freud, ob. cit. en 18, tomo I.
26.- "Los caminos de la terapia psicoanalítica", en S. Freud, ob. cit. en 18
tomo I.
27.- , "Recuerdo, repetición y elaboración", en S. Freud, ob. cit. en 18,
tomo II.
28.- Gillman, R. D., "Brief psychotherapy: a psychoanalytic view", Am er.
J. Psychiat., 1965.
29.- Greensón, R. R., "La alianza de trabajo y la neurosis transferen- cial".,
Ficha Asoc. Psicoa. Arg. Traducido de The Psychoanalytic
Quarterly, V, XXXIV, 1965.
30.- , y Wexler, M., "La relación no transferencial en la situación analítica"
Ficha. Asoc. Psicoa. Arg. Traducido del International Journal of
Psycho-Analysis, vol. 50, parte 1, 1969.
31.- Grinberg, L., "Psicoanálisis", en G. Vidal, H. Bleichmar y R. J.
Usandivaras,
1977. Enciclopedia de Psiquiatría, El Ateneo, Buenos Aires,
32.- Harrower, M., "Cómo ve el tratamiento breve un psicólogo clínico",
en L. Wolberg y col., ob. cit. en 2, cap. X.
33.- Hartmann, H., Ensayos sobre la psicología del yo, Fondo de Cultura
Económica, México, 1969.
34.- —, La psicología del yo y el problema de la adaptación, Pax- México,
México, 1961.
35.- Hoch, P. H., "Psicoterapia breve frente a psicoterapia prolongada",
en L. Wolberg y col., ob. cit. en 2, cap. III.
36.- Karno, M., "Communication, Reinforcement and Insight. The
Problem of Psychotherapy Effect", Am. J. Psychother., 1965, 19,
citado por H. Fiorini, ob. cit en 9, cap. 2.
37.- Knobel, M., "Psicoterapia breve en la infancia", Cuaderno de la
SAPPIA, n° 2, Psicoanálisis y psicoterapia breve en niños y adolescentes,
Kargieman, Buenos Aires, 1971.
38.- Laplanche, J. y Pontalis, J., Diccionario de psicoanálisis, Labor,
Barcelona, 1971.
39.- Lewn, B. D., The Psychoanalysis of Elatíon, Norton, Nueva York, 1950.
Citado por S. Novey, "El principio de la 'elaboración' en
psicoanálisis", Ficha Asoc. Psicoa. Arg., tomada de Journal of the
Am erican Psychoanalytic As sociat ion, vol. 10, n° 4, oct. 1962.
75
40.- Malan, D. H., A Study of Brief Psychotherapy, Tavistock, Londres;
Charles Thomas, Springfield, Illinois, 1963. (Vers. cast.: La
psicot erapia br eve, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires,
1974.)
41.- Menninger, K. A., Teoría de la técnica psicoanalítica, Pax-México,
México, 1960.
42.- Novey, S., ob. cit. en 39.
43.- Phillips, E. L. y Johnston, M. H. S., "Theoretical and clinical aspects of
shortterm parent-child psychotherapy", Psychiatry, 7, 1954.
44.- Pichon-Riviére, E., citado por J. Bleger, Psicología de la conducta,
EUDEBA, Buenos Aires, 1964, cap. II.
45.- Racker, H., "Introducción a la técnica psicoanalítica", en H. Racker,
Estudios sobre técnica psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 1969,
Estudio 1.
46.- Rangell, L., "Psicoanálisis y psicoterapia dinámica: similitudes y
diferencias" en Rev. de Psicoa., t. XXVIII, n° 1, Buenos Aires, 1971.
47.- Rycroft, Ch., Diccionario de psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1976.
48.- Small, L., Psicoterapias breves, Granica, Buenos Aires, 1972.
49.- Soifer, R., "Ansiedades especificas del embarazo", en R. Soifer,
Psicología del embarazo, parto y puerperio, Kargieman, Buenos Ai-
res, 1971, cap. 1.
50.- Stekel,
Londres,W., 1950,Technique
citado porofL.Analytical Psychotherapy,
Small, ob. cit. en 48. Bodley Head,
51.- Szpilka, J. y Knobel, M., "Acerca de la psicoterapia breve", Coloquio
Acta 19 67 : Psicoterap ia Breve, Acta psiq. psicol. Amér. Lat., junio
1968, vol. XIV, n° 2, Buenos Aires.
52.- Wallerstein, R. S., "Introducción a la mesa redonda sobre psicoa-
nálisis y psicoterapia. La relación entre el psicoanálisis y la psicote-
rapia. Problemas actuales", Rev. de Psicoa., t. XXVIII, n° 1, Buenos
Aires, 1971.
53.- White, R., El yo y la realidad en la teoría psicoanalítica, Paidós,
Buenos Aires, 1973.
54.- Wolberg, L., "La hipnosis en la terapéutica breve", en L. Wolberg y
col., ob. cit. en nota 2. cap. IX.
55.- , "La técnica de la psicoterapia breve", en L. Wolberg y col., ob. cit.
en 2, cap. VI.
76
77
TECNICA
78
4
ENTREVISTAS PRELIMINARES
Introducción
Es sabido que las entrevistas iniciales tienen una importancia
decisiva para el futuro del posterior proceso terapéutico a
desarrollarse.
vistasEn el campo de la P.B. los principales fines de tales entre-
son:
El establecimiento de la relación terapéutica.
La confección de la historia clínica.
La evaluación diagnóstica y pronóstica.
La devolución diagnóstico-pronostica.
El convenio sobre metas terapéuticas y duración del
tratamiento.
La explicitación del método de trabajo y la fijación de las
demás normas contractuales.
El número de entrevistas a realizarse, variable en cada
caso, será el que resulte necesario para llevar a cabo los fines
enunciados. Veremos a continuación cada uno de estos puntos.
El establecimiento de la relación terapéutica
En este aspecto las entrevistas preliminares desempeñan un
papel fundamental. De los primeros contactos con el paciente
depende en buena medida el destino de la relación de éste con
su terapeuta (quien podrá ser o no el que lo haya entrevista-
do). Se trata entonces de poder crear condiciones favorables
79
para la instauración de un vínculo terapéutico, en relación con lo
cual importa mucho la conducta que asuma el entrevistado es
decir, su aporte al establecimiento de una alianza de trabajo.
Será beneficioso si puede mostrarse interesado por los problemas
del paciente, dispuesto a brindarle su ayuda y confiado en su
método terapéutico; además, si desde un primer momento es
claro y explícito
convendrá que leenhaga
su comunicación con el qué
saber previamente paciente. A tal efecto
finalidades tienen
esas primeras entrevistas (conocerse mutuamente, realizar un
estudio lo más completo posible de su caso, para luego poder
decidir la conducta terapéutica a seguir, etc.) y que, durante el
transcurso de las mismas, le informe detalladamente acerca de
los distintos aspectos del tratamiento que seguirá. La experiencia
clínica demuestra que tales actitudes prestan gran ayuda al
establecimiento de una alianza terapéutica. Se intenta de este
modo disminuir resistencia ocasionadas por prejuicios,
malentendidos o temores respecto del tratamiento, todo lo cual
puede fácilmente conducir a la deserción (4). En esencia, habrá
que combatir la ambigüedad, favorecedora de conductas
resistenciales y fenómenos regresivos.
El entrevistador deberá además asumir un papelactivo,
dirigiendo diversos momentos de las entrevistas en función de
los objetivos de esta fase del procedimiento, esencialmente
diagnóstica y contractual. Formulará preguntas, suministrará
información, etc., y a veces podrá recurrir a señalamientos e
interpretaciones.
Considero que el empleo de interpretaciones en las entre-
vistas iniciales debe quedar limitado principalmente a los
fines siguientes:
1.- clarificar y encauzar la relación transferencial cuando
surgen
provocarobstáculos endel
la deserción la paciente;
misma que amenazan incluso con
2.- efectuar una devolución diagnóstico-pronostica, en la
que puede recurrirse a las llamadas interpretaciones panorá-
micas (véase p. 89);
3.- detectar la capacidad del paciente para efectuar una
psicoterapia de insight empleando aislada y prudentemente
interpretaciones de ensayo (l). 145
Evaluación diagnóstica
EL DIAGNÓSTICO NOSOGRÁFICO-DINÁMICO
La determinación
conflictiva del foco del
engloba el diagnóstico y punto
el ahondamiento
de urgencia yen su
a su
vez se halla comprendida dentro de la formulación
psicodinámica temprana, ya que esta última no es otra cosa
que una hipótesis diagnóstica integral, mientras que los
distintos diagnósticos y evaluaciones citados hasta aquí
constituyen la versión desglosada de dicha formulación.
85
diagnósticas y/o terapéuticas.448 Soy de los que piensan que el
tiempo invertido en el proceso psicodiagnóstico, aunque
considerable a veces, queda compensado con creces cuando debe
emprenderse una psicoterapia de duración limitada. 5
Aunque parece contradictorio destinar un número
apreciable de horas a la realización del psicodiagnóstico en
ocasiones en que se trata de ahorrar tiempo (como sucede en el
caso de las terapias hospitalarias de corto plazo) no lo es en
realidad, pues la riqueza de los datos que pueden obtenerse no
solo suele contribuir a la consecución de buenos resultados sino
también a agilizar el proceso terapéutico, cuya duración podrá
eventualmente abreviarse tras el logro de los objetivos pro-
puestos.
La batería de tests a emplear puede constar del Test de
Rorschach (5) (7) (10), el Test de Relaciones Objetales de Phi-
llipson (5) (10) o el Test de Apercepción Temática de Murray (5),
y completarse con el de Bender, dibujo libre, figura humana,
pareja, desiderativo, etc. Cuando las circunstancias lo aconsejan
se agregan los tests de inteligencia.
Los datos que se extraen son muchos y muy valiosos:
diagnóstico de personalidad y del cuadro psicopatológico;
psicodinamismos; capacidad de insight, condiciones yoicas.
Dentro de estas últimas el psicodiagnóstico da cuenta de las
características de las relaciones objetales (por diversos indicios
de tests proyectivos, como por ejemplo el Phillipson o el T.A.T.
[5]), los mecanismos defensivos, la tolerancia a la ansiedad ya la
frustración, especialmente en cuanto a la capacidad de soportar
la separación respecto del terapeuta,6 la fuerza del yo, etcétera.
86
También podrán efectuarse recomendaciones terapéuticas a
partir de los datos obtenidos (sobre tipo de tratamiento, sexo del
terapeuta, etc.)749 y apreciaciones pronosticas.
Evaluación pronostica
87
Con relación al terapeuta, las perspectivas pronosticas son
favorables cuando, además de reunir éste las condiciones
necesarias para el ejercicio de la P.B. (véase cap. 14),existe una
contratransferencia positiva que facilita la instauración de un
buen vínculo con el paciente.
Con relación al marco asistencial, interesarán las posibi-
lidades terapéuticas que brinde en sus aspectos temporales,
espaciales, equipo de profesionales, etcétera.
Claro está que el pronóstico terapéutico, además, debe
hacerse en función de las metas convenidas, según que éstas se
perfilen o no como alcanzables dentro de las condiciones
generales que regirán la labor terapéutica.
La devolución diagnóstico-pronostica
89
le encomienda cualquier tarea en empleo y de lograr que
enfronte estas situaciones más adecuadamente. O que se
procurará mejorar su estado anímico y aclarar a la vez qué le
sucede con su familia, etc. Paralelamente el terapeuta debe
formularse los fines terapéuticos desde un punto de vista
psicodinámico: en un caso pensará sobre todo en elevar la
autoestima, en otro, en atenuar las exigencias superyoicas, en un
tercero, en desentrañar el significado inconsciente de tal conducta
y atacar determinados mecanismos defensivos, etcétera.
Es preciso que los objetivos que se propongan sean
presuntivamente alcanzables, esto es, que se ajusten a las
posibilidades que ofrecen paciente y terapeuta y a las condiciones
generales en que tendrá lugar la terapia. Podrán clasificarse en
primordiales y secundarios, según su importancia, eninmediatos
y mediatos, de acuerdo con el orden cronológico en que se procure
alcanzarlos, siguiendo, si fuese necesario, un escalonamiento
estratégico, y enexplícitos e implícitos, sea que hayan sido o no
verbalizados y convenidos con el paciente. (Toda terapia breve de
insight presupone la existencia de fines terapéuticos inherentes a
la naturaleza misma del proceso, por ejemplo, que el paciente
logre mayor conciencia de enfermedad o eleve su autoestima.
Estos fines, casi constantemente presentes, son también, por
consiguiente, objetivos terapéuticosgenerales, a diferencia de los
particulares que surgen de cada caso.)
Cuando no se llega a un real acuerdo sobre las metas de la
terapia (puede incluso tratarse de un seudoacuerdo por
sometimiento del paciente a las sugerencias del terapeuta, que
actúan como órdenes en aquél), caben varias alternativas: a)
aceptar lo que propone el paciente, caso en el que el terapeuta
deberá renunciar a los propósitos terapéuticos que tenía
previamente o bien postergarlos para una segunda etapa; b)
realizar una labor de esclarecimiento tendiente a motivar al
paciente para emprender una terapia sobre la base de las metas
que se consideran convenientes; c) si las disidencias son muy
grandes, no efectuar tratamiento alguno. 950
La duración de un tratamiento breve varía según las
circunstancias:
509
Por último, puede ocurrir que sea necesario revisar los objetivos en pleno
tratamiento, como se ha señalado anteriormente (véase cap. 3, pp. 60 y 61).
En este caso, son varias las actitudes a asumir (cambio de objetivos, del tipo
de terapia, etc.) y no es posible establecer reglas fijas al respecto.
90
Puede estar predeterminada por modalidades institu-
cionales, que establecen, generalmente de modo convencional,
plazos que rigen para los tratamientos y que responden a
necesidades organizativas dentro de la planificación asistencial
que dichas instituciones poseen (de tres, seis, doce meses, etc.).
En muchas oportunidades, situaciones propias del pa-
ciente, que incluso pueden haber motivado el tratamiento,
plantean a la vez una delimitación temporal espontánea del
mismo: acontecimientos tales como un viaje, por ejemplo, podrán
marcar la finalización, obligada, pero acaso también adecuada.
En otras ocasiones, que especialmente se presentan en el
consultorio privado, la duración del tratamiento depende de lo que
terapeuta y paciente resuelvan. Podrá entonces contar o no con un
final prefijado.
No solo los objetivos sino también la duración del trata-
miento deberían, dentro de lo posible, establecerse de común
acuerdo entre terapeuta y paciente antes de su iniciación. A esto
se ha referido entre nosotros Ulloa (13). En lugar de dejar librada
la
delduración
paciente,del tratamiento
o que a factores
éste tenga ajenosdea que
la impresión la situación misma
le es impuesta
por el terapeuta, sería de desear que se pudiese recabar una vez
más la opinión del paciente sobre el particular a fin de elaborar
conjuntamente este punto del tratamiento. Lo que es poco —o
mucho— tiempo para uno puede no serlo para el otro. "La fijación
del tiempo -señala Ulloa- se hace con la explícita participación del
paciente en el nivel en que esté capacitado para tal colaboración"
(13). Esto implica que tampoco aceptaremos ingenuamente las
ideas del paciente, sino que buscaremos llegar a conclusiones
después de una revisión adecuada de la situación.
Cuando la duración del tratamiento queda consignada de
antemano,
primordial, el terapeuta
la misma debedirecta
guarde procurar que, con
relación comolos condición
objetivos
terapéuticos propuestos, es decir, con el tiempo que empírica-
mente estime necesario en cada paciente para lograr esos objetivos
(sin que ello sea un impedimento para convenir un recontrato de
91
prosecución del tratamiento, si una vez llegado a su término sus
fines no se cumplieron).1051
Fijar previamente una fecha de terminación de la terapia
supone ventajas y desventajas. Con frecuencia lo mejor será no
limitarla, pero a veces ocurre lo contrario: ante pacientes que
presentan una actitud recelosa y desconfiada (habitualmente con
rasgos fóbicos o paranoides marcados), puede ser; conveniente
determinar una fecha exacta de finalización —y no muy lejana—
con el objeto de salir al paso de sus fantasías de quedar
"atrapados" por el terapeuta; les tranquiliza saber desde un
comienzo que existe una fecha en que el tratamiento se dará por
concluido. De esta manera se avienen con menos dificultad a ser
tratados que cuando se hallan ante una terapia de duración
indeterminada. Esta situación se presenta más a menudo en
pacientes de extracción socioeconómica baja, que en principio no
conciben que la psicoterapia deba extenderse demasiado tiempo
para solucionar sus padecimientos. Si no apelamos con flexibilidad
a este recurso estratégico lo más común es que la abandonen en
algún momento o que simplemente no la inicien. En cambio, si se
fija un plazo sus recelos para con el tratamiento son menores y
hasta es posible que después deseen prolongarlo. Por último otras
veces la limitación del tiempo de duración parece necesaria para
estimular y agilizar eltrabajo terapéuticodel paciente.
Además es menester explicitar al paciente que una vez
terminada la terapia realizará, junto con el terapeuta, un balance
de los resultados obtenidos, para el que ambos tendrán en cuenta
su estado en ese momento, y que a partir de ahí se resolverá cuál
será la conducta más adecuada a asumir (separación final, fijación
de entrevistas de control, recontrato, indicación de otro
tratamiento, etc.).
5110 Lo malo es que suceda lo contrario, es decir, que haya que elegir las metas
terapéuticas de acuerdo con el tiempo, limitado, de que se disponga para
efectuar un tratamiento
92
eventualmente, las del equipo terapéutico. El beneficio de esta
labor informativa estriba en que el paciente, en vez de resistirse
frente a la intolerancia de las ansiedades provocadas por lo
desconocido podrá, por el contrario, cooperar con su terapeuta,
cuando tome conocimiento de la técnica que presidirá el trabajo dé
ambos.
En hincapié
hacerse lo que respecta a lascuidadosa
en explicarle funcionesy detalladamente
del paciente, deberá
lo que
será su regla básica de funcionamientoa lo largo de la psicoterapia
(De la regla básica de funcionamiento me ocupo en el cap. 6, pp.
107 a 115.)
Conviene que el paciente tenga una noción previa del papel
del terapeuta. Cuando se piensa efectuar una psicoterapia
interpretativa podrá explicársele que trataremos funda-
mentalmente de ayudarlo a comprender mejor su situación,
intentando aportarle un punto de vista distinto, que vaya más allá
del que le permite su sentido común y que estará basado sobre
todo en revelarle aspectos oscuros o desconocidos de él que pueden
estar provocando y/o incrementando sus padecimientos, y que esto
lo efectuaremos a través de las interpretaciones, de las que se le
dará alguna idea elemental. De este modo procuraremos que se
familiarice lo más rápido posible con el tratamiento y se abrevie la
etapa de ansiedad, desconcierto y extrañeza que en un principio
suelen provocar las interpretaciones y que en P.B. considero que
puede ser perjudicial . En relación con esto, acostumbro advertir al
paciente que es posible que mis intervenciones, particularmente
en los comienzos del tratamiento, le resulten a pesar de todo algo
extrañas y que en realidad notará una diferencia con las
conversaciones que mantiene habitualmente con la gente.
A todas estas
beneficiosas paraaclaraciones
la marcha pueden agregarse otras,
del tratamiento: cabenoseñalar
menos al
paciente que nuestra tentativa de hacerle entender sus
dificultades desde una nueva perspectiva que le permita
enfrentarlas mejor responde a que aquéllas han superado sus
posibilidades de solucionarlas por su cuenta, pero añado—ante
una sugerencia de Montevechio (9) —que es de esperar que al
protagonista de una situación perturbadora le resulte difícil
comprender con claridad qué está sucediendo en torno a ella y que
al terapeuta, desde "afuera", puede serle factible entenderlo y
93
ayudarlo, gracias a sus conocimientos y experiencia. Con esto se
tiende a contrarrestar su sensación de fracaso al tener que
consultar, como también la fantasía del terapeuta omnipotente,
siendo conveniente que se ajuste desde el primer momento a una
relación más "real" con éste (9).
También conviene informar al paciente si se piensa emplear
otros recursos terapéuticos (psicofármacos, entrevistas a
familiares, etc.), ilustrándolo aunque sea en forma mínima acerca
de su sentido y alcances.
Por último deben fijarse las distintas condiciones del con-
trato terapéutico, en especial las correspondientes a los aspectos
espaciotemporales del encuadre: posición espacial de terapeuta y
paciente (generalmente deben estar sentados frente a frente),
horarios, frecuencia y duración de las sesiones; even- tualmente,
fechas de terminación del tratamiento, de las entrevistas de
evaluación y del nuevo psicodiagnóstico. Los demás detalles no
difieren de lo que ya se conoce (vacaciones del terapeuta, feriados,
honorarios, etc.).
Referencias bibliográficas
94
8.- Malan, D. H., A Study of Brief Psychotherapy, Tavistock, Londres,
Charles Thomas, Springfield, Illinois, 1963. (Vers. cast.: La psicote-
rapia breve, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1974.)
9.- Montevechio, B. R., Comunicación personal.
10.- Ocampo, M. L. S. y García Arzeno, M. E., "El proceso
psicodiagnóstico", en M. L. S. Ocampo y M . E. García Arzeno, Las
técnicas proyectivas y el proceso psicodiagnóstico, Nueva Visión,
Buenos Aires, t. 1, cap. 1.
11.- ,"Indicadores para la recomendación de terapia breve
extraídos de la entrevista devolutiva", en M. L. S. Ocampo y M. E.
García Arzeno, ob. cit. en 10, t. 11, cap. XI.
12.- " La entrevista de devolución de información", en M. L.
S. Ocampo y M. E . García Arzeno, ob. cit. en 10, t. 11, cap. IX.
13.- Ulloa, F. O., "Comentario al artículo de Héctor Juan Fiorini",
en W. R. Grimson (comp.) y otros, Nuevas perspectivas en salud
mental. Instituciones y problemas, Nueva Visión, Buenos Aires, 1973.
95
96
5
PLANIFICACION DEL TRATAMIENTO
97
Un programa terapéutico debe surgir necesariamente del
replanteo de las distintas cuestionen técnicas que se suscitanen
cada caso particular. Incluye la determinación del tipo de
psicoterapia a aplicar (predominantemente de insight, de for-
talecimiento yoico o de apoyo), los conflictos que vamos a
abordar, aquellos que se dejarán a un lado y la probable
secuencia
la actitud de dicho abordaje;
terapéutica se establecerá
a asumir muy especialmente
ante los distintos mecanismos
defensivos del paciente (incisiva o, por el contrario, de
abstención o incluso de reforzamiento de éstos); se organizará
todo lo concerniente a las condiciones temporales (duración,
número y periodicidad de las sesiones semanales, duración total
del tratamiento, etc.) y espaciales del encuadre. Otros aspectos
relevantes a considerar serán: las reglas de funcionamiento del
paciente durante el tratamiento (véase cap. 6), la actitud
general del terapeuta ante el paciente (cálida, muy activa,
directiva, cauta, etc.) que, lógicamente, irá "regulándose" con
los indicadores que van apareciendo con el correr de las
sesiones, los diversos tipos de intervenciones del terapeuta
(interpretaciones, en sus distintas variantes, señalamientos,
preguntas, informaciones, sugerencias, etc.) y el uso de otros
recursos terapéuticos (psicofármacos, inclusión de familiares y/o
allegados, técnicas dramáticas, servicio social, etc.).
También resulta útil pensar en posibles inconvenientes
terapéuticos que pudiesen surgir en la marcha del tratamiento
y la forma en que se piensa encararlos (3), así como en tareas a
realizar si la evolución del paciente lo permite (el abordaje de
determinado conflicto subyacente, por ejemplo).
La planificación debe tender además a prever los proba-
bles rumbos
péutico y características
en sus aspectos másque puede tomar
generales. el proceso tera-
La experiencia de-
muestra que es conveniente contar desde un comienzo con una
idea anticipada, aunque sea elemental y provisional, de cómo
podrán ser el principio, el desarrollo y el final de la terapia.
Recomiendo sobre todo Sao pasar por alto todo lo atinente al
cierre del tratamiento, que en cierta medida también deberá
estar planificado: habrá que prestar atención a las situaciones
singulares que podría revivir cada paciente en ocasión de
enfrentar el duelo por su separación del terapeuta y, conforme
98
con ello, al tipo de relaciones objetales y grado de tolerancia a
la frustración que presente. Se proyectará entonces alguna
tarea en torno a dicho duelo que hasta en su mínima expresión
incluya siempre el señalamiento de la situación de pérdida y
contemple detalles tales como el número de sesiones semanales
a establecer en las últimas etapas del tratamiento (véase el
cap. 9).
Se trata, en suma, de que la terapia no quede librada
exclusivamente a la intuición o improvisación sobre la marcha
(2). Pero las alternativas de aquélla solo se pueden prever hasta
cierto punto, por lo que de ningún modo deberá entenderse que
todas estas medidas poseen un carácter rígido e inamovible, ya
que, por el contrario, el terapeuta deberá estar dotado de una
flexibilidad tal que le permita modificar sus planes cuando las
circunstancias lo exijan, para poder encarar con eficacia las
situaciones cambiantes e inesperadas que puedan presentarse a
lo largo del tratamiento. Finalmente, recordemos que la
planificación suele verse facilitada y enriquecida por la
participación en ella, junto al terapeuta, de los demás
profesionales que eventualmente tuviesen intervención en el
tratamiento.
El intercambio de datos e ideas posibilita a menudo una
elaboración más minuciosa, profunda y en definitiva más ade-
cuada del proyecto terapéutico, que además será compartido
precisamente por quienes deben luego ponerlo en práctica, lo
que resulta esencial para lograr eficiencia terapéutica. Por eso,
y en síntesis, considero que cuando en una terapia está
implicado un equipo de especialistas (dos o más profesionales),
debe ser siempre éste, en conjunto, el encargado de conformar el
programa terapéutico.
Referencias bibliográficas
99
100
6
EL TRATAMIENTO
Introducción
101
La relación paciente-terapeuta en el tratamiento breve
52 1
Acerca de algunos aspectos de la contratransferencia en P.B. pueden
consultarse los capítulos 8, 9 y 14.
102
La regla fundamental psicoanalítica, que consiste en el
empleo por parte del paciente de la asociación libre, determina
en éste de por sí un funcionamiento mental regresivo. Desde
otro punto de vista cabe agregar que de acuerdo con Racker
(37), al implicar la abolición del rechazo de las ocurrencias y de
su comunicación y la superación de resistencias que por ello se
va produciendo, incide confiriéndole una particular intensidad
a la transferencia en la situación analítica, pues se produce en
consecuencia la proyección de los objetos internos en el
analista, especialmente del superyó.
El analista emplea a su vez la atención flotante,
propendiendo así a una comunicación de inconsciente a in-
consciente (17). Interviene verbalmente partiendo del material
que el paciente aporta de manera espontánea y sobre todo
mediante la interpretación; ante los silencios suele mantener
una actitud expectante, permitiendo que se prolonguen.
Las interpretaciones transferenciales son muy valoradas,
constituyendo para la mayoría de los analistas el instrumento
técnico esencial, y para algunos incluso el único con efectos
mutativos (41). Pienso que dichas interpretaciones alientan al
paciente a la revisión minuciosa y profunda de sus fantasías
transferenciales y promueven la reviviscencia de situaciones
infantiles, favoreciendo así el desarrollo de la neurosis de
transferencia.
En la psicoterapia breve, en cambio, deben desalentarse
tanto el desarrollo de la regresión como el de la neurosis
transferencial (véase cap. 3, pp. 38 a 39) e incluso se hace
necesario controlar en lo posible la intensidad de los fenómenos
regresivo-transferenciales. De ello derivan una serie de
medidas técnicas que confieren perfiles propios a la terapéutica
breve:
El vínculo que se establece con el paciente es más realista
y definido, ya que la ambigüedad es aquí inconveniente (11) ,
pues promueve situaciones persecutorias y por ende regresivas.
Una relación más basada en la realidad contrarresta las
tendencias al establecimiento de una relación transferencial
neurótica. Fiorini ha calificado el rol que debe asumir el tera-
peuta en la psicoterapia de esclarecimiento (en buena medida
equiparable, de acuerdo con la descripción de este autor, a la
terapia dinámica breve) como rol real de docente experto, su-
103
brayando así lo que sería, a su juicio, uno de los aspectos más
destacables (7).
Hay de parte del terapeuta, a diferencia de lo que sucede
en el tratamiento psicoanalítico, una mayor proximidad
afectiva que se espera obre positivamente sobre el proceso
terapéutico. Es que en principio será menester que se esta-
blezca a la brevedad un buen rapport, sobre todo si se trata de
una terapia cuyo tiempo será limitado; habrá que fomentar el
rápido desarrollo de una alianza terapéutica, condición básica
para aspirar al éxito. El terapeuta deberá entonces en lo posible
mostrarse moderadamente cálido, ofrecer una imagen confiable
y demostrar interés por los problemas del paciente.
La relación terapéutica exige el mantenimiento de un
delicado equilibrio entre gratificaciones y privaciones del pa-
ciente. Se le debe permitir cierto grado de gratificación de
necesidades emocionales (por ejemplo, respondiendo a las pre-
guntas formuladas por él [42 de lo contrario, se corre el
peligro de despertar o incrementar —a causa del resentimiento
provocado por la frustración— la producción de reacciones
hostiles pasibles de determinar un aumento de las resistencias,
a las que no tendremos tiempo suficiente para dedicarnos.
Gratificarlo en demasía supone asimismo ciertos riesgos, tales
como dificultar la integración de la agresividad y favorecer la
dependencia (33).
Deberá en suma propenderse al mantenimiento de una
relación transferencial positiva sublimada a lo largo de toda la
terapia (2). Solo así podremos esperar que el paciente asuma
una actitud de colaboración y pueda aceptar y utilizar con
provecho las interpretaciones.253 Los sentimientos transferen-
ciales de idealización muy intensos pueden complicar y pro-
longar el tratamiento; cuando surgen es preciso disolverlos
prontamente mediante la labor interpretativa. Lo mismo cabe
decir respecto de la hostilidad y el erotismo transferenciales.
La relación será finalmente menos asimétrica que en el
tratamiento psicoanalítico.
54 3 Un
punto de importancia decisiva en la evolución y manejo de la relación
terapéutica lo constituye el de la particular técnica interpretativa exigida por
la índole de estas terapias, lo que merece una especial revisión (véanse pp.
121 a 141).
4 La técnica focal supone ciertas vicisitudes de la atención del terapeuta, que
luego examinaremos con detenimiento (pp. 115 a 120) y que, sumadas a las
modificaciones en el empleo de la asociación libre, determinan un tipo de
comunicación netamente diferenciable del psicoanalítico.
5 Esta observación de Haley implica, curiosamente, el establecimiento de
cierto e interesante paralelismo entre la técnica psicoanalítica de cuño
freudiano y la técnica "activa" que define a la actual terapéutica breve.
106
Por lo general se evita la prolongación excesiva de los
silencios no solo porque incrementa la ansiedad y la regresión
consiguiente (42) sino porque se trata de utilizar opera-
tivamente el tiempo disponible. En particular los silencios
prolongados del terapeuta pueden provocar hostilidad
transferencial debido a la frustración ocasionada.
Ante la posición frente a frente de terapeuta y paciente,
cobran también significación las manifestaciones preverbales
del primero. Hay que tener en cuenta la repercusión de sus
gestos y de su actitud corporal en el paciente, si se pretende
propiciar la producción de una alianza terapéutica. Wolberg
recomienda que el terapeuta dé "juego libre a su expresión
facial" (48). Es claro entonces que estas aportaciones al proceso
del tratamiento, que podríamos llamar expresiones terapéuticas
del terapeuta, como la mirada atenta y los gestos que revelan
interés por el relato del paciente, serán beneficiosas en tanto
sean espontáneas y no estudiadas.
Por último, el tratamiento efectuado en el marco institu-
cional y el uso de distintos recursos terapéuticos, con eventual
participación de otros profesionales ligados al campo de la salud
mental, son factores que contribuyen a modificar las condiciones
de la relación terapéutica, ya que introducen diversas variantes
en el campo de los fenómenos transferencia- les y contra-
transferenciales, marcando nuevas y sustanciales diferencias con
lo que acontece en el psicoanálisis individual (7) (14).
Comenzaréelpor
aparejado usoexaminar
constantelas ventajas
(desde y desventajas
el comienzo que traeríay
del tratamiento
de un modo prácticamente continuo a través del mismo, tal
como se hace en el tratamiento psicoanalítico) de la asociación
libre en terapias breves.
Analicemos primero las desventajas. He recordado ya los
conceptos de Racker (p. 102) en el sentido de que laabolición
del rechazo de las ocurrencias y de su comunicación por parte
del paciente, a causa del empleo de la asociación libre, deter-
mina una mayor intensidad de la transferencia en el trata-
miento psicoanalítico, al dar lugar a la inmediata proyección de
los objetos internos en el analista, en especial del superyó (37).
Este hecho
pero no en laesP.B.,
conveniente en el detratamiento
ya que, cuando la misma sepsicoanalítico,
trata, nuestro
propósito ha de ser proteger al paciente tanto de la regresión
como de la neurosis de transferencia.
La asociación libre en el proceso psicoanalítico favorece
la regresión y constituye de por sí un funcionamiento mental
regresivo, encontrándose emparentada con fenómenos como la
meditación y el sueño. Produce efectos regresivos tales como los
que figuran a continuación: a) incrementa las ansiedades
paranoides (entre otros motivos, por la proyección del superyó
sobre el analista y el temor a lo propio y desconocido que
pudiera emerger), lo cual, más allá de cierto nivel, estimo que
puede perturbar
duración, considerablemente
b) Genera una atmósfera deun tratamientoinadecuada
ambigüedad, de breve
para estas terapias c) Puede conducir al paciente a la
dispersión, es decir que, llevado por el curso de sus asociacio-
578 Es cierto que tales conflictos preexisten y que la libre asociación no hace más
que ponerlos en evidencia, pero también es verdad que hasta ese momento
pueden haber estado reprimidos, disociados, negados, etc., y, por desconsiderado
que parezca, lo mejor será que elpaciente siga arreglándose por su cuenta y como
pueda con ellos, sin que provoquemos su movilización; en cambio, con nuestra
concentración selectiva solo daremos prioridad a determinados problemas, aque-
llos que planteen una necesidad de resolución más o menos inmediata, ya que si
pretendiéramos intervenir en todos, poco sería lo que podríamos hacer por el
paciente dentro del encuadre que corresponde a estas terapias (especialmente si
existe una gran limitación temporal).
9 En la práctica habrá que considerar además otros factores, tales como la
duración total del tratamiento y el número de Sesiones semanales.No es lo mismo
un tratamiento de objetivos limitados con, por ejemplo, 1 o 2 sesiones semanales y
dos o tres meses de duración, que otro que conste de 2 o 3 sesiones por semana y
se extienda durante uno o más años. En esta última situación, al contar con un
encuadre temporal menos limitado, el empleo de la "regla fundamental" podrá, en
todo caso, ser más tenido en cuenta, si otros motivos lo torna aconsejable.
110
En grupos de discusión, algunos colegas me señalaban la
posibilidad —y supuesta conveniencia— de que en terapias
breves todo paciente se ajuste permanentemente a la libre
asociación, siempre que el terapeuta recurra a intervenciones
focalizadas, mostrándole la relación —o, por el contrario, la
desconexión— del material con la problemática principal del
tratamiento, con lo que se respetaría la esencia del procedi-
miento en su carácter de terapéutica focal. Sin embargo, aun-
que no dudo de que antes que nada es preciso que sea el
terapeuta quien no pierda de vista los objetivos del tratamien-
to, y por ende lo que atañe a la conflictiva focal—el motivo de
preocupación no debe ser tanto que el paciente "se salga del
foco" como que el terapeuta descuide reubicarlo en él—, sumo a
este requisito los beneficios que por lo común brinda el hecho de
que también el paciente concentre desde un principio su
atención en los problemas a resolver y no creo que las ventajas
provenientes del uso de la asociación libre, por ejemplo la
eventual conexión asociativa de las ocurrencias espontáneas
con elementos focales, sean argumentos suficientes para su
empleo sistemático y constante, dados los inconvenientes que el
mismo puede acarrear y que ya han sido señalados.1058 Por otra
parte, aunque es posible que en el caso de una situación
traumática de reconocida eficacia patógena las asociaciones
libres del paciente giren en su gran mayoría en torno de la
misma, como lo atestigua la experiencia clínica psicoanalítica
(con las denominadas neurosis traumáticas, por ejemplo), lo
cierto es que no todos los casos tratables por medio de la P.B.
presuponen la presencia de tal situación, claramente definida y
10Una
58
cuestión que puede surgir, interesante y polémica a la vez, vinculada con
el tema que estamos tratando, es la relación existente entre asociaciones libres
(cadenas asociativas) y foco terapéutico, o sea el problema de sabercuáles son los
limites del foco.Recordemos que la estructura focal conforma solamente, como
hipótesis del terapeuta, un conjunto de ideas que éste tiene presente (aunque para
su organización suele también basarse en cadenas asociativas del paciente), que
más que nada operan, bueno es reconocerlo, como un artificio técnico, por lo que
de ningún modo sus límites pueden considerarse netos y ni siquiera precisables en
un sentido estricto. En realidad, como dije anteriormente (véase cap. 3, p. 60), los
enlaces asociativos de sus componentes con parte del material que llamamos -y
consideramos a los fines prácticos- "extrafocal", son múltiples y complejos, pero en
el ejercicio de la terapia breve no hemos de adentrarnos mayormente en la
exploración de tales enlaces.
111
de suficiente intensidad traumática, por lo que la utilización de
la "regla fundamental" psicoanalítica podría dar lugar tanto en
algunos momentos al ahondamiento en la estructura focal,
como en otros —e insisto en este aspecto—, al alejamiento de la
misma, es decir a "irse por las ramas", con las consecuencias
conocidas.
Ahora bien, ¿qué puede ocurrir en la práctica de las terapias
breves? Que el papel activo y focalizador desempeñado por el
terapeuta, característica dominante de estas terapias, se
interponga reduciendo o hasta dejando sin efecto la asociación
libre espontánea del paciente, es decir que entraría en abierta
contradicción con ésta como método de trabajo. El terapeuta, con
sus frecuentes intervenciones, gracias a las cuales promueve la
activación yoica en el paciente (no solo a través de señalamientos e
interpretaciones, sino también sugiriendo temas o haciendo
preguntas, esto es, actuando de un modo más directivo en lo que
respecta a la orientación que deberá impri-mir al pensamiento del
paciente hacia una problemática determinada), estimulará, sí, en
éste, lo que
guiadas" Fiorini ha llamado
("Operativamente "asociaciones
la focalización intencionalmente
conduce a trabajar
sobre asociaciones intencional-mente guiadas, más que sobre
asociaciones libres", afirma este autor [8]).
1159
Asimismo, y en buena medida, la posición frente a frente,
que es la usual en estas terapias, suele perturbar la asociación
libre, propiciando más bien el establecimiento de una comuni-
cación con mayor predominio del proceso secundario y por ende
más aproximada a lo que sería un diálogo corriente.
62 15
En realidad, aunque la continuidad de la atención flotante es mucho
mayor en el tratamiento psicoanalítico, tampoco en él es posible mantenerla,
como sabemos, de modo absolutamente constante. Por lo tanto, debe
considerársela como una regla ideal (132], p. 47).
119
en estos procedimientos cierto grado de atención flotante,
capitalizada, como vimos, a los fines de profundizar en la
elucidación de los psicodinamismos focales y de dar lugar a la
producción de intervenciones focalizadas, todo lo cual posibilita
el progreso terapéutico.
120
selectivamente a la problemática focal.1663 De esta manera son
también focalizadoras en sus efectos que estimulan la aportación
por parte del paciente de material relacionado con el foco. Se
trata de una premisa esencial de estas terapias, mediante la
cual se procura centralizar la labor terapéutica en problemas
vitales y actuales del paciente y no abrir en él otras brechas,
como sucede cuando no se sigue una dirección definida e incluida
previamente en una estrategia terapéutica determinada.
Dentro de las distintas intervenciones del terapeuta me
ocuparé detalladamente de las interpretaciones, mencionando
solo en forma sucinta las restantes.
Las interpretaciones en la psicoterapia breve
de orientación psicoanalítica
Aún es objeto de viva discusión todo lo que concierne a las
interpretaciones en P.B. Examinaré aquí las aportaciones de
diversos autores y expondré además mis puntos de vista al
respecto.
La presentación del tema se hará en el orden siguiente:
a) Introducción.
b) Interpretaciones y transferencias.
c) Variantes cualitativas en las interpretaciones. Atenua-
ción de efectos regresivos.
d) Interpretación de los sueños.
e) El terapeuta frente a la labor interpretativa.
A) INTRODUCCIÓN
En primer término
importancia, puedea plantearse
corresponde qué lugar,
la interpretación en orden de
como instrumento
terapéutico en la P.B. de orientación psicoanalítica. A mi juicio
debe ser la herramienta fundamental, pues el objetivo principal
sigue siendo la búsqueda de insight en el paciente (sin que por
63
A veces, sin embargo, se produce durante el tratamiento algún hecho
16
traumático inesperado, alguna situación que perturba al paciente y que se
halla "fuera de foco", que la terapia debe contemplar. En tales casos, por
supuesto, no cabe asumir una rígida conducta directiva con la que se pretenda
realizar una focalización forzada de la labor terapéutica.
121
eso se desconozca la incidencia de otros mecanismos
terapéuticos, que en mi opinión tienen un papel secundario).
No obstante, cabría insistir en algunas consideraciones sobre el
particular. Si aceptamos, partiendo de las ideas de Rogers (40),
que toda interpretación, sea o no "transferencial", favorece el
establecimiento de una relación acentuadamente dependiente
del paciente respecto del terapeuta, parece conveniente que en
P.B. las interpretaciones, sin dejar de ser, como en
psicoanálisis, el elemento terapéutico esencial, alternen en
mayor medida con otros tipos de intervenciones verbales
(señalamientos, preguntas, sugerencias, etc.) capaces de
reubicar una y otra vez al paciente en su condición de adulto y
en una relación menos asimétrica con el terapeuta. En una
palabra, es deseable que el tratamiento no se reduzca a un
empleo sostenido o exclusivo de interpretaciones, al ser éstas
inductoras de la dependencia regresiva.
En cuanto a su profundidad,17 64 mi impresión es que
habitualmente está limitada por las mismas características del
encuadre. Existen, por ejemplo, dificultades para ejercer el
control de las ansiedades que sufre el paciente por efecto de las
interpretaciones, dado el número relativamente reducido de
sesiones semanales y, por lo común, el corto plazo del
tratamiento. Además, interpretaciones "profundas" pueden en
ocasiones inducir a estados regresivos de cierta consideración;
será preciso también contar con la posibilidad de que se pro-
duzcan reacciones desfavorables por incremento de las resis-
tencias. Ahora bien, en algunas oportunidades un tratamiento
plantea la necesidad de llegar a ciertos niveles de profundidad
para poder alcanzar los objetivos terapéuticos propuestos. Es
conveniente entonces evaluar antes la capacidad del paciente
para asimilar interpretaciones de este tenor, efectuándolas
ocasional y prudentemente con fines de tanteo (48).18
B) INTERPRETACIONES Y TRANSFERENCIAS
124
De los pensamientos de Guiter acerca de las interpreta-
ciones no referidas al analista, he seleccionado aquellos que me
parecen más elocuentes e ilustrativos (25). Pese a su extensión
quiero transcribirlos, pues su mención resulta más que oportuna
al abordar este tema:
"El análisis es una investigación de lo Inconsciente. No de la
transferencia, ni de los recuerdos, ni de cualquier circunstancia en
particular".
Comienza a exponer luego sus puntos de vista en torno a
las interpretaciones que operan "centrando el punto de urgen-
cia fuera de la transferencia al psicoanalista", las que aluden a
''transferencias a otras personas en relación actual, pasada o
futura con el paciente (aunque voy a poner énfasis —aclara—
en las interpretaciones que se refieren a la vida actual del
paciente, contemporáneas de la situación analítica, por ser las
más descuidadas por el psicoanálisis en su esquema teórico). Al
decir esto —continúa Guiter— me voy apartando de la manera
tradicional de trabajar (tal vez debería decir, mejor que de
trabajar, de teorizar acerca de la técnica, dado que las
necesidades de la práctica psicoterapéutica obligan al analista
a salirse de y ampliar su estrecho margen conceptual) de
muchos psicoanalistas de nuestro país, en este momento (1973)
en que laboran partiendo de la hipótesis de que todo lo que el
paciente dice se refiere al analista y que es la búsqueda del
objeto transferido a éste en sus múltiples variantes y en su
interjuego con el analizado la meta del análisis. No estoy de
acuerdo con esta manera de trabajar. Freud asignaba gran
valor a la transferencia, pero, a mi juicio, como elemento
incluido dentro de una totalidad englobada por la reconstruc-
ción que incluye también lo histórico próximo y lejano de la
vida del paciente. El aquí, ahora y conmigo, es, para mí,
solamente una parte del proceso analítico.
"El pacienteproblema,
un determinado viene a lacon
sesión acuciado
raíces por la yangustia
en el pasado de
estimulado
a partir del presente. Ese presente puede estar constituido por
el mismo analista o por cualquier estímulo del día o días
anteriores (equiparándolo a un sueño, al elemento estimulador
se lo puede comparar a un resto diurno)".
"[...] De modo que, cuando un paciente viene a la sesión,
puede llegar estimulado por excitaciones que han sobrepasado
su capacidad de elaboración (y que trae para elaborar en la
sesión), y esas excitaciones pueden, entonces, haberse srcinado
en relación con procesos reales o transferenciales ajenos al
125
analista. Pienso entonces que la misión del analista es
interpretar esos hechos sin incluirse él, pues el nivel del
conflicto en ese momento no está con él." (Bastardillas del
autor.)
A continuación Guiter refuta las críticas que se formulan
contra esta modalidad de trabajo (en lo que concierne al
favorecimiento de "actuaciones", al grado de veracidad acerca
de lo de
trate que"un
el paciente
hecho quenos
yarelata
pasó",omientras
a la circunstancia
que "en lade que se
sesión la
situación es presente"). Por razones de espacio me abstengo de
transcribir el pasaje correspondiente.
Más adelante expresa: "La transferencia se puede dar en
cualquier lado, no es forzoso que sea con el analista. Más aun,
cuanto más se interprete al paciente en relación con el analista,
tanto más se puede tomar esa técnica como defensa, sin ver las
transferencias en otra parte". (Ha señalado antes que el mismo
Preud "interpretaba transferencias en otros contextos" .)
Prosigue diciendo: "Otro problema que se plantea es este:
si todo lo que el paciente dice está en relación con su analista, y
casi todo lo que ocurre en la sesión es transferencia,se reduce al
mínimo la relación adulta (o sana) entre el paciente y el
analista, fomentando en el primero regresiones patológicas. De
esta manera siempre el paciente es un chico de quien el
analista es un papá, y se fomenta iatrogénicamente la regre-
sión, pero no la regresión útil, de modo que a ese nivel lo que se
logra es enfermar más al paciente. De esa manera, nosotros los
analistas podemos ser paradójicamente reforzadores de
neurosis". (Bastardillas del autor.)
La claridad expositiva de Guiter me exime de mayores
comentarios y a mi modo de ver avala con creces el empleo de
las interpretaciones "extratransferenciales".
Coincido con el criterio de Guiter y entiendo que en nin-
guna terapia interpretativa debieran descuidarse las distintas
transferencias extraterapéuticas, ni mucho menos reducir la
tarea al análisis de la transferencia con el terapeuta.
Pero en el terreno de la P.B. debemos reconocer la exis-
tencia de un inconveniente en nuestra labor de análisis de las
relaciones del paciente con los distintos objetos transferen-
ciales de su realidad externa: el terapeuta llega a conocer poco
al paciente en su relación terapéutica, dado el limitado contacto
que proporciona el tratamiento. Esto podría derivar en
126
apreciaciones e interpretaciones erróneas de la realidad exter-
na del paciente (aun cuando la comprensión de la transferen-
cia, ya evidenciada con el terapeuta, sea de todos modos un
elemento valioso para diagnosticar las características de las
relaciones objetales del paciente, al igual que la de la contra-
transferencia; cabe recordar precisamente que en psicoanálisis
el conocimiento que con el transcurso del tiempo adquiere el
analista de las características de la transferencia desarrollada
por el paciente con él, por lo general le resulta de gran ayuda
para inferir e interpretar las demás transferencias del
paciente. En P.B. debemos desenvolvernos prácticamente sin
esa ayuda desde el comienzo). Pero considero que este escollo
puede ser —y es— salvado la mayoría de las veces mediante un
estudio clínico y psicodiagnóstico previo del paciente lo más
amplio posible, el cual se impone en P.B. como poco menos que
imprescindible para brindar adecuado sustento a nuestra pos-
terior labor terapéutica.
Por otra parte, dado el encuadre de la P.B. y como lo he
venido repitiendo, los mecanismos terapéuticos no consisten en
el desarrollo y elaboración de la neurosis transferencial; la
labor no tiene por qué concentrarse entonces en el análisis
exhaustivo de la relación terapéutica —que podría propiciar el
desenvolvimiento de la neurosis de transferencia —,
acudiéndose en cambio a interpretaciones que la develen y
clarifiquen parcialmente solo en determinadas circunstancias
que así lo aconsejen y que en seguida he de citar.
Con el propósito de evitar fenómenos transferenciales
intensos Pumpian-Mindlin (36) sugiere "desviar la transferen-
cia", es decir, los problemas a tratar, hacia una figura impor-
tante para el paciente en vez de concentrar la actividad en la
relación paciente-terapeuta. Yo no llamaría a esto "desviar la
transferencia"—donde desviar podría ser entendido como des-
viar forzadamente—, sino más bien, de acuerdo con lo que casi
siempre sucede en la práctica, jerarquizar otras transferencias
preexistentes del paciente, en función, primeramente, de su real
significación en su vida (como que se trata de relaciones
objetales dotadas de un importante monto de libido), y en
segundo lugar del encuadre y las finalidades del procedimiento
terapéutico breve.
127
En consecuencia, como en una terapia breve suele darse
un predominio de las mal llamadas interpretaciones "extra-
transferenciales" sobre las "transferenciales", la tarea inter
pretativa se diferencia claramente de la del tratamiento psi-
coanalítico, en la cual prevalecen las segundas o, por lo menos,
hay una mayor proporción de ellas con relación a la que por lo
general hallamos en un tratamiento breve (las diferencias se
acentúan mucho más cuando se trata del análisis kleiniano que
del análisis que mantiene una modalidad técnica freudiana).
Interpretaciones "transferenciales"
En P.B. existen criterios dispares en cuanto al uso de
interpretaciones "transferenciales". Malan señala que parece
haber acuerdo general acerca de la necesidad de no fomentar el
desarrollo de la neurosis de transferencia.
2166 La cuestión estriba
en cómo hacerlo. Allí comienzan las divergencias. Malan no ve
inconveniente alguno en emplear precoz e intensivamente
interpretaciones "transferenciales". Sostiene que los peligros que
se corren (de aumentar la dependencia, por ejemplo) son escasos,
que precisamente es a través de estas interpretaciones como se
puede contrarrestar el desarrollo de una neurosis transferencial y
les asigna un papel muy importante en el logro de resultados
favorables (34). Rogers, en el otro extremo, alarmado porque
inducirían al paciente a la dependencia, propone suprimirlas por
completo (40). Pero tal vez la mayoría se incline por un uso
prudente y limitado (2) (14) (48), pues considera que, utilizadas de
modo sistemático como en psicoanálisis, pueden fomentar la
neurosis de transferencia (7) (14). Comparto plenamente esta
posición. Además entiendo que por lo común el paciente tarda en
aceptar como algo propio los elementos de la transferencia con el
terapeuta, y que no tenemos tiempo suficiente para insistir
demasiado en ellos (ni es conveniente hacerlo en P.B., por
múltiples razones) y mucho menos para incluir revelaciones
66
He citado antes una excepción a este requisito: la centralización, preconi-
21
zada por Alexander y French, de algunos tratamientos de corto plazo en la
relación transferencial (véase cap. 3, pp. 38 y 40), por lo cual se permite el
desarrollo de ciertos aspectos de la neurosis de transferencia (aquellos
inherentes al conflicto central de la terapia) y se recurre frecuentemente al
empleo de interpretaciones transferenciales (1).
128
acerca de las raíces genéticas infantiles del conflicto
transferencial. El paciente acude para resolver problemas
vitales actuales que lo afectan, concurre solo una o dos veces
por semana a tratarse y si, a pesar de tal situación, seguimos
instándolo a que se concentre en su relación con nosotros,
podremos generar considerables resistencias a la tarea, que
reducirán nuestras posibilidades, fundadas en el insight, de
alcanzar el éxito terapéutico deseado.2267
Por eso creo que debemos conformarnos con proveer al
paciente de elementos para la conscientización de sus transfe-
rencias con personas significativas, generalmente involucradas
en la situación conflictiva en cuestión, e incluir el vínculo con el
terapeuta en la mayoría de los casos solo como una nueva
relación transferencial -y no como eje del tratamiento- en la
que pueden, eso sí, aflorar quizá más selectivamente y
apreciarse con mayor claridad las pautas repetitivas y
neuróticas de conducta. Así, sin dejar de "seguir el hilo" de los
fenómenos transferenciales relacionados con él en lo que a su
comprensión se refiere, el terapeuta deberá, por lo general,
tratar de no estimular con sus intervenciones (me refiero a las
de cualquier tipo, es decir, no solo a las interpretaciones sino
también a los señalamientos, preguntas, etc.) un surgimiento
67 22
En este sentido no pueden menos que llamarme poderosamente la
atención algunas interpretaciones "transferenciales" formuladas por
terapeutas del equipo que integró Malan en la experiencia clínica que ilustra
su libro, las que me impresionan como prematuras (34). Por ejemplo, en uno
de los casos (el biólogo), ya en el curso de la octava sesión del tratamiento se le
efectuaron al paciente varias interpretaciones sobre... sus deseos de mantener
una relación homosexual pasiva con el terapeuta, lo que produce sorpresa aun
teniendo presente que esto sucedió en Londres, donde existe una mayor
tolerancia a la homosexualidad. Es sabido que interpretaciones de este
calibre, por estar referidas a tendencias a menudo intensamente reprimidas
cuya revelación al paciente resulta en extremo angustiante, y por su carácter
de transferenciales, exigen como mínimo que transcurra cierto período
durante el cual la consolidación de una relación transferencial positiva
sublimada con el terapeuta y el avance del paciente en la comprensión
profunda le permitan aceptarlas, respetando siempre su timing. De lo
contrario, como es obvio, suelen producirse diversas respuestas negativas en
el paciente. Me queda la duda de si en pocas sesiones, como en el ejemplo
citado, se cumplían en verdad estos requisitos elementales. (Es claro que en
los historiales clínicos que integran la obra de Malan se registran justamente
fuertes reacciones resistenciales, sobre todo de carácter hostil.)
129
excesivo de este tipo de material. Muchas veces tendrá enton-
ces que abstenerse de interpretar la transferencia.
131
relación terapéutica.) Con esta intervención intenté lograr un
insight en la paciente de lo que le sucedía con su marido,
partiendo de la comprobación de la situación que experimen-
taba repetitivamente conmigo. A la vez traté de llamar su
atención acerca de cómo esos aspectos enfermos de su perso-
nalidad conspiraban también en la terapia haciéndola peligrar
seriamente.
verdad (Podrádenotarse
la intención en eleste
relacionar últimotransferencial
fenómeno ejemplo que con
en
algunas perturbaciones en las relaciones interpersonales de la
realidad actual de la paciente está acompañada por la de
disolver obstáculos resistenciales, lo que es frecuente en la
práctica psicoterapéutica. También en el ejemplo anterior se da
en alguna medida tal coexistencia, pero con predominio de la
finalidad de superación de las resistencias.)
Todavía cabe hacer referencia al uso de interpretaciones
"transferenciales" según las fases por las que esté atravesando el
tratamiento. En este aspecto considero que tanto en las etapas
iniciales como en las finales del proceso terapéutico es cuando
suele producirse, por lo general, una mayor necesidad de
recurrir a estas intervenciones. Durante las primeras sesiones
porque es preciso despejar el panorama de resistencias
transferenciales dadas por el natural surgimiento de ansieda-
des paranoides, que se traduce en temores y desconfianza (se
están efectuando entonces los consabidos "ajustes" a la relación
de trabajo y fomentando los sentimientos transferenciales
positivos), y en los estadios finales porque la terminación de la
terapia y la eventual separación requieren cierta labor
interpretativa que contemple en alguna medida las peculiares
situaciones de duelo que se reproducen en cada paciente en el
seno de la relación transferencial. Aunque en el mejor de los
casos no es posible aspirar a niveles muy elevados de
elaboración, por lo menos la situación de final de tratamiento y
separación deberá ser siempre señalada al paciente, en un
intento de evitar o atenuar las reacciones desfavorables que
éste pudiese presentar frente a tal situación y de afianzar así
los logros terapéuticos obtenidos. (Este tema es examinado en el
capítulo 9.)
132
C) VARIANTES CUALITATIVAS EN LAS INTERPRETACIONES.
ATENUACIÓN DE EFECTOS REGRESIVOS
134
de la técnica psicoanalítica.2670 A la importancia del contenido y
de la forma de la interpretación habrá que agregar, reitero, la
influencia de otros factores, por ejemplo, el tono de voz em-
pleado. (El modo en que se dice la interpretación, la acentuación
que el terapeuta confiere a ciertas palabras o frases que la
integran, puede también "invitar" al paciente a establecer una
70
Que Malan haya realizado y recomiende un uso enérgico de interpretacio-
26
nes "transferenciales" en los tratamientos breves, afirmando que no
contribuyen a fomentar la dependencia sino más bien a resolverla (34),
hallaría explicación en el estilo interpretativo empleado, que tal vez pudiera
participar en cierta medida de las características que menciono, aunque cabe
aclarar que éstas no son reveladas en las ejemplificaciones incluidas en la
obra del autor y personalmente ignoro si el estilo tiene alguna relación con el
aquí propuesto.
27 Encuentro que esta iniciativa guarda en parte relación con lo que plantea
Racker cuando se refiere a las interpretaciones que él llama parciales e
integrales. En las primeras "[...] los aspectos positivos del analizado no son
adecuadamente considerados" (se frustra al paciente "más de lo que para el
mantenimiento de la transferencia positiva está indicado"). En las segundas
se incluyen los aspectos positivos. Así, por ejemplo, junto a la agresión, se le
muestra al paciente el amor que también existe hacia el objeto (38).
135
ello también será útil mostrar al paciente de qué elementos del
material aportado por él extraemos nuestras interpretaciones.
Cuándo interpretar
Qué interpretar
Desde luego, será preciso jerarquizar aquellos aspectos del
sueño inherentes a lo actual-focal, lo que implica conducir una
vez más al paciente a tomar contacto con el conflicto central del
tratamiento y reubicarlo así en la realidad de su vida cotidiana,
reduciendo al mínimo la inducción de fenómenos regresivos.
Por lo general se ha de evitar referir las interpretaciones a los
deseos infantiles inconscientes, para remitirnos en cambio solo
a las ideas latentes preconscientes.
Por otra parte, siempre dentro de lo pertinente al conflicto
a resolver, deberán interpretarse más que nada aquellos
contenidos que parecen más claros para el paciente, pues la
limitación del tiempo permite introducirlo solo hasta cierto
punto en los significados de los mecanismos oníricos (Hoch
[28]).
139
Cómo interpretar
140
Otras intervenciones verbales
141
vez que posibilita una tarea de cierta profundización, restringe
las perspectivas de regresión y dependencia, que podrían verse
acrecentadas con un mayor número de sesiones.
En ocasiones puede bastar con una sesión por semana.
Además, para facilitar la separación al terminar el trata-
miento, a veces puede ser útil ir reduciendo de un modo gra-
dual la frecuencia de las sesiones (siempre que el estado del
paciente lo permita).
Una mayor frecuencia puede ser conveniente, al menos en
un comienzo, en casos tales como:
a) Situaciones de crisis muy intensas, que transcurren con
gran angustia, depresión, excitación psicomotriz, etc. En
depresiones intensas y agudas, por ejemplo, con gran necesidad
de suministros narcisistas, dada la disminución de la
autoestima. Se intentará así lograr un rápido alivio sintomático
que estimule a su vez la confianza del paciente en sus
posibilidades de mejoría. (A posteriori podrá reducirse el
número de sesiones.)
b) Pacientes con marcadas tendencias al acting out. Para
prevenir y frenar los actings, suele ser recomendable una
frecuencia de más de dos sesiones semanales a la par de
interpretar las fantasías transferenciales que pudiesen estar
presentes. (Más comentarios sobre este punto podrán hallarse
en el capítulo 10.)
En cuanto a la duración de las sesiones, se supone que
puede también variar de acuerdo con las circunstancias. Per-
sonalmente pienso que una duración de cuarenta minutos por
sesión resulta adecuada, ya que alcanza generalmente para
efectuar una tarea provechosa. A medida que la sesión se
extiende por más tiempo aumentan las posibilidades de fatiga
del terapeuta (no olvidemos que en P.B. se trabaja por lo común
frente a frente, ejerciendo el profesional un papel activo y
buscando obtener determinados resultados en un plazo
limitado, para lo que debe agilizar el proceso terapéutico, todo
lo cual implica generalmente la realización de un esfuerzo
importante).
142
Otros recursos
El empleo de psicofármacos
143
En primer término, opino que la medicación debe ser
suministrada en lo posible por el mismo terapeuta encargado
de la psicoterapia (siempre y cuando, claro está, se trate de un
profesional capacitado para el manejo de los psicofármacos). Sin
duda es él quien, conociendo al paciente mejor que sus colegas,
parece el más indicado para poder realizar una elección
adecuada del fármaco, graduar la dosis, controlar sus efectos e
ir efectuando las modificaciones que juzgue convenientes, sin
que se necesite la participación de un tercero.
En segundo lugar, y particularmente en aquellas ocasiones
en que se efectúa una terapia breve de insight, deberá evitarse
un empleo indiscriminado y rutinario de la medicación, ya que
esto puede conducir al paciente a escamotear sus conflictos,
anulándolo en sus posibilidades de esclarecerlos y de encontrar
una solución más satisfactoria para ellos. Se suministrará
medicación solo en aquellas situaciones en que su uso sea
requerido como coadyuvante de la psicoterapia y durante el
tiempo que se considere estrictamente necesario.
Aquí es pertinente recordar también que ya algunos han
alertado sobre los peligros que entraña la idealización del
medicamento, a causa de que este hecho puede engendrar en el
paciente actitudes maníacas (30). Otros han asignado decisiva
importancia al hecho de que desde un comienzo se explicite al
paciente el sentido de la administración de los psicofármacos
(35), posición con la que coincido y por la cual acostumbro
explicar al paciente, por ejemplo, que la medicación estará
destinada a hacer posible (o facilitar) su comunicación conmigo,
en el caso en que esta sea muy dificultosa. También es
conveniente aclarar los objetivos del uso de las psicodrogas
asociadas a la P.B. cuando se intente un alivio sintomático,
explicando el carácter paliativo de su administración. Deberá
insistirse al paciente que él debe aspirar a algo más, esto es, a
la comprensión y resolución del conflicto por medio de la
psicoterapia. Con estas explicaciones se tiende a evitar la
eventual interferencia del efecto de la medicación en el proceso
psicoterapéutico (el alivio fácil, sin los esfuerzos y la
participación activa que supone la psicoterapia), o sea, a pro-
curar que la mejoría sintomática no se acompañe de una des-
valorización de la psicoterapia o directamente de la pérdida del
interés por la misma.
144
Para aclarar la cuestión a los pacientes suelo recurrir a
ejemplos sencillos: a menudo les refiero lo que sucede cuando
a una persona se le suministra un analgésico (droga) para
calmar un dolor de muelas (representante del síntoma psíquico). El
dolor puede ceder, pero pasado el efecto de la medicación y si no
se recurre nuevamente a la misma, volverá, pues su srcen, por
ejemplo, es una caries (asimilable al conflicto psíquico), que es la
que en definitiva debe tratarse. En síntesis, que si no intentamos
"curar" la afección "de raíz" por medio de la psicoterapia, aquélla
persistirá.
73
Dice S. Rado: "Al hablar con el cónyuge de un paciente de sobra sé que me
32
va a pintar un cuadro parcialista, pero me entero de muchas cosas sobre mi
paciente que puedo utilizar con provecho en mi tratamiento. Opino que el
desaprovechar este recurso es violar una responsabilidad médica elemental"
(39).
145
orientación y además, si fuera menester, de una psicoterapia a
cargo del mismo terapeuta que lleva a cabo el tratamiento del
paciente o de otro, con o sin inclusión del paciente en el
tratamiento grupal, todo esto de acuerdo con los criterios
predominantes en cada caso. En ocasiones la indicación podrá ser
una psicoterapia breve exclusivamente grupal (pareja, familia) y
aun desde un comienzo.
Quisiera efectuar ahora algunas consideraciones acerca de la
P.B. de pacientes adolescentes en lo que respecta al papel de los
padres.
Se ha enfatizado en P.B. de adolescentes la necesidad de
incluir a los padres en el tratamiento, ya que se hallan profun-
damente implicados en la crisis del hijo (31). Y no podría ser de
otra manera cuando se trata de lograr modificaciones en un plazo
por lo general limitado, para lo cual resulta hasta imperioso obrar
sobre los progenitores y tener constantemente presente la unidad
grupal de patología. Actualmente el tratamiento puede concebirse,
no ya como una psicoterapia del adolescente sino del grupo
familiar, hecho que debería configurar la regla y no la excepción
en la P.B. del adolescente.
La participación de los padres (o tutores) del adolescente en
el proceso terapéutico deberá extenderse desde el comienzo hasta
el final del mismo. Además de los fines anteriormente
mencionados por los que se da cabida a familiares y/o allegados
del paciente en el tratamiento, se presenta especialmente aquí la
necesidad de hacer intervenir a los padres en función de otros fines
que se agregan y en determinadas fases del procedimiento. Ellas
son: a) la de devolución diagnóstico- pronostica, b) la de
concertación de las metas terapéuticas y de los distintos aspectos
del contrato y c) la de evaluación de los resultados terapéuticos.
a) Los padres, por ser responsables de la terapia y habérseles
requerido colaboración, necesitan tener una noción del real estado
de salud del hijo y de sus perspectivas pronósticas. Cuando no
reciben información quedan más fácilmente supeditados a sus
propias fantasías acerca de la enfermedad que el hijo padece, lo
que puede producir efectos perturbadores de diversa índole sea que
la consideren más grave de lo que es en realidad o, por el contrario,
que le resten importancia.
b) Es imprescindible concertar junto con el adolescente y sus
padres los objetivos terapéuticos y el contrato. En lo que concierne
específicamente a los objetivos, la situación más deseable para
146
encarar nuestra labor terapéutica consistirá en lograr un
acuerdo unánime acerca de los mismos, es decir entre paciente,
padres y terapeuta. Pero con frecuencia las cosas no son tan
sencillas. Los padres suelen llegar a la consulta con
determinadas expectativas e intenciones respecto de lo que han
de obtener del tratamiento del hijo, que no coinciden con las del
paciente y/o las del terapeuta. No es posible pasar por alto
desacuerdos o malentendidos de un comienzo y dejarlos
librados, por ejemplo, a la acción rectificadora que sobre los
padres -en el caso en que sean ellos los que interfieren
inicialmente en nuestras finalidades terapéuticas— podría más
adelante ejercer la psicoterapia del grupo familiar a efectuarse,
aun admitiendo que de ésta dependa sustancialmente que ellos
acepten las modificaciones que puedan producirse en la
dinámica familiar. Una mínima concordancia inicial acerca de
los objetivos terapéuticos constituye un requisito fundamental
porque permite comenzar la tarea en mejores condiciones y que
los padres, ante los posibles cambios que experimente el hijo,
no se sientan enteramente tomados por sorpresa o
"traicionados" con relación a los planteos previos al comienzo
del tratamiento respecto de los fines de éste. Trataremos
entonces de que colaboren desde un principio y de ir
preparándolos para que acepten esos cambios, lo cual ha de
verse facilitado por medio de la psicoterapia familiar que
vendrá a continuación. En caso contrario es mucho más fácil
que sobrevengan inconvenientes derivados de la incomprensión
y que consisten en diversos tipos de reacciones negativas por
parte de los padres, por ejemplo actitudes represoras,
culpógenas y en definitiva descalificadoras de los logros del
paciente o, lo que es muy común, que directamente retiren al
hijo del tratamiento
Por otra parte es indudable que los padres tienen derecho
a una aclaración sobre el sentido y alcance del tratamiento que
el hijo va a emprender
En caso de presentarse dificultades para llegar a un
acuerdo inicial sobre objetivos, será de utilidad llevar a cabo,
luego de obtenido un diagnóstico psicodinámico del grupo fa-
miliar y de la situación-problema, entrevistas operativas (44)
destinadas especialmente a este fin, las que podrán ser con-
juntas (29) con los padres y el adolescente, o bien realizarse por
separado. Estas entrevistas adquieren en realidad gran valor
147
terapéutico, pues en ellas deben encararse ya algunos aspectos
cruciales de la conflictiva familiar.
A modo de ejemplo de lo expuesto hasta aquí describiré
una situación muy frecuente en la psicoterapia de adolescentes:
la del joven que tiene una actitud de rebeldía hacia los padres.
Ante todo debemos hacer comprender a esos padres que
nuestra finalidad terapéutica no consiste simplemente en
convertir al paciente de buenas a primeras en un hijo sumiso y
obediente, sino en tratar de que juntos entendamos la proble-
mática familiar global que puede estar dando srcen a su
rebeldía y el significado profundo de la misma, como expresión
de la crisis adolescente y de la consiguiente crisis de ellos
mismos. Se procurará que los padres lleguen a reconocer que
también están inmersos en el problema y que para obtener
ciertos cambios en la relación del paciente con ellos será me-
nester que se comprometan firmemente en el esfuerzo tera-
péutico, pues habrá que revisar qué sucede, no solo con el
paciente sino también con ellos.
c) Los padres no deben quedar excluidos tampoco de la
evaluación de los resultados obtenidos. 3374 Apelando una vez
más a entrevistas conjuntas o por separado, se les solicitará
que aporten sus impresiones sobre el estado actual del pacien-
te, el de ellos mismos (cuando hayan sido tratados) y sobre el
tratamiento, siendo objeto también de una devolución por parte
del terapeuta mediante la cual éste informará acerca de su
propia evaluación de los resultados terapéuticos.
Barcelona,
33.- Luquet,1971.
P. y otros, Mesa redonda sobre psicoanálisis y psicotera-
pia, Rev. de Psicoan., t. XXVIII, n° I, Buenos Aires, 1971.
34.- Malan, D. H., ob. cit. en 6.
35.- Piedimonte, R. C., "Problemas técnicos en la psicoterapia de los
pacientes medicados". Clase del curso: Psicofarmacología y psicote-
rapia, organizado por la Soc. Arg. de Psicología Médica, Psicoanálisis
y Medicina Psicosomática (Asoc. Méd. Arg.), Buenos Aires, mayo de
1972
150
36.- Pumpian-Mindlin, E., "Considerations in the selection of patients
for shortterm therapy", Amer. J. Psychother., 7, 641, 1953, citado por D. H.
Malan, ob. cit. en 6.
37.- Racker, H., "Consideraciones sobre la teoría de la transferencia", en H.
Racker, Estudios sobre técnica psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 1969,
Estudio III.
38.- "Sobre técnica clásica y técnicas actuales del psicoanálisis", en H. Racker,
ob. cit. en 37, Estudio II.
39.- Rado, S., "Relación entre la psicoterapia breve y las fases de los procesos de
maduración y de conducta clínica", en L. Wolberg, y col., ob. cit. en 28, cap. IV.
40.- Rogers, C. R., citado por D. H. Malan, ob. cit. en 6.
41.- Strachey, J., "Naturaleza de la acción terapéutica del psicoanálisis", Ficha
Asoc. Psicoa. Arg., traducido y reproducido de The International Journal of
Psychoanalysis, vol. XV, 1934.
42.- Szpilka, J. y Knobel, M., "Acerca de la psicoterapia breve", Coloquio Acta
1967: Psicoterapia Breve, Acta psiq. psicol. Amér. Lat. , junio de 1968, vol.
XIV, n° 2, Buenos Aires.
43.- Tarachow, S., Introducción a la psicoterapia, Centro Editor de América
Latina, Buenos Aires, 1969.
44.- Ulloa, F., "La entrevista operativa", Ficha de la Facultad de Filosofía y
Letras, U.B.A.,
45.- Weiss, E., Buenos
"ManejoAires,
de la1964.
relación transferencial", en "El principio de la
flexibilidad", en F. Alexander y T. French, ob. cit. en 1, cap. III.
46.- Wolberg, A., "Contribución de la asistencia social individual a la
psicoterapia breve", en L. Wolberg y col., ob. cit. en 28, cap. XI.
47.- Wolberg, L., "La hipnosis en la terapéutica breve", en L. Wolberg y col.,
ob. cit. en 28, cap. IX.
48.- , "La técnica de la psicoterapia breve", en L. Wolberg y col., ob. cit. en 28,
cap. VI.
49.- Zysman, S., "Aspectos de las psicoterapias de objetivos limitados en
niños", en ob. cit. en 3.
151
152
7
UNA SESION DE PSICOTERAPIA BREVE
2 Se hace necesario destacar que su cuñada había padecido varios abortos espontáneos,
76
155
trató de explicar a la joven con razonamientos tales como: "La
mujer no tendría que sufrir, como sufrió tu madre con los
embarazos por ejemplo, con tantos vómitos y descomposturas.
Hubo que darle sueros. Ni agua podía tomar". La reacción de
su madre había sido especialmente desconcertante para Rita y
parecía asentarse en una intensa ambivalencia para con su
embarazo. Según la paciente vivía gastándole bromas al yerno,
diciéndole que "no servía" (alusión al hecho de que no
embarazaba a su hija). De pronto le llevaron la noticia de la
confirmación del embarazo, a la que al principio no dio crédito.
Luego pareció emocionarse y rompió a llorar. "Pero no sé hasta
qué punto se alegró —comentó Rita-, porque después me dijo
que tomara algo para sacármelo. ¡No! ¿Te parece?" le contesté.
Mira que embromarte tan pronto con un chico' me dijo ella."
Cabe agregar que en cambio los padres del marido, que
era hijo único, se alegraron muchísimo con la novedad.
De los antecedentes personales de Rita señalaré algunos
datos significativos: ella creía haber sido el producto de un
embarazo no deseado por sus padres (ya en su primera gesta-
ción la madre había acusado diversas molestias a causa de las
cuales la pareja supuestamente no habría deseado otro emba-
razo), Por otra parte su padre prefería un varón. Interesa en
especial destacar que estando su madre embarazada de ella
debió ser intervenida quirúrgicamente de urgencia en el tercer
mes, por un cuadro de apendicitis aguda, intervención que se
efectuó con anestesia local, corriendo al parecer sumo riesgo la
vida de las dos. Además su madre, según le contó, había tenido
otros trastornos durante ese embarazo (anemia pronunciada,
flebitis y episodios diarreicos). El parto fue normal.
Rita durmió siempre, hasta que se casó, en la habitación de
una padres
sus habitación,
(la casa,
además
en ladel
quecomedor,
aún viven
baño
ellos,
y cocina).
solo cuenta
Hastacon
los
6 años lo hizo en la misma cama con su hermano, instalada al
lado de la de sus progenitores (aducía, para justificarlo,
dificultades económicas familiares), después pasó a dormir con
su madre en el lecho conyugal (entretanto el padre dormía en
su lugar de trabajo y el hermano en el comedor), hasta que, a
raíz de su matrimonio, se fue a vivir con su marido en un
departamento alquilado.
156
En esos momentos le preocupaba que, por tener que con-
currir diariamente a su trabajo, se viese obligada a dejar al
bebé al cuidado de su madre. Me decía: "Esa casa es un desas-
tre. No hay lugar para nada". (No descartaba la posibilidad de
recurrir a una guardería, aunque le parecía que su madre
cuidaría del hijo con más cariño).
Dos años atrás, después de un examen clínico motivado
por trastornos intestinales, un médico le efectuó un diagnóstico
presuntivo de apendicitis crónica.377
Algunos diagnósticos considerados fueron: personalidad
hipomaníaca, con conflictos de naturaleza neurótica, no alcan-
zando a configurar un cuadro de neurosis característico; acep-
table funcionamiento yoico, con aptitudes para el insight aun-
que también con resistencias que podrían acentuarse;4 foco
definido, basado en los conflictos ante la maternidad.
Precisaré ahora los componentes del foco inicial y solo
algunos de los principales psicodinamismos en juego. Pensé
que podían establecerse en torno a interrogantes que se vincu-
laban al motivo de consulta, tales como: ¿Cuáles fueron los
factores determinantes de la búsqueda inconsciente del emba-
razo actual? ¿Qué representaba éste para la paciente y su
esposo? ¿Qué hechos motivaban su marcada ambivalencia
afectiva y sus temores frente a su gestación? ¿Por qué se
inclinaba conscientemente por el aborto?, etcétera.
Creo que podemos partir de las dificultades sexuales que
tenía Rita y de allí ir retrocediendo en su historia hasta llegar a
considerar la probable incidencia de hechos concernientes
incluso a las primeras etapas de su vida. Sus relaciones sexua-
les parecían despertar en ella intensos sentimientos de culpa,
que sin duda tenían mucho que ver con sus experiencias de
cohabitación y colecho y las consiguientes fantasías
incestuosas. Sude aborto
consecuencia podía considerarse
lo mencionado, como unen mecanismo
parte, y como
de
autocastigo por infringir la prohibición, máxime porque se
trataba de relaciones sexuales prematrimoniales. Pero el
aborto era a su vez generador de culpa por la destrucción del
159
La paciente no se hallaba motivada para realizar un tra-
tamiento prolongado. Concurría a la consulta por una necesidad
que era para ella claramente precisa y circunscripta, por lo que se
le propusodependiente
"abierto", una psicoterapia
de la de objetivos
evolución de limitados
su estadoy ydedefinal
las
vicisitudes que pudiese correr su embarazo.
Las metas terapéuticasinmediatas consistían en ayudarla a
entender mejor las causas determinantes de sus dudas acerca de
su embarazo, incluyendo las fantasías subyacentes que habrían
acompañado la búsqueda del mismo. En caso de que decidiera
proseguir su embarazo se concertó como objetivo la revisión de las
ansiedades producidas por y durante el mismo y de las
dificultades de diverso tipo que eventualmente pudiesen
presentarse. Si abortaba, en cambio, habría un replanteo de la
160
situación, teniendo en cuenta su estado y motivación para ser
tratada, aunque se le adelantó que en este caso sería con
seguridad tanto o más necesario aun que recibiese asistencia
psicológica.679
El tratamiento se planificó sobre la base de una técnica de
insight, con sesiones de cuarenta minutos, a razón de dos por
semana, considerándose muy útil, de ser posible en algún
momento, una eventual inclusión del esposo y otros familiares
de la paciente en el proceso terapéutico, por medio de entre-
vistas de orientación.
La sesión
A continuación se transcribe casi literalmente la séptima sesión
del tratamiento de Rita, quien estaba próxima a cumplir tres
meses de embarazo. Llega con veinte minutos de retraso.
P1 (Sonríe, un tanto turbada)'. No me diga nada...
T1 (Respondo
segundos,
con una. sonrisa. Hay un silencio de algunos
que interrumpo para dirigirme a ella, con tono ama-
ble): ¿Qué piensa acerca de que haya llegado tarde esta vez?
P2: La verdad es que sentía frío y tuve dificultades para
levantarme de la cama y venir.
T2: Aparte de eso, ¿cree que podría haber otros motivos?
P3 ( Terminante): No. (Breve pausa.) Me queda solo la mitad de
la sesión... (Cambia bruscamente el tono de voz, que revela
ahora cierta preocupación. )
T3: Así es. Entonces, media sesión no viene y la otra media
sesión sí. Creo que esto tiene que ver con sus sentimientos ante
su embarazo, es decir que parece sentirse como dividida en dos
partes: una viene,
por la que que quiere proseguir
y otra que no,elpor
embarazo
la que ynotener el en
viene bebé,
la
primera mitad de la sesión. Porque para usted, venir aquí
adquirió el significado de ocuparse de usted y de su embarazo,
con la idea de preservarlo. Un día antes de consultarme por
primera vez iba a ver a un abortero, por lo que yo me convertí
perro
P9: Talque
vez,
tiraron
pero yo
dentro
no me
de doy
unacuenta
bolsa alque
río.me pase eso con mi
embarazo. No siento todo eso... (Pausa algo prolongada.)
T9: Y en lo que respecta a lo de su mamá, ¿a qué vendrá? ¿Con
qué podría relacionarlo?
P10: No sé, no sé si tengo miedo por mí misma... Quizá sea
eso...
T10: ¿Miedo a que le suceda algo al estar embarazada?
P11: Sí...
T11: ¿Su mamá con el cuchillo será su miedo al bisturí, a que le
pase lo mismo que a ella, que la tengan que operar de
apendicitis?
P12 (Aprueba
T12: Si bien con un movimiento
a usted de cabeza.)
un médico le había dicho que tiene
apendicitis crónica, no queda del todo claro el porqué de ese
temor. Quiero decir, si no habrá más cosas en todo esto.
P13: Puede ser, en realidad no sé por qué me atormenta tanto
ese miedo a que algo malo me pase... (Pausa.) Yo quería decirle
también que estuve pensando en lo que le dije la última sesión,
que nada me atraía. En realidad, antes de casarme sí había
muchas cosas que me gustaban. No solo viajar, ser azafata,
sino también modelo, estudiar. Pude haberlo hecho antes de
casarme, pero no quise...
T13: ¿No quiso o no pudo? Porque algo le pasaría quizá, ya que
ganas no le(Sonríe,
P14: Sí... faltaban.con gesto de haber sido descubierta.)Me
gustaban muchas cosas...
807 Existen numerosos indicios al respecto. Mencionaré aquí solo un par de ellos,
por ser muy elocuentes. Recordó que cuando niña se ocupó de la crianza de varios
cachorros de perro y sobre todo de alimentarlos con mamadera, "como a bebés",
según su comparación, a raíz de haber enfermado la perra madre. Además había
relatado un sueño reciente, que tuvo mientras se hallaba ya embarazada, en el que
tenía un hijo que era en realidad un cachorro de perro, por el que experimentaba
mucho rechazo. (Es común la representación del embarazo en sueños a través de
animales pequeños, niños, objetos continentes, etc. [6].)
163
T14: Es cierto que ya próxima a casarse tendría que pensar en
conseguir con urgencia un empleo, para poder afrontar todos los
gastos que vendrían. . .
P15 (interrumpiéndome): ...Sí, pero antes de eso no existía un
problema así y sin embargo no pude hacer cosas...
T15: Sí, por lo visto es así.
P16: Y con psicología, que me gustaba, mi familia y mi marido,
llenos de prejuicios, se oponían y me decían: "¿A esa facultad
vas, y psicología querés estudiar? Ahí son todas unas desver-
gonzadas, unas 'locas' ". Después llegué a pensar que sería por
tenerme envidia, por no haber él podido estudiar una carrera. Al
final me sentí cansada de la facultad y dejé.
T16: Lo de cansada es una excusa entonces, como lo de no haber
querido hacer cosas que en realidad le gustaban. Son
explicaciones con las que trata de tapar cuánto dependía usted
de la opinión de los demás y lo sometida que estaba a ellos, como
que terminó sometiéndose a su marido dejando sus estudios,
cuando estudiar era algo muy deseado por usted. Me pregunto si
todo esto no tendrá también que ver con sus dificultades para
venir a las sesiones, como si sintiese que es algo, para colmo
relacionado con psicología, para lo que no tiene la aprobación de
ellos, por lo que le cuesta venir. Fíjese que todavía no le comentó
a su esposo que viene a tratarse. Lo hace a escondidas.
P17: Tiene razón. Sí, creo que es como usted dice. Mientras me
hablaba yo pensaba al mismo tiempo: parece como que necesi-
tara siempre que alguien me dé el empujoncito, que me apoye
para poder hacer cosas...
T17: Tal vez esté buscando eso en mí. Hoy se permite hablar aquí
de sus intereses, mostrarse ante mí con más iniciativa, quizás
espera que la ayude apuntalándola. Este problema de sus
dificultades para emprender algunas actividades muy deseadas
por usted es muy importante y creo que es algo parecido lo que
sucede con sus dificultades frente a su embarazo. Tiene deseos,
muy encubiertos, de ser mamá, de los que hoy da muestras con lo
de los perros, pero quizá también en esto se siente sin un
permiso para seguir adelante. Un permiso que estaría esperando
sobre todo de parte de su mamá, pero también de mí. Querría
sentirse autorizada por mí para proseguir su embarazo. Sería el
empujoncito que necesita para preservarlo, defenderlo. Por lo
visto le preocupa mucho qué piensa su familia sobre su
embarazo, y en especial su madre. Recuerde cómo cambió su
164
disposición ante el embarazo cuando ella cambió de opinión y lo
aprobó. Recién entonces se sentiría con permiso, aunque como
siente que ella no lo acepta del todo, no se quedó muy tranquila,
según parece.
P18: Es que yo medio le tuve siempre miedo a mi mamá. Mi
hermano le contestaba, se rebelaba y entonces "cobraba". Yo me
salvaba por quedarme calladita.
T18: Eso explica por qué cuando ella le dijo que "se lo quite", solo
ensayó una defensa muy tímida: "¡No! ¿Te parece?", le dijo usted.
Fue entonces no solo por sus propias dudas, sino también por sus
temores a contradecirla. Sería desobedecerle, rebelarse y
exponerse a ser castigada por ella. A lo mejor por eso tiene miedo
a conservar su embarazo, a que en castigo le suceda algo malo,
que la tengan que operar de apendicitis, por ejemplo, y en parte
siente que por todo esto sería mejor "quitárselo" y así evitar todo
peligro. Esto significa que sigue pendiente de los otros,
esperando el visto bueno para poder llevar adelante sus cosas, y
ahora el embarazo.
P19 (En tono de amable protesta): ¡Bueno, doctor, pero mis
padres no querían a mi marido, se oponían a que me case y yo lo
hice igual...!
T19: Es cierto, pero entonces se entiende que con mayor razón
usted se sienta tan inquieta. Encima de que se atrevió a casarse
con él, reprobada por sus padres, querer ahora tener un hijo de
él... (Bromeando) ¡Es lo último!
P20: ¡Ah!... (Sorprendida.) No lo había pensado así... Creo que es
así...
T20: Entonces, pienso que se sitúa en la posición del perrito,
temiendo ser castigada muy duramente por "calentarse" y tener
relaciones sexuales. Su culpa por haberse casado pese a la
oposición de sus padres y por tener relaciones sexuales, antes y
después de casarse, parece que no ha desaparecido y ahora es
mayor aun con su embarazo. Si bien debe haber muchas otras
cosas más por ver con respecto a los problemas frente a su
embarazo, creo que hoy vimos algunas que parecen ser muy
importantes y estar pesando mucho en usted. ¿Qué opina?
P21: Que sí, que tiene razón.
T21: Tenemos que dejar por hoy.
165
Comentarios sobre la sesión
167
cual se suma el hecho de que el aborto es a su vez el castigo por
haber realizado algo prohibido.
3o) La perra en celo me hace pensar en el actual embarazo
de Rita, ya que el celo es el período en el que tiene lugar la
preñez. Este pensamiento es el punto de partida de las dos
suposiciones que figuran a continuación.
4o) Podría haber además fantasías subyacentes referidas al
parto, en las que prevalecería el temor a dar a luz un hijo
deforme o tal vez monstruoso (perro "descaderado") que luego
tendría que ocultar o eliminar, lo que se relacionaría con su
culpa por sus deseos sexuales incestuosos y por el aborto.
5o) Expresarían su actual preocupación y sus temores por
la suerte que podría correr su hijo y en especial por la
perspectiva de ser víctima de un violento ataque familiar a su
embarazo, ataque fantaseado como un aborto, ya que la familia
aparece condenando su sexualidad y por ende su matrimonio y
embarazo.
Finalmente me decido por formular una interpretación que
enunciadas
pueda conectarla
en quinto
con término
las probables
y a fin fantasías
de poder subyacentes
abordar su
situación-problema, aunque todas las hipótesis conciernen a la
conflictiva focal y se encuentran íntimamente relacionadas. Es
que este último enfoque se ajusta más a lo que se ha venido
evidenciando en las sesiones. Por otro lado su miedo al aborto es
propio dé, la etapa de la gestación que está atravesando, en la
que existe el riesgo de un aborto espontáneo (6). Que en tales
circunstancias comprenda y acepte una interpretación relativa a
estos temores podría a la larga resultar menos difícil que si se
optara por otras interpretaciones, pues parto de hechos ya
conocidos por Rita, como lo son el significado de bebés que para
ella tienen
objetivo los perrosaquí
importante y laesoposición
que puedafamiliar
tomaraconciencia
su gestación. Un
de sus
sentimientos de protección hacia el hijo, los que han
posibilitado su consulta y que proyecta en el esposo y en mí,
siendo necesario que los reconozca, así como lo hace con sus
sentimientos de rechazo hacia el embarazo. 881
818
En una sesión anterior tuve ocasión de mostrarle que hechos tales como la
crianza de los cachorros, sus exclamaciones -"¡Me lo sacaron!"- después del
aborto, lamentándose y protestando por lo sucedido, y su negativa a abortar
168
T8 configura entonces una apertura hacia una línea
interpretativa a seguir a lo largo de esta sesión. Comienzo allí
tratando de dar a la joven una idea de que la aparición de estos
recuerdos se debe al determinismo psíquico. Le muestro sus
ocultas tendencias maternales, el miedo a perder otra vez el hijo
a través de un nuevo aborto, fantaseado como si fuese su familia
la que le arrebata violentamente el hijo y lo destroza, como
sucedió con su perro. (La evocación del perro atropellado por un
camión también parece expresar su preocupación por el destino
del hijo.)
En P9 la paciente rechaza aparentemente la interpretación,
valiéndose esencialmente de la negación.
En T9 trato de indagar -mediante una pregunta- qué
significa el resurgimiento del recuerdo de los accesos de vio-
lencia de su madre.9 Puede apreciarse aquí, además, y en lo
169
que va de la sesión, la asunción de un papel decididamente activo
por parte del terapeuta, quien no se limita a esperar el material
del paciente e interpretar a partir de su presentación sino que
participa intensamente y de diversas maneras, que incluyen la
formulación de frecuentes preguntas (TI, T2, T4, T6, T7, T9) y de
explicaciones que recuerdan sintéticamente la consigna de
trabajo (T5). Junto a la activación yoica en el paciente, esto se va
traduciendo en una gradual demarcación y ahondamiento
focales.
Desde P10 se va confirmando la vigencia de una imago
materna muy persecutoria, por la que inconscientemente se
siente amenazada y condenada a abortar, lo que configuraría el
conflicto básico. T10 y T11 son en realidad interpretaciones que
rozan y apuntan a este conflicto (aunque sin revelarlo
directamente por el momento), formuladas como interrogantes,
es decir, como suposiciones, y destinadas también a comprobar
su respuesta a las mismas, a fin de precisar si es factible que
pueda tolerar ya cierto enfrentamiento con dicho conflicto. Su
miedo a tener que ser intervenida quirúrgicamente de
apendicitis, como lo fuera su madre, está sin duda más próximo
a la conciencia que su miedo al aborto -de ahí su rápida
respuesta de aceptación de la interpretación en P12, lo que no
ocurre en P9— con el que conforma el punto de urgencia, dado
por los particulares temores correspondientes a la etapa de
gestación que está atravesando1082 y que el mito familiar acerca
del embarazo fomenta sobremanera.11
En T12 trato de incrementar su motivación para com-
prender mejor las causas de sus temores, abriendo un nuevo
interrogante. En P13 no aporta inicialmente de un modo directo
elementos de interés como respuesta. Luego sobreviene una
pausa, tras de la cual parece querer huir del tema, quizá muy
ansiógeno (lo que sugiere que debo tratar de no caer en inter-
pretaciones prematuras dentro del conflicto en cuestión), aunque
aquello a que hace referencia guarda de igual manera estrecha
relación con lo evitado, ya que alude a su sometimiento al grupo
82 10
Recuérdese que fue también al cumplirse aproximadamente el tercer mes
de embarazo que su madre debió ser sometida a la intervención quirúrgica.
11 Transferencialmente, el punto de urgencia de esta sesión
comprende el temor de ser abortada -expulsada- por mí, lo que se pone
claramente en evidencia sobre todo al principio (Allegro [1]) .
170
familiar, así como también a su pareja —tal como puede
comprobarse poco más adelante en la sesión-, lo cual la llevó a
abandonar diversas actividades, censuradas esencialmente por
las connotaciones sexuales que para ellos tendrían.
En T13 destaco la negación maníaca de la realidad, esto es,
del sometimiento a las normas grupales. (En esta paciente se
hace necesario señalar a menudo el empobrecimiento a que la
conduce la exacerbación de sus defensas maníacas, que
fundamentalmente se oponen a su autoconocimiento.)
En P14 y P15 la paciente da muestras de aceptar la
realidad evidenciada. La negación parece ceder un tanto. Ya en
P16 se anima a rescatar y volcar juicios críticos hacia quienes se
oponían, prejuiciosamente, a sus estudios.
En T16 aludo a sus racionalizaciones ante las dificultades
causadas por el sometimiento, a las que sumo las que registra
para asistir a las sesiones, dada su vinculación con lo prohibido
(la psicología). Insisto así en ocuparme de los obstáculos
resistenciales. En otro orden de cosas se aprecia también la
extensión que en esta oportunidad, como en otras dentro de esta
sesión, puede alcanzar, al ser formulada, una interpretación o
cualquier otra intervención verbal en estos tratamientos, lo que
armoniza con el tipo de vínculo y por ende de comunicación que
se instala, cuyos rasgos salientes son una mutua participación
activa, en una atmósfera de ágil intercambio, en la que no
preocupa demasiado que por momentos el terapeuta pueda
llegar a hablar tanto como el paciente e incluso más que él.
En P17 puede decirse que Rita está en una situación
próxima al insight. El material que suministra resulta suma-
mente productivo y revela además un buen funcionamiento yoico
al servicio de la tarea.
En T17 se hace necesario interpretar la transferencia. Por
intermedio de esta interpretación se espera que Rita comprenda
un aspecto importantísimo de la problemática actual y el motivo
latente de consulta, que sería la búsqueda de una figura
parental -sobre todo materna- permisiva y protectora de
su maternidad.1283 Me incluyo en la interpretación en tanto
8312
Pueden advertirse aquí, además, fantasías transferenciales eróticas que
no fueron interpretadas, aunque sí detectadas (se aprecian en P17 y en el
hecho de asistir al tratamiento a escondidas del marido).
171
ésta no implique concentrar todo el interés de la paciente en su
relación terapéutica. Trato así de orientar de inmediato su
atención hacia las figuras de su realidad externa y cotidiana,
característica fundamental de estas terapias. La interpretación
"transferencial" cumple aquí para la paciente una función
claramente ilustrativa de sus problemas actuales (dependencia
patológica), sin ser utilizada como un instrumento para
promover la dependencia regresiva transferencial al no cons-
tituir necesariamente el tipo principal de interpretación y al
llevarse a cabo la conexión con lo que sucede con otros objetos
de la realidad externa.
En TI7 puede apreciarse además el intento de reubicar a
la paciente en la situación-problema, llevando nuevamente al
primer plano su gestación, lo que configura un aspecto de la
labor de focálización.
En P18 surge el temor de Rita a su progenitora, en espe-
cial al castigo por la rebelión, lo que dentro de la estructura
focal involucra ya el conflicto básico. Este momento es el
resultado de la paulatina penetración en el foco a lo largo de la
sesión y de que poco a poco hayan ido cediendo las defensas
maníacas, permitiendo así que emerja la situación persecutoria
subyacente.
T18 es una nueva interpretación "extratransferencial" por
medio de la cual se intenta proveer un insight inicial de un
aspecto decisivo de sus conflictos, dado por su sometimiento a
la figura materna y, por extensión, a otras figuras super-
yoicas, con la perspectiva de lograr en sesiones posteriores —
hasta donde resulte posible e indicado— y sobre la base de esta
revelación, un mayor ahondamiento, que contemple entre otras
cosas el problema de la culpa, en un sentido más amplio, por el
hecho de crecer y desprenderse del grupo familiar.
En P19 la paciente brinda elementos para que en T19 se
convalide y complemente lo expresado en T18, dando así lugar
a que se clarifique aun más su visión del problema actual a la
luz de sus sentimientos de culpa por haberse "rebelado".
La intervención T19, empleando un tono de broma —
siempre sobre la base de una actitud cordial hacia la paciente—
responde al giro expresivo asumido por Rita en P19 y cierra un
momento de logrado insight, como parece atestiguarlo su
reacción en P20, demostrativa del efecto emocional producido
por los hallazgos. (Este pasaje de la sesión es a lavez uno de los
172
que mejor ejemplifican el cariz de diálogo afable y fluido que
suele tomar la comunicación.)
En T20 creo por fin posible y oportuno enfrentar a la
paciente, contando con ciertas perspectivas de que logre
insight, con contenidos reprimidos que pueden desentrañarse
del recuerdo del perro maltratado, de modo tal que casi toda la
sesión puede considerarse, desde este punto de vista, como una
labor preparatoria a la recepción de interpretaciones como
estas, de importancia crucial en el proceso terapéutico puesto
que abordan, aunque sea parcialmente, el conflicto básico
dentro del foco, lo que no siempre es posible. Intento asimismo
en T20 reafirmar lo formulado en interpretaciones
inmediatamente anteriores. Por último, y a manera de cierre,
incluyo apreciaciones acerca de los hallazgos obtenidos en la
sesión, que procuro sirvan para estimular la participación de
Rita en la tarea, mientras también trato de mantener su
curiosidad y sus expectativas respecto a ésta ("...debe haber
muchas otras cosas más por ver...", etc.) y de propiciar en ella
una actitud reflexiva, de introspección, contrarrestando even-
tuales tendencias al acting (a causa de una
"seudoindependencia", por ejemplo).
P21 es una nueva respuesta afirmativa de aceptación a
mis intervenciones. Respuestas como esta van haciéndose más
frecuentes en el transcurso de la sesión (corroborar desde Pll en
adelante y muy especialmente P17 y P20) y me sugieren, dado
el clima afectivo imperante, que se trata de una atenuación de
los mecanismos maníacos y de un ascendente predominio de la
transferencia positiva, en vez de respuestas hipócritas o de un
sometimiento al terapeuta.
Rita decidió proseguir su embarazo. En los estadios fina-
les del mismo padeció una afección renal por la que debió
guardar reposo en cama por espacio de cerca de un mes y medio
y de la que se recuperó por completo. Dio a luz una robusta
niña, en un parto normal. Poco tiempo después dimos por
terminado su tratamiento.
173
Referencias bibliográficas
174
8
DIFICULTADES DEL TERAPEUTA
PARA LA FORMACION, PRACTICA E INVESTIGACION
EN PSICOTERAPIAS BREVES184
Introducción
84
Este capítulo tiene como base un trabajo que presenté en el Primer
1
Congreso Panamericano de Medicina Psicosomática, realizado en Buenos
Aires en 1972, bajo el título de "Dificultades del terapeuta para la práctica de
la psicoterapia breve". Considero que, a pesar del tiempo transcurrido, las
dificultades a que me refiero en este capítulo persisten en el momento actual
sin mayores modificaciones.
175
mas exigen y que las diferencia de otras técnicas
psicoterapéuticas.
Encontramos así que en la práctica asistencial, sea en los
servicios psiquiátricos hospitalarios o en los centros de salud
mental, en los hospitales psiquiátricos o en las instituciones
privadas, a medida que pasan los años sigue dando aún la
impresión
psicoterapiasde breves
que los terapeutas
"hacen que sey dedican
lo que pueden" enfrentana a las
su
manera las vicisitudes y dudas que les impone la tarea. No
podemos menos que suponer que tal situación disminuye la
eficacia terapéutica del procedimiento y que es necesario por
ende vencer las trabas que existen para instrumentar con éxito
los distintos recursos que pueden formar parte de la terapéutica
breve.
Estos hechos me han llamado mucho la atención y tam-
bién yo me he formulado las obligadas preguntas: ¿Por qué
ocurre esto? ¿Qué motivos hay para que el proceso de aprendi-
zaje de los terapeutas del empleo de las terapias breves se
retrase y se vea
han señalado yaaalgunas
menudode
entorpecido?
las causas. Diversos investigadores
Por la importancia que
tienen y la relación con lo que luego plantearé, voy a citarlas
aquí. Pero por mi parte quiero referirme a la incidencia que, en
mi opinión, tienen sobre estos hechos ciertos fenómenos propios
de la relación paciente-terapeuta, en su mayor parte
inconscientes, y que justamente a causa de esta condición
influyen sobremanera en la misma, siendo más difíciles de
controlar. Corresponde aclarar que estas opiniones mías son
básicamente el resultado de mis reflexiones acerca de las
propias vivencias experimentadas a lo largo de mi tarea en
psicoterapias de tiempo limitado y del conocimiento de las
ideas de H. Searles (15) (16) (17) sobre la interrelación pacien-
te-terapeuta, que despertaron un profundo interés en mí,
aclarándome aspectos de decisiva importancia en el proceso
terapéutico.
Me ocuparé a lo largo de este capítulo de los siguientes
puntos:
La dificultad de adaptación al encuadre de la
psicoterapia breve.
Dificultades ante la terminación del tratamiento
psicoterapéutico breve.
176
Dificultades en la evaluación de los resultados obteni-
dos en psicoterapia breve.
Relegación de la psicoterapia breve como indicación
terapéutica.
Otras dificultades del terapeuta frente a las terapias
breves.
Conclusiones.
180
A) LA RELACIÓN TERAPEUTA-PACIENTE
EN EL TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO
863 Dice Searles que el analista llega asentir por momentos que es el único
terapeuta en el mundo que puede curar a ese paciente, se siente una madre
omnipotente, "el Dios creador en la situación terapéutica". Señala también:
después de todo este sentimiento no es otra cosa que lo que siente la madre con
respecto
(15). a su divina indispensabilidad para con su infante lleno de necesidades"
4 La aparición de estas emociones en el terapeuta es parte fundamental de
la contratransferencia y de ninguna manera implica necesariamente que en él
exista una situación patológica. Pero de esto se desprende la importancia de su
análisis personal, pues sus propios conflictos podrían ligarlo
en demasía con el
paciente como objeto gratificante y la relación con él podría tender a adoptar una
modalidad simbiótica tal que llegara a dificultar la individuación de! paciente en
el proceso terapéutico. Sería un claro ejemplo el caso del terapeuta que carece de
descendencia y que ve en su paciente a un hijo. Es de suponer cómo y cuánto
pueden estas circunstancias complicar una psicoterapia, especialmente si es
breve, y hasta hacerla fracasar.
181
el tratamiento suele centrarse en la elaboración de la relación
transferencial.
En resumen: el establecimiento del vínculo simbiótico en
la relación paciente-terapeuta parece ser un fenómeno que
tiende a producirse espontáneamente. En el tratamiento
psicoanalítico esta interrelación simbiótica puede ser
fomentada en beneficio del proceso terapéutico.
B) LA RELACIÓN TERAPEUTA-PACIENTE
EN LA PSICOTERAPIA BREVE
875 Malan es una excepción, pues mantiene una posición opuesta en este
decisivo problema. Propone interpretar la transferencia desde el comienzo y
con frecuencia (12).
182
las interpretaciones denominadas "extratransferenciales", que en
realidad tienden a hacer conscientesotras transferencias del
paciente, aquellas que establece con las personas con las cuales se
relaciona en su vida cotidiana, ya que desde un primer momento se
procura que concentre su interés en ella en lugar de hacerlo en su
relación con el terapeuta. Esto, desde luego, es coherente con el
propósito de lograr la resolución de sus conflictos actuales. Es de
suponer entonces que la P.B. no se presta para que el terapeuta vea
satisfechas suficientemente ciertas expectativas latentes en la
relación con el paciente, a diferencia de lo que sucede en la práctica
del psicoanálisis. Lo vivenciado por el terapeuta que realiza una
terapia breve puede diferir bastante de lo que experimenta con un
paciente en tratamiento psicoanalítico. En este último caso puede
"atraer" al paciente hacia una intensa neurosis de transferencia, en
la que el terapeuta se sentirá un protagonista importante. Pero en
una terapia breve, al tener que hacer hincapié en "el afuera" y
llevar al paciente a interesarse por la revisión de sus vínculos con
su verdadero padre, madre, cónyuge, jefe, etc., el terapeuta puede
experimentar unsentimiento de exclusión.Es decir, ya no será un
terapeuta-madre y deberá en cambio conformarse con su condición
real de docente experto(8) en el tratamiento, procurando mantener
una transferencia positiva moderada Se sentirá entonces fuera del
universo del paciente. Las consecuencias de esta vivencia
contratransferencial de frustración que, como se deduce, puede
repetirse con asiduidad en una terapia breve, dependerán de sus
posibilidades de resolución del conflicto. Si éste alcanza cierta
intensidad y no es controlado adecuadamente, puede dificultar en
grado sumo la tarea del terapeuta, que llegará a adquirir o no
conciencia de la situación. Es posible por ejemplo que reaccione con
intervenciones agresivas, que podrán ser a su vez racionalizadas. Si
los motivos son reprimidos, puede adjudicar erróneamente esta
sensación de insatisfacción y desilusión a una supuesta ineficacia o
fracaso del método psicoterapéutico breve, tendiendo a la vez a
convencerse de que solo el análisis exhaustivo y sistemático de la
transferencia puede ayudar al paciente y que de otro modo la
terapia es "superficial". En suma, sostendrá que es preciso
insistir en interpretar en el "aquí y ahora conmigo'', 688 en la búsqueda
886
Esto se manifiesta de una manera más acentuada cuando el terapeuta
posee una orientación predominantemente kleiniana.
183
inconsciente de gratificación a través del fomento de la neurosis
transferencial.
184
Otros autores hacen referencia a una necesidad de
autocontrol del terapeuta para regular las interpretaciones
transferenciales y con ello la regresión del paciente (1) (10).
Dice acertadamente Fiorini: "Habría además una contra-
dicción entre un encuadre de tiempo limitado y un proceso en el
cual las intervenciones del terapeuta 'propusieran' la regresión
y la concentración de afectos del paciente en esa relación
bipersonal (la situación se expresaría en esta proposición: 'esta
relación que usted mantiene conmigo es muy importante para
entender y tratar su enfermedad; vuelque en ella todas sus
emociones y expectativas. Pero prepárese para cortarla
pronto')" (8). Mensaje y acción resultarían aquí del tipo estí-
mulo-frustración, lo que suele perturbar al paciente.
También tienta interpretar conflictos ajenos al foco tera-
péutico, aunque sabemos que en P.B. no es aconsejable abrir
demasiadas heridas en el paciente. Además no desconocemos,
por el ejercicio del psicoanálisis, que ello conduce a un incre-
mento de la regresión. Personalmente, y en especial en mis
primeras experiencias en P.B., me demandó un gran esfuerzo el
"dejar pasar" sin interpretar el material no relacionado con el
foco.
Asimismo podemos comprender la resistencia que a veces
experimenta el terapeuta a buscar y encontrar objetivos limi-
tados en cada caso, pues eso lo obligaría a situarse más de lleno
en la problemática actual del paciente para ayudarlo a resolver
cuestiones muy concretas e inmediatas con un criterio
prospectivo, procurando estimular en él la confianza en sí
mismo, así como su desenvolvimiento independiente, y lograr
de este modo que pueda ser dado de alta.
185
Pero de este punto me ocupo con más detalle en el capítulo
siguiente.
Solo agregaré al respecto que como consecuencia de la
dificultad de paciente y terapeuta para aceptar la separación se
llegan a convenir recontratos que permiten prolongar la
relación.
186
pueden aceptar el crecimiento y desprendimiento de sus hijos,
intentan seguir tratándolos como a niños.
Searles señala en la fase de resolución de la simbiosis los
sentimientos de desvalorización y pérdida que suele experi-
mentar el terapeuta por todo lo que para él significa el pacien-
te, con el que tiene "una relación mucho más profunda de la
que se cree capaz de percibir en sí mismo" (15).
Se tiende así a desvalorizar la terapia breve, ante la
necesidad inconsciente de mantener el uso excluyente del mé-
todo psicoanalítico como fuente de gratificación a partir del
establecimiento de un vínculo simbiótico con el paciente (neu-
rosis o psicosis transferencia!). La pasividad que aún observa-
mos para contrarrestar este "movimiento" me hace pensar en
una especie de acuerdo tácito entre los terapeutas, en una
complicidad inconscientemente consolidada, cuyos motivos
subyacentes se mantienen ocultos.
Conclusiones
lo que aenfatizando
narlas, P.B. se refiere, con la intención
especialmente de contribuir
la importancia a alla-
que tiene el
reconocimiento de los fenómenos propios de la relación tera-
peuta-paciente y de su influencia en el proceso terapéutico. Tal
reconocimiento podría favorecer un ejercicio exitoso de la P.B. a
través de una más ajustada y eficaz adaptación del terapeuta a
su encuadre y aumentar el interés por la investigación sobre
este método. A nadie escapa que solo una pequeña minoría de
psicoanalistas se ocupa en nuestro medio de la investigación en
P.B. La mayoría, en cambio, se ha mostrado interesada en otras técnicas,
189
como por ejemplo las psicoterapias grupales prolongadas (posiblemente
más gratificantes en el sentido considerado en este trabajo).
Las experiencias clínicas en P.B., adecuadamente supervisadas, son
en el momento actual muy necesarias para desterrar prejuicios y permitir
la comprobación directa de la real utilidad de este recurso terapéutico.
Si todo esto se concretara, probablemente se lograría también una
valoración más objetiva y favorable de las terapias breves dentro del
panorama de la terapéutica psiquiátrica.
Creo que es necesario un estudio más exhaustivo del problema. Aspiro a
que estas impresiones mías obren como un estímulo y que finalmente
logremos obtener hallazgos que arrojen más luz en el controvertido
campo de las terapias breves.
Referencias bibliográficas
190
10.- "Psicoterapia dinámica breve. Aportes para una teoría de la
técnica", Coloquio Acta 1967: Psicoterapia Breve, Acta psiq. psicol.
Amér. Lat., junio 1968, vol. XIX, n° 2, Buenos Aires.
11.- Freud, S., "Los caminos de la terapia psicoanalítica", en S.
Freud, O.C., Biblioteca Nueva, Madrid, 1948, t . I I .
12.- Malan, D. H., A Study of Brief Psychotherapy, Tavistock, Lon-
dres; Charles Thomas, Springfield, Illinois, 1963. (Vers. cast.: La
psicoterapia breve, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires,
1974.)
13.-Montevechio, B. R., Comunicación personal.
14.-Rangell, L., "Psicoanálisis y psicoterapia dinámica: similitudes y
diferencias", Rev. de Psicoanálisis, t. XXV, III, 1, 1971.
15.- Searles, H., "Fases de la interacción paciente-terapeuta en la
psicoterapia de la esquizofrenia crónica", Brit. Journal Med. Psychol.,
1961. Ficha inédita.
16.- -, "Introducción", en Collected Papers on Schizophrenia and
Related Subjects, Hogarth Press, Londres, 1965. Ficha inédita.
17.- -, "'Formas de inducir a la locura", en Elementos de la etiología y
la psicoterapia de la esquizofrenia, cap. VIII, B.J. of Med. Psychology,
1959. Ficha inédita.
18.- Small, L., ob. cit. en 2.
19.- Szpilka,
Coloquio ActaJ. y Knobel,
1967: M., "Acerca
Psicoterapia de la
Breve, Acta psicoterapia
psiq breve",
psicol. Amér. Lat.,
junio 1968, vol. XIX, n° 2, Buenos Aires.
20.- Usandivaras, R., "Problemas que plantea la investigación sobre
psicoterapia breve", en Coloquio Acta 1967: Psicoterapia Breve, Acta
psiq. psicol. Amér. Lat., junio 1968, vol. XIX, n° 2, Buenos Aires.
21.- Wolberg, L., "La técnica de la psicoterapia breve", en L.
Wolberg y colaboradores, Psicoterapia breve, Gredos, Madrid, 1968,
cap. VI.
22.- — y colaboradores, ob. cit. en 21.
191
192
9
ACERCA DE LA TERMINACION DEL TRATAMIENTO
EN PSICOTERAPIA BREVE
Introducción
En este capítulo me propongo analizar algunas de las vicisitu-
des que se presentan en las terapias breves psicoanalíticamente
orientadas con motivo de la terminación del tratamiento,
partiendo del reconocimiento de que tanto el paciente como el
terapeuta deben afrontar el duelo ocasionado por la finalización
del vínculo terapéutico.
Quiero exponer de qué manera y hasta dónde los resulta-
dos del tratamiento estarán indefectiblemente relacionados con
las posibilidades de paciente y terapeuta de tolerar sufi-
cientemente la separación. En lo que concierne a este último,
su capacidad de enfrentar adecuadamente el duelo ha de ser
una condición fundamental para un eficaz manejo técnico de la
situación.
Solo a fin de poder mostrar con mayor claridad lo que
sucede en el binomio paciente-terapeuta ante la finalización de
una terapia de tiempo limitado, dividiré mi presentación en los
dos puntos siguientes:
Reacciones causadas en el paciente por la separación.
Reacciones causadas en el terapeuta por la separación.
193
Reacciones causadas en el paciente por la separación
1
90
Me refiero al caso de A. (véase cap. 13, p. 243), quien, durante la
evaluación, se mostró abiertamente hostil. Se trataba de un paciente con
marcados componentes obsesivos y un núcleo melancólico, con relaciones de
objeto muy ambivalentes. El psicodiagnóstico inicial había revelado además
una gran disposición a entablar vínculos de características regresivas y
simbióticas, pero tratándose de una psicoterapia hospitalaria no había
posibilidades de efectuar otro tratamiento que no fuese de tiempo limitado.
194
Primer sueño: El paciente aparece en un depósito que
tiempo atrás "había estado hecho un barullo" -según su
expresión- porque contenía mercaderías, y que ahora está
muy limpio y ordenado, aunque produce a la vez "la
impresión de vacío". Agrega que se trata de una "vieja
construcción en reparaciones", que quedaron interrumpi-
das, y que el techo del depósito es de color negro. Por
último dice que en el sueño le debían un dinero que tenía
que reclamar.
Asoció el depósito con el que en realidad había tenido un
año atrás, en sociedad con un amigo.
El depósito lo representaba a él, particularmente a su
cabeza, en la que había tenido un "barullo" (confusión) cuando
llegó al tratamiento. Sentía ahora que tenía las cosas (ideas)
más claras, su mente más "limpia" y sus pensamientos (merca-
derías en el sueño) más ordenados, pero a la vez en el depósito
condensaba su sensación de abandono, de vacío por la separa-
ción. Le dije que con la mención de su amigo parecía aludir a
mi persona; por
terapéutico, la sociedad era ocupábamos
el cual nos una referencia
de asunuestro convenio
cabeza-depósito.
El sentía además que se quedaba "reparado a medias", como el
depósito, y que yo interrumpía su reconstrucción; su protesta y
reproche ahogados contra mí al sentirse abandonado aparecían
en el sueño como dinero que le debían y que tenía que
reclamar.
También el techo simbolizaba su cabeza. El color negro del
mismo fue asociado por el paciente con "mal augurio, mal
destino", y era una referencia a sus temores por los peligros a
los que se sentía expuesto a causa de la separación. Este
detalle del sueño era pues, específicamente, una representación
de su miedo a la locura.291
Segundo sueño: Un amigo suyo trabaja como ayudante en
un teatro. Por siete horas de jornada le pagan una escasa
suma de dinero. El siente una gran indignación.
2
91
Probablemente el color negro representaba además el luto ante el duelo
ocasionado por la separación, que a su vez reactivaba el de la pérdida de su
madre, acaecida cuando todavía era un niño (1).
195
El amigo era, por cierto, él mismo, que se hallaba muy
rabioso conmigo porque sentía que yo le daba poco y que estaba
en deuda con él al abandonarlo, tal como aparecía en el sueño
anterior.
Tercer sueño:Trabaja en el interior de un gran edificio en
el que hay mucha gente. Tiene una habitación para él solo
y utiliza herramientas de color negro.
El edificio grande en el que había mucha gente represen-
taba el hospital donde lo atendí. Otra vez se evidenciaba su
sentimiento de abandono, tras la aparente satisfacción de tener
una habitación para él solo. Tenía que arreglárselas (trabajar)
solo y no confiaba en sus propios recursos (las herramientas
negras. De nuevo figuraba el color negro como símbolo de mal
augurio).
Cuarto sueño: Ve a un niño descender a gran velocidad
por un tobogán.
Con
en elfrecuencia
paciente. la separación
Ferrari repercute comentan
y Marticorena más en el acerca
terapeuta que
de una
experiencia en psicoterapia breve: "Lo más notable [...] fue
observar las dificultades de desprendimiento de los propios
terapeutas [...]. Por lo común, las dificultades para separarse
aparecieron más del lado del médico que del paciente" (3).
Ya me he ocupado en parte en el capítulo anterior de los
problemas del terapeuta para aceptar la separación del paciente
al llegar a su fin el vínculo terapéutico. Aquél puede llegar a
resistirse a reconocer los eventuales progresos del paciente y
198
obrar fomentando en éste durante el tratamiento la neurosis
transferencial y la regresión en su afán inconsciente de
perpetuar su dependencia, evitando la ruptura del vínculo, que
le depara profundas gratificaciones, comúnmente negadas. La
separación significa para él verse privado de gratificaciones
simbióticas; el duelo provoca sentimientos de desvalorización y
pérdida (7).493
Un mecanismo defensivo del terapeuta ante las ansieda-
des por la separación es la negación del conflicto y su proyección
masiva en el paciente, lo que a veces adquiere características de
inoculación nociva, aun en aquellos pacientes que inicialmente
no se verían demasiado afectados por la separación. El
terapeuta "actúa" en esas circunstancias a través de sus
intervenciones (interpretaciones), inductoras de la dependencia
regresiva.
Deseo entonces que quede clara mi impresión de que en la
práctica la terminación del vínculo terapéutico es, en no pocas
ocasiones, más un problema del terapeuta que del paciente.
Este, en efecto, no tiene que vivirla necesariamente como algo
penoso y angustiante, sobre todo si se siente seguro de su
propia capacidad para enfrentar de ahí en adelante sus pro-
blemas por su cuenta, sobre la base de lo que ha adquirido
durante el tratamiento.
Se advierte que al fomentar el terapeuta la natural ten-
dencia regresiva del paciente sobre la base de una
extrapolación de la técnica psicoanalítica (uso reiterado o sis-
temático de interpretaciones transferenciales, interpretación de
material ajeno al foco, aumento de la frecuencia y/o periodi-
cidad de las sesiones, uso del diván, actuación poco activa del
terapeuta, etc.), el proceso se complicará más (ninguno de los
dos componentes de la pareja aceptará fácilmente la separa-
ción), y a menudo podrá desembocar en el consabido recontrato,
como expresión de una necesidad mutua de prolongar la
relación.
934
Dice Searles, refiriéndose a la fase de resolución de la simbiosis terapéuti-
ca: "Uno niega que en realidad la terapia va bien, que el paciente significa
mucho para uno, niega cuán profundamente quiere esas gratificaciones que
obtiene u obtuvo y cuán profunda es la sensación de pérdida que traerán
consigo los cambios". (7)
199
Aspectos técnicos
201
el abordaje de la situación crítica en sí, verdadero objetivo del
tratamiento.895
3o) Si seguimos adelante en el proceso terapéutico, nos
encontramos con que las complicaciones a las que aludimos
podrán evitarse o al menos -con frecuencia- atenuarse bastante
si el terapeuta se desempeña adecuadamente a lo largo de la
terapia, logrando ajustarse al encuadre de la P.B. Vale decir, si
estimula en el paciente su iniciativa personal, con un criterio
prospectivo, en lugar de fomentar la neurosis transferencial y
la dependencia regresiva. Como procuré demostrarlo en el
capítulo anterior, esto dependerá no solo de su familiarización
con la técnica de la P.B. o de que haya vencido los prejuicios
contra todo procedimiento que no sea el psicoanalítico y su
tendencia a extrapolar ese modelo técnico a la terapia breve por
creer que solo así podrá obtener buenos resultados, sino
también, y fundamentalmente, de que pueda renunciar a las
gratificaciones que ofrece el tipo de relación analista-paciente y
aceptar las condiciones, en ese sentido, más frustrantes que
impone la P.B. En síntesis, se requiere que el terapeuta tenga
un insight de esta problemática y un autocontrol de sus
tendencias naturales a establecer una modalidad simbiótica de
relación con el paciente que, según mi hipótesis, es la que a
menudo suele conducirlo -inconscientemente- a realizar
considerables y decisivas modificaciones del encuadre,
favorecedoras de la simbiosis terapéutica.
Considero que el manejo de la relación transferencial por
parte del terapeuta, juntamente con su capacidad para superar
los propios conflictos que pudieran derivar de la pérdida del
paciente como objeto gratificante, tendrán una influencia
decisiva en el cariz que tome la terminación del tratamiento y
posterior separación para ambos protagonistas. Cuando el te-
rapeuta no puede controlar esta situación y no toma las pre-
cauciones correspondientes, se suele llegar a una fase final del
tratamiento en que la separación se hace más difícil general-
mente para él y su paciente, más perturbadora y a la larga más
frustrante: éste se encuentra finalmente en una actitud
regresiva y dependiente y aquél privado de su objeto grati-
95 8
Coincido con Fiorini cuando por su parte señala que en P.B. "podría
cuestionarse la validez de una línea interpretativa focalizada en las vivencias
transferenciales frente al duelo del alta" (4).
202
ficante, con una sensación de desilusión, por haber efectuado
un tratamiento al que considera como interrumpido y poco
eficaz.
Me he referido ya a la conveniencia de abordar, general-
mente en la fase final del tratamiento, el problema de la sepa-
ración.
4o) Bellak y Small (2) han señalado además la importancia
de mantener algún contacto con el paciente luego de haber
concluido el tratamiento, a fin de que éste no se sienta abando-
nado y de conservar una transferencia positiva. A tal efecto
sugieren solicitar al paciente que haga saber al terapeuta cuál
es su estado mediante cartas o llamadas telefónicas. Considero
que este propósito puede ser cumplido tanto o más satisfac-
toriamente por medio de entrevistas de seguimiento.
Conclusiones
203
deberá al menos señalarse la situación de duelo, ya que no contamos con
mejores posibilidades para su elaboración.
4. El mantenimiento de una transferencia positiva a posteriori de
la realización del tratamiento, al que podrán contribuir las entrevistas
periódicas de seguimiento.
En P.B. debe tratarse de llegar a la finalización del tratamiento de
modo tal que el alta coloque al paciente en condiciones de vivir una
experiencia estimulante y reaseguradora, a partir de la comprobación de
que su autodesenvolvimiento es ahora posible. En lo que al terapeuta se
refiere, es de esperar que encuentre gratificaciones en los resultados
terapéuticos, es decir, en el logro de una actitud relativamente indepen-
diente y demás progresos en el paciente y por ende halle en el método
psicoterapéutico breve un recurso útil, sin tener que llegar, en cambio, a
fomentar la simbiosis terapéutica gratificante, radicalmente opuesta a los
propósitos inherentes a este procedimiento.
Referencias bibliográficas
204
10
ALGUNOS PROBLEMAS TECNICOS
CARACTERISTICOS Y RIESGOS EN
PSICOTERAPIA BREVE
96
Las técnicas dramáticas pueden constituir un recurso útil para lograr la
1
movilización del paciente y combatir la intelectualización, sobre todo si se
dispone de relativamente poco tiempo de tratamiento. Otra posibilidad estaría
dada por un eventual empleo del método de libre asociación (véase cap. 6, p.
110).
206
por semana, o aun con intervalos más prolongados. En el
procedimiento psicoanalítico estándar el terapeuta podría
arriesgar una interpretación desagradable, pues puede apreciar
su efecto al día siguiente y proteger al paciente contra un
aumento de angustia. Si se expusiera esta misma interpretación
en una psicoterapia más breve, la angustia podría acumularse
en tal medida que el paciente caería en el pánico... Se requiere,
por lo tanto, mayor atención e incluso mayor agilidad por parte
del terapeuta (3).
3. A partir de la necesaria circunscripción que en el abordaje
requiere una terapéutica sectorial, en la que debe atenderse
preferentemente a aquello que concierne a la con- flictiva focal
del paciente, existe la posibilidad de que la dinámica del
tratamiento sufra una limitación esquemática, con el
estancamiento consiguiente. Pero todo terapeuta dispuesto a
mantenerse suficientemente receptivo a las comunicaciones del
paciente y a desentrañar siempre nuevos significados, podrá
contribuir al logro de un proceso terapéutico rico, al posibilitar
reajustes y hallazgos que lo conduzcan a poder replantearse la
estrategia, evitando así quedar reducido a un plan rígido que,
por serlo, limite sus alcances.
4. Un mal manejo técnico por parte del terapeuta -por
traspolación de la técnica psicoanalítica — puede fomentar
iatrogénicamente la regresión vivencial y la neurosis de trans-
ferencia en el paciente y acarrear diversas complicaciones dada
la fugacidad de la relación paciente-terapeuta y frente a la
separación, complicaciones a las que ya me he referido en los
capítulos 8 y 9, así como también a las medidas preventivas y
terapéuticas a tomar.
5. Pero la regresión, indeseada, alcanza inevitablemente
gran intensidad en ocasiones, de un modo espontáneo. En
nuestro medio se ha señalado la presencia de este hecho de
manera especial en tratamientos de pacientes de bajo nivel
sociocultural que concurren a establecimientos asistenciales, al
contar con una oportunidad única de confiar sus problemas a un
profesional, es decir una persona calificada que pueda
escucharlos sin juzgarlos (5).
6. La labor del terapeuta puede verse dificultada y con ello
comprometerse la eficacia del procedimiento toda vez que no sea
posible delimitar con facilidad elfoco y en consecuencia tampoco
los objetivos del tratamiento, a diferencia de lo que
207
sucede cuando uno y otros surgen de manera clara y precisa,
como por ejemplo en los cuadros reactivos. Al no contarse con un
foco más o menos definido la labor se complica, viéndose
perturbado nuestro propósito de centralizar la acción terapéutica
de un modo operativo y con fines de profundización.
7. Ante pacientes con duelos patológicos y/o recientes de
importancia, sometidos a tratamientos cuya duración, limitada,
resulta corta, esto es, insuficiente para abordar con posibilidades
de beneficios terapéuticos apreciables dicha problemática, existe
la alternativa de que sufran una reactivación traumática de
dichos duelos, a raíz precisamente de la limitación temporal y de
la separación con respecto al terapeuta, que reaviva la pérdida,
con los peligros consiguientes (acentuación de la angustia y la
depresión, acting out, etc.). Por lo tanto y antes que nada ha de
reverse en estos casos—mientras ello sea posible— la indicación
terapéutica y en particular lo que atañe a la duración del
tratamiento, procurando dotar al procoso terapéutico del tiempo
necesario para evitar estos indeseables efectos. (Puede ser
adecuado instituir una técnica de enfoque con final "abierto", por
ejemplo.)
8. Es sabido que en P.B. el terapeuta debe por lo general
dedicar la labor terapéutica a la resolución de problemas de la
realidad externa actual del paciente (comúnmente representados
por conflictos en determinadas relaciones interpersonales),
apelando para ello con asiduidad, dentro de las interpretaciones,
a las llamadas "extratransferenciales". Debemos entonces
reconocer una limitación muy propia de estas terapias, que a
veces adquiere gran importancia, a la cual ya me he referido en
el capítulo 6 (véase en "Interpretaciones 'extratransferenciales'”
p. 126) y que menciono nuevamente aquí: responde al hecho de
no contar el terapeuta con suficiente conocimiento del paciente
—en particular de cómo son sus relaciones de objeto-, además de
tener poco tiempo para adquirirlo durante el tratamiento a raíz
de la corta duración de éste y de ser las sesiones relativamente
poco frecuentes, viéndose así dificultado su acceso a una
comprensión e interpretación adecuadas de los sucesos del
inundo externo del paciente, lo que puede acarrear diversas
consecuencias negativas si no obra con suficiente cautela.
Este inconveniente puede verse acentuado en el caso de
pacientes que por deficiencias yoicas registren una distorsión
marcada en su captación de la realidad, razón por la cual, al
208
tener que remitirnos en buena medida al material que nos
aporten, será escasa la confianza que en ese sentido puedan
inspirarnos. En tales circunstancias esto presupone la exis-
tencia de un mayor margen de error en la apreciación de la
naturaleza de los conflictos de la realidad externa del paciente
por parte del terapeuta.
En la terapéutica breve la limitación mencionada debe
compensarse con un previamente
posible del paciente estudio exhaustivo y lo del
al comienzo mástratamiento
profundo
(una razón poderosa para realizar varias entrevistas
diagnósticas cuando el caso lo requiere, confeccionar una his-
toria clínica minuciosa y, muy especialmente, detectar cuáles
son las principales características de las relaciones objetales del
paciente, sobre todo a través de tests proyectivos). Este estudio
previo deberá entonces proveernos de elementos diagnósticos en
los cuales podamos apoyar nuestras hipótesis explicativas y
nuestras intervenciones terapéuticas.
9. Los pacientes que evidencian tendencias al acting out
plantean un nuevo problema técnico. Una medida podrá ser
asignar un número
estas terapias — denecesario
—tal vez mayor que el habitual en
sesiones semanales —tres por ejemplo—
para garantizar una tarea interpretativa mínima de la
transferencia desarrollada, que permita disminuir las posibi-
lidades de presentación de la conducta acting-out. Si bien
elevar la frecuencia de las sesiones entraña a la vez otro riesgo,
el de favorecer la dependencia regresiva del paciente, es el
precio que hay que pagar para evitar una complicación mayor, y
a veces sumamente peligrosa, la delacting-out.
10. Por otra parte el riesgo del acting-out se acrecienta
cuando el camino al mismo se ve posibilitado o facilitado porque
el terapeuta, llevado por el criterio de orientar al paciente hacia
los problemas
demasía del actuales
análisis de de
su realidad externa, prescinde
la transferencia. en
Fantasías
transferenciales pasadas por alto pueden entonces ser actuadas
por parte del paciente.
En su afán de lograr "resultados prácticos" en poco tiem-
po puede el terapeuta inducir a la actuación.297
209
11. Entre otros resultados que pueden producirse y en
relación con lo señalado en último término en 10, figuran las
meras conductas adaptativas, promovidas por el fervor tera-
péutico, que implican modificaciones solo a un nivel superficial,
y se describen mecanismos tales como la fuga a la salud y la
cura transferencial, que aunque no son de rara aparición
tampoco considero que hayan de ser lo habitual en P.B. Quiero
aquí formular
terapias una en
no vacilan advertencia: algunos detractores
rotular peyorativamente de estas
como fuga a la
salud o cura transferencial todo logro del paciente obtenido a
través de las mismas.398
Las recaídas, ya se produzcan en ausencia de los hechos
que acabo de citar, conjuntamente o a continuación de ellos,
configuran en cambio una eventualidad más o menos frecuente
en estas terapias. Y habrá que contar con que ello ocurra, pues
son la expresión de una reactivación de los conflictos, que
habían sido objeto de una resolución en esencia incompleta, lo
que es la regla en estas terapias, o directamente responden a
una resolución falsa.4 En estas ocasiones suele detectarse la
persistencia
incrementadosde conflictos
por la separacióntransferenciales subyacentes,
debida a la terminación de la
terapia, la cual puede ser vivida como un abandono y condicio-
98 3
Cabe además agregar que si bien fenómenos como las curas
transferenciales constituyen una falsa solución del conflicto, según Alexander
y French las hay bastante duraderas y hasta permanentes por lo que estos
autores no han dejado de valoras sus efectos terapéuticos (1) (2) (3). De todos
modos nuestras expectativas deberán continuar centradas en la obtención del
insight.
4 Un riesgo particularmente temible dentro de la perspectiva de reaparición
de manifestaciones sintomatológicas lo constituye el hecho de que las mismas
tengan lugar a nivel somático. En algunos casos cabe pensar si el terapeuta
con su entusiasmo, obrando más bien por sugestión y como un superyó severo
y exigente, no funciona a veces es el tratamiento breve efectuando una
"prohibición" del síntoma, con lo que puede provocar -en su afán por lograr
"cambios"- la supresión sintomática en el área del mundo externo, pero con el
agravante de condenar al paciente a exteriorizar a posteriori el conflicto
(que obviamente permanece activo) en el terreno corporal, por ejemplo, a
través de un nuevo síntoma y con los peligros que ello entraña, lo que además
equivale a suponer que solo se ha logrado cambiar el área de expresión de
dicho conflicto.
210
nar diversas reacciones perjudiciales en el paciente durante y
después del tratamiento (véase el cap. 9).
Las agravaciones constituyen una complicación que a su
vez puede también estar relacionada con la separación a raíz
del final del tratamiento (véase cap. 9, p. 197).
En todos estos casos el seguimiento prolongado
posibilitará la comprobación de estos resultados y la adopción
de las medidas terapéuticas más indicadas.
Referencias bibliográficas
211
212
11
LA EVALUACION DE RESULTADOS TERAPEUTICOS
EN PSICOTERAPIA BREVE
Introducción
Un método de evaluación
A partir de consideraciones expuestas por Usandivaras en
nuestro medio, recordaré una cuestión básica. Nada mejor que
transcribir sus propias palabras: "Para que una evaluación de
terapia sea realmente válida debe ser no solo inmediata, al
término de la cura, sino también mediata. Es necesario el
follow-up o seguimiento del paciente dado de alta, para poder
saber si los resultados logrados se mantienen y durante cuánto
tiempo" (6). (Bastardillas del autor.)
La evaluación
antemano es, en lo
con el paciente al posible, anunciada
efectuarse y convenida
el contrato de
terapéutico:
se explica cuáles son sus motivos, cómo se llevará a cabo y las
fechas de realización de las entrevistas de evaluación in-
mediata, ya que las de evaluación mediata suelen concertarse a
partir de la finalización del tratamiento, variando su perio-
dicidad en función de diversos factores, en parte relacionados
con las necesidades y posibilidades de cada caso (entrevistas
cada seis meses, un año, etcétera).
El procedimiento que describiré es el que he adoptado a
titulo personal.2 Como cualquier otro, es susceptible de ser
objetado y/o perfeccionado, a fin de lograr una mayor precisión.
No obstante, sin llegar a constituir un riguroso instrumento de
991
En materia de evaluación de resultados terapéuticos en psicoterapia breve
es obligado citar a Malan. Su libro (4) contiene un excelente estudio,
minucioso y dotado de sólidos fundamentos psicodinámicos.
2 Dicho procedimiento es producto de una elaboración personal que incor-
pora elementos de un modelo suministrado por la Lic. L. Wolff (8) (a quien
agradezco las valiosas enseñanzas que sobre este tema me impartió hace ya
algunos años), así como también algunas ideas de Malan (4).
214
medición, considero que posee valor práctico en la medida en
que provee de una técnica suficientemente reglada.
Para llevar a cabo la evaluación, tanto inmediata como i
mediata, apelo a dos recursos fundamentales: a) entrevistas con
el paciente (extendidas eventualmente a familiares y/o 3
allegados del mismo, como cuando se trata de adolescentes, por
ejemplo) y b) el psicodiagnóstico.
La evaluación inmediata
215
Tomo en cuenta los siguientes puntos a evaluar en cada
caso:
101 4
Esperó que la descripción de los conceptos incluidos en este punto haya
alcanzado suficiente claridad expositiva ya que, por razones de espacio, no
puedo extenderme más al respecto, por lo que para una información más
detallada sugiero que se consulte la obra de Malan (4).
218
real— de varias clases de "falsa solución"? (4). Sin duda que
efectuar tales distinciones puede ser a veces una empresa
difícil, en la que suele aclarar el panorama un estudio realizado
a lo largo de seguimientos, en realidad imprescindible si se
pretende valorar adecuadamente el ítem R.P.F., a lo que habrá
que agregar los elementos aportados por el psicodiagnóstico.
Las apreciaciones, sin embargo, seguirán teniendo un carácter
empírico.
No obstante, es factible mencionar con fines de orientación
algunas de las distintas posibilidades que pueden darse en
materia de resultados terapéuticos, partiendo de la base de
aceptar como real toda resolución de la problemática central
del tratamiento que, asentándose en el insight, perdure sin que
se produzcan recaídas a lo largo de un determinado período que
podemos convencionalmente fijar, por ejemplo, en 24 meses a
partir de la finalización de la terapia y mientras el paciente no
haya sido sometido a otro tratamiento psicoterapéutico durante
dicho lapso. De este modo pueden presentarse alternativas
como las siguientes:
1o) Resolución-total (clínicamente) de la problemática focal
[R.P.F.: Sí (total)].
2°) Resolución parcial (clínicamente) de la problemática
focal [R.P.F.: Sí (parcial)].
3o) Resultado dudoso [R.P.F.: ?].
4o) Sin modificaciones en la problemática focal [R.P.F.:
No],
5o) Aparente resolución de la problemática focal, total o
parcial (clínicamente), inestable, con recaída [R.P.F.: No],
6o) Solución falsa valiosa [R.P.F.: No].
7o) Falsa solución de la problemática focal, con o sin
recaída (cura transferencial, fuga hacia la salud, evitación, etc.)
[R.P.F.:No].
8o) Agravación5102de la problemática focal [R.P.F.: No],
La evaluación en este punto (R.P.F.) es también patrimo-
nio del terapeuta, aunque éste deberá conocer, como siempre,
las impresiones del paciente sobre el particular, o sea si, según
éste, se solucionaron o no sus problemas a través del trata-
miento.
CONCIENCIA DE ENFERMEDAD
AUTOESTIMA
PSICODIAGNÓSTICO
222
Alternativas del paciente al terminar el tratamiento
223
que sugieren completar la experiencia correctiva de la terapia
individual con un posterior tratamiento grupal.
Quiero destacar aquí que el pasaje de un paciente de un
tratamiento breve que está por finalizar a otro prolongado (ej.,
psicoanálisis), sea que se realice de inmediato o después de
haber transcurrido algún tiempo entre uno y otro, no constitu-
ye de por sí indicio alguno de fracaso o éxito del tratamiento
efectuado, cuestión sobre la cual otros se han pronunciado de
manera similar. En realidad, tanto puede responder a lo pri-
mero como a lo segundo. Se da el caso de que se decida realizar
un tratamiento prolongado al comprobarse que la técnica focal
resultó ineficaz y que en la oportunidad se requiere otro en-
cuadre, como puede también tratarse de un paciente en quien
el tratamiento breve haya estimulado su motivación para una
exploración más profunda, amplia y prolongada de sus conflic-
tos, con miras a modificar aspectos de su carácter, pautas
repetitivas de conducta, etc., es decir, con otros y más ambicio-
sos objetivos, que ha adquirido además mayor conciencia de
enfermedad y confianza en la psicoterapia al confirmar que la
mejoría es posible, todo lo cual lo hace ahora más apto para
realizar un tratamiento de esta naturaleza, que en la práctica
podrá ser solicitado por él mismo o incluso recomendado por el
terapeuta. Aquí el paso a la psicoterapia prolongada es un logro
importante de la terapia breve.
Si quien se haga cargo del nuevo tratamiento debe o no ser
el mismo terapeuta puede constituir un tema para la polémica,
que merece algunos comentarios. Las opiniones al respecto
parecen estar bastante divididas.
Por mi parte creo que no se puede generalizar afirmando
que tal o cual posición será la más adecuada en todos los casos.
Pienso que tanto una alternativa como otra ofrecen ventajas y
desventajas. Si se considera la posibilidad de que sea el mismo
terapeuta quien efectúe el nuevo tratamiento, vemos que puede
contar a su favor con la existencia de una alianza terapéutica
ya instaurada y con la confianza del paciente en las pers-
pectivas que ofrece el tratamiento, basada en las mejorías
obtenidas inicialmente. Además, el terapeuta conoce ya en
alguna medida la patología del paciente. Finalmente, al conti-
nuar a cargo de su tratamiento, le evita el duelo por la separa-
ción, que queda reducido al ocasionado por el eventual cambio
224
del tipo de relación paciente-terapeuta.7104 Pero es en lo concer-
niente a dicho cambio donde residen precisamente las desven-
tajas. El paciente puede experimentar dificultades para aceptar
las modificaciones de la relación con su terapeuta debidas a las
características del nuevo encuadre, y ello traer aparejadas
complicaciones transferenciales provocadas por la hostilidad
generada al pasar —de un modo contradictorio para él, tal cual
ve la transformación de su vínculo con el terapeuta — de una
relación más definida y cálida, de diálogo fluido y mantenido
"frente a frente", a otra más ambigua, en la que el terapeuta
establece mayor distancia afectiva, y que propone otra
disposición espacial, siendo en suma más frustrante. Todo esto
además puede confundir y desconcertar al paciente. Por ello a
veces, ante un nuevo tratamiento, lo más conveniente puede ser
recurrir a un nuevo terapeuta. En cada situación habrá que
sopesar cuidadosamente distintos factores, correspondientes no
solo al paciente sino también al terapeuta.
Quizás algo que cabe hacer cuando frente a un paciente
sometido a un tratamiento breve se considera firmemente la
posibilidad de concertar a continuación de dicho tratamiento un
psicoanálisis con el mismo terapeuta, es que este, sin llegar a la
actitud de ambigüedad psicoanalítica, sea menos demostrativo
con el paciente, desempeñe un rol un poco menos activo que el
habitual en las psicoterapias focales y regule más determinado
tipo de intervenciones que puedan contrastar demasiado con
las de la técnica psicoanalítica que luego ha de adoptar, para
que el pasaje a la nueva forma de relación terapéutica sea más
gradual, de modo de poder manejar la situación creada sin que
se produzcan reacciones transferenciales indeseables y a la vez
de ir preservando el necesario setting.
La evaluación mediata
227
nes adaptativas), de dudosa perdurabilidad, o podrá tratarse de
una "fuga a la salud", una "solución falsa valiosa", etcétera.
La resolución real (o sea lograda por el insight) de la
problemática focal podrá expresarse en el mantenimiento de
los cambios registrados al concluir el tratamiento. Pero tam-
bién es posible que constituya un hallazgo evidenciado durante
el seguimiento. Esto sucede cuando los cambios y mejorías
sintomáticas sobrevienen solo después de un período de tiempo.
El paciente habría adquirido cierto insight, hecho registrado en
la evaluación inmediata, pero éste no se habría acompañado de
modificaciones visibles. Es entonces cuando parece resultar
necesario que transcurra algún tiempo, a lo largo del cual
tendría lugar un proceso "elaborativo" posterapéutico que el
paciente realizaría espontáneamente, catalizado por sus
experiencias vitales. Lo aprendido en la terapia es confrontado
e interactúa con dichas experiencias, las que suelen
realimentar el proceso, permitiendo a veces la remoción de
obstáculos y la consecución de logros. Ya vimos que todo esto
puede reflejarse en los resultados del psicodiagnóstico realiza-
do en esta etapa.
El alcance o extensión de las modificaciones clínicas favo-
rables puede referirse a las distintas áreas de conducta en que
se registran8105 y/o simplemente a los diferentes aspectos de la
vida del paciente, tales como sexualidad, trabajo, estudio, uso
del tiempo libre, etc. Modificaciones internas de distinta natu-
raleza, reveladas en los psicodiagnósticos, pueden por ejemplo
dar lugar a cambios prospectivos en una o más áreas o activi-
dades. Interesará además si los cambios registrados se man-
tienen o no y, en caso afirmativo, durante cuánto tiempo, o sea
su grado de estabilidad. Ello es un índice muy valioso para
evaluar la eficacia de estos procedimientos, aunque la perdu-
rabilidad de los cambios, como sabemos, no solo ha de depender
del tratamiento realizado sino también, entre otros hechos, de
la mayor o menor influencia de los factores traumáticos que
pudiesen afectar al paciente y promover una nueva
descompensación. En lo que atañe al proceso terapéutico, la
estabilidad de los cambios estará en relación con la naturaleza
1058 Arena 1 de la mente, 2 del cuerpo y 3 del mundo externo, de acuerdo con
el externo, de acuerdo con el esquema de Pichón- Rivière (5).
228
de los mismos, es decir, con los mecanismos que los generaron
y su correspondiente nivel de profundidad.
Las recaídas, traducidas en la reaparición de los síntomas
o en la presencia de nuevas manifestaciones sintomatológicas,
pueden deberse a que el conflicto subyacente ha sido reactivado
por la acción de factores traumáticos. Estos hechos también
son pasibles de ser investigados por medio del seguimiento, 9106
al igual que la presencia de nuevas situaciones con- flictivas,
ante las cuales el terapeuta estará en condiciones de prevenir o
auxiliar al paciente.
Por último, es posible encontrarse con nuevos logros y
cambios, en cierto modo ajenos a las metas terapéuticas pro-
puestas y frente a los que cabe indagar también acerca de sus
mecanismos, alcances y estabilidad. Estos cambios pueden ser
inherentes no solo a las condiciones de vida, sino también a la
estructura de personalidad, hecho mejor detectado a través del
psicodiagnóstico.
106 9
Siempre será conveniente alertar al paciente sobre la posibilidad de
reincidencia de los síntomas y recomendarle que consulte si ello sucede, pero
agregando que, de reaparecer, estará mejor preparado para enfrentarlos y que
tendrán, probablemente, menor intensidad.
229
acerca de cómo se ha producido el éxito o el fracaso, sino
también acerca de sus posibles factores y razones" (1).
La evaluación de resultados terapéuticos en psicoterapia
breve constituye un terreno abierto a la investigación, en el que
es posible que el psicodiagnóstico pueda erigirse en un valioso
instrumento, debido a que suministra una gran riqueza de
datos, con la posibilidad de sistematización metodológica, y
más que nada a que aporta un procedimiento de medición
bastante preciso.
Se suscitan muchas polémicas alrededor de los criterios de
mejoría que debieran imperar en cuanto a las terapias breves
¿Qué debemos entender por "mejoría" o por "resultado
favorable" en estas terapias? Daré mi opinión al respecto: en
psicoterapia breve de insight, la mejoría del paciente puede
estar dada, a mi entender, por el logro deuna mayor compren-
sión psicológica (insight) y, en algún momento, un enfrenta-
miento más adecuado de algunos de los obstáculos correspon-
dientes a su situación-problema, aunque persistan ciertos sín-
tomas o dificultades menores. Bastará esto para considerar un
resultado como favorable. Pero ello no significa desdeñar la
mejoría o curación sintomática, mucho menos en este tipo de
tratamientos, aunque, como vimos, por sí sola no nos sirve de
parámetro, ya que puede ser el producto de falsas soluciones
(4), por lo que no es sinónimo de éxito terapéutico.
Se difunden numerosos y muy distintos esquemas de eva-
luación de resultados terapéuticos en psicoterapia breve, lo que
quizá contribuya a crear mayor desconcierto en este campo. En
realidad resulta difícil y se está aún lejos de poder unificar
criterios y adoptar un sistema único. Pero en la práctica y sobre
todo con fines estadísticos surge la necesidad de apelar a un
código que sirva para calificar los resultados terapéuticos
"finales" de cada tratamiento, suministrando así
sintéticamente una idea global de los mismos. Por ello expon-
dré a continuación el esquema que he ideado y utilizo, el cual,
como es lógico suponer, parte de los ítems a los que anterior-
mente hice referencia. Lo que finalmente ha de contar es el
juicio que el terapeuta desarrolle respecto de los resultados
obtenidos en lo concerniente a cada uno de esos ítems, aun
cuando difiera del juicio del paciente.
Cuando se trata de una terapia breve predominantemente
de insight, tomaremos fundamentalmente en cuenta para su
230
evaluación los tres primeros puntos de la lista conocida, a saber:
insight de la problemática focal (I.P.F.), resolución de la
problemática focal (R.P.F.) y mejoría sintomática (M.S.). Los
puntos restantes tienen una importancia secundaria. Este
procedimiento ha de poseer mayor validez si es aplicado sobre
la base de datos recogidos en seguimientos practicados después
de haber transcurrido un lapso prudencial desde la finalización
de la terapia, que de un modo convencional podemos fijar en dos
años como mínimo. En consecuencia solo se considerarán
resultados positivos en R.P.F., M.S. y los demás ítems si los
cambios y mejorías se mantienen a lo largo de por lo menos
veinticuatro meses, sin que se hayan registrado recaídas ni
efectuado otros tratamientos psicoterapéuticos durante dicho
lapso.
Cumplidas las condiciones descriptas, calificaremos los
resultados logrados del siguiente modo:
a) En aquellos casos en que se registre un resultado
positivo en I.P.F., acompañado de una resolución clínicamente
completa
marcada oatenuación
total de la de
problemática focal y deellaresultado
la sintomatología, desaparición
finalo
será considerado muy favorable. Paralelamente podrán existir
o no modificaciones favorables en los otros ítems y
eventualmente en la estructura de personalidad.
b) Cuando, a diferencia de lo descripto en a), R.P.F. es
clínicamente incompleta o parcial, o solo dos de los tres ítems
principales acusan resultados positivos (I.P.F. y R.P.F.,
clínicamente parcial, aun con persistencia o intensificación de
ciertos síntomas, o bien por último I.P.F. y M.S.),10107 el resulta-
do final se considerará favorable. Lo registrado en los restantes
puntos, una vez más, no hará variar la calificación.
c) Cuando
positivo de losnotres
y mientras puntos exacerbado
se hayan solo I.P.F. es evaluado como
mayormente las
manifestaciones sintomatológicas, corresponderá un resulta
107
La combinación imposible es la de resultados positivos en R.P.F. y en
10
M.S., con resultado negativo en I.P.F., puesto que no admitiremos como real,
de acuerdo con lo dicho anteriormente, una resolución -sea clínicamente total
o parcial- de la problemática central de la terapia sin que se base en el insight
y los cambios sean en consecuencia comprensibles dinámicamente.
231
do discreto, independientemente de los resultados concernien-
tes a los restantes puntos.
d) La categoría de regular significará que solo se lograron
algunos beneficios en lo concerniente a M.S., por medio de
distintos mecanismos no basados en el insight, como la suges-
tión, la catarsis, el efecto psicofarmacológico, etc. (exceptuando
el de evitación de situaciones conflictivas), y/o cambios
favorables en los otros ítems de importancia secundaria.
e) Cuando no se registre ninguna variante favorable o
desfavorable en los distintos puntos, el resultado será nulo.
f) Si asistimos a un franco empeoramiento o agravación en
la sintomatología, o bien a la atenuación o supresión
sintomática por evitación (falsa solución), sin haberse logrado
I.P.F. y por ende tampoco R.P.F., más allá de lo observado en
los demás puntos, el resultado final será rotulado comodesfa-
vorable.
En definitiva, el significado de cada una de las categorías
mencionadas puede resumirse esquemáticamente así:
Resultado final
Regular: M.S.
ítems (+) y/o r esultad
de importancia os positiv os en otros
secundaria
Nulo: Sin variantes
Desfavorable: Empeoramiento sintomatológico o falsa solución
por evitación, sin variantes en I.P.F. y R.P.F.
234
12
INDICACIONES DE LA PSICOTERAPIA BREVE1110
Prácticamente casi todas las personas, por más grave que sea
su enfermedad, podrán recibir cierta ayuda terapéutica con el
tratamiento focal, aun si es de duración limitada, mientras se
apele con buen criterio, y según cada caso, a la técnica
interpretativa y a la de fortalecimiento yoico. Esta postura,
compartida por muchos, justifica su aplicación generalizada
cuando median dificultades económicas, de distancia o por falta
de tiempo que no hacen posible un tratamiento más intensivo y
prolongado. La terapia de objetivos y tiempo limitado satisface
entonces una necesidad asistencial, aunque esté lejos de ser en
muchos casos la indicación más adecuada.
Claro esta que puede precisarse en qué circunstancias y
con qué tipo de pacientes se podrán esperar los mejores resul-
tados, incluso cuándo halla el método breve sus indicaciones
clínicas, tanto en el medio institucional como en el consultorio
privado.
Señalaré a continuación algunos criterios de selección de
pacientes para el tratamiento focal con predominio de insight,
que es el que en este sentido suele srcinar mayores dudas. La
indicación o contraindicación clínica de esta terapia se des-
prende de la evaluación diagnóstica y pronostica del paciente,
dentro de la cual son elementos indicadores para su recomen-
dación:
236
fácilmente, dada la lógica limitación de tiempo y objetivos
terapéuticos que por la misma naturaleza de las situaciones se
plantea, adquiriendo además esencialmente un carácter
preventivo.
b) Patología de carácter leve. (Ejemplo: neurosis.) Afirma
Main: "Los problemas principales deben estar predominante-
mente en el nivel genital, de persona total, y debe haber una
ausencia relativa de expectativas primitivas, de necesidades de
dependencia y de privaciones tempranas serias" (6). A su vez
Courtenay se pronuncia de manera similar. Menciona también la
levedad de la patología como un factor para un pronóstico
favorable, señalando que es preferible un individuo con
dificultades edípicas, es decir, de tres personas, a otro con
problemas orales de dos o depresivos serios (2).
c) Fuerza y plasticidad del yo, con funciones en buen estado.
d) Alto grado de motivación para el tratamiento.
e) Capacidad de insight
f) Determinación y buena delimitación focal desde un
comienzo (7).
1123
Es el caso de personas que, afrontando situaciones críticas, no están en ese
momento en condiciones de efectuar un análisis. También el de pacientes con
resistencias al análisis, que a continuación del tratamiento breve, una vez
acrecentada su motivación para elinsight, su confianza en la psicoterapia y
habiendo logrado cobrar conciencia de enfermedad, pueden acceder altratamien-
to analítico. La P.B ha combatido entonces con eficacia las resistencias Pero
quisiera advertir aquí sobre la posibilidad contraria: que sea utilizada por el
paciente como resistencia al tratamiento analítico. Actualmente la población está
cada vez más enterada de la existencia de la P.B, interesándose a veces en ella,
quizá más que nada porque esta denominación popular del procedimiento alude a
una corta duración del tratamiento. De este modo el interés del paciente por la
terapéutica breve puede sencillamente encubrir y estar al servicio de las resisten-
cias al análisis. Esto fue lo sucedido en un par de casos que a modo de ejemplo
pasaré a relatar. Se trata de pacientes que, en principio, empeñados en estable.
Resultó que las parejas que había logrado formar no alcanzaban a mantenerse
más de ...un año. Su madre se había casado dos veces y se había separado de sus
maridos antes de cumplirse doce meses de matrimonio. El conflicto que traía a la
paciente al tratamiento le impedía formar una pareja terapéutica con miras de
perdurar: ese era el motivo inconsciente de su insistencia en la limitación
temporal de la terapia. El obstáculo resistencial pudo ser vencido por medio de
238
Una nueva circunstancia que cabe citar es la de la aplica-
ción postpsicoanalítica de la P.B. Está destinada a pacientes
que pudieron incluso haber sido dados de alta de un análisis
exitoso y que consultan por la aparición —o reaparición— de
una situación conflictiva o de un síntoma, no justificándose que
se sometan a un reanálisis. Un tratamiento focal puede ser
Referencias bibliográficas
241
242
13
DOS TRATAMIENTOS BREVES
244
enfermedad, aunque su estado general era bueno. Se visitaban
muy esporádicamente.
Cuando A. contaba 18 años decidió alejarse de la casa
paterna y se fue a vivir a una pensión. Allí permaneció hasta
que, a los 25 años, se casó con una joven a la que había
conocido un año antes y que describió como "muy sensible e
inteligente", llevando con ella, a su parecer, una vida sexual
medianamente satisfactoria (aunque luego admitirá que, sobre
todo al comienzo, tuvo grandes dificultades, consistentes en
episodios de impotencia y erecciones dificultosas y más
adelante fantasías uxoricidas en pleno coito, las que habían
reaparecido últimamente).
La actividad social de la pareja era intensa y gratificante.
Volviendo a su adolescencia, cabe señalar en ella su gran
adhesión a la religión católica. En esos años todo lo concer-
niente a lo sexual adquiría para él carácter pecaminoso. Había
tenido por ello serias dificultades para vincularse con las mu-
jeres y fue su esposa la única con la que logró hacerlo. Sus
primeras relaciones sexuales datan de su matrimonio.
En los últimos tiempos había seguido en dos ocasiones
tratamientos psicoterapéuticos, al parecer de orientación di-
námica, con terapeutas varones y que abandonó aduciendo
inconvenientes económicos. Consideraba que los tratamientos
habían tenido un saldo positivo. En el abandono del segundo de
ellos admitió la influencia del tipo de relación que llegó a tener
con su terapeuta: "Notaba gran afinidad con el médico. Me
sentía respaldado. Eso me hizo temer más la dependencia de él
y decidí dejar". Revelaba así evidentes problemas, no solo en lo
referente a situaciones de dependencia sino también ante la
existencia de profundos temores a un acercamiento afectivo.
Evaluación diagnóstica
116 4
El sentimiento de culpabilidad se exteriorizaba en el psicodiagnóstico en
su 5sensación de estar "sucio".
A. se mostró angustiado en las entrevistas por los sentimientos que le
inspiraba su padre: "Si le largo encima todo lo que tengo para reprocharle, lo
terminaría matando... tengo miedo a tener un ataque de rabia y decírselo
todo...'". A esto se sumaba la conducta de su progenitor, inoculadora de culpa,
a través de repetidas frases como la siguiente, a menudo recordada por el
paciente: "Qué malo sos hijo... vos me querés matar así...".
6 Su padre había ido a conocer al bebé varias semanas después de su
nacimiento (lo que motivó fuertes reproches de A: a su progenitor). Este hecho
había sido vivido por el paciente como una expresión de desaprobación de su
paternidad por parte de aquél.
248
miento afectivo —muy necesitado por él— al terapeuta, a
través del que procuraría además satisfacer sus anhelos de
dependencia, pudiera conducirlo a repetir la conducta de de-
serción del tratamiento.7117 Dicha conducta reconocía asimismo
antecedentes en el abandono del hogar paterno cuando contaba
18 años.
El foco terapéutico inicial quedaba configurado en torno a
los síntomas que aparecían como el motivo manifiesto de con-
sulta: ansiedad, depresión e insomnio exacerbados. Ello se
ligaba con lo que fue considerado como el principal motivo
latente, esto es: ante el nacimiento de su hijo (que dicho sea de
paso, se anticipó a los planes de la pareja), la búsqueda de una
contención que lo pusiera a resguardo de sus tendencias hetero
y autoagresivas. Ahondando en la comprensión del trance que
A. atravesaba, se dedujo también que las ansiedades
provocadas por esta crisis vital estaban vinculadas esen-
cialmente a su vivencia dolorosa de exclusión, 8 su temor a que
el hijo le "robara" a su esposa-madre, así como él en su fantasía
había hecho tal cosa a su propio padre, y a impulsos filicidas
provocados por su intensa envidia ora1 (un sueño suyo de esos
días revelaba estos hechos claramente) y por su rivalidad
edípica, con el temor consiguiente a la retaliación, todo lo cual
constituía los puntos de urgencia a tener en cuenta al comenzar
el tratamiento. Vemos entonces que esta conflictiüa focal podía
también remitir parcialmente al conflicto con la i mago paterna
(conflicto básico), la cual, transferida ahora a su hijo, generaba
una situación persecutoria que se agregaba a todo lo ya
mencionado respecto de la significación inconsciente de la
enfermedad del padre y de otras consecuencias a que diera
lugar el nacimiento del vástago. Por último cabía considerar su
apremiante posición económica, que era un nuevo factor de
117 7 El psicodiagnóstico reforzaba estas presunciones al poner en evidencia
dificultades para vincularse con las personas por temor al surgimiento de
ciertas fantasías, especialmente de carácter homosexual. Finalmente se pensó
que dichas dificultades podrían también tener asidero en lo ocurrido con su
madre, por lo que el ligarse estrechamente con alguien se veía perturbado
frente al temor a exponerse a una nueva frustración, como la que había
significado la pérdida de SU progenitora.
8 En el psicodiagnóstico Se presentaban fantasías de adulterio con una
mujer, que fueron atribuidas a esta situación.
249
incremento de su angustia y que lo enfrentaba más
dramáticamente con la realidad dolorosa de las limitaciones
producidas por su neurosis. Era también el hecho de ser
consciente de ello lo que lo sumía en una gran depresión.9118
Es de destacar la influencia favorable que tenía su esposa,
quien lo alentaba a tratarse.
Sentimientos de envidia hacia su mujer por su maternidad
fueron también detectados, aunque considerados de menor
relevancia dentro del conjunto de problemas.
Pronóstico
118 9
No obstante, el nacimiento del bebé podía verse al mismo tiempo como un
hecho movilizador y estimulante que podía llevarlo a rescatar y desarrollar
potencialidades yoicas, a partir precisamente del cual el paciente, necesitando
mejorar su situación económica, solicitó ayuda terapéutica.
250
propicio" para el abordaje psicoterapéutico en una enfermedad
crónica (2), la inmediata determinación focal, el contar con una
esposa cooperativa, una contratransferencia positiva (interés
en ayudarlo, curiosidad ante su conflictiva) y suficiente y
relativamente fácil comprensión de los psicodinamismos
básicos de su problemática.
Entre los elementos pronósticos desfavorables se señala-
ron: la gravedad de la patología, que afectaba a casi todas las
áreas de su vida, y muy especialmente el tipo de relaciones
objetales que presentaba, lo cual hacía temer la aparición de
complicaciones durante la terapia (en particular respecto de la
finalización de ésta), que pudieran comprometer los resultados
terapéuticos.
254
Al cabo del segundo mes de tratamiento se había logrado
por fin cierto alivio sintomático, que a la vez coadyuvaba a
colocar a su yo en mejores condiciones de rendimiento. Planea-
ba ahora continuar sus estudios y conseguir un nuevo empleo.
Las relaciones con su mujer mejoraron. Se mostraba agradecido
conmigo y más optimista.
Durante el tercer mes fue posible trabajar sobre el pro-
blema laboral: A. pudo darse cuenta de que reproducía con el
patrón la relación con su padre. Necesitaba rebelarse contra su
autoridad, aunque esperaba de él a la vez, inconsciente y
neuróticamente, cariño paternal. La relación, muy conflictiva,
parecía poco menos que insostenible, pero A. temía buscar otro
trabajo, pues imaginaba que se burlarían de él, y según su "voz
interior", lo despedirían "a patadas".
Surgieron obstáculos transferenciales en la tarea, por
ubicar en mí con hostilidad la imago paterna, los que fueron
sorteados con interpretaciones "transferenciales", progresando
la terapia a buen ritmo. No obstante fue inevitable cierto grado
de desarrollo de la neurosis de transferencia.
En la etapa final se presentaron las mayores dificultades
—por lo que el número de sesiones semanales no pudo ser
reducido— srcinadas precisamente por la inminente separa-
ción, vivida por A. como un abandono, lo que acrecentó su
hostilidad transferencial (en su mayor parte no consciente) que
creció hasta límites peligrosos para el futuro del tratamiento,
demandando una ardua tarea interpretativa sobre este nuevo
foco.10 119 Ello permitió evitar otras reacciones desfavorables
(recaídas, acting out, etc.). Pese a esta labor tendiente a ayudar
al paciente a aceptar la separación, aspectos transferenciales
no resueltos de carácter hostil parecieron haber influido en
cierta medida en los resultados terapéuticos y en la
autoevaluación de los mismos, a juzgar por algunas
impresiones de A. al efectuarse ésta, como luego veremos.
Sobre el tema cabe agregar que es probable que no se haya
119
Al respecto, varios sueños y referencias traídos por el paciente en esta
10
etapa ilustran sobre la situación, siendo los que figuran en el capítulo 9 (pp.
194 y 195). Sus relatos de abundante material onírico cuando se acercaba el
final del tratamiento encerraban asimismo una intención de seducirme a fin
de que lo retuviese, al aportarme un material que el suponía habría de
satisfacerme e interesarme mucho.
255
insistido lo suficiente en señalar su rivalidad y envidia en su
relación con el terapeuta, principalmente en lo intelectual y lo
científico,
En las últimas sesiones comenzó a manifestar inespera-
damente las preocupaciones que le provocaban ciertos pensa-
mientos suyos relacionados con fantasías homosexuales. No se
intentó ahondar en el material, considerándose inapropiado
hacerlo en esta terapia y mucho más al final de la misma, ni se
aludió a fantasías homosexuales en relación con el terapeuta,
siendo en cambio interpretado como una resistencia a aceptar
el desprendimiento, que obedecía a diversos motivos, entre los
que se hallaban grandes ansiedades fóbicas ante el mismo, por
lo que, en un intento de lograr que se aplazara la terminación
del tratamiento, exhibía ahora un nuevo e interesante proble-
ma para lograr de mí que continuara tratándolo.
Algunos comentarios
zado, fueron: "A vecesdeme
A. siento
sobre el
untratamiento, apenas finali-
poco desilusionado... ner-
vioso... Descubrí que se debe a que el tratamiento se terminó...
Pero estoy conforme con él, vi un montón de cosas. Me sirvió y
puede seguir sirviéndome... Vi sobre todo ese padre terrible
que llevo metido dentro de mí, que me frena en todo y a quien
en realidad dirijo mi bronca cuando ataco a los demás. Esto es
fundamental y lo tengo presente...".
Según mi criterio, que coincidió bastante con la
autoevaluación del paciente, éste logró cierto insight de la
problemática focal del tratamiento y un mejor manejo de la
situación, que fue evaluado como resolución clínicamente par-
cial
debíadeverificarse
dicha problemática
nuevamente conencarácter provisional,mediata.
una evaluación ya que
Concretamente: cesaron las disputas con su mujer y logró
aceptar mejor a su hijo, lo que le permitió disfrutar de su
relación con él. Pero con respecto a su trabajo A. no apreciaba
cambio alguno a partir del tratamiento. Sin embargo, pese a no
haberse producido modificaciones sustanciales en su situación,
consideré que había podido comprender mejor sus problemas
con el patrón, mientras que su ahora mayor autovaloración lo
ayudaría a encontrar otro empleo, lo cual aparecía sin duda
256
como lo más indicado, dado el deterioro que había alcanzado ya
la relación con su patrón, y era un objetivo importante desde el
punto de vista práctico, no siendo tomado como la búsqueda de
una falso solución (8) del problema por las razones
expuestas.11120
La mejoría sintomática fue muy acentuada.
Su autoestima, como ya dije, se había elevado.
Adquirió aun mayor conciencia de enfermedad, lo que
significó un importante estímulo para que efectuase, cuando
pudiese hacerlo, una psicoterapia prolongada, indicada ante su
creciente interés por hallar una solución a sus perturbaciones
caracterológicas.
En lo concerniente a sus estudios, se mostró entusiasmado
con la idea de reanudarlos, lo que a la vez implicaba contar con
cierto proyecto personal.
Su actividad sexual resultaba bastante adecuada y satis-
factoria, al decir del paciente.
En sus relaciones con el resto de la gente, se esperaba que
el fortalecimiento de su yo —por el insight— trajese aparejados
cambios en la comprobación de la realidad, ya que él había
advertido su tendencia dominante, esto es, la proyección de
aspectos superyoicos (sobre todo en las personas con autori-
dad), responsable en no poca medida de estas dificultades .
Por último, disfrutaba mejor de su tiempo libre en compa-
ñía de su mujer; dado su resentimiento para con ella, antes
había optado por eludirla.
El retest inmediato a la finalización del tratamiento no
reveló modificaciones de importancia.
Al cabo de unos tres años volvimos a vernos para una
entrevista de seguimiento. Meses después de haber terminado
el tratamiento hospitalario, el paciente había comenzado a
psicoanalizarse con una mujer, lo cual le había permitido,
según afirmó, poder ver cómo y cuánto le había afectado la
muerte de su madre. Se trató durante dos años y abandonó,
alegando nuevamente dificultades económicas. La existencia
120
Los hechos me darían poco después la razón: A. consiguió, por iniciativa
11
personal, un nuevo empleo, semanas después de terminada su terapia, en el
que, a casi tres años de este hecho (entrevista de seguimiento) continuaba
trabajando, sin haber tenido grandes problemas en sus relaciones
interpersonales y con una mejor retribución económica.
257
de este último tratamiento invalidó, como es de suponer, toda
tentativa de evaluación mediata de los resultados de la terapia
hospitalaria. Por ello a continuación solo he de consignar
algunos hechos y comentarios del paciente que para los fines de
esta presentación pueden resultar de interés.
1) Aparte
mujer, de algunos
su pequeño hijo y suprogresos
padre asíen susenrelaciones
como con ysu
sus estudios en
el estado de su autoestima (a los que carece de sentido
referirme aquí, pues frente a la indudable influencia del trata-
miento psicoanalítico, de ningún modo puedo atribuirlos al
tratamiento hospitalario), me reveló que, semanas después de
haber terminado el tratamiento conmigo, pudo conseguir otro
empleo, con mejor remuneración que el anterior. Este logro sí
podía vincularse eventualmente con la psicoterapia hospita-
laria.
2) A menudo lo asaltaban ciertas dudas, que hubo de
confesarme: ¿hasta qué punto lo logrado se debía al hecho de
haberse
de todos tratado? ¿Conlogros
modos tales el correr del tiempo,
sin mediar no habríaalguno?
tratamiento alcanzado
En
definitiva ¿los tratamientos son realmente eficaces? (En otros
momentos de la entrevista, en cambio, abundó en expresiones
de agradecimiento hacia mí por lo que lo había ayudado.)
En mi opinión todo hacía suponer que ambos tratamientos
habían resultado beneficiosos, y que gracias a ellos A. pudo
superar en parte ciertas perturbaciones neuróticas crónicas y
poner en marcha un proceso prospectivo que le permitiría
desarrollar potencialidades. Me inclinaba entonces a considerar
estas dudas suyas como obsesivas, producto de su ambivalencia
afectiva y que, al menos en su relación conmigo, remitían a
aspectos
me he hostiles
referido deanteriormente
la transferencia(su
no resueltos, a los que ya
actitud despreciativa
constituía además una defensa ante la pérdida del terapeuta,
basada en una negación del dolor y de la dependencia del
objeto).
3) Había también claras muestras de la persistencia de
manifestaciones neuróticas y de sus trastornos de carácter.
"Sigo con cierta tensión nerviosa —comentó—. Caramba, si todo
me va bien... Sé que deben ser cosas profundas." Recientemente
presentaba, según expresó, "alguna dificultad" para lograr el
258
orgasmo, lo cual era previsible, teniendo en cuenta que había
padecido vatios episodios de impotencia y, naturalmente, yo no
podía especificar si su trastorno era "alguna dificultad", como él
decía, o algo más que eso. Por último había acudido a la
entrevista con una larga lista de temas escritos por él,
argumentando que temía olvidarse de muchas cosas que quería
decirme.
Consideraciones finales
J.,
unadeboutique,
sexo femenino, 21 años,
con estudios argentina, completos
secundarios soltera, empleada en
y pertene-
ciente a la clase media baja.
12112
Opté por denominar el caso de este modo, destacando así su principal
síntoma. Resultó a la sazón uno de los casos más ilustrativos y polémicos de
mi experiencia hospitalaria y quizás el que registró los mejores resultados
terapéuticos,
260
Los motivos de la consulta
263
Era entonces muy ostensible una fijación oral de la libido
(existía además el antecedente de haber sido alimentada con
mamadera hasta los seis años).
Atendiendo a la repercusión de los vómitos sobre su am-
biente, resultaba claro que los mismos se asociaban a una
acentuada tendencia regresiva. Tenía con su madre un vínculo
simbiótico. Esto se revelaba en la presencia constante de su
progenitora, que la acompañaba desde las primeras entrevis-
tas. La paciente negaba sus anhelos regresivos y sostenía que
era su madre quien se empeñaba en no dejarla sola, temerosa
de lo que pudiera sucederle.
Los vómitos le permitían además faltar a su trabajo,
eludiendo responsabilidades y refugiándose en la fantasía re-
gresiva.
Por otra parte se detectaron fantasías homosexuales rela-
cionadas con la figura materna.
En síntesis: la pérdida de su pareja habría exacerbado aun
más sus deseos insatisfechos y con ello sus vómitos; ante la
frustración la paciente buscó consuelo y refugio en su madre a
través de una regresión oral.
Metas terapéuticas
123 14
Demostraría luego una gran facilidad para aportar material focal y
adecuado para la exploración profunda.
265
Evolución durante el tratamiento
124 15 Puede
considerarse esta palabra como palabra-síntoma que expresaba un
doble juego de sentimientos de la paciente: no solo se trataba del placer que
sentía por estar junto a su madre, sino probablemente también del goce sádico
por haberse librado definitivamente de un rival de toda su vida (6).
266
J. padecía intensos sentimientos de culpa ante la pérdida
de su hermano: se hacía reproches todavía, por sus ocultos
deseos de librarse de él, como si lo hubiese abandonado al
ocurrir la tragedia; se mortificaba pensando que debía haber
hecho algo para salvarlo. En realidad había tenido una relación
muy ambivalente con él, dada su rivalidad por conquistar las
preferencias de sus padres, en especial de su progenitora. Ahora
la tenía casi para ella sola. Estos aspectos de su duelo fueron
mostrados a la paciente.
Existía una intensa idealización de la figura del hermano,
como intento de aplacar al perseguidor, en el que había
proyectado su propio sadismo. Decía, por ejemplo: "El era mejor
como persona y como hijo y podía haber dado más
satisfacciones que yo".
Durante el tratamiento se puso de manifiesto que los
deseos de tener un hijo se relacionaban con un anhelo
reparatorio inconsciente hacia su hermano. Comentaba, entre
otras cosas, que solo deseaba tener un varoncito y que no podía
explicarse el porqué. Este hallazgo significó una nueva
profundización en la comprensión focal. La pérdida de su
pareja, sobrevalorada, implicaba al mismo tiempo la de sus
posibilidades de reparación al verse impedida de procrear.
A esta altura, en síntesis, pudo precisarse e interpretár-
sele que sus vómitos estaban relacionados principalmente con:
a) Fantasías inconscientes de embarazo en las que al
deseo de poseer un niño como sustituto del pene, se agregaba
un intento reparatorio en relación con la muerte de su herma-
no. Su hijo constituiría además una ofrenda a su madre, como
si con ella quisiera expresarle: "Aquí tienes un varón a cambio
del que yo te he matado". La aparición de los vómitos coinci-
influencia
diendo con de
la menarca
esta última
podría
—como
explicarse
estímulo,
probablemente
al significar
por la
la
posibilidad biológica de procrear.
b) Fuertes deseos oral-sádicos (fantasías de fellatio) re-
primidos. Los vómitos significaban a la vez la repulsa de esos
deseos y el castigo por los mismos.16125
12516
De acuerdo con el psicodiagnóstico, esto se relacionaba con fantasías de
introyección ambivalente del objeto perdido (hermano), especialmente de su
pene, y se hallaba ligado asimismo con una tentativa reparatoria maníaca
frente a la pérdida, queriendo aparecer ella como si fuera su hermano, ante su
madre, a través de una identificación con él. Resultó precisamente llamativo
267
c) La búsqueda de la satisfacción de deseos ligados con
otras pulsiones parciales. La paciente había logrado que toda
vez que tuviese vómitos le aplicaran inyecciones —en la nal-
ga— de un tranquilizante. Los vómitos cedían casi al instante
de recibir la inyección (sugestión), lo cual se vinculaba al deseo
de tener un coito anal, viviendo inconscientemente esta
situación como una violación. Al respecto existía el antecedente
de haber sido intervenida quirúrgicamente años atrás a causa
de una supuesta apendicitis que no fue tal, ya que los cirujanos,
durante la operación, no encontraron alteración alguna en el
apéndice ni en ningún otro sitio. Habría así satisfecho su
masoquismo erógeno.
d) La obtención de claros beneficios secundarios, lo que
afirmaba aun más sus síntomas.
e) La necesidad de provocar rechazo en sus pretendientes
por cuanto experimentaba sus propios deseos sexuales como
prohibidos y peligrosos.
J. relató fantasías y sueños durante el tratamiento, lo que
resultó muy útil para la comprensión de su problemática, de la
que fue logrando un insight progresivo.
Comenzó por tomar conciencia de la relación entre sus
vómitos y sus fantasías, aceptando que éstas influían en la
268
producción de los síntomas (había dicho que con frecuencia
vivía en parte como ciertas sus propias ensoñaciones diurnas:
"Cuando miento, yo misma creo en mis mentiras. Por ejemplo,
imagino que salgo con un muchacho y lo cuento como cierto...
Tengo mucha imaginación"). Reconoció entonces sus deseos de
embarazo (había además otra prueba fehaciente para demos-
trar a J. el poder de sus fantasías: el embarazo psicogénico). De
allí vimos que debía refugiarse en la fantasía omnipotente de
embarazo ante la pérdida de su relación de pareja y de sus
ilusiones con ella ligadas. También en esta fase de la terapia se
le señalaron sus tendencias opuestas de dependencia e
independencia con respecto a la figura materna.
A veces, un tanto intempestivamente, J. se tornaba reacia
y hasta hostil. Para vencer estas resistencias fue necesario
utilizar interpretaciones "transferenciales", a fin de que pu-
diera reconocer la existencia de una situación persecutoria en
la relación terapéutica. La transferencia hostil estaba ligada
con sus sentimientos de envidia fálica, tal como lo atestiguaban
los tests proyectivos, sentimientos acrecentados por la
existencia de una imagen supervalorada de su hermano en el
seno familiar; también era importante como factor generador
de resistencias su resentimiento por tener que revelarme los
secretos de su sexualidad, lo que fue interpretado.
La evolución de sus síntomas fue muy favorable. La in-
tensidad de las náuseas y los vómitos disminuyó con rapidez a
poso de iniciado el tratamiento y prácticamente al completarse
el primer mes estos síntomas, ante el asombro de la paciente, -
cedieron, lo que me hizo pensar que pudiese ser por un efecto
de sugestión (cura transferencial). No fue necesario recurrir a
medicación alguna.
En el segundo mes de tratamiento el hecho más notable
fue la desaparición de las náuseas y vómitos histéricos, pre-
suntamente sustituidos por la aparición -un día lunes — de un
orzuelo.17 126 Al pedirle asociaciones sobre éste, me respondió
12617
Fuese o no este padecimiento sustitución del anterior, había de todos
modos una movilización de un síntoma crónico, lo cual es, en general, un
indicio favorable en el curso de un tratamiento.
Además, sin duda, los trastornos y perjuicios que le acarreó este nuevo
padecimiento eran en cambio mucho menores que los que le ocasionaban sus
vómitos. Esto sugería también que J. era capaz de evidenciar progresos y no
necesariamente que el esfuerzo terapéutico fuese infructuoso (9).
269
que debía ser la consecuencia de haberse introducido “los dedos
sucios o una lapicera en el ojo". Agregó que le parecía muy
extraño quo, u cambio de sus vómitos, tuviese que sufrir ese
lunes de un doloroso orzuelo. Pudimos ver que la significación
inconsciente de estos pensamientos era la siguiente: el orzuelo
se hallaba asociado a fantasías de coitos, sobre todo anales, de
carácter prohibido para la paciente (alusión a lo sexual como
algo "sucio", particularmente a la analidad, a través de su
referencia a sus dedos sucios; los dedos y la lapicera eran
símbolos fálicos y penetraban en un orificio representado por el
orificio Orbitario; el ojo tenía aquí esencialmente un significado
anal inconsciente). El orzuelo aparecía entonces por des-
plazamiento y como síntoma sustitutivo de sus náuseas y
vómitos, con idéntico significado que estos síntomas, esto es,
como una nueva expresión en el área del cuerpo de sus fanta-
sías de embarazo. Es decir: la fantasía de la paciente de la
génesis del orzuelo representaba la unión sexual, y el orzuelo,
prominente, el embarazo mismo, consecuencia de lo anterior.
En la sesión J. asoció la sustitución de las náuseas y los
vómitos por el orzuelo con las manifestaciones de un embarazo
(el orzuelo como bulto), comprobando así su tendencia a expre-
sar sus fantasías a través de trastornos corporales.18
Solo en dos ocasiones —ambas en día lunes- reapareció
durante el tratamiento su sintomatología habitual, aunque
muy atenuada, pues se redujo a un estado nauseoso. Esto
sucedió: 1o) Cuando el día anterior (siempre le preguntaba,
ejerciendo un papel activo, acerca de lo que había acontecido
durante el fin de semana) la visitó en su casa de un ex novio
suyo, ahora en calidad de amigo, con su esposa y su hijo, un
bebé de pocos meses, y 2o) al día siguiente de un domingo en
que concurrió al cine con su madre —dicho sea de paso, este
hecho quedaba asociado a la muerte de su hermano, por lo visto
anteriormente—. Me contó después la fuerte impresión que le
habían producido ciertas escenas del film. En éste, "Los perros
18 Cabe agregar que el día anterior (domingo) J. salió de paseo con una
pareja de novios, lo que había obrado como estímulo. Al parecer J. ligaba
también inconscientemente el orzuelo con deseos escoptofílicos, y su carácter
doloroso con el castigo frente a dichos deseos, lo que no fue interpretado. Esto
no sorprendió mayormente, ya que en ella estaba muy acentuado el par
voyeurismo-exhibicionismo (seguía estudios de modelo publicitaria).
270
de paja, tal es el título en castellano —una película que
incluye escenas de mucha violencia—, una joven, de rasgos
histéricos, provoca sexualmente a un grupo de hombres que
finalmente la hacen objeto de una brutal violación, uno de ellos
por vía anal. Ya durante la proyección de la película J. había
comenzado a padecer un estado nauseoso. Estos hechos fueron
muy útiles para mostrarle nuevamente cómo sus náuseas y
vómitos se relacionaban con sus deseos sexuales reprimidos,
que habían sido estimulados en esas circunstancias. Pudo
aceptar que sus síntomas expresaban su sentimiento reactivo
de repugnancia por dichos deseos y al mismo tiempo la
búsqueda inconsciente de su satisfacción (inyecciones).
Desde la mitad del segundo mes y hasta el final del
tratamiento se abordaron especialmente:
1. La relación entre sus deseos de embarazo y el duelo
patológico por la muerte de su hermano, a lo largo de sesiones
que tuvieron en ella y en mí profunda repercusión emocional.
En sus pesadillas aparecía a menudo su hermana aho-
gándose.
realidad laElla presenciaba
hermana la escena asin
la representaba ellapoder evitarlo.
misma, En
temerosa
de sufrir retaliativamente el castigo por sus deseos de muerte
hacia el hermano.19127
La delicada y difícil tarea de encarar este problema de la
paciente se efectuó tratando de señalar, en el breve lapso en
que debía llevarse a cabo, no solo sus impulsos agresivos y su
envidia fálica para con su hermano, sino también, de un modo
paralelo y constante, la existencia de sentimientos cariñosos y
de sus auténticos deseos reparatorios. Convencido de que la
elaboración del duelo permanecería inconclusa, procuré ate-
nuar las ansiedades persecutorias y la regresión consiguiente,
derivadas
hecho de node la movilización
descuidar afectiva ocasionada, a través del
mencionar siempre el componente de
amor, siguiendo en esto a Szpilka y Knobel cuando sugieren
que las intervenciones en psicoterapia breve no vayan dirigidas
a mostrar "uno solo de los aspectos de la personalidad sino
varios de los aspectos en juego" (10). Este es uno de los medios
de manejar la regresión.
EVALUACIÓN INMEDIATA
En las entrevistas de evaluación inmediata la paciente expresó
acerca del tratamiento: "Ha sido bastante positivo. Muchas
cosas las he superado... Los vómitos de los lunes... Por supues-
to, pueden quedar muchas otras que a lo mejor yo misma
pueda superar de a poco, ya sabiendo cuáles son mis proble-
mas. Claro que volvería a consultar si fuera necesario".
Coincidimos en que había logrado, en buena medida, com-
prensión —insight— de los motivos determinantes de sus pro-
blemas actuales y que día tras día podía manejarse mejor
frente a ellos.
La mejoría sintomática era muy ostensible en lo referente
a los síntomas positivos de su neurosis. Las náuseas y los
vómitos habían desaparecido, al igual que su depresión. La
mejoría fue menos notable en cuanto a sus inhibiciones, ya que
aunque habían desaparecido reacciones inapropiadas (los vó-
mitos), persistían sus dificultades en sus relaciones con los
varones, aunque parecían estar ya en camino de ser allanadas.
En ese sentido J. manifestó su confianza en poder formar una
nueva pareja y gozar sexualmente.
Había elevado su autoestima. La terapia produjo además
otras modificaciones favorables en sus relaciones
interpersonales. Se la veía menos adherida a su madre y con
deseos de aprovechar su tiempo libre integrándose a grupos de
ambos sexos. Otras variantes generadas por la terapia en torno
a cuestiones tales como el trabajo fueron de secundaria impor-
tancia o no se presentaron, como en lo concerniente a una
eventual elaboración de proyectos personales.
El retest evidenció también una evolución favorable: re-
paración de la figura masculina, tentativas de sublimación de
sus deseos orales.
273
Trascurrida la etapa evaluativa J. se despidió de nosotros,
sin que concertáramos nuevos encuentros para el futuro,
mostrándose muy agradecida por lo que habíamos hecho por ella.
EVALUACIÓN MEDIATA
Cerca de tres
localizarla, puesaños después
se había y luego
mudado de con
junto grandes esfuerzos
sus padres, para
conseguí
hacerlo. Me trasladé hasta su domicilio, ya que J. no tenía
teléfono. Me recibió su madre (J. no se encontraba allí en ese
momento), quien se alegró de verme. Le pedí que dijera a J. que
tratara de comunicarse conmigo y aproveché además la
oportunidad para recabar su impresión sobre el estado de la
joven. Me contó que, a su juicio había cambiado notoriamente a
partir del tratamiento efectuado: se mostraba optimista y activa
de modo estable, había conseguido un nuevo empleo con mejor
remuneración a la vez que formar pareja y nunca más había
presentado episodios de vómitos. Para ella —prosiguió
comentando — "el problema" de J. fue siempre el de su hermano
fallecido. Finalmente agregó que desde hacía unas semanas J.
pensaba hablar conmigo para que asistiera a una amiga suya.
La paciente me llamó por teléfono en cuanto recibió mi
recado y pudimos concertar una entrevista de seguimiento. La
mayor parte de las declaraciones de J. y de las conclusiones que
pueden extraerse de dicha entrevista son dignas de ser expuestas
con cierto detalle, pues considero que ilustran adecuadamente
acerca de la eficacia y el alcance que en esta ocasión parece haber
tenido el procedimiento terapéutico aplicado.
Encontré a J. sonriente y de excelente aspecto. Sus gestos me
parecieron más sobrios, menos teatralizados.
No habíaelrecibido
de terminado ningún
efectuado otro tratamiento psicológico luego
conmigo.
Con gran satisfacción, expresó: "Desaparecieron una serie de
problemas que tenía. No tuve más problemas de vómitos y tuve un
cambio radical en todo: estoy de novia, me va muy bien con él,
cambié de trabajo, me siento bien... El tratamiento fue difícil para
mí. Recuerdo que a veces lo rechazaba mucho a usted. Hasta le
tenía bronca. Ahora entiendo que era por las cosas que me hacía
ver".
274
J. me habló de su pareja, con quien estaba relacionada desde
hacía dos años: "Es muy centrado, tiene 28 años (J. tenía 23
cuando, la entrevista), es ingeniero, estamos próximos a casarnos,
quizá dentro de unos meses, a fin de año... Nos complementamos
los caracteres. Mi carácter ha variado: estoy más alegre, hago
bromas, me gusta no solo la compañía de mi novio sino también
salir en grupo. Antes trataba de quedarme a solas, no tenía deseos
de salir ni de arreglarme". En lo referente a su actividad sexual, J.
aseveró que tenía relaciones sexuales satisfactorias con su pareja
y que lograba el orgasmo casi siempre. "Antes —continuó— no era
feliz sexualmente. Me sentía usada, el sexo era algo asqueroso
para mí... A mi novio no lo rechacé en ningún momento. Yo no le
comenté nada a él de mi otra relación (alude a su anterior pareja).
No lo creo necesario...".
20128Más adelante siguió refiriéndose a su
sexualidad. "Creo que he variado mucho mi idea sobre el sexo...
Con él tenemos bastante libertad sexual, lograda poco a poco... Yo
antes no me hubiese podido mostrar desnuda delante de un
hombre, con la luz encendida. En cambio ahora lo considero
normal."
Resulta indudable que al cabo de un tiempo de finalizado el
tratamiento J. había vencido en gran medida sus inhibiciones
sexuales, habiendo formado una pareja de la que se hallaba
aparentemente muy conforme y superado la frigidez. Fue, eso sí,
necesario que pasara cierto tiempo para que pudiesen cumplirse
estos objetivos terapéuticos y comprobarse así los frutos, según los
relatos de la paciente y de su madre, de la labor desplegada.
Manifestó sus deseos de casarse pronto para poder tener
hijos. Mientras tanto recurrían a anticonceptivos orales. "Pese a
mis deseos de tener chicos, no me olvido de tomarlos", comentó
risueña. J. quería sin duda hacerme notar que tenía presente
aquello que habíamos explorado durante su terapia, y que además
estaba muy atenta en lo referente a tomar las debidas
precauciones, a partir de la profunda convicción—lograda
mediante el tratamiento— que tenía respecto de la fuerza de sus
deseos inconscientes. No había tenido abortos.
En cuanto a las relaciones con sus familiares, me contóque
se sentía muy bien con sus padres, a la vez que mucho más
independiente. Como había concurrido a la entrevista con su
129 21
Esto me pareció una racionalización de un problema no totalmente
resuelto, dado por su relación de dependencia infantil con la madre. Incluso
creí notar nuevamente en esta observación de la .paciente que no solo quería,
en su extenso relato, contarme todo lo que de positivo había obtenido de la
terapia, sino que, con sus sentimientos de gratitud, pretendía además
ocultarme conflictos no resueltos.
276
Se refirió luego a sus estados depresivos, que habían dejado
ya de presentarse. De inmediato aludió al recuerdo de su
hermano fallecido: "No se me da por pensar tanto en él. Incluso
antes deseaba tener un varón rubio, como mi herma- no. Ahora
no, querría que se parezca a mi novio y a mí... Cuando nos
mudamos yo no quise colgar más las fotografías de familiares
muertos, como mi hermano, unos tíos...".
Esto podría indicar cierta atenuación de la culpa por la
muerte de su hermano, lo que le permitiría un mayor despren-
dimiento del objeto perdido y poder contemplar más sus propios
anhelos personales.
Quería enviarme una compañera de trabajo para que la
tratase, lo cual constituía una manifestación más de su confianza
en mí.
Casi al final de la entrevista, luego de haberle transmitido
mis impresiones a lo largo de la misma, le expresé mi satisfacción
de encontrarla bien y con tan gratas nuevas, reiterándole que
contase conmigo ante cualquier necesidad, después de lo cual nos
despedimos, no sin que J. tuviese palabras de emocionado
agradecimiento para conmigo. Desde ese momento no he vuelto a
tener noticias de ella.
Finalmente, al registrarse en esa oportunidad resultados
positivos en I.P.F. insight
( de la problemática focal), R.P.F.
(resolución —clínica— total de la problemática focal, por sus-
titución de reacciones inapropiadas por las apropiadas en sus
relaciones heterosexuales) y M.S. (mejoría sintomática) el re-
sultado final, de acuerdo con el sistema de evaluación propuesto
en el capítulo 11, se consideramuy favorable.
Consideraciones finales
277
1) El uso flexible y selectivo del método de libre asociación
rinde sus frutos al aplicarse en quienes cuentan con reales
posibilidades de responder de un modo favorable (aquí pudo
utilizarse beneficiosamente, por ejemplo a propósito de los sueños
de la paciente y de la aparición del orzuelo).
2) Podemos observar en este caso laevolución del foco
durante el tratamiento, en la que la comprensión de los
dinamismos de la conflictiva focal se va enriqueciendo y aclarando
como consecuencia de progresivos hallazgos. Es posible una mayor
definición del juego de interrelaciones entre los diversos factores.
La profundización en el focorevela la sobredeterminación de los
síntomas y está facilitada por las condiciones de la paciente para
remitirse al aporte de material focal y lograrinsight de estos
conflictos.22130
3) Si bien aquí se aventuró otra vez una labor interpretativa
en cierto modo profunda, conincursión en aspectos históricos
infantiles —ya que no otra cosa supone el penetrar en la relación
que la paciente tenía con su hermano y en el duelo patológico que
sobreviene ante la pérdida de éste, acaecida en plena infancia de
ella—, no me he apartado de la conflictiva focal. Las
interpretaciones que incluían aspectos históricos infantiles eran,
repito, siempre focalizadas, posibilitando así la profundización en
el foco. Si hubiesen estado "fuera de foco", ello habría implicado el
riesgo de "abrir heridas" de un modo innecesario, provocando una
movilización mayor en la paciente, relacionada con conflictos que
no podríamos abarcar suficientemente durante el tratamiento.
4) En lo referente a losproblemas suscitados por la presencia
de duelos patológicos de importancia en tratamientos de corto
plazo, caben aquí las consideraciones efectuadas en capítulos
anteriores (véanse los capítulos 10 y 12). Pero quiero formular un
interrogante que surge enseguida y essi resulta conveniente o aun
necesario incluir un duelo de esta naturaleza dentro del programa
13022
Existe cierta analogía entre este abordaje del foco terapéutico y el que
practicaba Freud sobre el síntoma en sus primeros tratamientos (Isabel de R y
demás historiales incluidos en "Estudios sobre la histeria" [5], el cual puede
considerarse un antecedente técnico de la terapia focal. La diferencia reside
en que actualmente contamos con la ventaja de poseer nuevos conocimientos
que amplían nuestra comprensión profunda y que el mismo creador del
psicoanálisis se encargó de aportarnos (la sexualidad infantil, por ejemplo,
especialmente el complejo de Edipo que, naturalmente, no había descubierto
todavía en esa época).
278
terapéutico de una terapia de duración limitada, entre los
aspectos a ser tratados con el paciente (lo cual coincide en esta
oportunidad con el problema de la actitud a asumir ante lo
histórico-infantil). En este caso en particular mi respuesta es
afirmativa. Adentrarnos en el duelo era en cierto modo algo
ineludible, como lo fui comprendiendo a lo largo del proceso
terapéutico, pues a mi juicio constituía un problema de
importancia fundamental, que estaba en el núcleo mismo del
síntoma como conflicto subyacente y requería su abordaje,
aunque solo pudiese efectuarse de un modo parcial. Cabe
preguntarse si de no haber obrado así hubiese sido posible
lograr resultados similares a los producidos, en cuanto a la
remisión de la sintomatología, basada en cierto grado deinsight
del conflicto central del tratamiento, resultados que quedan
corroborados —a mi entender— por el seguimiento efectuado
años después.
Una vez convencidos de que debemos ocuparnos directa-
mente del duelo surge la necesidad de replantear nuestra
modalidad técnica ante estos problemas, adaptándola al en-
cuadre existente en este tipo de terapias, para evitar que éstas
se conviertan en un psicoanálisis trunco, con sus previsibles
consecuencias. Ya al describir este historial he expuesto la
posición que adopto, en la que parto de las propuestas de
Szpilka y Knobel (10). Esta inquietud apunta no solo a ayudar
al paciente al máximo dentro de las posibilidades instituciona-
les, sino también a no dañarlo con técnicas inadecuadas.
Hasta aquí me refiero solamente a las necesidades y
ventajas de incursionar en la problemática del duelo, pero desde
ya que esto mismo entraña los riesgos propios de una escabrosa
tarea terapéutica, que en términos ideales debiera ser tan
prolongada como intensiva y que en virtud de la limitación
temporal quedará forzosamente incompleta. La elaboración
insuficiente del duelo podrá acarrear la reaparición de los
síntomas o nuevas manifestaciones del conflicto (hecho no
comprobado en esta paciente, luego de transcurridos cerca de
tres años de finalizado su tratamiento). Pero se trata de un
riesgo previsto, calculado. Para eso están los seguimientos,que
brindarán la oportunidad de detectar estas recaídas y de
señalar, cuando la situación lo requiera, la necesidad de retor-
nar a la psicoterapia.
279
En nuestra paciente, pienso que los resultados logrados
con relación al abordaje del duelo enquistado no deben
desestimarse. Creo que en la práctica, aun en terapias de
objetivos limitados, nos problematizamos —y equivocamos— en
demasía cuando, con nuestro furor curandis, pretendemos
lograr una elaboración de conflictos fundamentales o solucio-
nar perturbaciones caracteropáticas, todo lo cual suele llevar
mucho más tiempo, habitualmente años de esforzada labor.
Pero en esta oportunidad podría cuestionarse el abordaje
de un conflicto dado por un duelo patológico en un tratamiento
de solo tres meses y creo que con cierta razón. Ubicándonos
siempre en la alternativa de tener que suministrar una terapia
de tiempo limitado, como sucede dentro del marco hospitalario
y corresponde al caso que nos ocupa (paciente de escasos
recursos económicos, en su primera experiencia
psicoterapéutica, que consulta al ser derivada y no por
iniciativa propia, necesitada quizá de adquirir mayor
conciencia de enfermedad y de acrecentar su motivación para
considerar solo en un futuro la opción de un tratamiento
prolongado), pienso ahora que lo que hubiese podido hacer y
resultado conveniente, habría sido fijar desde un comienzo un
mayor tiempo de terapia.23131
131 23En
honor a la verdad ello no se hizo básicamente porque al principio se
ignoraba que existiese una vinculación tan directa de los padecimientos
actuales de la paciente con dicho duelo, lo cual constituyó un hallazgo
registrado en pleno proceso terapéutico. Tampoco había yo reflexionado hasta
ese momento acerca de la necesidad de tener en cuenta la especial situación
que la existencia de duelos patológicos de envergadura -como pueden ser los
desencadenados con motivo de la pérdida de seres queridos- plantea en la
aplicación de terapias de corto plazo. Justamente la experiencia que significó
asistir a esta paciente contribuyó a que prestase atención al problema. A todo
esto se sumó el considerar el caso de J., con todo, como uno de los de patología
menos severa entre los tratados, por lo que se le asignó una duración de solo
tres meses. Por último, los resultados favorables obtenidos en el momento de
la evaluación, aunados a las limitaciones temporales propias de la experiencia
clínica realizada, hicieron desechar la alternativa de un recontrato.
Felizmente no hubo consecuencias negativas que lamentar y en cambio los
beneficios fueron apreciables, dando la impresión de que el tiempo acordado a
la terapia hubiese alcanzado para el logro de aquéllos. Sabemos que cada
paciente tiene -y necesita- su propio tiempo. Y J. tenía, por lo visto, un ritmo
rápido de timing, con considerable capacidad de insight, que la hizo
responder satisfactoriamente a una terapia intensiva de corta duración.
280
5) Que estas terapias sean indefectiblemente "superficiales"
constituye por cierto un prejuicio, ya que frente a pacientes muy
colaboradores y capacitados para el insight, el grado posible de
profundidad interpretativa y del insight concomitante
alcanzado pueden —en ocasiones- ser significativos. Esto es lo
que ocurrió con esta inteligente y dúctil paciente (a pesar de
presentar por momentos intensas manifestaciones
resistenciales), por lo cual fue posible la interpretación, por
ejemplo, de fantasías pregenitales inconscientes (en especial de
carácter oral y anal), en una magnitud en principio inusual en
mi experiencia en psicoterapias de tiempo limitado.24132 Desde
luego, aludo a una profundidad que se alcanza solo con aspectos
parciales de la conflictiva, quedando diversos conflictos sin ser
desentrañados, como puede apreciarse a lo largo de este
historial.
Por último, algo más sobre los resultados obtenidos. Tam-
bién en materia de resultados terapéuticos de las terapias
breves existe un prejuicio muy arraigado, consistente en creer
que los cambios producidos son siempre "superficiales" y/o
transitorios. La índole de la mejoría, su estabilidad y los nuevos
progresos a lo largo de casi tres años de evolución nos dan la
pauta en este caso de que ello no es exacto. Vemos que en
nuestra paciente, pese a haberse efectuado un tratamiento de
tres meses solamente, los resultados fueron más allá de la mera
curación o alivio de un, bueno es recordarlo, molesto y antiguo
síntoma. El seguimiento permitió descartar las temidas
recaídas, y pareció haberse llegado a una resolución
dinámicamente parcial aunque bastante firme del conflicto y, lo
que es destacable, haberse instaurado un ciclo prospectivo y una
adaptación productiva a la realidad, objetivables en los logros
de la paciente conseguidos en los años que siguieron al
tratamiento. Los cambios impresionan como si hubiesen tenido
un alcance que en algunos aspectos trasciende los objetivos
terapéuticos propuestos. (Lamentablemente no se pudo contar
con un nuevo retest, a tres años de finalizado el tratamiento,
132 24
A la vez tales interpretaciones no deben causar mayor sorpresa, si
recordamos que Freud, ya en 1900, en el tratamiento de Dora y en el lapso de
solo tres meses, que fue lo que duró ese análisis, llegó a interpretar las
fantasías de fellatio que subyacían a la tos nerviosa de la paciente (4)
281
que permitiese un estudio más exhaustivo -y mejor documen-
tado- sobre el particular.)
Referencias bibliográficas
282
14
FORMACION DE TERAPEUTAS EN
PSICOTERAPIA BREVE
Introducción
Que una preparación psicoanalítica previa adquiera decisiva
importancia para la formación en P.B. es algo que está fuera de
toda duda. Wolberg
concluyente. (5), entre
Es que, entre otras otros,
cosas, lo reafirma una
se requiere de manera
rápida
captación de la problemática del paciente y poseer conoci-
mientos y manejo de los fenómenos transferenciales y contra-
transferenciales, que den cuenta de las variaciones que en el
campo crean hechos tales como la conducta activa del terapeuta
o la combinación de distintos recursos terapéuticos, para todo
lo cual será de gran utilidad contar con suficiente experiencia
de análisis personal, conocimientos teóricos y práctica
psicoanalíticos.
En lo que respecta a las emociones contratransferencia-
les, cabe señalar la necesidad de que el terapeuta ejerza un
para él adecuado
control reproduzcan
de ellas,
la situación
especialmente
triangular,
en circunstancias
en las que puede
que
llegar a ubicarse como el excluido, lo que vimos suele suceder
con frecuencia en un tratamiento breve (véase cap. 8, p. 184).
Deberá dominar tanto el sentimiento de exclusión que pudiese
experimentar, como los componentes de celos, rivalidad, etc.,
que lo acompañen, pues de lo contrario corre el riesgo de actuar
nocivamente, lo que también ha sido ya señalado (cap. 8,pp.
184 a 186).
De estos hechos se desprende que son los psicoanalistas
experimentados quienes están en las mejores condiciones para
283
ejercer la P.B., ya que pueden contar, dentro de las muchas
ventajas respecto de un terapeuta principiante, con una buena
elaboración de sus propios conflictos básicos. Pero sabemos que
en la práctica la realización de los tratamientos breves
descansa en su mayor parte en terapeutas noveles y que el
entrenamiento de éstos en tales tratamientos no suele estar
precedido de una sólida formación psicoanalítica, que sería lo
óptimo,
misma. sino que a lo sumo coincide con el desarrollo de la
De cualquier manera, se cumpla o no previamente la
etapa psicoanalítica, la formación del terapeuta en P.B. con-
sistirá en el aprendizaje de su teoría de la técnica y en el
adiestramiento psicoterapéutico, adecuadamente supervisado.
Me ocuparé seguidamente de estos aspectos, para luego reseñar
algunos de los requisitos o condiciones que me parecen
importantes para ser un buen terapeuta en P.B. Finalmente
expondré un modelo de ficha clínica que estimo puede servir de
guía en la práctica y propender a una sistematización operativa
de la tarea.
Aprendizaje teórico
Aun aceptando que sea en verdad difícil "hacer y aprender
simultáneamente psicoterapia y psicoanálisis" (Joseph [2]) y en
virtud de presentarse la mayoría de las veces esta necesidad en
los tramos iniciales del camino a recorrer por todo terapeuta
novel, considero que lo mejor será que, como primera medida,
éste se fije el objetivo de conocer con claridad las características
principales que distinguen una terapéutica de otra y no se
abandone a una situación que lo condene a hacer del
tratamiento breve un "psicoanálisis breve". Para ello será
menester
ciales de laestudiar concienzudamente
P.B., pues ciertos principios
los errores más comunes esen-
en la práctica de
la misma responden precisamente a la extrapolación de la
técnica psicoanalítica. Es claro que tal pretensión reclama la
existencia de fundamentos teóricos definidos en P.B. Fiorini ha
señalado la influencia negativa que en la formación de los
terapeutas ejerce la carencia de una identidad teórica por parte
de la P.B. (1). Es posible que así sea y que en gran parte esta
carencia, a mi parecer, constituya más que nada el producto de
la falta de coherencia —a la que también se ha referido
284
acertadamente Fiorini (1) en los aportes, que plantean a
—
Adiestramiento psicoterapéutico
Las necesidades actuales de recurrir a estos procedimientos
para ofrecer atención psiquiátrica a la numerosa población
consultante en los diversos establecimientos asistenciales
(servicios psiquiátricos hospitalarios, centros de salud mental,
instituciones privadas), así como también el reconocimiento de
la terapia focal como técnica cuya aplicación es factible y/o
recomendable en no pocos casos que se presentan en los con-
sultorios privados, son hechos que obran como exigencias en los
profesionales, puesto que además significan para muchos el
debut como psicoterapeutas, pero no es menos cierto que
también estimulan y brindan a la vez, con cierta facilidad,
oportunidades para el ejercicio de este método terapéutico.
Supervisión clínica
Deberá estar a cargo, preferentemente, de profesionales
experimentador tanto en terapias prolongadas como en las
285
focales. Es todavía muy común comprobar dificultades en supervisores
de tratamientos hospitalarios que, al carecer de experiencia en
los mismos y partir exclusivamente de la obtenida en el ámbito
de sus consultorios privados, se muestran rígidamente
adheridos a la técnica analítica estándar. Suelen presentar
problemas de adecuación al contexto institucional y refuerzan
en los supervisados la tendencia a la traspolación de la técnica
psicoanalítica, con deficiencias tales como el no corregir —y aun
fomentar— un empleo exagerado de interpretaciones
transferenciales, actitudes "pasivas" del terapeuta, etcétera. Es
decir que una función elemental del supervisor, además de las
que corrientemente se le asignan, ha de ser señalar a los
terapeutas las contradicciones técnicas en que puedan incurrir.
Por lo demás, la supervisión deberá poner énfasis en: la
confección de una historia clínica minuciosa, la delimitación de
un foco, el establecimiento de objetivos terapéuticos y la
planificación. Asimismo deberá ayudar a detectar el punto de
urgencia en las sesiones y estimular la asunción de un papel
activo por parte del terapeuta; prestará especial atención a los
problemas inmediatos
los que pudieran de de
derivar la la
realidad externa
disolución del paciente
del vínculo ya
terapéu-
tico, incluyéndolos como temas que es necesario tratar. Final-
mente deberá proponer la realización sistemática de evalua-
ciones.
286
y de los cuales disponga, cuando las circunstancias lo re-
quieran.
En lo que respecta a sus conflictos personales:
5) Cierta elaboración de la conflictiva edípica, que le
permita un manejo adecuado de las situaciones triangulares en
las que pueda sentirse inmerso durante el tratamiento.
6) Suficiente tolerancia a la frustración para:
a) Conformarse con el logro de objetivos terapéuticos li-
mitados.
b) Renunciar a las especiales gratificaciones deparadas
por la relación analista-paciente (véase cap. 8).
c) Resignarse a no alcanzar grados profundos de investi-
gación de los psicodinamismos de cada paciente.
d) Soportar sin excesivas dificultades las separaciones de
los pacientes.
.……………………………………………………………………………
.....................................................................................................................
.....................................................................................................................
Evaluación diagnóstica:
Diagnóstico nosográfico-dinámico:
a)Del episodio.
b)De la enfermedad.
c) De la personalidad.
287
Incluye además:
Grupo familiar: Diagnóstico e incidencia -incluida la que ejerce el
medio social del paciente- en la problemática.
Evaluación de las condiciones yoicas. Especialmente interesan:
a) Funciones yoicas básicas (percepción, atención, memoria,
pensamiento, etcétera).
b) Relaciones objetales.
c) Control de impulsos.
d) Tolerancia a la ansiedad y a la frustración.
e) Mecanismos defensivos.
f) Regulación de la autoestima.
……………………………………………………………………………..
…………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………….
……………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
……………………………………………………………………………..
Metas terapéuticas:
a) Primordiales ………………………………………………………….
b) Secundarias ……………………………………………………………
288
Duración del tratamiento: ………………………………………………..
…………………………………………………………………………….
Pronóstico: …………………………………………………………….
…………………………………………………………………………….
……………………………………………………………………………..
…………………………………………………………………………….
289
Sesiones: duración, frecuencia y periodicidad …………………………………..
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
Estrategia terapéutica
Conflictos a abordar y posible secuencia de dicho abordaje; consignar
la utilización de los distintos recursos terapéuticos; señalar el tipo de
material que habrá de descartarse; funciones yoicas a reforzar;
eventuales modificaciones en la frecuencia de las sesiones; la labor en
torno a la separación ante el final del tratamiento .....................................
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
Contrato:
Detalles del convenio sobre metas terapéuticas, duración del trata-
miento, duración, frecuencia y periodicidad de las sesiones; fechas de
terminación del tratamiento, de las entrevistas de evaluación y del
retest (si las hubiera)........................ ................. ................. ............. .................
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
290
Insight do la problemática focal (I.P.F.) ……………………………………..
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
Autoestima ……………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
RETEST. Resultados
…………………………………………………………………………………….
DISPOSICIONES FINALES
Separación de paciente y terapeuta
Concertación del seguimiento. Fechas de entrevistas de evaluación y
de retest
Recontrato (con objetivos limitados). Objetivos Pasaje a otros
tratamientos:
a) Con otro
b) el mismo
terapeutaterapeuta
Especificar tipo de tratamientos (psicoanálisis, psicoterapia de
grupo, etc.) .................................................................................................
………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
Autoestima ………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………….
292
Modificaciones favorables en:
Vida sexual.
Relaciones de pareja
Otras relaciones interpersonales (familiares, amistosas, laborales,
etc.)
Estudios
Trabajo
Recreación
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
Resultado final:3135
Muy favorable
Favorable
Discreto
Regular
Nulo
Desfavorable
Consideraciones finales ……………………………………………….………
…………………………………………………………………………………….
…………………………………………………………………………………….
1353
De acuerdo con. el código descripto en el capítulo 11 (pp. 230 a 233).
293
Referencias bibliográficas
294
INDICE
TECNICA
296
El empleo constante del método de asociación libre ("regla
fundamental" del psicoanálisis)
en los tratamientos breves ......................................................109
Adopción de una regla básica de funcionamiento
para psicoterapias breves .......................................................112
Uso operativo del método de asociación libre
en los tratamientos breves ......................................................113
Conformación
funcionamientodefinitiva de una regla
para psicoterapias de ............................115
breves
Digresiones sobre focalización
y atención del terapeuta ..............................................................116
Elementos psicoterapéuticos verbales ........................................120
Generalidades ........................................................................120
Las interpretaciones en la psicoterapia breve de orientación
psicoanalítica .........................................................................121
a) Introducción…… ........... ………. ................................121
b) Interpretaciones y transferencias ..................................123
Interpretaciones "extratransferenciales"......................124
Interpretaciones "transferenciales".............. ...............128
de los efectosVariantes
c) regresivoscualitativas en las interpretaciones. Atenuación
....................................................................133
d) Interpretación de los sueños ........................................138
Cuándo interpretar.......................................................138
Qué interpretar ................................................... .......139
Cómo interpretar .........................................................140
e) El terapeuta frente a la labor interpretativa ...................140
Otras intervenciones verbales ................................................141
Sobre las sesiones ............... .....................................................141
Otros recursos terapéuticos .........................................................143
El empleo de psicofármacos ............. ....................................143
La participación de familiares y/o allegados
del paciente bibliográficas..................................................
Referencias en el tratamiento ........................................... ..... 149
145
7. UNA SESION DE PSICOTERAPIA BREVE ........................... 153
La sesión .....................................................................................161
Comentarios sobre la sesión........................................................166
Referencias bibliográficas………... ……………………..…174
297
8. DIFICULTADES DEL TERAPEUTA
PARA LA FORMACIÓN, PRÁCTICA E
INVESTIGACION EN PSICOTERAPIAS BREVES ..................... 175
Introducción ................................................................................ 175
La dificultad de adaptación al encuadre
de la psicoterapia breve ............................................................... 177
"Psicoterapia breve versus psicoanálisis" ............................. 177
En
a) la
Laintimidad de la relación terapeuta-paciente ................. 178
relación terapeuta-paciente
en el tratamiento psicoanalítico........................... . ...... 181
b) La relación terapeuta-paciente
en la Psicoterapia breve........................ ..... ... ............. 182
c) Cuando la Psicoterapia breve
se convierte en "Psicoanálisis breve"…. ............. ...... 184
Dificultades ante la terminación
del tratamiento psicoterapéutico breve ................. .......... ......... 185
Dificultades en la evaluación de los resultados
obtenidos en psicoterapia breve ..... ........... ....... .............. ....... 186
Relegación de la psicoterapia breve
como indicación terapéutica
Otras dificultades del terapeuta .... .................................................. 187
frente a las terapias breves ................. ....................................... 187
Conclusiones ........ ...... ...................... ................ .............. ..... 189
Referencias bibliográficas ................................................. .. 190
9. ACERCA DE LA TERMINACION DEL
TRATAMIENTO EN PSICOTERAPIA BREVE ............. . ....... 193
Introducción .......................... ...................................... ............ 193
Reacciones causadas en el paciente por la separación ................ 194
Reacciones causadas en el terapeuta por la separación............... 198
Aspectos técnicos ........................................................................ 200
Conclusiones ...........
Referencias ..................
bibliográficas ..............................................
.............. ..................................... 203
204
10. ALGUNOS PROBLEMAS TECNICOS
CARACTERISTICOS Y RIESGOS
EN PSICOTERAPIA BREVE ................................... ............... 205
Referencias bibliográficas ........................................ .. .......... 211
11. LA EVALUACION DE RESULTADOS
TERAPEUTICOS EN PSICOTERAPIA BREVE………….. 213
Introducción………………………………………………..213
298
Un método de evaluación ................................................................. 214
La evaluación inmediata......................................................... 215
Insight de la problemática focal (I.P.F.) ............................ 216
Resolución de la problemática focal (R.P.F.).................... 216
Mejoría sintomática (M.S.) ............................................... 220
Conciencia de enfermedad ................................................ 220
Autoestima......................................................................... 220
Otras modificaciones
Proyectos para el futuro favorables ....................................... 221
..................................................... 221
Psicodiagnóstico................................................................ 222
Alternativas del paciente al terminar
el tratamiento ............................................................ ............. 223
La evaluación mediata ............................................................ 225
Problemas en la evaluación de resultados terapéuticos .................... 229
Psicoterapia breve predominantemente de insight ................ 232
Referencias bibliográficas ..................................................... 234
12.INDICACIONES DE LA PSICOTERAPIA BREVE ................ 235
Referencias bibliográficas ..................................................... 241
13.DOS TRATAMIENTOS BREVES ............................................ 243
Ejemplificación del método psicoterapéutico
de objetivos limitados ................................................................. 243
Datos biográficos de interés (resumen) ................................. 244
Evaluación diagnóstica .......................................................... 245
La hipótesis psicodinámica inicial......................................... 247
Las metas terapéuticas ........................................................... 250
Pronóstico .............................................................................. 250
Planificación del tratamiento ................................................. 251
Evolución durante el tratamiento........................................... 254
Evaluación de los resultados-terapéuticos............................. 256
Consideraciones finales ......................................................... 259
El caso de la joven vomitadora de los lunes ............................ . 260
La profundización en el foco ...................................................... 260
Los motivos de la consulta .................................................... 261
Datos biográficos de interés .................................................. 261
Evaluación diagnóstica .......................................................... 263
La hipótesis psicodinámica inicial. Conflictiva focal ............ 263
Metas terapéuticas ................................................................. 264
Pronóstico ........................................................ . ................... 264
Planificación del tratamiento ................................................. 265
Evolución durante el tratamiento........................................... 266
299
Evaluación de los resultados terapéuticos ............................. 273
Evaluación inmediata…………………… ....................... 273
Evaluación mediata ... ..................................................... 274
Consideraciones finales ......................................................... 277
Referencias bibliográficas ..................................................... 282
14. FORMACION
PSICOTERAPIA DEBREVE
TERAPEUTAS EN
......................................................... 283
Introducción................................................................................ 283
Aprendizaje teórico........................ ........................................... 284
Adiestramiento psicoterapéutico ................................................ 285
Supervisión clínica ..................................................................... 285
Algunas condiciones necesarias de un terapeuta
en psicoterapias breves .............................................................. 286
Ficha clínica para psicoterapias breves....................................... 287
Referencias bibliográficas……………………………...………294
300
Colección Psicología Contemporánea
301