Psicoterapia de Dinamicaa Breve
Psicoterapia de Dinamicaa Breve
Psicoterapia de Dinamicaa Breve
ORIGINALES Y REVISIONES
RESUMEN
SUMMARY
The aim of this paper is to try to clarify and discuss, from a theorical and clinical point
of view, the main definitory features, indications and contraindications as well as basic
technical details of the different types of short term psychodynamic psychotherapy.
This form of therapy has its own roots in psychoanalysis having showed an adequate
efficacy, effectiveness and efficiency in certain mental disorders.
Introducción
2. Definición del trastorno o del conflicto objeto de la consulta como una crisis,
debiéndose incluir en tal delimitación, siempre que sea posible, a todos los miembros
del grupo familiar, para evitar que la responsabilidad se sitúe en un único sujeto,
defensa que habitualmente se pone en marcha para desviar responsabilidades y
culpas.
4. Utilización de medios psicofarmacológicos (por parte del equipo médico), con el fin
de controlar lo más inmediata y eficazmente posible la ira, la angustia, la tensión o el
pánico que aquejan el o los participantes.
En lo que se refiere a la psicoterapia dinámica breve, hay que resaltar en primer lugar
que no se trata de una mera variante de la llamada psicoterapia psicoanalítica,
enfoque que inició la escuela de Chicago (8) y que se sigue practicando por parte de
algunos terapeutas. Aquí, al margen del problema psicopatológico del sujeto, éste es
visto una o dos veces por semana, cara a cara, alentando la libre asociación y
ofreciendo interpretaciones dinámicas ocasionales, generalmente centradas en los
fenómenos transferenciales más superficiales y más cercanos al yo. En todo caso, se
procura ligar las dificultades presentes con los hechos del pasado, especialmente con
los de naturaleza inconsciente que se hayan revelado de alguna forma en el curso del
proceso terapéutico como significativo. La terapia se extiende durante un año o año y
medio, promoviéndose el aumento del autoconocimiento a través de los insights, así
como de las imprescindibles experiencias emocionales correctoras (6).
La psicoterapia dinámica breve tampoco es una sofisticada terapia de sostén, sino una
forma de proceder específica, en la que se va más allá de los meros reaseguramientos,
consejos, simpatía y confrontación con la realidad, como acontece en la mayoría de las
terapias de apoyo, suponiendo un trabajo ordenado, sistemático y original, aunque
ciertamente sean necesarios los requisitos generales de todo encuentro humano que
persiga ayudar psicológicamente, como son la empatía, el respeto y la posibilidad de
comunicarse sin emplear ningún juicio desvalorizante de quien solicita nuestra
orientación. Pero lo que da un perfil particular y definido a la psicoterapia dinámica
breve es el cambio metapsicológico estable del conflicto inconsciente, lo cual
habitualmente suele alcanzarse, no pudiendo ser explicado a partir de los ingredientes
inespecíficos propios de las terapias de apoyo, sino en función de un marco teórico de
naturaleza psicoanalítica y sobre la base de una técnica original claramente definida
(9). En efecto, la psicoterapia dinámica breve es una técnica que se muestra muy
eficaz para desbloquear el inconsciente, rompiendo las duras. resistencias al cambio
que muestran muchos neuróticos.
Tras todo lo dicho, estamos en condiciones de caracterizar con mayor precisión los
rasgos generales de todo tipo de psicoterapia dinámica breve. Cuatro ingredientes
generales identifican estas técnicas: marcada actividad del terapeuta, presencia de
elementos técnicos originales, actitud de esperanza y optimismo del terapeuta e
interpretaciones tempranas de los fenómenos transferenciales (13).
Las reglas técnicas básicas del psicoanálisis (asociación libre, atención flotante,
neutralidad y abstinencia) son respetadas, pero el proceso terapéutico se trata de
acelerar por medio del trabajo en los focos conflictivos más centrales, confrontándose
en todo caso las resistencias (defensas) y en concreto los fenómenos transferenciales
de manera muy activa, lo que en ocasiones toma el aire de un proceso de naturaleza
conductual, incluyendo unas contingencias de control que empujan al sujeto hacia la
búsqueda de la salud mental.
Malan (17, 18) describe su técnica (Brief Dynamic Psychotherapy o BDP), de unas 20
sesiones en total, como una tarea que persigue la comprensión y el insight de un foco
central (edípico, de fracaso o de duelo), así como un cambio en las correspondientes
defensas neuróticas, para lograr la mejor conducta adaptativa del sujeto afecto de
ciertos trastornos psicopatológicos.
Davanloo (19, 20, 21), por su parte, incluye el trabajo simultáneo de múltiples
focos (Broad-Focus Short-Term Dynamic Psychotherapy o BFSTDP), aceptando a
pacientes con muy variada y grave sintomatología (fobias y depresiones crónicas,
neurosis obsesivas, diversas caracteropatías, variadas enfermedades psicosomáticas,
etc.), habiendo realizado interesantes aportaciones técnicas para ello (22, 23, 24, 25,
26,27,28,29,30,31).
Evaluaciones de la eficacia
En lo referente a las psicoterapias dinámicas, Sifneos (14, 15, 35, 36, 37) incluyó
evaluaciones continuas, investigando el estado de los sujetos al comienzo y al final del
tratamiento, constituyéndose los grupos de control por sujetos que entraban en lista
de espera y que posteriormente fueron tratados con STAPP. Partiendo de una serie de
criterios dinámicos previamente establecidos, dos evaluadores independientes
estudiaban la evolución de los sujetos, que habían sido asignados al azar al grupo de
tratamiento o al grupo de control. Al finalizar la psicoterapia, generalmente a los
cuatro o cinco meses de iniciada, todos los pacientes fueron reevaluados, en cuyo
instante los pertenecientes al grupo de control entraban en terapia. Pues bien, los
cambios favorables fueron muy evidentes y significativos en las personas tratadas (en
tomo al 80%), aunque Sifneos verificó que el 20% de los sujetos en lista de espera
también habían presentando mejoría de sus síntomas. Sin embargo, cuando éstos
fueron entrevistados, resaltaron que en su entorno se habían dado carubios
importantes que habían afectado a sus vidas. En cuanto a los sujetos tratados
(inicialmente o tras estar un tiempo previo en lista de espera), todos admitieron que la
psicoterapia había sido la mejor y más útil experiencia en la resolución de sus
conflictos. Un año después seguían mostrando capacidad para solucionar
adecuadamente nuevos problemas, incluso aquellos pacientes que no habían tenido
modificaciones caracteriales profundas. Las investigaciones de Malan (38) han
aportado datos similares a los de Sifneos.
2. Evidencia de una interrelación del problema presente con tal conflicto nuclear.
Malan (17, 18, 35) ha hecho sus propias especificaciones en cuanto a los criterios de
selección de pacientes:
7. Posibilidad de prever una terminación de la terapia y que sus resultados puedan ser
dinámicamente explicados en función de los cambios producidos por las intervenciones
en el conflicto básico o nuclear.
Como hemos visto, tanto Sifneos como Malan resaltan la importancia de las
respuestas' del sujeto a las interpretaciones que se efectúan durante la evaluación
inicial (test o prueba de la interpretación), cosa que también subrayó Barten (10), el
cual manifestó que ello era el indicador más significativo cara ante el pronóstico de la
psicoterapia breve. Este autor insistió también en que:
1. Deben ser excluidos de la psicoterapia dinámica breve los pacientes que manifiesten
de forma obstinada las resistencias.
4. Los que no pongan con rapidez en marcha una adecuada alianza terapéutica.
Los matices técnicos básicos de los tres modelos de psicoterapia dinámica breve, son:
En cuanto a la STAPP, Sifneos (15, 16) agrupa sus aspectos técnicos en los siguientes
puntos: las sesiones son cara a cara, semanales, de unos 45 minutos de duración, con
previa especificación de día y hora (que se procurará no modificar), aclarando desde
un principio que se trata de una terapia breve, pero sin concretar el número total de
sesiones (por lo común la duracióón es de 6 a 15 sesiones). En la sesión evaluatoria
(que no realiza el mismo profesional que se hace cargo de la terapia), se concreta si el
candidato supera los criterios de selección y se define un foco dinámico, lo que se
repite en la primera sesión propiamente terapéutica, recordándole al paciente que
debe tratar de concentrarse en el foco conflictivo. Las diversas intervenciones técnicas
persiguen los objetivos siguientes (16):
6. Enlazar los sentimientos experimentados con personas claves del pasado con los
sentimientos transferenciales.
13. Demostrar que se ha alcanzado un insight completo de los conflictos que subyacen
al foco dinámico.
En relación con la intervención propuesta por Malan (18), hay que resaltar, en primer
lugar, la necesidad de que en los encuentros terapéuticos impere un clima de
aceptación incondicional por parte del profesional, dentro de cuya atmósfera podrá
establecerse una interrelación que permita la conscienciación y expresión por parte del
paciente de las ideas y sentimientos más ocultos y rechazados. Frente a ellos, el
psicoterapeuta debe estar sumamente atento a sus reacciones contratransferenciales,
que debidamente controladas, y con ayuda del oportuno saber teórico, será el más
importante baluarte en que apoyar las oportunas interpretaciones.
Por otra parte, Malan (18) concreta que la misión del terapeuta dinámico es trabajar
sobre la base de dos triángulos, el triángulo del conflicto y el triángulo de las personas.
El triángulo del conflicto es algo cercano a lo que Menninger (40) llamó triángulo
del insight, implicando enfrentarse sucesivamente a:
1. Los métodos adoptados por los pacientes (defensas) para controlar el dolor psíquico
o la angustia que taponan los sentimientos/impulsos ocultos o inaceptables.
2. Las temidas consecuencias (humillación, vergüenza, tristeza, etc.) que traen consigo
el conscienciar y expresar tales sentimientos/impulsos. Y,
Según el enfoque del modelo de Malan (18), el sujeto acude habitualmente a la terapia
expresando problemas y dificultades en su vida actual (O). En tal fase de la
psicoterapia debe confrontarse, esclarecerse, reconstruirse e interpretarse el conflicto
sin salirse de este vértice, siguiendo el orden que antes se ha indicado (D 6 A 6 S/I).
Cuando el contenido Sil (o X)se va situando en la superficie psíquica o acercando al yo,
gracias a la debilitación que se ha logrado de la resistencia/defensa (D) y del afecto
concomitante (A), es probable que esto provoque un incremento de éste (angustia,
cólera, vergüenza, etc.) y subsiguientemente se reactive dicha resistencia/defensa:
entonces debe reincidirse en el ataque a tal resistencia hasta que pierda
definitivamente su fuerza, lo que suele alcanzarse cuando el paciente puede describir
con detalle el concomitante afecto displacentero (angustia, cólera, vergüenza, etc.),
cosa que debe efectuarse solicitando primero la expresión de sus ingredientes
somatizados y posteriormente los aspectos de índole cognitiva. En tales circunstancias,
si el proceso sigue un curso correcto (en lo que la existencia de una potente alianza
terapéutica se toma una condición indispensable), los contenidos S/I (X) se van
aproximando al yo, pudiendo ser entonces objeto de los oportunos señalamientos y
confrontaciones, esclarecimientos, reconstrucciones históricas, interpretaciones y
translaboraciones.
Una vez suficientemente dominado el conflicto del vértice O, se intentan las debidas
conexiones con algunos de los dos vértices restantes del triángulo de las personas. En
una terapia en la que la transferencia se desarrolle con lentitud, se elegirá primero el
vértice P, estableciendo las oportunas conexiones O/P, mostrando al sujeto (con apoyo
en las confrontaciones, reconstrucciones e interpretaciones) la ligazón pasado-presente
que se da en sus problemas. En ocasiones, la transferencia es de aparición temprana,
en cuyo caso puede iniciarse el trabajo terapéutico en el vértice T y no en el vértice O.
También puede acontecer que las conflictivas que aparecen en primer plano se refieran
a tiempos presentes, pero con los progenitores, sin que apenas se muestren otras
temáticas: entonces la terapia sólo se desarrolla en dos vértices del triángulo de las
personas (P y T).
Cuando el curso del proceso no se complica, a medida que la terapia avanza, y tras los
oportunos análisis de los conflictos en los vértices O y P, los fenómenos
transferenciales van dando la cara cada vez con más intensidad. Tales fenómenos
empiezan a manifestarse entonces como resistencias, debiendo actuarse conforme
hemos expresado al referirnos al análisis en el vértice O: esto es, tratando de disolver
el aspecto resistencial/defensivo (especialmente con el uso de los señalamientos,
confrontaciones y esclarecimientos) y luego el afecto concomitante (en base, además
de lo anterior, a descripciones de los elementos somáticos y cognitivos de tal afecto),
para afrontar finalmente los sentimientos/impulsos más profundos y reprimidos, donde
ya se recurre a las interpretaciones profundas. En muchos casos, el conflicto en T será
idéntico o muy similar al que acontecía en O (y cuyo nexo con P ya fue establecido con
anterioridad). Esto produce una conexión natural entre T y O, así como entre T y P. En
ocasiones la conexión T/P puede llevarse a cabo directamente, sin la previa inclusión
del nexo T/O. Cuando se interpreta el nexo T/P, los sentimientos e impulsos
rechazados suelen irrumpir en el yo del paciente con claridad, siendo generalmente
evidente la relación de tal material psíquico con la vida infantil y con los progenitores.
Si el sujeto toma plena consciencia de esto, la terapia alcanza sus mejores resultados
(18).
En el momento en que el proceso terapéutico llega a este punto, esto es, cuando se
han ligado los problemas presentes del sujeto con eventos conflictivos del pasado,
reales o fantaseados, relacionados con los progenitores o con figuras de especial
importancia, y el paciente ha tomado consciencia de todo esto, puede mencionársele la
posibilidad de la próxima terminación del tratamiento, poniendo mucha atención a su
reacción, pues es muy probable que este anuncio de la pérdida inmediata del
terapeuta reavive antiguas angustias de separación y desengaño con los primitivos
objetos de amor. En tal caso, hay que dedicar algunas sesiones a la reelaboración o
translaboración de tales sentimientos transferenciales, ligándolos mediante
reconstrucciones e interpretaciones a los oportunos hechos del pasado infantil. Sólo
entonces puede considerarse que el proceso terapéutico está en condiciones darse por
finalizado, lo que suele imponerse de forma natural, conduciendo a la separación de
terapeuta y paciente con cordialidad y con sentimientos de alegría por haberse
alcanzado la meta prevista. En casos concretos, puede ser necesario retomar al
paciente pasado un cierto tiempo, para efectuar algunas sesiones más, puerta que
siempre debe dejarse abierta, aunque con el aviso de no retornar a la terapia ante el
más mínimo desajuste o sufrimiento, sino sólo cuando se haya comprobado que por sí
mismo no pueden resolverse los problemas.
Los resultados terapéuticos son tanto más eficaces cuanto más honda y
frecuentemente capta el paciente las interpretaciones que ligan los conflictos
expresados en T, C y P, dejándose notar los efectos positivos entre la sexta y octava
sesión, lo que se traduce en una mejoría de la adaptación a las circunstancias del
presente, en cambios favorables en el carácter y en la mejoría de la relación clínica.
Cuando los síntomas empiezan a decaer y el comportamiento se toma
progresivamente más ajustado, debe plantearse la cuestión de la terminación. Ello es
bastante fácil en los sujetos con foco edípico, pudiendo necesitar de unas cuantas
sesiones extras (de 3 a 5) los casos restantes. En las patologías complejas, que exigen
de una mayor prolongación de la psicoterapia para disolver la angustia de separación,
el foco terapéutico debe ser tal sentimiento, lo que suele exigir de un duro trabajo
terapéutico que enfoque los más enraizados conflictos del pasado.
La técnica de Davanloo ha permitido extender la psicoterapia breve a un número de
casos más amplio que los acogidos por las intervenciones de Sifneos y Malan, pudiendo
considerarse que el 35-40% de los sujetos afectos de trastornos psíquicos pueden
beneficiarse de este modelo.
Hemos de indicar, por último, que en cualquiera de los tipos de terapia breve, no hay
contraindicación respecto a la utilización paralela, al menos durante un cierto tiempo,
de ansiolíticos, antidepresivos u otros psicotropos, tratamiento que suele abandonarse
a mediados del proceso, bien de forma espontánea por parte del paciente, bien por
indicación del terapeuta.
Evaluaciones de la eficacia
En los referente a las psitorerapias dinámicas, Sifneos (14, 15, 39, 40, 41) incluyó
evaluaciones contínuas, investigando el estado de los sujetos al comienzo y al final del
tratamiento, constituyéndose los grupos de control por sujetos que entraban en lista
de espera y que posteriormente fueron tratados con STAPP. Partiendo de una serie de
criterios dinámicos previamente establecidos, dos evaluadores independientes
estudiaban la evolución de los sujetos, que habían sido asignados al azar al grupo de
tratamiento o al grupo de control. Al finalizar la psicoterapia, generalmente a los
cuatro o cinco meses de iniciada, todos los pacientes fueron reevaluados, en cuyo
instante los pertenecientes al grupo de control entraban en terapia. Pues bien, los
cambios favorables fueron muy evidentes y significativos en las personas tratadas (en
torno al 80%), aunque Sifneos verificó que el 20% de los sujetos en lista de espera
también habían presentado mejorías de sus síntomas. Sin embargo, cuando éstos
fueron entrevistados, resaltaron que en su entorno se habían dado cambios
importantes que habían afectado a sus vidas. En cuanto a los sujetos tratados
(inicialmente o tras estar un tiempo previo en lista de espera), todos admitieron que la
psicoterapia había sido la mejor y más útil experiencia en la resolución de sus
conflictos. Un año después seguían mostrando capacidad para solucionar
adecuadamente nuevos problemas, incluso aquellos pacientes que no habían tenido
modificaciones caracteriales profundas. Las investigaciones de Malan (42) han
aportado datos similares a los de Sifneos.
Bibliografía
(17) Malan, D. H., The Frontier of Brief Psychotherapy, New York, Plenum Press,
1976. [ Links ]
(20) Davanloo, H., Short-Term Dynamic Psychotherapy, New York, Aronson Inc.,
1980. [ Links ]
(21) Davanloo, H., Psicoterapia breve. El desbloqueo del inconsciente, Madrid, Dor,
1992. [ Links ]
(22) Davanloo, H., "Intensive Short-Term Psychotherapy with Highly Resistant Patient.
I. Handling Resistance", International Journal of Short-Term Psychotherapy, 1986, 1,
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(23) Davanloo, H., "Intensive Short-Term Psychotherapy with Highly Resistant Patient.
II". Short-Term Psychotherapy, 1986, 1, 239-255. [ Links ]
(30) Davanloo, H., "Central Dynamic Sequence in the Unlockillg of the Unconscious.
Part I: Major Unlocking of the Unconscious", International Journal of Short-Term
Psychotherapy, 1988,4 (1), 1-33. [ Links ]
(31) Davanloo, H., "Central Dynamic Sequence in the Unlocking of the Unconscious.
Part II: Major De-repression of the Unconscious", International Journal of Short-Term
Psychotherapy, 1988, 4 (1), 35-66. [ Links ]
(33) Langsley, D. G. Y Kaplan, D. M., The Treatment of Families in Crisis, New York,
Grune and StraUon, 1968. [ Links ]
(37) Sifneos, P. E., Short Term Psychotherapy and Emotional Crisis, Cambridge, USA,
Harvard University Press, 1972. [ Links ]
(38) Malan, D. H., Toward the Validation of Dynamic Psychotherapy, New York, Plenum
Press, 1976. [ Links ]
(42) Della Selva, P. C., Intensive Short-Term Dynamic Psychotherapy. Theory and
Technique, New York, John Wiley and Sons, Inc., 1996. [ Links ]