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UNMDP
2020
Negreira, Andrea.
Trabajo Práctico N°1.
1- Identificar los principales argumentos a través de los cuales Michel Foucault delimita
analítica e históricamente los mecanismos de poder y tecnologías políticas de las
sociedades de soberanía y las sociedades disciplinarias.
Si bien estas sociedades son coexistentes en los Estados modernos, Foucault presenta una serie de
acontecimientos históricos y políticos que condicionan la transición entre las sociedades de
soberanía y las disciplinarias. Y que además determinan la articulación de ambas sociedades, con
una posterior consolidación de las sociedades de disciplina o biopoder que subordinan al poder
soberano, pero sin desaparecerlo.
La sociedades de soberanía, son sociedades pre- capitalistas, que tienen su fundamento en la patria
potestad, que deriva del derecho romano – el derecho del padre sobre la mujer, los hijos, los
esclavos- . La teoría política que le da soporte al poder soberano es el derecho de la vida y la
muerte. Foucault dice que el soberano “puede hacer morir y dejar vivir”, y señala una paradoja de
esta teoría de la soberanía, ya que el súbdito no está por pleno derecho ni vino ni muerto, su vida y
su muerte se convierten en un derecho por defecto de la voluntad del soberano. Es decir que el
poder del soberano sobre la vida es ejercido una vez que decide matar, y es por eso que Foucault
encuentra en esta teoría un desequilibrio práctico.
De modo que las sociedades de soberanía tienen como objeto el sujeto de derecho y sus
mecanismos son los de captación o apropiación. Mediante la sustracción de riquezas, trabajo,
bienes y principalmente a través de la captación de tiempo, cuerpo y vida de ese sujeto- objeto es
como se implementa el poder de este tipo de sociedad. El poder es ejercido sobre el territorio.
A partir del siglo XVII con las sociedades modernas y la conformación de sus Estados comienza a
configurarse un dispositivo de poder disciplinario, un poder aplicado sobre el cuerpo individual o
cuerpo- máquina , se aplica la anátomo-política . Las instituciones como la escuela, la cárcel, los
psiquiátricos, entre otros, son los instrumentos a través de los que se implementa el control, el
poder.
El contexto histórico- social posterior a la Peste Negra y a las guerras que azotaron a Europa con
hambrunas y muerte , llevaron al desarrollo de políticas propiciadoras del aumento demográfico y
de la mejora de las condiciones de vida de la población, políticas que iban acompañadas con
determinada perspectiva económica orientada a la producción industrial. Es decir, que la vida – o su
derecho- no se relaciona ya con la voluntad de un soberano sino con la administración de los
procesos de vida de la población, y esa gestión es el objetivo de la biopolítica. El concepto de vida
para la biopolítica no es sustancial ni tiene que ver con existencias humanas particulares sino con
atributos biológicos poblacionales. Este conjunto de tecnologías reguladoras de la vida poblacional
requieren de un saber biológico y médico sobre el cuerpo humano. Por lo tanto los mecanismos de
control sobre epidemias y hambrunas generaron una presión biológica por sobre la historia, el
llamado umbral biológico de la modernidad. Como dijimos, el objeto de la biopolítica es la
población, esa vida al ser abstraída se convierte en una medida que permite construir políticas
normativas, establecer valores promedios poblacionales que corresponden a un determinado saber:
Estadística, demografía, biología, etc. que se ocupan de analizar procesos de vida comunitarios
excluyentes, normalizadores, disciplinarios y terapéuticos, que refieren a una especie de naturaleza
humana expresada en tazas de natalidad.
El influjo de poder no ejerce sobre la muerte sino sobre la mortalidad, el individuo escapa al poder
en la muerte y ésta se vuelve del ámbito de lo privado. Mientras que la muerte bajo el poder del
soberano consistía en el pasaje de sumisión de un poder a otro, en el que el individuo pasaba de
estar bajo el poder soberano mundano a estar bajo el poder del soberano divino otorgándole a la
muerte un carácter ritual. En la biopolítica, en cambio, el poder ya no conoce la muerte sino que
ejerce sobre los procesos biológicos, de los que la mortalidad forma parte pero no así la muerte.