El Apego
El Apego
El Apego
1. Apego seguro
Por ejemplo, las personas que han tenido un apego seguro en la infancia suelen
interactuar con sus iguales de forma saludable en la edad adulta.
Las emociones que se presentan de manera más frecuente en este caso son el
miedo y la angustia exacerbada ante las separaciones, así como una dificultad
para calmarse cuando el cuidador vuelve. Durante la interacción con éste hay
ambivalencia: enojo y preocupación, aunque la ausencia del cuidador genera
ansiedad.
Es por ello que los pequeños con este estilo de apego necesitan la aprobación
de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen.
Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse
demasiado de la figura de apego.
Así pues, podemos decir que un ejemplo de este tipo de apego en los adultos es
la dependencia emocional.
3. Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con
sus cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Se conoce como “evitativo”
porque los bebés presentan distintas conductas de distanciamiento. Por
ejemplo, no lloran cuando se separan de cuidador, se interesan sólo en sus
juguetes y evitan contacto cercano.
Este tipo es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño
presenta comportamientos contradictorios e inadecuados. En ocasiones se
conoce como “apego irresuelto” y hay quienes lo traducen en una carencia total
de apego.
Se trata del extremo contrario al apego seguro. Ocurre, por ejemplo, en casos
de abandono temprano, cuya consecuencia en el niño es la pérdida de confianza
en su cuidador o figura vincular, e incluso puede sentir constantemente miedo
hacia ésta.
Buscan evitar la intimidad pero no han encontrado una forma de gestionar las
emociones que esto les provoca, por lo que se genera un desbordamiento
emocional de carácter negativo que impide la expresión de las emociones
positivas.
Los adultos que han tenido este tipo de apego de pequeños suelen ser personas
con alta carga de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que
rechacen las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo. En otros
casos, este tipo de apego en adultos puede encontrarse en el fondo de las
relaciones conflictivas constantes.
ACTIVIDADES ENTRE PADRES E HIJOS
Los juegos que implican contacto físico entre tu hijo y tú, como bien hemos
dicho, proporcionan no sólo diversión, sino que además una fuente de placer y
seguridad para tu hijo al reforzar los vínculos emocionales que existen entre
ambos.
Cuando lo consiga, podéis cambiar los papeles pasando a ser él quien dibuje
sobre ti.
Con este juego tu hijo experimenta nuevas sensaciones y al final los mimos y
las cosquillas serán inevitables.
Un cubo de agua y una esponja vieja, serán elementos suficientes para que tu
peque disfrute jugando al aire libre un día de sol.
Podrá lavar los coches de juguete, las muñecas los bloques de plástico de la
construcción y hasta el triciclo.
El león 2-3 años:
A los niños pequeños les encanta ponerse a gatas jugando a ser un animal,
anímale a levantar sus patas delanteras y a rugir como un león.
Intenta que lo haga en silencio, sólo imitando los gestos del feroz animal,
gestos exagerados, sobre todo con la boca y la lengua, lo que supone un
excelente ejercicio para distendir los músculos de la cara.
Las hojas 2-3 años:
Cuando salgas al parque a pasear en otoño, algo que te aseguro por experiencia,
le va a encantar a tu hijo va a ser recoger las hojas secas que caen de los
árboles.
Permite que coja las que quiera, las puedes utilizar para decorar.
Ofrécele un folio blanco sobre el que pueda pegarlas haciendo una figura.
El Zoo 2-3 años:
Recorta de una revista vieja todas las fotos de animales que encuentres, luego
pégalas en una cartulina y recorta sus siluetas.
A continuación córtale la cabeza a todos los animales y mezcla las piezas en una
caja.
Leer a tu hijo durante unos minutos cada día es una excelente costumbre.
Cuando termines de leer juntos un libro, pueden jugar con las ilustraciones.
Cierra el libro y pide a tu hijo que busque entre los dibujos algo que ruede, algo
duro, algo que vuele, algo blando, algo comestible…él debe abrir el libro y
localizarlo.
Al cabo de un rato mézclalas todas encima de la mesa y deja que tu peque las
toque y diga cuáles están calientes y cuáles están frías.
Después de jugar un rato con ellas, pídele que las separe en dos grupos, según
su temperatura.
A los niños pequeños les encanta ayudar en las tareas domésticas. Aunque, no a
todos.
Cuando tú estés haciendo la limpieza dale un plumero y un paño, para que pueda
hacer la limpieza en su habitación.
Dibuja en cada círculo una cara con una expresión distinta, una triste, otra
alegre y otra enfadada.
De gran valor para cuando empiece a relacionarse con niños de su edad y sienta
alegría, tristeza o rechazo al estar con ellos. Al identificar sus emociones será
más fácil que pueda gestionarlas.
El explorador 2-3 años:
Enséñale un juguete pequeño y dile que lo vas a esconder. Debe taparse los ojos
para no ver dónde lo escondes.