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Cancer Temas

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Universidad Científica del Sur ­Ciencias de la

Salud
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Manual de Oncología, 6e

Capítulo 1: El cáncer

Introducción
El término "cáncer" es un nombre genérico que incluye a un grupo de cientos de enfermedades diferentes cuya
característica común es el crecimiento sin control de células anormales. Los cánceres que no reciben tratamiento
pueden causar enfermedades graves y la muerte. El cuerpo humano está compuesto por millones de millones de
células vivas, las cuales en condiciones normales crecen, se dividen para crear nuevas células y mueren de manera
ordenada. Durante los primeros años de vida de un individuo, las células normales se dividen con más rapidez para
permitir el crecimiento. Una vez que se llega a la edad adulta, la mayoría de las células sólo se dividen para
reemplazar a las células desgastadas o a las que están muriendo y para reparar lesiones.

El cáncer se origina cuando las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer sin control. El crecimiento de
las células cancerosas es diferente al crecimiento de las células normales. En lugar de morir, las células cancerosas
continúan creciendo y formando nuevas células anormales; además, las células cancerosas pueden también
invadir o propagarse a otros tejidos, algo que las células normales no tienen capacidad de hacer. El hecho de
crecer sin control e invadir otros tejidos es lo que les da el carácter neoplásico.

Las células se transforman en células cancerosas debido a una alteración en el DNA (ácido desoxirribonucleico). En
una célula normal, cuando el DNA se altera, la célula repara la alteración o muere. Por el contrario, en las células
cancerosas, el DNA alterado no se repara, y la célula no muere sino que persiste y prolifera dando origen a nuevas
células. Todas estas células nuevas tienen el mismo DNA alterado de la primera célula anormal y se denominan
clon.

Las personas pueden heredar un DNA anormal, pero con más frecuencia la alteración del DNA es causada por
errores que ocurren durante la reproducción de una célula normal o por algún otro factor ambiental. Algunas
veces, la causa del daño al DNA puede ser algo obvio, como fumar cigarrillos o la exposición solar, pero lo habitual
es que rara vez se sabe con exactitud qué provocó la mutación en una persona.
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CAPÍTULO 71: Bases genéticas del cáncer

DOS TIPOS DE GENES EN EL CÁNCER: ONCOGENES Y GENES SUPRESORES DE TUMORES


Tanto los oncogenes como los genes supresores tumorales ejercen sus efectos en la proliferación tumoral gracias a
su capacidad de determinar el destino celular e influir en la supervivencia celular y contribuyen al mantenimiento
del genoma. Los mecanismos moleculares subyacentes pueden ser muy complejos. Los oncogenes, a pesar de que
están estrictamente regulados o controlados en células normales, experimentan mutaciones que hacen que dicho
control quede anulado, y ello hace que aumente la actividad de los productos génicos. El fenómeno de mutación
comentado surge en un solo alelo. A diferencia de lo comentado, la función normal de los genes supresores de
tumores es frenar la proliferación celular, función que se pierde en el cáncer. Dada la naturaleza diploide de las
células de mamíferos, ambos alelos deben desactivarse para que una célula pierda por completo la función de un
gen supresor tumoral. Por tanto, se requieren dos fenómenos genéticos para desactivar una mutación en un gen
supresor tumoral, mientras que sólo se requiere un fenómeno génico para activar un oncogén.

Se ha identificado a un subgrupo de genes supresores de tumores, que controlan la capacidad de la célula para
conservar la integridad de su genoma. Las células con deficiencia de tales genes adquieren un índice mayor de
mutaciones en todos sus genomas que incluyen a los oncogenes y los genes supresores de tumores. Loeb fue el
primero en plantear la hipótesis del fenotipo “mutador” para explicar la forma en que durante toda la vida de una
persona se producen múltiples fenómenos de mutación necesarios para la oncogénesis. Se ha observado en
algunas formas de cáncer un fenotipo mutador, como en las neoplasias que surgen por virtud de deficiencias en la
reparación de discordancias en el DNA. Sin embargo, la mayor parte de los cánceres no incluyen deficiencia de la
reparación y su rapidez de mutación es semejante a la observada en células normales. A pesar de lo comentado,
muchos de los cánceres en cuestión al parecer poseen un tipo diferente de inestabilidad genética que influye en la
pérdida o la ganancia de cromosomas completos o grandes partes de los mismos (como será explicado luego).
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PERSPECTIVA HISTÓRICA
En los últimos 30 años ha tenido aceptación general el planteamiento de que la progresión del cáncer es impulsada
por mutaciones somáticas seriadas en genes específicos. Antes de que se contara con el microscopio se pensaba
que el cáncer estaba compuesto de cúmulos de moco u otro material acelular. A mediados del siglo XIX se pudo
advertir que los tumores eran masas de células y estas últimas surgían de células normales de los tejidos en los
cuales se originaba la neoplasia. Sin embargo, durante más de 100 años no se conocieron las bases moleculares de
la proliferación incontrolada de las células cancerosas. En ese lapso, se plantearon diversas teorías de su origen. El
gran bioquímico Otto Warburg, propuso la teoría de la combustión que señalaba que el cáncer era producto del
metabolismo anormal de oxígeno. Además, algunos autores pensaron que todos los cánceres eran causados por
virus, y que de hecho constituían enfermedades contagiosas.

Al final, las observaciones del cáncer que afectaba a deshollinadores, estudios radiográficos y los datos
abrumadores que demostraban que el humo de cigarrillos era un agente causal del cáncer de pulmón, junto con
las investigaciones de Ames sobre la mutagénesis química, apuntaron pruebas convincentes de que el cáncer se
producía gracias a cambios en el DNA. Sin embargo, no fue sino hasta que se identificaron las mutaciones
somáticas causantes del cáncer en el plano molecular que se estableció de manera definitiva la base genética del
cáncer. En términos generales, no se comprobó la exactitud de la teoría viral en las neoplasias (con excepción de
los virus del papiloma humano que originan cáncer cervicouterino y otros cánceres), pero el estudio de los
retrovirus permitió identificar a finales del decenio de 1970 los primeros oncogenes de humanos. Los oncogenes
son una de las dos clases principales de genes impulsores del cáncer. Poco después, el estudio de familias con
predisposición genética a mostrar neoplasias fue de enorme utilidad para la identificación de la otra clase de genes
principales impulsores del cáncer, conocidos como los genes supresores de tumores. Las tecnologías actuales
permiten analizar la secuencia de los genomas cancerosos completos y proporcionan una imagen integral de los
cambios genéticos que permiten que surjan los tumores y se vuelvan malignos. Se conoce como genética del
cáncer el campo que estudia los tipos de mutaciones y las consecuencias que ellas tienen en las células tumorales.
RESUMEN 1

El cáncer se origina cuando las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer sin control. El crecimiento de las células cancerosas es diferente al
crecimiento de las células normales. En lugar de morir, las células cancerosas continúan creciendo y formando nuevas células anormales; además, las
células cancerosas pueden también invadir o propagarse a otros tejidos, algo que las células normales no tienen capacidad de hacer. El hecho de crecer
sin control e invadir otros tejidos es lo que les da el carácter neoplásico. Las células se transforman en células cancerosas debido a una alteración en el
DNA (ácido desoxirribonucleico). En una célula normal, cuando el DNA se altera, la célula repara la alteración o muere. Por el contrario, en las células
cancerosas, el DNA alterado no se repara, y la célula no muere, sino que persiste y prolifera dando origen a nuevas células. Todas estas células nuevas
tienen el mismo DNA alterado de la primera célula anormal y se denominan clon.

Tanto los oncogenes como los genes supresores tumorales ejercen sus efectos en la proliferación tumoral gracias a su capacidad de determinar el
destino celular e influir en la supervivencia celular y contribuyen al mantenimiento del genoma. Los mecanismos moleculares subyacentes pueden ser
muy complejos. Los oncogenes, a pesar de que están estrictamente regulados o controlados en células normales, experimentan mutaciones que hacen
que dicho control quede anulado, y ello hace que aumente la actividad de los productos génicos. El fenómeno de mutación comentado surge en un solo
alelo. A diferencia de lo comentado, la función normal de los genes supresores de tumores es frenar la proliferación celular, función que se pierde en el
cáncer. Dada la naturaleza diploide de las células de mamíferos, ambos alelos deben desactivarse para que una célula pierda por completo la función de
un gen supresor tumoral. Por tanto, se requieren dos fenómenos genéticos para desactivar una mutación en un gen supresor tumoral, mientras que sólo
se requiere un fenómeno génico para activar un oncogén.

El cáncer en los últimos 30 años ha tenido aceptación general el planteamiento de que su progresión es impulsada por mutaciones somáticas seriadas en
genes específicos. Antes de que se contara con el microscopio se pensaba que el cáncer estaba compuesto de cúmulos de moco u otro material acelular.
A mediados del siglo XIX se pudo advertir que los tumores eran masas de células y estas últimas surgían de células normales de los tejidos en los cuales
se originaba la neoplasia. Sin embargo, durante más de 100 años no se conocieron las bases moleculares de la proliferación incontrolada de las células
cancerosas. En ese lapso, se plantearon diversas teorías de su origen. El gran bioquímico Otto Warburg, propuso la teoría de la combustión que señalaba
que el cáncer era producto del metabolismo anormal de oxígeno. Además, algunos autores pensaron que todos los cánceres eran causados por virus, y
que de hecho constituían enfermedades contagiosas. En términos generales, no se comprobó la exactitud de la teoría viral en las neoplasias, pero el
estudio de los retrovirus permitió identificar a finales del decenio de 1970 los primeros oncogenes de humanos. Las tecnologías actuales permiten
analizar la secuencia de los genomas cancerosos completos y proporcionan una imagen integral de los cambios genéticos que permiten que surjan los
tumores y se vuelvan malignos.

MINI RESUMEN

ORIGEN DEL CÁNCER:

El cáncer se origina cuando las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer sin control. El crecimiento de las células cancerosas es diferente al
crecimiento de las células normales. En lugar de morir, las células cancerosas continúan creciendo y formando nuevas células anormales. Las células se
transforman en células cancerosas debido a una alteración en el DNA (ácido desoxirribonucleico).

Los oncogenes, a pesar de que están estrictamente regulados o controlados en células normales, experimentan mutaciones que hacen que dicho control
quede anulado, y ello hace que aumente la actividad de los productos génicos. A diferencia de lo comentado, la función normal de los genes supresores
de tumores es frenar la proliferación celular, función que se pierde en el cáncer.

El cáncer en los últimos 30 años ha tenido aceptación general el planteamiento de que su progresión es impulsada por mutaciones somáticas seriadas en
genes específicos. Antes de que se contara con el microscopio se pensaba que el cáncer estaba compuesto de cúmulos de moco u otro material acelular.
A mediados del siglo XIX se pudo advertir que los tumores eran masas de células y estas últimas surgían de células normales de los tejidos en los cuales
se originaba la neoplasia. En términos generales, no se comprobó la exactitud de la teoría viral en las neoplasias, pero el estudio de los retrovirus
permitió identificar a finales del decenio de 1970 los primeros oncogenes de humanos. Las tecnologías actuales permiten analizar la secuencia de los
genomas cancerosos completos y proporcionan una imagen integral de los cambios genéticos que permiten que surjan los tumores y se vuelvan
malignos.

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